Sunteți pe pagina 1din 43

EL CARAMBOLO, SUS ETAPAS, Y LA SAGRADA "PIEL DE TORO"

(altares, pectorales y recintos tauromorfos) -Parte cuarta de: "El


problema fenicio en las joyas de El Carambolo"-

Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé


en TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE (27/VIII/2013)

-Capítulo 17º de "El frigianismo en la Cultura Ibérica" (Parte LXXXVI: "Los bueyes de Gerión en el
tesoro de El Carambolo")-.
. ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog. En el que se
contiene las más de cien entradas que hasta ahora hemos subido.
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html
.
DEBIDO A LA EXTENSIÓN DE ESTE ARTÍCULO, SE HA DIVIDIDO EN DOS PARTES Y AL LLEGAR A SU
FINAL HABREMOS DE CONTINUAR LEYENDO EN LA SIGUENTE ENTRADA. Si desea Verla en internet
para consultar sus fotos a mayor tamaño o traducirlo, pulsar:
http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/08/el-carambolo-sus-etapas-y-la-sagrada_27.html

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas; famoso mapa de Antonio García y Bellido, en
que recoge las tierras Ibéricas según la Geografía de Estrabón (agradecemos a la editorial Espasa
Calpe -Colección Austral-, tanto como a los herederos del mencionado profesor, nos permitan divulgar
nuevamente esta lámina) (1) . Si nos fijamos en el entorno de la Península, veremos que García y
Bellido la interpreta tal como Estrabón la concebía, cual una piel de buey. Para comprenderlo
mejor hemos trazado unas líneas amarillas sobre los límites de Iberia, con las que vemos claramente
cómo aquel territorio tiene forma de cuero de toro (curtido, cuyo significado era sagrado en la
Antigüedad).
.
De tal manera, el geógrafo griego habla de que Iberia lucía ese diseño; a modo de pellejo de bóvido, y al
comienzo de su libro III (en que trata sobre nuestra Península) dice textualmente: "SE PARECE IBERIA A
UNA PIEL TENDIDA EN EL SENTIDO DE SU LONGITUD, DE OCCIDENTE A ORIENTE, DE MODO QUE
LA PARTE DELANTERA MIRE A ORIENTEY EN SENTIDO DE SU ANCHURA DEL SEPTENTRIÓN, AL
MEDIODÍA" (2) .
.
Como expone Antonio García y Bellido -en la obra antes referida (3)-, Estrabón alude dos veces más a
este hecho de que la Península sea "tauriforme"; escribiendo también en su Libro II: "IBERIA, COMO
UNA PIEL DE BUEY". Para expresar poco depués que: "ESTUDIANDO -LA OIKUMENE-, POR PARTES,
LA PRIMERA DE TODAS POR EL OCCIDENTE ES IBERIA, SEMEJANTE A UNA PIEL DE BUEY. DE LA
CUAL LA PARTE QUE PUDIERA CONSIDERARSE COMO CORRESPONDIENTE A LA CERVIZ SE
HALLA VUELTA HACIA LA VECINA KELTIKÉ (Galia) (...) POR EL RESTO ESTÁ RODEADIO DE
MAR (4) .
.
En un primer análisis de los referidos textos, obtendremos dos conclusiones muy claras; la más inmediata
se refiere al diseño de nuestras tierras como una península tauriforme; cuyo "cuello del buey" sitúa el griego
en los Pirineos. Pero asimismo observamos en Estrabón otro hecho que parece indiscutible, como lo
es que "el Occidente" se identifique con Iberia. Todo lo que se ratifica en las lineas iniciales del libro III
de "La Geografía", que se encabeza con las frases: "COMENZAR DE NUEVO POR EUROPE. LA
PRIMERA PARTE DE ELLA ES, COMO DECÍAMOS, EL OCCIDENTE, ES DECIR IBERIA. ESTA, EN SU
MAYOR EXTENSIÓN ES POCO HABITABLE PUES SE HALLA CUBIERTA DE MONTES, BOSQUES Y
LLANURAS DE SUELO POBRE, DESIGUALMENTE REGADO" (5) .
.
En referencia a este segundo hecho, y la analogía de conceptos expresada por Estrabon entre IBERIA
y OCCIDENTE; todo ello ratificaría nuestra etimología del nombre de la Península. Pudiendo
demostrarse que "Iberia" se originó desde el griego Hesperia (o del proto-indoariano "SeBaris"); siendo
comúnmente conocido por los helenos ese hecho de que "ocaso" y "atardecer" eran palabras
sinónimas al nombre de nuestras tierras -tal como se lee en La Geografía-. Una Iberia muy cercana
fonéticamente a Hesperia (<= atardecer), de cuya voz también pudo originarse la de "Hispalis" e
"Hispania". Pese a ello, los radicales semíticos del témino que significan "occidente", son muy
parecidos; tanto que "Oeste" u "Ocaso" se expresa como "SEFAR" o "SEFARAD", todo lo que
también pudo hacer nacer los términos "SPAL" o "HISPAL" e HIPANIA. De ello hemos tratado en la
entrada anterior, tanto como hablamos a continuación; al igual que en este artículo escribiremos sobre la
imagen de piel bovina de la Península.

ABAJO: De nuevo la arena de La Maestranza; "La catedral" del toro, dista apenas unos miles de
metros delmontículo donde hace dosmil quinientos años estuvo el Templo de El Carambolo. Un cerro que
puede divisarse sin problemas desde la parte alta de esta Plaza, donde fueron encontrados unos
altares y un ajuar de orfebrería, conteniendo figuras tauriformes o de pellejo de buey (agradecemos a
la institución nos permita divulgar la imagen). En la fotografía vemos uno de los momentos la lidia de
novillos de El Serrano -con Conchi Rios, Emilio Huertas y Alvaro Sanlúcar-; donde sobre su albero se
sacrifica el toro "sagrado"; en una arena y lugar que tanto se acerca y asemeja en color y
localización a ese otro altar con forma de cuero de becerro, de El Carambolo. De un modo muy
parecido (aunque con un rito muy distinto) se debieron también inmolar bóvidos en el templo del cerro,
sobre cuyo significado y orígenes trataremos en el presente artículo.
.
A) INTRODUCCIÓN Y RESUMEN DE CONCLUSIONES A LOS ARTÍCULOS ANTERIORES:
Tal como hemos visto en las entradas que preceden a esta, tras las últimas prospecciones en El
Carambolo, algunos de los arqueólogos participantes en esas campañas más recientes han formulado
nuevas conclusiones. Unas últimas teorías acerca del templo y del llamado "Poblado Bajo", en las que
afirman se trataría de un yacimiento fenicio y no tartessio. Todo lo que confirmaron numerosos
investigadores despúes de las referidas excavaciones llevadas a cabo con motivo del cincuenta aniversario
del descubrimiento (cumplido en el 2008). Entorno a ello, ya hemos expresado en nuestro primer artículo
la idea de que en una colonización nunca puede considerarse que el pueblo aculturado por otro,
pierda totalmente la identidad propia. Tanto, que incluso los que han sido totalmente fagocitados por una
civilización ajena, conservan rasgos muy peculiares (como fue el caso de la Hispania romana, o de la
América hispana). Pues esos pueblos y gentes que reciben una nueva cultura -que sustituye por
completo a la suya y autóctona-, siempre consiguen dar un carácter muy distinto a la impuesta por la
Metrópoli. De lo que no puede afirmarse nunca que las Sociedades aculturadas totalmente, sean
idénticas a aquellas que las conquistan -Hechos probados, que vemos en la Historia; pues el arte ni la
civilización colonial ibero americana son propiamente españolas (o portuguesas); de un mismo modo que se
distingue perfectamente lo romano de Italia, de lo "romano provincial" hispano-.

Desde estos conceptos partíamos en el primer artículo, mientras en el segundo ya expusimos que pese
a que la colonización fenicia fue de gran impacto e importancia en el Sur Peninsular; ello no significa
que eliminara los residuos de las anteriores culturas existentes en Iberia. Nos referimos a las del Final
del Bronce, cuya característica más importante fue el desarrollo de una orfebrería finísima y sin
paralelos en el Mediterráneo. Siendo algunos de sus más destacados ejemplos, los famosos tesoros de
magnífica traza en riquísimo oro puro, como el de Caldas de Rei o el de Villena -tanto como los centenares
de torques, pulseras y zarcillos que se han hallado (especialmente) en el litoral atlántico peninsular-. Joyas
incomparables por su valor y hechura, fechadas entre los siglos XV al IX a.C.; que conforman una
orfebrería de una calidad y con un peso en metales preciosos, que tienen tan solo parangón entre
las coetáneas egipcias, o en las de Mesopotamia. Puesto que ni las piezas minóicas, ni las micénias y ni
siquiera la orfebrería de Oriente Medio -del mismo tiempo-, pueden igualarse a las del Bajo Bronce
peninsular; por su calidad de trabajo, su diseño o belleza, y menos en su cantidad de materia prima.

Siendo así, es teoría admitida acerca del desarrollo y el tránsito del bronce al Hierro en el Sur
Penínsular; una idea formulada desde mediados del siglo pasado por los mejores expertos en arqueología
de entonces. Quienes proponen que tras la llegada de los colonizadores aparecidos durante la Primera
Edad del Hierro en las costas meridionales -hacia los siglos X y IX a.C.-, se producen unas nuevas
culturas en las áreas en contacto con esos visitantes. Naciendo por entonces unas "sociedades
preibéricas", originadas con el choque -o la "colaboración"- entre los habitantes indígenas de la Península y
los llegados por mar (principalmente desde el Oriente mediderráneo). Todo lo que generaría la civilización
metalúrgica de Tartessos, como heredera de la atlántica del Bronce y unida a la aculturación
procedente del Levante -que aflora y se extiende desde el Bajo Guadalquivir, entre los siglos VIII al VI
a.C.-. Pasándose tras ello y hacia el siglo V a.C., a conformarse la cultura propiamente Ibérica;
originada con la expansión del celtiberismo y la desaparición del mundo orientalizante (cuando se
produce el fin de áreas como las de Tartessos o Gadir, cuya decadencia está plenamente unida a la de
Fenicia).

Así pues, la civilización genuinamente "ibérica" se forjaría durante los siglos de dominio de los
Cartagineses, quienes se hacen con gran parte de nuestras tierras, logrando la desaparición de muchos de
los visitantes orientales que desde el siglo IX a.C. "merodeaban las costas de Occidente". Todo lo que
seguramente provoca una unión entre la tribus que habitaban en la Península; al ser gentes que de
algún modo se reconocen con grandes rasgos comunes y herederos de unas culturas parecidas o
predecesoras (la tartessia, celtibérica, grecoibérica, o las del Bronce). Hecho este que les haría configurar
ligas y aglutinarse bajo el "epígrafe" común de iberos, seguramente con el fin de evitar al invasor o
para sobrevivir a estos "visitantes" llegados de tierras lejanas -refierifiriéndonos fundamentalmente a
Cartago y a quienes aparecen desde el siglo V a.C. en Iberia; con el fin principal de explotar sus ricas tierras
cargadas de minas-. Cuanto hemos resumido es el origen que comunmente la "teoría arqueológica" expresa
sobre el mundo ibero y acerca del tartessio. Pese a lo cual existen nuevas hipótesis, que de algún modo
niegan que la cultura del Bajo Guadalquivir fuera heredera de las del Bronce peninsular.
Considerando a Tartessos como una realidad tan solo debida al reflejo de Fenicia y de los
colonizadores llegados de Oriente Medio (una simple colonia).
.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba; torques de oro puro con cierre y bellísimos adornos en formas
de zigzag, o de "tímpanos campana". Hallado en Sintra, es propiedad del Museo Arqueológico y
etnográfico de Lisboa -Portugal, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Se fecha entre el
final del Bronce y el primer Hierro (del 900 al 700 a.C.), siglos que preceden al mundo tartessio y en
los que igualmente están datadas multitud de joyas similares por todo el área atlántica. Nos referimos
a los centenares de torques (de collar o pulsera) y a los zarcillos semejantes, que se han encontrado en el
litoral oceánico y tierras cercanas a Portugal, Extremadura, León, Galicia o Islas Británicas. Siendo estas el
ejemplo de la existencia de una civilización Atlántica que produce aquella orfebrería principalmente
desde los siglos XV al VIII a.C.. Una cultura común y minera que se origina en este área tan rica en
metales preciosos, y que va desde el Algarve y Alentejo, a Orense y el Sil; pasando luego por Asturias a
Irlanda y Gran Bretaña. Civilización del Bajo Bronce, que sería la predecesora de Tartessos y que
como tal, "enseñaría" o mantendría el trabajo del oro entre aquellos iberos. Por lo demás, entre los
adornos que vemos comunmente en la joyería del Bronce peninsular, -a mi juicio- se encuentran
muchos paralelos con los modelos de la cerámica tartessia y pretartessia.

ABAJO: Vaso reconstruido desde fragmentos hallados en El Carambolo y fechados hacia los siglos
VIII y VII a.C. -tal como lo presenta el Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita
divulgar su imagen-. Esta cerámica de tipo Carambolo o tartessia, es bruñida y está comunmente
decorada con triángulos, rallas en zigzag, cuadrados y líneas; todo lo que en mi opinión puede
relacionarse con los dibujos que presenta la joyería atlántica de la Edad del Bronce (ver anterior
imagen).
.

La idea antes expuesta, por la que algunos arqueólogos afirman que Tartessos fue tan solo el reflejo
del Levante Mediterráneo -es decir, una colonia fenicia-; a mi entender sería admisible si se cumplieran
algunos requisitos: El primero sería que los yacimientos y los hallazgos de Tartessos, tendrían que
verse absolutamente iguales a los púnicos u orientales (como los de Malaka, Gadir o Cartago). En
segundo lugar, para considerar que Tartessos era un simple satélite de Oriente Medio (sin aportes
indígenas) habríamos de observar que sus objetos no contuvieran paralelos y rasgos afines con los
enseres y estilos del Bronce Peninsular. Unas joyas y cerámicas que sabemos creadas entre el siglo XV
y el VIII a.C. y que en gran parte son ajenas al mundo mediterráneo. Además, para que aquel reino del Bajo
Guadalquivir fuera un mundo igual al de otros puertos y enclaves púnicos; no solo los hallazgos de Spal (El
Carambolo), de Carmo (Carmona), o de Caura (Coria del Rio), habrían de ser indistinguibles con los de
Malaka o Gadir. Sino que la cronología también tendría que coincidir con lo fenicio, debiendo ser
coetáneo y escalonado; es decir que primero aparecerían las fundaciones de las ciudades púnicas
de la costa y luego, las posteriores urbes en el interior (ascendiendo principalmente por el
Guadalquivir).

Cuanto hemos explicado en el párrafo anterior son requisitos que no se cumplen, tal como vimos en
anteriores entradas. Así pues, y en referencia a los paralelismos entre el mundo fenicio y el turdetano;
llegaríamos primeramente a observar que ni la cerámica -ni menos la orfebrería tartessia-, tienen una
semejanza suficiente como para otorgarle una identidad plena con las del mediterráneo oriental. En lo que
se refiere a las piezas de barro -bruñido y con lineas excisas- del Bajo Guadalquivir, ciertamente se
parece mucho a la alfarería chipriota coetánea. Aunque fragmentos y vasos del mismo tipo se han
encontrado en los yacimientos del Bronce, repartidos por toda Andalucía y por el Sur peninsular.
Además, las llamativas decoraciones de esta cerámica, a la que denominaron "tipo El Carambolo"
(pintadas a base de triángulos, cuadrados y lineas); en mi opinión se asemeja en gran medida a las
ornamentaciones y dibujos que lucen las joyas de la Edad del Bronce peninsular. Todo lo que
identificaría de nuevo las piezas de barro tartessias, con el Mundo anterior al Hierro en nuestras tierras. Por
lo demás y para finalizar acerca de los problemas que surgen al pretender ver en Tartessos solo un
mundo fenicio; nos encontramos que tampoco coinciden las cronologías y a la obligada identidad
entre los hallazgos turdetanos y los de Oriente Medio -algo imprescindible para poder considerar púnico
a este reino del Bajo Guadalquivir-.

Por último, ya vimos que las joyas de El Carambolo contienen signos e inscripciones luwitas en su
collar, de lo que en mi opinión hemos de unir este tesoro al mundo frigio -cultura anatólica presente en
la Penísnula desde el siglo VII a.C., y con ejemplos de estatuaria como Pozo Moro (en Albacete)-. Por su
parte, los pectorales son tauromorfos; un diseño que a juicio de las últimas investigaciones
arqueológicas es puramente peninsular.Esta teoría del origen ibérico de la figura "piel de buey", la
defienden algunos de los investigadores, de los que muchos, a su vez afirman la identidad
plenamente fenicia del ajuar y del templo de El Carambolo (como J. L. Escacena, R. Izquierdo
y A.Gómez Peña -entre otros-). Un planteamiento que así expuesto tiene un grave problema de fondo,
ya que si admitimos que la "figura sagrada" con forma de piel de toro es autóctona, hemos de
preguntarnos: ¿Por qué el santuario que contiene un altar con ese diseño, o una joya tauromorfa; no
son también autóctonos?. Es decir, que si el diseño sagrado a modo de un cuero bovino es puramente
indigena: ¿Por qué el templo de El Carambolo y su tesoro (que guardan estas mismas lineas) no lo son...? .
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba sílabas o ideogramas neo-hititas, que se relacionan con las
figuras que aparecen en el tesoro de El Carambolo. En primer lugar vemos el ideograma en forma de
piel de buey, que es la "planta de edificio" (en idioma frigio) y que se lee "vivienda" o "casa" -
correspondiéndose con el diseño de los altares y joyas de El Carambolo, pero también con el del suelo
de tumbas como la de Pozo Moro (monumento claramente neohitita o frigio)-. Tras ello, los triángulos
cuyo significado es "ciudad", "reino"; aunque tumbados han de leerse "KU-KU" siendo el ideograma
de la diosa "KUbaba" (Cibeles frigia). Además, en la imagen vemos otros signos luwios o neohititas,
que también pueden observarse en el tesoro de El Carambolo, entre los que destacan las dos "C"
contrapuestas, cuyo significado es "dios" (o príncipe). Traduciéndose las formas de dobles "C" junto
a los dos triángulos como diosa Kubaba, la Cybeles neohitita a la que pudo estar consagrado el templo
de El Carambolo. Observemos por último, como entre esos símbolos luwios existe uno que se parece al
"Ank" (cruz de Isis -o ansada- egipcia) con el mismo valor de traducción y que significa "vida". Pese lo a
que este Ank luwio tiene como representación "un nudo" o colgante, en cuyo centro porta el
lingote (o la "casa" en ideograma hitita).

ABAJO: Signos minoicos del alfasilabario Lineal A y B, que se relacionan con los que contiene el
ajuar de El Carambolo.Destaca entre ellos el lingote, letra o ideograma que aparece en todos los
alfasilabarios cretochipriotas (desde su origen -a comienzos del II milenio a.C.-, hasta su erradicación en
Chipre hacia el siglo V a.C.).
.
Durante el presente artículo intentaremos cuestionarnos estas y otras preguntas, recurriendo a los
escritos de los autores que defienden como propiamente indígena aquel símbolo sacro de la
antiguedad ibérica (que significa el pellejo del buey -para unos-; mientras otros ven en él principalmente el
lingote -cretochipriota-). Pese a todo y antes de comenzar, desearíamos volver sobre el tema que hemos
destacado en la primera imagen, donde recogimos que la Península era vista por Estrabón cual una
piel de toro. Un hecho que pudo tener un sentido relacionado con la magia o el misterio para
nuestras tierras; ya que como sabemos, el buey y el astado significaban en la Antigüedad la riqueza y
la prosperidad, asociadas siempre con el metal. De ello (y como siempre repetimos) el dinero se
denominaba pecunia -de "pecus", animal- y las propiedades se medían en cabezas (o cueros) de
ganado. Siendo así, es muy curioso que Estrabón repita por tres veces en su Geografía, esa
coincidencia entre la forma de la Península y la piel del bovino. Ello porque las tierras de Iberia eran
famosas por sus minas y por sus yacimientos cúpreos; un cobre que (como ya sabemos) durante el II
milenio a.C. se fundía y comercializaba en lingotes con aquella forma (pie de buey), entre los minóicos,
por los micénicos, los cretochipriotas y los sardos.
.
Coincidencia o casualidad, pensamos que el hecho destacado por Estrabón refiere algo que pudo
llamar su atención quizás al relacionarlo con los conceptos de magia y religión en la
Antigüedad. Ideas que concebían una unión "simpática" entre los objetos, los seres vivos y los
pensamientos; por los que consecuentemente,una tierra tan rica en metales y ganados, podía tener
ese contorno en forma de lingote o de piel de toro (símbolo de la pecunia). Hechos estos que quizás
fueron los que hicieron destacar a Estrabón la apariencia de cuero de la Península. Unas características
de nuestras tierras, que por otro lado seguramente fueron conformando un ciclo de mitos que
relacionaban el metal y la riqueza, con el Occidente extremo y los bueyes. Todo lo que finalmente
generará las leyendas de los "toros del Oeste", fábulas que culminan en el ciclo famoso de los Trabajos
últimos de Hércules. El héroe que roba el "ganado" al rey de Tartessos, para llevarlo hasta
Grecia. Unos rebaños de "reses rojizas", hurtados por el tebano a Gerión; narraciones que en mi forma
de analizar el mito -y como venimos exponiendo desde hace treinta años ya-, simbolizarían el comercio
del bronce en la zona atlántica peninsular. Metal y lingotes turdetanos que los helenos comprarían a
precios muy bajos en nuestras tierras, para exportarlos a la Hélade. Todo o que -como hemos descrito
numerosas veces-, se debió hacer por la Via Herakleia, y desde las colonias greco-ibéricas. Sitas en puertos
como Alonis. Hemeroskopeion o Lucentum; en los que se sabe, los griegos accedían y compraban los
metales de Iberia, para llevarlos hasta Grecia.

Cuanto narramos, no solo explica el interés de Estrabón por esta forma de piel de toro que guarda la
Península, sino también los diferentes ciclos míticos. Fábulas en las que héroes y dioses han de venir
hasta el extremo occidente en busca del tesoro: De un precioso metal, de los bueyes, las manzanas de oro,
o la cabeza de Medusa (entre otros bienes preciadísimos). Unos relatos que generarían cosmogonías
reflejadas en los astros y que confirmaría a la Constelación de El Tauro como el símbolo de nuestras
tierras. Ello, porque este grupo de estrellas emergen en el cielo en las épocas de navegación -desde
primeros de Mayo hasta Noviembre-, cuando los helenos y otros pueblos navegantes podían
embarcarse hacia nuestras costas. Aunque también, porque esta constelación denominada Tauro,
marcaba en el firmamento el Oeste puro; pudiéndose ver aquella en el extremo occidente de la cúpula
celeste y durante los meses aptos para embarcarse. Consecuentemente, no es nada extraño que el rey -
dios o titán- del ocaso, sea llamado Atlas -el que soporta el peso del cielo-; y que se relacione con esta
constelación del toro. Grupo formado por unas estrellas encabezadas por las Híades y las Pléyades,
identificadas con Las Hespérides y cuyo padre era este Atlas (o Atlante). Coincidiendo cuanto recoge
el ciclo mitológico occidental referido, con las proezas de héroes que vendrán hasta nuestras tierras, por los
tesoros. Relacionando así a Atlas y su reino, con Perseo, Hércules o Geriones; todo cuanto se reflejó
en cosmogonías idealizadas en este conjunto de astros que llamaron Costelación del Toro y que de
seguro simbolizó nuestra Península (que tenía a su vez este forma de piel).
.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Durante estas fechas estivales se celebran por todo el territorio de la
antigua Iberia numerosas fiestas patronales cuyo protagonista es el toro (principalmente en zonas de la
posterior Hispania). Ejemplos entre las más famosas de ellas, son Los Sanfermines y las Del
Angel (comunmente conocidas como "las del torico" de Teruel) de las que recogemos carteles. Pese a lo
que son una infinidad los lugares y localidades donde se rinde homenaje al astado, de una forma tan
"venerada", que si no hay reses bravas no habría festejos. Con todo ello, verdaderamente podemos
estudiar el sentido y simbología que esos "bueyes sagrados" tuvieron en nuestra cultura, desde
tiempos inmemoriales. Habiendo sido el morlaco un totem sacro y el principal entre los iberos; algo
que conservamos aún hasta nuestros días, pero que de seguro se relaciona con los ciclos míticos
Occidentales más antiguos, tanto como con el propio Tauro como constelación (grupo de estrellas
que fueron el símbolo de la Península y de las zonas del Oeste).
Por cuanto venimos narrando y como recuerdo de nuestra más antigua Historia, los habitantes de la
Península colman de honores al toro bravo, con el que comparten su divertimento, besando sus estatuas
(comos sucede en Teruel) o encomendándose a los santos para correr y arriesgar junto a este animal, que
simbolizaba un modo de "Ares" ibero (dios de la fuerza y la guerra entre los pobladores prerromanos).
Cosecuentemente, su significado relacionado con la fertilidad, la defensa y el valor; obligaba -hasta
no hace tanto- a los mozos y jóvenes, a enfrentarse o a retar la suerte de correrlos (esquivarlos y
quebrarlos) para así probar su "hombría" ante los suyos. Un toro bravo, compañero de los más
terribles y drámaticos instantes en los festejos de Iberia, que provoca aún hoy el éxtasis general de la
adrenalina y de la iniciación a la valentía; sin cuya presencia y riesgo parece que las fiestas no
existirían en España -como una extraña ceremonia de vida y muerte que incluye de común la pasión por
sortearlo-.

Como hemos expuesto en muchas de nuestras entradas anteriores, es reconocido el origen milenario de
estas festividades hispanas que se celebran comunmente con encierros y corridas (ceremonias
patronales que por lo común obligan a correr y "jugar" con toros -enmaromados, embolados, de fuego, "al
carrer" o "la mar"-). Pese a lo "lúdicos" que parecen estos arriesgados "divertimentos" con el astado; en mi
teoría propia son celebraciones que encierran unas prácticas muy antiguas de carácter militar o de
defensa. Porque creo firmemente que el origen de aquellas festividades se halla en el uso que los
antiguos daban al astado bravo, para la defensa de las ciudades, de sus campos y sus tierras.
Sirviéndose de toros fieros pata ayuentar y evitar al enemigo; de un modo similar y como se hizo en
otros lugares con animales igualmente feroces -entre los que destacaban los leones y más comunmente
los perros asilvestrados (usados en la guerra o para la protección de fortines y urbes)-. Animales a los que
de común se criaba potenciando su agresividad y que se mantenían en cercados, jaulas o
batanes; cuidados por especialistas que los sabían dominar y manejar, en su uso defensivo. Siendo
muy útiles los toros y leones como guardianes de los fosos y murallas, o bien en campos abiertos;
principalmente ante el enemigo y las gentes no deseadas (que comunmente accedían a un dominio
privado, con la intención de robar o invadir).

De tal manera, ya hemos relatado como muy fácil debió ser mantener entre el ganado de carne,
algunos bravos -teniendo cuidado que no se mezclaran-, consiguiendo de así y de manera tan simple,
que nadie hurtase las reses. De forma semejante, se podrían utilizar aquellos toros de embiste en la
guardia de los campos, bastando para ello que los mayorales supieran controlar las manadas de encaste,
criándolas en los montes y lugares donde no se deseaba la visita de ajenos. Aunque sobre todo, debieron
de servir para guarecerse de enemigos y extraños en las urbes y poblados; siendo para ello tan solo
necesario elevar las ciudades en lugares altos y cercarlas con una pequeña muralla y foso,
manteniendo toros bravos en las inmediaciones (morlacos que se avalanzarían hacia los invasores, o
bien se soltarían en las calles de la población, en caso de que el enemigo hubiera accedido a ellas). Este
método de defensa debió ser absolutamente eficaz durante la Edad del Bronce y especialmente en
las islas y costas -como hemos explicado repetidamente-. Puesto que por aquel entonces, los ejércitos
se componían de pocos soldados, el armamento y las corazas nos eran muy resistentes. Así, frente a
una manada de toros bravos, nada podía hacer un batallón de unos centenares de hombres, armados con
espadas y lanzas broncíneas y con petos muy débiles (menos si deseaban desembarcar en una isla o costa
poblada de toros bravos).

De cuanto narramos hay testimonios históricos, tanto como existen datos de esta forma de defensa y
ataque usada hasta 1578. Habiendo sido a finales del siglo XVI muy nombrado, que las gentes
portuguesas aún se protegieran valiéndose de ganado bravo; un sistema con el que hicieron frente a
los ejércitos de Felipe II en las Islas Terceras (provocando terribles bajas entre los españoles, quienes
fueron incapaces de tomar aquel territorio). Todo ello, junto a historias como las mediterráneas que nos
hablan de hombres toros que protegían islas (entre las que destaca la Creta del Minotauro), en mi
teoría se explica el origen del Toreo y de la idealización de las reses en nuestras tierras. Una "ciencia
de cuchares" que comienza de un modo regulado en "las maestranzas"; plazas de adiestramiento
militar en las que se jugaría con el toro como una forma de doma para el caballo, utilizando a los
morlacos. Artes sobre el equino de las procederían las formas más sofisticadas de preparar la
montura para la guerra; algo que facilmente se puede comprender observando como los
rejoneadores se hacen uno con el caballo, durante las lidias (quienes se "fusionan" con el animal que
les lleva a lomos, de tal modo que no solo evitan toda cornada; sinó que engañan al morlaco de tal manera,
como antaño pudieron hacer los maestrantes con los lanceros y con la infantería enemiga). Por su parte,
las gentes del pueblo aprenderían a manejar el astado sin otros medios que el recorte (o el trapo) y
sin cabalgadura; lo que daría origen al segundo modo de toreo (llamado "de a pié").

Consecuentemente, desde este carácter y del uso del bos fiero como protección y defensa;
consideramos nació su culto y su veneración entre los iberos (por herencia de otros pueblos
mediterráneos). Todo lo que se sublimó aún más al ser el toro y la vaca los más útiles de los
animales (desde el punto de vista económico o ganadero). Unas reses que proporcionaban carne en
abundancia, litros de leche, e incluso su estiércol; con el que en ocasiones se abonaban las tierras
-aunque en la Antigüedad comunmente se utilizaba en seco, para encender y mantener las hogueras-. Por
todo cuanto se comprende facilmente esta veneración al astado en la Antigüedad, una adoración que en
nuestras tierras se incrementaría al haber sido usado para la defensa y para la guerra. Todo lo que
concedería a su lidia (o a sus encierros y corridas), un carácer militar y hasta místico, como símbolo
del totem protector del grupo. Algo que en mi opinión ha quedado inmerso en la civilización ibérica de
un modo tal, que aún en nuestros días podemos verlo reflejado en las múltiples fiestas
populares. Celebraciones que suceden a los ritos llevados a cabo hace miles de años, en las "plazas
de toros" ibéricas (como la de Termantia) y en templos turdetanos, como el de El Carambolo. Lo que
daría lugar una religión y unas costumbres, donde se venera al morlaco; "jugando" con él, o bien
sacrificándolo en inmolaciones muy cruentas, cuyos orígenes unían a este animal con el dios de la guerra
(la figura de Ares-Marte ibérico). Sobre estas lineas, cartel de las Fiestas del Angel de Teruel del año
1965 y bajo ellas uno de Los Sanfermines de 1915 (obra de Juan Alcaraz y expuesto en el Archivo
Municipal de Pamplona, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen).

ESTE ARTÍCULO CONTINÚA EN LA ENTRADA SIGUIENTE,


VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/08/el-carambolo-sus-etapas-y-la-sagrada_27.html
---------------------------------------------------
CITAS:
.
(1): Mapa de la Iberia de Estrabón publicado por el profesor García y Bellido entre otras publicaciones en "ESPAÑA Y LOS
ESPAÑOLES HACE DOS MIL AÑOS, Según la Geografía de Estrabón" (Pag. 75 de -Colección Austral 515-, Madrid 1983).
.
(2): Tradución que presenta Antonio García y Bellido en pag 52 de la publicación referida (1) . "Iberia de Strábon"; III, 1, 3.
.
(3): García y Bellido en "ESPAÑA Y LOS ESPAÑOLES HACE DOS MIL AÑOS, Según la Geografía de Estrabón", cita 4, pag. 53,
explica que el geógrafo griego habla de esa forma de piel de buey de la Península Ibérica dos veces más y en su libro II, tal como a
continuación recogemos.
.
(4): "Iberia de Strábon": II, 1, 30 y II, 5, 27 respectivamente, traducción op. cit. (1)
.
(5): "Iberia de Strábon": III, 1, 1 y 2.

----------------------------------------------------------------------------

EL CARAMBOLO, SUS ETAPAS, Y LA SAGRADA "PIEL DE TORO"


(altares, pectorales y recintos tauromorfos) -CONTINUACIÓN-

Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé


en TARTESSOS Y LO INVISIBLE EN EL ARTE (27/VIII/2013)

-Parte cuarta de: "El problema fenicio en las joyas de El Carambolo"-


-Capítulo 17º de "El frigianismo en la Cultura Ibérica" (Parte LXXXVI: "Los bueyes de Gerión en el
tesoro de El Carambolo")-.
.
ÍNDICE GENERAL: Pulsando la siguiente linea azul se llega a un índice general del blog, que contiene las
más de cien entradas que hasta ahora hemos subido.
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html

ES LA CONTINUACIÓN DE UNA PARTE PRIMERA QUE SE HALLA ARRIBA EN PDF. SI LA DESEA


CONSULTAR EN INTERNET, PARA ESTUDIAR SUS FOTOS A MAYOR TAMAÑO O TRADUCIR,
ver: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/08/el-carambolo-sus-etapas-y-la-sagrada.html

BAJO ESTAS LÍNEAS: Pieza ornamental en oro, prerromana y procedente de Asturias, que conserva
el Instituto Valencia de Don Juan (cuya imagen agradecemos nos permitan
divulgar). Contiene claramente este adorno el símbolo de la piel del toro, un diseño de origen
mediterráneo ancestral y que se convirtió en sagrado entre los iberos del Sur, desde el siglo VII a.C.
-al menos-. En el presente artículo hablaremos del significado de este signo, y de los altares que con esta
forma se hallaron en El Carambolo (tanto como de la pervivencia en tierras hispanas de esta figura "piel de
buey", siglos después de haberse sacralizado por los turdetanos).
.

B) EL CARAMBOLO: SUS TEMPLOS, SUS ALTARES Y SUS JOYAS TAUROMÓRFICAS,


TAURODÉRMICAS O "CORIFORMES".

Antes de comenzar este epígrafe diremos que en la intitulación hemos denominado la figura "piel de
bovino" indistintamente como "taurofórmicas", "taurodérmicas", e incluso "coriformes". Ello porque
pese a que la clasificación como "taurodérmicos" se corresponda con las corrientes que solo admiten
aquel diseño -imitando el pellejo de buey- como un reflejo y símbolo del cuero animal (de adoración a
un totem o a sus dones). Reconocemos que todas las teorías arqueológicas vigentes entorno al "piel
de buey" son ciertas -cada una a su modo-. Es decir, que es absolutamente admisible que los altares y
ornamentos que guardaban esa linea de un curtido, venerasen o recordaran el cuero del animal sagrado.
Pero asimismo, no hay que olvidar que los símbolos y las señas de identidad contienen un
componente que es la "plasticidad social". De tal manera, van evolucionando y adaptándose a cada
momento, hasta que incluso se llega a perder el recuerdo de lo que inicialmente fueron y
significaban, para transformarse en objetos de muy diferente simbología.
.

Por todo ello, hemos querido incluir el término "coriforme" (en forma de cuero), para exponer que las
figuras relacionadas con el pellejo del bovino, antiguamente estaban unidas a los metales, al
comercio -que en parte se hacía con curtidos- y al dinero. Incluso referido a todo ello, nos gustaría incluir
la hipótesis que el nombre de Cora del Rio (la antigua Caura, y donde se hallaron dos altares de este
tipo), pueda proceder de esta raiz: Del latín "corium". Quizás por haber permanecido en esta población
-y hasta época romana-, el recuerdo de la veneración al cuero y de los altares "taurodérmicos". O bien,
porque la adoración y el templo con las aras "coriformes" tuviera como origen un gran negocio de
curtidos y de ganadería; existente quizás hace milenios en Coria del Rio y que promovería este culto
a la piel del toro. Todo ello, seguramente unido al mundo de la metalurgia; tan "encalostrado" en el
Bajo Guadalquivir, que su rio hermano (el Tinto) quedó rojo y con menos flora que el planeta Marte, habida
cuenta la explotación de sus minas, ya antes del 2500 a.C.. Siendo así y trás exponer estas primeras ideas,
continuamos con nuestra referencia a las épocas, templos y altares de El Carambolo.
.
En nuestros anteriores artículos ya dijimos que fueron los profesores Carriazo y Blanco Freijeiro, los
primeros en afirmar que en el alto Carambolo existió un templo (tartessio) (6) . Aunque acerca de la
investigación sobre el carácter y adoraciones de este recinto sagrado, algunos autores consideran que
hasta hace apenas unos años, no se reparó suficientemente en el exvoto de la diosa Astarté -hallado
también en esta colina-. Una estatua dedicada a la diva fenicia, que muy poco se tuvo en cuenta por los
primeros descubridores y para la clasificación, estudio o análisis del yacimiento (hechos que -como dijimos-,
partían de las dudas que Carriazo y los arqueólogos de su tiempo, tenían acerca de la aparición de la
referida figura de Ishtar). Algo que, en opinión de los nuevos y más recientes excavadores del cerro,
debería revisarse, con el fin de unir este hallazgo a los estudios más modernos de El
Carambolo. Nuevos análisis de "templo" y del "poblado bajo" en los que nos han explicado definitivamente
cómo fue el santuario, desde sus comienzos. Siendo así y siguiendo los referidos trabajos de campo,
vamos a continuar resumiendo y estudiando lo que sobre ello nos dicen los más destacados
investigadores.

1-. El Carambolo V y IV: Los dos recintos sagrados más antiguos y primeros, que habíamos fechado
entre el 850 y el 750 a.C. (a los que considerábamos "autóctonos" o indígenas):

Durante la primera época se erige un templo en el alto de la colina, de pequeño tamaño, que es el
más antiguo. Sus inicios debemos fecharlos hacia el 850 a.C. y este se clasifica como Carambolo V -
al ser el último que excavaron-. Las características de aquel santuario original son descritas del
siguiente modo por JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO; ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES Y ARACELI
RODRÍGUEZ AZOGUE: "Se trata de unpequeño edificio con orientación astronómica solar. La entrada
se abre al este, dispuesta en concreto al orto del solsticio de verano, mientras la trasera da al oeste,
hacia el ocaso del solsticio de invierno. Se trata de un templo sencillo compuesto de tres estancias:
una de entrada, que parece patio, y dos al fondo cubiertas y más pequeñas, la meridional con un altar
circular en su centro" (7) . Este que decimos sería en mi opinión -modesta y ajena al mundo
universitario- un santuario local (o indígena) nacido del contacto entre los habitantes de nuestras
tierras, con los que venían de las más lejanas y orientales mediterráneas. Pese a ello, no podemos
considerarlo un templo púnico, ni menos una fundación de los tirios o sidonios, pues por entonces
no habían llegado los fenicios a establecerse, ni hay indicios de otras colonizaciones orientales (al
menos, en territorio del Bajo Guadalquivir).
.
Por su parte, los mismos autores siguen narrando que hubo una posterior reforma del recinto; cambios
estructurales que ya lo convierten en el segundo templo. Esta segunda fase se denomina Carambolo
IV; sobre la que expresan Escacena, Fdez.Flores y Rgz. Azogue lo siguiente: "La primera ampliación
de esta estructura más antigua corresponde al -Santuario IV-. La modificación consistió en levantar un
edificiosimétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora
en patio. Así, surgieron al sur y al norte respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones
alargadas que contaron en su día conhogares y otras estructuras relacionadas con el funcionamiento
cotidiano de un santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc. . Abundan en este
contexto los restos de fauna y las cenizas, señal de que se trataba de una zona tal vez destinada a la
preparación de los sacrificios. A su vez, a ambos lados de estos compartimentos se
construyeron sendas capillas: una en el flanco norte para Astarté y en el lado sur para Baal . El
centro de la capilla o tabernáculo meridional lo ocupó un gran altar en forma de piel de toro
extendida sobre el suelo, fabricado mediante un suave rebaje del pavimento de tierra
apisonada,luego pintado de rojo. La combustión de las ofrendas sobre este altar originó un gran círculo
rubefactado" (8) .
.

Tras la lectura de las palabras anteriores, resulta muy interesante observar cómo este segundo templo ya
es de grandes dimensiones y contiene no solo los patios, sino también dos capillas y el altar
tauroformo (situado en su centro). Una de las llamadas "capillas", a juicio de los pofesores Escacena,
Fdez.Flores y Rgz. Azogue (entre otros), sería la reservada a Astarté; deidad femenina y de la fertilidad
adorada en el templo. Mientras la otra, tendría como objeto de culto a Baal -el dios masculino de El
Carambolo-. Evidentemente, aquellas conclusiones se obtienen desde la hipótesis de que ambas
"capillas" -sitas a los lados del altar central con forma de toro-, fueran utilizadas para el culto a estas
dos divinidades fenicias. Pese a lo que -en mi opinión- las referidas zonas reedificadas en el
Carambolo IV, habríamos de fecharlas antes de la llegada de los fenicios a tierras de Spal. Algo que
nos atrevemos a aseverar con modestia, pero viendo las propias dataciones que presentan Escacena,
F.Flores y R. Azogue; quienes hablan de que este área cuarta del templo, se levantó antes de finalizar
el siglo VIII a.C..

Lo arriba expuesto, cuadra y encaja con las fechas igualmente manifestadas por el prof. Juan de
Mata Carriazo (hace casi medio siglo), quien también expresa que en el nivel IV se halló un estilo de
cerámica típicamente autóctona y más rica que las encontradas el los estratos superiores
-posteriores-. Una alfarería que Carriazo define como tartessia (pura) y que clasificó como "tipo El
Carambolo", ya que encontró numerosos ejemplares allí y en las zonas más antiguas del cerro. Unos
fragmentos de barro comunes a los yacimientos del Bajo Guadalquivir anteriores al siglo VII
a.C. (Carmona, Marchena, Coria del Rio etc); y de los que el primer excavador del montículo sevillano nos
dice son artesanía autóctona, sin paralelos en Fenicia (tan solo similares a los de Chipre y a algunos
modelos egeos). Piezas de barro que se hallaron junto a diversos huesos de animales y objetos como
molinillos; lo que a Juicio de Carriazo, demostraría una actividad "culinaria en el fondo de
cabaña" (9) . Aunque, como posteriormente se ha investigado, aquella "cocina de El Carambolo", hemos
de cosiderarla la cremación sagrada llevada a cabo por los sacerdotes en el altar del templo -donde
se inmolarían y asarían las visceras o los animales ofrendados al dios- .
.
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, altar tauromorfo de El Carambolo. El templete central, sito
entre dos patios y con un ara en forma de piel de buey, se elevaría en la fase Carambolo IV -tal como
recogen los profesores Escacena, Belén, Rodríguez Azogue, Fernández Flores y Amores (entre otros)-. Se
correspondería con el "Nivel IV" en la clasificación de J.M.Carriazo; quien no distingue el Carambolo V
de su periodo posterior, unificando estas dos primeras etapas en unas sola (denominada por él Nivel
IV). Dicha fase inicial para Carriazo (y segunda según las prospecciones últimas) es la que hace
cincuenta años se consideraba más propiamente tartessia. Ello porque en esta aparecen las
cerámicas bruñidas, cercanas otras halladas en yacimientos del siglo VIII a.C. -de la Baja Andalucía- y
similares al tipo Edad del Bronce. Por todo ello y por la datación del radiocarbono, nos hemos atrevido a
fechar este altar y el edificio levantado en el Carambolo IV, como anterior al 750-730 a.C..
Considerando las fases del templo de Carambolo V y Carambolo IV, comprendidas entre el 850 y el
730 a.C... Tras lo que se habría iniciado otra etapa en el santuario, erigiéndose nuevas zonas durante el
llamado Carambolo III; cuyo comienzo fechamos hacia el 700 a.C.. Un cambio que en mi opinión se
produce, posiblemente tras la llegada en masa de frigios a nuestras tierras.

ABAJO: Uno de los altares tauromorfos de Coria del Rio. Fechado en época posterior al de El
Carambolo (hacia el siglo V a.C.) y de una hechura mucho más perfecta; este ara es otro de los típicos
ejemplos de mesas sagradas y de construcciones que guardan la forma de la piel de toro (o del lingote
cretochipriota). Perteneciente al templo tartessio de Coria del Rio, que algunos autores (como Escacena y
Belén) identifican con el famoso Mosn Cassius citado por Avieno -ver anterior entrada-. Este ara sacra es
un ejemplo más de las figuras tauriformes que muestran y demuestran la adoración a las reses en
nuestras tierras. Más adelante hablamos de su significado y de las diferentes teorías acerca de los
orígenes de aquel diseño a modo de "pellejo de buey" o de "lingote keftiu".
.

Como hemos dicho, el profesor Carriazo en la primera excavación del cerro tan solo distiguió cuatro
niveles; de los cuales el último (Nivel IV) comprende lo que en las recientes prospecciones se ha
diferenciado en dos periodos llamados: Carambolo V y Carambolo IV. Gracias a las excavaciones más
recientes se conoce que estos dos estratos más antiguos, corresponden con dos templos
inicialmente allí levantados. Edificios de los que hoy sabemos hubo uno primero (pequeño) que se amplía
posteriormente para convertirlo en un recinto con dos patios (o capillas) y el famoso altar central, en forma
de piel de toro. Pese a ello, todo lo que Carriazo describe como Nivel IV para él resultaría un pequeño
"Fondo de Cabaña", donde se habría escondido el tesoro. "Suelo" de cabaña del que hoy sabemos,
en verdad era el basurero sagrado del templo; un lugar donde se arrojarían las cenizas, las libaciones o
bebidas y los restos de inmolaciones que nos se consumían. Un"terreno" que Carriazo confundió con el
de una "casita", y del que por fortuna conocemos era el vertedero ritual, donde hemos de suponer
que durante un momento de crisis -o de guerras-, ocultaron las joyas que nos legaron los siglos.
.
También venimos repitiendo que sobre esa zona más antigua de la excavación, Carriazo expresa haber
hallado no solo diversos elementos que demuestran la cocción y puesta al fuego de los
animales (cuyos huesos también encontró allí). Sino fundamentalmente la aparición de la cerámica más
autóctona y especial; de un tipo semejante a la hallada en otros recintos de fines de la Edad del
Bronce en la Baja Andalucía. Siendo este un hecho más por el que nos hemos atrevido a afirmar que
este Nivel IV de Carriazo (correspondiente con el Carambolo IV y V), fue de origen autóctono y se
construye en un momento previo a la llegada de los colonizadores. Fechándolo antes del 750-730
a.C.; suponiendo que pudo estar en activo como lugar de culto, al menos hasta el final del siglo VIII
a.C.. Pues tal como relatamos a continuación -y ya dijimos- hacia el 700 a.C. la Península debió de
recibir la afluencia y llegada en masa de los frigios huidos de Anatolia. Habitantes de este reino
nehohitita que fueron atacados repetidamente desde el 730 a.C. y que en el 696 a.C son expulsados,
erradicados y aniquilados en sus tierras (un reino que comprendía la zona central de la actual Turquía).
.
Todo cuanto hemos ido explicado nos llevó a deducir que estos templos primeros del cerro son
anteriores a la colonización fenicia (aunque no canaanea) de la Península. Pero ello es algo que
igualmente expresan sucintamente muchos de los referidos autores; incluso quienes a su vez
defienden que El Carambolo era un santuario de Astarté (Escacena, Belén, Amores, R.Azogue. F.
Flores etc). Profesores que describen claramente en sus trabajos, como la datación de ese Carambolo
original (fases V y IV) es previa al siglo VIII a.C.; o lo que es lo mismo: Anterior a los asentamientos
fenicios -tal como muestra el estudio por radiocarbono de los huesos allí encontrados-.
Unas fechas tomadas del C-14, y que cincuenta años atrás hicieron determinar se trataba un templo
indígena y ajeno al mundo oriental. Todo que aseveraba J.M.Carriazo en base a estos análisis de
radiocarbono, de los que tristemente no tenemos la diferencia existente entre los Niveles III y el Nivel
IV. Es decir, que carecemos del contraste de dataciones por C-14 en los restos del Carambolo V y IV,
frente al Carambolo III y de las otras dos etapas. Unos estratos de muy distintas épocas y en los que
aparecieron infinidad de huesecillos de animales, que han de suponerse sacrificados en los altares de este
santuario -restos que hoy en día servirían para poder fechar con exactitud cada periodo o estrato-.
.
Por cuanto hemos explicado y referido anteriormente, creemos que puede afirmarse que esas primeras
construcciones y reformas del santuario (Carambolo IV), en el que se abren las dos capillas y un
altar, debieron ser anteriores al año 730 a.C.. Un tiempo en que quizás siquiera estaría fundada la primera
ciudad púnica de nuestras costas (Gadir); hecho este que demostraría que el templo inicial del cerro no
estaba todavía consagrado a deidades fenicias (como Baal o Astarté). Por lo que es más seguro
pensar que en el Carambolo V y IV se adorase a dioses autóctonos (o indígenas sincretizados con
religiones venidas de Oriente Medio). Cuanto decimos -y aunque nos parezca extraño- es algo que
también sucintamente reconocen Escacena y Gómez Peña (entre otros); al afirmar esos autores que
los altares tauromorfos, tanto como las figuras con el diseño de la piel de toro, se deben considerar
modelos exclusivos de la Península (ajenos al mundo oriental y tan solo nacidos de influencias lejanas,
llegadas -pero no legadas- desde Ugarit, Asiria o del mundo canaaneo). Por lo que en un lugar cuyo altar es
tan autóctono y exclusivo como el los turdetanos de El Carambolo, la religión que allí segurían había de
tener unos rasgos muy indígenas.
.
Lo referido en párrafos anteriores, explicaría por qué se eleva aquel ara tauromorfa durante el
Carambolo IV y en un momento previo a la colonización fenicia (antes del siglo VII a.C.),
desapareciendo posteriormente. Por lo que a su vez sería extraño considerar que por aquel entonces -
antes de que los fenicios llegaran a la zona de la actual Sevilla-, ya hubiera un templo de Baal y otro de
Astarté en El Carambolo. Todo lo que se demostraría precisamente porque en esos momentos del
Carambolo IV se celebraba sobre un recinto de una religión con tantos rasgos autóctonos, donde su
ara era absolutamente distinta a las de Fenicia u Oriente Medio. Todo ello se corresponde a lo que
consideran "sucintamente" Escacena y Gómez Peña, al creer que estas aras y formas de piel de
bovino no son importadas. Ya que aquellos dos investigadores hablan de que el diseño en pellejo de buey
es exclusivamente ibérico, imitando formas de Asiria o de Ugarit; pero no un modelo religioso llegado desde
Oriente Medio, descendiente de sus ritos; ni menos del lingote o del recuerdo de culturas del Egeo (10).
.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, de nuevo cerámicas de tipo Carambolo, fechadas en el siglo
VII a.C; halladas en el yacimiento de Montemolín -Marchena, Sevilla- (tal como las exhibe el Museo
Arqueológico de Sevilla, al cual agradecemos nos permita divulgar su imagen). Como podemos observar su
tipología geométrica y bruñida es muy particular; tanto que solo aparece en las piezas de barro de
los yacimientos peninsulares meridionales, de fines del Bronce. Por lo demás, su falta de similitudes
con la alfarería canaanita -o fenicia- coetáneas, y sus paralelos con la cerámica chipriota de misma
época. Obliga a plantearnos que la colonización de la nuestras costas durante comienzos del primer
milenio a.C., debió ser muy compleja y seguramente liderada por quienes escapaban de las diversas
convulsiones que por entonces sufría Oriente Medio, Anatolia y sus islas más cercanas.
.
ABAJO: Las formas en piel de toro o "keftiu" son comunes a las plantas de edificios y tumbas de
esta misma época en que se crean los altares y los pectorales de el tesoro de El Carambolo. En la
imagen observamos la planta que tiene el pavimento del edificio III-J, del yacimiento de El Oral de San
Flugencio; bajo este también he dibujado la delineación de la tumba de Los Castillejos de los Blancos,
en Fortuna (Murcia). Todos ellos, al igual que el suelo de Pozo Moro y los altares de Coria y Cancho
Roano, guardan este mismo diseño (a modo de cuero curtido o de lingote chipriota).
.

.
Pese lo antes escrito, posiblemente los dioses adorados en El Carambolo V y IV, fueron deidades con
una gran influencia canaanea; pero todavía con veneración indígena y muy sincretizados -lo que
quizás hizo nacer este tipo de altar, con una forma tan autóctona como sincrética-. Debiéndose
suponer que cuando llegan al Bajo Guadalquivir las primeras oleadas de gentes procedentes de
Anatolia y de Oriente Medio e islas, hubieron de crear cultos unificando las religiones del Levante
mediterráneo, a las que había en esta zona peninsular.Generando ello a mi parecer esas aras tan
particulares y taurofórmicas (como piel de buey) a tenor de los influjos venidos desde Oriente, pero
bajo una interpretación indígena de los cultos. Aunque existe la posibilidad de que también pudieran
surgir como recuerdo de otras ideas y religiones muy antiguas, importadas desde Cerdeña -o del
mundo creto chipriota-, en épocas anteriores a la colonización del Hierro. Nos referimos a
que seguramente mantuvieran en estos altares y modelos (que asemejan al cuero bovino), la memoria
un pasado antiquísimo y legado desde la rica Edad del Bronce peninsular. Recordando en ellos no
solo al dios toro, sino también a los lingotes cretochipriotas y sardos; que tanto hubieron de "venerar"
o de mantener en la memoria histórica. Como una figura semisagrada, que reflejaba la
prosperidad, relacionada con las hachas dobles y el mercado metalúrgico en la Edad del Bronce.
.

De tal manera, ese diseño a modo de cuero, de lingote, de hacha bipenna o de buey pecunia (símbolo
del dinero o el medio de cambio); perteneció a una cultura y a un momento que pudo ser una
"cumbre" en nuestra Península. Refiriéndonos al comienzo y mediados del II milenio, en que
aparecieron los buscadores de metal llegados por mar desde las más lejanas tierras (al "olor " del
cobre, la plata, el estaño y el oro de Iberia). Por todo cuanto los altares y el pectoral de El Carambolo
hemos de identificarlos no solo con un "dios buey" canaaneo, sino hay que relacionarlos claramente
con el divo del metal. Aquel que era tenido por el dios del dinero y del progreso en tierras del
Egeo, en las de Micenas o en todo el mundo oriental y minoico. Deidades a las que modernamente
llaman Smith god (dios herrero) y que comunmente eran representadas bajo la efigie del toro (o del
hombre cornudo). Ya que aquel totem astado simbolizaba la fertilidad y a fuerza, por la bravura de las
reses y las riquezas en carne leche que aportaba a la Sociedad el ganado bovino. Así este dios cornudo
forjador del progreso, también era el Vulcano que ayudaba y preparar las armas para la guerra y para el
comercio; por lo que hubo de ser el dios principal de aquellos grupos basados en el mercado y la
extracción del cobre o el estaño. Unas gentes que pronto llegarían hasta la Península, y que desde
mediados del II milenio a.C. hubieron de frecuentarla de continuo -habida cuenta que por entonces se
agotaron los yacimientos de esos metales en el Mediterráneo-.
.
Finalmente, en lo que se refiere al templo central en el que se eleva este altar tauromorfo, escriben
Escacena y Amores en otro de sus estudios, lo siguiente: "En momentos posteriores, ya del siglo
VIII a.C., se desmonta esta sencilla construcción (...), (se hace un gran templo con el altar de forma
piel de buey) (...) Parecido al de Caura y a otros muchos altares protohistóricos hispanos que siguen
este modelo de piel de toro extendida, este altar del Carambolo es, en cambio, de silueta más
esquemática, y sobre todo de mayor tamaño que todos los hallados hasta la fecha en el área
tartésica; además, en casi todas sus características similar al diseño de las dos piezas, conocidas
comúnmente con el nombre de ´pectorales`"(11) . Cuanto hemos recogido, vemos que cuadra con
nuestra datación de aquel Carambolo IV como previo al establecimiento de los fenicios a nuestra
tierra y en una época anterior a que Frigia fuera invadida. Por lo que el es perfectamente lógico que
aquel fuera un santuario autóctono, sin grandes influencias orientales y que muy posiblemente ha
de fercharse a mediados el siglo VIII a.C.. Un recinto sagrado que seguramete fue transformado poco
después, con la venida en masa de gentes que escapan de los ataques que sufre Anatolia a fines de este
siglo. Cuando los frigios se ven asediados repetidamente; primero por los asirios, luego por los cimmerios y
finalmente, arrasada por los griegos lidios (quienes obligan en el 696 a.C a huir a todos frigios de su reino
-esclavizando a quienes allí permanecen-).

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, estatuilla del Museo Nacional de Chipre (al que agradecemos
nos permita divulgar la foto) que representa a un "dios herrero" hallado en Enkomi, en santuario de este
divo "cornudo" fechado en el XII a.C.. Representa quizás a Apollo Keraiates y pese a que su iconografía
aún contiene dudas, se cree que se trata de un culto aqueo a un tipo de "smith god" inventor de las
artes y de los objetos de uso (herramientas, armas e instrumentos musicales). Un divo que unificaría las
funciones del Hefaistos con las de Apolo -griegos-; dios del arte pero también de la forja y del
metal. Una divinidad más unida a la guerra que al civismo o a la adivinación (hehos que lo apartan de
Apolo), aunque su culto se supone estaba muy relacionado con los viajes, el comercio y la extracción
o trabajos del metal (principalmente del cobre, dado que pertenece a la Edad del Bronce). Su iconografía
de cornudo (keraiates) le acerca al dios Kernunos indoeuropeo; una divinidad que entre los celtas era
la representación del poder real unida al creador supremo y dominador de la naturaleza. Por su
parte en Chipre, estos divos que se asocian al toro y llegan a representarse sobre el lingote piel de
buey; son a su vez venerados como dadores de las riquezas y unidos con el metal. Siendo aquel
bóvido dios, el totem de la guerra y del prestigio, tanto como el animal que más bienes otorga a la Sociedad.

ABAJO: Pectoral tauromorfo de El Carambolo. Observemos en la forma de la joya -que


personalmente considero se trata de un "ephod" (colgante protector del pecho)-, como su diseño es igual
a los altares y a otras figuras coetáneas, semejantes a una piel de buey o al lingote cretochipriota (y sardo).
.

2-. El Carambolo III: El recinto sagrado posterior a la llegada de los primeros colonizadores. Templo
que a mi juicio es de influencia frigia, al que pertenecerían las joyas (que fechamos entre el 730 y el
650 a.C.).

Tras estudiar a fondo lo que fueron los templos iniciales de El Carambolo V y IV, pasaremos a resumir
aquellas siguientes fases en las que el santuario se transforma, aunque ya a penas sin grandes
ampliaciones ni cambios. De tal manera, la etapa contígua es la llamada III, a la que Carriazo
consideraba pertenecía el tesoro (12) . Ello, porque el lugar donde fueron halladas las joyas estaba
rodeado de cerámica del "tipo III", y porque los albañiles que lo encuentran decían que se sacó del
interior de un "tarro" de barro con ese estilo (donde su descubridor creyó que estaban protegidas o
depositadas). Todo lo que le hacía deducir que había sido escondido durante este periodo III, ya que
como Carriazo afirmó, el ajuar se hallaba "dentro de un estuche" cerámico a modo de recubrimiento.
Por todo lo que las piezas de alfar que rodeaban a las de orfebrería -una vez analizadas- se vió que
eran semejantes a las que aparecen en el estrato de Carambolo III.
.

Evidentemente, existe la probabilidad clara de que aquel ajuar fuera puesto bajo tierra en esta
época, que -a mi modesto juicio- antecede a la propiamente fenicia del templo. Una etapa tercera (que me
atrevo a datar del 730 al 650 a.C. aprox) que consideramos "de influjo frigio" y durante la que se
mantuvo el altar en forma de cuero, creado en la fase anterior (Carambolo IV). Ara "tauriforme" que
debió desaparecer tras ese Carambolo III; desmontándose el lugar de ofrendas que venereaban como
cuero curtido con la llegada masiva de púnicos; todo lo que se correspondería a mi criterio al nivel
siguiente. La penúltima fase del santuario, elevada por los venidos de Tiro y Sidón, quienes quitarían
el altar piel de toro y adorarían a sus dioses en aras parecidas;momento que fechamos como
coincidente con el periodo de "los Arganthonios" (desde el 650 al 531 a.C. aprox).
.
Por todo ello, la hipótesis de que el tesoro fuera de este estrato tercero, nos obligaría a suponer en
una etapa de transición belicosa -o sometida a convulsiones-, entre el Carambolo III y el santuario
II. Todo lo que quizás se explicaría por el establecimiento y dominio pleno del Bajo Guadalquivir en
manos púnicas trás la fase II (desde mediados del siglo VII a.C.). Marinos fenicios que llevaban un siglo
ya asentados en sus bases de la costa Atlántica, pero que probablemente y ante los ataques sufridos en
esos decenios en su lugar de origen, deciden hacerse totalmente con el comercio y el poder en la Baja
Andalucía. Siendo esta quizás la época en la que fundarían posiblemente Spal (la futura Híspalis) y en
un momento en el que quizas hubieron de guerrear con las gentes autóctonas para someterlas o
aculturarlas. Todo llo explicaría el enterramiento del ajuar en este nivel III, ante la llegada de los fenicios del
Carambolo II y la desaparación del altar tauriforme -ocurrido a mi juicio, hacia el 650 a.C. y a causa de la
"invasión" púnica-.
.
Pese a lo antes descrito, aún no está claro que aquellas joyas se hallaran dentro de ningún vaso y tan
solo se puede afimar sobre su aparición, que estaban rodeadas de fragmentos de barro (de trozos y
piezas arrojadas a lo que hoy sabemos era el cenicero ritual del templo). Por lo que es muy difícil
definir en qué época se introduce bajo tierra el ajuar, dado que la finalidad de su enterramiento sería
ocultarlo (ya que no podemos admitir las teorías que hablan de que el tesoro fuera arrojado a un
basurero, tras ser amortizado, o al dejar de utilizarse en el templo). De tal manera podrá entenderse
que al inhumar un objeto bajo varios centímetros de cenizas -o de restos- para esconderlo; lo que
estamos realizando es ponerlo a una profundidad que se corresponde con una fase histórica muy
anterior. Más claro: Si enterramos profundamente una joya en el suelo de una iglesia, lo más probable es
que la introduzcamos en una capa arqueológica perteneciente al templo -y al tiempo- previo a ese edificio
(muy anterior). De lo que resulta más que difícil saber a qué época pertenece la ocultación y ajuar que
estudiamos, tan solo relacionándolo con cuantos restos le rodeaban en el momento de su hallazgo.
.
Por lo demás y en mi opinión (ajena a "conocimientos universitarios"), estoy plenamente de acuerdo en
considerar que las joyas de El Carambolo pertenecen a la fase III, habida cuenta que en ellas
aparecen caracteres luwios. Siendo así, su trabajo de orfebrería correspondería al periodo en el que
yo considero llegaron en masa gentes de Frigia hasta nuestras tierras; un tiempo que ha de fecharse
entre el 730 y el 696 a.C.. Años en los que el reino de Midas fue destruido y su población obligada a huir de
la Anatolia central. Por lo que no sería extraño suponer que aquellos súbditos y nobles del reino
neohitita arrasado (por los asirios, cimmerios y finalmente por los griegos), al refugiarse en nuestra
península, entablaran muy pronto contacto con el litoral más rico en minas (el que actualmente es
Huelva y Sevilla). Ello porque Frigia era un reino conocido por sus riquezas y cuya base económica se
hallaba en el oro y en el comercio de los metales. Tanto era así, que ya dijimos había citas históricas
que referían como Midas de Frigia había comerciado el estaño (cassiteros) del Atlántico en el
Levante mediterráneo. Un primer mercado del llamado "plomo negro", que delataría el contacto entre el
monarca neohitita y el Bajo Guadalquivir (con el Atlántico peninsular) al menos ya en el siglo VIII a.C..
-PARA LOS INTERESADOS EN EL TEMA VER http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1.html Y
ENTRADAS DE CITA (13) -.
.
Por todo cuanto expreso -a mi modesto juicio- creo que el tesoro de El Carambolo, pertenecería a esta
fase III -tal como dijo Carriazo-; un periodo que también me atrevo a fechar entre el 730 y el 650 a.C (todo
lo que expongo bajo mi intuición personal, ajena al mundo universitario). Ello, porque creo que tras los
asedios y destrucción de los reinos neohititas de Anatolia, una parte de aquellos frigios en éxodo
vienen a Iberia, lugar donde pudieron comenzar una nueva etapa orientalizante, en la que crean piezas
como estas del tesoro tartessio -o la tumba de Pozo Moro-. Finalmente, esta fase III (de influencia hitita)
comenzaría a terminarse desde el momento en que los asirios pasan también a atacar Fenicia.
Potencia marítima cuyas murallas se vieron de continuo asaltadas y sitiadas por los reyes de Asiria (desde
el 672 a.C.), para ser invadida por aquellos babilonios que la "destruyen" cien años después -tras infinidad
de asedios en Tiro y Sidón-. Un siglo -del 672 al 752 a.C- en el que muchos fenicios decidirían huir a
sus colonias (de Chipre, Italia o Cartago; y a tierras más lejanas, en el Occidente extremo). Momento
en el que el influjo y la llegada de los púnicos debió ser ya masiva a nuestras costas y años en los
que podemos considerar que se convierte el templo de El Carambolo, en un santuario de Astarté.
Finalizando así el periodo de influencia o dominio frigio. Siendo la nueva etapa que se produce, la
denominada Carambolo II; una fase que correspondería a su época fenicia y a su penúltimo estrato -justo el
anterior a la destrucción y desaparición del santuario-.
.
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas, "vaso de los toros", de Montemolín -Marchena,
Sevilla- tal como lo exhibe el Museo Arqueológico sevillano (al que agradecemos nos permita divulgar la
imagen). Fechado en los siglos VII al VI, se caracteriza por la aparición de esfinges y figuras de
bóvidos pintadas. Un tipo de alfarería que como ya hemos dicho no existe en costas de Siria ni en
las del Líbano (donde se asentaba la antigua Fenicia); y aún siendo orientalizante, tan solo se parece a
las cerámicas Chipriotas (al igual que creto-chipriota es el diseño tauromorfo o de "lingote toro", que
contienen los pectorales y altares de El Carambolo).

ABAJO: Urna cerámica del tipo Santuario de la Cruz del Negro, de Carmona (Sevilla) -pieza expuesta
en el Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. Fechada en el
siglo VII a.C. y de tipo tartessio, igualmente solo imita modelos egeos o cretochipriotas.
.

.
3-. El Carambolo II: La fase fenicia o templo de Astarté; fechable -a mi juicio- entre el 672-650 y el 531
a.C..

Sobre la transición entre las fases III y el nivel II, Escacena y Amores describen del siguiente modo el
lugar dónde fue encontrado el ajuar: "En esta etapa, la fosa-basurero donde se enterraron las joyas
estaba prácticamente saturada de residuos, porque se había excavado y usado como vertedero
sagrado en momentos anteriores del santuario (Carambolo III). En esta etapa del Carambolo II
existían aún diversas capillas en el recinto" (14) . Cuanto leemos en la frase anterior, expresa
claramente que las joyas fueron "enterradas" y no arrojadas al basurero, trás haber sido amortizadas
(dejadas de utilizar) por el templo. Siendo -en mi opinión- muy lógico que el lugar para ocultarlas fuera
precisamente aquel en el que tan solo había restos de animales y de ofrendas sacrificales. Un
basurero sagrado que creyeron muy seguro como escondite, ya que allí -entre las inmolaciones-,
probablemente no buscarían quienes llegaban con ánimos de llevarse o arrasarlo con todo. Una basura que
además de sucia para remover, hacerlo sería un acto casi sacrílego;puesto que en los vertederos de
templos de este tipo tan solo se depositaban los residuos de inmolaciones (principalmente la sangre y
vísceras de los animales ofrecidos, tanto como los restos de vegetales, de ceras, perfumes y de los aceites
que se usaban en las liturgias).

Como dijimos, a esta fase II creemos que pertenecería la estatua votiva de la Astarté que
precisamente se fecha en esa época (hacia el 650 a.C.). Lo que obliga a pensar en que las
modificaciones que se observan en el recinto, pertenecerían a cambios en los cultos, convirtiendo
en esa fase El Carambolo en un templo plenamente fenicio. De hecho, parece ser que es entonces
cuando pierde su altar en forma de cuero. Además durante el Carambolo II y a su comienzo, supone
Carriazo se habría enterrado el tesoro (al finalizar la etapa tercera). Es decir, que bajo esta hipótesis,
las joyas se habían ocultado ante la llegada masiva de púnicos y la caida del mundo autóctono (una
cultura que creemos de amplia influencia frigia). Fenicios quienes posiblemente atacaron o subyugaron
a las gentes indigenas, para hacerse con el comercio del metal a mediados del siglo VII a.C...
Ello correspondería con el periodo legendario llamado de los Arganthonios; monarca (o dinastía)
que se dice reinó en Tartessos durante 120 años: Desde el 650 al 531 a.C.. Lo que históricamente
concuerda desde la crisis de Tiro y Sidón en Oriente Medio (que termina con la destrucción de Fenicia en
el 572 a.C.), hasta la recuperación de Cartago; quienes vencen en Alalia a los griegos -en el 531 a.C- y se
hacen de nuevo con el dominio de los mares y del acceso por barco a la Península.
.
Siendo así, hemos de considerar que en este segundo nivel ya encontraríamos el templo totalmente
fenicio, que probablemenete se mantuvo el culto a Astarté durante esos ciento veinte años y hasta la
llegada al Guadalquivir de los de Cartago. Un santuario que cambió el altar autóctono del
toro ("taurodérmico" y de los Carambolos IV y III), por la veneración a una Astarte de la colina. La diosa
púnica que guiaba a los navegantes y cuya escultura votiva se halló entre los restos de El Carambolo,
en lugar próximo a las joyas -pero no en el mismo nivel ni empalzamiento que el ajuar, ya que los
obreros manifiestan haberla encontrado un día antes-. Siendo así, la localización en diferente
jornada (una previa a la del tesoro) y en una zona un tanto retirada, obliga a concluir que esta
estatuilla de Astarté perteneció a otra época y que quizás no fue enterrada al tiempo que las
joyas. Sinó que es más posible que su ocultamiento se hiciera en el momento de aparecer los que
acaban con el santuario, situando allí una fundición de reciclado. Gentes que en mi opinión
erancartagineses quienes ya adoraban a Tanit; una diosa sincretizada desde las Ishtar púnicas y las
ctónicas griegas -pero que no era exactamente esta Astarté-. Todo cuanto puede explicar por qué la
estatua es tirada al suelo, o bien ocultada entre los restos del templo, en lugar distinto al ajuar y -a mi
juicio- en el momento en que se sabe iban a acabar con el recinto sagrado de El Carambolo (en una
"fase primera", que fechamos hacia el 531 a.C.).
.
4-. El Carambolo I: La destrucción -por los cartagineses- del santuario (llevada a cabo hacia el 531
a.C.):
.
Vimos en nuestra anterior entrada, que la desaparición del recinto sagrado, personalmente la
dataríamos entorno al 531 a.C.; tras la batalla de Alalia y con el auge de Cartago. Una destrucción del
santuario que creemos fue obra de los "nuevos dueños" del Bajo Guadalquivir (los
cartagineses); quienes arrasarían los antiguos dominios de los tartessios y de los fenicios -tanto
como sus templos-. Momento en el que parece lógico que los sacerdotes (o los reyezuelos) de El
Carambolo enterrasen en el basurero del santuario aquel tesoro y ocultaran la imagen de
Astarté; antes huir o de que les dieran muerte las gentes de Cartago. Siendo este el final de aquel recinto
sagrado, que sería arrasado y olvidado, como muestra el hecho de que reciclaran todos sus
materiales; destruyéndo el lugar de culto y situando en estos días últimos una fundición de reciclado
de metal, en el Alto Carambolo.

"Forja de recuperación de restos" y etapa del yacimiento que Escacena y Amores describen con las
palabras: "corresponde en realidad a un momento en que el templo ha sido asaltado y sus ajuares
de bronce están siendo fundidos en hornos para su reutilización como simple materia prima. Prueba
de ello son los "goterones" metálicos de este episodio, bien identificados con los análisis
oportunos" (15) -provocados por el horno al que echarían cuantos enseres en uso y de culto que
encontraron, para "reciclar" su metal-. Todo ello nos habla de una razzia que arrasó el lugar sagrado y
que lo dejaría en el olvido para siempre; aunque su tesoro no fue encontrado hasta nuestros días (al
igual que la imagen de su diosa principal en época fenicia -fase III-). Seguramente al haber ocultado
los enseres más valiosos en un lugar en que nadie lo buscaría, como lo fue el basurero ritual (cubierto
por toneladas de cenizas pocedentes de sacrificios y por infinidad de restos de las ceremonias).

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, caballito ritual de Cancho Roaño (yacimiento tartessio de
Zalamea de la Serena, Badajoz), tal como lo exhibe el Museo Arqueológico de Badajoz -al que
agradecemos nos permita divulgar su imagen-. Como veremos más adelante, Gómez Peña y Escacena,
hablan de las figuras en forma de piel de toro, refiréndose también a los pellejos y curtidos que
usaban en la antigüedad como montura. Pues si observamos bien el precioso caballo de la
fotografía, es fácil advertir que en sus lomos lleva a modo de "silla ecuestre" un simple pellejo. De lo
que hemos de suponer que estas monturas se hacían con una piel doblada (quizás de oveja), cosida y
rellenada de algún tipo de acolchamiento (seguramente introduciendo lana). Sea como fuere, la forma de
estas monturas es idéntica a las de los templos y altares (tauromorfos) todo lo que quizás nos hace
pensar que muy posiblemente la "silla de montar" se relacionara con un trono o con un rango (el
·equestre· o noble). Algo que concedería a este símbolo nacido del simple cuero -o del curtido-, un
carácter muy ligado a la aristrocracia y a lo sagrado.

ABAJO: Fachada de una tienda de curtidos en Salamanca. Observemos que el logotipo del cuero hoy
en día es exactamente igual al que hace milenios se usaba para marcar un símbolo sagrado
similar. Un diseño que se relacionaba claramente con el dinero y con un modo de cambio (ya que
desde lo más antiguo se comerciaba con esas piezas de cuero curtidas, como una forma de
moneda). De todo ello derivaría claramente el lingote, como marca de un valor medido en cabezas de
ganado, por lo que nunca puede distinguirse bien en esta figura con forma de piel, el símbolo
pecuario del pecuniario. Es decir, que es francamente difícil saber en qué momento este diseño del
pellejo de buey se entiende como una marca del animal, o como un ponderal numismático y
metalúrgico (un lingote, as, talento etc). Por ello considero personalmemente que es muy complejo
hablar de que el diseño tauromorfo simplemente simbolizó una piel de toro, sin un sentido ligado a
los metales; ya que desde la Creta minóica, el Chipre micénico y la Anatolia hitita (en los comienzos del II
milenio a.C.) este signo significaba "lingote", "tierra" o "casa". Al igual que fue el ponderal en el que
comerciaron el metal cúpreo por el Egeo, los micenios y los sardos -al menos hasta el fin de la Edad del
Bronce-.
.

C) LOS ALTARES TAURODÉRMICOS:


Pasamos al estudio de los altares en forma de piel de toro, ("tauromorfos", "taurodérmicos" o
"coriformes"...), centrándonos primeramente en el hallado en El Carambolo; sobre cuyo hallazgo
nos dice Pérez Guerra que: "Una singularidad del altar es su connotación astronómica, estudiada por
José Luis Escacena. Su eje longitudinal está orientado de forma, que hacia el Este, apunta justo a la
salida del Sol del solsticio de verano, mientras que hacia el Oeste mira al ocaso del Sol en el
solsticio de invierno. Lo mismo se ha constatado en otro templo fenicio hallado en el Cerro de San
Juan de Coria" (...) La orientación del altar y del templo, sobre todo de la capilla de Baal, garantizaban
mediciones precisas de los movimientos solares para establecer el calendario. Fue la parada
solsticial del Sol, que durante dos días permanece quieto -sale por el mismo punto del horizonte- para
ponerse en movimiento al tercer día, lo que inspiró en las poblaciones semitas antiguas de Siria y
Palestina el mito del dios que muere y resucita. La identificación del dios masculino con el disco
solar y con el toro eran en realidad símbolos de su omnipotencia. La imagen de bronce de la diosa que
guarda el Museo Arqueológico de Sevilla no es una estatua de culto, es un exvoto, una ofrenda a la
divinidad por parte de dos fieles que habían recibido un favor especial de ella El tesoro del Carambolo,
descubierto hace hoy cincuenta años" (16) .
.
El dato aportado por el profesor Escacena -y que recogemos en este caso desde las palabras de Ángel
Peréz Guerra- es de enorme valía; ya que tal como Escacena ha logrado descubrir, estos altares tienen
una orientación astronómica (fijada desde los equinocios y solsticios). Sabemos que se ha realizado un
estudio astrofísico de sus coordenadas, llegando a la conclusión de que el acimut en todos ellos tiene una
curiosa variación de 55º. Pero si pudiéramos realizar una observación exacta y una medición
minuciosa de la orientación de aquellas aras, se lograría fechar el momento de su
construcción. Habida cuenta que existe un error en "cabeceo terrestre" que modifica el eje de la
Tierra. Tránsito denominado "precesión de equinocios", por el cual cada primavera -u otoño- se
modifica en parte el eje de nuestro planeta. Algo que sucede porque la posición que indica el Norte y
nuestro eje -sobre la Esfera Celeste-, se desplaza alrededor del polo. Ya que la rotación no es
perfecta y va realizando una elipse, algo que traza un "cono"; recorriendo una circunferencia completa -o
perfecta- cada veinticinco mil setecientos setenta y seis años (periodo conocido como Año Platónico, en el
que el eje terrestre regresa al mismo punto). De cuanto decimos y conociendo que hacia el 1000 a.C., el
Norte puro se situaba en el centro de las estrellas denominadas Draganis; y que ese mismo punto
cardinal, yaen el 400 a.C., estaba en nuestra Estrella Polar. Resultará que si medimos con exactitud el
Norte que marcan estos altares (de El Carambolo, de Coria, Malaka y etc); conociendo la distancia entre
el verdadero Norte puro hoy y el que señalan aquellos como el del momento en que se erigieron. Podrían
fecharse con bastante exactitud los referidos altares y edificios taurodérmicos; simplemente
observando la diferencia entre Draganis y la Polar, que aquellas aras señalarán como "su" Norte.
.
Siguiendo con las teorías sobre los altares que estudiamos -su significado y sus usos- Alvaro Gómez
Peña recoge y resume las últimas ideas y tendencias en una de sus obras (17) . Exponiendo que
podemos definir dos principales corrientes, muy marcadas y diferenciadas: "De una parte, la
de aquellos que ven los taurodermos en general, y los altares de esta forma en particular, como propios
de la población residente que habitaba en el suroeste a la venida de gentes orientales, habiéndose
asumido dicho perfil como símbolo identitario de la élite fruto de su introducción en los circuitos
mediterráneos del comercio del metal (Celestino Pérez, 1994, 306-309; Murillo et alii, 2005, 16-
17; Gómez Toscano, 2009; Fernández y Buero, 2010). Quienes así opinan, basan su argumento en la
existencia de lingotes de cobre de la misma forma fechados en la segunda mitad del II milenio a. C., por
lo que son estos lingotes los que servirían de inspiración a los altares, negando que en oriente existan
ya tales aras con idéntica forma". Mientras de un modo casi opuesto piensan otro grupo de
investigadores que suponen: "la segunda de las interpretacionesaquí defendidas,
(que) ve en estos altares la continuidad en suelo ibérico de tradiciones litúrgicasorientales traídas a
occidente por poblaciones de aquel lado del Mediterráneo, idea basada en la comparación de
smiting-gods y representaciones en cilindros-
sellos chipriotas y ugaríticos con loscontextos hispanos (Escacena, 2007; Escacena y Coto,
2010; Gómez Peña, 2010)" (18) .

El resumen de ambas teorías podría sintetizarse en que existen dos interpretaciones acerca de aquellos
modelos "piel de toro": Primero, quienes creen que este diseño en "pellejo" es autóctono y fruto de
una tradición milenaria, unida al lingote y al mundo del Bronce. Mientras un segundo grupo de
expertos, afirma que estos son una importación llegada desde Oriente, en épocas del inicio del
Hierro y cuyo significado está simplemente unido al toro (dios), no al mundo del lingote ni del metal. De
ellas, la primera hipótesis se denomina PANLINGOTISTA, y se cuestiona si los altares (junto a aquellas
figuras "piel de buey") son una creación autóctona y nacida de la cultura tartésica, o si por el
contrario ya existían sus precedentes en el Mediterráneo Oriental. Una teoría "panlilongista" que se
plantearon varios investigadores en los años ochenta y al descubrir diversos objetos
"taurodérmicos" en numerosos yacimientos; como son por ejemplo: La fuente hallada en la tumba 16 de
la necrópolis tartessia de la Joya (en Huelva, 1978), donde observan formas similares al pectoral de El
Carambolo; diseño que más tarde verían se repetía en la planta y suelo del cenotafio de Pozo Moro
(Almagro Gorbea 1983), tanto como en diversas tumbas (ver imágenes arriba). Esta hipótesis
panlilongista es rebatida por Gómez Peña preguntándonos que: "cabría plantearse la siguiente
cuestión: Si los altares son una creación controlada por la población autóctona dado que no existen
ejemplares en oriente, ¿por qué pensar que la élite tartésica usó los lingotes como símbolo para sus
aras, si no han aparecido tales lingotes en toda su área de influencia?" (19) .

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, un molde y hachas de la Edad del Bronce (hacia el siglo X
a.C. y propiedad del Museo Arqueológico de Sevilla, al que agradecemos nos permita divulgar la
imagen). Procede de un depósito de Huelva cercano al lugar donde se produjo el famoso hallazgo en
la Ria en 1923, que al parecer pudo corresponder a un culto funerario. Ceremonias mortuorias cuyos
ajuares pudieron ser las armas halladas en la Ria, al haber "inhumado" bajo las aguas los
cadáveres (que una vez cremados, serían arrojados a la desembocadura o al mar). Como podemos
observar en la imagen, la línea de las afiladas formas de su bronce, mucho se asemeja a los lingotes
"piel de buey"; principalmente a los cretenses cuyo diseño era muy parecido al "hacha
doble" (bipenna adorada en esta isla y denominada Labrys). Aquel arma de doble filo era uno de los
símbolos más venerados en toda la cultura minóica; civilización comerciante, que transportaba por mar
del cobre -desde las más lejanas tierras- y que dió una forma casi igual a sus "ponderales" de bronce.
Por su parte, los minóicos adoraban al toro (o al hombre astado) en la forma del "totem del mal".
Un Minotauro, hijo de la reina y un "bos", que cuidaba del palacio de Cnossos y cuyos rituales se
realizaban en el lugar que tomaba nombre del hacha doble: El Laberynthos (coronado por la
bipenna). Símbolos, religión y tradiciones del mundo del Bronce mediterráneo, que se mantuvieron
hasta muy entrada la Edad del Hierro; y que fueron seguramente importados hasta nuestras
tierras al heredarlos Chipre (la "sucesora" de Creta que colonizó, en parte, el litoral ibérico).

ABAJO: A juicio de algunos autores, hasta el siglo VIII a.C. no habría aparecido esta forma de "lingote"
o de "piel de buey" en la Península. En la imagen podemos observarla en un torques hallado en el
Viso de Córdoba y fechado hacia el siglo X a.C. -propiedad del Museo Arqueológico Nacional, al que
agradecemos nos permita divulgar su foto-). Donde en sus remates vemos dos piezas decorativas con
la forma de hacha doble, que mucho se asemeja al lingote de Creta y a las posteriores formas
"taurodérmicas" que contienen los objetos tartessios (tan solo uno o dos siglos posteriores a este collar
aparecido junto al Bajo Guadalquivir).

Continuando con las teorías sobre los altares "tauromorfos", su segunda hipótesis comunmente se
considera de J.L. Escacena (seguida por Izquierdo y Gomez Peña, entre otros). Idea que se
denomina TAURODÉRMICA y queve en esos altares el reflejo directo de la piel de un bóvido -sin otro
significado, ajeno al del cuero-.Existiendo a su vez dos vertientes, entre aquellos que la siguen:
Primero, los que consideran la figura y forma en pellejo tan solo ibérica (o autóctona); mientras un
segundo grupo, cree que aquel modelo sería el producto de formas mediterráneas o asirias
importadas (20) . Por cuanto en lo que concierne a su origen, para Gómez Peña, estas procederían de
Oriente Medio; más concretamente de Asiria, donde habría permanecido como modelo heredado del
II milenio, siendo usado hasta el siglo IV a.C. (señalando este autor varios palacios de los siglos IX al IV
a.C., en los que pueden observarse frescos y esculturas semejantes a los referidos altares). Habiendo
llegado hacia el 700 a.C. aquel símbolo tauromórfico a la Península a través de Ugarit y Chipre;
culturas en las que existen estas figuras, junto a dioses y varias formas sagradas relacionadas con
ellos (21).
.
Pese a todo, y acerca de la teoría que presenta Gómez Peña, hay que preguntarse por qué son
anteriores los objetos "taurodérmicos", en las culturas minóicas y micénicas, que en la zona de
Asiria. Habida cuenta que en Creta y en Chipre -tanto como en Anatolia-, aparece ya a comienzos del II
milenio ese símbolo; siendo este hasta un ideograma -o un alfasilábico- en sus lenguas. Un signo de
escritura en forma de piel de buey con el significado de "lingote" -en cretochipriota- y de "casa" en
idioma hitita. Además, los "talentos tauriformes" también existían en Cerdeña, debido a que su cobre
se exportaba así fundido -entre los siglos XIV al XI a.C.-. De lo que muy extraño resulta que la
venida hasta Iberia de aquella forma precisamente se deba a la influencia asiria; ya que ese signo
constituía una de las señas de identidad más importantes del mundo marinero cretochipriota y de
los que comerciaban el cobre (un metal cuyas minas principales estaban por entonces, en el Suroeste de
España). Por todo cuanto creemos personalmente, que la importación de esta figura taurodérmica -o
del lingote- se debería a gentes venidas desde Chipre (e incluso de Cerdeña), entorno al siglo VIII
a.C.; cuando en esta isla del cobre aún pervivían los restos de la civilización minóico-micénica. Una
cultura nacida en Creta, refugiada en Chipre y que se mantuvo en su forma de escritura y lengua, hasta el
siglo V a.C.; perdiéndose tan solo con la llegada de los griegos a ese piélago (sito frente a la antigua
Fenicia).
.
Todo lo escrito, nos hace hipotetizar que aquel gran islote llamado "del cobre" (cupré o Chipre) fue la
tierra desde la que seguramente nos llega el denominado "keftiu". Un emblema que fue el más
significativo entre las culturas orientales marineras y comerciantes del metal, durante el Bajo
Bronce (quienes hubieron de llegar hasta el Atlántico en busca de minas). Siendo aquella forma de buey
un ponderal monetario que relacionaba el bronce con el cuero (o el valor del ganado). Como modo de
comerciar en base al valor "buey" y "oro-plata-cobre"; tanto, que convertiría al arma bipenna en un
signo de escritura. Un carácter igual al "hacha doble" que -por ejemplo- en idioma ibero corresponde a
la sílaba "ko". Y por cuanto explicamos, será fácil entender por qué existe un vínculo inseparable entre
los "taurodérmico" y el metal -más concretamete el bronce-. Habida cuenta que el bóvido era el dios de
la guerra y sus astas simbolizaban las armas, cual dos bipennas; a la vez que su cuero y su carne (la
cabeza de ganado) eran la base de la economía, por lo que se constituyen en una forma de
contabilizar -o de tasar- las mercancías: El patrón "keftiu".
.
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, cuadro de signos comparativos dibujado por mí. En ellos
podemos ver los caracteres similares en los alfasilabarios y silábicos: Iberos, hititas-luwio; de Creta
y de Chipre. Observemos el signo "KO" (go) y el "BO" (po), que corresponde a un hacha doble y se
asemeja al "labrys". Por su parte, ya vimos que esa forma de piel en Creta y Chipre -durante el II
milenio-, era un ideograma cuya traducción es "lingote"; mientras en la Anatolia hitita y neohitita, se
leía como "casa" . Por lo demás, añadiremos que el luwio es casa (cuyo alfasilabico conservaba ese
carácter) y era el idioma en que escribían aún los frigios en el siglo VIII a.C.. Unas gentes que se sabe
arriban a nuestras tierras; de lo que las plantas de los edificios (como Pozo Moro), o las tumbas así
diseñadas y los altares taurodérmicos, quizás tienen sus orígenes más cercanos en el signo
neohitita -o frigio-: "casa", "hogar" "terreno, territorio".
.
ABAJO: Fresco egipcio perteneciente a una tumba de Tébas, Valle de los Reyes (hacia el siglo XIV
a.C.). En el grabado se escenifica "la pesada" de oro por parte de un funcionario; una profesión de
"ponderador oficial" que pudo ser equivalente a la nuestra de notario o agente de bolsa -oficio en el que una
persona de plena confianza, autorizada por el templo (o por el faraón), ejercía la profesión de testar la
autenticidad de los valores comerciales-. En la imagen se observa en la parte alta la tasación de la
mercancía en oro, marcándose un número y su equivalente en signos (mientras sobre la balanza se
sitúan los famosos anillos áureos, unas piezas circulares de oro puro que en el Egipto Antiguo eran
usados como dinero). A nuestra derecha se pondera su equivalente en cabezas de ganado, cuya
conversión al valor en metal, se expresa en jeroglíficos sobre la balanza. Poniedo en los signos de
lado izquierdo -según leo, y sin poder confirmarlo- "50" y "42" "tres veces escuchado" (quizás testado);
mientras a la derecha se suceden numerales de mil y de diez mil, en la forma 36.000.
.
Por su parte, en anteriores artículos ya vimos como en Roma, el sueldo de un soldado equivalía a un
buey mensual, que a su vez eran 30,5 denarios (uno al día). Siendo así y dado que el denario pesaba
unos 2,3 gramos; ello supone que en 70 gramos de plata se estimaba en la tasación de un gran
becerro (y como el cambio oro-plata estaba entorno a 1x30; se puede calcular que en época romana un
buey se valorase aproximadamente en 2,3 gramos oro). Por cuanto hemos expresado en todos nuestros
estudios, la ponderación en "bueyes", "pieles" o cabezas de ganado, era necesaria para dar a
conocer el precio real de los metales; siendo un hecho que desde los tiempos más remotos se
relacina la "res" con "el peso" (llámese As, talento, óbolo, dracma etc). Tanto que debido al hecho de
que la escritura comienza con las cuentas de mercados, la primera letra "A" se corresponde con una
cabeza de res dada la vuelta. Un signo similar a la testa de un toro volteada, que servía como modo de
contabilidad en los sistemas de escritura protosináicos. Por lo que ese otro símbolo a modo de piel (que
también existía en los jeroglíficos egipcios) podía tener un carácter muy similar y haberse iniciado
durante el Bronce, como un simple ponderal (similar a la A) y por lo tanto con el significando
"lingote" = "valor buey" (todo lo que se sigue produciendo en el As o en las medidas antiguas; unos
pesos, monedas y "talentos" que solían llevar un toro como efigie esculpida en su metal).

Continuando con el estudio estos altares "corimorfos", sabemos que hay solo tres ejemplares
conocidos hasta hoy; todos fechados en la primera mitad del I milenio a. C. (uno en El Carambolo,
dos en Coria del Rio y uno en Malaka). Sobre ellos, Gómez Peña también
escribe: "guardan estrechas similitudes con los elementos representados en los cilindros sellos (de
Ugarit). No ya sólo por la forma de los propios altares, sino por su orientación astronómica, las
marcas circulares ennegrecidas en su interior, la existencia de huecos para las asherah al lado de
los ejemplares de El Carambolo y de Caura, y lo que se ha sabido más recientemente, la
constatación de sebo de
intestino de oveja o de cabraentre las huellas de combustión aparecidas en la superficie del altar de Caur
a (Escacena y Coto, 2010, 163)" (22) .

Aunque para Escacena el significado del cuero y su símbolo de piel está en ellos tanto más claro,
considerando que realmente eran esos lingotes los que copiaban el diseño de un pellejo.
Expresando este profesor con gran acierto que: "en todo caso, los lingotes también imitaban a las
pieles. No hay por tanto una deuda directa en esta ocasión con el lingote de cobre chipriota. Como
mucho, entre estas joyas, los altares y los lingotes existe una relación de parentesco evolutivo basada
en una `plesiomorfía´, es decir, en el hecho de compartir caracteres primitivos sustentados en una
inspiración ancestral común" (23) . Siendoinnegable la existencia de la llamada "plesimorfía" en todo el
Mediterraneo antiguo, como copia y repetición de los símbolos a lo largo de sucesivas épocas y sin una
relación cultural demostrable. Muy interesante es la idea que aporta este autor, considerando que
quizás aquellos extremos de las "pieles" se correspondan a lo que son los cuernos de altar en otras
civilizaciones orientales (24) .

Finalmente el prof. Escacena nos dirá que el altar del Carambolo, usado durante las etapas IV-
III "representauna modalidad extremadamente esquemática del mismo símbolo", con "un pellejo de
grandes proporciones que sirve de montura de caballería" . Aunque por "la forma y los colores del
altar de Caura, señalan cómo se curaban las pieles entonces" siendo "un prototipo mental impuesto por
el dogma y/o por el objeto copiado. En este caso se trataría del prototipo más realista por su extremado
parecido formal y cromático con las pieles auténticas" (25) .

A todo lo que me atrevo a añadir (rogando disculpas por mi intromisión) que quizás en estos estudios que
hemos recogido, falte un análisis que explique y exponga más claramente la relación entre los
pectorales (frontiles o efod) del tesoro, y los altares de El Carambolo. Puesto que siendo la teoría de
Escacena que aquellos adornos eran enjaezamientos para que los lucieran los toros sobre la
frente (antes de inmolarlos en el ara con igual diseño). No se entiende bien las razones del por qué
habían de guardar esta forma de pellejo, los ornamentos litúrgicos; ya que en Roma, en Egipto y en
gran parte del Mediterraneo, se adornaba el frontil del bóvido sagrado (Apis, Epafo, Hathor etc) con
formas más esquemáticas, tales como una mitra, un triángulo o bien con un disco lunisolar. Siendo
una carácterística absolutamente peninsular, que los toros lucieran en su testud objetos metálicos
similares al lingote o al cuero (tal como vemos sobre la frente de los astados esculpidos de Villajoyosa o
de Monforte del Cid). Todo lo que sin duda une el sacrifico ritual llevado a cabo el altar luciendo ese
diseño (decorado de aquellos frontiles o pectorales), con una industria y un comercio (del curtido, de las
pieles, de monturas y quizás -más seguramente- del metal cúpreo).

Por último y al margen de todo lo expuesto, añadiremos que el prof. Gómez Peña, menciona que hay
unos cincuenta ejemplos taurodérmicos de la Edad del Hierro, en nuestra Península. Objetos, enseres
y decoraciones, que se hallan en plantas de edificios, altares, tumbas y joyas; y en las que se aprecia
claramente esa linea del pellejo de buey (como una forma sacralizada o de ornamentación con un
sentido simbólico). Por nuestra parte añadiremos que con toda seguridad habrán de contabilizarse -
antes o después-muchas más de las cincuenta referidas. Debido a que no se ha contemplado
recientemente la inclusión de aquellas que pertenecen el mundo propiamente ibero (entre los siglos V
al I a.C.). De tal manera, M. ROSARIO LUCAS PELLICER y ENCARNACIÓN RUANO RUIZ, en 1988 ya
referían gran cantidad de diseños "taurodérmicos" o de "lingote chipriota" entre el armamento y los
motivos ornamentales celtibéricos. Pese a ello, parece que últimamente no se ha tratado mucho
sobre la permanencia de ese símbolo en nuestras tierras (al menos, durante épocas muy posteriores a
Tartessos). Todo lo cual creemos debiera estudiarse en profundidad, habida cuenta que puede aportar
nuevos resultados sobre ese diseño tauromorfo y sus significados en la Península Ibérica.
.

COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre y bajo estas líneas, dos capiteles del yacimiento llamado
Cortijo del Ahorcado, de Baeza (Jaén) -agradecemos al Museo Arqueológico Nacional, propietario de las
piezas, nos permita divulgar las fotografías-. En los siguientes párrafos veremos como en estos
ejemplos de arquitectura ibera -tanto como en otras muchas piezas coetáneas y posteriores-, pervivió el
diseño sagrado ibérico de la piel de toro.
.

D) PERMANENCIA EN EL MUNDO IBÉRICO Y CELTÍBERO, DEL SÍMBOLO SAGRADO TARTESSIO


"PIEL DE TORO" (O "LINGOTE").

Quizás uno de los temas que menos se han tocado actualmente es la "supervivencia" y significado
posterior de esa forma "de cuero curtido"; que igualmente fue usada por los iberos hasta época romana.
En lo que se refiere a ello, Gómez Peña afirma que el "pellejo de buey" permanecerá
fundamentalmente en el mundo escita y tras el siglo IV a.C, dando como referencia algunos objetos
del Cáucaso que lo contienen (26). Siendo este un dato que nos parece de suma importancia, puesto
que siempre hemos mantenido que Midas, y el reinado frigio de la dinastía de Gordion, nos parecen
a todas luces de origen y costumbres escitas. Una procedencia y cultura escita de Midas, que
explicaría no solo su "amor al oro", sino también la aparición de ese mismo símbolo "lingote" entre
las tribus caucásicas y posteriormente en las peninsulares -ya que Iberia, de seguro, fue visitada (y
aculturada) por los frigios-. Aunque también resulta evidente que el diseño o dibujo"piel curtida"
gozaba de una enorme importancia en las tribus de nuestra tierra, tanto que permaneció entre los iberos
durante siglos (tras la caida de Tartessos y -al menos- hasta la llegada de Roma).
Este último es un hecho que ya estudié "en profundidad" desde comienzos de los ochenta y que pude
confirmar al leer el trabajo de M. ROSARIO LUCAS PELLICER y de ENCARNACIÓN RUANO
RUIZ. Obra publicada hace unos veinticinco años, e intitulada: "El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén)
estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica"; donde se analizaban los pormenores de muchos
restos y piezas iberas que contenían este símbolo. Refiriéndose a los capiteles del mencionado
Cortijo Del Ahorcado (cuya imagen podemos ver sobre estas líneas), no solo como ejemplos de
arquitectura en que claramente se observa esculpida la "piel de buey". Sino que además, Lucas
Pellicer y Ruano Ruiz, los relacionaban con el mundo minóico. Afirmando que el tipo de "cabeza" y su
columna, eran iguales -o casi idénticas- a muchas de las cretenses -representadas en objetos y
pinturas como las de Hagia Triada o de Micenas- (26) .

Todo lo cual contiene un gran misterio, habida cuenta que entre Hagia Triada (yacimiento perteneciente
a la etapa de Los Palacios en Creta -anterior al siglo XIII a.C.-) y el Cortijo del Ahorcado, hay un milenio
de distancia histórica. Pese a lo cual su "nudo" o su nexo podrìa hallarse siempre en Chipre, donde
hacia el siglo X a.C. huyen los cretenses (micenios ya) al invadirlos los dorios (unos nuevos dueños de
Creta, que serían más tarde "convertidos en griegos"). Siendo así, sabemos que gran parte de los que
escapan del área de Micenas, se refugian en tierras chipriotas o de Canaan; conformando algunos
hasta tribus judías (al admitir los hebreos a esos micenios entre los suyos, principalmente a los de Golán).
Mientras otros conviven con los fenicios, tomando principalmente el nombre de "filisteos". Por
último, una gran mayoría de los escapados de Creta tras la invasión doria, se establecen en la
cercana isla de Chipre; donde continuaron con sus costumbres, su forma de escritura alfasilábica y
su economía basada en el comercio marítimo. Gentes que sin duda colonizaron el Sur peninsular, tal
como muestra la afluencia de cerámicas turdetanas anteriores al siglo V a.C. similares a las chipriotas
arcaicas; o el mismo alfasilabario ibero, que goza de una gran parte de caracteres de ascendencia creto-
chipriota.

Por todo lo que explicamos, existe la posibilidad de que los modelos, las formas y hasta los cultos
de la Creta minóica -tanto como los símbolos y ornamentos-; llegasen a tierras iberas, aún muchos
siglos después de su desaparición en el lugar de origen. Todo lo que es perfectamente razonable
habida cuenta de que en Chipre y en Canaan pervivieron los herederos de Micenas, huidos a estas
islas y costas trás ser invadidos por los "griegos" -donde se refugian desde el siglo XII al X a.C.-. Cuyo
idioma y escritura minóico-micénia, perduró al menos por seis siglos en la isla chipriota. Habiendo
sido precisamente ese signario cretochipriota principalmente los símbolos del que descienden gran
parte de los caracteres del "alfabeto" ibero (que nace antes del siglo VI a.C. en Turdetania y está en uso
en la Península, hasta nuestra era). Por todo cuanto es perfectamente posible pensar que también
permanecieron hasta épocas muy posteriores, otros símbolos llegados desde esa isla -o desde las
costas de Oriente Medio- e igualmente pertenecientes al mundo minóico o micénico (desaparecidos
casi quinientos años antes en su lugar de origen). Un hecho que para entenderlo mejor diremos que puede
compararse a la divulgación del latín y los libros impresos en este idioma. Que aparecieron por primera vez
en América, casi mil años después de que esta lengua hubiera quedado prácticamente en desuso en
Europa. Todo lo que se debería simplemente a que nuestra cultura asienta las bases en la romana, del
mismo modo que la chipriota y parte de la canaanea, tenían como cimientos en la micenia y en la minoica.
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Sobre estas líneas empuñadura de la falcata de Almedinilla, según
Cabré (en archivo del MAN -agracedemos al Museo Arqueológico Nacional nos permita divulgar la
imagen). En ella podemos ver tres detalles que se relacionan con el mundo tartessio y el de los
altares estudiados -las hemos resaltado junto a letras-. Primero y en rojo, la típica marca del lingote, el
hacha doble que lucen muchísimas falcatas. En segundo lugar y en letras azules, una hoja de curtidor
o bien un filo de hacha, igualmente común a los damasquinados de estas espadas iberas y que
ratifica que la anterior marca es la del lingote-hacha-piel de toro. Finalmente y con letras verdes,
hemos destacado la figura clara de la cabeza del caballo; por lo que se puede relacionar la marca
referida antes como una bipenna (en rojo) con la montura de el equino -al estar en su parte trasera-.

ABAJO: Uno de los más famosos ajuares hallados en Pintia, al que se denomina comunmente como el
de la tumba del puñal tipo "Monte Bernorio". Encontrado por los profesores Sánz Mínguez y Romero
Carnicero (cuya labor en Pintia es inigualable); se trata de un arma vaccea, perteneciente a un ecuestre
o reyezuelo de la antigua "capital" pinciana -al que suponen fue enterrado bajo algunas de las losas
decoradas con figuras zoomorfas-. Observando estas armas celtíberas, resulta muy curioso que una gran
parte de sus conteras lleven de esa figura a modo de cuero (o lingote tauriforme) al final de su
vaina. Ello posiblemente porque se relaciona con el curtido (que protege el arma) o bien por ser el
símbolo del metal y de la guerra -de la bipenna, que desde tiempos inmemoriales significaba el dios de la
batalla-.
.
Siguiendo con el estudio de Lucas y Ruano, estas autoras mencionan numerosos casos de objetos
ibéricos con iguales formas, semejantes al "labrys" cretense. Entre los que destacan por ejemplo:
Una fíbula del Instituto Valencia de Don Juan y varios colgantes del mismo centro (de los que la
imagen de uno áureo, publicamos al inicio del presente artículo). Una Vasija de Numancia, o el detalle
de la falcata de Almedinilla (que hemos visto, según Cabré), tanto como el del broche de La Osera.
Siendo numerosas las conteras de puñales de tipo Miraveche -y otros como Cogotas-, que llevan en su
punta esa figura que bien parece un hacha doble (28) . Todolo que relacionan las referidas Ruano y
Lucas, con altares hititas, que en palabras propias de las autoras son:aras sacrifícales o `mesas de
ofrenda´, como las representadas en los relieves hititas de Alaca Hüyuk (K. Bittel, 1976, fig. 214) es
posible intuir un remedo de los fustes verticales coronados con cajas prismáticas" (29). Hablando
posteriormente de los pectorales del tesoro de El Carambolo, de la planta del edificio de Pozo Moro e
incluso con algunas joyas iberas, que guardan el mismo signo (30) .
.
Pasando a comentar al final de su estudio, que este esquema semejante al hacha doble es adoptado por
gran parte de las conteras de la meseta que copian el tipo Miraveche-Monte Bernorio y que se repite
incluso en las pinturas de Numancia. Concluyendo que esas vainas y decoraciones celtibéricas, junto
a las columnas del Cortijo del Ahorcado, oscilan en una datación que varía entre los siglos IV al II
a.C.. Periodo en el que podemos estar seguro pervivió esa forma de "pellejo" como adorno o bien
como símbolo sacro (31) . Por lo demás y para terminar el presente artículo, diremos que he podido ver
una figura muy semejante en un colgante de oro que conserva la Fundación Fontaneda (en el castillo
de Ampudia), que tiene un gran parecido con el que el Instituto Valencia de don Juan conserva.
Tratándose el segundo de un aplique en oro procedente de Asturias que contiene la misma forma
que el de Fontaneda. Adornos ambos que se fechan en época anterior a la romanización, considerándose
el de la colección de Ampudia como procedente de un yacimiento ibérico palentino (a mi juicio,
seguramente cercano al Monte Bernorio). Además, y como podemos observar en la última imagen; hemos
podido hallar muestras de que el diseño pervivió hasta el final de la etapa visigoda. Desconociendo
personalmente si esta decoración en forma de piel, es un ornamento que existe en las piezas godas
de toda Europa o tan solo en las hispanas (pues de ser tan solo un diseño que lucían los visigodos,
podríamos estar claramente ante la pervivencia de un modelo ibero o tartessio, desde el siglo VI a.C. y
hasta el VI d.C.).
.
COMENTARIO A LAS IMÁGENES: Arriba, conteras vettonas tal como las expone el Museo de
Valladolid Fabio Nelli (al que agradecemos nos permita divulgar su imagen). Resulta muy curioso ver en
ellas que las formas son discoidales (izquierda) o del "labrys" a la derecha; todo lo que hace deducir que su
significado es solar o lunar. Ello cuadra con lo que exponen Ruano Ruiz y Lucas Pellicer al observar en uno
de los capiteles del Cortijo del Ahorcado dos medias lunas contrapuestas que forman el "hacho doble" o
pellejo. Cuanto advertimos haría ver en aquel símbolo un significado lunar y por lo tanto de nuevo la
identificación de la res y el astado con la luna-sol (tal como se observa en los tocados de Isis y Hathor,
visión del toro unido a la Luna que incluso ha quedado en nuestras tierras a modo de leyendas o en la
sabiduría popular). Abajo, hebillas visigodas de los siglos V y VI del tipo llamado Simancas;
observemos que la primera claramente conserva el mismo diseño en forma "piel de buey".
.

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
….............
CITAS:
.(6): JOSÉ LUIS ESCACENA CARRASCO; ÁLVARO FERNÁNDEZ FLORES Y ARACELI RODRÍGUEZ AZOGUE; en "SOBRE EL
CARAMBOLO: UN HÍPPOSSAGRADO DEL
SANTUARIO IV Y SU CONTEXTO ARQUEOLÓGICO", del Archivo Español de Arqueología 2007, vol. 80, págs. 5-28. Escriben
textualmente: Tuvo"Carriazo, la idea de que allí existió un templo (que) fue adelantada en realidad de forma explícita por A. Blanco
Freijeiro (1979: 95-96), quien imaginó un santuario tartésico ubicado en un asentamiento también tartésico. Pese a reconocer las
fuertes influencias orientales, especialmente en el tesoro que dio fama al yacimiento, no reparó en que el exvoto de Astarté del Museo
Arqueológico Hispalense, cuya procedencia del Carambolo él mismo aclaró (Blanco 1968: nota 5), sugería vínculos fenicios. Contaba
con tanta fuerza el axioma «fenicios en la costa/tartesios en el interior" (pag 1)
.
Acerca de la idea de que fuera un templo de Astarté, que se propone sobre los años setenta; afirman Escacena y Amores en
-REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN, por JOSÉ LUIS
ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO en SPAL 20 (2011 -, que: "Blázquez acogió favorablemente la idea
de A. Blanco acerca de la posible existencia en el Carambolo Alto de un lugar de culto, por lo que aceptó que en aquel cabezo se
habría adorado a Astarté, y que el tesoro formaría parte del ajuar litúrgico de los ritos dedicados a esa diosa" (pag 5).
.
(7): Siendo así, los mismos autores en la obra referida en cita anterior, expresan: "La primera construcción protohistórica sobre
el Carambolo corresponde al Santuario V. Se trata de un pequeño edificio con orientación astronómica solar. La entrada se abre al
este, dispuesta en concreto al orto del solsticio de verano, mientras la trasera da al oeste, hacia el ocaso del solsticio de invierno. Se
trata de un templo sencillo compuesto de tres estancias: una de entrada, que parece patio, y dos al fondo cubiertas y más pequeñas, la
meridional con un altar circular en su centro" -pag 11, op. cit en (6)-
.
(8): "La primera ampliación de esta estructura más antigua corresponde al Santuario IV. La modificación consistió en levantar un
edificio simétrico que tenía como centro y fondo el templo prístino, convertido ahora en patio. Así, surgieron al sur y al norte
respectivamente de este nuevo patio dos habitaciones alargadas que contaron en su día con hogares y otras
estructuras relacionadas con el funcionamiento cotidiano de un santuario: un horno, vasijas entibadas, hogares, molinos, etc. Abundan
en este contexto los restos de fauna y las cenizas, señal de que se trataba de una zona tal vez destinada a la preparación de los
sacrificios. A su vez, a ambos lados de estos compartimentos se construyeron sendas capillas: una en el flanco norte para Astarté y en
el lado sur para Baal . El centro de la capilla o abernáculo meridional lo ocupó un gran altar en forma de piel de toro extendida sobre el
suelo, fabricado mediante un suave rebaje del pavimento de tierra apisonada, luego pintado de rojo. La combustión de las
ofrendas sobre este altar originó un gran círculo rubefactado" -pag 11, op. cit en (6)
. (9): TARTESSOS Y EL CARAMBOLO, Juan de Mata Carriazo; Madrid 1973 Pag. 234
. (10): CONSULTAR EL ESTUDIO PUBLICADO EN LVCENTVM XXX, 2011, PAGS 9-24; "NUEVOS DATOS SOBRE LOS ALTARES
TAURODÉRMICOS ASIRIOS Y ESCITAS Y SU SIMBOLOGÍA" NEW DATA ON ASSYRIAN AND SCYTHIAN BULL-SKIN-SHAPED
SHRINES AND THEIR SYMBOLISM // por : ÁLVARO GÓMEZ PEÑA de la Universidad de Sevilla
.
(11): REVESTIDOS COMO DIOS MANDA. EL TESORO DEL CARAMBOLO COMO AJUAR DE CONSAGRACIÓN JOSÉ LUIS
ESCACENA CARRASCO y FERNANDO AMORES CARREDANO // Pag. 6, 7 y 8 // SPAL 20 (2011): 107-14
.
(12): Juan de Mata Carriazo, en TARTESSOS Y EL CARAMBOLO (Madrid 1973, pag 202) expone que la cerámica que acompañaba
al ajuar era la del tipo Carambolo III.
.
(13): Para consultar algunos de nuestros artículos en los que exponemos la relación entre el mundo frigio y el tesoro de El
Carambolo, VER:.- LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE PRIMERA:
Posibles cultos a Cibeles en Tartessos. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte
LXVIII). ANÁLISIS DE LOS SELLOS DEL COLLAR DE EL CARAMBOLO, LLEGANDO A LA CONCLUSIÓN DE QUE EN ESTE SE
HALLA ESCRITA LAS PALABRAS NEOHITITAS DIOSA KU(baba) -Cibeles-http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-
post_26.html
- LA INSCRIPCIÓN DE LA DIOSA FRIGIA KU-BABA, EN EL COLLAR DE EL CARAMBOLO; PARTE SEGUNDA: Cultos y ritos
heredados desde Frigia. (De "Lo invisible en la mitología": Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo. Parte LXIX). LOS
MISTERIOS DE ATTIS Y CIBELES Y SU RELACIÓN CON RELIGIONES EXPORTADAS AL OCCIDENTE, EL COLLAR DE EL
CARAMBOLO Y SUS SELLOS http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2012/10/blog-post_28.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte V: Análisis de las formas y del trabajo en
la orfebrería -comienzo en la interpretación de sus símbolos ornamentales-). VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-
y-y-1.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VI: Análisis de los símbolos.
Conclusiones: ¿Relación entre El Carambolo y el rey Midas?) .-COMENZAMOS A ESTUDIAR LA POSIBILIDAD DE QUE EL ORIGEN
DEL DISEÑO EN EL TESORO DE EL CARAMBOLO SEA ANATOLIO- VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-2.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los Bueyes de Gerión en el Tesoro del Carambolo (Parte VII: Algunas ideas y conclusiones ya
apuntadas; orientaciones sobre el carácter ibérico y la herencía del Bajo Bronce; en las joyas de El Carambolo ).
VER:http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_19.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGIA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte VIII: Simbología neohitita en las joyas;
un tesoro de rasgos frigios que bien pudo ser hecho, o regalado a Arganthonio, por el rey Midas).-DESDE ESTA ENTRADA
EXPONEMOS QUE EL DISEÑO DE EL TESORO DE EL CARAMBOLO PUEDE SER FRIGIO O NEOHITITA-
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-9-8.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÏA: Los bueyes del rey Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte IX: Interpretación y traducción de
los símbolos en las joyas). -DESCUBRIMOS QUE LOS SÍMBOLOS QUE CONTIENE EL COLLAR DE EL CARAMBOLO, SON
LETRAS DEL SILABARIO NEOHITITA (LUWIO), PUDIENDO TRADUCIRSE COMO "dios y rey"-
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-7-9.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X: Los descendientes del rey Midas y
su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón -el monumento neohitita de Pozo Moro-). -RELACIONES ENTRE EL MUNDO
NEOHITITA (FRIGIO) Y TARTESSOS- VER:http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-9-y.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte X : Los descendientes del rey Midas y
su posible tumba en Chinchilla del Monte Aragón. El monumento neohitita de Pozo Moro -Continuación-).
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1-8-8.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de EL Carambolo (Parte XI: Arganthonios y Midas. ¿Era de
origen escita el monarca del oro?.). -DE NUEVO, LA RELACIÓN ENTRE EL MUNDO ANATOLIO DEL SIGLO VIII AL VI A.C. Y EL
SUDOESTE PENINSULAR- VER:http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/06/1_28.html
- LO INVISIBLE EN LA MITOLOGÍA: Los bueyes de Gerión en el tesoro de El Carambolo (Parte XII: Midas. El rey de origen escita y los
adoradores del oro que comerciaron con Tartessos.). - DESCUBRIMOS CITAS HISTÓRICAS QUE MENCIONAN EL COMERCIO
ENTRE MIDAS (REY DEL ORO NEOHITITA QUE GOBERNABA GORDION) Y TARTESSOS-
VER: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2011/07/1.html
.
(14): Idem (11) pag. 10.
.
(15): Esta última etapa a la que se denomina Carambolo I, es descrita por los investigadores Escacena y Amores -Op. Cit.
.
(11) pag. 8 -del siguiente modo: "Carambolo I (se refiere al último) corresponde en realidad a un momento en que el templo ha
sido asaltado y sus ajuares de bronce están siendo fundidos en hornos para su reutilización como simple materia prima.
Prueba de ello son los "goterones"metálicos de este episodio, bien identificados con los análisis oportunos (Hunt y otros
2010: 287)" (...) "Esos residuos denotan una metalurgia de reciclaje, no una industria primaria. Por eso podemos vincular el último uso
ritual del lote de joyas a la fase Carambolo II con bastante seguridad" .
.
(16): ÁNGEL PÉREZ GUERRA; artículo publicado en la prensa de Sevilla en el cincuenta aniversario del descubrimiento (24 de sept.
2008)
.
(17): liberada en la red por : LVCENTVM XXX, 2011, 9-24.
NUEVOS DATOS SOBRE LOS ALTARES TAURODÉRMICOS ASIRIOS Y ESCITAS Y SU SIMBOLOGÍA // NEW DATA ON ASSYRIAN
AND SCYTHIAN BULL-SKIN-SHAPED SHRINES AND THEIR SYMBOLISM / de ÁLVARO GÓMEZ PEÑA
.
(18): Op. Cit (17) pag. 9
.
(19): Op. cit. (17), pag. 10 y 11
.(20): Op. cit. (17), Literal: "esta interpretación taurodérmica se ve dividida entre quienes piensan que a pesar de ser pieles de bóvido,
la originalidad de los altares es autóctona y no propiamente oriental. Desde esta segunda óptica somos varios los autores que hemos
defendido que los taurodermos de la Península Ibérica no son los únicos testimonios arqueológicos con los que contar para poder
relacionar ambas formas a uno y otro lado del Mediterráneo, (... ) hasta la fecha son en torno a cincuenta los elementos protohistóricos
aparecidos en la Península Ibérica que pueden ser relacionados con una piel de toro trabajada, la mayoría de ellos asociados a
santuarios y a tumbas". Op cit. (17) PAG 12.
.
Previamente, Gómez Peña en el mismo trabajo, escribe sobre este diseño en forma de piel bovina: "Como motivo ornamental se
encuentra en vasosmicénicos, en los tableros de marfil, para juego, de Megiddo, en las pinturas de los palacios asirios y sirios de
Khorsabad, Arslan-Tash, Tel-Barsib, etc., e incluso en lingotes de cobre de la época premonetal que aspiran a reproducir la piel
extendida de un buey" (Kukahn y Blanco, 1959, 42) (...) "no pretendemos en estas líneas defender que los altares
taurodérmicos peninsulares sean una continuidad directa de las representaciones asirias, sino poner de manifiesto que dichas aras son
el reflejo de una idea extendida por el Mediterráneo Oriental, especialmente en Chipre y
Siria, quetiene su reflejo arqueológico en la Asiria de los siglos IX-VI a. C., así como en la cultura escita desde el siglo IV a. C. en
adelante". Pag 9.
.
(21): Op,. Cit. (17) Al igual que estos dos cilindros-sellos hallados en Ugarit, de Chipre procede una buena muestra de cilindros-sellos
en los que se aprecia la misma forma taurodérmica , de los que la mayor parte son de Enkomi. Las escenas representan la misma
temática que las procedentes de Ugarit pero no muestran escenas con animales, sino otras más simbólicas en todos los casos que
conocemos. (PAG 13) (...) "los huesos hallados en la estancia principal del templo del "dios del lingote": se trata de una serie de
cráneos de bóvidos que no conservan parte del esqueleto en la zona posterior y que dada esta característica ha servido a los
investigadores para otorgarles un uso como máscaras rituales que serían utilizadas por los sacerdotes durante las liturgias" (PAG 15).
.(22): Op,. Cit. (17) Pag. 15
.
(23): OP. Cit. en (6). Pag 11. Literal: "Sin embargo, el análisis cladístico de ese símbolo y de sus réplicas en diversos tipos de
elementos ha demostrado que se trata de un calco fiel de las pieles de toros, que se recortaban con esta forma en el proceso de
curado (Escacena 2006: 131-132); y que, en todo caso, los lingotes también imitaban a las pieles. No hay por tanto una deuda directa
en esta ocasión con el lingote de cobre chipriota. Como mucho, entre estas joyas, los altares y los lingotes existe una relación de
parentesco evolutivo basada en una plesiomorfía, es decir, en el hecho de compartir caracteres primitivos sustentados en una
inspiración ancestral común".
.
(24): Op. Cit (6) PAG. 12 Literal: "en el Cerro de San Juan, cabezo identificado con la antigua Caura (Coria del Río), han desenterrado
un templo contemporáneo del que hubo en el Carambolo. (...) Se documentó bien un altar del Santuario III, datado en el siglo VII a.C.
en primera instancia (Escacena e Izquierdo 2001). (...) El conjunto, compuesto por las fases A (antigua) y B (reciente), permite
reconstruir con pulcritud cómo se trabajaban los cueros en la época, y demuestra por tanto que ese altar y otros elementos parecidos,
entre ellos los `pectorales´ del Carambolo, imitan precisamente ese elemento animal, la piel de un bóvido". (...) "(cita 5: 5. Los "cuernos
del altar" podrían ser sus esquinas, es decir, los extremos de la piel alusivos a las patas del animal en el caso de las aras
taurodérmicas)".
.
(25): Op. Cit. (6) Pags. 13 y 14: "De hecho, el altar del Carambolo IV-III representa una modalidad extremadamente
esquemática del mismo símbolo. (...) En ella se representa un pellejo de grandes proporciones que sirve de montura de caballería
(Parrot 1970: fig. 65) (...) Básicamente, la forma y los colores del altar de Caura señalan cómo se curaban las pieles entonces:
regularizados los contornos y reservada un área central que conservaba el pelo de la bestia, se procedía luego a rasurar la periferia,
que mostraba así tono pajizo (Chapa y Mayoral 2007: 76-78) (....) "El de Coria del Río no obedece a un capricho estético de quien lo
levantó sino a un prototipo mental impuesto por el dogma y/o por el objeto copiado. En este caso se trataría del prototipo más realista
por su extremado parecido formal y cromático con las pieles auténticas".
.(26): Menciona como ejemplo en la pag. 12 de Op. cit. (17) "un candelabro de seis mechas con orificio central, de 25 cm de diámetro
(nº de inv. 07:1-07/323), hallado en un depósito en el santuario de Vani (Georgia) en 2007 y fechable en el siglo II a.C." .
.
(27): El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica M. ROSARIO LUCAS PELLICER
ENCARNACIÓN RUANO RUIZ "El Cortijo del Ahorcado (Baeza, Jaén) estudio de los restos arquitectónicos de época ibérica" en
Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, H.Antigua; t. I 1988 págs. 79 a103 . Nos dicen:"García y Bellido en su monografía La Arquitectura
entre los Iberos (1945, págs. 93-96), repite sucintamente los datos proporcionados por Mélida y denomina ´cúbico` al capitel encajado
en la columna (el exhi bido en la sala)" pag 80. Sobre los capiteles: "la Cara (a), Limitan los flancos dos líneas paralelas, a modo de
columnillas abultadas, prolongadas en los extremos por sendos apén dices cuadrangulares con dos lados cóncavos (el diseño se
asemeja al denominado de `piel de buey´ o `doble hacha´). pag 84 . Acerca de las columnas que los sujetan y el recinto del Cortijo
del Ahorcado, que: "Columnas rematadas en un tipo de ´capitel de zapata` muy próximo al que estudiamos debieron utilizarse con
cierta frecuencia desde el Minóico Medio. No se conocen ejemplares auténticos sino versiones que atestiguan esta función de sostén
empleando, quizá, elementos de madera: en el llamado `Vaso de los Boxeadores´ de Hagia Triada, Creta (Handbuch der Architektur,
Band I cit. en D. S. Robertson, 1981, pág. 43, fig. 7) se reproduce este modelo de columna muy semejante a la del Cortijo del Ahorcado
pag 88.Relacionándolo con el mundo minoico añaden que: "Otro documento a recordar es una terracota de Cnossos que muestra
una columna con un ´capitel` semejante sobre el que se representaron las cabezas de los troncos de madera (A. Beltrán, 1949, fig.
162, 11, III)". pag 88
.
(28): Op. Cit. (27), pag. 89
.
(29): Op.Cit. (27) Pag. 90
.
(30): "El esquema concreto de «piel de buey» se paraleliza también con la forma de los lingotes creto-chipriotas, difundidos por el
Mediterráneo. El famoso pectoral del tesoro del Carambolo repite esta silueta, que encontramos a su vez en el pavimento de guijarros
que circundaba el monumento de Pozo Moro (Albacete) (M. Almagro Gorbea, 1978, pág. 232). La forma se documenta asimismo en
joyas ibéricas como la ostentada por una de las esculturas femeninas del Cerro de los Santos (AB-336 según estudio de E. Ruano,
1987, t. I., pág. 154 notas 25 y 26)" Op.Cit. (27) pag 92
.
(31): Párrafos de Op. Cit. (27): "El esquema adoptado por las conteras abiertas o cerradas (fig. 2: 10) y la reiteración del motivo en los
nielados de los puñales de tipo Miraveche-Monte Bernorio (B. Griñó, 1983) constatan suficientemente la predilección de la Meseta por
este motivo, repetido en numerosas varian tes en la pintura vascular de Numancia (fig. 2: 7), (J. Romero, 1974 y 1976) al igual que en
las del círculo ibérico de Azaila (J. Cabré, 1944)". pag 93 (...) "Para concluir basta recordar, dentro del área ibérica, la decoración de la
falcata de Almedinilla (fig. 2: 8), (M. E. Cabré, 1934, lám. II y II; G. Nieto y J. Escalera, 1970, fig. 3) y, lo que es más elocuente, la
presencia del mismo motivo en otros fragmentos arquitectónicos: el capitel núm. 2 del Cortijo del Ahorcado (fig. 1: 2) y las piezas
inventariadas con los núms. 181 y 183 en el Museo de Cástulo (R. Lucas y E. Ruano, 1989)" pag 93 (...) "Cronología: Influjos
ciprofenicios se rastrean en el capitel núm. 2, posiblemente más contaminados por la corriente púnica que por la jonia, al menos éso se
desprende del análisis del capitel núm. 3 y del gusto por el tema de las columniilas. Ello hace suponer, no sin reservas, que las
columnas coronadas por estos singulares capiteles fueron erigidas con anterioridad al siglo IV antes de nuestra era o, al menos, en la
etapa que precede al dominio bárcida". pag 100

S-ar putea să vă placă și