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12/9/2018 Google: El poder político de Google y Facebook (y sus ambiciones económicas)

El Confidencial

El poder político de Google y Facebook (y sus ambiciones


económicas)
Las grandes empresas nacionales se están quejando de la concentración en
que consiste el modelo de negocio de las tecnológicas. Pero hay que advertir
también de su poder ideológico

Sundar Pichai, CEO de Google. (Reuters)

Autor
Esteban Hernández
Contacta al autor
HdezEsteban
Tiempo de lectura8 min
25/05/2018 05:00 - Actualizado: 25/05/2018 11:00

Francisco González, presidente del BBVA, dijo un par de cosas interesantes en Bruselas durante la reunión del
Instituto de Finanzas Internacionales, el 'lobby' bancario más importante del mundo. Una de ellas se ha
convertido en un lugar común en los últimos tiempos, pero no deja de ser cierta: “Quien controla los datos,
controla el mundo”. La segunda tenía como telón de fondo la petición por parte de la banca de una legislación
que ponga freno al auge de las 'fintech': las nuevas compañías se estarían beneficiando mucho más de una
legislación laxa que de la eficacia de sus modelos de negocio. Ana Botín, presidenta del Santander, y Jordi
Gual, máximo responsable de CaixaBank, coincidían en que se trata de una deficiencia regulatoria que debería
corregirse. Según González, “si no se cambian las normas, gran parte de la riqueza que se va a crear en la
nueva era digital se va a concentrar en muy pocas manos, y eso es muy negativo para la sociedad”.

Es una afirmación totalmente cierta, pero que no deja de sonar extraña. No se trata solo de que las cinco
grandes entidades acaparen el 70% del negocio bancario español, sino de que en la página siguiente de
'Expansión', el diario que recoge las declaraciones citadas, nos encontremos con esta noticia: “BBVA mantiene
su apetito por comprar bancos: 'Estamos atentos a oportunidades”. Analizar las contradicciones entre una
afirmación y la siguiente nos llevaría a conclusiones interesantes, pero de momento nos centraremos en algo
que trasciende las quejas del sector bancario, y que entronca con el mismo problema que subrayaba El Corte
Inglés cuando solicitaba que se pusiera en marcha un Amazon europeo.

El próximo turno será el de la banca, y el sector anda en tensión, porque sabe que Google, Facebook o
Alibaba quieren jugar en ese terreno
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12/9/2018 Google: El poder político de Google y Facebook (y sus ambiciones económicas)

La llegada de nuevos actores que gracias a una gran capitalización han podido desarrollar tecnologías
diferentes, y que se han aprovechado de su carácter global para pasar por encima de las regulaciones
nacionales y regionales, está golpeando también a las grandes empresas. El próximo turno será el de la
banca, y el sector anda con cierta tensión, porque sabe que gigantes como Google, Facebook, Alibaba,
Amazon o Apple quieren jugar en ese terreno, y cuentan con grandes ventajas tanto en lo tecnológico como en
la recolección y procesamiento de datos. Es ahí donde quieren imponer barreras regulatorias, mientras que los
gigantes tecnológicos prefieren seguir en situación de ventaja. En fin, que han aparecido actores más grandes
y más fuertes que tratan de comerse la cuota de mercado de otras empresas que habían crecido a base de
sacar del juego a firmas más pequeñas. Llegados a este punto, bien se podría contestar “es el mercado,
amigo”, y pasar a otra cosa.

La queja de 'El País'

Pero no es solo esto. Hace un par de días, 'El País' publicaba una noticia sin aparente relación con este asunto
en la que denunciaba la permisividad de Google con páginas como 'Digital Sevilla', 'OK Diario', 'Periodista
digital' o 'La Tribuna de Cartagena'. Son webs que, gracias a la programática, consiguen notables recursos a
través de la red de publicidad de Google. Dicha red percibe el 32% de los ingresos que pagan los anunciantes,
y el resto lo destinan a las páginas que publican las noticias. La pretensión del diario madrileño era presionar a
Google para que no prestase espacio ni apoyo a este tipo de páginas, dada la escasa o nula calidad
periodística de muchas de sus noticias, por el perjuicio social que provocan. En gran medida, la queja de 'El
País' podría resolverse, como la de los bancos, con “es el mercado, amigo”; las empresas grandes eligen sus
reglas, y quien no quiera, que juegue a otro juego. Al fin y al cabo, si al lector le interesan esas noticias, sean
las de 'OK Diario' o las de una página de jardinería, ¿quién es 'El País' para dictaminar qué tiene calidad y qué
no? ¿No es mucho mejor que decida el destinatario de las informaciones en lugar de un medio periodístico que
tiene obvios intereses en recibir usuarios e ingresos y cuyo prestigio ha caído en picado en los últimos años?

Google y Facebook eligen, desde una posición dominante, a qué conceden visibilidad a través de algoritmos
que son todo menos transparentes

Un argumento así, desde luego, tendría parte de razón, pero sería enfocar el asunto desde el lado incorrecto.
Los gigantes tecnológicos son mediadores que se convierten en actores dominantes, y gracias a esa posición,
pueden imponer condiciones de funcionamiento a quienes se convierten de hecho en sus proveedores. La
prensa no puede entenderse ya sin Facebook y especialmente sin Google, quienes generan buena parte del
tráfico de la gran mayoría de los diarios. Cada vez que se escribe sobre Bárcenas, sobre la caída del PP, el
chalé de Pablo Iglesias e Irene Montero, la última polémica en redes o la cría de orugas en Siberia, hay
quienes salen ganando sin excepción: Google y Facebook, que reciben su porcentaje publicitario por el trabajo
que otros hacen.

El algoritmo oculto

Desde esa posición, eligen también a qué conceden visibilidad a través de algoritmos que no son
transparentes y cuya labor de selección carece de justificación en muchas ocasiones. Por ejemplo, cuando el
algoritmo de Facebook decide qué te llega de tus contactos y qué no, en lugar de permitir al usuario que
decida por sí mismo, una mediación artificial generada para obtener rentabilidad.

Los mediadores han ejercido una selección conforme a criterios desconocidos que convierten en muy leídas
unas noticias y en invisibles a otras

Y puesto que tienen ese poder, no podemos pasar por alto algo evidente y que solemos obviar: que la gente
lee aquello a lo que accede; que Google y Facebook otorguen visibilidad a unas noticias y no a otras convierte
las primeras en más leídas. No es un terreno plano en el que el lector elija de entre la multitud de
informaciones aquellas que le resulten más interesantes, sino que los mediadores han ejercido una selección
conforme a criterios nada transparentes que convierten en exitosos a unos y en invisibles a otros.

La concentración

Del mismo modo que Amazon desestructuró sectores enteros y los reconvirtió en su beneficio, Google y
Facebook se están quedando con el mercado periodístico, se han convertido en actores esenciales en la
recolección de datos, en el 'big data' y en su capitalización y en la inteligencia artificial, y tendrán mucho que
decir en el negocio bancario. Son gigantes que quieren seguir creciendo, y frente a los cuales estas
invocaciones de 'El País', El Corte Inglés o los bancos nacionales suenan extrañas. Porque combatirlos, como
debería hacerse, supondría cambiar las reglas de funcionamiento del mercado, pero no solo respecto de los
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12/9/2018 Google: El poder político de Google y Facebook (y sus ambiciones económicas)

gigantes tecnológicos, sino en general; si se ponen límites al mercado, porque se entiende que la regulación
es precisa, no se deben hacer salvedades. Si la concentración es perjudicial, y lo es, no puede combatirse
únicamente cuando Google y Facebook la practican. Si es un problema social enorme, y lo es, los límites
deben marcarse en todos los espacios. Lo que las quejas de estas grandes empresas españolas reflejan es la
impotencia de unas clases altas nacionales que ven cómo otras con mayor tamaño y poder, en general de
nacionalidad estadounidense, quieren quedarse con su parte del pastel. Pero eso no debería hacernos olvidar
un hecho esencial: que González tiene razón en lo que dice, que la concentración provoca grandes males
sociales y que deberíamos ponerle remedio ya mismo.

¿Google y Facebook están impulsando a la extrema derecha? No lo sabemos, pero sí sabemos que tienen ese
poder en sus manos

Un buen ejemplo es el de su influencia política. Merkel acusó a Facebook de haber dado alas a la extrema
derecha alemana, se insistió hasta la saciedad en el papel importante de la empresa de Zuckerberg en el
Brexit y en la elección de Trump, y además está lo de Cambridge Analytica. A su vez, las webs favorecidas por
Google que se señalan en el artículo de 'El País' son todas de derecha o de extrema derecha. Lo cual nos
señala dos cosas. Por una parte, que la estructura periodística del pasado, en la que los grandes medios, los
que tenían visibilidad e influencia, se apoyaban en la publicidad, que provenía ante todo de empresas
nacionales, está cambiando. Basta con que Facebook o Google te acojan para que no solo ganes dinero sino
que además las noticias sean influyentes en determinados sectores.

Pero, en segundo lugar, no sabemos si este impulso a la extrema derecha se está haciendo voluntaria o
involuntariamente. Probablemente no exista ninguna intención ideológica y solo pretendan ganar dinero, pero
como no sabemos cómo funcionan por dentro, tampoco podemos estar seguros. Lo que sí sabemos es que
tienen el poder para hacerlo. Si quisieran impulsar una opción política determinada, están en la posición
idónea para influir decisivamente en las sociedades contemporáneas. Y ese es un poder que no debería estar
en sus manos.

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