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El Método Dialectico de Hegel

Georg Wilhelm Friedrich Hegel (Stuttgart, actual Alemania, 1770 - Berlín,


1831)
El movimiento esencial del ser es dialéctico, por cuanto expresa la pugna
interna entre las partes para reducir su oposición a unidad. Dado que el
pensamiento debe aprehender una realidad en movimiento, Hegel desarrolla una
lógica que permite conocer el ser (el Absoluto) sin excluir el devenir y el cambio.

Hegelianismo
Doctrina filosófica de Hegel, o pensamiento influido por este autor. Entre los
hegelianos se distingue una derecha, ortodoxa o tradicional, que insiste en los
rasgos nacionalistas y concibe el Estado como la síntesis perfecta entre lo privado
y lo público, al tiempo que cultiva la visión teológica de las teorías de Hegel, y la
izquierda («jóvenes hegelianos»), para la cual la religión aparece superada por la
filosofía, y que se interesa en particular por el método dialéctico aplicado a la
realidad (materialismo dialéctico); en esta última corriente se destacan autores
como D. Strauss, B. Bauer, L. Feuerbach, K. Marx y F. Engels.
Hegel es el máximo representante del idealismo y uno de los teóricos más
influyentes en el pensamiento universal desde el siglo XIX.

El Marco Histórico – Social


La filosofía de Hegel supone una lucha por la falta de la libertad y de la
razón. A su juicio, la situación histórico–social en que vivía estaba necesitada de
una mayor libertad.
La Revolución Francesa significó para Hegel el triunfo de la Razón. La
Revolución Francesa estableció el principio de que el pensamiento debe gobernar
la realidad y el orden político – social; Hegel también tenía la concepción de que
sólo puede considerarse como verdadera realidad aquella que realiza las
exigencias y los fines de la Razón.

El Marco Filosófico
La obra de Hegel puede considerarse como la madurez filosófica y cultural
de la tradición occidental. Su filosofía pasa por ser el último gran sistema filosófico,
en el que confluyen prácticamente todas las filosofías anteriores. El propio Hegel
interpretó así su sistema, como el estado de maduración y unidad interna de todo
el pensamiento anterior a él (así lo hace en sus Lecciones sobre la historia de la
filosofía).

La Dialéctica Según Hegel


Sentido De La Dialéctica
El término "dialéctica", aunque no fue Hegel el primero en utilizarlo (lo
habían hecho ya, por citar dos ejemplos, Platón y Kant), sirve para caracterizar
toda su filosofía llamándola método dialéctico o naturaleza dialéctica de la
realidad.

Carácter Concreto e Histórico de la Dialéctica.


Ya habíamos hablado de que la filosofía de Hegel nacía unida a un marco
histórico y social determinado, en el que Hegel denunciaba la falta de libertad del
hombre. En la dialéctica de Hegel queda patente, pues, una voluntad de actuación
sobre una realidad escindida, contradictoria y alienaba que lucha por superar esa
situación.
La dialéctica expresa, pues, tanto la contradicción del mundo existente cuanto la
necesidad de superar los límites presentes en un afán de superación movido por
la necesitad de una realización total y de un modo efectivo de la libertad y de la
infinitud.

La Dialéctica como Estructura de la Realidad.


Pero también habíamos visto que la filosofía de Hegel estaba inserta en un
marco filosófico muy preciso. En ese sentido, en cuanto expresión de la filosofía
de Hegel, dialéctica significa la radical oposición de Hegel a
toda interpretación fragmentaria de la realidad y del conocimiento.
El carácter dialéctico de lo real significa que cada cosa es lo que es, y sólo
llega a serlo en interna relación, unión y dependencia con otras cosas y, en último
término, con la totalidad de lo real.
La dialéctica de Hegel concibe la realidad como un todo, sin que ello afecte
para nada a la relativa independencia de cada cosa en su singularidad.
Esta concepción se opone a la interpretación empírica de la experiencia.

La Dialéctica como Estructura del Conocimiento.


Para Hegel el conocimiento tiene una estructura dialéctica. Y tiene esa
estructura, en definitiva, porque la realidad es dialéctica y, por tanto, el
conocimiento también es dialéctico, en cuanto que es una dimensión de lo real y
en cuanto que se configura dialécticamente al manifestar adecuadamente la
naturaleza dialéctica de la realidad.
Hemos visto que para Hegel la dialéctica no se limita a ser un método del
conocimiento, sino que es algo más. La dialéctica constituye la naturaleza y
estructura de lo real, y por ello es por lo que constituye el modo de proceder del
conocimiento.
Filosofía analítica
Filosofía analítica es un término genérico para un estilo de filosofía que
comenzó a dominar a los países de lengua inglesa en el siglo XX. En los Estados
Unidos, el Reino Unido, Canadá, Escandinavia, Australia y Nueva Zelanda, la gran
mayoría de los departamentos de filosofía de las universidades se identifican a sí
mismos como departamentos “analíticos”
El Movimiento analítico lo inicia en Inglaterra G. E. MOORE (1873-1958)
con su obra Refutación del idealismo, de 1903, que contó con el apoyo de B.
RUSSELL, compañero y amigo en la universidad de Cambridge. Ambos recuperan
la tradición empirista propia de la filosofía inglesa, en particular la de D. HUME con
su atomismo de los elementos del conocimiento. En contra del Idealismo, los
filósofos analíticos comparten el Idealismo derivado del sentido común que,
mediante una actitud empirista y el recurso al método analítico, tendría el lenguaje
como objeto propio de la filosofía. Esta concepción de la filosofía da lugar a varias
corrientes de pensamiento:
Por otra parte, L. WlTTGENSTEIN (1889-1951) estudió en Cambridge con
los dos maestros anteriores y, como resultado de sus enseñanzas, escribió el
“Tractatus Logico-Philosophicus”, en el que afirma que el objeto de la filosofía se
reduce a la aclaración lógica del pensamiento. De regreso a Viena entró en
contacto con M. SCHLICK, promotor del Círculo de Viena e impulsor del
Neopositivismo, que aplica el análisis al lenguaje científico.
A partir de 1929, el mismo Wittgenstein inició una nueva etapa: revisó sus teorías
y escribió Investigaciones filosóficas, con nuevas perspectivas para el análisis del
lenguaje y para la concepción de la filosofía. Estas nuevas ideas tuvieron
continuidad en sus discípulos de las universidades de Oxford y Cambridge,
iniciadores de la Filosofía analítica, corriente que desarrolla el análisis del lenguaje
ordinario.

Positivismo lógico

En primer lugar señalaremos al Atomismo lógico. Así, G. E. MOORE analiza


el lenguaje común u ordinario y B. RUSSELL analiza el lenguaje ideal o formal. B.
Entre las décadas de 1920 y 1940, el formalismo de Russell en los “Principia
Mathematica” y Wittgenstein en el “Tractatus logico-philosophicus fue tomado muy
en serio por un grupo de pensadores en Viena y Berlín, quienes conformaron
el Círculo de Viena y el Círculo de Berlín. Su doctrina se conoce como positivismo
lógico (o empirismo lógico).
El positivismo lógico usa herramientas lógicas formales para sostener una
explicación empirista de nuestro conocimiento del mundo. Filósofos como Rudolf
Carnap y Hans Reichenbach, junto con otros miembros del Círculo de
Viena sostenían que las verdades de la lógica y las matemáticas
eran tautologías y las de la ciencia eran aseveración empíricamente verificables.
Estas dos constituían el universo entero de juicios con significado; cualquier otra
cosa era un sinsentido. Las aseveraciones de la ética, la estética y la teología
serían, de acuerdo con esto, pseudo-afirmaciones, ni verdaderas ni falsas, sino
puro sinsentido carente de significado. La insistencia de Karl Popper en el rol de
la falsación en filosofía de la ciencia constituyó una reacción a los positivistas
lógicos.
Con la llegada al poder de Hitler y el Nazismo en Alemania y Austria,
muchos miembros de los círculos de Viena y Berlín se vieron obligados a huir,
debido a sus simpatías de izquierdas y el origen judío de algunos de ellos. Se
refugiaron sobre todo en el Reino Unido y en Estados Unidos, lo que ayudó a
reforzar el dominio del positivismo lógico y de la filosofía analítica en el mundo
angloparlante.Los positivistas lógicos típicamente consideraron que la filosofía
tenía un rol bastante estrecho. La filosofía tendría que ver con la clarificación del
pensamiento, más que con contenidos concretos propios. Los positivistas lógicos
adoptaron el principio de verificación o verificacionismo, según el cual toda
aserción con significado o bien es una proposición analítica o bien es susceptible
de ser verificada a través de la experiencia. Esto condujo a los positivistas lógicos
a rechazar muchos problemas filosóficos tradicionales, especialmente los
de metafísica u ontología, por considerarlos carentes de significado.

La Hermeneutica de Gadamer

La hermenéutica filosófica de Gadamer representa, ciertamente, la


culminación de toda una tradición histórico-filosófica en torno al problema
hermenéutica. Pero el sesgo peculiar que determina su propia índole está
mediatizado y configurado sustancialmente por la herencia de Heidegger. Pero
dicha herencia le abrirá también el camino que le llevará a reconocer la necesidad
de recuperar el legado socrático de una sabiduría humana. Y fue sobre todo el
arte del diálogo platónico lo que marcó profundamente a Gadamer, más incluso
que los grandes pensadores del idealismo alemán. Por eso a veces él mismo se
autodefine como un «viejo platónico».
Tras las huellas de Heidegger. La hermenéutica existencial y las ideas
desarrolladas por Heidegger a partir del «giro» (Kehre) se erigen en un productivo
instrumento para elaborar los presupuestos filosóficos de su propia hermenéutica.
En líneas generales podemos decir que Gadamer continúa el discurso de
Heidegger explicitando y haciendo inteligibles las virtualidades de su pensamiento.
Como decía Habermas, Gadamer «urbaniza la provincia de Heidegger» y, es
posible también, que Heidegger, como en su tiempo el propio Hegel, haya
encontrado también su Marx.
Partiendo de la radicalidad ontológica heideggeriana, Gadamer aborda el
problema de la comprensión de una forma tan audaz corno nunca hasta ahora lo
había hecho la hermenéutica. Una hermenéutica que se autodefine como filosófica
y universal trasciende todas las expectativas anteriores y no deja de ser, por otra
parte, un intento de «transformación» de la misma filosofía. Las posibilidades que
le ofrecían a Gadamer las aplicaciones de una filosofía ontológico-existencial
como la de Heidegger abrían, por una parte, el camino hacia una concepción
omnicompresiva de la hermenéutica; por otra parte, ayudaban a trascender la
hermenéutica metódica de Schleiermacher y Dilthey, cuyo ideal regulativo era la
objetividad de la ciencia y se limitaba simplemente a re-construir textos y
experiencias ajenas. Aún más, el aparato conceptual y la terminología de su
hermenéutica filosófica no se pueden entender sino desde el análisis de la
estructura existencial heideggeriana de la comprensión.

Gadamer, por otra parte, suele confesar con frecuencia que el auténtico punto de
partida de su pensamiento y el objeto de sus reflexiones teóricas ha sido el
pensamiento del «último Heidegger», en el que el lenguaje se constituye en fuente
de conocimiento. Conceptos tales como los de «pertenencia», «historia-efectual»,
«juego», «diálogo» expresan semánticamente en la hermenéutica de Gadamer la
lingüisticidad del ser. Tampoco duda en afirmar que el modelo que inspira su
propia experiencia hermenéutica es la propia experiencia que hace Heidegger con
el lenguaje, la verdad, etc. «Yo realmente creo haber comprendido al último
Heidegger, es decir, su "verdad". Pero debo "probarla" en mí, en la experiencia,
que es mi propia experiencia y que es lo que yo he llamado "experiencia
hermenéutica"» («Correspondence concerning Wahrheitund Methode: Leo-
Strauss/Gadamer»).
Al margen de la ayuda conceptual que representa Heidegger, su ontología
de la finitud inspira a Gadamer una posición crítica frente al subjetivismo y frente al
objetivismo dogmático de la ciencia. Aquí radica su principal confrontación con su
otro gran inspirador, Hegel, y con las pretensiones de las ciencias históricas de
hacer del método la única garantía para la verdad. No es casual, por lo demás,
que Gadamer comparta con Heidegger como punto de partida la crítica a la
ciencia y a la técnica de nuestro mundo actual. También aparece el influjo de
Heidegger en aquellos dos ejes que configuran todo el entramado de la filosofía
hermenéutica de Gadamer: la tradición y el lenguaje. Se relaciona sin ningún
eufemismo la problemática del ser, primero con el fenómeno de la tradición y,
luego, con el lenguaje. La tradición constituye para Gadamer el sujeto propio del
comprender, pues ella determina nuestros planteamientos, prejuicios y nuestra
propia conceptualidad. Por otra parte, la reducción ontológica del lenguaje al ser
determina la inexorable universalidad de la hermenéutica y su carácter
comprensivo.
Sin embargo, el tono catastrofista y pesimista que se respira a lo largo de la
dilatada obra heideggeriana cambia en favor de un discurso preñado de
perspectivas optimistas acordes con su formación humanista. Así por ejemplo la
visión positiva y optimista que tiene Gadamer de la historia de la filosofía marca
las diferencias. La descripción heideggeriana de la historia del pensamiento
occidental como la inexorable historia del «olvido del ser», como una historia de
errores, que culmina con el dominio actual de la técnica, deja paso a una visión
regeneradora y a un revival de la filosofía. Por otro lado, el concepto de «verdad
hermenéutica» gadameriano no acentúa, como lo hace Heidegger, aquello que
permanece oculto y en la oscuridad del misterio, sino que destaca más bien el
«desocultamiento» y el carácter de «apertura» propio de la experiencia de la
comprensión.
La presencia de Hegel y de los griegos. La hermenéutica de Gadamer es un
lugar de encuentro y confluencia no sólo de la tradición hermenéutica, sino
también de la tradición filosófica griega, especialmente Platón y Aristóteles, sin
olvidar la presencia de la Grosse Philosophie alemana: Hegel, Dilthey, Husserl etc.
En la más pura tradición heideggeriana y practicando lo que llamará la «historia-
efectual», deja que la tradición se muestre a sí misma en su propia efectividad,
que hable y eleve su voz hasta nuestro presente como si fuera un «tú».

El Falsacionismo de Popper
El falsacionismo, refutacionismo o principio de falsabilidad es una corriente
epistemológica fundada por el filósofo austriaco Karl Popper (1902-1994). Para
Popper, contrastar una teoría significa intentar refutarla mediante un
contraejemplo. Si no es posible refutarla, dicha teoría queda corroborada,
pudiendo ser aceptada provisionalmente, pero nunca verificada. Dentro del
falsacionismo metodológico, se pueden diferenciar el falsacionismo ingenuo inicial
de Popper, el falsacionismo sofisticado de la obra tardía de Popper y la
metodología de los programas de investigación de Imre Lakatos.
La definición de falsar es rebatir una proposición o una teoría mediante un
contraejemplo o una observación empírica

BIBLIOGRAFIA:
http://www.monografias.com/trabajos10/geor/geor.shtml

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