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Un fenómeno que no se había explicado con la teoría ondulatoria de la luz era el efecto
fotoeléctrico, él cual es un fénomeno en el que los electrones son expulsados desde la superficie
de ciertos metales que se han expuesto a la luz de al menos determinada frecuencia mínima, y que
se conoce como frecuencia umbral. El aparato para mostrar el efecto fotoeléctrico se muestra en
la figura. El electrodo negativo (cátodo) dentro del tubo al vacío es de un metal puro, como el
cesio. Cuando la luz de energía suficiente incide sobre el metal, los electrones son expulsados de
su superficie. Entonces se dirigen hacia el electrodo positivo (ánodo) y forman una corriente que
fluye por el circuito.
1. Los electrones son expulsados solo si la luz tiene una longitud de onda suficientemente
corta (con energía suficientemente alta), sin importar el tiempo de exposición o la
brillantez de la luz (intensidad). Este límite de la longitud de onda es diferente para
metales distintos.
2. Si la energía del fotón de la luz es lo suficientemente alta para comenzar el efecto
fotoeléctrico, el numero de electrones emitidos por segundo (la corriente) aumenta
conforme se incrementa la brillantez (intensidad) de la luz. La cantidad de corriente no
depende de la longitud de onda (color) de la luz utilizada después de que se alcanza la
mínima energía del fotón necesaria para iniciar el efecto fotoeléctrico.
La teoría de la luz no podía explicar el efecto fotoeléctrico, pero Einstein partió de una
extraordinaria hipótesis al considerar que un rayo de luz, es en realidad, un torrente de partículas.
Tomando como punto de partida la teoría cuántica de Planck, Einstein dedujo que cada una de
estas partículas de luz, que ahora se conocen como fotones, debe poseer una cantidad dada de
energía E (un cuanto), de acuerdo con la ecuación
E = hv
Donde v, es la frecuencia de la luz. Los electrones se mantienen unidos en el metal por fuerzas de
atracción y, para emitirlos, se necesita una luz que tenga una energía suficiente. El rayo de la luz
que incide sobre una superficie metálica puede compararse con la descarga de un rayo de
partículas (fotones) sobre los átomos del metal. Sí la frecuencia de los fotones es de una magnitud
tal que hv es exactamente igual a la energía de enlace de los electrones en el metal, entoncesla luz
tendrá la energía suficiente para emitirlos. Con una luz de mayor frecuencia, los electrones no sólo
serán emitidos, también adquirirán cierta energía cinética.