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Deflación

Para otros usos de este término, véase Deflación (desambiguación).


La deflación, en economía, es la bajada generalizada y prolongada (como mínimo, dos
semestres según el FMI) del nivel de precios de bienes y servicios.
Suele responder a una caída en la demanda y puede tener consecuencias más
negativas que la inflación.
Efectos de la deflación
Ventajas
a deflación puede desencadenar un círculo vicioso: al bajar los precios de todos los
productos del mercado el sueldo real de los trabajadores aumenta, la cantidad de
cosas que estos pueden comprar con la misma cantidad de dinero es mayor, esto
envía un mensaje a los empresarios diciéndoles que deben disminuir la cantidad de
trabajadores e intercambiarlos por equipo capital, esto mueve a la fuerza laboral de
sus puestos de trabajo en las áreas de la economía cercanas al consumo, a las más
alejadas, ya que se crea una nueva demanda de equipo capital. Los empresarios
redirigen sus inversiones a producir maquinaria, por lo cual todas las áreas de la
economía relacionadas con la producción necesitan más empleados, y al ser el área
de producción mucho más extensa que el área de consumo la demanda por
empleados aumentan aún más los sueldos de los trabajadores. Los trabajadores
mejoran su productividad al tener más equipo capital disponible para ellos, lo que
causa un nuevo aumento en sus salarios, y más deflación debido a la nueva oferta de
productos en el mercado haciendo a la región o país más rico al encontrar en este
muchas más cosas de valor. Todo esto recibe el nombre de efecto Ricardo.
La certeza de que el dinero valdrá más en el futuro crea un aumento del ahorro, lo que
ayuda a disminuir aún más los precios de los bienes de consumo y también aumenta
la cantidad de dinero en los bancos destinado a préstamos en forma de cuentas a
plazo fijo; de esta forma, al haber una gran oferta de dinero destinado para crédito el
precio de los préstamos baja, es decir la tasa de interés, esto también ayudado con el
hecho de que una moneda más valiosa atrae capital extranjero, y todas las nuevas
inversiones extranjeras que se dan en el país donde la deflación está teniendo efecto,
disminuyen la demanda de préstamos bancarios nacionales. Los efectos virtuosos de
la deflación se pueden ver en países como Suecia donde una moneda fuerte atrae
capital extranjero que está dispuesto a soportar todas las trabas comerciales y los
fuertes impuestos para obtener dividendos en esa moneda específica.
Desventajas
Las desventajas son:1
La peligrosidad de esta situación proviene de lo difícil que es salir de ella, ya que se
crea un círculo vicioso por el que al caer la demanda, las empresas ven reducidos sus
beneficios al tener que reducir los precios para conseguir ventas, como consecuencia
de ello, tienen que reducir costes, lo que significa que tienen que recortar empleados.
A su vez, si hay gente que se queda sin trabajo, la demanda seguirá disminuyendo ya
que estos dejarán de comprar también.
A pesar de esta proposición los economistas de la escuela Austriaca defienden la
deflación como algo positivo,2 argumentando que al bajar los precios aumenta el poder
de compra del individuo, en consecuencia aumentaria la demanda de bienes y
servicios, haciendo que las empresas aumenten sus beneficios y se vean obligadas a
contratar mas personal para satisfacer la creciente demanda. Un ejemplo de esto
puede verse en los artículos de Electrónica de consumo, donde a pesar de
constantemente bajar de precios los productos, la demanda por estos artículos crece y
las empresas relacionadas con la industria se ven favorecidas.

Medidas contra la deflación


Las políticas que la Administración puede aplicar para actuar contra la deflación
estarán orientadas a potenciar la demanda para cubrir el desfase con la oferta. El
consenso entre los economistas sobre la mejor opción se limita al énfasis en actuar a
priori (prevenir la deflación) más que a posteriori (combatir la deflación). [cita requerida]
A partir de ahí, las opiniones se agrupan en torno a dos propuestas. La primera,
monetarista, sugiere bajar los tipos de interés y aportar fondos a las entidades
financieras para fomentar el crédito a familias y empresas. La segunda, de
corte keynesiano, propone incrementar el gasto público para dinamizar la economía.
Normalmente, la opción más adecuada dependerá de cada situación y consistirá en
una combinación de ambas propuestas.
Por ejemplo, durante la Gran Depresión la Reserva Federal disminuyó los tipos de
interés hasta el 0,5% a principios de 1930. Sin embargo, en estas condiciones las
familias preferían atesorar su dinero en casa ya que la rentabilidad que ofrecían las
entidades financieras era muy reducida (trampa de la liquidez). Al no disponer de
recursos de clientes, los bancos no podían conceder préstamos para la actividad
productiva. Por ello, fue la política de estímulo a través del gasto público acometida
por el presidente Roosevelt en el marco del New Deal la herramienta que permitió
superar la crisis. En realidad nada de lo que el gobierno hacía tenía consecuencias
importantes en la economía, ya que a causa de la crisis los mercados extranjeros se
volvieron más proteccionistas. En consecuencia, el exceso de oferta de bienes y
servicios estadounidense no podía ser colocado. La crisis se superó cuando finalizó la
Guerra mundial, al permitir una gran expansión de su economía por medio de los
préstamos a los países europeos en conflicto. Esto a su vez, aumentó la demanda de
sus productos debido a que Europa había perdido gran parte de su matriz productiva,
la cual fue reemplazada por los Estados Unidos.

Deflación y desinflación
Es necesario distinguir deflación de desinflación. La desinflación se define como una
desaceleración de los precios, es decir, siguen creciendo pero a un ritmo menor,
mientras que la deflación implicaría tasas de variación negativas del IPC.

Causas de la deflación
La deflación se produce cuando la oferta de bienes y servicios en una economía es
superior a la demanda: el sector empresarial se ve obligado a reducir los precios para
poder vender la producción y no verse obligado a acumular stocks. Este desajuste
entre oferta y demanda puede venir por dos motivos.
Insuficiencia de la demanda
Por ejemplo, en la Gran Depresión ocurrida en los Estados Unidos a finales de los
años 20, el derrumbe de los mercados bursátiles y el colapso del sistema financiero
redujo drásticamente la capacidad de gasto de las familias induciendo una espiral
deflacionista: el IPC se redujo un 24% entre agosto de 1929 y marzo de 1933.

Exceso de la oferta
El mejor ejemplo es la coyuntura actual. En los últimos años del fuerte ciclo expansivo
de los noventa, las empresas acometieron cuantiosos proyectos de inversión
seducidas por la "nueva economía". La no cristalización de estas expectativas dejó al
sector productivo (sobre todo en EE.UU.) con un fuerte exceso de capacidad que
todavía no ha sido purgado: en Estados Unidos el uso de capacidad estaba (abril de
2003) en el 74%, siete puntos por debajo de la medía 1972-2002. El impacto de este
desajuste sobre los precios puede verse acentuado por cambios estructurales en la
economía mundial que impliquen un incremento de la productividad o de la
competencia entre las empresas, como ocurre en los últimos años con la progresiva
desaparición de las barreras al comercio mundial y la liberalización de sectores
básicos (telefonía, transporte, energía) en muchos países.

Casos de deflación
En realidad, la deflación ha sido un fenómeno muy poco frecuente en el siglo XX,
donde sólo se han registrado dos casos relevantes. El primero, ya citado, fue la Gran
Depresión norteamericana que se reproduciría en Japón y Suecia (-25% y -20% en
precios). El segundo se observa en Japón desde mediados de los 90 hasta la
actualidad. Se ve también últimamente una deflación en Grecia por la crisis
económica que afecta a dicho país.

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