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Implicaciones éticas y morales de practicar artes marciales: Énfasis en Karate Do

Shito-Ryu.

Por Daniel Oscar Ortiz Morales

Durante siglos las artes marciales han sido representadas como sinónimo de disciplina,
respeto y honor y han prevalecido hasta nuestra época, los fines para los cuales son
practicadas, aunque sean enseñadas a algunos ejércitos y fuerzas policiales en el
mundo, son muy distintos en este tiempo, ahora son una forma de expresión cultural y
deportiva, y los encuentros que se llevan a cabo actualmente en la mayor parte del mundo
son con fines puramente deportivos, aunque eso no significa que ya no sean una letal
arma, la cual debe ser dirigida con mucha responsabilidad. Los practicantes deben
conocerse, aprender sus límites y sus alcances, entender que dejan de ser un ser
humano común de nuestra sociedad, ya que ahora llevan consigo un gran peso el cual
estando consciente o no han comenzado a cargar. Con lo antes mencionado no se tiene
como objetivo el desalentar a los futuros practicantes, sino que conozcan y comprendan
las implicaciones de lo que están a punto de aprender y que se debe ser muy responsable
con los conocimientos que se te transmiten en cada entrenamiento, entender que se debe
tener el doble de control sobre uno mismo, ya que se podría llegar a lastimar severamente
a cualquiera que no tuviera la misma preparación, así como también se debe de
conservar el respeto entre las diferentes técnicas de artes marciales, entrando a terrenos
del Karate-Do técnica Shito-Ryu, se debe de respetar a otras técnicas y a otras escuelas.
Pero parece que en nuestra actualidad esto se ha olvidado, puede ser debido a que para
la sociedad mexicana estos valores que se derivan del Bushido, el cuál es el código ético
y moral del cual esta empapado el Karate-Do, así como algunas otras artes marciales y
de origen japonés, le son ajenos e incluso aburridos.

El bushido es la ética de los antiguos guerreros samurái, el cual se desarrolló con


influencias filosóficas, teniendo como exponentes a Confucio y Mencio, y teológicas, el
budismo y el sintoísmo [1], así como por algunos pensamientos surgidos en batalla, que
tiene como fin el discernimiento entre los actos buenos y malos, basados en valores que
surgieron de esta mezcla de ideologías, en un principio sirvió para establecer ciertas
reglas para lo que se llama en el libro “Bushido. El alma del Japón” [1], “un juego limpio”,
debido al surgimiento de diferentes poblados que hicieron de la guerra su vida. Algunos
de estos principios bajo los que se rigieron según el libro “Bushido. El alma del Japón” y
que aún prevalecen o debieran prevalecer son: Rectitud o justicia, valor (facultad de la
audacia y del sufrimiento), benevolencia, cortesía, veracidad, honor

Para empezar con la discusión, abriré con un ejemplo que aconteció unos años atrás, la
escuela a la que pertenezco, una escuela de Karate-Do, comparte espacio con una
escuela de artes marciales tailandesas y a su vez es vecina de otra escuela de Karate-
Do, pero de una técnica diferente. El maestro de artes marciales tailandesas
insistentemente quería concertar un combate entre sus alumnos y nosotros, a lo que
posteriormente se unió la escuela de karate vecina. La forma en la que este maestro
pedía el encuentro y el modo en que se desenvolvían sus entrenamientos, daba a
entender para una gran mayoría de alumnos e incluso sus padres que él quería demostrar
que sus alumnos eran mejores, pero aparentemente no denotaba un ánimo competitivo
sano, lo cual como ya se ha mencionado anteriormente las artes marciales actualmente
tienen como fin el competir sanamente lo cual ayudará al practicante a desenvolverse
dentro y fuera del tatami otorgándole más confianza en sí mismo y autoconocimiento, ya
que sólo creo discrepancias entre sus alumnos, alumnos de nuestra escuela y con los
padres de familia. Esto culmino en una problemática medianamente pequeña, una riña
de niños en la cual se plantearon todas estas ideas que solamente paseaban entre voces
dentro del grupo, de acuerdo con la versión de unos de los niños, alumnos de nuestra
escuela, los alumnos de la escuela de artes marciales filipinas, unos niños también, los
retaron a un combate para demostrar que su maestro era mejor que el de ellos. Esta
situación llego hasta los maestros de las escuelas y se llegó a una aclaración de hechos,
pero escuchando los discursos del maestro de artes marciales filipinas se puede notar
que no hay concordancia entre sus palabras y sus acciones. En este punto es en el que
se debe hacer énfasis, ya que nuestra discusión ronda a través de estos valores que la
artes marciales nos han heredado, el hecho de que los maestros no sigan estas directivas
que se han transmitido a lo largo de siglos no es un hecho favorable para fomentar la
ética y la moral de un “juego limpio” refiriéndose a que se está enseñando una forma de
violencia únicamente, lo cual hablando en términos de la comunidad y el ambiente que
se vive, el cual ya está plagado de actos vandálicos y violentos que están distorsionando
la percepción que la niñez y la juventud tienen del mundo, y que este arte y deporte que
tiene como objetivo el desarrollar seres humanos productivos y con aspiraciones a la
perfección, contribuya a seguir esta corriente violenta está muy fuera de todo lo que
representan las artes marciales.

La importancia del autoconocimiento , los límites y alcances, es importante y me atrevería


a decir que para un artista marcial y un practicante de Karate-Do tradicional es
extremadamente importante debido a que el entrenamiento incluye técnicas de
fortalecimiento tales que los grandes maestros podrían destrozarle el cráneo a alguien,
tal y como se muestra en el documental, “Artes marciales extremas” del canal de
televisión National Geographic, en el cual en un torneo el cual consiste en romper toda
clase de objetos los participantes destrozan cocos con un golpe, y dan datos interesantes,
los cocos resisten más presión que el cráneo humano, este hecho se les revela a los
participantes de dicho torneo y quedan asombrados, así que ni ellos mismos conocían
los alcances de sus habilidades, pero lo cual podría indicar que han seguido la línea de
rectitud que las artes marciales plantea al no haber utilizado en ningún momento estas
para atacar a otro individuo.

De lo anterior se deriva otro tema de actualidad y que para una sociedad como la nuestra
resulta atrayente, el hecho del aumento en los índices delictivos, ha propiciado un
aumento en la práctica de este tipo de deportes, como medida de prevención para
posibles agresiones, como se menciona en el artículo “La sociedad del riesgo y la práctica
de las artes marciales en Nueva Zelanda” [2] la sociedad está cada vez más convencida
de que debe de tomar medidas para protegerse, porque es un hecho que se necesita
prevenir los posibles hechos delictivos que acontecen a diario en una ciudad como la
Ciudad de México, pero regresamos a la discusión, este tipo de cuestiones hacen a un
lado la transmisión de todos estos valores que conllevan las artes marciales, asimismo la
creación de nuevos estilos como los son las artes marciales mixtas, que como experiencia
personal, hace unos meses entrene por unos días en un gimnasio artes marciales mixtas,
y dada la experiencia en el Karate-Do, puedo confirmar que parte del entrenamiento es
generar una especie de instinto agresivo, que se puede ver con claridad en cada una de
las peleas de ese estilo, que a pesar de que sea un deporte y se fomente la competitividad
deportiva, el hecho de que se enfoque solamente en el entrenamiento físico y se pierda
de vista la parte de la transmisión de los valores antes mencionados, propicia que los
niños y jóvenes practicantes de ese estilo, que por lo que se puede observar son
adolescentes de entre 13 y 17 años pierdan de vista el límite que existe entre una pelea
dentro del gimnasio o dentro de una jaula, y pierdan el control fácilmente en situaciones
de la vida cotidiana. Aunque aquí está una incógnita que podemos plantearnos ¿Cuándo
y hasta qué punto es prudente ocupar tus conocimientos en artes marciales? Un artista
marcial experimentado nunca ocuparía sus conocimientos a menos que fuera cuestión
de vida o muerte, y un caso muy extremo, ¿por qué? Porque en una pelea siempre
resultarás lastimado, puedes ser muy bueno pero aun así puedes ser golpeado y si no
pudieras ser golpeado, por la segunda ley de Newton, “A toda acción corresponde una
reacción en la misma dirección pero en sentido opuesto”, es decir, con la misma fuerza
con la que tu estas golpeando, es la misma fuerza que tu cuerpo está resintiendo,
entonces si una pelea se puede evitar por el simple hecho de que nadie salga lastimado,
y principalmente tú, se debe evitar. Aunque puntualizando, las artes marciales se hicieron
para que los desprotegidos tuvieran oportunidad de defenderse a sí mismos y a su familia,
claro eran tiempos muy caóticos. Entonces ¿se puede justificar bajo esta premisa el dañar
a otro? No se puede justificar completamente si el otro poseía una desventaja clara, por
ejemplo, en Okinawa, que es la cuna del Karate, los combates que se realizan, son muy
pocos debido a que ellos fomentan más la práctica de la técnica, se deben realizar con
dos oponentes con el mismo nivel. Por lo tanto, podemos decir que, si el otro poseía el
mismo nivel o incluso se encontraba en ventaja, y por acción nuestra resulta herido,
nuestra acción puede justificarse, ya que nos adherimos al código del Bushido,
guardando el honor, al no atacar a alguien que nunca tuvo alguna oportunidad de ganar
el enfrentamiento.

Hablando de los practicantes de karate-Do, deben de siempre mantener la serenidad, no


dejarse llevar por provocaciones, en palabras del sensei Gichin Funakoshi “La fuerza
debe usarse como último recurso, únicamente cuando el sentido de humanidad y justicia
no pueden prevalecer, pero si se hace uso de los puños libremente sin consideración
alguna, la persona perderá el respeto de los demás y será vilmente tratada y censurada
por sus bárbaras acciones” [3]. Al utilizar tus habilidades de forma deliberada, podrás
crear una especie de control sobre los otros, pero simplemente crearás miedo y rencor
en los demás que pronto acabará que podría resultar contraproducente. Para los
japoneses estos valores son extremadamente importantes, recordando que dentro de su
cultura el suicidio era una forma de limpiar su honor, con el famoso ritual hara-kiri, su
cultura está estrictamente guiada bajo estos principios y sin duda sus artes marciales
también. Se puede notar una diferencia clara en por que las culturas ajenas a esta no
son “capaces” de seguir los lineamientos éticos y morales que se establecen para la
práctica. Es un rasgo principalmente cultural, en el antiguo Japón creciendo bajo el
feudalismo se desarrollaron normas bajo las cuales los samuráis, que eran los guerreros
que cuidaban del señor feudal, se dirigían, inclusive se les educaba bajo las ideas de
Confucio, la filosofía era un área de importancia dentro de su instrucción y claro su
entrenamiento físico. Crecían bajo ciertos paradigmas los cuales se les imponían desde
niños, uno de los principales era el de la culpa, los enseñaban a sentir culpa por sus
actos, cuando estos salían de las normas establecidas. Por el otro lado tenemos a nuestra
sociedad en la cual toda la mescolanza creo una cultura en la que se sentía despreció
por los gobernantes debido a el sometimiento que ejercían, donde por el contrario en
Japón el gobierno era “paternal” [1], por lo que se tenía un alto sentimiento de lealtad
hacia los gobernantes, a tal grado que se daba la vida por ellos. Sin tratar de ser una
excusa, pero si una explicación de porque se llega a deformar la práctica del Karate-Do
y de las demás artes marciales, se mezclan los principios, de ambas culturas. Una
anécdota que puede ser sorprendente es que los japoneses que trajeron el karate a
México tenían toda la personalidad que se podía esperar de alguien así, pero con el
tiempo aquí se fueron haciendo como los mexicanos, entonces el arte se comenzó a
deformar desde la raíz, empezó a importar más el ingreso económico cuando lo que
debería de haber sido prioridad es que el conocimiento se transmitiera intacto. Entonces
¿cuál es la forma de afrontar estas actitudes, si ni siquiera los mismos maestros
japoneses pudieron evitarlas? Estos maestros, siguiendo la línea del Bushido, se
deshonraron, al traicionar sus propios principios, pero es una muestra de lo fácil que los
seres humanos podemos ceder ante nuestras propias tentaciones, en este caso el dinero,
aunque también se puede atribuir a este extremo control que se tiene, porque si es bien
sabido que su disciplina es digna de admiración también puede resultar peligrosa esta
forma que tienen de reprimirse ocasiona entonces que cuando se tenga la oportunidad
de salir de esto, y estando dentro de una sociedad como la nuestra en la que ese tipo de
cosas, como la corrupción, son vistas de forma normal, como algo que es intrínseco de
nosotros, como si siempre hubiera existido, es fácil comportarse como quizá siempre
quisieron hacerlo, pero nunca pudieron por la presión social. Pero entonces el camino
que se ha trazado durante siglos ¿es incorrecto?, ¿es demasiado estricto como para que
un ser humano pueda seguirlo? A lo largo de los años se nos ha demostrado que es
posible seguirlo, que necesita correcciones, no se puede vivir privado de todo lo que
deseas, sin expresar lo que piensas y sientes, una persona puede trastornarse si todo
debe guardarlo para sí, porque esa es la forma que era bien vista en la época feudal por
los samuráis y que ha sido heredada a las generaciones posteriores. Y paradójicamente
se ha descubierto que la práctica del Karate-Do ayuda a el estado psicológico de las
personas, te proporcionan confianza, probablemente el hecho de conocerte a ti mismo y
saber o creer que eres capaz de protegerte e incluso proteger a otros te da un sentimiento
de seguridad ante los demás, e inclusive ayuda a disminuir el comportamiento agresivo
[3] cuando eres bien guiado, porque debe existir un equilibrio cuidando de no caer en la
arrogancia. Asimismo la práctica del combate enseña el control de las emociones, debido
a que en un combate debes de mantenerte en un estado de alerta, en el que te encuentras
enojado, este sentimiento te permitirá ser más rápido y efectivo, pero debes de
mantenerte controlado para no ser predecible por tratar de atacar impulsivamente, así
entonces debes permanecer en un estado de equilibrio entre la ira y la calma,
manteniendo los valores con los que se ha estado trabajando, honor, respeto, cortesía,
en el combate es tu oponente, tu enemigo, pero se debe de aprender a discernir entre
estar dentro del tatami y cuando el combate ya ha finalizado.

El karate-Do tradicional en cualquiera que sea sus técnicas, ya que son como primas,
tienen un origen común, es un arte por que se expresa con el cuerpo emociones, como
ya se mencionó antes mientras combates e incluso mientras se realizan katas (formas
básicas de ataques y defensas desarrolladas hacia los cuatro puntos cardinales) se debe
de transmitir emoción, igualmente debe de haber un poco de enojo, un poco de alegría y
estar llenos de incesante energía, es marcial por que nació en y para la guerra. Tiene un
código bajo el cual sus practicantes deben conducirse, el cual es heredado por los
antiguos guerreros samurái, así como muchas otras artes marciales tienen un código que
es por mucho similar, todas buscan evitar el conflicto, que la violencia sea la última
opción, pero cuando no exista otra opción, se hará uso de todo el entrenamiento que has
recibido, como el sensei Funakoshi dijo “Vengo hacia ti con las manos vacías. No tengo
armas, pero, si estoy obligado a defenderme, a defender mis principios o mi honor, si es
cuestión de vida o muerte, de derecho o de injusticia, entonces aquí están mis armas: las
manos vacías” [4]. Yo agregaría, nunca olvidando la benevolencia, que es uno de los
valores del bushido, en el que se aprecia la vida de los demás seres vivos.

La práctica de artes marciales como se ha ido mencionando es extremadamente


benéfica, es un regalo magnífico, pocas cosas se pueden equiparar a esto, es algo que
vive contigo para siempre, nadie puede arrebatártelo, siempre estará en ti, pasa a formar
parte de tu esencia, pero así como te da mucho también exige mucho de ti, el
comportamiento correcto apegándote a las normas éticas y morales, respetando todo y
a todos, cada ser vivo, siendo cortés y benevolente con ellos, cuidando siempre de tu
honor, más allá del sentimiento de vergüenza, no perder tu humanidad, no traicionarte,
corrompiendo tus principios y valores, lo cual también incluye que cuando la situación lo
requiera y estando en juego algo muy preciado para ti, nunca por algo banal ni por un
simple impulso, más bien algo que sea trascendente o invaluable, tu harás uso de todo
tu conocimiento y tu mucha o poca experiencia en el arte marcial. Si quizá el camino no
será sencillo y siempre habrá que buscar el perfeccionamiento en todo lo que hagamos,
esta ideología no queda sólo en el dojo o en el tatami, te acompañará toda tu vida, se
convertirá en un estilo de vida, una mejora continua, sin caer en la obsesión, entendiendo
que siempre habrá otra oportunidad para crecer. Hay que entender que es un camino que
es grato de seguir, lleno de recompensas y también obstáculos, pero saber que hay que
aprender a ser muy responsable y cuidar de todo lo que se te dará, valorándolo como
una de las cosas más preciadas que vas a poseer y que realmente poseerás, es algo que
tu moldearás, porque a pesar de que la técnica ya este conformada, los movimientos ya
estén fijados, tú le darás tu propia marca dejarás tu huella, siempre y cuando te atrevas
a seguir, nunca te rindas, y te enamores de verdad de la belleza que yace en cada
movimiento.
Bibliografía

[1] I. Nitobe, Bushido. El alma del Japón, Madrid, 1909.

[2] D. Looser, «La "sociedad de riesgo" y la práctica de artes marciales en Nueva Zalanda,» Revista de
artes marciales Asiáticas, vol. 1, nº 2, pp. 8-23, 2006.

[3] G. Funakoshi, «akifrases,» 2017. [En línea]. Available: https://akifrases.com/autor/gichin-


funakoshi/2. [Último acceso: 04 12 2017].

[4] S. G. Isidoro, F. M. Tobal, P. M. Escudero, C. G. Ortega y V. O. C. Sánchez, «Las artes marciales, su


origen y actualidad: Una visión enfocada en el Judo, Karate y Wushu,» Orientando, vol. 4, nº 8, pp.
141-174, 2014.

[5] S. k. D. Asturias, «Dojo Okinawa,» Peak level, [En línea]. Available:


http://www.gimnasiookinawa.com/informacion-karate-do/frases-celebres-poesias.php. [Último
acceso: 04 12 2017].

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