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I.

ANTECEDENTES
la propiedad intelectual no es una preocupación que nace con la sociedad actual,
sino que ya en el año 25 a.c., Marco Vitruvio lo recogía en su Libro Séptimo, De
architectura, diciendo:
Ahora bien, así como hay que tributar merecidas alabanzas a éstos, incurren en
nuestra severa condenación aquellos que, robando los escritos a los demás, los
hacen pasar como propios. Y de la misma manera, los que no sólo utilizan los
verdaderos pensamientos de los escritores, sino que se vanaglorian de violarlos,
merecen reprensión, incluso un severo castigo como personas que han vivido de
una manera impía”.

Se vinculaba el avance de la sociedad a la creación y búsqueda de conocimiento


de ciertos autores y se les reconocía el derecho moral sobre su obra, sobre todo
literaria. Sin embargo, no es hasta la aparición de la imprenta cuando aparece la
posibilidad de proteger no un solo objeto como propiedad material, sino sus
múltiples reproducciones como fuentes de propiedad intelectual. Así pues, el Estado
comenzó a controlar las producciones con un doble fin: proteger a quienes invertían
en la difusión de obras y controlar esta nueva fuente de oposición al poder. En 1710
se otorga la primera protección formal al derecho de autor a través del Estatuto de
la Reina Ana de Inglaterra, que crea el derecho exclusivo a imprimir. En España la
primera ley data de 1762, mientras que en Francia hubo que esperar al final de la
revolución francesa para que en 1791 se suprimieran los privilegios de los
impresores y surgiera el derecho de autor en favor de los creadores.

El derecho de autor tuvo en sus orígenes un carácter material y territorial y sólo se


reconocía dentro del territorio nacional pues al referirse a obras literarias el idioma
suponía una barrera. Sin embargo, tomando en cuenta la universalidad de las obras
del espíritu cuya explotación traspasa las fronteras físicas se vio la necesidad de
proteger el intercambio cultural de modo que se preservase tanto los derechos
morales como patrimoniales del autor. Así en 1886, se firmó el Convenio de Berna
para la protección de obras literarias y artísticas constituyéndose en la fuente
internacional de protección del derecho de autor.

En 1886, se formalizó una reunión de intelectuales con el fin de crear un


instrumento legal para proteger las obras literarias y artísticas. El Convenio de
Berna (9 de septiembre de 1886), es el punto de partida y a lo largo de más de un
siglo, ha contado con otras reuniones igualmente importantes como la Convención
Universal y el Convenio de Roma, por citar algunas, para sentar bases de protección
para los creativos intelectuales. Cabe mencionar que existe un organismo
especializado de las Naciones Unidas (ONU), que apoya y agrupa a más de cien
países, y cuya misión es la salvaguarda del que hacer intelectual, su nombre es
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y su sede se encuentra en
Ginebra, Suiza.

II.DEFINICION

Para entender de manera adecuada que son los delitos contra la propiedad
intelectual debemos saber su significado de manera individual de cada palabra.
El delito es definido como una conducta típica, antijurídica e imputable, sometida a
una sanción penal y a veces a condiciones objetivas de punibilidad. Supone una
conducta infraccional del Derecho penal, es decir, una acción u omisión tipificada y
penada por la ley.

Propiedad: derecho facultad de gozar y disponer de una cosa con exclusión del
ajeno arbitrio y reclamar la devolución de ella si está en poder de otro.

Así diremos también que el significado de intelectual hace referencia a


perteneciente o relativo al entendimiento

Entonces diremos que los delitos contra la propiedad intelectual son Conductas que
atacan aquella propiedad integrada por derechos de
carácter personal y patrimonial, que atribuyen al autor la plena disposición y
el derecho exclusivo a la explotación de su obra. Se trata de derechos de
carácter personal y moral, irrenunciables e inalienables, como son el decidir si la
obra ha de ser divulgada y en qué forma, exigir el reconocimiento de la condición de
autor, impedir cualquier ataque a la integridad de la obra, o la capacidad de
modificarla sin perjuicio de terceros, etc. Los derechos de explotación de la obra
corresponden también al autor de la misma, como son
el derecho de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación.

III. MARCO TEORICO.

2.1. HISTORIA DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL

Podemos remontarnos a la antigua Grecia para encontrar los primeros ejemplos de


reconocimiento de la creatividad y el trabajo intelectual. En el año 330 a.c, una ley
ateniense ordenó que se depositaran en los archivos del la ciudad copias exactas
de las obras de los grandes clásicos. Entonces, los libros eran copiados en forma
manuscrita, por consiguiente, el costo de las copias era muy alto y su número total
muy limitado. Este hecho, sumado a la escasez de personas capacitadas para leer
y en condiciones de poder adquirirlas, determinó el nacimiento de un interés jurídico
específico que proteger.

La imprenta inventada por Gutenberg a mediados del siglo XV, y el descubrimiento


del grabado producen transformaciones radicales en el mundo. Con la imprenta
aumenta la producción y reproducción de libros en grandes cantidades y a bajo
coste.

La posibilidad de utilizar la obra se independiza de la persona de su autor. Nace


entonces la necesidad de regular el derecho de reproducción de las obras, aunque
llevaría varios siglos más delimitar los caracteres actuales. Primero apareció bajo la
forma de “privilegios”. Estos privilegios eran monopolios de explotación que el poder
gubernativo otorgaba a los impresores y libreros, por un tiempo determinado, a
condición de haber obtenido la aprobación de la censura y de registrar la obra
publicada.
Con la derogación del sistema de los privilegios nació el derecho de autor como lo
conocemos en la actualidad, y la moderna legislación sobre la materia. El fin de esa
etapa comenzó en Inglaterra y se debió a la influencia del pensamiento de John
Locke. Desde finales del siglo XVIII fue tomando fuerza una corriente de opinión
favorable a la libertad de imprenta y a los derechos de los autores, un movimiento
que defendía los derechos de los autores frente a los impresores y libreros que
había obtenido el privilegio de censurar los escritos.

En 1710, a pesar de las fuertes resistencias que opusieron impresores y libreros,


llegó a la Cámara de los Comunes un proyecto de ley conocido como el “Estatuto
de la Reina Ana”, que acabó con el privilegio Real de 1557 establecido a favor de
la Stationers Company, quien ostentaba el monopolio de la publicación de libros en
Inglaterra.

En 1763 en España, el Rey Carlos III dispuso, por real ordenanza, que el privilegio
exclusivo de imprimir una obra sólo podía otorgarse a su autor y debía negarse a
toda comunidad secular o regular.

En Francia, el proceso de reconocimiento de derechos a los autores tuvo su origen


en los litigios que, desde principios del siglo XVIII, mantuvieron los impresores y
libreros “privilegiados” de París (que defendían la utilidad de renovación de los
privilegios a su vencimiento) con los no “privilegiados”. El gobierno de Luis XVI
intervino en la cuestión dictando, en agosto de 1777, seis decretos en los que
reconoció al autor el derecho a editar y vender sus obras, creándose así dos
categorías diferentes de privilegios, los de los editores y los reservados a los
autores.

El reconocimiento del derecho individual del autor a la protección de su obra se


afianza a finales del siglo XVIII a través de la legislación que se dicta en los Estados
Unidos de América y en también en Francia, las dos naciones modernas.
Posteriormente a este siglo, muchos países incluyeron en sus Constituciones
nacionales los derechos de autor entre los derechos fundamentales del individuo.

Finalmente en el siglo XX el derecho de autor es universalmente reconocido como


derecho del individuo, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de
1948.

III. EVOLUCIÓN NORMATIVA

2.2. LEGISLACIONES NACIONALES La protección y respeto a los Derechos de


Propiedad Industrial (DPI), tuvo su primera expresión en las legislaciones
nacionales de los países que experimentaron las transformaciones productivas y
tecnológicas de la Revolución Industrial. Las primeras legislaciones nacionales en
estas materias, en consecuencia, son de antigua data, puesto que cobran una
dimensión institucionalizada a mediados del siglo XIX, particularmente en Inglaterra,
los países de Europa central y en los Estados Unidos de América, con un reflejo
progresivo en los países con los cuales mantenían relaciones comerciales y de
inversión. En realidad, los principales aspectos protegidos en casi todas las
legislaciones nacionales se hallan referidos a patentes, marcas y derechos de autor.
En lo relativo a patentes, las de invención, en base a requisitos de novedad, nivel
inventivo y aplicabilidad industrial, constituyen el núcleo de este tipo de derechos,
los que se conceden por periodos fijos de duración. Se otorgan también patentes
de adición, precautorias, de introducción, de revalida o confirmación de patentes
obtenidas en el extranjero. En forma conexa, se otorgan derechos sobre diseños,
modelos y dibujos industriales. En la misma forma, las legislaciones nacionales
ofrecen protección a las marcas o signos distintivos, denominadas en algunas
legislaciones como marcas de fábrica y marcas comerciales, pudiéndose registrar,
asimismo, marcas de servicios, nombres y lemas comerciales, emblemas, rótulos,
enseñas y una diversidad de signos distintivos según el país. En materia de
derechos de autor, las legislaciones nacionales enfatizan, casi siempre, en la
protección de los derechos de carácter moral y patrimonial del autor sobre las obras
literarias, artísticas y científicas de su creación, otorgando la protección por periodos
que duran por lo menos el tiempo de vida del autor. La protección que brindan las
legislaciones nacionales, sin embargo, no siempre es suficiente ya que se ve
progresivamente relativizada, primero, por la propia dinámica del fenómeno
industrial y comercial que rebasa los reducidos límites de los espacios nacionales
y, segundo, como una consecuencia de lo anterior por el alcance de la soberanía y
la ley nacional, limitadas a una determinada dimensión territorial. 15 El tratamiento
y reconocimiento de los derechos de origen extranjero, por ejemplo, si bien se halla
contemplado en todas las legislaciones nacionales, ha constituido tradicionalmente
una arista complicada por su propensión a generar controversias alrededor del
respeto a las prioridades, la posibilidad de duplicidades u otro tipo de problemas
que se suscitan en el registro de patentes y marcas extranjeras. Frente a esta
realidad que hace ineficaz la protección basada únicamente en la ley nacional, surge
como una lógica consecuencia la necesidad de la regulación internacional, como
único medio de restablecer la simetría entre la dimensión del fenómeno y la
necesidad de darle una cobertura de protección de igual alcance. Se hace evidente,
en forma muy temprana, la nítida vocación de tratamiento y regulación internacional
de estas materias. Es más, esta necesidad se expresa en forma casi coincidente
con el surgimiento de las propias legislaciones nacionales, prueba de ello es el
carácter internacional que alcanzan ciertos aspectos de la Propiedad Industrial y del
Derecho de Autor desde hace más de un siglo, como el Convenio de París de 1883
para la Propiedad Industrial y el Convenio de Berna de 1886, para la protección de
las obras literarias y artísticas.

2.3 DESARROLLO EN AMÉRICA LATINA


Las primeras legislaciones en materia de propiedad intelectual adoptadas en
América Latina se remontan al siglo XIX y comienzos del siglo XX. Varios
países de la región contaban, ya en el siglo XIX, con una legislación
específica regulatoria de uno o más de estos derechos, especialmente en el
campo de la Propiedad Industrial : México (1820), Brasil (1830), Cuba (1833),
Chile (1840), Venezuela (1842), Colombia (1848), Argentina (1864), Perú
(1869), Uruguay (1877), Ecuador (1880), Guatemala (1886), Costa Rica
(1896), Nicaragua (1899). En otros países latinoamericanos, la primera
legislación específica sobre alguno de los elementos de la Propiedad
Intelectual datan de comienzos del siglo XX: El Salvador (1901), Honduras
(1902), Panamá (1905), República Dominicana (1907) y Bolivia (1916). No
obstante esta antigüedad el desarrollo legislativo posterior, salvo en algunos
de los países mayores, fue muy lento o esporádico y ello se explica por las
asimetrías en los niveles de desarrollo industrial frente a los países centrales
y en el desequilibrio que esto producía en el flujo de este tipo de derechos
entre los países europeos y los Estados Unidos, con una alta capacidad de
investigación científica y generación de tecnología y comercio, frente a las
economías de exportación primaria que constituye hasta hoy la principal
característica de nuestras economías. En otras palabras, si bien los países
latinoamericanos se dotaron de sendas leyes y normativas sobre propiedad
intelectual, por la división internacional del trabajo las mismas sirvieron en
gran medida sólo para el registro y para prolongar la protección de los
derechos sobre las patentes, marcas y derechos de autor procedentes de los
países industriales. Esta situación de marginalidad, en cuanto al desarrollo
de políticas y legislaciones de protección a los derechos de propiedad
intelectual, que caracterizó durante décadas a la región, empieza, no
obstante, a cobrar una relativa dinámica en forma paralela al establecimiento
de las políticas de industrialización o sustitución de importaciones que se
presentan en América Latina como un efecto de la post guerra, cuando
algunos países empiezan a renovar total o parcialmente sus legislaciones
sobre propiedad intelectual, particularmente sobre propiedad industrial. A
partir de los años 70 renuevan su legislación básica Brasil (1971), México
(1976), Ecuador (1977), Colombia (1978) y Perú (1979). Otros países optan
por una nueva legislación parcial, referida principalmente a marcas, como
Costa Rica (1970), Guatemala y Nicaragua (1975) 18 Paraguay (1979) y
Argentina (1980); así como Uruguay (1976) respecto a modelos y diseños
industriales. En muchos otros países, como Bolivia, las principales leyes
vigentes son todavía la primera legislación existente en el país sobre la
materia, que se mantuvieron formalmente vigentes desde el siglo XIX y
comienzos del siglo XX, aunque en la mayoría de los casos se efectuaron
modificaciones parciales o se promulgaron disposiciones complementarias
para su actualización. Coincidentemente, a partir de la década de los años
60, se observan algunos esfuerzos de armonización legislativa en la región.
En 1975, por ejemplo, Costa Rica, Guatemala y Nicaragua concretaron una
legislación común sobre signos distintivos, habiendo puesto en vigencia el
Convenio Centroamericano para la Protección de la Propiedad Industrial, que
fuera suscrito en 1968 por estos países, además de El Salvador y Honduras.
En el mismo sentido, cabe mencionar al “Reglamento para la Aplicación de
las Normas sobre Propiedad Industrial”, adoptado por la Decisión 85 de la
Comisión del Acuerdo de Cartagena dentro del proceso de integración
andina (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), cubriendo aspectos
sobre patentes, dibujos y modelos industriales y marcas. En cuanto a la
adhesión de los países latinoamericanos a Tratados y Convenios
internacionales relativos a propiedad intelectual, la misma demandó un
proceso paulatino de incorporación, siendo más frecuentes los acuerdos
regionales o bilaterales con países de dentro o de fuera de la región. Hasta
la década de los años 80, solo una parte de los países latinoamericanos
pertenecían al Convenio de París o al Convenio que estableció la OMPI en
1967 (Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, El Salvador,
México, Perú, República Dominicana y Uruguay). Al presente, la mayoría de
los países de la región son miembros de uno o más tratados administrados
por la OMPI. En el nivel multilateral, los países de América Latina en su
mayoría han suscrito el Acta de Marrakech y actualmente son miembros de
la Organización Mundial del Comercio, uno de cuyos acuerdos básicos, como
ya se informó, es el ADPIC. A nivel subregional y particularmente en el caso
del proceso andino de integración, los instrumentos de armonización de
políticas adoptados en las décadas de los 60 y 70, como se verá más
adelante, han evolucionado a Regímenes Comunes, verdaderas normativas
comunitarias, que se aplican en los países miembros con preferencia a sus
propias legislaciones nacionales. En igual forma, en el marco del Tratado de
Montevideo 1980 (ALADI), se han incorporado a los 19 Acuerdos de
Complementación Económica (ACE), previsiones en materia de protección a
los derechos de propiedad intelectual, así como también en el MERCOSUR
se han adelantado acciones y esfuerzos de coordinación en esta materia.
Tomando en consideración los países que integran la Asociación
Latinoamericana de Integración, ALADI, la situación de su respectiva
adhesión o membresía en los principales tratados y convenios
internacionales administrados por la OMPI (propiedad industrial y derechos
de autor y derechos conexos), así como en los tratados de la OMPI
denominados Tratados “Internet” (WCT y WPPT) y en el Convenio
Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (UPOV), con
información al año 2000.

2.4. FIGURAS RELEVANTES DEL TIPO PENAL


 Reproducción: se considera tal “la fijación directa o indirecta, provisional o
permanente, por cualquier medio y en cualquier forma, de toda la obra o de
parte de ella, que permita su comunicación o la obtención de copias”.
 Plagio: supone atribuirse en todo o en parte la autoría de una obra ajena.
 Distribución: es “la puesta a disposición del público del original o de las
copias de la obra, en un soporte tangible, mediante su venta, alquiler,
préstamo o de cualquier otra forma”.
 Comunicación pública: entendiéndose como “todo acto por el cual una
pluralidad de personas pueda tener acceso a la obra sin previa distribución
de ejemplares a cada una de ellas”.
 Transformación, interpretación o ejecución: hace referencia
fundamentalmente a las llamadas obras derivadas.
 Explotación económica: ésta es una cláusula general que ha sido añadida
por la LO 1/2015. Habrá que estar a la interpretación que realice la
jurisprudencia para determinar que actos concretos se engloban aquí, pero
no cabe duda de que amplia notablemente el número de conductas
subsumibles en el tipo.
2.5. LA LEY DE PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL PERU.
Artículo 270.

1. Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años y multa
de 12 a 24 meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero,
reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte,
una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o
ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través
de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los
correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios.

2. Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años y multa
de 12 a 24 meses quien intencionadamente exporte o almacene ejemplares
de las obras, producciones o ejecuciones a que se refiere el apartado anterior
sin la referida autorización. Igualmente incurrirán en la misma pena los que
importen intencionadamente estos productos sin dicha autorización, tanto si
éstos tienen un origen lícito como ilícito en su país de procedencia; no
obstante, la importación de los referidos productos de un Estado
perteneciente a la Unión Europea no será punible cuando aquellos se hayan
adquirido directamente del titular de los derechos en dicho Estado, o con su
consentimiento.

3. Será castigado también con la misma pena quien fabrique, importe, ponga
en circulación o tenga cualquier medio específicamente destinado a facilitar
la supresión no autorizada o la neutralización de cualquier dispositivo técnico
que se haya utilizado para proteger programas de ordenador o cualquiera de
las otras obras, interpretaciones o ejecuciones en los términos previstos en
el apartado 1 de este artículo.

Artículo 271.
Se impondrá la pena de prisión de uno a cuatro años, multa de 12 a 24 meses
e inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión relacionada con el
delito cometido, por un período de dos a cinco años, cuando concurra alguna
de las siguientes circunstancias:

Que el beneficio obtenido posea especial trascendencia económica.

Que los hechos revistan especial gravedad, atendiendo el valor de los objetos
producidos ilícitamente o a la especial importancia de los perjuicios
ocasionados.

Que el culpable perteneciere a una organización o asociación, incluso de


carácter transitorio, que tuviese como finalidad la realización de actividades
infractoras de derechos de propiedad intelectual.

Que se utilice a menores de 18 años para cometer estos delitos.

Artículo 272.

1. La extensión de la responsabilidad civil derivada de los delitos tipificados


en los dos artículos anteriores se regirá por las disposiciones de la Ley de
Propiedad Intelectual relativas al cese de la actividad ilícita y a la
indemnización de daños y perjuicios.

2. En el supuesto de sentencia condenatoria, el Juez o Tribunal podrá


decretar la publicación de ésta, a costa del infractor, en un periódico oficial.
Tenemos que tener en claro que en nuestro país no una ley que regule la
propiedad intelectual en general. Pues solo hay la presencia de disposiciones
que regulan las distintas formas proteger el ingenio humano, de las cuales
podemos resaltar dos: ley de derecho de autor y la le de propiedad industrial.

A. LA LEY DE DERECHO DE AUTOR


Protege todas creaciones del intelecto humano tanto en el ámbito
artístico como literario independientemente de su género humano,
forma de expresión, merito o finalidad es importante decir que lo que
protege es la obra misma y no la ideas que le dieron origen.
B. LA LEY DE PROPIEDAD INDUSTRIAL
Protege las creaciones humanas, tales nuevos procedimientos,
diseños o marcas que tienen como finalidad potenciar la actividad
mercantil.
 Marcas: Es un derecho exclusivo concedido ante cualquier especificación
distintiva que diferencia un producto o servicio de otros.

 . Patentes: Es un derecho exclusivo concedido a una invención (producto o


proceso) que ofrece una nueva manera de hacer algo, o una nueva solución
técnica a un problema.

2.6 DELITOS CONTRA LA PROPIEDAD INTELECTUAL EN EL PERU

Las conductas que lesionan la propiedad intelectual se clasifican en:

2.6.1. DELITOS CONTRA EL DERECHO DEL AUTOR


 Delito de la violación del derecho de autor: se configura cuando la
persona que se encuentra autorizada para publicar una obra lo realiza
sin mencionar los ejemplares el nombre del autor, estampe el nombre
con adiciones supresiones que afectan la reputación del autor como
tal, publique la obra con abreviaturas, adiciones o supresiones sin el
consentimiento de titular o cuando publique varias obras por separado
cuando la finalidad era publicarlo en conjunto.

La sanción por la realización e este delito es entre 2 a 4 años de pena


privada de libertad, además se una multa

 Delito de reproducción, difusión, distribución de la obra sin


autorización del autor: Se da cuando una persona modifica,
distribuye mediante venta, o reproduce una obra, una interpretación,
etc. sin autorización del autor.

La sanción por este delito se encuentra entre4 los 2 a 6 años de pena


privativa de la libertad además ce una multa.

 delito de plagio: se configura cuando una persona respecto de una


obra, la difunde como propia copiándola o reproduciéndola
textualmente atribuyéndose o atribuido a otra la autoría o titularidad
ajena.
La comisión de este delito tiene una pena privativa de la libertad que
es 4 a 8 años además de una multa.

2.6.2. Delitos contra la propiedad industrial

 delito de uso no autorizado de producto: se configura cuando una


persona utiliza con fines económicos, de cualquier forma un producto
amparado por una patente de invención modelo de utilidad o diseño
industrial
La comisión de este delito oscila entre 2 a5 años además de la
inhabilitación o multa según corresponda.

 Delito de uso o venta no autorizada de diseño industrial:


Se configura cuando envasan o comercializan productos empleando
envases identificados con marcas cuya titularidad corresponde a
terceros
La pena privativa de libertad por la comisión de este delito es entre
los 2 a 5 años.

2.7. PROTECCIÓN DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL


El llamado sistema de protección de la propiedad intelectual se
organiza en torno aúna entidad del estado denominado INDECOPI,
la cual para lograr sus objetivos toma las siguientes direcciones:
 La dirección fe derecho de autor: en ella se encuentra la “comisión
de derechos de autor” a la cual debemos recurrir en primera instancia
en el caso que se vulneren los derechos de contemplados en la ley de
derecho de autor.
 La dirección de invenciones y nuevas tecnologías: conoce y
resuelve las solicitudes de registros patentes de inversión, patentes
de modelo de inversión, esquema de trazado de circuitos integrados
 Dirección de signos distintivos: se encarga de administrar y
organizar los derechos sobre lemas comerciales, marcas comerciales,
marcas de producto y denominaciones de origen.

2.8 PROTECCION DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL


La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) define la propiedad
intelectual como el conjunto de derechos que asisten a un autor por cada una de
sus obras originales, literarias y artísticas.
Dos son las características de los derechos de propiedad intelectual. La primera:
que se trate de una creación original, plasmación de la individualidad y subjetividad
del creador; y la segunda: que se halle plasmada en cualquier medio o soporte,
pues no se protegen ideas abstractas, sino en cuanto están incorporadas a un
medio material (libro, plano etc.).
Dada la tendencia a la universalización de la propiedad intelectual, es preciso
determinar si en el derecho comparado se utiliza el término de manera homogénea
o, si por el contrario, existen diferencias conceptuales importantes. En el sistema
anglosajón el concepto propiedad intelectual incluye los siguientes derechos:
patentes, marcas y los derechos de autor o copyright; es decir, se incluyen y regulan
en la propiedad intelectual derechos que en el sistema continental, y más
propiamente en el español, están incluidos en el derecho de propiedad industrial

Otra diferencia importante entre ambos sistemas estriba en el distinto ámbito de


protección que ofrecen el derecho de propiedad intelectual continental y el sistema
de copyright anglosajón. Aunque en este último se reconocen los derechos morales
de autor, éstos tienen un valor secundario (centrado en el componente económico),
por el contrario, en el continental, el centro de protección es el hecho de la
paternidad de la obra creada por el autor.

Como ya se ha indicado, el sistema español, a diferencia del anglosajón, distingue


entre la propiedad intelectual y la industrial; no obstante, es preciso analizar si dicha
distinción es tan clara y evidente como se pretende, En principio, el objeto de la
propiedad intelectual son obras literarias, artísticas o científicas y el de la propiedad
industrial son invenciones de aplicaciones industriales; más en muchos casos, un
producto reúne ambas cualidades; así la A.P. de Madrid (S. 9/1/2003) señala que
unos personajes de las marcas de los que son titulares los recurrentes tienen su
origen en obras audiovisuales de animación y de comic, y como creaciones
artísticas que son deben ser considerados como objeto de la propiedad intelectual.
Ahora bien, desde el momento en que los titulares de dichas creaciones incorporan
los distintos personajes a diversos productos que son comercializados bajo una
marca registrada, su reproducción y comercialización sin autorización del titular
infringe también la propiedad industrial; en consecuencia, la Audiencia condena
aplicando la figura del concurso ideal.
La A.P. de Ciudad Real (S. de 22/1/2002) indica que la propiedad intelectual está
integrada por derechos de carácter personal y patrimonial, que atribuyen al autor la
plena disposición y el derecho exclusivo a la explotación de la obra, derechos
independientes y compatibles con los de propiedad industrial que pueden existir
sobre la obra, como puede ser una marca o un dibujo artístico.
Como ya se ha indicado, los tipos delictivos relativos a la propiedad intelectual
deben integrarse con la legislación específica en esta materia, por lo que es preciso
analizar sucintamente la regulación internacional y nacional de los derechos de
autor.
En el ámbito internacional deben destacar:
A) El Convenio de la Unión de Berna para la protección de las obras literarias y
artísticas de 1.876. Es el texto básico en la protección de los derechos a nivel
internacional.
B) Convenio Universal de Ginebra de derechos de autor de 1952.
C) Convenio de Roma para la protección de artistas, intérpretes o ejecutantes,
productores de fonogramas y los organismos de radiodifusión de 26 de octubre de
1961.
D) El 15 de abril de 1994 en el seno de la Organización Mundial del Comercio
(O.M.C) se aprobaron los acuerdos sobre los Aspectos de los Derechos de
Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC). Dichos acuerdos
obedecieron a la necesidad de garantizar de forma efectiva un mínimo de protección
común, tanto material como procesal, de las obras y de sus respectivos derechos
de autor en los distintos ordenamientos.
E) En 1996. Se aprobaron en el seno de la Organización Mundial de la Propiedad
Intelectual
(OMPI) dos tratados: el tratado de la OMPI sobre derechos de autor (TDA) y el
tratado de la OMPI sobre interpretaciones o ejecuciones y fonogramas (T.I.E.F.),
con la finalidad de adaptar el régimen internacional de protección de la propiedad
intelectual al nuevo entorno tecnológico y a los nuevos problemas suscitados en la
sociedad de la información.
En el ámbito de la Unión Europea destaca la Directiva 2001/29 C.E. de 22 de mayo,
relativa a la armonización de determinados aspectos de los derechos de autor y
derechos afines en la sociedad de la información, que se centra en los derechos de
reproducción, de comunicación pública y de distribución.
Otras directivas sobre la materia son:
A) Directiva 2.001/84/ CE de 27 de septiembre de 2001 relativa al derecho de
participación en beneficio del autor de una obra de arte original.
B) Directiva 96/9/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 11 de marzo de 1996
sobre protección jurídica de bases de datos. Esta directiva determinó la modificación
de nuestra Ley de Propiedad Intelectual de fecha 6 de marzo de 1998.
C) Directiva 93/98/CEE del Consejo de 29 de octubre de 1993, relativa a la
armonización del plazo de protección del derecho de autor y de determinados
derechos afines.
D) Directiva 93/83/CEE del Consejo de 27/9/1993 sobre coordinación de
determinadas disposiciones relativas a los derechos de autor y derechos afines a
éstos en el ámbito de la radiodifusión vía satélite y de la distribución por cable.
E) Directiva 92/100/ CEE del Consejo de 19 de noviembre de 1992 sobre derechos
de alquiler y préstamo y otros derechos afines a los derechos de autor en el ámbito
de la propiedad intelectual.
F) Directiva 91/250/CEE del Consejo de 14 de mayo de 1991 sobre la protección
jurídica de programas de ordenador.
Por otro lado, es de destacar la directiva 2.000/31 CE del Parlamento y del Consejo
de 8 de julio de 2000, relativa a determinados aspectos jurídicos de los servicios de
la sociedad de información, en particular el comercio electrónico en el mercado
interior que regula la responsabilidad de los proveedores de servicios. Finalmente,
en España, sin entrar en la enumeración de otras disposiciones que afectan a la
propiedad intelectual (Ley del
Libro...) la misma está regulada por el Real Decreto Legislativo 1/1996 de 12 de abril
por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Propiedad intelectual,
modificada por la
Ley 5/98 de 6 de marzo, que incorpora la directiva 96/9/CE sobre protección jurídica
de bases de datos y por la Ley 1/2000 de 7 de enero de Enjuiciamiento Civil que
modificó los artículos 25.20, 103, 143 y 150 y derogó el 142.
IV.CONCLUSION.
1. Como hemos visto en el desarrollo de este trabajo la propiedad intelectual
es un tema que tomo relevancia desde antaño como producto de proteger
el ingenio humano, creando reglas o leyes para sancionar aquellos delitos
que atentan contra ella misma.
2. Por propiedad intelectual llegamos a comprender que es una rama del
derecho que busca por una parte fomentar la innovación, la creación y la
transferencia tecnológica y por la otra, ordenar los mercados facilitando la
toma de decisiones por el público consumidor.
3. Delitos contra la propiedad intelectual viene hacer aquellas acciones o
conductas de una segunda o tercera persona que afectan el ingenio
humano o creación de su autor original
4. Con respecto a la oficina de INDECOPI podemos concluir ejecuta
decomisos e incautaciones como medidas de represalias para
evitar la infracción a la propiedad intelectual y el derecho de autor.
5. El código penal en el “Artículo 270 nos dice:
Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa
de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de
tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o
en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación,
interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o
comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares
de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus
cesionarios.

V. PROPUESTA.

Los delitos contra la propiedad intelectual es un tema que las autoridades no deben
ser indiferentes pues al hablar de propiedad intelectual se hace referencia a un
amplio espectro de derechos de distinta naturaleza: mientras algunos se originan en
un acto de creación intelectual y son reconocidos para estimular y recompensar la
misma (derechos de autor y conexos), otros, medie o no creación intelectual, se
otorgan con la finalidad de regular la competencia entre productores, salvaguardar la
aptitud competitiva de una empresa (propiedad industrial). La propiedad
intelectual es un instrumento que contribuye al proceso económico y
al enriquecimiento de la sociedad: al reconocer derechos temporales exclusivos a
los creadores e innovadores, la sociedad toda se enriquece con nuevos conocimientos
e ideas. La propuesta seria que el el estado plante o apruebe leyes efectivas que
protejan el ingenio humano.

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