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B. PROFETISMO EXTÁTICO:
Aunque está relegado a no muchos casos, hubo momentos en que la forma profética fue un
tanto mística, extraña e incongruente a la conducta normal de los individuos. Por ejemplo: arrebatos
proféticos o trances. Sin embargo debe tenerse en cuenta, que estos acontecimientos pertenecen a un
punto histórico y no a un dogma de praxis eclesiástica (mucho menos para nuestros días). Por otro
lado, la relevancia de la profecía extática no consiste en la forma como ocurría un momento
profético, sino en el contenido y significado de la profecía. El tiempo de esto se circunscribe a los
días de Samuel.
C. COMUNIDADES PROFÉTICAS:
D. PROFETISMO INSTITUCIONALIZADO:
Este es el tiempo de la monarquía, donde se puede decir que había círculos de profetas: los
que servían al rey y los profetas cúlticos que servían en el templo (cuando este existía). La
corrupción moral y religiosa alcanzó también a estos profetas, al punto que sus profecías no venían
de Dios, sino de congraciarse con el deseo de los reyes.
E. PROFETISMO CLÁSICO:
Se puede considerar a este, entre el espacio de tiempo desde el siglo VIII hasta el siglo IV
antes de Cristo. Los profetas de Dios están hablando a los reinos divididos del norte (Israel) y el sur
(Judá). Pero también, la profecía se extiende hacia los otros reinos. Este último, de carácter
universalista, compete a la doctrina que Dios es Dios de toda la tierra.
2. Denuncia del pecado: Otra característica del contenido profético era que incluía
denuncia del pecado, sin importar quién fuera la persona acusada (desde el rey hasta el más humilde
de los plebeyos). Esto podía significar que dichos profetas corrieran altos riesgos en la ejecución de
su ministerio. Un rey podía mandar matar al o los profetas que no simpatizaban con su gestión
política y militar.
3. Proclamación del juicio divino: Muchas de las profecías advertían de juicio contra un
pueblo, nación, o una persona particular. Dios había evaluado sus obras y los halló faltos. El juicio,
entonces, significaba la aplicación directa o indirecta de la ira de Dios sobre su merecedor. Dicho
juicio también podía ser suspendido si es que Dios así lo estipulaba; es decir, si en su misericordia,
Dios quitaba el castigo de su ira sobre la población o individuo. Normalmente, esto ocurría si ellos
venían en arrepentimiento confesando sus pecados ante Dios. El temor de los hombres (sea de Israel
u otra nación) los hacía comprender que Dios es justo y soberano que sabe castigar los pecados del
hombre.
4. Anuncio de salvación: A pesar de los juicios que caían sobre los impenitentes, Dios
siempre en su mensaje profético daba anuncio de salvación; es decir, la posibilidad de ser librados
del juicio e ira divinos. En el anuncio de la profecía, las cualidades de Gracia y Misericordia de
Dios brotan en primer lugar; es decir, mereciendo castigo no lo recibían (misericordia) y no
mereciendo perdón sí se les concedía (gracia).