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SAN JOSE, EL CUSTODIO DE LOS DOS CORAZONES

Cuando hablamos de San José, lo primero que se cala es el silencio que envuelve
toda su figura, toda su vida; un silencio que también abraza su misión, una misión que
después de la que vivió la Santísima Virgen María, Nuestra Madre, es la más
importante que Dios haya encomendado a criatura alguna. Una misión que San José
la vivió en silencio, en obediencia, de una manera oculta; la misión de custodiar los
dos tesoros de Dios: el Corazón de Jesús y el Corazón de María; sin embargo en
estos últimos tiempos a través de numerosas señales que el cielo está derramando,
podemos descubrir que Dios quiere realzar la figura y la misión de San José, cómo
ese tercer corazón que vivió en alianza con los Corazones de Jesús y de María.

Aquel día del milagro del sol en Fátima se hicieron presentes los tres Corazones y esa
presencia de San José, nos está revelando que Dios va a salvar a la humanidad por
medio del amor; el amor del Corazón de Jesús y el amor del Corazón de María y
también por medio de todos aquellos corazones, que al igual que San José vivan en
alianza de amor con los dos Corazones Unidos, de Jesús y de María.

Así como por designio de Dios, el Corazón Inmaculado de la Santísima Virgen está
unido indisolublemente al Corazón de Cristo, así mismo por designio de Dios el
Corazón que más de cerca vive en alianza con estos dos Corazones es el Corazón de
San José. Cuando contemplamos el Corazón de San José, contemplamos un Corazón
puro, cuyos anhelos están orientados a un único fin, el amor a los dos Corazones. Su
vida fue para amar, consolar, proteger y cuidar a los dos Corazones; su Corazón se
hizo uno, con el Corazón de María y a través de ella con el Sagrado Corazón de
Jesús.

El Corazón de San José vivió en plena comunión con el Inmaculado Corazón de María
y ella fue para él camino que lo condujo al misterio del Dios hecho hombre. En el
sueño del ángel oyó estas palabras:

No temas tomar contigo a María, tu mujer, porque lo nacido de ella es obra del Espíritu
Santo.

Con esto es introducido al margen del misterio de la Encarnación también en el


misterio del Corazón de la Virgen Santísima, escogida para ser Madre de Dios. San
José se dio cuenta que el Mesías y Salvador tan esperado por su pueblo, había de
llegar al mundo a través del seno maternal de María, la mujer a quien Dios le había
dado por esposa. Nos dice el evangelio:

Despertado José del sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado y tomó
consigo a su mujer.

En dos palabras, San José se consagró a María, a su persona, a su Corazón y a su


misión; Asintió a la voluntad de Dios, quién designó que él debía ser el primero en
recibir al Corazón de Jesús, en, por, y a través del Corazón de María. San José vivió
en perfección la consagración al Inmaculado Corazón de María.

Debemos pedirle que nos enseñe a amar con todo nuestro corazón a la Santísima
Virgen a quien amó con todas las fuerzas de su Corazón y de quien recibió con
profundo agradecimiento al Sagrado Corazón de Jesús, el Salvador. Asimismo
después del de la Virgen el Corazón de San José es el que más cerca estuvo del
Corazón de Jesús. San José amaba con verdadero amor paternal a Cristo. Su
Corazón estaba unido de tal forma al de Jesús, que mucho antes que San Juan se

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recostara sobre el pecho del Señor en la Última Cena, ya San José conocía
plenamente los latidos del Corazón de Jesús y aún más, Cristo conocía perfectamente
los latidos del Corazón de su padre virginal, ya que desde niño estuvo recostado en el
pecho de su padre San José. En esta comunión de Corazón a Corazón ¿Qué
secretos insondables habrá descubierto San José en el Corazón de su Hijo? Entendió
que el Corazón del Emmanuel, era un Corazón humilde, misericordioso y redentor; era
el Corazón de Dios.

Mensaje de San José al Hermano Manuel de Jesús

Quiero que me tengan siempre presente como protector. Yo los guiaré y les conduciré
por un camino de servicio, entrega, de abnegación, de silencio, sobre todo de
contemplación.

Queridos hijos, han sido confiados también a Mí, y Yo José de Nazaret siempre les
protejo, les auxilio, les daré fuerzas, les daré pautas, para servir, para ejercer el
ministerio que, en estos últimos tiempos, el Cielo les ha confiado.

Queridos hijos, oren siempre Mis Siete Dolores y Gozos porque en ellos está el
camino que deben hacer y recorrer aquellos que aman a los dos Grandes Amores de
Jesús y María, a quienes tanto amo, y a quienes me entregué con el Corazón.

El Padre Eterno me envía para este ministerio, para que puedan aprender a amar
según Mis Enseñanzas, a Jesús y a María, y sean verdaderos custodios de los
Tesoros del Cielo. Querido hijo, este camino, es un camino de consagración

Deben meditar mis Siete Dolores y Gozos. Mi Amante y Casto Corazón les traerá los
pasos que deben seguir para el servicio, para el camino, para encontrar de nuevo la
ruta hacia el Hogar Sagrado de Nazaret.

Mi Casto y Amante Corazón les ama y espera que también sean hijos de Mi Amante y
Castísimo Corazón Paternal.

Yo les amo y les bendigo. En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén. Ave María Purísima, sin pecado concebida.

El 8 de Julio nos dio un nuevo mensaje a través de Manuel de Jesús


Mensaje de esperanza
Queridos hijos en el Señor Jesucristo, Mi Casto y Amante Corazón les bendice.

Les traigo un nuevo Mensaje del Cielo, un Mensaje de ánimo, de esperanza y de


consuelo para que sigan adelante en el seguimiento del Jesús, para que puedan
encontrarse cara a cara con Dios, para que puedan vivir según el Divino Querer de
Dios, en su Divina Voluntad, sirviendo y amando como el Señor lo desea, como el
Señor lo espera de cada uno de ustedes. Por eso vengo a formar los apóstoles,
aquellos que mantendrán viva la Llama de la Fe en los próximos días difíciles que
vendrán para la vida espiritual.

Queridos hijos, de mi Amante y Casto Corazón, les animo a no ceder a la pereza, a no


decaer en la oración, a vivir de la fe, de la esperanza y del amor, para que puedan
entrar en el Corazón de Cristo y encontrando a Cristo, lo encuentren en los demás y
en ustedes mismos.

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Queridos hijos, cuiden a sus familias, cuiden a sus hijos, sean apóstoles en vuestros
hogares, en vuestros trabajos, en vuestra vida diaria, porque estos apóstoles lucharán
por extender el Reinado de Jesús y de María en todo el mundo.

Queridos hijos, estos apóstoles estarán encendidos en el Fuego del Amor Divino,
Amor de Dios. Un Fuego que les invita a salvar almas. Este Fuego se le concede a
cada uno de ustedes cuando oran con fe.

Sigan adelante y pongan en práctica la Palabra de Dios. Nunca decaigan en esta


misión, en esta última misión que el Cielo entrega para salvar almas, aquellas almas
que escuchan y obedecen, aquellas almas que voluntariamente aceptan a Dios.

Queridos hijos, oren, oren, oren, el Cielo me envía para formarles como los nuevos
apóstoles de los Sagrados Corazones Unidos de Jesús y de María. Les entrego Mi
Bendición Paterna. Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.

Tercer mensaje de San José 29 de Julio de 2015


Hijitos, el cielo necesita de rodillas dispuestas para desgastarse por la salvación de la
humanidad, por la conversión de los pobres pecadores, porque el mundo está sordo y
está ciego. Pero también el Ejército de los Sagrados Corazones Unidos necesita
almas víctimas, almas que sufran, almas que se desgasten por la salvación de sus
hermanos.

Queridos hijos, el Cielo urge de vuestras oraciones para poder derramar un nuevo
tiempo de gracia, una nueva etapa de misericordia, porque van por muy mal camino
sin la falta de la conversión, de arrepentimiento, de Amor de Dios, de amor al prójimo.

Grandes almas deben vivir el silencio, deben vivir en el sufrimiento, en el trabajo y en


la abnegación. Sean imitadores de Mis Virtudes e hijos de Mi Amante y Eterno
Corazón. El Espíritu Santo del Señor se está derramando en el mundo, en la
humanidad. Un Nuevo Cenáculo en toda la tierra que se derramará como Fuego, y se
encenderá como pólvora en las corazones que se consagren a Jesús y María.

El tiempo urge de verdaderos discípulos de Jesucristo, de verdaderos hijos de María,


comprometidos con la Reina del Cielo para la salvación del mundo entero. Yo les amo
y les bendigo. En el Nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Ave María Purísima, sin pecado concebida.

La presencia de San José en dos de las grandes apariciones marianas aprobadas por
la Iglesia, como la de Knock y Fátima, nos revelan que Dios quiere que en estos
últimos tiempos miremos con atención la figura de San José. De hecho esa presencia
de San José en ese día del milagro del sol en Fátima, nos está revelando y de alguna
manera también vaticinando, ese triunfo próximo de la luz sobre la tiniebla. Ese triunfo
que tendrá lugar en ese campo de batalla que es nuestro interior, en todos aquellos,
que como San José vivan en Alianza de Amor con los Corazones de Jesús y de María.

Lo que fue su misión en la tierra continúa siéndolo en el cielo. El protegió el Corazón


Inmaculado de María y el Sagrado Corazón de Jesús que latía en el seno de la Virgen.
Los protegió celosamente y por eso ellos triunfaron en su corazón. San José dado
como protector de los dos Corazones en el principio, es ahora en los últimos tiempos,
encomendado por Dios, como protector de todos aquellos que aman a los dos
Corazones, que se han unido a ellos y que promueven su pronto Reinado en la
humanidad.

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Mensaje del Hermano Manuel para todos nosotros
El Señor nos envía al Padre San José y en estos últimos tiempos, Jesús y María están
formando a su ejército, están formando a su batallón, para que extiendan en el mundo
el triunfo de los dos Corazones de Jesús y de María, para conquistar almas, como
soldados valientes, para el cielo, para la vida eterna que es Dios mismo. Jesús y María
sufrieron grandemente: persecuciones, tribulaciones, calumnias, rechazos y el Señor
le confió a un varón justo, dice la escritura, a un varón de silencio, a un varón que no
hablaba con los hombres, porque su más grande deseo era hablar con el corazón. San
José tenía encerrado en su corazón a Jesús y a María. Jesús y María eran el núcleo
de su vocación. El Padre San José se entregó totalmente, en renuncia, en abnegación
a la voluntad divina, porque reconoció en Jesús y en María ese llamado para
consagrarse a Dios y así como el protegió a los dos corazones de tanto peligro, así el
cielo: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, nos lo envían nuevamente para protegernos,
para proteger a la gran familia de Dios. Por eso ha sido una inspiración de Dios que
declararan al Padre San José, protector de la Iglesia universal. Porque San José ahora
es el protector del ejército de los dos Corazones. San José es el protector de Jesús y
de María en cada corazón. El corazón del Padre San José fue el primer corazón
conquistado por el Espíritu Santo para ellos dos. El Padre San José es nuestro modelo
para ser apóstoles. Si queremos ser fieles servidores de Jesús, debemos imitar al
Padre San José. Y San José no solo era esposo legal, pero también casto, puro,
virginal de nuestra Santa Mamá, era también hijo de María. San José sabía que era la
Reina del Cielo y la Madre de la humanidad, a la que él cuidaba con todo su Corazón y
por ella y por el Hijo se entregó totalmente, siendo apóstol y cuidándolos. San José
vivía en silencio porque él quería guardar esa íntima comunión con Jesús y con María.
Y es tan grande el amor del Padre eterno que conoce bien el Corazón de San José
que nos lo envía. Nos lo envía a instruirnos; nos lo envía para que conozcamos a
Jesús y a María de la forma en que él lo llegó a conocer, de la forma en que el Padre
San José, lo llego a amar con todo el corazón.

Por eso en la historia del joven José, que llegó a ser Príncipe de Egipto, encontramos
en el relato bíblico una frase muy importante y dice: id a José.

Es ahora que nos dice, vengan y refúgiense en el corazón de María. Confiemos en el


Padre San José; Invoquémoslo diariamente en nuestra familia; El cielo entero quiere
que lo invoquemos hoy. La Iglesia debe volver al hogar de Nazaret. Los cristianos
debemos volver al hogar de Nazaret. La Iglesia comenzó en Nazaret con Jesús, José
y María y así como inició en Nazaret, así debe volver a Nazaret: con Jesús con José y
con mamá María. Debemos volver a esa comunidad de amor, si queremos salvar al
mundo. Debemos volver a esa comunidad de amor, si queremos que nuestra Iglesia,
sea fiel a lo recibido por el Señor Jesucristo. Debemos aceptar a San José como
nuestro protector, como nuestro Padre también adoptivo en el Señor. Que el Casto y
Amante corazón de San José, nos enamoré profundamente de los Sagrados
Corazones Unidos de Jesús y de María.

Es San José el que enseña de forma más plena, a los apóstoles de los dos Corazones
a tener plena unidad interior con el corazón de Jesús y el de María, porque fue
precisamente él, el tercer Corazón, que se unió a ellos, en amor, en servicio y en
fidelidad. Son los apóstoles de los dos Corazones los que de una manera nueva
deben acogerse a la protección de San José y pedirle a él que les enseñe, a amar, a
servir, a sacrificarse y a permanecer unidos, a estos dos Corazones como él lo hizo
toda su vida.

San José custodio los dos Corazones ruega por nosotros

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