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EL CONOCIMIENTO COMO ACTIVIDAD HUMANA

José Antonio Camargo Rodríguez. Compilador

INTRODUCCIÓN

A pesar de que el conocimiento es una actividad común a todos los humanos no hay un acuerdo
acerca de lo que sucede cuando conocemos algo. Por ello ha sido y sigue siendo un tema de
permanente de discusión.

No obstante, en la discusión misma es de común aceptación que en el conocimiento se


encuentran involucrados los siguientes cuatro elementos:
 El sujeto que conoce.
 El objeto conocido.
 La operación misma de conocer.
 El resultado obtenido, que es la información recabada acerca del objeto, la cual se
contiene en los pensamientos o ideas que el sujeto tiene acerca de éste.

El debate que sobre el conocimiento se ha librado en el seno de la Filosofía a través de la historia


ha estado alimentado por las distintas formas como estos elementos y su interrelación han sido
concebidos o interpretados. Las diversas interpretaciones constituyen lo que conocemos como
concepciones, doctrinas o teorías del conocimiento. Entre ellas se cuentan el idealismo, el
realismo, el subjetivismo el objetivismo, el empirismo y el racionalismo.

Sin ceñirse a una concepción en particular y más bien acogiendo aportes de varias de ellas, a
continuación se hace una descripción de cada uno de los elementos en mención y la forma como
ellos se relacionan en la actividad humana de conocer.

CONOCER Y CONOCIMIENTO

“Conocer es aprehender teóricamente los objetos, sus modos y sus relaciones; el resultado de
esta actividad es el conocimiento. No obstante, el término «conocimiento» se emplea para
designar no sólo el resultado de la actividad de conocer sino también la actividad misma.

“Según el filósofo alemán Nicolai Hartman, pueden enumerarse como rasgos esenciales del
conocer los siguientes:

 “El conocer es una relación entre dos miembros, sujeto y objeto, que permanecen distintos
entre sí.”
 “Esa relación es una correlación, pues el término sujeto sólo es sujeto en cuanto el otro es
objeto suyo.”
 “Ahora bien, esta correlación no es reversible. Ser sujeto es cosa completamente distinta de
ser objeto. La función del sujeto es captar, aprehender; la del objeto, ser aprehensible y ser
aprehendido.”
 “Esta aprehensión significa para el sujeto, por decirlo así, una invasión en un territorio más
allá de él (trascendente). En cambio, para el objeto esto no significa ser atraído a la esfera del
sujeto. Al objeto le es indiferente, para decirlo de algún modo, el ser conocido y el punto
hasta el cual sea conocido por el sujeto. El objeto no cambia por virtud del conocimiento; el
sujeto es el que se modifica en algo. Efectivamente, en el sujeto se produce una conciencia
del objeto.”
 “Esta conciencia del objeto puede ser considerada como el hecho de trasladarse al sujeto la
constitución del objeto”.
 “La representación del objeto, que nace en el sujeto, se llama ‘objetiva’, por cuanto concuerda
con el objeto mismo. En esto, la representación objetiva sigue siendo, para la conciencia,
distinta del objeto.”
 “Aunque el sujeto, por decirlo así, recibe las determinaciones del objeto, se comporta
receptivamente, no por eso es pasivo. Puede mostrarse activo y hasta espontáneo en el
conocer, y tomar parte, esencialmente, en la formación de la representación del objeto.”
 “Puesto que la representación más cabal del objeto permanece distinta del objeto mismo,
puede el objeto ser designado como independiente del sujeto, como ‘trascendente’ (más allá)
del sujeto. Todo conocer se orienta hacia un ser independiente del sujeto cognoscente
(menciona o ‘mienta’ ese ser), y está además convencido de haberlo captado. Esto parece
estar en contradicción con la esencia de la relación gnoseológica, según la cual objeto y sujeto
como tales se hallan indisolublemente unidos.”
 “Pero ambos términos, sujeto y objeto, no se agotan en su correlación; ambos pueden existir
‘por sí’, desprendidos de esta correlación; bien que en este caso ya no sean sujeto y objeto el
uno para el otro. La diferencia estriba en esto: que al deshacerse la correlación, el objeto deja
de ser ‘objeto’ (para el sujeto en cuestión), pero el sujeto sigue siendo sujeto (aunque
entonces no es sujeto ‘cognoscente’, sino acaso sujeto que siente, quiere, valora)”. 1

LAS ACTIVIDADES SENSORIAL Y RACIONAL EN EL PROCESO DE CONOCIMIENTO

El conocer implica tanto una actividad sensorial (sensación y percepción) como una actividad
racional (el pensar abstracto en conceptos). Estas actividades se exigen la una a la otra. No puede
existir un pensamiento abstracto que no esté de alguna manera ligado a lo sensorial. Ello es
cierto no sólo en el sentido de que cualquier pensamiento teórico parte, en última instancia, de
datos empíricos y se eleva al nivel de lo abstracto como resultado de un análisis más o menos
profundo de los datos sensoriales, sino, además, en el sentido –más profundo- de que también el
pensamiento abstracto refleja ciertas características sensoriales, por muy genéricas que ellas sean,
las cuales constituyen como el reverso de dicho pensamiento. Por lo común, cada generalización
conceptual lleva envuelta una generalización sensorial.

Por otro lado, en el desarrollo del proceso cognoscitivo, también la actividad sensorial se
enriquece sin cesar. A medida que los datos sensoriales se van incluyendo en nuevas conexiones,
la percepción se transforma, se hace más rica y profunda. Para convencerse de que ello es así,
basta comparar la percepción del individuo que observa un instrumento de investigación
científica sin entender nada acerca de los fenómenos que dicho instrumento permite estudiar, con
la percepción del hombre de ciencia que sabe descifrar los datos proporcionados por el
instrumento en cuestión: las mismas impresiones sensoriales adquieren, en este segundo caso, un
nuevo significado, se percibe en ellas un nuevo contenido objetivo.

1
ROMERO, Francisco. Teoría del conocimiento. Buenos Aires: Bartolomé U. Chiesino, 1993. Pág. 113 ss.
A medida que el objeto percibido se incluye en nuevas conexiones, va apareciendo con nuevas
características que lo muestran de una forma cada vez más completa. Mediante la actividad
racional de abstracción esas nuevas características se fijan en el pensamiento en forma de
conceptos. De esta manera el proceso del conocimiento, al ir incorporando los nuevos contenidos
que se le brindan en la percepción, en cierto modo vuelve constantemente a la esfera de lo
sensorial. No cabe, por tanto, presentar el proceso del conocimiento como si estuviera compuesto
de dos segmentos situados en una recta: un primer segmento representando la actividad sensorial
y a continuación un segundo segmento representando la actividad lógica racional. Resultará
inadecuada incluso la representación de dicho proceso como si fuera una sola línea recta uno de
cuyos extremos se separa cada vez más del otro. La representación de la línea por la que se
mueve el proceso del conocimiento, en la interacción entre el nivel sensorial y el nivel racional,
se acercará más a la verdad si la concebimos como una espiral sin fin: después de cada
alejamiento de lo racional con respecto a lo sensorial sigue un nuevo regreso; pero el punto de
regreso del conocimiento se desplaza constantemente hacia delante, pues lo que se va fijando en
el pensamiento, mediante la actividad de abstracción, se incorpora en cada nueva percepción del
objeto.

La actividad racional, dentro del proceso del conocimiento, permite la comprensión y explicación
de la realidad percibida mediante la actividad sensorial. La distancia a que la actividad racional
pueda llegar respecto a los datos que la actividad sensorial proporciona, sirve de medida no sólo
para tener idea del avance que verifica el pensamiento, sino, además, para poder comprobar si
está o no conforme, y en qué grado, con las exigencias inherentes a un conocimiento verdadero.
Resulta obvio, no obstante, que el conocimiento verdadero no coincide de manera directa con los
datos sensoriales. Es más, a veces se encuentra en total oposición con éstos: los datos
sensoriales nos indican, todos los días, que el Sol gira en torno a la Tierra, mientras que el
conocimiento científico nos afirma lo contrario.

En conclusión: a fin de hacernos a una idea completa y adecuada del proceso del conocimiento es
necesario considerarlo como un proceso único en la interrelación de sus actividades sensorial
y racional. Ello no significa, naturalmente, que no se deban diferenciar estas dos actividades. Al
contrario, sin analizar los distintos eslabones del proceso del conocimiento en sus
particularidades específicas y en su aspecto global, dicho proceso no aparecería en lo que tiene de
concreto, en la interrelación efectiva de sus actividades.

La actividad sensorial del conocimiento. La actividad sensorial la realiza el sujeto a través de


los órganos de los sentidos al entrar éstos en relación con los excitantes (estímulos) del
mundo objetivo. Mediante esta actividad, el sujeto obtiene imágenes de las cosas, de los
fenómenos, en una palabra, de los objetos de su conocimiento. Gracias a esta actividad el
sujeto incorpora al proceso del conocimiento las imágenes sobre las cuales realiza su
actividad racional.

La actividad sensorial que el sujeto realiza en el proceso del conocimiento comienza con la
identificación y con la diferenciación de los excitantes o estímulos. Tanto la identificación como
la diferenciación sensorial de los excitantes las lleva a cabo el sujeto por medio de instrumentos
especializados (órganos de los sentidos), cada uno de los cuales se encuentra dispuesto para la
correspondiente recepción; las propiedades de estos órganos receptores han ido formándose y
consolidándose hereditariamente en el proceso evolutivo de los seres, bajo la acción de estímulos
de vital importancia para el organismo.
La imagen sensorial de propiedades de la realidad tales como la forma de los objetos, su tamaño,
la distancia que los separa entre sí y la distancia a que se encuentran respecto al observador, se
forma como resultado de la interacción entre los distintos órganos receptores, como resultado de
las relaciones que el sujeto establece entre los datos que tales órganos receptores le proporcionan.

El sujeto cognoscente establece relaciones entre las distintas propiedades sensoriales de los
objetos cuando dichas propiedades son para él de importancia vital. En primer lugar pone en
relación aquellas propiedades de los objetos que ejercen una influencia directa sobre sus
funciones biológicas, y luego aquellas que desempeñan algún papel en su actividad práctica.

La diferenciación sensorial la realiza el sujeto con base en lo que convencionalmente podría


denominarse impresión sensorial primaria, a diferencia de la sensación propiamente dicha, con
la que de manera frecuente y equivocada suele identificarse. Así, cabe entender por sensación,
en un sentido más estrecho y especial, el resultado de la diferenciación sensorial de los
estímulos, es decir, de su análisis. En el sentido específico de la palabra, la sensación se forma
como resultado de la diferenciación y selección de una determinada propiedad del excitante o
estímulo, cuya propiedad reviste importancia para el sujeto por estar ligada a sus intereses o
necesidades.

El paso del análisis de los excitantes o estímulos al análisis de las propiedades sensoriales de los
objetos reflejadas en la sensación, da origen a la percepción. En la percepción del mundo
circundante desempeñan un papel capital las propiedades y las relaciones espaciales de los
objetos, su característica espacial. Percibimos las cosas como situadas fuera de nosotros en
determinadas relaciones espaciales respecto a nosotros mismos y a las otras cosas; percibimos su
forma, su contorno, su relieve, su tamaño, la distancia que las separa de otras cosas y de nosotros
mismos. El objeto aparece como una cosa –aislada en el espacio- pero sus propiedades aparecen
relacionadas entre sí. La diferenciación espacial del objeto y la interrelación de sus propiedades,
gracias a la cual el objeto se nos presenta como un todo único, constituyen particularidades
importantísimas de la percepción.

La actividad racional del conocimiento. Aunque la actividad racional, presente ya en la


percepción, va más allá de la sensorial, no se da desligada de ella. Por eso no responde a la
realidad del conocimiento el sensualismo, que reduce a lo sensorial todo el conocimiento, ni
el racionalismo, que niega radicalmente la función cognitiva de lo sensorial y subraya de
modo unilateral la falta de autenticidad de los datos sensoriales a la vez que sitúa todo el
proceso del conocimiento en el pensar abstracto.

El proceso del conocimiento, basado de modo necesario en lo sensorial, franquea, también de


modo necesario, los límites de lo sensorial y se eleva al pensar abstracto. El pensamiento es
imposible sin la actividad sensorial dado que tan sólo en lo sensorial se encuentran los datos
iniciales, únicos en que puede basarse el pensamiento. Mas aunque se basa en los datos que le
proporcionan los sentidos, el pensamiento no puede detenerse en dichos datos.

En el nivel racional del conocimiento, las propiedades de las cosas captadas sensorialmente son
materia de análisis del pensamiento. A través de este análisis, el pensamiento trata de descubrir
propiedades internas (no captables sensorialmente) del objeto, aún desconocidas, a fin de hacer a
través de ellas una explicación del mismo.
La actividad de análisis que el pensamiento desarrolla para delimitar las propiedades internas del
objeto es una actividad de abstracción. Se trata de una abstracción que el pensamiento lleva a
cabo a través de la exclusión de las propiedades circunstanciales o adventicias, es decir de
aquellas propiedades que pueden faltar en el objeto sin que se afecte la naturaleza del mismo, y
de la determinación de las propiedades específicas o esenciales del objeto, es decir de aquellas
propiedades que deben encontrarse necesariamente en él. Tal es el objetivo real de la abstracción
y en general del pensamiento abstracto, en la esfera del conocimiento.

La abstracción no estriba sólo en hacer caso omiso de algo; no presenta sólo un aspecto negativo,
sino además otro positivo: separa algo de algo. La exclusión de propiedades adventicias,
colaterales, secundarias, y la selección de propiedades fundamentales, esenciales, constituyen dos
aspectos del mismo proceso de abstracción.

Abstraer significa poner de manifiesto de qué modo se presenta una cosa, un fenómeno, en su
dependencia respecto a otras cosas, a otros fenómenos; para lograrlo, se hace caso omiso de las
propiedades externas que ocultan o modifican lo que se quiere poner de manifiesto. Las
propiedades internas específicas de una cosa son las que aparecen en su «aspecto puro» cuando se
elimina el efecto de ocultamiento ejercido por todas las propiedades adventicias con las que, por
lo común, dichas propiedades específicas suelen darse en la percepción. Tales propiedades
específicas, internas, constituyen lo que en el lenguaje filosófico suele denominarse «esencia» de
las cosas, son sus propiedades esenciales.

Revelar las propiedades internas esenciales, específicas, de las cosas, constituye el objetivo
natural del conocimiento; estas propiedades aparecen sólo en ciertas condiciones y de modo
aproximado en la percepción. Por lo común, en ella cambian de aspecto, se presentan envueltas
en numerosas circunstancias accesorias e influencias que se entrecruzan. El análisis encaminado
a la obtención de las propiedades esenciales de la cosas o de los fenómenos en sus
concatenaciones y dependencias esenciales, ha de dejar de lado, necesariamente, las
circunstancias accidentales y los nexos casuales. Las propiedades específicas de las cosas que
aparecen de modo inmediato y sensorial sólo pueden ser definidas, en su aspecto puro, mediante
conceptos abstractos.
Así, pues, el pensamiento, que se orienta hacia el conocimiento de las propiedades específicas,
esenciales, de las cosas y de los fenómenos, abandona con rigurosa necesidad lo sensorial para
dirigirse a los conceptos abstractos.

Cuando el pensamiento descubre las propiedades internas y esenciales de las cosas –como
resultado de su labor analizadora de abstracción-, la dependencia que entre tales propiedades
existe se presenta con carácter de ley. Las leyes son, en realidad, relaciones de dependencia entre
las propiedades internas de las cosas, de los fenómenos y de los procesos. La leyes, o sea las
relaciones de dependencia interna descubiertas entran, luego, en la definición misma de los
fenómenos y de las cosas, como por ejemplo las leyes de Newton en la definición del
“movimiento variable”, y la ley de Boyle-Mariotte en la definición del “gas ideal”.

Por importante que sea la labor analítica del pensamiento –labor mediante cual disocia las
propiedades que en la percepción se presentan juntas y se eleva a la esfera de la abstracción- la
finalidad del conocimiento no queda circunscrita a dicha abstracción. En última instancia, lo que
el sujeto busca no es dejar de lado el mundo sensorial que lo rodea de modo inmediato a fin de
elevarse a la esfera de la abstracción, sino comprender y explicar el mundo de cosas y fenómenos
en el que vive y actúa. Por eso, después que el pensamiento ha disociado las propiedades del
objeto, con el fin de establecer las diferencias existentes entre ellas (análisis), restablece la unidad
del objeto (síntesis), para lo cual parte de las mismas propiedades que ha disociado en el proceso
de abstracción. Así, pues, junto a la actividad analítica del pensamiento se presenta en
vinculación necesaria la actividad sintética del mismo. En la síntesis, el pensamiento recorre el
mismo camino recorrido en el análisis, si bien en dirección contraria. Mediante la síntesis el
pensamiento correlaciona las propiedades del objeto que ha disociado en el análisis, restablece las
relaciones de dependencia existentes entre tales propiedades.

Como resultado de este doble trabajo de análisis y de síntesis, el sujeto restablece


intelectualmente la realidad concreta inicial, pero ya analizada en lo que respecta a su contenido.
El restablecimiento se verifica gradualmente, paso a paso, según una u otra medida de
aproximación, aunque cada vez ésta es mayor.

En este doble trabajo de análisis y de síntesis tiene su origen todo conocimiento teórico, incluido,
por supuesto, el conocimiento científico. Mediante este procedimiento se crean la Mecánica, la
Física, la Economía Política, la Historia, la Lingüística y, en general, todas las ciencias.

FUENTES BIBLIGRÁFICAS:

HARTMANN, Nicolai. Metafísica del conocimiento. Losada. Buenos Aires, 1997

ROMERO, Francisco. Teoría del Conocimiento. Losada. Buenos Aires, 1995

RUBINSTEIN S.L. El proceso del conocimiento. En: El ser y la conciencia. Grijalbo. México,
1993 pgs. 63-159

TALLER NO. 2

“No estoy de acuerdo con tu argumento


Pero defenderé tu derecho a expresarlo
Hasta la muerte”
Voltaire

1) Cuáles son las concepciones que aparecen en la lectura que aportan al debate sobre el conocimiento? Investiga en
qué consisten tres de estas teorías, y en máximo 7 renglones explícalas.
2) Explica los siguientes rasgos esenciales del conocer según Nicolai Hartman:
“El conocer es una relación entre dos miembros, sujeto y objeto, que permanecen distintos entre
sí.”

“Esta aprehensión significa para el sujeto, por decirlo así, una invasión en un territorio más allá
de él (trascendente). En cambio, para el objeto esto no significa ser atraído a la esfera del sujeto.
Al objeto le es indiferente, para decirlo de algún modo, el ser conocido y el punto hasta el cual
sea conocido por el sujeto. El objeto no cambia por virtud del conocimiento; el sujeto es el que
se modifica en algo. Efectivamente, en el sujeto se produce una conciencia del objeto.”

“Puesto que la representación más cabal del objeto permanece distinta del objeto mismo, puede el
objeto ser designado como independiente del sujeto, como ‘trascendente’ (más allá) del sujeto.
Todo conocer se orienta hacia un ser independiente del sujeto cognoscente (menciona o ‘mienta’
ese ser), y está además convencido de haberlo captado. Esto parece estar en contradicción con la
esencia de la relación gnoseológica, según la cual objeto y sujeto como tales se hallan
indisolublemente unidos.”

3) Por qué según el autor el pensamiento abstracto está ligado a la actividad sensorial? Justifica tu
respuesta.

4) Cuál es la función de la actividad racional dentro del proceso de conocimiento?


Escribe un ejemplo distinto al que aparece en la lectura “los datos sensoriales nos indican, todos
los días que el sol gira en torno a la tierra”

5) Cómo interpretan el concepto de mundo objetivo?

6) Cómo explica el autor la sensación?

7) Explica brevemente en qué consiste el proceso de abstracción.

8) Elabora un mapa conceptual donde sinteticen la lectura.

PARA TENER EN CUENTA.

 El trabajo se debe presentar hecho a computador.


 Las respuestas deben ser escritas con coherencia, sin rodeos y siempre dando un punto de
vista propio.
 Aunque la actividad filosófica permite la pluralidad de interpretaciones, este trabajo exige
responder de acuerdo a la lectura y en las explicaciones ser coherentes con ella. Estos temas
han sido discutidos en mucho tiempo, en ese sentido debe haber objetividad.
 Las respuestas serán sustentadas por dos miembro de cada grupo.
 El mapa conceptual debe ser sintético, no es hacer un resumen.

Éxitos.

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