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La Reforma protestante
Joaquín Abellán
I. M artín L otero
Vida y obra
Martín Lutero nació el 10 de noviembre de 1483 en
la ciudad alemana de Eisleben, hijo dé un pequeño em
presario minero. En su infancia conoció, en la escuela
catedralicia de Magdeburgo, las enseñanzas de los Her
manos de la Vida Común. Entre 1501 y 1505 estudió en
la Universidad de Erfurt, dominada por el occamismo,
donde obtuvo el título de Magister Artium. Poco antes
de comenzar sus estudios de Derecho cambió repentina
mente su decisión e ingresó en el convento agustino
eremita Schwarzes Kloster de Erfurt. En 1507 fue or
denado sacerdote y en 1509 recibió el grado de Bacca-
laureus biblicus en la Universidad de Wittenberg, donde
residiría permanentemente desde 1511, recibiendo el gra
do de Doctor en 1512 y comenzando inmediatamente
su actividad como profesor de Biblia.
Sus estudios de la Biblia le condujeron a desarrollar
una teología que le enfrentaría a la doctrina romana,
siendo excomulgado como hereje en 1521. A la excomu
nión siguió el destierro, decretado en la Dieta imperial
de Worms (mayo de 1521). En 1520 había publicado
sus grandes escritos reformadores A la nobleza cristiana
de la nación alemana, L a cautividad babilónica de la Igle
sia y L a libertad del cristiano.
Entre 1521 y 1530 desarrolló Lutero su teología, en
polémica no sólo con Roma sino con otros reformadores,
como Andreas Karlstadt y Thomas Müntzer, o con hu
manistas como Érasmo de Rotterdam. Al mismo tiempo
fijaba su doctrina sobre el poder político y defendía la
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Justificación por la fe
La tesis de que sólo la fe en Dios hace justos a los
: hombres es la piedra angular de la teología luterana y
i el punto de partida de todas sus reflexiones, incluidas
i las relativas al orden político. Esta revelación de que «el
'■ justo vive de la fe» pudo dar respuesta a la angustiada
pregunta de cómo llegar a un Dios benevolente: «Sólo
la fe en la palabra de Cristo hace justos, dignos y vivi
fica; sin la fe todos los esfuerzos son nada más que
muestras de la arrogancia o de la desesperación. Pues
el justo no vive por lo que él prepara sino por la fe»
(Acta Augustana 1518, WA 2, 14), Esta idea de la jus
tificación por la fe implica que la fe del creyente no es
posible infundirla a través de un agente externo, ecle
siástico o político. La fe es una predisposición interna
del individuo que lo inclina hacia Dios.
Entendida así la fe, la Iglesia no será ya una organi
zación jerarquizada, con cargos eclesiásticos de distinto
rango y función, sino una auténtica comunidad, es de
cir, una reunión de corazones en una sola fe. Esta unión
en la fe es realmente el único fundamento para consti
tuir la Iglesia. La Iglesia aparece, por tanto, como una
La Reforma protestante 175
Oeconotnica, & quod Papa sub nulla istarum sit, sed otnium
publicus bostis (WA 39/11, 35 y ss.).
6 Zirkulardisputation (como en nota anterior), tesis 69 y 70.
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II. J u a n C a l v in o
Vida y obra
Resistencia a la autoridad
Luteranos alemanes
Theodore de Béze
Phüippe du Plessis-Mornay
IV. C ontribución
de la R eforma protestante
a la formación d el E stado moderno
BIBLIO G R A FIA
F uentes
Amsdorff, Níkolaus von (?): «Bekenntnis, Unterricht und Ver-
mahnung der Pfarrherrn und Prediger der christlichen Kirchen
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B ibliografía secundaria
1) Latero y la modernidad
La interpretación ilustrada de Lutero como luchador contra
la tradición y como defensor de la autonomía del individuo ha
sido cuestionada por Ernst Troeltsch (1951, pp. 107, 107) y
Thomas Nipperdey, Este sostiene que «cabe afirmar que Lutero
cerró el paso a una tendencia a la modernidad existente hacía
1500, al volver a situar en el centro de la vida la cuestión de
la gracia y la salvación» (1984, p. 72). Nipperdey considera, asi
mismo, que la Reforma luterana no se puede considerar como una
protorrevolucíón burguesa,
2) La originalidad de la teoría calvinista de la resistencia ha
sido negada por Quentin Skinnner (1986, p. 331 y ss.), al afirmar
que sus elementos básicos están tomados del luteranismo y de los
escolásticos. Para Skínner, el enfoque weberiano, por el contrario,
insiste en una clara distinción entre las teorías sociales y políti
cas de los católicos y los calvinistas en el siglo xvi (ibid.).
3) Monarcómacos y democracia
Otto von Gierke (1981, p. 9) establece una continuidad entre
las doctrinas de los monarcómacos y la del contrato social. Rous
seau habría integrado en su teoría de la soberanía elementos de
la soberanía popular anterior. J. Dennert (1968, p. X LV y ss.)
niega esta continuidad porque los conceptos fundamentales que
utilizan los monarcómacos no se corresponden con una construc
ción racional del Estado, sino que se refieren a realidades histó
ricas, concretas. George Sabine (1945, pp. 280-286) insiste tam
bién en la continuidad medieval del pensamiento de los monar
cómacos. Udo Bermbach (1985, p. 110) niega la interpretación
de Ernst Troeltsch (1961, p. 671) sobre los contenidos democrá
ticos del calvinismo. Bermbach piensa que el calvinismo contiene
elementos premodernos, al intentar fundamentar tanto el Estado
como la Iglesia en bases teocráticas (alianza de Dios con k co
munidad, Estado al servicio de la Iglesia, control de la vida pú
blica por los eclesiásticos según el modelo de los profetas).