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Hay que parar la revolución liberal anarcocapitalista.

13-12-2008, con retoques.

Libertarismo o anarcocapitalismo, palabras sinónimas grandilocuentes y


hoy en día en boga dado que los políticos parece que solo trabajan para sí
mismos y las oligarquías que les respaldan, pero ¿y sin Estado que habría?
Anarquía, desorden, la ley de la selva, evidentemente. A algunos agentes
pudiera beneficiarles este sistema. David Rockefeller declaró con palabras
textuales traducidas “de lo que se trata es de sustituir la autodeterminación
nacional, que se ha practicado durante siglos en el pasado, por la soberanía de
una élite de técnicos y de financieros mundiales”. Esa doctrina es la anarquía
del capital, es decir, los ricos son los amos de las naciones, que ya no se
necesitan pues a ellos les estorba el Estado del Bienestar que se instauró hace
décadas en el mundo occidental. Y, además, Rockefeller expresó la forma de
conseguirlo, reunido con embajadores tras una cena en la ONU: “Estamos al
borde de una transformación global. Todo lo que necesitamos es una gran
crisis y las naciones aceptarán el Nuevo Orden Mundial”.

Esto, evidentemente, no es una teoría de la conspiración. Esto es un


descaro soberbio por parte de los amos del dinero para someternos y
destruirnos moralmente, pero no lo conseguirán. La globalización es un intento
por parte de las empresas más grandes de realizar deslocalizaciones de
fábricas para trasladar la producción a lugares donde es esclavista, mientras se
desertiza la industria en occidente con aumento del desempleo y el malestar.
Eso no forma parte de ningún plan de equilibrio entre naciones. Significa única
y exclusivamente que van buscando continuamente los menores salarios y
costes en otros países, donde no salen de su pobreza, y quitando la riqueza
que había en sus lugares de origen. Por eso, los globalistas tienen en mente un
trasvase de dinero hacia sus bolsillos por parte de la idea de “aldea global” que
venden como un mantra falso, dejando a países enteros en la inmundicia, pues
primero destruyen a las empresas locales menos fuertes y luego finalmente se
afianzan hegemónicamente para conseguir menores salarios, menor poder
adquisitivo de los trabajadores y mayor dependencia económica tras las
inversiones y préstamos concedidos.

La crisis que comenzó en 2008 está perfectamente orquestada por el


soviet supremo de los bancos centrales que han preparado el desplome de la
economía a través de productos financieros tóxicos que liquidaron millones de
empresas y dejaron a mucha gente en desempleo y sin recursos, dando origen
a los rescates bancarios tras la caída de Lehman Brothers y haciendo que los
más ricos hayan hecho su agosto particular con esta crisis, dado que los
bancos capitalizaron sus ganancias y socializaron sus pérdidas, todo un
“dogma” del neocapitalismo.

Por lo tanto, al igual que los bolcheviques con su revolución impuesta


para preparar el Estado Comunista, los neofascistas del dinero con su
sacrosanta religión (neoliberalismo bancario, capitalizador de ganancias y
socializador de pérdidas) intentan debilitar a los ciudadanos intentando destruir
los Estado-Nación para establecer un neofeudalismo donde solo existan ricos y
pobres cobrando la paga social del Estado. Ésta es la farsa. Algunos lo llaman
anarcocapitalismo, otros Nuevo Orden Mundial. Yo lo llamo complot de los
banqueros oligarcas para hacer un sistema nazicomunista al estilo de la novela
mundialmente conocida “1984”.

No obstante, a pesar de hablar del neoliberalismo, en este artículo se


pretenderá ridiculizar el libertarismo como sueño final para acabar con el
Estado, donde los más ricos se impondrán como amos y señores y destruirán
la Democracia, el Estado del Bienestar, en un supuesto mercado libre absoluto
donde solo serán libres unos cuantos, y el resto serían totalmente esclavos al
no tener el Estado ningún poder de intervención sobre la economía. Aunque
diversas tesis del anarcocapitalismo parece que van en contra de los bancos,
argumentan unos postulados ridículos y no prácticos que hacen de esta
Escuela, la más denostada dentro de la Economía, y que, en la práctica, sea
una cortina de humo para desviar la atención sobre los verdaderos problemas
de la economía, que se reducen a dos:

1. ¿Cómo gestionar el dinero y quién lo hace? ¿Por qué los bancos?

2. ¿Cómo hacer que el conjunto de la sociedad tenga lo mínimo


para vivir bien sin necesidad de ayudas sociales de acuerdo a la
prioridad de optimización del trabajo productivo (pleno empleo)
como libertad colectiva?

Estamos envueltos en una grave recesión desde ya el año 2007 y han


aparecido nuevas ideas para establecer soluciones.

La Escuela Anarcocapitalista española liderada por JHS (Jesús Huerta


de Soto) intenta explicar que las crisis periódicas económicas se producen por
3 razones fundamentales:

1ª) Existencia de reserva fraccionaria en los depósitos bancarios,


es decir, que no existe reserva 100 % y los bancos prestan dinero que
no tienen de los depósitos de los clientes con el multiplicador legal
acordado por el Banco Central, existiendo dinero bancario fiduciario, no
como antes que estaba respaldado en oro.

2ª) Existencia de las Bancas Centrales, que toma decisiones


equivocadas, pues ningún organismo director conoce el mecanismo
macroeconómico del mercado.

3ª) El Estado es un ente a superar y a erradicar, por ser el


mercado más eficiente, y se deben privatizar todas las empresas y
servicios del mismo.

Las dos razones primeras tienen paradójicamente su sentido a priori.


Posteriormente daremos razones y contrarréplicas sobre estos dos asuntos,
dejando que otros autores o incluso nosotros veamos otros puntos de vista
para analizar el problema a fondo. No obstante, tampoco se ha desarrollado un
estudio serio sobre el impacto de realizar esa "revolución financiera", dado que
los plutócratas financieros (banqueros) nunca querrán realizar ese proceso de
evolución hacia un capitalismo social más justo. Además, la banca crea dinero
sin sostén y de la nada para prestar a clientes, cosa que ninguna otra empresa
del mundo hace, por lo que, desde mi punto de vista, un banco no es una
empresa, es un sistema ideado por gente astuta para robar legalmente dado
que boicotearon y manipularon a gobernantes a lo largo de la historia con
préstamos y artimañas y se impusieron por la fuerza del dinero que ellos
prestaban hasta conseguir un monopolio que engulle a las naciones en deuda
perpetua parasitaria.

Por otra parte, los lobbies económicos y todos los economistas están
vendidos a los agentes que les dan de comer. Es por ello que la opinión
generalizada de los economistas es que intentar ilegalizar la banca central y
abolir el sistema de reserva fraccionaria para lograr un sistema de banca
esterilizada ante procesos de etapas económicas de auge - recesión debidos al
exceso de dinero y desajustes en el tipo de interés marcado por la banca
central, no puede triunfar de forma pacífica, pues los amos del dinero no
querrán desarrollarlo, dado que no hay negocio más lucrativo que el bancario.
Sin embargo, veremos que eso son habladurías sin fundamento que se han
originado en la Escuela Austriaca que no tiene ningún sentido pues el cálculo
económico de un banco con este sistema de reserva no sería rentable. Y si no
es rentable un banco en esas condiciones, el banco no existe. Y si no existe, y
tampoco el Estado, ¿quién es el banco?

Éste es el nuevo desorden ideológico que intentan desarrollar los


neopredicadores de la Escuela Anarcocapitalista liderada por D. JHS, respecto
a la abolición del Estado. El Estado nunca podrá abolirse. Ése es el error
fundamental en esta Escuela, aparte de no dar una respuesta científica
cuantitativa del modo en que beneficiaría el sistema de banca con reserva
100 % y sin banca central privada. Ni siquiera han dado un ejemplo
numérico de cuanto ganaría un banco normal con este sistema de
reserva, por lo que venden humo en base a argumentaciones filosóficas,
que no económicas, sobre algo tan serio como el sistema de banca.

D. Jesús Huerta de Soto, catedrático de economía, tendrá toda la


capacidad para idear sistemas perfectos, pero el mercado libre sin
Estado, es la ley de la Selva y parece que coincide plenamente con los
agoreros y actuantes del Nuevo Orden Mundial exterminador del
ciudadano. Una cátedra no otorga razón por muchas palabras bien
elaboradas que se planteen. En economía no vale la teoría sino la práctica
y todos los economistas coinciden en señalar que la etapa dorada del
capitalismo se dio en la segunda mitad del siglo XX hasta entrados los ’70
pues fue cuando se ponderó a la clase media en base a cargar impuestos
progresivos justos y donde los ricos pagaban también el Estado, no como
ahora. Y ahí existía ley e intervención del Estado, no había ni socialismo
ni capitalismo del laissez-faire, era un sistema capitalista social mixto de
mercado.

"Evidentemente estos planteamientos son absurdos pues no se puede sustituir


la banca tal y como está establecida, ni se puede establecer una reserva 100 %
pues entonces el multiplicador bancario no funcionaría para expandir la
economía y sin banca central no habría coordinación entre los bancos y
el Estado para realizar la política monetaria de expansión - rescisión del
crédito". Ésta es la respuesta que daría un economista clásico que cree
firmemente en el sistema actual que beneficia ampliamente a los ricos, a los
gobernantes corruptos y a un sistema que arruina poco a poco al desarrollo de
un capitalismo benefactor de todas las clases sociales. De todas formas, se ha
realizado un estudio sobre este tema más adelante, y el cálculo económico de
un banco con reserva 100 % es la ruina para el banquero, luego es un sistema
falso, hipócritamente conferenciado sin poner números sobre estudios, por lo
que definitivamente la Escuela Austriaca de economía realmente hoy en día no
tiene ningún sostén científico, tan solo es un lugar de esparcimiento filosófico
divagador de ideas que no se corresponden con la realidad económica.

Sí se debe lograr una aristocracia tecnocrática en el poder para que los


que ejerzan funciones políticas estén más preparados y así sepan actuar en
sus funciones, pues en todo empleo se exige que el que trabaja tenga cierto
nivel, menos en la política, que se ha degenerado con casos continuos de
corrupción que han llevado a la población a pensar que todos los políticos son
iguales y esto es un peligro para la convivencia pacífica en convivencia y
armonía. La Democracia imperfecta que padecemos debe corregirse con el
gobierno de los mejores (aristocracia) y los que más saben (directivos -
tecnócratas). Además, la Democracia, como tal, es una farsa pues no existe
separación de poderes, luego actualmente en España estamos en una tiranía
de partidos que incumplen sus programas y practican políticas
socialdemócratas populistas, encaminadas a beneficiar a su partido, a la gente
afín y a los capitalistas que se sustentan en el compadreo de ayudas mutuas.

Pero una cosa es corregir las deficiencias del Estado, promoviendo


mejoras y otra, la postura de los libertarios-anarcocapitalistas de abolir el
Estado. Con Ley es posible mejorar el Estado, y la historia ha demostrado que
vamos cada cierto tiempo, mejorándolo.

A continuación, vamos a replicar las 3 cuestiones base de esta absurda


escuela económica denominada “austríaca”.

1ª) Existencia de reserva fraccionaria en los depósitos bancarios y


dinero bancario fiduciario…

El sistema de reserva fraccionaria nació en la Edad Media, en la época


de los orfebres o “goldsmiths” cuando los clientes depositaban el oro y demás
metales preciosos y billetes para su custodia y se canjeaban por vales de
depósito con derecho real del dinero. Los orfebres recibían un pequeño pago (o
interés en función del plazo) por haber custodiado el dinero de sus clientes,
mientras que los clientes no recibían nada a cambio salvo la seguridad del
buen recaudo de su riqueza monetaria. En un principio estos primigenios
bancos funcionaron de esta forma, pero pronto los orfebres se dieron cuenta
que no todos los clientes venían a retirar sus depósitos al mismo tiempo por lo
que aumentaron el número de vales, es decir, la masa monetaria real era
menor porque la usaban para otras actividades mientras estaba en custodia.
Mientras los orfebres operaban con el dinero de sus clientes, nadie se daría
cuenta. No obstante, surgieron rumores de esas actividades y entonces
aparecieron las primeras quiebras de estos bancos y la ley entonces era muy
estricta con ellos.

El sistema evolucionó y lo que anteriormente había sido una estafa


piramidal, pues mucha gente había perdido su dinero con este primigenio
“timo”, se convirtió en la forma legal de trabajar de los bancos. Se inició el
sistema de reserva fraccionaria de tal forma que los depósitos de los clientes
no estaban respaldados salvo en una fracción del valor dinerario (sistema de
encaje) y, posteriormente, en el siglo XIX, se acoplaron al patrón oro, período
comprendido entre finales de las guerras napoleónicas y la I Guerra Mundial
que favoreció el comercio internacional entre las naciones y fue un período de
expansión y paz.

Lo que antes era delito, ahora era una forma de trabajar legal por parte
de la banca. En ese periodo, cualquier billete bancario podía ser intercambiado
por el valor real en oro con el cambio que tuviese en ese momento.

El sistema de reserva fraccionaria no es negativo si consigue la


expansión de la riqueza en beneficio de la sociedad en general, pues los
bancos no podrían prestar solo de los depósitos dado que su existencia como
banca de reserva 100 % sería imposible, como se demuestra en un estudio
numérico posterior. El problema del sistema bancario actual es que se ha
sofisticado para robar soberanía nacional incrustándose con su poder
omnímodo en los diferentes gobiernos, se ha introducido en la participación de
empresas grandes no siempre con el objetivo de beneficiarlas a largo plazo y
se ha orientado hacia la plutocracia de banqueros y oligarcas que manejan la
economía para el beneficio de unos cuantos aumentando la desigualdad entre
ricos y pobres y desmantelando el Estado del Bienestar que trajo consigo el
período donde rigió el Sistema de Bretton Woods (1944 – 1971). Nuevamente
la Guerra del Vietnam desde que intervino USA fue la detonante del final del
sistema cambio-oro, por los excesivos gastos de una guerra perdida, donde
todas las monedas mundiales se cambiaban a dólares a través del oro, siendo
ésta la moneda de reserva mundial.

Por tanto, un sistema de banca pública con la desaparición total de la


banca privada sí optimizaría los recursos del sistema de reserva fraccionaria.
Un ejemplo claro: los bancos centrales prestan a los bancos comerciales y a
las grandes corporaciones a una tasa de interés muy baja, mientras que a los
Estados y resto de empresas y ciudadanos presta a un tipo muy elevado. Por lo
tanto, los Estados se endeudan con unos déficits públicos insostenibles, los
ciudadanos y empresas medianas y pequeñas se ahogan en las crisis mientras
las empresas gigantes compadreadas con la banca, compran las empresas
quebradas a precios de saldo cuando no pueden pagar sus deudas y aumentan
el poder oligopólico - monopolístico y la concentración del corporativismo de las
transnacionales. La solución ya se ha dicho: la banca central, la política
monetaria y la banca deben estar controladas por el Estado y debe expropiarse
a los banqueros privados de ese monopolio de crear deuda impagable,
insoportable para la mayoría. Es cuestión, no solo de crear un capitalismo
social sino de evitar riesgos sistémicos y de oligarquías que pueden controlar
empresas y recursos del Estado para arruinarlos solo por intereses
particulares. En el siglo pasado se dictaron leyes en USA prohibiendo que los
bancos tuvieran participaciones en las empresas después del Crack del ’29.
Fue una forma de hacer barreras de protección entre empresas de la economía
real y entre especuladores y banqueros cuyo interés es diferente a los objetivos
de las empresas, que a menudo, hoy en día, hacen apuestas contra empresas
para tumbar sus acciones a precios más bajos y así obtener beneficios sin
importarles el daño efectuado en la empresa. Parcelando el mundo en
naciones-estado como hasta ahora y evitando que los gobiernos estén
controlados por élites plutocráticas (banqueros y grandes corporaciones) se
evitan crisis tan agudas y déficits públicos estratosféricos.

La salida del patrón cambio-oro del Sistema de Bretton-Woods significó


el afianzamiento de la plutocracia mediante el neoliberalismo que ha pretendido
y pretende desguazar el Estado del Bienestar que se manifestó en el período
donde rigió un sistema que mejoraba a la sociedad en su conjunto y donde los
impuestos eran progresivos. En EEUU las clases más acomodadas llegaron a
pagar el 94 % en impuestos con F.D. Roosevelt tras la Gran Depresión del ’29,
orquestada y cocinada por los plutócratas bancarios a través de los organismos
de la FED con los bancos acoplados al sistema, los postulados erróneos del
“laissez faire” de Adam Smith y David Ricardo (y otros) y el dogma de “el
Estado no debe intervenir en economía”, adoptado por los comparseros de los
banqueros esclavistas. Actualmente pagan los más ricos de USA sobre el 34
%. En España las grandes empresas pagan un 7,3 % en impuesto de
sociedades, la mitad que un trabajador en IRPF. No hay justicia social en estos
datos. El Estado en España funciona de una forma muy imperfecta pues los
políticos están manipulados por un sistema perverso, como es el banquerismo.
Si a ello añadimos cierto ADN local que tiende a realizar golferías con el dinero
desde la clase política y a no castigar a los corruptos, observamos como da
igual que gobierne la “derecha” o la “izquierda” que los resultados no difieren
mucho.

El Estado es, en definitiva, quien puede y debe, expropiar a los


banqueros y tomar el control tanto de la banca central como del resto (banca
comercial y de inversión). Para ello, el Estado debe mejorar y controlar a sus
políticos de forma estrecha y que se cumpla la ley cuando hagan delitos, sobre
todo de corrupción. Para ello, debemos observar el ejemplo de Singapur y su
modélico Estado: impera la ley y el orden y todo el mundo vive bien, donde se
fomenta la creación de riqueza, pero no con postulados neoliberales sino con
una conjunción de capitalismo-socialismo, como el Estado keynesiano del
período citado donde todo el mundo tenía oportunidades, trabajo y pan.

La reserva fraccionaria controlada por el banco central de cada Estado


es la mejor forma de trabajar para los ciudadanos y no para enriquecer a élites
conspiradoras de nuestro bienestar. Por lo tanto, viva el Estado y viva el
sistema de banca fraccionaria en manos públicas.

Y respecto a un sistema de acople oro-moneda se va a dar una


respuesta clara. Si todos los bancos centrales fueran controlados por cada
Estado del mundo y cada Estado controlara sus bancos nacionales (tanto
comerciales como de inversión), no haría falta el empaque de un metal
precioso con la moneda, pues tal moneda sería mundial y aceptada por todos
los países. Además, el dinero del mundo no se podría acoplar al oro pues no
existiría oro que lo respaldara, ni extrayéndolo de minas durante centenios, a
menos que se redujese el valor del dinero de tal forma que la mayoría seríamos
pobres de solemnidad tras el ajuste. Lo mejor sería alejar el oro de la moneda,
y para evitar que criminales y especuladores pudieran tomar el oro, plata,
platino, etc. como moneda de pago puertas afuera de los Estados, la solución
sería confiscar todas las reservas de estos metales preciosos y almacenarlas
en un lugar seguro por todos los Estados para evitar su uso como moneda.
Esto ya lo hizo F. D. Roosevelt. Aquí se realizaría por las razones esgrimidas:
evitar que el oro supusiera fugas de valor monetario para criminales,
especuladores o defraudadores de impuestos. Idénticamente se debería hacer
con las criptomonedas. Esas monedas “libres” lo único que hacen es que no
pasen por el control del Estado y sirvan para lavar dinero y evadir impuestos.
Deberían prohibirse por leyes interestatales.

Con la desaparición de los bancos privados se acaba también con los


paraísos fiscales y la evasión de capitales, que es uno de los motivos añadidos
del malestar de la mayor parte de la ciudadanía. Mientras los más
desfavorecidos deben pagar más impuestos, el neoliberalismo ha invertido la
tendencia y son las clases medias las que soportan las mayores cargas
impositivas, por lo que el sistema tiende a empobrecer a dichas clases, con
impuestos confiscatorios que, paradójicamente, los ricos eluden o simplemente
no están dispuestos a pagar pues chantajean al Estado con la premisa de “si
tengo que pagar tantos impuestos me voy a otro país”. Sin ley, el Estado no
puede funcionar.

2ª) Sobre la existencia de las Bancas Centrales…

Los Bancos Centrales son diseñados al principio por los Estados


nacionales como entes emisores de moneda. Sin embargo, posteriormente,
con el advenimiento de varias sagas de banqueros “internacionales”, los
bancos centrales son “comprados” por estos banqueros. Recuérdese la
peripecia del primer Rothschild “memorable” cuando, teniendo un oteador en el
campo de la batalla de Waterloo y tras galopar a toda prisa hacia Londres
informó al banquero que Napoleón había perdido. Rothschild fingió lo contrario
y empezó a vender acciones en la bolsa de Londres lo que desató la histeria de
los especuladores que creyeron que Napoleón había ganado, pues la
reputación del banquero en materia de espionaje y de adelantarse a los
acontecimientos era sabida, cayendo la bolsa más del 95 % en esa sesión y al
llegar a ese nivel, agentes de Rothschild recompraron las acciones a precio de
risa, apoderándose tácticamente del Banco de Inglaterra. La Casa Rothschild
entendió que la mejor forma de ganar dinero es trabajar con el Estado, pues
siempre paga (realmente el que paga es el ciudadano mediante impuestos, los
gobiernos trabajan con su dinero y con el mío, no con el suyo…).

La Banca Central sí debe existir para coordinar la política monetaria del


Estado, pero debe ser regida por el propio Estado sin injerencias de banqueros
“internacionales”, que no tienen ningún interés en las finanzas de los
ciudadanos sino en su interés particular de especulación para enriquecerse, y
recordemos que los bancos son los únicos entes que crean dinero de la nada,
con el multiplicador bancario. Por lo tanto, se ratifica que, si un actor debe
controlar la banca, éste debe ser el Estado, en manos de empleados públicos
que sean beneficiosos para el Estado y no como ahora que son marionetas de
la oligarquía financiera. El Estado debe tener recursos para castigar
inmediatamente a los que sirven a intereses particulares y roban, comenten
delitos. Ésa es otra cuestión que se abordará.

3ª) El Estado es un ente a erradicar, y se deben privatizar todas las


empresas y servicios del mismo…

El Estado surgió en las primeras ciudades del Neolítico (Ur,


Mesopotamia, …). En un principio, el Estado se concibe como un ente que
aglutina esfuerzos, coopera en la asignación de recursos entre todos y hace
que la sociedad se desarrolle y siempre tenía un jefe, líder o caudillo o un
consejo de varios de ellos. Lo contrario a No-Estado o Anarquía es desorden,
caos, agitación social, revolución.

Un Estado puede ser autoritario, ingobernable, democrático, … Lo ideal


es un Estado donde los políticos fueran tecnócratas y elegidos por sorteo de
acuerdo a su valía, como en Grecia, donde existía una verdadera democracia
hace 2.500 años. Es decir, no debería haber partidos políticos pues sus fines
son derribar al adversario para conseguir el poder en lugar de beneficiar al
ciudadano en general. Además, eso conferiría a todos los ciudadanos que
libremente optaran por ser políticos, pero en lugar de que un partido (que tiene
intereses particulares y no generales sobre los ciudadanos, por mucho que
mientan…) tomara la decisión de aupar a gente sin conocimiento o experiencia
para gobernar o regir, pero sí con labia dialéctica o mercadotecnia, se tendría
candidatos a políticos seleccionados tras entrevistas por sus méritos, no solo
académicos, sino personales. De esta forma, los seleccionados tras las
pruebas serían aptos para distintos niveles en la política.

La privatización de todos los recursos del Estado es la coletilla de los


nuevos libertarios-anarquistas. Eso no es posible. Es más, a veces, resulta
nefasto. Pongamos tres ejemplos:

 Policía privada. Esto es algo absurdo. Supongamos que se suprime la


policía nacional, la guardia civil y la policía local, entre otras, en España,
y que, en su lugar, aparecen policías privadas que hacen su función. Si
a Ud. le ocurre algo, ¿le ayudan si no ha pagado a esa compañía de
policía? Tenga en cuenta que el primer policía que encontrase
probablemente no sería de su compañía y que, a lo mejor, los efectivos
más cercanos están a kilómetros de Ud. Parece una tontería, pero si Ud.
paga un seguro para su automóvil, no se le ocurra ir a otra compañía
para decirles lo que le ha ocurrido, porque le dirán, no sin razón, “¿y a
mí que me cuenta si Ud. no está asegurado?”. ¿Se imagina que hay 20
compañías de policía en España y que abarcan todo el territorio
nacional? ¿Ud. se cree que tendrían dinero para que les saliese
rentable? ¿A cuánto ascenderían las cuotas para pagar a esas policías?
Por cuestión de recursos y de eficiencia, es inasumible. Luego todo no
puede privatizarse. Eso es una zafiedad ideológica que no se sustenta
desde ningún punto de vista.

 Ferrocarriles. Típica empresa que comenzó siendo privada y hoy es


pública. En España tuvimos una burbuja con los trenes y hubo hasta una
revolución, la de 1868, que destronó a Isabel II de España. Los
ferrocarriles son casi siempre deficitarios, sobre todo los de largas
distancias. Otra cosa son los metropolitanos de algunas ciudades. Si
privatizamos TODO, ¿quitamos los ferrocarriles porque ningún
capitalista se haría cargo? Son servicios públicos, útiles. Yo no suelo
usar ferrocarriles en largas distancias, pero les veo su utilidad pues
puntualmente los he usado. Que no lo sean para todos, no implica que
se vayan a seguir usando. La inmensa mayoría de carreteras de España
a mí no me sirven para nada pues nunca las voy a transitar, pero no
diría que se desmantelaran porque mi libertad individual me lo pide. Otro
asunto es la poca efectividad del estado en trazar carreteras, a menudo
duplicadas, para favorecer intereses oligárquicos en su construcción y
mantenimiento (si son autopistas de peaje) que luego tenemos que
pagar los ciudadanos. El Estado se ha convertido en un yonki que
necesita dinero como los drogadictos pues se le va en intereses a pagar
a banqueros y existe mucho político aprovechado que usa su puesto
para establecer comisiones clientelares con lo que consigue
enriquecimiento ilícito tras establecerse licitaciones opacas que caen en
amiguismo que hace que ciertas empresas tengan “éxito” por esos lazos
que una nación adelantada y con sentido de progreso debería cortar por
lo sano con cárcel a todos los implicados y con devolución del dinero o
embargo de sus cuentas. Esto es criticable. Se debe mejorar el Estado.
Hay que hacer ley y parecernos a Singapur y no a una república
bananera, que es donde hoy nos sitúa el resto del mundo.
Debemos valorar las libertades colectivas porque lo que a mí no me
vale, le vale al prójimo. Ojo con los abanderados de las libertades
individuales, pues donde comienza tu libertad individual puede comenzar
mi esclavitud. Y la libertad sin pan no vale para nada. Apuntad eso,
anarquistas enemigos del Estado: realmente sois enemigos de la
sociedad, pues el Estado somos todos.

 Empresas grandes: suelen estar participadas por bancos, lo que hace


que los tipos de interés en los préstamos realizados desde “sus” bancos,
son muy inferiores a los que se otorgan a la pequeña y mediana
empresa. Esto significa que las PYMES tienen recursos financieros más
caros que las empresas más grandes, lo que dificulta su desarrollo,
expansión, progreso y presentan debilidad ante crisis económicas. Si
desaparecen los bancos privados, las acciones de estas empresas
pasarían al Estado quien se encargaría de optimizar su desarrollo. De
esta forma, el Estado suprimiría las preferencias de crédito entre
empresas grandes y pequeñas, lo que facilitaría la capitalización de
nuevas empresas, la competencia sin barreras, redundando en mayores
puestos de trabajo, estabilidad social y mejora del Estado del Bienestar.
Se acabaría con la opacidad del sistema bancario, del manejo
oscurantista de los bancos centrales, del perpetuo flujo de dinero que los
ciudadanos, a través de sus representantes políticos, debemos pagar a
los bancos por financiar al Estado a tipos caros, cuando lo podríamos
hacer nosotros mismos desde el Estado a coste cero.

El Estado, expropiando a la banca, podría acometer la reforma de hacer


un capitalismo social exitoso, sin quiebras periódicas. El secreto es que,
en lugar de lucrarse parasitariamente unas sagas de banqueros del lucro
por crear déficits públicos en el Estado, esclavizando a los ciudadanos,
estos serían liberados de esa lacra de pagar intereses a los banqueros
por los préstamos concedidos, cuando el Estado es el ente que más
puede garantizar que la economía esté saneada. Con la expropiación
del sistema bancario por parte del Estado, el Estado automáticamente
tendría cero déficits públicos y entonces, la ciudadanía gozaría de mayor
riqueza a repartir sobre todos y no solo sobre chupasangres que tienen
al Estado como siervo y esclavo. Este sistema no puede hacerlo solo un
país, debe efectuarse simultáneamente en todos los países al unísono,
pues en caso contrario, los banqueros atacarían sin escrúpulos ese país.
Este postulado teórico es perfectamente realizable y sí que sería un
sistema benefactor para todos, pues los ricos no dejarían de tener
dinero, simplemente ocurriría que el banco de titularidad privada dejaría
de existir.

Para concluir, el dinero es la base de la economía. Si el poder de hacerlo


y su concentración está en malas manos, es muy dañino. Las empresas
generan bienes y servicios y los bancos literalmente generan deuda mediante
préstamos de dinero que no tienen. Por lo tanto, un banco concede préstamos
y guarda los depósitos de los clientes. Si la suma de todos los depósitos de
clientes está en el Estado, las canalizaciones de los recursos para capitalizar
son mayores y los riesgos de catástrofe financiera serán mucho menores, pues
el Estado no tiene intereses que pagar a ningún banco, su deuda pública no va
a crecer por ese concepto. Solo debe procurar que sus balanzas exteriores
sean óptimas. Y en un entorno de moneda mundial estatal sin intermediarios
financieros ni especuladores, la economía productiva y real debe funcionar.
Este sistema es el futuro, pues en caso contrario, la película “1984” será
demasiado bondadosa para la situación que nos puede deparar a nosotros o a
nuestros descendientes el sistema oligárquico de control de dinero por parte de
unos banqueros elitistas que quieren dominar el mundo en base al fraude, la
conspiración contra el Estado, el engaño, la farsa y la mentira, ingredientes
típicos que siempre han caracterizado a los banqueros, de todos conocido
(menos por ellos…).
A diferencia del socialismo, este sistema lo que pretende es capitalizar
los recursos de un estado hacia la economía productiva y real eliminando el
parasitismo de los amos del dinero, creando riqueza y disminuyendo los costes
que se deben soportar por parte de los banqueros cuando prestan al Estado a
interés vía bonos, obligaciones del estado para empobrecer a los ciudadanos
con déficits públicos elevadísimos. Todas las construcciones económicas de
los banksteristas como el FMI, BM, etc. pasarían a ser de organismos públicos
o desmantelarse y debería prohibirse que ningún exbanquero de estas
entidades tuvieran cargo público alguno, pues se comprende que han sido
conspiradores contra los ciudadanos del mundo a través de políticos vendidos
por dinero.

Por tanto, el libertarismo es una escuela que no funciona ni vale, ni


explica los problemas ni los soluciona. Si el Estado hace ley, puede controlar la
banca y hacer un capitalismo social que favorecería la expansión económica a
nivel mundial no necesariamente con altas tasas de crecimiento. La inflación
estaría controlada pues es el Estado el que hace el dinero. Se podría potenciar
una mayor libre competencia y eso daría sus frutos en una vuelta a las
coyunturas de pleno empleo que pueden darse en España si cambia y la
política se convierte en un sistema de representación para el pueblo y no en un
sistema tiránico de partidos que van los unos contra los otros para favorecer a
grupos que les apoyan y no al Pueblo Soberano.

José Manuel Gómez Vega, es ingeniero industrial y máster MBA. Estudioso de


problemas políticos estructurales del Estado y de soluciones a los problemas
económicos derivados de la crisis del sistema capitalista.

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