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Además de los usos bien conocidos en el ámbito doméstico para calentar, cocinar y

descongelar, se han desarrollado diversos equipos industriales que han ampliado


enormemente el rango de aplicación de las microondas en alimentos. Así, las microondas se
han utilizado durante los últimos años en aplicaciones como el proceso de secado durante la
fabricación de pasta, el escaldado de vegetales y la pasteurización de alimentos envasados.

Las ondas de radio en este rango tienen la propiedad de ser absorbidas por las moléculas de
agua, grasa y azúcares. Al ser absorbidas, las ondas se convierten directamente en movimiento
de esas moléculas (lo que se conoce como calor). Las moléculas de agua son dipolares, es decir,
tienen una carga positiva en un lado y negativa en otro. Estas moléculas intentan alinearse con
el campo eléctrico fluctuante generado por las ondas.

Sin embargo, la dirección del campo electromagnético se invierte 2.500 millones de veces por
segundo (porque tienen una frecuencia de 2.5 Ghz) , por lo que una vez que se alinean con una
onda, deben rotar rápidamente para alinearse con la siguiente, así hasta las 2.500 millones de
veces por segundo. Este procedimento realizado por millones de moléculas de agua
simultáneamente da como resultado choques entre las moléculas, que se ponen en
movimiento, dispersando así la energía, lo que se conoce como calor, que no es más que la
excitación masiva de las moléculas de un compuesto.

El calentamiento por microondas es muy efectivo en el agua. Menor en grasas y azúcar donde
sus moléculas son menos dipolares y mucho menos en agua congelada, donde las moléculas
tienen poca libertad para girar. Las microondas en este rango no son absorbidas por plásticos,
vidrios y cerámica, por lo cual, recipientes hechos con estos materiales no son afectados. Por
otro lado los metales repelen estas ondas y es la razón por la cual no deben introducirse en un
microondas.
Utilidad de la ionosfera
Entre las propiedades de la ionosfera, encontramos que esta capa contribuye esencialmente
en la reflexión de las ondas de radio emitidas desde la superficie terrestre, lo que posibilita que
éstas puedan viajar grandes distancias sobre la Tierra gracias a las partículas
de iones (cargadas de electricidad) presentes en esta capa. Además, en esta capa se
desintegran la mayoría de meteoroides, a una altura entre 80 y 110 km, debido al rozamiento
con el aire y dan lugar a meteoros o estrellas fugaces.
Pero las estrellas fugaces no son el único fenómeno luminoso que ocurre en esta capa. En las
regiones polares las partículas cargadas portadas por el viento solar son atrapadas por
el campo magnético terrestre incidiendo sobre la parte superior de la ionosfera y dando lugar
a la formación de auroras.

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