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SETTING 5. Resiliencia. Juan Carlos Vázquez Pérez.

SETTING
REPORTES DE INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA. NUMERO 5. ENERO 2018.

‘RESILIENCIA: UNA ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN’.

PSIC. JUAN CARLOS VÁZQUEZ PÉREZ


Psicólogo Clínico. Egresado de la Universidad de Guanajuato
Perito en Materia de Psicología Autorizado por el Poder Judicial del Estado de Guanajuato
Cédula profesional: 5459795 Registro secretaria de salud: 394
psicologiaclinicayforense@outlook.com
‘Psicología clínica y forense, en apoyo a la verdad jurídica”.

D.R. JUAN CARLOS VÁZQUEZ PÉREZ


© JUAN CARLOS VÁZQUEZ PÉREZ

Elaborado por el Psicólogo Juan Carlos Vázquez Pérez. Perito en materia de psicología, autorizado por el Poder Judicial del estado de Guanajuato.
Cédula profesional: 5459795 Registro secretaria de salud: 394 psicologiaclinicayforense@outlook.com
SETTING 5. Resiliencia. Juan Carlos Vázquez Pérez.

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REPORTES DE INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA. NUMERO 5. ENERO 2018.

‘RESILIENCIA: UNA ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN’.


PSIC. JUAN CARLOS VÁZQUEZ PÉREZ
Psicólogo Clínico. Egresado de la Universidad de Guanajuato
Perito en Materia de Psicología Autorizado por el Poder Judicial del Estado de Guanajuato
Cédula profesional: 5459795 Registro secretaria de salud: 394
psicologiaclinicayforense@outlook.com
‘Psicología clínica y forense, en apoyo a la verdad jurídica”.

D.R. JUAN CARLOS VÁZQUEZ PÉREZ


© JUAN CARLOS VÁZQUEZ PÉREZ

Ilustración de portada: Arbol.

Elaborado por el Psicólogo Juan Carlos Vázquez Pérez. Perito en materia de psicología, autorizado por el Poder Judicial del estado de Guanajuato.
Cédula profesional: 5459795 Registro secretaria de salud: 394 psicologiaclinicayforense@outlook.com
SETTING 5. Resiliencia. Juan Carlos Vázquez Pérez.

‘RESILIENCIA: UNA ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN’.


Conferencia dictada en el mes de agosto de 2014 en el Centro de Investigaciones Psicosociales Sinergia.

PSIC. JUAN CARLOS VÁZQUEZ PÉREZ


Psicólogo Clínico. Egresado de la Universidad de Guanajuato
Perito en Materia de Psicología Autorizado por el Poder Judicial del Estado de Guanajuato
Cédula profesional: 5459795 Registro secretaria de salud: 394
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‘Psicología clínica y forense, en apoyo a la verdad jurídica”.

D.R. JUAN CARLOS VÁZQUEZ PÉREZ


© JUAN CARLOS VÁZQUEZ PÉREZ

“Una vez decidí ser más cercano. Hoy agradezco esa decisión porque la cercanía es fuente de
confianza. Alguna vez decidí hablar con la gente. Hoy agradezco esa decisión porque hablando no
sólo conoces un nombre, conoces a una persona. Alguna vez decidí escuchar más. Hoy agradezco
esa decisión porque el escuchar es fuente de sabiduría”. —Alejandro González Adrián.

"La esperanza y el optimismo se distinguen en que el optimismo es la creencia de que las cosas
serán mejores, mientras que la esperanza es la fe de que juntos podemos hacer las cosas mejores".
— Dra. Malena Fuentes. Durante una lección de bioética.

‘He fallado una y otra vez en mi vida. Por eso he conseguido el éxito’. —Michael Jordan.

Una definición. La resiliencia es una forma de responder ante la adversidad, las carencias, las
pérdidas y los problemas. Se caracteriza por que aporta resistencia, tolerancia a la persona, a la
vez que le permite conservar la plenitud de conciencia para emprender soluciones, procesos
adaptativos, recuperación o nuevos caminos, con plena convicción y esperanza.
Es una cualidad de la personalidad, pues es la capacidad de tramitar el estrés y la frustración, por
medio de vías saludables, como el sentido del humor, la autogestión, el sentido común, la reflexión
y el juicio crítico, recursos que favorecen acciones igualmente saludables.
Todos somos susceptibles de estar expuestos a situaciones adversas. La forma en que cada uno de
nosotros responde a esas circunstancias es la que permite dilucidar, por la conducta observable
de cada sujeto, si hay quien enfrente la contrariedad con resiliencia. Responder con resiliencia es
tener un ajuste saludable ante la adversidad.

Respuestas del individuo ante el impacto traumático o los factores de riesgo. Richardson
plantea que ante los eventos o condiciones que nos llevan a una situación de estrés o de exposición
a riesgos, recibimos un impacto traumático, las respuestas o la reintegración de la persona ante
ese impacto pueden ser:

Disfuncional: El sujeto surge con un traumatismo irreparable que le impide recuperar su


funcionamiento psíquico.
Con pérdida: El sujeto alcanza un nivel aceptable de funcionamiento pero al irrumpir el trauma
puede entrar en serio desequilibrio psíquico.
Homeostática: El sujeto logra una aceptación y adaptación al trauma que le permite un buen
equilibrio y un buen funcionamiento, logrando reinsertarse a la vida social.

Elaborado por el Psicólogo Juan Carlos Vázquez Pérez. Perito en materia de psicología, autorizado por el Poder Judicial del estado de Guanajuato.
Cédula profesional: 5459795 Registro secretaria de salud: 394 psicologiaclinicayforense@outlook.com
SETTING 5. Resiliencia. Juan Carlos Vázquez Pérez.

Resiliente: El sujeto surge fortalecido y auto confirmado ante el trauma, con plena aceptación de
la circunstancia pero aprovechando al máximo sus cualidades y potenciales para seguir su
desarrollo a pesar de la adversidad.

Reacciones ante la adversidad y el traumatismo que son opuestas a la Resiliencia.

Síndrome de Burnout. Reactividad e irritabilidad al trato social producido por desgaste por
empatía, por estrés o por factores que ejercen presión sobre el estado mental y emocional de la
persona. La reactividad e irritabilidad social hacen que la persona se sienta hastiada o intolerante
al ‘contacto’ social, por lo que se equipara a las reacciones de dolor de quienes han sufrido
quemaduras, de ahí que se denomine de esta forma, en español se le conoce como el síndrome del
quemado, también se le conoce como síndrome de desgaste por empatía o síndrome de estrés
psicosocial.
Síndrome de estrés postraumático. Es una consecuencia psicológica en quien ha experimentado
un traumatismo de gran intensidad y súbito, o ha sido expuesto a reiteradas experiencias
traumáticas. Por ejemplo los combatientes y víctimas de la guerra, las personas que son
esclavizadas, los niños que son sistemáticamente maltratados, víctimas de desastres naturales o
accidentes, víctimas o testigos de la violencia. El nivel de estrés al que ha sido expuesta la persona
le provoca disfuncionalidad general y estado emocional de alerta, ansiedad o angustia, ante la
amenaza real o imaginaria.
Trastornos mentales y emocionales. Los factores estresantes y traumáticos pueden
desembocar en la afloración de trastornos mentales y emocionales que le resten a la persona
funcionamiento y la oportunidad de calidad de vida. Desde una neurosis y su distorsión de los
estímulos, pasando por las adicciones, hasta la psicosis esquizofrénica suelen tener su origen en
factores estresores, que por ser amenazantes de la vida psíquica, provocan daños en la frágil
estructura mental del ser humano.

Origen vincular de la resiliencia.


Venimos al mundo con un equipaje biológico determinado por el factor genético y ambiental,
desde el útero estamos en condiciones de recibir estímulos de nuestra madres y de todo cuanto le
acontece en su organismo y mente, así como cuanto se suscita en su entorno. Ella es en primera
instancia nuestra vía de comunicación con el mundo.
Pero ella no hace sola los estímulos que llegan al bebé, éstos son el resultado de su interacción con
lo social y lo ambiental. Un compañero solidario y amoroso o un compañero agresivo y
desconfiado, son estímulos diametralmente opuestos en términos de experiencia, en las vivencias
de la futura madre. Mientras que el compañero amoroso aporta seguridad y sostén, el agresivo
aporta desequilibrio y negatividad a la mujer. Todo llega al bebé, sea como sobresalto producto de
una secreción repentina de adrenalina en el caso negativo, o sea como producto de secreción de
endorfinas en el caso positivo.
Desde estas primeras bases biológicas el bebé está percibiendo su entorno y poniendo en marcha
la construcción de un vínculo específico. Sus sensaciones y reacciones orgánicas están
predisponiendo a un ser humano que se abre o se cierra al entorno. Un ser humano que se
programa para el miedo o para la esperanza. Pero no todo está delimitado a este momento de la
vida, si bien es el comienzo de las bases sobre las que se irá construyendo la personalidad, no todo
está dicho.
Al nacer el nuevo ser está expuesto a la inmensidad de nuevos estímulos y relaciones sociales que
le irán aportando experiencias y que le irán sirviendo para ir explorando el mundo que le rodea.
Pero esta exploración del mundo y el desarrollo del niño, tienen relación directa con los vínculos
que se están creando con sus cuidadores especialmente. Si está en manos de cuidadores que lo
aman es posible que el menor aprenda a desenvolverse con confianza y autoestima. Si está
expuesto al desamor, el niño corre altos riesgos, tanto en su forma de vincularse, como en su
futuro, es posible que crezca con desconfianza y rencor.
El vínculo es el precursor de nuestras reacciones al entorno, de allí que tenga relación directa con
el potencial resiliente del ser humano. Un vínculo de desconfianza y rechazo, prepara al individuo
a un estado de vulnerabilidad ante el entorno social y ambiental. Pero aun cuando se experimentan
vínculos enfermizos, el niño puede sanar si encuentra en su entorno alguien dispuesto a ser
empático y solidario, alguien que le aporte respeto y amor. Será un testigo auxiliador que pueda

Elaborado por el Psicólogo Juan Carlos Vázquez Pérez. Perito en materia de psicología, autorizado por el Poder Judicial del estado de Guanajuato.
Cédula profesional: 5459795 Registro secretaria de salud: 394 psicologiaclinicayforense@outlook.com
SETTING 5. Resiliencia. Juan Carlos Vázquez Pérez.

enseñarle que no todo alrededor es sufrimiento y dolor. Una persona que le facilite un nuevo
vínculo, basado en la confianza y en la esperanza. Entonces es posible que ese pequeño desarrolle
resiliencia.
Sanar el vínculo es una forma de aportar resiliencia. No es posible el optimismo y la proacción que
apunte al desarrollo sin tener como base un vínculo sano, una esperanza y una fuerza de voluntad
con plena convicción. La resiliencia, como capacidad humana, es producto en primer término, de
la interacción del individuo con sus experiencias humanas, las cuales interactúan con las
experiencias que empieza a recibir en el entorno social y medioambiental.

Gestión de la resiliencia.
Gracias a las cualidades plásticas del cerebro humano y a la naturaleza gregaria de nuestra especie,
podemos educar a los individuos y a las comunidades en materia de resiliencia. Si lo que buscamos
es generar cada vez más individuos y comunidades capaces de enfrentar la adversidad y salir
fortalecidos de ella, requerimos producir condiciones formativas, experiencias de aprendizaje que
prevalezcan a lo largo de la vida.
Condiciones que favorezcan en el individuo la salud de su autoestima, el desarrollo del potencial
de automotivación, la iniciativa y la autogestión, habilidades sociales para entablar relaciones
positivas, estimularlo a mirar la vida con sentido común y sentido del humor, aprender a tener una
pensamiento reflexivo y crítico, llevarlo aprovechar su naturaleza creativa, conducirse con ética y
moral. Es decir, eso que queremos enseñar, es lo que debemos transmitir. No podemos desarrollar
individuos así si nosotros mismos no lo somos.
Todo lo humano es interacción, una relación condicionada. Si hay honestidad en los padres, el niño
aprenderá ese valor y será parte de su personalidad. En el individuo prevalecerá la honestidad
como un recurso para relacionarse con su entorno. Si hay honestidad en las instituciones del
estado, la comunidad responderá en el mismo sentido. No es posible esperar comunidades
resilientes sin gobiernos resilientes. No es posible que haya honestidad en la sociedad cuando no
hay honestidad en el estado.
Lamentablemente así son las cosas, porque así es nuestra naturaleza. Podremos pensar y poner
en marcha diversos recursos de promoción y estimulación de la resiliencia, pero sin una
asimilación igual por parte de las instituciones, esas actividades simplemente serán esfuerzos sin
resultado.
La resiliencia puede enseñarse, puede entrenarse y estimularse, pero como toda capacidad
humana, requiere adiestramiento e instrucción, requiere apoyo y seguimiento. Es como enseñar a
una persona a bailar, no le podemos enseñar a bailar sin que nosotros bailemos, por el contrario,
nosotros debemos ser parte activa de su educación, tomarla de la mano o enseñarle los pasos de
baile por medio de nuestro ritmo. Pero para bailar no es suficiente con enseñarle nuestros
movimientos, también debemos generar el ambiente propicio poniendo la música adecuada. No
podemos hacer un baile sin música, pues resultaría estéril y desanimado el esfuerzo. Si queremos
gestionar comunidades e individuos resilientes, debemos prepararnos para enseñarles, para
estimular esa cualidad, para dar evidencia del valor y utilidad de la resiliencia, a través de nuestro
ejemplo. Así aprendieron desde su infancia las personas resilientes. Así debemos gestionar
comunidades e individuos, por medio de nuestro ejemplo, que será siempre la lección más
convincente.

Una autoevaluación de la resiliencia.


Para ello se requiere ante todo congruencia entre lo que decimos y lo que hacemos, porque somos
observados por la sociedad.
Empecemos por respondernos a las siguientes preguntas en silencio, tomándonos un tiempo para
reflexionar y ser honestos.

1. ¿Cuándo las cosas no me salen bien, cuál es mi reacción?


2. ¿Qué tanto puedo aguantar la presión en mi trabajo?
3. ¿Qué tan a menudo abrazo a mis seres queridos?
4. ¿Qué tal puedo soportar la frustración?
5. ¿Soy de los que busco con quién rematar mis rabietas?
6. ¿Si se me acaba el dinero, cómo hago para enfrentar una necesidad que aparece de repente,
como una enfermedad?

Elaborado por el Psicólogo Juan Carlos Vázquez Pérez. Perito en materia de psicología, autorizado por el Poder Judicial del estado de Guanajuato.
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7. ¿Sé quién soy, o soy el que otros han programado?


8. ¿Soy capaz de reírme de mí mismo?
9. ¿Puedo tolerar que otros se rían de mí?
10. ¿Tengo problemas que creo que nunca se van a acabar?
11. ¿Soy capaz de escuchar los problemas de otros y darles un consejo de buena fe?
12. ¿Me fastidia escuchar a las personas cuando cuentan sus problemas?
13. ¿Estoy dispuesto a ayudar a quien me desagrada?
14. ¿Qué tal tolero y asimilo el rechazo?
15. ¿Qué tal tolero y asimilo cuando me llaman la atención por cuestiones de disciplina en mi
trabajo?
16. ¿Estoy contento y satisfecho con lo que tengo?
17. ¿Preferiría tener otra vida?
18. ¿Se pedir ayuda o pretendo resolverlo todo solo?
19. ¿Puedo dejar de ver noticias pero ser conciente de la realidad de México?
20. ¿Busco el lado positivo o negativo de las cosas?
21. ¿Me gusta el chisme y los rumores?
22. ¿Soy de los que hacen crítica o me pongo en acción?
23. ¿Si soy testigo de un accidente o estoy sano en un escenario de desastre qué hago?
24. ¿Me gusta conocer gente nueva?
25. ¿Puedo ser capaz de comprender y aceptar los sentimientos de otras personas?
26. ¿Pienso que la vida ha sido injusta conmigo?
27. ¿Me siento pobre o sin suerte?
28. ¿Reniego de la vida y de la situación en mi país?
29. ¿Tengo miedos extraños que no puedo explicarme?
30. ¿Creo que la vida es injusta y no es posible la felicidad?

Resiliencia, madurez y liderazgo.


Vanistendael formula que la resiliencia comprende dos componentes de la personalidad:
1. La capacidad para resistirse a la destrucción, es decir la capacidad de cuidar la propia
integridad bajo presión o en circunstancias adversas.
2. La capacidad de forjar un comportamiento vital positivo pese a lo difícil de las
circunstancias.

Yo agregaría la automotivación como cualidad de la personalidad resiliente, una fuerza interna


para conservarse en ánimo y disposición a alcanzar metas encaminadas a la realización de metas.
Un estado motivacional que no depende de los estímulos externos, es decir prevalece contra toda
adversidad y se fortalece ante los buenos resultados.
Hacernos resilientes es volvernos tolerantes, adaptables y flexibles, estas son cualidades
particulares de las personalidades que han alcanzado madurez y fuerza. Por eso es natural que
ante la adversidad y los problemas, cuando los demás están pasando por la confusión y la
desesperación, la persona resiliente surja como un líder natural, capaz de encontrar el hilo que
sostenga la esperanza y dirija las acciones. La persona resiliente tiene las cualidades que le hacen
emerger como líder en muy diversas circunstancias, no sólo ante la adversidad.
Cuando se estudia el fenómeno de la resiliencia en comunidades, es indispensable investigar los
liderazgos que prevalecen en ella y la idiosincrasia. De igual forma cuando se pretende instaurar
la resiliencia en la cultura de una comunidad, hay que ir formando líderes resilientes, pero con
respeto a la idiosincrasia, así la población empezará a seguir su ejemplo. Recordemos que lo que
empieza como un hábito, puede con el tiempo ser una costumbre, posteriormente una tradición y
finalmente una cultura. Prevalecer en la resiliencia es lo indispensable para gestionar
comunidades con cultura resiliente.
En la restauración y fortaleza de comunidades ante la adversidad, sinergia y resiliencia son
elementos que van de la mano, no puede tener éxito uno sin el otro. La comunión de voluntades
tiene mejores resultados si esas voluntades cuentan con la cualidad de la resiliencia. El colectivo
comunitario traslada otras cualidades de la individualidad al grupo, como la autoestima colectiva,
el humor colectivo, la esperanza colectiva y la automotivación comunitaria.
El ser humano no es tan complejo en masa, tenemos la tendencia de seguir a otros.

Elaborado por el Psicólogo Juan Carlos Vázquez Pérez. Perito en materia de psicología, autorizado por el Poder Judicial del estado de Guanajuato.
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En una circunstancia en la que la violenta irrupción de una adversidad se presenta, tenemos la


tendencia, por instinto de conservación, a ir con la corriente de la multitud, no hay mucho tiempo
para pensar o meditar hacia dónde ir.
Sin embargo, no siempre es correcto seguir a la multitud, el pánico puede hacernos perder el
contacto con la realidad y exponernos precisamente al más alto peligro de sucumbir a la
adversidad.
Es este punto en el que reconocemos que hay que hacer una muy breve pausa, una fracción de
segundos, en donde emerge el potencial resiliente y nos enfrentamos al problema con la capacidad
de tener un buen juicio crítico.
Somos ante todo animales pensantes, nuestro instinto nos lleva a seguir a la multitud o a un
liderazgo que es confiable, que es agradable y que se manifiesta seguro de lo que hace. Si
fortalecemos liderazgos a través de la estimulación y desarrollo de las habilidades resilientes y los
insertamos en una comunidad determinada, podemos lograr que los demás sigan la propuesta,
porque la encuentran agradable, adaptada y sobre todo porque les hace sentir seguridad y
confianza. Es en esta línea de pensamiento en la que encontramos coherente que resiliencia e
instinto de conservación tienen una relación muy cercana.
Pero cuando afirmamos que el resiliente sale fortalecido ante la adversidad ¿a qué nos referimos?
Fundamentalmente a que el resiliente confirma sus habilidades y sus conductas, sus creencias al
verse a salvo y en plenitud de sentidos. Dice el resiliente ‘siempre tuve la razón de que esta prueba
pasaría, siempre tuve la razón a vivir la vida más ligera, sin cargar de más sobre mi espalda’. Esto
le hace sentirse más seguro de sí mismo, más dueño de un destino en el que él pone mucho.
El resiliente se autoconfirma y esto, enriquece su autoestima a través de su autoconcepto. Pero
cambia algo en su ser, el sujeto resiliente, al enfrentarse a la adversidad no regresa a un estado
anterior a ella, más bien surge como un nuevo ser, enriquecido por el crecimiento postraumático.
Resiliencia es un indicador de salud mental e inteligencia. Resiliencia es una cualidad del sujeto,
no es una forma de responder en un momento determinado, es una característica consistente del
individuo.

Qué hacer para ir desarrollando resiliencia en uno mismo.

Establezca relaciones sociales: Una falla en el vínculo es fácil de observar en quienes prefieren
estar solos o siempre valerse por sí mismos. Esa idea de autosuficiencia y omnipotencia sólo se
traduce en soledad y rencor. Los seres humanos estamos diseñados para agregarnos en grupos
para prevalecer y cuidar unos de otros. Es por eso tan importante contar con buenas relaciones
sociales. Lo ideal sería contar con un montón de amigos. Pero es suficiente con que sea capaz de
entablar relaciones interpersonales basadas en valores. Tener una red social de conocidos, amigos
y familiares es muy necesario para el momento de enfrentar una dificultad. Ellos colaboran con su
voluntad de ayudar y aliviar nuestro sufrimiento. Nos apoyan en la medida de sus capacidades.
Pero por favor, no suponga que la gente está obligada a ser solidaria con usted. Si lo que busca es
apoyo de verdad, procure la relación con personas resilientes.

Evite ver las crisis y problemas como algo insuperable: La movilización y desajuste que nos
provoca una adversidad es real, tiene consecuencias y pueden ser delicadas. Pero todo en la vida
tiene su momento. Todo, por muy grave que sea, pasará. No nos opongamos a que el tiempo y las
circunstancias cambien. Las crisis amainarán, es lo natural. Los problemas pueden hacernos pasar
momentos o periodos sumamente desagradables. Pero nuestra forma de mirarlos irá cambiando
si nosotros mismos lo permitimos. Deje que las cosas pasen, no se quede estancado en el conflicto.
Salga adelante sin esperar a que lo empujen o lo jalen. Todo en la vida puede mejorar. Nuestras
capacidades de adaptación, aprendizaje y acción, son más importantes.

Acepte que los cambios, son parte natural de la vida: Aunque procuramos todos los días
conservar un equilibrio, los cambios siempre están a la vuelta de la esquina. Aceptar esto de
antemano, puede facilitar que se adapte a ellos. Todo cambio en nuestra vida conlleva una carga
de estrés por la novedad misma y por las circunstancias que ésta nos acarrea. Todos los cambios,
por ejemplo el cambio de casa, una enfermedad, el desempleo, el divorcio, la muerte de un ser
querido, nos van a enfrentar a un esfuerzo para no perder el equilibrio y el control de nuestras
vidas, este reto entre la persona y las circunstancias implican un desgaste que puede llegar a ser

Elaborado por el Psicólogo Juan Carlos Vázquez Pérez. Perito en materia de psicología, autorizado por el Poder Judicial del estado de Guanajuato.
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muy fuerte. En los procesos de duelo y tramitación psicológica de una pérdida, el primer paso
terapéutico es la aceptación, sin ella estaremos confrontándonos a la realidad desde una situación
de desventaja, estaremos renegando y permaneceremos con nuestra fuerza y nuestra atención
puesta en negar el cambio. Por el contrario, si aceptamos los cambios y nos disponemos a ellos,
podremos asimilar el dolor, el estrés y la angustia. Podremos enfocar nuestra vida hacia una
reconstrucción fortalecida de nosotros mismos.

Muévase hacia sus metas y lleve a cabo acciones decisivas: Usted sabe lo que necesita, nadie
se lo va a dar. No espere a que alguien aparezca en su vida para empujarlo a realizar sus metas.
Debe echar mano de la automotivación enfocada a metas. Plantéese metas realistas y emprenda
su logro. No tenga miedo a tomar decisiones, pero observe siempre una ética y una moral. Luche
por lo que desea, por lo que sueña y trabaja todos los días, pero juegue limpio. Es la mejor manera
de ir autorrealizándose, recuerde que usted es parte de un sistema social que le incluye y que lo
quiera o no, le influye y le traerá consecuencias positivas o negativas según la calidad de sus actos
y palabras.

Aproveche oportunidades para hacer cambios positivos en usted: Siempre tenemos la


oportunidad de aprender algo nuevo, de asimilar nuevas experiencias y conocimientos. No sólo
respecto a nuestras actividades o respecto a lo que ocurre a nuestro alrededor. Por encima de todo
eso, tenemos la oportunidad de aprender de nuestras propias experiencias y circunstancias,
porque somos nosotros quienes las vamos fincando. Cada día tenemos la opción de hacer cosas
nuevas en nosotros, de hacer cambios positivos en nosotros. Aproveche esta cualidad resiliente
que implica un buen grado de autoconciencia y honestidad para con usted mismo. Sea honesto y
positivo, haga cambios que le traigan resultados favorables.

Ponga en marcha su autoestima, cultive una visión positiva de su persona: En el fondo de


nuestra alma hay un rincón en el que guardamos todas las referencias que tenemos de nosotros
mismos. Ideas y creencias que han sido recogidas a lo largo de nuestra vida. Paradójicamente,
muchas de esas ideas y creencias no las hemos construido nosotros mismos. Son generalmente el
producto de quienes nos han rodeado y nos han influido. Si hemos convivido con gente negativa y
les hemos dado crédito y valor a sus palabras, lo más seguro es que nosotros también tengamos
mucho de negativo. Su autoestima no es tal, si está construida sobre conceptos que otros tienen
de usted. Es una estima distorsionada por los juicios de valor y los prejuicios de los demás.
Entonces no tiene nada que ver con su verdadero yo. Es momento de cultivar su autoestima
iniciando por construir un concepto realista de usted mismo. Ponga especial atención en los
aspectos positivos de su personalidad, sus cualidades y habilidades. A partir de allí comience un
camino de autoencuentro en el que se valore positivamente. Cuando tenga un autoconcepto
realista y una autoestima verdadera, nunca más los abandone. Estos valores deben acompañarlo
a lo largo de sus días.

Mantenga las circunstancias en una perspectiva real: Ante las crisis y las adversidades vale la
pena conservar la calma y mantener un ritmo sereno de respiración. No es conveniente dejarse
llevar por impresiones exageradas de las circunstancias. No pierda la cabeza dejándose llevar por
las emociones. La mejor ubicación para ver esas situaciones es la realidad. Desde la realidad podrá
tener una perspectiva más fiel y coherente. Aun cuando la situación sea de peligro mantenga su
perspectiva de lo real con la finalidad de exponer lo menos posible su integridad. Ante las
situaciones cotidianas de la vida también es válida esta reflexión, no exagere las cosas no permita
que se distorsionen. Mantenga la calma pero sobre todo, mantenga su visión realista de las cosas,
así podrá contar con fundamentos para tomar acciones o decisiones.

Nunca pierda la esperanza ni la fuerza de voluntad: Ante la adversidad y las crisis, un motor
de nuestra automotivación es la esperanza de que algo mejor vendrá. Pero la esperanza no puede
por sí sola alcanzar metas, para ello requiere que enfoquemos la voluntad, que nos impulsemos
con fuerza hacia el logro de nuestros objetivos. Puede sentirse cansado y hasta preocupado, pero
no debe darse por vencido. Tómese un tiempo para recuperar fuerza y energía, para retomar sus
principios resilientes y emprender de nuevo la tarea. La automotivación y la autoestima serán de
gran utilidad en estos momentos de flaqueza. No permita que nadie venga a restarle fuerza con

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sus ideas negativas o pesimistas, evada el contacto con este tipo de gente y manténgase firme en
su esperanza con fuerza de voluntad. Hágalo, puede lograr sus objetivos.

Cuide de si y de sus seres queridos: En todo momento, el más grande tesoro que tenemos son
nuestros seres queridos. Ellos son una fuente de donde brota la energía que nos impulsa a salir
adelante. Es importante cuidar unos de otros y enseñar a los más pequeños en esta cultura del
amor y la solidaridad familiar. Tenemos en estos valores una red de protección psicosocial que
nos previene y nos cuida de los riesgos. Mantener fuertes vínculos amorosos y genuinos son el
basamento de una familia unida y sólida, una comunidad resiliente. Darnos el tiempo de escuchar,
de expresar nuestro amor y reconocimiento, el tiempo para darnos un abrazo y mantenernos
unidos, darnos el tiempo para compartir la diversión y las tareas nos une y nos acerca, nos hace
sentir saludables y felices.

Aproveche los beneficios del sentido del humor: Hacer uso del sentido del humor ante la
adversidad, es un indicador de inteligencia y salud mental. Sea que se trate de un humor irónico o
negro, o de un humor blanco o de colores, esta cualidad de encontrarle lo cómico a la circunstancia,
permite descansar nuestra mente, distraerla positivamente en medio del estrés que una crisis nos
trae. Haga uso de sus cualidades y aproveche el potencial humorístico de otras personas, para
restarle fuerza al estrés y sumar energía a su metabolismo. Reír es muy sano, desata una reacción
endorfínica que aporta salud a nuestro organismo. Se relajan nuestros músculos y aportamos más
oxígeno a nuestro cerebro. Dice Gérard Jugnot: “La risa es como los limpiaparabrisas. Nos
permiten avanzar aunque no se detenga la lluvia”. La risa disminuye el nivel de hormonas
secretadas durante la respuesta de estrés. La risa también aumenta la inmunoglobulina A, que es
un anticuerpo que ayuda al sistema inmune. Encuéntrele el lado gracioso a las crisis, además de
dejar en evidencia que usted es ingenioso, aportará a sí mismo y a los demás, motivos para reír, es
decir, motivos para estar bien.

Busque apoyo, si no encuentra empiece solo: Una característica de las personas resilientes es
que luego de soportar el impacto de una adversidad, se mantienen con la firme voluntad de salir
adelante. A su alrededor, las personas resilientes suelen tener un escenario de negatividad y sin
embargo, ellos siguen firmes. Sin duda se sienten solos, necesitan al menos alguien en quien
apoyarse, alguien que les de alivio a su dolor y su estrés, pero si no llega ese alguien, ellos tienen
entre sus recursos la automotivación de la que hemos hablado. Es muy natural que ante una
adversidad busquemos apoyo para salir del problema. Pero si no lo encontramos entonces,
debemos empezar solos. No tenemos tiempo que perder.

No le importe la negatividad de los demás, siga adelante: Mientras la adversidad y la crisis es


percibida para la mayoría con una perspectiva trágica, negativa o victimizadora, usted rompa con
ese paradigma. Saque su cabeza por encima de los demás y emprenda las acciones necesarias para
recuperarse y salir más fuerte y seguro de sí mismo. Mientras usted se empeña y se esfuerza en
salir adelante, es común que los demás se mantengan en la negatividad. Algunos de ellos incluso
se tomarán el tiempo para tratar de hacerle entender a usted, que se equivoca y que por más
esfuerzos que haga no cambiará su situación. Otros tantos se empeñarán en ponerle piedras en el
camino o hacer mofa de sus esfuerzos. Ignórelos. Usted siga adelante, con plena convicción de que
aunque las cosas no son fáciles, tampoco son imposibles.

No tenga dudas, sea creativo y emprenda cualquier solución posible: En el proceso resiliente
de salir adelante más fuerte y seguro de sí mismo, se encontrará con múltiples estímulos negativos
que le harán dudar de si está haciendo lo correcto, incluso le harán dudar de sus capacidades y
habilidades. En ese momento en que tenga dudas, elija centrar su atención en pensamientos
positivos, basándose en todo lo que ha logrado, basándose en las experiencias de otras personas
que se han sobrepuesto a la adversidad. Con respecto a si debe cambiar sus planes, considere tener
otras opciones, ponga en acción su imaginación y poder de planeación, tome en cuenta cualquier
vía y oportunidad que pueda llevarlo a una solución o a la superación de la adversidad. Todas las
opciones deben ser tomadas en cuenta y nunca dude de su capacidad creadora. Ponga manos a la
obra sin temor, que ya encontrará la manera de salir adelante.

Elaborado por el Psicólogo Juan Carlos Vázquez Pérez. Perito en materia de psicología, autorizado por el Poder Judicial del estado de Guanajuato.
Cédula profesional: 5459795 Registro secretaria de salud: 394 psicologiaclinicayforense@outlook.com
SETTING 5. Resiliencia. Juan Carlos Vázquez Pérez.

Sea el primero en respetarse a sí mismo: La dignidad es uno el que la pierde. Si se mantiene


firme en darse su lugar entonces los demás le darán su lugar. Por el contrario, si usted es el primero
en devaluarse o en hacer sátira de sí mismo y de los demás, entonces le apreciarán como un bufón
ridículo y difícilmente le tomarán con la seriedad que usted espera. Entonces sea el primero en
respetar su inteligencia y su persona. Condúzcase congruentemente, siempre en base a una ética
y una moral y sea el primero en seguirlas con estricto apego. Su dignidad es un tesoro muy grande,
no caiga en la desesperación o en la irracionalidad. Evite ser centro de miradas que le juzguen de
irrespetuoso o indigno. Manténgase firme y no se conforme con lo que necesita, luche por lo que
merece.

No permanezca evadiendo la situación, enfréntela con voluntad: Negar la existencia de una


adversidad, restarle importancia o evadirla, nada aportan a su solución. Dado que la adversidad
está presente, entonces usted también comparezca en la realidad para que la pueda resolver.
Parafraseando a Augusto Monterroso: ‘Al día siguiente, al despertar, la adversidad seguía ahí’.
Entonces enfrente las crisis y las adversidades con fuerza de voluntad y con esperanza, pero
póngase en acción.

Identifique sus habilidades para la vida y utilícelas: Algunos tenemos habilidades para las
actividades que requieren destreza manual, como los artesanos, los obreros, los albañiles, los
carpinteros… otros tienen habilidades para relacionarse con las personas como los comerciantes
y los motivadores, otros tienen habilidades para emprender negocios y organizar personas como
los directivos eficientes. Todos tenemos habilidades para el trabajo. Pero también tenemos
habilidades para la vida como la capacidad de anticipación y planeación, la capacidad de escuchar
y hablar en forma asertiva, la paciencia, la tolerancia, la habilidad de expresarse adecuadamente,
la habilidad de manejar las emociones intensas, la habilidad para soportar el estrés o la
frustración, etc.

Aprenda de sus fallas y aciertos: Anticípese a una aceptación total. Usted es un ser humano. Está
hecho para fallar tanto como para acertar. La historia de la humanidad, la historia de nuestro país,
la de su comunidad, la de su familia y la suya propia tienen estos aspectos en común. Son historias
humanas en donde hay fallas y aciertos, donde casi para todo hay solución, donde no vale la pena
amargarse o echarse a perder la vida. Tenemos la oportunidad de crecer tanto con nuestros
aciertos como con nuestras fallas. Especialmente éstas últimas nos aportan más aprendizaje,
porque recibimos una dura lección, una lección inolvidable. Tanto nuestros aciertos como
nuestras fallas están en la base de nuestra madurez y de nuestro sentimiento de autorrealización,
pues nos motivan a reconocernos como seres humanos y nos impulsan a la mejora continua de
nuestra forma de ser, de pensar y de actuar.

Descubra el sentido de la vida: Cuando a pesar de las adversidades y de nuestras carencias,


todos los días salimos a la calle a ganarnos la vida, sentimos algo que nos impulsa a seguir
avanzando, ese algo está hecho esencialmente de sentido. Es la respuesta a las preguntas ¿por qué
seguimos adelante?, ¿para qué vivimos?, ¿para quién vivimos?, ¿vale la pena mi vida? Son
preguntas que se meten en nuestros más profundos razonamientos y argumentos existenciales.
La vida es por sí misma un disfrute y un compartir. Una oportunidad para ser lo que queremos ser.
Pero sobre todo es la oportunidad de cumplir con una obligación: Ser felices. Descubra el sentido
de su vida en medio de la adversidad, usted no está solo, es parte del mundo de otras personas
significativas. Disfrute eso y comparta cada momento, desde el más doloroso e imprevisto, hasta
el más tierno y feliz.

Elaborado por el Psicólogo Juan Carlos Vázquez Pérez. Perito en materia de psicología, autorizado por el Poder Judicial del estado de Guanajuato.
Cédula profesional: 5459795 Registro secretaria de salud: 394 psicologiaclinicayforense@outlook.com

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