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LITERATURA j ENSEÑANZA 243

en cuenta este trip le ju'ego, ¿cómo encara la re­


lación docente, concretamente, en , la escuela de
hoy?
4] La escri tura l la lectura. Usted escr i b i ó que hoy
ha b ía "un divorcio entre el lector y el escr ip tor' '.
¿Qué q uiere decir co n eso? ¿Cómo articular, en
Literatura / enseñanza* u n a p ráct i ca pedagógica el ap ren d izaje de la lec ­

tura y el de la escritura?
5] Usted habló de "la e d ifica ci ón (co lectiva) de una
teoría liberadora del significante" (S JZ). ¿Podria
'1
'1 ex p lic itar ese proy ecto?
6] Literaturajescuelafsociedad. Usted escribió que
Usted escribió que no le gus t aba la entrevista regzs­ había que "conver tir en es c ritor a l lector" y
trada y desp u és transcrita: "la e n t r ev ista es un ar­ que "pa r a eso hace falta una tra nsfo r maci ó n so­
tículo en rebaja", tanto por el desgl ose de "pensa ­
cial" (Tel Quel, núm. 47). ¿Qué papel específico
miento" J"forma " que imp lic a, como por la r e peti­ p u ede tener la escue la, y más prec isam e nte la
ción necesar ia que autoriza, por q u e el entrevistado clase de fran c és, en el proceso de transfor maci ó n
debe hablar despuéslsobre lo que ha "escrito". social?
E l egimos entonces la forma de un cuestionario,
esp eran do que sus respuest as contribuirán a l lenm· Antes de responder a sus preguntas, quisiera plantear dos cues­
el intervalo entre el lugar desde donde plant ea m o s tiones previas, que de hecho son campos, d'e reflexión y que
las preguntas (la práctica pedagógic a), y el suyo (¿a deben interesarle.
definir?). Al hacer eso, deseamos solicitar su "imagi­ Ciertamente, esas cosas previas pueden aparecer como pre­
nario" sobre un tema todavía poco trabajado f ima­ cauciones oratorias, pero tendrán la ventaja de señalar even­
ginado, incluso si se encuentra recubierto por dis­ tuales bl o queos, por lo tanto, tal vez constituyan elementos im­
cursos múltiples: la ense ñ a n za de la literatura. portantes de nuestra colaboración.
1] ¿Se puede enseñar la " li tera t ura" ? Si d efi nimos Primero que nada, algunos comentarios personales: es un
hecho que estoy muy lejos de la práctica escolar. Fui un j oven
provisoriamente la función docente como la trans­
profesor de letras dur ante la guerra, en un liceo donde ense­
for m aci ó n de un s a b er constituido, podemos pre­
fiaba francés y latín. El alejamiento en el tiempo (1939-1940)
guntarnos:
ha c e que tenga pocos recuerdos; e incluso si los tuviera, las
O ¿si ese s abe r existe con s titu ido,·
condiciones de enseñanza y el ambiente institucional han cam­
O si existe, de qué tipo es;
biado ciertamente mucho.
O si, al existir, presenta alg una utilidad para
Luego, desarrollé una escritura teórica o más bien, parateó­
los a lumnos, y cuál?
rica, porque esta escritura no se sitúa con relación a la teoría
2] El placer del texto. ¿Cuál puede ser el placer del como podría hacerlo una reflexión filosófica. Simultáneamen­
texto e n una relación en la que intervien en el
te, desarrollé una actividad de "escritor", personaje que hay
docen te y su sa ber (?), el educando y su saber (?),
, que definir, no como un individuo sagrado, sino como alguien
fre n t e a un texto como objeto de un trabajo? que experimenta algún goce en escribir y seguir ese placer .
3] La relación docente. Placer 1 saber 1 leer: teniendo Esas dos razones hacen que haya un hiato, un hueco, entre
la pr áctic a del profesor secundar io que cada uno de ustedes
• Pratiques, núm. 5, febrero de 1975. Opiniones recogidas por André
es, y la práctica del intelectual escritor que yo soy.
Petitjcan.

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215
No hay que tratar de e scon der
ese hiato y o r m ed o
.
e, pro­ � � el acento sobre el cará cter represivo de la escuela. Pero

posiciones vacías que, v niend� de lo teónco, se d �n�man a
cuestionamiento puro y simple de lo r epresivo sigue siendo
lo práctico y que segmrían si endo to talmen t e r� to n c as. No
superficial. Me par e c e que frente a una clase, mi gran angustia
sería una buena manera de contestar. Al contran o , hay que
seria saber qué se desea. No se tratar í a de querer liberar los
as umir ese hiato, porque es importante darse cue �ta d� que
deseos, ni siquiera de conocerlos (por otra parte ser í a una
por una parte, lo teórico es, de alguna maneril mhabltable
: tarea i n mens a) , sino de plantear la pregun ta : "¿Es que hay
en nuestra sociedad aCtual (no se puede estar comodo en lo
Q_e§eo?"
teórico), mientras que podía ser habitable para �m �
fi ósofo del
Hov en Francia' cuando miro alrededor mío, tengo la Im­
.
,
s iglo xix -y no hay que borrar ese caracter mhabltablc y
. �
por otra parte, como corolario, en lo que c ?no er ne al esc 1t?r, ; presi Ó � de que el verd a dero problema no es tanto el de la
represión, sino el de la carencia de las pulsiones de go ce : lo qu e
hay que asumir el hecho de que su práctica es una pl:ac tiGl
·

r en psicoanáli sis se llama, la afanisis, la carencia de deseo. De


"para nada". El escritor es, en gran parte por lo menos,
· ,

m.un­
hecho sería lógico, porque existe una alienación más profunda
donal, y eso lo empuja a desarrollar una utopía del gasto
que la constricción: la cas trac ió n. Francia es un mundo en
puro, del gasto para nada". El escritor �ólo se so � tl e_ne en la
"

sociedad actual como un p erverso que v1ve su pra ct1 ca como


el que existe un lenguaje del cuestionamiento, pero no
.
. , �s
seguro que detrás haya puls iones de goce. Es la ahenanon mas
una utopía, tiene tendencia a proyectar su perversión, "para
. p¿ofunda existe: en mitología, por debajo del esclavo está
su
que
nada" en utopía social.
el eunuco, el castrado.
Por lo tanto, no podr ía abord ar lo s p roble ma s concretos,
operatorios de su oficio; estaría entonces en lo indü:ecto, con1o
- C oncl uiré es t a segunda parte con la e xp erienc ia que tengo
de un espacio totalmente anómico, e l de mi seminario, al
ustedes, y nuestro encuentro sería el de dos .mhabllablcs. En
que.
la gente viene con deseo. Las tesis de -tercer ciclo, para
efecto, creo que no hay que ceder tan r á pi do al mito según
nueve de cada diez estudiantes, SOQ. co ar t a d as de fantasm a s En
el cual la teoría viene a sacar de apuros a la prác ti c a , que a
.

fl.!.__fondo, se trata de un deseo de escritura. Porque he escri­


su vez endereza la teoría. Esta dial éc ti c a, verdadera en lo polí­
,.__.__�-"'· gente viene. Por supuesto que la motivación semiológica
tico, no puede ser tan simple en el espacio del lenguaje . _
. o me t o d ol ógica no debe descuidarse, pero está sobredetermmada.
Ustedes me pre g untar án , sin duda, cuál puede ser m1 fun­
ción, si es que tengo una. Diré que es afirmar incansablemente
Primera pregunta: ¿se puede enseiiar la literatura?
q ue el lenguaje no es solamente una comunicación, que no es
una c omunicació n recta.
A esta pregunta que recibo de frente contestaré también de

Mi s egundo elemento previo, es el si gu ente : la mayor a ele � frente diciendo solo hay que enseñar eso.
las veces nos pre ocupamo s por los contemdos en la e nse n a nza
. Se pu ede llamar "literatura", a un corpus ele textos sacrali­
ele la lengua y la literatur a. Pero la tarea no se centr� sola­ _
.
aunque también clasificados por un metalengua Je (la
mente en los contenidos; se centra también en la relaoón, la
''historia de la literatura"), es decir, un corpus de textos pasa­
cohabitación entre cuerpos; co hab itaci ón dir igida, y en gran

dos que se extiende del siglo XVI al xx (con es ta restricción


parte falseada, por el espacio institucional. El verd�dero pro­
) este error: la "literatura" sólo es l a "buena literatura", los
blema es saber cómo se p uede poner en el contemdo, en la
--· . · textos son considerados ind ign os o peligrosos, Sade, Lau­
.
t empor alidad de una clase llamada de letras, valores o deseos ,
---

ttéamont .. . )
que no están pr evisto s por la institución y hasta 1 son rechaza­
.� lf�sta el siglo xx, esta literatu ra es una matesis: un campo
dos po r ella. De h echo ¿cómo poner afecto y delzcadeza en el
_ del saber. Pone en es ce n a, a través de tex to s muy
sentido en que Sade lo dice? Hoy, esto es deJado a la forma
todos los saberes del mundo en un mom ento dado. Es
de se r del profesor e n su cl ase y no es asumido por la ins­
que no es un sabe r científico, aunque esté articulado
titución.
cód igo s científicos de diferentes é po cas Sería muy in-
Cuando se habla del mundo de los alumnos , siemp r e se
.

hacer surgir el saber investido, por ejemplo en Balzac.


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11
A este respecto se le puede reprochar al estructuralismo, sobre . existen todavía ciencias piloto pero todo liderazgo es
todo porque tenía los medios, el no haberse interesado sufi. precario. El liderazgo de la lingüística, que dura· desde hace
cientemente en los códigos del saber. La "literatura" es cierta· veinte años más o menos, está por ser remplazado por el lide­
mente, un código narrativo, metafórico, aunque también es el razgo de la biología y así.
lugar en el que se encuentra comprometido un inmenso saber El hecho de que la literatura no pueda ya ser una matesis es
político. Es por eso que afirmo paradojalmente que sólo hay �le en la �usencia de no�ela realista, en tanto que las con­
, .
que enseñar la literatura, porque se le pueden aproximar diCiones pohticas de la sooedad no cambiaron fundamental­
todos los saberes. . mente. En el siglo x1x, las novelas realistas dan cuenta de la
Hay que responder también a un prejuicio muy peligroso, · �
ivisión de l�s clases; en el xx esta división existe todavía y,
ideológico, que consiste en creer que la literatura miente, que sm embargo, mcluso las novelas realistas socialistas, por lo me-.
.
el saber estaría repartido entre las disciplinas que dicen la nos en Franoa, han desaparecido. Los textos tratan de consti­
verdad y otras que mienten, que entonces son consideradas tuir una semiosis, es decir una puesta en escena de significan­
como disciplinas de la ficción, de la diversión y de la vanidad. cía. El texto de vanguardia (Lautréamont, Mallarmé, J oyce ... )
La "literatura" no dice la verdad, pero la verdad no está sola­ pone en escena el saber de los signos.
mente allí donde no se miente (hay otros lugares para la ver­ �
ur�nte siglos, la literatura fue a la vez una matesis y una
dad, aunque más no sea el inconsciente): lo contrario de mentir mzmeszs, con su metalenguaje correlativo: el reflejo. Hoy el
\ no es forzosamente, decir la verdad. Hay que desplazar la pre- texto es una semiosis, es decir una puesta en escena de lo sim­
1) gunta: lo importante no es el abordar, difundir un saber sobre bólico, no del contenido, sino de sus desvíos, retornos; en
la literatura (en las "historias de la literatura"), sino manifes­ resumen, los goces de lo simbólico. Es probable que la sociedad
tar la literatura como una mediadora de saber. Es más útil . resista a la semiosis, a un mundo que sería aceptado como un
ver cómo se inviste el saber en la obra, que aprender que . mundo de signos, es decir sin nada atrás.
Racine ha sido precedido por una teoría de lo natural, de lo
verosímil. ¿Todo texto no es acaso unasemiosis en el sentido
En la actualidad, las cosas cambian. La "literatura", el texto, en que usted ent ie nde, es decir práctica sobre las
ya no pueden coincidir con esta función de rnatesis, y esto por significaciones que producen efectos de se n t i do?
tres razones:
IJ El mundo es planetario hoy. Es un mundo profuso, lo que .· Sí, por supuesto; �ay texto en la obra clásica, incluso se puede
se sabe del mundo, se lo sabe inmediatamente, pero estamos deor que hay escntura en el estilo. En el estado actual de las
bombardeados por informaciones parceladas, dirigidas. Como cosas, por otra parte, la escritura comienza por el estilo. Desde
el conocimiento del mundo ya no está filtrado, ese mundo punto de vista se puede decir que la literatura es un
tendría muchas dificultades en meterse en una mates is literaria. po de textos, un corpus, que debe ser valorizado comn
2] El mundo es demasiado sorprendente, su poder de sorpresa cuerpo. Es posible pulverizar ese corpus, incluso clásico, repre­
es tan excesivo que escapa a los códigos del saber popular. Así, o, hacerlo lúdico, considerarlo como una ficción de fic­
Brecht hacía notar muy justamente que ninguna literatura -�.uu'llt:�. convertirlo en el espacio donde se pueda desear.
podía asumir lo que había pasado en los campos nazis de
Auschwitz y Büchenwald ..El exceso, la sorpresa hacen imposi­ ¿No sería tácticamente importante defender la en­
ble la expresión literaria. La literatura como matesis era la s e ña n za
como un lugar de difusión de un saber que
clausura de un saber homogéneo. se adosa a las diferentes prácticas teóricas?
3] Es trivial decir que el saber tiene una relación con la
ciencia, pero hoy la ciencia . es plural: no existe una ciencia, frente a un no-saber, hay que afirmar un saber del texto:
sino ciencias y el viejo sueño del siglo x1x se derrumbó. En 'el saber de lo simbólico", que debe ser definido como el saber
efecto, las fronteras entre ciencias son difíciles de mantener. .,��u;ue:t:ualítico, o mejor, como la ciencia del desplazamiento,
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en el sentido freudiano del término. Es evidente que el " sab er importante en la pasividad creadora de los alu mnos.
de lo simbólico" n o pue de ser posi tiv ista, ya que está prisio­ En el primer c ic lo, el deseo de eseribir ·está autori­
nero de la enunciación de ese saber. Es el problema de las zado (redacción), pero choca con las normas mora l es
ciencias humanas, que no han podido hacer su conversión y es t é t i c as del corrector que no tolerará, por ejem­
hacia la enunciación. Así, en Ginebra, un estudiante que hizo plo, que un alumno cuente una escena de entierro,
una exposición sobre lo simbólico a pro p ósito ele un pa saj e de humor!sticamente. En el segundo c i clo la escritura
Bouv ar d et Pécuchet, se conformó con hacer "simbolismo sil­ no está ya perm i t i da, solamente d o mina un dis c urs o
vestre", asociación ele ideas. Ciertamente, ese trabajo era espon­ críti co re ductor, bajo la forma de disertaciones, ex­
táneo, pero trivial, _lo propio de lo espontáneo es ser �alo, plicaciones de texto. El problema, como usted lo
_
trivial. En esa é poca me era difícil oponerme a esas opmwncs subraya en otra parte, ¿no es acaso el de "hacer del
directamente. Habría debido expl i carle que existen avenidas lector un escritor", lo que necesita toda una "edu­
de lo simbólico que hay que conocer. Cuando se abre l a lite­ cac i ón", otros ejerci cios, etcétera?
ratura al campo ele lo simbólico, se acepta renunciar a los
antiguos valores (el "gusto" ... ), pero no se es c apaz de pos­ Tiene razón y volveré sobre ese problema. Para quedarnos en
tular nuevos valores, no represivos: es muy c omp l i c ado por lo el placer de la fabr i cac i ón , podemos preguntarnos por qué
t anto , pero en eso estamos. crear implica un c i er to trabajo. Por mi parte, eso es así porque
debo plantearme, a diferencia de la vanguardia, el problema
Segunda y tercera pregunta: el placer del texto, la ·de los efectos. El pensamien to de los efectos i mp lic a a la vez
relación docente. .la idea ele trabajo pero también el deseo ele reducir, de comu­
. nicar, de ser amado. Por lo tanto una pedagogía de los efectos
¿Se puede convertir en placer un trabajo? Habría que analizar es posi ble : se sensibilizará a los alumnos sobre la p roducci ón
esa palabra, porque lo que i m pide el placer, no es tanto �1
·

y la recepción de los efectos .


trabajo como lo que lo rodea. Dicho ele otro modo, soy pesi­
mista; me parece casi i m posi ble introducir el placer en la Cuarta pregunta. La escr i tura y la lectura.
clase, porque si se conservan imperativos ele trabajo, la unión
placer /trabajo sólo pue de hacerse al final de una e la boració n Es una trivialidad decir que hay más gente que lee de la que
muy paciente. . escribe. Pero este fenómeno no es normal, natural: está histó­
A pr iori, habría que dar a los niños la p os i b i l ida d de crear ricamente determinado. Se conocen sociedades con zonas privi­
objetos completos (cosa que la tarea no puede ser) en una l eg i a d as donde había una gran adecuación numérica entre los
temporalidad larga. Habría que imaginar casi, que cada alum�10 . autores y su público. Así, la música clásica, hasta el siglo XIX
va a hacer un libro y que se plantea todas las tareas necesanas · era escuchada antes que nada por los que la tocaban . Hoy ya
para su realización. Sería bueno demorarse en la idea de no es más así. Por eso acuerdo tanta importancia al papel del
objeto-maqueta, o de producción en un tiempo en que e l pro­ "amateur", que debe revalorizar la función productiva que los
ducto no está reificado todavía. En todos los casos se tra t a ele circuitos comerci a l es han reificado. El lector se encuentra corta­
contonear el dato del ejercicio (tarea-redacción), y proponer al do ele toda relación con el mundo de la producción. Englutido
alumno una posibilidad real de armonización de las partes del por un mundo en el que se proyecta, no proyecta su hacer (su
objeto a crear. El alumno debe convertirse, no d igo en un indi­ . cuerpo), sino su psicología. Proyecta, ya que no puede escribir, ';
viduo, sino en un sujeto que dirige su deseo, su producción, su i magi na r io (zona narcisista de la ps i que) muy lejos de su
su creación. En el plano institucional eso supondría, por su­ cuerpo muscular, carnal, el cuerpo ele goce. Es arrastrado por
puesto, que no haya saber nacional (un programa). el anzuelo de lo imaginario.
¿Todavía es posible enseñar a leer? Sí, a condición de dis­
Los ejerc i cios escolares tienen, en efecto, un papel tinguir la función de los códigos institucionales. Primero que
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l
n ada, h ay que mantener, desplazándolas , las adquis i c i ones de a las clases sociales por el poder y la
la escuela laica, li beral : el ejerc icio del espíri tu crítico, el des­ .. . de masas. Diré que la tarea de la escuela es _impedir,
ciframiento de los códigos, ayudándose con los e stud i o s semio ­ existe este proceso de liberación, que la liberación pase
lógico s. un retorno del signi fi cado . No hay que considerar nunca
las constricciones polí tic as sean un purg atorio en el que
En efecto, hay que co n s iderar la lectura como apren­ debe aceptar todo. Al contrario, hay que poner en relieve
dizaje cr íti co de los códigos, la detecc ió n detrás de si emp re la reivindicación del significante para im p ed ir el re­
lo na t ural, de lo organizado, en todos los niveles torno de lo reprimido. No se tra t a de hacer de la escuela un
del leer (novelas, caricaturas, películas .. . ), instau­ es pacio de pre dic aci ón del dogmatismo sino de imped ir los
rar lo que usted llama un nuevo "régimen de legi­ rechazos, el retorno de la monología, del sentido im pu e sto .

bilidad".

Sí, hay que estar atento para desmistificar las apariencias, desa·
lojar el si gnificado trascendental, idealista. Debe hab e r un pen­
samiento ético de la semiología, que diría cómo la semiología
puede hacer más efic a z el pensamiento crítico. En cuanto al
psicoanálisis, puede enseñar a leer allí dond e eso no era espe­
rado. Se lee notando lo que no se esperaba notar. El psicoa­
nálisis e n se ña a leer en otra parte.

"La edificación (colectiva) de una teoría liberadora


del significante."

La "teoría liberadora del significante" debe ayudar a liberar


el texto -todos los textos - de las teologías del significado
tra ns cendental. Hoy diría más bien "significancia" que "signi­
fic a nt e " : el texto remi te de un signific ante a otro, sin cerrarse
jamás.

Literatura 1 es cuel a 1 sociedad.

¿Cuál es el papel espec ífi co de la escuela? Es desarrollar el


espíritu cr ítico del que hablé antes. Pero se trata de sabe r tam­
bién si se debe enseñar algo que sea del orden de la duda
o de l a verdad. ¿Y cómo e scapar a esta alternativa? Hay que
enseñar la duda unida al goce, y no el escepticismo. M ejor
que la duda, habría que buscar del lado de Nietzsche, allí
donde habla de "estremecer la verdad". El objetivo último es
hacer temblar la di ferencia , el plural en sentido nietzscheano,
sin dejar hundirse jamás el plural en un simple liberalismo,
aunque esto último sea preferible al dogmatismo. Hay que
plantear las relaciones del sentido con lo "natural" y sac udir

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