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Sumario: I. Introducción, II. Iter del caso, III. Decisión de la corte suprema, IV.
Consideraciones sobre la Casación 454-2014, Arequipa, V. Consideración final.
I. Introducción
1. La “condena del absuelto” es uno de los aspectos más controvertidos que trae consigo
el proceso penal peruano, puesto que la situación de la persona que ha sido absuelta en
primera instancia y posteriormente condenada en segunda instancia, dada la
configuración de nuestro ordenamiento jurídico, pone en cuestión la vigencia de
principios y derechos fundamentales que componen el debido proceso, como los de
pluralidad de instancias, plazo razonable y derecho defensa.
9. Por otro lado, en el marco de esta decisión, la Corte Suprema estableció como doctrina
jurisprudencial los fundamentos jurídicos 4.15 y 4.16 de la Ejecutoria, a saber:
«4.15. Con lo anterior expuesto, se concluye que si bien esta Sala Suprema tiene mayor
jerarquía y rango que la Sala Penal de Apelaciones, siendo por tal razón un órgano judicial
distinto; sin embargo, esta máxima instancia judicial no tiene competencia para poder
realizar una revisión integral, independientemente de la denominación que se le pueda
dar al recurso, ya que su competencia resolutiva está limitada producto de la interposición
y fundamentación del recurso extraordinario de la casación penal, no siendo este último
recurso uno de carácter eficaz para el caso en concreto por limitarse al análisis de los
aspectos formales y legales de la sentencia expedida, esto es, de control de
constitucionalidad y de legalidad, así como de unificación jurisprudencial».
”4.16. (…) mientras no se implemente ninguna de las propuestas dadas por este Supremo
Tribunal -órgano jurisdiccional capaz de revisar la condena del absuelto-, corresponde
anular el fallo condenatorio dictado en primera y segunda instancia para que si en un
nuevo juicio se le encontrara culpable del delito imputado, tenga la posibilidad de
impugnar la sentencia condenatoria por medio de un recurso de apelación”.
En efecto, dado que se trata de una decisión condenatoria de segunda instancia, no cabe
más una apelación, sino que, el único recurso existente pasible de ser accionado es el
recurso de casación. Sin embargo, el recurso de casación, en la práctica, se torna ineficaz
para resolver el problema de la condena del absuelto:
ii) debido a la naturaleza del recurso (al ser un recurso extraordinario, tiene causales
taxativamente definidos en el Código Procesal Penal y su examen se limita a revisar y
controlar la constitucionalidad y legalidad de La decisión impugnada).
12. En la Casación comentada, se señala que la Corte Suprema, pese a tener mayor
jerarquía y rango que la Sala Penal de Apelaciones, no tiene competencia para poder
realizar una revisión integral de la sentencia de segunda instancia, y, por tanto, la casación
no puede ser un recurso de carácter eficaz para resolver la problemática de la condena del
absuelto (Fundamento N° 4.15).
Lo afirmado por la Corte Suprema es correcto, toda vez que el recurso de casación al
constituirse como un medio impugnatorio extraordinario apunta a un control questio
iuris, es decir, de las cuestiones jurídicas, no permitiendo un control total e integral de la
sentencia recurrida (por ejemplo nueva valoración de pruebas). Más aún, porque mediante
la casación se busca la correcta interpretación de la norma (nomofilaxis), que permita la
uniformidad de los pronunciamientos judiciales (unificación de la jurisprudencia).
13. La Corte Suprema señala, además, que en tanto no se implementen sus propuestas
(dadas en anteriores pronunciamientos que están orientadas a la necesidad de
implementar una sala que tenga competencia para revisar las condenas de los absueltos),
lo adecuado es anular los dos fallos, es decir, los fallos dictados en primera y segunda
instancia. Según la Corte Suprema, esto permitiría que si en un nuevo juicio se encontrara
culpable al acusado, este tenga la posibilidad de impugnar la sentencia condenatoria por
medio de un recurso de apelación. (fundamento 4.16).
La solución dada por la Corte Suprema es correcta, sin embargo, resulta insuficiente. En
efecto, si bien con esta medida se estaría tutelando el derecho del condenado por primera
vez en segunda instancia a recurrir la sentencia que lo encuentre culpable posibilitando,
luego de la anulación de las sentencias, un nuevo pronunciamiento de primera instancia
por un nuevo juzgado, sin embargo, el problema que justamente generó la condena del
absuelto no es resuelto y se mantiene latente. En efecto, en el nuevo proceso podría
repetirse el camino ya recorrido, por ejemplo que se absuelva al acusado nuevamente en
primera instancia y luego en segunda instancia se le condene, evidenciándose un
fenómeno procesal que podríamos denominar como el “eterno retorno”.
14. Esta situación -de dilación del proceso debido a las reiteradas declaraciones de
nulidad- que posibilitaba el art. 301 del Código de Procedimientos Penales, fue
justamente la que motivo que en la nueva ley procesal se introdujera la posibilidad de la
condena del absuelto. Lamentablemente, la ley no contempló la implementación de un
mecanismo procesal para posibilitar la revisión de este tipo de sentencias, situación que
ha generado un peligro para la plena vigencia de algunas garantías procesales. Por ello,
ante este escenario, y más allá de la solución “momentánea” presentada por la Corte
Suprema, se hace necesario impulsar una reforma legislativa orientada a resolver
definitivamente el problema.
15. Una línea de solución que se ha planteado es habilitar competencia a la Corte Suprema
para revisar las condenas de los absueltos. En esta línea se puede observar incluso
el Proyecto de Ley N° 150/2016-CR que propone la modificación de diversos artículos
del Código Procesal Penal a efectos de implementar un recurso de apelación suprema,
que posibilitaría que una Sala de la Corte Suprema, vía recurso de apelación, revise la
sentencia condenatoria de segunda instancia. Esta propuesta, en la práctica, constituye
una apelación especial sui generis que habilita una instancia más, a nivel de la Corte
Suprema.
Sin embargo, si se atiende a los principios procesales y a las ideas políticas que orientaron
la reforma procesal penal, no es viable una apelación ante la Corte Suprema. En primer
lugar, porque supondría la desnaturalización de los cometidos de la Corte Suprema que
debería limitarse a la revisión de las sentencias expedidas en segunda instancia cuando
estas son planteadas mediante recurso de casación a efectos de cumplir con su
fin nomofiláctico y de uniformización de la jurisprudencia. En segundo lugar, esta
propuesta también Va en contra de la idea de hacer excepcional la intervención de la Corte
Suprema. Si se habilita una apelación suprema la carga procesal de esta Corte se
incrementaría aún más, pues a la actualidad la Corte Suprema ya tiene una carga procesal
proveniente de la revisión de casaciones, juzgados y salas para altos funcionarios, además
de los Recursos de Nulidad en virtud de las competencias que emanan del Código de
Procedimientos Penales. En tal medida, adicionar a la Corte Suprema la competencia de
revisar las sentencias donde se ha producido una condena del absuelto, supondría una
sobrecarga procesal que afectaría aún más la celeridad procesal de esta alta instancia.
16. Según nuestra opinión, una reforma legislativa orientada a resolver esta problemática,
debería partir de las siguientes consideraciones:
V. Consideración final