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Jornadas de Jovenes estudiantes y graduados En Historia de la UNGS

Autor: Jonathan E. Muñoz

Tema: Historia Asiatica

Institucion: Universidad de Buenos Aires, Facultad De Filosofia y Letras

Graduado en Profesorado Superior en Historia

La Guerra y La paz: Historia, guerra y paz en el anime japonés, una mirada historiográfica

La guerra es uno de los tópicos fundacionales de la animación japonesa y del comic


japonés (manga). Nacidos ambos géneros en los albores de la Segunda Guerra Mundial,
ambos recibieron un fuerte espaldarazo por las autoridades imperiales y tras la victoria de
Pearl Harbour oficiaron como usinas propagandísticas para difundirr el discurso imperial
en los niños. Con la posguerra y la derrota japonesa, la manga y el anime resurgen como
una creciente y fuerte industria cultural y para la llegada del nuevo siglo, esta industria
cultural alcanza dimensiones internacionales y éxitos de taquilla.
El objetivo de este trabajo es analizar el discurso bélico e histórico dentro del anime
basándonos en dos posturas muy claras. La primera el pacifismo liberal cuyo auge se
puede rastrar en la década del 1970 y 1980 con sus respectivas vertientes enfocadas tanto
en la crítica al militarismo como en una toma de posición sobre problemas políticos,
históricos y sociales. La segunda postura, el militarismo puede ser interpretada en un
principio como una añoranza del pasado imperial, pero con el segundo milenio y el
advenimiento de nuevas posturas nacionalistas, esta añoranza se transforma en una fantasía
moe donde la guerra tiene dos interpretaciones, como un deber ser de las nuevas
generaciones japonesas que deben lograr sobrevivir, o como un espectáculo infantilizado e
inocente cuya única importancia es el moe mismo. Estas posturas aun conviven en el anime
japonés, con la salvedad de que en nuestro tiempo, la hegemonía es de la postura militarista.
Analizar estas dos interpretaciones de la historia en el anime nos permite comprender no
solo las opiniones y las posturas con respecto a la guerra sino también la construcción de
un nuevo nacionalismo japonés a través de la industria del anime.
Introduccion.
El anime y el manga japonés es un campo novísimo en los estudios sociales con un poco
mas de 30 años desde la publicación del primer estudio académico sobre la implicancia del
manga en la cultura contemporánea japonesa, el famoso Manga! Manga! Manga! De
Frederick Scholdt en el 85. Desde esos días en que el estudio del manga paso de ser
marginal a ser un verdadero campo de estudio en las ciencias sociales, la propia industria
de la cultura visual japonesa cambio drásticamente con la internacionalización. Series como
Dragon Ball, Sailor Moon o Capitan Tsubasa llenaron la pantalla chica de los hogares
occidentales y series como Evangelion desataron la primera fiebre mundial por el anime. A
consecuencia de este rápido crecimiento se empezó a prestar más atención al manga y
anime, no solo como discurso y expresión (y arte, valga la redundancia) sino como
industria y como representación de la sociedad japonesa.
El poder de la industria cultural japonesa fue en crecimiento desde la salida de Evangelion,
por el fenómeno global que dicho anime provocó en la audiencia occidental y nativa y
rápidamente se convirtió en la vanguardia del soft power japonés (Sakamoto, 2012). Este
alcance y rendimiento de la industria cultural japonesa la convierte en un suceso histórico
remarcable.
Y en efecto, los estudios sobre el manga como fenómeno social, como arte y como medio
de comunicación han crecido desde el 95 en adelante teniendo como focos nodales la
universidad de Minneapolis con la Mechademia, la primer revista académica sobre el
fenómeno del manga y del anime y, en el otro lado del mundo, los académicos nucleados en
la universidad de Sydney que en su revista Journal of Asia Pacific Journal tienen u8n
espacio dedicado a estudiar, en particular, el fenómeno nacionalista dentro del anime.
Esto último es el objetivo central de este trabajo. Las tendencias nacionalistas dentro del
anime y el discurso y su postura histórica. La elección de hablar de “historiografías” para
definir este discurso tiene quever primero que nada con el propio concepto de historiografía.
Esta ciencia del estudio de la historia se encarga de analizar no solo la forma de escribir la
historia, sino de estudiar el discurso histórico. El manga y el anime construyen discursos
históricos e interpretaciones de fenómenos, esto no es de extrañar, todas las industrias
culturales lo hacen (Penny, 2012) pero la diferencia entre las producciones holliwoodenses
con las japonesas es que las japonesas tienen la pretensión de presentar la historia tal cual
fue, se sirven de historiadores y de fuentes para llevar su discurso. Mas allá que uno quiera
pensar en que una producción cultural sea inocente, lo cual es valedero, no quita que
exista esa intención. Esta construcción de relatos históricos valida la postura de
construcción historiográfica o de meta historias dentro del propio anime y manga.

La historia dentro del manga y del anime


Una de las principales fuentes de inspiración dentro del manga y del anime justamente es el
relato histórico. El particular contexto donde el anime y el manga explotan, en la década
del 40 en plena guerra del pacifico. Eiji Otsuka y Thomas Lamarre (Ootsuka-Lamarre,
2013) explican que el boom del manga y del anime nace con tintes propagandísticos. Mas
allá de que en un principio el manga es completamente anti belicista, las producciones
animadas y graficas tienden a presentar la guerra como un relato patriótico y heroico en
una primer instancia. Esta inspiración en la historia continua en la postguerra pero con
otro contexto, mas pacifista. Esta inspiración está orientada con una mirada retrospectiva o
basada en la memoria personal de los supervivientes de los bombardeos atómicos en
Hiroshima y Nagasaki o los convencionales en Tokio. Algunos como Osamu Tetzuka,
considerado el padre de la animación japonesa y del estilo manga vincula la guerra y la
violencia con el propio nacimiento de Japon. Según Hutchinson (Hutchinson, 2012)
Tetzuka en uno de sus mangas, Phoenix, nos pinta el inicio de la historia japonesa con la
violenta invasión del pueblo Jomon a la isla de Honshu. El mensaje final es claro, la
historia japonesa estuvo marcada de guerra y violencia, por lo tanto, el pacifismo es la
única alternativa a todo ese círculo de muerte y guerra. El propio Tetzuka hará de su obra
Adolf una oda al pacifismo. (Otzmagin, 2016) y a la vez, construirá un relato histórico
sobre dos niños llamados Adolf en Kobe, uno, judío y el otro de etnia alemana y junto con
el tercer Adolf (Hitler) contara una historia de tres seres humanos en la guerra.
De la misma manera que Tetzuka, otros mangakas encontraron en el recuerdo imperial su
fuente de inspiración. Basta mencionar Uchuu Senkan Yamato (1974) donde el Yamato, el
viejo acorazado orgullo de la armada imperial es reflotado y convertido en una nave de
guerra destinada a salvar la última esperanza de la humanidad ante la catástrofe de una
invasión alienígena. De esta manera, se puede inferir que la historia y los discursos
históricos están presentes por completo en la industria cultural japonesa y que son parte
importante de su relato como espectáculo.
Un ejemplo importante de esto son las construcciones de atlas o de libros utilizando la
estética anime. Ejemplos como “Moe dictadoras”1 muestra que la historia puede ser
adaptada al canal de comunicación estético-emocional que es el moe. El moe según Patrick
Galbraith es un afecto surgido por un personaje ficcional, una interacción entre la persona
y el personaje expresado en el carácter moe, que en japonés significa arder o florecer
(Galbraith, 2014). Azuma nos da una definición más profunda, el moe como una narrativa
compuesta por varias micronarrativas que provocan una respuesta emocional y que se
archivan en lo que él llama “la base de datos otaku” (Azuma, 2009) haciendo que varios
personajes a través de los elementos tanto estéticos como contextuales o personales puedan
ser relacionados y consumidos por el simple hecho de compartir estos elementos. El moe,
entendido como un gran canal narrativo, expresa no solo una vía de consumo de elementos,
sino también un canal de comunicación y de expresión cultural y que generan una
respuesta en el publico. Entender esto es la medula espinal para comprender la cultura
otaku de hoy en dia, puesto que es “el idioma del moe” lo que moviliza la industria.
Azuma además caracteriza al consumo otaku como un consumo de micronarrativas y al
otaku como un ser animalizado, que consume para vivir y que este consumo se da en lo
que el considera “la base de datos otaku” sitios de internet, llenos de conceptos que
describen los elementos que forman los personajes de anime. Uno de los ejemplos claros
de esto es la palabra Tsundere, que engloba a personajes que tienen una actitud agresiva en
una primer instancia y una dulce y serana en la segunda. Por lo general, el estereotipo de
tsundere suele ser una adolescente que usa dos coletas y de cuerpo compacto. El
estereotipo tanto visual cono narrativo cambia, pero los otakus que les gusta ese tipo de
personales recurren a esta categoría en las búsquedas de internet para satisfacer su
búsqueda de personajes similares. Azuma da el ejemplo que planto Rei Ayanami de
Evangelion (1995) conocida como kuudere, un personaje frio que resulta atractivo por su
frialdad e inexpresión. El modelo visual de Rei se copia hacia otros personajes creando una
miríada de personajes cuyo nódulo central es que son kuudere. El circuito del moe, así
descrito, es un constante armado y re armado de contextos y personajes que se suceden y

1
https://www.amazon.co.jp/exec/obidos/ASIN/4863206607/akibablog-22/ref=nosim/
satisfacen los consumos de los otakus. Un ejemplo de esta función el propio Azuma lo da
con el sitio Tinami2 que permite buscar por elementos moe: medias bucaneras, uniforme de
maid, coletas, pelo en antena etc etc. Sitio similar pero en ingles seria Sankaku Complex3
que permite las búsquedas en idioma ingles de elementos moe.
Sim embargo hay otra interpretación del moe, a que da la feminsta Naito Chizuko que
recoge Thomas Lamarre (Lamarre 2013) y es que el moe, ademas de un canal de
comunicación, ademas de una serie de esterotipos también es un vinculo afectivo y erotico
entre los otakus y las protagonistas de las series. En efecto , esto se traduce a que, no
solamente es un código estético, no solamente forma parte de la estructura de datos
construida alrededor del anime, sino que también implica un impacto emocional y
psicológico en los consumidores.
La mención de la base de datos de los otaku y el circuito del moe como corazón de la
cultura del manga y del anime no es casual. Dado el ejemplo de las Moe-dictadoras, la
historia se trasnforma dentro de esto en un elemento mas del moe4. No solo en moe
dictadoras se traduce personajes históricos a este lenguaje, bien conocida es la franquicia
Fate Stay Night (2004) que ha convertido al Rey Arturo en una hermosa rubia de apetito
voraz y encantadora inocencia. La historia es un microrelatos mas que hace al moe japonés
y por ello, algo realmente importante entre sus elementos.
Pero¿ hay algo mas entre el moe y la historia? Para Mattew Penny no solo se trata de un
espectáculo, sino que hay una intención de hacer que la historia pase por verídica y cierta.
El relato histórico presentado se nutre de historiadores y de fuentes para aseverar ese relato.
Esa inspiración e intención no solemos verla en las producciones de occidentales. En otras
palabras, las intenciones de los mangakas no solamente provienen de la inspiración, sino
que tratan de basarse en la historia. Jerome de Groot en su maravilloso libro Consuming
History (De Groot, 2016) menciona que esta amalgama de historia, arte y acción convierte
al relato histórico en algo vendible que conmociona y alienta a las masas. Si a esto le
sumamos el contenido sobre natural o el moe y la intención de “representar” los procesos

2
https://www.tinami.com/dir
3
https://chan.sankakucomplex.com/
4
https://chan.sankakucomplex.com/?tags=historical&commit=Search de hecho como elemento de moe se
puede buscar en algunos buscadores que el personaje en cuestión sea historico
tal cual fueron obtenemos la idea de historia en el anime no solo como un espectáculo y
una mercancía vendible, sino con un mensaje claro sobre la visión de la historia
Esto no quita que dentro del manga haya imágenes académicamente incorrectas sobre los
procesos históricos, pero esto tampoco es inocente. Por estas razones el termino
historiografía me parece preciso para comprender como se da estos discursos históricos.
Porque no solamente se trata de el proceso histórico, sino también una interpretación y la
elección de fuentes que construyen ese relato. Ademas se puede diferenciar dos corrientes
sobre la historia japonesa tanto antigua como conemporanea basadas por sobre todas las
cosas por la interpretación del conflicto belico dentro de ellas. A continuación detallare lo
que yo interpreto como dos corrientes completamente opuestas de narrar la historia.

“Historiografia pacifista”. El manga y el anime marcado por el trauma de la guerra


La primer lectura histórica dentro del manga y del anime que sale es la interpretación
pacifista. Esta tiene el presupuesto de arrancar de la base de que “la guerra es mala”
(Otmaztin, 2016). Esta postura con respecto al conflicto ha ido evolucionando con respecto
al tiempo y también a los fundamentos. En sus inicios, mangakas como Osamu Tetzuka
llevaban su militancia y deseo pacifista a sus páginas de sus mangas. Pero no solo se
trataba en un principio de deseos humanistas, mangakas como Nakazawa Kenji era
superviviente de la bomba atómica en Hiroshima y su manga, Hadashi no Gen (1973) esta
plagado de referencias a la violencia que los soldados japoneses cometieron y de sus
recuerdos como superviviente. Aun mayor es el impacto del historiador, folklorista y
mangaka Shigeru Mizuki. Autor de Gegege no kitaro, pero también autor de numerosos
one shots sobre historia mundial y japonesa, en particular Showa (1988) y Onward
Towards our Noble Death (1973) Mizuki Tenia por doble validez, primero, era veterano de
guerra, fue herido y su brazo amputado durante un raid aéreo en Rabaul, Nueva Guinea,
pero también era convencido anti belicista y se hizo famoso por sus mangas históricos
donde el trataba de recrear la precisión histórica de los profesionales. Un ejemplo de esto es
su novela biográfica Hitler (1971) un manga lleno de información pero carente de juicio
sobre las acciones del protagonista, el mismo Hitler. Si bien es un manga que el propio
Mizuki escribió de joven y aun inmaduro en su estilo y forma de trabajar. Su visión del
dictador alemán se mezcla entre la psicología de un dictador con el efecto de fascinación
que generaba alrededor de el. De hecho, la falta de juicio y de presencia de los exterminios
de judíos, gitanos y otras etnias en la Alemania nazi son saltados, para presentarnos un
relato sobre la megalomanía, su vida cotidiana y la locura. Es interesante comprar esta
visión con la que tiene el propio Tetzuka en Adolf ni Tsugu (1983) donde es el tercer Adolf
protagonista del manga y el principal problema que separa a los dos amigos llamados Adolf.
En el relato de Tetzuka, Hitler esta deshumanizado y es una sombra presente en todo el
relato y el motor de toda la historia y, en particular, su fijación con los judíos que llevará
al exterminio. Las acciones del Hitler de Tetzuka están orientadas en la cacería de judíos y
la preocupación personal de ser descubierto su propio origen judío. Sin embargo, el drama
de Tetzuka es un drama humano, no uno político ni histórico. Mizuki sin embargo trata de
reponer el contexto histórico pero sin juicios de las consecuencias de los actos del Fuhrer.
El de dos amigos separados por la ideología nazi y que encuentra un triste final en Palestina.
Sin embargo, En Showa, Mizuki si da sus opiniones y si hace un juicio de valor a las
acciones del Imperio japonés (Figura 1) Showa salió en el 88 y es una reconstrucción
fascinante, tanto de su vida como soldado hasta su vida en el Japón reconstruido de la post
guerra. Aquí, Mizuki descarga con su tinta no solo la violencia del imperio japonés hacia
los conquistados, sino a su propio país. Su relato en el ejército está compuesto por
constantes gags donde él es golpeado por sus superiores. Sus críticas fustigantes llegan a
chistes claramente políticos sobre la supervivencia en el Japón imperial (figura 2) donde se
puede apreciar al primer ministro Tojo quejarse que en un basurero de una familia todavía
había huesos de pescado y que era un desperdicio de comida.

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