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Análisis y comentario de la carta a Cristina de Lorena, gran duquesa de Toscana por Galileo

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La controversia de Galileo Galileo es un ejemplo muy claro de los prejuicios frente al conocimiento.
Si bien es cierto, el día de hoy, muchos recordamos a este toscano como el símbolo del abuso y la
lucha contra las fuerzas religiosas opresoras, en realidad, no tomamos en cuenta el valor que este
científico nos ha entregado a nuestro tiempo.
En la carta a Cristina de Lorena, gran duquesa de Toscana, Galileo expone su defensa. Y, los
puntos más importantes son dos, a mi parecer: a) la defensa de la verdad que no se contradice a sí
misma y b) respecto a necesidad de encontrar el recto sentido de la Escritura.
En el primer caso, leemos lo siguiente: “puesto que lo verdadero concuerda con lo verdadero,
no puede la verdad de las Santas Escrituras estar en contradicción con las verdaderas razones y
experimentos de las humanas doctrinas”. Con esto el toscano nos quiere mostrar que las verdades no
pueden contradecirse, en este caso, la investigación de Galileo reafirma la premisa de Copérnico no
necesariamente está en contradicción con las Escrituras, sino que más bien hay que diferencias los
planos en que cada una se encuentran. La Santas Escrituras brindan el conocimiento para la salvación
del hombre y la ciencia, el conocimiento de la naturaleza. En este sentido, la posible contradicción se
debe más a ciertos prejuicios que a verdades.
Asimismo, en el caso de la segunda, encontramos lo siguiente: “dos verdades no pueden
contradecirse, es tarea de los sabios expositores por penetrar el verdadero sentido de los pasajes
sagrados que, sin duda alguna, habrán de salir concordes con aquellas conclusiones naturales de las
que la manifiesta sensación o las demostraciones necesarias nos hubiesen antes convencido con plena
certeza y seguridad”. Como es posible observar, la aparente contradicción solo es en apariencia
porque las Escrituras tienden a ser interpretadas, cuestión por la cual aquellos acusadores solo se fijan
en el sentido literal que ni siquiera algunos Padres como San Agustín admiten que pueda ser válido a
todos los pasajes. En este sentido, es necesario encontrar el verdadero sentido de las Escrituras para
comprender que los hallazgos realizados por la ciencia no contradicen a las mismas.
Ahora, como se ha podido apreciar, Galileo no cree ver una contradicción y muchos menos
algún problema en aceptar una concepción heliocéntrica del mundo con las Sagradas Escrituras.
Galileo está convencido que entre una y otra pueden complementarse ya que la revelación de Dios
también manifiesta en la naturaleza, por ende, conocerlo a través de la ciencia es también conocerlo
a Él mimos, por supuesto no en la misma categoría de la revelación plasmada en las Sagradas
Escrituras. Por este motivo, es un problema más de prejuicios que de certezas. Para aquellos que
condenan a Galileo sus prejuicios son mucho más importantes que la propia realidad, se podría decir
que los acusadores también han confundido su ámbito de experticia. Cuestión que constantemente se
hace patente en dicha defensa. Razón por la cual se comprende que para ellos no exista ninguna forma
de reconciliación entre una y otra.
Finalmente, para terminar, basta decir que este tipo situación siguen siendo muy cotidianas.
Y, es que cuando se confunde el lugar desde donde observamos las cosas tendemos que dar por
sentado que nuestra visión es la más correcta, no siendo así en todos los casos. Todo esto puede
apreciarse por ejemplo en un colegio con respecto a los métodos, formas y paradigma que docente
trae consigo e intenta imponer. Pero, perdiendo de vista la realidad en sí misma. En este sentido, no
tomamos en cuenta que al igual que Galileo podemos estar mirando las cosas de forma muy chata y
sería necesaria redefinir el objeto de cada ámbito de conocimiento al que nos referimos. Por lo menos,
esto podría ser una muy buena solución para resolver algunas aparentes contradicciones y conflictos,
en cualquier caso.

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