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Se dice que Santa Rosa, en un intento por hacer penitencia, se amarró un cinturón y arrojó la llave en
el dichoso pozo. Cuando sus allegados le pidieron que se quitara el cinturón, debido a que se había
pegado a la piel de Rosa, la 'Patrona de América' confesó la imposible ubicación de la llave.
Ante la frustración, Santa Rosa de Lima va a llorar al 'pozo de los deseos', donde Dios abrió su
cadena milagrosamente, gracias a la súplica de la peruana. Y ahora, debido a este acontecimiento,
cada año, miles de fieles dejan sus peticiones en el pozo.
El relato, en sí, busca ejemplificar la relación entre Santa Rosa de Lima y los animales que la
rodeaban, como cierto grupo de mosquitos que rondaban por el huerto de Rosa, hasta que ella cerró
un trato con ellos: Ella no los molestaba si ellos no la molestaban.
Catalina, una mujer religiosa, fue testigo de esto luego de verse atacada por los mosquitos al visitar a
Santa Rosa, quien, tras ver que la beata mataba a uno de ellos, le advirtió, tanto a ella como a los
animales, que no se molestaran mutuamente. Y así sucedió
El gallito enfermo
Santa Rosa vio la vida de su gallo favorito amenazada luego de que este cayera enfermo, provocando
que la madre de la 'Patrona de América' advirtiera con matarlo.
'Pollito mío, canta de prisa, pues si no cantas te guisa.' fueron las palabras de Santa Rosa de Lima,
originando una inmediata reacción en el ave, que cantó vigorosamente: 'Quiquiriquí (¡Que buen escape
el que di!) Quiquiricuando (Ya voy, que me están peinando).'