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2004
A manera de introducción
Superando mis normales ataques de pudor, el lector encuentra en esta
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Trascripción de la presentación a los textos leídos el martes 19 de abril de 1994 en Café
Cinema en el evento “Los poetas toman café”
Buenas noches. Agradezco las palabras de John, las cuales fueron una abrumadora presentación.
No pretendo catalogarme en ninguna de las dos categorías de poetas que él mencionó. Sólo
deseo leer algunos textos cuyo único mérito es el de haber salido de lo más profundo del alma.
Sin duda tengo el sesgo de expresar el sentimiento amoroso. Fue eso lo que salió porque allí
estaba, quemándome el alma. La verdad es que no concibo otra forma, no tanto de escribir
poesía, sino de expresar un sentimiento con palabras hermosas. Mejor dicho, no puedo escribir
sobre otras emociones. El amor es lo único importante. El amor por esa persona única, sin la cual
no hay salvación. En cuanto al valor de los textos, sólo puedo decir que han salido de las
entrañas, de lo más profundo del alma.
Deseo hacer un homenaje a una mujer extraordinaria, cuyo nombre no importa. Tampoco importa
si está o no entre ustedes, porque siempre la encuentro a mi lado, en la ausencia y la presencia,
más allá del tiempo y la distancia. Ella sabe que puede ir y volver porque siempre la espero, hasta
“la víspera del fin”. Hasta “el penúltimo día del mundo”. Porque, como dijo ese gran músico
poeta, Agustín Lara, “cuando la escarcha pinte tu dolor, cuando ya estés cansada de sufrir, yo
tengo un corazón para quererte, el nido donde tú puedes vivir. Blanco diván de tul aguardará, tu
exquisito abandono de mujer, yo te sabré querer, yo te sabré besar, yo te sabré querer y yo haré
palpitar, todo tu ser”.
Ella sabe que estos textos son suyos.
Como hay un par de menciones a Alberti y a Salinas, como motivos que ayudaron a “cuajar”
algunos textos que voy a decir, me permito leer dos temas de ellos:
De Alberti:
Un clavel va de viaje,
Un clavel va viajando:
Por las piernas, mar arriba,
Por los pechos, mar abajo.
Un clavel va de viaje,
Un clavel ha naufragado.
¿Qué será, qué no será,
que era rojo y ahora es blanco?
A este texto de Alberti se refiere Naufragio, el cual fue publicado por Lecturas Dominicales, el
año pasado, en noviembre, talvez. El otro texto es de Salinas y a él se refiere el texto titulado
Eternidad. Dice así:
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Lo encontraremos, sí. se tiene que cumplir
Nuestro beso. ¿Será este amor que inventamos
en un lecho de nubes, sin tierra ni sin fecha
de vidrios o de ascuas? donde posarse ahora;
¿Será el gran amor en vilo.
este minuto próximo, Y que quizá, detrás
o mañana, o el siglo de telones de años,
por venir, o en el borde un beso bajo cielos
mismo del ya jamás? que jamás hemos visto,
¿Vivos, muertos? ¿Lo sabes? será, sin que lo sepan
¿Con tu carne y la mía esos que creen dárselo,
con mi nombre y el tuyo? trascendiendo a su gloria,
¿O ha de ser ya con otros el cumplirse, por fin,
labios, con otros nombres de ese beso impaciente
y siglos después, esto que te veo esperando,
que está queriendo ser palpitante en los labios.
hoy, aquí, desde ahora? Hoy
Eso no lo sabemos. nuestro beso, su lecho,
Sabemos que será. están sólo en la fe.
Que en algo, sí, y en alguien
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Recuerdos
Aquí estoy.
Hincado en la tierra
que tú y yo inventamos.
El río dice sus recuerdos:
vi el sol rojo encendido,
sobre lo verde, vi el rocío,
vi dos corazones en uno,
vi a la pasión germinar.
Era la víspera del amor.
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Caricia
Nuestro amor,
como la caricia
del río y de la piedra,
ahí está,
siempre nuevo,
siempre intacto.
El río, como yo,
espera sin descanso.
El sol se regala
en diamantes
sobre el agua.
Son ofrendas
que guarda
para ti.
No estás conmigo.
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Elementos
Los montes,
los ríos,
el mar
y el viento
llevan tu nombre.
Les pregunto
y no te han visto.
Te llamo
y no respondes.
Te busco
y no te encuentro.
Te grito
y no me escuchas.
Te espero
y tú no llegas.
Ven, que todo
por ti aguarda.
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4
Creación
Vuelvo aquí,
adonde sólo se llega
con tu recuerdo.
Este río,
esta piedra,
este suelo
existen en mí por ti.
Los demás no existen,
porque no te han visto,
Tú no has dicho que sean.
Antes de ti, sólo nada.
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5
Lluvia
Hoy llueve,
porque no estás.
Este vacío por ti clama.
Quiero tenerte a mi lado
y repetirnos.
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Eternidad
"...será, sin que lo sepan
esos que creen dárselo,..."
Pedro Salinas
Este amor siempre vive.
Si no somos tú y yo,
serán otros.
Si morimos, se amarán
a nuestra memoria.
Cuando crean que es su beso,
y su amor,
no sabrán que es tu beso
y mi beso,
que es tu amor
y mi amor.
Será hoy o mañana
o la víspera del fin.
Aquí, o en otro cielo.
Este amor siempre vive.
Si no somos tú y yo,
serán otros.
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Soledad
Estoy solo.
Lejos de ti,
de tus caricias,
de tus miradas,
de tu presencia.
Mis manos tienen
la ausencia de tu cuerpo.
Y yo, la soledad.
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Nostalgia
Recordarte es la única forma de tenerte.
Contigo vivo en el recuerdo.
Déjame quererte.
Me faltas tú.
Tu real tú.
Déjame esperarte.
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Un beso para soñar
Dame un beso para soñar
y construiré los sueños
más hermosos.
Vida mía,
esto no se lo pido a nadie:
un beso para soñar.
Dame un beso antes de dejarme;
y mi imaginación alimentará
mi hambriento corazón
Déjame algo antes de irte,
un beso que me acompañe en los sueños.
Cuando estoy solo con mis fantasías,
estoy contigo,
tejiendo ilusiones
y creyendo que son realidad.
Dame tus labios por un instante
y mi imaginación hará
que perdure para siempre.
Dame lo que sólo tú puedes darme:
un beso que me acompañe en los sueños.
(Traducción de A kiss to build a dream on
de Bert Kalman-Harry Ruby-Oscar Hammerstein II)
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Naufragio
Leyendo a Rafael Alberti
Navegante en tu cuerpo
y náufrago en tus entrañas.
En el horizonte,
dos jazmines blancos.
En el abismo,
tu rosa escarlata.
Saboreo tu cuerpo dulce,
y bebo la miel de tu amor.
Oigo el clamor de tu vientre.
Te entrego un clavel rojo,
y me lo devuelves blanco.
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Fiesta
Te invento palabras nuevas
cuando yo digo te quiero.
¿Los otros?
Sólo repiten.
El día que llegues a mí
será una fiesta de luz:
como el despertar
del amanecer encendido,
como el nacer
de las estrellas en la tarde.
Cuando yo digo te quiero
busca nido en tu corazón
el amor que hay en el mío.
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Relámpago
Creas y destruyes
los hechizos
a tu antojo:
llegaste al poniente,
como el relámpago
y siempre fuiste
un amanecer.
Quedó sabor a deseo
en mis labios;
fue ese instante,
efímero y fugaz.
Pero todo está
como lo dejaste.
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Te llamo Pasión
Te deleitas
con todos mis sabores.
Escudriñas los recodos
más recónditos de mi alma.
Me transplantas al infinito
y contigo llego, extasiado,
a los confines del universo.
Sacerdotisa de mi pasión,
dueña de mis aromas,
acércate más, ámame
sin detenerte.
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Fuego
Te acercaste
y fue imposible resistir.
Nos besamos los labios
hasta quemarnos el alma,
y nos marcamos la vida.
Ese recuerdo
inmutable espera
hasta cuando llegues,
para ser contigo.
No con la otra,
la que se quedó,
esa que dejaste atrás,
la que tu alma venció.
Como eres, te quiero.
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Presencia
Contigo estoy
en el llanto y en el beso,
en la pasión y el dolor,
más allá del tiempo
y de la distancia.
Pasarán días y años,
serán nuevas emociones,
pero aquí,
con amor te espero,
en la desolación
del desamor.
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Tus pies
Un sueño.
Otra vez el relámpago.
Acaricio tu cuerpo
y beso tu rosa,
pero son tus pies.
Tu aroma me invade
y las estrellas me iluminan.
Estás a mi lado,
abandonada a tu cuerpo.
Mis manos te dicen
de mi amor
y de mi soledad.
No te vayas,
necesito tu piel.
Sin tu alma
arrimada a mi corazón,
estoy solo
con el hastío
de la pasión en sosiego.
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Boleros y sones coyeros: el dolor de amor
(1991 - 1995)
HASTA LA ETERNIDAD TE SEGUIRA MI AMOR *
Al Amor definitivo y pleno
Hace cuarenta años ciertos boleros, no tenían aceptación en algunos círculos sociales.
Estaban confinados a las cantinas de mala muerte y buena vida de los barrios y zonas de
tolerancia de Cartagena y otras ciudades con espíritu sandunguero y tropical. Era como un culto
prohibido de una secta esotérica, cuyas ceremonias no se podían celebrar en público. Marihuana,
Beltrán. Ahora, por el contrario, el bolero en general, se ha popularizado tanto que en todos los
estratos sociales es de buen recibo; más aun, traspasa barreras generacionales y culturales. De
hecho, los adolescentes, cuando se aproximan a los dieciocho años, comienzan a preguntar si ese
El amor caribe sublima los sentimientos como en la poesía mística de Fray Luis de León,
Sor Juana Inés, Teresa de Jesús o el mismo Cantar de los Cantares, pero con una diferencia.
mediatiza la relación con él, por la comunicación con un poder superior, llámese Dios, vida,
fatalidad o destino.
Hoy, después de muchos años de boleros y de haber vivido el amor en forma definitiva y
plena, se explorará cómo el enamorado se relaciona con lo mágico y misterioso, con la fatalidad y
el destino, a través de sus cantos enamorados -en particular el bolero- lo cual es muy arriesgado
* Este artículo fue publicado en El Tiempo como "Entre nubes de algodón”, Lecturas Dominicales, Bogotá,
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porque no se puede fraccionar. Es un todo integrado por su verso, la cadencia de su ritmo, su
el artículo "El hombre interesante" (1925), que el "amor de enamoramiento es el prototipo y cima
«encantado» por otro ser que nos produce ilusión íntegra y el sentirse absorbido por él hasta la
raíz de nuestra persona, como si nos hubiera arrancado de nuestro propio fondo vital y
viviésemos trasplantados a él, con nuestras raíces vitales en él... el enamorado se siente entregado
totalmente al que ama; no importa que la entrega corporal se haya cumplido o no... no es un
esa fuerza que mueve el mundo, atrapa al enamorado y le imprime un sello indeleble; lo empuja
hacia el ser amado y es impotente, pierde todo su albedrío; queda condicionado a su búsqueda
implacable. No se puede escapar. Todo su quehacer y su mundo giran alrededor de ese sol
acude a la magia, invoca a los dioses, reafirma su fe en Dios, en el alma y en la vida eterna. Es un
acto de sometimiento ante la fuerza del destino, esperanza y desesperación. Es canto de amor y
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Por su origen y su objeto el bolero tiene doble influencia romántica: literaria y cordial, o sea,
del corazón. Sin embargo, no solo por el romanticismo literario el destino juega un papel tan
importante. Es algo más vital y profundo. Es que el corazón romántico está ligado por siempre al
tiempo -pasado y futuro- que no domina y se olvida del hoy. Mira hacia atrás con la nostalgia de
la felicidad vivida. Le duele el pasado porque ya no es. Cuando mira hacia adelante, anhela el
futuro y lo construye -en su corazón- igual al sueño de ayer. No está anclado en su realidad, sino
que la inventa día a día. ¿Qué puede hacer ante una realidad esquiva que no domina? No tiene
salida. El bolero dice cómo el ser que ama está marcado por el destino; por fuerzas más
poderosas que las humanas. Es la manifestación de un estado de indefensión completa del cual el
enamorado no se puede liberar. Por esta razón se entrega a poderes superiores. En el amor la
entrega es total; más que eso: "es un entregarse sin querer", como dice Ortega; y si además no es
correspondido, no le queda otro remedio que acudir al poder absoluto de la divinidad o del
El amor domina al Hombre; como dice Don Ramón de Zubiría, "es el amor quien enciende
de sagrado fuego el corazón de los hombres, quien sustenta y perpetúa los vínculos de la pareja
toda creación. De él procede toda vida." Canta ese laberinto sin salida del cual no puede salir el
enamorado. Es el imperio del destino. El amante es una ficha de Dios, de la vida o de la fatalidad.
El ser humano pierde control sobre su vida: "...y si ya no puedo verte / por qué Dios me hizo
quererte / para hacerme sufrir más". No me culpes a mí, "no te culpo yo a ti / culpable es
mi destino, / que me hizo comprender / que no era mío tu amor." Porque "tú eres mi
Todo lo acepto, "es mi destino vivir así / triste agonía vivir sin ti." Pero, no lo olvides, "tu
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mujer, a quien adoro". Y si acaso "te vendes, / yo no puedo comprarte, / yo no puedo
de sufrir, / yo tengo un corazón para quererte, / el nido donde tú puedes vivir." No seas
duro, "si la vas a juzgar corazón, / nunca pienses que ella es mala."
Y vivo "solo, solito en el mundo, / como aquel lucero, / así vivo pensando" que solo
puedo pedirte "un poquito de tu amor, siquiera. / Dame un poquito de tu amor, no más".
Fui duro contigo, pero "si lo hice fue porque en mi alma / brotaba una pena, / ...Pero
tú llorarás como hoy siento / que llora mi alma, / por tu infamia así pagarás / toda tu
traición"...... "y al marcharte / dejas un alma herida y un corazón sin fe." ¿Tú no entiendes?
"¿Tú no ves que nuestras almas se encadenan" y "que hay un raro destino entre tú y
yo."? Si te vas, déjame ya, porque "me miras y tu mirada / se mete dentro, dentro del
alma". Vete porque, "...te estás metiendo en mi alma / hasta un lugar que a nadie / le
permití jamás". Aunque me hayas traicionado y te alejes, "con alma en la voz / te diré mi
canto de amor".
En cualquier forma: unas veces fue el fuego, el rayo o el trueno; otras, seres divinos y
sobrenaturales. En todos los casos, ese poder superior está allí para compensar todos los
sacrificios del amante o aplicar los castigos necesarios al traidor o infiel. Desde tiempos
inmemoriales creyó en fuerzas superiores y en el alma humana. Después de muertos rindió culto a
los antepasados; esto es, que alma y vida más allá de la muerte van de la mano. El amor de
enamoramiento no puede ser efímero. Debe ir más allá. Después de que el enamorado descubre
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El más allá y el amor eterno
Para un ser atado al pasado -el alma romántica- es terrible el presente. La vida es un
doloroso y continuo placer. Para sobrevivir tiene que asirse a la esperanza sin límites. Las
declaraciones de amor eterno, inclusive más allá de la muerte no son manifestaciones cursis o
"kitsh". Tampoco son la explotación trivial de un tema, sino que es un sentimiento vital. El
romántico es presa fácil del amor no correspondido, del amor tormentoso. Vive, entonces, con
reiterado afán por avivar heridas, recrear hechos y revivir el pasado; como ese pasado no vuelve,
solo queda entonces la posibilidad de una vida más allá de la muerte. La esperanza total. Como la
vida terrena no es suficiente, se necesita otra vida para seguir amándose hasta la eternidad o
recuperar ese amor que ha dejado en el desamparo al amante. El amor transciende la vida; pierde
En "Amor en Stendhal" (1926) Ortega dice: "Un amor pleno, que haya nacido en la raíz de
la persona, no puede verosímilmente morir. Va inserto por siempre en el alma sensible. ...la
persona que amó se sigue sintiendo absolutamente adscrita a la amada. El azar podrá llevarla de
aquí para allá en el espacio físico y en el social. No importa: ella seguirá estando junto a quien
ama. Este es el síntoma supremo del verdadero amor: estar al lado de lo amado, en un contacto y
proximidad más profundos que los espaciales. Es un estar vitalmente en el otro. La palabra más
exacta, pero demasiado técnica es ésta: un estar ontológicamente con el amado, fiel al destino de
éste, sea el que sea." El que ama no solo queda adscrito al otro para siempre, sino que asume su
vida con una paciencia y esperanza infinitas -como las del coronel- si de esperar al otro se trata.
Soy todo tuyo, te quiero hasta el final, mira, "llévame de ser posible / hasta la misma
eternidad". Aunque dejes de quererme, aunque no me quieras, "a la tumba me llevo como
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sagrado / el cariño que tanto tú me has negado". Y no olvides que "pasarán más de mil
años, muchos más, / yo no sé si tenga amor la eternidad, pero allá, tal como aquí, / en la
boca llevarás... sabor a mí." Yo solo "he venido a decirte únicamente / que aunque viva
muy lejos jamás te olvidaré ". Es la esperanza en la otra vida la que alienta al enamorado para
soportar los más punzantes dolores, como son los que produce esa dulce enfermedad o
acude al más allá o al poder supremo. Reafirma todos los valores judeo-cristianos del sufrimiento
hoy, con la esperanza de alcanzar la dicha más tarde. Es, por eso, un canto de esperanza. Una
esperanza con fatalismo: lo que el destino o Dios quieren que ocurra, sucederá. El enamorado
cree y espera que al final, el destino o Dios favorecerá y reivindicará al enamorado. Es una
esperanza fundada en lo mucho que se sacrifica el amante por el otro. No me importa lo que me
Algún día tú volverás, puede ser al final de los siglos, "el penúltimo día del mundo", pero ese
día, todo estará preparado, esperándote y "haremos en el cielo una mansión / borraremos
nuestras penas, una a una, / tendremos como Dios al corazón / y nuestras almas / que se
pierdan en la bruma." Te esperaré toda la vida y "cuando la luz del sol se esté apagando y
te sientas cansada de vagar, piensa que yo por ti estaré esperando hasta que tú decidas
regresar".
Es tan real la mistificación de la relación amorosa que el Padre Astete pudo ser un gran
bolerista y escribir bajo el seudónimo de José Antonio Méndez. Si no, qué otra cosa puede
evocarse con la letra de ese maravilloso bolero titulado La gloria eres tú: "Dios dice que la
gloria / está en el cielo, / que es de los mortales / el consuelo al morir. / Bendito Dios, /
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porque al tenerte yo en vida / no necesito ir al cielo" si tú "alma mía / amor de mi ilusión /
Yo sé que estoy sufriendo por ti, que tu amor me ha encadenado y soy tu esclavo, pero el
día llegará en "que el cielo entre sus zafiros me ha de recoger / y allá arriba no, no seré tu
anochecer."
inició el camino hacia el más allá. El cuadrúpedo se alza en sus dos extremidades y supera el
creación. El descubrimiento del otro es el amor. El macho descubre a la mujer; a esa mujer que
el amor crea un nuevo mundo. Es dueño del universo. No en vano es por el amor que se produce
el más importante -aunque cotidiano- milagro de la humanidad: la creación de una nueva vida.
En «La elección en amor» (1927) Ortega y Gasset dice: "... la influencia de la mujer es
atmosférica y, por lo mismo, ubicua e invisible. No hay manera de prevenirla y evitarla." En «De
Francesca a Beatrice» (1926): "Todo hombre dueño de una sensibilidad bien templada ha
experimentado" cerca de alguna mujer "la impresión de hallarse delante de algo extraño y
absolutamente superior a él." En «Amor en Stendahl» (1926): "Enamorarse es, por lo pronto,
sentirse encantado por algo ... y algo puede encantar si es o parece ser perfecto."
Ese "algo extraño y absolutamente superior" es una mujer hermosa, eres tú, "porque eres
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divina / ... / que solo una rosa / caída del cielo / fuera como tú." Tú, "santa, santa mía,
mujer que brilla / en mi existencia. / Santa, sé mi guía". Tengo, en este altar sagrado, "tu
retrato con flores / porque aquí tú eres Dios". Tú, mi Dios, por favor "regálame esta noche
/ retrásame la muerte."
Si Dante creía que el amor mueve el sol y las otras estrellas, por qué no puede Agustín Lara
decir que había "humo en los ojos al encontrarnos" y que "al abrazarnos el mismo cielo / se
estremeció." O Paquito López Vidal decir que me esperes "en el cielo, corazón / si es que te
vas primero, / espérame que pronto yo me iré / allí donde tú estés / ..... para empezar de
nuevo / ... que allí entre nubes de algodón / haremos nuestro nido." Esto no es nuevo; en
1771, -en pleno romanticismo- Werther le dice a Carlota: "Desde ese momento eres mía; ¡eres
mía, oh, Carlota! Voy delante de ti; voy a reunirme con mi padre que también lo es tuyo, Carlota;
me quejaré y me consolará hasta que tú llegues. Entonces volaré a tu encuentro, te cogeré en mis
brazos y nos uniremos en presencia del Eterno; nos uniremos en un abrazo que nunca tendrá fin.
No sueño ni deliro. Al borde del sepulcro brilla para mí la verdadera luz. ¡Volveremos a vernos!"
No es cierto que te has ido, "estás en mi corazón / aunque estoy lejos de ti, / ... / Estás
en mi corazón / y en mi amarga soledad". Estás aquí "porque iré contigo / donde quiera que
tú vayas / y estarás conmigo / donde quiera que yo esté." Aunque no lo quieras, estoy a tu
lado; es que "el alma me abandona por ir / en busca del ser que me hace sufrir." Cuando te
conocí, ya existías en mi corazón; porque "sin saber que existías te deseaba, / antes de
aguda, al punto de percibir comportamientos -deseables o no- en el otro. En ese estado de alma
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es fácil llegar a lo sobrenatural. Puede "ver" y "hablar" a distancia con el amante y sentir el calor
de su compañía. O por el contrario, percibir en silencio la distancia afectiva antes de que los ojos
y los oídos del cuerpo la confirmen. Ortega dice en "Facciones del amor" (1926): "No se puede ir
al Dios que se ama con las piernas del cuerpo, y, no obstante, amarle es estar yendo hacia Él. En
objeto. Y ese constante estar emigrando es estar amando." También dice que "el amor es una
fluencia, un chorro de materia anímica, un fluido que mana con continuidad como de una fuente."
No es metáfora: el amante está con la amada en la distancia. A su lado, juega con sus cabellos
con ternura, besa sus labios húmedos y ardientes con pasión, cuida su sueño con celo, contempla
el espectáculo de su desnudez con ardor, descubre hasta el olor de su alma, en fin, se traslada en
el tiempo y el espacio a su corazón y es una compañía vital. Y ella lo siente y lo vive así. Como
Werther, "... es en vano que extienda los brazos hacia ella; en vano que la busque ... en mi lecho,
cuando un sueño feliz ... me hace creer que estoy ... a su lado, estrechando su mano, y
llenándosela de besos. ¡Ah!, cuando todavía embriagado por el sueño busco esa mano y me
parece fallarle, entonces el enamorado objeto de Dios y el destino, trastoca los papeles y lo utiliza
para lograr sus propósitos, lo involucra en su drama afectivo. Aquí la sublimación y sacralización
del sentimiento alcanzó su límite, pues manipula a Dios para lograr sus propósitos.
ese olvido fiero, que tantas veces, es odio. El odio es amor triste..."- pero también
sentimientos de profunda caridad, con la esperanza de obtener algún día la justicia divina. Así
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como la otra vida es el último sitio para el amor, Dios y su justicia es el último recurso que tiene el
enamorado para reivindicarse; para recuperar todo el esfuerzo que ha dedicado a la relación
amorosa. Siempre espera obtener de Dios el premio para él, o el justo castigo para el otro. A tal
punto se "apropia" de la divinidad que según Don Ramón de Zubiría, se le trata con tal confianza,
que hay una delegación, inconsulta, de los castigos y los testimonios a favor del enamorado.
Tu falta es terrible y me has hecho mucho daño, pero, "levántate no pidas más perdón, /
... no sé perdonar, que te perdone Dios." Y para que sepas, te quiero tanto, que "te quiero
la Virgen / y a Dios por testigos / me hiciste creerte / todas tus mentiras... "
pregúntale si yo alguna vez / te he dejado de querer." Si no, "mira que sufro, mira como
lloro, / mira que solamente Dios, / sabe lo que sufro yo...". Pero no, indiferente e implacable,
"te me vas, / sabe Dios si es mentira / sabe Dios si otra vez volverás." En fin, no puedo
retenerte, "adiós amor, adiós... / nunca más ya te veré / doy por testigo a Dios / que te
adoré."
Pero el ser humano no acepta la dependencia. Siempre busca la libertad, aunque solo sea
para caer de nuevo en los brazos de Eros. Y si al invocar a Dios no consigue su propósito, se
rebela contra Él. Está lleno de contradicciones y así como hay sometimiento y entrega total al
destino y a la divinidad, también se rebela ante ellos. Siempre se quiere liberar de cualquier
cadena que lo sujete y se alza contra la divinidad o el destino; no puede renunciar a su libre
albedrío. Vallejo, por ejemplo, sugiere que las desgracias del hombre provienen de Dios ("golpes
como del odio de Dios"); negar las cualidades tradicionales de Dios y hacerlo sujeto de odio, es
un acto de rebeldía.
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Mi amor por ti es muy grande y estoy dispuesto a todo; "yo no sé si este amor es
pecado / si tiene castigo... / Si es faltar a las leyes honradas / del hombre o de Dios, /
......Es más fuerte que yo, / que mi vida, mi credo y mi sino / es más fuerte que el miedo a
la muerte / y el temor de Dios." Te quiero tanto que nada importa, "que si es pecado amarte,
yo seguiré pecando / por qué lo he de negar". No hay nada que pueda detenerme, yo te amo
y aunque sé que "somos un sueño imposible / que busca la noche / para olvidarse del
mundo / de Dios y de todo,.... por más que se oponga el destino / serás para mí...para
mí..."
naturaleza vital -donde se juegan todas las cartas- la que permite superar todas las dificultades y
pasar triunfante sobre los escollos que se encuentran en el camino de la vida. Dentro de estas
contradicciones, el amor, que es alegría y vida, produce, por sustracción, grandes penas y
mismo. Es el momento de la verdad, como la muerte. A principios de siglo, Ortega escribía: "El
amor es a veces triste, triste como la muerte, tormento soberano y mortal. Es más: el verdadero
amor se percibe a sí mismo y, por así decirlo, se mide y calcula a sí propio en el dolor y
sufrimiento de que es capaz. La mujer enamorada prefiere las angustias que el hombre amado le
leen frases como éstas, dirigidas a su infiel seductor: «Veo muy bien cuál sería el remedio para
todas mis penas. Me vería libre de ellas al instante si de jara de amarte; Pero ¡ay de mí! ¡qué
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remedio!... No. Prefiero sufrir aún más, antes que olvidarte. ¿Depende eso de mí? ¡Si no puedo
reprocharme el haber dejado de amarte un solo instante! Aun así, eres más digno de compasión
que yo; más vale padecer cuanto padezco, que gozar de los lánguidos placeres que te
proporcionan tus amantes de Francia.» La primera carta termina: «Adiós: no puedo más. ¡Adiós!
Ámame siempre. Y haz padecer aún más a tu pobre Mariana.» Y dos siglos más tarde, la señorita
de Lespinasse: «Os amo como hay que amar: con desesperación.»". El gran poeta del amor, Don
Pedro Salinas, dice: "No quiero que te vayas, / dolor, última forma de amar. Me estoy sintiendo /
vivir cuando me dueles / ....Y mientras yo te sienta, / tú me serás, dolor, / la prueba de otra vida /
en que no me dolías. / La gran prueba, a lo lejos, / de que existió, que existe, / de que me quiso,
Esto es solo la descripción desgarradora del dolor que sienten los amantes separados. Es
un dolor punzante que quema el espíritu. Ese dolor permanente, aun en la alegría y el jolgorio, es
recónditos resquicios de la vida, con una lluvia fría. Llueve en el alma y siempre; el sol nunca
Vivo sufriendo la mayor de las penas por ti; sé que "este amor salvaje / me causará la
muerto todas las ilusiones, / en vez de maldecirte con justo encono, / en mis sueños te
nuevo" por "decirte mi cielo / cómo le haces falta / a mi corazón." Desesperado, por "no
tenerte a mi lado" por "no sentir tus caricias / y el goce divino / que me da tu amor". La
vida sigue su curso febril y yo, "aquí en pleno derroche / de luna y de mar / sufro, sufro, /
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que me importa el canto del mar, / si estoy solo con mi penar, / tan lejos, lejos de ti".
Pero, no, no puedo destruirme, "calla tristeza, / calla tristeza / que no sabes que no ha de
Parece que el enamorado enloquecido de amor, insistiera en un ritual masoquista, pero no;
él busca primero la felicidad, no la tranquilidad, porque dice con Machado: "Huye del triste amor,
amor pacato, / sin peligro, sin venda ni aventura, / que espera del amor prenda segura, / porque
al ser amado es un duelo profundo por uno mismo y por el otro. El alma está de luto. Pero esta
pérdida es peor que la muerte, pues es la muerte en vida. Es saberse muerto en el otro y seguir
con vida. Y cuando de la muerte se trata, no hay ser humano que no acuda a Dios, o se lo
invente. La ruptura de amor es algo muy serio; más serio que la muerte. Tu partida me hace doler
La tristeza de amor es una muerte metafórica, pero, con esperanza. De que el amado
vuelva; de que todo retorne al estado inicial, feliz. El bolero no es el rasgar melancólico y
nostálgico del tiple que acompaña el bambuco del campesino de las cordilleras. Es una tristeza
caribe, tropical, con cadencia y ritmo de palmeras, a diferencia de esa tristeza implacable -tristeza
triste- de los Andes, como la de José Asunción Silva. La del bolero es muy diferente a ésta -de
los Andes- que, como dice Andrés Holguín, "refleja un vuelo de las alas hacia la muerte... Todo
se halla en proceso agónico... Porque esa descomposición lenta, fatal, no tiene para Silva
esperanza alguna. Es la muerte universal, definitiva." En el bolero, como canto de amor, hay una
tristeza jubilosa. Cuando hay amor, por su propia naturaleza, solo puede haber alegría y
36
más, de estar incompleto, de encontrarse en soledad; es la expresión de la necesidad de tener
compañía, pues el estado natural del ser humano es estar acompañado; de vivir en pareja. Es la
tristeza de no poder construir la vida los dos, de no poder compartir la belleza de ambos y del
mundo que los rodea. Es el dolor de tener que ir "hasta el fin de a uno" y no de a dos. Y para
terminar, un bolero de Agustín Lara ilustra muy bien la intención de esta exploración:
"Aunque no quieras tú, / ni quiera yo, lo quiso Dios, / hasta la eternidad / te seguirá
en tu dolor. Aunque no quieras tú, / ni quiera yo, lo quiso Dios, / hasta la eternidad / te
seguirá mi amor. / Hasta en tus besos me hallarás, / hasta en el agua y en el sol, / aunque
Bibliografía
Alighieri, Dante, La Divina Comedia, Aguilar S.A. de Ediciones, Madrid, 1952.
Castellanos, Isabel, "Elegua quiere tambó", Pliegos N. 12, Universidad del Valle, Cali, 1980.
De Zubiría, Ramón, ¡... es el amor que pasa!, Cacharrería Mundial, Medellín, 1984.
Discoteca privada del autor.
Eluard, Paul, Ultimos poemas de amor, Ediciones la Flor, Buenos Aires, 1968.
García Márquez, Gabriel, El coronel no tiene quien le escriba, Colección Indice, Buenos Aires,
1970.
Goethe, Johann Wolfgang, Werther, Editorial Panamericana, Bogotá, 1990.
Holguín, Andrés, Antología Crítica de la Poesía Colombiana 1874-1974, Biblioteca del
Centenario del Banco de Colombia, Bogotá, 1974.
Machado, Antonio, Poesías Completas, Espasa-Calpe S.A., Madrid, 1977.
Ortega y Gasset, José, Estudios sobre el amor, Revista de Occidente, Madrid, 1964.
Rico Salazar, Jaime, Cien años de boleros, Centro Editorial de Estudios Musicales, Bogotá, 1988.
Salinas, Pedro, Poesías Completas, Barral Editores, Barcelona, 1971.
Vallejo, César, Poesía Completa, La Nave de los Locos, México, 1978.
Vélez Pareja, Ignacio, El hábito de la pasión. Cartas de amor de Sor Mariana, Altamir - CEJA,
Bogotá, 1996.
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Culpa al destino (Jorge Zayas)
Déjame (Gonzalo Curiel)
Desesperación (Rafael Hernández, 1944)
Desesperación (D en D.)
Donde quiera que tú vayas (Ramón Diplo Rivera)
El cuartito (Mundito Medina, 1947)
Entrega total (Abelardo Pulido, 1963)
Escarcha (Agustín Lara)
Espérame en el cielo (Paquito López Vidal)
Este amor salvaje (Miguel Valladares, 1953)
Estrellita solitaria (Agustín Lara)
Hay que saber perder (Abel Domínguez)
Historia de un amor (Carlos Eleta Almarán)
Humo en los ojos (Agustín Lara, 1945)
Imposible (Agustín Lara, 1928)
Incertidumbre (Gonzalo Curiel)
La barca (Roberto Cantoral, 1957)
La gloria eres tú (José Antonio Méndez)
Lágrimas de sangre (Agustín Lara, 1946)
Lágrimas negras (Miguel Matamoros)
Limosna (Agustín Lara)
Mala noche (Alberto Domínguez, 1941)
Me estás haciendo falta (Jaime R. Echavarría)
Mi súplica (Santiago Alvarado)
Mi último fracaso (Alfredo Gil, 1955)
Mil besos (Emma Elena Valdelamar, 1946)
Mira que eres linda (Julio Brito)
No es venganza (S. García)
No pidas más perdón (Raúl Márquez)
Noche de luna (Gonzalo Curiel, 1936)
Obsesión (Pedro Flores)
Palabras de mujer (Agustín Lara, 1945)
Pecado (Pontier-Francini)
Perfidia (Alberto Domínguez)
Pervertida (Agustín Lara)
Piénsalo bien (Agustín Lara)
Por si no te vuelvo a ver (María Grever, 1931)
Presentimiento (Pedro Matta - Emilio Pacheco, 1924)
Prohibido (M. Sucher- Carlos Bahr)
Qué será de mí (Mario Clavel, 1944)
Regálame esta noche (Roberto Cantoral)
Sabor a mí (Alvaro Carrillo)
Santa (Agustín Lara)
Si no eras para mí (Elida Silva)
Siempre en mi corazón (Ernesto Lecuona)
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Siempre feliz (Miguel A. Amadeo)
Somos (Mario Clavel, 1946)
Te vendes (Agustín Lara)
Tendrás un altar (Juan Carlos Bera y René Coleman)
Tracionera (Gonzalo Curiel, 1946)
Triste camino (Agustín Lara)
Tú eres mi destino (Carlos Gómez Barrera, 1955)
Tú me hiciste quererte (Santiago Alvarado)
Vuelve (Hnos Martínez Gil)
Yo nací para ti (Jaime R. Echavarría)
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A continuación los boleros evocados en este ensayo en orden de aparición con el texto citado en
negrita. El título está seguido del nombre del autor y de algunos de los intérpretes.
40
yo respondería,
prefiero la muerte
a la gloria inútil
de vivir sin ti.
41
Prohibido (M. Sucher - Carlos Bahr)
(Juan Arvizú)
(Recitado) No es culpa si la vida en su designio cruzó nuestros caminos al andar, ni es culpa si
este amor que está prohibido, ha entrado en nuestras almas sin llamar. Debemos doblegarnos y
sufrir los dos por esta amarga y cruel separación, mas nunca el corazón podrá, aún queriendo
renunciar al derecho de este amor.
42
Culpa al destino (Jorge Zayas)
(Charlie Figueroa)
No me culpes a mí, culpa al destino
si me hizo cambiar de sentimientos.
Porque de lo que te hice yo, no me arrepiento.
Pero no creas que porque te nombro
te sigo queriendo
cuando se quiere
como me has querido,
el odio es tormento.
Y tendrás que sufrir y pagar
esa deuda que llevas
tan adentro de tu alma, mujer
sálvala antes que muera.
Solo te pido, si ya no me quieres,
me dejes tranquilo,
déjame tranquilo.
43
Triste camino (Agustín Lara)
(Elvira Ríos, Toña la Negra)
Por el triste camino,
de aquella serranía,
por aquel caminito,
donde te encontré un día.
Por aquella vereda
donde brillaba el sol,
hay un rincón oculto,
donde nació mi amor.
Tengo allí, para ti un corazón,
tengo miel de clavel reventón,
tengo todas las cosas secretas
que tu alma me pida
y también una boca que besa
y que nunca te olvida.
Tu sabrás, de mis ansias de amor,
mirarás en mis ojos a Dios.
Porque al fin de este triste camino,
sembrado de ensueños,
cuando muera la tarde ha de vernos
llorar a los dos.
44
¡Ay! esta amarga pesadumbre
si ella merece mi dolor
o yo la tengo que olvidar...
Si la vas a juzgar corazón,
nunca pienses que ella es mala,
si es valiente y te comprende,
no la pierdas, corazón.
El dolor y el amor, corazón,
valen poco junto a ella,
si merece más que eso,
da tu vida corazón.
Incertidumbre...
es el dolor de amar.
45
Estrellita solitaria (Agustín Lara)
(Agustín Lara, Toña la Negra)
Como una estrella solitaria
que brillara en el mar,
pequeña y triste,
sí por un momento sentí el alma,
divina en su orfandad.
Quizás por un instante nada más,
me comprendiste.
O Dios quiso que fuera en mi pobreza
el solo dueño de la inmensidad.
Y así solo, solito en el mundo,
como aquel lucero,
así vivo pensando
que el cielo entre sus zafiros
me ha de recoger.
Y allá arriba, no seré tu esclavo,
ni tu prisionero,
simplemente con mi luz más bella,
yo seré la estrella de tu anochecer.
Simplemente, con mi luz más bella
yo seré la estrella de tu anochecer.
46
a mí me contaron,
muchas cosas que mi mente nunca
se lo imaginó.
No te enojes que yo te conteste
no puedo ocultarlo,
si es vergüenza,
esa misma vergüenza
también pasé yo.
Si no quieres volver a mi lado
no espero que lo hagas,
yo no quiero un amor con venganza,
así no es mi amor.
Pero tú llorarás como hoy siento
que llora mi alma,
por tu infamia así pagarás
toda tu traición.
Un recuerdo talvez sea la causa
de tu desespero,
pero tú debes estar bien consciente
de lo que pasó
Tú me hiciste pasar esa vergüenza
con todos mis compañeros
y por vergüenza y venganza
no te quiero yo.
47
¿Tú no ves que nuestras almas se encadenan?
¿que hay un raro destino entre tú y yo?
¿que nací para ti y que mis penas,
las has calmado tú, con tu calor?
Yo nací para ti, para quererte
y a mi vida le das, razón de ser,
quién creyera mujer que lentamente
llegara a mí el amor y a ti también.
Yo nací para ti, te lo aseguro,
para ver en tus ojos, mi dolor,
para darte en mis besos, uno a uno
en pedazos, mi pobre corazón.
48
te estás metiendo en mi alma
hasta un lugar que a nadie
le permití jamás,
y al quererte yo tanto
y sentirte lejana
me estás haciendo falta,
mucha falta de verdad.
49
porque tú eres, toda mi felicidad.
Llévame si quieres
hasta el fondo del dolor,
hazlo como quieras,
por maldad o por amor.
Pero esta vez, quiero entregarme
a ti en una forma total,
no con un beso nada más,
quiero ser tuyo
sea por bien o sea por mal.
50
yo no quiero con ello entristecerte,
pues sé que es un martirio para los dos.
He venido a decirte únicamente,
que aunque viva muy lejos, jamás te olvidaré,
que tu imagen se ha grabado en mi mente
y que cual hostia santa, te adoraré.
En el fondo de mi alma he levantado
un castillo de amores tan solo para ti,
es un sueño que he visto realizado
y ahora todo mi anhelo es verte allí,
mas si acaso el destino nos separa
y tu corazón cambiara tu modo de sentir,
el castillo de amor que he levantado,
me servirá de albergue para morir.
Tú la de los ojazos negros,
la de boca tan bonita,
la de tan chiquito el pie;
tú la que eres tan orgullosa,
por saber que eres hermosa,
no me dejes de querer.
Tú, la que al hablar tiene el dejo,
de la tierra que me alejo,
para quizás no volver,
deja con ilusión loca,
te dé un beso en la boca,
por si no te vuelvo a ver.
51
Luché por olvidarte
por vencer mi destino
y caí al remolino
de la fatalidad.
Este amor salvaje
me causará la muerte
pero me importa poco,
si volveré a quererte
allá... allá en la eternidad.
52
(Toña la Negra)
Eres mi bien
lo que me tiene extasiado
por qué negar
que estoy de ti enamorado
de tu dulce alma
que es toda sentimiento.
De esos ojazos negros
de un raro fulgor
que me dominan
e incitan al amor,
eres un encanto, eres mi ilusión.
Dios dice que la gloria
está en el cielo,
qu'es de los mortales
el consuelo al morir.
Bendito Dios,
porque al tenerte yo en vida
no necesito ir al cielo tizú,
si alma mía, amor de mi ilusión,
la gloria eres tú...
53
Santa (Agustín Lara)
(Agustín Lara, Toña la Negra, Elvira Ríos - Pedro Vargas)
En la eterna noche
de mi desconsuelo
tú has sido la estrella
que alumbró mi cielo.
Y yo he adivinado
tu rara hermosura
y has iluminado
toda mi negrura.
Santa, santa mía,
mujer que brilla
en mi existencia.
Santa, sé mi guía
en el triste calvario
del vivir.
Aparta de mi senda
todas las espinas
calienta con tus besos
mi desilusión.
Santa, sé mi guía
alumbra con tu luz
mi corazón.
54
El cuartito está igualito
como cuando te fuiste
y siempre estará así,
como te gusta a ti.
55
Espérame en el cielo, corazón
si es que te vas primero,
espérame que pronto yo me iré
para empezar de nuevo.
Nuestro amor es tan grande
y tan grande
que nunca termina...
Y esta vida es tan corta y no basta
para nuestro idilio...
Por eso yo te pido una vez más
me esperes en el cielo,
que allí entre nubes de algodón
haremos nuestro nido.
56
donde quiera que yo esté.
Nunca,
nunca dejarás de amarme,
tú nunca me podrás olvidar.
57
que en lágrimas se tornen,
los besos que me diste.
Hay que marchar a punto
de que la luz se apague.
Hay que dejar el puerto,
antes de que anochezca.
Y enderezar
la vela blanca de nuestra nave
hacia otro rumbo
donde el amor florezca.
En el joyel de oro
de mi recuerdo eres,
como un lucero triste,
que se quedó dormido.
Ámame, pero déjame
aléjate, si quieres salvarte
de mi olvido.
58
y que cambias tus besos por dinero,
envenenando así mi corazón.
No creas que tus infamias de perjura,
incitan mi rencor para olvidarte,
te quiero mucho más, en vez de odiarte
y tu castigo se lo dejo a Dios.
59
y no te puedo hallar,
para qué quiero otros besos
si tus labios
no me quieren ya besar.
Y tú, quién sabe por donde andarás,
quién sabe que aventura tendrás,
que lejos estás de mí.
60
cuando quisiste partir.
Cuando vuelvas,
virgencita del recuerdo,
pedacito de mi vida,
reina de mi soledad.
Cuando vuelvas,
arderán mis pebeteros
y una lluvia de luceros,
a tus pies se tenderán.
Pecado (Pontier-Francini)
(Juan Arvizú)
Yo no sé si es prohibido,
si no tiene perdón,
si me lleva al abismo,
solo sé que es amor.
Yo no sé si este amor es pecado,
si tiene castigo.
Si es faltar a las leyes honradas
del hombre y de Dios,
solo sé que me aturde la vida
como un torbellino que me arrastra
y me arrastra a tus brazos
en ciega pasión.
Es más fuerte que yo,
que mi vida, mi credo y mi sino,
es más fuerte que el miedo a la muerte
61
y el temor de Dios.
Aunque sea pecado te quiero,
te quiero lo mismo.
Aunque todo me niegue el derecho,
me aferro a este amor.
62
para olvidarse del mundo
de Dios y de todo.
Somos en nuestra quimera
doliente y querida
dos hojas que el viento
juntó en el otoño, ay!
Somos dos seres en uno
que amando se mueren,
para guardar en secreto
lo mucho que se quieren;
pero ¿qué importa la vida
con esta separación?
Somos dos gotas de llanto
en una canción.
Nada más, eso somos,
nada más.
63
Tú me quieres dejar,
yo no vivo sin ti,
contigo me voy mi negra,
aunque me cueste morir.
Tú me quieres dejar, yo no vivo sin ti,
contigo me voy mi santa,
aunque me cueste morir.
64
la que nunca quisiera olvidar.
Fue como una estrella
perdida en noche estival,
fue como viajera
que lleva prendido mi mal;
fue la amante que vino ayer,
fue la dicha en otra mujer.
Va, con mi tristeza
la pena que sabe callar,
va con mi amargura,
la queja que sabe esperar.
Fue como promesa, que ya nunca volverá,
fue como una ola perdida en el mar.
65
Y hasta la luz de mis ojos se apaga
cuando te escucho decir,
que ya, que ya no me amas
y que te vas de mí.
66
Presentación
El diván del bolero de Ignacio Vélez es un ensayo que aborda el tema del amor y más
específicamente, el dolor de amor. Vélez lo intenta con un contrapunteo entre las expresiones
dolorosas de los pacientes del psicoanalista Igor Caruso, en su libro La separación de los
amantes y el canto melodioso y cargado de emociones de esos viejos boleros que despiertan la
nostalgia de muchos y las penas de algunos de los enamorados adictos a esa cadenciosa música
caribe.
Es una didáctica musical, porque la lectura la acompaña con el bolero que cita, por lo
general, interpretado por el intérprete más connotado. Sin ningún pudor, Vélez reconoce de
hecho, su preferencia por los boleros de ese gran compositor mexicano, Agustín Lara. Entre los
temas que escoge para hacer este paralelo, hay una clara mayoría que pertenece al citado
compositor poeta. Así mismo, lleva al lector a referencias obligadas de poetas del amor como
Pedro Salinas y Antonio Machado, sin dejar de lado la poesía que nos regala Gabriel García
Márquez en El amor en los tiempos del cólera, obra ésta donde mejor trata el tema del amor.
El trabajo de Vélez es incitante, no sólo porque pone en evidencia algo de sobra conocido,
esquemas tradicionales de nuestra sociedad actual. Por otro lado, destaca la capacidad poética
del bolerista, muchos de ellos espontáneos e ingenuos, otros talvez más "leídos", como parece ser
que lo fue, precisamente Lara. En opinión del autor, este compositor mexicano debió tener una
fuerte influencia de poetas modernistas como Rubén Darío; influencia que se insinúa y que se
descubre en el hastío, que "es pavo real que se aburre de luz en la tarde", que es "como un
abanicar de pavos reales en el jardín azul de tu extravío" o el canto maravilloso a esa "mujer,
67
alabastrina".
En fin, el ensayo de Vélez es una manera amena de abordar el tema del bolero más allá de
las referencias anecdóticas que rodean cada uno de los temas y de los datos históricos,
interesantes sin duda, que hacen la delicia de muchos aficionados. Es otro el estilo y otro el
propósito. Estamos seguros de que todos disfrutarán de esta tertulia y a muchos les inquietarán
Santiago de Chile
Diciembre de 1996
68
EL DIVAN DEL BOLERO
Por Ignacio Vélez-Pareja
Amor, amor aquel y aquella que ya no son, ¿dónde se
fueron?
El libro de las preguntas, Pablo Neruda,
"- La ilusión no se come - dijo la mujer. - No se come, pero
alimenta - replicó el coronel."
El coronel no tiene quien le escriba Gabriel García Márquez
"...dedicado a aquellos que han sido separados: a los
amantes, a los que odian, a los indiferentes, a los perplejos
y a los confiados, para que el hombre encuentre de nuevo
en libertad el camino hacia el hombre"
La separación de los amantes, Igor Caruso
"...en las sociedades burocratizadas y aburguesadas, es
adulto quien se conforma con vivir menos para no tener
que morir tanto. Empero, el secreto de la juventud es éste:
vida quiere decir arriesgarse a la muerte; y furia de vivir
quiere decir vivir la dificultad."
Les Stars, Edgar Morin (Citado por Caruso)
Se dice que el bolero es una música (y un verso) derrotista, pesimista y que induce a la
melancolía. Esto es cierto en parte. Pero, hay muchas clases de boleros: de exaltación, de
búsqueda, de reproche, de melancolía (guayabo amoroso, tusa, despecho, traga, etc.), inclusive,
cantos a ciudades o regiones. No todos, pues, inducen a regodearse en ese estado de ánimo,
talvez, depresivo. Quienes escriben bolero o poesía, de alguna manera están haciendo un trabajo
psicoanalítico o de autoterapia; sólo que en este caso el terapeuta es una audiencia. Lo mismo
hace el que asume el bolero o el poema como propio. Una de las maravillas que ocurren al
escuchar un bolero o leer un poema es descubrir que fue escrito para quien lo recibe: no hay que
Se pregunta mucha gente cómo no va a ser bolero una canción de Charles Aznavour; el
jazz es bolero. El blues es nostalgia. Alguien decía que no le gustaba el bolero, pero que sí le
gustaba el jazz. Eso es imposible. El que disfruta del jazz aprecia el bolero. Canta el mismo
69
¿Cómo se distingue un bolero de una balada? No se requiere ser técnico en música. Es como
decir que uno no sabe describir un elefante, pero el día que vea uno, se sabe que es un elefante.
El día que yo oiga un bolero sé que lo es. Cuando un tema le toca el alma, el corazón, entonces se
puede decir que se está enfrente de un bolero. Si te toca el alma, entonces es un bolero. A veces
pecamos por ese afán clasificatorio y se pierde en ese ejercicio de disecador, el sentimiento. Si te
Este no es un tratado de psicoanálisis. Ni más faltaba. Para eso hay expertos. Sólo se trata
de llamar la atención sobre algunas coincidencias, tanto textuales, como situacionales, para
corroborar la idea de que el bolero y los poemas de amor verbalizan o ayudan a verbalizar
conflictos y así exorcizan esas penas que se llevan en el alma; en lo más profundo del alma.
Además, como ya se dijo en otro ensayo, el bolero no hace más que cantar un sentimiento
universal: el amor. Tan universal, que las palabras son las mismas; llámese Goethe o Agustín Lara,
Salinas o Dante, Pablo Neruda o un amante europeo -abandonado- en el diván del psicoanalista.
cursi o ridículo, -como lo hizo Camilo José Cela- a pesar de que autores como Lara, asumieron
con orgullo esa mal llamada cursilería, porque en realidad es una manifestación espontánea y
auténtica. O tal vez, hay que aceptar que sí, que el amor es cursi y que no importa. Sin embargo,
hay que precisar el término. Cursi es "que presume de fino sin serlo" o "ridículo o de mal gusto" y
ridículo es aquello "que mueve a risa", "extraño, extravagante". Nadie en su sano juicio podría
El bolero ha ido colonizando territorio. Sin embargo, el bolero está más identificado con el
Caribe: el insular y el continental, incluido el Golfo de México y nuestra costa norte colombiana.
70
El bolero ha permeado y hace algunas décadas llegó a Bogotá y eso es mucho.
En alguna tertulia, decía Jorge Mario Eastman que el bolero es responsable del 99.9% de
los amores colombianos que los cultivaron con la institución de la serenata. Esto se acabó por la
urbanización del país. También por los costos. Ahora está la rockola. La rockola es perversa,
también decía Eastman, la compran los dueños de los bares y esperan que la música la pague el
cliente.
Nada hay más serio y terrible que una pena de amor; lo que sucede es que la sociedad
actual ha desvalorizado los sentimientos y por ende sus manifestaciones. Es una sociedad que
prefiere aceptar o tolerar las manifestaciones de agresión, que las de afecto o de amor. Una
sociedad que ha trastocado su escala de valores, donde el logro de la riqueza justifica arrasar con
lo que sea, así se trate de una amistad, unos principios o un amor. Una sociedad que considera
ridículo un beso o una caricia en público; una sociedad que prefiere las máscaras de muchas
Edgar Morin ...en las sociedades burocratizadas y aburguesadas, es adulto quien se conforma con
vivir menos para no tener que morir tanto. Empero, el secreto de la juventud es éste: vida quiere
decir arriesgarse a la muerte; y furia de vivir quiere decir vivir la dificultad." (Edgar Morin, Les
Stars, citado por Caruso). Una sociedad que ha institucionalizado la prostitución, femenina y
masculina, al transar el mantenimiento de unas relaciones de pareja hueras y vacías, por defender
un patrimonio, unos intereses individuales o una posición social. Una sociedad, en fin, que violenta
A pesar de esa sociedad, el individuo debe romper ese yugo y liberarse de esas cadenas
que le impiden realizarse. El ser humano tiene como única obligación vital, ineludible y perentoria
la de buscar y encontrar la felicidad. Tiene que ser feliz. Una sociedad es sana si sus individuos
71
son felices. Y esta vida es la única que se tiene para serlo. Aquí y ahora. Después no hay una
segunda oportunidad. Y para ello, lo único importante es el amor; todo lo demás es accesorio. El
amor transciende el espacio y el tiempo y no tiene límites. Esos -los límites- los inventa el mismo
Y no hay que confundir la felicidad con la tranquilidad. Hay dos grandes poetas del amor
que dan luces sobre esto: Antonio Machado decía, por ejemplo, "... huye del triste amor, amor
pacato, sin peligro, sin venda ni aventura... porque en amor locura es lo sensato." Y otro español
enamorado, Pedro Salinas, escribió, con el corazón abierto: "Pero para querer hay que
embarcarse en todos los proyectos que pasan, sin preguntarles nada, llenos, llenos de fe en la
Acompañemos entonces con boleros, lo escrito por Goethe hace muchos años y a quien no
se le califica de cursi, en su retrato del joven enamorado: "... es en vano que extienda los brazos
hacia ella; en vano que la busque... en mi lecho, cuando un sueño feliz... me hace creer que
embriagado por el sueño busco esa mano y me despierto, un torrente de lágrimas brota de mi
corazón oprimido, y lloro sin consuelo..." "Desde ese momento eres mía; ¡eres mía, oh, Carlota!
Voy delante de ti; voy a reunirme con mi padre que también lo es tuyo, Carlota; me quejaré y me
consolará hasta que tú llegues. Entonces volaré a tu encuentro, te cogeré en mis brazos y nos
uniremos en presencia del Eterno; nos uniremos en un abrazo que nunca tendrá fin. No sueño ni
deliro. Al borde del sepulcro brilla para mí la verdadera luz. ¡Volveremos a vernos!"
72
LOS CASOS
Para hacer referencia a situaciones concretas, en esta parte del trabajo se contrastan
expresiones de pacientes en busca de ayuda profesional para combatir el dolor de amor, con las
de las entrevistas sostenidas por Igor Caruso en sus sesiones como psicoanalista y que aparecen
primera vez en alemán en 1968, en Viena. En español se publicó en 1969. Frente a esos textos se
contraponen otros similares de boleros y / o literatura amorosa. Igor Caruso es psicoanalista del
Círculo Vienés de Psicología Profunda y sus pacientes son de diversos países de Europa. Se citan
menciona el autor y cuando se puede, la fecha del tema. Las conclusiones se le dejan al lector.
Para aquellos interesados en un estudio "serio", no psicoanalítico, sino semiológico del bolero, se
les recomienda la lectura del delicioso libro de Rafael Castillo Zapata -que es "un manual de
semiología amorosa colectiva"-: Fenomenología del bolero (Monte Avila Editores, Caracas,
1990). Como un anexo se presenta la bolerografía de cada uno de los temas evocados.
Aquí se desarrolla en cierta forma, un intento de arqueología musical para muchos de los
lectores. Los temas citados, los autores y sus intérpretes van desde los desconocidos totales,
hasta aquellos temas que han sido popularizados tardíamente por jóvenes intérpretes.
lamenta de que el tiempo no ayuda, sino todo lo contrario, es peor cada día que pasa; este
paciente dice: "... así, el olvido definitivo se convierte paradójicamente en la mejor medicina
contra el olvido."
73
"Yo no podré olvidarte / con este olvido fiero, / que tantas veces, / es odio." .... "Ámame,
Este bolero no es muy conocido, pero es uno de los temas más hermosos de este autor y
tal vez de todos los tiempos. La versión evocada en este texto está interpretada por Los Tres
razonablemente yo hablaba en mis cartas de su libertad, pero sin duda alguna dependíamos
fuertemente el uno del otro"..."...quería mantenerla como un ideal, conservarla de alguna manera y
es posible que la haya tenido bajo una fuerte presión"... "...no podía entender cómo no había
resistido más que tres meses lejos de mí para contraer nueva amistad con un joven. ...supuse que
esto pasaría y sin embargo me di un plazo perentorio de seis meses. Sufrí una decepción, como si
se tratara de una traición, a causa de que ella resistió a la soledad apenas la mitad del tiempo
"Eres mala y traicionera / tienes corazón de piedra / porque / sabes que me muero, / y me
dejas que me muera...." Tracionera (Gonzalo Curiel, 1946) "Rival de mi cariño / el viento
que te besa. / Rival de mi tristeza, / mi propia soledad. / No quiero que te vayas, / me duele
El primer tema tiene dos intérpretes a dúo muy importantes y conocidos: doña Libertad
Lamarque y don Pedro Vargas; el segundo tema lo interpreta magistralmente el propio autor
• CASO DOCTOR C.D. (101) p. 31 "...lamento haber sufrido tanto por tan poca
felicidad, pero incluso así me acecha una incomprensible desesperación que me recuerda la
pérdida de algo grandioso y que me hacía feliz, sin que mi conciencia pueda explicarlo
74
importante, aunque a veces estrangula con heroísmo las rimas para alcanzar la música. Por
ejemplo en el tema Te extraño, los árboles terminan extrañando el otoño, cuando en esa estación
quedan desnudos y ateridos de frío o decir que "se extrañan las noches sin estrellas...". Dice
Manzanero,
los Guaracheros de Oriente, de la Orquesta Aragón. Hay una crisis en la creación musical;
llegaron a adaptar baladas, rancheras o inclusive pasillos o bambucos, atracando de paso a los
verdaderos autores, como la hace la India con un tema que dice ser de su autoría y es en realidad
de ese tipo de música: se pone de moda durante un año, en unas fiestas de fin de año... y no
resisten más. Se han dedicado a los temas erótico - pornográficos. Hay que recordar el contraste
con los versos de Lara. Este extraordinario compositor le podía decir las cosas más terribles a
una mujer (o también elevarla a un pedestal, a pesar de ser una prostituta arrabalera), pero lo
hacía con una gracia y finura sin par. Basta examinar los temas que se citan a continuación:
76
"...haz menos escabroso tu camino, / vende caro tu amor aventurera." Aventurera
(Agustín Lara) "Te vendes, / quien pudiera comprarte, / quien pudiera pagarte / un minuto
Te vendes (Agustín Lara) "He sentido la espina de verte ajena; / a ti que me juraste, ser
siempre buena. / A ti, mujer ingrata, / pervertida mujer, a quien adoro...te quiero aunque te
Estos temas "raros" eran presentados por el propio autor o por sus más famosas intérpretes
femeninas: Toña la Negra, Rebeca o Elvira Ríos. Hay que aclarar que en realidad no todos los
temas aquí mencionados son boleros; de hecho, el primer tema que se mencionó no lo es, pero
mucha de la música de Lara, por su temática y sensibilidad expresiva, se asocia, sin mucha
dificultad a un bolero. La gracia y la elegancia con que Lara increpa en su dolor, a sus amantes,
son magistrales. Es de antología, por ejemplo, el remate de Pervertida: " ... te quiero, aunque te
llamen pervertida."
paciente, es el recuento que él hace de una carta recibida de su amada. Ella le escribe al Doctor
C.D. "...estás siempre tan presente. Ah, no puedo expresar esto correctamente...Te quiero más
de lo que sería adecuado. Con frecuencia frente a mi amigo me siento culpable porque en realidad
no le pertenezco completamente. ¿No puede una amar verdaderamente a dos hombres? No soy
buena. ¿Cómo podría explicártelo? Realmente quiero mucho a mi amigo y sin embargo, muchas
veces, desearía estar cerca de ti". Dice C.D. que "...mediante nuevas relaciones quiso compensar
y repetir, a la vez, la pérdida de la joven." Esta es una reacción típica de un doliente del amor. No
puede olvidarse que el amor absoluto es un invasor y no deja tranquilo el corazón de su víctima.
Ese paciente (o en este caso, la amada), no sabe en realidad si está con su nuevo amor o con el
77
anterior.
"Cada noche un amor, / pero dentro de mí, / sólo tu amor quedó." Cada noche un amor
(Agustín Lara, 1942) "En la vida hay amores / que nunca pueden olvidarse; / imborrables
momentos / que siempre guarda el corazón, / porque aquello que un día / nos hizo temblar
de alegría / es mentira que hoy pueda olvidarse / con un nuevo amor. / He besado otras
emoción, / pero solo consiguen hacerme / recordar los tuyos / que inolvidablemente /
vivirán en mí." Inolvidable (Julio Gutiérrez) "...si es imposible / que el corazón pueda / sin
amor vivir. / Es natural / que mi cariño huérfano de besos / busque dónde estar. / Es
natural, / piénsalo, piénsalo así / que al fin y al cabo no hay nada, / nada en el mundo que te
borre a ti." Por qué negar (Agustín Lara, 1950) "Piensa en mí, cuando beses, / cuando
El primer tema de Lara es casi propio de una de sus mejores intérpretes, jarocha, como él:
Toña la Negra. El segundo es ampliamente conocido y mucha gente - incluidos los jóvenes- es
capaz de cantarlo; el intérprete más conocido de Inolvidable es Tito Rodríguez. Los dos últimos,
también de Lara, tienen muchos intérpretes; Por qué negar ha sido un tema favorito de Toña la
Negra y de don Pedro Vargas. El último, Piensa en mí, de Agustín Lara, ha sido interpretado
Los intérpretes nuevos como Luis Miguel o Carlos Vives tuvieron un gran éxito al escoger
los temas clásicos. Lograron bajar el bolero y el buen vallenato a niveles demográficos inferiores,
• CASO DOCTOR C.D. (101) p. 82 "Con ella perdí algo grandioso y que me hacía feliz.
78
No puedo dar de ello una explicación racional. Es como si hubiera curioseado en otro mundo y
"Yo no concebía, / cómo se quería, / en tu mundo raro / y por ti aprendí. / Por eso me
pregunto / al ver que me olvidaste, / por qué no me enseñaste / cómo se vive sin ti..." Tú
Muchas personas se desilusionan cuando se enteran de que este bellísimo bolero fue
compuesto para un hombre. Gelpí sugiere que no sólo este bolero, sino también el tango
abolerado Prohibido de Carlos Bahr y Manuel Bernardo Sucher y Alma mía de María Grever
fueron temas que tienen "una lectura homoerótica incluso más evidente" (Gelpí, 1998). Cita el
trabajo de Quiroga (1994) de quien dice que "estudia las resemantizaciones y reapropiaciones del
bolero por parte de los homosexuales y de los productos recientes de la cultura popular en los
cuales se representa la homosexualidad" (Gelpí, 1998). Esto no debe escandalizar a nadie, puesto
que el amor es un sentimiento universal al cual todo el mundo tiene derecho. El amor es así.
• CASO DOCTOR C.D. (101) p. 88 "Todas las noches, durante más o menos un año,
C.D. soñó con su amante ausente. "...todos esos sueños eran tristes, en cierta forma 'grises y sin
esperanza'."
MAI. Era una joven sin cultura y conserva alguna de las numerosas cartas que le escribe. "Estas
cartas se asemejaban a las célebres cartas de la monja portuguesa: eran muy religiosas -de una
"Amor sin esperanza ese es el mío / te espero sin saber por qué razón, / si te llamo, no
respondes, / si te busco, / nunca te puedo encontrar. / Amor sin esperanza ese es el mío /
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malhaya sea mi suerte con tu amor,... / me duele el corazón, no siento el alma / me matan
Si la esperanza es lo último que se pierde en la vida, hay que imaginarse lo que siente un ser
humano desolado y triste, para escribir Amor sin esperanza. Sentimiento que destilan las Cartas
de Sor Mariana 1. las canciones tienen, además de compositores, dueños intérpretes y esta
conservación del patrimonio familiar, muchos sacrificios vitales; y el amor de pareja no debe
implicar sacrificios, sino construcción hombro a hombro de una realidad cotidiana. Dice el
paciente, "Naturalmente el amor humano no es eterno; sin embargo, maldigo la separación, la cual
no es, en manera alguna, consecuencia del primero. Los seres humanos no están limitados en su
libertad y en su acción porque el amor no sea eterno; todo lo contrario, la sociedad prohíbe la
felicidad y la libertad -las cuales son condición necesaria para el amor- y lo hace supuestamente
con el fin de lograr un amor legalizado y eterno. ¡Pero la verdad es que la eternidad no es posible
• CASO DOCTOR C.D. (101) p. 65-66 "...Una persona no debe pertenecer a alguien -
como un perro- ni siquiera al ser amado....Ambos mi amante y yo, pensamos -con razón o sin
ella- que no podíamos pertenecernos el uno al otro (edad, escándalo, familia, etc.)"
"Yo no sé si este amor es pecado, / si tiene castigo. / Si es faltar a las leyes honradas del
hombre y de Dios, / Es más fuerte que yo,... / que mi vida, mi credo y mi sino, / es más
fuerte que el miedo a la muerte / y el temor de Dios. / Aunque sea pecado te quiero, / te
80
Otra vez, hay temas que se aboleran, como este tango. No hay que ser demasiado purista
y por eso aquí aparece un tango abolerado como expresión de esa necesidad que tiene el
individuo de liberarse de una sociedad opresora: “este amor es ... más fuerte que el miedo a la
muerte y el temor de Dios. Aunque sea pecado te quiero, ...” Este tema lo ha cantado Roberto
Yáñez o Yanés.
amor. Más aun, autores como Lara santifican a ese amor, y realmente tengo serias dudas de que
esos amores fugaces de burdel, merecieran tal calificativo; sin embargo, es la muestra palpable de
la capacidad del amor de mover las montañas y las estrellas. Esta paciente le dice a Caruso: "Fue
un gran amor, una gran felicidad. Claro está que yo sentía remordimientos, pero a los 19 años no
pensé en la posibilidad de casarme con mi novio. Él era un dios para mí, pero un dios a mi nivel,
me sentía igual a él, de la misma clase"... "...fue a un psicoanalista. Yo sólo representaba para él
un lindo pasado. En ese momento comprendí que lo había perdido: también él para mí pertenecía
al pasado. No era odio, ¡oh, no! era distancia. Nos dimos cuenta entonces de que lo maravilloso
"Dicen que la distancia es el olvido / pero yo no concibo esa razón, / porque yo seguiré
"Tu retrato con flores, / porque aquí tú eres Dios / en este altar sagrado, / donde te espero
yo." El cuartito (Mundito Medina, 1947) "Santa, santa mía, / mujer que brilla / en mi
existencia. / Santa, sé mi guía / en el triste calvario / del vivir." Santa (Agustín Lara).
Lucho Gatica. El cuartito, casi grotesco, lo canta un cantante muy peculiar: Panchito, Panchito
1
Vélez, Ignacio, El hábito de la pasión. Cartas de a mor de Sor Mariana, Altamir - CEJA, 1996.
81
Riset. Por último, Elvira Ríos, una de las mejores intérpretes de Lara canta Santa. Ya podrá
imaginarse el lector qué clase de santa fue esa mujer que se mereció semejante poema de Lara.
• CASO SEÑORA RIK (105) p. 35 "...No volveré a vivir con tanta intensidad esta
situación."
• CASO POETA DE 54 AÑOS (104) p. 33 "No he podido superar este asunto: quiero a
mi novia., he dormido con ella, conozco todas las facetas de su vida, su manera de pensar, de
sentir, de... " Los puntos suspensivos son de Caruso; se deja al lector la tarea de interpretarlos.
"Solamente una vez, / amé en la vida, / solamente una vez / y nada más,... / ... / Una vez
nada más / se entrega el alma / con la dulce y total / renunciación." Solamente una vez
(Agustín Lara 1941) "Yo que tuve tus manos / y tu boca y tu pelo / y la blanca tibieza, /
que derramaste en mí; / hoy me desgarro el alma / como una fiera en celo / y no sé lo que
quiero / porque te quiero a ti." Lágrimas de sangre (Agustín Lara 1946) "La luz a tus
ojos robé, / la miel en tu boca bebí, / el mármol de tu carne acaricié / y el oro de tus rizos
sacudí. / ...y pude mi camino iluminar, / con luz que de tus ojos me robé." Tus pupilas
(Agustín Lara) .
Es evidente que hay un sesgo clarísimo hacia Lara como el mejor compositor de la canción
romántica de todos los tiempos. Tal vez coincida con las circunstancias de la multiplicidad de
amores de Lara (de abandonos por cualquiera de los dos miembros de la pareja), el hecho de
recurrir a sus poemas musicales escritos bajo el efecto del despecho. Aquello de " la blanca
tibieza, / que derramaste en mí" del tema Lágrimas de sangre, de "una penetrante sicología" al
decir de Julián Callejas, en su Método de guitarra sin maestro, le valió a Lara la censura de La
Liga de la Decencia y el Obispo de México, promotor de la Liga casi lo excomulga. Hay que
notar también en el texto de Tus pupilas, una clara influencia modernista donde a la mujer objeto
82
de su musa inspirada le acaricia "el mármol de su carne".
Los temas, muy populares, han sido interpretados, en su orden, por Nat King Cole, Toña la
tiempo juega en contra del amante. En este caso, dice el profesor: "No puedo apartar del
pensamiento a (mi amante) la señora DAP. En este caso el tiempo no cura ninguna herida. Todo
lo contrario, me va peor. DAP se ha convertido en un espectro para mí. Poco a poco la situación
se me hace insufrible. Dondequiera que esté o que vaya (con frecuencia sin esperarlo) allí surge
ella. Cuando veo mujeres o jóvenes en la calle me digo: ¡Dios mío, allí está ella! Leo por
casualidad un texto en francés, ¡Ah, ella es profesora de francés! Un auto se detiene; ella deseaba
continuamente tener un bonito carro y ahorra para comprarlo. Se abre la puerta: ella entra. "...Me
despierto por la mañana. Al pie de la cama está DAP. Leo un libro. ¿Qué opinará ella?"..."...
¡Tengo que echar fuera a DAP! Fuera de mi memoria, de mi vida interior. Tengo que acabar con
ella. ¿No sería una solución ideal el que pudiera ya dolerme por una verdadera muerte? Así
podría decir: fue el destino...."...para mí su muerte es favorable, pero a ella le deseo la vida más
feliz que se pueda imaginar (una expresión contradictoria, pero que corresponde a mis
sentimientos)."
Florentino Ariza, pensando en Fermina Daza y en la pluma de Gabriel García Márquez, lo dice
"Estaba pensando en ella como nunca se hubiera imaginado que se podía pensar en alguien,
83
García Márquez no sólo escribió un largo vallenato en Cien Años de Soledad; en el libro ya
mencionado intentó escribir un bolero, de hecho, en la página 393 dice que “fue al final de la
noche, pues él no se atrevió a jugar juegos prohibidos con una mujer que le había dado
demasiadas pruebas de conocer el otro lado de la luna.” (Manzanero, Contigo aprendí). Otros
le pusieron música a sus sentimientos para repetir lo dicho por el profesor de secundaria de 40
años:
destino (Jorge Zayas) "Cómo poder / olvidarte si dentro, / muy dentro estás tú, / cómo
vivir así, / en esta soledad, / tan llena de ansiedad / de ti." Llanto de luna (Julio Gutiérrez)
"Tú no comprendes / que yo no puedo / vivir sin ti, / tú no comprendes / que solo vivo /
pensando en ti." Tú no comprendes (Rafael Hernández, 1939) "Como una sombra iré /
ni quiera yo, lo quiso Dios, / hasta la eternidad / te seguirá mi amor." Palabras de mujer
Estos cuatro temas reflejan muy bien la ansiedad del enamorado. El destino es el culpable
de su obsesión que no lo deja un solo instante, según Jorge Zayas e interpretado por Charlie
Figueroa. A este último lo confunden con Daniel Santos y tal parece que el Jefe se inspiró en su
estilo para adoptar el suyo. En Llanto de luna, del mismo autor de Inolvidable, es imposible
olvidar porque ese amor se lleva dentro, muy dentro del alma. La interpretación es de nuestro
muy admirado Sofronín Martínez. Los que han vivido a Cartagena de noche, lo habrán conocido
en La Quemada. Por su parte, el gran bolerista borincano, Rafael Hernández, se declara inútil e
incapaz de hacer nada porque ella no comprende que no puede vivir en soledad. Y por último, en
uno de los mejores boleros que compuso, Agustín Lara se condena a seguirla hasta la eternidad.
84
Cabe anotar que Palabras de mujer fue un bolero muy censurado; de hecho, obligaron a que el
texto original que decía "Aunque no quiera Dios, ni quieras tú, ni quiera yo... " fuera modificado
por "Aunque no quieras tú, ni quiera yo, lo quiso Dios..." Me quedo con el primero por la fuerza
expresiva que tiene. Durante la presidencia de Manuel Ávila Camacho (1940-1946) se creó la
Liga de la Decencia (Dueñas, 1990), ente promovido, como ya se dijo, por el Obispo de
México. Esta organización censuró temas como el ya mencionado y otros, tales como Pervertida,
Aventurera, Imposible, Piensa en mí, de Lara y Dulce aventura de Javier Ruiz Rueda. Nadie se
explica cómo aquello de "la blanca tibieza, / que derramaste en mí" del tema Lágrimas de
sangre, de "una penetrante sicología" al decir de Julián Callejas, en su Método de guitarra sin
profesor de secundaria, dice: "El 2 de enero, después de cuatro meses tengo el primer encuentro
con la profesora. ¡Cuánto tuve que esperarla, más aún, anhelarla con impaciencia; fui yo quien la
buscó! De pronto sentí su presencia tras de mí y la miré a la cara, que me era familiar."
"Cuando yo sentí de cerca tu mirar / de color de cielo, de color de mar, / mi paisaje triste
se vistió de azul, / con ese azul, que tienes tú." Azul (Agustín Lara)
Muchas veces uno siente que le están clavando la mirada en la nuca; así lo sentiría este
profesor de cuarenta años después de tres meses de ausencia de su amada que lo obsesiona.
Agustín Lara le presta a Rubén Darío algunos de sus temas para decir que él sintió de cerca su
mirar y que su "paisaje triste se vistió de azul". Esta idea de la influencia del poeta nicaragüense la
85
Chile y ha sido también mencionada por otros autores como Mora (1986)2, Zavala (1991),
Sánchez (1998) y Gelpí (1998), entre otros. Sin duda, Azul, Hastío, Mujer, Tus pupilas y otras
composiciones de Lara, tienen una clara pincelada de modernismo, como aquello de las "trémulas
angustias musicales" que hacen del hastío un "pavo real que se aburre de luz en la tarde". En la
poesía de Lara se encuentran entonces, mujeres alabastrinas (Mujer), tristes jardines con el
encanto de tus perfumes (Rosa), la sombra azul de las ojeras de mujer que son un pedazo de
cielo azul (Azul y Tus pupilas), ojos diáfanos como gotas de cristal (Pecadora), pupilas de luz,
(Tus pupilas), ve en sus ojos el atardecer (Como dos puñales), abanicar de pavos reales en el
jardín azul de tu extravío (Hastío), cisnes que Dios pintó en cristal, (El cisne) y lunas que brillan
en lagos de cristal (Janitzio). Más allá de la probable influencia del modernismo y en particular de
Rubén Darío, hay que rescatar la calidad poética de sus composiciones. Lara ha tenido a mi
juicio, una fuerte influencia del modernismo y en particular de Rubén Darío. La verdad es que la
academia está en mora de hacer un estudio serio de la poesía de Lara y situarla en su verdadera
dimensión literaria.
• CASO DOCTOR IBN-MAI (116) P 73. “Pase lo que pase -escribía MAI- debes
creer mis palabras de amor"..."Tú eres el único, eres mi primer hombre, mi mundo, mi felicidad,
mi vida. Te quiero más que al sol y a la luz porque sin ti el sol es frío y la luz oscura". "Eres el gran
dios que reina sobre el mundo". "Eres mi vida, debes amarme mucho porque quiero vivir mucho;
eres mi tiempo feliz, mi bello mundo." "Eres mi dios"..."Ahora lo he perdido todo. Amar y ser
amada, vivir para alguien, esto lo necesito como el aire". "No comprendo qué ha sucedido. No
puedo concebirlo. Trato de acorazarme. Ojalá no me llames demasiado tarde, cuando todo haya
2
A mi juicio, el análisis de Mora sobre la influencia de Darío en Lara es el más atinado y completo. Iris Zavala hace una
aproximación sobre la influencia del modernismo en el bolero en general; este estudio tiene más erudición, pero utiliza una
86
muerto en mí...¿Me amas ahora? Yo supongo que sí". "No dejaré de amarte mientras respire".
• CASO SEÑOR SAO 40 AÑOS (130) P115 "Hace un mes la necesitaba tanto como al
aire para respirar. Hoy -quiero decir en el día de hoy- quizás ya no la necesito más. Si pude vivir
medio año sin aire para respirar, ¿fue entonces todo una ilusión? La necesitaba tanto, que pensé:
ahora tendré que morir."..."Ahora es demasiado tarde -durante largos meses ambos necesitamos
El enamorado no puede vivir sin la amada. La presencia del otro es vital, tan vital como el
"Yo conocí el amor. / Es muy hermoso, / pero en mí fue fugaz / y traicionero. / Volvió
canalla / lo que fue glorioso / pero fue un gran amor, / y fue el primero..." "...Amor, por ti
bebí mi propio llanto. / Amor, fuiste mi cruz, mi religión." Revancha (Agustín Lara) "Se
vive solamente una vez / hay que aprender a querer y a vivir, / hay que saber que la vida /
se aleja y nos deja / llorando quimeras. / No quiero arrepentirme después, / de lo que pudo
haber sido y no fue, / quiero gozar esta vida, / teniéndote cerca de mí / hasta que muera."
Amar y vivir (Consuelo Velásquez) "En la eterna noche / de mi desconsuelo / tú has sido
la estrella / que alumbró mi cielo. / Santa, santa mía, / mujer que brilla / en mi existencia. /
Santa, sé mi guía / en el triste calvario / del vivir. / Santa, sé mi guía / alumbra con tu luz / mi
corazón." Santa (Agustín Lara) "...que tú eres mi vida, / que no quiero a nadie, / que
respiro el aire, / que respiras tú. / Amor de mis amores / sangre de mi alma..." Amor de
Otra vez Lara y una de las poquísimas3 compositoras (pero todas excelentes) de boleros
retórica cercana al postmodernismo que dificulta su comprensión. Además está escrito de manera evidente en clave para
alguien, de tal modo que distrae al lector.
3
Se pueden identificar tres de ellas: María Grever, Consuelo Velásquez, María Emma Valdelamar.
87
(Consuelo Velásquez). Alguna vez me preguntó una mujer que por qué los boleros tocan siempre
el tema del abandono del hombre por parte de la mujer. Por qué ellas son siempre las malas. La
verdad es hay pocas compositoras de boleros, un de ellas es Consuelo Velásquez y su tema más
conocido es Amar y vivir. ¿Por qué la diferencia entre esa expresión de la Velásquez y los
compositores masculinos? Una interpretación es que los hombres quedan más afectados cuando
la mujer se va. La mayoría de los boleristas han sido hombres y es posible que los hombres
hablen mucho y las mujeres sientan más. Otra interpretación es que las mujeres se preocupan más
por el ser amado, en el momento actual, lo cuidan lo atesoran; el hombre llora sobre el bien
perdido, el amor que se fue. La mujer previene esa ausencia. El hombre es descuidado y sólo
aprecia su valor cuando se pierde; como la libertad, que sólo se aprecia cuando se pierde. En el
libro El hábito de la pasión, Cartas de amor de Sor Mariana, reivindico la capacidad de amar
y de sufrir de la mujer. Es como si la mujer tuviera mayor capacidad de amor. Cuando se leen
mujer. A veces se puede pensar que el hombre al calor de unos cuantos tragos, compone una
canción desesperada y a veces a la que no es. Hay que reivindicar ese valor de la mujer.
• CASO POETA DE 54 AÑOS (104) P 33 "Algo en mí sabe que entre las dos
soluciones: la de dejarla o la de morir, la segunda es la más digna." "Sí algunos se dan un tiro en la
cabeza, pero ésta es una minoría de valientes o de cobardes."......"...por mil razones, que no son
tales, nos hemos separado en nombre de la vida futura y tengo en la boca el sabor de la muerte,
pues a pesar de que ambos sintamos una fuerza que nos corroe el alma, no es menos cierto que
en cierto grado ¡nos olvidamos recíprocamente! "..."Olvidar al ser que vive, olvidar al más
amado y al mismo tiempo volverse cada vez menos en la memoria del otro".
88
"Este amor salvaje / me causará la muerte, / pero me importa poco / si volveré a quererte,
Ese es el gran drama, el drama terrible del abandono de amor: verse muerto en el otro,
verse muriendo en el otro y seguir con vida. Pero se resiste hasta la muerte, porque piensa que
más allá, cuando la realidad está aquí, volverá a encontrarla. Así lo dice Toña la Negra cuando
que sacrificar "el más grande amor de su vida” “Por mi parte considero la muerte física menos
debía separarse amando a MAI, de tener que ofrendar ese amor para que ella continuara
• CASO DOCTORA SOR 31 AÑOS (128) P115 "Si la muerte es real o sólo aparente,
es igual; los dolores aparentes de todos modos son dolores. Lo importante es que tú lo sientas
así. Pero, ¿te acuerdas de aquella película japonesa donde el hombre mortalmente enfermo dice:
'Sólo los dolores me hacen recordar que vivo todavía? ¡Y se sentía contento de experimentar ese
dolor! No creo que yo hable ahora de masoquismo. Quiero decir solamente: ahora estás 'muerto'.
ti, / sin vacilaciones, / yo respondería, / prefiero la muerte / a la gloria inútil / de vivir sin ti."
89
Tú eres mi destino (Carlos Gómez Barrera, 1955). "No me explico por qué me
atormenta el rencor, / yo no sé cómo puedo / vivir sin tu amor." Rival (Agustín Lara).
Otra vez el destino es dueño de la suerte de los amantes y nunca pueden vivir sin el amor
del otro, como lo dicen Carlos Gómez Barrera y Agustín Lara. El primero cantado por la gran
señora María Luisa Landín y Rival ya lo mencionamos, presentado por el mismo Agustín Lara, su
autor.
Y aquí, para terminar, necesariamente toca traer a don Pedro Salinas con un texto
tremendo:
"No quiero que te vayas, / dolor, última forma / de amar. Me estoy sintiendo / vivir cuando
dolías. / La gran prueba, a lo lejos, / de que existió, que existe, / de que me quiso, sí, / de
Hasta aquí este ejercicio. Eran las voces enfrentadas de los enamorados, de los que
padecen su enamoramiento como una enfermedad, recostados sobre el diván del psicoanalista, y
Y para terminar de veras, un bolero de Agustín Lara ilustra muy bien la intención de esta
exploración4:
4
Aquí prefiero acogerme a la supuesta letra original, antes de que la censurara la Liga de la Decencia
90
y junto a ti estaré
también en tu dolor.
Aunque no quieras tú,
ni quiera yo,
lo quiso Dios,
hasta la eternidad
te seguirá mi amor.
Hasta en tus besos
me hallarás,
hasta en el agua
y en el sol,
aunque no quieras tú,
aunque no quiera yo"
Para aquellos que temen una sesión de diván con el analista, está a la mano el recurso grato de
Bibliografía y bolerografía
Alighieri, Dante, 1952, La Divina Comedia, Aguilar S.A. de Ediciones, Madrid.
Calleja, Julián, Método de guitarra sin maestro. Contiene además 200 canciones del músico
poeta Agustín Lara. El libro español. Sin fecha (Por las canciones que aparecen en este texto,
se puede situar entre 1946 y 1950).
Caruso, Igor, 1985, La separación de los amantes, Siglo XXI editores, 12ª edición, Bogotá.
Castellanos, Isabel, 1980, "Elegua quiere tambó", Pliegos N. 12, Universidad del Valle, Cali.
Castillo Zapata, Rafael, 1990, Fenomenología del bolero, Monte Avila Editores, Caracas.
De Zubiría, Ramón, 1984. ¡... es el amor que pasa!, Cacharrería Mundial, Medellín.
Dueñas, Pablo, 1990, Bolero. Historia documental del bolero mexicano, Asociación
Mexicana de Estudios Fonográficos, A. C.
Eluard, Paul, 1968, Ultimos poemas de amor, Ediciones la Flor, Buenos Aires.
García Márquez, Gabriel, 1970, El coronel no tiene quien le escriba, Colección Indice, Buenos
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García Márquez, Gabriel, 1985, El amor en los tiempos del cólera, Editorial Oveja Negra,
Bogotá.
Gelpí, Juan, 1998, El bolero en Ciudad de México: poesía popular urbana y procesos de
modernización, Cuadernos de Literatura, Vol. IV, Nos. 7-8, pp 197-212
Goethe, Johann Wolfgang, 1990, Werther, Editorial Panamericana, Bogotá.
Holguín, Andrés, 1974, Antología Crítica de la Poesía Colombiana 1874-1974, Biblioteca del
Centenario del Banco de Colombia, Bogotá.
Machado, Antonio, 1977, Poesías Completas, Espasa-Calpe S.A., Madrid.
Mora, Orlando, 1986, Que nunca llegue la hora del olvido, Universidad de Antioquia,
Medellín.
Neruda, Pablo, 1992, El libro de las preguntas, Planeta, Buenos Aires.
Ortega y Gasset, 1964, José, Estudios sobre el amor, Revista de Occidente, Madrid.
Quiroga, José, 1994, "(Queer) Boleros of a Tropical Night", Travesia Journal of Latin American
Cultural Studies, 3, pp 95-122. Citado por Gelpí, 1998.
91
Rico Salazar, Jaime, 1988, Cien años de boleros, Centro Editorial de Estudios Musicales,
Bogotá.
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Vélez Pareja, Ignacio, 1994, "El diván del bolero", Cuadernos de Economía Rural, N. 32,
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_______, 1996, El hábito de la pasión. Cartas de amor de Sor Mariana, Altamir - CEJA,
Bogotá.
_______, 1994, Entre nubes de algodón, El Tiempo, Lecturas Dominicales, Bogotá, Feb. 6,
pp 8-10.
Zavala, Iris M., 1991, El bolero. Historia de un amor, Alianza Editorial.
92
A continuación la relación de temas evocados en el texto. Se indica el nombre del tema, del autor
y la fecha en algunos casos.
Tema Intérprete
CASO PACIENTE 49 AÑOS (77) P90
Déjame (Gonzalo Curiel) Los 3 ases
CASO DOCTOR C.D. (101) P. 29
Tracionera (Gonzalo Curiel, 1946) Pedro Vargas
Libertad Lamarque
Rival (Agustín Lara) Agustín Lara
CASO DOCTOR C.D. (101) P. 31
Canción del alma (Rafael Hernández) Daniel Santos
Desesperación (D. en D.) Nelson Pinedo
Angustia (Orlando Brito) Bienvenido Granda
CASO DOCTOR C.D. (101) P. 58
Aventurera (Agustín Lara) Agustín Lara
Te vendes (Agustín Lara) Agustín Lara
Pervertida (Agustín Lara) Rebeca
CASO DOCTOR C.D. (101) P 65
Cada noche un amor (Agustín Lara) Toña la Negra
Inolvidable (Julio Gutiérrez) Tito Rodríguez
Por qué negar (Agustín Lara, 1950) Pedro Vargas
Piensa en mí (Agustín Lara) Agustín Lara
CASO DOCTOR C.D. (101) P82
Tú me acostumbraste (Frank Domínguez) Lucho Gatica
CASO DOCTOR C.D. (101) P88 DOCTOR IBN-MAI
(116) P71
Amor sin esperanza (Luis Kalaff) Celio González
CASO SEÑOR DE 45 AÑOS (103) P 32 DOCTOR C.D.
(101) P 65-66
Pecado (Pontier-Francini) Roberto Yañez
CASO SEÑORA RIK (105) P. 34
La barca (Roberto Cantoral, 1957) Lucho Gatica
El cuartito (Mundito Medina, 1947) Panchito Riset
Santa (Agustín Lara) Elvira Ríos
CASO SEÑORA RIK (105) P. 35 POETA DE 54 AÑOS
(104) P 33
Solamente una vez (Agustín Lara1941) Nat King Cole
Lágrimas de sangre (Agustín Lara1946) Agustín Lara
Tus pupilas (Agustín Lara) Rebeca
CASO PROFESOR DE SECUNDARIA, 40 AÑOS (114)
P44
Culpa al destino (Jorge Zayas) Charlie Figueroa
Llanto de luna (Julio Gutiérrez) Sofronín Martínez
93
Tema Intérprete
Tú no comprendes (Rafael Hernández, 1939) Barbarito Díez
Palabras de mujer (Agustín Lara 1945) Tito Rodríguez
CASO PROFESOR DE SECUNDARIA, 40 AÑOS (114)
P 54
Azul (Agustín Lara) Rebeca
CASO DOCTOR IBN-MAI (116) P 73
SEÑOR SAO 40 AÑOS (130) P115
Revancha (Agustín Lara) Toña la Negra
Amar y vivir (Consuelo Velásquez) Leo Marini
Santa (Agustín Lara) Agustín Lara
Amor de mis amores (Agustín Lara) Elvira Ríos
CASO POETA DE 54 AÑOS (104) P 33
Este amor salvaje (Miguel Valladares) Toña la Negra
CASOS POETA DE 54 AÑOS (104) P 33
DOCTOR IBN-MAI (116) P 73 DOCTORA SOR 31
AÑOS (128) P 116
Tú eres mi destino (Carlos Gómez Barrera, 1955) Ma Luisa Landín
94
De sentimientos y epístolas
(1995 - 1996)
95
Mariana Alcoforado o el corazón lacerado 5
Este trabajo se inició el jueves 2 de marzo de 1978, al atardecer, en una calle del norte de
Bogotá, después de un seminario con Tito de Zubiría sobre la poesía de don Antonio Machado;
ese día fue decisivo para comprender la importancia del amor en mi vida. El tema me perseguiría
sin escapatoria. De esa época datan algunas ideas y convicciones sobre el amor, aquí expresadas.
Algo más de doce años atrás yo había quedado impresionado al leer la corta cita que hace
Ortega y Gasset de las cartas de Mariana Alcoforado, la monja portuguesa, «dirigidas a su infiel
Quince años después, vuelto a leer el libro, quedé “enamorado” de Mariana y empezó una
búsqueda obsesiva de los textos completos de las Cartas. Las personas conocidas que podían
sabían de ellas; es más, se decía que eso era un invento de don José Ortega y Gasset. En 1988
las volví a encontrar mencionadas por un paciente de Igor Caruso, en su libro La separación de
los amantes7.
también, bibliotecas públicas, en fin, por todos lados hacía indagaciones infructuosas. Se aliaron a
5
Este ensayo aparece publicado en Vélez Pareja, Ignacio, El hábito de la pasión. Cartas de amor de Sor Mariana. CEJA-
Altamir, Bogotá, 1996
6
José ORTEGA Y GASSET. Estudios sobre el amor. Madrid, Revista de Occidente, 1940; 15ª Ed., 1964, p. 69.
96
esta búsqueda algunos jesuitas amigos, quienes me pusieron en contacto con Fabio Ramírez, S.
J., decano de Filosofía de la Universidad Javeriana. Generosamente, el padre Fabio me llegó con
una noticia buena y otra mala: la buena era que una profesora de la Facultad tenía el libro de las
Cartas y la mala era que no lo encontraba en su biblioteca. Le conté que había buscado el libro en
la Biblioteca de la Universidad, sin éxito. Como él había sido su director en una época, me hizo
algunas sugerencias para mejorar la búsqueda, gracias a las cuales pude, por fin, encontrar una
edición de las Cartas de la monja portuguesa. ¡Lo encontré! Entendí el significado del “¡Eureka!”
y el placer que debió de sentir Arquímedes al hacer su descubrimiento. Al principio tuve alguna
desconfianza, pues aparecía como autora Mariana Soror. Al recibir el viejo y precioso libro8, mi
corazón estallaba de alegría y hasta cierto punto de desilusión, pues era una edición portuguesa;
pero después de leer el texto concluí que podría traducirlo. No lo hice con esta edición, pues
después conseguí otra, también portuguesa, que conceptué de mayor valor histórico-lingüístico,
sobre todo a la vista ya de algunas traducciones españolas. De cualquier forma, para el padre
general y en particular del siglo XVII. Así mismo, sin la eficiente colaboración de Fanny Moncayo
y la muy especial de Clara Inés Chaves, del Ministerio de Relaciones Exteriores, no hubiera sido
posible obtener copia del libro de Luciano Cordeiro, Soror Marianna a freira portugueza9,
texto clave para entender su historia y que está agotado hace muchos años, pero del cual existe
7
Igor CARUSO. La separación de los amantes, México, Siglo XXI Editores, 1968; 12ª Ed., 1985., p. 71. Traducción de
Armando Suárez y Rosa Tanco.
8
Soror Mariana [ALCOFORADO]. Cartas de amor ao Cavaleiro de Chamilly. Porto, Lello & Irmao Editores, [1914].
Prólogo de Júlio Brandão. Las menciones a Brandão se refieren a este texto.
97
copia en la Biblioteca Nacional de Lisboa (este libro valiosísimo incluye una versión portuguesa
de las Cartas de Mariana, texto que tomé como fuente de mi propia versión al castellano,
prefiriéndolo -si se quiere con obstinación anacrónica- a muchas versiones modernas, francesas,
la Biblioteca de la Universidad Javeriana, quien puso a mi servicio todo lo necesario para obtener
anónimo, por razones obvias-, por compartir su experiencia clínica conmigo. A Lácydes Moreno
Blanco y María Dolores Pérez, quienes leyeron atenta y críticamente algunas versiones de este
trabajo; su interés me estimuló durante todo su desarrollo. Por último, pero con no menor
importancia, a mis compañeros de la tertulia del amor de los miércoles, quienes tuvieron la
ilustraciones que acompañan el texto. Ella, con su imaginación alucinada, hace la alegoría de las
misivas de Mariana con otras cartas que recuerdan a las de la baraja francesa. El trabajo de
Muriel es mucho más que de ilustración: es su interpretación de las Cartas de Sor Mariana. Al
Adriana Urrea desarrolló un trabajo muy especial de corrección de estilo; fueron jornadas
deliciosas, alguna vez acompañada de una buena botella de vino. Óscar Torres Duque fue un
9
Luciano CORDEIRO. Soror Marianna a freira portugueza. Lisboa, Ferin & Ca Editores, Segunda Ediçao, 1891. De este
libro extraje la información sobre Mariana y sus amores.
98
«No puedo deshacerme de este papel que ha de ir a tus manos»
El romance de Mariana Alcoforado con Noël Bouton de Chamilly, oficial del ejército francés,
ocurre a mediados del siglo XVII, en Beja, ciudad fronteriza de Portugal. Chamilly abandona a
Mariana a finales de 1667; desde entonces se cruzan algunas cartas. Chamilly recibe la
En esa época, en Francia, era costumbre publicar o leer en público copias de cartas
íntimas de amor; en especial, en las tertulias de los salones de las señoras de la alta sociedad; de
«aquellas jansenistas del amor», al decir de Ninon10, o, según Molière, «las directoras espirituales
de la literatura y del sentimentalismo del siglo XVII»11, teniendo en cuenta que ser jansenista
significaba ser mojigato y lleno de falsos escrúpulos. Las veladas de lectura de cartas eran una
especie de censura de amigos, antes de sacar a la luz pública las intimidades de la aristocracia. En
1669, Claude Barbin (ce chien de Barbin, al decir de la señora de Sevigné), editor parisino,
presenta en el salón de la señora de Rambouillet un librito anónimo con la historia, en cinco cartas,
extranjera»12. La edición de Barbin se hizo «por Gracia y Privilegio del Rey, dado en París, el día
28 de octubre de 1668»13, y todo indica que estas Cartas fueron escritas entre diciembre de
1667 y principios de junio de 1668. El proceder de Barbin fue muy criticado, porque se
consideró, a pesar de la costumbre, que era una deslealtad, pues en el libro aparecía el nombre
10
Se trata de Ana de Lenclos, llamada Ninon (París, 1620-1705). Famosa por su vida libre y descomplicada y
por sus muchos amantes, entre los cuales se contaron La Rochefoucauld y el Cardenal Richelieu. Reputada
como una mujer de talento, hacía parte de ese grupo de damas que reunían en salones a sus amistades para
realizar las célebres tertulias de la época. Cuando “despedía” a sus amantes, los mantenía como amigos y
partícipes de esas veladas.
11
Ambas citas son de CORDEIRO. Op. cit., p. 13. Todas las citas textuales de este libro son traducciones mías.
12
Ibid., p. 13
13
Ibid. p. 306.
99
de Mariana mas no el de su amante. A raíz de esta situación y de la falta de los manuscritos
originales, se llegó a decir que era una ficción inventada por él, que las cartas en portugués no
existían y que se había basado en el romance de dos amantes ingleses. Con todo, lo que hizo
Barbin fue lo más natural en esa época, aunque hoy -y en el siglo XIX- pueda parecer terrible e
impertinente.
Pierre de Marteau en Colonia, se dice explícitamente en el prólogo que «el nombre de aquél a
quien fueron escritas, es Monsieur le Chevalier de Chamilly, y el nombre de aquel que hizo la
XIV y director de la Gazette de France, quien al parecer no se destacó por sus dotes literarias.
Parece que él tradujo el original de las Cartas, recibidas del mismo Chamilly, o corrigió una
primera versión traducida por este último, aunque esta opción es poco probable, como lo
explicaré más adelante. Es posible que la publicación del nombre de Chamilly en las Cartas lo
haya puesto en una situación incómoda y sea por esa razón que las sucesivas ediciones sólo
mencionan la vaga inicial de su nombre. Más aún, aquella edición de Pierre de Marteau de 1669
100
literatura epistolar. José María de Sousa, en su extensa “Noticia bibliográfica” de su edición
bilingüe de las Cartas portuguesas, cita a la señora de Sevigné, quien en alguna de sus cartas
decía: «...me escribió una carta tan tierna, que ella recompensa todo su olvido pasado. Me habla
portuguesa»16. Al respecto, en sus Cartas eróticas, para seducir, amar y disfrutar, Clara
Obligado y Ángel Zapata dicen: «Escribir una portuguesa significa demostrar la locura que sólo
excusa el amor, pintar a una mujer abandonada que se entrega al único recurso de la carta. [...] el
modelo portugués siempre supone una serie de cartas»17. Francisco Castaño, uno de los
traductores de las Cartas al español, siguiendo a Bernard Bray e Isabelle Landy-Houillon, dice
por su parte: «Une portugaise ha de hablar del corazón en todas y cada una de sus líneas y en
ella ha de transparentarse “una locura, una pasión que nada puede excusar si no es el amor
mismo”. Y sólo pueden ser femeninas, incluso si están escritas por mano de varón. El modelo
único recurso de la carta»18. Y el pensador franco-rumano E.M. Cioran, en entrevista con Verena
von der Heyden-Rynsch, hablando de la emperatriz Elizabeth de Austria -la melancólica Sissi-,
dice que «de una manera general, se pueden distinguir tres formas de tristeza en Europa: la rusa,
14
Ibid., p. 308.
Ibid., p. 63.
15
16
Carta 162, fechada en Aux Rochers el 19 de julio de 1671, publicada en la edición de J.J. Blaise, París, 1818. Citada en:
[Mariana ALCOFORADO]. Lettres portugaises. Nouvelle Édition. París, Chez Firmin Didot, Père et Fils, 1824. Pp. 42-
43. Traducción al portugués y “Noticia bibliográfica” en francés de José María de Sousa, quien usaba el seudónimo de
Morgado de Matheus. Esta edición tiene el texto original en francés (el de la edición de Barbin), enfrentado a la traducción
portuguesa. Todas las menciones a De Sousa se refieren a este texto y las traducciones son mías.
17
Clara OBLIGADO y Ángel ZAPATA. Cartas eróticas, para seducir, amar y disfrutar. Madrid, Ediciones Temas
de Hoy, 1993. P. 27
101
La influencia de esta extraordinaria correspondencia se siente hasta nuestros días: María
Payeras Grau20, analizando la novela Nocturna mas no funesta, de la portorriqueña Iris Zavala21
y que se refiere a la vida de Ana de Lansós (1670-1697), monja carmelita, encuentra en este
personaje el clarísimo perfil de otras dos monjas célebres: sor Juana Inés de la Cruz y Mariana
Alcoforado. En la novela, Ana de Lansós dirige varias cartas a su amante, un militar, y toma
prestada esta frase de la Cuarta Carta de Mariana: «Mi amor ya no depende de la manera como
me trates»22.
Por otra parte, hay que decir que el libro fue un auténtico best seller: a los siete meses de
publicada la primera edición de Barbin, había cinco ediciones. Inclusive se llegaron a publicar
siete cartas más -todas apócrifas- y unas respuestas a las Cartas. Las respuestas parecen ser un
intento de reivindicar la figura de Chamilly, de cuya caballerosidad habría que dudar al leer la
correspondencia de Mariana.
Nascimento, maestro de la lengua portuguesa y profundo conocedor del francés, y quien escribía
bajo el seudónimo de Filinto Elysio, las tradujo del francés al portugués por vez primera en
1890, según la bibliografía anotada de Cordeiro25, existían noventa y cinco publicaciones de las
18
Mariana ALCOFORADO. Cartas de la monja portuguesa. Madrid, Ediciones Hiperión, 1987. P. 10. Traducción y
prólogo de Francisco Castaño. Las menciones a Castaño se refieren a este texto.
19
Constantin CHRISTOMANOS. Sissi. Barcelona, Tusquets Editores, 1988. P. 208
20
María PAYERAS GRAU. “Los perfiles de una monja”. Anthropos, Nº 145 (junio, 1993). Pp. 55-58.
21
Iris M. ZAVALA. Nocturna mas no funesta. Barcelona, Montesinos, 1987.
22
Utilizo el texto traducido por mí. En la novela se dice “Mi amor no depende ya de la forma en que me trates”.
23
Francisco Manuel DO NASCIMENTO. Obras completas de Filinto Elysio. Tomo X. París, A. Bobee, 1819. (Citado
por Cordeiro).
24
[Mariana ALCOFORADO] Cartas amatorias de la monja portuguesa. Madrid, La España Moderna, 1894.
25
CORDEIRO. Op. cit., pp. 305-349.
102
Cartas en francés, portugués, inglés y alemán, y muchas obras de arte -iconografía, grabados,
Luciano Cordeiro publicó por primera vez su extraordinario libro, Soror Marianna a
freira portugueza, a mediados de 1888, y en dos meses se agotó esta primera edición. Fue tal el
éxito, que en el mundo bibliográfico portugués se decía que ése era el año de la Monja. La
segunda edición, aumentada gracias a una investigación más minuciosa -histórica y lingüística-, se
cuidadosa pesquisa sobre archivos notariales, sobre documentos -obituarios, por ejemplo- del
convento donde vivió Mariana y, por supuesto, de la verificación personal de los sitios donde
ocurrieron los hechos. Con esta investigación quedó definida, de una vez por todas, la existencia
indicios muy sólidos, el debate sobre la autenticidad de las Cartas se reavivó a comienzos del
siglo XX, pues el hasta entonces oscuro nombre de Guilleragues surgió como una posibilidad,
cada vez más argumentada -mas nunca demostrada-, de autoría literaria de las Cartas. Cotejados
no pocos puntos de vista modernos y una variada bibliografía en varias lenguas, yo me inclino sin
Muchos han tratado de desvirtuar esta autenticidad, como ya mencioné. Parece que un
falso celo religioso o una piedad mojigata, obligaba a ciertos editores a esconder la realidad de
estos amores; inclusive, enciclopedias como la Espasa y la Salvat tienen unas notas ridículas
acerca de Mariana Alcoforado. La primera dice que era una «religiosa y escritora portuguesa [...]
conocida por el seudónimo de Una religiosa portuguesa. Casada con un infante de Portugal,
103
Beja, sin hacer profesión solemne ni emitir votos de ninguna clase». Sin embargo se acepta allí
que conoció a Chamilly, que se enamoró apasionadamente de él y que le escribió cinco cartas
«que se consideran como una obra maestra de literatura amorosa»26 y que a partir de allí se inició
una «literatura erótico-monacal» muy apasionante. Este último comentario parece desconocer las
cartas de Eloísa a Abelardo27, escritas entre 1133 y 1136. Las similitudes entre Mariana y Eloísa,
las comentaré más adelante. Por su parte, en la enciclopedia Salvat se dice que Mariana es una
Uno de los que pusieron en duda la autenticidad de las Cartas fue Jean Jacques Rousseau.
De Sousa lo cita cuando aquél le escribía a D'Alembert que debido a que las mujeres no tienen
especial interés, ni genio para las artes, ellas son «cien veces más razonables que apasionadas [!?]
[...] Apostaría cuanto hay en el mundo a que las Cartas portuguesas fueron escritas por un
hombre»29. Curioso ejemplo de pensamiento riguroso; sobre todo expresarle esta idea a un
filósofo y matemático como D'Alembert. La respuesta de éste es muy significativa, citada por
Cordeiro, pues a pesar de no haber leído los textos de la monja, le dice a Rousseau que «no se
puede ocultar que en obras bellas y de buen gusto, ellas [las mujeres] son más exitosas que
nosotros, sobre todo en aquéllas en que el sentimiento y la ternura deban salir del fondo del alma,
porque para decir que las mujeres no saben describir, ni sentir el verdadero amor, es necesario
Otro autor, el señor Beauvois, publicista de Beaune, sugiere que fueron escritas por un
literato y trata de encontrar incoherencias en las Cartas. Cordeiro le responde, burlonamente, que
26
Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana. M adrid, Espasa Calpe, 1921. Pp. 283-284
27
Cartas de Abelardo y Eloísa. Madrid, Alianza Editorial, 1993. Traducción de Pedro R. Santidrián y Manuela Astruga.
28
Diccionario enciclopédico Salvat. 10a. Ed. Barcelona, Salvat, 1962. P. 380.
29
[ALCOFORADO] Lettres portugaises. P. 43.
30
CORDEIRO. Op. cit., p.40.
104
es un «trabajo heroico, en verdad, el de desenredar y discutir seriamente las incoherencias de que
es capaz ... el amor»31. En mi opinión, todo aquel que haya sufrido una pena de amor sabe a la
perfección que el comportamiento del enamorado escapa a toda racionalidad y que sólo es válida
una “ilógica del amor”. Cuando escribe una carta de amor, un enamorado casi nunca lo hace de
manera racional, sino emocional. Los sentimientos van apareciendo y nunca se sabe cómo se va a
desarrollar el texto, mucho menos cuál va a ser la estructura y el desenlace, sino que se
transmiten, a través de la pluma, las emociones y los sentimientos más diversos. Las Cartas de
Mariana no pueden someterse a un análisis racional; hay que mirar ese corazón desgarrado por la
amor, ni habría enamoramiento. Bien lo dice Carlos Gurméndez, en sus Estudios sobre el amor:
«...el amor [...] resulta más intrincado y complejo de lo que podíamos imaginar [...] porque es
ante el misterio profundo que encierra, porque su presencia simple, cotidiana, esconde una
multiplicidad de hechos extraños: los celos, odios, crímenes pasionales, sacrificios sublimes, todo
lo cual crea una complejidad»32. Buscar coherencia en las Cartas de Mariana es como si, siglos
contradicción, el enfrentamiento de una realidad paradójica, que no puede estar mejor ilustrada
que en estos versos de un bolero de Agustín Lara: «He sentido la espina/de verte ajena;/a ti, que
me juraste/ser siempre buena./A ti: mujer ingrata,/pervertida mujer,/a quien yo adoro./A ti: prenda
31
Ibid., p..52.
32
Carlos GURMÉNDEZ. Estudios sobre el amor. Barcelona, Anthropos, 1994. Pp. 13-14.
33
Ignacio VÉLEZ. “Entre nubes de algodón” . Lecturas Dominicales, El Tiempo (Bogotá, febrero 6 de 1994). Pp. 8-10.
105
del alma,/por quien tanto/he sufrido y tanto lloro./A ti, consagro toda mi existencia,/la flor de la
Así se debe “entender” a Mariana -contradictoria y llena de contrastes- y ella misma lo escribe a
su pérfido amante: ®Creo que no me disgustaría que pudieras comparar los sentimientos de otras
con los míos y quisiera -¡mira las contradicciones de mi alma!- que todas las damas de Francia
te considerasen amable, pero que ninguna te amase y que ninguna te agradase¯. De modo, pues,
que hay que acercarse a estos textos con la mente desprevenida, con la sensibilidad alerta.
Ahora bien, uno de los indicios sobre la autenticidad de las Cartas -aparte de otros como
la documentación que Cordeiro encontró tanto en el convento donde Mariana vivió, como en
otros sitios de Beja-, así como sobre la existencia misma de ella como monja y de su amante, se
encuentra en la sección “Variétés” del periódico Journal de l'Empire, del 5 de enero de 181034.
Allí se dice que una persona, el señor Boissonade, poseía un libro original de las Lettres de 1669
(edición de Barbin) y que en ese ejemplar, en letra manuscrita y desconocida, dice: ®La religiosa
que escribió estas cartas se llamaba Marianna Alcoforada, religiosa en Beja, entre Extremadura y
Andalucía. El caballero a quien estas cartas fueron escritas era el conde de Chamilly, llamado
Acerca de que las Cartas fueron escritas en portugués y después traducidas al francés,
cabe mencionar el análisis que hace De Sousa -quien conocía tan bien el francés como el
portugués- sobre cómo se puede demostrar que el traductor ha seguido con fidelidad la
construcción de la lengua portuguesa. Él dice que si se vuelve a traducir al portugués, palabra por
34
CORDEIRO. Op. cit., p. 84. El dato de Boissonade y su libro es de De Sousa, pero Cordeiro pudo comprobar que esta
información se encontraba en el folletín “Varietés” del Journal de l`Empire.
35
[ALCOFORADO] Lettres portugaises. P. 63. El apellido de Mariana aparece mencionado un poco diferente porque era
común en aquella época que hubiera concordancia de género con el sexo y el apellido. Además, el nombre Alcoforado tenía
otras variaciones tales como Alcamforado y Alcanforado.
106
palabra, esto es, literalmente, se mantiene el “genio” de la lengua portuguesa36. Ahora, es curioso
que en las primeras cuatro frases de las Cartas en francés se utiliza el pronominal “tú” y en el resto
Mariana trata a Chamilly de “usted”. Ello podría implicar un error en la traducción del portugués
al francés.
Hay muchos otros indicios de la autenticidad de autoría de las Cartas y no los citaré
todos. Sin embargo, deseo mencionar uno particularmente relevante: Mariana dice, en la Segunda
y la Quinta y Última Cartas, que tenía una confidente, Dona Brites. Según Cordeiro, éste es un
nombre y una manera de escribirlo muy portugueses. Además, él pudo comprobar que en ese
convento había otras monjas llamadas Brites y algunas eran contemporáneas de Mariana: Brites
Francisca de Noronha, dos años menor que Mariana; Brites de Brito; Brites da Magdalena,
catorce años menor; Brites Maria de Rezende, diez años menor; Brites dos Serafins; Brites da
Encarnação y Brites Angelica37. Las tres primeras tenían el título de Dona. Mantendré, en la
36
Ibid., pp. 16-17 y 35-36.
37
CORDEIRO. Op. cit., pp. 222-223.
107
«¿Acaso tengo obligación de rendirle cuentas de mi vida?»
Como he dicho, a finales del siglo XIX y principios del siglo XX se consideró que la
investigación de Cordeiro había aclarado toda la obscuridad con que se quería cubrir a Mariana
Alcoforado y su desbocada pasión. Sin embargo, recientemente ha tomado mucha fuerza la teoría
que reclama a Guilleragues como autor, en detrimento de la monja portuguesa. Es ésta la teoría
que recoge un trabajo capital, de 1983, de Bernard Bray e Isabelle Landy-Houillon: Lettres
El trabajo de Bray y Landy-Houillon no es, por supuesto, una pieza aislada en todo este
en la actualidad en los estudios sobre las Cartas portuguesas, a saber, la de ignorar a Sor
Mariana como su autora e inclinarse hacia la figura literaria de Guilleragues, tendencia que se inicia
académicamente a comienzos del siglo XX. Por ejemplo, si bien la referencia que hace la
Enciclopedia Británica de 191039 acerca de Mariana Alcoforado ocupa media página y está
basada en la información que aparece en Cordeiro, en la edición de 196240 esta nota queda
reducida a menos de un cuarto de página. En esta versión se mencionan los trabajos de Frederick
que F. C. Green encontró en 1926 el privilegio real otorgado a Barbin en 1688 (dato errado,
pues es claro en el texto del privilegio, y así lo menciona Green, que el año es el de 1668), donde
se indica que el autor es Guilleraques (con “q”), con lo cual debía ponerse punto final a la
38
Bernard BRAY e Isabelle LANDY-HOUILLON. Lettres Portugaises, Lettres d'une péruvienne et autres romans
d'amour par lettres. París, Flammarion, 1983.
39
The Encyclopaedia Britannica. New York, The Encyclopaedia Britannica, Co., 1910. Vol 1, p. 525.
40
Encyclopaedia Britannica. U.S.A., E. B. Inc.-William Benton, Publisher, 1962. Vol. 1, p. 541.
108
mistificación literaria. Ahora bien, el privilegio real no es ninguna prueba de que haya sido
El trabajo de Green, “Who Was the Author of the Lettres Portugaises”, no sólo tiene el
relativo mérito de haber descubierto el privilegio real para la publicación de 1669, sino que
además aporta nuevas luces sobre la muy obscura figura de Guilleragues como escritor; lo
muestra como el autor de Les Valentines, las Lettres portugaises y unos Epigrammes et
madrigaux. Green se aventura a encontrar inexplicable que ese romance hubiera ocurrido en un
convento y que no hubieran castigado y expulsado a Mariana. Desconoce, por lo tanto, cómo era
la vida en los conventos en el siglo XVII. También alude a la expresión de Mariana sobre su ®
mediocre condición¯ y la asocia a una inconsistencia porque ella era de familia de alcurnia; a lo
cual respondo que Mariana no necesariamente se refería a su condicion social, sino más bien al
estado de desolación en que ella había quedado por el abandono. Reconoce que el cambio de
orden de las Cartas (Segunda Carta como Cuarta Carta y viceversa), sugerido por Cordeiro y
otros, resuelve las inconsistencias cronológicas. Por último, haciendo gala de un riguroso
positivismo, termina diciendo que «en ausencia de una información más completa de sus escritos,
sin embargo, no son sino conjeturas las que justificarían la suposición de que fue Guilleragues
quien escribió las Lettres portugaises»43. Más adelante mostraré los argumentos que se han
esgrimido para justificar que Guilleragues no haya reclamado por la supuesta suplantación que
implicó toda la “carrera editorial” de las Cartas. Yo creo que el registro de autoría pudo haber
41
Frederick Charles GREEN. “Who Was the Author of the Lettres Portugaises?”. Modern Language Review, XXI
(1926). Pp. 159-67.
42
A. GONCALVES RODRIGUES. Mariana Alcoforado: história crítica de una fraude literária, 1935.
109
En 1954, el célebre lingüista y crítico literario Leo Spitzer escribió en alemán un ensayo
titulado “Les Lettres portugaises”, donde hace un cuidadoso e interesante análisis de la unidad
psicológica y literaria que tienen las Cartas. No es concluyente y no se atreve a atribuirle la autoría
de Guilleragues; sólo hace mención del trabajo de Green, por lo cual habla apenas de «un tal
Guilleraque». Su análisis supone que no es posible una construcción espontánea del discurso de
las Cartas, como pudo ocurrir si hubieran sido escritas por Mariana; sin embargo, el propio
Spitzer reconoce tal compenetración sicológica con la situación, que dudo que una persona pueda
escribir sobre emociones tan íntimas con tanta propiedad, sin estar involucrada en ella. Su gran
conclusión es que «[le] gustaría creer que ha demostrado [...] que las Lettres portugaises
constituyen un libro completo y bien organizado, escrito con habilidad por su autor, que sabía
escribir muy bien y que su desorden estilístico es más un artístico e intencional beau désordre que
sido reconocido como ese genio. Por otra parte, no deja de ser curioso que Guilleragues no
aparezca en la Encyclopaedia Britannica, mientras que Mariana Alcoforado sí, aun cuando en
las ediciones más recientes ya se le atribuye la autoría de las Cartas al misterioso cortesano
mencionan como autor de Rélation de l'audience donné sur le sofa par le grand vizir a M. le
43
GREEN. Op. cit., p. 167.
110
Pero quienes se han dedicado a fijar y sopesar la obra de Guilleragues con mayor ahínco
son Frédéric Deloffre y Jacques Rougeot, quienes publicaron su obra literaria en dos ediciones,
dirigidas a Colbert, al rey y a la Cámara de Comercio de Marsella. La primera carta es una nota
dirigida a la Marquesa de Sablé hacia 1654. Entre junio 22 de 1667 y abril 24 de 1675 hay un
silencio absoluto. Sólo después de esta última fecha se encuentran algunas pocas cartas, citadas
por Deloffre, con algún grado de “intimidad”, donde él toca temas como el del amor. En ninguna
carta, en ningún escrito, hace alusión ni reclama la paternidad de las Cartas, las cuales, para 1675,
eran un éxito editorial. Se percibe un tono adulador en su correspondencia, tal vez debido a la
renglón seguido menciona a otro comentarista, Raymond Mortimer, quien escribió la introducción
última; Mortimer sí cree que las Cartas fueron escritas por Mariana y enviadas a Chamilly.
Würzbach transcribe la traducción al inglés de L'Estrange (Londres, 1678), quien respeta el orden
original. Debo anotar que en esa traducción hay un tratamiento de “tú” en la primera frase, que
coincide con la versión francesa de Barbin y que además es casi sagrado: «Oh my Inconsiderate,
Improvident, and most unfortunate Love; and those Treacherous Hopes that have betray'd
44
Leo SPITZER. “Les Lettres portugaises”. En: Essays on Seventeenth-Century French Literature.
Cambridge, Cambridge University Press, [1983] P. 281. Traducción, edición e introducción de David Bellos. La
traducción de la cita es mía.
45
Natascha WÜRZBACH (Ed. e Introd.). The Novel in Letters. Epistolary Fiction in the Early English Novel 1678-1740.
Coral Gables, Florida, University of Miami Press, 1969.
111
both Thee, and Me»47.
literaria que tuvo en las mismas. En cuanto a la primera, concluyen que las Cartas fueron
inspiradas por Henriqueta de Inglaterra, ya que es probable que existiera una mutua simpatía. En
cuanto a la segunda, descubren similitudes con Ovidio, Virgilio, Eloísa, Bocaccio, Molière y
Racine, pues se encontraron textos de estos autores en la biblioteca que heredó de su padre;
hallazgo que, creo, casi hace traer de los cabellos dichas comparaciones, pues el hecho de que
esos libros existieran en la biblioteca de su padre ni siquiera garantiza que Guilleragues los haya
leído. Hacen un prolijo análisis estilístico-gramatical de las Cartas para concluir que «todos los
escritos inéditos o publicados [...] dejan translucir la forma como lo consideraban sus
la sintaxis, vocabulario y ritmo que se encuentran en su estilo son suficientes para reconocer la
de por qué Guilleragues nunca reclamó la autoría de las Cartas, siendo, como fueron, un éxito y
habiendo hecho registrar su nombre como autor. Sobre todo, estando él tan necesitado de
trabajo (y de dinero). La respuesta de los dos estudiosos es que, primero, la obra tomó vuelo por
sus propios méritos y se hubieran destruido el encanto y el picante que tenía; la gente hubiera
perdido el interés, no estando acicateada por el morbo de la pluma de una religiosa pecadora. Y
46
[Mariana ALCOFORADO] Letters from a Portuguese Nun: Written in the Year 1667 by Mariana Alcoforado. Londres,
Hamish Hamilton, 1956. Traducción de Lucy Norton e introducción de Raymond Mortimer.
47
Natascha WÜRZBACH. p. 5.
48
GUILLERAGUES. Chansons et bons mots. Valentins. Lettres portugaises. Ginebra, Librairie Droz, 1972.
Introducción, notas y glosario por Frédéric Deloffre y Jacques Rougeot.
112
segundo, que Guilleragues había obtenido un puesto como secretario del rey (de la cámara y del
gabinete del rey): si reconocía ser el autor, perdía su cualidad de discreto y confidente. Débil
argumento. ¿Qué sentido tiene registrar una obra, que resulta exitosa, para no reclamar su
autoría?
siguiendo a Spitzer, hacen un análisis profundo de la psicología femenina: ®En las Cartas
portuguesas, todo el interés está centrado en la mujer, en la psicología sobre la que ella misma se
complace en rendir cuentas “hasta en sus más mínimos movimientos” [...] Como lo ha mostrado
Spitzer, en las Portuguesas cada carta marca el acto de un drama, de una tragedia» 50.
Al igual que Deloffre51, analizan la Primera Carta y dicen que el «Considère, mon
amour... » se refiere al propio amor de Mariana por Chamilly y no a él. Que por eso tutea en las
primeras líneas y después pasa al “usted” (!?). Dicen también que es un monólogo digno de
Corneille, contemporáneo de Guilleragues. Otro matiz que tientan es el del tiempo: dicen que en
una carta se esperan referencias temporales -de ayer, del lunes, del martes...-, pero que en las
Cartas de Mariana no se encuentran (!?). Qué se van a encontrar, si lo que hubo fue un abandono
total y un alejamiento cruel. Mal podría referirse a la cotidianidad del convento, cuando el
problema eran ¡el olvido cruel y el abandono indolente! Me parecen contradictorios los
argumentos de Bray y Landy-Houillon. Por ejemplo, dicen ®En efecto, la práctica epistolar de
Mariana sólo una vez tiene el sentido de una ruptura consumada; es el vacío el que provoca la
escritura; el presente de quien escribe cartas no se compone de otra realidad distinta a la misma
49
Ibid., p. 93.
50
BRAY y LANDY-HOUILLON. Op. cit., p. 28. Las citas son traducciones mías.
51
Lettres portugaises, suivies de Guilleragues par lui-même. París, Éditions Gallimard, 1990. Edición de
Frédéric Deloffre.
113
de estar escribiendo¯52. Y agregan: ®Aunque “nada hay más difícil que escribir lo que no se
Insisto en la debilidad de los argumentos. Arriba dije que Bray, Landy-Houillon y Spitzer
hacen un análisis de la psicología femenina a partir de las Cartas; esto delata un reconocimiento
consciente o inconsciente de la autoría de una mujer. En un artículo titulado “Treize propos sur la
lettre de amour”54, Bernard Bray menciona trece posibles intenciones de las cartas de amor. Lo
que pretende es describir las características de las cartas amorosas, como textos que responden a
hechos sucedidos. Pues bien, si yo tratara de mostrar las características de lo que es una carta de
amor real, buscaría los rasgos específicos de algunas de ellas. Si, por otro lado, deseo verificar
qué tan buen escritor es alguien que “simula” la pasión amorosa de una mujer, compararía su
ficción con los rasgos de cartas reales. No lo haría al revés. No partiría de algo que considero
ficción para determinar las características de la realidad. Bray, en el mencionado artículo, toma
precisamente unas cartas que en todas las formas y con insistencia ha dicho que son una ficción,
para destacar los elementos constitutivos que debe tener el hecho real epistolar. En dos de los
“Treize propos”, menciona las Cartas de Mariana: bajo el subtítulo o intención “Lieux de rève”
(“lugares conmemorativos”), dice: «Se puede también mencionar un “lugar conmemorativo” que
surge de un recuerdo común; así, “...le balcon d'où l'on voit Mertola” en las Lettres
portugaises y la celda de la religiosa tienen esta función de anclaje realista»55; y bajo el subtítulo o
intención “De l'action”, dice: «En la carta de exigencia amorosa se encuentran implicados un
52
BRAY y LANDY-HOUILLON. Op. cit., p. 36.
53
Ibid., pp 53-54.
54
Bernard BRAY. “Treize propos sur la lettre d'amour”. Cahiers Textuel, Nº 24 (París, junio de 1992). Pp. 9-
17. Las traducciones de este artículo son mías.
55
Ibid., p. 12.
114
Mariana y de sus “continuadores” del “estilo portugués”, procede, en efecto, de una tendencia
narcisística»56. Aquí Bray, como ya lo dije, toma las Cartas de Mariana para ilustrar las
intenciones de una carta de amor real. Creo que, si según Bray y Landy-Houillon, las Cartas de
Mariana son ficción, entonces mal pueden servir de ilustración en este caso. El propio Bray
tanto, la originalidad de sus expresiones? Porque la carta de amor, como debe ser, no habla sino
de amor; no dice del amor sino lo acompaña, lo precede, lo comenta, lo añora¡Error! Marcador
no definido.»57.
presentación de Lettres portugaises, suivies de Guilleragues par lui-même (1990), que recoge
todos sus trabajos anteriores sobre Guilleragues y su obra en compañía de Jacques Rougeot. En
este libro, Deloffre hace un estudio comparado de las Cartas con los Valentins, publicados en
agosto de 1669, y con sus cartas posteriores a 1669 (es decir, posteriores a 1675; ¿por qué no
comparan con las cartas anteriores a la publicación de Lettres portugaises?). Dicho estudio es
sin duda interesante, pero no puede ser concluyente: obviamente, si un escritor se dedica también
a la traducción, es muy probable que su estilo se vierta en los textos traducidos. Por lo tanto,
encontrar similitudes en los documentos de Guilleragues con fecha posterior a las Cartas y tratar
de demostrar así la autoría de las mismas, es, por decir lo menos, tautológico.
Guilleragues (en todo caso menos vivo que la propia Mariana), deja sus frutos en buena parte de
la trayectoria editorial de las Cartas, en especial la inglesa. La Biblioteca del Congreso de los
Estados Unidos registra 56 títulos relacionados con las Cartas o traducciones de las mismas, de
56
Ibid., p. 13.
115
los cuales tres aparecen bajo el nombre de Mariana Alcoforado. Hay una nota que atribuye a
publicaciones están registradas bajo su nombre, incluida, por ejemplo, la versión de Lello &
Irmao de 1914, que se publicó con el nombre de Soror Mariana como autora. La Biblioteca de la
Universidad de Harvard registra 73 títulos, que incluyen traducciones al alemán, francés, hebreo,
holandés, inglés, italiano, portugués, finlandés y ruso, y todos, con excepción de uno, figuran a
nombre de Guilleragues. En las notas que aparecen en algunas de estas fichas bibliográficas
aparecen dos menciones sobre la autoría de Guilleragues: una, al referirse a los textos publicados
por Barbin y a la publicación hecha en La Haya en 1716 por los hermanos Van Dole, dice que
estas Cartas se atribuían a Mariana Alcoforado «hasta el descubrimiento del privilegio real
original, en el cual se indica que Guilleragues es el autor y no el traductor de las doce cartas»58. La
alrededor de Mariana, de sus Cartas e inclusive de Chamilly, se quiso tender un manto de silencio
y se intentó eliminar todo rastro que pudiera poner en evidencia los hechos de que se ocupan las
Cartas. Parece ser que la familia Alcoforado fue tan poderosa que casi borró toda referencia a los
amores sacrílegos de Mariana y a ella misma. Se logró este silencio a tal extremo, que mientras en
toda Europa aparecían las Cartas en varios idiomas y se registraban entre los libros prohibidos, en
Portugal ni siquiera se hacía referencia a ellas en los registros de la historia literaria, como la
57
Ibid., pp 9-10.
58
La nota aparece en la ficha bibliográfica de Lettres d'amour d'une religieuse portugaise écrites au chevalier de C.,
officier françois en Portugal. La Haye, Chez les Frères van Dole, 1716. También hace referencia a la Encyclopaedia
Britannica, 1972. Vol. 1, p. 540. Las doce cartas son las cinco de Mariana y las siete “respuestas”.
116
Biblioteca Luzitana de Barbosa Machado; es decir, no existían. Si las Cartas hubieran sido
consideradas un fraude, al menos habrían sido mencionadas en ese sentido, ya que, como dice
costumbres, a geografía, a estilo y descuido en la escritura del texto en francés, que permiten
descartar la idea de una ficción literaria y más bien reforzar la hipótesis de una traducción. Más
aún, si las Cartas hubieran sido escritas por un literato, esas fallas de estilo y de descuido en su
escritura posiblemente no habrían ocurrido, o, por lo menos, no hubieran sido tan protuberantes,
como lo señala De Sousa. En cambio, las siete cartas apócrifas que fueron publicadas con
posterioridad a las cinco que vieron la luz en enero de 1669, guardan un estilo literario tal, que
Por otra parte, al leer las Cartas se percibe un halo de intensa intimidad que sólo se
espera encontrar en un diario personal o en una carta dirigida a una persona a quien se ama o a
quien se le tiene mucha confianza. Para este análisis no es necesario hacer una investigación
exhaustiva. En el texto de las Cartas no hay descripciones de un país extraño, como para interesar
al lector francés, ni detalles de cómo se encontraban los amantes o cómo entraba Chamilly al
convento. Casi se puede pensar que Mariana hablaba en clave, puesto que todo el contexto se
conocía entre ellos; no hay detalles, ni datos, ni descripciones. Por ejemplo, se menciona casi en
forma tangencial e indirecta el hecho central que ocurría alrededor del convento en esos años: la
guerra contra España. Le habla de la oportunidad que le brinda su hermano de poderle escribir,
sin dar detalles; algo similar ocurre cuando menciona al hermano y a la cuñada de Chamilly. Son
59
La nota aparece en la ficha bibliográfica de Lettres portugaises, Valentins et autres oeuvres. París, Garnier Frères, 1962.
Introd. y notas de F. Deloffre y J. Rougeot.
117
unas Cartas sencillas e ingenuas, sin elaboración; su mayor virtud literaria es la espontaneidad.
Este toque de intimidad queda condensado en una frase de la Segunda Carta: «Escribo más para
Por último, si, como lo indico más adelante, la vida en los conventos de la época era
bastante relajada y esto ocurría en toda Europa, no debía esperarse que los amores de una monja
dentro de un convento llamaran tanto la atención, como para escribir una ficción, basada, además,
ejemplos a la mano. Tampoco debe olvidarse que en la época estaba de moda publicar cartas
íntimas, inclusive amorosas; de hecho hubo siete cartas apócrifas que se publicaron a continuación
de la edición de Barbin, y unas respuestas, también apócrifas. Basta también mencionar las de la
señora de Sevigné, las de la señorita De Launay, llamada por Sainte-Beuve “La Brúyere
femenina” y por Eugenio Crépet “La Rochefoucauld femenina”61, las de la señorita Aissé, las de la
señorita de Lespinasse o las de la señora de Deffand al caballero D'Aydie y todas las estudiadas
por Bernard Bray e Isabelle Landy-Houillon en su libro citado. Ante este panorama, ¿cuál fue la
causa del estruendoso éxito de las Cartas en toda Europa y, hasta hoy, en todo el mundo? En mi
Además de lo cual, hay una observación de Cordeiro, entre muchas otras, que induce a
pensar en la autenticidad de las Cartas: si hubiera sido una calumnia el atribuirle a Mariana
Alcoforado, monja franciscana, la redacción de las Cartas, era de esperar que la sociedad
portuguesa, la Iglesia y, en particular, una familia tan poderosa como los Alcoforados,
60
[ALCOFORADO] Lettres portugaises. Pp. 13-42. El texto introductorio de De Sousa hace un detallado análisis de las
Cartas de Mariana y de las siete adicionales.
61
CORDEIRO. Op. cit., p. 15.
118
protestaran contra una odiosa falsificación que involucraba a una religiosa de Portugal. Esto habría
guardó obedecería, entre otras cosas, al fuerte «empeño en callar ese escándalo, que debía
Las ediciones españolas son pocas en relación con versiones en otras lenguas, como la
francesa, la inglesa y la portuguesa. Ya se dijo que la primera se hizo en 1894, es decir que fue
bien tardía. Yo he identificado y estudiado dos del presente siglo: la traducción de Castaño, ya
mencionada, y la publicada en el llamado “libro de las tres Marías”. En 1975, María Isabel
Barrero, María Teresa Horta y María Velho da Costa63 hicieron un experimento literario
interesante, con un toque feminista: a partir de las Cartas de Mariana, escribieron las Nuevas
cartas portuguesas, libro que incluye una versión de las Cartas de la monja, traducidas por
esto es, tratando a Chamilly de “tú” en las cuatro primeras Cartas y de “usted” y “señor” en la
quinta. En la Primera Carta falta una frase que según mi traducción dice: «¡Adiós! No puedo
deshacerme de este papel que ha de ir a tus manos»; y en el portugués de Cordeiro: «Adeus: não
posso resolver-me a largar este papel para que vá cahir-te nas mãos»64.
Francisco Castaño, en su traducción que es de 1987, dice en nota de pie de página: «Por
si algún lector hubiera sufrido el accidente de leer la versión española (la única de la que tenemos
noticia) editada por Grijalbo en 197565, que reproduce la hecha en México en 1951 y ambas la
española de don Pedro González-Blanco, nos sentimos en el deber de advertirle que, tanto en la
62
CORDEIRO. Op. cit., p. 83
63
María Isabel BARRERO, María Teresa HORTA y María VELHO DA COSTA. Nuevas cartas portuguesas. Madrid,
Grijalbo, 1975. Incluye las “Cartas de amor de la Monja Portuguesa”, traducidas por Pedro González-Blanco, pp. 339-
377.
119
traducción donde enfatiza el texto hasta el ridículo, añadiendo epítetos o suprimiéndolos, cuando
no frases enteras, como en el desorden de las cartas y en el exceso de estéril erudición del
prólogo, es toda ella un lejano eco, distorsionado e infiel, del armónico sonido original»66. Debo
reconocer que los traductores portugueses sí “maquillaron” el texto francés, que según Dorat,
mencionado por De Sousa, estaba muy mal escrito67; unos escribieron en lenguaje muy florido,
otros no tanto. Cordeiro, por ejemplo, añade el nombre de Mariana en la Primera Carta, como si
Parece que Castaño hizo la traducción directamente del francés y resulta curiosa la
... normalmente, una religiosa apenas es digna de ser amada. Sin embargo, me
parece que si somos capaces de razonar sobre las elecciones que hacemos,
deberíamos comprometernos con ellas más que con las demás mujeres.
Nada les impide pensar constantemente en su pasión, no las distraen mil cosas
que disipan y ocupan en el siglo. Me parece que no es muy agradable ver a las
que amamos siempre distraídas por mil bagatelas [...] Estamos sin cesar
expuestos a nuevos celos.68
Esta manera de traducir induce a pensar que es un hombre quien habla; sin embargo, el
64
CORDEIRO. Op. cit., p. 262. Según el texto de José María de Sousa, la versión francesa de 1669 dice: «Adieu, je ne
puis quitter ce papier, il tombera entre vos mains» ([ALCOFORADO] Lettres portugaises. P. 88.
65
Debe de referirse a: Mariana de ALCOFORADO. Cartas de amor. Barcelona, Grijalbo, 1975.
66
ALCOFORADO. Cartas de la monja portuguesa. Pp. 15-16. El lector podrá comparar mi versión española con la
portuguesa de Cordeiro, que aparece en esta edición, y juzgar a este respecto. Ahora bien, parece que Castaño no conoce
el trabajo de Cordeiro. Así mismo, Bray y Landy-Houillon lo desconocen, o lo conocen de segunda mano; esto es, que lo
desprecian, lo subestiman, pues ni lo citan ni lo mencionan, a pesar de que Deloffre y Rougeot, Green y Spitzer sí se
refieren a él.
67
[ALCOFORADO] Lettres portugaises. P. 42. M. Claude-Joseph Dorat hizo una “imitación” de las Cartas en verso. Se
publicaron en 1770 en La Haya, como Lettres d'une chanoinesse de Lisbonne à Melcour, officier françois, precédees de
quelques réflexions.
68
ALCOFORADO. Cartas de la monja portuguesa. P. 51.
120
... je comprends bien qu'une religieuse n'est guère aimable d'ordinaire.
Cependant, il semble que si on était capable de raison dans les choix qu'on
fait, on devrait plutôt s'attacher à elles qu'aux autres femmes. Rien ne les
empechê de penser incessamment à leur passion: elles ne sont pas
détournées par mille choses qui dissipent et qui occupent dans le monde. Il
me semble qu'il n'est pas fort agréable de voir celles qu'on aime, toujours
distraites par mille bagatelles [...] On est sans cesse exposé à de nouvelles
jalousies. 69
El texto francés habla en tercera persona y no en primera del plural, como lo tradujo
Castaño. Esto es sospechoso, en cuanto a que puede haber existido algún prejuicio acerca de que
quien escribió las Cartas haya sido un hombre (Guilleragues). Prejuicio basado en las
De los cincuenta y seis ejemplares de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos
hay veinticinco publicados en el siglo XX, de los cuales dos son en español: una traducción de
1949, realizada por Braulio Arenas y publicada en Chile bajo el título de Cartas portuguesas, y
otra publicada en Madrid, en 1984, por Turner, bajo el título Cinco cartas de amor. Deloffre
registra la traducción de Enrique Badosa, Cartas portuguesas, Madrid, 1963. Esto significa que
podemos hablar, por lo menos, de ocho versiones en español, incluyendo la primera del siglo
pasado y las tres mencionadas por Castaño, sin referencia bibliográfica. Hay una versión con
título en francés publicada en Buenos Aires en 1941, por J. P. Kramer, pero no hay indicación de
que haya texto en español en esa edición. De los setenta y tres ejemplares de la Biblioteca de la
69
[ALCOFORADO] Lettres portugaises. Pp. 202 y 204. No olvidar que, puesto que los textos en otra lengua están
bastardillados, aquí los énfasis se marcan en redondas.
121
Cabe anotar que dos de las versiones revisadas por mí y publicadas en este siglo (la de
Lello & Irmao Editores y la traducción al alemán de Rilke70) respetan el orden que aparece en
Cordeiro, que es el mismo que sigue el traductor español Pedro González-Blanco. Así mismo,
ambas versiones mantienen un tratamiento pronominal de intimidad a lo largo de todas las Cartas
Cordeiro, como se verá más adelante. También conviene anotar que F. Bergemann, quien
registra el trabajo del escritor danés Karl Larsen donde «con todo detalle presentó [...] la historia
de la vida y el amor de dicha monja en un fino libro traducido por Mathilde Mann: Sor Mariana y
Aunque se han publicado muchos comentarios que tratan de poner en duda que las
Cartas hubieran sido escritas en portugués y por Mariana, hoy, después de estudios
debería pensar que no haya sido así. A mi juicio, y a pesar de todo, las Cartas son auténticas,
70
[Mariana ALCOFORADO] Portugiesische Briefe. Leipzig, Im Infel-Verlag, 1913. Traducción de Rainer María Rilke y
epílogo de F. Bergemann.
71
[ALCOFORADO] Portugiesische Briefe. Pp. 45-46. Agradezco a Mara Peñate su colaboración en la lectura del texto
en alemán.
122
«...me gusta todo lo que hice por ti, contra todas las reglas del decoro»
Del siglo VIII al siglo XVI ocurre en la península ibérica el ciclo de la Reconquista y
surgen los reinos de Asturias, León, Castilla, Aragón, Navarra, Cataluña y Portugal. Cuando
1580, de Felipe II de España. A principios del siglo XVII se sublevan Cataluña, Portugal,
Andalucía, Aragón, Nápoles y Sicilia. La revuelta de Portugal no puede ser sofocada y en 1640,
gracias al apoyo de Francia, y en particular del cardenal Mazarino, se rompe la unidad ibérica,
cuando sube al trono de Portugal la Casa de Braganza. Francia envía tropas a Portugal para
apoyar la revuelta contra España; con el ejército francés, llega Chamilly a Beja, que estaba en el
ojo del huracán. Había mucho movimiento de tropas y allí cerca acampaban. El Marqués General
Marialva, ante las quejas recibidas por los desacatos y los comportamientos violentos de la tropa
contra las iglesias y los conventos, decía impotente: «¿qué puedo hacer con naciones tan bárbaras
como las que componen este ejército?»72. Pero era inevitable la presencia de tropas extranjeras;
la lucha contra España exigía alianzas con países como Francia, para compensar el poderío militar
español. La guerra se mantiene hasta la firma del tratado de paz en Francia, en Aix-la-Chapelle, el
2 de mayo de 1668. Este hecho lo menciona Mariana en la Cuarta Carta y es un dato clave en la
XVI y XVII y en particular el de las monjas. Para ello me basaré en el libro La vida de las
mujeres en los siglos XVI y XVII, de Mariló Vigil73, y en las observaciones de Cordeiro.
72
CORDEIRO. Op. cit., p.150.
73
Mariló VIGIL. La vida de las mujeres en los siglos XVI y XVII. Madrid, Siglo XXI, 1986.
123
Para esa época las normas sociales preveían sólo cuatro estados posibles para las
el retraimiento, etc.»74. El acceso de la mujer al conocimiento era limitado y controlado por los
varones y la educación de las niñas se confiaba a las monjas. Vigil cita a Alonso de Andrade, al
hacer referencia a los consejos que éste propone para educar a las doncellas: «...lo que aconsejo
es que, en destetándola [...] la envíes luego [...] a un monasterio. Sálganle los dientes en la
religión, y [...] críese en un convento [...] de esta suerte te librará del cuidado de guardarla,
porque sin duda te está mejor sufrir su ausencia que cuidar de su educación»75.
Es posible concluir que el estado monacal era la forma más adecuada que tenían las
mujeres de la época para realizarse como personas. Lo que aparentemente era un suplicio o una
espiritual y material.
las de abundante dote podían disponer de servidoras, que algunas veces provenían de fuera; al
interior de los conventos, pues, se trasladaban los conflictos de clase. Aquéllas de mejores dotes
hacían valer sus privilegios sobre las otras. Inclusive había diferencias en los vestidos, entre otras
cosas porque los conventos no podían costear los hábitos de las monjas.
llena de soldados, aventureros y extraños, había dos clases de alojamientos: unos dormitorios
comunes en pequeñas celdas, construidas a lado y lado de un gran salón, y los cuartos en casas
separadas e independientes, donadas, algunas, por las familias de las novicias ricas, como fue el
74
Ibid., p. 18.
124
caso de Mariana. A estas viviendas, las monjas de la época las llamaban “sus casas”. En los
conventos había balcones, ventanas, terrazas y miradores donde las monjas se distraían mirando
el paisaje, que era lo menos que podían hacer, pero también que permitían un acceso, más o
menos expedito, a las celdas o cuartos de las religiosas. Todo esto hacía relativamente fácil burlar
las reglas sobre vigilancia establecidas en las Constituciones de la Orden. Para tener una idea de
la libertad e independencia de algunas monjas, basta anotar que en el obituario de una de las
compañeras de Mariana, mencionado por Cordeiro, se narra que vivía día y noche en la casa que
mandó a construir, de la cual «sólo salía para el coro y los maitines de media noche y para asistir
Concepción había en 1628 «doscientas once mujeres entre monjas y sus servidoras, cinco frailes
con sus mozos de servicios y muchas mujeres»77 de fuera y otras personas encargadas de oficios
Es posible que a los conventos entraran mujeres sin vocación por múltiples razones: para
educarse, por soltería pertinaz, porque sus padres no las podían atender -como fue el caso de
Mariana y su hermana menor-, por orfandad o por falta de capacidad económica para dar la dote
matrimonial. En la época, las familias debían entregar dote para el matrimonio de las hijas; cuando
entraba al convento entregaban una cantidad menor. Sin duda muchas profesaban voluntaria y
manera que éstas convivieron durante siglos con aquéllas obligadas a profesar o que profesaban
los votos como un mal menor. Las que llegaban contra su voluntad generaban una actitud de
abierta rebeldía o de resentimiento. No parece ser éste el caso de Mariana, aunque ella se
75
Ibid., p. 57.
76
CORDEIRO. Op. cit., p.180.
77
Ibid., p.181.
125
quejaba de la «mediocridad de [su] condición¡Error! Marcador no definido.». Hubo mujeres
que eligieron recluirse huyendo de matrimonios impuestos por sus padres con hombres a quienes
no querían. En los conventos se adquiría una posición social superior a la de soltera, comparable
con la de casada. Por eso es comprensible que un considerable número de mujeres procedentes
de clases medias o altas prefiriera los votos a un matrimonio con cualquiera por imposición
familiar. Las que profesaban solían llamarse a sí mismas “esposas de Cristo” y esto, creo yo, les
Muchas veces el ingreso al convento producía traumas emocionales: los libros de la época
graves repercusiones en la vida comunitaria. Bernardino Villegas, citado por Vigil, dice que las
monjas son «pajarillos recién enjaulados [...] Así parece que hallándose como enjauladas por
fuerza, y encarceladas violentamente [...] tratan siempre de salirse, si no con el cuerpo (que esto
Como la costumbre era, según lo mencioné arriba, educar a las niñas en los conventos,
muchas veces quedaban a cargo de monjas de la familia y vivían en las mismas celdas con ellas;
por lo general, esto ocurría cuando quedaban huérfanas o desamparadas. Había situaciones
aberrantes. Por ejemplo, a la hermana menor de Mariana la recluyeron desde los tres años y
quedó a su cuidado. A veces las niñas eran presionadas a profesar los votos; para evitarlo, el
Concilio de Trento (1545-1563) había ordenado que no se pudiera ingresar a la Regla antes de
los dieciséis años y que nadie fuera forzado a ello. Era en realidad monstruoso, por lo menos a
nuestros ojos de hoy, lo que se esperaba de una niña de dieciséis años cuando profesaba sus
votos: las Constituciones exigían que antes de hacerlo se le advirtiera a la novicia sobre «todas las
126
asperezas y ejercicios de la Religión para que con madura deliberación juzgase si le conviene
tomar el hábito»80.
Haga el lector una composición de lugar con esos conventos llenos de jóvenes
encerradas, enterradas en vida entre esas paredes frías, en medio de una áspera soledad y
asistiendo, desde sus ventanas, al espectáculo de la ávida soldadesca que rodeaba el convento...
78
VIGIL. Op. cit., p. 223.
79
Ibid., pp. 224-225.
80
CORDEIRO. Op. cit., p. 200.
127
«...aquí no había visto sino gente adusta»
La situación de desorden y relajamiento de las costumbres en los conventos de la Europa
del siglo XVII está ampliamente documentada81. Sólo haré referencia a lo que mencionan Mariló
En la primera mitad del siglo XVII -el gran siglo de las almas, al decir de Daniel-Rops- se
reemplazaba la costumbre de comulgar rara vez, por la de comulgar con frecuencia, campeaban
(religiosos que viven en comunidad) que en el secular. Tal reflexión se confirma en dos testimonios
Senlis, que nos dice: “Era un lugar donde ya no aparecían las señales de la religión y de la
santidad, y donde los juegos, los festines y las canciones disolutas eran las ordinarias diversiones
de los religiosos”». Y el del jesuita P. Polla, acerca de las religiosas de la Déserte de Lyon:
«Apenas queda costumbre alguna de vivir en comunidad, ni ninguna clase de clausura; el hábito
con que aquellas mujeres se vestían no las diferenciaba de las damas del mundo; todo lo que en
81
Esto ocurría no sólo en Europa, sino también en América. Ver, por ejemplo, en: Indalecio LIÉVANO AGUIRRE. Los
grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia. Bogotá, Ediciones Nueva Prensa [1964]. Tomo II, pp. 89-
90; y Jorge JUAN y Antonio ULLOA. Noticias secretas de América. Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1993. P. 492.
Éstos últimos, en su informe presentado al rey Fernando VI (1713-1759), mencionan su sorpresa por el «increíble
relajamiento a que había llegado el clero americano». Éste es un relato interesante, que muestra el estado de corrupción en
todos los estamentos, civiles y religiosos, políticos y privados que existía en América (Perú, en particular) a comienzos
del siglo XVIII, lo cual sería un indicio de que la corrupción en América Latina es secular y ancestral. Sería interesante
estudiar si en alguna época estos países han dejado de ser corruptos. Hay un capítulo que se dedica a «describir la
conducta desordenada de los clérigos y de los miembros de las órdenes religiosas». La situación en el Nuevo Reino -según
Liévano- a principios del siglo XVII, había llegado a límites tan alarmantes, que el arzobispo Lobo-Guerrero decidió
acudir al Rey para solicitar una medida excepcional, a fin de prestar atención a las misiones abandonadas por los clérigos
regulares y las órdenes monásticas.
82
Henri DANIEL-ROPS. L'Église des temps classiques. París, Librairie Arthème Fayard, 1958. Hay traducción al
español: La Iglesia de los tiempos clásicos. Barcelona, Luis de Caralt, 1959. Traducción de Francisco José Alcántara.
Todas las menciones a Daniel-Rops se refieren a la edición española.
128
ellas quedaba de observancia se reducía a reunirse en la iglesia cuando les venía en gana y cantar
lo que les parecía; era difícil saber si se trataba de religiosas o no». No es exclusivo de la ficción
literaria que «las monjas organicen reuniones galantes en los conventos [y] que los religiosos se
dediquen a callejear y pingonear [...] Las calamidades de la guerra, extranjera o civil, añaden
nuevos desórdenes a los ya habituales. Lo sorprendente es que no sean más numerosos y que
La circunstancia que rodeaba los amores de Mariana y Chamilly era precisamente ésta:
Beja estaba en una zona agitada por la guerra contra España y los conventos eran prácticamente
El amor cortés que se practicaba en los locutorios estaba muy generalizado durante todo
el siglo XVII y de hecho se toleraba. Sin embargo, se mantuvo una estrecha, aunque inútil,
vigilancia por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas, para evitar desviaciones
protuberantes. Al entrar las doncellas a tan temprana edad a los conventos, se enterraban con
ellas todas las ilusiones y el papel de dama adorada por sus amantes -situación característica del
amor cortés- era muy adecuado para las monjas, puesto que su representación no exigía el
matrimonio e incluía cierta dosis de clandestinidad. De modo, pues, que ese papel era muy bien
Una nutrida «flora donjuanesca» frecuentaba los locutorios de los conventos durante los
siglos XVI y XVII. Según Vigil, «el tipo del cortejador de monjas fue usual en esta época. Tenían
acceso a los locutorios, unas veces solos y por sí mismos, y otras, como acompañantes de los
parientes de las religiosas»84. Por las Cartas de Mariana y otros documentos históricos, se sabe
que su hermano Balthazar y Chamilly eran amigos y con seguridad fue por conducto de él que
83
Las tres citas en: Ibid., pp. 96-97.
129
Mariana y Chamilly se conocieron. Los cortejadores se hacían pasar por “devotos” de la bondad
de las monjas que visitaban y aficionados a sus pláticas piadosas. En ocasiones, estos donjuanes
fingían ser poetas que cantaban y declamaban motetes, villancicos y otras composiciones rimadas.
Asistían a misa y a otros actos de culto, que se celebraban en los monasterios. Cuando no podían
llegar a los locutorios subían a los miradores y brujuleaban entre las estrechas ventanas de las
torrecillas. Esta situación permitía intercambio de correspondencia, desde cortas notas hasta
No se necesita hacer gala de una extraordinaria imaginación para recrear lo que allí
ocurría: había desde amores encerrados entre frías rejas, llenos de culpas y disimulos, susurros
escondidos y carreras desenfrenadas hacia las ventanas, hasta citas silenciosas y furtivas,
amparadas por el oscuro manto de la noche en las celdas o en los confesionarios, raptos,
cualquier ataque guerrero. Este juego les encantaba a las monjas. Se intercambiaban regalos: ellas
les preparaban dulces y pastelitos; ellos les regalaban pequeñas alhajas, dedicatorias de versos
almibarados, etc.
generalizar y decir que la mayoría de ellos eran unos estupradores o unos depravados. Pudieron
existir, sin duda, pero también hubo figuras cimeras como fray Juan de la Cruz, cuyas cartas tanto
a monjas como a seglares eran excepcionales, no sólo por su valor espiritual, sino por su valor
literario. Por otro lado, no se puede pensar que los conventos femeninos estuviesen llenos de
cándidas palomas. Dice Vigil: «Aunque se dieron casos de abusos sexuales de frailes con monjas,
de todas formas no creo que fuera tan habitual como se ha dado a entender. Y las relaciones que
84
VIGIL. Op. cit., p. 241.
130
hubo, posiblemente, en buena medida fueron consentidas y queridas por ellas»85. Vigil se extiende
en numerosos testimonios sobre los escándalos en los conventos y en especial en los femeninos;
inclusive sugiere que si bien no están documentados, debían de existir casos de lesbianismo. La
inexistencia de referencias precisas sobre este punto se debería a que en la época no se le daba
importancia a la homosexualidad femenina. Aclara que «no hay que pensar que estas formas de
comportamiento eran algo específico de los conventos; las mismas no se pueden atribuir sin más a
que hubiera relajación en la Iglesia, sino que formaban parte de la vida cotidiana de la sociedad
española de la época»86.
A pesar de todo, se hacían grandes esfuerzos para que se cumpliera a cabalidad la regla
de Dios. Esta batalla la libraron abadesas jóvenes que se entregaron celosamente a la reforma,
enfrentándose a aquellas «monjas de faldas de tafetán, perifollos y roquetes, que con tanta
venciendo todas las resistencias, para rescatar la observancia de los tan abandonados votos.
Así las cosas, Mariana escribió y actuó con entera libertad; si no, ¿cómo se explica que
una monja en clausura pudiera escribir lo que Mariana Alcoforado escribió? Que escribiera, por
ejemplo: «Si pudiese salir de este aburrido convento, no esperaría en Portugal a que cumplieses
tus promesas... Partiría sin pudor a buscarte, seguirte y amarte por todo el mundo [...] Estoy
segura de que hallaría en este país un amante más fiel... pero, ¿quién podría hacer que me
Este relajamiento era cierto, pero debía de existir un mínimo pudor que obligara, por lo
menos, a disimularlo. Debo confesar que, a pesar de los abundantes testimonios sobre la
85
Ibid., p. 237.
86
Ibid., p. 229.
87
DANIEL-ROPS. Op. cit., p. 97.
131
conducta en los conventos de la época y de que estoy convencido de que Mariana escribió las
Cartas, no puedo evitar hacerme algunas preguntas: ¿cómo era posible también que sus hermanas
de religión le hablaran del amante pérfido e infiel? ¿Cómo se permitía que ella recibiera una
correspondencia tan demoledora?: Mariana le respondía al caballero de Chamilly que, tras leer
una de sus notas, «tan abatida quedé por esas violentas emociones, que por tres horas perdí el
sentido».
Sí. Mariana Alcoforado era considerada una loca, pero no se imagina uno que se atizara
una pasión tan desaforada como la que llevó a un amor demencial a esa monja enamorada. No se
concibe que sucediera que «algunas religiosas que conocen el estado deplorable en que me
las leyes de mi país contra las religiosas, y a tu ingratitud, que me parece la mayor de todas las
desgracias». Una posibilidad es que burlaran, con un ingenioso plan, los controles que debían de
existir, a pesar del relajamiento de las costumbres monásticas, o precisamente por ello. Esto hace
El amor de Mariana por Chamilly no fue un amor platónico, como lo sugiere François
Giroud en sus conversaciones con Bernard-Henri Lévy88. Y no puede quedar duda de que los
amores de Mariana y Chamilly fueron reales, apasionados y sensuales. Fueron amores de carne y
hueso. Toda la correspondencia de Mariana vibra como una cuerda tensa. Es pasional y sensual
al evocar su propia historia. Ella misma lo atestigua en forma reiterada: «Todo ello me deleitaba
tanto, que habría sido una ingrata si no te hubiera amado con los arrobos que me producía mi
132
propia pasión, cuando gozaba de los testimonios de la tuya [...] ¿Acaso podrías contentarte con
una pasión menos ardiente que la mía? » (Primera Carta); «Tu pasión me parecía tan ardiente y
sincera, que jamás me había imaginado que mis favores te disgustasen tanto como para obligarte a
viajar» (Segunda Carta); «Salgo lo menos posible de mi cuarto, adonde viniste tantas y tantas
veces y ahí contemplo tu retrato [...] Pues todos mis anhelos se frustraron y ¡no volveré a verte en
mi cuarto con todo aquel ardor, con toda aquella pasión impetuosa que me mostrabas! » (Cuarta
Carta); «Quería verlo a cada instante y no era posible. Me preocupaba el peligro a que el señor
se exponía al entrar en este convento» (Quinta y Última Carta). Creo que es suficiente evidencia
testimonial.
Pero, si aun así se negara la existencia de lo sucedido y se demostrara que las Cartas son
una ficción, lo esencial es que ahí están ellas, escritas con una desaforada y desbocada pasión y
con un agudo dolor, elementos que, paradójicamente, hicieron una deliciosa crónica de unos
amores contrariados y muy emocionantes. Mucho más emocionantes, diría yo, que los pálidos
amores de Sierva María de Todos los Ángeles y Cayetano Alcino del Espíritu Santo Delaura y
Escudero, personajes de Gabriel García Márquez en su novela Del amor y otros demonios,
donde se relata la fantasía amorosa entre un cura y una niña recluida en el Convento de Santa
88
François GIROUD y Bernard-Henri LÉVY. Hombres y mujeres. Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 1993. P. 61.
133
«...me tenían encerrada desde la infancia en este convento»
ilustre, en 1640, meses antes de que estallara la revolución contra España. Cuando su padre hace
el testamento, el 30 de septiembre de 1660, declara que tuvo seis hijos; después de esa fecha
tuvo dos más (María -después Peregrina María- y Francisco). De los seis mencionados, tres eran
Clara. Dice además don Francisco, en su testamento del 30 de septiembre de 1660 y refiriéndose
a sus dos hijas en el convento, que son «Mariana, que ya hizo votos, y Catalina que no los ha
hecho»89. La entrada de Mariana y de su hermana Catalina fue forzada por el ambiente que
rodeaba la zona donde vivían los Alcoforados: su padre, don Francisco, se entregó a la lucha y
colaboró con la revuelta, no sólo en el frente de batalla, sino organizando los grandes y
numerosos recursos para una larga guerra contra los españoles. Esto resuelve de una vez por
todas el asunto de que Mariana fue monja franciscana y que cuando escribió las Cartas ya había
hecho los votos. Más aún, debió de hacerlos a los dieciséis años, aunque entró de menor edad,
Mariana tuvo que encargarse del cuidado de Peregrina María, lo cual tal vez la mantuvo
alejada de los arrebatos místicos, tan comunes de la época, y la pudo haber acercado más a la
vida seglar. Cuidar a su hermanita fue como un rayo de sol que iluminó la oscuridad de los
conventos de clausura, de ese enterrarse en vida para siempre. María Peregrina quedó muy
agradecida con ella: según Cordeiro, en su testamento dice textualmente que le deja a Mariana los
89
CORDEIRO. Op. cit., p.121.
134
rendimientos de la herencia que recibió de su madre, doña Leonor Mendes, en agradecimiento
«por haberla criado desde que era una niña de tres años»90.
Fue en el Convento de la Concepción de Beja, desde su «balcón que mira hacia Mertola»,
donde Mariana Alcoforado vio por primera vez a Chamilly. Cordeiro describe así la situación:
Se adivinan aún, allá a lo lejos, las llanuras asoleadas, en que hace 220 años de
aquel día fatal, se ejercitaban los soldados de Chamilly y donde éste galopaba
lleno de juventud y de arrogancia al frente de su compañía. Regresaba él, tal vez,
alegre y triunfante, de la expedición de San Lucar. Desde allí las pobres novicias
enclaustradas verían a los soldados maniobrar con sus uniformes variados y
centelleantes: escarlatas unos, verdes los otros, algunos cubiertos de pasamanería
multicolor, otros ostentando los blasones heráldicos de los generales,
caracoleando en las vueltas; las divisiones de caballería se desenvolvían como
largas serpientes relucientes, con sus bellos oficiales, jóvenes casi todos, cuyas
miradas atrevidas y coquetas irían a veces a alborotar, como intrusas, a través de
las rejas del balcón -si es que ya las tenía- a la bandada de palomas del Señor.
Este torbellino de fuerza, de vida, de audacia; esta ola de pasiones fuertes,
vibrantes, incandescentes; la guerra en toda su belleza y sin ninguno de sus
horrores; el mundo, la sociedad, el hombre en toda su grandeza: debía de ser
realmente un extraordinario y alucinador espectáculo para las pobres criaturas
cuya juventud discurría monótonamente en fría y “solitaria contemplación” de
cosas intangibles, en una inhibición permanente, -desnaturalizada y tiránica- de
todo sentimiento.91
capítulos apasionados y ardientes de esta novela amorosa (1666-1667). Chamilly tenía 30 años;
Mariana, 26. Mariana tenía el alma ingenua de una mujer apasionada y ardiente, con todo el vigor
de la juventud. A finales de 1667, Chamilly la abandonó. Encerrada entre las paredes sombrías
90
Ibid., p. 132.
91
Ibid., pp. 207-208.
135
de ese «aburrido convento», le escribió al hombre que la sedujo, tratando de salvarse del
naufragio de un amor perdido, agarrándose a una tabla en medio de la inmensidad del océano.
¿Cómo se entera la familia de Mariana de sus amores sacrílegos? Es muy fácil imaginar
que su hermano, Balthasar Vaz Alcoforado, se enteró de lo sucedido, puesto que era amigo de
Chamilly. Por otro lado, el gentío que entraba y salía del convento, hombres y mujeres del
servicio, estarían al tanto de lo que, a pesar de las costumbres relajadas de la época, no dejaba
de ser un acontecimiento escandaloso. ¡Qué conmoción y qué vergüenza para una familia de tanto
Los amores de Mariana fueron contrariados por su familia, lo cual era natural. Ella misma
lo asegura en varias oportunidades: «Te había escrito tu familia. ¿No sabes de las persecuciones
que sufrí en la mía? [...] Me atemorizaba la ira de mi familia [...] si por algún acontecimiento
influencia e importancia de los Alcoforados en el siglo XVII, era explicable que se tratara de
borrar, arrasar, como ya se dijo, el nombre de Mariana de todo lo que evocase el episodio
candente de sus amores. Fue repudiada por su familia, al punto de que su segundo hermano,
Francisco, se rehusó a confiar sus hijas al convento donde se encontraba Mariana y las recluyó en
otro monasterio.
claustro, después de un largo período de expiación, según su obituario. Ya mencioné que sus
Cartas se publicaron y fueron un éxito editorial mientras vivía. Pobre Mariana, ¡cuánto debió de
sufrir al ver hechos públicos sus sentimientos más íntimos! Ello debió de sacudir brutalmente su
corazón, sobre todo cuando ya ella, según la Quinta y Última Carta, se había dispuesto a entrar
en un largo período de olvido, cuando escribe: «...recuerde que me he prometido un estado más
136
tranquilo y que he de alcanzarlo». El obituario, que, según Cordeiro, se registró en el libro Das
religiosas defuntas do Real Convento da Conceiçao de Beja, la menciona como Madre Dona
Marianna Alcanforada y dice que «todo lo hizo para el servicio de Dios», que «era muy
ejemplar», que «nadie tuvo queja» de ella «porque era muy buena con todas». «Durante treinta
años hizo penitencias muy rigurosas, padeció grandes enfermedades con mucha resignación,
deseando tener que padecer más», lo cual coincide en espíritu con lo que dice en la Primera
Carta: «...haz padecer aún más a tu pobre Mariana»92. En caso de que el intento de olvido
hubiera concluido en duras penitencias, tal como dice la monja amanuense, este hecho no ocurre
sino más de un cuarto de siglo después de escrita la Quinta y Última Carta. Yo no creo que haya
sucedido de esta manera. Como lo sugiero más adelante, pienso que Mariana nunca olvidó a
Allí lo vemos, al héroe de las Cartas, aparecer deslumbrante ante los ojos
enamorados de Mariana, en la penumbra de la iglesia [...] Todo él debía de
resplandecer, tocado de la belleza con que el amor enmarca las apariciones
maravillosas. Aquel guerrero [...] era un poco como la bella esfinge tentadora y
demoníaca (y casi siempre, por eso mismo, intensamente humana); era la
expresión de la vida misteriosa y maravillosa, una flor de oro y sangre que abriese
un sepulcro. Para los ojos vírgenes y ardientes de Mariana, él surgía en el
escenario monacal, aburrido y gris, como un príncipe de leyenda, leal y fuerte,
criado para los prolongados éxtasis y para las largas aventuras, avezado en
galopar en noches estrelladas, profundas, nupciales... ¡Cómo serían de dulces los
secretos de ese amor furtivo! ¡Cómo se transformaría la vida para Mariana!
¡Sería un nuevo Génesis!
...
Mariana era inteligente, pero ingenua y “crédula”; pensó que era realmente
amada. Y amó, amó con locura. Sus Cartas son apasionadas... Hay momentos en
92
Esta coincidencia de las dos frases parecería indicar que las Cartas se habían conocido en el convento y que por lo tanto ella y sus
compañeras pudieron haberlas leído, acentuando más su dolor.
137
que dejan a nuestros corazones sumidos en un inmenso sollozo... Pero por dentro
de ese sufrimiento escandaloso [...] cómo son de profundas y admirables sus
palabras: ®¡Ah! si las conocieses, hallarías, sin duda, que son más deliciosas que
la satisfacción de haberme engañado, y te habrías dado cuenta de que somos más
felices y más tiernos amando ardientemente... que siendo amados¯93.
Y Mariana se entrega, porque ama profundamente [...] se purifica entregándose a
la llamarada amorosa que la consume. En un instante todo se desgarra y lo pierde
por el amante. Viene muy bien transcribir [...] un pensamiento de Chamfort:
“Cuando un hombre y una mujer sienten el uno por el otro una pasión violenta,
me parece que siempre, cualesquiera que sean los obstáculos que los separen, los
dos amantes son el uno para el otro ‘por naturaleza’ y que se pertenecen por
‘derecho divino’, a pesar de las leyes y las convenciones humanas”94 [...] sus
Cartas estremecen y queman; y ella resplandece constantemente desventurada y
gloriosa.95
Mariana no sólo amó, sino que amó con un amor exclusivo. Con dedicación. Basta leer lo
que pensaba sobre la posibilidad que tenía ella, como monja, de dedicarse a amarlo en forma
exclusiva (¿y excluyente?); en la Segunda Carta dice: «...me parece que si los hombres fuesen
más razonables al escoger sus amores, deberían enamorarse de una monja, antes que de otras
mujeres. A ellas nada les impide pensar constantemente en su pasión; no las distrae ninguna de las
mil cosas de la vida seglar que absorben y consumen los corazones [...] Te amo mil veces más
que a mi vida y mil veces más de lo que me imagino [...] Sí, me siento culpable cuando no dedico
a ti todos los momentos de mi vida». Y por último, en la Tercera Carta: «Dime que deseas que
Mariana pudo haber escrito, con Garcilaso, autor que no era bien visto por los moralistas de la
93
Esta cita de Júlio Brandão, del texto publicado por Lello & Irmao, parece tomada de otra versión puesto que no
coincide con el texto de la Tercera Carta de esa edición. Aquí utilizo el mismo texto que he traducido en la carta
correspondiente. El resto de la cita de Brandao es traducción mía.
94
El texto de Chamfort está en francés, así: «Quand un homme et une femme ont l'un pour l'autre une passion violente, il
me semble toujours que, quels soient les obstacles qui les séparent, les deux amants sont l'un à l'autre, de “par la nature”;
qu'ils s'appartiennent de “droit divine”, malgré les lois et les conventions humaines».
138
época96 pero que tal vez Mariana leyó: «Por vos nací, por vos tengo la vida, por vos he de morir,
y por vos muero»97. Con lo cual, quiero hacer aquí un paréntesis que considero enriquecedor en
relación con el sustrato literario de las Cartas; es decir, su posible articulación con la poesía de
Que Mariana hubiera leído a Garcilaso y que la expresión de sus sentimientos siga ese
modelo no es extraño, pues Portugal fue parte de España entre 1580 y 1640. He encontrado
varias coincidencias entre las Cartas de Mariana y algunos textos de Garcilaso, que sustentarían
En la Primera Carta, Mariana escribe: «Tan abatida quedé por esas violentas emociones,
que por tres horas perdí el sentido. Luchaba así contra la vida que por ti debo perder, ya que
«Los míos estarán privados de la única luz que los animaban. En ellos sólo quedan lágrimas; no
hacen sino llorar, desde que supe que estabas decidido a separarte de mí».
95
[ALCOFORADO] Cartas de amor ao Cavaleiro de Chamilly. Pp. 17-21.
96
Pedro Malón de Chaide (h. 1530-1589), citado por Vigil dice, hablando de la mujer: «¿Cómo se recogerá a pensar en
Dios un rato la que ha gastado muchos en Garcilaso?».
97
Garcilaso DE LA VEGA. Poesía. Zaragoza, Clásicos Ebro, 1981. P. 99. “Soneto V”.
98
Ibid., p. 23. Se trata de la célebre “Égloga primera”. Me corro: me avergüenzo.
99
Ibid., p. 112. En el “Soneto XXXII”. Estoy contino: estoy continuamente.
139
Garcilaso le dice a su amada que no importa dónde fuese llevada, la seguiría hasta morir a
sus pies:
Mariana le escribe a su amante: «Partiría sin pudor a buscarte, seguirte y amarte por todo
el mundo [...] Te habría seguido y con seguridad yo te habría servido con mayor devoción [...]
Sigue el poeta:
Mariana escribe: «Y este abandono, para el cual mi dolor, por más que se esmere, no
halla nombre más funesto, ¿habrá de privarme por siempre de contemplar esos ojos en que
100
Ibid., p. 80. “Canción primera”. Cr•eza: crudeza, dureza. Como perdido: como enloquecido.
101
Ibid., pp. 88-89. “Canción Cuarta”.
140
veía tanto amor y que me hicieron conocer los embelesos que henchían mi pecho de alegría,
Dice Garcilaso: «... y así, del bien que un rato satisface,/ nace el dolor que el alma me
deshace»102, y continúa lamentándose de lo efímero del placer: «¡Oh cuánto bien se acaba en
solo un día!/¡Oh cuántas esperanzas lleva el viento! »103. Mariana se duele de la ceguera con que
amó a Chamilly y de cómo su satisfacción era tan pasajera: «Todas estas desgracias las atribuyo a
la ceguera con que me entregué a ti. ¿No debía prever que toda mi alegría se acabaría más de
Garcilaso se duele de haber conocido a la amada por todo el sufrimiento que produce su
ausencia: «Aquéste es el deseo que me lleva,/a que desee tornar a ver un día/a quien fuera
mejor nunca haber visto»104. Mariana, traspasada de dolor por el abandono de su infiel amante,
y:
102
Ibid., p. 92. “Canción Cuarta”.
103
Ibid., p. 109. “Soneto XXVI”.
104
Ibidem. “Soneto XXVI”.
105
Ibid., p. 82. “Canción Segunda”. En la edición de Poesías completas, de Editorial Porrúa, con prólogo de Dámaso
Alonso, estos versos dicen: ®puesto que ellas no merecen/ser de vos escuchadas/pues son tan bien vertidas¯. El texto
transcrito por Germán Bleiberg (Poesías completas, Alianza) dice: ®pues todas no merecen/ser de vos escuchadas/ni sola
un hora oídas¯. La edición de Ediciones B, de Cancionero, con introducción y notas de Antonio Prieto, coincide con el
texto de Bleiberg.
141
y más me duele nunca osar deciros
que he llegado por vos a tal estado.106
Mariana le escribe a su amado: «Miles de veces durante el día te buscan mis cansados
Por último dice el poeta: «Yo dejaré desde aquí/de ofenderos más hablando;/porque mi
morir callando/os ha de hablar de mí»107. Y Mariana: «Un final trágico te obligaría, sin
causaría una profunda conmoción. Y ¿no es la muerte, por ventura, preferible al estado en que me
has dejado? [...] he de tomar contra mí alguna decisión desesperada, ¡que conocerá sin mucha
pena!... ».
Dejo planteada esta posible relación, aunque no es mi interés aquí estudiarla en detalle.
Para amar hay que asumir grandes riesgos: Mariana se arriesgó; Chamilly fue inferior a ese
reto. Mariana entendió muy bien que el ser humano tiene una obligación vital, ineludible y
perentoria: buscar y encontrar la felicidad. Y para ello, lo único importante es el amor; todo lo
Lamentablemente, el ser humano inventa esos límites con pretextos ciertos o imaginados. Pero el
amor también es un riesgo porque implica esfuerzos cuyos resultados son imprevisibles. Exige
coraje y mucho valor. Muchos confunden la felicidad con la tranquilidad, pero éstas no son
equivalentes: la felicidad que produce el amor no es apacible, hay que ganársela todos los días
con lucha y tesón. Bien lo dice Mariana: «...te agradezco desde el fondo de mi corazón, la
106
Ibid., p. 112. “Soneto XXXII”.
107
Ibid., p. 117. “Canciones breves. II”.
142
Hay dos grandes poetas del amor que ilustran esta idea: Antonio Machado escribió:
«Huye del triste amor, amor pacato,/sin peligro, sin venda ni aventura,/que espera del amor
escribió, vibrante:
Mariana entendió, en su locura de amor, que no es posible amar de otra manera. Con
locura, sí, así es como se debe amar. Mejor dicho, es la única manera de amar. Lo demás son
aguas tibias y posiciones de conveniencia que tarde o temprano hacen reventar de desesperación
el alma. Un amor cobarde no vale la pena vivirlo. Aquí conviene mencionar que en el mantel que
cubre la mesa donde la monja escribió (según grabado reproducido por Cordeiro) aparece
bordada la siguiente inscripción: «Así es como el amor se enciende en el corazón» (C'est ainsi
108
Antonio MACHADO. Poesías completas. Madrid, Espasa-Calpe, 1977. P. 302.
109
Pedro SALINAS. Poesías completas (2). Madrid, Alianza, 1995. P. 48.
143
«¡Me dejé encantar por cualidades muy mediocres! »
están claramente establecidos por Cordeiro y corroborados por el testimonio del Duque de Saint-
Simon, el célebre memorialista, a quien cita De Sousa precisamente en búsqueda de datos sobre
Undécimo hijo de catorce que tuvieron Nicolau Bouton y María de Cirey, nació el 6 de
abril de 1636. Era «de una familia noble de Borgoña, originaria de Brabante» y «se enrola
capitán, con el título de conde de Chamilly, bajo el mando de La Fueillade, quien comandaba el
hermano Hérard, quien se vio obligado a hacerse cargo de la familia. En compensación, Noël
Chamilly llega a Portugal entre 1663 y 1664, y el mariscal Schomberg lo nombra capitán
Dos años más tarde, Luis XIV ratificó ese nombramiento cuando ya tenía el título de marqués de
Chamilly.
La estadía de Chamilly en Portugal desde 1663 hasta 1667, período en que debieron de
haber ocurrido los amores con Mariana, es irrefutable, a pesar de que se hubiera tratado de
desaparecer las evidencias de sus huellas. Cordeiro le hace un seguimiento desde 1660, cuando
asistió a la boda de su hermano Hérard Bouton con Catharina Le Comte de Nonant, hija del
teniente general del gobierno de Normandía, Jacques Le Comte. A éstos se refiere Mariana en la
144
Segunda Carta, cuando dice: «Quisiera también tener un retrato de tu hermano y de tu cuñada.
Amo mucho todo lo que te pertenece. Y siento afecto por quienes te aprecian». El seguimiento de
Cordeiro es tan minucioso, que con mucha gracia dice: «Es necesario confesar que si el capitán
combate del río Xevora en octubre de 1665; en las tomas de Benses, Guardia, Villa de Alquería,
Paymogo y San Lucar, y que en septiembre de 1667 tomó parte en el ataque al llamado Castillo
de Ferreira112.
principales familias de Beja, entre otras los Alcoforados, «donde era muy apreciado». Como ya
se mencionó, allí conoció al hermano de Mariana, Balthazar Vaz Alcoforado. En 1666, participó
Las tropas se reunieron cerca de Beja, entre 1665 y finales de 1667. Desde la ventana
que «mira hacia Mertola», las novicias y monjas debían de esperar con curiosidad y angustia su
llegada y observar expectantes todos los movimientos de la caballería. Como ya se dijo, los
presionaron para que las retiraran y con más razón cuando el escándalo de los amores de
110
El dato es de De Sousa, en: [ALCOFORADO] Lettres portugaises. P. 56.
111
CORDEIRO. Op. cit., p.227.
112
Ibid., pp. 161-162.
113
Duclos fue contemporáneo de Chamilly, y su biógrafo con acceso privilegiado a archivos y otros
documentos. Escribió unas Mémoires secrètes.
145
Mariana empezó a correr de boca en boca. Chamilly se fue a finales de 1667, temiendo que la
familia de Mariana tomara venganza por su propia mano. Schomberg y los demás oficiales y
clandestina, arreglada por su hermano, gobernador en Dijon, para sacarlo de Portugal a pesar de
Chamilly, que «sirvió con reputación en Portugal [...] Nadie podría pensar, al verlo o escucharlo
que hubiera inspirado un amor tan extraordinario como el que se percibe en las famosas Cartas
portuguesas, ni que hubiese escrito las respuestas»114. Al morir Chamilly, Saint-Simon registra en
sus Memorias que «sirvió de joven en Portugal y a él fueron escritas esas famosas cartas
portuguesas, por una religiosa que conoció y que enloqueció de amor»115. Añade Saint-Simon
que «era un hombre alto y hermoso, el mejor hombre del mundo, el más bravo, el más lleno de
honra, pero tan estúpido y pesado que no se comprende cómo podría tener algún talento para la
guerra»116. Otro contemporáneo de Chamilly, Duclos, quien tuvo acceso privilegiado a archivos y
otras fuentes de información, dice que el mariscal de Chamilly, fue «hermoso y de buena
contextura, sirvió en su juventud en Portugal en donde fue amado con locura por una monja. Y es
a él a quien fueron dirigidas las Cartas portuguesas»117. Como el amor es reacio a dejarse
analizar por la razón y la lógica, no es extraño que a pesar de estas observaciones del Duque de
Saint-Simon y de Duclos sobre Chamilly, Mariana hubiera enloquecido de amor por él.
114
Citado por De Sousa en: [ALCOFORADO] Lettres portugaises. P. 57.
115
CORDEIRO. Op. cit., p. 67.
116
Cita de De Sousa, en: [ALCOFORADO] Lettres portugaises. P. 56.
117
CORDEIRO. Op. cit., p. 67.
146
A finales de 1796, Delance, editor parisino, publicó una edición de las Cartas con un
estudio crítico del abate Mercier de Saint-Léger, quien no duda en designar a No‰l Bouton de
Chamilly como la persona a quien estaban dirigidas las Cartas. Más aún, como ya se mencionó,
Chamilly.
Todo indica que Chamilly, como ya lo dije, entregó las Cartas para su traducción y
publicación, pues por la forma como se refieren a él sus propios biógrafos, se puede descartar la
idea de que él las hubiese traducido, carente como se lo muestra de toda sensibilidad para estas
cosas. Los críticos de la época lo censuraron por su cinismo y cobardía al entregar cartas que
escondían su nombre, mas no el de Mariana, quien aún vivía. En el siglo XVII era característico
del comportamiento del Don Juan publicar sus conquistas y el nombre de Chamilly aparece muy
pronto como destinatario de las epístolas amorosas de la monja. Se trataba de obtener trofeos y
apenas el galán conseguía los favores de su enamorada, se aburría del juego y el problema era
inaceptable? Bouton mostró las Cartas como un trofeo de una “batalla de amor”. Vergonzoso. Un
De todo lo anterior se puede deducir la calidad humana de Chamilly, que comparada con
la bondad y generosidad de Mariana está lejos de parecer la del caballero que anuncia su título
nobiliario. Era una persona sin experiencia, sin inteligencia; un “vividor” entregado a las rudas
costumbres de los soldados y la moral militar de la época. De hecho era tan burdo que, como
dice Mariana en una de sus Cartas, lo único que le interesaba eran los «placeres [...] más
primarios». En realidad, la única razón por la cual la humanidad puede recordarlo, es por haber
sido objeto de un amor infinito; por haber tenido a sus pies a una mujer inteligente, hermosa y
147
sensible y no haber sabido apreciar tanta dedicación y entrega. Pero, al final de todas las cuentas,
hay que agradecer la vanidad, el cinismo y la torpeza de este mariscal de Francia, puesto que si
no hubiera entregado esas Cartas, la literatura universal no hubiera conocido estas joyas del
Ahora bien, sobre la calidad literaria de las Cartas existen dudas, por lo menos sobre el
texto francés de 1669; pero hay que tener presente la cantidad, ya mencionada, de ediciones que
se han publicado a partir de ese año. En 1890 había 95 de ellas en varios idiomas, mientras se
realizaba un esfuerzo muy grande, aunque tardío, por recuperar los textos de las Cartas en su
ese fenómeno editorial ha implicado, por lo demás, tanto por parte de traductores como de
...esa bondad áurea y fuerte se encuentra inalterable en todas las cinco Cartas.
Aun cuando su orgullo herido la sacude, y le duele como los futuros cilicios,
inmediatamente aletean en su alma los ángeles del perdón y del afecto.
Conmueve, en verdad, esa mujer abandonada, olvidada y a quien la bondad le
conserva siempre puras las olas de la pasión más subversiva, ¡como la sal que
purifica las olas del Atlántico! [...] Sólo ella, a través de las rejas de ese convento,
pudo presentir el misterio profundo de las cosas. El dolor y el amor son las
linternas encantadas que iluminan la Vida.118
sintió traicionada. Pero vivió en el perdón y supo que las relaciones afectivas tienen, y es
118
[ALCOFORADO] Cartas de amor ao Cavaleiro de Chamilly. Pp. 22-25.
148
inevitable, agresiones que causan inmenso daño. Ella le perdonó a Chamilly todo el dolor que le
149
«Tan abatida quedé por esas violentas emociones...»
Es imposible, al estudiar el caso de Mariana, pasar por alto la relación entre la pasión y la
explicación del misticismo como «una desviación del amor humano», como una sublimación del
impulso sexual. En realidad, dice él, podría pensarse que la pasión es una desviación de la mística.
Una anotación de De Rougemont permite entender a Mariana: «...la pasión es [...] una especie de
conciencia vacía de toda diversidad, una obsesión de la imaginación concentrada en una sola
imagen [...] el mundo se desvanece, “los demás” dejan de estar presentes, no quedan prójimo,
deberes, vínculos que se mantengan, tierra, ni cielo [...] Es el éxtasis, la huida en profundidad
que pienso que me resignaría a servir con sumisión a aquélla a quien amas». En la Tercera, «me
reputación. Me expuse a la maldición de los míos y a la severidad de las leyes de mi país contra
las religiosas y a tu ingratitud, que me parece la mayor de todas las desgracias». En la Cuarta
Carta: «¡Ah! Cuánto envidio la suerte de Manuel y de Francisco120[...] ¿Por qué no estoy siempre
contigo como ellos? Te habría seguido y con seguridad yo te habría servido con mayor
devoción». Y por último, en la Segunda Carta: «Aborrezco todo lo que tengo que hacer y a lo
119
Denis DE ROUGEMONT. El amor y Occidente. 5a. Ed. Barcelona, Kairós, 1993. Pp. 145-176. Traducción de Antoni
Vicens.
120
Criados al servicio de Chamilly.
150
Cualquiera podría caer en la tentación de calificar las Cartas de Mariana como
testimonios de arrebatos místicos o, como sugirieron algunos, como un ejercicio literario. Pero
cuando uno se deja absorber por sus palabras percibe que pocas veces en la literatura se
encuentran casos que se aproximen a la vitalidad que aparece en las Cartas de Mariana, en las
que, con el pecho abierto por el dolor, muestra un corazón maltratado por el abandono, lacerado
Debo decir, sin intención de irrespetar ninguna creencia piadosa, que es posible que los
arrebatos místicos hayan sido utilizados para encubrir algunas travesuras que ocurrieron en los
conventos de la época. Cordeiro presenta varios ejemplos, de los cuales sólo mencionaré dos: el
caso de sor Michaela dos Anjos, a cuya celda iba con regularidad el Niño Jesús a ayudarla a
arreglar las flores y los ramos para los altares; fray Jerónimo de Bellem hace un registro de lo que
allí sucedía:
[las monjas curiosas] la vigilaban [...] pero sólo escuchaban su voz [...] el Niño
como recreándose con la presencia de su amante Esposa, le desordenaba los
materiales de las flores para oírla quejarse, como sucedió un día [...] en que ella
le dice: «¡Aquiétate, cómo eres de travieso!¯. De esta manera trabajaban
ambos, el Niño atendiendo a su Esposa y ésta, con los favores de las visitas se
adelantaba a la gratificación por el servicio para el culto de sus altares.121
El otro caso es el de una carmelita del Convento de la Esperanza que siente tal conmoción
en su corazón, que lo escucha con sus oídos corporales y «desea abrirse el pecho con sus propias
manos y dejarlo volar para donde él quiere y desea tanto irse, mostrando así que no quiere vivir
en [ella], sino en su centro, que es [su] Divino Esposo [...] Éste, entonces, la estrecha
amorosamente en sus brazos [...] la alimenta a su Santísimo Lado, se mete con ella en la
121
CORDEIRO. Op. cit., p. 195.
151
cama»122. Y además le dice a su piadoso confesor que a veces «pasa toda la noche en esa unión»
con su Divino Esposo y que se siente tan consentida y atendida que muchas veces para poderse
levantar es necesario que «Su Paternidad la mande a llamar». Finalmente, le dice a su confesor
que está dispuesta a pregonar su amor por todo el mundo, pero que felizmente «me aplacó mi
Esposo estas llamas [...] recibiendo favores y regalos que no me atrevo ni siquiera a contarle
La Iglesia ha sido reacia, con razón, a aceptar los arrebatos místicos -el falso misticismo-,
pues ha considerado este comportamiento como muy dañino. Sin embargo, las Cartas de
Mariana no fueron, como salta a la vista, producto de arrebatos místicos, ni verdaderos, ni falsos,
sino la expresión dolida de su corazón abandonado, como tampoco lo fueron las cartas de Eloísa
122
Ibid., p. 196.
123
Ibid., pp. 196-197.
152
«Es muy justo, al menos, que soportes los lamentos de esta desolación»
Después de leer las Cartas de Mariana no es posible evitar la referencia a esa otra gran
esos textos queda la sensación de que las mujeres viven con mayor intensidad y sin cobardía sus
amores.
escribe a Pedro Abelardo: «Y, dejando a un lado las demás cosas, piensa en qué forma particular
me eres deudor. Si te debes al común de las mujeres piadosas, justo es que me pagues a mí con
más dedicación, pues soy sólo tuya [...] Has de saber que te encuentras obligado a mí por un lazo
más fuerte, cuanto más estrecha es la unión del sacramento nupcial que nos une»124. Por su parte,
Mariana le escribe a Chamilly: «¿No piensa en que está más obligado a mí, que a nadie más en el
mundo?».
Eloísa le escribe al filósofo que «ni el ejemplo de los santos Padres te movió a intentar
consolar a quien, como yo, fluctuaba en un mar de tristeza, ya fuera por palabra directa, cuando
estabas conmigo, ya por carta. Lo que te hace tan cercano a mí, como es patente a todos por el
amor sin límites con que siempre te amé»125; y Mariana, al embaucador: «...a todos conmueve mi
loco amor y tú, sólo tú, permaneces en una profunda indiferencia [...] Tu injusticia y tu ingratitud
son extremas [...] Te consagré mi vida desde que en ti descansaron mis ojos».
Mientras Eloísa escribe «nunca busqué satisfacer mis caprichos y deseos, sino -como tú
124
Cartas de Abelardo y Eloísa. Pp. 103-104.
125
Ibidem.
126
Ibid., pp. 104-105.
153
Una última coincidencia: Eloísa purga su pena haciéndose religiosa y se encierra para
prometido, según dice en la Quinta y Última Carta, «un estado más tranquilo y que he de
alcanzarlo, o que he de tomar contra mí alguna decisión desesperada, ¡que conocerá sin mucha
pena!»; esta decisión sería el inicio de un período de duras penitencias, pero, como mencioné
arriba, no creo que haya sido cierto. De hecho, su purgatorio empieza con el olvido y abandono
cruel de su pérfido seductor. Aquí cabe mencionar un aspecto interesante de esta coincidencia.
Eloísa y Mariana purgan una pena de amor, no una culpa127. Eloísa le escribe a Abelardo que
«debería gemir por los pecados cometidos y, sin embargo, suspiro por lo que he perdido»128.
Mariana, por su parte: «No me arrepiento, sin embargo, de haberte adorado. Me encanta que me
hayas seducido [...] Conoces muy bien las consecuencias de esto que iniciamos y aunque no
tengo nada de qué arrepentirme, no debo, sin embargo, recordártelas». No se percibe en ninguna
de las Cartas de Mariana la más mínima alusión a un arrepentimiento que pueda asociarse con una
culpa. Mariana escribe: «Aun así, siento que mis remordimientos no son verdaderos y que en lo
más íntimo de mi alma quisiera haberme expuesto a mayores peligros por tu amor y siento un
nefasto placer en haber arriesgado por ti mi vida y mi honra». Ella amó a Chamilly, como Eloísa a
Estas citas son sólo una pequeña muestra de muchas similitudes. Aunque también hay
substanciales diferencias: Abelardo deja a Eloísa por razones “poderosas”: la sabiduría, la ciencia;
acaso por la castración. Esto de Abelardo fue ¿cobardía?, ¿vanidad?, ¿vergüenza? Pero Chamilly
abandona a Mariana por razones vanas y tal vez caprichosas: ¿el resplandor del Rey?, ¿el frufrú
de las cortes?... Abelardo y Eloísa eran marido y mujer -tuvieron un hijo- y él renuncia a ella por
127
Esta apreciación se la debo a mi hija Ligia Teresa Vélez.
154
el amor a la filosofía y a Dios. Chamilly «por gozar de los lánguidos placeres que [le] ofrecen [sus]
amantes de Francia».
128
Cartas de Abelardo y Eloísa. P. 127.
155
...un corazón sensible no puede olvidar jamás
Inolvidable. Sí. El amor de Mariana por Chamilly fue inolvidable. Su corazón abandonado
guardó una cicatriz indeleble que le impidió olvidar a ese amor ingrato. La Quinta y Última Carta
posible cortar de un tajo, por un acto racional, ese torrente de emociones, esa pasión desbocada
que sintió Mariana por Noël Bouton de Chamilly. No importa lo que escribió, no importa la
cabe duda.
En la vida del ser humano hay un amor -tal vez dos- que lo marca para siempre. Así le
El amor de Mariana era un amor absoluto. Y según nuestro citado Gurméndez, éste «se
puede hacerse tan definitivamente absoluto que nos aprisione y aísle en una
soledad irreal [que] lleva [...] a independizarnos de todo lo que nos rodea, a la
negación de la Naturaleza y de los seres humanos [Su búsqueda] puede consumir
en vano nuestras vidas sin hallarlo jamás. Tal es el desengaño final del espíritu a
que puede llevar la ansiedad de amor absoluto [...] que puede fijarse en un ser al
que permaneceremos fieles toda nuestra vida, o relativizarse en amores
156
cambiantes, variables [...] Esto significa la necesidad vital de esa única criatura
que, solamente ella, puede terminar con la angustia de la soledad.129
Ortega y Gasset, en el libro que tutela familiarmente este trabajo, lo dice de otra manera:
... [amar] es sentirse “encantado” por otro ser [...] sentirse absorbido por él hasta
la raíz de nuestra persona, como si nos hubiera arrancado de nuestro propio
fondo vital y viviésemos trasplantados a él, con nuestras raíces vitales en él [...] el
enamorado se siente entregado totalmente al que ama; no importa que la entrega
corporal se haya cumplido o no [...] Un amor pleno, que haya nacido en la raíz de
la persona, no puede verosímilmente morir. Va inserto por siempre en el alma
sensible [...] la persona que amó se sigue sintiendo absolutamente adscrita a la
amada. El azar podrá llevarla de aquí para allá en el espacio físico y en el social.
No importa: ella seguirá estando junto a quien ama.130
Yo añadiría que cuando una persona se enamora de otra, llega a ella por sus cualidades y
sus valores, esto es, por su belleza. Pero una vez que se ha producido esa magia del amor y del
enamoramiento, ese estremecimiento telúrico en el corazón del enamorado, cuando esa persona
ama a la otra, no sólo «se sigue sintiendo absolutamente adscrita a la amada», sino que por ser la
belleza apenas el camino para llegar a la persona amada, aquélla -la belleza- puede desaparecer,
pero el amor queda. Ese amor está centrado en la esencia de la persona. Y ahí sí, como dice
Ortega, «el azar podrá llevarla de aquí para allá», podrán ocurrir cambios en la belleza del ser
amado, pero el amor seguirá presente, inmutable. Como la caricia del río y de la piedra, ahí está,
de Rainer María Rilke -a su vez traductor de las Cartas- sobre “Las cinco Cartas de la monja
portuguesa”, y allí el poeta de los Sonetos a Orfeo dice, al referirse a lo esencial del amor, que
129
GURMÉNDEZ. Op. cit., pp. 83-86.
157
éste consiste «en que uno fuerza al otro a transformarse en algo, a transformarse infinitamente, a
Las opiniones de Gurméndez y Ortega están validadas por la experiencia. Igor Caruso, en
dice que «no puede apartar del pensamiento» a su enamorada; la encuentra en todas partes; todas
las cosas se la evocan. Y es tal la obsesión del paciente que en su desesperación llega hasta
desearle la muerte: «¿No sería una solución ideal el que pudiera ya dolerme por una verdadera
muerte? Así podría decir: fue el destino [...] para mí su muerte es favorable, pero a ella le deseo
El amor absoluto es ineludible. Más aún, es invasor. El ser enamorado juega con los
cuerpos. Este cuerpo se convierte en aquel cuerpo. Escudriña los movimientos de la ciudad y no
descubre a su alma compañera. La ronda por su calle es la esperanza de una luz encendida. La
busca donde no puede estar. ¡Ah! Boccherini... Chopin... Armstrong... El recuerdo asalta con
del ser amado lo paraliza. Lo contempla, acompañado, como un relámpago que amedrenta. Y
duele. Sabe que ese beso y ese amor son su beso y su amor. Desea abrazarlo, besarlo y decirle
que no puede vivir con su ausencia. Su cuerpo, su mente, todo su ser están vacíos de ese otro
ser. Es «la angustia de la soledad». Sus manos tienen la ausencia de su cuerpo. Recordarlo es la
única forma de tenerlo. No hay duda, está condenado a adorarlo por siempre. No importa
130
ORTEGA Y GASSET. Op. cit., p. 69.
131
ALCOFORADO. Cartas de la monja portuguesa. P. 59.
132
CARUSO. Op. cit., p. 22.
158
siempre en su corazón. Está condenado a estar con él en el llanto y en el beso. En la pasión y el
Con su recuerdo inmutable, lo espera sin cansancio. Su corazón nunca será entregado a
otro ser. Siempre está allí, anhelante. Su presencia lo avasalla todo, es total y exclusiva, tanto que
el pasado se agolpa en el presente, porque todos los recuerdos vienen a vivir en el corazón; en
cuyo caso, habría que decir con Baudelaire: «Déjame respirar un rato, un buen rato, el olor de tus
cabellos, hundir en ellos mi rostro, como un hombre sediento en el agua de una fuente, y agitarlos
con mi mano como un pañuelo perfumado, para sacudir recuerdos en el aire [...] Déjame morder
un buen rato tus trenzas pesadas y negras. Cuando mordisqueo tus cabellos elásticos y rebeldes,
ilusión y ella siempre está presente. Hay hasta recuerdos de sitios desconocidos.
mano, Rive Gauche, Paloma Picasso. El aroma, el olor, obsesionan. Ya lo decía Baudelaire (otra
vez Baudelaire):
133
Charles BAUDELAIRE. Poemas en prosa. Bogotá, El Áncora Editores, 1994. Pp. 54-55. Traducción de Álvaro
Rodríguez.
134
BAUDELAIRE. Las flores del mal. Madrid, Alianza, 1994. P. 37. Traducción de Antonio Martínez Sarrión. Esta
versión de “Perfume exótico” me parece mejor que la de Nydia Lamarque (en Losada), que la de Enrique Parellada
(Ediciones 29) y que la de nuestro francófilo Andrés Holguín (en Guadarrama y El Áncora).
159
Ropas con su olor,
paños con su aroma.
Se alejó en su cuerpo,
me dejó en sus ropas.
Lecho sin calor,
sábana de sombra.
Se ausentó en su cuerpo.
Se quedó en sus ropas.135
Así ocurrió cuando aquella niña, mi amiga de la niñez, guardó para sí la ropa del amor
adolescente que se fue. La acompaña a todo instante. Hoy no sé si pudo olvidarlo. Creo que ella
tampoco lo sabe.
No es difícil imaginar que algo similar le sucedería a Mariana. Ella tenía permanentes
motivos para recordar a Chamilly: su celda, el balcón donde lo vio el «día fatal», las puertas de
Mertola, el valle donde caracoleaban los caballos, su retrato, sus regalos, en fin, toda su
cotidianidad.
Muy a su pesar, la Quinta y Última Carta está llena de afirmaciones de la voluntad, tanto
como de contradicciones. Y allí sí es válido hablar de contradicciones, porque es una carta tan
poética como cerebral. Manejar el corazón con el cerebro es olvidar lo que decía Pascal: «El
corazón tiene razones que no entiende la razón». Mientras Mariana le dice a Chamilly que ya no
lo ama, más precisamente «que debe dejar de amarle»136, llora al desprenderse de sus recuerdos:
«¡Cuántas lágrimas me costó esta decisión!...»; le duele más olvidarlo, que amarlo sin esperanza:
«Estoy convencida de que habría sentido emociones menos penosas, amándole, ingrato como es,
que dejándolo para siempre»; no se atreve a recibir sus cartas, por temor a «atizar en [ella] de
nuevo la llama del amor», que está allí latente, escondida; sabe que su corazón nunca dejará de
135
Miguel HERNÁNDEZ. Poemas de amor. Madrid, Alianza, 1994. P. 112.
160
sufrir por el abandono y se pregunta: «¿Cuándo dejará mi corazón de ser lacerado?»; planea
apuntalar su decisión racional con la lectura de unas cartas frías y desdeñosas de Chamilly:
«guardaré cuidadosamente las dos últimas y volveré a leerlas muchas más veces de lo que leí las
primeras, como una medida para no recaer en mis flaquezas». Mariana se entrega a Cristo, pero
nunca olvida a su amante. Es un amor que la sigue hasta la tumba, contra su voluntad. Ésta no
puede entrar en juego, es imposible. Tal vez Mariana acudió a ese recurso ilusorio, pero su
corazón estaba con Chamilly. Después de la Quinta y Última Carta, Mariana pasa de la pasión a
la sublimación y tal vez a la mística. Transfiere toda su pasión a Cristo, que es el ejemplo clásico
locuras más extraordinarias. Ya lo dijo ella cuando estuvo dispuesta a todo, cuando arriesgó
todo, cuando se lo dice aún en la Quinta y Última Carta: «Si me hubiese dado pruebas de su
pasión después de que partió de Portugal, habría hecho todos los esfuerzos para salir de aquí. Me
habría disfrazado para irme con el señor». Y también Mariana mostró la grandeza de su amor al
aceptar su destino: «Sé muy bien cuál es mi destino, para intentar superarlo. ¡Seré infeliz toda mi
vida!». Y esa madura aceptación es la grandeza del amor apasionado. Basta revisar la literatura
para encontrar una larga lista de Marianas. De amantes desdichados, no correspondidos, está
Porque un amor absoluto y apasionado es más violento que cualquier otra pasión, arrasa
con todas las consideraciones, vence océanos y montañas con fuerza y perseverancia increíbles,
hasta arriesgar la vida por él y perderla, si no hay esperanza. Por ese amor, más allá de toda
136
En el original en francés: «... et qu'ainsi je ne dois plus vous aimer», en el texto de José María de Sousa.
161
ni al deshonor, ni a la traición, ni a actos criminales, sean estos adulterios o violaciones; es decir,
no valen ni las leyes del hombre, ni las de Dios, ni las del diablo.
Cualquier lector dirá que ha estado enamorado muchas veces. Que examine a fondo su
corazón y encontrará, o que nunca fue así o que sólo una vez (tal vez dos) ha estado dispuesto a
Para la muestra, estas cinco Cartas en que virtió su corazón una mujer, una religiosa, un
Tocaima y Bogotá.
162
De una historia de amor bien contada
2002
163
El coronel no tiene quien le escriba
de Gabriel García Márquez
Notas de Ignacio Vélez Pareja para el Club de lectura del Politécnico Grancolombiano, basadas en la edición de
1970 de la colección Índice de Editorial Sudamericana.
París. Lo terminó en 1957 y fue publicado por primera vez en Medellín por Editorial Aguirre
1969, dijo que cuando escribió El coronel pensaba ser guionista y no escritor:
que si son verídicos, nos indican el origen del tema. A mi juicio el gran tema de esta novela es la
esperanza y la dignidad. Situaciones que encajan muy bien en la historia personal de GGM. Así
mismo, como todas sus obras previas a Cien años de soledad, sin duda El coronel es un
Sin embargo, calificaría las manifestaciones de dignidad. Son una mezcla de sentimientos y
137
Rentería Mantilla, Alfonso, García Márquez habla de García Márquez en 33 grandes reportajes, Rentería Editores
Ltda., Bogotá, 1979.
164
temor al que dirán (talvez producto del pudor) y la justa indignación por la injusticia de la espera.
Por ejemplo, en las páginas 17 y 28 el coronel manifiesta su preocupación porque “todos están
ahorrando” para apostarle al gallo. O en la página 64 cuando el coronel dice que “lo peor de la
mala situación es que lo obliga a uno a decir mentiras” y en la 65 cuando la mujer dice que está
“hasta la coronilla de resignación y dignidad” y le espeta al coronel una frase tremenda: “para que
cuando después de todos los avatares por los que han pasado, el coronel le responde la pregunta
planteada desde la página 48: “—Y mientras tanto qué comemos. —preguntó la mujer” y le
En las memorias de GGM, Vivir para contarla, — VPC— (Norma, 2002) encuentro
varias referencias indudables y una interpretable que pueden ser consideradas como orígenes o
Veamos.
Página 43 (VPC), cuando GGM acompaña a su madre a Aracataca (Cataca138 para los
cataqueños), se presentan donde la inquilina de la casa con quien se había logrado, en apariencia,
argumento repetitivo, su
138
“Su nombre no es de pueblo sino de río, que se dice ara en lengua chimila, y Cataca que es la palabra con que la
comunidad conocía al que mandaba. Por eso entre nativos no la llamamos Aracataca sino como debe ser: Cataca”
(VPC, p. 53). Sin embargo, en una reciente publicación del Instituto Caro y Cuervo sobre lenguas indígenas no aparece
ara en lenguaje chimila como río.
165
En la página 85 de El coronel cuando los amigos de Agustín se llevaron el gallo a la
gallera y el coronel regresó con él, y su esposa le explicó que se lo habían llevado contra su
voluntad, dijo:
Aquí no sólo el autor está pensando en el cine cuando construye la novela, sino que hay
reiteradas referencias cinematográficas como ésta y la que se menciona más adelante en relación
139
Este humilde cura no tuvo la dicha de llegar a arzobispo, como sí la tuvo Angelus Marcelus que llegó a ser
arzobispo de Bogotá.
140
Venática significa loca. DRAE: Venático, ca. adj. fam. Que tiene vena de loco, o ideas y especies extravagantes.
U. t. c. s.
166
generación. «No se preocupen —nos decía la abuela—, la plata de la
jubilación ha de alcanzar para todo.» El correo que nunca fue algo
urgente en la familia, se convirtió entonces en un enviado de la Divina
Providencia.”
El correo, junto con el coronel y la mujer es el centro de la novela como si fuera “un
enviado de la Divina Providencia”. En particular cuando decide retirar al abogado y le pide los
papeles que comprobaban su calidad de pensionado. Alguno de ellos firmado por el coronel
Aureliano Buendía.
pero hay una referencia muy clara que se retoma en la novela. En la página 103 (VPC), dice
GGM que
167
Otro testimonio dramático de la estrechez que se vivía en su hogar aparece en la página
En la página 163 (VPC), cuenta GGM que alguna vez su padre llegó extraviado por el
alcohol “un minuto después de que una gallina había plantado su cagarruta142 en la mesa del
comedor”. A toda prisa la tapó con un plato y lo distrajo con la pregunta de rigor:
141
Compara esta situación con la abundancia que se llegó a vivir en la casa del abuelo en Cataca.
142
Cagarruta aquí se refiere al excremento, a la mierda de la gallina. DRAE: Cagarruta. (De cagar). F. Cada una de las
porciones, aproximadamente esféricas, del excremento del ganado menor y de ciervos, gamos, corzos, conejos y
liebres.
168
Este aparte quizás no está ligado a la historia del coronel, pero la estructura evoca el final
de la novela.
su amigo Rafael Escalona. Cuando relata que viajó a Valledupar para reencontrarse con sus
raíces, dice que “todo lo que encontraba, todo lo que ocurría, toda la gente que me presentaban
era como si ya lo hubiera vivido, y no en otra vida, sino en la que estaba viviendo.” En esa
ocasión conoció al coronel Clemente Escalona, padre de Rafael, descrito por GGM como
“delgado y recto como un junco” y dice GGM haber quedado impresionado por su “dignidad a
para esta nota. Allí aparece un dibujo de un coronel rechoncho, vestido de negro y con ropa
pesada.
169
En la página 558 (VPC), se refiere al drama de los veteranos de Corea, abandonados por
el estado al punto que alguno de ellos debió empeñar sus condecoraciones ganadas en el campo
página 187 (VPC) y dice así al relatar su estadía en Sucre, población que hoy pertenece al
170
de bolsillo de la catedral de Colonia, copiada de memoria por un
párroco español doblado de arquitecto. El manejo del poder era
inmediato y absoluto. Todas las noches, después del rosario, daban en
la torre de la iglesia las campanadas correspondientes a la calificación
moral de la película anunciada en el cine contiguo, de acuerdo con el
catálogo de la Oficina Católica para el Cine. Un misionero de turno,
sentado en la puerta de su despacho, vigilaba el ingreso al teatro desde
la acera de enfrente, para sancionar a los infractores.”
Queda por saber si esos hechos ocurrieron en la realidad ya que el propio autor nos previene en
el epígrafe del libro: “La vida no es la que uno vivió, sino la que uno recuerda y cómo la recuerda
para contarla.” Yo prefiero pensar que las referencias son verídicas y así se convierten en la
semilla de sus obras. Es claro que un autor, de cualquier género, tiene unos demonios dentro que
Nunca sabremos si fue que la realidad copió a la ficción (en la pluma de GGM al escribir
sus memorias) o si la ficción sorbió de esa realidad aplastante las situaciones narradas. Por
conocer de primera mano atisbos de esa realidad, yo creo que GGM es veraz en sus memorias y
no optó por el recurso de escribirlas tomando de la supuesta ficción escrita durante más de
cincuenta años. Más aun, me apropio de lo que según GGM decía José Félix Fuenmayor (de
donde vienen todos los del Grupo de Barranquilla): “las diferencias de fondo entre la vida y la
literatura eran simples errores de forma.” (VPC, pagina 130). Por supuesto que lo que narró en
171
sus cuentos y novelas fueron una especie de notas o diario tardío que, junto con las consultas a
amigos y conocidos de su época, sirvieron para rescatar las memorias que hoy nos entrega. Pero
si así no fuera, la pluma maestra nos presenta de tal manera la ficción que la hace realidad. Y es
que la ficción que no está soportada en la realidad no tiene valor, ni convence. Así lo reconoce
“Para empezar, me di cuenta de que mis dos grandes defectos eran los
dos más grandes: la torpeza de la escritura y el desconocimiento del
corazón humano. Y eso era más que evidente en mi primer cuento, que
fue una confusa meditación abstracta, agravada por el abuso de
sentimientos inventados.
[…]
El resto, como en el cuento anterior, fue inventado de la nada, y por lo
mismo —como nos gustaba decir entonces— ambos llevaban dentro el
germen de su propia destrucción.” (VPC, página 300).
Para comenzar miremos cómo la cámara se mueve para espiar al coronel, en el mismo
comienzo de la novela:
172
Página 11. “…el coronel se vistió en silencio. [La cámara sin sonido lo
muestra recién afeitado y buscando los pantalones.] Los pantalones, casi
tan ajustados a las piernas como los calzoncillos largos, cerrados en los
tobillos con lazos corredizos, se sostenían en la cintura con dos lengüetas
del mismo paño que pasaban a través de dos hebillas doradas cosidas a
la altura de los riñones. [La cámara hace un paneo con lentitud, a lo
largo de las pierna, muestra el cierre del lazo en el tobillo y sube por la
otra pierna hasta la cintura para mostrar las lengüetas con las hebillas en
la parte de atrás.] No usaba correa. La camisa color de carón antiguo,
dura como un cartón, se cerraba con un botón de cobre que servía al
mismo tiempo para sostener el cuello postizo. Pero el cuello postizo
estaba roto, de manera que el coronel renunció a la corbata. [La cámara
muestra al coronel intentando introducir los botones de cobre hasta que
se da cuenta de que el cuello de la camisa está roto.]”
Unas cuantas referencias adicionales que nos muestran el movimiento de cámaras en esta
novela.
Páginas 21 y 22. Después de que sonaran las doce campanadas del padre Ángel para
avisar la calificación moral de la película, “la esposa del coronel contó doce campanadas”.
“—Mala para todos —dijo—. Hace como un año que las películas son
malas para todos.”
173
—¿A cómo estamos hoy?
—27 de octubre.
Escribió con una compostura aplicada, puesta la mano con la pluma en
la hoja de papel secante, recta la columna vertebral para favorecer la
respiración, como le enseñaron en la escuela. El calor se hizo
insoportable en la sala cerrada. Una gota de sudor cayó en la carta. El
coronel la recogió en el papel secante. Después trató de raspar las
palabras disueltas, pero hizo un borrón. No se desesperó. Escribió una
llamada y anotó al margen: “derechos adquiridos”. Luego leyó todo el
párrafo.
—¿Qué día me incluyeron en el escalafón?
La mujer no interrumpió la oración para pensar.
—12 de agosto de 1949.”
Ya para terminar exploremos la escena del final que cerraría la película con un diálogo
económico, casi mezquino y que muestra no sólo el estilo cinematográfico de la novela, sino los
“Trató de tener los ojos abiertos pero lo quebrantó el sueño. Cayó hasta
el fondo de una substancia sin tiempo y sin espacio, donde las palabras
de su mujer tenían un significado diferente. Pero un instante después se
sintió sacudido en el hombro.
—Contéstame.
El coronel no supo si había oído esa palabra antes o después del sueño.
Estaba amaneciendo. La ventana se recortaba en la claridad verde del
domingo. Pensó que tenía fiebre. Le ardían los ojos y tuvo que hacer un
gran esfuerzo para recobrar la lucidez.
—Qué se puede hacer si no se puede vender nada— repitió la mujer.
—Entonces ya será veinte de enero —dijo el coronel perfectamente
consciente—. El veinte por ciento lo pagan esa misma tarde.
—Si el gallo gana —dijo la mujer—. Pero si pierde. No se te ha
ocurrido que el gallo puede perder.
—Es un gallo que no puede perder.
—Pero suponte que pierda.
—Todavía faltan cuarenta y cinco días para empezar a pensar en eso —
dijo el coronel.
La mujer se desesperó.
“Y mientras tanto qué comemos”, preguntó, y agarró al coronel por el
cuello de la franela. Lo sacudió con energía.
—Díme, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años —los setenta y cinco años de su
vida, minuto a minuto— para llegar a ese instante. Se sintió puro,
explícito, invencible, en el momento de responder:
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—Mierda.”
Referencias
García Márquez, Gabriel, El coronel no tiene quien le escriba, Editorial Sudamericana,
Buenos Aires, 1970. Publicado por primera vez en Medellín por Editorial Aguirre (Alberto
Aguirre) en 1961.
________, El coronel no tiene quien le escriba y otro relato, Librería del Colegio,
Buenos Aires, 1975. Selección y estudio preliminar de Noé Jitrik.
________, Vivir para contarla, Norma, Bogotá, 2002.
Instituto Caro y Cuervo (Varios autores), Las lenguas indígenas en Colombia, Instituto
Caro y Cuervo, Bogotá, 2000.
Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, Decimonovena edición,
Real Academia Española, Madrid, 1970.
Rentería Mantilla, Alfonso, García Márquez habla de García Márquez en 33 grandes
reportajes, Rentería Editores Ltda., Bogotá, 1979.
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