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RESUMEN:
Toda obra arquitectónica tiene como origen y finalidad responder a las necesidades y
aspiraciones de espacio de la sociedad, identificando este hecho con la habitabilidad
arquitectónica; la cual depende de la cultura, del lugar y del momento histórico en que se
manifieste.
Para lograr reconocer el contenido de la habitabilidad, es necesario realizar una
investigación propedéutica que identifique el destino de los espacios, su ubicación y su
economía
Se presentan algunos comentarios sobre la forma de interpretar el programa
arquitectónico señalando que en esta etapa se busca definir las intenciones de las obras
arquitectónicas más que elaborar una lista de requerimientos, contando para tal fin con
las herramientas de investigación de la Psicología.
INTRODUCCIÓN:
El presente documento surge de la lectura del Arquitecto José Villagrán García,
principalmente de los textos titulados "La estructura Teórica del Programa Arquitectónico"
y "La morfología de la forma". Tiene como intención hacer una recapitulación de sus
ideas y señalar las aportaciones que las Ciencias Sociales en general y la Psicología en
particular pueden hacer al tema.
Para muchos profesionales y maestros de arquitectura José Villagrán es un autor fuera
de época. Para los profesionales, durante su práctica, no hay mucho tiempo para
reflexionar sobre los planteamientos expuestos por Villagrán o cualquier otro, la reflexión
parece algo inútil. Por otra parte algunos docentes se confunden la teoría con las
corrientes de estilo actuales, sin observar que una cosa es la manera de dar forma
expresiva a las obras arquitectónicas y otra es la manera de explicarlas.
Ante estas circunstancias deseo retomar el sentido de teoría con una finalidad
académica, entendiéndola como una síntesis comprensiva de los conocimientos que una
ciencia ha obtenido en el estudio de un determinado orden de hechos. Observando que
los conocimientos no son modas, son razonamientos que se demuestran con hechos y
argumentos que, mientras no se encuentren hechos o argumentos que los nieguen o
modifiquen, continúan siendo válidos independientemente de su época
Es por esta razón que interpreto a Villagrán, porque sus argumentos son eficientes, aún
cuando hay nuevas aportaciones que le complementan, como a continuación se
expondrá.
1
Licenciado en Sociología por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM 1982 . Maestro en Psicología por la Facultad de Psicología
UNAM 1991. Doctor en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura UNAM 1999
Catedrático de tiempo completo titular "C" en la Universidad Autónoma de Chiapas por 18 años (1982 – 2000) en la Facultad de Arquitectura.
Catedrático de Tiempo completo Titular A en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura plantel Tecamachalco en la Sección de Estudios de
Postgrado e Investigación 1999 - 2001
Dirección: Norte 54 # 5217; Col. La Joyita; Delegación Gustavo A. Madero; C.P. 07860
Telefono: 55 17 80 12; Mail: jaifer@prodigy.net.mx
El arquitecto filtra las ideas del problema en dos medios, uno el de la cultura en que se
mueve y otro en su personalidad.
La cultura reinante establece finalidades circunstanciales basadas en los modos de vivir y
de edificar, y después pasa por estas mismas circunstancias por la personalidad del
arquitecto. Esto provoca estilos, marca épocas, identifica a las culturas y hace que la
arquitectura sea tan diversa como la humanidad misma.
"Estas sencillas reflexiones muestran que el problema está fuera del arquitecto y que sólo
compete su aprehensión (no sólo intelectual, también emocional) y su proyección en
el programa propiamente dicho para, de este primer paso de la creación proseguir hacia
los otros dos tiempos de este trascendente proceso":
1. Vivencia
2. Identificación de las exigencias expresivas de la sociedad (Diagnóstico)
3. Formación de ideas
El carácter objetivo del problema coloca al arquitecto frente a él y no dentro de él. Es el
problema por sí, a mediación del cliente genérico y de los asesores que funjan en su
planteamiento, el que proporciona al arquitecto el cuadro frente al que formula el
cuestionario que su preparación y talento le inspiran, con la idea de captar de la mejor
manera la totalidad de determinantes que posee dicho problema, a través de su personal
evidencia, lo investiga, incursiona por él y al final elabora su primer paso creador que es
el programa. Este proceso de investigación es lo que denominamos propedéutica
arquitectónica por la similitud que este estudio tiene con las propedéuticas médica y
quirúrgica pre - operatoria; pues ambas tienden a la obtención de los datos sintomáticos a
través de los cuales el médico y el cirujano establecen su diagnóstico para de ahí
plantear el tratamiento que convenga seguir con el paciente.
El arquitecto procede de manera semejante. A partir de su vivencia llega a la
composición.
Es necesario cuidar de imaginar al arquitecto como la fuente de solución a todo problema
que se le plantee, es fundamental conocer el problema antes de intentar una propuesta.
Todo programa, en su aspecto general se refiere por lo visto a una serie de
determinantes y fines esenciales que proceden del habitat y de la cultura; de tal modo
que el arquitecto de todos los tiempos ha aprendido estos determinantes en lo geográfico
– físico y en lo geográfico cultural; pero no debe perder de vista que en todos los casos,
frente a estos dos macizos haces se alza la misma cultura como orientadora y nervio o
alma de estructuración, de su aprehensión y, cosa importante, de su autocontemplación.
COMENTARIOS FINALES
Villagrán expone que un programa es: " el conjunto de exigencias que debe satisfacer
una obra por proyectar" Resulta de vital importancia entender ese conjunto de exigencias.
Por lo expuesto se puede entender que las exigencias representan lo que el arquitecto
identifica como demanda espacial, después de conocer las necesidades y aspiraciones
espaciales del habitante, el lugar en donde piensa ubicar el espacio con que busca
satisfacer su exigencia espacial y los recursos con los que cuenta. Villagrán critica el que
se elabore una lista de carácter económico o funcional de lo que el edificio necesita tener
debido a que esto provoca que el programa arquitectónico pierda su contenido y se
convierta en un conjunto escasamente elocuente de datos sin significado y sin análisis. A
Villagrán le interesa que el programa identifique lo que culturalmente, simbólicamente,
necesita el espacio adquirir como contenido, que esta identificación motive y oriente el
proceso de composición y construcción de la obra. Es obvio que lo económico y funcional
deberá estar presente, pero es fundamental que el arquitecto palpe los propósitos y
deseos que el habitante desea alcanzar con el espacio.
Las preguntas simples y fundamentales acerca de
¿ Qué ?
¿ Para qué ?
¿ En dónde ?
¿ Con qué ?
deben ser resueltas por el arquitecto para determinar claramente las exigencias de
habitabilidad que orientarán todo el proceso arquitectónico.
APORTACIONES.
Para que el arquitecto defina sus intenciones profesionales o los criterios de evaluación
de un espacio construido, es fundamental que reconozca qué necesita o desea el
habitante del espacio y que contenido le da.
Esto no es tarea fácil y desde la perspectiva de Villagrán depende de la sensibilidad
artística del profesional pues estas aspiraciones y necesidades son de carácter espiritual,
con un contenido de diversidad infinita. Y en efecto lo son, pero es oportuno recurrir a lo
que la Psicología puede aportar para llegar a identificarlas.
Existen diversas herramientas que permiten reconocer la manera en que perciben los
habitantes su espacio y la manera en que lo evalúan, las cuales pueden ser de utilidad al
arquitecto, dependiendo del adecuado uso de las mismas.