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“LA PALABRA de Dios es viva, y ejerce poder, y es más aguda que toda espada de dos filos, [...] y
puede discernir pensamientos e intenciones del corazón.” (Hebreos 4:12.) Esta descripción de lo que
logra la Palabra de Dios sin duda singulariza a la Biblia como algo más que sencillamente un buen
libro.
“Su mensaje es tan importante para la vida como la respiración”, señaló sucintamente un escritor de
temas religiosos, tras lo cual añadió: “Cuando abordamos la cuestión del deseo y la necesidad que
tenemos hoy de curación y leemos la Biblia desde esa perspectiva, los resultados son sorprendentes”.
Como una lámpara que resplandece, la Biblia arroja luz sobre los muchos y complejos problemas de la
vida moderna (Salmo 119:105).
De hecho, la sabiduría que se pone de manifiesto en la Biblia posee el poder de moldear nuestro
modo de pensar, ayudarnos a resolver los problemas, mejorar la calidad de vida y dotarnos de la
capacidad necesaria para hacer frente a las situaciones que no nos es posible cambiar. Más importante
aún: la Biblia nos posibilita llegar a conocer y amar a Dios.
Maurice, maestro jubilado, siempre creyó que la Biblia tenía cierto valor histórico y literario, pero
albergaba dudas en cuanto a que fuera el resultado de la inspiración divina. Tras escuchar una
explicación de por qué Dios dio su Palabra escrita a los hombres, examinó varias profecías bíblicas. De
joven había estudiado historia antigua, literatura, ciencia y geografía. Admite que se consideraba
demasiado inteligente como para reconocer los numerosos ejemplos que apoyan la autenticidad de
la Biblia. “Estaba absorto en la búsqueda ciega de las comodidades, las riquezas y los placeres de la
vida. Lamentablemente, permanecí ajeno a la belleza y veracidad del mejor libro jamás escrito.”
Maurice, que hoy cuenta más de 70 años, alude al relato sobre la aparición de Jesús al apóstol Tomás
y dice agradecido: “Mi mano ha sido guiada a la ‘herida sangrante’ que desterrará por siempre de mi
mente toda duda de que la Biblia es la verdad” (Juan 20:24-29). Como dijo con acierto el apóstol
Pablo, la Biblia pone al descubierto las intenciones del corazón y da sentido a la existencia.
Es verdaderamente una guía para la vida.
Recordemos: Dios ve lo que tenemos en el corazón y sabe lo que buscamos. Dios “está avaluando los
corazones” y da “a cada uno conforme a sus caminos” (Proverbios 21:2; Jeremías 17:10).
Si seguimos tal proceder, la Biblia será para nosotros, como ya lo es para millones de personas, más
que sencillamente un buen libro. Será verdaderamente una guía para la vida.