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Algo quema (Mauricio Ovando, 2018, 77’) Hablando de Cómo matar a tu presidente (Ernesto Flores, 2018), hay

algo en lo que no coincido con los cuates. Joaquín, al lado, da cuenta de


una emoción colectiva posterior al visionado de la película de Ernesto
“Espero que sea el gesto cinematográfico lo que se vea en la película” Flores que comparto sin mesura.
dice Mauricio Ovando, o algo así, estoy parafraseando lo que escuché
por la radio. La sinopsis de Algo quema, por otro lado, invita a cuestio- Sí, Cómo matar a tu presidente es todo lo que Enter the void (Gaspar
nar la historia oficial y nombra tres episodios que enfrentan Mauricio y Noe, 2009) quisiera ser y no es, y es también tal vez la ficción bolivia-
su familia. Cuando te hablan de rebatir la historia oficial es común que na más fresca e inesperada del año. Y así con 2000 bs. Y sin baratos
rescatar la versión del oprimido -los derrotados en la historia- frente sentimentalismos. Pero mi percepción es que los personajes aún hablan
a la del opresor sea el cometido. ¿Ovando pasó a la historia como un como en un comic o en un libro de expresiones neutras(se usan sobre
perdedor? Dice que su figura no está en los textos escolares de historia. todo pretéritos indefinidos “te dije” en vez del “te he dicho” o el más
En la película, su esposa dice que tampoco está en el museo militar; caricaturizable “te había dicho”). Y esto por las pocas tomas que se
entonces, ante la falta de restos materiales que permitan recordarlo, hicieron por plano, sin explotar tal vez al 100% la capacidad inventiva
existe Algo quema. de los cuates actores que se nota que tienen. Sabemos que esta crítica,
que es una sugerencia de modo de producción y de rodaje, no es mali-
“Una película sobre las infinitas imágenes de mi abuelo registradas ciosa sino todo lo contrario, es sólo decir: puedes hacer un plano al día
durante su gobierno militar de facto en Bolivia durante la década y aun así tener 15 películas al año sin la necesidad de inventar diálogos.
de 1960. La versión familiar se enfrenta con la historia oficial: La Con peruanos las tomas de improvisación pueden salirte en un par de
masacre de mineros, la nacionalización del petróleo, el asesinato del tomas, pero somos bolivianos, hay algo tímido que necesita más pa-
Ché Guevara.
Cada vez que me detengo a mirar una imagen con más profundidad, ciencia para surgir tranquilamente sin el miedo de estar desbocándose
algo se quema dentro mío.” (Algo quema, Press Kit en español) de Carlos Mesa.
Entonces, el gesto cinematográfico en Algo quema es enfrentar el pa-
sado, indagar en las huellas familiares y buscar una forma de sobrevi-
vir con la pesada carga que es Ovando Candia. Mauricio dice que el
estreno cambia aquí, que no es Buenos Aires. Y es cierto que aquí el
gesto cinematográfico se ve invadido por el revisionismo historiográfi-
co. El estreno es ya una muestra de eso, comentaristas y espectadores
que carcajean entre el cinismo de la mentira y el terror al desvarío que
amenazante se acerca.
En Algo quema hay material de archivo envidiable. Hay otra pelicula,
Cuatreros (2016), en ella Albertina Carri nos sumerge en un océano de
material fílmico que va encontrando sobre Isidro Velázquez. Material
guardado en la EICTV sale a luz. La presentan como hija de Roberto
Carri y las puertas del archivo se abren. Contraseñas chistosas que no
dicen nada del contenido revelan rollos encriptados al resguardo de los
desmanes y caprichos del poder, sea el que sea. El interés de acceso
a documentación debería ser el único requisito para poder buscar en
bienes culturales con evidencias del pasado. Sin embargo no es tan así.
Hay pactos por hacer en el camino -con la familia en Algo quema-. Y
es que la película también detona el debate sobre la desclasificación Portada: fotograma de Algo quema, 2019
de archivos aunque no se posiciona ni menciona nada al respecto. En-
tonces, libertad a las imágenes. Pero si los álbumes en los 60’s tienen Algo quema - Marcelo Guzman
esquineros, separadores y pies de fotos manuscritos, muchas serán las ¿Donde está nuestro canon? - Joaquín Tapia
fotos que desaparezcan. Sin embargo hay fotos, hay registros. Hay im- Mar negro - Miguel Hilari
pulsos por sistematizar la información para leerla más allá del espacio Filmar peruanos/filmar bolivianos - Gilmar Gonzales
doméstico, más allá de lamentar tener los abuelos que tenemos.
viuda del ex presidente Ovando. Es una falta de respeto, teme Mesa, ¿Dónde está nuestro canon?
filmar a una persona que no está en sus facultades. Pero pasa al revés,
creo.
Una anécdota. Le contaba a mi hermana no hace mucho que estoy
Sabedora de ser filmada, la viuda de Ovando ordena varios cortes de filmando una película y que el procedimiento que sigo consiste, casi
la grabación para hablar algo que no debe ser registrado. Un jump-cut siempre, en visitar personas, filmarlas sin agenda prevista, entrevistar-
nos la devuelve a la pantalla. El montaje, a diferencia de la cámara, no las a lo mucho y cruzar los dedos para que algo bueno pase mientras
sigue la dirección que da la señora. Obvio. Parte de ser presidente es tanto. Decepcionada, ella ha respondido: lo que tú y tus amigos hacen
ser un experto en la economía de lo que se dice y de lo que no. Existe no son películas, lo que hacen es hacer todo menos una película.
un lenguaje privado / histórico. Sería raro lo contrario. La historia de
lo que no dicen los presidentes en público y que lo viven en familia La relación inmediata que se me ha ocurrido. Marguerite Duras dijo
(o no). exactamente las mismas palabras en un momento clarividente pero
cursi en que, interpreto, hacía más un grito de guerra que un análisis
El resto de la película, bien lo dice Mesa, cumple con la voluntad de los formal. Hacer todo menos una película. Buscar otras formas de produc-
entrevistados de no decir más que lo dedicado al público. ción ahí donde no hay industria ni dinero. El auge del digital y de los
El gesto cinematográfico de Mar Negro (Omar Alarcón, 2018), es el terceros mundos. El empalago de mil artes contemporáneos.
contrario. ¿Con qué actitud se entra a un psiquiátrico? Al psiquiátrico El Radical. Tres películas de la programación han llegado a nuestras
Pacheco de Sucre. A filmar al poeta Hugo Montero. Por decirlo cru- manos antes de tiempo, Algo quema, Mar negro y Wiñay. Panorama
damente: ¿cuánto sabe un loco de estar siendo filmado? La respuesta del más nuevo cine boliviano. Sin embargo, como antes ocurriera con
de Mesa (“si enloquezco no me filmen”) es la respuesta del control, el cine alteño, es otra película la que descubrimos: Cómo matar a tu
y a su manera es nuestra respuesta colla. No Me Films Producciones. presidente de Ernesto Flores. La película se pagó con 2000 bolivianos,
Cuando a mi tío políticofamoso le dio cáncer, la familia se dedicó a se filmó en cinco días y se editó en diez y tres trasnoches. Cámara
esconder el cuerpo enfermo, avergonzada de que sus amigos, al darle amarrada a la cabeza del propio Flores, el plano-subjetivo-secuencia y
la última despedida, verían sus miserias cuando para todos había sido el jump-cut proliferan con mano editora experta, su propia voz en off
una estatua. fluctuando con flexibilidad apabullante del diálogo diegético al monó-
Pero a Mar Negro. logo interior. En principio parece tratar del propio Flores y sus amigos
Un poeta loco. Loco virtuoso. Virtuoso de la poesía y fanático de su planeando algo que, por el título, tememos sea demasiado grave. Un
obra. Un ego de artista también y una desconexión cósmica. Hugo montaje alterno articula esto con entrevistas. ¿Qué opina de la muerte
Montero acepta ser filmado y desde la pantalla le da un saludo a los de Orlando Figueroa? No sé, la verdad no sé, ¿quién? ¿Qué cree que
oyentes de su país y a las pesadillas de Carlos Mesa. Guarda con or- pasaría si lo matan al Evo? Luto, gasificaciones, ¿feriado? ¿Si vuelven
gullo los recortes de periódicos en los que ha aparecido, y claro que se a abrir un Mcdonalds irías? Obvio. El título pasa a ser otra cosa: es
relaciona bien con la persistencia de la cámara. Hablar de esta persis- muy creativamente empleado como lo que es, un paratexto, y a partir
tencia tiene también una implícita crítica a los realizadores . de ahí impulsa el avance de esta película hacia el documental televisivo
entrevistador de transeúntes, hacia la ficción rigurosamente subjetiva
Además de Hugo Montero, el poeta, aparece en la película un loco que te sumerge en el mundo de unos marihuaneros de la ladera paceña,
que si lo reprodujéramos en un fotograma, es decir como presencia hacia el préstamo youtubero low-res de la imagen traumante de Figue-
sin movimiento, se vería como una presencia oscura así mal. Y así es roa en llamas. Se construye una energía connotadora muy vasta y llena
el primer flashazo de su rostro, su primera aparición (las enfermeras de risas cómplices a partir de ese juego tan creativo que intuitivamente
puliendo su cabeza). Pero una vez que lo vemos moverse y reconoce- edita como antes sólo se escribía.
mos a esta persona, nos damos cuenta de que está ansioso por aparecer
frente a la cámara. A veces se cuela en el cuadro y adquiere una gestua- El final. Flores sale por única vez de la cámara subjetiva para unas
lidad que parece querer convergir elegancia. Hay, creo, sin querer, una peleítas con su amigo y dealer. Un poco como ha dicho ya Leos Carax
dignificación de la locura en estos planos que era imposible de prever, sobre Calvero y Rocky, Flores nos asombra con un final que también
una dignificación que nada tiene que ver con el paternalismo de decirle es el despliegue de su propia mortalidad frente a una cámara, trágica
buen poeta a un loco. La tensión dialéctica del voyeurismo que descu- y ridícula y varonil como es el juego de peleítas. Si nuestro director se
bre, se conmueve, y conmovido hace un póster promocional. relee a sí mismo y no va edulcorando su imaginación en lo venidero,
si aprende a dirigir a sus actores tan bien como edita, burlará de le-
jos aquel suicida ensimismamiento criollo que, como nos ha enseñado Filmar peruanos
Mauricio Souza, hace cien años ya era una decadencia en Alcides Ar-
guedas. Por lo pronto, en mi opinión, Cómo matar a tu presidente ya
es un clásico. Tal vez esta opinión sea un poco arbitraria y algo sacada de los pelos.
Fuera de lugar incluso, porque los radicalismos peruanos que se pre-
sentaron hasta el martes son películas no figurativas y sin ni un solo
Mar Negro diálogo o persona parlante por así decirlo. De todas maneras, no me
canso de decirlo: no es lo mismo filmar un peruano que un boliviano.
Cuando se filma un peruano se capta más fácilmente una serie de ex-
Oh potentes industriales que transformáis el mundo en maravilla presiones lingüísticas, corporales, imaginativas, en resumen expresi-
Escuchad mi voz de gratitud… vas, mucho menos parca que cuando filmamos collas.
Desde el psiquiátrico de Sucre, alguien se dirige a los que transforman Es innegable que cada nacionalidad latinoamericana carga con una va-
el mundo. Mar Negro registra los últimos días del poeta Hugo Montero riedad particular expresiva lingüística (pero también corporal) imposi-
en la institución en la que pasó la mayor parte de su vida. ble de estandarizar hacia un español común o una cultura homogénea.
La estructura de la película es sencilla. Por este motivo, es decir que cada espacio cultural/nacional/histórico
Hugo Montero lee sus poemas en off, sobre pantalla negra. contenga en sí una paleta expresiva, podemos entender que la relación
de la cámara con un peruano es muy diferente que la relación de la
Vemos la cotidianeidad del psiquiátrico. Algunos segmentos están fil- cámara con un boliviano, especialmente andino (jailón y no). La pelí-
mados en formato HD apaisado, otros más antiguos en un SD más cula Dependencia Sexual (Rodrigo Bellot 2003) explota a su manera
cuadrado. Es notorio que el HD parece interesarse más por la mecáni- el hecho de filmar cambas en Santa Cruz. Amantes del glamur (por no
ca, por el funcionamiento del psiquiátrico. Muestra controles médicos, encontrar una satisfactoria traducción de spotlight), el extrovertido jet
afeitadas y deporte. Al ser preguntados, los pacientes dicen estar en set cruceño (extras y protagonistas) terminó exhibiendo mucho más de
el año 1. Asistimos a paseos, escuchamos conversaciones e intuímos lo que imaginaba. Y esto más que por la inclemencia de una cámara,
jerarquías. El SD en cambio son fragmentos, impresiones y miradas por la malicia del montaje, pero en realidad por una sensual, y subrayo
en un montaje asociativo. High Definition y Standard Definition. ¿Qué lo sensual, mezcla de ambos.
significan hoy estos conceptos, desde una ciudad boliviana de provin-
cia? ¿Qué es high, y qué es stardard? ¿Qué es definido, y cómo? En A través de esta idea podemos encontrar algunos puntos interesantes
Mar Negro estas preguntas aparecen y desaparecen. La película, entre por los que se están moviendo las pelis peruano-bolivianas que se han
otras cosas, es un documental sobre cómo filmar, cómo acercase al estado presentando en el Festival Radical, y que representan una pe-
otro. queña muestra de algo que se está gestando y que promete ser mucho
más grande.
También podríamos decir que Hugo Montero resalta en el psiquiátrico
así como Mar Negro resalta en nuestro panorama cinematográfico. Tal vez un ideal de crítica responsable debería poder ampliar los puen-
tes posibles para fomentar un cine saludable e incipiente, incluso como
Esos poemas en off son destellos de verdad. Se supone que el género un modo de producción. Por un lado profundizando, y por el otro di-
documental registra una realidad más o menos objetiva. Podemos ar- fundiendo.
gumentar y decir que cada encuadre es un recorte y que cada película
es una construcción, pero no vamos a negar que efectivamente a Hugo Por lo pronto lo que nos queda es invitar a ver las películas peruanas.
Montero lo afeitan de izquierda a derecha, que le gustan las chompas Incluso en el lenguaje cinematográfico sin palabras verbales, hay un
de lana, que llama al psiquiátrico “cárcel de inocentes” y que cuándo le despliegue de expresividad que podríamos decir ideocincrático.
preguntan si su obra habla de Dios, responde: “Algo”. Filmar bolivianos.
Eso es la realidad. Algo Quema - Mar Negro
Sin embargo, los poemas que oímos en off abren una puerta, crean otro En el conversatorio de la película Algo Quema (Mauricio Ovando,
nivel de realidad. Sobre la pantalla negra aparece un resplandor. Otro 2018), Carlos Mesa hizo una crítica y una solicitud pública. Pidió no
mundo es posible. ser jamás filmado si es que de alguna forma pierde sus facultades, el
Mar Negro nos recuerda lo que puede ser el cine. control sobre su cuerpo. Criticó por eso la entrevista a Elsa Omiste, la

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