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que "La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de su
concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos
sus derechos de persona, entre ellos, el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida. La
cooperación formal a un aborto constituye una falta grave, que la Iglesia sanciona con la pena
canónica de excomunión". La Iglesia católica es el grupo social que más se a opuesto y se opone
al aborto , sin embargo se plantea una pregunta la cual nos deja pensativos por un momento, esto
con el ánimo de hacer una reflexión. La iglesia dice que aunque la presencia de un alma espiritual
no puede deducirse de la observancia de ningún dato experimental, las mismas condiciones de la
ciencia sobre el embrión humano ofrecen una indicación preciosa para discernir racionalmente
una presencia personal desde este primer surgir de la vida humana: ¿Cómo un individuo humano
podría no ser persona humana?".
Según la Iglesia la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el
momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver
reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser
inocente a la vida
Los defensores del aborto han procurado cubrir su naturaleza criminal mediante terminología
confusa o evasiva, ocultando el asesinato con jerga como "interrupción voluntaria del embarazo"
o bajo conceptos como "derecho a decidir" o "derecho a la salud reproductiva". Ninguno de estas
expresiones, sin embargo, puede ocultar el hecho de que el aborto es un infanticidio.
La Iglesia Católica siempre ha condenado el aborto por tratarse del homicidio directo de una
persona inocente.
“La Iglesia se opone al aborto y aconseja a sus miembros que no se sometan a un aborto
ni que lo lleven a cabo, salvo en raras circunstancias en que, según la opinión médica
competente, la vida o la salud de la madre esté en serio peligro o que el embarazo sea
resultado de una violación y produzca serios traumas emocionales a la madre. Aún así, el
aborto debe considerarse sólo después de que las personas responsables hayan consultado
con las autoridades del sacerdocio que las presidan y hayan recibido la confirmación divina
por medio de la oración”.
Además, hay que tener en cuenta que al niño abortado se le priva del
Sacramento del Bautismo.
Con esta expresión se quiere decir que el que incurre en ella queda
excomulgado automáticamente, sin necesidad de que ninguna
autoridad de la Iglesia lo declare para su caso concreto de manera
expresa.
¿Qué razón de ser tiene que el aborto está condenado por una
pena canónica tan grave como es la excomunión?
Pero ya que en los últimos años cada vez hay más Estados que
permiten el aborto, ¿no habría sido un gesto de benevolencia
de la Iglesia el haber mitigado las penas para los católicos que
aborten?
Esas personas han de poner todos los medios lícitos a su alcance para
que se dejen de practicar abortos. En cualquier caso, han de negar su
colaboración directa a esas acciones.
Lo primero que cada uno puede y debe hacer para afirmar la vida es
vivir con la conciencia de su dignidad. Sólo afirmaremos la vida de
otros si nosotros percibimos la nuestra en toda su grandeza y si
nuestra conducta es coherente con nuestra convicción. El ejemplo de
Jesús, tomando en serio a cada una de las personas que se
encontraba, debe servirnos para que todos los que se crucen en
nuestra vida se sientan valorados y tenidos en cuenta como seres
únicos. Una afirmación así de la vida personal en nuestras
experiencias cotidianas hará posible que surja, naturalmente, la
estima por todos y cada uno de los seres humanos, también los
concebidos y no nacidos. Pero junto a esta actitud general, caben
muchas maneras concretas de trabajar específicamente en favor de la
vida:
Son sólo algunos ejemplos que puedan dar idea del enorme campo
que un cristiano tiene ante sí en relación con este gravísimo
problema.
Refutación:
Es verdad que la Biblia no condena explícitamente el aborto. Sin embargo, la Biblia
enseña que lo que hay en el seno de una madre embarazada es un ser humano (cf.
Salmo 139:13, 15; Jeremías 1:5; Lucas 1:13; Mateo 1:21). Además, la Biblia
condena el homicidio directo de los inocentes (cf. Éxodo 23:7; Deuteronomio
27:25; Mateo 18:10 y 14). Ahora bien, los niños y las niñas que no han nacido
todavía son evidentemente inocentes. Por consiguiente, el matarlos por medio del
aborto es condenable.
Todas las personas que creen en Dios están de acuerdo en que Dios es Quien
concede los hijos y Quien infunde el alma en el cuerpo humano. Ello significa que
Dios crea a cada ser humano para un propósito. No tenemos el derecho de
contradecir Su voluntad respecto de Su creación.
Este argumento es en realidad un intento de desviar la atención de la maldad del
aborto. Las personas que lo presentan muchas veces están totalmente de acuerdo
con otros actos que la Biblia condena específicamente, como la actividad
homosexual, la fornicación y el adulterio (cf. Romanos 1:26-27; Marcos 7:21;
Éxodo 20:14).
Por último, en ningún lugar de la Biblia encontramos que ésta apruebe el aborto.
Falacia # 2: "La Iglesia Católica no está segura de que el feto sea una persona."
Refutación:
La Iglesia Católica siempre ha condenado el aborto por tratarse del homicidio
directo de una persona inocente. Durante la Edad Media algunos teólogos creían
que el alma era infundida cierto tiempo después de la concepción. Esta creencia,
ya obsoleta, fue producto de la influencia de algunos filósofos paganos antiguos.
Las personas que presentan este falso argumento utilizan estos hechos para
hacerle creer a la gente que la Iglesia dudó de la humanidad del ser humano antes
de nacer y que por lo tanto su doctrina no es segura.
Pero ello no es cierto. Aún aquellos teólogos que creían en el error ya mencionado,
condenaban el aborto. La razón es muy simple. Si usted duda de la presencia de
un ser humano en el seno materno, la duda debe ir a favor de la vida. De otra
manera usted está actuando con intención criminal.
Durante esa época la Iglesia decretó penas canónicas menos severas para el aborto
provocado antes de la presunta infusión tardía del alma. Pero su enseñanza moral
permaneció invariable: el aborto es un acto intrínseca y gravemente inmoral
durante cualquier etapa del embarazo.
Falacia # 3: "Debemos respetar la capacidad que tienen las mujeres para tomar
decisiones."
Refutación:
El mero hecho de que un ser humano sea mujer (u hombre) no implica
automáticamente que goza de la sabiduría para tomar decisiones morales
correctas. De hecho, las personas que presentan este falso argumento no le
conceden esa misma capacidad a los hombres (muchas de ellas critican la
enseñanza del Papa y los obispos). Ello no es otra cosa que sexismo.
El énfasis que ponen estas personas sobre la capacidad moral de las mujeres a la
hora de decidir la aceptación del aborto, no es otra cosa que otro intento de
desviar la atención sobre la maldad de éste. Al enfatizar que las mujeres gozan de
esa capacidad, por ser las únicas que salen embarazadas, estas personas intentan
colocarle una fachada moral a la matanza de los niños y niñas que no han nacido
todavía.
Falacia # 4: "Si usted desea que disminuya el índice de abortos, debe aceptar la
disponibilidad de la anticoncepción de la forma más amplia posible."
Refutación:
La presunción que está implícita en este argumento es que mientras más personas
utilicen anticonceptivos, habrá menos abortos. Pero ello es falso. Por ejemplo, en
Estados Unidos, lamentablemente la anticoncepción está totalmente disponible.
Sin embargo, cada año se practican millón y medio de abortos. ¿A qué se debe
esto?
En primer lugar, los anticonceptivos que más se usan (la píldora, el Norplant y el
dispositivo intrauterino) son abortivos, al menos parte del tiempo, por cuanto
impiden la implantación de un ser humano recién concebido en el útero de su
madre. Es más, el número de abortos causados por estos y otros anticonceptivos
abortivos es superior al número de abortos quirúrgicos.
En segundo lugar, los estudios demuestran que las personas que usan
anticonceptivos son más propensas a recurrir al aborto quirúrgico, cuando éstos
fallan (y los anticonceptivos sí fallan), que las personas que no utilizan
anticonceptivos. En general, la anticoncepción suscita una mentalidad contraria a
la aceptación generosa de una nueva vida. Lejos de impedir el aumento del aborto;
la anticoncepción lo propicia.
No debemos dejarnos engañar por estas falacias, aunque aparenten ser válidas.
Jesucristo ha dado a la legítima autoridad de su Iglesia, y sólo a ella, la capacidad
para interpretar y enseñar auténticamente la Palabra de Dios y su aplicación moral
y espiritual a cada aspecto de nuestra vida.
"Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino
que arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros
por el prurito de oír novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a
las fábulas...Tú, en cambio, persevera en lo que aprendiste y en lo que creíste" (2
Timoteo 4:3-4; 3:14). Y recuerde: "la Iglesia del Dios vivo es columna y
fundamento de la verdad" (1 Timoteo 3:15).
"No es progresista pretender resolver los problemas eliminando una vida humana". Se
trata de una afirmación del pontífice en la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium,
la primera del papa Francisco tras los trabajos del Sínodo de Obispos, celebrado del 7 al
28 de octubre de 2012, dedicado a "la nueva Evangelización para la transmisión de la
fe".
Sin embargo, Francisco reconoce que "también es verdad que hemos hecho poco para
acompañar a las mujeres que se encuentran en situaciones muy duras, donde el aborto se
les presenta como una rápida solución para sus profundas angustias, particularmente
cuando la vida que crece en ellas ha surgido como producto de una violación o en un
contexto de extrema pobreza".
Sin embargo, esta defensa de la vida por nacer "está íntimamente ligada a la defensa de
cualquier derecho humano", sostiene. "Supone -agrega el papa- la convicción de que un
ser humano es siempre sagrado e inviolable, en cualquier situación y en cada etapa de su
desarrollo".
También, en Exhortación Apostólica, alude a la familia para la que "el matrimonio es
una aportación a la sociedad", aunque en estos momentos "atraviesa una crisis cultural
profunda" y arremete contra "el individualismo posmoderno y globalizado favorece un
estilo de vida que desnaturaliza los vínculos familiares".
Y habla de los pobres. "Para la Iglesia la opción de los pobres es una categoría
teológica, antes que sociológica". "Por eso quiero una Iglesia pobre para los pobres.
Ellos tienen mucho que enseñarnos", dice y asevera que "mientras no se resuelvan
radicalmente los problemas de los pobres....no se resolverán los problemas del mundo".
El papa invita a cuidar a los más débiles: "los sin techo, los tóxico dependientes, los
refugiados, los pueblos indígenas, los ancianos cada vez más solos y abandonados" y a
los emigrantes para los que exhorta a los países "a una generosa apertura".
El primer argumento que se levanta siempre contra la posición cristiana sobre el aborto es,
“¿Qué sucede en los casos de violación y/o incesto?” Tan horrendo como sería el quedar
embarazada como resultado de una violación y/o incesto, ¿es el hacer asesinar a un bebé
la respuesta? Dos errores no hacen un acierto. El niño que llega a ser el resultado de
violación y/o incesto puede ser dado en adopción a una amorosa familia que no haya
podido tener hijos propios – o el niño puede ser criado por su madre. Nuevamente, el bebé
no debe ser castigado por los actos malvados de su padre.
La Conferencia Episcopal de Colombia elaboró un documento en el que deja claro que la mujer es
una víctima más del aborto.
“ Ninguna circunstancia, por grave que parezca, puede justificar ni convertir en legal o moralmente
aceptable el hecho de causar intencionalmente la muerte de un ser humano inocente” , dice el
documento elaborado por la Conferencia Episcopal de Colombia, el cual fue presentado este jueves
en compañía de la Fundación Provida. En el documento la iglesia deja claro que la mujer es una
víctima más del aborto y que este “ no es un derecho y menos de rango fundamental: no existe
ningún tratado internacional en materia de derechos humanos que le reconozca tal cualidad. Por eso,
no es posible exigir a ningún Estado la legalización del aborto” . El pronunciamiento surge como
respuesta a la iniciativa legislativa impulsada por los representantes a la Cámara Germán Navas
(Polo) y Alfonso Prada (Partido Verde), quienes pretenden regular los tres casos en los cuales el
aborto es permitido en el país. De ser aprobado el proyecto, el artículo 11 de la Constitución
Nacional quedaría así: “ El derecho a la vida es inviolable. No habrá pena de muerte. La interrupción
voluntaria del embarazo podrá realizarse en los casos autorizados por la ley” . El temor de la Iglesia
Católica y de quienes se oponen al aborto es que esta modificación le abra la puerta a esta práctica
en cualquier caso. Por eso, tanto los obispos como Provida han dejado claro que se oponen al aborto
y que no lo aprueban bajo ninguna circunstancia. Ni la pastilla del día despuésEl secretario de la
Conferencia Episcopal, monseñor José Daniel Falla, manifestó que la iglesia tampoco aprueba la
utilización del misoprostol o Cytotec, que son usadas como métodos de anticoncepción de
emergencia. “ Cualquier método que atente contra la vida humana nunca podrá ser aprobado desde
ningún punto de vista ético” , dijo monseñor. En esta ocasión, la iglesia se apoyó en profesionales de
la salud que están en contra del aborto desde una postura médica. Es el caso de la psiquiatra Danelia
Cardona, quien está en contra de cualquier método para inducir el aborto por las secuelas físicas y
emocionales que deja en las mujeres. Según Cardona la ciencia ha demostrado que cuando una mujer
aborta quedan consecuencias para su salud física y mental, inclusive cuando se usa el misoprostol,
que a su criterio es un mecanismo de aborto químico. Cárdenas sostiene que con la legalización del
aborto no se disminuyen los riesgos que corren las mujeres cuando deciden abortar, porque los
peligros para su vida y salud mental son inherentes al mismo procedimiento, y no por las
condiciones de higiene de las clínicas donde se practican estos procedimientos.
No es cuestión de aprobar o no aprobar el aborto. La Iglesia no trata de imponer sus ideas, sino que
considera su deber ayudar al hombre y defender los derechos de aquellos que no pueden hacerlo por sí
mismos, en este caso, los niños no nacidos. La Iglesia valora como el mayor don la vida y busca
protegerla y fomentarla, enseñando al hombre el verdadero valor de la vida. Una visión errada puede
llevar a la distorsión y a la destrucción de los valores humanos inherentes a la persona, con el riesgo de
deshumanizar al mundo.
El hombre es libre. Esa libertad ha sido la gran conquista de nuestro tiempo. Libertad y progreso son
justamente las dos banderas que enarbolan quienes luchan por una legislación pro -abortista. Nadie pone
en duda que el redescubrimiento del valor, de la dignidad y del papel de la mujer en la sociedad deban ser
defendidos.
Y aquí está el punto. Cuando se habla de «aborto sí» o «aborto no», se toma en cuenta sólo los derecho de
una sola de las partes. Con mucha facilidad se olvida de la otra persona que la mujer lleva dentro.
Desde el plano médico-legal, todo se juega en el prejuicio de no reconocerle entidad al niño -o la niña-
que se porta en el seno.
En buena lógica, parecería justo decir que si el hombre no es capaz de crear la vida, no le es tampoco
lícito el destruirla a beneplácito, como si fuera su dueño. Para el creyente la cosa es más sencilla, pues
sabe que la vida le viene de Dios; que es un don, más aún, el don más maravillosos de todos los dones. La
donación es siempre muestra signo de amor. Por lo mismo, la concepción siempre debiera ser fruto del
amor, pero amor del verdadero. Ese amor que no permite hablar de interrupción voluntaria de la gravidez,
de mujer o producto o feto... Las palabras que entiende son madre y padre que esperan y reciben como
don de Dios a un hijo muy amado. Desgraciadamente, muchas veces una nueva vida no es fruto del amor,
pero aún así es una nueva vida que tiene el derecho de nacer.
Hablemos como dos amigos. Si yo te preguntara por la persona a la que más amas, estimas tu cantante
favorito, el futbolista preferido, tu pastel inolvidable, me dirías sus nombres sin interrupción en el menor
tiempo posible. Si te preguntara de igual manera por los que peor te caen, tal vez me los dirías en menos
tiempo todavía. Y si ahora te diera la posibilidad de elegir que uno de estos dos grupos no existiera, que
desapareciera instantáneamente... no necesito escuchar tu respuesta, ya sé cuál has seleccionado. Tus
gustos son evidentes, te traicionan, también los caprichos y tus conveniencias y tus molestias. ¿Alguien te
obligó a elegirlos?
Aborto tiene 6 letras igual que muerte. ¿Suficiente? Generalmente no se agrede a quien más se ama y
menos a su vida, don exclusivo de Dios; si así lo intentaras tu apreciado “amigo” de inmediato buscaría
defenderse. La vida inicia desde el momento de la concepción, dando origen y creando las condiciones
necesarias que se realice una persona. En cualquier momento de su desarrollo que se vea interrumpido, se
mata a una persona. Si no se dan las condiciones, la naturaleza es la encargada de esa interrupción no
querida por la madre.
Lector u oyente, creo que apoyar y luchar por los que no pueden hacerlo en su infinita y silenciosa
pequeñez -contra el capricho, la comodidad, la conveniencia, el gusto de otros-, no es la imposición de un
grupo sino el deber y derecho de toda persona.