Cristología I Anghelo Churampi Camacuari I Teología
EL CRISTO DE LOS RACIONALISTAS
El P. Carlos Ignacio Gonzales S.J. trata en este trabajo sobre la concepción cristológica que tuvieron los más ilustres pensadores de la época moderna. Comienza acotando que, al sentir común, el padre de la época moderna es Descartes, pero Feuerbach contradice esta opinión y piensa que el auténtico padre del modernismo es Lutero, pues el sujeto de la teología no es Dios, sino el hombre. La cristología luterana recae sobre la despreocupación mas no en la negación de la ontología cristológica y el pesimismo antropológico que se desprenden de sus escritos, y es justamente que los seguidores racionalistas de la reforma, desvían la central atención de Cristo, y lo ponen plenamente en el hombre, subjetivando lo divino y sometiéndolo a los intereses de los hombres individualistas. Ahora bien, los racionalistas ven a Jesús solamente como una gran líder de grandes ideas morales y religiosas, como una idea que es capaz de transformar al hombre. El racionalista Reimarus piensa que la revelación sobrenatural rebaja la misma idea de la creación, pues Dios creó al hombre dotado de razón, y la fe queda reducida a un obrar correcto que no alcanza la trascendencia; la enseñanza de Jesús se basa en un reino político al que se pertenece mediante la conversión, no enseñó ningún dogma y exigió una fe solamente basada en su doctrina; los sacramentos y toda la doctrina eclesiástica es invención apostólica que no dice nada de Jesús ni de sus obras, pues toda la estructura eclesial es una invención hecha ante el fracaso de la muerte de Jesús. Lessing rodeado por las ideas iluministas, piensa que el hombre liberado por el uso de la razón, debe construir una nueva religión que corresponda a la imagen científica de éste, y busca liberar al cristianismo de todo arreglo y reducirlo a sus elementos racionales, pues el fin del cristianismo como de toda religión, es ayudar en la unidad del estado: las religiones dependen en último caso de su operatividad cultural; en este sentido, la persona de Jesús es de muy poco interés para él, y la salvación la acepta solamente como una idea racional encumbrada en el fatídico destino del hombre pecador, la expiación mediante el Hijo significa solamente la característica de libertad y las leyes moral impuestas por Dios al hombre por amor a Jesús, para que el hombre pueda gozar de cierta felicidad divina; la religión que Cristo fundo es una religión natural que practica cualquier hombre virtuoso, mientras que el cristianismo es una invención posterior de sus seguidores para divinizar la persona de Jesús, que mientras más divino, más se aleja de los ideales humanos. Kant en la cumbre de la Ilustración desprecia todo tipo de revelación, pues ofende la condición del hombre liberado por medio de la razón, aunque la revelación bíblica no es del todo inútil, ya que es como la antesala de principios de la razón natural, por eso algunos hombres asisten a las iglesias, pues no pueden aprender por si mismos los valores naturales, y necesitan este ‘vehículo’ para el aprendizaje. En las antípodas del luteranismo, Kant piensa que a Dios solo se le puede conocer en función del hombre y sobre todo a partir del deber moral – lo más sagrado del hombre –, así, convierte la teología en antropología y rescata de la ‘idea’ de Jesús, únicamente su carácter moral que abría las puertas a la libertad, y cada vez que se le diviniza, se le separa más de los hombres, pues a un ser divino no se le puede imitar; fiel a sus raíces luteranas, niega el pecado original y lo único que puede hacer el hombre para salvarse es evitar el pecado empírico y concreto, en todo caso la humanidad va mejorando, fiel a la idea optima del hijo de Dios. Hegel en su carácter fenomenológico, piensa que los misterios religiosos son símbolos o representaciones concretas de verdades profundas sobre el hombre, son expresiones del desarrollo del espíritu, y los dogmas son representaciones de la manifestación del Absoluto; el Absoluto tiene que pasar por etapas (alienarse en la finitud de la Idea, luego en la Naturaleza y luego vuelve a si mismo) para poder llegar a ser Dios, el pecado original es solamente una de las etapas, de descenso, que pasa el Absoluto para ‘divinizarse’, no existe la redención, sino solamente la superación de las enajenaciones acarreadas naturalmente por el proceso dialectico, lo único que tiene valor en Cristo es su Encarnación, que corresponde al proceso de descendimiento. Feuerbach en su áspera critica a las religiones, considera que la misma no es otra cosa que la conciencia que tiene el hombre de la infinitud de sus capacidades, y la idea de Dios es solo una proyección que hace el hombre de sus limitaciones; argumenta que la religión misma ha humanizado a Dios para adorarlo y así la Trinidad es solo un reflejo de las potencialidades del hombre: razón, amor y voluntad. La religión es alienación, y solo el cristianismo devuelve al hombre su auténtica naturaleza, al hacer al hombre igual a Dios y a Dios igual al hombre. Los autores presentados a pesar de ser críticos mordaces de la religión, conservan aun un poco de tolerancia, algunos autores apuntan a la nostalgia de lo sobrenatural como el motivo para que se presente esta disparidad de pensamiento, o simplemente al deísmo, que justifica la existencia de Dios solo por motivos racionales, despojándolo de todo vínculo de la religión institucional. Strauss distingue en el racionalismo tres corrientes principales: la naturalista que solo ve eventos históricos-naturales en el desarrollo del pueblo de Dios, la filosófico- mítica que muestra las verdades de fe como expresiones míticas e imaginativas de verdades trascendentes de la razón, y la histórico-mítica que toma la figura de Jesús y la desmitifica por medio de la historia positiva; Strauss trata de rescatar al Jesús histórico, despojándolo de cualquier sesgo de religión, creado por la necesidad de responder a la figura del Mesías, entonces la muerte de Jesús solo se entiende en la base del amor que predicaba, y no como redención que fue la clave impuesta por el circulo apostólico para dar origen a la fe cristiana. El autor en este texto quiere manifestar un problema cristológico que surgió en la modernidad por parte de filósofos racionalistas, reducir la cristología a la antropología, considerándolo a Jesús solo como un modelo que todo hombre debe alcanzar.