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El texto es una fuente primaria de claro contenido político.

Los autores son colectivos y son los


dos principales sindicatos obreros del país, la CNT, de filiación anarquista, y la UGT, socialista.
El texto se sitúa en el período de crisis de la Restauración, durante el reinado de Alfonso XIII. El
país atravesaba un difícil momento político y social debido, por una parte, a la crisis política del
sistema, y por otra, a la inflación originada por las alteraciones económicas derivadas de la
Primera Guerra Mundial (1914-1918), que afectaba especialmente a las clases más bajas.

El clima de tensión social creciente había originado que el Gobierno conservador de Eduardo
Dato adoptase una serie de medidas restrictivas de las libertades. Esto va a exasperar aún más
a las fuerzas de oposición al régimen e incluso a sectores de los partidos dinásticos, lo que
acabará provocando la formación de la asamblea de parlamentarios en Barcelona. A su vez, en
el Ejército había un gran descontento originado por el auge del regionalismo, el
empeoramiento de sus condiciones de vida y el descontento ante la corrupción política. Todo
esto originó la creación de juntas de defensa, que empiezan a realizar numerosas injerencias
en asuntos de índole civil. El texto va destinado a la opinión pública, con la intención de
informar sobre las reclamaciones obreras y dando a conocer sus intenciones de pasar a la
acción si estas no se atienden.

La idea principal del texto es la decisión de las organizaciones obreras de actuar


conjuntamente en la convocatoria de una huelga general, al no haberse atendido sus
reclamaciones sobre democratización del sistema y de las mejoras en las condiciones laborales
de los obreros.

Desde un punto de vista formal, España era una monarquía parlamentaria de carácter
democrático, al existir sufragio universal masculino desde 1890, pero en la práctica esto no era
real. Cánovas del Castillo había creado un sistema fraudulento de turno de partidos,
formalizado en el Pacto de El Pardo (1885), en el que se falsificaba la voluntad popular gracias
a la acción de los caciques y los gobernadores civiles, otorgando siempre el poder a los
partidos dinásticos (liberal y conservador). La situación a lo largo del reinado de Alfonso XIII
había ido degenerando, a la par que crecían las fuerzas de oposición, entre ellas las obreras.
Aprovechando la mala situación del régimen, originada por la disgregación en facciones de los
partidos dinásticos y el contexto exterior, los sindicatos obreros presionan a través de huelgas,
con las que piden mejoras salariales ante la pérdida de poder adquisitivo de la clase obrera
(carestía de las subsistencias). El aumento de la tensión social favorece la alianza entre
anarquistas y socialistas, que comienzan a actuar conjuntamente, tal y como expresa el texto
(convencimiento de la necesidad de unificar sus fuerzas).

Las medidas huelguísticas a las que se hace referencia en la última parte del texto se
desarrollarán en agosto de ese mismo año. Aprovechando la crisis militar y política, los
sindicatos tratarán de obligar a que el Gobierno atienda sus demandas a través de una huelga
general, tratando de que otros sectores en conflicto aúnen sus fuerzas para conseguir el
cambio de sistema. Sin embargo, serán precisamente los diferentes intereses de los sectores
enfrentados al Gobierno los que hacen que este pueda salir de la difícil situación. Los militares
no querían oír hablar de la plurinacionalidad que se defendía en la Asamblea de Barcelona, y
ambos, militares y parlamentarios, temían al movimiento obrero, que había derribado al zar de
Rusia en febrero de ese mismo año y que estaba en plena efervescencia tratando de alcanzar
el poder en solitario en la futura URSS. El miedo a la revolución social hará rechazar a militares
y burguesía la mano tendida de los sectores obreros para construir un Estado más
democrático.
Se trata de varios párrafos de un documento fundamental para el conocimiento del
movimiento obrero y la España de la Restauración. Es por tanto fuente histórica primaria y
directa, de naturaleza histórico-circunstancial de naturaleza sociopolítica, un documento
público destinado a las grandes masas de trabajadores.Data de 1879, suponiendo la fundación
formal del PSOE y cuando el régimen de la
Restauración Canovista tiene cuatro años de vida. Está redactado en Madrid, ciudad de
implantación de la versión marxista del socialismo dentro del movimiento obrero, frente a la
anarquista, más desarrollada en Barcelona y en su área industrial. Siendo autores un conjunto
de personas donde hay médicos, obreros y tipógrafos, entre ellosPablo Iglesias, secretario
general de este partido y de U.G.T, sección sindical marxista,fundada en Barcelona en 1888,
consiguiendo la primera acta de diputado para los socialistas en 1910.
3.
En su programa, en 1879 el Partido Socialista expresa una serie de principios de análisis de la
sociedad de clases marxista. Consideraba a la sociedad capitalista conformada por dos clases
antagónicas —burguesía y proletariado—. La opresión política y social de la primera sobre la
segunda considerada como clase explotada, tiene su origen en la propiedad de los medios de
producción en manos de la burguesía. Por tanto, la emancipación de los trabajadores requiere
la posesión del poder político por la clase trabajadora; la transformación de la propiedad
privada en corporativa de los instrumentos de trabajo en propiedad colectiva, social, se
consideraban instrumentos de trabajo la tierra, las minas, las casas, las máquinas, el
capital-moneda etc.—: de estos principios se deduce el «programa máximo o aspiraciones
principales del partido» que buscaba la abolición de todas las clases sociales y su conversión en
una sola de trabajadores dueños del fruto de su trabajo ,«libres, iguales, honrados e
inteligentes». Estas ideas se concretaban en una serie de medidas políticas y económicas que
deberían implantarse de inmediato (para acercarnos a la realización de ese ideal): derechos de
asociación y de reunión y libertades políticas; derecho de coalición o legalidad de las huelgas;
reducción de las horas de trabajo a ocho; prohibición del trabajo de los niños menores de
nueve años; libertad de prensa; sufragio universal; salario igual para los trabajadores de uno
yotro sexo, leyes protectoras de la vida y la salud de los trabajadores; creación de comisiones
de vigilancia, elegidas por los obreros, que visitarán las condiciones de sus viviendas y las de las
minas, las fábricas y los talleres; creación de escuelas gratuitas para la primera y segunda
enseñanza y de escuelas profesionales; servicio de las armas obligatorio y universal y milicia
popular; adquisición por el Estado de todos los medios de transporte y de circulación así como
le las minas, bosques, etc.
4.
El texto es de gran importancia para el estudio del movimiento obrero en la España de la
Restauración, y concretamente en la evolución de un Partido político que tuvo una especial
importancia en la crisis del sistema canovista y en la formación y desarrollo de la posterior
segunda República. Es de resaltar que la solución marxista, claramente subjetiva, a los graves
problemas de empobrecimiento e incultura de las masas obreras y campesinas españolas fue
de escasa popularidad en su comienzos, el anarquismo movió al proletariado industrial y
agrario en Cataluña y Andalucía, principalmente, mientras que el socialismo marxista fue
acogido mejor en la zona industrial de la cornisa cantábrica y en el área madrileña, desde sus
inicios el partido socialista se organizó con una clara visión de liderazgo en la persona de Pablo
Iglesias que llegó a ser también el responsable supremo de la U.G.T.

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