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Hipólito Unanue Pavón (1755-1833) fue un destacado médico criollo peruano del siglo XVIII que
difundió las ideas ilustradas y llegó a conspirar contra el dominio español en el Virreinato del Perú.
Llegó a ser ministro de José de San Martín y Simón Bolívar.Este precursor de la Independencia del
Perú nació en Arica el 13 de agosto de 1755, siendo sus padres don Miguel Unanue y doña
Manuela Pavón. Estudió Medicina en la Universidad San Marcos de Lima. En la década de 1790 fue
miembro de la Sociedad Amantes del País y dirigió la revista Mercurio Peruano. En 1792 fundó el
Anfiteatro Anatómico y al año siguiente fue Cosmógrafo Mayor del Reino. En 1807, fue nombrado
Protomédico General y al año siguiente fundó el Colegio de Medicina San Fernando. En 1809, fue
acusado de participar en la “Conspiración de los Fernandinos”. Llegó a ser ministro en los
gobiernos de don José de San Martín y Simón Bolívar. Falleció en Cañete el 15 de julio de 1833.
Mariano Angulo:
Se inició en la administración pública como subdelegado del partido de Abancay (una de las
subdivisiones políticas de la Intendencia del Cusco). Luego se dedicó al comercio en el Cusco y se
hizo cargo del fundo Simataucca, en Chinchero, que le cedió a censo Petronila Durán de
Quintanilla. Al estallar la revolución de 1814, se hizo cargo de la comandancia del cuartel general
del Cusco, con el grado de coronel. El 30 de noviembre del mismo año encabezó el asalto a la casa
del también coronel Domingo Luis Astete, miembro de la junta revolucionaria, pero que
evidentemente estaba a favor de los españoles. Al frente de fuerzas revolucionarias se dirigió
hacia Abancay el 15 de febrero de 1815, para unirse, como mayor de caballería, a las fuerzas
patriotas de Manuel Hurtado de Mendoza y el cura José Gabriel Béjar que operaban en
Huamanga, pero conocida la derrota de Pumacahua y Vicente Angulo en Umachiri (Puno), surgió
el desaliento entre las tropas patriotas. Se produjo entonces la traición de uno de los jefes
patriotas, José Manuel Romano, alias Pucatoro (toro rojo), que promovió una trifulca en la que
asesinó a Hurtado de Mendoza, luego de lo cual se entregó a los realistas con todas sus fuerzas.
Mariano Angulo logró huir, pero fue apresado junto con sus hermanos y enviado al Cusco, siendo
sometido a un proceso sumario. Todos ellos fueron condenados a muerte, pena que se cumplió
en el Cusco el 29 de mayo de 1815.
Juan Angulo:
Estudió en el Seminario de San Antonio Abad del Cuzco, y luego de recibir el diaconado el 18 de
septiembre de 1802, sirvió en las parroquias de Belén y Santiago, y fue ecónomo en las doctrinas
de Alca y Quiaca. Consagrado como presbítero hacia 1808, fue destinado a la parroquia de
Pampamarca, a cuyo templo ornamentó y puso techo, de su propio peculio. Hallábase en el
curato de Lares, cuando estalló la Revolución del Cuzco de 1814. Enterado de este suceso, se
trasladó inmediatamente al Cuzco para acompañar a sus hermanos Mariano, Vicente y José,
caudillos de dicha revolución. Estuvo al lado de José, el mismo que se había autoproclamado
Capitán General, llegando sin duda a ser su consejero y posiblemente redactó los documentos
que tienen la firma del mismo. Derrotada la revolución y ajusticiados sus hermanos el 29 de mayo
de 1815, fue capturado y encerrado en prisión. Sometido a juicio, los jueces se limitaron a tomarle
declaración y no lo acusaron formalmente. Solamente por el abandono de su parroquia y por
haber acompañado a su hermano José, fue condenado a un año de ejercicios espirituales en
Trujillo (ciudad del norte del Perú), y a pagar una multa de 2.000 pesos. De todos modos, el
general realista Juan Ramírez lo envió a Lima, donde el virrey Abascal ordenó que fuera
embarcado rumbo a España. Al llegar a Cádiz fue recluido en el castillo de San Sebastián y a
pedido del consejo real, fue finalmente trasladado a Madrid, pasando a la Cárcel de Corte.
Vicente Angulo:
Dedicado a los labores agrícolas, su hermano José le traspaso su cañaveral de Chitabamba, en
1808, y para desarrollar sus sembrados, lo ofreció como garantía de los préstamos que contrató
con el Convento de Santo Domingo el 1 de diciembre de 1809, y el Convento de Santa Catalina de
Siena del Cusco el 5 de junio de 1811, por 2.000 y 6.000 pesos respectivamente. Por entonces se
enroló en el ejército realista para luchar contra las fuerzas argentinas que invadieron el Alto Perú.
Ascendió a teniente, siendo comisionado a custodiar a tres prisioneros a Lima en 1812. De vuelta
en el Cuzco el 24 de abril de 1813, participó activamente en las reuniones que los patriotas
organizaban para planear una revolución y en las cuales participaban sus hermanos José y
Mariano. Denunciado el 5 de octubre y luego el 5 de noviembre, fue apresado y puesto en
libertad bajo fianza, pero cuando estalló la revolución cuzqueña, participó activamente en ella. Se
le reconoció el grado de brigadier y acompañó al también brigadier Mateo Pumacahua en la
expedición a Arequipa. El 9 de noviembre de 1814 venció en la batalla de La Apacheta a las
fuerzas realistas dirigidas por el intendente José Gabriel Moscoso y el mariscal Francisco Picoaga,
luego de lo cual ocupó Arequipa, donde intentó organizar un gobierno local. Pero pronto debió
ordenar la retirada debido a la aproximación del ejército del general realista Juan Ramírez. Ambas
fuerzas antagonistas se avistaron en Apo el 5 de diciembre, pero por lo pronto prefirieron evitar
un encuentro. Ramírez consolidó la posesión en Arequipa y dio un descanso a sus fuerzas. Los
realistas contaban con fuerzas bien equipadas y disciplinadas, en número de 1200, mientras que
los patriotas, si bien eran más numerosos, solo unos 600 de ellos tenían armas de fuego; el resto
combatía con lanzas, hondas y picas. Reanudada la lucha, se trabó la batalla de Umachiri, el 11 de
marzo de 1815. Las fuerzas patriotas de Pumacahua y Vicente Angulo fueron derrotadas. Vicente
fue apresado y conducido al Cusco, donde fue sometido a juicio sumario y condenado a muerte,
junto con sus hermanos Mariano y José.