Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
con el pasado y acabar con los mismos métodos de desarrollo que solo han ayudado a
incrementar la inestabilidad. Como un deseo más que una previsión, el documento
preveía “una transición exitosa hacia el desarrollo sostenible en el año 2000 y más allá”
lo que “requería de un cambio masivo en los objetivos sociales”. Para lograrlo el
Informe Brundtland preconizaba:
El Informe en 2012.
Como una paradoja, 25 años después, el Informe Brundtland sigue vigente y muchas
de sus consideraciones siguen aún sin resolverse, tanto, que el mismo podría haber
sido concebido perfectamente en 2012 y pocos notarían la diferencia. La pregunta es
¿hasta que punto es factible evaluar los problemas ambientales globales
coherentemente, cuando la mentalidad de análisis costo-beneficio carece aún de
responsabilidad y solidaridad?.
En 1987 el Informe subrayaba que “lo que hoy podría parecer difícil o imposible puede
ser posible en el futuro”. Estamos a tiempo no solo de aprender o pensar, sino a actuar
en consecuencia, 25 años después.
Así es como existe una discusión estéril entre lo que es sostenible y lo que es
sustentable, se buscan las diferencias entre los términos y existe quien llega a sacar
conclusiones sorprendentes aunque, lamentablemente, sin valor alguno; como las
siguientes: sostenible se refiere a lo local, sustentable a lo global; sostenible es la
teoría, sustentable es la aplicación; sostenible es permanente en el tiempo y el
espacio, sustentable es lo inmediato y concreto.
El doctor Paolo Bifani, en su obra Medio Ambiente y Desarrollo, opina que las múltiples
definiciones de sustentabilidad por lo general aíslan algunos elementos del cuerpo
orgánico conceptual del cual son parte integral, de esta
manera Bifani distingue y describe cuatro enfoques:
El enfoque ecologista.