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Este artículo presenta una reflexión Este artigo apresenta uma reflexão sobre The article offers a reflection on
acerca de los cambios y continuidades as mudanças e continuidades no discurso the changes and continuities in the
en el discurso sobre los conflictos sobre os conflitos fronteiriços na América discourse of border disputes in Latin
fronterizos en América Latina, en el Latina, na nova ordem geopolítica America, within the framework of the
marco del nuevo orden geopolítico estabelecida após o fim da Guerra Fria. new geopolitical order established
establecido tras el fin de la Guerra Fría. Depois de revisar a literatura científica, é after the end of the Cold War. After
Después de revisar la literatura científica, apresentado um panorama de evolução reviewing the scientific literature the
se presenta un panorama de la evolución das divergências existentes nos anos 1990 paper provides an overview of the
de aquellos diferendos activos alrededor e, dessa forma, é analisado os discursos evolution of the disputes that were
de 1990 y se analizan los discursos geopolíticos. O final da Guerra Fria não active around 1990 and analyzes
geopolíticos. El fin de la Guerra Fría no teria tido um grande impacto sobres as their geopolitical discourses. The
habría tenido un gran impacto sobre disputas conflituosas latino-americanas, end of the Cold War does not seem
los contenciosos latinoamericanos, los as quais estão principalmente to have had a significant impact on
cuales están principalmente relacionados relacionadas a um nacionalismo Latin American disputes, which are
con un nacionalismo de énfasis de ênfase territorial desenvolvido generally associated with the territorial
territorial desarrollado por algunos por alguns estados. No entanto, a nationalism promoted by certain
estados. No obstante, el afianzamiento consolidação de regimes democráticos States. Nevertheless, the consolidation
de regímenes democráticos ha supuesto supõe uma mudança em relação com of democratic regimes has entailed a
un cambio con respecto al pasado, y el o passado, e o discurso dominante da change with respect to the past, and the
discurso dominante de la integración integração tem efeitos positivos sobre prevailing discourse of integration has
ha tenido efectos positivos sobre los as divergências já mencionadas. had a positive effect on those disputes.
diferendos ya mencionados.
Palabras clave: América Latina, Palavras-chave: América Latina, Keywords: Latin America, geopolitical
discurso geopolítico, disputas discurso geopolítico, disputas discourse, border disputes, political
fronterizas, geografía política, fronteiriças, geografia política, geography, territorial nationalism.
nacionalismo territorial. nacionalismo territorial.
* Dirección postal: Facultad de Ciencias Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid, Campus de Somosaguas, 28223 Po-
zuelo de Alarcón, España.
Correo electrónico: hcairoca@cps.ucm.es
** Correo electrónico: mdlois@cps.ucm.es
CUADERNOS DE GEOGRAFÍA | REVISTA COLOMBIANA DE GEOGRAFÍA | Vol. 23, n.º 2, jul.-dic. de 2014 | ISSN 0121-215X (impreso) · 2256-5442 (en línea) | BOGOTÁ, COLOMBIA | PP. 45-67
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las circunstancias del enfrentamiento más reciente no carácter legítimo de la territorialidad tradicional de los
son radicalmente diferentes. Las disputas territoriales estados-nación surgidos de los movimientos criollos por
no se desvanecieron al mismo tiempo que desaparecían la independencia. De hecho, las reivindicaciones territo-
las dictaduras: han existido antes, dando lugar a gue- riales de los pueblos originarios en toda la extensión de
rras, y existen ahora con la misma potencialidad bélica. Abya Yala4 son de gran importancia: desde las exigen-
Sin embargo, tampoco parece aceptable presentar cias de autonomía territorial de tojolabales, tzotziles,
en términos muy alarmantes estas disputas, como ha tzetzales y otros pueblos al norte del continente ame-
hecho recientemente un grupo de investigadores coor- ricano, hasta la lucha de los mapuches por el control de
dinado por Jorge Domínguez: sus tierras ancestrales en el Sur, hay muchos y diversos
Desde principios del 2000, cinco disputas han tenido procesos de disputas territoriales, que hoy en día tienen
como resultado el uso de la fuerza, y otras dos un desplie- consecuencias más importantes que las interestatales.
gue militar. En estos incidentes se han visto envueltos diez Sus reivindicaciones de autonomía geográfica, en algu-
de los diecinueve Estados independientes de América del nos casos, su deslegitimación de las fronteras actual-
Sur y Central [...]. Las disputas territoriales, de límites y mente existentes, en otros, o la desigual construcción de
de otro tipo perduran. El conflicto interestatal es relativa- nuevas territorialidades son temas muy relevantes de la
mente frecuente. (Domínguez 2003, 13) agenda geopolítica de la región.
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En esta medida, compiten unos con otros por la ocupa- que la guerra parecía ser una inevitable secuela, han
ción de la mayor superficie terrestre posible, debido a surgido a partir de disputas de límites […]” (1916, 1;
la presión demográfica que soportan, y esa competición traducción propia).
por el territorio conduce normalmente, aunque no ne- Tras la Primera Guerra Mundial, aparecen algunos
cesariamente, como se ha señalado, a la guerra. estudios geográfico-políticos que tienen como telón de
Pero el conflicto entre Estados, originado en su mo- fondo de su análisis el conflicto que acababa de termi-
vimiento de expansión territorial, y que a menudo con- nar. El carácter unitario de estos es discutible, desde el
duce a la guerra, es para Ratzel una ley universal de su punto de vista teórico o metodológico, pero tienen en
evolución, que deduce del examen positivo -es decir, común la preocupación por los problemas de la guerra
conforme a las reglas del método positivo- del fenó- y la paz desde una perspectiva más o menos prescrip-
meno Estado. Ese, y no otro, es el sentido de sus afirma- tiva; intentan evitar, en lo posible, otra matanza como
ciones, que se deben de entender a la luz del enunciado la que se había producido. En este sentido, Bowman,
de la séptima de sus “leyes sobre el crecimiento espacial autor de uno de los estudios más importantes de ese
de los Estados”: momento, se mostraba preocupado porque habían au-
La tendencia general hacia la integración y nivelación mentado las “zonas de fricción”, que podrían conducir
espaciales reproduce el crecimiento de Estado a Estado y a la guerra en pocos años:
lo incrementa incesantemente. Al ganar en consideración Donde había aproximadamente 8.000 millas de viejos
en tanto que valor político, el territorio se ha converti- límites fronterizos alrededor de los antiguos Estados de
do en una influencia cada vez más importante, ya que Europa Central, hay ahora 10.000 millas, y de este total
funciona como medida de poder político y como botín más de 3.000 millas consisten en límites fronterizos de
en las luchas estatales. Siempre y cuando exista compe- nueva localización. Cada milla adicional de nuevo lími-
tición política, los Estados más débiles intentan igualar a te, cada nueva localización, ha incrementado durante un
los más poderosos. Trasladado al nivel territorial, de ello tiempo las fuentes de posibles problemas entre pueblos
nace el conflicto por la integración y nivelación espacia- diferentes y, sobre todo, hostiles. (Bowman [1921] 1924,
les. (Ratzel [1896] 2011, 154) 3; traducción propia)
En definitiva, si un Estado no progresa o, lo que vie- Solo la acción de un tribunal internacional de justi-
ne a ser lo mismo, no se expande, según la interpreta- cia podría, a juicio de Bowman, resolver las disputas de
ción ratzeliana, decae y muere. límites por medios pacíficos; y ese tribunal, a la hora de
A partir de estos inicios, se pueden encontrar, entre dictar sentencias, debería tener en cuenta los datos, a
los geógrafos políticos, varias líneas de explicación de menudo de importancia clave, proporcionados por las
las relaciones entre conflictos y fronteras. Es posible investigaciones y exploraciones geográficas (Bowman
identificar una serie de ellas con un punto de vista que [1921] 1924, 570).
comparte un elemento de partida similar que es fun- La obra capital de Brunhes y Vallaux ([1921] 1928),
damental -aunque pueden no formar desde otros án- escrita en los mismos años que la de Bowman, tie-
gulos un conjunto homogéneo-: los conflictos surgen ne paralelismos con esta, sobre todo en sus aspectos
de las fricciones con los Estados vecinos, especialmente prescriptivos, pero entiende las causas de la guerra de
en las fronteras, y, por lo tanto, la distancia entre los forma más global y, sobre todo, menos simplista. Estos
actores es un factor fundamental a la hora de analizar autores entienden que la guerra
la guerra y la paz. […] está ligada, de una manera a veces poco manifies-
En este sentido, a principios del siglo pasado, Cur- ta pero real, a hechos de geografía humana, y especial-
zon ya planteaba, de forma auténticamente seminal, mente de geografía económica; y lo está también, sobre
que “la política de fronteras es de gran importancia todo, en sus causas y en sus consecuencias, a hechos de
práctica, y tiene un efecto mayor sobre la paz y la gue- población y a hechos de geografía social. (Brunhes y Va-
rra entre las naciones que cualquier otro factor, polí- llaux [1921] 1928, 383)
tico o económico” (1907, 4; traducción propia). Pocos
años más tarde, Holdich mantenía que “[…] en la his- A partir de 1950, se desarrollan las corrientes neo-
toria reciente del mundo, la mayor parte de las guerras positivistas. Una de las características unánimemente
importantes, y de las querellas internacionales de las señaladas por sus críticos es la ausencia sistemática del
conflicto en los análisis llevados a cabo por estos cientí- que se producen en tierras distantes […]” (Diehl 1985,
ficos sociales. Quizás se exagere, sobre todo en algunos 1208; traducción propia).
casos, pero lo que sorprende es la facilidad con la que se Pearson (1974) muestra que el problema es algo más
concilian afirmaciones, al menos en apariencia contra- complicado: es más probable que las grandes potencias
dictorias, tales como las siguientes de Haggett: “Los Es- intervengan lejos de la metrópoli que en las fronteras
tados existen en una condición permanente de tensión del Estado. Además, las intervenciones de las potencias
internacional. Puesto que la superficie territorial es fini- grandes, pequeñas y medias a menudo difieren en sus
ta, la persecución de intereses independientes por parte objetivos y orígenes. Concluye Pearson que
de cada Estado puede ocasionalmente producir conflic- […] mientras que la distancia geográfica parece un
tos” ([1983] 1988, 489). Si la tensión entre Estados es la costo importante y, en algunos casos, la proximidad un
norma, difícilmente sería ocasional el conflicto, que, al incentivo importante para la intervención, la contigüi-
fin y al cabo, es la consecuencia de esa tensión; salvo que dad parece tener menos relación con la probabilidad de
no se distinga entre conflicto y guerra. intervención de lo que podría esperarse [...]. Sin em-
Haggett ([1983] 1988) menciona la importancia del bargo, intervenciones de protección social o territorial
modelo del matemático Richardson (1960), a la hora de [más propias de potencias pequeñas y medias] se han
analizar la relación entre conflictos y organización es- asociado a menudo con la contigüidad. (1974, 457; tra-
pacial. Desde luego, la propuesta de Richardson se ha ducción propia)
convertido en la matriz de todos los modelos y trabajos
neopositivistas especializados, mayoritariamente obra Starr y Most (1978), en sentido parecido, señalan
de politólogos. Se pueden mencionar, a manera de ejem- que un número elevado de “fronteras coloniales” hacen
plos, los estudios realizados por Most y Starr (1980, 1984, que un Estado tenga mayor proclividad hacia la guerra,
1989; Starr y Most 1978) sobre la difusión de la guerra, los mientras que muchas fronteras en la metrópoli pro-
de Pearson (1974) y Diehl (1985) acerca de la relación entre ducen el efecto contrario, hecho que relacionan con la
guerra y “proximidad geográfica” o el conocido artículo de tranquilidad que ofrecen los vecinos más débiles a las
Mandel (1980) sobre las raíces de las disputas fronterizas. grandes potencias. De modo semejante, habría que ci-
El argumento fundamental de Richardson (1960) es que tar las investigaciones de O’Sullivan (1982, 1985), que
la posibilidad de que un Estado entre en conflicto depen- tratan de mostrar cómo la distancia sigue siendo un
de del número de vecinos con el que cuenta; de modo tal factor a tener en cuenta en la “proyección del poder”
que, por ejemplo, Brasil, en América Latina, sería el país y cómo, para un Estado, existen más posibilidades de
más conflictivo, hecho que a todas luces no se produce. permanecer neutral cuanto más alejado se encuentre
La clave para entender la proposición de Richardson de las potencias en conflicto.
la proporcionan conceptualmente Most y Starr (1980), Como se puede observar, no existe un acuerdo to-
quienes sostienen que existirían más “oportunidades tal acerca del papel que desempeñan la contigüidad y
de interacción”5 entre Estados que poseen fronteras la distancia entre Estados en la probabilidad de guerra
comunes; esto elevaría el grado de “incertidumbre” en entre ellos. Uno de los intentos más logrados, dentro
el comportamiento internacional, y, por lo tanto, un de la perspectiva analítica positivista, para entender
Estado tendría mayores probabilidades de desarrollar las raíces de las disputas fronterizas interestatales, se-
un conflicto con un Estado contiguo que con uno con ría el de Mandel (1980). Con el objetivo de saber qué
el que no posea fronteras. Diehl recalca que la conti- clases de Estados, tensiones y situaciones propician la
güidad es un factor que, más que provocar un conflicto, aparición o intensificación de conflictos fronterizos,
hace más probable que una disputa tenga una escalada Mandel examina el efecto de la disparidad de poder en-
hacia la guerra: “Las naciones tienden a considerar las tre Estados adyacentes, sus niveles de tecnología, sus
confrontaciones más cercanas a casa como más urgen- alineamientos internacionales, el tipo de desacuerdo y
tes y amenazadoras para su seguridad nacional que las el tamaño de cada conjunto de Estados “mutuamente
contiguos”.
Mandel (1980) ha intentado integrar en el estudio
5 La expresión “oportunidades de interacción” se puede en-
del conflicto violento más datos que la mera contigüi-
tender en un sentido amplio, como posibilidades de relación
entre países, o en un sentido estricto, como disponibilidad de dad geográfica o distancia, pero no propone una teoría
lugares desde donde atacar o ser atacado (Most y Starr 1980). que los integre en un contexto global. Otros estudios
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más recientes realizan estudios cuantitativos más so- 40; traducción propia). Las fronteras son así parte del
fisticados (v. gr., Carter 2010), pero siguen haciendo discurso que hace inteligible la política exterior de los
análisis fragmentarios del conflicto territorial. Estados, y su naturalización por Ratzel o Holdich, o su
El método y las técnicas de investigación de la “cien- contemplación como “oportunidad de conflicto” según
cia espacial” positivista no son neutrales, pero tampo- los neopositivistas, no son más que elementos de una
co se pueden estigmatizar determinados estudios solo racionalización de la inevitabilidad del conflicto entre
por ser cuantitativos. Ese no es el problema principal Estados, que constituye el fundamento de la teoría po-
del enfoque, que presenta otras carencias básicas: en lítica moderna, como muestra Walker (1993).
primer lugar, la escasa relevancia de los grupos de seres Recientes estudios sobre el conflicto territorial
humanos reales y concretos, de sus problemas sociales y muestran que los procesos de globalización no han
políticos; en segundo lugar, la dificultad de profundizar tenido un impacto notable en estos (Kahler 2006),
en las causas de un conflicto concreto desde un análisis fundamentalmente porque el territorio no solo tiene
orientado a la predicción, y, finalmente, la ausencia de aspectos tangibles (para la defensa o el bienestar eco-
cualquier tipo de elemento simbólico o identitario en la nómico de la comunidad, por ejemplo), sino también
conceptualización de las fronteras en la mayor parte de aspectos simbólicos, que sigue manteniendo (Newman
estos trabajos. El primer problema podría ser corregido 2006), en un periodo en el que ciertamente algunos de
sobre la base de una desreificación del objeto de análisis. los primeros se han debilitado. Esto tiene que ver con
Eso es lo que plantean Kirby y Ward, con lo que abren la forma en la que los seres humanos se vinculan al te-
una posibilidad de integrar este tipo de análisis espacial rritorio, que, como muestra Goemans (2006), sigue un
en otras perspectivas científicas, incluidas las críticas: “principio focal” que hace que determinados territorios
[…] una vez que nos alejamos de la noción de fronte- estén cargados de significación histórica (pertenencia
ra como variable independiente, y, en cambio, la vemos previa), geográfica (fronteras naturales) o cultural (ha-
como una expresión de realidades políticas y sociales, en- bitados por personas que comparten una cultura).
tonces cambiamos necesariamente las formas de enfren- Los argumentos de Newman (2006) para explicar
tar las relaciones internacionales. Tiene poco sentido, la “resiliencia” de los conflictos territoriales en el siglo
desde tal perspectiva, buscar una causalidad entre fron- XXI son relevantes. A partir de un rechazo frontal del
teras y guerras per se. Las fronteras no “causan” la guerra; discurso de la “desterritorialización” que se produciría
tampoco incrementan, en sí mismas, la probabilidad de con la globalización, el autor plantea que lo que ocurre
conflicto; una frontera, más bien, señala simplemente la es más bien un proceso continuo de territorialización,
existencia de conflictos previos. (Kirby y Ward 1987, 308; de cambio dinámico del territorio. Así, propone un
traducción propia) análisis que contemple “[…] la multidimensionalidad
del territorio: lo simbólico junto a lo tangible, lo local a
Los intentos de atajar el segundo y el tercer proble- la par que lo nacional, y el papel del territorio como un
ma son más arduos, pero su solución pasa por la su- factor dinámico que impacta el proceso de toma de de-
peración del enfoque “realista” de la política del poder, cisiones en sí mismo” (Newman 2006, 108; traducción
así como las toscas interpretaciones de los asuntos in- propia). De este modo, se podrá entender que proce-
ternacionales. Guichonnet y Raffestin (1974) plantea- sos de supuesta desfronterización, como la supresión
ron este asunto sobre la base de explorar los contextos de las fronteras internas en la Unión Europea, son
socio-políticos que afectan la formación de las fron- definitivos —como lo demuestran las suspensiones
teras. Y los proponentes de la geopolítica crítica han unilaterales del tratado de Schengen y las recientes
intentado encontrar salida a este embrollo en la inves- peticiones de su reforma con motivo de la denomi-
tigación de la “dimensión ideológica” de los problemas nada primavera árabe—. Las fronteras siguen siendo
internacionales, pero no solo en términos de percep- dispositivos de control de entrada a los territorios es-
ciones, sino fundamentalmente estudiando cómo los tatales, lo que continúa mostrando su importancia en
actores desempeñan y entienden sus papeles. En este la imaginación geopolítica moderna, y siguen siendo
sentido, han intentado la “reconceptualización de la objeto de disputas por aspectos a menudo simbólicos.
Geopolítica en términos de discurso” (Ó Tuathail y La paradoja es que la globalización, que supuestamen-
Agnew 1992, 191; traducción propia) y se han ocupado de te desterritorializa los procesos políticos y sociales, ha
“cómo estos discursos se usan en política” (Dalby 1990, permitido que sean más visibles.
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listado que ofrece Simmons (1999, 2), siguiendo el cri- finitiva, la disputa continúa en los mismos términos,
terio del Departamento de Estado de los Estados Uni- sin asomo de solución a corto plazo.
dos al respecto, en 1999, el cual incluye las siguientes
disputas territoriales: El Salvador / Honduras, Ecua- La isla Navassa
dor / Perú, Brasil / Uruguay, Guyana / Surinam, Gu- Navassa está situada en el mar Caribe, entre Cuba,
yana / Venezuela, Guayana Francesa / Surinam, Brasil Haití y Jamaica, y tiene un área de 5,2 km². Desde 1858
/ Paraguay y Argentina / Chile. Son significativas las los Estados Unidos gobiernan la isla como territorio
ausencias: Guantánamo era de esperar, pero otras sor- propio, reclamado al amparo de una ley que permitía
prenden, como los casos de Guatemala / Belice o Boli- apoderarse de islas deshabitadas ricas en guano, como
via / Chile. De nuevo, la forma de delimitar el objeto de es el caso. La explotación del guano continuó hasta 1901.
estudio condiciona la forma de verlo. Sin embargo, no Más tarde, en 1917, el Servicio de Guardacostas de los
se va a tratar esta cuestión aquí. Este trabajo se con- Estados Unidos construyó allí un faro, tras la apertura
centra en la evolución de los discursos sobre los límites del Canal de Panamá.
fronterizos. A continuación, se describirá brevemente Es difícil calificar siquiera de disputa la reivindica-
la evolución de las disputas en el periodo analizado. ción haitiana de la isla Navassa, dados la asimetría de las
partes y el escaso vigor de Haití en la reclamación, pero
Guantánamo en los últimos años la querella ha resurgido. En 1989,
Desde 1903, los Estados Unidos ocupan un área de el gobierno militar haitiano envió un grupo de radioafi-
117,6 km² (49,4 de tierra firme y el resto de agua y pan- cionados en un helicóptero del ejército, que plantó una
tanos), en la bahía de Guantánamo, que delimita una bandera haitiana en la isla y retransmitió durante unas
línea de costa de 17,5 km. La ocupación de la base de horas desde lo que denominaron “Radio Free Navaza”.
Guantánamo por parte de las tropas de Estados Unidos El interés de científicos norteamericanos por las espe-
tiene su sustento en la Enmienda Platt, que obligaba a cies animales y vegetales endémicas de la isla condujo
los cubanos, si querían ver reconocida su independen- a la realización de visitas en 1998, y su posterior califi-
cia efectiva, a ceder territorios para el establecimiento cación como refugio natural, eso sí, de escala nacional6.
de bases estadounidenses. Los términos de la cesión Aunque estas visitas originaron protestas del gobierno
estipulan un alquiler de US$ 3.300 por año hasta 2033 haitiano, en la actualidad la isla es administrada por el
(Griffith 2003, 9). Fish and Wildlife Service, del Departamento del Inte-
Tras la revolución de 1959, el gobierno cubano in- rior de los Estados Unidos, y no parece un asunto pro-
tentó llevar la discusión sobre la legalidad de la base a minente en las relaciones entre los dos países.
la Organización de las Naciones Unidas —en adelan-
te, ONU—, pero encontró numerosas dificultades para Belice
ello, ya que no encajaba en la figura de colonia. Tras la La reivindicación de Guatemala sobre todo o parte
crisis de los misiles de 1962, Cuba renuncia al cobro del del territorio de Belice es una de las más antiguas de
alquiler de la base. A diferencia de lo ocurrido en Euro- América Latina, formulada primero frente al gobierno
pa Oriental, el fin de la Guerra Fría no provocó la caída del Reino Unido y luego frente al de Belice tras su in-
del régimen cubano, que se sigue definiendo en térmi- dependencia (Lauterpacht et ál. 2001). El proceso re-
nos revolucionarios similares a los de los últimos casi ciente de negociaciones y acuerdos entre los gobiernos
cincuenta años. Esta es una de las razones que expli- de los dos países es un ejemplo de resolución pacífica
can porque después de 1990 Cuba ha seguido solicitan- de viejos irredentismos para todos los Estados lati-
do la devolución del territorio; intentando conseguir noamericanos; pero muestra, por otra parte, cómo los
también una condena por infracción de los derechos aspectos simbólicos de la soberanía territorial están
humanos en la base, tras el establecimiento por parte profundamente enraizados en la sociedad civil y con-
de Estados Unidos de un centro de detención para pre- tribuyen a generar fuertes oposiciones a los acuerdos
suntos terroristas capturados en todo el mundo, con entre los dos Estados.
fundamento en la estrategia política que ha desarrolla-
6 Para mayor información, véase la página del Fish and Wildli-
do en los últimos años y de especial impacto mediático
fe Service: http://www.fws.gov/caribbean/Refuges/Navas-
tras los atentados del 11 de septiembre del 2001. En de- sa/default.htm
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disputa. Al Salvador le correspondieron también las is- nicaragüense, a través del reconocimiento de unos 530
las de Meanguera y Meanguerita y a Honduras la isla de km de plataforma continental, pero atribuyendo sobe-
El Tigre, en el golfo de Fonseca, lo que permitió el acceso ranía colombiana no solo a todos los cayos cercanos al
de Honduras al Pacífico. archipiélago de San Andrés, sino también a las islas9.
Confirmado este planteamiento por resoluciones de
la OEA y el Tribunal Internacional de Justicia, en los Los Monjes
años 2002 y 2003, se inició el proceso de demarcación La disputa colombo-venezolana sobre la frontera
en el paso fronterizo de El Poy. Este proceso afectó a marítima en el golfo de Venezuela o de Guajira, se ma-
buena parte del límite terrestre (quedaría por delimitar terializa en la falta de entendimiento sobre el trazado
unos 7 km), pero quedó interrumpido en 2009. de la línea fronteriza a partir del archipiélago de los
El arbitraje externo de las diferencias entre Estados Monjes, de soberanía venezolana, aunque en ocasio-
sobre el trazado de sus fronteras es un procedimiento nes disputada por Colombia. Este archipiélago está
relativamente habitual, y cuando las dos partes lo in- formado por varios islotes y peñascos y se encuentra al
terpretan como ecuánime, suele ser un instrumento noroeste de la península de la Guajira colombiana, en
definitivo de resolución pacífica de disputas. No obs- el golfo de Venezuela.
tante, El Salvador continúa reclamando con relativa A lo largo del siglo XIX y la primera parte del siglo
insistencia la diminuta isla Conejo8, lugar que no se XX, se produjo la lenta y complicada delimitación de la
menciona en la resolución del Tribunal Internacional frontera colombo-venezolana (Fernández González y
de Justicia, y que se califica como territorio nacional en Rodríguez Sangoni 2002). Hasta que en 1941, se firmó
el Libro blanco de defensa de El Salvador, de 2006. el tratado de límites que establecía la frontera actual
entre ambos países. A partir de la firma de este trata-
San Andrés y Providencia do, Colombia cuenta con 50 km lineales de costa sobre
Desde 1980, cuando el gobierno sandinista denun- el golfo de Venezuela y los restantes 500 km son cos-
ció la nulidad del tratado Bárcenas Meneses-Esguerra, tas venezolanas, y se ratifica la soberanía de Venezuela
se desarrolla de forma continua una estrategia nica- sobre el archipiélago de Los Monjes. Sin embargo, el
ragüense de reivindicación de las islas San Andrés y acuerdo no define lo referente a las áreas marinas y
Providencia. Estas islas comprenden 44 km² bajo sobe- submarinas en el golfo de Venezuela. Este hecho pe-
ranía colombiana en el mar Caribe, y permiten a este riódicamente ha sido objeto de controversia, y tiene su
país reivindicar un amplio mar territorial, que preten- punto álgido en 1987, cuando el gobierno colombiano
de establecer como frontera marítima el meridiano 82º. envía la nave de la armada ARC-Caldas a una zona que
Para tal fin, en 1977, Colombia firmó con Costa Rica un el gobierno venezolano consideraba aguas interiores.
tratado de delimitación marina, ratificado en 2001, y Desde entonces, se han sucedido las negociaciones
con Honduras, en 1986, el Tratado Ramírez López, ra- entre ambos países, impulsadas en el marco de los avan-
tificado en 1999. Con este último, Colombia reconoce ces en la integración de la Comunidad Andina, sin que se
el paralelo 15 para que Honduras extienda su frontera hayan alcanzado acuerdos definitivos, más que la crea-
marítima como una prolongación horizontal de su lí- ción de sendas Comisiones de Negociación de Asuntos
nea costera. Sin embargo, en diciembre de ese mismo Fronterizos, a partir del Acta de San Pedro Alejandrino
año, y en medio de una tensión militar creciente, du- (1989-1990), con desiguales resultados. Así, aunque la
rante el gobierno del presidente Alemán, Nicaragua soberanía de Los Monjes ha dejado de ser reclamada por
demanda a Honduras ante el Tribunal de Justicia de la el gobierno colombiano, son las relaciones diplomáticas
Haya, y solicita que se establezca una frontera maríti- entre ambos países las que marcan el avance o el conge-
ma equitativa. Posteriormente, en el 2001, Nicaragua lamiento de las negociaciones. En los últimos años, han
también demanda a Colombia. En el 2011, la corte ex- sido otros problemas emplazados en la frontera, como
cluyó a Honduras del litigio. la presencia de actores armados o narcotraficantes co-
Así, en noviembre del 2012, el Tribunal redefinía, lombianos en territorio venezolano, y su intermitente
de forma inapelable, el límite demarcado a través del militarización, los que han suscitado mayores tensiones
meridiano 82º, ampliando al este la frontera marítima entre ambas partes.
9 Texto íntegro disponible en International Court of Justice
8 Véase, por ejemplo, Voces 2012. 2012.
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2003). Sin embargo, se han producido situaciones de ten- El tramo sin demarcación del límite fronterizo entre
sión, como en junio de 2000, cuando fuerzas militares de ambos Estados se hallaba en la cordillera del Cóndor.
Surinam intentaron impedir los trabajos de prospección Esta área constituye una auténtica “cabeza de puente”
petrolífera que se realizaban con licencia del gobierno gu- ecuatoriana hacia al Marañón, que permitía mantener
yanés en la zona marítima en disputa. En 2004, a instan- viva la reivindicación amazónica. La imprecisión del tra-
cias de Guyana, se iniciaron las reuniones de arbitraje en zado en las zonas del interior del continente era relati-
el seno de la OEA, y, en septiembre de 2007, un tribunal vamente habitual en la época colonial, y esto generó un
arbitral constituido bajo el CNDUM, hizo pública una pro- problema en los Estados postcoloniales, que fijaban sus
puesta de resolución del conflicto. En esta se otorgaba fronteras sobre lo que eran previamente nada más que
soberanía sobre el río a Surinam, además de 10º de mar límites administrativos. En este sentido, es paradigmá-
territorial hasta tres millas de la costa, según el acuerdo tico el caso de la región de la alta Amazonia, compren-
de 1936. El resto de los límites se decidieron de acuerdo dida entre el Caquetá y el Marañón, donde el Estado
con el principio de la equidistancia10. Este nuevo trazado ecuatoriano —que se pretendía sucesor de la Audiencia
afectaría también a la geografía marítima de Trinidad y de Quito—, en virtud del uti possidetis, aspiraba a es-
Tobago, Barbados y Venezuela. tablecer su soberanía sobre una porción de esta región.
Ambos países han celebrado posteriormente reu- Pero este territorio también era objeto de interés de
niones para fomentar la cooperación en el área, a tra- Brasil, Colombia y Perú, que, a la postre, impusieron sus
vés de acciones sobre la producción pesquera y agrícola pretensiones, privando al proyecto criollo ecuatoriano
de la zona, así como en torno a la construcción de un de parte de su “hogar nacional”. El resultado territorial
puente sobre el río Corentyn. de la guerra de 1941 entre Ecuador y Perú, fijado formal-
mente en el Protocolo de Río, nunca fue plenamente
La disputa en el río Maroni aceptado por Ecuador y, de hecho, el presidente Velasco
Surinam reclama la soberanía de un área de 5.000 Ibarra denunció el Protocolo en 1960.
km2 situados entre los ríos Litani (Itany) y Marouini En la vertiente oriental del tramo de frontera sin
(Maroni), ambos afluentes del río Lawa, a la Guyana delimitar en la cordillera del Cóndor se encuentran las
francesa. La disputa ya data de tiempos coloniales: cabeceras del río Cenepa. En ese lugar, durante cinco
Francia y Holanda sometieron la disputa al zar ruso semanas de enero y febrero de 1995, se desarrollaron
en 1891. Surinam adoptó la frontera reclamada por duros enfrentamientos entre las fuerzas armadas ecua-
Holanda en el momento de su independencia (1975), torianas y peruanas, en lo que supuso el mayor conflicto
aunque luego se mostró dispuesto a aceptar la frontera bélico intralatinoamericano de los últimos cincuenta
reclamada por Francia (1977) a cambio de ayuda para años. El nacionalismo territorial había desembocado en
el desarrollo. Un acuerdo más reciente para resolver la guerra abierta.
disputa estaría pendiente de ratificación. Tras largas y complicadas negociaciones bilaterales,
con el apoyo de los cuatro países garantes del Protoco-
La disputa Ecuador-Perú lo de Río (Chile, Argentina, Brasil y Estados Unidos), el
A principios de la década de 1990, en esta disputa diferendo territorial en cuestión fue resuelto definiti-
había que distinguir dos problemas diferentes, aunque vamente con la suscripción de los Acuerdos de Paz de
a la postre estaban estrechamente relacionados: por un Brasilia, el 26 de octubre de 1998. Allí se establece que la
lado, la vieja reivindicación ecuatoriana de un territorio demarcación de la frontera sigue siendo, como se esta-
que se extiende hasta el río Marañón, conectado con el bleció en 1942, la que señala las altas cumbres de la cor-
sistema del Amazonas, y que llevó a la guerra de 1941. La dillera del Cóndor, y que la región de Tiwinza pertenece
soberanía sobre ese territorio le fue adjudicada a Perú al Perú, aunque se entrega 1 km2 a Ecuador para realizar
por el Protocolo de Río, de 1942. Por otro lado, la inexis- actos conmemorativos y no militares. Este último país,
tencia de demarcación en 78 km de la frontera ecuato- además, obtuvo el derecho de libre navegación por el río
peruana internacionalmente reconocida. Amazonas y sus afluentes septentrionales. Un parque
binacional ecológico sería la representación final de la
paz entre ambos países hermanos.
10 Texto íntegro disponible en Permanent Court of Arbitra- Este acuerdo satisfizo en parte las representacio-
tion 2013. nes espaciales ecuatorianas, mientras en el Perú la
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situación fue vista con desconfianza y hasta con des- yecto Pacific LNG), que nunca se llegó a concretar. Esta
agrado, por implicar cierto grado de tácito reconoci- opción, de todos modos, coincidió con las revueltas in-
miento al presunto derecho ecuatoriano de acceso al ternas en torno a la exportación de gas y, a finales del
Amazonas. El caso es que, en mayo de 1999, finalmente 2003, quedó desechada por parte boliviana debido a la
se colocó el último hito en la frontera. presión popular para obtener la salida al mar.
La firma de la paz ha generado una mayor aproxi- Después de un largo proceso de cambio político en
mación y un intenso intercambio entre ambas nacio- el país, que culminó con la proclamación de una nue-
nes en los más diversos ámbitos. Especialmente, en el va Constitución en 2009, la reivindicación marítima
plano comercial, que sitúa actualmente al Perú como volvió al horizonte político del Estado boliviano. De
el segundo socio más importante de Ecuador a nivel hecho, está recogida en el capítulo cuarto del texto
mundial. Al mismo tiempo, el discurso del nacionalis- constitucional, donde se regula el marco de la reivindi-
mo territorial tiene cierta vigencia en ambos países, y cación, estableciendo, en su artículo 267, que
mantiene una presencia bastante significativa. I. El Estado boliviano declara su derecho irrenuncia-
ble e imprescriptible sobre el territorio que le dé acceso al
La salida al mar de Bolivia océano Pacífico y su espacio marítimo. II. La solución efec-
en el desierto de Atacama tiva al diferendo marítimo a través de medios pacíficos y el
En 1879, comenzó la Guerra del Pacífico, que en- ejercicio pleno de la soberanía sobre dicho territorio cons-
frentó a las fuerzas combinadas de Perú y Bolivia con tituyen objetivos permanentes e irrenunciables del Esta-
el ejército de Chile. La guerra se saldó con la pérdida do Boliviano. (Asamblea Constituyente de Bolivia 2009)
por parte del Perú de la provincia Tarapacá, así como
toda la franja litoral boliviana. Desde entonces, se han Bolivia ha reanudado la reclamación a Chile de una
sucedido negociaciones y tratados entre las tres partes salida al mar, preparando, desde 2011, la presentación de
(St John 1995), que han logrado solucionar la disputa una demanda legal contra ese país en el Tribunal Inter-
entre Perú y Chile, cuyos mismos términos dificultan el nacional de La Haya. Por su parte, el gobierno chileno
(re)acceso de Bolivia al mar. Esto se debe a que, según habría ofrecido a Bolivia una salida al mar a través de
estipula el tratado de Tacna y Arica de 1929, los terri- un enclave sin soberanía, en la zona fronteriza con Perú.
torios entregados a Chile no pueden ser cedidos a una Esto conecta el desenlace del litigio a la resolución del
tercera parte, y difícilmente el gobierno chileno podría diferendo sobre límites marítimos que mantienen los
acceder a entregar territorios más al sur a Bolivia, ya dos países en la Corte Internacional, cuyo fallo estaría
que supondría la discontinuidad de su territorio. previsto para mediados de 201311. En cualquier caso, este
En todo caso, la percepción boliviana es que no solo asunto ha vuelto a convertirse en una cuestión clave
perdió más de 400 km de costa y más de 120.000 km2, en las relaciones bilaterales y también regionales, con-
en la Guerra del Pacífico, sino que la mediterraneidad dicionando, por ejemplo, la integración de Bolivia en la
ha supuesto y supone un alto costo para el país. Es por Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
ello que en 1910, el canciller boliviano, Sánchez Bus- (CELAC), y en los debates en las cumbres de la OEA o de la
tamante, reclamó por primera vez a los gobiernos de Cumbre América del Sur – Países Árabes (ASPA).
Chile y Perú una salida al mar y así se inició formal-
mente esta vieja reivindicación (Gangas Geisse y Santis La isla Brasileira y el Rincón de Artigas
Arenas 1994). Se trata de una pequeña isla fluvial, de no más de
En la actualidad se trata más de buscar una salida 300 ha, en el curso del río Uruguay y en la desemboca-
al mar, que de reivindicar el territorio conquistado por dura del río Quarai/Cuareim, en la que Brasil construyó
Chile. En tal sentido, desde 1990 las acciones del go- un hito fronterizo en 1860. La difícil precisión de su si-
bierno boliviano se han centrado en presentar ante la tuación —si está en el río Uruguay o en la desemboca-
Asamblea General de la OEA informes anuales que in- dura del Cuareim— permite justamente interpretar a
tentan justificar el daño económico que la mediterra- los dos países que debe estar bajo su soberanía, pues así
neidad causa a su país. Se han sucedido negociaciones se desprendería del tratado de límites de 1851 entre am-
al máximo nivel, y se exploró en 2001 la posibilidad de bas naciones. Pero además de la soberanía sobre la isla,
crear una Zona Económica Especial en el litoral Pacífi-
co, a través de la cual se exportara el gas boliviano (Pro- 11 Véase ABC.es 2013.
se encuentra en juego la de las aguas que la rodean y la las 24 cuestiones limítrofes que estaban pendientes en-
ubicación del punto común a las tres soberanías que allí tre ambos países, y se decidió someter a arbitraje el caso
concurren, el trifinio de Argentina, Uruguay y Brasil. de Laguna del Desierto, con lo cual se alcanzó un convenio
En años recientes, este asunto ha vuelto a ser objeto para “precisar” el límite entre el Monte Fitz Roy y el Cerro
de atención debido a la posibilidad de que se produzca Daudet. En 1994, el laudo arbitral concede la Laguna del
la relimitación definitiva de las fronteras de Argentina Desierto a Argentina. Finalmente, el 2 de junio de 1999,
y Brasil en el río Uruguay (Acuña 2005). Sin embargo, se cerró una nueva etapa de este conflicto, con la ratifi-
en el cruce de diferentes notas diplomáticas entre los cación simultánea por los congresos de Chile y Argen-
gobiernos de Uruguay y Brasil, mientras el primero so- tina del acuerdo sobre el Campo de Hielo Sur (Acuerdo
licita la demarcación de la isla, el último desconoce, al para Precisar el Recorrido del Límite desde el Monte Fitz
menos hasta 2013, la existencia de litigios pendientes Roy hasta el Cerro Daudet), suscrito por los Presidentes
entre ambos países respecto a sus fronteras. Eduardo Frei y Carlos Menem, el 16 de diciembre de 1998.
El denominado Rincón de Artigas, aguas arriba del Muchas de estas cuestiones limítrofes tenían su ori-
Cuareim, tiene una forma aproximadamente triangu- gen en la dificultad para precisar la divisoria de aguas
lar. Sus lados están formados por la Cuchilla Negra o -que era el límite fronterizo que establecía el tratado
de Haedo, el arroyo de la Invernada y el arroyo Cuara- de 1881- en ciertos parajes de la cordillera andina de
guatá, que desemboca en el Maneco, y este, a su vez, en gran altitud y pronunciada latitud sur, en particular,
la Invernada cerrando el triángulo. Con una superficie en algunas zonas cubiertas de hielos. Estudios preci-
aproximada de 25.000 ha, fue objeto, en 1934, de una sos, con la ayuda de nuevas tecnologías, junto con la
“reserva” por parte de la cancillería uruguaya. decisión de regímenes democráticos en ambos países,
permitieron la demarcación precisa de la frontera.
La Laguna del Desierto
Tras la independencia, Argentina y Chile, a pesar de Las islas del Atlántico Sur
sus diferencias en torno a la soberanía sobre la Pata- La construcción social del conflicto territorial ar-
gonia, área no ocupada por los españoles en la época gentino-británico se ha forjado en diferentes periodos
colonial, se pusieron de acuerdo en 1881 sobre el tra- históricos, y en cada uno de ellos se han producido ex-
zado de la frontera común. Esta fue establecida en la tensiones relevantes del espacio objeto de disputa. Des-
cordillera de los Andes, de norte a sur, hasta el paralelo de 1833 hasta el presente, la que comenzó siendo una
52° sur, tomando la línea divisoria de aguas como lími- disputa territorial respecto a los casi 12.000 km2 de las
te fronterizo. La línea divisoria fue definida en Tierra islas llamadas Falkland o Malvinas, se extendió en la ac-
del Fuego, a lo largo del meridiano 68º34’ oeste, entre tualidad a unos 980.000 km2. A la reclamación original
el Cabo del Espíritu Santo y el Canal del Beagle, donde se ha sumado cerca de 4.000 km2 de las Islas Georgías
termina. Al sur de este canal, se estableció que todas las del Sur, 300 km2 de las Islas Sandwich del Sur y 965.000
islas pertenecerían a Chile, y Argentina reconocía la so- km2 en la Antártida; y, además, se ha añadido una dis-
beranía chilena en el Estrecho de Magallanes. Pero las puta marítima sobre más de 200.000 km2, correspon-
interpretaciones sobre el alcance del tratado y la difícil dientes a la Zona de Administración y Conservación de
demarcación de algunas zonas crearon disputas y ten- Pesquerías de las Islas Falkland, declarada en 1986, tras
siones fronterizas entre los dos países. Así, el conflicto la guerra. De forma paralela, lo que comenzó siendo una
acerca de la soberanía sobre tres pequeñas islas en el controversia por la posesión de unas islas casi deshabi-
Canal de Beagle (Picton, Lennox y Nueva) casi da lugar tadas, se transformó en una guerra que produjo cientos
a una guerra en 1978, mientras los dos países estaban de víctimas, y que es todavía fuente de apasionamiento
bajo dictaduras militares. popular, sobre todo en Argentina, y de tensiones entre
En 1984, bajo la égida del Papa Juan Pablo II, ambos ambos Estados (Cairo Carou 2005b, 587).
países suscribieron un tratado de paz y amistad, en el Los años 1990 vieron una cierta distensión en tor-
que se establecía la soberanía chilena sobre las tres islas, no al área en disputa y las partes alcanzaron algunos
pero, a cambio, la línea de frontera marítima no siguió acuerdos sobre la explotación de los recursos naturales
la línea de equidistancia hacia el sureste, sino que, en la y sobre el tratamiento a los ciudadanos argentinos en
parte final, continuó el meridiano del Cabo de Hornos las islas o de los isleños en Argentina. Esto siempre bajo
hacia el sur. En 1991, se alcanzó un acuerdo sobre 22 de el “paraguas” de la soberanía, es decir, sin abordar ni
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prejuzgar dicha cuestión. Así, en 1990, se reanudaron pero las diferencias no han sido nunca dirimidas ante
las relaciones diplomáticas entre Argentina y el Reino una corte. El 10 y 11 de marzo de 2013, después de las
Unido. En 1995 se creó un Área de Cooperación Espe- reiteradas peticiones de Argentina de abrir negociacio-
cial, al suroeste de las islas, que gestionan delegados de nes sobre las islas, se celebraba un referéndum para de-
ambos gobiernos junto con representantes de las islas. cidir sobre su soberanía. Sin embargo, días después, y
En julio de 1999 se firmó una declaración conjunta en- aún con un resultado de casi un cien por cien de votos
tre los gobiernos británico y argentino, con la presencia a favor del mantenimiento de la administración britá-
de dos miembros del Consejo Legislativo de las islas, nica, la presidenta argentina, Cristina Fernández de
que contemplaba medidas de cooperación, distensión Kirchner, solicitaba al papa Francisco -quién tiempo
y confianza mutua en varios aspectos, tales como: 1) atrás habría calificado públicamente el estatus de las is-
mejorar la cooperación en materia pesquera, especial- las como de “usurpación británica”- su mediación para
mente en el control de la pesca ilegal; 2) revisión de la reabrir las conversaciones con el Reino Unido sobre la
toponimia argentina de las islas, impuesta por el ge- soberanía de las Malvinas12.
neral Galtieri; 3) permiso de entrada a las islas a los
ciudadanos con pasaporte argentino, poniendo fin a la Argentina, Chile y Reino
prohibición establecida tras la guerra de 1982; 4) reini- Unido en la Antártida
cio de los vuelos semanales desde Chile, que incluían El Tratado Antártico de 1959 difería las reclamaciones
una parada en Río Gallegos, y que se habían interrum- de soberanía territorial sobre este territorio, incluyendo
pido por la detención de Pinochet en el Reino Unido; 5) la plataforma continental en el océano Antártico. Has-
erección de un memorial a los caídos en el cementerio ta ese momento se habían producido las reclamaciones
argentino en las islas, y 6) cooperación interguberna- de Argentina, Australia, Chile, Francia, Nueva Zelanda,
mental en la limpieza de minas. Noruega y el Reino Unido. El Protocolo de Protección
Aunque se ha producido una distensión significati- Ambiental de 1991, o Protocolo de Madrid, amplió el tra-
va entre ambos gobiernos, y se han tomado en cuenta tado, estableciendo una protección sobre el frágil medio
los deseos de los habitantes de las islas, no se vislum- ambiente antártico. Las reclamaciones territoriales de
bra una solución definitiva. Lo anterior debido a que Argentina, Chile y el Reino Unido se solapan en el área
las partes siguen encastilladas en sus posiciones res- de la península Antártica, donde están situadas la ma-
pecto al tema de soberanía, y eventualmente se produ- yor parte de las bases de estos países en el continente
cen tensiones, de manera similar, respecto a los otros austral. En los últimos años, no se han producido cam-
archipiélagos deshabitados en disputa en el Atlántico bios significativos en las posiciones de estos países.
Sur. En términos jurisdiccionales, la ONU lo califica de
territorio de soberanía por definir, no autogobernado, 12 Véase Mindez 2013.
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62 Heriberto Cairo Carou y María Lois
hace un reclamo justo, que no se concentra en lo que fue tes mostraban su intención de convertir a las fronteras
el escenario total de ese conflicto, sino en un el acceso en “fuentes de progreso y desarrollo” (El Mundo 2012).
libre y soberano al Océano Pacífico. (Ministerio de Rela- Esta estrategia discursiva también aparece en los
ciones Exteriores de Bolivia 2004) trabajos de los intelectuales de Estado que se ocupan
de las fronteras, como se puede ver en un texto de un
Así, el recurso a la historia sigue siendo fundamen- coronel del Instituto Geográfico Militar de Uruguay so-
tal en la lectura de los diferendos, marcado, eso sí, por bre las pequeñas controversias con Brasil:
la diferencia de horizontes temporales relacionada con Como siempre nos anima la defensa de nuestra sobe-
el proyecto político personal; en el caso de Morales, en ranía, así como el espíritu de alcanzar una solución de-
una interpretación más regional. Decía el ex presidente corosa y realizable, cuyo objetivo final no puede ser otro
venezolano Hugo Chávez en una visita a Guyana: que el de sellar definitivamente, [sic] nuestros límites
Hoy en día la situación es totalmente distinta y en para integrarnos a un mundo dinámico y cambiante sin
Venezuela no hay para nada […] ningún sentimiento el lastre de estos pequeños problemas, que puedan afec-
antiguyanés, sino que, más bien, ha nacido un senti- tar nuestras relaciones internacionales. (Acuña 2005, 47)
miento de hermandad que hemos venido a fortalecer
[…]. [E]l gobierno venezolano no va a oponerse a nin- La misma estrategia discursiva está presente en las
gún proyecto en esa región [el Esequibo] que vaya en alocuciones de los jefes de Estado. Por ejemplo, en la
beneficio de sus habitantes. (Chávez citado en Siman- del presidente salvadoreño Elías Antonio Saca, con mo-
cas 2004, 31) tivo del final de los trabajos de demarcación de la fron-
tera de su país con Honduras:
Esta consideración negativa y de hechos pasados de Dos naciones hermanas ponen punto final al estable-
las disputas fronterizas se refuerza en ocasiones con cimiento de sus límites fronterizos y, a la vez [...] abrimos
alusiones al “enemigo exterior” común que supuesta- la brecha para lograr de manera conjunta, el desarrollo
mente las fomentó: de nuestros pueblos y la tan ansiada integración regio-
Hemos estado, Guyana y Venezuela, durante mucho nal. Hoy, comienza una nueva historia entre Honduras
tiempo perturbados, por el problema fronterizo hereda- y El Salvador: hacer el paso fácil de las personas, lograr
do de los tiempos coloniales […], recordaba […] que por la libre circulación de las mercaderías en estas fronteras.
allá por los años 60 y […] los años 70 […] a los militares (Saca 2006)
venezolanos, trataban de sembrarnos una semilla, una
actitud anti-guyanesa [...]. A los venezolanos, sobre todo
a los militares, nos decían que había que recuperar el te- Conclusiones
rritorio, pero que además había que evitar “otra Cuba”
en Guyana […]. Son viejas estrategias imperialistas […] Fracasado el ideal de unidad bolivariano, los Estados-
para dividirnos, o incluso para empujarnos a conflictos nación que crearon los criollos en América tuvieron su
armados y violentos entre nosotros. (Chávez citado en origen en diversas entidades político-administrativas
Simancas 2004, 22) coloniales. Entonces, como es lógico deducir, intenta-
ron ajustar el trazado de sus fronteras al de los límites
Sin embargo, el imaginario territorial tiene una cier- coloniales. Pero diversas circunstancias se oponían a
ta continuidad13. Así, a la vez que se califican los proble- estos designios: la imprecisión del trazado en las zonas
mas fronterizos como “historias pasadas”, se reafirma del interior del continente o en las áreas australes que
que deben ser resueltas para pasar a una nueva fase de no atrajeron el interés del colonizador ibérico o la es-
integración y cooperación entre los Estados. Así, “sa- casa población de estas regiones que, además, general-
len por una puerta, pero entran por la otra”, como se mente no se identificaba con el proyecto estatal criollo.
ponía de manifiesto en una reciente reunión entre los Es evidente que este proceso es el resultado de la or-
presidentes de Colombia y Ecuador, donde ambas par- ganización de un espacio colonizado en función de los
intereses metropolitanos. Pero esto genera una prime-
ra contradicción entre el fundamento territorial de la
13 Para un desarrollo más amplio de esta cuestión, desde el
diálogo con las dinámicas fronterizas en Europa, véase Lois legitimación del Estado y los límites reales del ejercicio
Barro 2013. de su soberanía.
No se pueden entender la mayoría de las disputas Hemos solucionado gran parte de los problemas pen-
activas hoy en día si no se tiene en cuenta el nacionalis- dientes con nuestros vecinos. Sin embargo, lamentamos
mo con énfasis territorial que se desarrolla en algunos que el fallo de Laguna del Desierto haya sido adverso a los
Estados latinoamericanos, especialmente durante el intereses de Chile y esperamos que los legítimos recursos
siglo XX, y que va acompañado de un adoctrinamiento que hemos presentado obtengan resultados positivos.
territorialista de sus poblaciones. Las “patrias imagina- (Congreso de Chile 1995, 7)
rias” -modeladas conforme a la extensión territorial a
la que aspiran los Estados y no ajustadas a la realidad Esas eran las palabras que decía en el discurso al ple-
de las fronteras internacionales reconocidas-, que los no del Congreso chileno de 1995. Esta posición de res-
sistemas educativos transmiten a argentinos, venezo- peto a los procedimientos y acuerdos internacionales le
lanos, guatemaltecos, ecuatorianos, etc., impiden una valió a Frei, como a sus antecesores y sucesores demo-
evaluación desapasionada del alcance de la soberanía cráticos en la presidencia chilena, ser tachado de “en-
territorial del Estado, cuyas limitaciones actuales ha- treguista” por parte de los sectores soberanistas más
cen ciertamente anacrónicas este tipo de disputas. reaccionarios. En este sentido, el fin de la Guerra Fría
Este nacionalismo territorial ha sobrevivido a dife- ha permitido un periodo democrático relativamente
rentes cambios de regímenes en los Estados latinoame- estable en los países latinoamericanos. No han reapa-
ricanos, y ha traspasado los límites temporales de ciclos recido las dictaduras militares, apoyadas por Estados
o eras políticas. Así ha ocurrido también tras el final de Unidos para “contener” el avance del comunismo, que
la Guerra Fría: el fin del enfrentamiento entre la Unión enfatizaban la seguridad nacional como objetivo máxi-
Soviética y los Estados Unidos no ha tenido un gran im- mo del Estado.
pacto sobre los contenciosos territoriales en América Uno de los cambios más notables que se ha produ-
latina. Un ejemplo significativo es el de Venezuela, país cido está unido a la percepción de los diferentes gobier-
en el que, desde 1959, cuando vuelve la democracia, has- nos de los procesos de globalización; en el sentido de
ta 1999, desarrolla una acción exterior decididamente que, aunque se hayan mantenido las retóricas de uni-
dedicada a frenar la proyección política y militar cuba- dad territorial en todos los países latinoamericanos, es-
na en el Caribe; este hecho se invierte con la revolución tas se han visto acompasadas por las manifestaciones a
bolivariana del presidente Chávez, y ese enfrentamiento favor de la integración regional (o continental). El dis-
se transforma en una alianza. Y, a pesar de todo ello, el curso de la integración se ha convertido en dominante
“[…] esquema de atención diplomática al contencioso y ha tenido sus efectos:
Venezuela-Guyana a partir de los años ochenta se ha […] por un lado, las fronteras de los Estados impli-
mantenido inalterado […]” (Otálvora 2002, 124). cados en dichos procesos pasan a ser contempladas más
No obstante, aunque exista continuidad en el na- como continuidades que discontinuidades, y, por otro,
cionalismo territorial, también es cierto que el afian- las políticas externas de los Estados se piensan crecien-
zamiento de regímenes democráticos en los Estados temente en términos de agregación más que de indepen-
latinoamericanos ha supuesto un cambio con el pa- dencia […]. (Cairo Carou 2003, 31)
sado14. Valga como muestra la reacción del presidente
chileno Eduardo Frei ante la sentencia adversa para los Así se han manifestado en América Latina; las ten-
intereses de su país del laudo arbitral de 1994: dencias a facilitar el tránsito de personas y mercancías
han prevalecido sobre las tentaciones restrictivas, e
14 Sobre la relación entre democracia y paz en los conflictos te- incluso, cuando se han afirmado reivindicaciones terri-
rritoriales, se puede ver el trabajo de Huth y Allee (2002).
Específicamente sobre la relación entre la resolución de con-
toriales, a continuación se ha invocado el inicio, la con-
flictos territoriales y una “paz positiva”, en el sentido galtun- tinuación o la conclusión de procesos de integración,
giano, véase Gibler y Tir (2010). que se consideran inevitables.
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64 Heriberto Cairo Carou y María Lois
María Lois
Profesora en el departamento de Ciencia Política III (Teorías y Formas Polí-
ticas y Geografía Humana) de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología
de la Universidad Complutense de Madrid (España). Sus investigaciones se
inscriben en el área de la geografía política, y ha trabajado sobre geografías
electorales del nacionalismo; metodología y teoría de la perspectiva de lu-
gar; el espacio en las prácticas artísticas contemporáneas y, en general, en
torno a los procesos de construcción del espacio y el tiempo colectivos. En
los últimos años, su investigación se ha centrado en la frontera hispano-
portuguesa, dentro de una reflexión más amplia sobre territorialidades en
el contexto europeo.
Excepto que se establezca de otra forma, el contenido de este artículo cuenta con una
licencia Creative Commons “reconocimiento, no comercial y sin obras derivadas”
Colombia 2.5, que puede consultarse en http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/co/
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66 Heriberto Cairo Carou y María Lois
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CUADERNOS DE GEOGRAFÍA | REVISTA COLOMBIANA DE GEOGRAFÍA | Vol. 23, n.º 2, jul.-dic. de 2014 | ISSN 0121-215X (impreso) · 2256-5442 (en línea) | BOGOTÁ, COLOMBIA | PP. 45-67