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MOLDEANDO NUESTRO CARÁCTER

(2°Timoteo 2:22-26)

“Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz con los que de
corazón puro invocan al Señor. Pero evita las discusiones necias e ignorantes, sabiendo que
engendran contiendas. Pues el siervo del Señor no debe ser contencioso, sino amable para con
todos, apto para enseñar y sufrido; corrigiendo con mansedumbre a los que se oponen, por si
quizás Dios les conceda que se arrepientan para comprender la verdad, y se escapen de la trampa
del diablo, quien los tiene cautivos a su voluntad”.

El cristiano del siglo XXI vive muy presionado por los retos de la vida, y podemos decir lo
mismo de los ministros del evangelio. La efectividad de su trabajo absorbe todas sus fuerzas,
buscan ser exitosos, pero se olvidan de ser moldeados en su carácter. Los buenos resultados en el
trabajo y ministerio son necesarios, es más, todos queremos tener buenos resultados en lo que
hacemos. Pero, en esta oportunidad vamos a observar que Pablo está más interesado en la
efectividad del carácter, que en la efectividad del trabajo. Empecemos:

1. UN CARÁCTER LIMPIO DE HEREJÍAS Y PURO DE CORAZÓN (v.22)

“Huye, pues, de las pasiones juveniles y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz con los que de
corazón puro invocan al Señor”.

Este es el mandamiento: “Huye, pues, de las pasiones juveniles”. Aquí necesitamos aclarar
algo; siguiendo con la fluidez del tema (limpiarse o alejarse de las falsas doctrinas), esta expresión
no es una referencia a los deseos sexuales en la juventud (hay otros versículos para ello). Esta
expresión se refiere al carácter de los jóvenes, que son apasionados con lo novedoso, y vaya que las
falsas doctrinas son atrayentes y entretenidas, gustosas al oído y cautivantes a los ojos. Aquí es
donde debemos admitir que muchos creyentes de nuestras congregaciones se comportan como
jóvenes incautos ante lo apasionante de nuevas doctrinas.

Pablo le dice a Timoteo, que para contrarrestar tal actitud debe seguir “la justicia, la fe, el
amor y la paz con los que de corazón puro invocan al Señor”. Estos 4 elementos nos ayudan en
nuestra vida diaria: (1) La justicia es demostrar que tenemos el carácter de Cristo. (2) La fe en la
carta a Timoteo se relaciona bastante con las doctrinas del evangelio. (3) El amor incondicional es
lo que distingue a un hijo de Dios, aun por aquellos que le hicieron un daño. Y (4) La paz es la
manera cómo nos relacionamos con nuestro prójimo, aun cuando ellos sean difíciles de soportar.
Especialmente si trata de aquellos que portan falsas doctrinas en su enseñanza.

2. UN CARÁCTER NO DOMINADO POR LOS PLEITOS (vv.23-24a)

“Pero evita las discusiones necias e ignorantes, sabiendo que engendran contiendas. Pues el
siervo del Señor no debe ser contencioso”.

Cuando aprendemos por las Escrituras que debemos defender las doctrinas del evangelio, no
significa que vamos a pasar largas horas debatiendo para demostrar quién tiene la razón. Pablo dice:
“Pero evita las discusiones necias e ignorantes, sabiendo que engendran contiendas”. Porque los
falsos maestros buscan reñir y pelear. Pero tú eres un hombre de Dios, “Pues el siervo del Señor no
debe ser contencioso”, no debes rebajarte a intercambios verbales ofensivos. Recuerda, hay una
diferencia entre discutir diferentes interpretaciones doctrinales, que discutir con herejías que sólo
buscan llegar a los pleitos.

3. UN CARÁCTER AMABLE, CAPAZ DE ENSEÑAR Y SUFRIDO (v.24b)

“sino amable para con todos, apto para enseñar y sufrido”.

Pablo recalca en el carácter de Timoteo, y le dice: “sino amable para con todos”. Tal vez no
te guste la idea, pero la amabilidad es algo que no debemos negar a nadie, sino más bien, debemos
expresarla a TODOS.

Entonces, Pablo nos recuerda lo que implica nuestro ministerio: “apto para enseñar”. No lo
veas sólo como un alto privilegio, porque trae consigo una alta demanda de responsabilidad: “no os
hagáis muchos maestros, sabiendo que recibiremos juicio más riguroso” (Santiago 3:1).

También el ministerio implica ser “sufrido”. Es verdad, esto no describe al 100 por ciento
nuestro ministerio, pero estemos alertas, porque estamos en el ojo de la tormenta.

4. UN CARÁCTER AMABLE PARA CORREGIR (vv.25-26)

“corrigiendo con mansedumbre a los que se oponen, por si quizás Dios les conceda que se
arrepientan para comprender la verdad, y se escapen de la trampa del diablo, quien los tiene
cautivos a su voluntad”.

Y también, el ministerio implica: “corrigiendo con mansedumbre a los que se oponen”.


Note que la actitud de corregir no debe ser con aspereza o dureza, sino con mansedumbre.
Realmente, somos poco pacientes para tratar a los que cometen un error, ya sea doctrinal o moral.
Más bien, somos rápidos para criticar o expulsar, especialmente si son nuestros opositores.

¿Por qué Pablo quiere que seamos amables con los herejes?: “por si quizás Dios les conceda
que se arrepientan para comprender la verdad”. Aun nuestros peores enemigos o los herejes más
erráticos necesitan gracia de parte nuestra. Y si tal cosa sucediera, ellos podrían escapar “de la
trampa del diablo, quien los tiene cautivos a su voluntad”. Y pasarían a ser nuestros hermanos en la
fe.

Si tenemos el carácter de Cristo, muchos más vendrán al camino de la Fe.

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