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UNIVERSIDAD LOS ÁNGELES DE CHIMBOTE ESCUELA PROFESIONAL DE PSICOLOGÍA

FACULTAD DE CIENCIAS DELA SALUD


SISTEMA DE EDUCACIÓN VIRTUAL

CONCEPTO JURIDICO DE INIMPUTABILIDAD Y SU RELACIÓN CON LA EXPLICACIÓN


PSICOLOGICA
Según el Dr. Reyes Echandía (1989), para que una acción se convierta en delito
deben estar presentes tres condiciones: que la conducta sea típica, antijurídica y
culpable, esto es que la conducta debe estar descrita previamente mediante un tipo
legal, que la conducta ponga en peligro o lesione efectivamente un bien jurídico
tutelado, y que quien haya ejecutado la conducta típica e antijurídica, lo haya hecho
de forma dolosa, culposa o preterintencional.
Es alguien a quien se le puede imputar cierto comportamiento que le acarreará
consecuencias jurídicas (Reyes Echandía, 1989), sin embargo para que ello ocurra la
persona debe poder comprender las consecuencias de sus acciones y debe poseer la
voluntad para ejecutarlas.
Cuando lo anterior no ocurre, y la persona no es capaz de comprender y/o no tiene
voluntad para actuar, aparece lo que tradicionalmente se ha denominado como
inimputabilidad. Este término, jurídicamente hablando, hace referencia a la
incapacidad de una persona para comprender un ilícito y autodeterminarse, en el
momento de ejecutar una acción delictiva, es decir para comprender la tipicidad,
antijurícidad y adecuar su conducta para no ejecutarla (Carreño y Durán, 1990).

Esto en términos más simples significa que para que una persona sea considerada
inimputable, para el momento de cometer un acto ilícito, no comprende que ésta es
una conducta delictiva, puede estar consciente do lo que hizo, pero no tiene la
capacidad de aplicar a ello discernimiento o diferenciación entre el bien y el mal,
puede no darse cuenta del daño social derivado del acto que ha ejecutado y en
consecuencia de la relación que ha surgido entre su acción y el mundo circundante.
Ej. El esquizofrénico que afirma que mataba para obtener sangre, pues la suya le
estaba sendo arrebatada.
Girando (1999), citado por Mesa Taborda (2000 p. 196), puntualiza en la valoración
de la comprensión debe considerarse que la persona puede informar claramente lo
que ocurre en su entorno y dar razón de si mismo, así como mantener la cantidad y
calidad de los datos que obtiene del exterior para realizar los demás procesos
psicológicos básicos, es decir, como expone Mesa Taborda (2000 p. 196), que la
persona no presenta indicios de estar desorientada en tiempo y espacio, mantiene
una lógica y una coherencia en su discurso y la información que almacena (parte
fundamental del proceso de memoria), no se vio afectada por alteraciones en la
atención ni en la percepción.
De igual forma Mesa Taborda (2000) plantea que frente a la capacidad de
autodeterminación deben revisarse por lo menos 3 aspectos relativos la comprensión:
de la capacidad de aprehensión, la capacidad de comprensión y la capacidad de
discernimiento, y dos procesos pertinentes de la conducta: la parte volitiva, entendida
como la determinación de la acción y la conativa, referida a la ejecución, es decir que
los actos reflejos, los movimientos automáticos, los tics, entre otros no estarían
contemplados aquí.

Vale la pena hacer referencia a la diferencia planteada por el Dr. Blanes (2006), en
torno al “entender” y el “comprender”, al respecto el Dr, Blanes dice: el tema de

Psic.Jorge Paredes Asignatura: Psicología Jurídica


“entender” y “comprender” desde el ámbito jurídico siempre es asimilado como cuasi-
sinónimos, pero desde un punto estrictamente psicológico no lo son. El entender
implicar un aprendizaje de tipo intelectual de un determinado concepto. La
comprensión es un paso más, e implica una integración dentro de un entramado
simbólico, una internalización del concepto del esquema de valores de un sujeto y
que desde allí regula sus acciones. En el entender se “aprende” el significado. En la
comprensión “aprehende” el significado y sus fundamentos y se integra ese concepto
con el resto.
Según el derecho penal para que una persona sea considerada inimputable debe ser
incapaz de responder por una conducta típica, antijurídica, y atribuible.
La imputabilidad puede verse reducida por factores individuales o situacionales, por lo
que resulta que aquella persona no puede responder penalmente porque ha actuado
sin libertad (Mohito, 1995). En la mayoría de legislaciones existen diversos criterios
para determinar cuando una persona puede ser considerada como imputable o
inimputable.
Reyes Echando (1989), divide dicho criterios en criterios biológicos, cronológicos,
psiquiátricos, psicológicos, socioculturales y jurídicos. En los criterios biológicos están
englobadas las situaciones fisiológicas, como las intoxicaciones crónicas. Bajo el
criterio cronológico, aparecen los menores de edad, que según cada legislación
puede variar, generalmente entre los 14 y los 18 años de edad. El sociocultural, tiene
en cuenta el medio social y cultural en el que el desarrollo una persona, como en el
caso de los indígenas. En cuanto al criterio jurídico, el juez es quien debe determinar
la capacidad del sujeto para comprender y autodeterminarse. Y finalmente el
psiquiátrico y el psicólogo, el primero comprende trastornos biopsiquicos que deben
ser determinados a través de un peritaje medico legal; y el segundo a hace referencia
a trastorno de personalidad o mentales que le impiden a un sujeto comprender y tener
voluntad, también debe determinarse a través de una evaluación psicoforense.
A nivel general, las distintas legislaciones contemplan las siguientes causales de
inimputabilidad, agrupada en 3 grandes categorías, que además suponen un
tratamiento penal de excepción (Gaviria, s.f.)

1. La inmadurez psicológica por:

• Minoría de edad
• Retardo mental
• Sordomudez

2. Diversidad sociocultural

• Indiginas

3. Los trastorno mentales

• Permanentes
• Transitorio

4. El miedo grave (que en algunas legislaciones, como la Colombiana, es causal


de ausencia de responsabilidad).

Psic.Jorge Paredes Asignatura: Psicología Jurídica

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