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TEXTOS PROFÉTICOS

A. NATURALEZA Y LUGAR DEL PROFETISMO ISRAELITA:

Posiblemente el significado hebreo de profeta (nabi) está conectado al verbo llamar o


proclamar, a lo que los israelitas bien podían decir acerca de los profetas: llamados por Dios para
proclamar. El profeta era el portavoz de Dios al pueblo, elegido por Dios y facultado o empoderado
por Dios.

B. PROFETISMO EXTÁTICO:

Aunque está relegado a no muchos casos, hubo momentos en que la forma profética fue un
tanto mística, extraña e incongruente a la conducta normal de los individuos. Por ejemplo: arrebatos
proféticos o trances. Sin embargo debe tenerse en cuenta, que estos acontecimientos pertenecen a un
punto histórico y no a un dogma de praxis eclesiástica (mucho menos para nuestros días). Por otro
lado, la relevancia de la profecía extática no consiste en la forma como ocurría un momento
profético, sino en el contenido y significado de la profecía. El tiempo de esto se circunscribe a los
días de Samuel.

C. COMUNIDADES PROFÉTICAS:

En esta ocasión, llegamos a un momento de la profecía donde existían comunidades o


grupos de profetas. Podemos decir que entre el círculo profético había un líder entre ellos; Elías es
un buen representante de ello. En este punto de la historia profética, muchos grupos fueron
corrompidos e influenciados por el paganismo de otras religiones. Muchos de los eventos proféticos
consistía en milagros antes que en predicciones.

D. PROFETISMO INSTITUCIONALIZADO:

Este es el tiempo de la monarquía, donde se puede decir que había círculos de profetas: los
que servían al rey y los profetas cúlticos que servían en el templo (cuando este existía). La
corrupción moral y religiosa alcanzó también a estos profetas, al punto que sus profecías no venían
de Dios, sino de congraciarse con el deseo de los reyes.

E. PROFETISMO CLÁSICO:

Se puede considerar a este, entre el espacio de tiempo desde el siglo VIII hasta el siglo IV
antes de Cristo. Los profetas de Dios están hablando a los reinos divididos del norte (Israel) y el sur
(Judá). Pero también, la profecía se extiende hacia los otros reinos. Este último, de carácter
universalista, compete a la doctrina que Dios es Dios de toda la tierra.

F. CONTENIDO Y ESTRUCTURA DEL PROFETISMO CLÁSICO

1. La autoridad y fuerza de la Palabra de Dios: El ministerio profético viene de la


voluntad y soberanía de Dios. Él elige a quien Él quiere, y hace hablar con poder a sus profetas
(aunque hubo quienes rechazaron la palabra profética). La autoridad de la profecía no radicaba en la
persona del profeta, ni en el medio de cómo se ejecutaba la profecía (modo sobrenatural), sino en el
Dios dador de la profecía. Es más, aunque el profeta fuera renuente a abrir sus labios para declarar
el mensaje de Dios, la imposición de su deber, hacía que de todos modos la profecía siempre saliera
de sus labios.

2. Denuncia del pecado: Otra característica del contenido profético era que incluía
denuncia del pecado, sin importar quién fuera la persona acusada (desde el rey hasta el más humilde
de los plebeyos). Esto podía significar que dichos profetas corrieran altos riesgos en la ejecución de
su ministerio. Un rey podía mandar matar al o los profetas que no simpatizaban con su gestión
política y militar.

3. Proclamación del juicio divino: Muchas de las profecías advertían de juicio contra un
pueblo, nación, o una persona particular. Dios había evaluado sus obras y los halló faltos. El juicio,
entonces, significaba la aplicación directa o indirecta de la ira de Dios sobre su merecedor. Dicho
juicio también podía ser suspendido si es que Dios así lo estipulaba; es decir, si en su misericordia,
Dios quitaba el castigo de su ira sobre la población o individuo. Normalmente, esto ocurría si ellos
venían en arrepentimiento confesando sus pecados ante Dios. El temor de los hombres (sea de Israel
u otra nación) los hacía comprender que Dios es justo y soberano que sabe castigar los pecados del
hombre.

4. Anuncio de salvación: A pesar de los juicios que caían sobre los impenitentes, Dios
siempre en su mensaje profético daba anuncio de salvación; es decir, la posibilidad de ser librados
del juicio e ira divinos. En el anuncio de la profecía, las cualidades de Gracia y Misericordia de
Dios brotan en primer lugar; es decir, mereciendo castigo no lo recibían (misericordia) y no
mereciendo perdón sí se les concedía (gracia).

G. PRINCIPIOS ORIENTATIVOS PARA LA EXÉGESIS DE TEXTOS PROFÉTICOS

1. Lo que el profeta quiso decir a sus contemporáneos: El mensaje profético o predicción


tenía gran relevancia para el tiempo de sus contemporáneos; es decir, el cumplimiento profético está
enlazado a la historia de Israel, al tiempo de sus primeros oyentes. En otras palabras, los que
escucharon la profecía vieron cumplirse la profecía. En otras palabras, las profecías caían
perfectamente ajustadas a las necesidades de sus primeros oyentes.

2. La relación orgánica entre historia y revelación: Aquí, el mensaje profético o


predicción tenía un cumplimiento tanto en el tiempo de sus contemporáneos del profeta, y a un
cumplimiento futuro al tiempo del profeta. Llámese a esto doble cumplimiento o múltiples
cumplimientos. En otros casos, puede referirse a una profecía cuyo cumplimiento estaba lejos del
tiempo del profeta (apuntando al Nuevo Testamento), lo cual viene a ser historia a los que miran
desde el siglo XXI. Desde esta óptica, la historia cobra gran importancia porque ilustra lo que ha de
ser la misma profecía pero en su próximo cumplimiento escatológico.

3. Distinción de la perspectiva profética: Como ya se ha sugerido, una profecía puede


tener múltiples sucesos. Por ejemplo, la profecía de Daniel de la abominación desoladora cae
perfectamente para Antíoco Epífanes (época intertestamentaria), también cae para la destrucción del
templo (año 70 d.C.), y también al suceso llamado la gran tribulación (en tiempos escatológicos, o
final de los tiempos). Aquí, la tarea del intérprete es saber admitir las afinidades (parecidos) de los
cumplimientos, pero a su vez, debe saber distinguir las diferencias de los mismos cumplimientos.
Sobre todo, cuando aguarda un cumplimiento mayor, el escatológico.

4. Examen meticuloso del lenguaje: Es preciso señalar que aunque la escritura es


simbólica el significado de la misma es literal. No obstante, no debe exagerarse en la literalidad, ni
ser renuentes a alguna aplicación moral espiritual. Las escuelas de interpretación (inclinación
teológica) suelen caer en estos errores; pues son dados a espiritualizarlo todo (alegorización) o
“literalizarlo” todo. El buen intérprete debe llegar a la pericia de sacarle el significado literal al
simbolismo, y a su vez, de debe preservar la aplicación espiritual para la iglesia del siglo XXI.

5. Peculiaridades del género literario en textos apocalípticos: La literatura profética


puede ser muy rica en figuras de dicción o símbolos literarios. Entre ellos el libro de Daniel es
reconocido como el “apocalipsis del Antiguo Testamento”. Algunas porciones de Joel también
pueden ser calificadas de la misma manera, y por supuesto, imposible pasar por alto al texto de
Apocalipsis (pues contiene muchos hebraísmos o una enorme alusión al A.T.). Estas peculiaridades
están cargadas de visiones, y cuyas revelaciones suelen expresarse con un dramatismo místico.
Obviamente, no es exagerado insistir en un buen estudio sobre simbología apocalíptica para la
interpretación de la misma.

6. Carácter recopilatorio de los libros proféticos: Ya que la literatura profética se


encuentra tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, es de vital utilidad (e indispensable
para una adecuada interpretación) que se puedan comparar los textos proféticos-apocalípticos. Por
ejemplo, cuán importante es la interpretación de Daniel en la interpretación del Apocalipsis de Juan
(lo mismo con algunas porciones de Joel ante el Apocalipsis). Además, ya que la literatura
apocalíptica, mayormente, no guarda interés en preservar la secuencia histórica y lógica de los
acontecimientos, el intérprete debe percatarse que dichos sucesos pueden estar en la historia del
pasado, en el presente del profeta, o el futuro (incluso futuro para nosotros).

7. Consideración de temas especiales a luz de todo el contexto profético: En un sentido


general, la profecía bíblica se encuentra en todo el Canon (de Génesis hasta el Apocalipsis).
Ejemplo de ello es la profecía del Mesías Redentor, empezando con Génesis 3:15 que es la promesa
de un redentor para la raza humana; pasando por Éxodo, donde Moisés es un tipo del Cristo
libertador; luego por Josué, donde Israel entra a la tierra prometida, así los redimidos entrarán al
Reino de Cristo; luego Isaías anunciando al Siervo Sufriente Redentor, y vemos a Cristo en la cruz;
el resto de profetas anunciando juico para el día de Jehová, así como Cristo traerá juicio en su
segunda venida; también los evangelios donde el Mesías instaura su reino en la tierra; y el
Apocalipsis donde el juicio de Dios ha llegado a las naciones y se da por concreto el estado eterno.
Pues bien, todos estos eventos están diseminados a largo de las Escrituras. Sin embargo, el
intérprete debe conocer que muchos eventos tienen cualidades particulares, individuales o
colectivas. Es decir, los diversos momentos de una profecía guardan relación sólo con un individuo,
o sólo con un pueblo, o con toda la nación. También, puede ser para un tiempo corto, un tiempo
prolongado, o sempiterno. Todo esto puede ser descifrable si se mira el contexto profético, donde la
idea correcta es: dar a cada momento su locación particular en tiempo y espacio. Volvamos al
mismo ejemplo: El Mesías Redentor fue profetizado; pero hubo algunos pocos quienes tuvieron un
encuentro con el Cristo pre-encarnado, en cambio fueron miles los que vieron la encarnación de
Cristo en el Jesús histórico, y unos cuantos cientos vieron al Cristo resucitado, y todo el mundo verá
al Cristo glorificado venir en su reino.

8. Debe determinarse si una predicción es condicional o incondicional: Un clásico


ejemplo de predicción condicional es mirar a la historia de Jonás: “Nínive, ¡Arrepiéntete! O en 40
días Dios destruirá esta nación”. Evidentemente, Jonás no mintió, ni en la advertencia de Dios ni en
su misericordia. Y efectivamente el juicio no llegó a ellos porque desde el mayor hasta el menor se
arrepintieron ante los ojos de Dios. Por otro lado, un ejemplo de predicción incondicional es cuando
Daniel le dice a Nabucodonosor que Dios lo humillaría como una bestia salvaje, y así fue, pues no
hubo nada que pudiera remediar tal sentencia.

9. Precisar si la predicción ya se cumplió, o aún ha de tener cumplimiento: En fin,


muchas de las profecías se puede decir con total seguridad que ya han tenido su cumplimiento y no
habrá un segundo suceso del mismo. Pero también, bien sabido es que, hay profecía (escatológica)
que aún ha de cumplirse. A esto, debe tenerse en cuenta que, el rol profético a la magnitud y
envergadura de los profetas bíblicos no se encuentran hoy en día. Pero, la continuación del
ministerio profético al exponer las profecías que aún faltan por cumplirse, sigue en pie, en los labios
de predicadores fieles al texto bíblico que no claudican en enseñar todo el consejo de Dios.

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