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TEMA 1
CONCEPTO Y EVOLUCIÓN DE LA HACIENDA PÚBLICA
ÍNDICE:
CONCEPTOS:
1. Hacienda Pública.
2. Adam Smith.
3. El Mercantilismo.
4. La Fisiocracia.
5. La Ley de Say.
6. La Hacienda clásica.
7. El principio clásico de gestión pública mínima.
8. Los principios clásicos de equilibrio económico presupuestario anual, de
autoliquidación de la deuda pública, de neutralidad impositiva y de equidad tributaria.
9. John Maynard Keynes.
10. La Hacienda keynesiana.
11. El Estado del bienestar.
1. Concepto de Hacienda Pública.
La mano invisible es una metáfora económica usada para explicar la capacidad de los
agentes del Sector privado para autorregularse. Fue acuñada por Adam Smith en su
libro La teoría de los sentimientos morales y alcanzó popularidad tras la publicación de
La riqueza de las naciones.
Adam Smith utilizó esta metáfora para argumentar que la libre competencia de los
agentes privados en los mercados conduce a la asignación más eficiente posible de los
recursos, por lo que la actividad economica del Estado resulta innecesaria y perjudicial.
El economista clásico francés Jean Baptiste Say (1767-1832) se distinguió por sus
reflexiones acerca de la Ley de los mercados —en su Tratado de Economía Política
(1803)— aunque nunca pronunció la expresión con la que, abreviadamente, se conoce
dicha hipótesis de comportamiento.
Según la Ley de Say, toda oferta de bienes genera su propia demanda porque
cada coste de producción que se paga constituye un ingreso para alguien que lo
cobra (en forma de salarios, intereses, alquileres o beneficios), con lo que
(considerando el conjunto de la sociedad) siempre existirá alguien que
dispondrá de renta para comprar las mercancías.
La creencia en la validez de la Ley de Say fue compartida por los economistas clásicos,
con la notable excepción de Thomas R. Malthus, que la cuestionó.
En el último capítulo del Libro IV de La riqueza de las naciones, Adam Smith anunció
con el siguiente resumen el contenido del Libro V que se disponía a escribir:
"Según el Sistema de la libertad natural, el Soberano únicamente tiene tres deberes
que cumplir: el primero, defender a la sociedad contra la violencia e invasión de otras
sociedades independientes; el segundo, proteger en lo posible a cada uno de los
miembros de la sociedad de la violencia y de la opresión de que pudiera ser víctima
por parte de otros individuos de esa misma sociedad, estableciendo una recta
administración de justicia; y el tercero, erigir y mantener ciertas obras y
establecimientos públicos cuya erección y sostenimiento no pueden interesar a un
individuo o a un pequeño número de ellos, porque las utilidades no compensan los
gastos que pudiera haber hecho una persona o un grupo de éstas, aun cuando sean
frecuentemente muy remuneradoras para el gran cuerpo social".
John Stuart Mill, Principios de Economía Política, 1848. Libro V, Cap. XI, § 7:
"En resumen, la práctica general debe ser laissez faire; toda desviación de este
principio, a menos que se precise por algún bien, es un mal seguro".
Adam Smith, La riqueza de las naciones. 1776. Libro V, Cap. I, Parte II:
"Los seres humanos pueden convivir en sociedad con un cierto grado de seguridad,
aun cuando no exista un magistrado civil para protegerles de la injusticia resultante de
esas pasiones. Pero la avaricia y la ambición del rico, el odio al trabajo en el pobre y el
amor a los goces y facilidades presentes, son las pasiones que impulsan a invadir la
propiedad ajena, y estas pasiones son mucho más pertinaces y universales. Allí donde
existen grandes patrimonios, hay también una gran desigualdad. Por un individuo muy
rico ha de haber quinientos pobres, y la opulencia de pocos supone la indigencia de
muchos. La abundancia del rico excita la indignación del pobre, y la necesidad,
alentada por la envidia, impele a éste a invadir las posesiones de aquél. Sólo bajo la
protección del magistrado civil podrá descansar tranquilamente durante el corto
espacio de una noche el dueño de esa propiedad tan valiosa, adquirida con el trabajo
de muchos años o quizá de sucesivas generaciones. En todo tiempo se encuentra el rico
rodeado de ignorados enemigos, que nunca podrá ver apaciguados, aun cuando no los
provoque, y de cuyas injusticias sólo puede protegerle el brazo poderoso del
G.D.H. Cole, Historia del pensamiento socialista. Vol. II 1850-1890, Ed. FCE,
México, 1958, Cap. IX:
"Marx había empleado los años que transcurrieron desde la derrota de los
movimientos revolucionarios de 1848 y la fundación de la Primera Internacional,
principalmente en trabajar en su gran obra, en la cual pensaba dar al «socialismo
científico» su forma definitiva y magistral. La primera parte de esta obra, aplazada por
su falta de salud y por la dura necesidad de ganarse la vida, había sido publicada en
1859 en Alemania con el título de Una Crítica de la Economía Política, volumen I. Más
tarde modificó sus planes, y, en lugar de publicar otros volúmenes de esta obra,
decidió empezar de nuevo. Pero el primer volumen de su magnum opus, Das Kapital,
no apareció, después de muchos aplazamientos, hasta 1867, cuando la Primera
Internacional ya estaba en plena marcha. Ningún otro volumen fue publicado durante
su vida. El Volumen II, El Proceso de la Circulación Capitalista, fue publicado por Engels
en Hamburgo en 1885, dos años después de la muerte de Marx. El Volumen III, El
Proceso Completo de la Producción Capitalista, también fue publicado por Engels, en
1894.
[...] la economía marxista vino a ser como un sistema y como un enfoque económico
enteramente diferente de la economía ortodoxa de fines del siglo XIX, con una
terminología entera propia, o más bien derivada de la economía política clásica
[especialmente de David Ricardo], que los últimos economistas ortodoxos consideraba
anticuada [...] Tan grande era la divergencia que era casi imposible para los marxistas
discutir con los ortodoxos [...] La explicación de esta divergencia es fácil. Los
economistas ortodoxos, después de [John Stuart] Mill, consideraron el sistema
Al ponerse en cuestión por Keynes los cimientos teóricos de la escuela clásica (la
creencia en la mano invisible y en la Ley de Say), quedó también sin fundamento
su doctrina de la gestión pública mínima, del equilibrio económico
presupuestario anual, de la deuda pública autoliquidable y de la neutralidad
Ese cambio de paradigma económico —en el que, frente al laissez faire de los
economistas clásicos, se plantea que el Sector público debe jugar un papel
anticíclico que consiste en estimular la actividad económica en épocas de
recesión y en restringir la demanda en periodos de auge— es conocido
Durante los años 1933 y 1935 el economista polaco Michal Kalecki (1899-1970), de
formación marxista, publicó diversos artículos en polaco y en francés en los que
desarrolló el principio de la demanda efectiva y formalizó científicamente la propuesta
de remediar el desempleo de los países industrializados por medio del gasto público,
anticipándose a la publicación de esas mismas ideas por Keynes en 1936 en inglés.
A pesar de haber sido también profesor en Cambridge (1937) y de dirigir una sección
del Departamento de Economía de la ONU entre 1945 y 1954, Michal Kalecki ['Mijau
Kaletski'] no vio reconocida su aportación como pionera. En la historia del pensamiento
económico, la formulación del principio de la demanda efectiva y sus implicaciones
sobre la crisis de la doctrina clásica clásica se denomina "revolución keynesiana".
La falta de reconocimiento de sus méritos a Kalecki puede encontrar una primera
explicación en los idiomas utilizados para exponer sus ideas. Para Joan Robinson,
discípula directa de Kalecki, cabe otra interpretación alternativa o complementaria:
Aunque el nacimiento del Estado del bienestar suele datarse en torno al final de la
Segunda Guerra Mundial (1945), lo cierto es que cuenta con numerosos antecedentes
históricos, como las leyes de pobres inglesas y galesas (Poor laws) vigentes desde el
siglo XIV, la Constitución española de 19 de marzo de 1812 (La Pepa) —cuyo artículo
13 establecía que "El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin
de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la
componen"—, o la Ley alemana que en 1883 creó la Seguridad Social.
Por otra parte, el Estado del bienestar es una construcción social e histórica que ha sido
objeto de desarrollos muy dispares en los distintos países, por lo que pueden
encontrarse muchos modelos diferentes en los sistemas comparados, con distintos
grados de participación pública en cuanto a la regulación de sus componentes, al gasto
público dedicado a los mismos y a los mecanismos de control de su eficacia y su
eficiencia.
Emile Van Lennep, en OCDE, El Estado protector en crisis, Ed. OCDE, 1981.
Discurso de apertura:
"Cuando se escriba la historia de la segunda mitad del siglo XX, no habrá duda de que
la realización del pleno empleo y la aparición del Estado protector durante los años 50
y 60 aparecerán como la señal de una fecunda alianza entre política económica y
política social en los países industrializados con economía de mercado de tipo
intervencionista. En los años 70, con la ralentización del crecimiento económico, estos
dos grandes objetivos de los países de la OCDE han parecido estar en conflicto. Pero,
en los años 80, [...] es evidente que los progresos sociales que pueden realmente
alcanzarse están limitados por los medios económicos de que se dispone. [...] El Estado
protector tiene por función primordial asegurar a todos los ciudadanos una protección
mínima contra los riesgos sociales. El problema es determinar a qué nivel se sitúa este
mínimo".
Más allá de los hechos acaecidos en 2007 que desencadenaron la presente crisis
financiera global (el fraude de los créditos subprime —hipotecas basura— en el
sector inmobiliario de Estados Unidos), varios factores han confluido en la actual