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Josep M. Caparrós ') o~


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La guerra del Vietnam f 1
entre la historia y el cine t\
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Ángel Hueso
El cine y el siglo XX

Josep M. Caparrós
Historia crítica del cine español
(desde 1897 hasta hoy)

De próxima edición:

Rafael de España
El cine de Goebbels

Magí Crusells
La Guerra Civil española:
Cine y propaganda

Tamel de Pablos
11Metrópolis": un reflejo
de la historia

María Antonia Paz y Julio Montero


Creando la realidad
(El cine informativo 1895-1945)
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Ariel Historia Ferro
Serie Historia Contemporánea
Asesor
Historia
JORDI CASASSAS contemporá~ea
y eme

Traducción y adaptación
de la nueva versión francesa por
RAFAEL DE ESPAÑA
Centro de Investigaciones Film-Historia

Prólogo de
J. M. CAPARRÓS LERA
Universidad de Barcelona

EditorialAriel, S.A
Barcelona
Diseño cubierta: Nacho Soriano

Título original:
Ci11é111a et histoire

1: edición: noviembre 1995


1." reimpresión : junio 2000

<D 1977: Éditions Denoei/Gonthier


el© 1993: Éditions Gallimard
pour la présente édition refondue

Derechos exclusivos de edición en castellano


reservados para todo el mundo
y propiedad de la traducción: PRÓLOGO
© 1995 y 2000: Editorial Ariel , S. A.
Proven¡¡:a, 260 - 08008 Barcelona

ISBN: 84-344-6577-9 En 1982, cuando iniciaba mi carrera docente en la Uni-


wrs idad de Barcelona, fui becado por el Vicerrectorado de
Depósito legal: B. 27.312- 2000 lr1 vcs tigación para visitar a los primeros especialistas en re-
l., c io nes historia-cine. Al año siguiente, gracias a esa ayuda,
Impreso en España
l1rvc la oportunidad de conocer personalmente al profesor
Ninguna parte de esta publi cación, incluido el discr1o M:1 rc Ferro. Para mí, Ferro ya era un maestro: mi maestro
de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida 1·11 es ta nueva especialidad. Después de haberme dedicado
en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico,
químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia ,
;, 1:1 crítica cinematográfica a partir de 1965, y a historiar
sin permiso previo del editor. 1·l c ine español y mundial desde 1976, a través de los escri-
11 1s de Marc Ferro descubrí otro campo de investigación y
11unca mejor dicho- tomé el «tren de la historia>>. O de
l:t nu eva historia, si se prefiere.
El profesor Ferro fue siempre un pionero. Un pionero
1·11 la renovación historiográfica de los años sesenta y, ade-
111:1s, el más reputado especialista sobre las interrelaciones
1'111 re el cine y la historia. A la hora de comenzar mi primer
··l'lllinario sobre este tema, mis conversaciones con Marc
h·rro -al igual que con otros especialistas, como Pierre
<..;orlin, Paul Smith y Anthony Aldgate- no sólo sirvieron
p.rra ampliar mis conocimientos y perspectivas, sino que
l.t111bién fueron el inicio de una buena amistad con el
trt :1cs tro , cultivada a través de nuevos encuentros en diver-
.,, 1s congresos internacionales.
Es bien conocido que el profesor Ferro es uno de los
pt incipales divulgadores del cine como medio de docencia
v lt1 cn te instrumental de la ciencia histórica. Nacido en Pa-
t 1s, el 2 de diciembre de 1924, fue profesor de historia y jefe
t)
8 PRÓLOGO PRÓLOGO

de Estudios en la École des Hautes Études en Sciences So- , l"! .td o r: << The fiction film and historical analysis >> , aplican-
ciales de París -de la que actualmente es director- y des- ,¡,, s u metodología a una película representativa -Tcha-
tacó como coedilor de la famosa revista Annales, donde pu- 1'1111 ' 1' (1934), de Vassiliev, obra fundamental de la época es-
blicaría sus primeros ensayos sobre el tema en que es pio- i.illlli s ta-, a través de la cual se pueden percibir las claves
nero. De él escribió su coetáneo, el antes referido Sorlin: " ,, iohi stóricas que configuran el film, junto a las peculia-
«Si algún día la historiografía francesa reserva un lugar al ll!l:tdcs que presenta esta obra dentro de su contexto polí-
cine, a él se lo deberemos. Consejero histórico, después rea- 11 • o (d r. op. cit., pp. 80-94); así como su libro Analyse de
lizador, técnico al mismo tiempo que historiador [Ferro] ha /tl111 , an alyse de sociétés. Une source nouvelle pour l'Histoire,
visto las dificultades que se habían escapado a sus prede- l'n 1ís , Hachette, 1975, donde también afirma: <<De todas
cesores, y sus escritos empiezan a prolongar a Kracauer, su- IILtlt c ras, cada film tiene un valor como documento, no im-
perándolo. Más que una copia de la realidad, la imagen le 1 >11 11 :1 del tipo que sea ... El cine, sobre todo el de ficción,

parece un revelador: "la cámara revela el secreto, muestra , tl11 '· u na vía real hacia zonas sociopsicológicas e históricas
el anverso de una sociedad, sus lapsos" ... El cine abre pers- 1tllll t'a a bordadas por el análisis de los documentos. »
pectivas nuevas sobre lo que una sociedad confiesa de sí l111'a tigable conferenciante, sus continuos viajes a países
misma y sobre lo que niega; pero lo que deja entrever es .¡, · 1o do el mundo le han permitido también visionar, en las
parcial, lagunario y sólo resulta útil para el historiador me- cl1 ·. 1Í111 as cinematecas, películas históricas y seleccionar
diante una confrontación con otras formas de expresión» IIILt¡•c nes documentales para dirigir diversos films de mon-
(cfr. Sorlin, P., Sociología del cine. La apertura para la histo- l.t ¡t ·. es pecialmente preparados para la enseñanza: 1933.
ria de mañana, México, FCE, 1985, p. 43). Años más tarde, 1 II /IIIII CI1t l'Allemagne est devenue 11.azie; De Marx a la révo-
el también especialista galo Franc;ois Garc;on editaría una 111/111 11 111.011.diale; Les demieres conquetes coloniales 1899-
monografía sobre este gran pionero: Cinéma et Histoire (au- 1'1 ;o; La voie indienne vers l'independence ; 1914-1918:
tour de Marc Ferro) (París, CinémAction-Corlet, 1992), que /t ,/1/ sf(mnation de la guerre; Ha Chi Minh, mise en cause du
viene a ser un actualizado <<estado de la cuestión» sobre el \".ft' lll e colonial1883-1945 ; Du Ku Klux Klan aux <<Panthe-
tema. ,, ... No ires», 1931-1949: Les trois étapes de la R évolution chi-
Ciertamente, Marc Ferro -insisto- es el verdadero pio- 11111\t'; !llgérie 1954: la révolte d 'un colonisé; Lénine par Léni-
nero de la utilización del arte cinematográfico como fuen- 11<' has ta su largometraje sobre La Grande Guerre; que su-
te auxiliar de la historia y como medio didáctico. Sus pri- 11 1.1 11 nada menos que 18 títulos sobre la historia contem-
meras investigaciones datan de la década de los sesenta, en 1" >t ':tn ca.
colaboración con Annie Kriegel y Alain Besanc;on, en torno Sus primeros libros, el referido Analyse de film, analyse
a otro tema del que él también es especialista (cfr. <<Histoi- ,¡,. ,wiétés y el hoy clásico Cinéma et Histoire -ambos par-
re et Cinéma: L'experience de "La Grande Guerre"», en An- ' t. iiiiJ Cnte refundidos en España bajo el título de Cine e His-
nales, 20, 1965, pp. 327-336). A continuación, siguieron sus '''''n ( Bar celona, Gustavo Gilí, 1980)- evidencian ya la
trabajos en esta revista especializada, donde en el ensayo ti- Jll ' >l'tndidad de sus análisis. Esta última obra, que ha visto
tulado <<Société du xxe siecle et Histoire cinématographi- l.t l11 1. ta mbién en inglés (Cinema and History, Detroit, Way-
que>> se advierte una doble tendencia investigativa: el refle- 111 ' St;1 tc University Press, 1988), fue reeditada en una nou-
jo de los hechos sociales en el cine y el rigor crítico en el '' //, · y a umentada edición francesa (Cinéma et Histoire , Pa-
análisis histórico (cfr. Annales, 23, 1968). Asimismo, en 11 '., ( ;;dlimard, 1993), la cual hoy se ha adaptado nueva-
el volumen editado por el citado Paul Smith -el primer IIII 'Jll l' par a el mercado de habla hispana con el presente tí-
<<estado de la cuestión>>- The Historian and Film (Cam- lttl c, de [Jistoria contemporánea y cine.
bridge University Press, 1976), Ferro incluye un artículo re- Co mo his toriador contemporáneo, Marc Ferro es autor
10 PRÓLOGO PRÓLOGO

de La Grande Guerre 1914-1918 (París, Gallimard, 1969; 1'' '' del reconocimiento del film como medio de docencia e
ed . española La Gran Guerra, Madrid, Alianza, 1970) y su '' w~ l igación histórica». Además, por aquellas fechas, entre
monumental La Révolution de 1917: l. La chute du tsazaris- J., .. 1111111e rosas investigaciones desarrolladas en base a sus
m e et les origines d'Octobre; II. Octobre. Naissance d'une so- l t' tll 'l:ts, se contaba ya con la primera tesis de licenciatura
ciété (París, Aubier-Montagne, 1967-1976), de la que en ~t · . di za d a en España (vid. Rigol, A., El documental de re-
nuestro país se ha publicado sólo el primer volumen (La Re- • " " , ¡ itució histórica: Anillisi de Retablo de la guerra civil
volución de 1917, Barcelona, Laia, 1975). En este sentido, 1 ·. p .tn o la (1980), de Basilio Martín Patino [segons la meto-

fue el primer historiador occidental que tuvo acceso a los ,/,./u!: io de Marc Ferro], Barcelona, Universidad de Barcelo-
archivos de la antigua Unión Soviética. En la actualidad, si- 11.1 , 1 984-1986 ). Y cuando el mismo historiador francés fue

gue trabajando infatigablemente: una muestra de sus últi- . 1 ll:trcclona para recoger el merecido galardón y dictar una
mas realizaciones son los volúmenes Film et Histoire, edi- 1 1111krc ncia en la Facultad de Geografía e Historia, tuvimos

tados en colaboración con sus colegas, discípulos y nume- 1 1 l1 o no r de poder entregarle personalmente ese trabajo.
rosos alumnos de doctorado; además de los nuevos libros /1. 111 '" después, también Sergio Alegre realizaría su tesis doc-
publicados: Des soviets au communisme bureaucratique ¡, 11 • d, t:l cine cambia la historia. Las imágenes de la División
(Gallimard, 1980); L'Occident devant la Révolution soviéti- l . u/ ( Barcelona, PPU, 1994), con su reconocida metodolo-
que (Bruselas, Complexe, 1981); Comment on racorzte l'His- 1•1.1 p :t ra el análisis de los documentales y noticiarios.
toire aux enfants a travers le monde entier (París, Payot, 'lú do ello, pues, nos lleva a prologar este libro funda-
1981); Suez, naissance d'un tiers monde (Complexe, 1982); IIWitl :d con enorme satisfacción. La cuidada versión espa-
Pétain (París, Fayard, 1987), biografía llevada a la pantalla 11 11 l.1 qu e ha ofrecido el presidente del Centro de Investiga-
por Jean Marbreuf; Nicolas li (Payot, 1989); Les origines de ' I II IIL'S Film-Historia (Pare Científic de Barcelona), doctor
la Perestroika (París, Ramsay, 1990); L'information en uni- 1\. d . tL' I de España, lo harán ciertamente útil para los alum-
forme (Ramsay, 1991); Questions a la deuxieme guerre mon- 11 1 1'· 11niversitarios y aficionados al Cine -con mayúscula-,
diale (París, Casterman, 1993 ) ... No obstante, a pesar de su •.t thrc Lodo a esas nuevas generaciones para las que el maes-
edad y continua p~-oducción, podríamos preguntarnos: ¡,,, 1'erro no puede transformarse sólo en historia.
¿cuál es el secreto de su envidiable vitalidad? En una oca-
sión me lo confió: comer bien y dormir durante diez horas J. M. CAPARRÓS LERA
cada día.
Profesor titular de Historia
Ferro es doctor en Historia (1967) y en Letras (1976). Contemporania i Cinema,
Ha sido profesor en los Lycées Lamoriciere y Rodin, así Universidad de Barcelona
como agregado de investigaciones en el CNRS francés.
Fellow en el Wilson Center del Smithsonian Institute
(Washington), y antiguo director del Institut du Monde So-
viétique et de l'Europe Céntrale et Oriéntale (IMSECO),
también dirige un popular programa especializado en un
canal de la televisión gala.
Por eso, cuando en 1986, el Centro de Investigaciones
Film-Historia que fundé y ahora presido -y del que Marc
Ferro es miembro cofundador y su «abuelo»- decidió con-
ceder por vez primera un Premio Especial del Jurado, se
otorgó a este gran especialista «por su importante labor en
INTRODUCCIÓN

AGRADECIMIENTOS EL IMPERIO DE LA IMAGEN

Quiero manifestar mi agradecimiento al Woodrow Wil- Historia y cine: actualmente este enunciado ya no nos
son Center de la Smithsonian Institution (Washington), y sorprende, pues se ha hecho evidente que ambos términos
muy especialmente a su director, James H. Billington, por están estrechamente vinculados y cubren unos mismos ám-
darme ánimos e invitarme a permanecer entre ellos. Sin su bitos de actuación. De todos modos, cuando a principios de
colaboración no me hubiera sido posible redactar esta nue- los años sesenta se comenzó a estudiar las películas como
va edición, totalmente re-visada. También quiero agradecer documentos históricos y así proceder a un «contraanálisis»
al Department of Moving Pictures, Library of Congress, el de la sociedad, la idea resultó desconcertante en los medios
que me hayan permitido visionar un gran número de pe- universitarios. En aquellos años no había más historia que
lículas. la cuantitativa, y estudiosos de prestigio como Fernand
Braudel y Pierre Renouvin me desaconsejaban la utiliza-
ción del cine: <<Interesante, pero mejor que no lo comente
mucho»; «No insista en esta tesis». Hoy en día el cine es re-
ferencia obligada para archivistas e investigadores.
Sin embargo, la auténtica transformación se ha produ-
cido en los últimos decenios, cuando la relación entre imá-
genes y escritos ha adquirido una dimensión totalmente
nueva. A mediados de siglo la imagen tenía una legitimidad
muy discutida: sólo lo que podríamos llamar la vertiente
«aristocrática», esto es, la pintura, los museos, las grandes
colecciones, era aceptado por los sectores más cultivados y
más poderosos de la sociedad. Cierto que durante los años
treinta algunos estados «desnaturalizados», como la Rusia
soviética, habían reconocido el «Séptimo arte» como tal (es-
pecialmente en la figura del realizador S. M. Eisenstein) y
habían alabado la importancia histórica de un film como
Chapaiev, pero en los demás países nadie consideraba ar-
tistas a Chaplin, Renoir o Rossellini, y mucho menos inte-
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16
J INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 17

lccluales. Sólo en los años sesenta la nouvelle vague consi- cine contribuye a la elaboración de una contra-historia, no
guio imponct; fuera a golpe de manivela o de pluma, este oficial, alejada de esos archivos escritos que muchas veces
concc·pto del cine como arte parangonable con cualquier no son más que la memoria conservada de nuestras insti-
ol ro y que, por consiguiente, puede también elaborar su tuciones. Al interpretar un papel activo contrapuesto a la
discurso sobre la historia. En realidad, esto ya lo hacía des- historia oficial, el cine se convierte de este modo en un
de mucho antes, pero indudablemente hasta esta época no agente de la historia y puede motivar una toma de con-
fue aceptado oficialmente: los feslivales de Cannes o Vene- ciencia.
cia, y publicaciones como Cahiers du Cinéma contribuyeron Esta corriente ha servido para sacar a la luz el testimo-
grandemente a esta reconsideración. nio de los vencidos, de pueblos sometidos como pueden ser
los indios de las Montañas Rocosas que aparecen en The
Black Hills Are Not to Sell, de Osawa, o los judíos persegui-
Treinta años después asistimos a un nuevo avance -el dos de Shoah, de Lanzmann, o Témoignage pour mém.oire,
triunfo de la imagen- y al mismo tiempo un retroceso: la de Claudine Drame; estos films de contrahistoria pueden
imagen ha comenzado a estar bajo sospecha. Gracias espe- presentarse bajo una narrativa de ficción como en Ceddo,
cialmente a la televisión, la imagen controla no sólo las cos- de Senbene Ousmane, que describe la represión organiza-
tumbres y las opiniones sino también las ideas; entra en to- da por el Islam para imponer su poder en el África negra,
das las casas a través de la pequeña pantalla. A diferencia o Arrepentimiento, de Abuladze, que desmonta los mecanis-
del discurso político, se ha querido imponer como la ver- mos de la tiranía estaliniana de un modo tan certero como
dad absoluta -«una imagen no miente»-, pero en el mo- La caída de los dioses, de Visconti, lo hacía con el nazismo.
mento que ha tomado el relevo de lo escrito también ha Por otra parte, el film no sólo es un documento, sino
empezado a ser discutida. A decir verdad, la televisión que a veces crea el acontecimiento, sea a través del cine o
ha <<vampirizado» al cine, pero esta pareja de siameses no de la televisión. Ya en 1962, el Mein Kampf, de Leiser, pro-
puede vivir el uno sin el otro: el cine no podría existir sin vocó en Alemania que los jóvenes acusaran a sus padres, y,
la ayuda de la televisión, y la televisión sin películas perde- en 1973, Le chagrin et la pitié, de Ophuls, tuvo el mismo
ría el favor del público. efecto revulsivo sobre la conciencia nacional francesa, am-
A fina les de los años cincuenta las elites y clases diri- plificando el efecto de algunas obras como la del historia-
gentes despreciaban la imagen televisiva igual que la gene- dor americano Robert Paxton sobre la colaboración volun-
ración anterior había hecho con el cine. Ayer el sistema po- taria del gobierno de Vichy; lo curioso es que hacía unos
lítico no quería saber nada de la televisión, mientras que en cuantos ai'í.os que Henri Michel ya había puesto de relieve
la actualidad no sabe vivir sin ella y la ha convertido en el una gran parte de estas cuestiones, pero en su momento
principal vehículo de ideas culturales y políticas. tanto las ciencias políticas como las históricas le pusieron
mala cara y sus teorías no prosperaron.
La conflictiva época de Vichy no es más que un ejemplo.
Como documento, el film ha ganado la partida, pero quizá En la actualidad la imagen televisiva ha tomado el relevo de
más en antropología que en historia, y en los países anglo- los noticiarios cinematográficos y no constituye un simple
sajones más que en Francia, Italia o Rusia. El fenómeno documento histórico -por ejemplo, cuando una cámara
más nuevo ha sido la utilización del vídeo como documen- oculta filma las animadas deliberaciones del comité revolu-
to, o lo que es lo mismo, su uso para escribir la historia de cionario que toma el poder en Bucarest en 1989-, sino
nuestra época: cada vez abundan más los reportajes basa- mucho más: una auténtica conductora de los hechos que
dos en la memoria, en el testimonio oral. De este modo, el plantea al historiador, y al simple espectador, una serie de
~

18 INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 19

cuestion es sobre s u capacidad de información, su modus una auténtica <<puesta en escena»: en frase de Serge Daney,
operandi , su representatividad ... , en resumen, ¡su fiabilidad! «la imagen haciéndose a sí misma>> para justificar la situa-
Tanto con los hechos de Rumania en invierno de 1989, ción en todo momento. Es decir, que los reportajes sobre
con el as unto de la matanza ficticia de la población de Ti- esta guerra han echado por tierra la pretensión del concep-
mi soara por la policía del dictador Ceausescu, como, toda- to <<historia en directo», ya que, a diferencia de una re-
vía más, con todo lo de la guerra del Golfo, se ha tomado transmisión deportiva, aquí los hechos no siguen ninguna
co nciencia de que la imagen, manipulada o no, informaba regla como no sea la de transformarlos en espectáculo. La
más sobre las intenciones de quien la tomaba y la difundía historia no empieza a las ocho de la noche: el telediario ha
que de los propios acontecimientos históricos. Algo, pues, marcado de alguna manera sus límites, lo cual ha impues-
no muy diferente del Alexandre Nevski de Eisenstein, don- to que sus carencias tengan que ser compensadas por la
de aprendíamos más cosas de la Rusia de Stalin que de la creación de prensa de calidad, que complementa la noticia
medieval. televisiva desde otra perspectiva.
En televisión ocurre en la actualidad un hecho impor- De todo esto concluimos que el sistema audiovisual, por
tante, que es la uniformización de las noticias. Debido prin- mucho que ofrezca una visión irreemplazable del mundo,
cipalmente al monopolio de la cadena estadounidense provoca por su misma mecánica justificados recelos que le
CNN, las imágenes de actualidad son las mismas en todas quitan valor.
las cadenas de televisión del mundo: sólo cambia el co-
mentario y el montaje, a veces influidos, claro está, por la
posición oficial del país que las transmite. En el caso de la A la manera de cineastas como Visconti, Godard, Renoir,
guerra del Golfo todas las televisiones mostraban las mis- Kazan, Clair, Tarkovski, Ousmane o Chaplin, que han in-
mas imágenes de los efectos de los bombardeos sobre Bag- tentado aportar algo propio a la interpretación de la histo-
dad, suministradas precisamente por el propio Saddam ria, también el sistema audiovisual, asociado o rivalizando
Hussein: ¡qué diferencia con la segunda guerra mundial, con la prensa escrita, intenta también mantener su autono-
donde cada Estado beligerante presentaba su propia visión mía ante los poderes que detentaban la exclusiva de la in-
de los hechos! Dentro de este mismo conflicto, se pudo formación: los políticos, representados por las ideas defini-
co ns tatar que los enviados especiales tomaban imágenes das de los diversos partidos; los judiciales, que pretendían
qu e pudiéramos llamar «Oficiales», es decir, autorizadas por hacer la ley sin dar a conocer sus procedimientos, y los
la ce nsura militar, pero también incluían otras que les im- científicos y universitarios, depositarios del saber indiscu-
presionaban por algún motivo especial o que según ellos tible.
contribuían a explicar el sustrato social, político y religioso Durante mucho tiempo la prensa fue -sobre todo, en
que había tras los acontecimientos. Lo malo es que muchas Europa- un medio de opinión que reproducía la evolución
de esas tomas sólo ponían de relieve su absoluta ignoran- de la política oficial. En la actualidad esto ha cambiado y,
cia de esos factores, y entonces la falta de información se como pasó en Estados Unidos con lo de Watergate, está
convertía en información errónea. Por otra parte, el pre- cada vez más implicada en influir y modificar los mecanis-
sentador televisivo adoptaba una postura de estratega, y mos de poder. Por lo que respecta a los medios audiovisua-
desde su estudio coordinaba y elaboraba la información les, también se hallan en una fase de emancipación a pesar
«en directo» proveniente de Riyad, Tel-Aviv, Amman ..., has- de las continuas presiones que han sufrido durante los úl-
ta el punto de que toda esta bien montada serie de inter- timos treinta años: televisión, radio y prensa juntas se han
venciones y noticias, que se confirmaban o anulaban con- convertido en un auténtico cuarto poder y se rigen por unas
secutivamente, acababa por convertirse en poco menos que normas propias. Por supuesto, a este nuevo poder de la
20 INTRODUCCIÓN

imagen, tan dispuesto a hacer una crítica de los otros, le


falta reconocer que también puede ser objeto de análisis
crítico, sin que ello suponga un atentado contra el libre
ejercicio de la profesión ... En esta situación la imagen tele-
visiva recoge elementos de la cinematográfica: es docu-
m ento histórico y agente de la historia en una sociedad que
la recibe pero, no lo olvidemos, también la produce.
Una manera como otra de confirmar que los historia-
dores que hace treinta años querían enseñar a sus conciu- CAPÍTULO 1
dadanos a leer y escuchar las imágenes no estaban equivo-
cados. PAUTAS PARA UNA INVESTIGACIÓN'~
Agosto 1993
Las interrelaciones historia-cine son múltiples, y van
desde la simple representación de los hechos históricos has-
ta la explicación de nuestro tiempo y nuestra sociedad. El
cine interviene a todos estos niveles.

l. Principalmente, como agente de la historia. Cronoló-


gicamente su primera aparición fue como instrumento del
progreso· científico: los trabajos de Eadweard Muybridge o
Étienne-Jules Marey fueron presentados en las academias
de ciencias. Actualmente el cine ha conservado esta función
primitiva y la ha extendido a la medicina. Desde un princi-
pio la utilizó también la institución militar, entre otras co-
sas para conocer las armas del enemigo.
Al mismo tiempo, cuando el cine se convierte en arte,
sus pioneros intervienen en la historia con sus obras, do-
cumentales o. de ficción , a las que desde el primer momen-
to les confieren un significado doctrinario o ensalzador.
Mientras en Inglaterra se centran en su reina, su imperio,
su poderí0 naval, en Francia prefieren filmar las creaciones
de la pujante burguesía: trenes, exposiciones, instituciones
políticas. En los films de ficción también la propaganda
hace una aparición temprana, a favor o en contra de Drey-
fus, estigmatizando a los bóxers, etc.
Al mismo tiempo, así que los dirigentes de la sociedad

• •Axes pour une recherche•, publicado en (:a, otoño 1976; texto corregido y au-
mentado.
~

22 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE PAUTAS PARA UNA INVESTIGACIÓN


23

se dieron cuenta del papel que desempeñaría el cine se di s- il ttt H~ nsión como agente de una toma de conciencia social y
pusieron a a propiárselo y ponerlo al servicio no exacta - ' 1d tu ral, es decir, que la sociedad ya no es solamente un ob-
m ente de sus ideologías sino de sus intereses, ya que las ¡,· to de estudio, una especie de «buen salvaje» retratado por
clases dominantes siguieron la misma tónica tanto en el 1111:1 nueva clase de colonizador, el «militante de la cáma-
Occidente como en el Este. Al principio fue la confusión. La ' :1". La sociedad, que antes hacía el papel de «objeto» de las
a utoridad, representara al capital, al soviet o la burocracia , . v. lll guardias», puede ahora ocuparse de sí misma: para en-
d eseaba someter al cine, mientras que éste, a su vez, que- li'lldc rnos, pasar de films hechos por militantes a films in-
ría ser no sólo autónomo, sino incluso participar como una lllll secamente militantes.
oposición al poder, un poco a la manera como funciona la Valorar los efectos producidos por las películas no es ta-
prensa norteamericana y como han actuado siempre los es- 11'.1 fácil. Así y todo, podemos distinguir algunos. Unos
critores. Es evidente que los cineastas, consciente o in - I'JI' Inplos: se sabe que Jud Süss («El judío Süss») tuvo un
conscientemente, están al servicio de una causa, una ideo- ¡• r:111 éxito en Alemania independientemente de la promo-
logía determinada, de forma explícita o sin planteárselo, 1 1 1111 que le organizó Goebbels; sabemos también que des-
pero tampoco excluye que entre ellos haya resistencias y JIIH.'·s de su proyección en Marsella algunos judíos fueron
duras luchas por la defensa de ideas propias. Cada uno a su .t¡•.rcdidos. A su vez, en Estados Unidos tenemos constancia
manera, el Jean Vigo de Zéro de conduite, el René Clair de d1· qu e, durante la guerra, aquellos films directamente an-
¡Viva la libertad! , el Louis Malle de Lacombe Lucien o el 1111:\:t.is, o simplemente patrióticos, que exaltaban la resis-
Alain Resnais de Stavisky , por no hablar de toda la obra de li' ll l' ia en los países ocupados o el enfrentamiento en Ale-
Godard, manifiestan una clara independencia frente a las 111 :1nia a instituciones legalmente constituidas, no tuvieron
tendencias ideológicas dominantes en su época, creando y ,.¡ {·x ito que se esperaba, y por otra parte vemos que el go-
ofreciendo una visión del mundo nueva y absolutamente l1wrn o nunca puso cortapisas a la libre iniciativa de las ca-
personal que genera una toma de conciencia tan rotunda '.. 1'> productoras, siempre, claro está, que se ajustaran a la
que hace que la Iglesia, partidos políticos y demás institu- p.111ta marcada por Roosevelt.
ciones vigentes las discutan o rechacen apoyándose en una /\cerca de la repercusión del hecho fílmico tenemos un
legitimidad supuestamente concedida por Dios, la patria 1 .1 ..,o reciente muy ilustrativo: la presentación en la antigua
o el proletariado y que en realidad se han atribuido a sí <)RTF, en 1975, de un documental letón sobre los campos
mismas. dt· co ncentración en la URSS que motivó la intervención in-
Esta capacidad del cine no deja de sorprender incluso a lll t>di a ta del partido comunista francés, algo que nunca ha-
las iglesias mejor asentadas en sus certezas dogmáticas, l1i:1 ocurrido hasta el momento.
certezas que por lo general se basan en una mixtificación 2. Esta intervención del cine se hace a través de deter-
de las ideas originales. Esto explica, por ejemplo, la extraor- lllin ados modos de actuación que dan al film eficacia y ope-
dinaria experiencia de algunos cineastas soviéticos que pu- ' .11 ividad. Evidentemente, como veremos más adelante, esta
dieron realizar obras cuyo sentido y elaboración escapaban 1.1pac idad está íntimamente relacionada con la sociedad
a los burócratas del sistema, cuya mente obtusa era inca- IJII l' produce esas películas, la que las recibe, la que las asi-

paz de juzgar su ideología por el elemento visual, no fiján- lllil a. Esto no quiere decir que el cine, por encima de im-
dose en otra cosa que en el argumento y los diálogos, es de- 1" )siciones extracinematográficas, como son las condiciones
cir, la parte «literaria» de toda película, que no siempre es di' producción, formas de comercialización, selección de gé-
la más importante. 11\'I'OS, referencia a determinados trasfondos culturales, etc.,
Una nueva etapa se inició con la proliferación de los pe- dt spone de un cierto número de modos de expresión que no
queños formatos , que hicieron alcanzar al cine una mayor ·.o ll una simple trasposición de los utilizados por escrito,
~

24 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE PAUTAS PARA UNA INVESTIGACIÓN 25

sino que tienen un valor específico, y que han sido muy , ¡, · l:t moral, o mejor dicho, de una determinada moral. En
bien estudiados por teóricos de la escritura cinematográfi- ••lt .1 categoría de películas, las de tipo documental, y debi-
ca como Jean Mitry, Bruce Morisette y Christian Metz. ~~~~ :1 una especie de equilibración de tendencias, la aparen-
Por ello seda ilusorio creer que la práctica de este len- ,, . objetividad de los testimonios puede producir una cen-
guaje cinematográfico sea, aunque inconscientemente, ino- •, ttr:l a la inversa: en Franrais, si vous saviez, Harris y Sé-
cente. Desde luego, podemos suponer fácilmente que un dllii Y dan la palabra a un Mendes France o a un comunis-
teórico del cine como Godard siempre mantendrá el domi- t.l porque se supone que es lo que quiere el productor y el
nio de su escritura y su estilo más que otros; el largo tra- p11hlico, pero al mismo tiempo se las arreglan para que la
velling de Week-End restablece el tiempo real en medio de 11it illla palabra la tenga alguien de derechas y así llevar el
las diferentes alteraciones temporales que se presentan a lo ;t¡•,ll:t a otro molino.
largo del film para crear un «efecto»: hacer insoportable la Como es de suponer, la producción de un film siempre
situación imaginada por el autor. Del mismo modo, un pro- l'l 'tlt't'a rivalidades, conflictos, luchas de influencia: lo sabe-
cedimiento que aparentemente se usa para expresar la du- 1111 •s muy bien desde Iván el Terrible; y si esto era cierto an-
ración, o cualquier otra figura (de estilo) que sugiera un ,, ..,, s igue siéndolo ahora. De forma soterrada o descubier-
desplazamiento en el espacio, etc., pueden revelar, a espal- t:• l'SlOS conflictOS enfrentan, segÚn la SOCiedad imperante,
das del cineasta, aspectos ideológicos y sociales de los cua- :ti .trlista con el Estado, al productor con los distribuidores,
les él no tenía conciencia, o incluso que creía haber recha- :d guionista con el realizador y, por extensión, a todos los
zado. Esto ocurre, por ejemplo, con los fundidos enca- , • 1111 ponentes del equipo técnico-artístico entre sí, según

denados de Jud Süss que estudiamos más adelante. Del Jl.llt t as que varían en cada producción y que por lo general
mismo modo pueden estudiarse los efectos de montaje, 1111 se traslucen más que de forma indirecta, como alusio-
como hicieron Kulechov o Eisenstein, el funcionamiento de '~~' " a la peculiar <<atmósfera» que se respiraba durante el
los diferentes elementos de la banda sonora, y así sucesiva- 1'Hi:t.je. Más adelante estudiamos los conflictos que, visibles
mente ... Chris Marker abr-ió en su momento una vía con su •• v<tmuflados, aparecen en la lectura de El tercer hombre.
Lettre de Sibérie, vía que otros sistematizan hoy día, anali- De este modo, cualquier film tiene, como todo produc-
zando las n combinaciones que contiene una película. lll cultural, toda acción política o toda industria, su histo-
3. La utilización y la práctica de modos de escritura ' 1.1 , que es Historia, con su entramado de relaciones perso-
específicos se convierten de este modo en armas de com- tto~ks, su escalafón de personas y cosas en donde se gra-
bate, vinculadas, todo hay que decirlo, a la sociedad que las d11 :1n jerarquías y honores, privilegios y esfuerzos; el repar-
produce y la sociedad que las recibe. Esto se delata de en- ''' de fama y dinero se reglamenta con una precisión ritual
trada por la censura, entendiendo por esto cualquier forma dt¡•,na de una carta medieval: guerra o guerrilla entre acto-
de censura, entre las cuales la autocensura no es la menos ' t·s , realizadores, técnicos, productores, que es tanto más
importante. El epílogo de El último, de Murnau, por ejem- , 1ud cuanto que se lleva a cabo bajo la bandera del arte y
plo, entra dentro de este contexto: el productor no quería l.1 libertad, y en la promiscuidad de una aventura común.
que el infortunado portero del Hotel Atlantic acabara sus Nt 1 hay ninguna empresa industrial, militar, política o reli-
días fracasado y solo, ya que semejante final hubiera desa- 1' 1osa que conozca diferencias tan intolerables entre el
creditado a la sociedad y al gobierno que lo toleraban, en ,, i 1111 ro y fortuna de algunos de los artífices de la obra y
este caso la República de Weima1~ A diferencia del film de ,.¡ lracaso de otros.
Murnau, hay veces en que los happy endings no se deben a l ~ isenstein ya había observado que todas las sociedades
una imposición del productor, pero no por ello pierden su .u ogcn las imágenes en función de su propia cultura, y que
condición de «pegote»; y es que lo que cuenta es el triunfo · o~ b alegoría del matadero en La huelga funcionaba a la
27
26 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE PAUTAS PARA UNA INVESTIGACIÓN

perfección en las ciudades no ocurría lo mismo en los pue- i1 '111 a cierto malestar, pues aunque se considere escéptico
blos, donde dejaba indiferentes a Jos campesinos acostum- 111l l' la ideología explícita del film, tampoco puede identifi-
brados a estas sangrientas actividades. Con todo, a esta ob- ' .11 se co n la crueldad de los ingleses hacia los irlandeses.;,
servación de Eisenstein se ha de añadir que la gente de pue- 1111:1 vez caído en la trampa, podrá observar también cómo
blo tampoco tenía la educación suficiente para captar una t' ll 1040 este film hacía las veces de exorcismo, ya que los
figura de carácter alegórico. Es evidente. ¡\ ,· 111<1 nes de esa época no iban a considerarse culpables de
Por otra parte, un fenómeno de estas características debe IIII I)S crímenes que ellos mismos denunciaban, condenaban

analizarse a través de civilizaciones diferentes en su diacro- 1 ' o m ba tían.


nía (ciudad/campo, Occidente/Oriente, mundo negro/mundo 4. Lectura histórica del film, lectura fílmica de la his-
blanco, etc.), sino también en el seno de una misma cultu- 1• " i:1: és tas son las pautas definitivas a seguir para quien se
ra. Todo esto se aplica a la forma en que una figura de es- 1111 \' rrogue sobre la relación entre cine e historia. La lectu-
critura o un estilo permanecen vigentes o pasan de moda, o 1:1 l·ine matográfica de la historia plantea al historiador el
conservan el favor de un determinado público que, por su 1" 11hl cma de su propia lectura del pasado. La experiencia
parte, también cambia. Un ejemplo primerizo es el Napoléon .!1· va rios cineastas contemporáneos, tanto en cintas de fic-
de Abel Gance, y otro más tardío es La gran ilusión: anali- ' 11111 co mo documentales (el caso de Allio, por ejemplo),
zado desde este punto de vista, este film de voluntad paci- llltt l'S tra que gracias a la memoria popular y a la tradición
fista, de izquierdas, internacionalista, y que como tal fue re- , " .ti el realizador-historiador puede ofrecer a la sociedad
cibido en 1938, al ser revisado en 1946 (y después) resultó 1111 :1 hi storia de la que hasta ahora se veía privada por las
ser una obra profundamente ambigua, que hasta podía con- lll "liluciones, punto sobre el cual Michel Foucault ya había
siderarse vichysta ante litteram y que, desde luego, estaba al ll'ltido el acierto de insistir tiempo atrás en Cahiers du Ci-
margen de los valores tradicionales de la izquierda. 11• ' 11/ a. Pero cuando hay más de uno o dos siglos de distan-

Los cambios de sentido pueden funcionar a nivel de sólo ' 1.1 co n lo representado el problema se hace más complejo:
una de las esencias del film. En Lénine par Lénine, por ejem- 1 1 ncorazado Potem.kin y Alexander Nevski son films de muy
plo, Pierre Samson había escogido una pieza coral de Ernst .!1 "1inta sustancia histórica.
Busch para la secuencia final, con la intención de avanzar Creemos que la lectura histórica y social del cine que
proféticamente el inevitable triunfo futuro de la revolución 111ic ia mos en 1976 nos ha permitido acceder a zonas no vi-
mundial. En la emisión definitiva, y sin consultar a los au- ·.t hl cs del pasado de las diversas sociedades, revelando que,
tores, la antigua ORTF procedió a una forma de censura 111 1r ejemplo, las autocensuras y lapsus de una sociedad o
sustituyendo la música prevista por una canción revolucio- 1111:1 c reación artística (véase nuestro análisis de Po zakonu
naria rusa, que parecía más adecuada. Cierto que en los 1 " 1:. n nombre de la ley» o <<Dura Lex» ]) o incluso el conte-

años veinte esa canción tenía todo su vigor y significación, II H i o social de los mecanismos burocráticos durante la épo-
pero acompañando a unas imágenes que en 1970 eran re- ' .1 de Stalin (véase el estudio sobre Chapaiev).1
trospectivas cumplía una función bien distinta: la de anun-
ciar al telespectador que el programa se había acabado. • 1:1 ~orro de Glenarvo11 (Der Fu chs vo11 Glena~von, 1940, director Max W. Kim -
Capacidad energética y social de las películas, sus for- "'" h) . Cuando fue distribuida en España la censura prohibió su exhibición en Catalu-
mas de actuación, sus variables lecturas: todos estos pro- ' '" v d País Vasco. (N. del t.}
1 i\1 final de la segunda parte de nuestro libro Analyse de film, analyse de sociétés
blemas pueden coincidir, como lo atestigua una proyección 111. 11 het tc, 1976) puede consultarse un catálogo de los film s m ás útiles pa ra el estudio
en 1976 de El zorro de Glenarvon, film alemán de los años ,¡ , ' " "' determinada sociedad. Este inventario, que comprende básicamente aquellos
1""" "cccsibles al alquiler o venta, va clasificado por temas: revolución y sociedad so-
cuarenta que denuncia duramente la represión inglesa en ' "' '" la; la Gran Gue1Ta y su recuerdo; problemas de la famili a y estatus de la mujer ,
Irlanda. Si el espectador actual es antinazi es inevitable que t1 1 t'l l 'la.
CAPÍTULO 2

t::L FILM, ¿UN CONTRAANÁLISIS


DE LA SOCIEDAD?'''

1 íin ld •.lol"iadores y el cine

l'111.1 los hi storiadores, ¿constituye el cine un documen-


11• 111111d ' i\unque pronto centenario, el cine sigue estando
lo 1"' 1 l,l( lo y no se le considera una fuente de información
di.! 1 No e ntra para nada en el universo mental del histo-
1 1 11 111 1
1 11 11 ·: did ad, el cine no había nacido cuando la historia
¡il"l li lo", :. 11 s cos tumbres y perfeccionó sus métodos, es decir,
""" 11 11.1 : 1 explicar en vez de simplemente narrar. El len-
lllj• , 111\'llw tográfico se muestra ininteligible: al igual que
1 ,¡, 1, 1·; sue ños, su interpretación es imprecisa. Pero esta
1ol h .11· io n no tendría que convencer a quien conozca el te-
;·," 1111.11 i¡o,;1 b 1e de los historiadores cuando se ponen a des-
¡ 1il" 11 11·1ri to rios nuevos, su habilidad para hacer hablar a
11••11•••·· <k á rboles o esqueletos carcomidos y su facilidad
1' 11 1 , " " "ide ra r fundamental lo que hasta entonces consi-
¡l, •ll d 1.111 ..,ó lo interesante.
1i 11 In qu e atañe al cine (y a otras fuentes no escritas),
, , · ~ · 1111 1'• qu e no se trata de incapacidad o retraso sino de
1~ - 1'1 11 1.1. 11 n rec hazo inconsciente que deriva de causas más
1 •ill t¡d t·¡: ,s. Es tudiar qué «monumentos del pasado» trans-
l f,!tlllll ,·f/,isloriado r en documentos , y después, en la actua-
¡¡, 1," 1. t/ 111 ' documentos transforma la Historia en monumen-
1
1, 1" "' · conlrc-a nalyse de la société?», publicado en Aom ales E. S. C., 1973.
) 11 11 e
32 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE 33
1'.1. FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO

tos sería una manera de entender por qué el cine no figur:r 1111" lrt ., Ir o :r u estacar en las historias de la historia. Se-
para nada. 1
ti rr Ir . "''' ~-~itbues de su misión o la época, el historiador
Cuántas veces se habrá dicho que, a fuerza de interro Ir 1 r¡1t 1y.1< 1< > en unas determinadas fuentes y ha adopta-
garse sobre su oficio, de preguntarse cómo se ha escrito l:r h• ''""'• rtwlodos u otros, de la misma forma que un corn-
historia, el historiador ha acabado por olvidarse de analizr~ r · il!• "'' vo~ ¡·:1 1\lbiando de armas y tácticas según éstas va-
su propia función. No obstante, cuando leemos a los hislo it 1,11, lit ·11d o eficacia ... Esta constatación ha sido confir-
riadores de la historia podemos comprobar que su ideolo tl !! 1,., lt ' ltll'mcnte en las peripecias de la historiografía
gía presenta unas variaciones que les han hecho agruparsl' lw 11 , , llllt·rnporánea, la cual, ante la falta de fuentes es-
en círculos muy separados unos de otros, y que si el profa 111 111< ,•li111111:tdas, perdidas o simplemente destruidas por la
no los reconoce es por la presencia de unos lugares comu 111' 11 i, ,11 t' x1ra njera, ha descubierto en los productos de la
nes en sus exposiciones; todo esto nos confirma que, real- l\I ÍII 11 1• '" 111atcrial una fuente de información que permi-
mente, la función del historiador no ha experimentado ' "'"1""11'1' la identidad de la nación polaca y su arraigo
grandes cambios. Hay pocos historiadores, de Olto de Frci ¡tii i l1 •. l1111ll cras que reivindica.
sing a Voltaire, de Polibio a Ernest Lavisse, de Tácito ~~ l 'rr r• •.rl1d:td, todos saben que nadie escribe la historia
Mommsen que, en nombre de la ciencia y el saber, no ha - l !i •ii Clll• ' lllt ' lll e, pero este criterio no había quedado nunca
yan estado al servicio del príncipe, del Estado, de una cla- 11 111 1l• ' llit' L 'omo en el nacimiento de nuestro siglo, preci-
se, de la nación, en resumen: de un orden o un sistema rea l ill!" lil• ' '11.111do aparece el cinematógrafo. Cuando estalla
o teórico y del cual han sido, consciente o inconsciente- j!llillt 'l ;1 ¡•,ucrra mundial, el cine se pone las botas y el
mente, predicadores o combatientes.2 " \' ::t· dispone a combatir, igual que sus compañeros
Educar al príncipe y a las clases dirigentes en el buen 111 "1' ,.,, 1urtcionarios, filósofos, médicos e historiadores.
gobierno, y enseñar al pueblo a obedecer; buscar un senti- l'.11 P~ l• IIIIIIIH.: nto esos historiadores se dirigen tanto a los
do y unas leyes a la historia para hacerla más fácil de en - ¡j fi !i!l ' 1111111 :t los adultos: véase si no las recomendaciones
tender, en todos los casos, lo que se pretende es la eficacia. ¡,, 1111 ltf •, ltll i:tdor francés, Ernest Lavisse:
Desde los orígenes los historiadores trabajan para el Esta-
do que los ha contratado: Leonardo Bruni en Florencia y 1\ lt,, que enseñan la historia les corresponde el glorioso
Étienne Pasquier en París recomiendan al historiador aban- ,¡, lw1 de hacer amar y comprender la patria[ ... ] todos nues-
donar el latín en beneficio de la lengua vulgar: <<Así seréis 11 " '• 111'1 oes del pasado, incluso aquellos envueltos por la le-
más útiles.» A principios del siglo XX, cuando por cuenta \ ~ - ~~,¡" Si el estudiante no se lleva consigo el vivo recuerdo
del Estado el historiador se dedica a glorificar a la nación, d1 • lll" '' lr;1s glorias nacionales, si no se entera de que nues-
las instrucciones gubernativas dejan bien claro que si la en- 11"'• o~llfl·pasados han luchado en mil campos de batalla por
señanza de la historia no obtiene resultados, «el profesor ha 1 111 '.. ''· 11obles, si no comprende la sangre y los sudores que
perdido el tiempo ».3 l1 1, '~·. l : tdo hacer una patria unida[ ... ] y sacar de entre el fá-
11 IJ 'I' dv nuestras viejas instituciones aquellas leyes sagradas
l. Enlazando con los conceptos de Michel Foucault en L'amhologie du savoir, Pa
•1111 111" hacen libres, si no se convierte en un ciudadano res-
rís, pp. 14-15. i""l '.. tllk de sus deberes y un soldado fiel a su bandera, el
2. Cf. G. Lefebvre, La naissance de /'historiographie modeme, París, Flammarion, i''"''"•"~" habrá perdido el tiempo. 4
1971; J. Ehrard y G. Palmade, L'Histoire, París, Armand Colin, 1965; A. G. Widgery, Les
l grandes doctrines de l'Histoire, París, Gallimard, 1965. Sobre el discurso del historiador,
cf. Roland Barthes, •Le discours de l'Histoire», Social Science. Jn(ormation sur les ! , , . ¡_~ , . , ¡:!111 ioso, héroes aunque estén envueltos en la leyen-

l sciences sociales, agosto 196 7, pp. 65-77.


3. Para los orígenes de la historiografía y Étienne Pasquier, cf. G. Huppert, •Nais-
sance de l'Histoire en France: les recherches d'Étienne Pasquier», A1males (E.S.C.), 1,
1968, pp. 69-106.
; 1111 -.11 -. u oh/es, unidad de la patria, leyes sagradas que nos
1 1 H ,ul11 1 ~~ ~~ l'u.'IIL' Nora, «Ernest Lavisse, son róle dans la formation du sentí-
) ''' 11· •11 " " ·" •. 11• ·1'111' l11 sloriq11e, 1962, pp. 73-102.
34 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE F.L FILM , DOCUMENTO HISTÓRICO 35

hacen libres, soldado; con variaciones de diverso calibre, to !11 11 >+ ll ol 1'·'' lt', a principios del siglo XX, ¿qué es el cine para
dos estos términos y principios aparecen por toda Euro p.1 P:Jjlil ''" " sl'lcctos, para las mentes cultivadas? «Una má-
en boca de Kovalevski, de Treitshke, de Seeley: no va a :;t• r r\1 !í 11 1 11 rl11111 eccclora y disolvente, un pasatiempo para
sólo Francia quien «entre en la época tricolor». Las fuen t¡·• ~ ~ ~ 111 ""lo·., p:1ra criaturas miserables esclavas de su traba-
que utiliza el historiador consagrado forman en estos aíio l 1 ,¡,, .., po, el diputado, el general, el notario, el profe-
una estructura tan cuidadosamente jerárquica como la so ' , ¡,,1.r¡•,i:-. tr:1do, todos comparten la opinión de Georges
ciedad a la que está dirigida la obra. Al igual que esa soci(' ti11 11111 1, 1·llos no se dedican a frecuentar lo que conside-
dad, los documentos se dividen en categorías entre las q ut• ' 1111 l".pl'cl:'lculo de parias>>. Las primeras decisiones de
se distingue sin dificultad a los privilegiados, los plebeyo~. 1111 i•q 11 11d('ncia demuestran el tipo de recibimiento que
los marginados, los parias ... ; como escribió Benedetto Cro 1 l 'j 1 1 1 .1·. di ri gen tes hacían al cine. De entrada se le consi-
ce, «la historia siempre es contemporánea». Por esto m i!-. 1¡ 1n 11111111 una especie de atracción de feria y el Derecho
mo, al principios del siglo xx esta jerarquía refleja unas n· ,, 1 1. 11 11111m·e ni autor: las imágenes que bullen en la pan-
laciones de poder: a la cabeza del desfile encontramos lo, ¡¡ " "" 1•l•r:1 de <da máquina especial por medio de la cual
prestigiosos archivos estatales, manuscritos o impresos, do 11 ·111 td" obtenidas>>. A efectos legales, el autor de un film
. cumentos únicos que expresan la grandeza de las casas rcn ¡ 11 •IIIJ .IIIIt' mucho tiempo el que ha escrito el guión.s Ha-
les, los parlamentos, las cámaras de comercio. A contin ua Líil ll illlll 1111· no se reconocían derechos de autor al cama-
ción tenemos la retahíla de documentos que han dejado dt• 111 l1 '· 'llll' para ser exactos no disfrutaba ni siquiera de
ser secretos, como los textos jurídicos y legislativos que so 11 I Jitll ' .!1 · ¡wrsona culta y sólo se le consideraba un <<Caza-
antes que nada manifestaciones del poder, y los periódicw, '" ' tk IIILI I'.enes>>. Incluso hoy en día, en los noticiarios, al
y publicaciones que no emanan sólo de este poder sino dt• íi! • ll1 \ .1 l.1 c:.ímara ni se le menciona, y en los títulos sólo
la sociedad en conjunto. Las biografías, los estudios de h is i1 ~~ · dít : 1 la compañía productora: Pathé, Fox, etc.6 Y
toria local, las narraciones de viajeros, forman la cola cid 1!1 1";'" porque para los juristas, las personas instruidas,
cortejo, y por mucho crédito que se les pueda dar, estos tes 1 lw.1· diri gente, el Estado, lo que no está escrito, la ima-
Limonios ocupan siempre una situación más modesta en l:1 11 1 1111 lil'lle identidad propia: ¿cómo iban a basarse en
elaboración de las tesis, ya que la historia viene dada po r !1 11 , 11111 " •, los historiadores, ni citarla siquiera? Sin fe ni ley,
los puntos de vista de aquellos que controlan la sociedad !111111 11 111 .1. prostituyéndose con el populacho, la imagen no
hombres de Estado, diplomáticos, empresarios, administm ¡111ill 1 111 1·tvncler asimilarse a esos grandes conceptos que
dores. Son ellos precisamente los que han hecho la unidad ll i'l llill\'1 '11 el mundo del historiador: artículos legales, tra-
de la patria, han redactado las leyes sagradas que nos haceu ltit¡, ~ ·r 1'''llt'l'ciales, declaraciones ministeriales, decretos,
libres, etc. En un momento en que la centralización refuc r lila 111 ·"'• Y además, cómo se puede uno fiar de los noti-
za el poder del Estado y de los dirigentes de la gran ciudad, "'" 1 11.rndo todos saben que esas imágenes, estas seu-
en que asciende triunfalmente el capitalismo, en que a u 11 ¡,1 ,,, 1" l"•l'lltaciones de la realidad, pueden escogerse y
lado del Rin se trata de persuadir al pueblo de que Berlf11 1 Ji ll l1 11 111 :1rse ya que se ensamblan mediante un montaje
hereda la grandeza de Roma y al otro lado de que París e~ ¡IH ' 1111 l'lllltrolamos y que funciona como una ilusión, un
una nueva Atenas, en este momento en que se desencaden:1 1111 11, 1·:1 historiador no podría apoyarse en documentos de
el gran conflicto europeo, el ardor guerrero supera a In 111tr 1',11':H teríslicas. Todo el mundo sabe que trabaja en
ideología, y filósofos, juristas e historiadores ya han sido
movilizados, ¿de qué va a servir a la historia ese esbozo ck 1 11 1 d1·ln1.11l, • De la nature des oeuvres d'art d'apres lajurisprudence», Recueil
11/lo'l , pp, 6 1-70.
film que nos muestra un tren entrando en la estación de Lo ... 1
,¡., ' " ,.¡ nne de dos •contrasociedades», la nazi y la soviética, se acreditan en
Ciotat? l ll i d ~t· d·· 1"·· 11nti ciarios a los operadores.
~

36 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 37

una jaula de vidrio, «aquí están mis referencias, aquí mis l)edica su interés a analizar las estructuras más que los he-
pruebas»; a nadie se le ocurriría que la elección de estos do- dJOs, entendiendo por lo primero aquellas mutaciones o
cumentos y su elaboración fuera un montaje o un truco. permanencias invisibles que a largo plazo acabarán por
Pero, a pesar de esto: pudiendo consultar las mismas fuen- L'clipsar a los segundos. Desde entonces los materiales que
tes, ¿todos los historiadores han escrito la misma historia permitirán la elaboración de largas curvas estadísticas,
de la Revolución? sean precios, estudios demográficos, etc., constituyen el
principal objetivo del historiador. Dispone de fichas perfo-
radas, códigos; en un mundo gobernado por la calculadora
Han pasado cincuenta años. La historia se ha transforma-
y el ordenador, ¿qué valor tendría una pequeña fotografía
do y el film sigue estando a la puerta del laboratorio. Cier-
por donde se asomaría Charlot?
to que en 1970 las «elites», las <<personas cultas» van al
Además, una película no es más que un acontecimiento,
cine, e incluso el historiador, pero lo hacen de modo in-
una anécdota, una ficción, una serie de informaciones cen-
consciente: van como todo el mundo, de simples especta-
suradas, un noticiario que pone al mismo nivel la moda del
dores. Mientras tanto, ha pasado la revolución marxista, invierno y los muertos del verano; ¿qué podría hacer con
produciendo una metamorfosis de los conceptos históricos ella la nueva historia? La derecha se asusta, la izquierda no
e imponiendo otro método, otro sistema, otra jerarquía de se fía: ¿acaso la ideología dominante no ha convertido al
fuentes. Yendo más allá del poder político, el historiador cine en una <<fábrica de sueños»? Un cineasta, Jean-Luc Go-
marxista busca los fundamentos del proceso histórico en el dard, ha llegado a preguntarse si el cine <<DO ha sido inven-
estudio de los modos de producción y la lucha de clases. tado más que para ocultar la realidad a las masas». 8 ¿Qué
Paralelamente han nacido las ciencias sociales, orgullosas seudoimagen de la realidad ofrecen la industria gigantesca
de sus métodos. Así y todo, tanto en los marxistas como en de Occidente y el Estado que todo lo controla en el Este?
los no marxistas, persisten viejos hábitos del antiguo histo- ¿De qué realidad es el cine la imagen?
riador: la adopción de un punto de vista privilegiado y el Estas dudas y preguntas son, por supuesto, legítimas,
principio de selectividad de fuentes históricas. Pronto la pero ¿no son también una coartada para el historiador? Al
historia debe di sgregarse y después incorporar las aporta- fin y al cabo, la censura siempre está ahí, vigilante, despla-
ciones de las diversas ciencias humanas; la noción misma zada del escrito al film y, dentro del film, del texto a la ima-
de tiempo en historia se modifica, y hasta el oficio propia- gen. No basta con comprobar que el cine fascina o inquie-
mente dicho can1bia: Franc;:ois Furet escribe en 1968 que ta: los poderes públicos y privados intuyen que puede tener
<<el historiadO!- de nuestms días ha dejado de ser el hombre- un efecto corrosivo; se dan cuenta de que, incluso bajo vi-
orquesta que habla de todo y sobre todo desde la cumbre gilancia, un film es un testimonio. Documental o ficción, la
de su sabiduría indeterminada y universal, la historia. Ha realidad cuya imagen ofrece el cine resulta terriblemente
dejado de contar lo que pasó, es decir, de escoger entre lo auténtica, y se nota que no forzosamente corresponde a las
que ha pasado aquello que le parecía apropiado a su dis- afirmaciones de los dirigentes, los esquemas de los teóricos
curso, a sus gustos, a su interpretación. Como sus colegas o las críticas de la oposición; en lugar de ilustrar sus ideas
de las otras ciencias humanas, debe especificar qué es lo puede poner de relieve sus insuficiencias. Es comprensible
que busca, agrupar los materiales útiles para su investiga- que las iglesias vigilen, que los sacerdotes de cada confe-
ción, clarificar sus hipótesis, resultados, pruebas y dudas».? sión y los docentes de cada disciplina sean de una exigen-
cia puntillosa, maniática, ante estas imágenes en movi-
7. F.·,.,,,·oi , F11re t. «S11r q11l'lq11 eS pro bl c mes posés par le devé loppcmcnt d e 1"1-lis-
loil ~ · qua ni i1 :11 i vt.·~·. Suna l Sc'lt'I H't' lu{onnntio11 sur les scie11Ces sociale.o.·, , 1968, pp. 71- 8. Sobre estas cuestiones cf. Jean-Patrick Lebel, Cinéma et idéologie, París, Édi-
X \,y d ~ · l llii " III O . 1111 o 1 , •• lll'.. loll ~· q11 .u 11ilativc el fait hi storiquc» , 1\ullale.,· {I.:..'.S. C.), 1971, tions de la Nouvelle Critique 1 Éditions Sociales, 1971 , p. 230.
t. PI' 11 1 111
40 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 41

cuentran en medio del público y la cámara toma, además El análisis de un film de ficción, y, por lo tanto, supues-
de sus gestos, el comportamiento de la policía y de los asis- tamente distanciado de la realidad -Po zakonu (<<En nom-
tentes en general; de este modo el documento adquiere una bre de la ley»), de Lev Kulechov-, nos va a permitir esbo-
riqueza y unos significados que en el momento de suceder zar una metódica.11
los hechos no hubieran sido percibidos. Y lo que es evi-
dente para los «documentos», en el sentido de films docu-
mentales, no lo es menos para los de ficción. Los elemen- Un film <<sin propósitos ideológicos»: Po zakonu
tos inesperados, imprevistos, pueden ser abundantes. En (<<En nombre de la ley», 1925)
un film soviético de 1925,'"' Tretia Meshchanskaia («Calle
Meshanskaia, número 3», conocida en Francia como «Tres Obras de imaginación y creación, los grandes films de
en un sotana» y en países de habla inglesa como <<Cama y Eisenstein y Pudovkin, o el Mister West, de Kulechov, abor-
sofá»), una pareja consulta un calendario de pared para cal- dan asuntos íntimamente asociados al nacimiento de la
cular la fecha de nacimiento del hijo que esperan. El ca- URSS y al régimen bolchevique; a su manera, estos films
lendario, de formato corriente, marca el año 1924, y, sin tienen por finalidad legitimar ambas cosas. Es distinto el
embargo, ya exhibe un gran retrato de Stalin ... Estos lapsus caso de Po zakonu (<<En nombre de la ley», conocida en
de un autor, de una ideología, de una sociedad, constituyen Francia como <<Dura LeX>>), otra cinta de Kulechov, cuyos
unos agentes reveladores preciosos. Pueden aparecer en propósitos declarados eran <<hacer un film que sea una obra
cualquiera de los niveles de lectura del film y tener cual- de arte con un montaje ejemplar [ ... ], un tema fuerte y ex-
quier tipo de relación con la sociedad. Su percepción, así presivo; hacer un film de argumento con un coste mínimo,
como la de sus concordancias y discordancias con la ideo- cuestión de importancia capital para el cine soviético».
logía, es la que nos ayuda a descubrir lo latente bajo lo apa- Como informa Lebedev, y las propias declaraciones de Ku-
rente, lo no visible a través de lo visible. Aquí hay la mate- lechov atestiguan, el respetado maestro de la cinematogra-
ria para otra historia, que, por supuesto, no pretende ser un fía soviética <<llO se preocupaba por mostrar la realidad en
conjunto armonioso y racional como la historia, sino que un modo naturalista ni se proponía hacer de educador
más bien contribuirá a su perfeccionamiento o su destruc- ideológico de los espectadores>>. La prensa informa de que,
ción. a excepción de algún episodio, el guión está tomado de un
Los comentarios que siguen se basan en muestras fílmi- cuento de Jack London titulado The Unexpected, cuya ac-
cas que la tradición, de forma arbitraria sin duda, clasifica ción se desarrolla en el Canadá.
en géneros diversos: películas de ficción, noticiarios y do- .
cumentales, cine político y de propaganda. Por comodidad Un grupo reducido de buscadores de oro encuentra en
Klondike un rico yacimiento. La explotación de la mina dura
todos han sido seleccionados dentro de un marco bastante todo el invierno. Los negocios marchan. Hay mucho oro. El
homogéneo, contemporáneo al nacimiento de la Unión So- vino ayuda a pasar las largas veladas. Pero de repente, el
viética (1917-1926) . E s te planteamiento inicial era necesa- curso ordenado de la vida de los buscadores de oro se ve sa-
rio para abordar el probl e ma de la especificidad de los gé- cudido por un acontecimiento tremendo: uno de los busca-
neros cinematográficos. Se comprenderá que, teniendo en dores, un irlandés llamado Michael Deinin, dispara a boca-
cuenta este objetivo, no cubra de forma global un determi- jarro sobre dos miembros del equipo y los mata. Presa de la
nado aspecto del cine; por otra parte, en este artículo nos codicia, lo que quiere es convertirse en el único propietario
lim-i tamos a estudiar películas mudas.
11 . Sobre Kulechov y Po zako11u , véase especialmente «Russie années 20», Cahiers
* Pa ra se r exactos, se estrenó e n m ar zo de 1927. (N. del t.) d11 Ci11éma , mayo-junio 1970.
42 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 43

de la mina descubierta. El matrimonio Nielsen consigue ,¡,, /\sesino por dignidad, Deinin queda anonadado después
abalanzarse sobre el asesino y atarlo. A partir de ese mo- ,¡,. 1omcter el crimen. Su rostro sólo se ilumina el día en
mento, y durante días interminables, Nielsen y su esposa se •11 w slls guardianes le invitan a compartir su mesa «para ce-
van turnando en la vigilancia del preso. Llega la primavera. ¡, l11 :1r un cumpleaños». Entonces, como si soñara, explica
El refugio de los mineros queda aislado del mundo exterior
por el deshielo . La tensión de las largas noches sin dormir y
, 1~od na su ilusión al hacerse rico: volver a ver a su madre
la convivencia continua con el asesino lleva a los Nielsen a 1 dt·Jnoslrarle que era digno de su amor. El drama de este
crisis de histeria, pero su respeto a la ley les impide matar a 1" 1-.< >J 1aje de Po zakonu es el de un ciudadano de condición
Michael. Entonces deciden organizar un juicio oficial de i 1JI' ·1ior en todos los aspectos, y para condenarle sus jueces
Deinin, en el cual los papeles de juez, jurado y testigos lo ha- ,. :1111paran en tres poderes: la ley inglesa (es irlandés), la
cen ellos mismos. El acusado es condenado a la horca. El ve- llddJ :t protestante (es católico) y la amenaza del fusil (está
redicto es ejecutado por Nielsen, ahora en su papel de ver- il.,do). El pretendido respeto a las formas legales no es más
dugo. Pero cuando, muertos de cansancio, al borde de la lo- 'il''' tina parodia de justicia, y algunos detalles conformis-
cura, vuelven a su casa, se encuentran a Michael vivo en la ,,,.. , t·omo retrasar la ejecución porque es domingo, denotan
puerta, con la soga desgarrada colgando en su cuello. Des- , !.11 :1 111 Cnte la hipocresía de un colectivo, de una moral, de
pavoridos, los Nielsen siguen con la vista a Michael Deinin,
el cual se aleja entre la lluvia y el viento.12 1111.' sociedad. Todas estas acotaciones no figuran en el tex-
'" dv London, donde los Nielsen representan el respeto por
Una comparación entre la narración de Jack London y ¡, ,., 1oJillalismos legales. Y si en la película hay algún mo-
la obra de Kulechov muestra una diferencia primordial: en 111<'111<> en que se les vea más humanos es precisamente
la primera el asesino es codicioso y neurótico, mientras que , "·'''do, atemorizados y deseando vengar a sus amigos,
en la segunda es un tipo violento, pero que no deja de esti- ,,,, .,,.,,111 de entrada en eliminar a Deinin, pero, reprimién-
mular cierta simpatía y piedad. Mientras sus compañeros ,¡,,.,,., deciden interpretar el papel de justicieros. A partir de
llevan una existencia febril obsesionados por el oro, él es el 11 '"' ya no son ellos mismos: imitan a los jueces, recitan

único que disfruta de los placeres de la naturaleza, pasea 1111 '1.11 1Í camente el código, aplican ciegamente la ley y de
con su perro, se baña en los torrentes y toca la flauta en sus • .11 · Jlloclo se transfiguran, se desnaturalizan, se deshuma-
momentos de ocio.I3 El film pone mucho énfasis en que sus JII/.111, se reducen a siluetas .I4 La ley ha legitimado un cri-
compañeros lo tratan con suficiencia por considerarlo de "'' 11. Liay otras diferencias entre el libro y el film que nos
extracción inferi01~ y le hacen servir la mesa, lavar los pla- 1\ IH la n a comprender las intenciones de Kulechov. En el
tos, y, en general, cumplir con todas las tareas domésticas i•lllll l' I'O el crimen de Deinin es descubierto por una comu-
que consideran indignas de ellos. También se hace constar "'d"d i nclia vecina. Por casualidad uno de los indígenas,
en el film que es él precisamente quien descubre el filón, y rJ, ¡•ook, entra en la cabaña y ve los cadáveres ensangrenta-
que esta circunstancia no mejora su posición lo más míni- ,¡,,., Para evitar malentendidos ante los indios, que ven a
mo: Michael Deinin no recibe agradecimientos ni la menor 1,. 111111 atado, hacen que algunos de ellos acudan al juicio y
muestra de estima. En la novela es la codicia lo que le lle- '•,1 lll·hen cómo el asesino confiesa y explica su crimen, a
va al crimen, mientras que en la película no se le da im- 1" ·,: 1r de que bien poco pueden comprender de todo el pro-
portancia a este sentimiento y su acción es más bien la re- '' diiJiicnlo. Nada de esto hay en la película. El proceso tie-
belión de un hombre constantemente insultado y humilla- 111' lt~ ga r a puerta cerrada y el acusado apenas puede ele-
¡, 1ukrse. Mientras Jack Lonclon glorifica el civismo ele
12. Esta sinopsis, igual que las que s iguen, están tomadas de la traducción fran-
cesa del texto de Lebedev ptublicado en Le (í/111 muet soviétique. Catalogue de la Ciné-
mathéque de Bruxe/les, Bruselas, Cinématheque, s.d. Id l:n d sentido más literal de la palabra, en planos a contraluz (observación de
13. Observación de M.·F. Briselance.
1 1"IJ'IIIt;u.lou-Cabagnols).
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 45
44 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

religiosa>>, la afirmación anterior resulta algo contradicto-


Edith Nielsen, que quiere juzgar a Deinin haciendo respe-
ria, pues en 1926 la campaña antirreligiosa estaba en su
tar la ley, Kulechov presenta este supuesto respeto de la ley
punto culminante. En realidad, lo que ocurría es que el
como una simple parodia, peor que la violencia. Algunos
mensaje del film aparecía como una crítica a cualquier ley,
procedimientos son tan discutibles que los propios jueces
a cualquier procedimiento jurídico, a cualquier forma de
son arrastrados al delirio: después de la ejecución los Niel-
hacer justicia, incluida la <<del pueblo>>, la soviética. El có-
sen ven, como en una pesadilla, a Deinin vivo; una escena
digo y la ley que los Nielsen repiten, los gestos que preten-
que no figura en el original de London.
den ser de jueces, constituyen en apariencia una parodia de
Añadidos, supresiones, modificaciones, inversiones,
la justicia inglesa, pero las autoridades soviéticas han in-
¿sólo pueden atribuirse al «genio» del artista, no tienen nin-
tuido la crítica de sus propias prácticas legales filtrada a
guna significación? Seguro que la tienen; citemos como
ejemplo un curioso lapsus del realizador: atento a los más través de una <<aventura en el Canadá>>.
¿Era el autor plenamente consciente de todo esto, lo ha-
nimios detalles de ambientación anglosajona, en la escena
bía tenido en cuenta? Al mismo tiempo, ¿la censura podía
de lil comida de cumpleaños la mesa está montada a la ma-
ver con claridad y reconocer lo que había deducido a par-
nera rusa.IS Esto nos revela que las modificaciones de con-
lir de las imágenes mostradas? ¿Quería realmente verlo?
cepto introducidas por Kulechov en la adaptación no son
Doble censura que pone de relieve una realidad que no se
fortuitas, y que tras el Canadá que vemos en la pantalla está
ve a nivel del film, ni de los textos escritos, de los testimo-
Rusia, la URSS de los primeros procesos.l6
tlios. Zona de realidad, no obstante, que las imágenes ayu-
De todo esto se comprende por qué la película no fue
acogida con excesivo entusiasmo por la «crítica». Por mu- dan a descubrir, definir, delimitar.
Así, partiendo de un contenido aparente, el análisis de
cho que Pravda insistiera en que se trataba de un ataque a
bs imágenes y la crítica de las fuentes nos permiten desve-
la justicia burguesa, la prensa m a ntuvo una actitud reser-
l ~u· el contenido latente de este western: detrás del Canadá
vada, juzgando poco convincente la exposición. No se dio
' e esconde Rusia; detrás del juicio a Deinin, el de las vícti-
ninguna razón explícita, sólo que <da cinta ~e apoyaba de-
mas de la represión. El análisis nos ha permitido igual-
masiado en motivaciones psicológicaS >>. Este razonamiento
mente descubrir una zona de realidad no visible. En esta so-
tendría sentido si se estuviera hablando del texto de Jack
~· icdad, la soviética, la crítica esconde las razones auténti-
London, que tiene por heroína a Edith, y cuyo objetivo es
cas de su actitud (acuerdo/desacuerdo) ante el film. El rea-
analizar la conduela de una joven burguesa ante las vicisi-
lizador traspone (conscientemente/inconscientemente) una
tudes e imprevi s tos de la vida, pero resulta completamente
11arración de la que altera completamente el argumento
erróneo s i nos referimos a la película. Pravda, de todos mo-
(sin decirlo, sin que se diga, sin que nadie lo quiera ver). La
dos, ya dejaba caer que Po zakonu era <<un proyectil dispa-
1i rma de J ack London sirve en última instancia a Kulechov
rado al vaCÍO>>; pero si al mismo tiempo este crítico lo con-
como garantía: el año anterior los bolcheviques habían pu-
sideraba una <<Crítica a la justicia burguesa y a la práctica
hl icado en Leningrado y dado gran difusión a Pocemu ja so-
¡·ialistom? (<<¿Por qué soy socialista?>>), traducción al ruso
15. Cf. Jay Leyda, op. cit., p. 213.
16. Dejando aparte las medidas tomadas contra los blancos y sus seguidores, el
de un texto de 1906.
proceso contra los socialistas revolucionarios tuvo lugar en mayo de 1922; el de los
Hemos representado todo este mecanismo con el esque-
S. R. de izquierda, artífices de los hechos de octubre, en 1921, igual que el de los men- tlla siguiente que, convenientemente arreglado, puede apli-
cheviques. El primer juicio con confesión escrita data de finales de 1924. Hasta en-
c~lrse a documentales o films políticos.
tonces funcionaba un procedimiento legal, si bien que muchas veces el tribunal hacía
lo que quería: la transgresión más frecuente era prohibir a la defensa que presentara
testigos (cf. Leonard Schapiro, Les bolcheviks et /'opposition, París, 1957, pp. 1S, 19,
137, 168, 326).
46 EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 47
HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

Un año después de materializarse la gran revolución de


sociedad + ideología
Octubre, en Petrogrado, un eminente profesor da clases de

········ ···· t········l- ···········: ;?;~~~~aed~i:!.. -.· ····l·········f-·······¡············i·········f·····


química. Al igual que muchos intelectuales de ideas avanza-
das, desde el primer día se ha puesto de parte de la revolu-
ción, pero muchos de sus compañeros docentes no son de su
opinión, ni siquiera uno de sus alumnos, que afirma que «la
ficción ciencia no debe mezclarse con la política>> y que, de hecho,
es un agitador antibolchevique. El hijo mayor del profesor
también es un enemigo de la revolución. El más pequeño,
1 que va al colegio, está en la encrucijada. Un día meten a un
T zona de realidad
contenido contenido
obrero y a su hija a vivir en casa del profesor, ya que en el
(social) J sótano que habitaban hay mucha humedad. Los miembros
aparente latente no visible
... de la familia del profesor adoptan un comportamiento muy
1
variado ante los nuevos inquilinos. La inicial animosidad de
la mujer del profesor y el hijo desaparece pronto. Los tra-
imagen bajadores de la fábrica comienzan a frecuentar la casa del
de la realidad profesor, que improvisa clases de química en el club ele
obreros. El hijo del profesor se enamora de la hija del obre·
ro y unen sus destinos.
············t········l············ ········f·········f-····..J···········+·······f···· . l.b) Algunos elementos de la intriga pasaron desaper-
sociedad + ideología cibidos en su momento. El delegado de distrito viene a co-
-
111 1111 111 11
Procedimiento
Métodos de las diversas ciencias humanas
municar al obrero la buena noticia: en su bolsillo guarda la
orden de requisa concerniente a la casa del profesor, que
está en el primer piso. El obrero se siente incómodo. Tiene
miedo ele manchar la lujosa moqueta del vestíbulo. El de-
legado le azuza: <<¡Tienes todo el derecho!» 17 Una vez en el
Una comparación: los primeros films rellano, el obrero vuelve a titubem~ El delegado toca el tim-
de propaganda soviética y antisoviética bre en su lugar, le trata con dureza, escupe descaradamen-
te por el hueco de la escalera. A pesar de tener la orden de
Sucesivamente presentaremos cada film (1, 2), guión requisa en la mano, el obrero no se decide a entrar en el
(a), características de la puesta en escena (b) y después los :1partamento. El delegado le habla en tono mandón: «No
compararemos (3). tienes por qué andarte con remilgos; estás en tu derecho.»
Mientras la señora de la casa se desmaya al ver la orden, el
l.a) Uplotnenie («Congestión» o «Cohabitación»), una profesor acoge cariñosamente a sus inquilinos y les propo-
de las primeras obras del régimen soviético, realizada en ne una fórmula de cohabitación. «De cohabitación nada;
1918 por Aleksandr Panteleiev, tenía como argumentista al ¡reparto!», exige el delegado. Sin embargo, el obrero y su
ministro de Cultura ni más ni menos, Anatoli Lunacharski. hija son tratados poco a poco como si estuvieran en una
Según las intenciones y las reseñas de la época, el film «ex- casa de huéspedes. Pero así como la hija, tímida, no sale de
presaba la necesidad de fusión del proletariado con la cla- su habitación, el padre no se aísla en el cuarto que le han
se intelectual». He aquí la sinopsis.
17. Frases tom adas de los ró tulos originales.
48 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
E L FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 49
asignado y donde los primeros días comía solo: decide co- ¡¡ , .. ;v: dij aclos, sus casas ocupadas. El film narra la tragedia
mer con todos los demás, en la mesa común, y su hija aca- ¡¡ ,. 1111 ~1 ra milia típica de clase media: el padre ha perdido su
ba por hacer lo mismo. Los dos presencian las violentas C' l11plco, y junto con su mujer es expulsado de su vivienda
disputas en las que los dos hijos se enfrentan a causa de la 111 11 1111 a ntiguo criado «que ocupa un importante cargo con
revolución y el comunismo. Salta a la vista que ni el obre- 1,,., bo lc heviques>>. La hija, que trabaja precisamente para
ro ni su hija se enteran de nada. Después de una pelea ca- l11', 1o jos, les quiere proteger y ayudar, pero los padres re-
llejera, la policía viene a detener al hijo mayor, contrario a ' 11 .11:111 un dinero que es <<de origen indigno>>. Muy pronto
los bolcheviques, al que los inspectores identifican por su 1 1 p.1drc es enviado a trabajos forzados. Con la ayuda de un
uniforme de oficial y se lo llevan sin ni siquiera interrogar- 111 11go, qu e también está con los bolcheviques, la hija in-
le. El hijo pequeño se enamora de la joven, y, por su parte, '' 111 :1 organizar su fuga al extranjero, pero tanto el padre
el obrero lleva al profesor a su club, el Karl Liebknecht, 1•1111 0 la hija y el amigo son víctimas de una trampa tendi-
donde es recibido como un amigo y al poco organiza unas , 1,1 po1· el ex criado: descubierta su intentona, son detenidos
clases de química que para los incultos trabajadores son \', .lt· lo seguido, fusilados.
poco menos que funciones de magia. Los obreros no saben h) Los detalles de la intriga y la realización acentúan
cómo expresar su agradecimiento al profesor, que se ha l•1·. rasgos esbozados en esta sinopsis. Entre los bolchevi-
convertido en su consejero, en su hermano. Pero la guerra ll" ' 's reina n la promiscuidad y el vicio: <<y esta gentuza es
civil continúa; hay que luchar. El profesor y su hijo peque- 1,, qu e ma nda >> . Tiran al suelo a un chófer de casa bien, lo
ño se van con los rojos, mientras que el mayor, que ha sido 11111 l' lcn a palos, le roban sus cosas y se quedan con el co-
puesto en libertad, se pasa a los blancos y muere en com- ' 111'. En la comisaría, que es un auténtico fumadero, el al-
bate.
' o ho l corre a chorros; los policías son arrogantes con los
' 111d ada nos y serviles con sus superiores; por todas partes
2) De este primer film soviético pasemos al primero .,,. res pira el miedo. En el campo de trabajo el responsable
antisoviético. Conocido en una versión con los títulos bi- ,.., 1111 burgués <<reconvertido>>, todavía más brutal y sádico,
lingües en francés/alemán, Jours de terreur a Kiev 1 Die Bol- "IJII C no respeta las canas ni el patriotismo>>. El otro bur-
schewisten Greuel («Días de terror en Kiev, o atrocidades /',l ll-s pasado de bando es un joven cobarde que delata las
bolcheviques>>), fue realizado en Kiev hacia 1918 con acto- 'illls piraciones de sus amigos a los bolcheviques, y que de
res locales por un equipo del que no nos han llegado los
nombres, pero que sin duda era alemán y contaba con el
,. .,,~, r con ellos se va haciendo cada vez peor.
Al contrario, entre los burgueses todo respira orden,
patrocinio de las autoridades alemanas que protegían a l1 onradez, rectitud. Cuando unos jóvenes gamberros se ins-
Skoropaski. 18 Se da el detalle de que cuando se trata de lu- l.dan en su casa, se sientan en su mesa y se comen su cena,
char contra los bolcheviques el enemigo nacional se con- 1'1 anciano mantiene su dignidad. Su mujer no resiste tan
vierte en aliado, ya que los franceses habían desembarcado dr:11nática situación y se desmaya; maldice a la hija pero,
tropas no muy lejos, en Odessa. Por eso el film incluye le- ' 11 a nclo ve que ésta quiere ayudar a sus padres, la estrecha
treros en su idioma, ya que el mensaje también iba para I' IIlre sus brazos: una buena madre lo es hasta el final.
ellos.
a) Los rojos se han hecho con el poder en Kiev. Impe- 3) Si se comparan estos dos films políticos, realizados
ran la violencia y el crimen. Los ciudadanos honrados son (' JI u n margen de pocos meses uno en zona <<blanca>>, el otro
<'11 zona <<roja >>, se constata que, aun teniendo objetivos
18. Los escasos datos disponibles pueden consultarse en National Film Arch ive Ca- o pues tos, tienen casi la misma temática:
talogue, Londres, s.d., parte ll, n." 163.
50 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 51

Se plantean el problema de las relaciones entre los neros, un criado, algunos pequeños burgueses, pero no
vencedores de la revolución de Octubre y la clase media. obreros. Cuando el autor quiere estigmatizar «el régimen»,
- Su propósito es demostrar que la cohabitación, la fu- muestra los desmanes de la «Canalla» e inserta el letrero: ,,y
sión entre clases es imposible/posible. éstos son los que mandan>>, seguido de un plano documen-
- La parte traumática de la narración, el momento cla- tal de archivo en el que tampoco se ven obreros, sino una
ve, es la requisa o reparto de un domicilio burgués. La ma- concentración de soldados.
dre es la más sensibilizada de la familia. Alegóricamente
puede observarse que las víctimas viven bajo tierra: unas En estas películas no se hace ninguna alusión a las gran-
antes de los hechos de octubre (en el film bolchevique), y des medidas que tradicionalmente se han atribuido al régi-
las otras después (en el antibolchevique). men bolchevique, como el decreto sobre la paz. Lo mismo
- Con el estallido de la revolución la vida política ocurre con otras películas de aquellos años, si no de los
irrumpe en la célula familiar y rompe su estructura. blancos, cuyos realizadores emigraron, por lo menos de
- La secuencia final es trágica, pero con dos omisiones los soviéticos. Habrán de pasar bastantes años para que la
significativas: no se ve morir al hijo mayor, hostil a los bol- ~>!orificación de las grandes medidas revolucionarias llegue
cheviques, en Uplotnenie, ni se ve a la hija de Jours de te- :1 las pan tallas.

rreur a Kiev adaptarse al nuevo régimen. La explicación viene dada por el alcance real de los de-
cretos de 1918. ¿El decreto sobre la paz? A la guerra <<im-
Y todavía hay otras similitudes y equivalencias que so- perialista>> sucede la guerra civil, y a ésta la lucha contra la
brepasan las intenciones conscientes o inconsci(;:!ntes de los intervención extranjera. ¿El decreto sobre la tierra? En
autores: 1918 nadie había olvidado que la mayor parte de los cam-
pesinos se habían adjudicado la tierra por su cuenta y ries-
- En los dos films el acercamiento entre las clases es a go, antes de que la revolución legitimara y pusiera en mar-
través de un enamoramiento, si bien hay una diferencia: en cha la expropiación. Los blancos tampoco podían evocar
Jours de terreur a Kiev la iniciativa parte de la muchacha, lo otro problema, el de la autogestión de las fábricas, pues lo
que no resulta conveniente, mientras que en Uplotnenie es que ellos bautizaban como control obrero estaba reducien-
el hijo mayor el que se prenda de la obrera, la cual se mues- do la acción de los comités de fáhrica. Se comprende, pues,
tra discreta y bien educada. De este modo dos films cuya fi- que todas estas censuras limitaran singularmente el campo
nalidad es distinta ddinen el bien y el mal a partir del mis- del film político. 19 En el marasmo general estaba claro que
mo signo, el comportamiento de la chica. Esto que no tie- el partido bolchevique necesitaba a la burguesía si quería
ne nada de ex traño en una cinta que defiende los principios levantar la economía. Ellos lo sabían, pero los blancos tam-
morales tradicionales, resulta más chocante conociendo las bién. Es por ello que los guionistas centran su mensaje pro-
ideas de Lunacharski en lo que se refiere a la emancipación pagandístico en aquellos problemas que más han traumati-
de la mujer. O quizá es que, para él, esas teorías sólo sirven ;.ado a la masa flotante de pequeños burgueses: la pérdida
para las mujeres con nivel intelectual, y que para el pueblo del hogar, la apropiación de bienes de consumo, el mesti-
la única moral buena es la tradicional. l.aje social. En este momento en que la partida no estaba
- En ninguno de los dos films los activistas políticos aún resuelta, los blancos quieren ganarla asustando a esa
son obreros. pequeña burguesía, mientras que los rojos hacen lo propio
- En Uplotnenie, el delegado de distrito con chaqueta ~~ través de la seducción.
de cuero toma todas las decisiones y el obrero obedece; en
.fow S de lcrrellr a Kiev los bolcheviques son soldados, mari- 19. Véase Jay Leyda, op. cit., cap. VIL
52 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 53

Por lo demás, ambos films reflejan la irrupción de las callejeras. Estas tomas son fácilmente clasificables desde el
clases populares en la dirección de los asuntos. Sean obre- punto de vista cronológico gracias a las inscripciones que
ros o no, los hombres y mujeres que toman decisiones no se leen en las pancartas, por lo general filmadas de frente
pertenecen a las antiguas capas dirigentes: su forma de ves- o en escorzo. He aquí algunos de los letreros: <<¡Abajo el an-
tir, comer y comportarse marcan la diferencia. Márgenes vi- tiguo régimen!"; <<¡Viva la república democrática!"; <<¡Viva
sibles y cuantificables. Esta situación cambiará: a partir de la asamblea constituyente!"; <<¡Sin igualdad de derechos
1920 veremos, a través de documentos y películas, que los para la mujer, no hay democracia!"; <<¡Sufragio igual y di-
miembros de la antigua intelligentsia han tomado el relevo recto para todos!". Cuando esas consignas se encuentran
y se han metamorfoseado en burócratas. juntas es que la manifestación se ha producido muy al prin-
cipio de la revolución. Hay otras pancartas que nos sitúan
claramente en la crisis de abril, ya que en ellas se lee: <<¡Paz
Una serie: análisis de documentos de noticiarios. sin anexiones ni contribuciones!"; <<¡Abajo la política de
Febrero-octubre de 1917, en Petrogrado, agresión!" y, en las de la oposición, <<¡Guerra hasta la vic-
desfiles de manifestantes por las calles toria!". La manifestación del 18 de junio fue especialmente
bien filmada: <<¡Abajo los seis ministros capitalistas!";
Buscando el acontecimiento más que lo cotidiano, el ca- <<¡ Viva la paz entre los pueblos!"; <<¡Viva el control obrero
zador de imágenes sólo filma la realidad no reconstituida. sobre la producción!"; <<¡Tierra y libertad!>>; <<¡Abajo la
No sabría, por tanto, llegar al fondo de los problemas, ya Duma!". Más tarde los eslóganes se hacen muy repetitivos,
que el campo de sus actividades no viene delimitado por por ejemplo: <<¡Paz para todos!"; <<¡Paz sin anexiones ni con-
aquello que afecta a la sociedad, sino por los imperativos ;y tribuciones!".
costumbres de la casa que contrata sus servicios. De la contemplación de estas imágenes pueden hacerse
Pero a pesar de estas limitaciones, por mucho que el do- algunas constataciones. En marzo, cuando la cabeza del
cumento de noticiario haya sido seleccionado, abreviado, desfile avanza, los tenderos y mirones de los barrios de cla-
cortado, montado, su valor sigue siendo irreemplazable. Lo se media del centro de la ciudad aplauden y pronto se mez-
comprobaremos con un ejemplo banal, una manifestación clan con los manifestantes, de los que no se les distingue.
callejera. 2 0 Hay bastantes mujeres. En abril y mayo los desfiles se ha-
La documentación es relativamente abundante, entre cen más disciplinados, con banderas y pancartas. Los mi-
otras cosas porque como la agitación revolucionaria duró rones y transeúntes miran, e incluso acompañan a los ma-
varios meses y el itinerario de las manifestaciones era casi nifestantes, pero sin salirse de la acera: no se mezclan con
siempre el mismo, por las avenidas Liteini y Nevski o en di- ellos. En junio y durante el verano la masa de manifestan-
rección al Palacio de Táurida, los cámaras rusos, ingleses o tes es menos compacta, el público se ocupa de sus cosas y
franceses ya se conocían los ángulos más fotogénicos. 21 presta poca atención a los desfiles pacifistas; un doble ser-
Esta circunstancia nos confirma la existencia de una au- vicio de orden, con cordón de tropas, mantiene la seguri-
téntica <<Serie>> de documentos sobre las manifestaciones dad de la manifestación.
De esta manera las imágenes proporcionan una especie
20. Estamos preparando un inventario de los planos. De momento podemos con- ele <<periodización" de las relaciones entre los manifestantes
sultar en la URSS un catálogo ele estas tomas, Kino i Foto dokwnenty po istorii veliko-
vo oktiabria, 1917-1920, Moscú, 1958, p. 354. Sobre las condiciones en que se realiza- y la pequeña burguesía del centro de la capital: unión al
ron, vid. Jay Leycla, op. cit. principio, después simpatía o indiferencia, y al final temor
21. No incluimos aquí el primero ele mayo; por otra parte, las manifestaciones ele y hostilidad. Nada nuevo, ya se ve, con respecto a lo que ya
este día no tuvieron lugar en las avenidas Liteini o Nevski, sino en la plaza del Campo
ele Mm1e. sabíamos por las fuentes tradicionales, como no sea la plas-
54
HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 55
mación directa del movimiento revolucionario desde el abi-
garrado tumulto de las jornadas de febrero hasta las mani- El silencio de la tradición sobre este aspecto del movi-
festaciones de unos meses después, alegres pero cada vez IIIICn Lo revolucionario tiene su explicación. Para la histo-
más serenas, más tensas, más desengañadas. ' iografía bolchevique, hacer notar la ausencia de los obre-
1 1 >s en las manifestaciones callejeras y dar como explica-
Una segunda lectura hace resurgir una circunstancia
nueva: apenas se ven obreros entre los manifestantes. Hay ' 1Ú11 que estaban ocupados organizando las fábricas sería

una aplastante mayoría de soldados, y entre los civiles 'omo admitir que las medidas tomadas más tarde para aca-
abundan las mujeres; y no mujeres obreras, sino militantes l>.lr con la gestión obrera iban contra el sentir del pueblo.
feministas. También son numerosas las delegaciones nacio- Y además la tradición marxista no podía atribuir el éxito de
nales (Bund, Dashnaks, etc.). La ficción confirma la reali- l.1 s grandes manifestaciones en las calles de abril, junio, et-
dad: en Octubre, de Eisenstein (1926), el manifestante que , · ~·lcra, a esos soldados que el dogma y la ley definían como
en febrero alza la bandera sobre la estatua es una mujer, y •< campesinos de uniforme>>.2 2 Reconocer el papel de van-
las masas que desfilan portan hoces y fusiles, pero no mar- ¡· 1mrdia, por parcial que fuera, no de los obreros sino de los
tillos . Las hoces y fusiles se ven un par de veces. A su vez, "campesinos-soldados», hubiera contribuido no sólo a des-
los obreros no toman parte en las manifestaciones de julio c:dificar los actos ulteriores de los bolcheviques, sino tam-
y las que precedieron a la insurrección de octubre; de he- bién a poner en evidencia todo el dogma sobre el cual se
cho, la iconografia confirma que entre febrero y octubre, h:1saba su legitimidad.
sin contar las jornadas del primero de mayo y el tres de ju- Estos documentos reflejan también la extraordinaria po-
la participación
lio, fue obrera en las manifestaciones y desfi- pularidad del levantamiento iniciado en febrero, la toma de
les mínima. mnciencia que le acompaña, la alegría inconfundible de
He aquí unos datos que ponen en tela de juicio una tra- haberse desembarazado de la aristocracia. Comparados con
dición sólidamente enraizada que no reconoce otras mani- los documentos anteriores a 1917, los planos de las mani-
festaciones que las de «masas de obreros y soldados». lcstaciones ponen de relieve, concretamente, cómo poco a
Como las imágenes invitan a la comprobación, se puede poco la ciudad va cambiando de manos, signo de transfor-
percibir que entre febrero y octubre los activistas que mación social con toda su significación política subyacen-
irrumpieron en la sede del partido bolchevique para obli- le. Las clases populares han tomado el poder, y así Octubre
garle a organizar las manifestaciones de abril, junio y julio :1parece como una legitimación y no como un golpe de Es-
no fueron nunca obreros, sino soldados. A decir verdad, si lado o un accidente de la historia.
los obreros no se manifiestan en el centro de la ciudad es
simplemente porque la mayoría ocupan y gestionan las fá-
bricas. Un film de ficción de Pudovkin, El fin de San Pe- l ~s tos tres ejemplos, todos tomados de Rusia, muestran
tersburgo, muestra el revés de la situación: antes de febrero cómo cualquier film, sea el que sea, queda desbordado
se considera más apropiado que los obreros hagan las reu- siempre por su contenido. Más allá de la realidad repre-
niones en sus domicilios, ya que la fábrica es una fortaleza sentada, nos han permitido captar cada vez una zona de
hostil a la que sólo se va a trabajar y se abandona por la historia que hasta entonces estaba escondida, inaprensible,
noche. A las horas en que no hay trabajo sus alrededores no visible. En Po zakonu encontramos los <<actos fallidos»
están vacíos. Entre febrero y octubre, sin embargo, son las ele los artistas, de la crítica oficial, y que reflejaban las
casas las que están vacías, ya que la vida se ha trasladado prohibiciones no explícitas de los primeros momentos del
a la fábrica y ésta se ha convertido, con las calles vecinas, Terror. Los noticiarios demuestran a la vez la popularidad
en una ciudad bulliciosa y la morada de los trabajadores.
22 . Equivocado, como se demuestra en •Le soldat msse», Amwles, 1971 , J.
56 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

de Octubre y ponen al descubierto los aspectos falsificado-


res de la tradición histórica. Por un lado suponen una com-
prensión del acontecimiento que representan, pero por otro
enmascaran una parte de la realidad política y social. La
comparación entre los dos films de propaganda nos de-
muestra la disociación que puede existir entre la realidad
histórica tomada en vivo y su visión bajo una perspectiva
ideológica. También nos muestra cómo una clase dirigente
ha sido expulsada de la historia. CAPÍTULO 3
Al analizar en conjunto estos films ejemplificadores he-
mos desmontado un poco la mecánica de la historia «ra- SOBRE TRES MANERAS DE ESCRIBIR
cional»; su estudio nos ayuda a comprender mejor la rela- LA HISTORIA'~
ción entre los dirigentes y la sociedad. Esto no quiere decir
que la visión racional de la historia no sea válida, sino sim-
plemente recordar que, para que no se nos escape nada, el Entrevista de Cahiers du Cinéma a Marc Ferro
análisis no tendría que estar limitado a un único enfoque
privilegiado, sino que debe tener una intención globaliza- El conjunto de lo que se ha filmado desde principios de si-
dora. ¡:lo (macro o microhistoria, de acontecimientos o no, docu-
luental o ficción) constituye en la actualidad un formidable
1971 :1rchivo, disperso entre los fondos de las cinematecas, cade-
uas de televisión, coleccionistas privados, e incluso en la me-
uwria de la gente.
Desde hace tiempo, la relación de los pueblos con su pa-
sado -su memoria- se confunde con su relación con este
archivo, que sería lo que podríamos llamar su «memoria fíl-
llliCa». Se crea de esta forma una especie de cinefilia de ma-
sas. El utillaje que hoy tiene acceso de forma privilegiada a
uuestro archivo tiene al mismo tiempo la posibilidad de in-
tervenir en esa relación con el pasado, de moldearlo; esto es
lo que pasa, por ejemplo, con el utillaje escolar suministrado
por el grupo Hachette-Pathé y que consiste en interpretar la
historia mediante documentos audiovisuales.
Esto no deja de plantear algunos problemas que podría-
l//OS agrupar de forma genérica bajo el epígrafe Cine e histo-
ria. Por ejemplo:

- ¿En qué aspectos el documento filmado supera al es-


crito en el campo tradicional de la investigación histórica?

* «Sur trois fa~ons d'écrire l'Histoire•, Cahiers du Cinéma , junio de 1975.


58 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 59

¿Cómo puede contribuir a criticar (o apoyar) los conceptos bajo los cascos del caballo del rey durante las carreras de
dom.inantes en la ensáianza de la historia? Ascot, creo que en 1907. ¿La cámara estaba allí por casua-
- ¿No será que toda operación destinada a «historificar» lidad? En cuanto a la utilización política del cine, ya apa-
los documentos filmados, a conferirles categoría de docu- rece en los primeros momentos: en 1901 los ingleses de
mento histórico, se ha hecho al precio de rechazar en cierto Shanghai reconstruyen ante la cámara una acción terroris-
1nodo la perspectiva política que ayer había presidido la cap- ta de los bóxers, a fin de dejar bien claro a los honrados
tura de im.ágenes y hoy sólo va guiada por un interés consu- súbditos de Su Majestad que no se pueden fiar de seme-
mista, esto es, despolitizado? jantes individuos.
Los films de propaganda de estas características se mul-
Para encontrar la respuesta a estas preguntas debemos tiplican en la guerra de 1914-1918 bajo el patrocinio de los
empezar interrogando a una de las pocas personas que real- servicios cinematográficos de los diversos ejércitos, si bien
mente se las han planteado. Nos referimos a Marc Ferro, res- las empresas privadas también contribuyen. De todas ma-
ponsable de los films producidos por Hachette-Pathé (Images neras, la función primordial de la cámara era la de regis-
de l'Histoire), historiador pasado a cineasta. trar hechos reales, en especial el armamento del enemigo.
Es con esta finalidad que los alemanes habían instalado cá-
Serge Daney maras automáticas en las trincheras, y algunas de ellas han
Ignacio Ramonet tomado imágenes inolvidables de soldados franceses e in-
gleses que se hacían diezmar por las ametralladoras.
No obstante, hay la sensación de que, a pesar del desa-
Cahiers: l. ¿A partir de cuándo personas con una cá- rrollo que documentales y noticiarios van a experimentar
mara han comenzado a filmar por todo el mundo aconte- después del período 1914-1918 en todos los países indus-
cimientos «en directo>>? trializados, la función del cine no ha sido todavía analiza-
2. ¿A partir de cuándo esas imágenes han empezado a da con la suficiente seriedad, lo que explicaría la diversi-
ser almacenadas? ¿Qué relación hay entre la formación de dad de esfuerzos y la relativa autonomía de sus activi-
esas colecciones y los diferentes poderes políticos? dades.
3. ¿A partir de cuándo se ha empezado a considerar Esto concierne también al estatus del cine en la socie-
esas imágenes como <<documentos», como <<pruebas», y por dad de principios del siglo xx. Por una parte hereda de sus
consiguiente, como <<armas»? orígenes el ser considerado como una máquina vanguar-
dista para científicos y técnicos. Se le ve como un instru-
Marc Ferro: Todas estas cuestiones han aparecido si- mento que registra el movimiento y todo aquello que el ojo
multáneamen te, si bien no se han desarrollado al mismo no puede conservar. Por otra parte, las películas son total-
ritmo. mente ignoradas como objeto cultural; al estar producidas
El gran impulso podemos situarlo en la guerra de 1914- por una máquina, igual que las fotografías, no se atina a
1918. Sin duda, desde el final del siglo XIX ha habido cá- clasificarlas como una obra de arte o un documento. Es
maras que filman personajes y acontecimientos, en especial significativo al respecto que los noticiarios no acreditan
todo lo que hace referencia a las familias reales. Mucho nunca otro autor que la marca que los produce. El hombre
material fue dedicado, por ejemplo, al jubileo de la reina con la cámara no pertenece a la sociedad dirigente, al mun-
Victoria en 1897, o a las diferentes actividades del joven do de los sabios; no es más que un «cazador», cazador de
Guillermo II. Uno de los primeros gestos políticos captados imágenes. Producida en estas condiciones, ¡pobre huerfani-
por la cámara fue el suicidio de una sufragista que se tiró ta!, la imagen está lista para prostituirse con el pueblo: para
60 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 61

la sociedad culta y los notables, el cinema es un espectácu- 11c el lugar tan reducido que el cine ocupaba en su mente.
lo de parias. 1k hecho, los soviéticos no empezaron a controlar la pro-
El desprecio que las clases dirigentes han mostrado du- du cción hasta 1927-1928, cuando Stalin hizo realidad el de-
rante mucho tiempo a la imagen tiene unas causas concre- "L'O de Trotski. El primer editorial de Pravda dedicado al
tas que hemos estudiado en otra ocasión.! Observemos que, 1 ine corresponde al estreno de Chapaiev, en 1934; el film se

debido a su subordinación al texto, al documento escrito, la mnvertía en un objeto de prestigio al mismo tiempo que de
imagen ha sido descartada durante mucho tiempo como propaganda. En el funcionamiento del sistema soviético
objeto de derecho. Huérfana, sin fe ni ley, la imagen era for- quedaba, sin embargo, muy vinculado al texto, a lo escrito;
zosamente salvaje: no podía tener opinión, era política- vierto que se le había dado una categoría de objeto cultural
mente neutra. En realidad sabemos que, así como la cen- l'lninente, pero no privilegiado. Sólo los nazis dieron al cine
sura de costumbres ha ejercido siempre un mayor control t·sta importancia, quizá porque eran unos plebeyos que no
sobre la imagen que sobre el texto, la censura política se ha habían tenido acceso a otra forma de cultura. Por las razo-
comportado al revés: sin ir más lejos, en 1940 el gobierno II CS que sean, el cine no fue para los nazis, una vez toma-
sueco aducía que permitir la proyección al mismo tiempo do el poder, un simple instrumento de propaganda, sino
de los noticiarios alemanes y los ingleses sin sonido era res- que les sirvió de medio de información, dándoles una cul-
petar la neutralidad. lu ra paralela: Goebbels y Hitler pasaban días enteros vien-
Soviéticos y nazis han sido los primeros en dar al cine do cine. Y cuando Goebbels dirigía la producción de un
toda su importancia y analizar su función, en concederle 1 ilm, como en el caso de Jud Süss, participaba activamente

un estatuto privilegiado en el mundo del saber, de la pro- c n todas las fases del rodaje; no era un simple argumentis-
paganda, de la cultura. Ambas ideologías construían sendas 1~~ como Lunacharski.
contra-sociedades y no sentían más que desprecio y odio Los nazis fueron los únicos dirigentes del siglo XX para
contra la conducta cultural de los dirigentes a los que rele- los cuales su imaginación bebía en las fuentes de la imagen.
vaban. Fueron los primeros en mencionar el nombre del
operador en los créditos de los noticiarios. El cazador de Cahiers: ¿Puede hablarnos un poco de los films que ha
imágenes tenía derecho a una mención escrita; el producto hecho para Hachette-Pathé?
de su actividad pasaba a ser un documento o una obra de
arte, pero siempre <<obra». Marc Ferro: El propósito de estos films es hacer re-
Trotski y Lunacharski se dieron buena cuenta de que el ll exionar sobre la función de la historia, sobre la natura-
cine podía ser arma de propaganda. <<Tenemos que hacer- leza de los géneros que utiliza, sobre los vínculos que exis-
nos con ella>>, había escrito Trotski, y Lunacharski fue el lcn entre los temas elegidos y la práctica que ellos im-
promotor de un film que, ya en 1918, ponía de relieve la ne- plican. Aquello que no siempre es evidente cuando se
cesidad de un acercamiento entre la burguesía ilustrada y escribe un libro, aparece de forma brutal al realizar una
la clase obrera. Sin embargo, como buenos intelectuales, y, película; por ejemplo, la oposición flagrante entre la his-
por lo tanto, estudiosos del texto, de las palabras más que toria de los historiadores y la historia considerada como
de las imágenes, los bolcheviques siguieron comportándose el patrimonio, la esencia de una sociedad. No creemos que
como los típicos sabios para los que el cine no constituía una sea más legítima que la otra, sino que cada una tiene
una de sus auténticas preocupaciones. Lo que quería Lenin su función; lo que ocurre es que la realización de una pe-
era que se hicieran films <<educativos», lo cual ya nos defi- lícula impone de forma muy decidida la cuestión del en-
foque que se va a tomar, de la posición a elegir para tra-
l. En Annales (Économies-sociétés-civilisations), !973 - I. tar el asunto que sea.
62
HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 63
Tomemos como ejemplo tres episodios de la serie Ima-
ges de l'Histoire, realizada para Pathé y Hachette. de su pasado, por lo que era importantísimo conservar el
Al afrontar la realización de un documental sobre la recuerdo de estos testimonios antes de que desaparezca del
guerra de Argelia 2 nos ha parecido inviable el pretender todo. Varios episodios de lmages de l'Histoire proceden de
aparentar objetividad, intentar un enfoque «científico». Lo esta forma, pero hay otros que fomentan una mirada, una
que hemos hecho es analizar un aspecto de la cuestión: la interpretación, como el de la rebelión del colonizado, o
rebelión del colonizado, con lo cual hemos podido definir aquel sobre el problema racial en América, donde sólo se
el régimen colonial, explicar las causas del enfrentamiento, da la palabra a los negros. 4 El film sobre la guerra de 1914-
su condición de inevitable, en resumen, reconstruir en su 1918 es muy diferente; en cierto modo es más bien la obra
totalidad el comportamiento de un insurgente. Interrogarse de un historiador de Annales, de un historiador que com-
sobre la legitimidad, el fundamento de esta actitud y esta para el discurso de la imagen con el discurso de los textos.
mentalidad es otro trabajo; lo que importaba ahora era esa Aquí el alejamiento de la historia adopta la forma de esta
tarea de reconstrucción, antes que el aparato estatal argeli- comparación. Los textos son las afirmaciones de los hom-
no (o francés) haga desaparecer estos restos del pasado, an- bres de la política, de los matamoros de la estrategia. Las
tes que la institución historiográfica archive la conciencia imágenes constituyen el contrapunto trágico de la sociedad
de ese momento histórico y la haga desaparecet~ mixtificada. Además, como dice Pierre Gauge, estas imáge-
La coherencia de los propósitos guía la selección de las nes han sido mostradas de forma que no tuvieran sentido
imágenes: el film no muestra a Argelia como la veían los de la historia, lo cual nos permite ir más lejos de lo que son
franceses, con sus carreteras y escuelas, sino la que veían en sí mismas. Así como Marx y la escuela de Annales, de
los árabes, con sus fronteras internas de cuarteles y fortifi- Bloch a Braudel, se han concentrado en los textos, el dis-
caciones que aislaban la Argelia francesa, rica y cómoda, de curso que elaboramos aquí se esb.erza en sobrepasar el ni-
la de los árabes, pobre y sucia . La banda sonora respeta vel de lo aparente, la experiencia de lo vivido.
este enfoque: sobre las imágenes del sistema colonial se
oyen ruidos y marchas, mientras que la toma de conciencia Cahiers: La moda <<retro». ¿De dónde sale este interés
nacional se identifica con la música de una flauta, tímida general por la historia?
al principio, pero que al final llega a cubrir el ruido de los
aviones en picado. Marc Ferro: Yo creo que esto de la <<moda retro» está
Para hacer una película sobre la Alemania de Hitler3 nos vinculado a algo muy característico de nuestro tiempo, que
ha parecido oportuno centrarnos en una pregunta: ¿cómo es el custionarse una serie de ideas y certidumbres. Pode-
Alemania se convirtió en nazi? La elección de este punto in- mos proponer como hipótesis que el gran cambio se dio
dica la perspectiva adoptada, que es tanto sociológica como con el informe Jruschov sobre el funcionamiento de los
histórica. A partir de una selección de testimonios la reali- pa rtidos comunistas, sobre el análisis marxista oficial de las
zación intenta hacer comprender el proceso de identifica- sociedades. Con el desarrollo de los medios audiovisuales,
ción del nazismo antes de 1933 hasta la consolidación del también la cultura paralela ha puesto en duda en seguida
régimen hitleriano. Como ocurría en el film sobre Argelia, la legitimidad y el fundamento de los conocimientos y re-
esta realización es también una reconstrucción: ha sido glas de comportamiento tradicionales. Al ser comunicadas
muy difícil hacer hablar a los alemanes sobre este período las informaciones se ha creado una especie de escaparate
que pone de relieve la incoherencia e inconsecuencia de de-
2. Algérie 1954, la révolte d 'un co/onisé, codirector M.-L. Den-ien, 15 minutos. terminadas posturas individuales o colectivas: aquel perso-
3. Commem l'Allemagne est devenue nazie, codirector M. -L. De1Tien, entrevistas
por Rebecca Lewerenz, 16 minutos.
4. Du Ku Klux Klart aux Pamhi!res Naires, montaje Michel Brasier, documentació n
M.-F. Briselance, 15 minutos.
64 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 65
naje <<de izquierdas» puede ser un perfecto déspota en su 1va del historiador. En vez de contentarse con utilizar los
casa. Cada vez se hacía más claro que la moral de los go- .1rchivos lo que debería hacer es crearlos, o contribuir a su
bernantes y los censores no era más que una máscara que <Teación: filmar, entrevistar a aquellos a los que nunca han
escondía su condición perversa. Entre nosotros: el Sumo <leja do hablar ni testificar. El historiador tiene el deber de
Sacerdote y Tartufo de la religión del Estado, Michel Debré, quitar a los organismos de poder el monopolio que ellos
¿qué era sino alguien elegido fraudulentamente en una cir- 111 is mos se han atribuido, su pretensión de ser la única
cunscripción del océano Índico? lu cnte de la historia, porque no satisfechos con dominar la
En toda esta reconsideración generalizada, sólo funcio- -.ociedad, estos organismos (gobiernos, partidos políticos,
naba una certidumbre: el fascismo era la representación del 1glesias, sindicatos) pretenden además ser su conciencia. El
mal. Algunos han querido profundizar en esto ya que les his toriador tiene que hacer ver a la sociedad la existencia
parecía que, aun siendo cierto, no todo era tan simple. Ca- de esta falacia.
mino solitario, y encima, peligroso, ya que salta a la vista La siguiente misión es comparar, enfrentar, los diferen-
que el fascismo todavía está entre nosotros. lcs discursos sobre la historia, y descubrir a través de esta
Al revés que el crítico de Cahiers Pascal Bonitzer, con el co nfrontación una realidad no visible. Los historiadores de
que habitualmente estoy de acuerdo, me ha parecido digno !luna/es y Michel Foucault se han empleado a fondo y con
de elogio el camino tomado por Louis Malle en Lacom.be <;xito. Por mi parte, intento descubrir métodos de análisis
Lucien. Su postura me ha parecido menos ambigua que la ;1plicables a la historia contemporánea, que es más difícil
de Visconti. Malle demuestra admirablemente que mientras de estudiar por la falta de perspectiva. El cine ha brindado
una sociedad funcione como la nuestra se producirán otros 11 na gran ayuda, tanto las películas de ficción como las do-
Lacombe Lucien. Crítica profunda que pone en tela de jui- cumentales o noticiarios. En realidad, no creo en la exis-
cio todo un discurso sobre el fascismo; ¿quién lo seguirá? lcncia de fronteras entre los distintos tipos de películas, por
Las tentativas de este tipo encuentran una gran acogida lo menos para el historiador que considera que los produc-
porque nuestra sociedad quiere saber de verdad cómo fun- tos de la imaginación son tan historia como la historia.
ciona, pero la ciencia tradicional está siempre al tanto para
impedir que esto ocurra:Y es que la historia debería apor- 1975
tar respuestas, pero la mayoría de las veces, para satisfacer
a las instituciones, se limita a ofrecer fantasías, eso sí, bajo
un disfraz científico. Esta frecuente renuncia a explicar el
presente hace que la sociología tenga un carácter vago y
evasivo. La historia debe convertirse de una vez . en una
ciencia útil.

Cahiers: ¿Cuál es el papel del historiador frente a estos


documentos y a los aparatos (por ejemplo, los partidos po-
líticos) que los utilizan y los custodian en su provecho?

Marc Ferro: La primera misión del historiador es de-


volver a la sociedad aquella historia de la que los aparatos
institucionales la han desposeído. Interrogar a la sociedad,
escuchar lo que dice, ésta es, a mi entender, la principal ta-
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 67

1\ la inversa, las películas cuya acción es contemporánea


.d rodaje no sólo constituyen un testimonio sobre la men-
Ldid ad de la época en que se realizaron, sino que también
'1111lienen elementos de mayor alcance, transmitiéndonos
1,, imagen real del pasado. Esta circunstancia es bien visi-
hk e n ciertas escenas de noticiarios: ¿cómo podemos saber
J., edad de aquellos planos de las calles de Tiflis, rodados en
1'108, o una escena de trilla que se supone tiene lugar en

CAPÍTULO 4 1'1 12? Y lo paradójico es que esta constatación es todavía


111:ís válida para los films de ficción que para los documen-
Ld cs. La técnica de fabricación de una bota rusa en LaPa-
FICCIÓN Y REALIDAD EN EL CINE: 11ia te llama,,., la actividad de un mercado de cueros en Tem-
UNA HUELGA EN LA VIEJA RUSIN' fi('Sfad sobre Asia, y otros ejemplos que se multiplicarían
l1:1sta el infinito si quisiéramos hacer con metraje de pelí-
' 1d a un museo imaginario del pasado de Rusia. Lo impor-
Es habitual considerar que el cine no es capaz de re-
Ltille es que la ficción puede ir mucho más lejos en el aná-
presentar la realidad del pasado, que en el mejor de los ca-
li sis del funcionamiento económico, en el estudio de la
sos su testimonio sólo sirve para el presente, y que, además,
JIJ cn talidad de tiempos pasados. ¿Existe un testimonio más
la realidad que nos ofrece (dejando aparte los documenta-
.1111 én tico sobre el matrimonio en la vieja Rusia que las pri-
les y noticiarios) no es más verídica que la de una novela.
lll cras secuencias del film de Oiga Preobrazjenskaia El pue-
Creemos que esto no es verdad y que, paradójicamente,
/Jio del pecado?: elección del esposo, transacciones, cálculo
son precisamente los films sobre el pasado, las llamadas re-
<k la dote, preparación de la novia, ceremonia nupcial, etc.,
construcciones históricas, las que son incapaces de ir más
< ons tituyen un extraordinario fragmento de historia sociaL
allá de un testimonio sobre el presente. Repasemos esas dos
Y no sólo esto: cada plano es un cuadro que la crítica his-
obras maestras que son Alexander Nevski y Andrei Rublev.
l<'>rica podría estudiar pacientemente, en vez de persistir en
La reproducción del pasado es ejemplar, hasta el punto de
'>~' tradicional actitud despectiva.
preguntarnos si es posible imaginar la Rusia medieval sin
El problema es de metodología: se trata de filtrar los ele-
recurrir a las absorbentes imágenes de estas películas. En
lll e ntos de realidad a partir de la ficción y lo imaginario. En
este sentido tanto Nevski como Rublev son dos objetos-film
" El film, un contraanálisis de la sociedad>> lo hemos inten-
extraordinarios, pero ta mbién es cierto que no son nada
l:tdo. Hemos puesto de relieve también que el noticiario, el
m ás, al igual que las << Historias>> de Kovaleski o Kliusevski
1ilm de ficción, el film de propaganda, constituían para el
son objetos-libro: el pasado que resucitan es sólo un pasa-
hi s toriador materiales de idéntica naturaleza. Las observa-
do mediati zado, la URSS de 1938 tal como la querían sus
ciones que siguen sobre La huelga y la escena de la huelga
dirigentes, o la URSS de 1970 tal como la veían los disi-
l' l1 La madre tienen por finalidad mostrar que, a través de
dentes. A través de la elección de los temas, los gustos de la
b descripción de huelgas imaginarias de épocas contempo-
época, las necesidades de la producción, la capacidad de es-
ráneas, Eisenstein y Pudovkin han hecho tanto <<una histo-
critura, los lapsus del autor: ahí radica la verdadera reali-
ria>> como <<historia». La huelga no forma más que una es-
dad histórica de esos films, y no en su representación del
ce na en el film de Pudovkin, mientras que en el de Eisens-
pasado. Evidente.
* Es el título con que fu e dist1ibuida en la España republicana Okraina («Región
* «Fiction el réalité au cinéma, une greve dans l'ancienne Russie», en Mélanges lt o nteriza», 1933), de Boris Barnet. (N. del t.)
Braudel, t. II, 1973.
68 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 69
tein es la esencia de la trama; recordemos el guión de este
«cine-drama» en seis partes. todos jóvenes, sus hijos tienen a lo más seis o siete años. Es
evidente que estos trabajadores jóvenes acaban de llegar del
En una de las mayores fábricas de la Rusia zarista, apa-
campo, y que es en el campo donde se encuentran más a
rentemente todo está en calma: los obreros trabajan duro, la gusto y de donde sacan su fuerza: ahí han nacido, disfru-
burguesía disfruta de la vida. Pero un capataz de la fábrica tan, aman, mueren. En cambio, los traidores y chivatos son
nota cierta inquietud latente entre los obreros y lo notifica a gente de ciudad: el cabaret y el arroyo son sus dominios,
la dirección; ésta, a su vez, lo comunica a la policía. Los es- allí están a gusto y se ganan la vida.
pías penetran en la fábrica y en el barrio obrero por todas El segundo grupo de trabajadores opuestos a los huel-
las ventanas y rendijas. Mientras tanto, el comité del parti- guistas lo forman los capataces, cuyas vacilaciones tradu-
do socialdemócrata obrero ruso emite proclamas llamando cen en ocasiones el ambiente de ambigüedad de la fábrica.
a la lucha. El suicidio de un obrero, acusado injustamente, Otros elementos populares hostiles a los huelguistas, den-
desencadena la huelga. Los obreros abandonan la fábrica.
tro y fuera de la fábrica, son: el portero, los chóferes (que
Las máquinas se paran. Se organiza una asamblea en el bos-
que. La policía a caballo intenta en vano dispersar a los
manejan las sirenas), los bomberos («esos miserables que
obreros. Enterado de la decisión de los patronos de recha- disparan sus mangueras contra sus hermanos») y los cria-
zar las demandas de los obreros, el comité decide continuar dos; es decir, aquellos entre los trabajadores que disponen
la huelga. La policía hace incendiar el depósito del vino por- de algún poder o privilegio, sea abrir o cerrar las puertas,
que piensan que así los obreros lo saquearán y se podrá jus- vigilar a los obreros, hacer que todos trabajen, estar cerca
tificar la represión, pero la maniobra falla. Por orden del co- del patrón, asegurar la seguridad de quien convenga.
misario de policía los bomberos riegan a los obreros para Otro elemento a destacar es que la clase obrera vive en
dispersarlos. Los responsables son arrestados, pero la huel- un gueto. Su aislamiento es tan territorial como social, e in-
ga no se detiene: los obreros se manifiestan de nuevo por las cluso en el interior de ese gueto el vecindario es habitual-
calles y esta vez se produce una sangrienta matanza. Dece-
mente indiferente, por no decir hostil, a las aspiraciones
nas de proletarios son asesinados, sufriendo la misma suer-
te que los mineros de Lenski, los obreros de Iaroslav y los
proletarias. Les parece mal hacer la huelga no porque, fal-
de tantas ciudades industriales de Rusia. tando los recursos, los padres no puedan alimentar a sus hi-
jos (<do que tienen que hacer es trabajar»), sino porque la
Dejemos ahora de lado la realidad visible, los escenarios renuncia al trabajo es considerada como una especie de
del film: isbas y edificios de la vieja Rusia, organización de motín: no trabajar es no cumplir con el deber, es desobe-
los talleres, estructura de la fábrica. Observemos simple- decer. La fábrica se identifica también con el cuartel o la
mente el funcionamiento social. prisión, donde uno debe «portarse bien» ya que nadie está
Los trabajadores no son todos solidarios. Sus divisiones allí por gusto. Además, pedir aumento de sueldo o formular
reflejan antagonismos que son, más que ideológicos (bol- reivindicaciones es «hacer política»: este punto de vista de
cheviques/mencheviques, marxistas/populistas), relaciona- los patronos es también el de los elementos de más edad
dos con su función en la fábrica y el factor edad: es signi- de las clases populares. Su vida de sumisión no tiene senti-
ficativo al respecto que para representar la unidad de la cla- do si no se ajusta a la ley. Los viejos que aparecen en La
se obrera se elija un plano fijo de tres trabajadores de dife- madre, incluida la protagonista, tienen fe ciega en la equi-
rente generación. La desunión viene siempre de los más dad de los oficiales, de los jueces, del Estado. Cuando el
viejos: son los que rompen la huelga en La madre, de Pu- hijo es condenado, la madre toma conciencia de que ha
dovkin, y hacen de agentes dobles y provocadores en La sido engañada, y grita «gde pravda?», es decir, «¿dónde está
huelga. Los animadores del movimiento reivindicativo son la justicia, dónde está la verdad?>>.
La distancia social excluye todo contacto directo entre
70 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 71
los trabajadores y las clases dirigentes, y aunque los patro-
nos no tienen el anonimato de los burócratas, sólo se co- Al igual que la huelga, también la represión se desenca-
munican con las clases inferiores a través de los subalter- dena de forma irracional, sin aparente relación con las ne-
nos Qefe de personal, comisarios de policía, oficiales de ('Csidades del sistema, con las exigencias o conveniencias de
gendarmería, etc.) y su indiferencia hacia la suerte de los los opresores. Las reivindicaciones de los trabajadores han
trabajadores es absoluta. La nueva yegua del juez (La ma- -; ido rechazadas, la provocación policial ha sido evitada y
dre), el bar automático de los accionistas (La huelga), tienen las manifestaciones han continuado, siendo los manifes-
para esas personas educadas, delicadas, sensibles, mucho l;tntes disueltos por la policía: el incidente se podría haber
más interés que el pliego de reivindicaciones de los huel- .tca bado aquí. Pero resulta que un niño se mete debajo de
guistas, y tanto les da que los metan en la cárcel como que l:ts patas del caballo de un policía, y cuando la madre acu-
los deporten a Siberia. Hasta el abogado principal, el que de a salvar a su hijo el policía la azota; la mujer exclama
tiene que salvar a los detenidos de ser condenados a muer- «¡Socorro, camaradas!», y de esta petición surge instantá-
te, no ha podido acudir a la audiencia «porque asuntos im- lteamente la gran pelea que llevará a la matanza general de
portantes se lo impiden». En el fondo, todas estas personas 1ra bajadores. El recurso a la violencia, la crueldad de los si-
«bien educadas» son cómplices entre ellas, el abogado con ca rios del Estado, la indiferencia de la <<gente bien», todo
el juez, el director con el general, igual que en El acoraza- lo rma parte de las necesidades del sistema aunque haya te-
do Potemkin lo son el médico con el oficial. 11 ido que salir a la luz de una forma aparentemente irra-
Se observará que las mujeres siempre tienen un papel cional.
importante en las situaciones paroxísticas: son las que En La madre de Pudovkin, el proceso de desencadena-
transmiten la orden de huelga, animan (o no) a continuar miento de la huelga tampoco obedece al esquema de rei-
el movimiento y suscitan el recurso a la violencia ( <<Pégale» vindicación salarial. La orden de huelga llega del exterior y
en Octubre y La huelga; la madre que grita <<¡Socorro, ca- 11 0 es analizada, simplemente ejecutada; emana de un Es-
maradas!>> en La huelga). Su papel es siempre protagónico, lado Mayor remoto y misterioso que ya está lo suficiente-
determinante, anunciador de sangre y muerte. mente aceptado como para no discutir sus decisiones.
El estallido de la huelga y su represión no viene presen- Como en La huelga, sólo se deja al libre albedrío la mayor
tado como la reivindicación de un mecanismo causa/efecto. o menor participación de cada uno, la capacidad de seguir
En La huelga, los obreros están descontentos, se reparten el movimiento o interrumpirlo. En La madre, la orden de
octavillas, pero no pasa nada. La huelga estalla de forma huelga la da una chica joven, sin duda una intelectual, y
general, instantánea y espontánea en el momento en que un por un lapsus del autor no es socialdemócrata sino popu-
obrero se suicida por desesperación al verse injustamente lista, ya que trae armas para los trabajadores. Pudovkin de-
acusado del robo de un micrómetro. El capataz que le de- vuelve así al movimiento su condición de animador. Ei-
lató es insultado y apaleado, y después se mofan de él, pero senstein, por su parte, nunca introdujo caudillos bolchevi-
no se le considera responsable de su villanía, ya que la au- ques en sus películas; son los elementos no fílmicos, es de-
téntica culpa es del sistema, y es por eso que la huelga es cir, los letreros colocados al principio y al final los que re-
general. La acusación no era necesaria para que el sistema cogen las palabras y actos del partido. En Octubre encon-
funcionara bien, pero a cambio ha puesto de relieve el sen- tramos otra vez este <<acto fallido» . De esta forma Eisens-
tido de humanidad, del mismo modo que los gusanos que lein coloca a todos los niveles la espontaneidad por encima
bullen en el potaje del Potem.kin, y que el médico pretende de la organización.
no ver, traumatizan a las víctimas y les hacen tomar con- La huelga de Eisenstein es un resumen, un <<Condensa-
ciencia de cuán grande es el desprecio que se les tiene. do» de esas grandes huelgas que ilustran la lucha del pro-
letariado en la Rusia de antes de 1917. ¿O es algo más?
72 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

También puede verse como un «modelo» de lo que era la


sociedad industrial en una determinada fase de su desarro-
llo: reivindicación, crisis, huelga, provocación, represión
son las piezas de este modelo que también propone una se-
rie de cuestiones sobre el funcionamiento social, sobre la
espontaneidad y la organización de la necesidad e irracio-
nalidad en el desarrollo del proceso revolucionario.

1972 CAPÍTULO 5

LA IDEOLOGÍA ESTALINIANA A TRAVÉS


DE UN FILM: CHAPAIEV"'

Vamos a examinar ahora la acogida de una película en


función de lo que los autores pretendían; después, a partir
del guión y de algunos rasgos de la realización, establece-
remos una comparación entre el contenido explícito del
film y la ideología latente en texto e imágenes.

Chapaiev presenta una peculiaridad característica: en el


momento de su estreno fue recibida con un editorial en pri-
mera página de Pravda, la cinta era un ejemplo en el que
los cineastas soviéticos se debían inspirar. «No vamos a exi-
gir cada día un nuevo Chapaiev», apostillaba modestamen-
te, algunas semanas después, otro jerarca. Por primera vez
desde 1917, Pravda dedicaba casi una página entera al cine
soviético: Serguei y Georgui Vassiliev, los autores de Cha-
paiev, ocupaban la mayor parte. Las razones de este entu-
siasmo quedaban meridianamente expuestas en el editorial
del 21 de noviembre de 1934: esta película «mostraba cuál
era el papel organizador del partido, cómo se establecía un
vínculo entre el partido y las masas, cómo el partido había
organizado y disciplinado la espontaneidad».
En el extranjero todos los partidos comunistas se hicie-
ron eco de estas afirmaciones. Es muy significativo que en

* •L'idéologie stalinienne au travers d'un film: Tchapaev», Colloquio, 1974; repro-


ducido en Pierre Francastel (ed.), La sociologie de l'art et sa vocation multidisciplinairc,
París, Denoel!Gonthier.
74 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 75
Madrid el gobierno republicano tomara a su cargo la difu-
sión del film en plena guerra civil.,., Los noticiarios nos Pero en medio de esta desbandada aparece Chapaiev, detie-
muestran la abundancia de carteles anunciadores de la ne a los fugitivos y les conduce de nuevo al ataque; es él mis-
obra de los Vassiliev. Las razones son comprensibles: Cha- mo el que combate y maneja la ametralladora. El espectador
queda cautivado de inmediato por el temperamento ardien-
paiev pone en pantalla la guerra civil de los años 1918-1919
te de este caudillo legendario, surgido de las capas pobres
y los rojos son el ejemplo a seguir, pero sobre todo pone del campesinado. Sólo con verle, sus soldados se detienen y
mucho énfasis en la necesidad del centralismo, precisa- vuelven al ataque, infligiendo una dura derrota a sus enemi-
mente en el momento en que en España esta cuestión es la gos: la retirada se ha convertido en una victoria. Chapaiev
clave de los conflictos entre comunistas y anarquistas. Cha- agradece a sus compañeros su valor y energía, pero pronto
paiev demuestra que los héroes se equivocan, que la espon- vuelve a convertirse en el educador severo que todo auténti-
taneidad conduce al error, que los individuos mueren, co jefe popular debe ser. Exige que todos aquellos que ha-
mientras que el partido siempre ve claro, nunca se equivo- yan perdido o tirado su fusil en la retirada lo recojan y se lo
ca y no muere jamás. traigan, y he aquí a los hombres buscando su arma, algunos
Recordemos el argumento del film y el comentario que hasta zambulléndose en el río. Entre estos acontecimientos
le dedicó un crítico soviético en 1934. la división de Chapaiev recibe el refuerzo de un destaca-
mento de obreros de Ivanovo-Voznessensk al mando del cual
va Furmanov, que cumple también las funciones de comisa-
rio político. A partir de este momento se van a establecer
Sinopsis unas complejas relaciones entre ambos personajes.
Furmanov se da cuenta de la dificultad de la tarea que le
La acción transcurre en 1919, durante la guerra civil. incumbe: reeducar a los guerrilleros para convertirlos en sol-
Chapaiev sostiene una lucha victoriosa, pero algo desorga- dados rojos conscientes y ayudar a su improvisado y bri-
nizada, contra los blancos. A fin de meterlo un poco en cin- lla nte jefe a convertirse en un auténtico comandante del
tura y educarle políticamente, el partido envía un comisa- ejército regular. ¡Cuánta tenacidad bolchevique, cuánta pa-
rio político, de nombre Furmanov, que comparte con él el ciencia, cuánto tacto y firmeza necesitará para conseguir su
propósito! El film nos presenta con impresionante rigor este
mando de la división. El film describe las relaciones entre
proceso de reeducación política que se continúa no en los
los dos hombres, así como las circunstancias generales de pupitres de una escuela, sino en la atmósfera febril y tensa
la lucha contra los blancos. del estado mayor de una división. Poco a poco Furmanov
hace triunfar la dirección ideológica bolchevique, acrecen-
ta ndo al mismo tiempo su autoridad ante los ojos de los
Comentario de 1934 combatientes.
¿Pero acaso el aspecto más arduo de la tarea de Furma-
El film comienza en 1918, con el episodio de la retirada nov no es la reeducación del propio Chapaiev? En el primer
de Chapaiev ante la ofensiva de la guardia blanca sobre el encuentro, Chapaiev no quiere admitir la intrusión del co-
Volga. Las tropas de Chapaiev, formadas por elementos he- misario recién incorporado, no quiere que nadie le mande .
terogéneos, ofrecen poca resistencia: se nota claramente que E n la primera reunión militar que tienen, la noche antes de
todavía no teníamos el ejército rojo, sino solamente aquellos un combate, Chapaiev aprovecha para poner a prueba los
destacamentos de partisanos, formados espontáneamente, conocimientos y el temple del comisario, haciéndole pre-
que luego pasarían a engrosar las filas de nuestro ejército. guntas capciosas sobre las operaciones que se preparan. Pro-
ba blemente habría sentido una malévola alegría pudiéndose
* En España el film fue distribuido con el título Tchapaieff. el guerrillero rojo. He-
mo far del comisario si éste hubiera demostrado su ignoran-
mos preferido citarlo en el texto con la transcripción del original. (N. del t.} c ia del arte militar, pero Furmanov deja claro desde el prin-
cipi o que él sólo quiere aprender este arte de Chapaiev, y si-
76 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 77

gue estudiando tranquilamente al comandante, a sus hom- paiev, hombres simples y severos dedicados en cuerpo y
bres, a su entorno. alma a la causa revolucionaria, llenos de decisión, bravura y
No tardamos en asistir a una escena que revela nuevas energía. ¡Y qué figura inolvidable aquella del asistente de
peculiaridades del carácter de Chapaiev. El comandante de Chapaiev, Petka, joven campesino impetuoso, observador,
brigada Yelan, herido en la mano, es recibido por Chapaiev dotado de una profunda sensibilidad, abierto a todas las ale-
con estas cortantes palabras: «¡Herido! ¡Vaya imbécil!» El grías de la juventud y que muere gloriosamente como un hé-
atribulado Yelan contesta: «Las balas no eligen.>> «¡Eres tú roe de la revolución!
quien debe elegir! -vocifera Chapaiev-. ¡Hay que tener ca- Varios tipos de hombres del campo desfilan ante nues-
letre! » Y ante el comisario, Chapaiev da al comandante de tros ojos, tanto como integrantes de la división de Chapaiev
brigada una especie de clase práctica sobre cómo debe diri- como sencillos aldeanos. Nos encontramos un ejemplo típi-
girse un combate. Chapaiev se presenta ante nosotros bajo co de las tendencias generales del campesino medio duran-
una nueva luz. A pesar de la espontaneidad de su talento mi- te la guerra civil en el vecino de un poblado ocupado por las
litar, deja completamente de lado el azar cuando se trata de tropas de Chapaiev, personaje que interpreta Chirkov. Audaz
estrategia, y exige una dirección consciente del combate: pero siempre desconfiado, observa sucesivamente a los blan-
«¡Hay que tener caletre!» Y así nos encontramos con una se- cos y a los rojos y acaba por alistarse en las filas de los de-
gunda característica esencial: la necesidad de razonamiento, fensores de la revolución proletaria.
de organización, de disciplina [ .. .]. Hasta los blancos son presentados de una forma intere-
Nada más notable que esa escena en la que Furmanov y sante y objetiva. Hay un coronel que dirige el ataque contra
Chapaiev hablan sobre Alejandro Magno, porque nos hace los hombres de Chapaiev; curtido por la experiencia de la
avanzar mucho en el conocimiento de Chapaiev. Él, que se vida y de la guerra, se da perfecta cuenta de que el mayor
creía un experto en historia militar, se encuentra con que no peligro lo tiene en la retaguardia. Por eso le gustaría modi-
ha oído nunca hablar del gran macedonio. Para consolarle, ficar la conducta de los oficiales hacia los soldados; querría
Furmanov le dice que Alejandro Magno murió hace siglos, y ser un oficial severo y al mismo tiempo un jefe «patriarcal»,
muchas personas no saben quién fue. Pero Chapaiev no se pero todos sus razonamientos son frustrados por la lógica de
contenta con esta explicación, pues tiene muy exacerbado la lucha de clases. El «ataque psicológico» de los blancos,
ese sentido de la dignidad propio de los oprimidos que aca- por otra parte completamente auténtico, es de un gran efec-
ban de romper sus cadenas: «Si tú sabes quién es, yo tam- to. Los vemos avanzando en apretadas columnas, en un or-
bién lo debo saber.» Su sed de conocimientos es tan ardien- den impecable y aparentando cierta fanfarronería, con el ci-
te como su actividad militar. Basta con contemplar una vez garrillo en los labios, preparados a tomar las posiciones de
su rostro para sentir todo el ímpetu y el alcance de la men- la división de Chapaiev. Una parte de los soldados rojos em-
te que trabaja tras esa amplia frente . El pensamiento y la a c- pieza a ba tirse en retirada, presa del pánico, pero Furmanov
ción son inseparables. logra disuadir a los fugitivos , y Chapaiev, a la cabeza de sus
Desde su primer encuentro con Furmanov se da cuenta jinetes, da el golpe decisivo al enemigo.
en su fuero interno de que en su división y en el espíritu de El film se acaba con la desaparición de Chapaiev, episo-
sus guerrilleros hay cosas que dejan mucho que desear. Al dio que reproduce con gran fidelidad histórica el glorioso fi-
darse cuenta de que sus conocimientos son insuficientes ex- nal de este héroe legendario de la guerra civil.,.,
presa su deseo de instruirse con Furmanov.
Así quedan reflejados en Chapaiev los rasgos de los hom-
bres que se hacen de nuevo a través del propio proceso de A decir verdad, este <<comentario» , redactado en 1934,
lucha por el socialismo. 110 ofrece más que un resumen de algunas secuencias del
Al lado de esos dos héroes de la época de la guerra civil, 1ilm , en general las más espectaculares. Comparémoslo con
Chapaiev y Furmanov, descritos con impresionante relieve,
vemos también aparecer otros personajes que los comple- • En algunas de las proyecciones del film en la España republica na se cortaba el
mentan y realzan: varios comandantes de la división de Cha- lo11 a l con la muerte de Chapaiev, para no desmoralizar a los milicianos . (N. del t.)
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 79
78 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
dico.>> <<Es que no puede, no tiene competencia>>, le ex-
el esquema de guión que presentamos a continuación, y plica Furmanov.
que es especialmente abreviado cuando se trata de escenas .')l'cu erzcia 1 O
que ya han sido seleccionadas en el «comentario». Furmanov educando a Chapaiev: le explica la historia
del pasado, con sus grandes capitanes.
Secuencia 1
Sl'cu encia 11
Chapaiev surge en medio de la desbandada de sus sol- Nuevamente en la posición de los blancos. El criado del
dados y restablece la situación. coronel implora el perdón para su hermano que va a ser
Secuencia 2 fusilado por desertor. El coronel se lo concede. El her-
Chapaiev educador: la escena de los fusiles. mano de Potapov será <<azotado>>.
Secuencia 3
.'>l'cuencia 12
Llegada del comisario Furmanov y un grupo de obreros Segundo enfrentamiento Chapaiev-Furmanov. Los hom-
voluntarios. bres de Chapaiev no paran de robar a los campesinos.
Secuencia 4 Furmanov hace arrestar al teniente. Chapaiev monta en
Encuentro ruidoso entre los obreros voluntarios y los cólera: <<Burócrata, ¿quieres apropiarte de la fama de los
soldados de Chapaiev. Petka, el asistente de Chapiev, or- demás? ¿Quién manda la división?>> <<Tú y yo>>, contesta
dena silencio: <<¡Chapaiev está pensando!» Furmanov. Los hombres de Chapaiev y los de Furmanov
Secuencia 5 están a punto de llegar a las manos. Furmanov ha hecho
Ante los mapas, Chapaiev pone a prueba a Furmanov: devolver a los campesinos lo que se les había robado, y
<<¿Qué le parece al comisario?>> Furmanov responde que vienen en delegación a dar las gracias a Chapaiev: << Ya
hay que seguir las instrucciones del jefe, sin apoyar la no sabíamos quién era el blanco y quién el rojO.>> Mo-
opinión de uno que estaba en desacuerdo con Chapaiev. desto triunfo de Furmanov.
Secuencia 6
.'>l'cuencia 13
Lección de táctica al herido, también conocida como Petka expresa a Chapaiev su admiración por Furmanov.
<<escena de las patataS>>. << No iban a enviar a Chapaiev un mal comisario>>, con-
Secuencia 7 lesta Chapaiev.
Petka enseña a Ana, una obrera alistada como soldado .'>l'cuerzcia 14
voluntario, el manejo de la ametralladora. De paso in- Asamblea: Chapaiev explica a campesinos y soldados
tenta acariciarla y seducirla, sin éxito. sus ideas sobre la equidad y el saber mandar.
Secuencia 8
.'>l'cuerzcia 15
Cuartel general de los blancos. El coronel Borodzin in- La última lección de Ana. La muchacha ya sabe des-
tenta convencer a un oficial más tradicionalista de la montar y volver a montar la ametralladora. Petka sale
conveniencia de tratar más humanamente a los subal- para un reconocimiento y traer un prisionero. Escena de
ternos y establecer con ellos una relación <<patriarcal>>. la despedida. El chico no se atreve a besarla. Ella, emo-
Secuencia 9 cionada, se queda mirando cómo se aleja.
Primer conflicto Chapaiev-Furmanov. Un veterinario se .'>ecuerzcia 16
queja a Furmanov de que Chapaiev le ordena que ex- Petka hace prisionero al criado del coronel, que estaba
tienda un título de médico, cuando él no tiene compe- pescando para dar de comer a su hermano, moribundo
tencia para ello. Furmanov da la razón al veterinario, lo después de la tortura. Conmovido, Petka lo deja ir y se
que contraría a Chapaiev: «Defiendes a estos intelectua- queda con su fusil.
les podridos; no quieres que un mujik pueda llegar a mé-
80 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 81
Secuencia 17 .'-;l'cuencia 26
En el cuartel general de Chapaiev, Petka recibe una re- Partida de Furmanov, reclamado para otros cargos y
primenda por no haber traído al prisionero. reemplazado por otro comisario, Sedov. Chapaiev lo
Secuencia 18 despide visiblemente emocionado.
En la posición de los blancos, el coronel toca el piano .\i'cuencia 2 7
mientras su criado friega el suelo. Gran primer plano so- Los blancos atacan por la noche la stanitsa de Chapaiev.
bre el rostro de Potapov que refleja toda la cólera, el Tomados por sorpresa, los rojos deben huir. Chapaiev
odio, las ganas que tiene de asesinar al coronel. No tie- cae herido.
ne voluntad, empero, y se limita a explicarle que su her- Si'cuencia 28
mano ha muerto a causa de las heridas . El coronel ex- Los blancos persiguen a Chapaiev que, con la ayuda de
presa s u pesa1~ Petka, intenta llegar hasta el río Ural. En los combates
Secuencia 19 sobre los acantilados que dominan el río, Potapov mata
Unos centinelas rojos discuten los méritos de Chapaiev. a su antiguo jefe.
Furmanov, que hace un recorrido de comprobación, .'-;l'cuencia 29
bromea con ellos. Un soldado cruza las líneas blancas y Chapaiev intenta franquear a nado el Ural, pero una
entra en la posición roja: es Potapov. bala le alcanza y muere.
Secuencia 20 Si'cuencia 30
Potapov informa a Chapaiev y Furmanov que la ofensi- Llegada de la caballería roja, que da la victoria a los re-
va de los blancos será mañana. «Preparan un ataque psi- volucionarios.
cológico. »
Secuencia 21 No hay dudas sobre la moraleja implícita en este final,
Noche antes de la batalla. En el dormitorio, Chapaiev y 11i sobre el mensaje global del film: los héroes mueren, pero
Petka charlan y cantan El cuervo negro. 1· l partido comunista no, y es el que garantiza la victoria de-
Secuencia 22 l i11 iliva. Esta conclusión encaja con las otras enseñanzas de
La mañana de la batalla. Potapov con los rojos; un niño l.t obra: la superioridad serena y reflexiva de los hombres
le pregunta: «¿Para qué van a morir esos hombres?» del partido sobre los héroes bien intencionados y, muy es-
<<Para vivir», le contesta. 1ll'C ialmente, la veracidad de la causa que defienden contra
Secuencia 23 los blancos. Cotejadas con otros testimonios de la historia,
Antes del combate, Chapaiev debe abandonar el campo v sobre todo con el propio texto de Furmanov que es la base
de batalla para reprimir un amotinamiento. << Queremos <k la película, estos mensajes parecen haber sido un tanto
irnos a casa», le dicen los soldados. Ejecuta a uno de los 1H 1lcnciados.
rebeldes y restablece el orden. La superioridad de la organización sobre la espontanei-
Secuencia 24 d:td y la anarquía es un motivo que surge constantemente,
El <<ataque psicológico>> de los blancos: con acompaña- y aunque el término < <anarquía» no se pronuncia en ningún
miento musical, guantes blancos, paso cadencioso. Ana ttt o mento, está siempre latente, por lo menos para un es-
los deja acercarse para diezmarlos con la ametralladora. 1ll'clador de 1936,"' para un espectador que conoce el pasa-
La caballería de Chapaiev persigue a los cosacos. ' lo inmediato de Rusia. En la escena de la asamblea (se-
Secuencia 25 ' tt c ncia 14) un campesino pregunta a Chapaiev si está a fa-
Después de la victoria. En el cuartel general de los blan-
• Debe mos aclarar que en el o riginal el autor cita siempre el a ño 1936 e n relación
cos, ahora ocupado por los rojos, Chapaiev felicita a Ana. , " " la película a pesar d e que se estrenó en 1934. (N. del t.}

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82 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 83
vor «de los bolcheviques o de los comunistas». El guerrille-
ro no sabe qué contestar; ante la insistencia del mujik, mira sin embargo, era esencial en 1919, y que Furmanov aborda
hacia Furmanov, el cual, divertido, fuma su pipa esperando en su texto: las relaciones entre los ex oficiales del ejército
con curiosidad la respuesta de Chapaiev. Tras dudar un mo- zarista pasados al nuevo régimen y los nuevos mandos sur-
mento, declara que está <<Con Lenin». Los reunidos respiran gidos de las filas del partido. En Chapaiev sólo hay una alu-
aliviados tras el momento de tensión. Aunque en 1936 cual- sión cuando, en la escena de la prueba (secuencia S) el ofi-
quier miembro del partido sabe que éste había cambiado de cial que se muestra disconforme con la táctica prevista re-
nombre en 1917, y que el partido socialdemócrata (bolche- sulta ser, precisamente, un militar del antiguo régimen: se
vique) se había convertido en el partido comunista (bol- puede comprobar por su uniforme, si bien es cierto que el
chevique), todavía persistía cierta ambigüedad para aque- encuadre nos lo muestra de perfil, de forma algo disimula-
llos que recordaran que hubo un momento en que el tér- da. De esta forma se rehúye el conflicto, mientras que en el
mino comunista se asociaba al de anarquista. En la pelícu- Lestimonio de Furmanov se hace bastante hincapié en el he-
la Chapaiev manifiesta una clara ignorancia de las sutilezas cho de que entre el momento de su encuentro con Chapaiev
del vocabulario político, pero el efecto que la secuencia en hasta su partida, la hostilidad del jefe guerrillero hacia los
cuestión persigue es disociar a Chapaiev de toda ideología ex oficiales zaristas no hacía más que aumentar, y que este
que no sea la leninista, que es la que ahora se identifica sin problema le inquietaba sobremanera. Esta modificación
dudas con la revolución. En un film contemporáneo de Liene sus motivos: cualquier alusión directa podía suscitar
Chapaiev, Los marinos de Cronstadt, su director Efim Dzi- el recuerdo de las discusiones entre Trotski y Stalin, en las
gan también difuminó las actividades de los anarquistas, que el segundo, al fin y al cabo, no había hecho más que
insistiendo únicamente en el desorden, políticamente anó- apropiarse de las ideas de su rival, incorporando a muchos
nimo, de estos revolucionarios. militares del régimen anterior.
Los Vassiliev, de todas formas, hacen desaparecer más Estos retoques tan explícitos a la historia no son ino-
cosas. Por ejemplo, no se cita para nada a Trotski a pesar centes en absoluto, pues se hacen de forma sistemática y
de que era el jefe del ejército rojo, y la acción del film se si- sin contrapartidas. Hasta se extienden a la época actual, es
túa precisamente en el momento de su mandato. En su lu- decir, a la de la realización del film: es muy sintomático,
gar se cita a su sucesor, Frunze, que en aquella época no por ejemplo, que el acercamiento entre Furmanov y Cha-
mandaba más que un frente pero que en la película es el paiev se haga cristalizar en torno a la «cuestión campe:;i-
responsable de todas las decisiones venidas de arriba; este na>>, cuando en aquellos años era básico estrechar los lazos
recurso tiene por finalidad, más que evocar su memoria, entre el campesinado y el partido a fin de llevar a buen tér-
borrar con efecto retroactivo cualquier recuerdo de Trotski mino los planes de colectivización. Es decir, que los objeti-
latente todavía en la mente del espectador. vos del film son legitimar, por una parte, el papel dirigente
Hay otro guiño a Lenin que sólo lo podrían captar los del partido, y por otra, la dictadura del proletariado. La la-
viejos militantes: cuando en la secuencia 18 el coronel toca bor de los realizadores consiguió llevar a buen puerto estas
al piano la sonata Claro de luna, que era precisamente la premisas, pues así lo atestigua el cálido aplauso que le dis-
música preferida de Lenin y sobre la cual había comentado pensaron las autoridades.
lo atroz que le resultaba pensar en los dramas espantosos A partir de aquí quizá sería útil proceder a otro tipo de
que podían estar sucediendo mientras se escuchaba tanta análisis del film para comprobar si difunde algún otro men-
belleza. Precisamente, cuando el coronel está tocando la so- saje que pudiera haber sido aceptado como refuerzo de los
nata es cuando muere el hermano de su criado. puntos de vista del régimen, aunque el contenido no visible
La película apenas hace referencia a un problema que, escapara a la voluntad de los autores o al análisis del pú-
blico contemporáneo.
84 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 85

Esquema de la construcción Chapaiev-Furmanov: seis secuencias (3, S, 9, 10,


no visible del film 12, 26).
- Ana-Petka: tres largas secuencias (7, 15, 25).
El examen de la construcción del film saca a la luz la - Petka-Chapaiev: cuatro secuencias, casi todas cortas
oposición entre dos tipos de secuencias: por un lado aque- (13, 17, 21, 28).
llas en que aparecen grupos, masas de gente y en las que - Borodzin-Potapov: cuatro secuencias (8, 11, 18, 28).
predominan los planos generales, y por otro las que inter-
vienen los personajes principales, hechas con planos próxi- Estas parejas de personajes pueden aparecer en otras se-
mos. Las primeras, de voluntad «lírica», están animadas cuencias, pero sin relevancia, siendo otros personajes los
básicamente por el movimiento colectivo de los actores, que las protagonizan: en la secuencia 25, por ejemplo, Fur-
mientras que las segundas, más «analíticas», pueden agru- manov está presente pero no interviene en su desarrollo,
parse en distintas combinaciones a partir del cuadro ad- sólo cumple una función testimonial.
junto (los números indican las secuencias en que los per- Estas parejas dan vida a cuatro narraciones que se pue-
sonajes coinciden). den aislar para estudiarlas como intrigas en sí mismas,
De este modo tenemos que, dejando aparte las secuen- independientemente de la trama del film y su línea prin-
cias 16, 20 y 25, las combinaciones más frecuentes se dan cipal. .
entre cuatro parejas de personajes: ·
l . Examinemos bajo esta perspectiva la evolución de
las relaciones entre Chapaiev y Furmanov, la «pareja prota-
¡>onista>>.
Petka Ana Borozdin Potapov En la película, estas relaciones son difíciles desde el
principio, incluso con cierta animosidad mutua, pero Fur-
13, 17,
Chapaiev
21,28
25 20 ma nov explica en su libro que se había sentido «radiante>>
de conocer al célebre Chapaiev. En la película, Furmanov es
reservado, amable, en la línea impuesta por la ideología del
Furmanov relato principal; en cambio, Chapaiev es agresivo: cuando
htrmanov se presenta apenas se gira para mirarle. Es el
principio de un auténtico duelo, una lucha por el poder.
Petka
13. 17, 21 , 7, 15,
16
l ~s ta lucha respeta al principio ciertas reglas y hábitos, pero
28 25
1'slo se rompe cuando Chapaiev irrumpe en la tienda de
Fu rmanov a propósito del incidente con el veterinario; to-
Ana 25
davía peor es cuando arrestan al teniente, ya que Chapaiev
.1111 enaza con agredir al comisario imitando a un gladiador
que se despoja de sus insignias. Hay un punto de inflexión
hf"llsco cuandó la delegación campesina viene a dar las gra-
Borozdin
( i:1s a Chapaiev; a partir de ese momento las relaciones me-
¡oran progresivamente, llegando a convertirse en hermanos
e le a rmas. Es decir, que las relaciones de rivalidad se han
Potapov 20 16
1 onvertido en relaciones fraternales.
EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 87
86 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
ciona perfectamente. Al final el padre muere ante los ojos
2. Las relaciones entre Ana y Petka también evolucio- del hijo, pero después de que éste haya sabido demostrar su
nan de un polo negativo a uno positivo. Desde el primer en- agradecimiento viniendo en su ayuda cuando ha sido mor-
cuentro entre la joven obrera y el soldado, símbolo de las talmente herido, o sea devolviéndole con su coraje y ener-
relaciones entre la ciudad y el campo, Petka quiere hacer el gía la protección que el padre le dispensó. Al contrario, las
amor con Ana, pero Ana representa la revolución conscien- relaciones entre Borodzin y Potapov, por mucho que quie-
te y por ello tiene que hacerse la virtuosa y pararle los pies ran presentarse como <<patriarcales», no funcionan ni pue-
a Petka. Le agradece que le enseñe a manejar la ametralla- den funcionar: en una sociedad «condenada por la historia»
dora, lo que para ella es muy importante, pero es sólo un no hay lugar para el papel protector del padre. A pesar de
deber. De todas formas, está claro que el chico no le desa- que lo intenta, el coronel no puede salvar la vida al herma-
grada. Las prolongadas caricias al cañón (secuencia 15) es- no de Potapov, y a resultas de ello éste se pasa al enemigo
tán claramente dirigidas a Petka, independientemente que y acaba matando al padre que no le ha protegido.
sean idea de la actriz o que obedezcan a las instrucciones
de los realizadores, que su significación sea consciente o Vemos, pues, que de forma implícita todos estos siste-
inconsciente. Además, cuando Petka parte a cumplir la mi- mas de relación entre personas se colocan bajo un concep-
sión que le han encomendado y que puede ser un peligro to familiar, y en modo alguno bajo la idea de la lucha de
para su vida, la muchacha se somete a una especie de prue- clases, que de hecho sólo está presente en el contexto global
ba ritual: querría abrazarlo antes de marchar, pero no se de la lucha entre blancos y rojos. Y por lo que respecta a
atreve y domina sus impulsos ante él; en el momento en las relaciones de clase en el campo, que en 1919 eran de
que se aleja se precipita a la ventana para seguirlo con la una actualidad candente, en el film no se comentan nunca,
vista. La música subraya la naturaleza de los sentimientos. sin duda porque se ven a través de la perspectiva de 1936.
Tras la victoria (secuencia 25), Ana y Petka han resuelto sa- En la película, las relaciones familiares <<positivas»,
tisfactoriamente este rito de «transición»: Petka no ha con- << normales», sólo funcionan en la sociedad que la historia
seguido un prisionero sino algo mejor, un aliado, y Ana ha ha dado por legítima, esto es, la de los soviets. Esta pro-
deshecho las líneas enemigas con su certera utilización de puesta tiene un doble fondo: los Vassiliev, con la bendición
la ametralladora. Cuando Ana entra por primera vez en el del régimen, juzgan la esencia de un sistema social, el bien
cuarto de los soldados para recibir la felicitación de Cha- y el mal, a partir de las reglas tradicionales de la unidad fa-
paiev, su relación con Petka puede considerarse legitimada miliar, que es el auténtico fundamento y el criterio de legi-
y no pone inconveniente en que éste la agarre por la cintu- timidad del régimen.
ra. Haciendo las veces de padre, Chapaiev da el visto bue- Esta observación puede parecer paradójica, ya que de
no a la unión cuando mira a Petka mientras está hablando algún modo constata el fracaso de las ideas de Alejandra
de Ana. El primer acto protocolario de Petka tras esta cer- Kolontai. Pero, en realidad, su significado es más grave, ya
tificación es abrirle a Ana el huevo que va a sorber en la co- que el film aporta otras peculiaridades que complementan
mida; como puede verse, el simbolismo de la situación es la imagen global de cuál era el sistema de valores adopta-
bien poco ambiguo. En resumen: esta serie de secuencias do por el régimen en la época de Stalin, sistema que no deja
pasa de condenar una relación sexual ilegítima a hacer una de ser un retroceso, parcial si se quiere, con respecto al pro-
apología del matrimonio. pugnado por la sociedad revolucionaria de 1917. Lo mismo
se puede aducir con respecto a la postura tomada con las
3-4. Las otras dos series de secuencias escenifican re- instituciones científicas y la disciplina militar.
laciones padre/hijo: una entre Chapaiev y Petka, la otra en- La cuestión de la validez de los diplomas, por ejemplo,
tre el coronel y Potapov. En el primer caso la relación fun-
88 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 89

es la causa del primer enfrentamiento entre Estado (Fur- cena de la asamblea , Chapaiev expone sus ideas sobre la
manov) y sociedad (Chapaiev). Este último piensa que con disciplina: si el jefe desobedece el reglamenlo ha de ser fu-
el triunfo de la revolución el acceso al saber es libre para silado como cualquiera, su mesa está a disposición de to-
todos, y, por lo tanto, cualquier título se puede compulsar dos, etc. Pero las imágenes del film contradicen esta profe-
sin problemas. Para un hombre del pueblo como Chapaiev, sión de fe, ya que en lo que a la mesa respecta queda cla-
veterinarios y médicos pertenecen a un mismo mundo, el ro que jefes y soldados comen separados. Más significativa
del saber, y en este mundo las funciones y competencias todavía es la actitud del comandante en la escena del mo-
son intercambiables; esto es lo que permite a Lenin, a tín (secuencia 23) . Los soldados que no quieren luchar no
Trotski (bueno, ahora a Stalin), juzgar cualquier aspecto de hacen sino repetir lo que Lenin les animaba a decir en 191 7
la ciencia, del arte, de la lingüística. Pero Furmanov le saca para que los soldados rusos confraternizaran con los ale-
de su error: los derechos no son iguales para todos, y un ve- manes . Aquí el «borrón y cuenta nueva» es absoluto, ya que
terinario no puede dar títulos de médico : «No tiene dere- en el film de los Vassiliev los amotinados son pasados por
cho.>> De esta manera queda al descubierto la ambigüedad las armas con la aprobación del espectador; además, Cha-
sobre la que la burocracia basa su poder: como el burócra- paiev aporta esta frase, que no está en el texto de Furma-
ta Furmanov es miembro del partido, esto le da derecho a nov y que toca lo más profundo de la moral tradicional:
compartir con Chapaiev la jefatura de la división, pero un «La sangre de los mejores hijos de la patria redimirá vues-
veterinario no puede jugar a médicos. La revolución ha fo- lras culpas .»
mentado la movilidad social y de funciones, pero condicio- Por otra parte, para demostrar que la ciudad tiene en
nada a la adhesión al partido; si no es así, no se permite: definitiva que hacerse cargo del campo, se procede a una
éste es el nuevo estilo . El poder nuevo se asienta sobre el sa- importante conversión. Al principio de la película, el bata-
ber antiguo, del que asimila sus apariencias: ante una pin- llón de obreros voluntarios no pinta nada: es la división de
tada en una pared que hace reír a Chapaiev, el comentario Chapaiev la que cuenta. Entre los obreros tenemos a Ana,
de Furmanov es «que la rima no está conseguida» (secuen- como símbolo de la incompetencia de los de ciudad, ya que
cia 25).1 sólo aprende a ser útil, a utilizar un arma, después de que
El paso atrás con relación a los ideales revolucionarios Chapaiev le enseñe la táctica, la estrategia. Pero al final de
se manifiesta aún más en las secuencias sobre la institu- la película, cuando el estado mayor de Chapaiev es sor-
ción militar. En su película, los Vassiliev hacen que Fur- prendido en la madrugada, el desconcierto es general, y
manov recrimine a Chapaiev el descuido de su vestimenta, hasta el propio Chapaiev se ve superado. Gracias a una con-
diciéndole que al ser el jefe debe distinguirse de los demás: versión total de papeles, es Ana, la obrera de ciudad que no
«está al mando de una división del ejército soviético». Pos- era nada al principio, pero que representa al partido, la que
teriormente, Chapaiev modifica su vestuario: los campesi- da ahora las órdenes. Vamos, que lo que tiene que hacer el
nos no lo habían reconocido (secuencia 12). Secuencias hu- campo es obedecer a la ciudad, representante del poder·
morísticas derivadas de este incidente: Chapaiev recomien- centraL
da a Petka que cuide su atuendo, y así sucesivamente. En Así, a nivel de lo implícito, nos encontramos con una
el libro de Furmanov no aparece esta preocupación por el id entificación bastante coherente con la escala de valores
aspecto externo, al contrario, se lee: <<Muy listo habría de de los blancos: redención por la sangre, mitología del sa-
ser el que distinguiera a los jefes.» Y todavía más: en la es- LTificio, disciplina militar, grados bien diferenciados, legi-
ti midad del saber institucionalizado, glorificación de la fa-
l. La vuelta a los valores tradicionales se m anifiesta a todos los niveles del film , lllilia patriarcal y legítima, obediencia al poder centraL
po r ejemplo, a través de la música . Un fondo sinfónico sirve para acompaüar todas las Nótese también que los ataques contra los «intelectuales
sensaciones: la separación , la victoria, el a mor legítim o, la muerte.
90 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

podridos», y la asimilación de los oficiales a esta intelec-


tualidad (secuencia 24), reflejan otro rasgo de la sociedad,
la «plebeyización» de las instituciones dirigentes, que es
una de las características destacadas de la época estali-
niana.2

1973-1974
CAPÍTULO 6

LEYENDA E HISTORIA: EL ACORAZADO


POTEMKIN·~<

Leyenda e historia: en el caso del Potemkin, la leyenda


ha conseguido adquirir visos de veracidad. Los detalles que
ha mantenido de la narración son auténticos en algunos ca-
sos, desde los gusanos que decoran la carne dedicada a la
tripulación hasta el gran motín, la solidaridad de los habi-
tantes de Odessa con la víctima, la represión con la matan-
za -si bien ésta no tuvo lugar en la escalinata Richelieu-,
la fuga del barco a Constanza, ,.,., incluso el paso a través del
bloqueo de los barcos «leales>> que, en un momento subli-
me, saludan al Potemkin con una salva de vítores. Y no sólo
son auténticos los detalles, sino también el espíritu que ani-
ma el film: el motín fue una rebelión de hombres humilla-
dos que delimitó el paso de la postración individual a la
exaltación colectiva a través de una toma de conciencia re-
volucionaria de las que ha habido pocas en la historia uni-
versal.l
De todas maneras, en un cuadro tan armonioso hay un
testimonio que desentona, y que procede del mismísimo Ei-
senstein: «En 1925 este episodio estaba olvidado [ ... ] Cuan-
do hablábamos de motines en el mar Negro [ ... ] se nos sa-

* «Légende et I-listoire: Le cuirassé Potemkine», Le Monde, 1976.


** Por supuesto, se refiere al puerto rumano del mar Negro, y no a la Constan-
za/Konstanz del lago del mismo nombre (Bodensee, en alemán). (N. del t.)
l. Véanse los testimonios aportados por René Girault en Sur 1905, Éditions
Champ Libre, y la naiTación de Richard I-lough, La muti11erie du cuirassé Potemki11e ,
Le Livre de Poche. James Morison prepara un texto sobre «Verdades y contraverdades
2. Sobre la época estaliniana, sus orígenes y características, véase nuestra obra La sobre El acorazado Potemki11•.
revolución de 1917, tomo II, capítulos 7 y 8, y conclusiones.
92 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO 93

caba a relucir el del teniente Schmidt en el Ochakov. El rece que ninguno de ellos ingresara en las filas de las orga-
amotinamiento del Potemkin se había borrado de las men- nizaciones clandestinas del <<partido de la revolución» ni
tes. Se recordaba poco y se comentaba menos.» Este fallo que tuvieran alguna actuación ulterior medianamente des-
de la memoria colectiva resulta sospechoso e invita a re- ta cada.
considerar algunos aspectos de la historia del motín y com- Este epílogo no aparece en la leyenda ni en los docu-
pararlos con la leyenda. mentos oficiales .
El motín, que tuvo lugar en uno de los barcos conside- En estas condiciones, es evidente que la leyenda y la his-
rados más <<leales» de la flota del mar Negro, nunca estuvo to ria oficial no podían conservar más que los momentos
vinculado a la acción directa del partido socialdemócrata, iniciales de la aventura del Potemkin. Y si la obra maestra
el cual desarrollaba en Odessa un movimiento revoluciona- de Eisenstein no la hubiera resucitado, hasta esta versión
rio de gran amplitud y el día antes del motín estaban ya en edulcorada habría desaparecido de la memoria colectiva,
la fase de huelga general. Cierto que había militantes revo- pues nada hay más cierto que las únicas historias que la
lucionarios en el Potemkin, y fueron los que dirigieron el historia conserva son aquellas que legitiman el poder de los
motín, pero ni sus esfuerzos, ni los de los delegados del par- que gobiernan.
tido socialdemócrata de la sección de Odessa que subieron
a bordo, pudieron disuadir a la tripulación de lo que ésta 1976
consideraba su objetivo prioritario, a saber: que la flota en-
tera se adhiriera a su causa. Esto quiere decir que no hubo
una auténtica coordinación entre las actividades revolucio-
narias en la ciudad y las de la marinería, a excepción de
operaciones muy limitadas, y fueron pocas las acciones
de los marinos que estuvieron bajo el control de las orga-
nizaciones revolucionarias o del partido.
Por lo demás, los marineros del Potemkin se comporta-
ron como los soldados en 1917; de origen campesino lama-
yoría, combatieron para defender valores ciertamente revo-
lucionarios, pero que no se asimilaban necesariamente a
los de esas organizaciones. Orgullosos de <<SU» barco y pro-
curando que reinara el orden a bordo (por lo menos al prin-
cipio), llevaron a cabo maniobras y cargamentos con pul-
critud, como si estuvieran haciendo una exhibición. Estos
marineros, como los soldados de 1917, querían demostrar
que no les hacían falta reglamentos disciplinarios para
cumplir con su deber o para morir.
La tradición y la leyenda han escamoteado el lamenta-
ble final del <<invencible» Potemkin: una parte de la tripula-
ción fue obligada a huir por un puñado de soldados, en
Teodosia, el resto volvió a Constanza; pero el barco encalló,
y algunos marineros sufrieron penas de destierro o cárcel,
mientras que la mayoría emigraron a la Argentina ... No pa-
CAPÍTULO 7

CRÍTICA DE LOS NOTICIARIOS.


HISTOIRE PARALLELE 1'

l. La crítica de documentos de noticiarios

La crítica social e histórica de los documentos cinema-


Lográficos se puede abordar desde varios puntos de vista, y,
sobre todo, reproducir los métodos empleados para fuentes
de otra naturaleza. En el caso de los noticiarios, por ejem-
plo, se puede hacer un inventario de los temas del año
1934, comparando la imagen de la sociedad que éstos ofre-
cen con las aportadas por otras fuentes de información.
También se pueden comparar los noticiarios sobre el na-
zismo producidos en Inglaterra y Francia, y, de este modo,
comprobar que ingleses y franceses tenían una visión dis-
1inta del régimen hitleriano: los noticiarios ingleses mos-
1raban la militarización de la infancia, la violencia policial,
los campos de concentración, mientras que los franceses es-
taban más interesados por los aspectos militares, el peligro
del rearme alemán. Es muy probable que esto haya tenido
l'Onsecuencias en las reacciones de las respectivas opinio-
nes públicas, y también podemos comprender cómo esta
representación sirvió de apoyo a aquellos que, como Wins-
ton Churchill, se declararon enemigos jurados del nazismo.
Todos estos puntos de vista son estimables y legítimos,

* «Critique des actualités, Histoire parallele». 1) •La critique des documents d'ac-
ll~:dité», en A11alyse de films, a11alyse de sociétés, Hachette, 1976; 2)
.A propos d'Histoi-
,,. para/le/e», en «Médiums, médiatisation et fanatisme•, número especial de Revue In-
,,.,,atio11ale de Psycha11alyse, 2, 1992, Éditions Eres, pp. 101-111.
98 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 99

pero siempre que se acompañen de un análisis de las pro- reconstruido o incluso si ha sido modificado deliberada-
pias imágenes. mente.
Vamos a llevar a cabo este análisis bajo tres aspectos:
crítica de autenticidad, crítica de identificación y, sobre
todo, crítica del análisis. La más importante es el ángulo de toma. Teniendo en cuen-
ta que habitualmente las productoras de noticiarios no en-
vían más que un operador con sólo una cámara, el ángulo
LA CRÍTICA DE AUTENTICIDAD de toma nos permite desvelar si un documento es auténti-
co en su totalidad, y si su continuidad se mantiene intac-
El concepto de autenticidad es en sí mismo ambiguo; ta. Como es fácil suponer, en una escena filmada con una
?Ociemos darnos cuenta de ello tomando como ejemplo dos l"mica cámara (sea una batalla, una manifestación, etc.), es
films de Georges Rouquier, Lourdes y sus milagros y Farre- imposible disponer del juego campo-contracampo, por
bique. En el primero Rouquier filma una ceremonia en la ejemplo, ver a los mismos soldados unas veces de frente y
que las personas que aparecen no saben que las están fil- olras de espalda. De esta manera podemos descubrir que
mando, y, si se enteran, tampoco cambian mucho su com- un documento sobre <<Un día de lucha en el frente occi-
portamiento a excepción de alguna mirada, un gesto furti- dental», depositado en el Filmarchiv de Coblenza, es una
vo que el montaje se encarga de eliminar. Esta eliminación reconstrucción hecha después de la Gran Guerra, rodada
es admisible si consideramos que la cámara se ha entro- L' n los mismos lugares de la batalla, a pesar de que, en ge-
metido en la ceremonia, pero no lo sería tanto si lo que neral, ofrece una notable apariencia de autenticidad. Bas-
queremos es ver la reacción de la gente ante la mirada que ta comparar un fragmento incluido en la secuencia pre-
registra su presencia. ¿Cuál es, pues, la realidad? ¿La del credits de 1914-1918. Ii'ansformation de la guerre, con los
plano-secuencia sin cortes, o el montaje de planos que re- documentos incluidos en la antepenúltima secuencia de
construye idealmente la ceremonia? He aquí el problema. csla película en la que se ve a soldados franceses e ingle-
En la segunda película, Rouquier, igual que hace Jean ses cayendo bajo el fuego de una ametralladora. Aquí el án-
Rouch en Les maítres-fous, instruye previamente a los per- gulo de la toma no cambia en ningún momento y no hay
sonajes que van a aparecer en la filmación de modo que su plano-contraplano.
conducta puede considerarse «escenificada»: ¿es por esto Otro criterio: la distancia establecida por las diferentes
menos auténtica? No lo parece. El que los personajes sean imágenes dentro de un mismo plano.
conscientes de estar actuando puede modificar su compor- Antes de los perfeccionamientos técnicos de los años
tamiento, su gesticulación, pero las imágenes llevan en sí cuarenta y cincuenta no era posible pasar, sin cortar ni
mismas un componente anímico, una interioridad que el l·ambiar la posición de la cámara, de un plano alejado a
espectador puede percibir ya que conoce las auténticas con- 11110 más próximo, es decir, variar la profundidad de campo
diciones en que se ha producido el rodaje. como hoy lo podemos hacer con el zoom. En un documen-
De lo que hemos dicho podemos establecer una premi- to de noticiario anterior a 1950, una yuxtaposición de esta
sa para juzgar la naturaleza de un documento: la presencia 1ndole sólo puede ser un efecto de montaje. Hay un docu-
de planos-secuencia o, por lo menos, de planos muy largos. lllento célebre que ilustra este razonamiento, uno america-
Sin perjuicio, por supuesto, del modo como queramos in- no sobre <<Crímenes de guerra japoneseS>>, en el que vemos
terpretar el concepto de autenticidad. l·ómo unos soldados japoneses obligan a un grupo de chi-
Pero hay otras peculiaridades que nos permiten confir- IIOS a cavar su propia tumba, y se ve cómo atraviesan con

mar, sobre todo en los noticiarios, si un documento ha sido la bayoneta a algunos. Hay un momento en que los solda-
100 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 101

dos arrebatan un bebé de los brazos de una mujer, lo lan- modo que el protagonista quede aislado, enmarcado entre
zan al aire y lo empalan vivo. Entre el plano en que arro- sombras.
jan a la criatura y el de la caída hay uno muy próximo del No todo documento oscuro y poco contrastado ha de es-
rostro horrorizado de la madre. Es evidente que este docu- lar forzosamente trucado; a veces se trata de tomas de las
mento ha sido falsificado: el inserto del primer plano da fe que se ha perdido el negativo y se han contratipado muchas
de ello. Y si repasamos la escena a cámara lenta podemos veces. Es el caso de un documento de origen japonés sobre
comprobar que el supuesto niño empalado no es más que «Mao Tsé-tung en Yennan», que a pesar de su poca brillan-
un fardo , algo que no era visible a la velocidad normal de tez fotográfica parece auténtico. El contraste entre docu-
proyección. mentos contratipados muchas veces y otros menos tocados
Tercer criterio: el grado de visibilidad de las imágenes y lo podemos comprobar en el film Les trois étapes de la ré-
su iluminación, que nos va a ser también muy ilustrativo volution chinoise , donde se incluyen por dos veces los do-
sobre las condiciones de rodaje. Un documento de noticia- cumentos sobre Yennan.
rio que siempre aparezca bien encuadrado, con perfecta de-
finición de la imagen y una iluminación uniforme, tiene
muchas posibilidades de que sea montado o simplemente Para garantizar la autenticidad de un documento sería útil
reconstruido; es muy difícil que antes del uso generalizado un buen conocimiento de los archivos cinematográficos y
del fotómetro automático las condiciones de las tomas y la sus materiales, tanto documentales como de ficción. En
iluminación fueran uniformes. Lénine par Lénine fuimos engañados por un plano de un
Cuarto criterio, el grado de dramatismo de la acción re- barco que se supone correspondía al año 1910; resulta que
presentada en la imagen, tan importante como los otros. E l el plano en cuestión provenía de un film de Donskoi roda-
curso de la historia es imprevisible, por lo que en un docu- do en 1955 en colores, pero que había sido contratipado en
mento auténtico e íntegro -un plano-secuencia sin mon- blanco y negro e integrado en un montaje existente en los
tar- tiene que haber forzosamente tiempos muertos, no archivos de Moscú: es por ello que nos confundimos y no
puede haber un ritmo en que alternen armoniosamente los supimos identificarlo.
momentos de emoción con aquellos más calmados. Un do- Este ejemplo marca la frontera entre la crítica del ori-
cumento «dramatizado» no puede ser un documento into- gen y la crítica de identificación de los documentos fíl-
cado. micos.
Quinto criterio: la calidad fotográfica del celuloide.
Cuanto más limpios y claros sean los contrastes fotográfi-
cos de un documento, más posibilidades tiene de ser au- LA CRÍTICA DE IDENTIFICACIÓN
téntico; la menor calidad de contrastes y mayor oscureci-
miento nos indican que el documento puede haber sido Es el tipo de crítica más familiar y accesible para los
contratipado y manipulado. En los documentos que mues- historiadores, economistas y demás. Buscar la procedencia
tran a Lenin en el segundo congreso del Komintern, por de un documento, fecharlo, identificar a los personajes y lu-
ejemplo, si comparamos las versiones auténticas, no mani- gares, interpretar el contenido, son prácticas habituales,
puladas (como se ven en Lénine par Lénine), y las versiones pero cuya aplicación es más delicada de lo que se piensa,
contratipadas y trucadas (las de los cortometrajes soviéti- sin que además puedan prevalecer sobre la crítica de au-
cos de la epoca de Stalin), veremos que en el segundo caso tenticidad: la gorra de aquel soldado demuestra que esta-
las múltiples operaciones de laboratorio ha permitido os- mos en 1914 o 1915, pero no en 1917, porque en esta épo-
curecer a los acompañantes de Lenin, Radek y Zimoviev, de ca todos los soldados franceses ya llevaban casco . ¿Pero de
102 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 103

qué nos sirve esta observación si quizá el plano ha sido LA CRÍTICA ANALÍTICA
rehecho posteriormente y montado con documentos autén-
ticos? El análisis de un documento no puede prescindir de la
Los materiales que pem1iten efectuar una auténtica crí- casa productora, de las condiciones de realización, su fun-
tica de identificación son escasos. Por ejemplo, en los ción, su frecuencia (si es un documento único o repetido),
archivos Albert Kahn se conservan las hojas de ruta y las su recepción por los eventuales espectadores, etc. No exis-
órdenes de misión a los operadores, pero es un caso excep- te ningún documento que sea políticamente neutro u obje-
cional y circunscrito a un material muy reducido. Lo habi- tivo: ni las decisiones tomadas por la empresa que contra-
tual es que las filmotecas tengan catálogos, ficheros y fichas ta al operador, ni la postura adoptada por el mismo opera-
detalladas en las que se describe el contenido del docu- dor son totalmente inocentes, si bien ello no implica que
mento, su procedencia, duración, etc. Las diferentes formas sean necesariamente conscientes. Una toma cinematográfi-
de catalogación no se excluyen unas a otras, y puede ser ca está tan sesgada como un escrito o un discurso; la dife-
que en algunas investigaciones no encontremos toda la in- rencia es que en el cine siempre hay algún elemento im-
formación que necesitamos. Este problema no es específi- previsto, involuntario, desapercibido.
co de las cinematecas, pues también es habitual para los 1914: el operador quiere filmar unas manifestaciones
usuarios de las bibliotecas. patrióticas en que los parisinos rompen los escaparates de
La crítica de identificación puede convertirse en un au- los almacenes Maggi, por considerarlos una empresa ale-
téntico rompecabezas. Supongamos que nos encontramos mana. La cámara ha captado el momento en que lanzan
un documento con fecha de 1926 sobre el décimo aniver- piedras contra las cristaleras, pero también se ven unas ma-
sario de la batalla de Verdún. Está claro que se trata de un nos que escamotean subrepticiamente unos botes de con-
montaje, pero ¿todos los elementos son inequívocamente serva que han caído al suelo por efecto de la agresión.
representativos de la región de Verdún? La situación puede No es habitual que consigamos reunir la totalidad de da-
complicarse todavía más si entre 1926 y 1936 aparecen do- tos que nos permitan el análisis de un documento concre-
cumentos inéditos sobre Verdún que se insertan en el mon- to, o que el análisis de un solo documento sea necesaria-
taje de 1926, y así sucesivamente. En los archivos de Wash- mente útil, pero esto no quiere decir que muchos de estos
ington se encontró un documento de origen japonés en el documentos no deban ser cotejados con los conocimientos
que se ve la flota nipona en 1937. Pues bien, este docu- tomados de fuentes de otra naturaleza.
mento ha sido manipulado. Hay un momento en el que el Ofrecemos a continuación dos ejemplos de los que no
montador necesitaba un plano de raccord, y para ello in- tenemos ninguna información precisa:
sertó un plano de detalle de un buque después de uno ge-
neral de la flota. El astuto montador había cuidado que en - Berlín, noviembre 1918. Regreso de las tropas del fren-
este plano próximo no se vieran los pabellones, pero un ex- te. Última secuencia de 1914-1918. La Grande Guerre, epi-
perto en historia naval, Jean Mathiex, se dio cuenta de que sodio de Trente ans d'Histoire. Archivo de Coblenza. Origen
el barco en cuestión no era japonés, sino estadounidense, y desconocido.
pudo denunciar el engaño. En su libro Compilation Films, Este documento constituye por sí sólo una pequeña re-
Jay Leyda aporta varios ejemplos de errores de identifica- volución historiográfica. Tiene fecha del 18 de noviembre y
ción debidos a la imposibilidad de encontrar el documento muestra la alegría de la población de Berlín ante la llegada
original y concretar su procedencia. de los soldados del frente; de los barrios periféricos al cen-
tro de la ciudad, la gente los recibe con flores. La mucha-
cha que canta y dirige a un coro de jóvenes soldados tiene
104 HISTORIA CONTEMPORÁNE A Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 105
unas notables reminiscencias del ambiente de julio de 1914, bena que de manifestación política. No hay eslóganes ni
cuando los combatientes partían hacia el frente con una discursos, sólo se canta y se gesticula. Los que no partici-
flor en el fusil. Y es que la población, intoxicada por infor- pan activamente contemplan el espectáculo.
maciones emitidas por las autoridades civiles y militares, Estas escenas se deben comparar con las manifestacio-
no ha comprendido qué significa el armisticio: no tiene ni nes comunistas del primero de mayo de 1929 en Berlín (en
idea de que Alemania ha perdido la guerra. Los alemanes el mismo film) .
no son conscientes de la derrota, ni de que el territorio na- - Leni Riefenstahl: El triunfo de la voluntad, 1935. Se-
cional ha sido invadido; simplemente están felices porque cuencia: <<Camarada, ¿de dónde vienes?>>
la guerra ha terminado. Reportaje de propaganda que en algunos momentos fue
Este documento nos va a permitir hacernos una idea de escenificado exprofeso para el rodaje, por ejemplo, en esta
la gran desilusión que se producirá cuando los alemanes secuencia en que actores representando a militantes nazis
comprendan lo que significa el armisticio, y la ocupación contestan a la pregunta en cuestión; este film debía ser
extranjera haga tangible la derrota. La rabia de la nación va exhibido a las autoridades alemanas y extranjeras, así como
a estar a la altura del tremendo desfase existente entre la a los miembros del partido . De todas formas la asistencia
infundada alegría que muestran las imágenes y la amarga, no era obligatoria, como sí lo fue en 1940 con las proyec-
pero todavía desconocida, realidad. La imagen demuestra ciones de Jud Süss. El propósito del film era doble: de una
aquí su condición de «revelador» sin parangón, pues con- parte, «mostrar a los nazis la cohesión del partido, lo cual
frontada con los documentos escritos nos ofrece una reali- era más que necesario después del asunto Rohm, y darles a
dad muy diferente a la reflejada por las fuentes tradiciona- conocer a sus jefes, que dirían algunas palabras y así los
les. La comparación entre los testimonios aportados por las alemanes los podrían identificar>>; por otro lado, el segun-
diferentes clases de fuentes nos permite arrojar nueva luz do objetivo era impresionar al extranjero.
sobre el origen de las reacciones que seguirán y que ali- Al principio del film los preparativos del Congreso son
mentarán la reacción nacionalista. dominados por la imagen del avión del führer que descien-
- 1927. Desfile de nazis, archivo de Coblenza, 1 minu- de de los cielos como si fuera un dios; esta idea es retoma-
to 10 sobre 4 minutos de 1933: Comment l'Allemagne est de- da al final, pero bajo otra forma: Hitler sólo habla al atar-
11 1'
venue nazie. decer, cuando el sol se pone, y cuando acaba su discurso se
Filmado con propósito desconocido, aparentemente por encienden las antorchas. El fulgor de estas luces en la no- 1
los propios nazis, este documento no forma parte de nin- che redondea la impresión causada al inicio por su descen-
gún noticiario. so del cielo.
Ambiente campechano, alegre y sin malicia, que con- En esta secuencia, los jóvenes nazis se agrupan en ma-
trasta con manifestaciones similares de 1931 o posteriores. cizos bloques cuadrados y rectangulares, de modo que
Participa gente de todas las edades, pero hay un predomi- crean algo así como la imagen invertida de la República de
nio de juventud. El desfile penetra en el centro de Nurem- Weimar: fuerza, unidad, cohesión.
berg, donde todas las calles están engalanadas con bande-
rolas y se respira una atmósfera festiva. A Hitler se le ve de - La fuerza, pues la imagen nos muestra un ejército.
pie en un coche, pero no se aprecia protocolo, no está ais- - La unidad, porque cada uno de los camaradas reco-
lado del grueso de los participantes, que le echan flores y él noce su lugar de origen pero se tiene un especial interés en
se las echa a ellos. A su paso hay mocitas vestidas de blan- meter en cuadro a aquellos de regiones fronterizas o irre-
co que le dan ramos y le saludan con la tradicional genu- dcntas: Schleswig, Silesia, Sarre, etc.; es decir, hay una clara
flexión, pero sin afectación. El desfile tiene más aire de ver- vo luntad de apelar a la reunificación de la Gran Alemania.
106 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 107

La cohesión, y no la dispersión en facciones políti- aparecen durante el programa constituyen una interpreta-
cas: todo el grupo es uniforme. ción más allá de la realidad, pero esta sobreinterpretación
no supone decir cualquier cosa. Tenemos en ella un punto
El análisis de los documentos en sí, sin montar, es to- de encuentro entre el historiador y el analizador, el cual
davía más eficaz si procedemos a compararlos o reunirlos también debe considerar el problema de dónde cortar.
en «Series». La comparación entre los dos documentos pre-
cedentes ya constituye un ejemplo de serie corta que nos re- Marc Ferro: Las imágenes emiten una especie de ener-
fleja el cambio de relaciones entre las jerarquías nazis y sus gía de información, que debe ser amaestrada como si fuera
hombres. De la misma forma, podemos comparar la mar- un animal. Lo que impresiona es la fuerza de las imágenes,
cha a la guerra de los soldados franceses en 1914 y en 1939, de las voces o de la música, por lo que no se puede inten-
lo cual nos sugiere una profunda reflexión sobre el patrio- tar la lección magistral, ya que no sería admitida. Hay que
tismo y el pacifismo en toda su realidad, y no simplemen- partir de las imágenes, de lo que dicen, aunque parezca in-
te en la forma como se expresaba en la vigilia de ambas creíble; esto es lo primero. Un ejemplo: quizá usted se
guerras .! acuerde de uno de los primeros programas en los que se ve
el frente germanosoviético, con los cañones rusos que dis-
1976 paran. Son escenas anónimas como las que se ven todas las
semanas y que nos pueden sugerir el siguiente comentario:
<< Fíjate, en un plano que abarca unos ochocientos metros
2. A propósito de Histoire parallele hay seis cañones, es decir, uno cada cien metros en un fren-
te de tres mil kilómetros. Cinco minutos después verás que
ENTREVISTA A CARGO DE VIVI PERRAKI, CLAUDE R.ABANT en el frente alemán tienen menos cañones.» Es mejor que
Y HECTOR YANKELEVICH una estadística. Si yo le digo que la URSS había producido
dos o tres veces más aviones, cañones y tanques que los ale-
Rector Yankelevich: Aprendo mucho con sus progra- manes, usted no me creería; viendo estas escenas compro-
mas, tanto por el contenido como por la metodología. Por bará que tengo razón. De golpe, una información estadísti-
ejemplo, usted dice que el viraje decisivo de la guerra no ca dudosa se hace verosímil. Si después de la segunda gue-
tuvo lugar en Stalingrado, sino mucho antes, en Moscú. Me rra mundial, en plena guerra fría, yo le digo que la teoría
parece una teoría de gran importancia histórica. También de que los rusos vencieron a los alemanes gracias al arma-
es importante el hecho de que los ataques aéreos alemanes mento angloamericano es un invento de los Estados Uni-
a Inglaterra tenían al principio como objetivo los aeródro- dos, probablemente tampoco me creerá. Pues fíjese otra vez
mos, y fue más tarde cuando Hitler comenzó a bombardear en esas imágenes y compruebe que entre los cañones no se
Londres, para que los ingleses perdieran la moral, y por un ve ni un jeep, ni un avión inglés, y que todo es ruso, como
sentido del prestigio. Y aquí es donde se pierde. Esta ob- realmente era, por lo menos hasta septiembre de 1942 (las
servación tiene especial importancia en el campo de la sub- imágenes corresponden a abril de ese año). Esto le permi-
jetividad en historia y en cuanto a la manera en que los te darse cuenta de la potencia industrial soviética y también
acontecimientos se deciden. Esas soluciones de continui- de los errores estratégicos de Hitler, el cual creyó, por ejem-
dad que usted introduce en el texto de los noticiarios que plo, que no se podrían trasladar las fábricas.
Es decir, que hay que partir de una imagen para estable-
cer la credibilidad teórica de un supuesto histórico. Si yo le
l. Para un análisis más co mplejo que ponga en entredicho el saber tradicional,
véase el anterior capítulo, • El film, ¿un contraanálisis de la sociedad? ».
dijera al principio: <<Hoy vamos a ver la batalla de Stalin-
108 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 109
grado, y aunque parezca que los alemanes estén mejor ar- citan. Aquí hace falta un trabajo de toma de posición con-
mados, en realidad los rusos lo están mucho más de lo que sistente en cruzar testimonios. Si siempre soy yo quien
usted cree», seguramente esta suposición habría pasado de- dice: no se habla de las matanzas en Grecia, no se habla de
sapercibida. Es decir, hay que partir siempre de las imáge- las matanzas en Yugoslavia, no se habla de las matanzas de
nes. En una próxima entrega le diré: «¿Se acuerda de que judíos, etc., llegará un momento en que no resultará creí-
los alemanes decidieron bombardear Londres en vez de los ble. Mi «táctica», si la quiere llamar así, es dejar que lo diga
aeródromos? Pues ahora verá cómo los ingleses deciden el indignado interlocutor. Es un juego dialéctico entre él
bombardear Colonia en vez de las fábricas. ¿Por qué? Pues y yo.
porque piensan que ya se anuncia la derrota de Alemania, Tercer punto importante: en cada programa, y cada vez
y por ello atacar a la población civil es una forma más de más, intentamos encontrar interlocutores que aporten infor-
bajar su moral.» Es decir, que lo que intento siempre es po- maciones inéditas. ¿Inéditas para quién? Sabemos que un
ner en situación las informaciones: los flashbacks teóricos, 50 % de los espectadores son seguidores habituales, y entre
o mejor dicho, analíticos, proceden de esas imágenes. ellos más de la mitad ha vivido esos años; tienen una idea
Segunda puntualización. La dificultad principal radica global, pues. Pero aunque conozcan los datos básicos, tam-
en que los noticiarios, las imágenes, no dicen toda la ver- bién <<saben que no saben», es decir, que no han llegado a
dad, como es de esperar; lo que hacen es propaganda, y hay entender bien mucho de lo que ha pasado. A esta clase de
varios tipos de propaganda. Los alemanes recurren al exor- espectador no es necesario repetirle lo que todo el mundo
cismo. Cuando tienen algún problema con las vías férreas sabe, pero al espectador más joven se le debe explicar, por
-sabotajes de la Resistencia, por ejemplo-, muestran un ejemplo, qué pasó en Argel en noviembre de 1942. Es ne-
reportaje sobre los ferrocarriles de Bretaña, en los que todo cesario, pues, que dé elasticidad a mi explicación para que
funciona a la perfección. Esto quiere decir que, en realidad, pueda llegar tanto a la persona informada como al neófito.
hay problemas. Lo he podido comprobar releyendo una his- Hay que buscar un interlocutor que suministre informacio-
toria de la Resistencia, en la cual se afirmaba que ese mis- nes nuevas a los espectadores enterados, pero que al mis-
mo mes se habían hecho saltar trenes en Bretaña. La téc- mo tiempo interese a los que no conocen el asunto y a los
nica nazi es la del exorcismo: en vez de evitar el problema que esa información inédita les pasará, sin duda, desaper-
se le anula, se le aplasta, se le niega; para un historiador es cibida. Un ejemplo: hace ocho días encontramos a una per-
casi un juego de niños descubrir las dificultades del Reich sona que acompañó a Bonnier de la Chapelle, el hombre
a través de sus noticiarios. Con los rusos es diferente, y que ejecutó al general Darlan, Jean-Bernard d'Astier de la
también con los ingleses ... , pero siempre teniendo en cuen- Vigerie, el hijo de Emmanuel. Nos ha explicado cómo su tío
ta que la información suministrada tiene por objeto «refor- Franc;:ois vino desde Londres, después de haber visto a De
zar la moral », imprimir confianza, desfigurar o hipertrofiar Gaulle, y le dijo a su hermano en Argel algo que él no con-
las victorias. Por ello los noticiarios nunca dicen toda la siguió entender; al salir de la habitación el conde de París,
verdad, ni siquiera si tomo varios y los complemento unos que estaba con su tío, comentó: <<Ahora vamos a matar a
con otros . Hay cuestiones que nunca se tocan: por ejemplo, Darlan .» Esta declaración era dinamita, ya que los gaullis-
ni unos ni otros se plantean el problema de los judíos. La tas siempre dijeron que De Gaulle estaba al margen, los an-
dificultad consiste en desvelar y definir los vacíos, o lo que tigaullistas que había sido un complot monárquico, etc.
es lo mismo, decir de qué no están hablando. Si los trenes Pero al que no sabe de qué va esta historia, le trae sin cui-
saltan por los aires, en la pantalla vemos trenes que mar- dado si fue Franc;:ois el que dijo a Henri lo de matar a Dar-
chan a todo gas: esto es fácil. Pero de los judíos que de- Jan, o si fue Henri quien se lo dijo a Franc;:ois; para él esta
portan, ni rastro. Tampoco los americanos y los ingleses los disyuntiva no tiene ningún sentido. Pero es importante;
110 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 111

¿cómo hacérselo comprender? Hubo un momento en que grafía que tengo siempre a mi disposición la participación
d'Astier me dijo: «Como su revólver no funcionaba le dejé italiana en la guerra, concretamente el período reproduci-
el mío.» Le interrumpí: «¡Por ahí tenía que haber empeza- do en el noticiario. Una vez informado sobre los hechos, re-
do! ¡Ahora le escucharán los espectadores!» Y entonces si- viso las imágenes y veo que el paisaje por donde se mueven
guió: «Yendo por el bosque, antes de llegar a Argel, probó los italianos no muestra la menor señal de violencia bélica:
su revólver y no le funcionaba. Yo no sabía qué hacer con hay flores, árboles, todo intacto. Conclusión: se trata de
el que me acababan de dar y se lo dejé.» Pregunto yo: «¿Sa- maniobras. El noticiario quiere echar un capote a los ita-
bía usted para qué era?» «Para matar a Darlan.» Sólo des- lianos, que, en realidad, han sufrido una de sus habituales
pués de esto ha empezado a hablar de Franc;ois y lo demás. derrotas, a base de montar planos rodados fuera del cam-
Siempre que se hace una entrevista hay que contar con que po de batalla. Si detengo la imagen veo los árboles perfec-
hay varias clases de públicos. ¡Habrá follón con este pro- tamente conservados, lo cual delata que ahí no ha habido
grama, ya lo verá! un auténtico combate, sino simplemente maniobras. No
Otra entrevista igualmente interesante fue la del fotó- dudamos que hayan tenido lugar en territorio ruso, pero
grafo de la batalla de las islas Salomón. No era un perio- desde luego a más de cincuenta kilómetros del frente. He
dista ni un estudioso, no podía explicar nada, pero estaba aquí cómo a través de las imágenes puedo abordar un pro-
en primera línea con su cámara y fotografió toda la guerra blema de fondo.
en el Pacífico. Teníamos que hacerle decir cosas que nos re-
flejaran la auténtica naturaleza de la batalla del Pacífico, Hector Yankelevich: Lo que usted hace en televisión es
algo que no es lo que se dice simple. Por decirlo de algún precisamente enseñar cómo se debe tratar la televisión, o
modo, es como en 1914-1918, cuando los americanos pen- sea, pedagogía televisiva en la misma televisión. No meter
saban combatir con armamento pesado y se encontraron en la imagen a palo seco, sino trabajarla, compararla -en-
una batalla tipo Verdún. No se esperaban nada de esto; al frentar unas imágenes con otras-, hacerle la disección,
final acabaron combatiendo a la bayoneta. Todo esto hubo pero, sobre todo, hacerla cuadrar con los textos. Lo contra-
que sonsacárselo; yo no me invento las declaraciones. En rio de una hipnosis.
consecuencia, con cada interlocutor es necesario un traba-
jo concienzudo para que aporte sus vivencias más intere- Marc Ferro: ¡Por supuesto! Pero al principio recibí car-
santes. las con insultos. En 1990, como presentaba con frecuencia
no ticiarios alemanes -que al fin y al cabo son los mejores
Hector Yankelevich: ¡Verdaderamente, lo que hace us- y más completos-, me han dicho: «Su trabajo es innoble.
ted es darnos una lección de cómo tratar la imagen! Pre- Lo que usted hace es reproducir propaganda nazi, y como
para unos diálogos que van a crear las condiciones de es más fuerte que usted, ¡acabará volviendo nazi a la gente!»
«puesta en escena» necesarias para que la verdad surja de En realidad ya conocía esta polémica, pues hace unos quin-
la imagen ... ce años, cuando empecé mi seminario sobre historia y cine,
hice un ensayo sobre Jud Süss, y al exhibirla en Nantes fui
Marc Ferro: Le voy a poner otro ejemplo. Pero uno insultado y agredido; ¡sólo por exhibirla! Éste es un fenó-
muy reciente, pues no me puedo acordar de todos los pro- meno que los psicoanalistas deberían estudiar: el solo he-
gramas ... En el curso de la campaña de Rusia, los noticia- cho de mostrar algo o hablar de ello es tomado en seguida
rios alemanes presentan una ofensiva italiana. Pero yo sé por una legitimación o justificación. Cuando saqué mi libro
-¡exorcismo!- que si sacan a los italianos es porque han sobre Pétain, los petainistas estaban inquietos, desconfia-
sido derrotados. Entonces consulto en la abundante biblia- dos, agresivos. Después de leerlo me escribieron: «Ha sido
112 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 113
usted bastante honrado, pero comprenderá que no estemos nazis a la URSS. Aquí se carga usted varios tópicos histo-
de acuerdo, etc. » Lo han comprado, vamos, al contrario riográficos.
que los de la Resistencia. Yo fui de la Resistencia, estuve en
el maquis, y así lo digo en la introducción, pero está claro Marc Ferro: Bien, en realidad es más complicado. En
que a la izquierda no le ha entusiasmado el libro. Se ha cierto modo, los alemanes han tenido que justificar su agre-
vendido más en la «zona ocupada» que en la «Zona libre», sión a la URSS diciendo: <<Atacamos para que los soviéticos
donde parecía que iba a tener más audiencia .. . ¡En fin!. .. En no nos ataquen primero. >>Pero cuando Goebbels decía esto,
Vichy me invitaron a dar una conferencia sobre el libro, y ignoraba la realidad. Lo decía para intoxicar a la opinión
el ayuntamiento se negó a cederme una sala en la bibliote- pública, ¡y no se daba cuenta de que correspondía a la
ca municipal. La asociación de ex resistentes de Vichy ha- realidad! El único fallo es que Stalin tenía previsto atacar
bía sentenciado: «Hablar de Pétain es darle nueva vida. No en 1943, a lo mejor en 1942, ¡pero no en 1941! Un signo de
queremos conferencias sobre Pétain» , y por ello el alcalde es ta <<premeditación>> estaliniana, sobradamente conocido
Malhuret no nos dejó alquilar la sala de actos. Con los no- pero no bien estudiado, es la resistencia de los grupos ex-
ticiarios de Ristoire parallele, tres cuartos de lo mismo: los tranjeros en la Francia de 1941. Que uno o dos meses des-
espectadores me han dicho de palabra y por escrito que era pués de invadida la URSS una serie de bandas armadas
una vergüenza exhibir documentales alemanes. puedan organizar acciones tan bien conjuntadas en dife-
rentes zonas, hubiera sido imposible si estas acciones no
Claude Rabant: ¿Qué querían decir con eso de que las hubieran estado un tanto <<premeditadas>>. Esta simultanei-
imágenes eran «más fuertes que usted»? dad de actuación no se prepara en tan poco tiempo: en Ar-
gelia, por ejemplo, cuando tuvieron lugar los aconteci-
Marc Ferro: «Las imágenes son más fuertes que yo» ... ; mientos de noviembre del 54, el FLN ya preparaba accio-
para la mentalidad de la persona que me insultaba, quería nes desde tiempo atrás. Que no se había reparado en este
decir: «La propaganda nazi dispone de tal poder de fasci- signo lo demuestra la voluntad del Komintern de preparar
nación que difícilmente podrás tú, ¡profesorcillo infeliz!, 1m <<Octubre europeO>>. Este concepto, que hemos desvela-
con tus comentarios, contrarrestar su eficacia. » Estas per- do en nuestro programa, es tan nuevo como importante: así
sonas me consideraban un incapaz que dejaba en ridículo como la primera guerra mundial había traído el <<Octubre
la postura antinazi, la crítica del nazismo. ¡Además daba a rusO>> , la segunda traería el <<Octubre europeo>>. Nuestro
entender que el espectador quedaba fascinado por el docu- descubrimiento ha tenido una gran repercusión.
mento!
Rector Yankelevich: Es una tarea de reescritura de la
Vivi Perraki: No se creían lo de que la imagen puede hi storia, en la que se remodelan elementos históricos bási-
ser amaestrada.
l"OS del siglo xx.

Marc Ferro: ¡Exacto! Marc Ferro: Completamente. Se debe a la intervención


de Jan Zamoiski.
Rector Yankelevich: Usted ha demostrado cosas
muy importantes. La primera, que Stalin se preparaba Rector Yankelevich: El estilo individual de los noticia-
para la guerra, pues de no haber sido así no podría haber !ios alemanes, franceses, ingleses, japoneses, americanos,
tenido listas las fábricas en Siberia un año y medio des- lo rma cuerpo también con su correspondiente contenido.
pués para poder responder al <<ataque traicionero» de los
114 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 115
Marc Ferro: Sí. Se observa, bastante acentuado, el ra-
cismo de los americanos al hablar de los japoneses, el de los americano, siempre conformista y controladísimo; pero en
L946 todo cambia. Con la literatura pasa algo parecido:
ingleses cuando hablan de los italianos, y en el caso de
los alemanes es curioso que nadie habla, ni siquiera Hitler. en 1943 las novelas de Simonov muestran a soldados que
El discurso nazi está completamente domesticado: no hay no acaban de creer en el «genio de Stalin», que ponen en
posibilidad de error. Los alemanes son los únicos que ha- duda a este dios omnisciente y la forma como lleva la gue-
bían afTontado con rigor la información; los demás proce- rra. A partir de 1946 todo vuelve a sus cauces, el poder se
dían de forma mucho más empírica. Los alemanes trans- hace de nuevo con el control de la sociedad.
form a ban las informaciones en auténtico cine, en películas
de verdad del principio al fin; como si se tratara de un wes- Rector Yankelevich: Parece que el gobierno de Vichy
tern , los noticiarios nazis tienen ritmo, acaban con una era más bien discreto en estas cuestiones.
fuerte escena antirrusa o antiinglesa, y todo ello potenciado
por una música enfática y obsesiva. Hay una completa ela- Marc Ferro: Totalmente. Ya me lo comentó una histo-
boración, algo que no se ve en los noticiarios ingleses y riadora de la India, a la que invité porque en un noticiario
americanos. En realidad, lo de los documentales america- norteamericano había un documento sobre la agitación en
nos es todavía peor: por una parte son de lo más democrá- la India después de la detención de Gandhi. Tenga en cuen-
tico, pues son los únicos que incluyen críticas abiertas al ta que los ingleses no hablaban nunca de la India, pero los
gobierno (incluso un llamamiento a la huelga en vísperas de americanos sí. Vimos también un noticiario de los tiempos
la guerra), pero al mismo tiempo son los más censurados, de Vichy, y ella me comentó: «Es curioso, este noticiario es
pues no se ve ninguna actividad bélica: marina, aviación e francés pero no lo parece. Son escenas anónimas que po-
infantería no filtran ninguna información, se guardan todas drían pasar en cualquier sitio; eso que explica del abasteci-
las imágenes para su propio consumo, y en los noticiarios miento sería igual en Viena o Roma. Son imágenes sin
Paramount, Universal, etc., no aparece nada. Hubo hasta identidad.» Es cierto. Además, desde el punto de vista téc-
campañas de prensa contra las grandes productoras por la nico, material, un tercera parte de los asuntos están toma-
escasa dimensión informativa del cine. De ahí el interés de dos de los noticiarios alemanes, lo que nos supone un pro-
mi testigo: «¿Eran para la Paramount aquellas fotos?» blema para los programas: si una semana pasamos, por
«¡Qué va! ¡Eran para la marina!» A cambio, el cine alemán ejemplo, el Wochenschau número 634 no hay ninguna ne-
utilizaba la marina y el ejército para adoctrinar a la reta- cesidad de pasar el noticiario francés del INA la semana si-
guardia. Los rusos, por su parte, presentan la vida en la re- guiente porque nos vamos a encontrar con las mismas no-
taguardia, las condecoraciones, todo va bien, tranquilidad ticias. Así y todo, al principio sí lo hacíamos, explicando
absoluta, con alguna escena de guerra, claro ... El rasgo más que esto «demostraba el nivel de dependencia de los noti-
característico del cine soviético durante la guerra es que, al ciarios franceses con respecto a los alemanes>>, pero no se
quedar inutilizados los grandes estudios, los cineastas fue- puede hacer lo mismo siempre. Y aún hay más: los noti-
ron más libres que nunca y mostraron escenas insólitas. ciarios fTanceses tiene una predilección por temas inocuos,
Hasta hay films de ficción con mujeres que mantienen re- como el ciclismo o el boxeo ... ; y si hay algún aconteci-
laciones sexuales con los alemanes, algo que los americanos miento relacionado con el cine, se le da un cierto énfasis
no habrían tolerado jamás, ¡los muy puritanos! Y no hable- porque saben que nos gustará ver a Viviane Romance o
mos de algunos films (dos o tres) que presentan a ucrania- Jean Gabin. ''' Igual que si aquella semana una delegación de
nos o rutenos colaborando con los nazis. El cine soviético • El nombre de Gabin sirve como arquetipo de actor popular, pero es difícil que
de los años 1943, 1944, incluso 1945, es más libre que el apareciera en documentales del gobierno de Vichy ya que desde 1941 estaba exilado en
Estados Unidos. (N. del t.}
116 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 117

actores franceses visita Berlín, ahí darán preferencia a las prensión histórica y de tratamiento de las imágenes no era
noticias francesas sobre las japonesas. nulo en absoluto. Pero es evidente que para un realizador,
o para un director de programación, esta serie no estimu-
Vivi Perraki: Sobre el origen de esta serie, ¿qué razones laba el menor interés. Podríamos decir que era la <<Ceni-
le han llevado a trasplantar a los medios de comunicación cienta» de la cadena; al principio se la miraba con resigna-
su trabajo con documentos y archivos? ción y desprecio. No se le hizo ninguna publicidad, duran-
te un año y medio nadie habló de ella. Ahora es diferente;
Marc Ferro: Esta serie tiene su origen en una idea de los periódicos la comentan y el número de seguidores va en
Louisette Neil, que hace cuatro años hizo un programa aumento. Pero los directores de programación no acaban
para Antenne 2 que se titulaba L'Histoire commence a 20 de admitir del todo que la televisión pueda ser de calidad
heures. Su idea era una serie que mostrara cómo la infor- sin que esta calidad tenga que partir forzosamente de la es-
mación televisada no es nunca realmente explícita. Para tética -y no del conocimiento- y de la comprensión del
ello presentaba los reportajes sobre terrorismo am1enio mundo y su historia. Prefieren un buen reportaje, una en-
emitidos entre 1973 y 1987, y yo los comentaba en off, es- cuesta, un film de montaje efectista. Cuando hace ocho
tableciendo a partir de la historia de Armenia y de los ar- años hice con Jean-Paul Aron la serie sobre historia de la
menios una relación con las acciones terroristas actuales. medicina, había sin duda un mayor componente creativo,
Por ejemplo, se veía el ataque al representante turco en una mayor complejidad y sutileza en el aspecto de cons-
Lausana, y yo apuntaba: <<¿Por qué en Lausana? Pues por- trucción cinematográfica. Pero este tipo de programa,
que allí se firmó el tratado que anulaba las cláusulas del de Histoire parallele, tiene unos valores completamente dife-
Sevres, etc.» Lo que hacía yo era llenar de información rentes.
aquellos puntos que carecían de ella. Se llegó a hacer un
primer programa, y los armenios lo vieron, pero no hubo Hector Yankelevich: Hay cosas que nunca se habían
un segundo por cambios en las directrices de la cadena. visto.
Después de esta experiencia, Louisette Neil tuvo la idea
de hacer la <<Historia paralela» de la segunda guerra mun- Marc Ferro: Más que lo nunca visto, también hay lo
dial, en la que se compararía la propaganda francesa y la que no se ha <<Sentido». Hasta ahora los films históricos
alemana, después añadir la inglesa, y seguir con otras. Pen- eran obras de montaje o de ficción reconstituida. En esos
samos que esta serie podría durar ocho meses. Louisette films la guerra dura dos horas: en este plazo de tiempo una
Neil recurrió a mis servicios porque sabía que estaba acos- mujer pierde a su hombre, se enamora de otro, llegan los
tumbrado a confrontar el discurso de la imagen con el de alemanes, se van los alemanes; todo despachado en un par
otras fuentes de información. Ella quería iniciar la serie en de horas. A cambio, en nuestro programa la historia tiene
septiembre de 1989, para coincidir con el cincuentenario el ritmo de la vida, semana tras semana, es la historia en
del comienzo de la guerra; la Sept aceptó el proyecto, pero tiempo real. El espectador revive la historia. Por la calle me
creo que sin excesivo entusiasmo. Desde el punto de vista he encontrado a gente que me querían abrazar, porque les
de la estética cinematográfica, no puede decirse que fuera había hecho revivir su adolescencia. Es decir, que no es so-
un programa vanguardista: se pasa un noticiario, se com- lamente comunicar unos conocimientos, una información,
para con otros, y salgo yo con un invitado. Desde luego, el sino también unos sentimientos: recuerdos, nostalgia, soli-
nivel de creatividad estética o artística era nulo. Los direc- daridad. Y establecer un paralelismo entre pasado y pre-
tivos de la cadena no se dieron cuenta al principio, ni si- sente.
quiera nosotros, de que desde el punto de vista de la com-
118 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

Vivi Perraki: Para acabar, ¿cómo definiría a los lecto-


res, de la forma más concisa posible, la motivación funda-
mental de Histoire parallele?

Marc Ferro: Como un análisis crítico de la historia. De


la historia y de lo vivido. Repasamos los archivos, pero
siempre explicando lo que ha pasado. Se cotejan los docu-
mentos, pero siempre ante testigos: nos interesa el análisis,
la memoria, lo vivido. Análisis del pasado, memoria del pa- CAPÍTULO 8
sado, vida en el pasado; pero siempre en relación con el
presente, buscando los orígenes de nuestro tiempo. LOS CAMPOS DE TRABAJO EN LA URSS,
UNA BRECHA EN LA INFORMACIÓN*
1992

El pase por la televisión francesa de un documental ro-


dado clandestinamente sobre los trabajos forzados en la
URSS ha suscitado reacciones tan significativas como el
propio documental. El partido comunista francés no se ha
adherido a las tesis soviéticas de «burdo engaño» y ha con-
denado la existencia de campos de trabajo sin preocuparse
de la autenticidad del testimonio .
De nuevo nos encontramos con un documento fílmico
que abre una brecha en el sistema estanco de la informa-
ción tradicional. Frente a la información y la cultura tradi-
cionales que controlan las clases dirigentes, el PCF se ha
formado su propia contracultura, con un arsenal propio de
teorías, creencias, certezas. La imagen ha resquebrajado
este sistema.
Y cada día abriría nuevas brechas en cada sistema de in-
formación si la televisión no estuviera tan teledirigida, val-
ga la redundancia, y representara a la sociedad francesa de
una manera menos aséptica, menos sometida a los intere-
ses establecidos; en resumen: si fuera más libre.
Todo campo de trabajo es un crimen contra la humani-
dad. Viendo el que concentra a estos prisioneros soviéticos,
una <<colonia penitenciaria>> cerca de Riga, no parece que
sea mucho más horrible de lo que hemos visto en Chile, en

* «Les camps en URSS, une breche dans l'information», Le Monde Diplomatique,


enero de 1976.
118 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

Vivi Perraki: Para acabar, ¿cómo definiría a los lecto-


res, de la forma más concisa posible, la motivación funda-
mental de Histoire parallele?

Marc Ferro: Como un análisis crítico de la historia. De


la historia y de lo vivido. Repasamos los archivos, pero
siempre explicando lo que ha pasado. Se cotejan los docu-
mentos, pero siempre ante testigos: nos interesa el análisis,
la memoria, lo vivido. Análisis del pasado, memoria del pa- CAPÍTULO 8
sado, vida en el pasado; pero siempre en relación con el
presente, buscando los orígenes de nuestro tiempo. LOS CAMPOS DE TRABAJO EN LA URSS,
UNA BRECHA EN LA INFORMACIÓN~<
1992

El pase por la televisión francesa de un documental ro-


dado clandestinamente sobre los trabajos forzados en la
URSS ha suscitado reacciones tan significativas como el
propio documental. El partido comunista francés no se ha
adherido a las tesis soviéticas de «burdo engaño>> y ha con-
denado la existencia de campos de trabajo sin preocuparse
de la autenticidad del testimonio.
De nuevo nos encontramos con un documento fílmico
que abre una brecha en el sistema estanco de la informa-
ción tradicional. Frente a la información y la cultura tradi-
cionales que controlan las clases dirigentes, el PCF se ha
formado su propia contracultura, con un arsenal propio de
teorías, creencias, certezas. La imagen ha resquebrajado
este sistema.
Y cada día abriría nuevas brechas en cada sistema de in-
formación si la televisión no estuviera tan teledirigida, val-
ga la redundancia, y representara a la socieda~ francesa de
una manera menos aséptica, menos sometida a los intere-
ses establecidos; en resumen: si fuera más libre.
Todo campo de trabajo es un crimen contra la humani-
dad. Viendo el que concentra a estos prisioneros soviéticos,
una «colonia penitenciaria» cerca de Riga, no parece que
sea mucho más horrible de lo que hemos visto en Chile, en

* •Les camps en URSS, une breche dans l'information•, Le Monde Dip/omatique,


enero de 197 6.
120 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 121

Alemania, en España. Si le hemos dado más importancia es nas, algunas «Vacías», otras representativas, y luego yuxta-
porque los dirigentes soviéticos, encerrados en un férreo puestas, ofrece la demostración suplementaria de que no ha
código conceptual y verbal, han repetido hasta la saciedad sido revisado ni corregido después del trabajo de labora-
que en la URSS no había presos políticos, y con este docu- torio.
mental se ha demostrado lo contrario; es la prueba de que Documento <<en brutO>>, y por tanto auténtico, realizado
mentían. Los comunistas franceses han comprendido que en condiciones precarias como dan fe los temblores de la
en la época de la imagen ni instituciones ni oposición pue- cámara antes y después de los zooms. En vista de las esca-
den ya mentir. Y todavía más importante es que reconoz- sas variaciones del ángulo de toma y del fondo escenográ-
can que una información no tiene que salir forzosamente fico repetido hasta la saciedad, puede deducirse que el film
de ellos para que sea verídica. La necesidad obliga, dicen. ha sido fotografiado desde uno o dos puntos fijos que pue-
Puede ser; pero no por ello el PCF deja de reconocer, im- den ser un bosquecillo en el recodo del camino o el interior
plícitamente, que no puede haber información si hay un de un coche, primero aparcado y luego en movimiento, a
monopolio. Ahí radica, creo, la significación del aconteci- una distancia que podría oscilar entre diez y ochenta me-
miento. tros de los sitios filmados. Todos estos datos parecen dar a
Un barracón rodeado de alambradas, con un vigía en entender que el operador se escondía, pero al mismo tiem-
una especie de mirador. Ni este mirador ni la tapia de pro- po tenía cierta libertad de acceso a los lugares que fotogra-
tección impresionan en exceso, ni siquiera son muy altos; fiaba. El único indicio en contra es el gesto familiar de uno
todo resulta bastante anodino. Uniformes verdes, charrete- de los guardias, pero podría ser que, más que dirigirse al
ras rojas, milicianos o soldados montando guardia acom- operador, lo hiciera a un compañero dentro del campo de
pañados de perros policía. De repente aparece un grupo de la cámara.
prisioneros bajo la custodia de varios milicianos. Parecen Documento en bruto, sí, pero ni fortuito ni inocente,
ser unos sesenta, quizá cien, y marchan en fila, a un paso pues esta película se ha realizado para dar un testimonio.
normal, sin que se advierta una disciplina especialmente se- Tenemos dos pruebas de ello. La primera es que los zooms
vera. Pero la presencia habitual de los perros por todo el y primeros planos se dirigen únicamente hacia aquello que
campo demuestra que la vigilancia es estricta y constante. puede dar pistas de localización, o lo que es lo mismo, para
Vemos de nuevo a los prisioneros; quizá vuelven de tra- autentificar el documento: número de matrícula de los ca-
bajar en una cantera. Después vemos los camiones que los miones, indicadores de lugar en caracteres latinos o ciríli-
transportan. Al cruzarse los conductores bromean entre cos, etc. La otra manifestación de las intenciones del ope-
ellos. Se para un camión, y al parecer, otros, como si fuera rador son los planos más generales que representan el ré-
un convoy. Conductores y guardias charlan, uno se va a gimen carcelario: alambradas, puestos de vigilancia, tapias;
mear, saludando a alguien dentro de campo. Aparece de el resto de los planos largos muestran las escenas <<Cotidia-
nuevo un perro policía. nas», como la pausa de los guardianes.
La película dura unos ocho minutos, es muda y en co- Todas estas escenas y <<no escenas» se sitúan en los lí-
lor. Algunos espacios en blanco en medio del documento in- mites de un barrio de las afueras de Riga, como hemos
dican las paradas de la cámara. No hay construcción, no ~tpuntado antes, entre ciudad y campo. En un prado cerca
hay montaje, reducción o añadido de insertos tipo letreros del edificio pastan dos vacas, y por la calle que lo circunda
explicativos. No se trata, pues, de un film elaborado, mani- pasan un automóvil y algunos transeúntes.
pulado, reconstruido o reducido, sino de un documento Como puede verse, no se trata de un mundo cerrado, re-
ininterrumpido (si exceptuamos las pausas de tipo técnico), elusivo, al estilo de los campos nazis, o incluso de una gran
tal y como lo ha captado la cámara. La sucesión de esce- prisión moderna como las que existen en Francia o Estados
122 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

Unidos. El edificio sugiere más bien una «zona restringida»


como la que circunda un campo militar situado en las in-
mediaciones de una gran ciudad. Si se acercaran, los habi-
tantes de esa ciudad podrían percatarse de la presencia de
prisioneros, pero los carteles de prohibición limitan tanto
el paso como la visibilidad.
Además de los campos de concentración existen tam-
bién métodos de encarcelamiento más vulgares. En este CAPÍTULO 9
caso se trataría no de un campo (Lager) sino de una «colo-
nia penitenciaria» en la que estarían recluidos aquellos con- EL PODER SOVIÉTICO Y EL CINE":
denados a menos de tres años de trabajos forzados. Los que (fragmentos)
tuvieran penas de más de tres años estarían en campos más
solitarios, lejos de los grandes núcleos urbanos. Observe-
mos que las letras Lag que figuran en uno de los camiones <<El hecho de que hasta ahora no hayamos intervenido
no tiene nada que ver, pues en los otros se puede leer Lat, en el cine -escribía León Trotski en 1923- demuestra lo
Las, etc. despistados e incultos que hemos sido, por no decir com-
La acusación de <<burda falsificación» sostenida por las pletamente estúpidos. El cine es un instrumento que se im-
autoridades soviéticas viene del hecho de que este reporta- pone por sí mismo, es el mejor instrumento de propagan-
je, desde que fue exhibido por primera vez, ha sido anun- da.>> <<Hacerse con el cine>>, «Controlarlo>>, «intervenir>> ... ;
ciado como un film sobre los <<Campos de concentración estas expresiones son continuas en Trotski, en Lenin, en Lu-
para presos políticos», cuando en realidad no se trata de un nacharski, y demuestran la relación que estos dirigentes
auténtico <<campo» sino de una «colonia>>, en la que el ré- querían entablar con el cine, práctica nueva cuyo estatus no
gimen penitenciario es más suave, con salario y posibilidad estaba todavía bien definido. Si el sentido de esta voluntad
de reducir la pena si se portan correctamente. En cuanto a está claro, también queda bien definido el contexto en que
la afirmación de que se trata de presos comunes, se nos se sitúan el campo de actuación y el destino del nuevo arte:
hace muy difícil de demostrar ya que, legalmente, en la << El cine debe servir de contrapeso a los atractivos del al-
URSS no existen presos políticos: al que no está contento cohol, de la religión [ ... ]; la sala de cine debe reemplazar a
con el régimen se le considera un delincuente o, peor toda- la taberna y la iglesia, ser un refuerzo para la educación de
vía, un enfermo; en ambos casos se le trata como tal. las masas.>>
En un principio se trataba sin duda de esto: las pelícu-
1976 las educativas, científicas y de animación ocupan un lugar
privilegiado en el programa cultural puesto en marcha des-
pués de la nacionalización. Por otra parte, se consideran
imprescindibles los documentales, las películas <<para cam-
pesinos>>, los reportajes y, sobre todo, los noticiarios, a los
que el régimen dedicará gran atención como portavoz de
sus iniciativas: a partir de 1918 van a ofrecer una imagen
muy completa de la <<realidad oficial>> soviética.

* •Le pouvoir sovié tique et le cinéma », capítulo inédito para la edición de 1977.
124 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM , AGENTE DE LA HISTORIA 125

También es verdad que durante los primeros años los mólogos occidentales, los dirigentes soviéticos ven todavía
nuevos dirigentes no han dejado de considerar la impor- el cine como una «máquina». Al fin y al cabo todos proce-
tancia del cine «artístico». El propio Lunacharski ha escri- den de la burguesía y han heredado los prejuicios de su cla-
to el argumento de un film de ficción sobre la necesidad de se, empezando por la actitud condescendiente que las «per-
entendimiento entre el proletariado y la burguesía progre- sonas cultas» sienten por aquello que, como el cine, es una
sista; escritores que simpatizaban con el nuevo régimen combinación de «técnica » y diversión popular. Se sabe que
han escrito también argumentos «Sociales », y algunos, Lenin iba poco al cine, y la Krupskaya afirma que se mar-
como Mayakovski, incluso han hecho de actores; Gorki chaba a mitad de proyección para volver con sus queridos
ofreció sus servicios y hasta elaboró un proyecto fílmico libros.
desmesurado sobre la «Historia de la Humanidad» . Pero a Al colaborar en una película, Lunacharski se considera
pesar de eso, durante los primeros tiempos el film de fic- el autor porque se le ha ocurrido la idea argumental y ha
ción fue más la expresión de los cineastas (Eisenstein, Pu- escrito el guión. Posteriormente, la comisión encargada del
dovkin, Kulechov, Vertov, etc.) que la de los políticos. El control de las películas sólo se preocupa de los argumentos,
único requisito que se exigía a los realizadores para poder del ambiente, la época representada, pero ni se le pasa por
rodar era que rompieran con los argumentos «Corrompi- la cabeza asistir al rodaje ni supervisar el montaje. De esta
dos » de la época precedente. A pesar del intervencionismo forma son muchos los aspectos del cine que se les escapan
oficial este cine se conservó en el fondo bastante autónomo, a los que se creen que por haber leído a Marx y a Stalin ya
tanto en el contenido y significado como en el aspecto for- controlan toda la realidad de una película. Ya hemos pues-
mal. Esto explica las objeciones de Trotski, cuyas intencio- to de relieve cómo Kulechov en Po zakonu denunció, ante
nes fueron llevadas a la práctica por Stalin y Jdanov a par- las mismísimas narices de la censura, los juicios políticos
tir de 1927-1928. de los años veinte, por mucho que la película se presentara
De todas formas, e incluso durante los treinta años si- como una especie de western ambientado en el Canadá.
guientes, hubo una parte de la realidad expresada por el Veinte años después se repetirá una jugada similar con lván
cine que escapó a los censores. Escapó en su momento y si- el Terrible .
gue escapando ahora, a pesar de todos los controles: los ca- Pero no olvidemos que el film se escapa también del
sos del Rublev de Tarkovski o determinados cines naciona- operador y del realizador, los cuales no son necesariamen-
les lo prueban. El cine se libera cada vez más de las insti- te conscientes del auténtico significado de la realidad que
tuciones reguladoras; el hecho de que en la actualidad los representan. A este respecto hemos mostrado cómo en 1934
formatos reducidos estén al alcance de todos dificulta enor- los autores de Chapaiev, a pesar de que su intención era ha-
memente la acción de la censura, pues habría que prohibir cer una película que gustara al régimen -y que de hecho
la venta de cámaras. Cualquier film, sea el que sea, queda dejó muy satisfechas a las jerarquías del partido- habían
desbordado siempre por su contenido, y no sólo engaña al desvelado los rasgos profundamente tradicionalistas de la
censor sino también al mismo operador que lo filma. Esto ideología estaliniana. Podríamos citar más ejemplos que
que es cierto para los textos lo ha sido todavía más duran- evidencian cómo cualquier película puede ser desbordada
te este medio siglo para las imágenes, ya que las institucio- por sus contenidos.
nes se basaban enteramente en la cultura escrita y ante la
imagen los más doctos hacían el papel de tontos. Una es- 1974
pecie de barrera invisible los detiene, los paraliza.
Con su definición de «ins trumento » de propaganda,
Trotski establece la clave de la cuestión: al igual que sus ho-
EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 127

Escribía el crítico del New York Tzmes a propósito de los


films franceses anteriormente citados:

Comparados con las películas Warner que denuncian las


actividades clandestinas nazis en América, resulta sorpren-
dente comprobar que los franceses, con más razones para
estar inquietos, afronten con tanta frivolidad un peligro que
CAPÍTULO 10 nos amenaza a todos. Estas películas son a todas luces im-
presentables (8 de mayo de 1939).
SOBRE EL ANTINAZISMO
NORTEAMERICANO (1939-1943)"< El mismo año, en Estados Unidos se exhibían 18 cintas
(fragmentos) que pueden considerarse explícitamente antinazis, a las
cuales se deben añadir tres de las 16 producciones soviéti-
cas presentadas en Nueva York: Semia Oppeheim («La fa-
Francia - EE. UU. 1939: elección del enemigo milia Oppenheim»), Bolotnie soldati («Soldados del panta-
no») y Veliki Grandjanin («El gran ciudadano »). A cambio,
«Si me acusan de ser antinazi, tienen razón ... Y si me Hollywood produjo y estrenó dos cintas antisoviéticas, Ni-
acusan de producir películas que insisten en la necesidad notchka (exhibida también en París) y Sky Patrol, denuncia
de potenciar la defensa nacional, todavía tendrán más.» de la intervención rusa en Finlandia.
Son las declaraciones de Darryl F. Zanuck al subcomité Este inventario muestra que, a diferencia de Francia,
D. Worth Clark, constituido en 1940 por encargo de J. P. que vive en una atmósfera de guerra civil latente, y donde
Kennedy, B. K. Wheeler y G. T. Nye para investigar y con- los dirigentes políticos y militares no saben definir si el ene-
trolar a los responsables de animar el intervencionismo bé- migo son los nazis o los comunistas, en Estados Unidos la
lico. Las frases de Zanuck pueden completarse con las de elección ya está decidida desde antes de 1939, y así lo con-
Wilkie, su abogado, candidato «pacifista» frente a Roose- firman algunos films distribuidos en 1938 como Blockade o
velt: <<No veo la necesidad de ninguna investigación. Aquí Three Comrades . Es curioso que este fenómeno aparezca
todos odiamos a los nazis.» Nos gustaría saber qué pro- mucho más definido en el cine que en el periodismo, la li-
ductor francés podría haber hecho unas afirmaciones se- teratura o la investigación: sin salirnos de 1939 tene-
mejantes en la vigilia misma de la segunda guerra mundial. mos obras pronazis, como Germany Rampants, de un tal
En realidad, si repasamos la cartelera de París en 1939 E. Hambloch, o que justifican la política alemana posterior
y queremos hacer una lista de los films antialemanes o an- a 1933, mientras que al mismo tiempo la mayoría de libros
tinazis exhibidos aquella temporada, acabaremos en segui- que hablan de la URSS lo hacen desde una perspectiva cla-
da; dejando aparte Entente cordiale, Doble crimen en la línea ramente anticomunista (P. Sloan, C. Clark, Krivitsky, etc.).
Maginot y Les disparus de Saint-Agil, que plantean ciertas En el caso de los realizadores y productores norteame-
dudas sobre las intenciones de los alemanes, la única obra ricanos se podría pensar que hay un gran contingente de ci- 1111

claramente antinazi es Confessions of a Nazi Spy, que por neastas huidos de la Alemania nazi, o bien de judíos nor-
cierto es una producción norteamericana. teamericanos o de origen alemán. Ciertamente, algunos
personajes se ajustan a este perfil y es indudable que hayan
* «Sur l'antinazisme americain (1939-1943) • , texto inédito para la edición d e
1977.
estimulado las simpatías antinazis, pero no es la norma ge-
neral. Por otra parte, cuando estos cineastas que huían del
EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 129
ou -"'
"'o :.0"'
:sv Reich pasaron por Francia es evidente que no ejercieron
;.g" ...... "=!" ;... "' una influencia similar.
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"'o."C"'
g·a Una vez declarada la guerra, Roosevelt dio instrucciones
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o ~ precisas para desarrollar un cine que glorificara la justicia
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bl)o, y los valores norteamericanos. Mientras que entre septiem-
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~ ~ ·ae: "'E bre de 1939 y junio de 1940, en plena situación bélica,
-. "«: c:i3 Francia no produce ni un film antinazi, en Estados Unidos
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o la tendencia no deja de incrementarse, de modo especial a
S:: ~ .,;ro
~ -~ ~ Q) partir del inicio del conflicto en Europa: Confessbn.s of a
~ :l ~~u Nazi Spy se estrena en abril de 1939, y le siguen Escape, El
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... o, gran dictador, Enviado especial y The Mortal Storm; este úl-
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timo título, dirigido por Frank Borzage, es especialmente
destacable por su mensaje, que es poco menos que una lla-
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~ .§,_,
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;>, c55 v§o Un estudio de la ideología norteamericana a través del
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";;¡ -o . cine de los años de guerra nos debería llevar a examinar,
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aparte de documentales y noticiarios, determinados tipos
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~ ~ov 1) Las cintas antinazis que tuvieron éxito, como The
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aquellas que, a pesar de una buena acogida crítica, no en-
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e: "' @¡ is Down, de Irving Pichel (fracaso comercial total), o This
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Land is Mine, de Renoir.
~ ~-9 e: 2) Películas antijaponesas, quizá no muy numerosas
o.¡jQ)
.'"':! pero con buena carrera comercial, como Tras el sol nacien-
~S: S "'
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>-.o.. _ te, de Edward Dmytryk.
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S: d;" "'"' ..<:: 3) Los grandes éxitos de taquilla. Según la estadística
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;>, 1'"'C: publicada en el número 269 de Variety, el primer puesto si-
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gue ocupado por Lo que el viento se llevó, a pesar de ha-
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.~ ~~~ berse estrenado hace dos años, seguido de This is the Army,
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de Michael Curtiz e Irving Berlin; Por quién doblan las cam-
Es;:l C<l o"'~S
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v"' e:·ro panas, de Sam Wood; El sargento York, de Howard Hawks;
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La señora Miniver, de William Wyler; Desde que te fuiste,
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de John Cromwell (y David O. Selznick); Yanqui Dandy, de
Oo::s..o r.nO~JS Michael Curtiz; Treinta segundos sobre Tokio, de Mervyn
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"~ 8.~ LeRoy; Dos en el cielo, de Victor Fleming, y Claudia, esposa
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....... ....__, .....-4 '"O
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·- H moderna, de Edmund Goulding.
130 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 131

4) Películas realizadas para justificar la alianza con los ca: la anécdota de una esposa fiel esperando el regreso de
soviéticos, como Mission to Moscow o The North Star, para su marido es uno de los temas principales y secundarios
compararlas con las películas anticomunistas. más recurrentes en este tipo de films. El mantenimiento de
S) Aquellas películas rodadas entre 1939 y 1944 en las las relaciones de buena vecindad constituye el signo de la
que participaron los «Comunistas» de Hollywood, y que se- buena salud moral de la sociedad. En Visions of Yesterday,
rían criticadas por el Comité McCarthy o por asociaciones Jeffrey Richards ha recalcado que la vida en una pequeña
pacifistas aislacionistas del tipo <<Knights of Columbus»; comunidad ha tomado el relevo, como representación del
entre ellas Blockade, de William Dieterle; Escape, de Mervyn ideal americano, a la vida de los pioneros, los hombres de
LeRoy; Three Comrades, de Frank Borzage (guión de Joseph la frontera: se trataría, por decirlo de alguna manera,
L. Mankiewicz); The Man I Married, de Irving Pichel; Con- de una trasposición de estos arquetipos a la época actual.
fessions of a Nazi Spy, de Anatole Litvak; Four Sons, de Ar- Este ideal del pueblo se opone al de los grandes negocios,
chie Mayo (guión de John Howard Lawson); The Mortal al de la maquinaria de las asociaciones políticas o de las
Storm, de Frank Borzage, etc. instituciones del Estado. Única alternativa moderna al self-
help individualista, la relación de buena vecindad es el fun-
Las películas norteamericanas sobre el nazismo 1 tienen al- damerlto de las libertades yanquis. En Alemania, sin em-
gunos rasgos comunes: bargo, el nazismo ha destruido estas relaciones de convi-
vencia, así como los lazos familiares, otro pilar de la socie-
- El pueblo alemán aparece disociado del régimen, el dad norteamericana.
cual no tiene influencia más que sobre adolescentes o per-
sonas inexpertas.
- Se exagera la importancia de la oposición y capaci- El tema principal de los films antijaponeses es simple: no
dad de resistencia del pueblo alemán ante el nazismo. existen más valores que los que proclama la democracia
- La acción siempre transcurre en pueblos o ciudades norteamericana. La única posibilidad de salvación del ene-
pequeñas. migo es amoldarse a ellos; en el momento en que lo haga
- El ambiente de terror y represión generado por el dejará de ser un enemigo. Es lo que sucede en Tras el sol
sistema se describe desde dentro, como pocas novelas lo naciente, obra realmente modélica.
han hecho. Las formas externas de la vida política y la his- El personaje principal es un joven japonés que, después
toria del movimiento nazi no ocupan un lugar destacado de haber cursado estudios en Estados Unidos, vuelve a su
más que en los documentales. país en 1937 totalmente americanizado. Se le han abierto
- En los films de ficción, el triunfo del nazismo siem- los ojos y descubre con estupor el auténtico significado de
pre provoca la ruptura de las relaciones familiares y de bue- las libertades norteamericanas. Su padre, aunque es un di-
na vecindad. putado liberal y antimilitarista, pretende imponerle la acti-
vidad profesional que tenía decidida para él, cuando en Es-
Al contrario, en la mayoría de películas sobre la socie- tados Unidos cada uno es libre de escoger su trabajo; su fa-
dad norteamericana durante la guerra, la vida familiar es milia le quiere organizar un matrimonio de compromiso
intocable, es una unconquered fortress más sólida que nun- con una chica de «buena familia», cuando a la que real-
mente ama es a la joven secretaria de su padre, etc.
l. Entre ellas: Hitler's Children, de Edward Dmytryk; The Seventh Cross, de Fred Estalla la guerra chino-japonesa ante la desesperación
Zinnemann; The Man J Married, de Irving Pichel; Hotel Berlin, de Peter Godfrey; La casa de la familia, que aunque apegada a los hábitos nacionales
de la calle 92, de Hemy Hathaway; Watch on the Rhi11e, de Herman Shumlin; Confes·
sions o( a Nazi Spy, de Anatole Litvak. es en el fondo humana y pacífica. Tras alistarse en el ejér-
132 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 133

cito, la personalidad del joven protagonista se deteriora y se planos de un sabotaje en Jarkov, con pozos de petróleo que
corrompe. Se convierte en un auténtico «guerrero del Mi- arden, e inmediatamente después detenciones de Krestins-
kado» que no quiere enterarse de las atrocidades que se co- ki, Radek y Bujarin; paralelamente vemos cómo los nazis
meten en China. Sucesivamente pierde su amor por la ver- cometen atentados similares en Nueva York. A raíz del pro-
dad, su libertad de opinión y hasta su fidelidad a la mu- ceso, Yagoda confiesa que «SU programa era el mismo de
chacha a la que había prometido matrimonio. Se ha con- Trotski»; «nuestra única posibilidad de éxito era la derrota
vertido en un torturador, un auténtico monstruo. Su padre, de Rusia ante Alemania»; «... ¡y Japón!», añade Bujarin,
que aunque tradicional era liberal y tolerante, se suicida de- mientras Tukachevski remata: «Lo que queríamos es esta-
sesperado mientras la chica da gracias al cielo cuando oye blecer una dictadura militar de acuerdo con Alemania, y
el ruido de los primeros bombarderos norteamericanos que para conseguirlo lo primero era matar a Stalin.» Una vez
vienen a traer la libertad a su país. acabado el juicio, la aviación soviética puede por fin levan-
tar el vuelo.
Al revés que este film, tan «histórico», The North Star,
A pesar de que la hostilidad hacia los soviets no estaba tan protagonizada por Anne Baxter, sólo quiere entretener, pre-
enraizada en Estados Unidos como en Gran Bretaña o en sentando una visión agradable de la vida soviética. A decir
Francia, había que dar un gran paso para ofrecer a los nor- verdad, este pueblecito ucraniano es un auténtico paraíso,
teamericanos una imagen «Conveniente» de la URSS. Los y si no fuera por el samovar y las trenzas, parece que estu-
directivos de Warner Eros. decidieron optar por los grandes viéramos en el Middle West. Hay aquí más patos, lechones
presupuestos para sus primeras producciones. y vituallas varias que en todos los mercados de Moscú jun-
En Mission to Moscow lo que cuenta no es el tono so- tos; es como un picnic continuo. En el hogar, el marido es
lemne y enfático de lo que se da a conocer como un repor- tan bueno, la esposa tan hacendosa, los niños tan guapos y
taje inspirado en las memorias del embajador Davies: la las adolescentes tan púdicas como podían serlo en una casa
URSS se presenta a través de unas cuantas escenas edifi- americana: perfectamente comprensible, pues, que después
cantes sobre la mecanización de la agricultura, la transfor- de la guerra el comité McCarthy haya considerado The
mación espectacular de los tractores en carros de combate North Star una película subversiva. En realidad, esta pelí-
y la emancipación social de la mujer, punto este último al cula de Lewis Milestone es una cursilada absoluta en la que
que se le confiere gran importancia; lo que sustenta real- los soviéticos son todos valientes, patriotas, leales y resuel-
mente el film son los buenos sentimientos, con los que a lo tos ante el ataque alemán que los sorprende en pleno fes-
largo de dos horas se intenta despejar cualquier prevención tejo, y su única moraleja explícita es que si los alemanes
ante el régimen estaliniano. «Nuestra forma de gobierno es -personificados en un médico nazi interpretado por Erich
la mejor posible del mundo -declara Davies-, pero respe- von Stroheim- son tan malvados es precisamente porque
to la honradez de los jefes soviéticos.» Este gustoso «pero» son más cultos.
sirve de introducción a un largo párrafo de justificación de
los procesos, que por cierto no aparece de este modo en el 1974
libro de Davies y cuya veracidad intentaron desmentir sin
éxito los trotskistas. En realidad, la forma made in USA
como se presentan los procesos de Moscú les debía hacer
subirse por las paredes. En una recepción, Litvinov hace
enigmáticos comentarios a un americano sobre los traido-
res que corren por el país; en montaje alternado vemos los
EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 135

litarismo, del ejército como institución. En estas películas


la crítica es individual, se centra en determinados repre-
sentantes de la autoridad, pero no analiza en profundidad
la función social de la institución militar, su papel represor
en el ámbito de los conflictos políticos, de las luchas colec-
tivas.
Lo mismo se puede decir de films archiconocidos como
¡Yo acuso!, Three Comrades, La Patria te llama, Hombres
CAPÍTULO 11 contra la guerra, Senderos de gloria o Rey y Patria, entre
o tros, films en los que el antimilitarismo va confusamente
¿EXISTE UN CINE ANTIMILITARISTA?"' imbricado con un mensaje pacifista. De los dos últimos tí-
tulos citados, el de Losey supone un cierto avance con res-
pecto al de Kubrick en lo que podemos considerar «análi-
Entre El proceso Dreyfus (1899), de Mélies, y Gardarem. sis institucional»; digamos por qué. Aparentemente, Sende-
lo Larzac (1974) parece que tendría que haber una gran ros de gloria pasa revista a todos los tópicos del antimilita-
cantidad de películas antimilitaristas. En realidad lo que rismo militante de 1914-1918 y de después; pone de relieve
hay son películas que tratan, a veces desde una óptica pa- la mecánica interna de la «ofensiva a toda costa>> de 1916,
ródica o marginal, sobre los defectos del espíritu militar, lo la conducta de todos los rangos de la jerarquía militar, la
ridículo o ingenuo de sus dogmas; por ejemplo, las situa- arbitrariedad de la justicia militar que condena a muerte a
ciones trágicas o absurdas a que puede llevar la aplicación tres soldados para tapar los abusos y la incompetencia de
irracional de esos preceptos: el suicidio, la muerte, la de- los mandos. Panfleto implacable contra la institución mili-
rrota. Ésta es la moraleja de productos germano-austríacos tar, el film de Kubrick es una «gozada» para los demócra-
como Muchachas de unifonne o Amoríos, presentada de for- tas y gente de izquierdas, pero la acumulación de situacio-
ma más ligera en comedias americanas de los años veinte, nes-límite (por mucho que todas sean auténticas) hace que
o más recientemente en El puente sobre el río Kwai. El cine se anulen unas a otras, mermando la verosimilitud del con-
francés, por su parte, es pródigo en astracanadas cuarte- junto y haciendo incomprensible, por ejemplo, la creación
leras. y pervivencia de asociaciones de ex combatientes, donde
Otra tradición es la que denuncia los excesos de la dis- por muchos años los antiguos soldados y oficiales han se-
ciplina militar. De Sin novedad en el frente a Attack! y De guido confraternizando.
aquí a la eternidad, constituye un análisis más directo del
funcionamiento de la institución castrense. En su momen-
to estas películas impresionaron lo suyo, ya que atacaban Rey y Patria
los tabúes de los países que se han sucedido en el papel de
gendarmes contrarrevolucionarios: la Alemania de los años El análisis de Losey es menos efectista pero más ambi-
treinta y los Estados Unidos de después de la segunda gue- cioso, y se acerca más al problema de base. La acción trans-
rra mundial. Esta serie de películas reflejaba con agudeza curre en 1917, en las trincheras de Flandes. El soldado
los abusos, los castigos que permite la disciplina militar, Hamp, alistado voluntariamente para «demostrarle su valor
pero no llegaba al fondo de la cuestión, a la esencia del mi- a su abuela», ha combatido valerosamente durante tres
años; todos sus compañeros han caído. Un día, en el fragor
* •Y a-t-il un cinéma antimilitariste?•, Politique aujourd'hui, marzo de 1976. de la batalla, Hamp «Se desmorona»: impresionado por el
EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA 137
136 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

tución para desviar la disciplina militar de su función pri-


ruido de los cañonazos echa a correr y abandona las líneas, maria -mejorar la capacidad combativa- hacia objetivos
es decir, <<deserta», aunque no llega a ser consciente de lo de represión social. Todas las películas militantes actuales 1
que hace. <<Era la primera vez que me pasaba», dice en el denuncian este planteamiento, pero hasta ahora no hemos
consejo de guerra como disculpa, y el tribunal le cree, se da encontrado nadie capaz de desmontar los mecanismos de
cuenta de que es un hombre sencillo, ignorante de las suti-
esta dicotomía.2
lezas del reglamento y de su significación más íntima. Pero
la obediencia al código militar está por encima de la equi- 1976
dad, y el tribunal le condena; como al día siguiente está
preparado un ataque, el mando ordena su ejecución inme-
diata, <<para dar ejemplo>>."'
El interés de esta película radica en que, más que cen-
trarse sobre la guerra en sí, lo hace en el distanciamiento e
ignorancia de las leyes que existe entre la gente humilde y
sin educación, que se encuentran indefensos ante las insti-
tuciones, en este caso, la militar. Se da por hecho que na-
die debe ignorar la ley, pero todo está organizado de forma
que el pueblo no la entienda y que se mantenga en esa ig-
norancia. Si la gente estuviera enterada podría cuestionar
sus motivos, su origen, su mecanismo.
Si aceptamos que en situación de guerra la institución
militar puede tomar más cómodamente el relevo del poder
y sacar a la luz sus ambiciones, comprenderemos que es el
momento en que nuestro análisis la puede agarrar más in
fraganti que nunca, y que es en una situación de guerra ci-
vil cuando el ejército pone más al descubierto su auténtica
condición. De ahí el interés de films como Avoir vingt ans
dans les Aures, de René Vautier, donde se examina la cues-
tión de la solidaridad corporativa entre soldados y oficiales.
El estudio del funcionamiento interno de la institución es
aquí más profundo debido a que el antimilitarismo no se
mezcla con el pacifismo, sino con la lucha política de nues-
tro tiempo. <<Mientras los soldados se dejen explotar por sus
jefes es que las masas siguen siendo inmaduraS>>, escribía
Rosa Luxemburgo, planteando un problema que todavía l. Véanse al respecto los abundantes films antimilitaristas marginales distribuidos
en Francia por Islu·a, UPCB, Copra Films, etc.: L'entrainement des CRS, Le charme dis-
hoy divide a los antimilitaristas. Si admitimos que la fun- cret de la démocratie bourgeoise, L'horizon, o la misma Gardarem lo Larzac. Puede con-
ción del ejército es doble, patriótica y represiva, también es sultarse una lista completa en Guy Hennebelle (ed.), Le cinéma militam, Paris, Filmé-
cierto que, sin el testimonio y experiencia de los oficiales, ditions 1 Pierre Lherminier, 1976.
2. Un caso excepcional fue el de los soldados y oficiales rusos durante la Revo-
el soldado no podrá entender cómo se las arregla la insti- lución de 1917, en que se consiguió disociar totalmente la función patriótica de la fun-
ción represiva en la institución militar. Cf. al respecto mi Révolution de 1917, op. cit.,
tomo II, capítulo III .
• Pour /'exemple es el título que tuvo en Francia. (N. del t.)

1:1:
TERCERA PARTE

LOS MODOS
DE ACCIÓN DEL LENGUAJE
CINEMATOGRÁFICO
CAPÍTULO 12

LOS «FUNDIDOS ENCADENADOS»


DE JUD SÜSS'~

Ya sabemos cuál fue el éxito de Jud Süss, el papel fun-


damental de Goebbels y el trágico destino de gran parte de
los que colaboraron en su realización. También sabemos
que el director Veit Hadan negó siempre que hubiera que-
rido hacer un film antisemita, incluso que se alistó en la
Wehrmacht para escurrir el bulto cuando le propusieron el
rodaje. Al final aceptó, pero, según sus propias declaracio-
nes, con la condición de que fuera un film histórico que
evocara la cuestión judía, y ante la cólera de Goebbels con-
siguió eliminar escenas impuestas por el ministro y cuya in-
tención era muy explícita. Cuando fue juzgado en 1945 dio
pruebas de su buena fe y la justicia norteamericana decidió
imponerle una pena leve.
Cualquiera que haya visto la película sabe que estos ar-
gumentos no resisten un análisis en profundidad. Franc;ois
Garc;on ha demostrado, en un estudio elaborado con D. J .
Day y Michel Pierre, que en realidad existen varias lecturas
posibles de Jud Süss; se le puede definir como antifeminis-
ta, como pequeñoburgués, e incluso rigurosamente hitle-
riano, pero en lo que no hay duda es que su intencionali-
dad antisemita es perfectamente coherente. Combina, por
decirlo de alguna manera, diferentes estratos de antisemi-
tismo, con la peculiaridad de que los más comunes eran los
que menos se notaban en el film, lo que le permitió a Veit
Hadan confundir a algunos de sus jueces.

• «Les fondu s enchainés de Jud Siiss», texto inédito pa ra la edición de 1977.


142 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO 143

El estudio citado se mantiene a nivel de lo explícito. una especie de compendio de la doctrina nazi. Al haber
Quisiéramos confirmar estos razonamientos analizando un identificado el realizador, de forma consciente o incons-
solo aspecto de la realización, en concreto un problema de ciente, los elementos que definen la esencia del ideario
escritura cinematográfica. Vamos a demostrar con un ejem- nazi, no duda en reservar para ellos los únicos efectos fo-
plo concreto que existe una ideología de la escritura, de la tográficos del film.
utilización de la cámara a un nivel puramente «técnico», Es decir, que puede decirse que Veit Hadan ha sido trai-
concretamente a través del recurso conocido como <<fundi- cionado por su arte.
do encadenado>> (o <<encadenado» a secas), mediante el cual
una imagen se convierte de forma más o menos gradual en 1976
otra, y que se trata sin duda de un efecto deliberado, ya que
necesita de una manipulación específica en las fases de
montaje y revelado de la copia.
En Jud Süss encontramos cuatro fundidos encadenados:

- Primero: cuando la cámara pasa del escudo ducal


inscrito en el castillo al emblema hebraico colgado en una
tienda del gueto. El encadenado sirve para llevarnos del
castillo al barrio judío.
- Segundo: cuando Süss tiene que ir a ver al duque y
se afeita la barba, el encadenado nos muestra la transfor-
mación de su rostro y su indumentaria.
- Tercero: cuando Süss echa las monedas de oro sobre
la mesa del duque se convierten en gráciles bailarinas.
- Cuarto: después de haber sido juzgado y encarcela-
do, Süss recobra su antiguo aspecto, pues la barba le ha .1,
crecido en prisión.

El sentido implícito de estos cuatro efectos no es ino- 1


cente. El judío tiene dos caras: la del gueto, que no engaña
a nadie sobre su condición de untermensch, y la de ciudad,
que engaña por su apariencia pero que en el fondo es igual
de dañina. Por otra parte, gracias a su recurso al oro in-
troduce en el castillo el gusto por el lucro, algo íntima-
mente ligado a la decadencia moral; es decir, el judío in-
fecta una sociedad que era sana y contamina la pureza de
una raza. El cambio de un escudo a otro simboliza el tras-
paso de poderes de los arios a los judíos.
Al examinarlos como una serie se entiende el motivo
ideológico subyacente tras la elección de estos fundidos en-
cadenados, ya que los cuatro juntos forman una estructura,
EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO 145

sastres de la guerra. Pero resulta que el apellido de su fa-


milia tiene cierta resonancia semita, y el entrevistador le
enseña un anuncio que había hecho poner en los periódi-
cos en 1941 para aclarar que él no era judío: poniéndose lí-
vido, balbucea: «¡Ah! ¡Con que usted sabía eso ... !» En un
momento el espectador se da cuenta de toda la cobardía y
egoísmo del personaje y comprende a la perfección el am-
biente de 1941.
CAPÍTULO 13 El segundo objetivo de las entrevistas es cotejar la idea
que el testigo guarda del pasado con la realidad de ese mis-
EL USO DE LA ENTREVISTA mo pasado. Por ejemplo, cuando el otrora corredor ciclista
EN LE CHAGRIN ET LA PITIÉ (1970)'~ Geminiani (ahora convertido en camarero) afirma que nun-
ca hubo alemanes en Clermont-Ferrand, su voz en off se
oye sobre unos planos de archivo en que se ve a los alema-
En la historia del film-documento , Le chagrin et la pitié nes desfilando o paseándose por Clermont-Ferrand.
representa algo así como una Revolución de Octubre. De- Lo más importante es que las declaraciones de los testi-
bido a sus intenciones y la resonancia implícita al tema que gos tienen por misión sustituir al comentario típico de los
trataba, la obra de Ophuls, Harris y Sédouy'""' suscitó en los documentales. Aquí este cometido lo cumplen tanto las pre-
espectadores una reacción que podía variar según la ideo- guntas a los testigos como la banda sonora de los noticia-
logía de cada uno, pero siempre muy por encima de la ha- rios de la época, ya que Ophuls y Sédouy nunca recurren a
bitual ante cualquier obra cinematográfica. los comentarios tradicionales. De esta forma el historiador
Creemos que este éxito va ligado a las cualidades excep- se esfuma ante los testigos, ante la sociedad, ante el testi-
cionales de su realización, algo que quizá no ha sido valo- monio del pasado, y 'al no haber este intermediario la ex-
rado en su justa medida. Los autores experimentaban de plicación histórica se hace terriblemente auténtica, como si
forma original con un procedimiento tan antiguo como son le hubieran añadido un suplemento de veracidad.
las entrevistas. En Le chagrin et la pitié, al igual que en la Esta técnica de escritura es lo que da al film su fuerza
posterior Franrais, si vous saviez, las entrevistas tienen un y hace que el espectador se ponga a favor o en contra de
doble papel y una función nueva. sus propósitos. Así como en el film tradicional el poder de
las imágenes es superior al del texto, en éste se produce lo
contrario gracias a un nuevo sistema de relaciones entre
Lo primero que proponen las entrevistas es enfrentar a un texto, discurso oral y discurso visual. El hecho de que ape-
personaje del presente con su propio pasado, como ocurre nas haya música pasa desapercibido.
con la realizada al tendero de Clermont-Ferrand. Al pre- Es cierto que la ideología divergente de los autores del
guntar al testigo por los tenderos judíos de su barrio, se le film llevó a una selección de testigos que, el uno por el otro,
ve poco motivado por estos dolorosos recuerdos, como si constituían una especie de muestrario nacional. Para ser
no fueran con él, como si fueran un drama más de los de- eficaz, la crítica a esta selección debe fijarse no sólo en la
condición o ideología de las diferentes clases de testigos (no
* •De I'interview chez Ophuls, H arris et Sédouy•, publicado originalmente en Té· se entrevistaba a obreros, los colaboracionistas se llevaban
léciné; texto revisado y ampliado.
** Maree! Oph uls fue el director, colaborando André Harri s y Alain de Sédouy en la parte del león, etc.) , sino en la energía emitida por los di-
el guión y las entrevistas. (N. del t.) ferentes testimonios y su función en el contexto del film . El
146 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO 147

colaboracionista demostraba una presencia, una cultura, mismo Soustelle, poco sospechoso de simpatía hacia De
un dominio de sí mismo, en fin, toda una serie de cualida- Gaulle, acaba por salir en su defensa.
des positivas, cosa que no sucedía con los de la resistencia, - Analizar la selección de respuestas es más difícil, ya
los campesinos que no expresaban bien sus ideas, el para- que no se sabe cuáles son las que se descartaron. Así y todo
caidista homosexual, etc., es decir, con cualidades menos hay dos anomalías llamativas. La primera en el capítulo re-
estimables para el grueso de la población. De todas formas, servado a Daladier, de cuyo testimonio sobre Munich el
como también había un espíritu de compensación (largo montaje no conserva más que sus recuerdos sobre la forma
testimonio de Mendes France, aunque fuera mera crónica; como Mussolini y Hitler iban vestidos. Esto demuestra una
presencia bien definida de Duelos y testimonio muy <<nega- clara voluntad de deteriorar la imagen del antiguo presi-
tivo» sobre Laval, etc.), el desarrollo del film acababa por dente del consejo, ya que en muchas ocasiones se ha ex-
hacer incomprensible su auténtica ideología. Esta ambi- presado sobre Munich en términos políticos; no dejar de su
güedad, unida a la calidad de la realización, conseguía dis- testimonio más que unos comentarios banales sobre la ves-
frazar bastante bien el hilo conductor de la obra y, muy es- timenta de los dirigentes del Eje forma parte de un intento
pecialmente, el principio de selección de las entrevistas, global de desacreditar a los políticos de la Tercera Repú-
algo que quedará más evidente en el segundo film de Ha- blica.
rris y Sédouy (sin Ophuls), Franrais, si vous saviez.
Vamos a examinar la selección de testigos, la naturaleza Segunda muestra: el amplio espacio que se dedica a la
de las preguntas planteadas, las respuestas escogidas y el entrevista a Argoud podría sorprender a los que pensaran
montaje de las entrevistas. que le>s autores de Franrais, si vous saviez son <<gente de de-
rechas»: desde luego, esta entrevista nos pone de relieve
- Selección de testigos. Es la parte más visible de la su- tanto la estrechez de miras de Argoud como la naturaleza
puesta ideología explícita del film, y aparentemente es ar- del sistema político y social que confía a semejante para-
mónica con el criterio de <<objetividad», de «muestrario na- noico responsabilidades tan graves. Este testimonio, por
cional>>: Boutang por la extrema derecha, Mendes France otra parte, también podría llevar a una crítica dura de la
por la izquierda, Duelos y Tillon por los comunistas, etcé- institución militar, pero esto no les preocupa mucho a los
tera. autores si de esta forma pueden demostrar que no son de
- El montaje neutraliza este equilibrio. Cierto que derechas ni de izquierdas. Además, su intención -explícita
Mendes France pone algunos ladrillos del edificio, pero la o latente- es muy distinta. Al dejar hablar tanto a Argoud
forma definitiva se la dan los arquitectos con el montaje, de el espectador saca la conclusión de que este hombre es in-
modo que al final es Pierre Boutang quien saca las conclu- capaz de mentir, y por lo tanto el que miente, el que ha
siones de los hechos evocados por Mendes France, que en mentido siempre, es De Gaulle; ésa es la conclusión implí-
el fondo no ha hecho más que recitamos una crónica. cita a lo largo de todo el film: De Gaulle miente como to-
Siempre es la derecha la que tiene la <<última palabra». dos los políticos (en el caso de Mendes France no se le en-
- La naturaleza de las cuestiones planteadas es lo que trevista como político sino como individuo, como testigo),
realmente da a la película el sentido deseado. Uno de sus mientras que la Verdad se entierra en los fundamentos, en
objetivos es ajustarle las cuentas a De Gaulle, y para cum- lo tradicional: la elección para el comienzo de una provin-
plirlo con eficacia los autores han recurrido a representan- cia como la Lorena demuestra a las claras la voluntad tan
tes de todos los estratos del antigaullismo: víctimas de la Li- <<apolítica» como <<antipolítica» del film.
beración, resistentes desengañados, repatriados de Argelia,
etcétera. Las respuestas están tan orientadas que hasta el 1973
EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO 149

fascista». Desde luego, el film expresa muchas de las ideas


que forman el cuerpo de esta ideología: culto al jefe, amor-
odio hacia las masas, hostilidad hacia las organizaciones
políticas y muy en especial hacia los montagnards ... En una
escena que no figura en algunas versiones, Danton comien-
za un discurso desde la tribuna: <<Mi opinión es ... >>, y Ro-
bespierre, que está detrás de él, le da un golpecito en la es-
palda y le apunta: <<¡No! ¡Nunca "mi" opinión!>> Las alusio-
CAPÍTULO 14 nes de este tipo son frecuentes, aunque a veces afectan a
otras formaciones políticas ... Bonaparte no quiere ir a com-
LA HISTORIA COMO ESPECTÁCULO: batir en la Vendée, «contra franceses>> , mientras que otro
NAPOLEÓN, DE ABEL GANCE~< general dispara sin escrúpulo contra una manifestación de
realistas.
El culto al jefe, su identificación con Francia y con la
¿Quién declaraba, a principios de siglo, que el cine se- Revolución, constituye en los años veinte el ideal de un am-
ría, con la arquitectura, el gran arte del futuro? Desde lue- plio sector de población en el que incluso se encuentran an-
go la profecía tenía mucho más fundamento de lo que se tiguos socialistas a los que la guerra ha hecho cambiar de
pensaba. Pero desde luego, lo que en ese momento nadie se opinión, que han visto en el Octubre ruso la repetición de
podía imaginar es que al igual que el Louvre, que con su las atrocidades del Terror y que buscan un jefe, sin pensar
audaz pirámide renueva su aspecto, el Napoleón de Abel que estos jefes cometerán crímenes todavía más sistemáti-
Gance se iría adaptando, gracias al sonido y la música, a cos. El representante de esta corriente en Francia es Gus-
los gustos de cada generación. tave Hervé, que en los años treinta invocará a Pétain. En
En este gigantesco edificio que es la cinta de Gance cuanto a la película de Gance, Jean Mitry nos informa de
coexisten tres componentes: 1) frases y palabras, que en que en un principio fue un encargo de la Westi-Film, una
forma de letreros, o como sea, nos restituyen la Revolución empresa controlada por Hugo Stinnes, uno de los magna-
francesa en su realidad más tangible; 2) imágenes que la re- tes de la industria alemana. <<¿No sería este Napoleón la re-
construyen según la visión del cineasta, el cual se inspira presentación del dictador que Hugenberg y Stinnes deseaban,
más o menos en los grabados contemporáneos, los traduce capaz de imponer el orden y la justicia en beneficio del capi-
en película y los transfigura; 3) un fondo musical, por últi- talismo?>> A Abel Gance se le dio total libertad a condición
mo, constantemente renovado (al mismo tiempo que el de que exaltara la energía, la voluntad, el magnetismo de
montaje) y que dará la pauta de sus sucesivas regeneracio- Bonaparte, todo lo cual ya estaba firmemente arraigado en
nes en 1932, 1955, 1981, 1983. los propósitos del realizador...
En lo que respecta a la elección de palabras y frases, de Algunos otros detalles significativos: en El fin del mun-
la interpretación que Abel Gance propone de la Revolución do, el banquero malvado se llama Schonburg, y en La dama
y de Bonaparte, ¿qué podemos decir que no se haya escri- de las camelias sale un prestamista de perfil hebraico ... Du-
to ya a lo largo de estos cincuenta años? Ya en 1927 Léon rante decenios, la crítica de izquierdas ha mirado con sus-
Moussinac lo veía como <<un Bonaparte para aprendices de picacia a Abel Gance, y una de las razones puede ser el fi-
nal de Jér6me Perreau (1935), en el cual hay una auténtica
* •L'Histoire comme spectacle: Napoléon, d'Abel Gance », Le Matin, 17 de sep- invocación al jefe: cierto que Gance siempre había estado
tiembre de 1985. fascinado por cualquier variedad de los llamados <<grandes
150 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE EL LENGUAJE CINEMATOGRÁFICO 151

hombres», hasta el punto de sentirse plenamente identifi- con el tiempo los libros de historia se van corrigiendo unos
cado con ellos. Después de Napoleón hubiera querido revi- a otros, mientras que la obra de arte permanece inamovi-
vir la epopeya de Cristóbal Colón, y también la de Jesu- ble, de modo que nuestra memoria acaba por asimilar las
cristo o Marx, pero se tiene que conformar con Pétain, al creaciones de Eisenstein o de Gance a la historia que real-
que le dedica La venus ciega, si bien, todo hay que decirlo, mente fue, y que mientras el ruso nos la pretendía hacer in-
en la estratégica fecha de 1940 ... Después, asustado, el teligible, lo que quería el francés es hacernos participar...
mago se esconde y calla durante unos cuantos años. ¿Este Esta última razón puede justificar el escaso interés de
gigante del espectáculo tenía también una visión de la his- Gance por las diferentes apoyaturas musicales que se han
toria? ido añadiendo a su película. Sólo le interesaban en el su-
Se ha dicho prácticamente todo sobre la creatividad ge- puesto de que la «regeneraran», adaptándola a las necesi-
nial de este visionario. dades de los sucesivos públicos. Desde luego, no se puede
También se le reconoce genialidad en algunas de sus decir que la última adaptación no haya sido de lo más com-
aportaciones técnicas: en la escena en que Bonaparte, en placiente, con su pastiche de poco gusto tomado de un am-
Córcega, huye de los agentes de Paoli, se colocó una cáma- plio repertorio que incluye a Offenbach, (:a ira, Strauss,
ra en la grupa de un caballo al galope para recoger así el Wiener...; todo funcionando con una alegría realmente fes-
punto de vista del héroe cuando se volvía hacia sus perse- tiva.
guidores. Para que disfrutemos con el espectáculo.
Las imágenes de Abel Gance tienen algunos puntos en
común con las de Eisenstein, por ejemplo, las alegorías o 1985
ese criterio de «bestiario» que preside la elección de ros-
tros, pero no están organizadas según los mismos princi-
pios, ya que en Gance lo que cuenta es la narración tradi-
cional, amoldada además a las exigencias de la memoria
colectiva del país, o, mejor dicho, de una de esas memorias,
aquella que el autor ha escogido y enfatizado. Nada que ver
con la postura de Eisenstein de elaborar sus historias a par-
tir de las relaciones entre lo visible y lo no visible.
Mientras Eisenstein se plantea dudas sobre la historia,
su funcionamiento, sus formas de representación, Gance es
ante todo un hombre del espectáculo. Sus maestros litera-
rios no son Marx, ni Sorel, ni siquiera Auguste Comte:
como ha observado Jean Tulard, su ideal es Edmond Ros-
tand. Insoportable para los vanguardistas, este academicis-
mo grandioso ha sido siempre del agrado de las institucio-
nes, ya que las conforta y las apoya.
¿Cuál es la veracidad de esta historia? Al igual que pa-
saba con Eisenstein, el mito toma el relevo de lo que real-
mente pasó, ya que no hubo nunca batalla de bolas de nie-
ve en Brienne, igual que tampoco hubo disparos en las es-
calinatas de Odessa. La paradoja radica en el hecho de que
CAPÍTULO 15
LOS CONFLICTOS INTERNOS
DE EL TERCER HOMBRE'~

Cuando se estrenó El tercer hombre en 1949, las críticas


fueron bastante frías. Georges Sadoul hablaba de «realiza-
ción grandilocuente y ampulosa », mientras en Estados Uni-
dos el reputado crítico del New York Times Bosley Crowther
la consideraba «Una película sin realidad social ni signifi-
cación, una intriga sobre el mercado negro que no tiene el
menor interés, es sólo un melodrama tremendamente arti-
ficioso ». Estos comentarios quedaron desmentidos por un
gran premio en el Festival de Venecia y veinticinco años de
éxito continuado. De todas formas, esta disociación entre la
acogida de la crítica y la del público resulta intrigante, so-
bre todo porque esta misma crítica poco entusiasta reco-
nocía el mérito de algunos aspectos del film, como la mú-
sica de cítara de Anton Karas, desconocido al que Carol
Reed oyó tocar por casualidad cuando buscaba localizacio-
nes por las calles de Viena; el rodaje en exteriores auténti-
cos entre las ruinas de la capital austríaca recién «libera-
da >> ; la intervención de Orson Welles que improvisó sus mo-
nólogos sobre la Italia de los condottieri y la Suiza de los
relojes de cuco . Hasta se llegó a afirmar que, al principio,
Orson Welles no quería rodar en las cloacas de Viena por
miedo a pillar una pulmonía y que después quedó tan fas-
cinado por la idea que hizo alargar la escena de la perse-

* • Un combat dans le fi lm: Le troisieme homme•, texto inédito para la edición de


1977.
156 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 157

cución ... ; en realidad tras estos comentarios de la crítica s¡• 1·s tan arrogante como poco discreto, además de descortés
intuye toda la retahíla de anécdotas publicitarias que sut· ('incluso grosero; el barón Kurz, al que unos elaborados en-
len acompañar a todas las producciones de gran pres11 ~ · u a dres presentan como sospechoso y traicionero; Anna,
puesto. 11il a actriz que en los primeros momentos aparece como
Pero no son las frases de Welles, ni la cítara, ni las cloa 11ila jovencita insustancial, indiferente ante la muerte de su
cas y escombros de Viena lo que da la medida de El terce1 .un igo y sólo preocupada por sus posibles éxitos y otras mi-
hombre. La película es una tragedia política escrita al so ll ucias. En este diseño de personajes ya encontramos un
caire de la guerra fría y, como veremos más adelante, viru 11o table desfase con respecto al argumento original, en el
lentamente anticomunista. De todas formas, esta agresiv i que estas características no son tan marcadas. A través de
dad ideológica no queda siempre del todo clara debido <1 las sucesivas incidencias, el personaje de Holly pierde soli-
que el mensaje político queda escondido tras una intriga dez, su supuesta pureza se corroe: se enamora perdida-
alegórica más profunda que, como sólo Bardeche ha sabi- mente de la compañera de su mejor amigo, y para salvarla
do ver, es el mito de Antígona; y por otra parte que, mezcb de la policía soviética no duda en denunciar y vender a su
de ideas tomadas de Koestler, de Camus y del humanism a migo reencontrado, trapicheo que no figura en el texto de
cristiano, la obra refleja los antagonismos ideológicos que Greene. La razón es que se ha enterado de que Harry Lime,
separan a Graham Greene, autor de la historia original y su amigo de la infancia, se ha convertido en un criminal
del guión, de Orson Welles y de Caro! Reed, realizador ti - que trafica con la penicilina; prefiriendo las leyes ciudada-
tular. Es ésta la lucha interna que queremos sacar a la luz. nas a las naturales, lo vende a la policía a cambio de la li-
La posición de Graham Greene no deja de ser curiosa . bertad de la chica. Pero Anna, cual una moderna Antígona,
Lo que él había escrito no quería ser otra cosa que un «en- rechaza este arreglo con intransigente dignidad: aunque sea
tretenimiento », y la realización de Caro! Reed le «decep- un criminal, su amante sigue ligado a ella, y no siente otra
cionó profundamente>>. Sólo cambió de opinión más tarde, cosa que desprecio por el botarate de Holly. Este primer vi-
cuando El tercer hombre se convirtió en un éxito interna- raje se verá complementado por otro. Al final de la pelícu-
cional. la, el personaje del policía ha ganado bastante consistencia;
Lena Grigoriadou ha observado que uno de los puntales persigue a un criminal, y por ello le manifiesta un odio en-
dramáticos del film son sus continuos cambios de sentido, carnizado: simplemente, cumple con su deber. Aunque hace
que modifican constantemente las relaciones de identifica- un trato con Holly para cambiar la libertad de Anna por la
ción del espectador con los héroes de la intriga. Al princi- captura del << tercer hombre>>, Calloway no demuestra hacia
pio no hay ninguna definición de quién es el héroe, ya que Holly más que una interesada amabilidad mientras que ad-
la voz en off del narrador (que por cierto es la de Caro! mira la firmeza de carácter de la joven: cuando al final
Reed) desaparece bruscamente tras habernos situado en Lime muera en las cloacas, no será él sino Holly el que ten-
Viena. Entonces, el espectador se dedica a seguir al héroe ga las manos sucias.
que la voz nos ha presentado, Holly''' Martins, que está in- Estos virajes psicológicos no estaban en el argumento,
vestigando la muerte inopinada de un amigo. Al principio, por lo que gracias a la realización de Carol Reed nos aleja-
el personaje se nos hace en seguida simpático a través del mos de aquel «entretenimiento>> que buscaba Greene. Es in-
marcado contraste que el realizador establece con los otros dudable, de todas formas, que este moralista católico que-
personajes : Calloway, responsable de la policía inglesa, que ría plantear una cuestión que persiste a lo largo de toda su
obra, la de que no existen «héroes positivos >> y que el bien
* En el texto original, Ferro llama a veces este personaje Rollo Martins, que era el
nombre inicialmente previsto y que se cambió a instan cias del actor J oseph Cotten , que
y el mal están dentro de cada uno. Holly y Harry no son to-
le veía connotaciones hom osexuales. (N. del t.) talmente buenos o totalmente malos; además, El tercer
158 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 159
hom.bre nos plantea la pregunta de «Si un hombre que ha otra parte, la policía soviética encubre actividades decidi-
admirado a otro durante toda su vida, como Holly admira- damente criminales y, como ya hemos recalcado al respec-
ba a Harry, puede entregarlo a la policía». Estos problemas to, Reed ha escogido la técnica del documental para aña-
quedaban sólo apuntados por Greene: «Yo sólo quería dis- dirle veracidad. Y para colmo, los comunistas faltan a sus
traer, divertir; no tenía ninguna intención de despertar sen- obligaciones para con Lime, que es su agente, y lo dejan
timientos políticos.» A cambio, Caro! Reed quiere conmo- colgado. Es decir, que todo aquel que se comprometa con
ver y para ello politiza la trama; le da una mayor consis- los rojos sólo va a encontrar la deshonra o la muerte.
tencia y significación documentales a base de añadir dos El personaje que simboliza la rectitud, la decencia, ha
secuencias sobre las desgraciadas consecuencias del tráfico pasado de húngaro a checo, mientras que aquel que (sobre
de penicilina, tratadas con la forma fílmica de un reportaje. todo para Caro! Reed) traiciona al amigo y no demuestra el
Pero lo más llamativo es el cambio de la moraleja final, menor carácter, resulta ser un americano: en el argumento
que es lo que provocó la rabieta de Greene y le hizo rom- original era inglés. Este cambio no parece estar inocente-
per toda relación con el director. En el guión original, des- mente vinculado a la elección del actor, que en un princi-
pués del largo travelling que muestra a Anna volviendo del pio no iba a ser Joseph Cotten. La transformación es tre-
cementerio donde ha sido enterrado Harry vemos cómo en- mendamente significativa para Holly, ya que ninguno de
cuentra a Holly que le espera y se marcha con él: «La vida sus rasgos negativos aparecía en el original: torpe, despis-
es así; hombres y mujeres siempre acaban por marcharse tado, que confunde nombres y personas demostrando así
juntos», comentaba Graham Greene. «No siempre», replicó que viene de un país donde no se distingue a un inglés de
Reed, que hizo lo que le pareció: Anna pasa muy erguida un irlandés, a un austríaco de un prusiano, cometiendo pi-
por delante de Holly, sin dirigirle una mirada, lo que con- fias a discreción ... ; en fin, comportándose como lo haría, a
fiere a la escena una grandeza y belleza que el propio Gree- los ojos de un inglés, un americano típico en la segunda
ne tuvo que reconocer más tarde. Reed completaba de esta guerra mundial: nervioso, medio lelo, al que siempre se le
forma su riguroso retrato de Antígona.
tiene que llevar de la mano, que confunde la policía civil
Pero no fue ésta la única modificación del director. Tam- con la policía militar y el mundo «libre» con el «comunis-
bién cambió la escena de la emboscada en el café: en el ta», como si la policía del primero no persiguiera el crimen,
guión, Holly siente remordimientos de haber tendido una los crímenes que cometen esos aliados forzosos que son los
trampa a su amigo y en el último momento no se decide a soviéticos, con los que desgraciadamente hay que enten-
dejarlo caer en la ratonera; en la película es Anna la que derse pero estando siempre en guardia, desde luego mucho
acude a la cita, se huele la trampa, incordia a Holly, le in- más que los Estados Unidos en Yalta.
sulta y, cuando aparece Harry, lanza un grito de aviso que Mediante los cuadros de la página siguiente podemos
permite a éste huir por las alcantarillas. Modificada de esta comprobar el sentido global de las modificaciones narrati-
forma la escena, a Holly ya no le quedan ni los escrúpulos; vas efectuadas por Caro! Reed contra la voluntad de Gra-
Greene quería que el personaje fuera ambiguo, pero Reed ham Greene: sobre el escenario simbólico y latente de la se-
lo convierte en un ser débil y miserable.
gunda guerra mundial toma cuerpo el enfrentamiento en-
En su conjunto, todas estas modificaciones convierten a tre las ideas y valores de un inglés y las de un ciudadano
Anna en el personaje fuerte del film, el auténtico héroe po- que no quiere meterse en cuestiones ideológicas. A resultas
sitivo. Y además se le cambia la nacionalidad: en el guión de las modificaciones introducidas por Reed, sólo los in-
era húngara, hija de un nazi, mientras que Reed la con- gleses y la checa son héroes positivos; los americanos son
vierte en una checa que huye del régimen comunista (el inconstantes, banales, irresponsables; los rusos son los alia-
film se rodó después del «golpe de Praga» de 1948). Por dos inevitables, pero al mismo tiempo los promotores de la
SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 161

criminalidad, y por lo que respecta a rumanos y otras et-


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nias centroeuropeas son tipos turbios y peligrosos.
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o:! Todo esto, en resumen, refleja la mentalidad de un in-
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del crítico Crowther, que era americano .
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hombre, pues hay otra en la cual el vencido fue Carol Reed
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~ y el vencedor fue precisamente «el tercer hombre ». Orson
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(.) o:! da por Graham Greene, si bien, todo hay que decirlo, en su
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giere Vonnie Ferro, es la nueva imagen del aventurero sin
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patria, y prueba de ello es que en el film nunca se define
...l
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daramente su nacionalidad. Sólo tiene un amigo, una mu-
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,.. u ;.g~ jer, un gato. «Pase lo que pase nunca te haré daño», le dice
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-ct:::r::ll.. ~ ·¡;:; 11<:! l. Nótese que los únicos representantes de las fuerzas de ocupación que saben ha-·
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-~ -~ ~~ hbr alemán son los soviéticos.
2. Desde luego, las escenas en las que aparece Orson Welles son las que han que-
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¡:: dado más grabadas en la mente de los espectadores, lo cual está sin duda vinculado a
~ "' <:! ¡::
<..>-;::
¡rJ ,;-;"'
~"1;j
...S:: 1.• form a como h an sido resueltas.
162 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

a Holly; bromea y dice que no le importa lo que le pase a


Anna, pero se esconde para escribir el nombre amado en
los cristales empañados de la cabina. Es un ser nocturno,
el único del que el gato se fía; sólo se encuentra a sus an-
chas bajo tierra, fuera de la mirada de los vivos: ahí es don-
de espera a Anna, ahí es donde es libre, ahí es donde ama,
ahí es donde morirá.
Orson Welles obligó a Caro! Reed a alargar la secuencia
de las cloacas, lo cual creó en el conjunto de la obra una CAPÍTULO 16
gran mancha oscura que Reed, como un buen pintor, se vio
obligado a compensarla, a preparar su llegada. Para ello in- LA DOBLE ACOGIDA A LA GRAN ILUSIÓN'~
trodujo en la intriga policial dos persecuciones nocturnas
así como la breve secuencia del gato; a destacar que todas
estas escenas están filmadas a base de encuadres oblicuos, La acogida reservada a La gran ilusión pone de relieve
abarracados, que simbolizan la tortuosa trayectoria de :ts pectos de la sociedad de antes y después de la guerra. ''"''
Harry Lime. 1\ raíz de su estreno en 1937, la prensa de izquierdas salu-
Esta doble huella persiste indeleble y resucita, si bien a dó La gran ilusión como una obra pacifista que reivindica-
través del contraste de claroscuros y estribillos musicales ha el acercamiento entre los pueblos.! La película mostra-
-a veces en mayor, a veces en menor- la inquietante am- ba que la realidad verdadera de la historia no reside en los
bigüedad de una sociedad en la que ya no se puede creer.J conflictos entre países, sino en la lucha de clases, y que, por
consiguiente, la guerra no tenía razón de ser. La reacción
1976 de las autoridades hitlerianas corrobora esta impresión; la
película fue prohibida por considerar que enervaba el espí-
ritu nacional, presentaba a los judíos como tipos simpáti-
cos y encima sacaba a una alemana que se entregaba car-
ll<llmente a un prisionero francés : sobre este último aspec-
to hay que recordar que la actriz Dita Parlo tuvo algún pro-
blema por haber aceptado este papel. De todas formas, hay
otras reacciones que demuestran que su contenido no esta-
ba exento de ambigüedad: antes de que Goebbels censura-
ra las escenas en que el judío quedaba bien, Goering había
ala bado el film, y al contrario, el ministro socialista Spaak
lo pr ohibió en Bélgica por la misma razón que la Warner
13ros. lo rechazó en Estados Unidos: por ser «demasiado pa-
1rio tero». Diez años después, y tras haber sido severamen-

* «Double accueil a La grande illusion•, en Analyse de films, analyse de sociétés,


o¡J . cit.
3. E l papel de Anna lo in terpreta Alicia Valli, el ele Calloway, TI·evor Howarcl. So- ** En el mi ginal Ferro confiere al film la categoría, por él acuñada, de révélateur,
bre El tercer hombre, véase el número de Literature and Film Qua11erlv, Il, 1974, clecli- " t cvclaclor• .
(N. del t.)
caclo a los film s de Graha m Greene, en especial las contribuciones cleÍ reverendo Gene l . Doy las gracias a Jacques Cleynen por haberme dejado amablemente su clocu-
D. Philips y de J. A. Gómez. rnentación sobre el film .
164 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 165

te juzgada por los periódicos de la Resistencia (sobre todo de la aviación, al «caballero de los cielos». La satisfecha
por Georges Altman en Franc-Tireur), La gran ilusión pudo complicidad de Renoir con sus héroes aristócratas no es ca-
exhibirse de nuevo, si bien con varios cortes y, para com- sual, sino que se explica a través de sentimientos propios
pensar, con algunas de las escenas amputadas en 1937 re- del autor: «Fui oficial de caballería, y ya se sabe que la ma-
puestas. Recordemos algunos aspectos de la obra que nos yoría de los oficiales de caballería venían de la aristocra-
permitirán percibir mejor sus relaciones con la sociedad cia»; ella es el origen de una de las ambigüedades del film
receptora. y de su dispar acogida. Aunque no se puede negar, como
El título en sí ya reflejaba las intenciones del autor, a punta Pierre Sorlin, que el auténtico protagonista del film
acordes con la interpretación que del film hacía la prensa es el oficial de extracción proletaria, pues pasa con éxito
de izquierdas. «La gran ilusión» era la de los combatientes una serie de pruebas, conquista la libertad y de paso a una
de 1914-1918, que se imaginaban que la confraternización mujer, también estamos de acuerdo con él en que todo ese
de la batalla iba a acabar con los antagonismos sociales, de recorrido ritual tiene unas raíces absolutamente tradicio-
que, en expresión de Claude Beylie, «nunca habían sido tan nales sin ninguna vinculación con la épica proletaria y pa-
felices y libres como en el sufrimiento común>>. En la pri- c ifista con la que hubiera podido configurarse la historia.
mera versión del guión, el capitán aristócrata no moría e Como apunta certeramente Sorlin, la construcción dramá-
incluso se citaba en Maxim's con el teniente proletario para 1ica del film impone un análisis razonado de su contenido
después de la guerra, pero quedaba claro que no se verían la tente en la misma proporción que las modificaciones in-
más, ya que en tiempo de paz la barrera entre las clases se 1roducidas en el guión.
levantaría más alta que nunca. Fijémonos en algunos aspectos:
Según los historiadores del cine la modificación del
guión fue debida al encuentro de Jean Renoir con Erich - La representación de los judíos. En 1937, en medio
von Stroheim. Fascinado por su personalidad, Renoir am- de la campaña antisemita organizada contra Léon Blum y
plió su papel, de modo que la relación entre el oficial fran- l'i Frente Popular, el film se presentaba como una respues-
cés y el alemán ganó importancia. La pareja Fresnay-Stro- 1<l a las calumnias del Gringoire y las publicaciones mau-
heim hizo de contrapeso a la pareja Fresnay-Gabin, y la rrasianas: Rosenthal, el judío, ha hecho la guerra como
primera modificación de idea inicial fue la muerte del ca- l·ualquier francés, no ha intentado emboscarse, comparte
pitán francés, ya que era la única salida en consonancia con ¡•.e nerosamente sus paquetes de comida con sus camaradas
la altura moral de sus relaciones. Pero lo cierto es que es- prisioneros, y comparte también su valor. La secuencia de
tos cambios alteran profundamente la ideología de la tra- 1:t discusión con Gabin tiene visos de exorcismo: antisemi-
ma, la tornan menos clara: a partir de ahí el patriotismo y 1: ¡ por naturaleza, el francés toma conciencia de sus impul-
la muerte tienen tanto peso como el internacionalismo y la ·,os y los reprime, pues entiende que el antisemitismo no
lucha de clases, y el gesto individual del héroe se impone a 1icne una base real. En el ambiente de 1937 este enfoque
las actitudes colectivas surgidas en el sufrimiento. Es evi- •,:1Lisface plenamente a las víctimas del racismo; no se equi-
dente que se ha producido una mutación al pasar de la his- voca Goebbels cuando habla de cortar las escenas del judío.
toria original de Spaak a la obra de Renoir. Y aunque Re- Con el paso del tiempo la personificación del judío ad-
noir se considere hombre de izquierdas y actúe como tal, qllicre otro significado. Todos los rasgos atribuidos a Ro-
no se puede negar que demuestra cierta fijación por los va- ·.vnthal hacen de él un ser aparte; es el único que recibe co-
lores tradicionales: nótese, por ejemplo, que al evocar la 111 ida y cartas, es el único que tiene tabaco para repartir, de-
guerra de 1914-1918 su admiración no se dirige al soldad ' l:1ra defender la patria para salvar sus bienes, presume de
raso, embarrado hasta el cuello en su trinchera, sino al «as» ll·ner una familia que se ha hecho rica en una sola genera-
166 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 167

ción ... ; bien, su patriotismo no es lo que se dice desintere- dados <<de verdad», y por lo tanto no puede haber comuni-
sado. Los sucesivos cambios introducidos en los diálogos cación con ellos; a cambio sí la hay con los rusos. También
rivalizan en antisemitismo: «¿Deportista, ése?», dice un sol- se sugiere que son homosexuales, mientras que el francés
dado en una primera versión, «¡si ha nacido en Jerusalén!»; demuestra que es un machote en varios momentos del film.
y otra variación sobre el mismo tema: «Tú no tienes patria, Un detalle característico es que el noble BoeldieuJ que uti-
tú eres de Jerusalén!» Un prisionero comenta: «¡Vamos, que liza el idioma inglés como un código aristocrático para dia-
es de rancio abolengo bretón!», sarcasmo que revive una logar con Von Rauffenstein, <<olvida» sus conocimientos de
vieja polémica de 1936 sobre si <<es mejor un bretón que un esta lengua cuando tendría que informar a sus compañeros
judío». Y para acabar, una escena cortada después de la de que hay un túnel subterráneo bajo los barracones. En-
guerra en la que Rosenthal le da chocolate a un centinela tonces los franceses se preguntan si deben compartir este
alemán y otro prisionero comenta: <<¡Todo está podrido!»; secreto con los ingleses, ¡como si los ingleses no fueran
para él, igual que para el espectador, es el judío quien co- aliados, o no fueran de fiar! Una ambigüedad bastante lla-
labora con el enemigo, mientras que el capitán aristócrata, mativa, sobre todo cuando faltan tres años para el gobier-
siempre digno, rechaza los ofrecimientos de Von Rauffen- no de Vichy.
stein. Hay una última frase que revela las profundas raíces - Otras peculiaridades del film que, sin que el autor se
del antisemitismo en Francia: «Empiezo a acostumbrarme dé cuenta, o no quiera dársela, completan un modelo de
a los detalles de Rosenthal», declara el maestro en un alar- apología virtual del espíritu de Vichy: hostilidad y despre-
de de complicidad del diálogo con la sociedad que lo mo- cio hacia los intelectuales, tanto por parte de los franceses
tiva.''' como de los alemanes, y resentimiento hacia la mujer, que
- Otro dato revelador de la ideología subyacente es la es voluble e impura y no respeta los valores familiares.
forma como se presenta a alemanes e ingleses. Los prime-
ros son en general un dechado de humanidad: el centinela En 1946, merced a un cambio de sentido bastante nota-
da las <<buenas noches>> a los prisioneros, el carcelero deja ble, el film aparece como una invitación al colaboracionis-
su armónica a Maréchal, las mujeres alemanas se compa- mo, con todos los tópicos habidos y por haber. Jean Renoir
decen de esos jóvenes que se entrenan para volver al fren- quiere cortar la escena de amor entre Gabin y Dita Parlo,
te, y Von Rauffenstein demuestra modales y nobleza. <<Los la misma que tampoco gustaba a Goebbels pero por otros
carceleros son gente honrada», observa el profesor, adelan- motivos; en 1946, después de la experiencia de la Ocupa-
tándose a lo que los franceses dirán de los alemanes du- ción y de la Resistencia, este episodio es inconveniente en
rante los primeros meses de la ocupación. todos los aspectos, ya que evoca por un lado la parte <<bue-
Entre las escenas en que aparecen los ingleses sólo hay na» de Alemania, y por otro la imagen del francés faldero.
una en que salgan favorecidos, la de la representación tea- En 1937 Jean Renoir ya había recortado una frase de Boel-
tral con disfraces que interrumpen para celebrar la victoria dieu en que éste, al oír desfilar a los soldados alemanes, co-
de Verdun, sacándose las pelucas y poniéndose firmes para mentaba que <<el ruido de las botas es el mismo en todos los
entonar La marsellesa. Todas las demás alusiones son nega- ejércitos del mundo». Este postrer sollozo internacionalista
tivas: llegan al campo de prisioneros con raquetas, lo que se hace inadmisible en 1946, cuando las botas ya no son
indica que se toman la guerra como un juego, no son sol- iguales y no hace el mismo ruido una francesa que una ale-
mana. De hecho ya lo era en 19 3 7, cuando los franceses
* En la versión española de La gra11 ilusión (es trenada con casi quince años de re- presentían, a través de la derrota que el film anuncia (en el
traso) el doblaje se empecinó en camuflar la condición racial de Rosenthal , llegando al film la imagen de Francia es de derrota, con la excepción
extremo delirante de traducir •Jehová» por «Mahoma », ¡con lo cual el personaje pasa-
ba de judío a musulmán! (N. del t.}
de un francés espabilado), que la bota alemana simboliza
168 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

algo más que un simple ejército. Resumiendo: las buenas


intenciones internacionalistas de Renoir no tienen en el
film la más mínima verosimilitud ni consistencia.

Estas observaciones sobre La gran ilusión son parciales,


pues sólo afectan a una de las relaciones de la película con
la sociedad que la produce y recibe. No hemos examinado CAPÍTULO 17
cuestiones como la forma de presentar la Gran Guerra, la
elaboración del film, el trabajo de los actores, la elección de URSS: EL CINEASTA EN EL CASTILLO'~
los escenarios, la planificación, etc. En realidad, estas ob-
servaciones tenían únicamente por objeto mostrar el parti-
do que se puede sacar de las informaciones sobre la recep- En la Rusia «atrasada», al igual que en la «avanzada»
ción de una obra cinematográfica en dos épocas diferentes. Europa, el cine se ha visto desde su nacimiento como un in-
Nada más. vento maligno destinado a subvertir el orden establecido. La
«pequeña historia» recoge la anécdota del magnate Riabu-
1974-1975 shinski que, cuando se vio por primera vez en un noticiario
de 1914, quedó horrorizado al ver lo ridículo que estaba sol-
tando un discurso a los miembros de la Asociación Indus-
trial. Ni corto ni perezoso acudió al gobierno zarista para
solicitar la prohibición de cualquier filmación que no estu-
viera controlada por los que aparecían en pantalla; su pre-
dicción era que este invento supondría el fin de la moral y
de la religión, y que se imponía yugular su desarrollo. El
hombre de negocios demostraba así una visión más prag-
mática que los revolucionarios profesionales, a los cuales la
intromisión del cine en su terreno les planteó una serie de
problemas sobre los cuales habían meditado, desde luego,
pero de un modo bastante abstracto, integrándolo en el en-
foque global de la revolución futura. Pensando en el papel
que iba a desempeñar el cine, decía Lenin en 1917: «El día
que esté en manos de las masas y de los verdaderos rapso-
das de la cultura socialista, será el más poderoso instru-
mento de instrucción.» Quince años más tarde -con la re-
volución triunfante-, Trotski escribía que «los bolchevi-
ques habían sido verdaderamente tontos al no hacerse con
el cine, ese instrumento que iba a acabar con las iglesias,
* ·URSS: le cinéaste dans la cité», en Marc Ferro y Sheila Kitzpatrick (eds.), Cul-
lllre et révolution, París, Éditions de l'École des Hautes Études en Sciences Sociales,
1989.
170 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 171

con el oscurantismo, con las tabernas» . Stalin, todo hay que Para hacer compañía a la lectura, los socialistas pensa-
decirlo, tenía ideas similares ya en 1923. Estas apreciacio- ban también en la cartelera teatral, pero la difusión del arte
nes presentan algunos rasgos comunes: identifican la cultu- escénico se hacía un poco difícil porque había que trasla-
ra a la enseñanza, hacen hincapié en que el cine tiene que dar las compañías, dedicar tiempo a los ensayos y seleccio-
cumplir una función educativa, que es un instrumento, una nar el repertorio. En cambio, el cine parecía satisfacer to-
máquina, y que, sobre todo, no se debe dejar de la mano. dos los requisitos: bastaba con aumentar el número de sa-
Por otra parte, el cine era considerado por el público las y de proyectores, tarea que parecía bastante accesible
como una distracción y por los cineastas como un arte, lo una vez la industria fuera nacionalizada (cosa que sucedió
cual indica que la relación que se haya podido establecer bien pronto).
entre el poder, el público y los cineastas se basa en un ma- Como la mayoría de los dirigentes bolcheviques perte-
lentendido. Analizar su evolución posterior a 1917 supone necían a la intelectualidad, nadie consideraba que el cine
una revelación de cómo se han llevado cultura y revolución. fuera mucho más que una distracción para el pueblo; con
excepción de Lunacharski, no tenían la más remota idea so-
bre su funcionamiento, su esencia, su acción sobre los sen-
Los dirigentes revolucionarios, incluidos los bolcheviques, timientos de los espectadores. Lo cierto es que preferían las
se consideraban los ideólogos cuya función era promover el bibliotecas al cine, al que apenas iban; sólo manifestaban
desarrollo social y económico según un análisis racional un cierto interés por los noticiarios, igual que los políticos
-socialismo <<científico» de Marx, anarquismo <<científico» de cincuenta años más tarde no ven de la televisión otra
de Kropotkin, etc.- ajeno a los derechos del nacimiento o cosa que los debates políticos o los telediarios. Preparando
de la casualidad. <<Mientras el Estado sea la nave de los lo- en 1920 una serie de noticiarios, Lenin indicaba que debían
cos habrá revoluciones», repetía Lenin. Lo que quería era tratarse tres problemas: la seguridad social, el frente contra
sustituir a los dirigentes irresponsables e incompetentes Wrangel y la transformación de los antiguos palacios en
por militantes y revolucionarios profesionales, ingenieros guarderías infantiles. Por supuesto, los dirigentes bolchevi-
del espíritu que supieran analizar y explicar los fenómenos ques impulsaron la producción de películas que exaltaran
sociales, educar a las clases populares; una vez completada el triunfo de la revolución, y procuraron que los guiones no
la revolución abolirían el poderío del capital así como la ba- tocaran asuntos reaccionarios. Pero a excepción del ya ci-
rrera entre los explotadores y los explotados. Lo que perse- tado Lunacharski, que había escrito un guión, la mayoría
guían con esto, si bien de modo implícito y sin llegar a ser desconocían totalmente lo que era la realización cinemato-
conscientes de ello, era sustituir la antigua barrera por otra gráfica y eran ajenos a la transfiguración que podía sufrir
que ellos mismos creaban o reforzaban: la que separa a los un guión literario durante el rodaje, y ya no hablemos des-
<<Sabios» -es decir, los nuevos representantes del poder- pués del montaje.
del resto de la sociedad. Esto quiere decir que, a pesar del control ejercido por el
En este marco, los revolucionarios se interrogaban so- poder soviético, el mundillo cinematográfico -realizado-
bre los medios más eficaces para educar, para instruir. Por res, técnicos, actores, etc.- se mantuvo bastante indepen-
supuesto, estaban pensando en clases y conferencias públi- diente, lo que explicaría que las películas de los años vein-
cas, en una serie de libros -políticos o no- que formarían te reflejaran más el sentir de los cineastas que del nuevo ré-
una <<biblioteca socialista» básica y en la que estarían todos gimen. El ejemplo de Po zakonu (<<En nombre de la ley»),
aquellos autores que habían <<Visto claro», no sólo teóricos de Kulechov, demuestra que el encuadre, la iluminación, la
socialistas, sino escritores famosos, con un hueco para Gor- dirección, pueden cambiar completamente, <<subvertir» el
ki, para Zola, para Campanella. significado explícito del guión. Sobre el papel se trataba de
172 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 173

la adaptación de una novela de Jack London sobre el cri- los cineastas reivindicaron la importancia de su arte y el ca-
men cometido por un buscador de oro en el Canadá, pero rácter insólito de sus experiencias: se consideraban tan cua-
el sentido implícito de la transcripción cinematográfica la lificados como el que más para asimilar la realidad y anali-
convertía en una crítica a los tribunales populares tal como zarla; no querían reproducirla en noticiarios y documenta-
se entendían en territorio soviético; esta significación la- les, sino reconstruirla después de haberla descompuesto.
tente estaba clara para el equipo que hizo la película, pero Eisenstein y Dziga Vertov fueron los principales teóricos
la prensa hizo como si no la viera. Sin duda se trata de un -junto con otros artistas que trabajaron con ellos: arqui-
caso excepcional, pero en films aparentemente más com- tectos, poetas, lingüistas, etc.- de estas nuevas formas que,
prometidos, como La madre, de Pudovkin (adaptación de la gracias al movimiento, transfiguraban el lenguaje del arte
novela de Gorki), también había alusiones a la sociedad del abstracto. Dziga Vertov las introdujo en el documental, por
antiguo régimen -por ejemplo, la relación entre terroris- ejemplo, en su Chelovek s Kinoapparatom («El hombre con
mo y revolución-, que no se ajustaban del todo a la ima- la cámara»), donde además, y por medios estéticos, el ci-
gen que quería dar el poder bolchevique. neasta hacía guiños estilísticos al espectador. Estos hallaz-
En general, el mundo del cine era favorable al movi- gos formales y narrativos entusiasmaban a los aficionados,
miento revolucionario, por mucho que algunos de sus com- a la vanguardia cultural deseosa de nuevas experiencias en
ponentes hubieran emigrado o estuvieran con los blancos. todos los campos: teatro, arquitectura, poesía, cine.
Aunque las relaciones entre los cineastas y el poder bolche-
vique no pueden considerarse una «historia de amor», muy
pronto se estableció una comunión de intereses. Por discu- En realidad se daba un malentendido sobre la función del
tibles que les parecieran las obras de Pudovkin, Eisenstein, cine como arte. Promovidos por fin a abanderados de la
Kulechov, etc., los dirigentes soviéticos se sentían impresio- nueva cultura, los cineastas se tomaban muy a pecho su mi-
nados por el entusiasmo que El acorazado Potemkin o El fin sión y multiplicaban los debates sobre el significado del
de San Petersburgo suscitaban en el extranjero -especial- cine, su lenguaje, combinando siempre que podían la teo-
mente en Alemania- entre aquellos obreros que para ellos ría con la práctica: Eisenstein ha dejado un montón de es-
encarnaban el futuro de la revolución socialista; con la úni- critos teóricos, como todos saben, pero lo mismo hicieron
ca finalidad de ponerse laureles, esos dirigentes reivindica- Kulechov, Pudovkin y muchos otros. Al igual que sucede en
ban para ellos el mérito de haber promocionado las mejo- pintura o literatura, había varias escuelas que rivalizaban
res películas del mundo. De esta manera el gobierno sovié- entre sí, y todas gozaban de una autoridad que no se daba
tico se presentó como el primer régimen de la historia que en Occidente, donde sólo cineastas aislados, los «grandes»
reconocía la grandeza artística del cine y, por lo tanto, legi- -Marcell'Herbier, René Clair, Jean Renoir- podían parti-
timaba el estatus del profesional cinematográfico, ponién- cipar en los movimientos de ideas. Cada una de estas es-
dolo a la altura de escritores y artistas. cuelas proponía una determinada concepción del cine, pero
Dicho de otra forma: el cine contribuyó a legitimar la re- ninguna pensaba forzosamente en la comercialidad, en el
volución, a través de un deal no reconocido, y la revolución contacto con el pueblo, lo que creaba un conflicto con las
hizo lo propio con el cine. instituciones del régimen.
No podemos negar que los antiguos objetivos del poder Eisenstein quería que el cine tomara en su provecho no
-educación, propaganda- se mantenían, pero en un con- sólo lo que había heredado de las otras artes, sino que apor-
texto nuevo. El cine se había consolidado como el arte por tara elementos propios de su lenguaje, y añadía: <<Nuestro
antonomasia de la época de la técnica: la que el nuevo régi- arte debe apoyarse tanto en el comunismo como en el aná-
men pretendía representar. Recién incorporados a la fama, lisis científico de la creación artística.» Consideraba que
174 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 175

emocionar es más importante que educar, y que se debían chenia Mistera Vesta v strane bolshevikov («Las extraordina-
buscar las vías específicas del lenguaje artístico: de ahí su rias aventuras de mister West en el país de los bolchevi-
interés, en lo que al cine respecta, por el montaje y (desde ques»), donde Lev Kulechov se expresa mediante géneros
la perspectiva comunista) por los héroes colectivos. «tradicionales» como el western, el policíaco, etc.; ya he-
Pudovkin pertenecía en el fondo a la misma escuela, a mos visto cómo, tras la fachada de un western, Po zakonu
pesar de ser el rival número uno de Eisenstein (a su perro escondía una crítica a los procesos de la URSS: lo implíci-
le puso de nombre Eisenstein, mientras que Eisenstein lla- to se hace más importante que lo explícito.
maba al suyo Pudovkin), pero sus principios de transcrip- Protazanov, que era un superviviente de la vieja escuela,
ción artística eran opuestos. Pudovkin había sido actor, y rodaba lo que quería y como quería. Sus obras más famo-
por ello en vez del héroe colectivo, anónimo, interpretado sas son Aelita, que puede considerarse la primera gran pe-
por obreros o campesinos auténticos, prefería un profesio- lícula de ciencia ficción (1924), predecesora de Metrópolis y
nal de la interpretación que pudiera impersonar la arro- que constituye al mismo tiempo una sátira de la vida so-
gancia del oficial, la suficiencia del profesor, la indiferencia viética, y Soro k pervikh («El 41»), la patética historia del
del juez, el sufrimiento de los desgraciados. Para él hay un amor imposible entre una joven miliciana roja y un apues-
factor desencadenante fundamental tanto en el individuo to oficial blanco. A esta escuela, carente de pretensiones
como en la colectividad: la toma de conciencia; sus prota- teóricas, pertenecen también algunas obras maestras olvi-
gonistas son gente que toma conciencia de la opresión ejer- dadas de F. Ermler, A. Room, etc.
cida por las instituciones (La madre), del racismo y la ex- Y es -curioso que el régimen, concretamente el organis-
plotación imperialista (Tempestad en Asia), etc. mo cinematográfico regido por Lunacharski, manifieste
El tercer «grande>> del cine soviético, Dziga Vertov, pro- una paradójica preferencia por esta escuela. Al principio no
clamaba a su vez que la ficción nunca podría conseguir la hay el menor trato de favor para los «revolucionarios>>, y to-
veracidad del documental. Por ello rechaza la utilización de davía menos para los «excéntricoS>>, como Kozintsev, Trau-
actores profesionales y elabora emociones y mensajes recu- berg, Yutkevich, Barnet, que se inspiran en la tradición del
rriendo únicamente a la espontaneidad del montaje. En circo y las pantomimas para ridiculizar más a fondo las
1924 Vertov levanta cierta polémica en los medios políticos costumbres del pasado (escuela «FEX>>: «Fábrica del Actor
al afirmar que Lenin sólo considera cine verdadero los do- Excéntrico>>). La razón es simple: los productos de los «tra-
cumentales, los noticiarios, y no los films de ficción. Como dicionales>> tuvieron más repercusión popular que las obras
Lenin había declarado que la función del cine es defender maestras de los «grandes>>, que eran demasiado avanzadas
determinadas ideas políticas (es decir, lo que hoy llamamos para el público y, a fortiori, más éxito que las de la FEX. En
<<hacer propaganda>>), y no la de entretener, Vertov dedujo una época (los años veinte) en que el cine americano toda-
que los films documentales eran los únicos que podían vía se distribuye ampliamente en la URSS, el público pre-
cumplir de forma definida esta función. No es de extrañar fiere películas que le distraigan, con estrellas como el
que toda la profesión se le echara encima ... cómico Ilinski -La fiesta de San Yorguen, Sakroichik iz
Frente a estos cineastas <<revolucionarioS>> había otra es- Torzheka («El sastre de Torzhob)- o Batalov -Tretia Mie-
cuela que defendía un cine más tradicional, de entreteni- shanskaia («Calle Mieshanskaia, número 3>> ), Aelita, La ma-
miento, aunque, si era necesario, con algún toque socialis- dre (en el personaje de Pavel).
ta o progresista. La forma de expresarse no estaba tan su-
peditada a la ideología oficial, si bien esto no quiere decir
que los cineastas fueran ajenos u hostiles al régimen; todo En realidad, ¿cómo reaccionaba este público?
lo más a sus excesos. Un ejemplo es Neobichaninie prikliu- La burguesía culta se había eclipsado o desaparecido,
176 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RE CIBE 177

víctima de la revolución y la guerra civil, de modo que el Se planteaba un importante dilema. Una de las caracte-
cine más vanguardista del mundo tenía como público a rísticas del cine en la URSS era que debía responder a un
obreros y campesinos. Con lo que este público disfrutaba compromiso entre tres criterios que no eran forzosamente
realmente era con las aventuras de Douglas Fairbanks, los contradictorios, pero que necesitaban cierta sintonización:
westerns, las peripecias de Charles Chaplin, las comedias las exigencias del Estado, de índole básicamente ideológico
tradicionales y, en general, con todos los géneros que ya pedagógica; las de los cineastas, que querían hacer obras
triunfaban antes de la revolución. El régimen consideró que artísticas de calidad, y, finalmente, los gustos del público,
la película base del programa debía ir precedida por un do- al que si le daba por no ir al cine podía desencadenar la rui-
cumental educativo, lo más didáctico posible, sobre el fun- na de la industria y de sus profesionales.
cionamiento de las máquinas, la energía eléctrica, etc. El De esta forma apareció una nueva orientación, definida
público se acostumbró en seguida a llegar un poco tarde y por Stalin: si se quiere producir hay que llenar las arcas de
así ahorrarse esta primera parte del programa, y en casos la industria cinematográfica; las películas que se hagan tie-
en que se promovió la producción de largometrajes cientí- nen que gustar al espectador. El régimen estaliniano quiere
ficos como Mekhanika golovnovo mozga («El mecanismo dar al gran público un cine que sea popular y al mismo
del cerebro»), de Pudovkin, para formar el cuerpo de la se- tiempo «concienciado» políticamente; bajo la égida de
sión, simplemente decidió irse a otras salas. Zhdanov va a empezar la etapa número 2 de la cinemato-
Pero el problema es más profundo. Eisenstein había no- grafía soviética, la del realismo socialista. La ideología ab-
tado que la escena final de La huelga había sido muy aplau- solutista de Stalin lo va a impregnar todo, ciertamente,
dida en Petrogrado, la más culta de las ciudades rusas, pero pero no sirve para una explicación global.
en el campo producía reacciones inesperadas. La escena en
cuestión alternaba los planos de los soldados disparando
contra los huelguistas con otros de un carnicero degollan- Hay que contar con otra transformación -de diferente sig-
do animales cuya sangre, mezclada, se filtraba por un de- no- que se está produciendo en los estratos más profundos
sagüe: esta alegoría del zar y sus esbirros como matarifes de la sociedad: el ascenso de cuadros de origen popular a
era incomprensible para unos mujiks que no veían la ma- los centros del aparato estatal. Este ascenso no se nota de-
tanza de ganado como un crimen. .. Cuando por efecto de masiado al principio de la era soviética, ya que las grandes
la alternancia de planos se repetían los del carnicero, salían decisiones en política o arte las toman los bolcheviques de
de la sala porque se pensaban que empezaba la siguiente primera hora, que en general eran intelectuales con buena
sesión. En el caso de Octubre ni siquiera aguantaron hasta formación, que habían estudiado en colegios y universida-
que terminara la película; con Chelovek s kinoapparatom des de Rusia o del extranjero. Aunque se peleen entre ellos,
(«El hombre con la cámara»), los collages del anuncio ya les no hay una solución de continuidad entre Lenin, Luna-
quitaron las ganas de entrar, y el fracaso de Zvenigora, de charski, Bogdanov, Meyerkhold y Eisenstein: pertenecen a
Dovzhenko, fue total y absoluto ... En resumen, había un un mismo mundo. Durante este período los apparachiks no
gran vacío cultural entre los cineastas revolucionarios y su son más que comisarios a sus órdenes; de origen popular en
público. unas tres cuartas partes, este cuerpo, formado por militan-
«A los cineastas no se les pide que sean artistas, estetas», tes de base que muchas veces ni siquiera son del partido
repetía machaconamente Zhizn Iskusstva; no se les pide bolchevique, se va a ir introduciendo en el núcleo de los di-
que hagan películas <<que sólo serán entendidas dentro de rigentes, entre los que no hay ningún proletario, ningún
treinta años», sino que <<sirvan para educar a las masas hombre del pueblo (con <<honrosas» excepciones como Sta-
de hoy». lin o Frunze). Ante el boicot administrativo de los antiguos
178 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 179

burócratas, el Estado soviético debe echar mano de cada lo juzgan decadente, y quieren un cine simple, eficaz, donde
vez más representantes de estos estamentos de base -pro- los protagonistas sean gente del pueblo, y no de ayer sino de
cedentes de comités, soviets, etc.- que no están muy «bol- hoy. Éste es el proyecto esbozado por el realismo socialista,
chevizados» pero que son muy radicales y cuya formación con la misión sobreañadida de glorificar aspectos del régi-
«urbana» es francamente reciente, por lo que mantienen men como pueden ser los planes quinquenales y el proceso
una mentalidad pueblerina. Son estos elementos los que al- de construcción del socialismo. Desde luego, éstos no eran
canzan los grados medios y superiores del Estado en la épo- los objetivos primordiales de Eisenstein, por mucho que en-
ca de Stalin, y es este mismo, en el fondo hostil a los inte- tendiera las motivaciones del régimen e intentara alabar la
lectuales, quien como supervisor de todas las subidas de es- alianza entre la ciudad y el campo en La lfnea general. Aun-
calafón dentro del partido se encarga de favorecerlos, en de- que miembro del partido comunista, tampoco Pudovkin es-
trimento de los bolcheviques de origen que se matan entre taba ya en íntima sintonía con el régimen: por ejemplo, rea-
ellos. La estructura social del poder ha cambiado radical- liza su Dezertir («El desertor») en 19 33, cuando ya no venía
mente entre 191 7 y 192 7: ahora proliferan por todas partes a cuento promocionar la revolución en Alemania.
ciudadanos de origen rural, que si desde el punto de vista Poco a poco los <<grandes» del cine soviético van siendo
social se les puede considerar revolucionarios, en el plano dejados de lado, sus proyectos retrasados o censurados, por
familiar y moral son absolutamente tradicionalistas, y, por no hablar de los reproches de Dovzhenko a Eisenstein de
lo tanto, antisemitas, racistas, disciplinados, obedientes. que debe producir más, de que no comprende las necesi-
¿Y en el arte? dades impuestas por la construcción del socialismo, de que
En el terreno cinematográfico, como en cualquier otra debe pensar más en el público. No se puede decir que so-
expresión artística, esos nuevos directivos tienen los mismos bre Eisenstein, Pudovkin o Kulechov caiga una interdicción
gustos que el gran público, y no manifiestan el menor entu- explícita, pero no se les deja trabajar libremente. La buro-
siasmo por los alardes «experimentales» de un Vertov o de cracia impide la terminación del rodaje de Bezhin lug (<<El
un Eisenstein, o de la FEX. Y por otra parte se dan cuenta, prado de Bezhin») de Eisenstein, como si desacreditara el
como le pasa a Zhdanov, que las películas «comerciales» de régimen nacido en octubre de 1917. La atmósfera se hace
Room o Protazanov tienen una inspiración decididamente irrespirable: a Pudovkin no le dejan firmar sus trabajos in-
burguesa, por mucho que esos artistas, llenos de buena vo- dividualmente; Kulechov, <<que no era sólo un gran creador
luntad y ansiosos por ser útiles, metan unas pinceladas mí- del cine, sino el creador del cine soviético», sufre un pur-
nimas de ideología para que el guión pase la censura. gatorio de años y no puede rodar más que documentales y
La reacción combinada Zhdanov-Stalin se ha presenta- un último film, Veliki uteshitel (<<El gran consolador»). De la
do corno antitrotskista porque Trotski tenía veleidades van- gran época el único que puede trabajar con cierta libertad
guardistas en literatura y arte, pero no es más que un error es Boris Barnet, que con La patria te llama hizo una de las
de apreciación motivado por la costumbre de dejar que películas más hermosas sobre la Gran Guerra, que contaba
sean los políticos quienes interpreten los fenómenos histó- la historia de amor entre una muchacha rusa y un prisio-
ricos. En realidad este viraje cultural es efecto del cambio nero alemán en un pueblo de la retaguardia.
que se produce en la estructura social del poder, y expresa Los «grandes» del cine soviético se habfan convertido en
el concepto que tienen de la belleza estos nuevos dirigentes unos extraños en el castillo.
de baja extracción, que es la del academicismo y no la de
la vanguardia; de ahí su rechazo a Stravinski, a Picasso, a
Dziga Vertov. Si hubiera que concretar la fecha de inicio de la nueva era
Los nuevos dirigentes abominan del arte abstracto, pues del cine soviético, en el sentido de esta renovada relación
180 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE SOCIEDAD QUE PRODUCE, SOCIEDAD QUE RECIBE 181

con la sociedad, de conciliación entre los gustos del público, Después de la segunda guerra mundial aparece de entre las
las necesidades del régimen y la creación de una estéticn profundidades de la sociedad una intelectualidad nueva,
nueva, creo que la película más emblemática es Kruzheva producto del sistema, pero con unas exigencias críticas que
(«Encajes»), de Sergei Yutkevich. ,., En ella se describe la vida demuestran que está viva y en activo. Ha sacado nueva-
burocrática de una pequeña célula comunista en una fábri- mente a la luz el distanciamiento que acompaña la libertad
ca de provincias, contrastada con el ambiente de una taber- de miras y de análisis. El lento proceso de culturización de
na próxima, en la cual vagos y maleantes se mofan de los las nuevas generaciones y su familiaridad con la herencia
obreros y los militantes. Por amor a una de las obreras, uno cultural del pasado ruso han contribuido a un cierto rena-
de los gamberros de la taberna se coloca en la fábrica y se cimiento y a la reaparición de un público con mayores exi-
convierte en trabajador modelo, aumentando la productivi- gencias estéticas y críticas que compense con su acogida los
dad. «Interés considerable», «propósito ambicioso»: los elo- esfuerzos de los artistas. Cierto que estos nuevos intelec-
gios de la prensa fueron unánimes para esta producción tuales han tenido que arriesgarse para saltar los obstáculos
eminentemente edificante pero que también tuvo un consi- que la sempiterna burocracia ponía en su camino: tanto
derable éxito de público. El gran éxito de las nuevas orien- por mentalidad como por convicciones, esta burocracia se
taciones coincidió con la llegada del cine sonoro y hablado, oponía a todo cambio, y toda crítica se consideraba antiso-
con lo cual las innovaciones técnicas completaron la función viética.
de transmitir el mensaje que los cambios sociales no acaba- 1962. La infancia de Iván, de Tarkovski, supone el anun-
ban de enunciar por sí mismos. Entonces apareció una nue- cio de una nueva era. Aparecía una verdad de la guerra que
va generación de cineastas: Medvekin, los antiguos excéntri- no era la verdad oficial. De todas maneras, para proclamar
cos reciclados, Kozintsev y Trauberg; el ex clásico Dovzhen- esta verdad, su verdad, Tarkovski tendrá que presentarla del
ko, y los «hermanoS>> Vassiliev, que gestaron el film soviéti- mismo modo que lo hará Klimov: vista a través de los ojos
co más loado por el gobierno y conocido del gran público, de un niño.
Chapaiev, auténtico hit en taquilla y que en una encuesta Habrá que esperar todavía veinte años, o quizá más,
realizada en 1958 por J. Rimberg todavía era la obra que es- para que el cineasta pueda, igual que el escritor, ser total-
taba más grabada en la memoria del público nacional. mente autónomo, no tener que <<pedir permiso>> para ex-
Las películas producidas en las dos décadas siguientes presar su opinión. Para que vuelva al castillo.
se construyen sobre un modelo simple. El protagonista co- Durante estos veinte años el círculo se estrecha alrede-
lectivo, «emblemático>>, va desapareciendo poco a poco en dor de estos cineastas que quieren dar testimonio, pero
provecho del hombre «de la calle >> , al que se le adjudica ca- como han aprendido a trampear las contradicciones del sis-
tegoría de héroe. Esta glorificación del hombre común (al tema, consiguen llevar a cabo algunos de sus proyectos.'
estilo del qualunquismo italiano), que puede ser tractorista, Pero así y todo, son numerosas las películas que se quedan
obrero, etc., complace al público, sorprendido y feliz de re- en sus cajas. Habrá que esperar la perestroika para que re-
conocerse en la pantalla. En estos productos abundan las surja el centenar de obras acabadas pero prohibidas: <<Era
escenas de cotidianeidad, pero les falta aquel distancia- tan importante dejar constancia como difundir ideaS>>, de-
miento irónico o crítico que les daban Ermler, Room o Bar- clara Abuladze, cuyo Arrepentimiento es la parodia más trá-
net; el cine quiere ser un reflejo de la sociedad, pero una gica de las maldades de la tiranía en la época postestali-
sociedad tal como el poder la ve y le gustaría que fuese. Es niana: a la vez surrealista, grotesco, burlesco, este film re-
un cine de estética impresentable, pero da dinero.
l . Algunas grandes películas, prudentemente retenid as y después •liberadas», pue-
den ser exportadas al extranjero para que produzcan divisas: A11drei Ru bliev, de Tar-
* Estrenada en 1928. (N. del t.} kovski (1966), o Te11i zabitikh predkov (•Caballos de fuego•, 1965), de Paradzhanov.
182 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

sucita la pesadilla que han vivido unos hombres deseosos


de libertad. Puede situarse, sin duda, entre las obras maes-
tras del cine. Simultáneamente aparecían toda una serie de
películas comerciales, de alto presupuesto pero escaso ries-
go, que de todas maneras servían para indicar gustos en la
sociedad soviética próximos a los de las clases medias al
oeste del Elba: Moscú no cree en las lágrimas, de Menshov
(1979), es el equivalente ruso de los 6lms de Sautet.
La perestroika ha liberado a los cineastas de las trabas
que hasta ahora habían sufrido; el fin del monopolio de QUINTA PARTE
Goskino ha abierto un período totalmente nuevo. Como pa-
saba en mayo del 68 en Francia, asambleas interminables LA HISTORIA EN EL CINE
elaboraban los nuevos planes del cine, y retornan las viejas
polémicas de los años veinte: las opciones de cine comer-
cial o cine de autor tienen cada una sus defensores. Y en el
desorden de un sistema en descomposición, films venidos
de no se sabe dónde explotan como granadas: La pequeña
Vera, de Pichul (1988), Taxi Blues, de Lunguin (1990).
Dentro de las corrientes vanguardistas surgen también
productos de un gran rigor que recogen el testigo de Tar-
kovski. Estos films ocultan las corrientes de la nueva ideo-
logía, que no debemos confundir con el <<Nuevo Pensa-
miento», y en la que la ecología, el fundamentalismo orto-
doxo y el regreso al hombre tienen que vérselas con un
mundo en ruinas, en el que todo ha sido destruido.
¿Nos encontramos ante el principio de una nueva era?
Gorod Zero (<<Ciudad Cero>>, 1990), de Chakhnazarov, por
ejemplo, film emblemático de esta nueva corriente, no se
ha quedado en las estanterías; ... pero a las salas no ha acu-
dido nadie. 2

1989-1993

2. Doy las gracias a Martine Godet por su lectura de la versión inicial de este tex-
to y haberme sugerido algunas oportunas modificaciones. Para su elaboración he con-
sultado las siguientes obras: J. Babitsky y J. Rimberg, The Soviet and the Film lndustry.
Nueva York, 1955; S. Fitzpatrick, Educatio11 and Social Mobility in tite Soviet Unio11,
Cambridge, 1979; M. Godet, «Le cinéma soviétique a l'heure de la perestro"ika•, Ving-
tieme Siecle, enero-marzo 1991, pp. 85-89; P. Kenez, Tite Birth o{ tite Propaga11da State,
Cambridge, 1985; H. Marshall, Masters o{ tite Soviet Cinema, Londres, 1983; J.-L. Pas-
sek (ed.), Le ciné111a russe et soviétique, París, 1981; R. Robin, Le réalisme socialiste, u11e
estitétique impossible, París, 1986; R. Taylor, Tite Politics o{ tlze Soviet Ci11e111a. Cam-
bridge, 1979.
CAPÍTULO 18
LA PARADOJA DE EL ACORAZADO
POTEMK/N'~

La paradoja es la siguiente: ¿cómo es posible que esta


película haya conseguido evocar tan admirablemente una
situación revolucionaria, mucho mejor que cualquier obra
histórica erudita o crítica, cuando la mayor parte de la in-
formación que presenta --como tan bien ha demostrado
D. J. Wenden- 1 ha sido pura y simplemente inventada por
Eisenstein?
Si resulta que con hechos imaginarios el artista recons-
truye lo verdadero, hace inteligible la historia, esto nos
plantea la cuestión de si la ficción, lo imaginario, pueden
servir como técnicas científicas de investigación histórica.
La existencia del cine da nueva vida a este dilema, que,
de hecho, no es nuevo, pues hace tiempo que se sabe que
Alexandre Dumas analiza mejor la Fronda que Michelet, y
que, sirviendo de fondo a la intriga, la ficción histórica nos
da idea de la situación y de los personajes.
Por otra parte, el ejemplo de El acorazado Potemkin es
más emblemático que, por ejemplo, el de La. madre de Pu-
dovkin -otra obra maestra-, ya que de esta última todo el
mundo sabe que no es una película histórica: en su mástil
ondea el pabellón de la novela, mientras que en el del Po-
temkin es el de la historia, rehecha o reconstruida.

* «La paradoxe du Cuirassé Potemkine•, Cahiers du Monde Russe et Soviétique,


XXX, 3-4, julio-diciembre 1989.
l. D. J. Wenden, •Battleship Potemkin•, en Feature Films as History, Londres,
Croom Helm, 1981, pp. 37-62.
186 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 187

En los dos casos uno de los problemas más importantes primer caso, lo que llamaremos por comodidad historia-
es la relación entre las fuentes, fundamento del análisis his- memoria, e! principio básico es el de acumulación, y cual-
tórico -documentos, archivos, etc.-, y el discurso elabo- quier descubrimiento por pequeño que sea es una valiosa
rado por historiadores y artistas para evocar el pasado, es- aportación a la reconstrucción-reproducción del pasado: la
tablecer sus vinculaciones con el presente y hacerlas vero- historia de mi pueblo, de mi región, etc., se construye
símiles. De hecho, el análisis histórico oscila entre varias amontonando datos. En la historia general, al contrario, se
orientaciones: la filosofía política, que intenta dar un senti- procede a una criba de la información; el proceso de selec-
do a la evolución de las sociedades; la erudición, que extrae ción se guía por un orden jerárquico en el que determina-
su información de los archivos, y la demostración científica, das fuentes tienen más valor que otras: los archivos del Es-
que no se preocupa tanto por reconstituir el pasado como tado más que los privados, una carta autógrafa de Churchill
por analizarlo, buscarle leyes y constantes, encontrar el ori- ofrece más garantías que la de un firmante anónimo. La
gen de los problemas de nuestro tiempo. La mayoría de las historia tiende así a ser la reproducción de las opiniones de
veces, sea cual sea la forma de escritura que usemos, estos los dirigentes o de la oposición, pero siempre de aquellos
criterios se interfieren entre sí en dosis que varían según la que de algún modo la dirigen. Es la historia oficial, o me-
«fórmula secreta» del historiador, que responde a su saber jor dicho institucional, ya que es la historia de las institu-
o a sus inclinaciones. La ficción, sin embargo, queda un ciones, incluso de las que se enfrentan al poder constitui-
poco por encima de estos enfoques, a pesar de que a veces do. Por lo que respecta a la historia experimental, la selec-
presuma de erudita, y con cierta razón. ción de información obedece a unas necesidades: para re-
He aquí que desde hace uno o dos siglos, determinadas solver una determinada cuestion tendré que cotejar <<estoS>>
filosofías e interpretaciones de la historia han ido tomando documentos con <<aquéllos>>, y no me puedo limitar a nom-
el protagonismo y desplazando a otras: con voluntad unifi· brar las fuentes sino que debo explicar por qué las he es-
cadora, y al servicio del Estado o del partido, estas teorías cogido.
han reconstruido a su manera toda la historia universal. En En la ficción cinematográfica, finalmente, las informa-
la segunda mitad del siglo xx muchas ideologías se han de- ciones que se recogen son aquellas que se consideran sig-
rrumbado, y la historia se transforma a cada momento. El nificativas en el momento en que la obra se va a realizar:
renacer de países que antes sólo eran colonias de otros es no es el pasado lo que necesitamos, como ocurría en la his-
uno de los factores que ha contribuido a destruir los mo- toria-memoria, sino el presente.
delos: a partir de ahora cada pueblo, cada grupo social, El principio de organización varía según los cuatro tipos
quiere ser el amo de su propia historia, y hurgando en su de obras. En los dos primeros es cronológico, ya que poner
memoria intenta recrear un pasado. fecha a los datos es uno de los criterios de veracidad, asi-
De este modo tenemos en la actualidad varias formas de milado al de especificidad. En la historia experimental el
historia: la de las comunidades o grupos, la historia gene- principio de organización es la lógica, y la calidad del tex-
ral, la historia experimental, y finalmente la ficción, que to se vincula al rigor de la demostración. En la ficción, el
aquí sólo vamos a abordar en su vertiente cinematográfica. principio es por un lado estético, y por otro dramático: lo
A fin de esquematizar las funciones y modos de fun- que importa aquí de la historia es su impacto visual y su
cionamiento de estos diferentes planteamientos, retome- potencial narrativo, su capacidad para generar <<Suspense>>.
mos las cuestión que planteábamos al principio de este ca- Desgraciadamente, la historia «tal cual>> no está pendiente
pítulo. de la estética ni se rige por las convenciones del melodra
La selección de informaciones -o, mejor dicho, el prin- ma o la tragedia.
cipio que la guía- varía según el criterio escogido. En el La función de la obra varía también según su naturale-
189
LA HISTORIA EN EL CINE

za, ya que no proporciona siempre las mismas ventajas a


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los que la producen. La historia-memoria (de los judíos, de
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elll a 'fl las mujeres, de mi pueblo, etc.), tiene por función la iden-
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de su propia dignidad, de su importancia; este tipo de his-
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historia general es legitimar las instituciones que gobier-
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nan, y los que lo hacen mejor no suelen hacer ascos a los
honores o cargos que su actividad les reporta; son algo así
como los sacerdotes que honran a su iglesia. La historia ex-
] e; perimental persigue la entronización de la ciencia como
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propósito soberano y a sus ejecutores como administrado-
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LA HISTORIA EN EL CINE 191

la mente sino las aventuras de Los tres mosqueteros de Du-


mas? Para los ingleses es lo mismo: como señala Peter Sac-
c io, todo lo que dice Shakespeare sobre Juana de Arco es
inventado, pero a pesar de los esfuerzos de los historiado-
res es esta Juana de Arco de Shakespeare la que guardan
los ingleses en su memoria, y cuanto más tiempo pase, me-
JlOS lo cambiarán los historiadores.
Y es que a diferencia de un ensayo histórico, que debe
CAPÍTULO 19 ser modificado continuamente según la perspectiva y el
avance de los análisis, las obras de arte se perpetúan ina-
¿EXISTE UNA VISIÓN FÍLMICA movibles. Aunque se multipliquen, el problema persiste,
DE LA HISTORIA?''' como podemos verlo en el caso de la campaña de Napoleón
e n Rusia. En ese país su figura ha ejercido mayor fascina-
ción que en ningún otro, adoptando las imágenes más dis-
La cuestión que queremos plantear es si el cine y la te- pares: anticristo, bárbaro, tirano, prometeo, mártir, genio,
levisión modifican o no nuestra visión de la historia, sin ol - fantasma misterioso; héroe épico para Pushkin, filósofo
vidar, por supuesto, que el objeto de la historia no es sola- para Dostoievski o Tolstoi, prueba para los marxistas,
mente conocer los fenómenos pasados, sino también estu - ¿quién da más? Desde luego, no serán los trabajos de los
diar los vínculos que unen el pasado con el presente: la bús- historiadores. ·
queda de continuidades y rupturas. En la actualidad, con el cine y la televisión, la historia
Es indudable que la importancia de esta cuestión se ha conoce una nueva forma de expresión: ¿aportan algo estos
incrementado en las últimas décadas. En las sociedades oc- medios a su inteligibilidad?
cidentales la gente cada vez pasa más tiempo viendo televi- El ejemplo de El acorazado Potemkin está relacionado
sión, que se está convirtiendo en una especie de «escuela con este problema: ¿qué imágenes de la revolución de 1905
paralela»; por otra parte, en los pueblos ex colonizados, so- están más grabadas en nuestra mente sino las escenas del
bre todo aquellos que no tienen una tradición histórica es- film de Eisenstein? Sin embargo, al igual que sucede con la
crita, el conocimiento de la historia depende todavía más batalla de bolas de nieve del Napoleón de Abel Gance, estas
que en otros lugares de los medios de comunicación, por escenas proceden directamente de la imaginación de los au-
importante que sea el papel de la tradición oral. Ya se ve tores. El impacto ideológico de estas obras maestras, de las
que la premisa que planteamos tiene su importancia. premisas históricas que planteaban, ha sido tan fuerte que
De todas formas, no se trata de un problema nuevo. En d urante mucho tiempo un santo respeto ha impedido pro-
tanto que saber o conocimiento, la ciencia histórica ya se ceder a su análisis, juzgado como un sacrilegio por todos
ha visto enfrentada a problemas de naturaleza similar: la aquellos para los que el cinematógrafo era como un nuevo
novela o el teatro han sido en ocasiones adversarios victo- Evangelio.
riosos de la ciencia histórica, aunque sea almacenados de
forma imprecisa en nuestra memoria: cuando pensamos en
Richelieu o Mazarino, ¿qué es lo primero que nos viene a En realidad, hay varias formas de considerar un film histó-
rico.
* «Y a-t- il une vision filmique de I'Histoire?», Hors-cadre, S, 1987, «L'écolc-
La más corriente, heredada de la tradición erudita, con-
Cinéma». siste en verificar si la reconstitución es precisa: denunciar
192 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 193

el error de hacer ir con casco a los soldados de 1914 (pues olvida de las demás, sin sentirse obligado a justificar o ra-
no se lo pusieron hasta 1916), certificar la verosimilitud de zonar su elección: de esta manera se da un gusto él y se lo
decorados y escenarios naturales, comprobar la autentici- da a sus correligionarios, que al fin y al cabo son «SU pú-
dad de los diálogos, etc. La mayoría de los cineastas ponen blico». De este modo la causa defendida tiene una amplia
atención a estas precisiones eruditas, y para ir más seguros difusión, y para el cineasta puede significar un beneficio
suelen pedir la ayuda de historiadores de medio pelo (que, para su prestigio y (por qué no) para su cuenta corriente.
por lo demás, aparecerán perdidos en un rincón de los tí- Pero en cuanto a análisis histórico, a hacer comprensibles
tulos). Por supuesto, hay realizadores con un nivel de exi- los fenómenos, nada de nada.
gencia más alto a los que les gusta jugar a historiadores, y Desde este punto de vista, Senderos de gloria, de Ku-
van ellos mismos a los archivos y bibliotecas; se esfuerzan brick, es un caso muy especial, que plantea varios proble-
en dar a los diálogos todo el sabor de la época, como hizo mas. Al denunciar la mecánica irracional de la <<ofensiva a
Fleischmann con el dialecto de Silesia o Allio con el habla toda costa», con amplia exhibición de canalladas por parte
de los camisards. Este rigor les ha dado justa fama, igual de todos los niveles del escalafón militar, las situaciones es-
que a otros, como Tavernier o Bertolucci, que en La estra- tán evocadas con gran autenticidad y convicción a fin de
tegia de la armia sabe utilizar un simple pañuelo rojo o una hacer disfrutar a los antimilitaristas, los demócratas y gen-
levísima diferencia de luminosidad para dar idea de la tran- te de izquierdas en general, pero la acumulación de atroci-
sición a un pasado lejano o a un mundo imaginario. dades acaba por neutralizar la verosimilitud del conjunto,
Este enfoque erudito, que podríamos llamar positivista, y haciendo incomprensible, por ejemplo, la creación y per-
no excluye el recurso a otros criterios. Tanto Alexander viviencia de asociaciones de ex combatientes en las que
Nevski como Andrei Rubliev son obras de artistas muy aten- desde 1918 los antiguos soldados y oficiales han seguido
tos a estas exigencias, pero ambas películas evocan un mis- confraternizando.
mo momento (o casi) de la historia con una significación Visto bajo este prisma, el cine histórico (o más genéri-
distinta: en Nevski el enemigo mortal es el alemán, concre- camente <<de historia») no es más que la transcripción fíl-
tamente, los caballeros teutónicos, y en Rubliev son los tár- mica de la visión que tienen de la historia unos determina-
taros y los chinos: en este segundo film lo que salva a Ru- dos colectivos.
sia es su religiosidad, el cristianismo, mientras que en Nevs- Así y todo, hay cineastas que por su forma original de
ki el héroe es deliberadamente laico. Es decir, que la ideo- abordar una determinada intriga consiguen hacer inteligi-
logía del film va disociada del rigor histórico del cineasta. bles algunos períodos históricos, y además de forma crea-
A veces esta segunda orientación suplanta a la primera, dora. Un ejemplo es Luchino Visconti, que en La caída de
pero no por eso el film no va a ser igualmente bien juzga- los dioses deja abierto el camino a aquellos que quieran en-
do tanto en sus fines como en sus contenidos. Incluso ca- tender la penetración del nazismo en la alta burguesía ale-
bría pensar que en una sociedad dominada por las ideolo- mana, si bien escoge un planteamiento temático y formal
gías es este enfoque el que tendría que estar más favoreci- que oscurece un tanto la ideología latente del film, vincula-
do. Abel Gance y Jean Renoir, por ejemplo, proponen dos da a una de las constantes de la obra de Visconti: la histo-
visiones contrarias de la Revolución francesa: la primera, ria entendida como decadencia. Como muy bien ha señala-
bonapartista y prefascista, glorifica al hombre providencial, do Ishaghpour, cada película de Visconti es una especie de
mientras que la segunda, filomarxista, quiere pasar por alto elegía por aquello que, con la irrupción de lo nuevo, va a
la existencia de grandes hombres. Pero tanto en un caso desaparecer para siempre.
como en el otro el realizador selecciona en la historia aque- Otro ejemplo lo tenemos en aquellas películas inspira-
llos hechos o peculiaridades que den fuerza a sus tesis y se das en la crónica de sucesos, a los que confieren categoría
194 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 195

de «reveladores» del funcionamiento social y político: pue- quería influir sobre la historia con un mensaje de paz. En
de decirse que directores como Renoir, Rossellini, Godard esta categoría de obras las hay que dan un paso adelante
y Chabrol han tomado el relevo de novelistas como Zola o cuando el autor, en vez de limitarse a reconstruir un acon-
Sartre. Los cineastas aplican estas técnicas al pasado, en tecimiento, lo <<rehace»: es el caso de La huelga, de Eisens-
vez de limitarse al presente, y de este modo han dado un tein, que elabora una transcripción fílmica del análisis mar-
gran paso adelante con respecto a los historiadores. xista a través de la situación en una fábrica rusa de 1905.
Estos razonamientos nos deben aclarar que la principal De distinto signo, pues van contra la corriente, son
diferenciación no es entre las películas en que la historia es aquellas películas vinculadas a un combate colectivo contra
el fondo, como La gran ilusión o Lo que el viento se llevó, y el poder establecido, y en las que podemos incluir La sal de
aquellas en las que es el objeto, como ocurre con Danton, la tierra, la mayor parte de los films históricos polacos, An-
ya que la manipulación puede dar buenos frutos con cual- drei Rubliev o Ceddo . Por mucho que su aportación sea de
quier tema. Más bien habría que diferenciar los films que primer orden, se trata de una lucha más que de un testi-
se inscriben dentro de las corrientes ideológicas dominan- monio.
tes o minoritarias de aquellos que, al contrario, arrojan una Las que conviene poner aparte son las películas que por
mirada independiente y renovadora sobre las sociedades. un lado demuestran un análisis social e histórico indepen-
Es decir, que para que las películas ejerzan su función diente de toda filiación y que, al mismo tiempo, utilizan
de análisis -o «Contraanálisis »- de la sociedad son nece- medios propiamente cinematográficos para expresarlo .
sarias dos condiciones. La primera es que los cineastas con- Para nosotros el ejemplo modélico es M, un asesino entre
sigan independizarse de las fuerzas ideológicas e institu- nosotros , de Fritz Lang. A través de la anécdota de un en-
ciones del momento (lo que no es el caso de los que reali- fermo mental se nos presenta el funcionamiento de la Re-
zan películas de propaganda, claro), pues de no ser así su pública de Weimar; la utilización del montaje paralelo y la
actividad no va a hacer más que reforzar, aunque sea bajo alternancia de efectos sonoros y visuales dan a la trama un
una apariencia nueva, las corrientes de opinión estaUeci- aspecto formal que no podría corresponder a otro arte que
das, sean las dominantes o las de la oposición. La segunda el cine; tanto el mensaje como las técnicas de análisis son
condición es que la escritura utilizada sea específica del a la vez innovadoras e independientes.
cine y no venga de otros medios -que no sea teatro filma- M es un ejemplo, pero hay muchas otras películas que
do, por ejemplo-, y lo mismo para los recursos técnicos hacen su aportación a la inteligencia de las sociedades: re-
empleados. cordemos la filmografía de Elia Kazan, de Renoir, o la nou-
La aportación del cine a la inteligibilidad de los fenó- velle vague, que a través del suceso banal ha sabido elabo-
menos históricos varía, pues, según el grado de autonomía rar un análisis social de la época actual pero que refleja al
del autor y su contribución estética. mismo tiempo la herencia del pasado.
Tanto las películas que abordan la vida de los grandes Independientemente de los documentales que preservan
hombres (Alejandro Nevski, Napoleón, el general Custer, et- la imagen del presente, pero también de residuos del pasa-
cétera), como las que se centran en la acción de las masas do, o que sacan partido de la memoria de las colectivida-
(La madre, de Pudovkin; La Marsellesa, de Renoir, etc.), son des, como Babatou et les trois conseils, de Jean Rouch, se
portavoz de las corrientes de pensamiento de su época, do- pueden colocar en lugar aparte a determinados cineastas
minantes o de la oposición. El placer que pueda producir que proponen una interpretación global de la historia, pero
su contemplación se deriva de su capacidad de influir so- desde una perspectiva exclusivamente personal y que no es
bre la sociedad, sobre la historia, voluntaria o involunta- solamente una reconstrucción o una reelaboración, sino
riamente. Por ejemplo, al realizar La gran ilusión, Renoir una aportación absolutamente original a la comprensión de
196 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

los fenómenos pasados y su relación con el presente: esta- >'


mos pensado -sin entrar a juzgar la validez que adjudi- "'e
quemos a sus análisis- en la obra de Syberberg, de Tar- o
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kovski y de Visconti. e¡ S::
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198 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

o político a través de un trabajo formal; lo llamaremos from


without, en el sentido de «desde fuera».

Estas cuatro variedades de fuentes y abordajes nos per-


mitirán confeccionar un esquema general de clasificación.
De todas formas se da por supuesto que cualquier obra, fíl-
mica o no, puede participar de varias de esas instancias. Es
mediante el análisis que se podrán identificar aquellas ca- CAPÍTULO 20
racterísticas de clasificación que no cumplen más que una
función instrumental. Por ejemplo, La sal de la tierra, de Bi- CINE Y CONCIENCIA DE LA HISTORIA
berman, es a la vez un film que pone en tela de juicio la vi- EN ESTADOS UNIDOS'~
sión oficial de la historia; que aborda la sociedad desde
abajo, ya que analiza el comportamiento de las minorías ét-
nicas y sus mujeres; que recurre a los testimonios, a los re- ¿Qué conciencia de la historia evidencia el cine en Es-
cuerdos; pero también elabora el modelo ejemplar de una tados Unidos? Esta pregunta es tanto más pertinente cuan-
huelga en la que los trabajadores se enfrentan a las grandes to que en ese país el cine ha jugado un papel esencial en la
compañías, los indígenas a sus patronos yanquis, y, ade- vida social y cultural; durante muchos años, por ejemplo, el
más, las mujeres apoyan activamente las reivindicaciones cine mudo supuso para los emigrantes que no hablaban
de sus hombres. bien el inglés uno de los espectáculos más accesibles.
El problema radica en preguntarse si en el cine se pue-
1987 den encontrar las mismas representaciones del pasado que
en el ensayo histórico escrito -narraciones, manuales es-
colares, novelas- y si se nota la repercusión de las con-
cepciones de la historia que han ido predominando sucesi-
vamente en la vida norteamericana. De hecho, estas repre-
sentaciones no se han sucedido en el sentido estricto del
término; más bien se trataría de una estratificación, con
unas capas más antiguas que otras, y cuya huella todavía
puede encontrarse en la actualidad.

Primera capa. Las primeras concepciones de la historia en


Estados Unidos llevan el estigma de la ideología cristiana
pero, como debe ser, del cristianismo protestante. En los
primeros libros de historia que se escribieron en Estados
Unidos, como el Anónimo de Massachusetts, publicado en
1823 por el editor John Prentiss, se hace especial hincapié

• «Aux États-Unis, cinéma et conscience de l'Histoire», en Marc Fen-o (ed.), Film


et Histoire, París, Éditions de l'École des Hautes Études en Sciences Sociales, 1984.
200 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 201

en la superioridad de la América protestante comparada años del siglo xrx, esta nueva imaginería ocupa rápidamen-
con la América española. El retraso de ésta se debería a la te el lugar de la anterior. En este momento del cambio de
«Superstición e ignorancia de sus clérigos ». La prueba de la siglo se oponen violentamente dos visiones de la historia.
superioridad del Norte protestante sobre el Perú católico es Nótese que Griffith, que pertenece a esta generación, justi-
que «Filadelfia tiene el doble de habitantes que Lima pese fica la tolerancia (religiosa) en Intolerancia, en una época
a haber sido fundada 150 años después»; incidiendo en lo en que hay cientos de películas a favor y en contra de la to-
mismo, el ignoto autor calcula que, en 1960, Estados Uni- lerancia, en que unas están a favor de la guerra de Cuba y
dos tendrá una población de ... 462 .752.896 habitantes, y otras son pacifistas, unas a favor de los unionistas, otras de
añade que el país será un auténtico paraíso que los yanquis los confederados: desde esta perspectiva concreta hay un
se habrán ganado «con el sudor de la frente ». Como se deja film de Edison de 1903, La cabaña del tfo Tom, que es muy
bien claro, historia y mito ya van juntos: España y el cato- significativo. Resumen de los momentos clave de la famosa
licismo representan la maldad y el atraso. novela, la cinta acaba con la muerte del viejo criado, que
Esta tradición antiespañola reaparecerá en una larga se- sube al cielo para encontrarse con su fallecida amita Eva, a
rie de películas, las de piratas, y en las que la acción trans- la que tanto echaba de menos: la niña se ha convertido en
curre en Florida, como Tambores lejanos. Los prototipos se un ángel y nos muestra en rápida sucesión los grandes mo-
remontan a los inicios del cine, siendo uno de los más cé- mentos que han dividido a los americanos: Jefferson contra
lebres The Sea Hawk , de Michael Curtiz, con Erro! Flynn. Hamilton, la guerra de 1812, el asesinato de Lincoln, etc.
Realizada durante los años cincuenta, The Sea Hawk está En otras películas como En el viejo Kentucky (1909), Bar-
ambientado en la época de la reina Isabel y presenta a los bara Fritchie (1911) o El cobarde (1914), los conflictos de la
anglosajones como abiertos y simpáticos, mientras que los historia de Estados Unidos constituyen el nudo de la intri-
españoles son crueles, piadosos e incompetentes. Hay un ga. Son películas de tono acusador, que se ponen de un lado
detalle que denota una especie de lapsus, cuando Erro! o de otro.
Flynn, en su papel del capitán Thorpe, le dice con rabia a Es curioso que después de la primera guerra mundial ya
la Infanta de España: «Estas joyas que lleváis se las habéis no habrán apenas films acusadores sobre incidencias de la
robado a los indios ... »''' Un segundo rasgo de esta represen- historia pasada; a partir de este momento, cuando se esbo-
tación del pasado es la identificación del norteamericano ce una crítica será sobre el presente.
con el inglés, a pesar de haber tenido que luchar con él para
conseguir la libertad: de hecho, son pocos los films que evo-
can la guerra de la Independencia, mientras que sobre la La transición de la ideología de la guerra civil a la ideolo-
guerra civil hay infinidad. gía del melting-pot (que sería la tercera capa) se desarrolla
en las películas y libros dedicados precisamente a la guerra
de Secesión. Se pasa de interrogarse sobre las causas del
La ideología de la guerra civil forma la segunda capa de esta conflicto -en lo que había un franco desacuerdo- a ana-
visión estratificada del pasado; originada en los últimos lizar sus efectos , que todo el país estaba de acuerdo en con-
siderar desastrosos. Es en este sentido que se puede consi-
* En realidad, The Sea Han•k (segunda versión de una novela de Rafael Sabatini) derar la guerra civil como el acto fundacional de los Esta-
fu e rodada en 1940, y aunque es indudable que la imagen de Felipe II y el Imperio es-
pañol venía de esa antipatía ancestral por el mundo hispá nico, lo que se buscaba en
dos Unidos, desplazando a lo precedente, sobre todo, la
este caso era una ana logía contemporánea con el Tercer Reich y la amenaza que re- guerra de Independencia. Por lo que respecta a los negros,
presentaba entonces pa ra el mundo libre. Por lo que respecta a la anteriormente cita- desaparecen de la «gran» historia y sólo encuentran sitio en
da Tambores lejmws (Distant Drums, 1951), no contiene la menor alusión a España; su-
ponemos que el auto r se refiere a otra película . (N. del t.} las comedias musicales y en las novelas. A cambio, los in-
202 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 203

dios -hasta ahora ignorados por la historiografía escrita- Lincoln, especie de panegírico del héroe fundador, es un
hacen una irrupción masiva en el cine. film de apariencia totalmente apolítica, lo cual no deja de
Durante este período de transición, todos los films sobre ser paradójico. La única película de Ford que aborda as-
la guerra civil que abordan en profundidad los conflictos pectos conflictivos de la sociedad estadounidense es Las
reales constituyen sonados fracasos de público; por ejemplo uvas de la ira, pero la responsabilidad se achaca más a la
The Crisis, de Selig y Churchill; tampoco funciona Paz en la crisis de 1929 que a los dirigentes del país.
tierra, de King Vidor, que reflejaba el resentimiento de los Por lo que respecta a los gángsters y los films que se les
sudistas contra Lincoln. En los años cincuenta, otro film dedican, deben su existencia a la prohibición, y también a
«Serio», The Red Badge of Courage, de John Huston, fue la crisis general. Este talante conformista se extiende a
también un desastre en taquilla. acontecimientos del extranjero, como la guerra de España:
El único film que abordaba cuestiones históricamente aunque Por quién doblan las campanas, de Sam Wood, era
delicadas y que tuvo éxito comercial fue Lo que el viento se una adaptación del libro de Hemingway, se procuró que los
llevó. Obsérvese, de todas maneras, que no saca en pantalla franquistas resultaran tan simpáticos como los republica-
a ninguno de los grandes protagonistas de la guerra civil: ni nos. Incluso algunas producciones sobre el nazismo o el co-
Lincoln, ni Lee ... ; no se reconstruye ninguna batalla autén- munismo suavizan la condena dándole forma de comedia,
tica, y los desastres de la guerra, como el incendio de Atlan- como ocurre en las películas de Lubitsch, Ninotchka y Ser
ta, se sacan a colación para un discurso contra la guerra en o no ser. Los grandes dramas históricos del pasado pueden
general y no para ponerse de parte de uno de los bandos. ser ampliamente recuperados por la sociedad norteameri-
Se trata, pues, de una obra de reconciliación nacional en la cana ya que los productores los vacían de cualquier refe-
que se han limado todas las aristas políticas en beneficio de rencia que pudiera dividir a los ciudadanos: Los diez Man-
unos héroes individuales, Scarlett O'Hara y Rhett Butler, damientos, de Cecil B. DeMille, ensalza la liberación de los
que no encarnan ningún ideal político en particular. judíos, mientras que Ben-Hur y Qua Vadis glorifican el na-
Otra variación importante de esta representación del pa- cimiento del cristianismo.
sado es la concerniente a la integración armoniosa de los Indudablemente, hay algunos inconformistas entre los
inmigrantes y la conquista y colonización del Oeste, dos que escriben la historia o hacen películas sobre la sociedad;
episodios que se complementan mutuamente: An American no todos confeccionan una <<historia sin historia». También
Romance, de King Vidor, es un film muy típico de esta co- hay los que señalan con el dedo al enemigo, esos enemigos
rriente <<edificante». Esta tercera estratificación constituye que siempre amenazan a América, como los chinos, el <<pe-
el ensamblaje de las filosofías del melting-pot y de la re- ligro amarillo», tradición perdurable que se manifiesta ha-
conciliación nacional, y su espíritu está reflejado en Lo que cia 1929 con películas de mensaje antichino en una época
el viento se llevó y An American Romance. En esta época que en que la China está pasando por una revolución democrá-
comienza con la entrada en guerra de Estados Unidos en tica y reina el desorden (en esa misma época el Japón re-
1917, todo lo que sea criticar o cuestionar el pasado nacio- presenta precisamente el orden y el progreso). La tradición
nal se convierte en una actividad <<antiamericana». John antioriental continúa con Tras el sol naciente, de Dmytryk,
Ford simboliza admirablemente esta visión conformista de esta vez desviada hacia el imperialismo japonés y la civili-
la historia en la que son glorificadas todas las instituciones zación autoritaria que lo respalda, todo ello un peligro para
del país: el ejército, en Fort Apache; la familia tradicional, los valores americanos.
en ¡Qué verde era mi valle! (aunque en este caso la acción Los nazis son la otra amenaza, y también se les estig-
transcurra en Irlanda); el triunfo de la ley sobre los delin- matiza con dureza desde la pantalla, pero solamente des-
cuentes, en El hombre que mató a Liberty Valance; El joven pués de comenzada la segunda guerra mundial. La mayo-
LA HISTORIA EN EL CINE 205
204 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE
inspiradas en la Biblia o la Antigüedad, o que glorifiquen el
ría de esas películas están realizadas por refugiados alema- Imperio romano, como arquetipo del «Imperio americano»;
nes o austríacos, y conviene recordar que a pesar de estar habrá que esperar al Espartaco de Kubrick (1960), para que
más amenazados por el nazismo, ni los franceses ni los in- se glorifique la revuelta, la revolución.
gleses les dejaron hacerlas, mientras que los norteamerica-
nos sí.
A pesar de que la gran crisis de 1929-1932 proporcione Cuarta capa. Llegó un momento en que se vio que la ideo-
argumentos para muchas películas de los años treinta, bien logía del melting-pot y la glorificación de la democracia
pocos son los historiadores o cineastas que durante el pe- americana no podían satisfacer a todos. Este criterio de va-
ríodo que va de 1917 a finales de los cuarenta hacen una loración del sistema era el que gustaba, por supuesto, a los
crítica en profundidad del funcionamiento de la sociedad medios dirigentes y los grupos dominantes, todos pertene-
americana, y siempre con una orientación «populista» o cientes a la comunidad WASP, es decir, los White Anglo-
«New Deal». La crítica aparece de forma oblicua, pero iró- Saxon and Protestant, los protestantes de origen anglosa-
nica y perversa, en las obras de los grandes cómicos del jón. En realidad, los no blancos, los italianos, los eslavos,
cine americano, de Chaplin a los hermanos Marx, y tam- los católicos, incluso los judíos, quedaban excluidos del es-
bién, aunque de forma más atenuada, en algunas comedias, tablishment americano, y por ello fueron los primeros en
como las de Prestan Sturges. Los films de Frank Capra, al cuestionar la validez de esta ideología del melting-pot y la
contrario, son totalmente «constructivos» y se ponen al ser- autosatisfacción del sistema dirigente. Charles Chaplin
vicio del sistema norteamericano, al que legitiman y glori- presentó con amargura y humor la crueldad de esta socie-
fican (Caballero sin espada, por ejemplo); no sorprende que dad, el aspecto irrisorio de su <<buena conciencia». La risa
al estallar la guerra, Roosevelt recurra directamente a Ca- y el humor eran los únicos recursos admitidos para criti-
pra para realizar o supervisar una serie de documentales de car el establishment, y fueron precisamente los judíos los
propaganda patriótica, como Why We Fight. más habilidosos en explotar esta licencia, empezando por
Este período, que va de 1917 a la segunda guerra mun- los hermanos Marx y siguiendo con Jerry Lewis y Woody
dial, perdurará algunos años más: gracias a la victoria, los Allen.
norteamericanos podían acreditar la eficacia de su sistema, Pero el grupo étnico o social que empezó a actuar de
de su visión del mundo. En la época del macartismo fueron forma más radical fueron los negros, para los cuales el dis-
considerados sospechosos algunos films que en otra coyun- curso oficial sobre la democracia americana era un sarcas-
tura habían servido para ensalzar a los que entonces eran mo, una contraverdad. Hacía tiempo que se habían dado
aliados de Estados Unidos, sobre todo la Unión Soviética. cuenta de que en el cine no interpretaban otro papel que el
Se llevó a los tribunales a gente del cine bajo la acusación de criados o cantantes, y no pasaban de ahí; esto propició
de haber incitado a la guerra más por solidaridad con el co- el nacimiento, a partir de 1920, de un cine de protesta ra-
munismo que por odio al nazismo. En este período de la cial que intentaba dar una visión <<negra» de la sociedad
posguerra inmediata, que coincide con el inicio de la gue- norteamericana: The Birth of a Race, producido en 1920,
rra fría, se impone una ideología oficial, de seguimiento fue el primer ejemplo de «Contra-film» en la historia del
obligado: es quizá el único momento en la historia del cine cine americano. Le siguieron otros como The Right of Birth ,
norteamericano en que la menor crítica supone una trai- While Thousands Cheer, etc., pero hay que decir que esta
ción. En estas condiciones no es extraño que los cineastas primera hornada de contra-films negros no tuvo ningún
se hayan pasado a los géneros «Seguros», como la comedia éxito, ni siquiera entre los mismos negros. La razón parece
musical, el western, y volver a las películas de gángsters en ser que se les presentaba excesivamente honrados, justos y
las que «el crimen siempre se paga», o superproducciones
206 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 207

virtuosos, y las intrigas eran tan moralistas y aburridas que más crítica estaban apareciendo ya con algunas películas
no interesaban lo más mínimo al espectador. sobre la guerra o sobre los entresijos del ejército, poniendo
No fue hasta los años setenta en que la segunda promo- en duda su tan cacareado espíritu democrático en un mo-
ción de películas hechas por negros tuvo realmente éxito, mento en que los hombres de armas parecían intocables.
ya que combinaban espectáculo, violencia y revanchismo La multipremiada De aquí a la Etemidad, de Fred Zinnemann
racial: mujeres blancas despreciando a sus compañeros de (1953), ponía de relieve, con bastante audacia para la épo-
su misma raza y entregándose a los machos negros; blan- ca, los malos tratos de que se podía ser víctima en el ejér-
cos que sólo encuentran la felicidad en los brazos de las ne- cito norteamericano, si bien, como es lógico, al final se po-
gras, etc. Los negros fueron también los primeros en nían las cosas en su sitio. Pero más que el ejército fue, como
encarnar una nueva visión de la historia enfrentada a la hemos señalado antes, la familia la que sufrió los principa-
ideología del melting-pot: lo que se llama ideología del les embates por parte de los jóvenes, y desde ¡Salvaje!, o los
salad-bowl. vehículos para lucimiento de James Dean, como Rebelde sin
A partir de ahora cada grupo étnico o cultural exalta su causa, hasta Bormie y Clyde, son infinidad las películas que
identidad y legitima su razón de existir. Paralelamente a los reflejan la rebelión de los jóvenes, su protesta contra la hi-
negros, otras minorías han seguido por el mismo camino, pocresía del matrimonio, etc. Pertenece a Elia Kazan el ho-
como los judíos con los films en yiddish; pero en este caso nor de haber sido el cineasta que ha redactado la contra-
el enfoque es más etnográfico, no hay un mensaje de pro- historia más sistemática de la sociedad norteamericana y
testa como ocurre actualmente en los films de resistencia sus mitos, de La ley del silencio a Los visitantes.
india o chicana tipo The Black Hills Are Not for Sale, de San- Después de la crítica a los militares, a la familia o a la
dra Osawa. El efecto terminal de esta ideología del salad- prensa (El gran camaval, por ejemplo) , ha aparecido la del
bowl es que cada grupo social, no específicamente cultural, racismo del que son víctimas los indios, o la segregación so-
se pone ahora a hacer sus propias películas, para su comu- cial de las mujeres en una serie de films de protesta que van
nidad, para un estricto autoconsumo. Las mujeres han en- de The Lawless, de Losey, a La sal de la tierra, de Biberman,
trado en liza con obras como Self Health y se convierten al obra esta última que engloba a la vez la lucha de clases, la
mismo tiempo en sujeto y objeto del film, denunciando la lucha por la libertad de los indígenas y la lucha por la li-
dominación masculina encubierta bajo las normas y conse- beración de la muje1~ La con"iente crítica llega hasta los
jos de la medicina, la desigualdad social, etc. Otros grupos westerns, en los que se produce un cambio ideológico deri-
sociales han seguido sus pasos. vado de la experiencia de la guerra del Vietnam: la repre-
Las presiones y angustias generadas por las secuelas de sión del indio encarna la mala conciencia de los ciudada-
la segunda guerra mundial han provocado sentimientos de nos, mientras que el americano blanco se revela como un
inadaptación, así como la aparición de grupos sociales conquistador imperialista sin fe ni moral.
<<nuevos», como por ejemplo los jóvenes, que protestan con- Mientras en la enseñanza, en la novela, en el teatro, se
tra las representaciones tradicionales, y muy en especial expresa la identidad cultural e histórica de los no-WASP (lo
contra la hipocresía de la familia norteamericana, el home, que estos films críticos reflejan), sólo el cine define con
el entrañable pueblecito cuya glorificación había constitui- fuerza los rasgos dominantes de la contra-historia de la so-
do el leit motiv casi obligado de la producción en los años ciedad propiamente WASP. También el cine contribuye, a
de guerra e inmediatamente después, desde Sinfonía de la través de una vuelta a los films de catástrofes o de ciencia
vida, de Sam Wood, hasta Desde que te fuiste, con Jennifer ficción (que también se da en las novelas), que se da en la
Jones, o Claudia, esposa moderna, otro gran éxito. crisis de 1973 como en la de 1929, a la aparición de una
Para ser exactos, algunos signos de regreso a una visión nueva visión de la historia, la que el futuro nos depara.
208 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

En resumen, asistimos a una remodelación, a una descom-


posición de la visión de la historia cuyo apogeo se sitúa a
finales de los años setenta. El cine expresa admirablemen-
te este movimiento, desde luego mucho mejor que la lite-
ratura, la enseñanza de la historia o la vida política. Des-
pués de la guerra del Vietnam y la crisis, Estados Unidos se
interroga a sí mismo como nunca lo había hecho, y esta in-
terrogación es un signo de libertad, la salvaguardia que pre- CAPÍTULO 21
venga un regreso al conformismo y uniformidad autocom-
placientes del segundo tercio del siglo xx.
NUEVE CONSIDERACIONES SOBRE
LA REVOLUCIÓN EN EL CINE"(
1984

La forma como el cine ha tratado y analizado la revolu-


ción y las rebeliones nos sugiere una serie de considera-
ciones.

l. La primera es que el cine soviético no ha producido


ninguna película sobre la Revolución francesa, lo cual es to-
davía más sorprendente cuanto que la historia de la Revo-
lución francesa era muy familiar a los rusos, que la citaban
continuamente. Lo que ocurre es que, en realidad, les ser-
vía de contraejemplo más que de lección, por varios moti-
vos: en primer lugar, porque «acababa mal», con el endio-
samiento de Bonaparte y su expansionismo imperial, y des-
pués porque se había quedado «a medias», a pesar de Ro-
bespierre o de Gracchus Babeuf. Para algunos sólo servía
como referencia para prevenir movimientos terroristas
como la rebelión de Pugachev: es significativo que hasta
1978 no se realice un film soviético que glorifique esta re-
vuelta (Pugachev, de Alexei Saltikov).
Por otra parte es evidente que la Revolución cambió de
jefes el 9 Termidor. Si entonces asimilamos, como si estu-
viéramos en el período 1917-1920, los mencheviques y S.R.
a los girondinos, y los bolcheviques a los jacobinos, si Dan-
ton encarna a los moderados y Lenin es un trasunto de Ro-
bespierre, ¿quién hará de Bonaparte? Este paralelismo
inesperado, que puede hacer de Trotski o Stalin el homólo-
* • Neuf obse1vations sur la révolution au cinéma», en Révoltes, révolutions, ciné-
ma, París, Centre Pompidou, 1989, col. Cinéma Pluriel.
210 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 211

go de Napoleón, tiene algo de incómodo y desagradable q r ~t • ' os lovaquia, etc., favorecen la corriente de reprobación
justificaría los peligros de la analogía y los silencios del ci rH· q11 c, con efecto retroactivo, se hace extensiva primero a Sta-
soviético, que prefiere -a través de una visión marxista (o lrrr , y después a Lenin, el bolchevismo, el marxismo, y más
supuestamente marxista) de la historia- encontrar los orf kj os todavía al espíritu ilustrado que se considera respon-
genes de la Revolución rusa en la Comuna de París, a la qu¡· o.,; r ble de la Revolución.
dedicó tres películas, la más conocida La Nueva Babilonio, De este modo nos encontramos con la paradoja de que
de Kozintsev y Trauberg (1929). Desde otra perspectiv<t, ..,e condena a la Revolución francesa por sus excesos, ad-
Andrzej Wajda realiza su Danton (1982), que es una de rrritidos por todos, pero de rebote también por su reivindi-
nuncia del régimen de Jaruzelski a la la vez que del bol cación de los derechos del hombre, o sea por sus méritos.
chevismo y su represión de las libertades, personificada c rr Los orígenes de estas tomas de posición son políticos e
el desgraciado destino que espera a los <<tolerantes». ideológicos. En Estados Unidos, la patria de la democracia,
se ofrecen desde los principios del cine películas sobre la Re-
2. Otra peculiaridad de la Revolución francesa es l:t volución francesa en las que la frivolidad del Antiguo Régi-
ausencia total (a excepción de La Marsellesa, de Renoir) dv men refuerza el valor de la austera y puritana América. Las
películas que le sean favorables de modo global. Alemani:t mujeres son habitualmente las infortunadas heroínas -Ma-
dio el ejemplo a primeros de los años veinte con cintas ría Antonieta, la Du Barry-, víctimas de los abusos del po-
como el Danton, de Dimitri Buchowetzki -un emigrado pulacho. Esta iconografía se acentúa cuando se trata de la
ruso-, que insistía en el hecho de que la revolución elevo Revolución rusa y el comunismo, identificando las dos revo-
ra a sus hijos, o la Madame Dubarry, de Lubitsch, que años luciones para llegar a una condena global en nombre de los
antes que la versión de Dieterle ya denunciaba los excesos va lores de libertad que encarna la democracia americana.
revolucionarios; estos últimos cineastas, de todos modos, Naturalmente, ningún film americano se molesta en re-
son de los pocos que señalan los vicios de la corte ele cordar que la Revolución francesa acabó con la esclavitud
Luis XV. Conviene destacar al respecto que los norteameri - casi un siglo antes de la guerra de Secesión.
canos -como refiere Sylvie Dallet en La Révolution fran(:ai - En Francia, durante la primera mitad del siglo, la ma-
se et le cinéma (1988)- no dudan en denunciar la miseria yor parte de los historiadores que han inspirado las pelícu-
del pueblo y sus desgracias durante el Antiguo Régimen, si las sobre la Revolución pertenecen a medios realistas o son
bien a partir de Griffith se pone más énfasis en la crueldad de Action Franc;aise (Gaston Len6tre, Louis Madelin,
de los jacobinos y, muy especialmente, de Robespierre, F. Funck-Brentano, P. Gaxotte), y cargan en compacta for-
símbolo de la anarquía y el bolchevismo. Las películas que mación contra la leyenda republicana, sustituyéndola por la
tocan la Revolución francesa, como María Antonieta, de suya (tradición que se ha revitalizado en los últimos veinte
W. S. Van Dyke (1938), o El reinado del terror, de Anthony a ños al ponerse en tela de juicio el régimen soviético).
Mann (producida en 1949, en plena guerra fría), tienen un En Estados Unidos son razones de índole cinematográ-
tono francamente reaccionario. fica las que explicarían la elección de los temas y su orien-
En Francia pasa lo mismo. Con la excepción de Renoir, tación. Los fastos cortesanos proporcionan a los producto-
o la más reciente de Stellio Lorenzi, los cineastas se apoyan res un marco sensacional para su fábrica de sueños, cosa
en la crítica de los excesos del Terror para volver a las tesis que no se puede decir, por supuesto, de la pobreza del cam-
de Action Franc;aise (el caso de Sacha Guitry) e incluso las pesinado o las recogidas de impuestos. Y por otra parte, si
de los grupos parafascistas (como hace a ratos Abel Gance) . después de la independencia, la revolución como fenómeno
A mediados del siglo xx, los reconocidos excesos del régi- político era rechazada de plano por la sociedad americana,
men soviético y su propagación a Polonia, Hungría, Che- a cambio podía jugar el papel catastrofista que da vida al
212 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 213

género preferido de los editores, de los novelistas y de los la intimidad ideológica del film, la desfiguración en pro-
cineastas: el melodrama. fundidad de un pasado que se podría presentar desde otra
perspectiva. Al fin y al cabo, el historiador también hace
3. En la época del cine mudo, la hegemonía del melo- una selección: si sólo quiere hacer de ordenanza debe ajus-
drama contamina todos los géneros, entre ellos el histórico. tarse a la razón más que al sentido o los sentimientos. Es
Ingrediente principal es un personaje que haga de víctima, raro que un análisis específicamente científico pueda con-
por lo general femenino, y a ser posible encarnado por una vertirse en una obra cinematográfica.
hermosa actriz, y el guión debe procurar que el espectador
se ponga en el lugar de la sufriente protagonista, amén de 4. En un film sobre María Antonieta, nos explican que
suministrar toda una serie de peripecias violentas, providen- Fersen, su amante, conseguía escapar de la Revolución emi-
ciales o catastróficas que no siempre se deben a la lógica de grando a América en compañía de Rochambeau, pero come-
los acontecimientos; la llegada del cine sonoro no cambia tía el error de volver a Francia y moría allí. Esto nos indica
mucho estas estructuras. J.-L. Bourget ha observado que en que las tierras americanas son siempre un refugio en cual-
las películas históricas la Revolución hace de catástrofe, lo quier época de la historia, y no solamente a principios del si-
cual evidencia que en el fondo su motivación es reac- glo xx; lo podemos ver en diferentes epopeyas que van de An
cionaria. Se subraya la impotencia de los individuos (María American Romance, de King Vidor (1944), a América, Améri-
Antonieta, Danton, etc.) ante unos movimientos históricos ca, de Elia Kazan (1963). Allí se refugian sucesivamente los
«Cataclísmicos» que les superan. Las diferentes adaptaciones franceses, los serbios, los griegos, los armenios, los rusos ... ; en
de Una historia de dos ciudades, de Dickens; El caballero Ad- resumen, las víctimas de todas las catástrofes históricas.
verse, de Mervyn LeRoy (1936), o María Antonieta, de W. S. La Revolución rusa se ha presentado siempre de forma
Van Dyke (1938), son algunos de los muchos ejemplos de asaz negativa, tanto en Ninotchka como en Doctor Zhivago ,
esta visión melodramática de la historia. En El reinado del hasta llegar a la adaptación que ha hecho Warren Beatty del
terror, de Anthony Mann, film sobre la Revolución francesa libro de John Reed (Reds 1 Rojos, 1982). Por imposiciones
realizado en plena euforia anticomunista (1949), los revolu- de la alianza con la URSS contra el nazismo se tuvieron que
cionarios de 1793 se presentan como gángsters que no pue- atenuar las muestras de hostilidad hacia el odiado régimen,
den escapar a su destino final, que es matarse entre ellos. y el cine americano se vio obligado a producir entre 1941 y
Por supuesto, no hay ninguna razón por la cual la 1944 algunas películas favorables a la Revolución de Octu-
obediencia a las reglas de un género o las necesidades de bre, de las cuales la más significativa fue Mission to Mos-
la progresión dramática corresponda forzosamente al curso cow, de Michael Curtiz (1943), que lleva su complacencia
real de la historia, a aquello que «realmente ha sucedido». hasta el extremo de hacer suyas las tesis estalinianas contra
Por todo ello, la selección de situaciones y personajes y Trotski. The North Star, de Lewis Milestone (1943), es otro
todo lo que corresponde al trabajo del artista no tienen film favorable a la revolución comunista, que muestra
nada de inocente o casual. La habilidad del cineasta con- cómo en el país de los soviets la pobreza no existe y reina
siste primero en ajustarse a esas reglas pero procurando co- la prosperidad, como si estuviéramos en los mismísimos
meter el menor número de errores posible, informarse al Estados Unidos. América es siempre el punto de referencia,
máximo para escoger los incidentes que puedan apoyar el y resulta paradójico, sin embargo, el escaso número de pelí-
sentido melodramático de la intriga y las motivaciones culas dedicadas a la propia Revolución americana. 1 Desde
ideológicas del productor y del espectador. Conviene seña-
lar que esta preocupación puntillosa por la exactitud de los l . El único film que la trata de forma directa es América, de D. W. Griffith (1924) .

detalles r10 es más que un «taparrabos» destinado a ocultar


En los escasos productos que evocan esta época la guerra de Independencia no es más
que el marco de la acción, como en Cora zolles i11domables, de John Fo rd (1939).
214 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 215

luego, cabría considerar, como algunos autores han apun- mueren, es después de haber aprendido cómo acabar con
tado, que no se trataría de una revolución sino de una gue- estas fuerzas del pasado y legar su experiencia a sus des-
rra de independencia, pero hay que tener en cuenta que los cendientes.
contemporáneos la vivieron como revolución, y así es como La mayoría de películas soviéticas sobre la Revolución
se sigue considerando en la actualidad. son una búsqueda de los orígenes, una legitimación del po-
La razón de este desinterés cinematográfico hay que der nacido en octubre de 1917. Con La huelga y El acora-
verla en algo más: un film sobre la Revolución de 1783 ten- zado Potemkin, Eisenstein creó dos obras maestras que, al
dría que escenificar la guerra contra Inglaterra, y esta par- revés que las de su rival Pudovkin, no toman como prota-
tida de nacimiento no acaba de gustar a los americanos, gonistas a individuos concretos con los que el espectador
que prefieren tratar la guerra de Secesión, su guerra civil. pueda identificarse, sino las masas de obreros, marineros,
Quizá, inconscientemente, la clase dirigente americana, los etc., que funcionan como héroe colectivo, y de esta forma
WASP (White, Anglo-Saxon, Protestan!), no quieren romper hace más inteligibles los orígenes de la Revolución; puede
del todos sus lazos filiales con Inglaterra: si lo hicieran, los decirse que hace un trabajo de historiador, y más concreta-
italianos, los judíos, los eslavos, los negros y demás etnias mente de historiador de vanguardia que no busca solamen-
no-WASP reclamarían con más fuerza su derecho a dejar de te reproducir el pasado (como hará algo más tarde Mark
ser ciudadanos de segunda clase. Es por esto que el cine de Donskoi en su trilogía sobre Gorki, 1938-1940), sino que se
los años veinte a los cincuenta no quiere sugerir nada que esfuerza en recrearlo. Un trabajo basado en el montaje, en
signifique una ruptura con Inglaterra, y por ello produce la planificación de las secuencias y también en la creativi-
tantas películas sobre la guerra de Secesión, simbólica acta dad, ya que no duda en inventarse escenas que puedan dar
de fundación de la América contemporánea, y casi ninguna forma visual a los impactos emocionales sufridos por los
sobre la Revolución. personajes. Wenden ha mostrado perfectamente cómo en
El acorazado Potemkin la mayoría de hechos y situaciones
5. Ya hemos dicho que el cine soviético ha ignorado la narrados por Eisenstein eran el producto de su imagina-
Revolución francesa, pero que se ha fijado algo más en la ción, pero no por eso su film deja de ser un análisis prodi-
Comuna y en la revolución en España, filmada por Roman gioso de los acontecimientos de 1905.
Karmen en Ispanya (1939); tampoco ha demostrado interés Hay otras formas de abordar la temática de la Revolu-
por la Revolución mexicana de 1910-1916, que debía haber ción, como la de Beleiet parus odinoki («Blanca vela solita-
sido el soporte argumental de la película inacabada de Ei- ria», 1937), de Legoshin, en la que se nos muestra a través
senstein ¡Que viva México! (1932), consagrada a la historia de los ojos de un niño. Sea de una forma o de otra, lo cier-
de ese país. Por su parte, Pudovkin realizó Tempestad sobre to es que toda una corriente del cine soviético, desde la
Asia (1929), donde se mezclaba la lucha de los mongoles Uplotnenie (<<Cohabitación»), de 1918 [véase el capítulo 2],
por su independencia de las potencias extranjeras con la hasta La fin du Tsarisme (1986), de Elem Klimov,"' pasando
toma de conciencia revolucionaria de un joven pastor de por el Chapaiev (1934) de los Vasiliev, está consagrada a le-
Mongolia. Esto de la toma de conciencia ya era el hilo con- gitimar la Revolución, sus causas y objetivos, mientras que
ductor de su adaptación de Gorki, La madre, obra maestra el expansionismo revolucionario promovido por el Komin-
del cine y que fue el film que tuvo más éxito (incluso en Ru- tern apenas se ha reflejado en unas pocas obras (la más co-
sia) entre todos los dedicados a la Revolución; los recursos nocida es Dezertir [«El desertor>>], de Pudovkin, 1932).
del melodrama se utilizaban aquí con una significación
opuesta a la del cine de Hollywood: los tribunales zaristas * Supo nemos que el autor se refiere a Ago11ya (ta mbi én conocido como Raspwin) ,
film rodado en 1975 pero que por imposici ón d e la censura n o se pudo estrenar co·
y su poder represivo representan la fatalidad, y si los héroes mercialmente hasta 1984. (N. del t.}
216 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 217

De todas formas, en el gran cine soviético de los prime- ropeos insisten en las «nefastas>> consecuencias de las re-
ros tiempos tornó cuerpo un cierto malentendido sobre la voluciones en Francia y Rusia, y recuerdan con nostalgia
imagen que presentaba de la Revolución, a saber: que esta los viejos tiempos, los papeles se invierten para las revuel-
imagen no acababa de cuadrar del todo con la historia ofi- tas: en el cine soviético apenas se ven, mientras que en los
cial que se estaba construyendo en aquel momento. Por otros abundan.
ejemplo, el protagonista de La madre esconde armas en su Se comprende el motivo: una revuelta no cuestiona el
casa cuando la norma entre los socialdemócratas era con- orden establecido, sino solamente sus excesos, sus abusos,
denar el terrorismo, y, en La huelga, los jefes no se definen sus injusticias. Además, el héroe de la revuelta, el bandido
propiamente corno bolcheviques. Es decir, que los cineastas generoso defensor de los humildes, suele ser de cuna aris-
transmiten la verdad de sus análisis, los cuales ya no tienen tocrática, o por lo menos un caballero que se rige por el có-
vigencia en el momento de estrenar las películas. Por aña- digo de valores de la nobleza. Sea este héroe el Zorro -La
didura, la inventiva vanguardista de Eisenstein o Dziga Ver- marca del Zon-a, de Fred Niblo, con Douglas Fairbanks,
tov chocaba frontalmente con los gustos del público de las 1920, y sus secuelas: Don Q, hijo del Zorro, etc.-; Robin
grandes ciudades, en las cuales las elites habían desapare- Hood -protagonista de una larga serie de películas ameri-
cido por efecto del exilio o de los fusilamientos. El público canas, inglesas o italianas, cuyo modelo sería Robín de los
que quedaba, formado por obreros y campesinos incultos, Bosques, de Allan Dwan, 1922, también con Fairbanks-, o
huía corno de la peste de los simbolismos y esteticisrnos de incluso Jesse James, no se observa en ninguna de las pelí-
estos cineastas que se creían los más modernos del mundo, culas a ellos dedicadas la menor objeción al sistema mo-
corno Dziga Vertov y su Lenin, el genio de la revolución."'' nárquico en sí mismo; lo mismo se puede aplicar a las re-
Fueron estas tendencias populares las que motivaron el éxi- beliones capitaneadas por Mandrin, Maurin des Maures,
to del realismo socialista, más que las directrices venidas de Cartouche (interpretado en cine por Belmondo) o Cadet-
arriba: cada vez se hizo más tenue la diferencia entre lo que Rousselle (llevado al cine en 1954). Estos filrns de mero en-
era reconstrucción de la realidad revolucionaria y la pura tretenimiento carecen de la calidad analítica de obras más
reinvención, y, sobre todo, la verdad oficial tornó el prota- rigurosas que evocan revueltas colectivas, de campesinos
gonismo en la serie de películas que tenían a Lenin corno como El rebelde (1969) y La repentina riqueza de los pobres
personaje principal, fuera in absentia como en Chapaiev de Kombach (1970), de Volker Schlondorff, o de inspiración
(1934), o en carne y hueso corno en el díptico Lenin v ok- religiosa, corno Les camisards, de René Allio (1972). Una
tiabre («Lenin en octubre», 1937) 1 Lenin v 1918 godu (<<Le- obra aparte es Salmo rojo de Miklós Jancsó (1972).
nin en 1918», 1938), de Mijail Rornrn, o Lenin v Polshe De todas formas, son aquellas películas más dirigidas
(<<Lenin en Polonia»), de Yutkevich (1966). El otro héroe se- hacia la situación actual que hacia el pasado -por ejemplo,
ría el pueblo soviético, pero ¿dónde aparece?, ¿en Dov- Banditi a Orgosolo, de Vittorio de Seta; Salvatore Giuliano,
zhenko? ¿Se sigue glorificando la Revolución, o simple- de Francesco Rosi, o de forma más indirecta ¡No estoy
mente al régimen? solo!,'"' de los Taviani- las que expresan mejor la perma-
nencia del espíritu de rebeldía en las sociedades víctimas de
6. Al mismo tiempo que la URSS multiplica las pelí- la modernidad.
culas que explican las causas de las revoluciones -por lo
menos las de 1897, 1905 y 1917-, pero dejando de lado sus 7. Tierra de España, de Joris Ivens (1937), documental
efectos, y mientras los americanos y (especialmente) los eu- totalmente identificado con la lucha de los republicanos con-

* Titulado originalmente Tri pes11ie o I.eninie («Tres cantos a Lenin», 1934). (N. del t.} • Título original: San Michele aveva w1 gallo. (N. del t.}
218 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 219

tra los franquistas, es sin duda la obra cinematográfica que contra otros. El régimen franquista no consideró en abso-
causó mayor impacto en los medios dirigentes norteameri- luto el film de Sam Wood, producido en 1943, como un
canos, convenciendo al mismísimo Franklin Delano Roose- acto de agresión.,.,
velt de la necesidad de tomar partido en el combate que la Al contrario, las tomas de posición contra el nazismo se
democracia mantenía contra los regímenes totalitarios. hicieron cada vez más explícitas. El ejemplo más especta-
Ciertamente, los realizadores alemanes que habían hui- cular es el de The Mortal Storm, de Frank Borzage, estre-
do del nazismo, judíos o no -Billy Wilder, Otto Preminger, nado en junio de 1940, y que constituía un llamamiento a
Fritz Lang, William Dieterle-, y actores como Luise Rai- los alemanes para que se opusieran a Hitler; el film causó
ner, Peter Lorre, etc., no habían dejado de dar voces de gran indignación en Alemania y motivó incluso un inci-
alarma entre el mundillo de Hollywood -Melvyn Douglas, dente diplomático. Pero las películas de Litvak y Borzage
Gary Cooper, Darryl F. Zanuck, etc.- acerca del peligro de no estaban solas, pues hay constancia de unos veinte films
la contrarrevolución europea y la amenaza que representa- de mensaje antinazi anteriores a la entrada de Estados
ba el nazismo para la libertad, en general, y para las liber- Unidos en guerra: Enviado especial, de Alfred Hitchcock; El
tades norteamericanas, en especial. El estreno en abril de gran dictador, de Charlie Chaplin, o The Man 1 Marlied, de
1939 de Confessions of a Nazi Spy, film de Anatole Litvak, Irving Pichel.
con Edward G. Robinson, evidenció la incorporación de la El detalle más importante es que, durante ese mismo pe-
democracia norteamericana a la lucha contra el régimen to- ríodo, no se realizó en Inglaterra o en Francia ningún film
talitario de Berlín. comercial que tuviera un mensaje antinazi o favorable a la
Pero en el intervalo, y por supuesto antes de que la in- España republicana. Los pocos que se llegaron a rodar no
dustria de Hollywood multiplique sus películas comprome- salieron del marco limitado del cine militante: el caso de
tidas en la «lucha de la libertad contra el fascismo», la re- Tierra de España y de algunos más, como Espagne 39 -de
volución y la guerra de España han servido de puntos de an- Jean-Paul le Chanois-'"''' o, sobre todo, Espoir 1 Sierra de
claje para determinadas posturas que se fueron haciendo Teruel, de André Malraux, cuya exhibición fue prohibida en
cada vez más ambiguas a medida que Estados Unidos au- Francia por el gobierno Daladier. A cambio, la revolución
mentaba su interés en que la España franquista se mantu- española fue la primera crisis europea que suscitó un au-
viera neutral en la lucha contra el nazismo. téntico interés entre los cineastas documentalistas: opera-
Tierra de España era un film documento que reemplaza- dores como el ruso Roman Karmen, los ingleses Ivor Mon-
ba a la intriga de ficción histórica que había sido la prime- tagu y Marc Laren'"""'' y los franceses Porchet y Mar-
ra idea de Ivens. En Estados Unidos el primer film de éxi- quet'"'"""'' tomaron las imágenes que utilizaría Esfir Shub en
to sobre la revolución y la guerra de España fue, después Ispanya y, más tarde, Frédéric Rossif en Morir en Madrid
de The Last Train from Madrid (James Hogan, 1937), Bloc- (1963 ). La guerra de España ha sido también el único gran
kade (1938), de William Dieterle, una mezcla de opereta y acontecimiento revolucionario del siglo xx que, a través de
aventuras que expresaba un sentir más pacifista que pro-
rrepublicano, por mucho que se esbozara la rebelión de los
* De todas maneras, no fue estrenado en España hasta la muerte de Franco.
franquistas contra el régimen legalmente constituido. La (N. del t.)
ambigüedad es todavía más marcada en la adaptación de ** Film conocido también como Espmia 1936 o Espal1a leal en armas, y del que se
atribuye la supervisión del montaje a Luis Buñuel. (N. del t.}
Por quién doblan las campanas, de Hemingway: para que no *** Suponemos que se refiere al escocés, después afincado en Canadá, Norman
se molestara Franco, al que convenía mantener neutral, se MeLaren, que colaboró con Montagu en The Defence o( Madrid (1937). (N. del t.)
traicionó el espíritu del original, y el productor Adolph Zu- **** Félix Marquet era de origen francés (parece que nacido en Orán) pero los
Porchet -el padre Arthur y los hijos Adrien y Robe1t- eran suizos, y estaban instala-
kor pudo afirmar que la película no iría ni contra unos ni dos en España desde 1932. (N. del t.)
220 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 221

la ficción o del reportaje, ha reunido en el cine a todas las idea revolucionaria, por lo menos tal como había surgido
familias del antifascismo de los dos lados del Atlántico has- en Europa. A pesar de todo, este tipo de cine mantiene su
ta Suecia, donde esta derrota de la democracia ha inspira- público de militantes, que aseguran admirar sus méritos y
do a Rampe Faustman -Friimmande hamn (<<Puerto ex- así lo escriben en los periódicos, pero lo cierto es que a las
tranjero», 1948)- o a Vilgot Sjoman -Yo soy curiosa salas no va nadie, y sólo sobrevive gracias a un tercer cir-
(1967). cuito -ni comercial ni televisivo- que son los diversos fes-
tivales.
8. La guerra de España motivó la aparición de un cine Un cine decididamente militante y revolucionario es el
militante, explícitamente revolucionario, no comercial y que se desarrolla en esta época en Latinoamérica, incluso
por lo general producido con escasos medios. para glorificar la lucha revolucionaria del Vietnam en films
En Estados Unidos esta corriente ha sobrevivido como como Hanoi, martes 13 (1967), del cubano Santiago Álva-
ha podido después del macartismo, consiguiendo a pesar rez. La hora de los hornos (1966-1968), del argentino Fer-
de todo dos obras maestras: una es un residuo del senti- nando Solanas, es una lúcida fantasía sobre una revolución
miento pacifista, Johnny cogió su fusil, de Dalton Trumbo imaginaria, construido a la manera de Eisenstein y desti-
(1971), y la otra es a la vez social, antirracista y feminista, nado a un amplio éxito internacional. ¿Será en la América
La sal de la tierra, de Herbert Biberman, que en Estados india y negra donde se encuentra el futuro? Ésta es la pre-
Unidos fue boicoteada por su militancia. gunta que se plantean actualmente los cineastas nacidos en
En la Europa de posguerra este cine militante invocaba los flancos de los Andes, como Jorge Sanjinés, autor de La
el nombre de Dziga Vertov, lo que le situaba su ideología y sangre del cóndor (1969), o Federico García en Túpac Ama-
definía su carácter: documental y no ficción. Tras la segun- ru (1984) .
da guerra mundial, la lucha contra el imperialismo iba sus-
tituyendo más o menos a la lucha contra la burguesía, para 9. Cine y revolución: está claro que el argumento de
lo cual el cine militante desplazó sus cámaras hacia los una película tiene menos importancia que la forma como
pueblos colonizados a fin de ayudarlos a liberarse, a menos se trata. Aunque no se dude, convendría verificarlo. Se
que esa liberación no tuviera igualmente por efecto debili- cuentan con los dedos los cineastas que, al tratar de forma
tar a la «burguesía dominante». En 1946 nos encontramos explícita un fenómeno revolucionario, lo apoyan en vez de
a Joris Ivens en Indonesia (Indonesia Calling), mientras qüe criticarlo: los rusos, Renoir, Kubrick (en Espartaco, 1960),
René Vautier y Lakhdar-Hamina apoyan el nacimiento de y algunos más; convendría incluir aquí los documentalistas
un cine argelino, Yann Le Masson rueda Sucre amer en como Ivens, Solanas o Marker. Pero está claro que la acción
Reunión (1964), o Lionel Rogosin Come Back Africa en Su- revolucionaria de los cineastas se desenvuelve también a
dáfrica (1959). También el mundo árabe desarrolla un cine otros niveles. Ahí tenemos la obra de Jean Renoir para
nacional, explícitamente revolucionario, con L'heure de la comprobar que son sus films anteriores a 1940 los que, tra-
révolution a sonné, de Heini Srour, sobre Omán, así como tando del presente y no del pasado, han ejercido un efecto
una serie de películas sobre Palestina, que junto a la China corrosivo de reflexión crítica sobre nuestro tiempo. Lo mis-
es un nuevo punto de referencia para una cierta izquierda mo sirve para Elia Kazan, que evidentemente se muestra
revolucionaria ... favorable a la Revolución mexicana en ¡Viva Zapata!, pero
Después del mayo de 1968 esta izquierda ya no sabe a confecciona una crítica social y política mucho más eficaz
dónde enfocar la cámara ... Al respecto, puede considerarse en sus obras no tan claramente históricas. Tampoco La Chi-
que Le fond de l'air est rouge, de Chris Marker (1977), es un noise (196 7) sería el film más revolucionario de Godard,
film compendio que, en cierto modo, toca a muerto por la sino que lo es toda su obra, como la de los otros cineastas
222 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

de la nouvelle vague (Chabrol, Truffaut, Resnais) que pre-


pararon el ambiente de mayo del 68.
El romanticismo había dado una primera lección en el
siglo xrx: es el estilo lo que permite introducir la idea, o in-
cluso la ruptura de estilo cuando ésta tiene valor estético.
Revolucionarios son, en definitiva, los grandes genios del
cine. Pero ¿cómo apreciar las relaciones de la escritura fíl-
mica de la historia con sus otras formas de expresión? No
CAPÍTULO 22
siempre se abordan los problemas desde el mismo enfoque.
Diríase que la mayoría de cineastas que afrontan el cine CRÓNICA DE SUCESOS Y ESCRITURA
histórico identifican la historia bajo una de sus muchas op- DE LA HISTORIA: EL EJEMPLO DE M,
ciones: el «relato de reconstitución», sin análisis o crítica de UN ASESINO ENTRE NOSOTROS,
los problemas planteados por esa evocación del pasado y DE FRITZ LANG'"<
sus analogías con el presente. A partir de ahí, la adaptación
de una de esas escrituras de la historia a otra permite cual-
quier desviación, ya que el relato de reconstitución repre- Si hay un campo de análisis que el cine ha sabido ex-
senta el grado cero del análisis histórico, por lo menos en plotar y que le ha servido más que ningún otro para hacer
sus premisas. En estas condiciones el cine puede decir lo comprensibles ciertos mecanismos de la sociedad, es el de
que quiera con toda libertad: invocando la creatividad del la crónica de sucesos. En este terreno ha demostrado la
artista, siempre habrá una iglesia (la crítica) que legitime misma eficacia que la novela, por no decir más.
esta desviación. Es indudable que también el historiador Por lo general, los historiadores y otros «científicos de
puede elaborar una narración escogiendo sus informacio- la política>> sólo se preocupan de los problemas relaciona-
nes y combinándolas a su gusto, pero su iglesia no le reco- dos con las organizaciones políticas, las instituciones, con
nocerá ese derecho. los que manejan el poder y el contra poder, la forma como
Por decirlo de otra manera, es sacrilegio hacer la crítica se toman decisiones en el plano económico, las reacciones
positivista de una obra de arte, pero a un historiador no se de la sociedad ante las medidas tomadas por un partido o
le considera como tal si comete errores. por el Estado, etc. No muestran tanto interés por las histo-
Pero este razonamiento se desmorona ante El acorazado rias individuales a no ser que se dediquen a la biografía,
Potemkin, obra que se sirve de un rosario de «contraverda- género devaluado desde hace tiempo por su tendencia a la
des» para hacernos sentir y comprender la revolución de subjetividad y, por lo tanto, poco fiable. Y por lo que atañe
1905 ... Y todo porque esta película no es una reconstitu- a los sociólogos y demógrafos, su campo de acción son los
ción, sino una recreación que responde a una forma más grupos, los conjuntos, los sistemas, las pautas de conducta
elevada de análisis histórico. de una sociedad. El suceso de poca monta, que sólo con-
Pertenece a la misma estirpe de films que Ceddo, La cierne a dos o tres personas y que no altera el curso de la
hora de los hornos, La caída de los dioses o Napoleón. Y que historia, ni modifica las estructuras económicas o sociales,
otros, por supuesto. Los mismos que han sabido abrir, a no movilizará a los grandes equipos investigadores; quizá a
través de lo imaginario, una amplia vía para comprender la los psiquiatras les atraiga un poco, pero lo que considera-
historia y hacerla inteligible.
* • Fait divers et écriture de l'Histoire: l'exe mple d e M, le Maudit, de Fritz La n g•
(texto inédito para esta edición).
1989
224 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 225

mos globalmente ciencias sociales lo ignoran: es el huérfa- Los historiadores de cine, siguiendo a Siegfried Kra-
no de la historia. cauer, han querido ver en esta película algo así como un re-
Las novelas lo han explotado hasta la saciedad, sobre flejo de la sociedad alemana en el que los hampones serían
todo durante la segunda mitad del siglo XIX, y después los los nazis, y su jefe, Schraenke1~ un trasunto del führer. Es
folletines por entregas de los periódicos, para acabar ac- cierto que a Hitler le gustaba mucho el cine y que pudo ha-
tualmente en la televisión. Pero ha sido el cine el que ha sa- berle atraído la figura de Schraenker; si miramos con aten-
cado el máximo provecho de esta fuente de información, ción algunos noticiarios alemanes de los años 1931-1934
debido a su irreemplazable capacidad para transformar al podemos comprobar que había adoptado algunos gestos y
espectador en un mirón. Además, si estos sucesos involu- posturas de Schraenker, como la forma de apoyar el codo,
cran a algún personaje importante -políticos, artistas de la o sus interrupciones al hablar. También es cierto que Fritz
pantalla, magistrados-, el cine los reduce a una dimensión Lang tenía un notable ascendiente sobre los nazis, y es bien
más humana y le proporciona al espectador una especie de sabido que, a pesar de ser judío, Goebbels le propuso en
revancha, satisfaciendo de este modo a los frustrados de to- 1933 la dirección de la cinematografía nazi, ante lo cual
das clases, que se podrán identificar con el acusador o con Lang consideró más prudente abandonar el país.
la víctima. Los nazis, una contrasociedad en el seno de la Repúbli-
Habitualmente el cine se limita a reproducir un suceso ca de Weimar, aparecen representados como otra contraso-
sensacional del tipo Jack el Destripador o Violette Noziere, ciedad, el hampa, dentro de la misma sociedad. Pero no
haciendo únicamente una reconstitución, pero a veces queda claro que esta representación de Lang comporte una
toma el suceso como un síntoma que nos puede hacer com- apreciación enteramente negativa . Horst Wessel, el héroe
prender los problemas de una sociedad. En la época ante- que da nombre al himno nazi, ¿no era, al fin y al cabo, un
rior a 1939, Renoir se convirtió en el maestro de esta téc- delincuente? En la película el hampa está organizada de
nica con Le crilne de M. Lange o La regla del juego, pero des- modo muy jerarquizado, y sus miembros son lúcidos y efi-
pués los films neorrealistas italianos de posguerra -tipo El caces; al contrario, los representantes del Estado puede que
limpiabotas- se han incorporado a esta categoría igual que sean inteligentes, pero no son tan ordenados ni inspiran ex-
algunos de la nouvelle vague (los de Chabrol y Godard en cesiva confianza. Los primeros podrían sustituir a los se-
especial). Podríamos multiplicar los ejemplos, pero si qui- gundos y al espectador no le parecería mal...: éste es el sen-
siéramos concretar un título pionero de este tipo de cine, tido del famoso montaje paralelo en el que los dos grupos
sería sin discusión M, un asesino entre nosotros (1931), de -policías y ladrones- compiten entre ellos sin saberlo
Fritz Lang. para agarrar al asesino.
El argumento de M está basado en un conocido suceso Otro dilema que plantea el film es el de la responsabili-
que tuvo gran repercusión en Alemania: a finales de los dad individual y la justicia colectiva. «M» es un criminal
años veinte, la ciudad de Düsseldorf está aterrorizada por que no puede controlar sus actos, es un enfermo: ¿es res-
un sádico que asesina niñas; la policía no consigue dar con ponsable? En cierta manera, todos los malhechores son
él y esto inquieta sobremanera al hampa «tradicional», ya también unos enfermos, pero el tribunal que montan no
que las continuas batidas policiales no les dejan trabajar duda lo más mínimo: si lo liberan volverá a matar niñas. Se
con tranquilidad. Con la colaboración del gremio de men- convierten así en portavoces del sentimiento popular y se
digos, los delincuentes acaban por atrapar al asesino, lo pronuncian a favor de la pena de muerte, que les gustaría
juzgan y lo condenan a muerte; la policía, que mientras poner en práctica con el asesino que ha caído en sus ma-
tanto había dado con su pista, consigue llegar a tiempo de nos. En realidad es la misma conducta que seguirá el régi-
impedir la ejecución y entrega el criminal a la justicia. men nazi a partir de 1933, eliminando a los disminuidos fí-
226 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE LA HISTORIA EN EL CINE 227

sicos y a los enfermos incurables, explicando que es mejor le pasa a Kazan con el tema de la delación, que está vincu-
gastarse el dinero en construir casas para los obreros que lado a su experiencia personal: primero delatado, después
en cuidar a esos desgraciados. Y como remate, al final del delator.
film, Fritz Lang (o su compañera y coguionista Thea von Indudablemente, Fritz Lang ha sido el primer cineasta
Harbo u, que sí era nazi) inserta un letrero que dice: «Y que ha sabido confeccionar a partir de la crónica de suce-
ahora, vigilemos bien a nuestros hijos», lo que manifiesta sos un análisis científico de un tipo de sociedad. Por esto
una cierta desconfianza por su parte hacia la República de es el más grande de los cineastas-historiadores.
Weimar y, en definitiva, pone al descubierto su ideología la-
tente. Los plebeyos que subirán al poder en 1933 no tienen 1993
ningún interés en aplicar los derechos del hombre de 1789,
entre ellos el de poder defenderse ante la ley.
Otro detalle interesante en el análisis elaborado por
Fritz Lang: si el montaje paralelo demuestra a las claras
cómo los dos colectivos, cada uno con sus métodos, son a
la vez iguales y distintos, podemos también apreciar que no
funcionan de la misma manera. Para capturar al criminal,
el Estado y la policía recurren a técnicas complejas basadas
en la ciencia, en la geometría, en la química ... ; la institu-
ción se apoya, pues, en el saber. Al contrario, los bandidos
-y todavía más los mendigos, sus socios- utilizan el sen-
tido común y el instinto para seguir la pista del asesino: nó-
tese que es un ciego el que lo descubre, al reconocer la can-
cioncilla que silbaba.
Este análisis revela que en el film hay una oposición es-
condida, latente, entre instinto e institución, y que glorifica
la legitimidad y valor de la contracultura de los marginales,
libre y natural, llena de vida, mientras que la del Estado es
impotente, no tiene credibilidad.
De este modo, en M el suceso se convierte en el pretex-
to, voluntario o no, para un análisis de la sociedad y, en
concreto, de un problema de dificil resolución: las motiva-
ciones de los criminales, las diversas formas como pueden
entenderse.
Fritz Lang ha explicado que inmediatamente después de
la muerte de su primera esposa· se le vio en brazos de Thea
von Harbou, por lo que recayeron sobre él sospechas acer-
ca de la muerte de su mujer: <<Cualquiera podría encon-
trarse en una situación parecida, y por esto siento interés
por los asesinatos.» Efectivamente, una gran parte de la
obra de Lang gira alrededor de este motivo. Un poco como
LA HISTORIA EN EL CINE 229

hombre y su política, así como la conducta de los fran-


ceses?

Nadie se ha atrevido a constatar que los cineastas siempre


han sido especialmente cuidadosos en no abordar los pro-
blemas políticos de frente. Siempre lo hacen oblicuamente.
Se trate del fascismo, del nazismo, del comunismo esta-
CAPÍTULO 23 liniano, sus mejores aciertos los tienen cuando ponen en
pantalla un experiencia particular: de una pareja, de una fa-
PÉTAIN O LA CREATIVIDAD milia ... A través de esta visión oblicua nos hacen participar
DE JEAN MARBCEUF'< en la tragedia y nos sugieren lo que pudo ser el terror. Pero
ni Cronache dei poveri amanti, de Lizzani, ni La caída de los
dioses, de Visconti, ni Arrepentimiento, de Abuladze, sacan
Cuando escogí a Pétain para abordar la experiencia de a escena a los responsables principales. Lo hizo Charlie
una biografía política, no se me había ocurrido que servi- Chaplin en El gran dictador, pero a base de la ridiculiza-
ría para hacer una película. ción; el film se realizó en 1940, año en que todavía no se
Y, sin embargo, escribí el libro como si se tratara de una conocía la magnitud de los crímenes del nazismo.
película, intentando darle forma dramática pero sin alejar- En 1993, cuando ya se había hecho el balance del régi-
me del propósito inicial, que era hacer comprensible la con- men de Vichy, no tenía sentido recurrir a la ridiculización
tribución del jefe del Estado a la política de Vichy, así como de Pétain.
la relación que se estableció entre los franceses y el maris- El proyecto de Jacques Kirsner -nuestro proyecto- ha
cal. Para ello la progresión cronológica de la narración se sido tratar de frente las cuestiones políticas en esta pelícu-
combinaba con ia necesidad de explicar y hacer compren- la, Pétain.
sible el comportamiento de Pétain y los franceses con res- Con la ayuda de Alain Riou, Jean Marbceuf se ha atre-
pecto a su pasado, a su visión de la historia. Podría decir- vido. ¡Bravo!
se que estos flashbacks explicativos tenían por objeto dar
cierta profundidad al relato.
De todos modos, que este libro estuviera pensado como ¿Cómo poner en imágenes el noviazgo de Francia con Pé-
si fuera una película no quiere decir que se fuera a hacer tain, la maldad del régimen instituido, su trayectoria, y al
una película ... Algunos momentos del libro podían, cierta- mismo tiempo la conducta de los franceses?
mente, reconstruirse en un film, pero no era cuestión sólo En un primer esbozo, en la época en que el director iba
de eso: había que recrear. a ser Alain Corneau, se me ocurrió que el guión podía te-
Acerca del punto de vista que convenía adoptar, no ha- ner la forma de una investigación a la manera de Ciudada-
bía ninguna duda: al igual que el libro, la película no debía no Kane, en la que poco a poco se iría resolviendo ese dile-
ser un proceso a Pétain, sino un diagnóstico sobre Pétain y ma que persigue a Pétain hasta el último momento: ¿real-
su régimen. mente ha sido un traidor?
¿Cuál era la forma fílmica más adecuada para recrear al Como suele suceder en el cine, este proyecto fue dese-
chado, y después un segundo, pero gracias a la incansable
* •Pétain, la créativité de Jean Marbceuf• (texto inédito para esta edición). energía de Jacques Kirsner se hizo un tercer intento, y lue-
230 HISTORIA CONTEMPORÁNEA Y CINE

go un cuarto con J.-P. Marchand. A la quinta fue la venci-


da: Alain Riou y Jean Marbceuf encontraron la solución.
¿La idea? Pues no limitar el análisis político a los dis-
cursos y hechos del poder, sino confrontarlos con las reac-
ciones de la sociedad, imaginando unos personajes que se
encontraban con una situación heredada de la derrota y
que debían obrar de forma responsable, proceder a una se-
lección. Este vaivén entre el comportamiento de la gente de
la calle y los que dirigen la nación constituye la originali-
dad de esta película en que la historia está vista tanto des-
de arriba como desde abajo. BIBLIOGRAFÍA
Creo que esto no tiene precedentes en la cinematografía.
Esta bibliografía indica esencialmente los trabajos que tratan
sobre las relaciones historia-cine. Por tanto, excluye las obras clá-
No es necesario añadir que las exigencias implícitas a este sicas de historia del cine (Bardeche, Sadoul, Kracauer, Mitry, etc.),
tipo de películas imponen algunos sacrificios: además de así como los diccionarios (Tulard, Passek) y las revistas de refe-
las exigencias vinculadas a la lealtad histórica hacia el es- rencia (Cahiers du Ci11éma, Positif Variety) , e incluso las mono-
pectador, la obra tiene que tener un estilo, nos tiene que _grafías y otros libros que analizan el cine de un solo país (como la
emocionar. Debe tener también un sentido . colección «Cinéma Pluriel», del Centre Pompidou) , o sobre un úni-
¡Cómo personajes completamente humanos han podido co autor (M . Ciment, J .-L. Bourget, etc.). Se hace hincapié en las
dar vida a un régimen tan inhumano! He aquí la lección po- obras aparecidas después de la primera edición de Ci11éma et His-
lítica de este film cuya novedad es doble, analítica y cine- toire (1977).
matográfica. Pero ... ¿cuántos críticos se han dado cuenta? Siguiendo la primera versión inglesa, Ci11ema a11d History
(1988), nos permitimos también incluir aquí los números 1-4, en-
tre paréntesis, que indican cuál es el tema o parte del estudio que
1993 en cada obra se trata más en concreto:

1) Film: fuente de la historia.


2) Film: agente de la historia.
3) Modos de acción del lenguaje cinematográfico.
4) Sociedad que produce, sociedad que recibe.

Revistas

Cahiers de la Ci11ématheque, Perpiñán, Institut Jean Vigo.


CinémActiorz, París, Cerf.
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ÍNDICE

Prólogo, por J. M. Caparrós Lera 7

Introducción. El imperio de la imagen 15

l. Pautas para una investigación 21

PRIMERA PARTE

EL FILM, DOCUMENTO HISTÓRICO

2. El film, ¿un contraanálisis de la sociedad? ············· 31


3. Sobre tres maneras de escribir la historia ·············· 57
4. Ficción y realidad en el cine: una huelga en la vieja
Rusia ··········································································· 66
5. La ideología estaliniana a través de un film: Chapaiev 73
6. Leyenda e historia: El acorazado Potemkin ············· 91

SEGUNDA PARTE

EL FILM, AGENTE DE LA HISTORIA

7. Crítica de los noticiarios. Histoire parallele ............. 97


8. Los campos de trabajo en la URSS, una brecha en la
información ·· ····· ········· ··················· ····· ························ 119
9. El poder soviético y el cine ············ ·· ··· ·· ·· 123
238 íNDICE

10. Sobre el antinazismo norteamericano (1939-1943) 126


11. ¿Existe un cine antimilitarista? ............... 134

TERCERA PARTE

LOS MODOS DE ACCIÓN DEL LENGUAJE


CINEMATOGRÁFICO Impreso en el mes de junio de 2000
en HUROPE, S. L.
12. Los «fundidos encadenados» de Jud Süss Lima, 3 bis
141
13. El uso de la entrevista en Le chagrin et la pitié (1970) 08030 Barcelona
144
14. La historia como espectáculo: Napoleón, de Abel
Gance 148

CUARTA PARTE

SOCIEDAD QUE PRODUCE,


SOCIEDAD QUE RECIBE

15. Los conflictos internos de El tercer hombre 155


16. La doble acogida a La grm1 ilusión 163
17. URSS: el cineasta en el castillo 169

QUINTA PARTE

LA HISTORIA EN EL CINE

18. La paradoja de El acorazado Potemkin .................. .. 185


19. ¿Existe una visión fílmica de la historia? ... ... ......... 190
20. Cine y conciencia de la historia en Estados Unidos 199
21. Nueve consideraciones sobre la revolución en el cine 209
22. Crónica de sucesos y escritura de la historia: el ejem-
plo de M, un asesino entre nosotros, de Fritz Lang 223
23. Pétain o la creatividad de Jean Marbceuf ................ 228

Bibliografía 231
t._,., . .,

Renzo de Felice
Rojo y negro

M. E. Chamberlain
La descolonización

Bruce Waller
Bismarck

J. Sanmartín, J. S. Grisolía y S. Grisolía


Violencia, televisión y cine

Christian Plantin
La argumentación

E. Anderson lmbert
La prosa: modalidades y usos

Estrella Montolío
Manual práctico de escritura
académica (1, 11 y 111)

llllllllllllllllllllllllllllllllll ~ 791.436
FER
401.101-5 1995
Ferro, Marc
Historia contemPoránea ~ cine
El cine, verdadero agente de la historia, ejerce esta
acción a través de medios que le son propios. Pero el
historiador apenas empieza a darse cuenta de que el
cine transmite un mensaje explícito a través del cual
se puede llegar a lo implícito, y constituye, tanto si
se trata de documentales como films de ficción, un
conjunto inestimable de archivos.
De La gran ilusión a Lacombe Lucien,.del Judío Süss
al Tercer hombre, de M, un asesino entre nosotros a
Senderos de gloria, Marc Ferro saca a la luz esas
abundantes interferencias entre la historia contem-
poránea y el cine que nos permitirán comprender
mejor las sociedades de hoy y del pasado.

J ,
........... . - / 1-r~'flllofto'f' ~.,...;o, o a

111111111111111111111 ~1~1 1 1 1 ~
401.101-5
ArielHistoria ~

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