Existe un tema de la banda de rock subterráneo, Morbo, “A quien le echamos la
culpa”, una de sus líneas dice: “Tú piensas que vivimos en un paraíso, pero tus problemas crecen en tu mundo inconsciente”. Pareciera que este fuera el pensar colectivo de nuestra sociedad, infundiéndonos odio con discursos superfluos y obviando la cruda realidad de cuál es la raíz de lo que aqueja a nuestro país. Como es dicho reiteradas veces por analistas, periodistas y demás, nuestro país es un lugar no acostumbrado a recibir extranjeros en busca de oportunidades, nuestra sociedad siempre ha sido la del paso momentáneo y exportadora de migrantes. Es así que la actual situación es un acontecer de un impacto bastante fuerte para nuestra sociedad, impacto no muy bien llevado por parte de la población que usa al extranjero como chivo expiatorio de cualquier mal que aqueja al país. En una economía neoliberal como la nuestra, la competencia en torno a puestos de trabajo es algo normal pero, el venezolano es visto como una competencia “desleal”, por el simple hecho de ser extranjero y se cree que oferta su trabajo por un menor precio quita trabajo al peruano, cuando esto es total culpa de empresarios explotadores y aprovechados que tienen esas prácticas desde siempre, aprovechándose de la misma manera desde hace mucho de jóvenes provincianos, sin esto ser considerado una “competencia desleal”. Este temor es bastante contraproducente por que al haber muchos venezolanos con preparación esto le otorga un aporte a la economía peruana, mas esto genera temor. Esto solo muestra que nuestra educación superior tampoco es eficiente al producir profesionales sin la seguridad de tener capacidad competitiva. Se cree que vienen a quitarnos todo lo conseguido, esa falsa “prosperidad” basada en bienes materiales pero vacía, dado que seguimos muy atrasados y confundiendo crecimiento económico con desarrollo. La delincuencia y la informalidad no parecen haber tenido cabida en un mundo previo a la diáspora venezolana, los peruanos comenzamos a apuntar con el dedo cuando vimos a extranjeros más pobres que nosotros trabajando en la misma situación caótica en la que convivimos. Es necesario exigir una nueva política migratoria, por que casos como estos van a seguir pasando y no podemos simplemente basarnos en prejuicios, generalizar e imaginar un pasado “esplendoroso” antes de los venezolanos, cuando esto nunca fue así, son las autoridades las encargadas de administrar y nosotros grandes culpables por ser incautos al escoger. Esto hace concluir mi texto con el estribillo de la misma canción con la que empecé: “¿A quién le echamos la culpa? Si nosotros somos parte del problema. ¿A quién le echamos la culpa? Si nosotros somos inocentes”