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Utilizar las matemáticas para conseguir una visión en tres dimensiones de todas las cosas,
es una creación Maya. Por desgracia no hemos podido todavía desvelar todos los misterios
que encierran las matemáticas Mayas. Universalmente se ha reconocido el sistema
matemático como una creación tan exacta y extraordinaria que se sigue utilizando en
nuestros días.
Calendario Maya
Según el misionero Diego de Landa, “Se sabe que contaban de 5 en 5 hasta llegar al
número 0, luego de 20 en 20 hasta llegar al número 100, luego de 100 en 100 hasta llegar
al 400, y así sucesivamente hasta poder llegar a la infinitud”.
El sistema que utilizaban los mayas era vigesimal, lo que quiere decir que se organiza en
unidades de 20 elementos. El sistema numérico se formaba a partir de 3 símbolos.
Una concha, un punto y una raya, combinando estos elementos se podía llegar a números
infinitos
El cero se representaba por medio de una concha, un punto tenía valor 1 y una raya tenía
valor 5, como podemos ver en la imagen superior simplemente combinando estos símbolos,
utilizando las posiciones verticales y horizontales de forma acumulativa, representándose
de 20 en 20.
Que su numeración esté basada en un sistema vigesimal tenía un motivo. Los meses para
los mayas eran de 20 días, también 20 es el número de dedos que tiene el ser humano y con
una concepción tan clásica del hombre como medida de todas las cosas, tenemos la
explicación del porqué.
Es un sistema en el que opera la potenciación, dándole por eso ese carácter en tres
dimensiones de las cosas. En la imagen anterior podemos ver una representación de los
números 0-100.
Para entender la trayectoria de los astros, los sacerdotes se sentaban cada día en lo más
alto del templo y fijaban la vista durante largo rato en el horizonte. Con este método, y
utilizando un simple palo perpendicular al suelo, lograron definir el paso del Sol por el
cenit, pues al encontrarse el astro en su punto más alto, el palo no proyectaba sombra.
Que el Sol se sitúe exactamente sobre nuestras cabezas es un caso excepcional que sólo
ocurre en determinados lapsos del año, y dependiendo de la zona. Para la península de
Yucatán el suceso transcurre dos veces: entre el 15/16 de mayo y entre el 25/26 de julio.
Por su fuerte presencia, el paso cenital era de gran interés para los antiguos mayas de la
península, y marcaba fechas determinantes.
Esto no es un dato menor: el calendario en las civilizaciones antiguas fijaba las actividades
de la sociedad, basadas en la agricultura y las estaciones del año. De él dependía la vida
cotidiana de toda la población. Específicamente, los mayas establecieron un ciclo solar
de 365 días, y otro lunar, de 295 días, lo que no constituye una gran diferencia con el
calendario gregoriano.
Su precisión se basa en una serie de días continuos que parten de una fecha inicial precisa
(día cero): el 12 de agosto de 3113 a.C. La matemática fue una importante herramienta
para el sistema celandárico. En sus calendarios, las anotaciones numéricas se escribían
mezclando números con glifos.
Por otro lado, el invento del calendario maya no hubiera sido posible sin el estudio de
los cielos. A ello se abocaron el grupo de élite sacerdotal, formada por verdaderos
astrónomos que observaban el cielo con nada más que sus ojos.
Venus fue uno de los astros más importantes para los mayas, y de la posición de este
planeta dependieron muchas de las guerras y sacrificios del período Postclásico. Los mayas
también veneraron lo que nosotros llamamos Vía Láctea, conocida por ellos como el
Arbol del Mundo, y representada por un gran árbol floreciente, la ceiba, de la cual
provenía toda la manifestación de vida (en una metáfora no muy diferente al “camino de
leche” de los griegos).
Pero la atención de los astrónomos mayas volvía una y otra vez hacia el Sol, lo que los
llevó a rastrear el camino de la estrella a lo largo del cielo. En el arte maya, el recorrido del
Sol por la elíptica aparece marcado en las constelaciones de estrellas fijas como una
Serpiente de Dos Cabezas.
Y es el día de hoy que, en las ruinas de Chichén Itzá, aún puede verse perfectamente,
durante el ocaso del equinoccio, cómo una enorme y asombrosa serpiente de luz desciende
del templo para bendecir la tierra fértil y anunciar un nuevo ciclo.
Conocimientos Mayas:
En una época donde las creencias daban explicación a todos los hechos que sucedían en la
naturaleza, los mayas fueron un paso más allá. Los movimientos del Sol y la Luna
ayudaron a elaborar los calendarios, que por entonces abarcaban el tiempo en su totalidad:
pasado, presente y futuro.
Los movimientos del cielo eran interpretados por sacerdotes por medio de la adivinación
en el advenimiento de sucesos, así como de profecías completas. Los sacerdotes mayas no
sólo obedecían los límites religiosos de los rituales, sino que eran sabedores de temas
históricos, médicos, astronómicos y poéticos.
Su papel estaba marcado por una serie de clases jerárquicas divididas en subniveles de
derecho entre los hombres y los dioses. La adivinación maya era toda una ciencia y los
chilames, llamados así en honor a un famoso sacerdote prehispánico, se valían de sus
grandes conocimientos de Astronomía y Astrología para buscar en el cielo las respuestas
del hombre.
Las profecías de los sacerdotes eran fruto del estudio exhaustivo de los astros, los dioses y
los libros, tal y como se demuestra en los libros del Chilam Balam. Los libros del Chilam
Balam son un conjunto de manuscritos elaborados en los siglos XVII y XVIII d.C, en la
región de Yucatán, su contenido abarca todas las etapas culturales por las que fue pasando
la cultura maya de Yucatán.
Eran volúmenes que para los mayas podían ser como una enciclopedia “Larousse” con los
avances y hechos más fundamentales de su población. Aunque sólo se conservan 8
libros, se conoce que existieron un total de 18 libros, cada uno de ellos llamado como la
ciudad donde fueron elaborados, como el libro de Chumayel. En algunos libros se narran
hechos del siglo V d.C., e incluso alcanzan la llegada de los españoles a la región.
La inscripciones que han podido llegar hasta nuestros días están escritas en piedra. No fue
hasta el siglo XVIII-XIX, cuando fueron descubiertas por los exploradores europeos,
dándoles el título de jeroglífico, aunque realmente no tengan nada que ver. Debido a su
complicada ubicación, pasaron inadvertidas por los conquistadores.
Estela Maya
Existían una serie de símbolos individuales, llamados glifos, estos podían representar un
morfema o toda una sílaba. Los Mayas agrupaban la escritura en bloques de columnas, los
glifos se organizaban de arriba hacia abajo y desde la derecha hacia la izquierda, cada
bloque corresponde a un verbo.
Aportes Astronómicos
Los mayas calcularon la rotación completa de la tierra alrededor del sol en 365,2420,
días, una diferencia de 0,0002 días respecto a los cálculos efectuados por la NASA.
Medicina
Estudiaron sobre las causas de las enfermedades (etiología), clasificando sus tipos,
describiendo sus síntomas para conseguir su prevención y curación. Sabían coser heridas
utilizando cabello humano y utilizaban el yeso para inmovilizar las fracturas de hueso
Arquitectura
Que un pueblo tan alejado de hoy como el maya llegase a tales conocimientos astronómicos
debió conllevar una tarea de conocimientos acumulativos de varias generaciones, los
cuales también debieron usar instrumentos muy avanzados para la época.
No podemos obviar el hecho de que los mayas han tenido que trabajar en condiciones
astronómicamente complicadas dependiendo del mes. La selva húmeda donde se asentaron
alguna de sus ciudades más importantes, hacía desplegar una neblina en las primeras horas
de la mañana que hacía complicada la observación del cielo.
La climatología pudo haber impedido el desarrollo de más conocimientos por parte de sus
astrónomos, es más, en tales circunstancias deben de haberse requerido muchas
generaciones de observadores para alcanzar con exactitud todo lo que hoy nos han dejado.