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DEFINICIÓN ETIMOLOGICA DE LA HIPERACTIVIDAD

La palabra hiperactividad (cualidad de ser demasiado activo) viene del griego


hiper=sobre y en latín activus = “activo”
¿QUÉ ES EL TRASTORNO DE DÉFICIT DE ATENCIÓN E HIPERACTIVIDAD O
TDAH ?
El TDAH es un trastorno común de la infancia y puede afectar a los niños de distintas
maneras. El TDAH hace que a un niño le sea difícil concentrarse y prestar atención.
Algunos niños pueden ser hiperactivos o tener problemas para tener paciencia. El
TDAH puede hacer que a un niño le resulte difícil desempeñarse bien en la escuela
o comportarse en su casa. El TDAH se puede tratar.

Los médicos y especialistas pueden ayudar.

¿QUIÉN PUEDE DESARROLLAR TDAH?

Los niños de todos los orígenes pueden tener TDAH. Los adolescentes y adultos
también pueden tener TDAH.

¿Cuáles son los síntomas del TDAH?

El TDAH tiene muchos síntomas. Al principio algunos síntomas pueden parecer


comportamientos normales de un niño, pero el TDAH los empeora y hace que
ocurran con mayor frecuencia. Los niños con TDAH tienen al menos seis síntomas
que comienzan en los primeros cinco o seis años de sus vidas. Los niños que tienen
TDAH pueden: Distraerse fácilmente y olvidarse las cosas con frecuencia Cambiar
rápidamente de una actividad a otra Tener problemas para seguir instrucciones
Soñar despiertos/fantasear demasiado Tener problemas para terminar cosas como
la tarea y los quehaceres domésticos Perder juguetes, libros, y útiles escolares con
frecuencia Estar muy inquietos y retorcerse mucho Hablar sin parar e interrumpir a
las personas Corretear mucho Tocar y jugar con todo lo que ven Ser muy
impacientes Decir comentarios inadecuados Tener problemas para controlar sus
emociones

Perfil de un niño hiperactivo


Este trastorno fue descrito por primera vez en 1902 por George Still. El especialista
expresó que aquellos niños que la padecen han desarrollado una actividad motora
muy intensa y por eso necesitan hallarse en constante movimiento. A su vez al estar
rodeados de otras personas, su hiperactividad aumenta, sobre todo cuando son
extraños o individuos a quienes no ven con frecuencia. A sí mismo, al estar solos,
el ritmo de actividad disminuye considerablemente.

Según Still, estos niños son especialmente problemáticos, poseen un espíritu


destructivo, son insensibles a los castigos, inquietos y nerviosos. También son
niños difíciles de educar, ya que pocas veces pueden mantener durante mucho
tiempo la atención puesta en algo, con lo que suelen tener problemas de
rendimiento escolar a pesar de tener un cociente intelectual normal.
Son muy impulsivos y desobedientes, no suelen hacer lo que sus padres o maestros
les indican, o incluso hacen lo contrario de lo que se les dice. Son muy tercos y
obstinados, a la vez que tienen un umbral muy bajo de tolerancia a las frustraciones,
con lo que insisten mucho hasta lograr lo que desean. Esto unido a sus estados de
ánimos bruscos e intensos y a su temperamento impulsivo y fácilmente excitable,
hace que creen frecuentes tensiones en casa o en el colegio. En general, son niños
incapaces de estarse quietos en los momentos que es necesario que lo estén. Un
niño, que se mueva mucho a la hora del recreo y en momentos de juego, es normal.
A estos niños, lo que les ocurre es que no se están quietos en clase o en otras
tareas concretas.

Still dividió este trastorno en varias etapas, donde cada una se caracteriza por
mostrar actitudes particulares:
*Desde los 0 a los 2 años: Pueden notarse problemas en el ritmo del sueño y
mientras el niño se está alimentando. Sobresaltos, resistencia a los normales
cuidados, irritabilidad, etc.
*Desde los 2 hasta los 3 años: Dificultades para expresarse, una actividad
excesiva y poca conciencia de las situaciones de peligro, suelen sufrir numerosos
accidentes.
*De los 4 a los 5 años: Manifiestan claras complicaciones para adaptarse a un
grupo, desobedecen sistemáticamente y tienen dificultades para respetar los
límites.
*Desde los 6 años en adelante: Presentan una gran impulsividad y problemas de
aprendizaje causados por el déficit de atención. Además muestran problemas para
relacionarse.
“Este niño me agota”, “Es que no para”, “¿Es que nunca se te acaban las pilas?”.
Seguro que más de una vez hemos escuchado frases como éstas. Hay niños
revoltosos, nerviosos y movidos, pero a veces detrás de un niño que no para se
esconde un problema que preocupa a muchos padres y que nada tiene que ver con
el clásico niño travieso. Es el caso de los niños que padecen el Trastorno por Déficit
de Atención con o sin Hiperactividad (TDAH), un trastorno de origen neurobiológico
que se caracteriza, como su nombre indica, por una falta de concentración,
impulsividad y/o hiperactividad excesiva o inapropiada.

Durante la primera etapa escolar ya se puede hacer un diagnóstico definitivo que


determine si nuestro hijo padece o no este trastorno. Cuando era más pequeño
quizá pensábamos que estaba pasando una fase especialmente movida, que ya
cambiaría. Pero van pasando los años y el niño continúa igual. Éstas son las
características que presenta un niño con TDAH a estas edades:

1. Atención y concentración:

 Dificultad para establecer un orden en sus tareas o pequeñas


responsabilidades en casa.
 Le cuesta ponerse en marcha (vestirse, hacer los deberes…) porque se
distrae fácilmente con cualquier estímulo.
 Presenta problemas para mantener la atención hasta finalizar sus tareas
(hace dibujitos, se distrae con el lápiz…).
 Pierde u olvida cosas necesarias (agenda, abrigo, bufanda, cartera,
deberes…).
 Parece no escuchar cuando se le habla.
 Olvida realizar sus tareas cotidianas (cepillarse los dientes, recoger la
ropa…).

2. Impulsividad:

 Con frecuencia actúa sin pensar.


 Habla en momentos poco oportunos o responde precipitadamente a
preguntas que incluso no se han terminado de formular.
 Le cuesta obedecer las órdenes, no porque no quiera, sino porque no está
atento cuando se le formulan.
 Interrumpe a menudo durante juegos o explicaciones.
 Suele ser poco precavido y olvida planificar (por ejemplo, se pone a hacer los
deberes sin el material).

3. Hiperactividad:

 A menudo mueven los pies y las manos o se levantan de la silla.


 Van de un lugar a otro sin motivo aparente.
 Se balancean sobre la silla.
 Juguetean frecuentemente con pequeños objetos entre las manos.
 A menudo canturrean o hacen ruidos inapropiados con la boca.
 Hablan en exceso.
 Durante el juego les cuesta esperar su turno y jugar de forma tranquila.

Todas estas características son normales en cualquier niño, pero en el caso de los
niños con TDAH se dan con mucha mayor intensidad y frecuencia y pueden interferir
en su proceso de aprendizaje y/o en sus relaciones sociales y familiares. Y es
entonces cuando se convierte en problema. Hay muchas personas despistadas o
impulsivas, pero estos rasgos de personalidad no les impiden quedarse quietas o
concentrarse cuando es necesario.

Tipos de TDAH

Este trastorno se puede manifestar de tres formas diferentes, según predomine una
u otra dificultad. Según los criterios del manual de Diagnóstico y Estadística de la
Asociación de Psiquiatría Americana (1994), los tipos de TDAH son:

 Inatento: Son aquellos niños que presentan principalmente dificultades en la


capacidad de atención. Es el clásico despistado que tiende siempre a estar
en su mundo y ensimismado en sus pensamientos.
 Impulsivo-hiperactivo: Los niños que presentan dificultades de autocontrol.
Aquellos que no pueden estar cinco minutos quietos, se levantan sin
necesidad o dicen lo que piensan en cuanto se les pasa por la cabeza.
 Combinado: Presenta síntomas de inatención, de impulsividad y de
hiperactividad.

El niño, durante los primeros años de escolaridad, suele ser capaz de concentrarse
y trabajar solo, presenta un pensamiento reflexivo, sabe jugar siguiendo unas
normas y trabajar en grupo. En cambio, el niño con TDAH tiene dificultades a la hora
de realizar estas actividades: no puede hacer los deberes porque olvidó anotarlos
en la agenda, algunos compañeros no quieren jugar con él o, en muchos casos, se
encuentra sentado solo al final de la clase. Por todo esto, a menudo los niños con
TDAH presentan problemas asociados como:

 Baja autoestima.
 Mal comportamiento.
 Problemas de adaptación en la escuela.
 Mayor facilidad para sufrir accidentes.
 Problemas en las relaciones con los familiares y amigos.
 Problemas de sueño.
 Problemas emocionales.
 Dificultades a la hora de aprender.
 Alto nivel de ansiedad.

Un buen diagnóstico será fundamental para que padres y maestros acompañemos


al niño con TDAH durante esta etapa escolar e intentemos evitar la aparición de
estos problemas asociados.

El diagnóstico

En los primeros años de escolaridad, exigimos al niño gran cantidad de demandas


que para él representan cambios importantes. En casa debe ayudar cada vez más,
debe permanecer sentado durante toda una comida familiar o destinar un tiempo,
que antes ocupaba jugando, para hacer sus deberes escolares.

También ocurren grandes cambios cuando entra en la escuela. Los horarios son
más pautados, el número de niños por maestro es mayor… pero, sobre todo, se le
exige una gran atención y control sobre sí mismo. Estos cambios, que para la
mayoría se produce de una forma natural, para los niños con TDAH no son tan
sencillos. Los padres luchan con sus hijos a la hora de hacer los deberes y el
profesor se da cuenta de que aquel niño no rinde o no se comporta como los demás
niños del grupo.

Por eso, muchas veces el diagnóstico coincide con la entrada del niño en el colegio.
El gran número de exigencias, a las que el niño con TDAH no puede responder,
hacen que durante la etapa escolar sea más evidente la necesidad de un
diagnóstico. Los padres debemos acudir a un profesional clínico especializado para
que realice el diagnóstico. Este profesional necesitará, además de la información
que le podamos dar nosotros, información por parte de la escuela mediante informes
o cuestionarios, así como la exploración y observación del comportamiento y
rendimiento del niño.

Muchos niños son “etiquetados” por las personas que les rodean. Estas etiquetas
de “gandul” o “maleducado” no facilitan la comprensión de lo que realmente le
sucede al niño ni orientan cómo ayudarle, a él y a su familia. Será mediante un
diagnóstico que confirme o descarte el trastorno cuando se podrá comenzar a
proporcionar la ayuda adecuada. Además, el profesional deberá evaluar si existen
otros problemas asociados.

Si el especialista determina que tu hijo padece TDAH, establecerá una serie de


técnicas de autocontrol y todos los tratamientos que requiera su caso concreto. En
cualquier caso, diagnosticar el trastorno es el primer paso para comprenderlo y
buscar soluciones.

Causas de la hiperactividad infantil

La hiperactividad infantil es bastante frecuente. Se calcula que afecta


aproximadamente a un 3 por ciento de los niños menores de siete años y es más
común en niños que en niñas (se da en 4 niños por cada niña). En el año 1914, el
doctor Tredgold argumentó que las causas se deben a una disfunción cerebral
mínima, una encefalitis letárgica en la cual queda afectada el área del
comportamiento, de ahí la consecuente hipercinesia compensatoria; explosividad
en la actividad voluntaria, impulsividad orgánica e incapacidad de estarse quietos.
Posteriormente, en 1937, C. Bradley descubre los efectos terapéuticos de las
anfetaminas en los niños hiperactivos. Basándose en la teoría anterior, les
administraba medicaciones estimulantes del cerebro (como la benzedrina),
observándose una notable mejoría de los síntomas.

Tratamiento

El tratamiento depende de cada caso individual. El tratamiento farmacológico más


utilizado son los estimulantes, que sirven para ayudar a que el niño pueda
concentrarse mejor, y los sedantes en el caso de que el niño muestre rasgos
psicóticos. El tratamiento psicoterapéutico está destinado a mejorar el ambiente
familiar y escolar, favoreciendo una mejor integración del niño a la vez, que se le
aplican técnicas de modificación de conducta.
El tratamiento cognitivo se basa en el planteamiento de la realización de tareas,
donde el niño aprende a planificar sus actos y mejora su lenguaje interno. A partir
de los 7 años, el lenguaje interno asume un papel de autorregulación, que estos
niños no tienen tan desarrollado. Para la realización de cualquier tarea se le enseña
a valorar primero todas las posibilidades de la misma, a concentrarse y a comprobar
los resultados parciales y globales una vez finalizada.

Síntomas en un niño hiperactivo

Los síntomas pueden ser clasificados según el déficit de atención, hiperactividad e


impulsividad:

1. Dificultad para resistir a la distracción.


2. Dificultad para mantener la atención en una tarea larga y dificultad para atender
selectivamente.
3. Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.

4. Actividad motora excesiva o inapropiada.


5. Dificultad para acabar tareas ya empezadas.
6. Dificultad para mantenerse sentados y/o quietos en una silla.
7. Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).

8. Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se


reprimen.
9. Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de hacer
las cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los deberes y
obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que quieren.
10. Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento. En los
juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos veces antes
de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de que se formulen
¿Cómo mejoran los niños que tienen TDAH?
Los niños que tienen TDAH pueden mejorar con tratamiento, pero no hay cura. Hay
tres tipos básicos de tratamiento: 1. Medicamentos. Varios medicamentos pueden
ayudar. Los tipos más comunes se llaman estimulantes. Los medicamentos ayudan
a los niños a concentrarse, aprender, y estar tranquilos. A veces los medicamentos
causan efectos secundarios, como problemas de sueño o dolores de estómago.
Puede ser necesario que su hijo trate algunos medicamentos para ver cuál funciona
mejor. Es importante que usted y el médico observen cercanamente a su hijo
mientras toma la medicina. 2. Terapia. Hay distintas clases de terapia. La terapia
conductual puede ayudar a enseñar a los niños a controlar su comportamiento para
que puedan desempeñarse mejor en la escuela y su casa. 3. Combinación de
terapia y medicamentos. Muchos niños mejoran con medicamentos y terapia.
Tratamiento de un caso de Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad

Se presenta el tratamiento cognitivo conductual de un caso de trastorno por déficit


de atención e hiperactividad con todo detalle. Se puede ver en la práctica cómo se
realiza un tratamiento: la evaluación, la colaboración de padres y colegio, los
programas empleados, la evolución que ha tenido el paciente, etc.

3.2.- Historia y origen del problema:

(Se ha cambiado el nombre del niño y cualquier detalle que pudiera identificarle)

Pedro es el segundo hijo del matrimonio. Tiene un hermano de 9 años. Nacido a las
39 semanas de gestación, por parto normal. Durante los primeros meses, el patrón
de alimentación fue normal. En cuanto al patrón de sueño, no durmió bien hasta los
2-3 meses. Le describen como un bebé intranquilo.

Respecto a los antecedentes médicos, presenta convulsiones febriles desde que


tenía 1 año, manifestando 7 convulsiones hasta los 4-5 meses de edad, recibiendo
tratamiento preventivo (Diafenon), pero no regular, con revisiones neurológicas
frecuentes. A los 5 años fue operado del oído. A esa misma edad se repiten las
convulsiones.

En relación al desarrollo motor, adquirió la marcha liberada en torno a los 14 meses.


En la actualidad, no presenta dificultad en la motricidad gruesa. En cuanto a la
motricidad fina, refieren que es poco habilidoso, presentando cierta dificultad, y
observando una fuerte presión en el trazo.
En relación con la adquisición del lenguaje, los padres refieren que fue normal. En
la actualidad, explican que Pedro pronuncia adecuadamente, maneja un
vocabulario simple, y le cuesta expresarse cuando el discurso es más complejo,
utilizando frases sencillas. En ocasiones se atranca en la narración.

Los hábitos de autonomía, en cuanto al vestido y la comida están adquiridos. En


referencia al control de esfínteres, también está adquirido.

En cuanto a la atención, los padres advierten dificultades para mantener la atención.


Cualquier actividad que requiere concentración le cuesta, así como escuchar
cuentos, por ejemplo. Informan de cierta impulsividad, pero destacan que no se
debe a mala intención, sino que parecen ser reacciones automáticas. Pedro tiene
poca conciencia del problema. Además, respecto al área de memoria, Pedro
presenta algunos olvidos muy llamativos. A raíz de estos indicadores, se
recomienda complementar nuestro trabajo con evaluación neurológica.

Respecto a la escolaridad, Pedro inició su escolarización en el Colegio ---, desde 1º


de Educación Infantil. En 3º de Infantil se percibieron dificultades en el aprendizaje
de la lectoescritura. En la actualidad, cursa 1º de Primaria. La profesora percibe un
alto nivel de energía e inquietud motora, observando que se come los puños,
cuellos, lápices y muerde los muñecos. Además comenta que a Pedro es muy
“cabezota” y le cuesta tolerar las críticas. Por otro lado, observa déficit de atención
que afecta al aprendizaje, debido a que Pedro no atiende lo necesario, obteniendo
insuficientes en sus notas. Según su profesora, presenta menos dificultad en
lectura, que en escritura, con una grafía inadecuada. Realiza todos los trabajos
rápidamente. A nivel de lenguaje verbal, la profesora comenta que es adecuado.
Asimismo la tutora ha reforzado las dificultades de Pedro con apoyos en clase, y se
ha coordinado con el colegio, para trabajar con Pedro de la forma más adecuada.
En casa, los padres comentan que ayudan a Pedro con los deberes.

Respecto a la conducta y desarrollo emocional, los padres de Pedro observan que


cuando le llevan la contraria, manifiesta reacciones desproporcionadas, con
rabietas en alguna ocasión. Paralelamente comentan que, en ocasiones, Pedro
tiene reacciones violentas, pegando a otros niños, si está muy nervioso. Por otro
lado advierten una falta de conciencia de peligro por parte del niño.

A nivel social, los padres describen a Pedro como un niño simpático, sociable y
cariñoso. Normalmente se acerca a los niños más pequeños y débiles, y mantiene
la relación con los amigos de infantil. Tiene buenas relaciones con la familia en
general.

Como antecedentes familiares de interés, el padre tuvo hiperactividad y déficit de


atención no diagnosticado, así como enuresis hasta los 9-10 años.

3.3.- Resultados de las pruebas:

Observación conductual:

Pedro se manifiesta como un niño con aptitudes para comunicarse e interaccionar


con la terapeuta. En cuanto a su motivación, en algunas pruebas se muestra no
colaborador y se opone a realizar la tarea. Respecto a la atención, muestra
dificultades de atención sostenida y focalizada. Le cuesta iniciar la tarea y focalizar
la atención en ésta, se despista fácilmente con cualquier estímulo de la sala, como
los dibujos de la pared. Una vez iniciada, trabaja bien durante 2 minutos y vuelve a
despistarse, levantarse de la silla o coger algún objeto de la habitación (atención
sostenida). Pese a ítems o pruebas en las que su desempeño y capacidad son
buenos, se despista rápidamente y pierde la atención, por lo que su desempeño es
menor, especialmente en las pruebas que implican memorizar.

Muestra un estilo cognitivo impulsivo. Presenta inquietud motora continua. Se


levanta de la silla continuamente, trata de subirse a la mesa, tumbarse en el suelo.
Se estira la camiseta y se la quita, coge objetos de la sala, interesantes o no, como
juguetes, pero también bolígrafos, un reloj, las hojas de la mesa, o las fichas de una
prueba.

En cuanto a memoria, en ocasiones, durante las pruebas específicas refiere “no me


acuerdo de nada”, lo cual informa de dificultades de memoria, así como de una
estrategia de escape de la situación de trabajo. Presenta dificultades de memoria
de trabajo, posiblemente asociadas a la inatención. Olvida las instrucciones ante
ítems sucesivos. Repite errores cometidos en los ítems anteriores, no corrige tras
las indicaciones, sino que persevera. No expresa fatiga verbalmente, pero escapa
de la prueba en pocos minutos.

Los aspectos emocionales influyen en su desempeño. Escapa de las situaciones en


las que anticipa dificultad y se muestra inquieto. Respecto a los aspectos
conductuales, es necesario reforzarle continuamente para que continúe trabajando.
En una de las pruebas, que le resulta aburrida, se niega a continuar. Teatraliza que
ronca y dice “tengo sueño”, para escapar de la situación. Presenta cantidad de
respuestas de escape. Quiere establecer sus propias normas: “ahora juego, ahora
hago esto, ahora pinto, no voy a hacer eso”. Y muestra conductas algo retadoras,
para tantear los límites. Por ejemplo, si le indicas que hay que hacer rayitas para
responder en la prueba, él continúa haciendo círculos. Pese a estas dificultades
conductuales, responde a las contingencias de la terapeuta y aprecia el
reforzamiento verbal.

Otras pruebas

 La prueba que valora Capacidad Intelectual General (WISC-IV),


 Evaluamos la Atención a través del Test de Atención Selectiva y
Concentración
 En el Test de Emparejamiento de Figuras Conocidas MFF-20,
 En el test de Atención Sostenida CSAT).
 Los resultados en el test de colores y palabras, Stroop,
 En el Test de Memoria y Aprendizaje TOMAL
 En el Test de Aprendizaje Verbal. España-Complutense Infantil (TAVECI),

En relación a la lecto-escritura, según los resultados obtenidos (TALE), presenta


ciertas dificultades en la mecánica lectora. Los tiempos de lectura son ligeramente
elevados en lectura de sílabas y de texto. Aparecen silabeo, repetición y
rectificación. Asimismo presenta dificultades en la exactitud lectora, aparecen
muchas sustituciones de vocal y de consonante y una rotación. En comprensión
lectora su desempeño es bueno.

Sus dificultades son más importantes en la escritura. Destacamos las dificultades


en el grafismo, así como tiempos de copia elevados, mientras que el tiempo en el
dictado es adecuado. La posición del cuerpo es mala, se tumba sobre la mesa,
siendo éste un aspecto más conductual. En exactitud de lectura también aparecen
errores significativos de ortografía natural: omisiones, uniones y sustituciones, tanto
en copia como en dictado. No traza bien la “b”, que confunde con la “l”. También
aparecen errores en ortografía arbitraria. Pedro muestra rechazo hacia la lecto-
escritura.

La Escala de valoración del Sistema de Evaluación de la Conducta de Niños y


Adolescentes (BASC, padres-profesores) hace referencia a la percepción de los
padres y profesores de Pedro. Lo más destacable son la hiperactividad y los
problemas de atención, donde coinciden tanto padres como profesora.

En los cuestionarios sobre los criterios DSM-IV TR, para el diagnóstico del TDAH,
las apreciaciones de padres y profesores son bastante coincidentes. En cuanto a
síntomas de inatención, Pedro no presta atención suficiente a los detalles, tiene
dificultades para mantener la atención, parece no escuchar, no sigue instrucciones,
tiene dificultades para organizar tareas, se distrae fácilmente por estímulos
irrelevantes y es descuidado en las actividades diarias. En cuanto a síntomas de
hiperactividad, Pedro mueve en exceso manos o pies y se remueve en la silla,
abandona su asiento en clase u otros, corre o salta excesivamente en situaciones
inapropiadas y suele actuar como si “tuviera un motor”. Sin embargo, no presenta
los síntomas de hiperactividad siguientes: hablar en exceso, precipitar respuestas o
dificultades para guardar el turno.

Observación en el colegio

Según informa la tutora del colegio, en cuanto a los hábitos de trabajo, Pedro
muestra síntomas de hiperactividad e impulsividad. Interrumpe continuamente a los
demás, hablando, moviéndose o haciendo ruidos. No tiene una buena capacidad de
planificación, ni un ritmo y velocidad de trabajo adecuados, y generalmente no
termina los planes de trabajo, porque pierde mucho tiempo. En cuanto a la
organización, trabaja sin ninguna previsión, siguiendo lo que hacen sus
compañeros. La tutora considera que no se encuentra motivado ante las tareas
escolares. Sus dificultades académicas se centran en comprensión escrita y
ortografía. Necesita continuamente la atención y aprobación de sus profesores. No
muestra conciencia de problema, y parece sobrevalorar sus trabajos escolares. En
cuanto a la creatividad, la tutora refiere que no posee una gran imaginación. Y en
cuanto a su actitud en el grupo, adopta una actitud pasiva, mostrando una actitud
pasiva en la interacción. No interviene, se distrae. Continuando con la información
de la tutora, referida al comportamiento personal y social de Pedro, dice que es un
niño afectuoso, desenvuelto y siempre dispuesto a colaborar. Presenta dificultades
en atención sostenida, ya que se interesa fácilmente por todo, pero de forma poco
duradera. Muestra un bajo nivel de ansiedad y no parece tener conciencia de
problema. En cuanto a la responsabilidad, se muestra normalmente
despreocupado. Pedro tiene baja tolerancia a la frustración, reacciona con rabietas
desproporcionadas ante pequeñas contrariedades. La tutora considera que se
siente incapaz de afrontar solo cualquier dificultad, lo cual puede deberse a una baja
autoestima y posible anticipación de incapacidad ante las tareas. En las relaciones
con sus iguales, tiende más a someterse que a dominar. La tutora observa que es
descuidado en su aspecto. Y a nivel conductual, presenta conductas de escape ante
las dificultades.

4.- Formulación clínica del caso.

4.1.- Conclusiones y Orientaciones:

En resumen, los resultados de la evaluación indican que Pedro tiene una capacidad
intelectual media. Muestra aptitudes dentro del promedio para su edad, pero su
rendimiento está algo por debajo de la media en las áreas de Comprensión Verbal
y Velocidad de Procesamiento.
En relación a los aspectos atencionales, en su ejecución general muestra problemas
en atención selectiva y sostenida, costándole centrarse en una tarea sin atender a
otros estímulos del entorno y permanecer atento durante largos periodos de tiempo.
Asimismo, la información que aportan los padres y el colegio, denota que dichos
problemas se aprecian en los distintos contextos y a lo largo del desarrollo.
Paralelamente, Pedro muestra un estilo cognitivo impulsivo, costándole planificar y
generar estrategias adecuadas para la resolución de las pruebas que así lo
requieren. Muestra asimismo inquietud motora.

A nivel de problemas de conducta, Pedro presenta rabietas, dificultades de


autocontrol e inhibición. Éstas las muestra especialmente en el colegio, están
relacionados con las dificultades mencionadas que repercuten en un escaso
autocontrol especialmente en situaciones que le generan frustración.

En cuanto a los aspectos emocionales, Pedro no es consciente de sus dificultades


de atención, impulsividad y autocontrol. Sin embargo, se muestra pendiente de la
atención del adulto. Muestra inseguridad e inquietud en las tareas en las que
anticipa dificultad.

En relación al área social, su repertorio de habilidades sociales es adecuado, sin


embargo, su elevada impulsividad ante las situaciones que le generan frustración,
pueden repercutir de forma negativa en una adecuada resolución de conflictos.

Por sus resultados en las pruebas, así como por la observación conductual, su estilo
impulsivo y sus dificultades en atención y concentración, planificación, memoria de
trabajo e inhibición de conductas, se valora que el diagnóstico que presenta Pedro
es Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH). Además, para
poder dar esta valoración, atendemos a la historia de desarrollo de Pedro, su
escolaridad y las observaciones de sus padres y su profesora.

Presenta asimismo problemas de aprendizaje en la lecto-escritura.

5.- Objetivos de la intervención


Por todo ello se recomienda tratamiento psicológico con los siguientes objetivos de
intervención:

Área Psicológica:

 Atención:
 Estimulación de la atención selectiva.
 Ampliar los tiempos de atención sostenida.
 Entrenar habilidades de planificación
 Entrenar la memoria de trabajo.
 Impulsividad, hiperactividad:
 Entrenar en estilo reflexivo de respuesta.
 Aumentar el autocontrol emocional y conductual.
 Entrenar habilidades para descifrar instrucciones escritas, e inhibir las
respuestas impulsivas.
 Tolerancia a la frustración:
 Aumentar la tolerancia a la frustración y trabajar las reacciones
desproporcionadas y de enfado ante las regañinas.
 Aspectos emocionales:
 Entrenamiento en estrategias de control de los factores emocionales
(nerviosismo, anticipación dificultad).

Área de Lecto-escritura:

 Entrenar habilidades de fraccionamiento lingüística.


 Entrenar la mecánica lectora (para mejorar los errores de silabeo, repetición,
rectificación) y la velocidad lectora.
 Razonamiento, comprensión y expresión verbal.
 Practicar la grafía en la escritura, suavizar el trazo y adquirir los grafemas b,l.
 Entrenar la ortografía natural (omisiones, sustituciones, uniones).
 Entrenar la ortografía arbitraria (esto último como objetivo 2ario, para más
adelante).

Área familiar
Paralelamente, se recomienda que los padres reciban asesoramiento sobre cómo
potenciar las habilidades de su hijo, mejorar los aspectos atencionales y cómo
controlar su estilo cognitivo impulsivo. Asimismo, sobre cómo establecer criterios
educativos firmes, estableciendo límites claros, a la par que coherentes y
accesibles. Se recomienda el trabajo del terapeuta con padres y profesores para
manejar las contingencias adecuadas e ir sistemáticamente reduciendo las
conductas problemáticas y creando conductas alternativas más adaptativas. Es
importante administrar estas contingencias de manera sistemática. Entrenarles
también en cómo manejar las variables emocionales detectadas.

Derivación al neurólogo:

Se recomienda acudir para una evaluación neurológica y que el especialista estime


si resulta necesario prescribir medicación.

Formulación de estos objetivos de intervención en términos conductuales:

1.- Mejorar la atención selectiva.

2.- Aumentar la atención sostenida.

3.- Entrenar en estilo reflexivo y el control de las respuestas impulsivas.

4.- Entrenar en habilidades de lecto-escritura. Alcanzar el rendimiento de su grupo


normativo.

5.- Eliminar las rabietas. Entrenar a los padres en manejo conductual de las
reacciones explosivas. Entrenar al niño en autocontrol emocional y conductual.

6.- Aumentar el cumplimiento de normas y eliminar las conductas disruptivas.


Entrenar a los padres en pautas para lograr el cumplimiento de normas. En sesión,
casa y clase.

7.- Eliminar las estrategias de escape de la tarea. Aumentar la motivación por el


trabajo autónomo.
6.- Intervención

Es necesario que el niño se perciba competente y que no considere las fichas y


ejercicios como un castigo. Para evitar esto, se utilizan fichas con dibujos y temas
preferentemente lúdicos. Comenzamos con fichas breves y sencillas, para
garantizar experiencias de éxito, que ayuden a disminuir la anticipación de dificultad,
aumentar la percepción de capacidad y aumenten así la motivación por la tarea.
Con el paso de las sesiones, vamos utilizando fichas más complejas y que requieren
más tiempo atencional.

Todas las técnicas aplicadas en el tratamiento se encuadran el modelo cognitivo


conductual. Entre las habilidades del terapeuta, es esencial un buen uso del
reforzamiento positivo y extinción: técnicas operantes de demostrada eficacia. Los
reforzadores se aplican para incrementar las conductas de baja frecuencia, como
hacer los deberes, mantener la atención en una tarea hasta finalizarla, etc. Para que
sea eficaz, el refuerzo ha de ser contingente a la realización de una conducta
deseada por parte del niño, así como sistemático. Al principio la tasa de
reforzadores externos debe ser muy alta. En este caso concreto se utilizaron
refuerzos sociales como la aprobación, el elogio, el reconocimiento, etc. Se utiliza
además el modelado participativo.

En cuanto a las conductas disruptivas y los déficits conductuales, se realiza una


intervención puramente conductual. Aplicamos extinción sobre las conductas
problema (golpear, levantarse, gritar, etc.) y refuerzo positivo, tanto sobre las
conductas adaptativas ya existentes, como sobre las conductas que queremos
implantar. Utilizamos a los padres y profesores como coterapeutas. Les entrenamos
en las técnicas operantes de modificación de conducta: refuerzo positivo y extinción.
Y les damos pautas para aplicar ante las rabietas, el cumplimiento de normas y el
escape de la tarea. Con el objetivo de mejorar en el niño su percepción de
competencia y motivación, es necesario reforzarle positivamente en las tareas para
que se perciba competente y ajustar el nivel de exigencia a sus capacidades reales.
Con esto trabajamos también los aspectos emocionales que dificultan su
desempeño, en su caso, anticipación de dificultad que lleva a escape o demora de
la tarea.

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