Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Julieta9768
CrisViz
Jessi16
Cande Cooper
Dkct21
Dkct21
Escritora solitaria
Jessi16
Kristel
Alisson
Jazmin Jane
CrissViz Dianna'
Aleja E Pily
Cili Liss-rose
Katiliz94
Cili
Noviazillas: En el original, Bridezillas. Una perra malcriada ridícula que piensa que ella
2
es el centro del universo, sólo porque es su boda en 18 meses a partir de ahora. Todos
los demás en el mundo tienen que dejar todo y venir corriendo inmediatamente. El
matrimonio no va a durar más de un par de años, siempre y cuando el novio tenga
suerte.
mesas allí desde que tenía dieciocho años. Aunque asistí a WSU, en su
mayoría trabajaba los jueves y domingos por la noche. Ahora, que ya
no estaba en la escuela, Danny me había ofrecido los turnos de
almuerzo durante la semana.
Él sabía que yo realmente quería empezar mi carrera en la
fotografía, y me dio los fines de semana libres. Trabajar el turno del
almuerzo también le ayudó a salir ya que no tenía que contratar a dos
nuevas camareras. Danny sabía que yo no quería ser una camarera por
el resto de mi vida, así que tomar los turnos durante la semana me dio
más dinero en el bolsillo. No quería ser una de las estudiantes
universitarias que han tenido que volver a casa con sus padres. En mi
opinión, esto no era una opción. Había estado viviendo por mi cuenta
desde que había empezado la universidad. Me gustaba ser
independiente, no tener un toque de queda, y también no quería
preocupar a mi madre al venir a todas horas de la noche. Me gustaba
la mentalidad “fuera de la vista, fuera de la mente,” y pienso que a ella
también.
A pesar de que había vivido dentro de una distancia de WSU, viví
en los dormitorios en mi primer año. Había sufrido un ataque horrible de
depresión el verano antes de comenzar la universidad. Mi madre había
pensado que era muy importante para mí experimentar la convivencia
con estudiantes de mi edad. Se había preocupado de que al no
hacerlo, me aislara de nuevo. Ella estaba muy agradecida por mi
compañera de cuarto Amy. Amy era de un metro sesenta y siete con un
precioso pelo negro rizado y una hermosa piel blanca y cremosa. No
sólo era una belleza impresionante, era la persona más feliz y positiva
que había conocido en mi vida. Ella levantaba mi depresión y mis
cambios bruscos de humor y me diría con voz ridícula “Cambia ese
ceño y sonríe.”
Amy hizo todo lo posible para animarme a salir de nuestra
habitación. Me obligó a asistir a eventos y fiestas que se celebraban en
el campus o en nuestro dormitorio. Ella fue la única razón por la que
atravesé todo mi primer año. Cuando nuestro primer año llegó a su fin,
le rogué a Danny que me alquilara el apartamento de encima del bar.
Amy trató con fuerza de convencerme de vivir en el campus para
nuestro segundo año, pero tan agradecida como estaba con ella, no
pude. Necesitaba mi propio espacio.
Cuando miré a mi gata, Molly, me estaba mirando a la espera de
que sacara mi culo de la cama para darle de comer. Ella era mi fiel
vieja amiga que había poseído desde el instituto. Estaba luchando para
salir de la cama. Mi cabeza no estaba en el juego para fotografiar esta
boda hoy.
Finalmente me levanté de la cama y tan pronto como mis pies
tocaron el suelo, me estremecí. Hombre, ya está empezando a hacer
frío, casi el momento de encender la calefacción.
Me abrí paso a través de mi pequeño apartamento, que consistía
en un combo de cocina-sala de estar, un dormitorio y un baño
pequeño. La mayoría de mis muebles de la sala de estar fueron
comprados en ventas de garaje. Tenía un sofá y sillas coincidentes, un
viejo baúl de cedro que convertí en una mesa de café, una mesita y
dos lámparas de pie baratas que había comprado en Wall-Mart.
Las paredes eran de un revestimiento de fea madera oscura.
Traté de arreglarla colgando cuadros en ellas. La mayoría de las
imágenes eran paisajes en blanco y negro que había tomado durante
la escuela secundaria y la universidad. Tomé las fotos en Gales Park, un
parque local por el que había pasado cuando estaba en la escuela
secundaria. También había un collage de fotos de mi mejor amiga,
Nicole y yo a través de los años. Nos conocimos en la escuela
intermedia en sexto grado. Con nuestros apellidos que comienzan con
C y D, nos sentamos una al lado de la otra. Al instante nos hicimos
amigas y hemos sido así desde entonces. A pesar de que no podemos
hablar la una con la otra todos los días, en cualquier momento que algo
esté pasando en una de nuestras vidas, sabemos que la otra estará allí.
Me río cada vez que veo las fotos en la pared. Hemos cambiado tanto
en los últimos diez años.
Me arrastré en mi pequeña cocina, miré a mí alrededor con asco.
Necesitaba una remodelación importante. Los aparatos no
coincidentes de la década de 1970 eran un dolor de ojos para mirar. La
nevera era verde aguacate, y mi cocina era del feo amarillo que mi
madre llamaba la vara de oro. Para mí, se veía como verde y amarillo
bebé mierda. Los gabinetes a juego con el revestimiento de madera feo
en mis paredes. Todo en mi cocina era muy anticuado, pero estaba en
buenas condiciones, pero quien era yo para quejarme. Este lugar no era
“el Ritz”, pero era perfecto para Molly y para mí. Para nosotras, esto era
casa.
Molly estaba siguiéndome maullando a mí alrededor para darle
de comer. Abrí la nevera y encontré una lata de comida para gatos y
una botella de dos litros de Coca-Cola Light.
—Mierda—murmuré. Realmente necesitaba ir al supermercado,
despreciaba hacerlo. Tomé a Molly y mi desayuno fuera de la nevera.
Un vaso de Coca-Cola Light para mí y atún con sabor a comida de
gato para ella. Nunca he sido una persona de café. Nunca me ha
gustado. Todos mis compañeros de clase en la escuela se paseaban
con sus cafés, cafés con leche o té y entonces estaba yo, con una
Coca-Cola light en la mano. La cafeína estaba finalmente funcionando,
y pude sentir el levantamiento de la borrachera. Me dirigí a mi armario y
saqué mi traje de boda de la firma, que consistía en pantalones de
vestir negros y una sencilla blusa de color negro. El uso de todo el negro
era nuestra manera de mantenernos fuera del camino de todos.
Teníamos que mezclarnos en el fondo, y yo no era del tipo de chicas de
vestidos, de todos modos. Con mi ropa en la mano, me dirigí al cuarto
de baño.
Al igual que la cocina, el cuarto de baño ha estado en
desesperada necesidad de un lavado de cara. Todo el cuarto de baño
era de color rosa. Los azulejos en las paredes, el suelo, la bañera y el
inodoro, incluso parecía como si una botella de Pepto-Bismol hubiera
explotado. Me gustaba el rosa, pero esto era un poco demasiado.
Colgué la ropa en la puerta de la ducha a vapor y me volví hacia el
espejo para echarme un vistazo.
—Jesús, te ves como una mierda—dije en voz alta. No me había
dado cuenta de lo cansada que me veía.
A pesar de que no estaba trabajando horas de la noche en
Danny’s ya, el insomnio que había estado sufriendo, por algún tiempo,
se mezcló con la música bombeando a través del suelo del bar de
abajo que sólo se me permitió un par de horas de sueño por la noche.
Mi largo y ondulado pelo castaño era un desastre completo. Moví
mi cara más al espejo para ver que mis ojos azules estaban inyectados
en sangre, y mi mascara estaba manchada. Negué con la cabeza y me
metí en la ducha.
Me sequé el pelo con la secadora y apliqué un poco de
maquillaje ligero tratando de ocultar los círculos violáceos oscuros bajo
los ojos por la falta de sueño. Cogí la ropa y me dirigí a mi habitación
sólo en sujetador y ropa interior. Me eché un vistazo rápido en el espejo
de cuerpo entero. Estaba en el promedio. Definitivamente no era
guapísima, pero tampoco era fea. Tenía una altura media de un metro
sesenta de alto y bastante recorte. Me puse los pantalones de vestir e
hice un giro rápido en frente al espejo y me detuve a mirar mi culo.
Por alguna razón, los hombres realmente disfrutaban abofeteando
o agarrándolo en Danny's. Me han dicho en varias ocasiones que era
voluptuosa. Todavía no estoy segura si eso era un cumplido o no. Eché
un vistazo a mi hombro antes de que sacase la blusa por encima,
vislumbrando mi tatuaje de escorpión, y recordé el fin de semana
borracha que mi amiga Anna y yo habíamos compartido. Habíamos ido
a la playa, y mientras estábamos caminando por el paseo marítimo,
pasamos por un salón de tatuajes. Me paré delante de la ventana y
miré fijamente. Había un tipo grande corpulento cubierto en tatuajes
que trabaja sobre una muchacha de mi edad. Dila vuelta a Anna y le
dije como siempre había querido un tatuaje. Una enorme sonrisa de
gato de Cheshire se extendió por su cara y gritó.
—¡Vamos a hacerlo!
Al final del fin de semana terminamos poniéndonos tatuajes sobre
nuestras espaldas. Chico, mi madre estaba cabreada cuando lo vio.
—¡Has arruinado tu cuerpo! —Había gritado.
Yo solamente hice rodar mis ojos hacia ella.
—Ah, mamá, dame un respiro todos tienen un tatuaje hoy en día.
Hice girar atrás alrededor para afrontar la cabeza sobre el espejo.
Antes de que me abotonara la blusa, solté un gran suspiro y Molly saltó
sobre la cama.
—Sabes Molly. Pensarías que una mujer de veintidós años tarde o
temprano habría superado el tamaño de sostén que ha estado llevando
desde el octavo curso—dije cuando miré su reflejo en el espejo. Molly
me miró y maulló como si supiera exactamente lo que yo decía.
Aunque mi tetas no fuera enormes, eran proporcionadas a mi cuerpo,
pero todavía me ponía celosa cuando miraba la televisión o una revista
para ver a todas aquellas mujeres con mucha más hendidura. Déjame
decirte que un sostén de Victoria Secret trabaja maravillosamente.
Pensé en conseguir un implante de senos, pero era demasiado
mierda de pollo para alguna vez llevarlo a cabo. Había visto un
espectáculo en MTV dedicado a las muchachas que conseguían
implantes de pecho. Estas chicas estaban llorando de camino a casa
por su cirugía debido al paseo desigual del coche y por como dolía ir
sobre esos baches. Tuvieron que grabarse levantando vendas de hielo
para impedirles moverse. La paja final era el tubo insertado dentro de
sus tetas para agotar cualquier infección. Me acuerdo de pensar,
Ohmi... ¿Por qué alguien atravesaría eso? Pensé que iba a vomitar
cuando vi eso.
Mientras miraba fijamente al espejo, con la visión asquerosa del
desagüe del implante de pechos todavía en mi cabeza, abotoné la
blusa y mi teléfono móvil comenzó a sonar. Esta era la llamada de Katie.
Siempre me llamaba la mañana de una boda para asegurarse de que
estaba preparada. Katie era bastante neurótica sobre su negocio de
fotografía. Pareciéndose más a una hermana mayor, siempre quería
asegurarse que estaba lista.
—Hey, Katie. ¿Cómo estás?
—Hola Leila, ¿estás lista para tu siguiente Noviazilla?
—Lo sabes—dije con seguridad.
Katie compartió los datos concretos de la boda conmigo. Esta era
en realidad la primera boda fuera de la ciudad que yo fotografiaría
sola. La novia se preparaba en el lugar donde la ceremonia y la
recepción estaban siendo armadas. Estaba sumamente feliz de oír esto.
Hacía las cosas más fáciles cuando todo era preparado en el mismo
lugar.
Traducido por dkct21
Corregido por Liraz
El resto del día fue bastante bien. Traté de ser lo más amable
posible con las gemelas imbéciles y mantuve una sonrisa falsa
estampada en mi cara todo el tiempo. También traté de mantener mi
distancia con Garrett. Aunque, él era la cita de Marie, no estaba en el
cortejo nupcial, y la mayor parte del tiempo estaba por el bar mientras
yo tomaba las fotos formales de la fiesta. El vino de vez en cuando a ver
si Marie necesitaba o quería algo. Envolvió sus brazos alrededor de ella y
susurró en su oído. Ella soltó una carcajada ruidosa y desagradable que
hizo que todo el mundo girara su atención a ellos. Miré en su dirección y
noté sus ojos en mí, rápidamente miré a otro lado.
Unas pocas veces durante el día, lo atrapé mirándome. Las
mariposas en mi estómago se volvieron locas. Me sorprendía que
después de todo este tiempo el siguiera teniendo ese efecto en mí.
Podía decir por la mirada en sus ojos y el tono de su voz que el ya
llevaba unas cuantas bebidas encima. Siempre había sido capaz de
notar cuando él había bebido, inclusive si había sido solo una. Siempre
había estado impresionado por eso y lo llamaba uno de mis muchos
talentos…
Viéndolo así me hacía pensar en la vez en que salimos a nuestra
primera cita de San Valentín.
Habíamos estado saliendo por tres meses. Garrett optó por no ir a
la universidad cuando fue contratado a tiempo completo por una
compañía local de periódicos. A pesar de que estaba a poca distancia
de su casa, ahorró suficiente dinero para comprarse un carro. No era
nada elegante. Es más, estaba un poco golpeado, pero lo llevaba del
punto A al punto B y eso era todo lo que importaba. Usualmente su
punto A era su casa y su punto B mi casa.
Me llamó y me dijo que venía en camino para buscarme, y que
tenía algo especial planeado para nosotros. De buenas a primeras,
pude decir que algo era diferente en su voz. Cuando apareció en mi
casa, olí la cerveza rancia en él. Lo empujé fuera de la puerta y le grité
que mi mamá que estaría en casa a las once. Corrí a su carro y me metí
en el asiento del conductor, aunque solo tenía mi licencia de aprendiz
en ese entonces. No iba a dejarlo ser atrapado manejando borracho,
cuando yo podía manejar perfectamente.
Me giré hacia él y comencé a gritar: ——¿Estás loco? ¿Estas
manejando después de haber estado bebiendo? ¡Es el Día de San
Valentín, sabes que los policías van a estar en toda su fuerza! ¡Y ni
siquiera eres lo suficientemente mayor para beber!
—Vamos, Babe. No estés molesta —dijo con una adorable sonrisa
en su cara. Él se estiró y agarró mi mano, la llevó a su boca y besó la
parte posterior de ella.
Lo miré. Con una gran sonrisa en mi cara, dije: —Dios, te odio…
¿Adónde me estás llevando de todas maneras?
—Es una sorpresa.
—Bueno quizás quieras decirme acerca de esta sorpresa ya que
yo soy quien está manejando.
—Está bien, conduce hasta Wales Park —replicó.
—¿Wales Park? ¿Está jodidamente congelado allá fuera y tú
quieres ir a un parque? —Le pregunté con dudas en mi voz.
—No te preocupes, Babe, te mantendré caliente —Guiñó y me
dio una enorme sonrisa que me hizo reír.
Seamos claros aquí, aunque solo tenía dieciséis años, Garrett no
era mi primer compañero sexual. La mayoría de los niños de mi edad
estaban experimentando con drogas y alcohol y entonces ahí estaba
yo, experimentando con sexo. Así que sabía exactamente a qué se
refería el con “mantenerme caliente”.
—Oh, ¿en serio? ¿Y qué te hace pensar que quiero que me
mantengas caliente? Entramos en el parque y encontré un puesto
cerca de las vías del ferrocarril. Tomó mi mano y me acerco a él. Puso su
rostro contra el mío e inspiro profundamente.
—Dios, amo el olor de tu cabello —Dijo mientras enterraba su cara
en mi cabello.
Lo empujé. —Solo estás diciendo eso para entrar en mis
pantalones —dije sonriendo de oreja a oreja.
Se inclinó hasta el asiento de atrás y sacó una bolsa de regalo. Le
di una mirada confundida.
—Feliz Día de San Valentín, Babe —dijo.
—Dijiste que nada de regalos —repliqué, golpeando su pecho.
—No, dije, que no quería que me compraras ningún regalo. No
dije nada de no conseguirte algo a ti. Además, lo hice. No me costó
nada.
Mientras metía mi mano dentro de la bolsa dijo: —Ten cuidado,
podría cortarte.
Le di una mirada confundida y busqué en la bolsa. Saqué un
corazón hecho de alambre de púas pintado de rojo.
—¿Te gusta? —preguntó con entusiasmo.
—¡Me encanta!—Envolví mis brazos alrededor de él y le di un
enorme abrazo.
Se retiró lentamente y me miró justo a los ojos. –Babe, necesito
decirte algo.
Sentí a mi corazón saltarse un latido, mis palmas comenzaron a
sudar y me estaba sintiendo ansiosa. —¿Qué? —dije mientras mi voz se
quebraba.
——¿Por qué te ves tan nerviosa? —Rió.
—Porque… ¡me estás asustando!
Pasó sus manos a través de mi cabello y exhaló. —Estos últimos
meses han sido increíbles. Nunca me he sentido de esta manera por
alguna otra chica.
Tragué duro, sin saber que decir o hacer. Mientras empezaba a
hablar el colocó sus dedos sobre mis labios.
—Shhh… Déjame terminar. Leila, nunca le he dicho esto a nadie
antes… Te amo.
De repente sentí un toque en mi hombro. Me sacudí para ver a
Tony, el DJ parado allí.
—¿Estas lista para tomar fotos? Ya casi es el momento de que el
novio y la novia sean anunciados.
—Sí, estoy lista.
—¡Genial!
Una vez que Tony reunió al cortejo nupcial y los tuvo en línea para
sus introducciones, hice mi camino al salón de recepción. Mis ojos
escanearon la habitación, buscando a Garrett. Lo encontré con un
grupo de chicos en el bar. Parecía como si estuvieran tomando tragos
de tequila. Le di una sonrisa y continué caminando. El devolvió la sonrisa
y regresó a beber. Revisé mi reloj. Eran casi las 5:30pm. Ok. Puedes hacer
esto, solo cuatro horas más. Vas bien.
El resto de la noche pasó muy rápido, el servicio de este lugar lo
tenía todo organizado. La siguiente vez que chequé mi reloj ya casi era
hora de irme. Estaba esperando el final del día. Me era difícil ver a
Garrett y Marie sobre el otro en la pista de baile. El enterró la cara en su
cabello y luego me miró, haciéndome sentir muy incómoda. Marie
parecía disfrutar haciendo alarde de su atención hacia mí. Estaban
frotándose en la pista de baile, y los ojos de ella siempre estuvieron en
mí. Era casi como si supiera que Garrett y yo teníamos historia, o solo era
una súper perra que quería mostrarme que el chico más caliente en la
habitación estaba con ella. De cualquier manera, me estaba poniendo
de nervios, y estaba más que lista para salir de ahí.
Tan pronto como mi reloj dio las 9:30 pm, reuní mis cosas y me
alisté para irme a mi auto. Primero me aseguré de que Garrett estuviera
en el patio, y luego hice mi movida. Generalmente paso a despedirme
del novio y la novia, pero en este caso, no había manera en el infierno
de que hiciera eso.
Mientras caminaba a mi auto, noté que la temperatura debía de
haber bajado unos buenos veinte grados desde la tarde. Temblé y me
dije que debería empezar a mantener una chaqueta en la parte de
atrás del carro. Cuando apenas había alcanzado mi Honda y abierto la
puerta, escuché: —¡Leila! ¡Espera!—Giré en shock para ver a Garrett
corriendo a través del estacionamiento.
Bajé mi cabeza y susurré: —Joder, estaba tan cerca de escapar.
Aparentemente, mi perfecto plan de escape falló.
—Así que, ¿ni siquiera ibas a decir adiós? —dijo mientras trotaba a
mi carro.
—Bueno, no quería molestarte a ti ni a la imbécil de honor. Estaba
sobre ti como una mosca a la mierda toda la noche. ¿Ella sabe quién
soy?
—No, ella no sabe sobre ti. Solo se volvió muy posesiva cuando
notó a una hermosa y soltera mujer mirándome. Y como te dije antes
solo estoy aquí con ella.
—¿Qué te hace pensar que estoy soltera? Y para que sepas no te
estaba mirando, así que por favor no te halagues. —Chasqueé.
Hizo una mueca de dolor ante mis palabras.
—Um… solo lo asumí porque, no vi ningún anillo en tu dedo. Aww,
mierda Leila. Eso no salió bien. Solo pensé que estabas soltera. Me
disculpo si estas saliendo con alguien —tartamudeó.
—Bueno, puedes decirle a la imbécil de honor que no se
preocupe, eres todo suyo —dije en un tono enojado y me giré
abruptamente hacia mi carro para irme.
Sus palabras me detuvieron. —Babe… yo…yo… quiero decir Leila,
lo siento. No quise molestarte. Por favor no te vayas molesta.
Dejando caer mi cabeza dije: —Garrett, no me estoy yendo
molesta, solo me estoy yendo. No quiero tener que decir adiós otra vez.
La última vez que dijimos adiós casi me mato. No es que hubieras sabido
o te haya importado la verdad. —Estaba tratando tan fuerte de detener
las lágrimas que estaban llenando mis ojos.
Sentí su cuerpo moviéndose hacia mí, llenando la brecha entre
nosotros. Las mariposas comenzaron a alzarse en mi estómago otra vez.
—¿Estás segura de que estas bien? —preguntó mientras
gentilmente tocaba mi hombro.
Me encogí fuera de su mano. —Sí, estoy bien. Estoy cansada. Ha
sido un día muy largo y solo quiero irme a casa. Todavía tengo que
manejar una hora y media por delante y me gustaría tener algo de
tiempo para relajarme donde Danny.
—¿Danny? ¿Es tu novio?—preguntó en un tono molesto.
Giré para enfrentarlo. —No, Danny es el bar donde trabajo.
Usualmente tomo un par de bebidas antes de la cama para ayudarme
a dormir. No duermo mucho.
—Oh… fue muy bueno verte, Leila. —Se inclinó para darme un
abrazo, y pude oler el alcohol en él.
—Oh, ahí estas. ¡Te he estado buscando por todas partes!—
Ambos nos congelamos. Miré sobre su hombro para ver a Marie
dándome una mirada de muerte mientras caminaba hacia nosotros.
Garrett giró abruptamente. —Solo estaba acompañando a Lei-
yo… quiero decir, a la fotógrafa a su auto. Está oscuro aquí afuera y
quería asegurarme de que llegara bien.
—Bueno, ¡obviamente está en su auto y me parece que está muy
bien! ¿Podemos entrar ahora? Es la boda de mi hermana y no deberías
ser visto con la ayuda contratada—Se burló.
Los ojos de él escanearon los míos. Asentí y dije quedamente con
un temblor en mi voz: —Estoy bien, vete.
—Fue muy bueno verte —susurró.
Mientras comenzó a caminar lejos, me metí en mi auto e
inmediatamente encendí la calefacción. Ahora estaba congelada
hasta los huesos, aunque no estaba segura si era por el aire frio. No
podía salir de allí lo suficientemente rápido. Me tomó diez segundos salir
del puesto de estacionamiento antes de que las lágrimas comenzaran a
caer.
Mientras manejaba lejos, encendí la radio para mantener mi
mente lejos de lo que acababa de pasar, pero Katy Perry estaba
cantando The One That Got Away.
—En serio, ¡de todas las canciones que tocan en la radio, esta
canción tiene que estar sonando ahora!—dije en voz alta. Lágrimas se
acumulaban en mis ojos, y apenas podía ver la carretera. Me detuve y
abrí la ventana para dejar entrar algo de aire fresco. Empecé a sentir el
inicio de una hiperventilación.
Conocía ese sentimiento demasiado bien. Después de una de
nuestras peleas, Garrett se apareció en mi puerta inesperadamente. No
habíamos hablado en unos días, y podía decir que había estado
bebiendo otra vez. Sus bebidas se habían vuelto más y más frecuentes.
Se veía atormentado. Su cabello estaba desordenado. La mirada en sus
ojos me decía que él no había dormido en días. Me rogó que tomara un
paseo con él. Nos metimos en el auto, y manejó como un murciélago
fuera del infierno. No habló ni me miró, pero sabía exactamente a
donde nos dirigíamos.
Estacionó en “nuestro” lugar en Wales Park. Habíamos pasado
tanto tiempo allí, tomando largas caminatas, festejando con nuestros
amigos y todas las veces solo vendríamos aquí para estar solos y hacer
el amor en el asiento trasero de su auto.
Las cosas no habían estado bien entre nosotros por un tiempo.
Ambos estábamos en negación, luchando por salvar nuestro amor. La
brecha entre nosotros se estaba volviendo más y más grande. Se sentía
como si ya lo hubiera perdido. Podía sentir su furia y resentimiento hacia
mí. Dijo que yo había roto su confianza, y que cuando me miraba, se
sentía enfermo del estómago. Me disculpé una y otra vez. Le rogué que
me dejara reparar las cosas entre nosotros. Lo amaba, y nuestro amor
podría sobrevivir esto.
Un flash de luz me despertó de la niebla en la que estaba. Un
oficial de policía se había detenido en mi puerta del lado del
conductor.
—¿Está bien, señorita?
—Sí, oficial estoy bien. Solo me detuve porque me estaba
durmiendo.
—Está bien. Solo quería asegurarme de que estuviera bien. No se
quede aquí mucho tiempo, no es seguro.
Se fue, y encendí la luz dentro de mi auto. Ajusté mi espejo
retrovisor para tomar un buen vistazo de mi misma.
—Jódeme —bufé—, ¿Por qué siempre dejo que Garrett tome lo
mejor de mí? —Busqué en el estuche de la cámara mi teléfono. Una vez
que lo encontré, inmediatamente le envié un texto a Nicole.
Yo:
Bueno, apenas sobreviví a esa boda. Encuéntrame donde Danny
en dos horas. Necesito como cinco tragos de tequila después del día
que tuve.
Nicole:
Estaré allí. ¿Pudiste hablar con él?
Yo:
Larga historia. Te veré pronto.
Regresé a la carretera y decidí dejar la radio apagada esta vez.
Me alabé a mí misma por llegar a casa sin más lágrimas. Lo hice en
buen tiempo y regresé a casa con veinte minutos de sobra. Me dirigí a
mi apartamento para refrescarme, solo podía imaginarme como lucía.
Aunque Danny no era un lugar elegante nadie debería verse en público
de la manera en que yo estaba. Comencé a buscar a través de mi
closet por mi par de jeans favoritos y una de mis sudaderas de WSU.
Rápidamente me cambie de ropa y fui hacia el baño.
—Urgh…—Suspiré—. Te ves como si un camión Mack te hubiera
atropellado.
Reaplique mi maquillaje, coloqué mi pelo en una coleta y puse
una gorra de beisbol sobre mi cabeza. Me detuve en el refrigerador
para tomar una lata de soda y le di a Molly un poco de comida.
Revisé la hora, apague todas las luces excepto la de la cocina y
baje las escaleras hacia Danny. Podía escuchar la música sonando y
me pregunté si algunos de los regulares estarían esta noche. Necesitaba
a mis chicas conmigo.
Mientras pasaba por la entrada de empleados, el calor me
golpeó como una pared de ladrillos. Estaba arrepintiéndome de
haberme colocado una sudadera. Se sentía como si estuviera a cien
grados en Danny’s. Todos los cuerpos en la pista de baile habían
calentado el lugar. Danny era un bar de tamaño decente. Mientras
caminabas por la entrada principal, la pista de baile estaba
directamente frente a ti con luces estroboscópicas parpadeantes en el
techo. A la derecha estaba el bar, suficientemente largo para
veinticinco taburetes de bar. La pared que estaba justo detrás del bar
albergaba espejos y estantes y estantes de licor. Directamente arriba
del bar estaba un estandarte que promocionaba Corona Beer en
amarillo brillante y azul. A lo largo de la pared frontal, al lado de la
entrada principal, había seis mesas altas con tres o cuatro asientos. A la
izquierda había una hilera de cabinas hasta la pared opuesta. En las
paredes a través del bar, había espejos que promocionaban diferentes
cervezas y licores. Los espejos se veían como si fuesen de los tardíos
ochentas o tempranos noventa.
Escaneé la pista de baile e identifique a Hillary inmediatamente.
Estaba vistiendo un par de jeans negros, con una camisa blanca
ajustada y botas negras hasta sus rodillas. Tenía un cabello liso perfecto,
rubio platino con mechones negros por debajo y su cabello colgaba
por el medio de su espalda. Nos conocimos en Danny’s y nos llevamos
bien inmediatamente porque ambas tenemos el mismo sentido del
humor sarcástico. Ella ha sido una regular desde que comencé a
trabajar aquí. Nos la pasábamos mucho en el bar y frecuentemente nos
preguntaban si éramos hermanas. Siempre reíamos porque simplemente
no lo veíamos.
Me vio entrar y comenzó a saludar. Sabía que quería que me le
uniera en la pista de baile. Le hice señas de que primero iría al bar. Me
dio una mirada preocupada e inmediatamente dejó la pista para
dirigirse a mí. Alcanzamos el bar al mismo tiempo.
—¿Estás bien, cariño? —Preguntó Hillary con una mirada
preocupada.
—Sí, estoy bien. He tenido un día rudo. Nada que un par de tragos
de tequila no puedan curar. —Suspiré mientras me subía a un taburete.
Hillary lanzó su mano para atrapar la atención de Danny. —Hey,
¿qué tienen que hacer dos hermosas damas para tener una bebida
aquí?
Danny giró y nos disparó una sonrisa.
Hillary le gritó: —¡Dos tragos de tequila! —Se giró hacia mí y vio el
semblante hosco de mi cara—. ¡Danny! ¡Mejor que sean cuatro!
—Sí, sí, sí. Mantén tus pantalones allí—respondió Danny
juguetonamente.
A través del bar vi a Nicole entrar. Era como de cinco pies y seis
pulgadas de alto, con un cabello liso y rubio de longitud mediana. Tenía
los ojos azules más azules que he visto. Usaba pantalones ajustados y un
top negro de corte bajo con tacones de aguja. Cada chico en el lugar
giró su cabeza mientras caminaba, pero ella no notó a ninguno de ellos.
Vino detrás de mí y me dio un enorme abrazo de oso. Ella es una de las
pocas personas a las que dejo abrazarme. Tengo un problema con el
espacio personal y no doy abrazos libremente.
—Oh cariño, ¿estás bien?—preguntó.
—Estoy bien. Tuve una pequeña crisis en el auto de camino a
casa, pero estoy bien ahora. Solo necesito algo de tequila en mi sistema
para hacer que el dolor se vaya.
—¿Estás segura de que quieres hacer eso? Sabes que el tequila y
tú no se llevan bien —dijo con agitación en su voz.
—Eso es por lo que estás aquí tonta, para mantenerme en la raya
—Reí golpeándola con mi hombro ligeramente.
—Sí, bueno… te he visto con tequila. Ni siquiera yo puedo
controlarte.
—¡Danny! ¡Haz seis tragos!—Vociferó Hillary.
Mientras Hillary esperaba por nuestros tragos, Nicole me llevó al
baño de damas y me pidió que le contara lo que pasó en la boda. Le
dije todo lo que paso desde el momento en que descubrí que Garrett
estaba allí. Todo el día me había enviado en picado. Ver a Garrett en la
boda con ella. Él bailando con ella pero mirándome a mí y luego
persiguiéndome. Estaba confundida por sus acciones, y en serio
necesitaba un trago. Solo quería olvidar que este día había pasado.
Hillary estaba esperando por nosotras con los tragos. Ya tenía uno
en su mano para mí para el momento en el que llegué al bar. –Aquí
tienes, cariño. En serio parece como si necesitaras uno de esto.
Tomé el chupito de ella. —Oh, no tienes ni idea —,dije sonriendo.
Miré a Nicole y estaba sacudiendo su cabeza con desaprobación.
Cerca de veinte minutos y cinco tragos después el tequila estaba
fluyendo por mis venas. El tequila siempre había sido mi bebida de
elección ya que era fuerte y me emborrachaba rápidamente. Lo había
estado usando por años como curitas para reparar mi corazón roto.
Hillary, Nicole y yo eventualmente terminamos en la pista de baile.
Estábamos riendo y pasando un buen rato como si nada nos importara.
Había un montón de universitarios en el bar, y vi a un grupo de
jugadores de futbol viéndonos bailar. Tome la mano de Hillary y
comencé a bailar seductoramente con ella. Ella también vio a los
jugadores y me siguió la corriente. Estaba moviendo su cuerpo arriba y
abajo por el mío y agarró mi trasero mientras ellos comenzaron a gritar y
silbar.
Saqué mi mano y apunté a uno de ellos señalándole que viniera a
bailar conmigo. Se levantó de su asiento haciendo su camino hacia mí.
Coloqué mis brazos alrededor de su cuello y comencé a mover mis
caderas en movimientos circulares. Colocando sus manos sobre mi
cintura comenzó a mover sus caderas de la misma manera. Girándome
empecé a restregar mi trasero sobre su entrepierna. Movió sus manos a
mi torso, y podía sentir su respiración acelerarse. Mi centro estaba
zumbando. La combinación de alcohol, música y sus manos me
estaban llevando sobre el borde.
Nuestro baile fue interrumpido por Nicole. —¿Puedo llevármela
por un minuto? —Chasqueó con un tono condescendiente en su voz.
Me sacó de la pista de baile por mi muñeca y susurró molesta en mi
oído—. Dormir con el esta noche no te hará sentir mejor. Tú crees que
estás pensando razonablemente pero no es así.
Le di una sonrisa tonta y arrastrando las palabras dije: —No voy a
dormir con él. ¿Crees que soy una puta?
—Leila, te conozco mejor que tú misma. Eres autodestructiva,
especialmente cuando se trata de Garrett —dijo airadamente.
Eché mi cabeza hacia atrás y rodé mis ojos. —No eres mi madre.
Así que puedes dejar de actuar como ella.
—Bueno, ¡cuando dejes de actuar como una niña, lo hare!—dijo
elevando la voz.
Miró a mi compañero de baile que ahora estaba bailando con
Hillary. Los ojos de Nicole se encontraron con los míos otra vez. Le di una
pequeña sonrisa.
—¡Ugh!—Exhaló ruidosamente y se fue enfurecida. Me encogí de
hombros mientras la miré caminar por la puerta principal y bailé de
regreso a donde estaban ellos.
La música paró, y él me preguntó si quería volver a su mesa, y yo
estaba feliz de complacerlo. Mientras nos ordenaba un par de bebidas,
me senté en su regazo, besando su cuello. Me dijo que su nombre era
Adam y que era la estrella quarterback en WSU.
—¿En serio? Me gradué de la WSU la primavera pasada. No
puedo creer que nunca nos encontráramos antes —dije jugado con su
cabello seductoramente.
—Sí, deberías venir a verme jugar el próximo fin de semana. —Sus
ojos se iluminaron.
Puse mi boca sobre su oreja y susurré: —En realidad no me gusta
el futbol, pero si quieres venir a mi piso, podemos jugar otra cosa.
Con una mirada de agradable sorpresa en su cara, tomó su
chaqueta sin vacilar. Se despidió de sus amigos, tomándolo de la mano
lo guié por la puerta trasera.
Sus brazos me envolvieron apretadamente, besando mi cuello
mientras subíamos por las escaleras hasta mi apartamento. Desbloqueé
mi puerta y tiré mi bolso en el mostrador de la cocina.
Giré susurrando en su oreja. —Estoy tan caliente por ti. —Arrastré
las palabras.
El apenas podía coger aliento. Besé su cuello, y puse mi mano en
el frente de sus pantalones.
—Ya estas duro para mí —Reí en su oreja.
Trató de ralentizarme, pero no había manera de detenerme. Era
autodestructiva por segundos. Esto no era nada nuevo. Era como lo
había manejado desde que Garrett se fue. Los cuatro años en WSU
consistieron en acostarme con tantos hombres como pudiera. Usaba el
alcohol y el sexo para aliviar mi dolor.
Mientras nos dirigíamos a mi habitación, ya lo tenía
prácticamente desnudo, excepto por sus boxers. Lo empujé sobre la
cama, me arrastré sobre él y me senté a horcajadas sobre sus caderas.
Me arranqué mi sudadera y mi sostén, agarré sus manos y las coloqué
en mis pechos. Empezó a jugar con mis pezones. Comencé a
retorcerme sobre él mientras desabrochaba mis jeans y colocaba sus
manos en el frente de mis pantalones.
—¿Puedes sentir cuan mojada estoy por ti? —gemí.
Movió sus dedos más abajo por mis pantalones y frotó mi clítoris.
Moviendo su mano más abajo enterró sus dedos en mi vagina. Arqueé
mi espalda para darle mejor acceso.
—Oh Adam —gemí—. Estoy tan caliente ahora. Fóllame, por
favor.
—¿Tienes algún condón? —Jadeó.
Ese comentario me detuvo en seco. Rodé mis ojos hacia él. —¿No
eres el quarterback estrella? ¿No deberías tener un suministro ilimitado
de ellos?
—Bueno, no estaba esperando tener sexo esta noche.
Me bajé de él y fui hasta mi baño. Regrese ondeando un condón
en mi mano. —Eres afortunado amigo. No voy a quedar embarazada
por un rollo de una noche —dije con una media sonrisa en mi cara.
Sabía muy dentro de mí que lo habría follado inclusive si no tenía un
condón. En realidad no tenía miedo de quedar embarazada. Había
estado tomando la pastilla desde que comencé la universidad. Prefería
tener sexo sin condón, pero trataba de estar doblemente segura en lo
que concernía al sexo. Ciertamente esta no había sido la primera vez en
la que pasaba por alto el uso del condón.
Arrojé el condón en la cama y me acosté a su lado. Tiré de sus
boxers y su pene salió libre. Comencé a besar su pecho y acariciarlo
causando que su cuerpo temblara. Lentamente corrí mi lengua abajo
por su pecho. Su cuerpo sabía a sal y colonia. Continúe abajo por su
cuerpo pasando su estómago y burlándome de su pene con mi boca,
lamiendo la cabeza. El empujó sus caderas hacia arriba mientras corría
mi lengua arriba por un lado de su pene y abajo por el otro. Me bajé y
comencé a lamer sus bolas. Tomó mi cabello y me dirigió hacia él.
—Ah… me estas volviendo loco —dijo en éxtasis.
Trató de besarme, pero giré mi cabeza.
—Vamos, déjame besarte. Necesito sentir mi lengua en tu boca.
—Hare cualquier cosa menos besar —dije. Nunca he besado a
ninguno de los hombres con los que he estado. El besar para mí era un
acto íntimo. Esto era solo sexo. Me mantenía alejada de cualquier
conexión emocional. Esto era puramente físico.
Arrancó mis pantalones y lentamente quitó mi ropa interior.
Moviéndose hacia abajo por mi cuerpo colocó su mano entre mis
piernas y comenzó a frotar mi clítoris otra vez. Mi corazón latía como si
fuese a salir de mi pecho. Quería que me follara. Necesitaba sentirlo
dentro de mí.
—Acuéstate. —Le susurré.
Agarrando el condón de mi cama, lo abrí rápidamente lo deslicé
por su tallo. Posicionándome sobre el lentamente comencé a meterlo
dentro de mí. Una vez que lo había tomado del todo, comencé a
mover mis caderas en movimientos circulares.
—Sí, nena así. Se siente tan bien —gimió con sus ojos cerrados.
Tomé sus manos y las coloqué de vuelta a mis senos. Adoraba la
sensación de mis pezones siendo tocados. Solamente eso podría
llevarme al orgasmo. Pero con la cantidad de alcohol en mi sistema,
necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir esta noche.
De repente Adam me dio la vuelta. Estaba en cuatro. Mi trasero
estaba en el aire y mi peso sobre mis brazos. Frotó sus manos sobre todo
mi cuerpo. —Eres tan malditamente caliente.
Mi cabeza comenzó a girar. Cerré mis ojos por un segundo y
peleé contra las lágrimas. Pensamientos de Garrett en la boda surgieron
en mi mente. Él pasando el rato con ella en la pista de baile. Sus ojos
viéndome. Sentí ira y celos creciendo dentro de mí. Esa maldita perra no
lo merecía. Me estiré para agarrar su pene, y con fuerza lo empujé
dentro de mí. Quería a Garrett fuera de mi cabeza.
Con el pene de Adam bien profundo en mí, esperé que pudiera
borrar cualquier pensamiento de Garrett. Empujé con fuerza contra sus
caderas enterrándolo dentro de mí. Estaba desesperada por llenar el
agujero en mi corazón. Sexo vacio y sin sentido era la única manera que
conocía para aliviarme… Bueno eso y beber.
El comenzó a penetrarme más rápido y fuerte. Tomé su mano y la
coloqué en mi clítoris. Comenzó a frotarlo en pequeños movimientos
circulares mientras yo gemía. Tiré mi cabeza hacia atrás. —Ahhhhh…
Adam, hazme llegar… Por favor… Hazme llegar.
Podía sentir mi orgasmo construyéndose. Esto era exactamente lo
que estaba buscando, ese momento de liberación y la sensación de
completa euforia donde nada más importaba a mi alrededor. Todo mi
dolor y daño desaparecerían por un rápido momento, y me sentiría
completa otra vez.
—Más fuerte, más rápido —demandé.
—Cielos, nena, cálmate. Tenemos toda la noche —dijo de vuelta.
Comencé a moverme contra él.
—Ahhhh… Si… Voy a llegar. —Su voz era un gruñido profundo.
Ambos estábamos alcanzando el clímax al mismo tiempo.
Comencé a jadear.
—Vamos fóllame duro. Más duro, Garrett, más duro —grité.
De repente, se detuvo. Salió de mí rápidamente. —¿Como me
acabas de llamar?
—¿Qué? ¿Que dije? —Jadeé, aún aturdida.
—Me acabas de llamar Garrett —dijo molesto.
Giré sobre mi espalda. —¡No! No lo hice. —Mi voz a la defensiva.
—¡Si! Lo hiciste —Su voz ahora elevada a un grito… —. Joder,
sabía que estabas borracha pero, ¡no pensé que en realidad estabas
pensando en otro tipo mientras me follabas!
—¡No! No te preocupes por eso. Es… Él es mi ex… Me encontré
con el esta noche, no estaba pensando en él… Por favor… vuelve a la
cama —lloriqueé.
Ya se estaba colocando su ropa. Estaba furioso. —¡Jódete! —dijo
mientras salía de mi habitación y un momento después escuché
cerrarse de golpe la puerta de mi apartamento.
Tiré mis manos sobre mi cara y grité a toda voz:—¡Joder! ¡Maldita
mierda! —Golpeé el colchón con mis puños.
Me desperté con el sonido de Molly ronroneando en mi cara y mi
teléfono zumbando. Alcancé el teléfono para ver un mensaje de texto
de Nicole.
Nicole:
Entonces… ¿Como estuvo tú estrella de futbol? ¿Anotó un
touchdown?
Yo:
¡¡¡No es gracioso!!!!
Nicole:
Aww… Vamos, es un poco gracioso.
Dejé mi teléfono abajo, rodé y cerré mis ojos. Me hice consciente
de lo que se sentía como una fotografía en mi cama. Tomé el objeto,
abrí mis ojos y los levanté a mi cara. Era una foto de Garrett y yo en mi
baile de graduación. Me di cuenta de que toda mi cama estaba
cubierta con fotos, cartas y tarjetas. —Que ra…— Todo comenzó a
volver. Después de que Adam salió, mi comportamiento autodestructivo
continúo. Tome algo de vodka de la alacena y continúe bebiendo.
Busqué debajo de mi cama por la caja que contenía todos mis
recuerdos de Garrett. Cada tarjeta, nota, foto, inclusive el corazón que
hizo para nuestro primer Día de San Valentín estaba guardado allí. Esto
era todo lo que tenía de el ahora y por supuesto, mi corazón roto.
La siguiente foto que levanté era de Garrett y yo besándonos.
Tenía su guitarra acústica en la mano. La foto fue tomada una noche
cuando un montón de amigos habíamos festejado en Wales Park.
Todos los chicos habían armado una fogata, y las chicas habían
traído cosas para hacer S’mores. Era una bonita tarde de octubre y
todos estábamos envueltos en frazadas, sentados cerca del fuego para
mantenernos calientes.
Garrett pensó que sería divertido traer su guitarra acústica. Dijo
que podríamos cantar alrededor de la fogata como él había hecho en
un campamento cuando era niño. Todos estábamos pasando un buen
rato. Cantamos viejas canciones de los 80 y bebimos cerveza barata.
Una vez que terminamos de cantar “Living on a Prayer,” Garrett se puso
muy serio y todos guardaron silencio. Se puso de pie y dijo: —Quiero
dedicar esta canción al amor de mi vida. —Rasgueó la guitarra y
empezó a cantar: —Leila, me tienes de rodillas. Leila, estoy suplicando,
cariño por favor, Leila. —Lo miré y sonreí de oreja a oreja. Desde el
primer día que nos conocimos, siempre me había cantado esa canción.
Dijo que no importaba si mi nombre era deletreado de manera
diferente de la canción, todavía era mi canción.
Estaba sentada en mi cama con mis rodillas hasta mi pecho y mi
cabeza descansando en mis rodillas. Mi mente estaba corriendo. ¿Qué
carajos estaba haciendo? ¿Por qué continúo haciendo esto? Esto no
está ayudando.
Mi teléfono zumbo otra vez y me arrancó de mis pensamientos.
Podía sentir lágrimas bajando por mis mejillas otra vez.
El mensaje era de Nicole:
Nicole:
Voy para allá. Necesitas otra intervención.
Yo:
¡Estoy bien! No necesitas venir.
Nicole:
Muy tarde. Estoy en tu puerta, déjame entrar.
Rápidamente me dirigí a la puerta, recordando la última vez que
amenazó con una intervención y como casi pateó abajo mi puerta.
Mientras abría la puerta, Nicole estaba inclinada contra el marco de la
puerta con los brazos cruzados. De verdad que era un déjàvu.
—Bueno, buenos días o debería decir buenas tardes. —Podía
decir por el tono de su voz que no estaba impresionada por mi
comportamiento.
Se empujó a través de la puerta y se dirigió al sofá. –Así queee…
¿Cómo estuvo el Señor Estrella de Futbol… Él fue todo lo que
esperabas? ¿Cuándo te vas a dar cuenta de que lo que te estás
haciendo no te está ayudando, solo empeorándolo?
La miré y dejé escapar un enorme suspiro. —Lo sé, lo sé…
Mi estómago gruñó, y me di cuenta que no había comido por
casi veinticuatro horas.
—¿Podemos terminar esto en Danny’s? Estoy famélica.
Nicole me observó, sus ojos escaneando mi cuerpo de arriba a
abajo. —Sí, podemos pero mejor mete tu trasero en la ducha primero
porque te ves como la mierda.
Después de una larga ducha caliente, me sentía mejor. Me
coloqué un suéter cómodo y nos dirigimos abajo. Danny, que estaba
detrás del bar, me dio una sonrisa. —¿Como estuvo tu noche, Kid? —Rió.
—Ha, ha, ha, muy gracioso, Danny —dije sarcásticamente con
una sonrisa falsa en mi cara.
Nicole y yo tomamos la cabina en la esquina. Ambas agarramos
el menú y lo miramos. Había un silencio incomodo entre nosotras.
—Está bien, tienes razón —dije con un largo suspiro—. Siento que
me estoy ahogando —Me empecé a quebrar—. Cuando vi a Garrett
ayer sentí como si me hubieran golpeado en el estómago. Todos esos
sentimientos de hace cuatro años volvieron rápidamente a mí.
Nicole se levantó y se vino a mi lado de la cabina deslizándose
junto a mí. Puso su brazo a mí alrededor. —No te va a gustar lo que
tengo que decir. Creo que deberías hablar con alguien.
—Estoy hablando con alguien. Estoy hablando contigo —Sabía
muy bien a qué se refería con “hablar con alguien.”
—Leila, hablo en serio. Creo que necesitas terapia. Tú misma dijiste
que sentías como si estuvieras ahogándote. ¿Cuánto tiempo crees que
puedas continuar así? Estoy empezando a creer que eres una adicta al
sexo y alcohólica en marcha —dijo esto con pesar en sus ojos.
—¡Oh por favor! —dije riendo. Traté de reírme en serio pero muy dentro
de mí, comenzaba a pensar la misma cosa.
—¿Has hablado con tu mama últimamente? Sé que está
preocupada por ti. Me ha escrito una docena de veces esta semana.
Sacudí mi cabeza. —Sé que ha estado llamando como loca. Pero
no puedo lidiar con ella ahora. Quiere demasiado de mí. A veces siento
como si me estuviera sofocando.
Mientras comíamos nuestro almuerzo, evité hablar más sobre la
noche pasada. Traje a colación el nuevo chico que ella había
conocido en el trabajo. Me dijo que se llamaba Michael, y era el
supervisor de uno de los departamentos en su oficina. Podía decir que
estaba enamorada por la manera que se iluminaba cuando hablaba
de él. Habíamos de haber estado hablando por una hora cuando miró
a su reloj. —Mierda. Tengo que irme. Prométeme que pensaras sobre
hablar con alguien. Tienes un montón de problemas que resolver.
Rodé mis ojos a ella levantándome y dándole un gran abrazo.
—Gracias por siempre mantenerte al tanto de mi mierda.
Dándome un gran abrazo dijo: —Bueno alguien necesita hacerlo
porque lo estás haciendo horrible por tu cuenta —Liberó su agarre—. Te
llamaré esta noche —Mientras se alejaba giró apuntando su dedo a mí
—No voy a dejar ir esta cosa de la terapia
Asentí siguiéndole el juego. Me imaginé que si no peleaba ella lo
dejaría ir. Mientras me dirigía a mi apartamento las palabras adicta al
sexo y alcohólica en marcha se reproducían en mi mente como un
disco rayado. ¿Me había dejado ponerme tan mal?
—Rayos —dije en voz alta mientras corría mis manos por mi
cabello. Caminé por mi puerta y Molly estaba esperando por mí—.
HeyMolly, ¿me extrañaste? —Le sonreí. Pensamientos de mi
conversación con Nicole corrieron por mi mente otra vez—. Pfff,
terapia—bufé.
Moví el interruptor de luz en mi habitación. Todo lo que quería
hacer era arrastrarme a mi cama y terminar este día. Las últimas
veinticuatro horas habían sido emocionalmente agotadoras. Mientras
mis ojos escaneaban mi habitación en busca de mi bata, noté que
nunca limpié mi cama.
—Ugh. —Mi cama seguía cubierta con todos los recuerdos que
me perseguían. Recogiendo las fotos las coloqué de vuelta a su caja
mientras miraba rápidamente a algunas de ellas.
Algunas, las miraba y tocaba el rostro de Garrett. Nos veíamos tan
felices. ¿Como habíamos llegado a esto? Una lágrima caía de vez en
cuando por mi mejilla. Después de que todo estuvo en su caja, decidí
colocarla en la parte posterior de mi closet en vez de debajo de mi
cama. Sentía que eso me tentaría menos. En realidad tendría que hacer
un esfuerzo para sacar la caja.
Me arrastré debajo de las sabanas recostada sobre mi espalda en
la oscuridad. Cristo, en verdad he hecho mi vida un desastre. La
palabra terapia estaba sonando en mis oídos. Giré sobre mi costado
molesta. No necesito terapia.
Traducido SOS por kristel98
Corregido por Pily
4Babybitch:Alguien que tiene un miedo infantil para hacer algo, y está actuando
molesto para no hacerlo.
Traducido por kristel98
Corregido por Liraz
para el hogar.
Se levantó. —¡Por Dios! ¡Todos piensan que soy un bastardo de
corazón frío quién votó a su novia y se largó! —gritó.
—Garrett, por favor —lloré.
—Vez lo que quiero decir, Leila, no tienes ni un día con él y ya
estas llorando. Él no es bueno para ti.
Esa fue la gota que derramó el vaso. Garrett estaba saliendo por
la puerta principal en un abrir y cerrar de ojos.
—¡Por Dios mamá! —Le grité mientras corría afuera detrás de él.
Él ya estaba arriba del carro, encendiéndolo.
—¡Espera Garrett!
Brinqué al asiento del copiloto. No me miró, estaba respirando
pesadamente mientras agarraba fuertemente el volante. Salió
lentamente de la cochera de mi madre y se largó.
Estuvimos sentados en silencio como por cinco minutos mientras
que aceleraba por la carretera. Estaba tratando de encontrar las
palabras.
—Lo siento tanto, debí haberle dicho. Es solo que nunca encontré
el tiempo adecuado —lloré.
Pisó el freno. —¡No puedo jodidamente creerte!
Puse la cabeza entre mis manos. —Lo sé, lo siento…
Su enojo me recordó la noche que le dije lo que había hecho.
9Chick-flick:
Término slang para un género cinematográfico principalmente
relacionado con el amor y el romance.
12
Friends: Serie norteamericana.
Garrett:
¡Santa mierda! ¡Te ves SEXY!
Su mensaje puso una enorme sonrisa en mi cara. Estaba feliz de
que le gustara, aunque no me iba a ver hasta que volviera.
Yo:
¿Te gusta? Lo voy a usar para mi fiesta de soltera. Iba a matar a
Nicole si me conseguía un stripper.
Garrett:
LMFAO13
Garrett:
Toma otra foto. Solo con tu ropa interior. Quiero verte.
Yo:
¡Perdiste la cabeza!
Garrett:
Es solo tu ropa interior. Es como si estuvieras usando un traje de
baño. ¡POR FAVOR! Te extraño y quiero verte.
No podía creer que me estuviera pidiendo tomarme una foto en
ropa interior. Esto era algo que nunca habría hecho antes. Una sonrisa
cruzó mi cara. Joder, voy a hacerlo. Rebusqué entre mis cajones por el
conjunto que me compró para Navidad. Me quité el vestido.
Rápidamente me cambié mi sostén y panties y me coloqué los zapatos.
Sabía que amaría los zapatos. Tomé la foto y presioné enviar antes de
cambiar de opinión.
Garrett:
¡JODER! ¡No puedo creer que lo hicieras! ¡GAH! Te dejaste los
zapatos. Voy a tener que masturbarme esta noche con esta foto.
Yo:
PMSL14 Me alegro de que te guste.
No estoy segura de que me pasó, pero tuve la loca idea de
enviarle una foto en topless. Busqué en mi armario y vi sus placas y su
gorra de los Marines. Una malvada sonrisa apareció en mi cara, y supe
exactamente qué hacer.
Esto era por lejos lo más loco que había hecho sobria en mi vida.
Me quité el sostén, puse las placas en mi cuello y la gorra en mi cabeza.
Trepando a mi cama me senté sobre mis rodillas y enganché las placas
13
LMFAO: Laughing my fuckin gass off Digamos que “muerto de risa”
14
PMSL: pissing my selflaughing “Me orine de la risa”
en mi dedo sosteniéndolas seductoramente. Tomé la foto y presioné
enviar.
Parecía como si acabara de presionar enviar cuando obtuve una
respuesta.
Garrett:
Acabas de hacer que escupiera mi cerveza. Santa mierda hay
tantas cosas que quiero hacerte justo ahora.
Sus palabras me hicieron sonrojar. Aun no me sentía cómoda con
el hablar sucio que le gustaba. Me sentía tonta.
Yo:
Me alegro de que te guste la foto.
Garrett:
Vamos cariño. Dime lo que quieres hacerme. Dame algo en lo
que pensar esta noche mientras este mirando estas fotos calientes
tuyas.
Yo:
No puedo.
Garrett:
Por favoooooooor.
Yo:
Oh Dios ayúdame.
Estaba en la cama tratando de que se me ocurriera algo sexy que
escribirle. Esta no era yo. Voy a escribirle algo y sonará completamente
ridículo. ¿Por qué le envié esas fotos? No iba a parar hasta que le
enviase algo.
Mi teléfono sonó de nuevo.
Garrett:
Amor, estoy esperando aquí con una tremenda erección. Tienes
que darme algo.
Yo:
¿Me darías un minuto? Estoy tratando de pensar en algo. No
tengo una mente sucia como tú.
Garrett:
Ok. Estaré esperando. Estoy pensando en ti bajando hacia mí. Tu
dulce boca corriendo arriba y abajo por mi pene. Se siente tan
malditamente bien.
Sus palabras me hicieron sonrojar. No podía entender como estas
cosas venían tan fácilmente para él. Busqué frenéticamente en mi
cerebro por palabras que quisiera escuchar.
Yo:
Hmmmm. Tu pene se siente tan bien en mi boca.
Presioné enviar y me sentí mortificada. Oh! ¿Por qué mande eso?
Garrett:
Tu boca es tan cálida y húmeda. Amo cuando tu lengua juega
con mis bolas.
Yo:
Me puedo sentir humedecer; te quiero sentir dentro de mí.
Lo que le acababa de enviar era la honesta verdad. Sus palabras
estaban haciendo eso mismo.
Garrett::
Oh, cariño. Tengo tantas ganas de comerte ahora mismo. El
pensamiento de ti sentada en mi cara ahorita me está poniendo al
borde. No tienes una maldita idea.
Yo:
Quiero tu cara entre mis piernas. Tu barba en mis muslos y tu
lengua en mi clítoris.
Un golpe de ansiedad me recorrió mientras enviaba eso. Aunque
en realidad quería que me hiciera eso, nunca se lo había comentado.
Siempre se había encargado de mí. Nunca fue un amante egoísta.
Siempre se aseguraba de que quedara satisfecha. Comencé a
retorcerme en la cama. Miré a mi mesa de noche pensando en The
Rabbit. Definitivamente iba a necesitar algún tipo de liberación después
de un mes sin sexo, y estábamos enviándonos mensajes sexuales.
Garrett:
¡Santo cielo! No puedo soportarlo más. Necesito liberarme ya. Me
estas matando.
Una sonrisa cruzó mi cara. Me estaba sintiendo de la misma
manera. Afortunadamente, para mí, estaba en mi casa y podía hacer
lo que quisiera. Garrett, por otro lado, estaba con un montón de
hombres. Probablemente sea un poco más difícil para él.
Pensé cuidadosamente sobre mi próximo mensaje. Quería volverlo
loco. Miré a mi mesa de noche otra vez. No podía soportarlo más. Tenía
que liberarme. Era demasiado para mí. Abrí mi cajón.
Agarré TheRabbit y le tomé una foto.
Garrett:
No puede ser. Por favor dime que los usaras.
Antes que pudiera responderle, mi teléfono sonó.
—Cariño, por favor déjame escuchar cómo te masturbas —susurró
en el teléfono.
Con una sonrisa en mi voz dije.
—Bueno, hola a ti también.
—No tienes idea de lo que me estás haciendo. Estoy encerrado
en el baño con una erección del tamaño de un bate de béisbol.
Estaba tratando de mantener su voz baja.
Me reí.
—Bueno yo también estoy excitada. —Tragué duro—. ¿De verdad
quieres escucharme?
—Más que a nada en el mundo
Cerré mis ojos por un momento pensando en lo loca que estaba
por hacer esto. Claramente había perdido la cabeza.
—Está bien, me estoy quitando mis panties.
Mi voz temblaba, estaba nerviosa.
Encendí el conejo y lo escuché jadear.
—Vas a hacer esto, ¿verdad?
Exhalé un largo aliento.
—Sip.
—Dime todo lo que vas a hacer. No dejes nada fuera —dijo
frenéticamente.
Me reí. Sabía que me deseaba, lo podía saber por su voz, y me
sentía de la misma manera. Deseaba que estuviera en casa. Saltaría a
mi auto y manejaría hasta su apartamento. Desafortunadamente,
estaba al otro lado del país y no podía hacer nada al respecto.
—Tengo el conejo en mi mano y le estoy colocando algo de
lubricante. —Apagué el conejo y puse una pequeña cantidad de
lubricante en la punta. Aunque ya estaba húmeda, había cometido el
error antes, no fue placentero.
—Estoy abriendo mis piernas.
Gemí suavemente mientras insertaba el vibrador y alineaba el
conejo con mi clítoris. Cerré mis ojos pensando que era Garrett sobre mí.
Podía escucharlo respirar pesadamente en el teléfono. Presioné el
conejo dos veces hacia la velocidad que me gustaba.
—Joder —le escuché decir.
—Quiero que también te toques —dije en apenas un suspiro.
El conejo entre mis piernas ya me estaba haciendo efecto.
—Oh, cariño —gimió—. Ya lo estoy haciendo. Estoy tan
malditamente duro. Desearía que estuvieras aquí. Quiero joderte. Daría
lo que fuera para tener mi pene en tu húmeda vagina. Solo el pensarlo
me hace agua la boca.
Sus palabras hacían maravillas enmi.
—Desearía que estuvieras aquí también. Quiero sentir tu boca en
mi, lamiéndome —gemí.
Apreté mis piernas para mantener el vibrador en su lugar mientras
corría mis manos por mis senos.
—Estoy tocando mis pezones. Te deseo —dije jadeando. Podía
sentir que me acercaba al climax—. Garrett me voy a correr —jadeé.
Rápidamente separé mis piernas y comencé a mover el vibrador
mientras aumentaba la velocidad.
—Shhh —susurró—. Déjame escucharte por favor. Quiero correrme
con tus sonidos.
Empujé el conejo una vez mas y lo sostuve firmemente contra mi
clítoris. En segundos, sentí la electricidad golpear cada centímetro de mi
cuerpo. Gemí ruidosamente.
—Garrett desearía que estuvieras aquí.
—Sigue hablando cariño.
Con mis ojos cerrados me dejé llevar, no me importaba estar
avergonzada de lo que decía. Él amaba hablar sucio y quién era yo
para negárselo.
—Garrett —susurré—. Tu pene se siente tan bien dentro de mi
mientras te monto. Toca mi clítoris —gemí en el teléfono.
Podía escuchar su respiración acelerándose. Solo el pensamiento
de el masturbándose con mi voz me encendió otra vez,
—Me estoy tocando Garrett. Desearía que fueras tú. Quiero sentir
tu boca en mis pezones mordiéndolos suavemente. —Ahí fue cuando lo
escuché gemir ruidosamente—. Oh Leila. Joder, acabo de correrme.
Maldita sea. Eso fue increíble.
No pude evitar sonreír, sabiendo que lo hice venir solo con lo que
estuve diciéndole.
—Te amo Garrett.
—También te amo —rió—. Malditamente te amo.
Traducido por Jazmín
Corregido por Lexie
Juro que el día del vuelo a Oahu fue el más largo de mi vida.
Nunca había puesto un pie en un avión por no hablar de volar durante
más de diez horas. Una vez que llegamos y todos nos instalamos en
nuestro nuevo lugar, Garrett había organizado una casi semana libre en
el trabajo para mostrarme los alrededores de la isla. Me llevó a Waikiki
donde pasamos el día en la playa. Caminamos por Diamond Head, e
incluso nadamos con los delfines. Él tenía razón, Oahu era hermosa. Me
sentí como si hubiera muerto e ido al cielo.
Nuestro tiempo juntos descubriendo la isla había pasado tan
rápidamente, y antes de darme cuenta, Garrett estaba de vuelta en el
trabajo y tenía que dejarlo de nuevo. Iba a extrañarlo como una loca,
pero sabía que esto era su trabajo, y tenía que aceptarlo. Mientras que
él estaba en el trabajo todo el día, empecé a aventurarme por mi
cuenta tratando de familiarizarme con mi nuevo entorno y llevando mi
cámara a todas partes.
Comencé a tomar fotografías de los niños de la zona y una
noche durante la cena, Garrett sugirió que tratara de poner en marcha
mi propio negocio de fotografía. Me dijo que no había costos grandes
ya que no había necesidad de un estudio porque vivíamos en el
paraíso. Al principio, me reí de la sugerencia diciéndole que estaba
loco, pero más tarde esa noche, mientras estaba en la cama, me puse
a pensar en ello y la idea trajo una sonrisa a mi cara.
Los últimos ocho meses pasaron como un borrón. Era difícil creer
que estábamos viviendo en Oahu. Garrett se había ido hace dos
semanas, y había tenido muchas noches sin dormir desde que estaba
lejos. Nunca duermo bien cuando él no está a mi lado. Constantemente
me preocupo de que algo le pase, a pesar de que sólo se había ido
para la formación. Soy egoísta y quiero que él este en casa, a salvo.
Mientras yacía en la cama escuchando como las olas rompían en el
océano en la distancia, podía sentir la humedad en el aire del océano,
y a veces juro que podía probar la sal en el aire. Mi mente había estado
corriendo por tantas cosas. ¿Cuándo iba a volver a casa? ¿Cómo iba a
hacer mi nuevo negocio de la fotografía? ¿Por cuánto tiempo en
realidad nos quedaríamos en esta hermosa isla?
Había días en los que en realidad tenía que pellizcarme. Sentía
como si estuviera viviendo en un sueño. Tantas cosas habían sucedido el
pasado año, hacían dar vueltas a mi cabeza. Todos estos pensamiento
me dejaban cansada, que podía sentir mis párpados pesados, y dejé
que el sueño se hiciera cargo.
Me desperté al sentir un movimiento en la cama.
—¿Garrett? —dije medio dormida.
—Hey nena, no quise despertarte. Regresamos temprano, y no
podía estar lejos. Vuelve a dormir —me susurró al oído mientras
moldeaba su cuerpo contra el mío. Él acarició mi cabeza y envolvió sus
brazos alrededor de mí. Me encantaba la forma en la que me sostenía.
Me sentía muy segura.
Me aparté de su cuerpo, por lo que podía darme la vuelta un
poco para ver su rostro.
—Te extrañé —le dije, besando suavemente sus labios.
—Yo también te extrañé —Él tomó su mano y la movió lentamente
por mi cuerpo hasta que llegó a mi vientre hinchado—. ¿Cómo están
mis chicas? —dijo con una enorme sonrisa en su rostro.
Acababa de entrar en mi sexto mes de embarazo. La noticia de
que estaba embarazada fue un shock. Nos habíamos puesto de
acuerdo para que dejara de tomar la píldora y tratara de quedar
embarazada, pero ninguno de nosotros esperó que sucediera dentro de
unos meses. Esta vez estaba lista. Tenía mi vida en orden, Garrett y yo
estábamos listos para el próximo capítulo en nuestras vidas.
Primero me di cuenta de que mi periodo llegaba tarde y me puse
nerviosa de decirle. Sabía que quería un bebé de inmediato, pero,
sinceramente, no creía que tomara solo un par de meses para que
consiguiera estar embarazada.
Era el tercer día consecutivo en el que me había despertado
sintiéndome mal del estómago. Al principio, pensé que era porque
había comido mucha fruta la noche anterior. Uno de los lujos de la vida
en Hawaii eran los productos. Era increíble. Una vez a la semana
íbamos a un pequeño mercado agricultor en la ciudad, y volvía a
gastar una pequeña fortuna en las frutas y verduras frescas. Me había
convertido en una muy buena cocinera y Garrett estaba muy
impresionado con mis habilidades.
A la tercera mañana me desperté con la sensación de querer
vomitar, traté de recordar. ¿Cuándo fue la última vez que había venido
mi periodo? Garrett ya se había ido cuando me levanté. Empezó a ir al
gimnasio todas las mañanas antes de trabajar. Sólo habíamos estado
aquí un par de meses, y ya habíamos decidido que iba a dejar la
píldora, los apetitos sexuales de Garret habían crecido aún más de los
que ya tenía. Me dijo que quería que yo estuviera descalza y
embarazada. Me reí y rodé los ojos.
Cuando había ido a mi médico y le hablé de dejar la píldora, dijo
que como había estado tomándolas desde hace casi cinco años, no
había una buena probabilidad de que quedara embarazada hasta un
año. Mi corazón se hundió un poco por sus palabras, porque sabía
cuánto Garrett quería un bebé. Esa misma noche, después de la cita
con el médico, Garrett estaba encima de mí, queriendo hacer un bebé,
y casi tuvimos relaciones sexuales en nuestra mesa de la cocina. Tuve
que convencerlo de que era insalubre que folláramos donde
comíamos. No tuve el corazón para decirle que podría tardar hasta un
año. Pensé ¿por qué no simplemente divertirse intentándolo y que
suceda? Y sucedió.
Me puse un vestido de verano y decidí ir en bicicleta a la ciudad
a comprar una prueba de embarazo. Me imaginé que probablemente
iba a ser una pérdida de dinero, ya que el médico dijo tal vez en un
año, pero que definitivamente tomaría tiempo. Mi bicicleta era
relajante, y me encantaba sentir la brisa del mar en la cara. Aparqué mi
bicicleta fuera de la pequeña tienda de comestibles y prácticamente
corrí.
Localicé el pasillo de productos femeninos y rápidamente
compré dos diferentes tipos de pruebas. Quería asegurarme de que
ambas dijeran el mismo resultado. Fui a la línea de auto-pago y me dirigí
al cuarto de baño. Tenía que saber de inmediato. No podía esperar los
veinte minutos que tardaban volver a casa. Abrí las dos casillas y leí las
instrucciones. Ambas decían lo mismo, orinar en el palo y esperar cinco
a diez minutos. Lo puse por encima del asiento del inodoro, oriné en el
palo número uno y número dos. Supé que estos serían los diez minutos
más largos de mi vida. Miré el reloj y leí 9:25 a.m. De acuerdo, Leila
puedes esperar diez minutos, no eres tan impaciente.
Me decidí a texstear a Nicole. Ella era la única que me entendería
sobre esto. Sabía que mi madre tendría la misma reacción que Garrett y
no quería escucharla tampoco.
Yo:
¡Hey! Sólo quería hacerte saber que acabo de hacer pis en los
dos palos de la prueba de embarazo. ;-)
Mientras estaba sentada en la cabina del baño a la espera de su
respuesta sonó mi teléfono. Miré hacia abajo y sonreí. Apreté el botón
de respuesta y escuché.
—¡ESTÁS EMBARAZADA!
Me eché a reír incontrolablemente.
—¡Dije que estaba tomando una prueba! No sé si estoy
embarazada o no. Tengo que sentarme aquí en el cuarto de baño del
supermercado hasta que la prueba muestre algo.
—Eeew, ¿por qué estás en el baño del supermercado? —
preguntó Nicole.
—Porque monté mi bicicleta a la ciudad y no podía esperar los
veinte minutos que tardaba volver a casa —me reí—. Mira, no te
ilusiones demasiado el doctor dijo que podría tomar hasta un año.
—Yo sé que han estado derribándose, puedo sentirlo. Garrett no
ha sido un jodido tonto ¿verdad?
Me reí.
—Digamos que no ha pasado mucho tiempo sin sexo.
—¡Oh, Dios mío! Van a ser padres. Creo que voy a llorar.
—Oh, por favor no llores. Entonces vas a hacerme llorar. —Le
supliqué.
—¿A qué hora te hiciste la prueba ? —preguntó ella.
—A las 9:25.
—¿Y qué hora es ahora?
—Son... —Miré mi reloj—. Oh Dios… ha llegado el momento. —le
dije con nerviosismo—. Nicole, tengo miedo. No quiero mirar.
—¿De qué tienes miedo? Estás casada con el hombre más
maravilloso en la faz del planeta. Bueno, además de Michael —Se rió—.
Estás viviendo en el paraíso y tienes una maldita buena vida lo que
significa que no tienes necesidad de trabajar. —Ella hizo una pausa por
un minuto esperando mi respuesta—. Así que ¿Cuál es el problema?
Ella tenía toda la razón, no había ninguna razón para estar
preocupada por tener un bebé. Tenía la vida perfecta.
—Está bien, voy a ver —le dije tomando una respiración profunda.
Cogí la primera prueba y vi un signo muy débil y mi corazón dio un
vuelco. Entonces cogí la segunda prueba y claramente tenía un signo
más—. Oh maldita sea.
—¿Qué? ¡Leila!, !Voy a enloquecer si no me lo dices! — gritó
Nicole.
—Estoy embarazada —le susurré.
Entonces oí el grito más fuerte que jamás había escuchado.
Rápidamente me alejé el teléfono de mi oído, pero todavía podía oírla
gritar como una loca. No podía dejar de reír mientras me frotaba
suavemente mi vientre. Auxilio, la emoción y el nerviosismo se
apoderaban de mí. ¿Cómo iba a decirle a Garrett? Necesitaba la
forma perfecta.
—Nicole —grité en el teléfono—. Por favor, deja de gritar.
—¡Oh, Dios mío! Simplemente no lo puedo creer —decía una y
otra vez.
—¿Vas a dejar de decir eso y escúchame. Tengo que tener una
idea de cómo decirle a Garrett. ¡Deja de gritar y piensa! —le dije con
fuerza.
—Está bien, vamos a pensar —dijo ella—. Hhmm. ¡Oh! Lo sé. Ve a
comprar una camisa del papa #1 y póntela cuando llegue a casa del
trabajo.
—¡Esa es una gran idea! Nicole, eres una maldita genio —le dije
sonriendo—. Muy bien, déjame dejarte ir para que pueda ver si puedo
encontrar un lugar que venda camisetas como esas o un lugar que
puedan hacer una. Prometo testearte más tarde después de que le
diga.
—Voy a hablarte más tarde, mamá. —Se rió.
Todavía estaba un poco sorprendida por los resultados, pero muy
emocionada. Puse las pruebas de embarazo en mi bolso y me dirigí a la
parte delantera de la tienda para pedir al cajero si sabía de alguna
tienda. Ella me dijo de una pequeña boutique a unos pocos minutos de
la carretera en la que vendían ropa de alta gama para bebés, cunas y
ropa de maternidad.
Me subí a mi bicicleta y busqué por las calle hasta que vi el cartel
de la Boutique Le Bebe. Entré y al instante la tienda tuvo un efecto
calmante. Había un leve toque de lavanda en el aire y canciones de
cuna suaves jugando en el fondo. Sin duda alguna no pertenecía a este
lugar, y estaba escéptica acerca de encontrar lo que estaba
buscando. Detrás de un estante de ropa, oí una voz.
—¡Hola, Bienvenida a la boutique Le Bebe. ¿Puedo ayudarte a
encontrar algo?
—Hola —sonreí—. En realidad, sí. Estoy buscando una camiseta de
Papá #1 o algo así. Acabo de averiguar que estoy embarazada, y
quiero sorprender a mi marido cuando llegue esta noche a casa.
—Felicidades, eso es genial —dijo la dependienta
amablemente—. En realidad solo tenemos unas pocas. El dueño ha
decidido no venderlas más.
—Oh, eso es increíble. Monté en bicicleta hasta la ciudad y no
creo que hoy pueda ir más lejos.
La dependienta me trajo el ranquin de liquidación y saqué las
pocas camisetas que le habían quedado. Miré los tamaños y ya que era
para vestirlo opté por el pequeño.
—El tamaño pequeño sería genial.
—¿Estaría interesada en comprar el libro Qué Esperar Cuando
Estás Esperando? Es uno de nuestros bestsellers.
—Sí, eso estaría bien. —Estaba sonriendo de oreja a oreja. El
hecho de que en realidad estaba embarazada, y que estaba
emocionada por estar comprando un libro de embarazo. Planeé llevar
esto a casa, arremolinarme en el sofá y leerlo.
La cajera me llamó por la camiseta y el libro dándome un par de
muestras de revistas de bebé. Le agradecí por su ayuda y me dirigí a
casa.
Una vez que llegué a casa, me hice una ensalada para comer y
me arremoliné en el sofá. Lo único que realmente estaba echando de
menos de Hawái era a Molly. Mi madre estuvo de acuerdo al
mantenerla en su casa ya que el vuelo era demasiado largo, y
estábamos inseguras, sobre cuando tiempo íbamos a estar aquí. Molly
siempre era mi diván de compañía y chico, podía usarla ahora. Mientras
hojeaba el libro, sentí mis ojos volverse pesados, y cedí a la somnolencia.
Lo siguiente que supe, es que escuché a Garret llamarme.
—¡Nena! ¿Dónde estás?
Miré alrededor en completo pánico. ¿Cuánto había estado
durmiendo? Imagino que montar en bici realmente me desgastaba,
pero recordaba leer antes de que cayese dormida que las mujeres
durante el primer trimestre solían estar muy cansadas.
—Estoy en el salón —dije de manera soñolienta.
—Oye nena, ¿está todo bien? Intenté llamarte un par de veces
pero no respondiste —dijo Garret y se sentó a mi lado en el sofá
frotándome la pierna.
Rápidamente intenté esconder el libro de él por lo que no lo vería.
—Sí, estoy bien. Hoy di una vuelta a la ciudad y creo que eso me
cansó —dije bostezando.
Suavemente sintió mi frente con la mano.
—¿Estás sintiéndote bien? Te ves realmente exhausta.
—Sí, estoy sintiéndome bien, solo que la vuelta en bicicleta
realmente me liquidó —dije dándole un pico en la mejilla—. Déjame
levantarme, tengo que ir al cuarto de baño, y después te daré una
sorpresa.
—¿Una sorpresa? —dijo él emocionado—. ¿Eso es tú desnuda en
la cama?
Me giré hacia él riendo.
—Ahora ¿cómo sería eso una sorpresa? Tienes eso casi cada día.
Porque no sigues con tus cosas del trabajo y te encontraré en el
dormitorio —dije guiñándole.
—Bien.
Esperé a que entrara en nuestro dormitorio, y entonces regresé de
puntillas fuera hacia la cocina para agarrar la bolsa que tenía la
camiseta. En silencio caminé de regreso al salón para recuperar el libro
y luego al baño de invitados para cambiarme de camiseta. Me deslicé
fuera del vestido sin mangas y me puse la camiseta. Era un poco
grande, pero no demasiado mal. Sería un camisón perfecto, eso es si
Garret me dejara mantenerlo.
Entré en nuestra habitación y escuché la ducha corriendo desde
el baño principal. Perfecto, esto me da el tiempo suficiente para
averiguar cómo decírselo. Intenté averiguar la mejor manera. ¿Me
tumbo en la cama leyendo el libro de embarazo? ¿Me tumbo
seductoramente en la cama esperando que lea la camiseta? ¿Me
siento en el borde de la cama y espero a que salga? Hombre, había
demasiadas decisiones. Escuché el agua acallarse, y supe que solo
tenía unos pocos minutos para aclararme la mente. Decidí continuar
con lo de yacer en la cama leyendo el libro.
Él salió del baño secándose el pelo con una toalla.
—Bien, entonces ¿cuál es mi sorpresa? —dijo ansiosamente. Me
notó yaciendo en la cama, leyendo—. ¿Estás segura de que estás
sintiéndote bien? Me tienes un poco preocupado ya que estás de
regreso de nuevo en la cama.
—Bueno, eso es lo primero que debo decir —dije sonriendo.
—¿Qué? —preguntó.
—Eres consciente de que estoy en la cama.
Sonrió.
—Bueno, normalmente cuando llego a casa de trabajar tienes la
cena preparándose. Hoy vine a casa y estabas despatarrada en el sofá.
¿De todas formas, qué estás leyendo? ¿Conseguiste una nueva novela
de romance?
—No, cogí esto y mi nueva camiseta en una boutique en la
ciudad.
—¿Compraste una nueva camiseta? Déjame verla.
Situé el libro a mi lado en la cama y extendí ambos lados de la
camiseta para que él pudiera leerla. Esperé unos pocos segundos para
que lo leyese y dejase filtrar la actual información.
—Papá #1 —leyó en alto—. ¡Oh dios mío! ¿Estás bromeando
conmigo?
Sacudí la cabeza.
—No, no lo estoy, —dije de nuevo, sonriendo de oreja a oreja.
Gateé sobre mis rodillas y me dirigí a través de la cama para
encontrarle en el extremo.
—Oh, nena, me has hecho el hombre más feliz sobre la tierra —
dijo frotando mi vientre—. ¿Sabes de cuánto tiempo estás? ¿Has
llamado al doctor? Quiero estar en cada una de las citas. —Estaba
tamborileando preguntas como un loco.
—G, relájate. Llamaré a la oficina del doctor mañana. Ven aquí y
acurrúcate conmigo —dije tirándole hacia mí en la cama.
Pensar en ese día siempre me hacía sonreír al recordar como de
feliz era él.
—Estamos genial —bostecé—. Ha estado moviéndose como una
loca —dije frotándome el vientre—. ¿Quieres sentir sus patadas?
Él asintió con la cabeza. Tomé su mano y suavemente la presioné
sobre mi vientre. Tan pronto como lo hice, ella pateó.
—¡Wow! —Su mano se apartó un poco. Era la primera vez que
había sentido su patada—. Maldición, es una cosita fuerte —Presionó los
labios contra los míos suavemente—. Al igual que su madre.
Le sonreí y besé.
—Te amo.
—Date la vuelta —susurró.
Yací a un lado mirando la ventana. Él se metió bajo las mantas,
cuando de repente se detuvo y me sonrió.
—¿Estás llevando mi ropa interior?
—Sí —dije sonriendo y después enterré la cara en la cama en
vergüenza. Giré levemente la cabeza—. Toda mi ropa interior es
demasiado ajustada. Se siente como que está cortándome la
circulación. En caso de que no lo hayas notado mis caderas y trasero
están volviéndose más grandes por minuto. Además, son súper
cómodos. Los llevo todo el rato cuando no estás aquí.
Frotó su erección contra mi trasero.
—Bueno, creo que es jodidamente muy sexy. —Respiró en mi
oreja—. Dios, te he extrañado como un loco —dijo mientras me quitaba
la ropa interior y me masajeaba el trasero—. Y para anotación, me
encantan tu trasero y tus caderas. Antes estabas demasiado delgada.
Ahora tienes algo a lo que agarrarse.
Dejé salir un gemido. Siempre desde que me quedé embarazada
mi impulso sexual había estado sobrecargado.
Todo parecía encenderme. Mis pechos se habían vuelto súper
sensitivos, e incluso había experimentado unos pocos orgasmos en mis
sueños. Solo escucharle hablar me había puesto húmeda. Podía
sentirme pulsar por él. Sentí mi respiración volverse más pesada ante la
idea de él tomándome desde detrás. Dios, quería que me follase la
siguiente semana.
—G, por favor, para de torturarme. Te necesito dentro de mí —
gemí.
—¿Qué es lo que pasa, nena? ¿Te bloqueaste? —dijo riendo—.
¿No usaste tu juguete mientras estaba fuera?
—¡G! para de molestarme. Pon tu jodida polla dentro de mi ahora
antes de que explote —dije, riendo.
Lo sentí desabrochándose los pantalones detrás de mí.
—Está bien, nena, ¿quieres que te folle, verdad? —dijo apretando
los dientes. Tomó un agarre de mis caderas y llegué abajo entre nosotros
para guiarle dentro de mí. Su primera embestida se sintió increíble.
Empujé la cabeza atrás contra su cuerpo.
—Oh, dios, eso se siente muy bien. Hazlo de nuevo, esta vez más
fuerte. —Estaba agarrando sus manos con anticipación por la siguiente
embestida.
Me dio unas pocas buenas embestidas más.
—Quiero que me montes. Quiero ver tu cara cuando te vengas —
dijo sin respiración.
Rodó sobre su espalda y me senté a horcajadas sobre él.
—Quítate la camiseta —susurró—. Quiero verte. —Me quité la
camiseta y la arrojé al suelo. Comencé a sentirme autoconsciente. Mi
vientre había explotado y mis pechos habían crecido demasiado. No
estaba acostumbrada a tener pechos. Crucé los brazos sobre mi pecho
para esconderlos.
—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —preguntó.
—¿Qué? ¿Qué estoy haciendo?
—Pon los brazos abajo. Quiero verte —dijo mientras me apartaba
los brazos de los pechos—. Cristo, eres jodidamente preciosa.
De nuevo me cubrí con rapidez. No me había visto así de grande,
y no estaba cómoda con mi propia piel.
—Pon las manos abajo o voy a atarlas detrás de tu espalda —dijo
con una risa malvada—. Ahora pon mi polla en tu coño y jodidamente
móntame.
Me levanté a lo alto sobre las rodillas y lentamente lo guié dentro
de mí. Se sentía tan bien sentirlo de nuevo dentro de mí. Mis hormonas
estaban rabiosas y aunque tenía mi vibrador, no era igual que él.
Necesitaba sentir su piel sobre mi piel, el olor del sexo en el aire y sus
palabras alentándome. Todas esas cosas combinadas eran lo que me
daba una base diaria con él. Me sentía consumida cuando estaba con
él como si fuéramos las únicas dos personas en el mundo cuando
estábamos solos. La intensidad entre nosotros era casi demasiado para
que lo controlase a veces y la idea de perderle de nuevo, bueno ni
siquiera podía llevarme a pensar en eso. No había forma de que
sobreviviría sin él. Era adicta.
—Oh joder, nena, estás tan mojada —exhaló.
Se sentía tan bien dentro de mí. Podía sentir mi orgasmo ya
construyéndose. Me llevé abajo hacia él. Me agarró de las caderas
mientras yo comenzaba a frotar mi clítoris contra su piel. Mis pechos
comenzaron a ponerse más arduos.
—Eso es, nena, vente para mí. —Dejó ir mis caderas y movió la
mano por mis pechos. Justo el más leve toque de mis pezones envió
electricidad a través de mí.
—Tus tetas están grandes —rió.
—Puedes palmearte en la espalda por eso. Tu hija me está
haciendo más grande —dije con una sonrisa.
—Me encanta.
Apretó mis pezones y eso me envió sobre el borde. Mi cuerpo
empezó a temblar mientras él los pellizcaba de nuevo.
—Ahí esta —gimió el—. Móntame duro.
Puse mis manos en su pecho para hacer palanca y rebote hacia
arriba y abajo apretando los músculos de mi vagina en su pene. Él
contuvo el aliento y cerró los ojos. —Haz eso otra vez. Estoy tan cerca.
Disminuí el ritmo y lo apreté de nuevo. Empecé a sentir que mi
cuerpo empezaba a temblar de nuevo.
—G, me voy a venir de nuevo —le dije clavando mis uñas en su
pecho.
Él se estremeció.
—Hazlo de nuevo.
Apreté su polla de nuevo.
—No, rasgúñame de nuevo.
—¿En serio?
—Sí, hazlo de nuevo, por favor, nena —rogó.
Apreté y arañe su pecho de nuevo y fue entonces cuando sentí
que explotaba dentro de mí. Me agarró las caderas y me sostuvo sobre
él y empujó sus caderas en el aire.
—Mierda, te extrañé —dijo con una sonrisa.
Los próximos meses consistieron en nosotros preparando todo
para el bebé. Tuvimos un tiempo muy difícil poniéndonos de acuerdo
sobre los nombres. Garrett anhelaba el nombre Melody mientras que yo
quería el nombre Olivia. A ninguno de nosotros nos gustó el nombre del
otro, así que una noche mientras comíamos comida china nos sentamos
con nuestro libro de nombres para bebés y comenzamos con la A.
Pasamos un par de hojas cuando nos encontramos el nombre
Alexandria. Los ojos de Garrett se iluminaron.
—Su apodo puede ser Allie. —¿Cómo iba a discutir con eso?
Estábamos de acuerdo sobre Alexandria y Garrett me dejo elegir su
segundo nombre. Escogí Skye debido al hermoso cielo que miraba
todos los días desde la ventana de mi dormitorio.
Ahora que por fin habíamos elegido su nombre, arrastré a Garrett
a Le Boutique Bebe para escoger ropa de cama para la cuna. Mi
mamá nos había enviado dinero para comprar su set de cuna. Ella dijo
que ya que no iba a estar aquí para su nacimiento, quería que ella
tuviera algo adorable para dormir. Me sentía un poco abrumada por el
número de diferentes conjuntos que había para elegir. Tenían todo de
princesas y ranas a osos de peluche. Me detuve cuando llegué a los
lindos animalitos del bosque. Me recordó a casa. No llegué a ver los
animales del bosque en Hawai como en casa.
—Me gusta este —dije girándome a Garrett.
—¿Estás segura? ¿Sabes que a ella pueden gustarle mucho los
camiones monstruo? —dijo el riendo.
Le di un ligero codazo en el estómago.
—A nuestra hija no le van a gustar los camiones monstruos, puedo
prometerte eso.
—Escoge lo que quieras. No tengo problema. —Sonrió.
Después de la boutique bebé, Garrett me arrastró a la ferretería
para que pudiéramos elegir el color de pintura para el cuarto del bebé.
Queríamos que todo estuviera completamente listo para que
Alexandria viniera a casa.
El mes pasado me resultaba muy difícil dormir. No importa cómo
dormía, nunca estuve cómoda. Terminé durmiendo casi todas las
noches en el sofá y Garrett no estaba contento sobre eso. Esperaba que
él se durmiera, y luego me escapaba a la sala de estar. Ponía
almohadas debajo de mi vientre y entre mis piernas.
Con mi fecha de parto acercándose Garrett y yo estábamos
volviéndonos muy ansiosos. Empecé a preocuparme por todo el asunto
del parto. Habíamos asistido a clase Lamaze16 pero eso no alivió mi
mente. Seguí leyendo mi libro Qué Esperar una y otra vez tratando de
aprender todos los consejos o trucos para hacer más fácil el parto.
Garrett realmente había llevado adoración conmigo a un nuevo nivel.
Cada pequeño dolor o molestia el estaría mimándome y los fines de
Él se echó a reír.
—Bueno nena, es un poco demasiado tarde para cambiar de
opinión ahora. Realmente no tienes opción. Vamos, vamos a llevarte al
hospital.
Casi veinticuatro horas después Alexandria SkyeLevine nació. Pesó
ocho libras y tenía veintiún pulgadas de largo. Sé que soy parcial, pero
era el bebé más hermoso del mundo. Se parecía tanto a Garrett, que
daba miedo. Tenía los mismos ojos oscuros y cabello oscuro y la piel más
perfecta. Garrett no había salido de nuestro lado desde que nació, y se
negó a volver a casa y dormir. Le dije que uno de nosotros debería tener
una buena noche de sueño, pero él insistió en quedarse en el hospital
con nosotras.
El hospital nos puso en libertad al día siguiente y para ser
completamente honesta estaba aterrada de volver a casa. Nunca
había cuidado de un bebé antes. Sí, había cuidado niños pero tuve la
oportunidad de volver a casa al final de la noche. Garrett tenía aún
menos experiencia que yo, y tuve que reír ante la idea de él cambiando
sus pañales.
Finalmente llegamos a casa después del viaje en coche más largo
conocido por el hombre. Garrett literalmente avanzo veinticinco millas
por hora durante todo el camino a casa. Yo estaba dispuesta a darle
una patada fuera del asiento del conductor así podría conducir, pero
estaba demasiado adolorida. Lentamente entramos en la casa, y me
dirigí directamente a la cama. Necesitaba descansar un rato. Garrett
me había asegurado que iba a estar bien con Allie durante unas horas.
Se describió a sí mismo como un experto de bebés porque la enfermera
se había quedado con él instruyéndolo en la alimentación y sus eructos
correctamente.
Cuando me desperté miré por la ventana para ver que el sol
empezaba a ponerse. Me incorporé lentamente mirando al reloj.
Frotando mis ojos.
—Hombre, he estado dormida durante casi cuatro horas. —La
casa estaba muy tranquila, y empecé a ponerme nerviosa. No había
oído a Allie llorar ni una sola vez. Cuidadosamente salgo de la cama,
tratando de no excederme e hice mi camino a través de la casa.
Mientras caminaba hacia la habitación de Allie, oí la voz de
Garrett.
—Tú y tu mamá son las chicas más bellas del mundo entero. —Fui
de puntillas hasta la puerta y me asomé por la entrada. Garrett estaba
sentado en la mecedora con Allie en sus brazos meciéndola. Le oí
empezar a tararear una canción de cuna para ella. Mi corazón se
derritió al instante. No estaba segura de cómo tuve suerte y me casé
con este hombre. Pensando en el último año que había sido la época
más feliz de mi vida y ahora con Allie aquí sabía que sólo iba a mejorar.
Traducido por Jazmín
Corregido por Lexie