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Jazmin y Dianna'

Julieta9768

CrisViz
Jessi16
Cande Cooper
Dkct21
Dkct21
Escritora solitaria
Jessi16
Kristel

Alisson

Cande Cooper Liraz

Jazmin Jane

CrissViz Dianna'

Aleja E Pily

Dani Cande Cooper

Cili Liss-rose

Katiliz94

Cili

Kristel Itzy Somerhalder


Sinopsis Capítulo 14
Capítulo 1 Capítulo 15
Capítulo 2 Capítulo 1
Capítulo 3 Capítulo 17
Capítulo 4 Capítulo 18
Capítulo 5 Capítulo 19
Capítulo 6 Capítulo 20
Capítulo 7 Capítulo 21
Capítulo 8 Capítulo 22
Capítulo 9 Capítulo 23
Capítulo 10 Epílogo
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Según el diccionario Webster la definición de la palabra Roto es
“violentamente separado en partes. DESTROZADO.”
Sí, esto más o menos me resume. ¿Cómo manejo las cosas?
Encuentro mis respuestas en el fondo de una botella de tequila y
durmiendo con hombres al azar.
¿Cómo llegué a este camino? Bueno, hace cuatro años, tomé
una decisión que me costó el amor de mi vida. No puedo deshacer lo
que hice para alejar a Garrett fuera de mi vida. No lo he visto ni he oído
hablar de él en cuatro largos años. Pero todavía me persigue en mis
sueños o ¿debo llamarlas pesadillas en este punto? No importa cuánto
alcohol beba y con cuántos hombres me acueste, nada llena el vacío.
Me siento como si estuviera existiendo, pero no realmente viviendo.
Estoy tratando de que mi vida vuelva a encarrilarse. Bueno, eso
fue hasta que. . . Garrett volvió a entrar en mi vida. Su reaparición me
arrojo en picada.
¿Cómo puedo poner las piezas de nuestros corazones rotos de
nuevo juntas? Todo antes de que él salga de mi vida otra vez... esta vez
para siempre. ¿O estoy simplemente destinada a estar Rota?
Traducido por Jessi16
Corregido por Liraz

Mi sábado comenzó como cualquier otro sábado, conmigo


yaciendo en la cama, mi mente en una niebla y mi cabeza palpitando
por todo el tequila que había consumido la noche anterior. Los
recuerdos de traer a Chris, Kyle, Connor o como se llamara, de vuelta a
mi apartamento brillaban a través de mi cabeza. Recuerdo a los dos
salir del bar mientras cerraba los ojos tratando de quitarme el recuerdo.
Nos conocimos en la pista de baile de Danny's, el bar en que
trabajo. Lo empujé contra la pared exterior de la entrada de los
empleados. Con las manos en la parte delantera de sus pantalones
prácticamente exponiéndolo, besé su cuello. Su piel sabía salada por el
sudor. Dando un paso atrás tiré de él hacia el hueco de la escalera que
conduce hasta mi apartamento. Traté cuidadosamente de subir las
escaleras hacia atrás, pero tropecé con mi propio pie y caí sobre mi
culo. Tiré de su camiseta jalándolo a él encima de mí. Mis manos se
enredaron al bajar sus pantalones.
Con los años, sexo y alcohol se habían convertido casi en una
necesidad para mí para funcionar. Llenaban temporalmente el enorme
agujero con el que me había quedado cuando mi corazón se rompió
hace cuatro largos años. A pesar de que el sexo y el alcohol eran sólo
una solución momentánea, me ayudó en mis noches.
Abrí los ojos tratando de hacer que los recuerdos de la última
noche pararan. Estaba tan enojada conmigo misma por hacer lo que
hice, pero otro destello me golpeó.
Lentamente deslicé mi cuerpo hacia abajo un paso hasta que mi
boca estuvo presionada contra su polla ya expuesta. Le oí gemir. Me
agarró del pelo con las dos manos y se guío a sí mismo en mi boca.
Poco a poco pasé la lengua por su polla, esperando que le volviera
loco. Él aspiró una gran bocanada de aire. Me puse de pie, me moví
unos pasos y saqué mi falda revelando que no tenía ropa interior.
Se rió con una profunda carcajada diabólica.
—Eres una chica mala, Leila.
—Lo sé.—Ronroneé mordisqueando suavemente su oído.
Subió las escaleras y se puso cara a cara conmigo. Trayendo su
dedo índice y el del medio a su boca, lo mojó con su lengua.
Lamiéndolos como una piruleta. Luego bajó la mano y empujó sus
dedos en mi vagina. Sus ojos me miraban con tanta intensidad. Sabía
que él me deseaba.
Clavé las uñas en su espalda.
—Fóllame—dije con voz ronca, las palabras apenas salían.
Rápidamente sacó sus dedos de mí, tiró de mis caderas cerca y
metió su polla dentro de mí con un movimiento rápido. Dejé escapar un
gemido profundo y clavé las uñas profundamente en su espalda. Se
encogió de dolor, aunque nunca me pidió parar mientras seguía
enterrándose a sí mismo en mí. Ambos nos congelamos cuando oímos la
puerta de empleados abrirse debajo de nosotros. Una vez que me di
cuenta de que nadie iba a venir, me puse a reír y empujé mis caderas
hacia arriba y abajo por su longitud de nuevo.
—No te detengas—dije, sin aliento.
Mientras el recuerdo persistía, empecé a sentirme mal del
estómago. Tomé la almohada, la puse sobre mi cara y grité cuando
apreté los ojos cerrándolos.
Mi pecho subía y bajaba por la ira, y aun así mi mente vagaba de
nuevo a lo que sucedió a continuación.
—Vamos arriba—dijo jadeando en mi oído.
Puse los ojos en blanco. No estaba muy interesada en llevarlo a mi
casa. Asentí con la cabeza a pesar de que me sentí feliz de bajar por la
escalera. Él se retiró de mí y tiró de sus pantalones bruscamente sin subir
el cierre o abotonarlos. Caminamos hasta los últimos escalones, y
busqué frenéticamente la llave en la parte inferior de mi bolso. El tequila
estaba corriendo a través de mí mientras a tientas trataba de meter la
llave en la cerradura, pero en su lugar la dejé caer en el suelo.
Cuando me agaché para recogerla, lo sentí empujar su erección
contra mí. Levantándome, llegué a su alrededor y lo liberé de sus
pantalones. Subí la falda alrededor de mi cintura y me pusede puntillas
guiando su polla dentro de mí. Él me golpeó contra la puerta haciendo
que me agarrara al marco de la puerta para no perder el equilibrio y lo
recuperé cuando se embistió a sí mismo en mí.
—Más duro.—Jadeé.
¡Fóllame!Tiré la almohada en mi cara y en mi habitación.
Rápidamente salté de la cama y comencé a caminar de atrás y
adelante. ¿Cómo pude permitirme actuar tan barata? De hecho, me
follé a alguien en la escalera, y no tengo ni idea de cuál era su nombre.
Ayer por la noche se sentía como una experiencia extra corporal.
Recuerdo cómo me hice la dormida, esperando que acabara de
salir. Por suerte, al cabo de unos minutos, lo hizo. El pensamiento de
hombres al azar tocándome y queriéndome abrazar después del sexo
realmente me poníala piel de gallina. Lo último que necesitaba para
complicarme la vida era otra relación. Era bastante obvio para mí que
no estaba en condiciones de tener o incluso manejar un novio estable.
Mi comportamiento auto-destructivo y auto-odio habían
alcanzado un máximo histórico. Me tiré de nuevo en la cama y hundí la
cabeza en la almohada de nuevo. Dejé escapar otro grito y cerré los
ojos con fuerza, ya que mi mente comenzaba a correr. Había tenido
suficiente esta vez. Forcé mis pensamientos a otra cosa.
Empecé a pensar en mi abuela y lo mucho que la echaba de
menos y lo que pensaría sobre mi reciente comportamiento. Era difícil
creer que ella se había ido por casi dos años. Había pasado gran parte
de mi infancia con ella. Era como tener una segunda madre.
Mi abuela siempre se llamaba a sí misma “fotógrafa.”Era una de
esas personas que siempre andaba por ahí con una cámara, ya sea en
la mano o en el cuello. Debe haber tenido un millón de fotos de mí a lo
largo de los años. Ella y mi abuelo fueron los que me compraron mi
primera cámara. Puedo recordarlo claramente, estaba cumpliendo diez
años, y ella estabamuy emocionada por darme mi regalo. Ni siquiera
esperó hasta mi cumpleaños.
Fue unacámara Kodak de apunto y dispara, y aunque no era una
gran cámara, era mía, y me encantó. Tomé fotos de mis muñecas. Las
posé contra de mi cama, cambiando sus trajes y sus peinados. Por
suerte, era una cámara digital, por lo que fui capaz de ver las imágenes
en un ordenador. Estaba tan absorta en los pensamientos que cuando
mi alarma sonó en realidad, asustó la mierda viva fuera de mí,
haciéndome saltar una milla.
—Huh.—Me lamenté. No estoy en el rodaje de esta boda hoy.
Como una recién graduada de la WSU1, con una Licenciatura en
Arte, había querido ser una fotógrafa, durante todo el tiempo que
puedo recordar. Una vez que había empezado la escuela secundaria, y
había ofrecido una clase de fotografía como materia optativa, fue una
obviedad para mí. Finalmente me había vuelto realmente buena. Una
Navidad, mis padres y abuelos plantaron y me compraron una cámara
réflex digital. Con mi nueva cámara, empecé a fotografiar a mis
amigos, familiares, vecinos y hasta a los niños que cuidaba después de
la escuela. Cada vez que me veían, había una cámara, ya sea en mi
mano o en mi cuello al igual que mi abuela. Me convertí en la fotógrafa
del periódico de la escuela y tomé muchas de las imágenes de alto
rango de mis compañeros para el anuario. Fue agradable, un poco
trabajo de medio tiempo para mí durante la escuela secundaria.
Cuando llegó el tiempo de averiguar lo que iba a hacer como carrera,
era bastante obvio. Tuve la suerte de que la universidad local ofrecía
unas grandes clases de arte y fotografía.

WSU: Washington StateUniversity


1
Aunque mi madre no era pobre, yo sabía que no podía permitirse
el lujo de enviarme a alguna fantasía de escuela de fotografía en la
ciudad. Una vez que llegué a la universidad, mi profesora de fotografía
de mi escuela secundaria, la señora Grady, me presentó a una
fotógrafa de bodas local llamada Katie Wright. Katie también fue una
de los estudiantes de la señora Grady. La señora Grady me dio una
recomendación resplandeciente. Katie y yo nos caímos bien
inmediatamente. Katie comenzó su carrera en la fotografía en sus veinte
años. Tomó la industria por la tormenta. Dentro de los primeros años de
su carrera, se convirtió en una de las fotógrafas de boda más
demandadas en nuestra área. Este fue un gran logro teniendo en
cuenta su edad y la cantidad de tiempo que había estado
fotografiando. Ella medía cinco pies de altura y pesaba cien libras
asimiladas. Tenía el pelo largo, liso y marrón, profundos ojos verdes y una
tez perfecta.
No dejes que el tamaño de Katie te engañe, cuando se trataba
de su negocio de la fotografía, ella era una asesina de negocios. A
pesar de que era una de las fotógrafas más jóvenes en cualquier
espectáculo de novias, cada novia y novio quería reunirse con ella
debido a su reputación. Había una línea en su stand a la espera de
hablar sobre su boda próxima. Trabajar con Katie fue genial. Ella me
enseñó todo lo que había que saber sobre el negocio de la fotografía
de boda.
Cuando comencé a trabajar con Katie, me dijo que me quería
aliviar lentamente. Aunque tenía más de tres años de experiencia con la
fotografía de mis compañeros de clase, la fotografía de bodas era muy
diferente.
Ella describió a muchas de sus novias como Noviazillas2. Al
principio, no entendí qué quería decir con eso. Sin embargo, una vez
que hube trabajado un par de bodas se hizo muy claro en cuanto a
qué se refería. Algunas de las novias estaban locas. Empecé como
ayudante de Katie en las bodas, estaba allí para asegurarme de que la
novia y el novio lucían perfectos. Asistí en el planteamiento y también
quedé con la fiesta de la boda en línea, en caso de que se volviese
ruidoso.
Ella me llamó “su segundo par de ojos.” Tarde o temprano, me
tenía fotografiando las bodas junto a ella. Después de graduarme,
oficialmente me ascendió a fotógrafa. Estaba tan emocionada. En
realidad iba a salir y fotografiar bodas por mi cuenta. Además de
trabajar con Katie, también servía a Danny. Había estado sirviendo

Noviazillas: En el original, Bridezillas. Una perra malcriada ridícula que piensa que ella
2

es el centro del universo, sólo porque es su boda en 18 meses a partir de ahora. Todos
los demás en el mundo tienen que dejar todo y venir corriendo inmediatamente. El
matrimonio no va a durar más de un par de años, siempre y cuando el novio tenga
suerte.
mesas allí desde que tenía dieciocho años. Aunque asistí a WSU, en su
mayoría trabajaba los jueves y domingos por la noche. Ahora, que ya
no estaba en la escuela, Danny me había ofrecido los turnos de
almuerzo durante la semana.
Él sabía que yo realmente quería empezar mi carrera en la
fotografía, y me dio los fines de semana libres. Trabajar el turno del
almuerzo también le ayudó a salir ya que no tenía que contratar a dos
nuevas camareras. Danny sabía que yo no quería ser una camarera por
el resto de mi vida, así que tomar los turnos durante la semana me dio
más dinero en el bolsillo. No quería ser una de las estudiantes
universitarias que han tenido que volver a casa con sus padres. En mi
opinión, esto no era una opción. Había estado viviendo por mi cuenta
desde que había empezado la universidad. Me gustaba ser
independiente, no tener un toque de queda, y también no quería
preocupar a mi madre al venir a todas horas de la noche. Me gustaba
la mentalidad “fuera de la vista, fuera de la mente,” y pienso que a ella
también.
A pesar de que había vivido dentro de una distancia de WSU, viví
en los dormitorios en mi primer año. Había sufrido un ataque horrible de
depresión el verano antes de comenzar la universidad. Mi madre había
pensado que era muy importante para mí experimentar la convivencia
con estudiantes de mi edad. Se había preocupado de que al no
hacerlo, me aislara de nuevo. Ella estaba muy agradecida por mi
compañera de cuarto Amy. Amy era de un metro sesenta y siete con un
precioso pelo negro rizado y una hermosa piel blanca y cremosa. No
sólo era una belleza impresionante, era la persona más feliz y positiva
que había conocido en mi vida. Ella levantaba mi depresión y mis
cambios bruscos de humor y me diría con voz ridícula “Cambia ese
ceño y sonríe.”
Amy hizo todo lo posible para animarme a salir de nuestra
habitación. Me obligó a asistir a eventos y fiestas que se celebraban en
el campus o en nuestro dormitorio. Ella fue la única razón por la que
atravesé todo mi primer año. Cuando nuestro primer año llegó a su fin,
le rogué a Danny que me alquilara el apartamento de encima del bar.
Amy trató con fuerza de convencerme de vivir en el campus para
nuestro segundo año, pero tan agradecida como estaba con ella, no
pude. Necesitaba mi propio espacio.
Cuando miré a mi gata, Molly, me estaba mirando a la espera de
que sacara mi culo de la cama para darle de comer. Ella era mi fiel
vieja amiga que había poseído desde el instituto. Estaba luchando para
salir de la cama. Mi cabeza no estaba en el juego para fotografiar esta
boda hoy.
Finalmente me levanté de la cama y tan pronto como mis pies
tocaron el suelo, me estremecí. Hombre, ya está empezando a hacer
frío, casi el momento de encender la calefacción.
Me abrí paso a través de mi pequeño apartamento, que consistía
en un combo de cocina-sala de estar, un dormitorio y un baño
pequeño. La mayoría de mis muebles de la sala de estar fueron
comprados en ventas de garaje. Tenía un sofá y sillas coincidentes, un
viejo baúl de cedro que convertí en una mesa de café, una mesita y
dos lámparas de pie baratas que había comprado en Wall-Mart.
Las paredes eran de un revestimiento de fea madera oscura.
Traté de arreglarla colgando cuadros en ellas. La mayoría de las
imágenes eran paisajes en blanco y negro que había tomado durante
la escuela secundaria y la universidad. Tomé las fotos en Gales Park, un
parque local por el que había pasado cuando estaba en la escuela
secundaria. También había un collage de fotos de mi mejor amiga,
Nicole y yo a través de los años. Nos conocimos en la escuela
intermedia en sexto grado. Con nuestros apellidos que comienzan con
C y D, nos sentamos una al lado de la otra. Al instante nos hicimos
amigas y hemos sido así desde entonces. A pesar de que no podemos
hablar la una con la otra todos los días, en cualquier momento que algo
esté pasando en una de nuestras vidas, sabemos que la otra estará allí.
Me río cada vez que veo las fotos en la pared. Hemos cambiado tanto
en los últimos diez años.
Me arrastré en mi pequeña cocina, miré a mí alrededor con asco.
Necesitaba una remodelación importante. Los aparatos no
coincidentes de la década de 1970 eran un dolor de ojos para mirar. La
nevera era verde aguacate, y mi cocina era del feo amarillo que mi
madre llamaba la vara de oro. Para mí, se veía como verde y amarillo
bebé mierda. Los gabinetes a juego con el revestimiento de madera feo
en mis paredes. Todo en mi cocina era muy anticuado, pero estaba en
buenas condiciones, pero quien era yo para quejarme. Este lugar no era
“el Ritz”, pero era perfecto para Molly y para mí. Para nosotras, esto era
casa.
Molly estaba siguiéndome maullando a mí alrededor para darle
de comer. Abrí la nevera y encontré una lata de comida para gatos y
una botella de dos litros de Coca-Cola Light.
—Mierda—murmuré. Realmente necesitaba ir al supermercado,
despreciaba hacerlo. Tomé a Molly y mi desayuno fuera de la nevera.
Un vaso de Coca-Cola Light para mí y atún con sabor a comida de
gato para ella. Nunca he sido una persona de café. Nunca me ha
gustado. Todos mis compañeros de clase en la escuela se paseaban
con sus cafés, cafés con leche o té y entonces estaba yo, con una
Coca-Cola light en la mano. La cafeína estaba finalmente funcionando,
y pude sentir el levantamiento de la borrachera. Me dirigí a mi armario y
saqué mi traje de boda de la firma, que consistía en pantalones de
vestir negros y una sencilla blusa de color negro. El uso de todo el negro
era nuestra manera de mantenernos fuera del camino de todos.
Teníamos que mezclarnos en el fondo, y yo no era del tipo de chicas de
vestidos, de todos modos. Con mi ropa en la mano, me dirigí al cuarto
de baño.
Al igual que la cocina, el cuarto de baño ha estado en
desesperada necesidad de un lavado de cara. Todo el cuarto de baño
era de color rosa. Los azulejos en las paredes, el suelo, la bañera y el
inodoro, incluso parecía como si una botella de Pepto-Bismol hubiera
explotado. Me gustaba el rosa, pero esto era un poco demasiado.
Colgué la ropa en la puerta de la ducha a vapor y me volví hacia el
espejo para echarme un vistazo.
—Jesús, te ves como una mierda—dije en voz alta. No me había
dado cuenta de lo cansada que me veía.
A pesar de que no estaba trabajando horas de la noche en
Danny’s ya, el insomnio que había estado sufriendo, por algún tiempo,
se mezcló con la música bombeando a través del suelo del bar de
abajo que sólo se me permitió un par de horas de sueño por la noche.
Mi largo y ondulado pelo castaño era un desastre completo. Moví
mi cara más al espejo para ver que mis ojos azules estaban inyectados
en sangre, y mi mascara estaba manchada. Negué con la cabeza y me
metí en la ducha.
Me sequé el pelo con la secadora y apliqué un poco de
maquillaje ligero tratando de ocultar los círculos violáceos oscuros bajo
los ojos por la falta de sueño. Cogí la ropa y me dirigí a mi habitación
sólo en sujetador y ropa interior. Me eché un vistazo rápido en el espejo
de cuerpo entero. Estaba en el promedio. Definitivamente no era
guapísima, pero tampoco era fea. Tenía una altura media de un metro
sesenta de alto y bastante recorte. Me puse los pantalones de vestir e
hice un giro rápido en frente al espejo y me detuve a mirar mi culo.
Por alguna razón, los hombres realmente disfrutaban abofeteando
o agarrándolo en Danny's. Me han dicho en varias ocasiones que era
voluptuosa. Todavía no estoy segura si eso era un cumplido o no. Eché
un vistazo a mi hombro antes de que sacase la blusa por encima,
vislumbrando mi tatuaje de escorpión, y recordé el fin de semana
borracha que mi amiga Anna y yo habíamos compartido. Habíamos ido
a la playa, y mientras estábamos caminando por el paseo marítimo,
pasamos por un salón de tatuajes. Me paré delante de la ventana y
miré fijamente. Había un tipo grande corpulento cubierto en tatuajes
que trabaja sobre una muchacha de mi edad. Dila vuelta a Anna y le
dije como siempre había querido un tatuaje. Una enorme sonrisa de
gato de Cheshire se extendió por su cara y gritó.
—¡Vamos a hacerlo!
Al final del fin de semana terminamos poniéndonos tatuajes sobre
nuestras espaldas. Chico, mi madre estaba cabreada cuando lo vio.
—¡Has arruinado tu cuerpo! —Había gritado.
Yo solamente hice rodar mis ojos hacia ella.
—Ah, mamá, dame un respiro todos tienen un tatuaje hoy en día.
Hice girar atrás alrededor para afrontar la cabeza sobre el espejo.
Antes de que me abotonara la blusa, solté un gran suspiro y Molly saltó
sobre la cama.
—Sabes Molly. Pensarías que una mujer de veintidós años tarde o
temprano habría superado el tamaño de sostén que ha estado llevando
desde el octavo curso—dije cuando miré su reflejo en el espejo. Molly
me miró y maulló como si supiera exactamente lo que yo decía.
Aunque mi tetas no fuera enormes, eran proporcionadas a mi cuerpo,
pero todavía me ponía celosa cuando miraba la televisión o una revista
para ver a todas aquellas mujeres con mucha más hendidura. Déjame
decirte que un sostén de Victoria Secret trabaja maravillosamente.
Pensé en conseguir un implante de senos, pero era demasiado
mierda de pollo para alguna vez llevarlo a cabo. Había visto un
espectáculo en MTV dedicado a las muchachas que conseguían
implantes de pecho. Estas chicas estaban llorando de camino a casa
por su cirugía debido al paseo desigual del coche y por como dolía ir
sobre esos baches. Tuvieron que grabarse levantando vendas de hielo
para impedirles moverse. La paja final era el tubo insertado dentro de
sus tetas para agotar cualquier infección. Me acuerdo de pensar,
Ohmi... ¿Por qué alguien atravesaría eso? Pensé que iba a vomitar
cuando vi eso.
Mientras miraba fijamente al espejo, con la visión asquerosa del
desagüe del implante de pechos todavía en mi cabeza, abotoné la
blusa y mi teléfono móvil comenzó a sonar. Esta era la llamada de Katie.
Siempre me llamaba la mañana de una boda para asegurarse de que
estaba preparada. Katie era bastante neurótica sobre su negocio de
fotografía. Pareciéndose más a una hermana mayor, siempre quería
asegurarse que estaba lista.
—Hey, Katie. ¿Cómo estás?
—Hola Leila, ¿estás lista para tu siguiente Noviazilla?
—Lo sabes—dije con seguridad.
Katie compartió los datos concretos de la boda conmigo. Esta era
en realidad la primera boda fuera de la ciudad que yo fotografiaría
sola. La novia se preparaba en el lugar donde la ceremonia y la
recepción estaban siendo armadas. Estaba sumamente feliz de oír esto.
Hacía las cosas más fáciles cuando todo era preparado en el mismo
lugar.
Traducido por dkct21
Corregido por Liraz

Mientras me dirigía a la puerta, me revisé de nuevo para


asegurarme de que tenía mi teléfono, mi cámara y baterías de
repuesto. Noviazilla se iba a casar en un hermoso huerto de manzanas
que quedaba como a hora y media de mi apartamento. Katie y yo
habíamos fotografiado una boda allí hace como seis meses, así que
estaba familiarizada con los jardines.
Mientras comenzaba a bajar las escaleras, pensamientos de la
noche anterior se deslizaron por mi mente. Me encogí, y mi estómago
empezó a doler. Me apresuré por el resto de las escaleras hacia el
estacionamiento tomando una respiración profunda. El aire estaba
fresco. El otoño definitivamente estaba sobre nosotros. Me subí en mi
viejo Honda Civic destartalado. Aunque era viejo, amaba mi coche. Los
asientos estaban un poco golpeados y desgastados, pero no me
importaba. Habíamos pasado por mucho los dos, y nunca me había
fallado. Metí mi nuevo CD de P!nk en el reproductor, aumenté el
volumen, y partí.
Llegué al huerto en tiempo record. Soy conocida por conducir
rápido, especialmente cuando escucho música. Tiendo a entrar en una
zona y perderme en ella. Era un milagro que nunca hubiese recibido
una multa por exceso de velocidad. Entré en el estacionamiento con
P!nk saliendo de mis altavoces. Estaba cantando sobre el fin de semana
mientras estacionaba el coche. No podía esperar a terminar con esta
boda y comenzar mi fin de semana.
Mientras caminaba del estacionamiento al lugar de celebración,
noté que las hojas de los arboles empezaban a cambiar de color. El
huerto estaba absolutamente impresionante. Había acres y acres de
tierra cubierta en hermosos colores otoñales de rojo, naranja y amarillo.
El otoño era mi estación favorita del año, entré en el vestíbulo de la sala
de recepción y me encaminé directamente a la oficina del coordinador
de la boda para presentarme a mí misma y averiguar dónde estaba
situada la fiesta de la boda.
Una vez llegando a la suite nupcial, se podía oír un alboroto detrás
de la puerta. Toqué y un momento después escuche un alto y brusco:
—¿Quién es?
—Leila, su fotógrafa de la boda —respondí.
La puerta se abrió y allí estaba ella, Noviazilla en carne y hueso. Se
veía como un miembro del reparto de Jersey Shore. Tenía cabello
negro azabache, pestañas falsas, y unos enormes senos falsos con una
piel excesivamente bronceada. Todo lo que le faltaba era esa enorme
montaña de pelo detrás de su cabeza.
—Oh, ¿quién eres tú?—Resopló.
Traté de presentarme a ella, pero alzó su mano hasta mi cara,
demandando saber dónde estaba Katie. Le expliqué que Katie estaba
fotografiando otra boda hoy, y que había estado trabajando para Katie
durante cuatro años. Noviazilla me interrumpió a media frase e insistió
en que llamara a Katie inmediatamente. Suspiré, saqué mi teléfono y
comencé a marcar el número de Katie. Apenas había terminado de
marcar el último dígito, cuando Noviazilla arrancó el teléfono de mi
mano. Inmediatamente comenzó a gritarle a Katie, diciendo que era
inaceptable, y exigió que Katie viniera para acá en este mismo instante.
Su voz sonaba como si hubiera fumado tres paquetes de cigarrillos al
día, lo que me dio escalofríos.
Solo podía imaginar lo que Katie le estaba diciendo al otro lado
de la línea. Ella era una fotógrafa fantástica y una jefa genial, pero si te
pasabas de la raya, se convertía en lo que me gusta llamar un
Chihuahua. Noviazilla se volvió muy silenciosa y me entregó el teléfono
de vuelta sin una palabra. Levanté el teléfono a mi oído. Podía oír a
Katie explicándole a Noviazilla, como le dijo en la primera reunión, que
había una posibilidad de que ella misma no estaría fotografiando la
boda y un empleado sería su reemplazo. Incluso dijo que eso estaba en
el contrato que había firmado.
No pude evitar sonreír. Eventualmente, tuve que interrumpir a
Katie, dejándole saber que ahora estaba yo en el teléfono. Katie
empezó a reír y dijo:
—Mata a Noviazilla con amabilidad hoy, y te daré cincuenta
dólares más por soportar a esa perra.
Comencé a reír.
—Lo haré.
Después de que colgué, me enfrenté a Noviazilla, tendí mi mano y
me presenté oficialmente.
—Hola, soy Leila su fotógrafa de bodas.—Con una sonrisita de
suficiencia en mi cara.
Noviazilla solo me miró y dijo malhumoradamente.
—Soy Susan.
Rápidamente fui a través de todo el proceso con Susan,
explicándole que iba a hacer y luego la dejé para que volviera a
hacerse su maquillaje. En mi opinión, no importaba cuanto se aplicara,
no iba a ser suficiente como para convertirla en una novia hermosa. A
menos que contratase un cirujano plástico para hacerle un trabajo de
nariz y un estiramiento de piel en los próximos veinte minutos.
Justo cuando terminé de explicarle las cosas a ella, entró esta
hermosa morena con las piernas más largas que he visto. Me sentí un
poco consciente de mí misma con ella en la misma habitación que yo.
Definitivamente tenía material de modelo, cuerpo perfecto, hermosos
ojos marrones oscuros, con pestañas súper largas y enormes senos.
Estaba usando un vestido rojo de satén que apenas estaba allí y su
escote colgaba sobre el borde del vestido. Pensé para mí misma Jesús,
¿todo el cast de Jersey Shore aquí?Todo lo que necesitamos es a Pauly
D y Vinnie.
Me miró, observándome de arriba abajo dándome miradas sucias
todo el tiempo. Ya podía saber que la perra iba a ser un dolor en mi
culo. Dejé salir un suspiro y me recordé a mí misma mátalos con
amabilidad como Katie había enseñado. Con una enorme sonrisa falsa
en mi cara, tendí la mano.
—Hola, soy Leila, la fotógrafa de la boda. ¿Puedo tomar una foto
tuya con la novia?
Sus ojos escanearon mi mano, sin levantar la de ella para sacudir
la mía.
—Soy Marie, la hermana de la novia y Dama de Honor —replico
en un tono mocoso. Giró sobre sus tacones y se paseó fuera de la
habitación, aparentemente sin querer una foto con su hermana.
—Ok, maldita perra. —Exhalé.
Comencé a entonar en mi cabeza: Mátalos con amabilidad,
mátalos con amabilidad.
Esta iba a ser la boda más larga del mundo. Amontoné los ramos
y comencé a fotografiarlos, manteniéndome lo más lejos que podía de
Noviazilla. Una vez que terminé de tomarle fotos a las flores, los anillos y
el vestido, me acerqué a Susan y le dije que iba a salir al sitio de la
ceremonia. Apenas me miró pero asintió. Le aseguré que volvería en
veinte minutos.
Mientras dejaba la suite nupcial, me detuve por un momento.
Con la puerta cerrada detrás de mí, respiré profundamente. Me
compuse a mí misma e hice mi camino a través del vestíbulo. ¿Cómo
podría empeorar esta boda? Los escenarios comenzaron a pasar a
través de mi cabeza. ¿Podría llover? ¿Quizá a Noviazilla le daría un
fuerte caso de diarrea? Quizá el novio no aparezca. Sonreí ante mi
último pensamiento.
Justo cuando estaba a punto de entrar en la sala principal de
recepción, escuché una voz muy familiar y luego una risa muy familiar.
Una risa que me detuvo en seco. Una risa que nunca olvidaría. No la
había oído en más de cuatro años. Al principio, pensé que me estaba
volviendo loca. Me acerqué a la puerta donde la recepción tenía lugar.
Ahí fue cuando vi su reflejo en el espejo que colgaba de la pared. Mi
corazón se hundió. Joder. La boda acababa de empeorar.
Traducido por Escritora Solitaria
Corregido por Liraz

Era Garret Levine. El hombre que rompió mi corazón cuatro años


antes. El hombre que dejó un agujero en mi corazón que había tratado
de llenar con alcohol y ligues de una noche desde entonces. No lo
había visto desde aquella fatídica noche cuando me dijo que me
amaba, pero no podía estar más conmigo.
¡Mierda, mierda, mierda! Estaba lista para llamar a Katie y rogarle
que cambiara bodas conmigo, pero sabía, en el fondo, que era
imposible. Estaba a más de una hora y media de distancia de la casa y
¡quién diablos sabía dónde estaba la boda de Katie!
Habían pasado cuatro años desde que Garrett dejó la ciudad y
se desmoronó de la faz de la tierra. ¿Por qué estaba aquí? ¿Cómo
conoce a Bridezilla? ¡Oh dios mío! ¿Se estaba casando con Bridezilla? Mi
mente se movía a un millón de millas por minuto. No podía pensar. No
podía respirar, y pánico corrió por mi cuerpo. Me sentí como si me fuera
a desmayar.
En ese momento se oyó una voz detrás de mí.
—¿Está bien, señorita?
Me volví para ver a un señor mayor, con cabello gris, pequeñas
gafas de montura con una nariz demasiado grande, mirándome con
una mirada de preocupación en su rostro.
—Sí, estoy bien —contesté entre respiraciones.
—Déjeme conseguirle una silla, realmente no luce bien de todas
formas —dijo. Asomó la cabeza en la sala de recepción y grito—.
¡Garrett tráeme una silla! ¡Apúrate!
A sus palabras, dije cada palabra de cuatro letras que podía
pensar en mi cabeza. Esto confirmó que era sin duda Garrett. Quiero
decir, ¿Cuántos Garrett hay en el mundo? Ahora iba a verlo después de
cuatro años. ¡Estaba jodida! Rápidamente traté de permanecer
erguida, lo cual me hizo sentir aún peor. Mis piernas se debilitaron, y
tropecé atrás hacia la pared. Al igual que casi me caí de culo, mientras
Garrett caminaba a través de la puerta con la silla. Él me miro e hizo
una doble toma. Parecía tan sorprendido como yo.
—¿Leila?
—Hola —dije con voz débil.
El señor mayor miró a Garrett con una mirada confusa en su rostro.
—¿Conoces a esta joven dama?
Garrett respondió—: Sí. —Sin apartar la vista de mí, su voz apenas
un susurro.
Tan pronto como Garrett colocó la silla abajo inmediatamente
me senté. El señor mayor se presentó como, Gary Scirocco, el padre de
la novia.
Dije en una voz dócil—: Hola, soy Leila la fotógrafa de la boda.
—Y obviamente conoces a Garrett aquí —dijo mientras palmeaba
el hombro de Garrett.
—Es un placer conocerlo Señor Scirocco y es agradable verte otra
vez Garrett. —Las palabras eran incluso casi audibles cuando salieron
de mi boca.
Había mucha tensión en el aire que podías cortarla con un
cuchillo. Estaba segura que el Señor Scirocco podía sentirla también. Él
aclaró su garganta, incómodo y me preguntó si me gustaría un vaso de
agua. Levanté la mirada hacia él, encontrando difícil hablar, y solo
asentí. Y desapareció en la sala de recepción.
Garrett se agachó a mi lado y toco ligeramente la parte superior
de mi mano.
—¿Estás bien? —Instantáneamente mi corazón comenzó a latir
rápidamente. Sentí como si las paredes estuvieran cerrándose sobre mí.
Garrett me había perseguido en mis sueños casi todas las noches. Casi
me había matado cuando se fue y ahora todas esas emociones
estaban volviendo a correr. Todo lo que podía hacer era asentir con mi
cabeza. Incluso si hubiera intentado hablar no creo que alguna palabra
pudiera haber salido.
Lucía igual, pero viejo. Había perdido la cara de bebé que había
tenido, haciéndolo lucir más como un hombre ahora. Medía un metro
setenta y siete centímetros, pelo mucho más corto de lo que recordaba,
la parte superior más larga y los lados afeitados muy cerca a su cuero
cabelludo. Miré sus ojos. Siempre habían sido mi debilidad. Marrones
oscuros y redondos como platos, pero no demasiado grandes. Vistiendo
lo que parecía ser un uniforme de la marina, lo cual podía explicar
donde había estado los últimos cuatro años. Su cuerpo llenaba su
uniforme en todos los lugares correctos. Su pecho era ancho, y sus
brazos lucían musculosos. Su apariencia física me dejó sin aliento. No
podía alejar mis ojos de él.
Quería hacerle tantas preguntas, pero nada salió de mi boca.
Apenas había abierto la boca para hablar, cuando el Señor Scirocco
entró por la puerta con un vaso de agua.
—Aquí tienes, querida —dijo amablemente, mientras me tendía el
vaso.
—Gracias. —Tomé un pequeño sorbo y respiré profundamente.
Podía sentir el color regresar a mi cara, así que decidí tratar de ponerme
de pie. Garrett se apoderó de mi codo para ayudarme. Siempre había
sido un caballero desde el primer día que lo había conocido. Era como
nadie más que conocía.
Mi mente vagó de nuevo al día que nos conocimos. Lo recordaba
como si fuera ayer.
Fue a mediados de noviembre. Acababa de celebrar mi
decimosexto cumpleaños, y estaba en mi penúltimo año de la escuela
secundaria. A pesar de que solo tenía dieciséis, había sido algo de
chica salvaje. Tuve muchos novios antes pero ninguno de ellos parecía
mantener mi interés. Era algo así como una puerta giratoria conmigo.
Nicole me dijo que tenía novio ADD3. Parecía ser el tipo de chica de
ámalos y déjalos.
No había nada malo con mis ex. Creo que me aburrí de ellos.
Había conocido a mi más reciente ex, a través de un amigo mutuo,
Shawn. Shawn me contó sobre su amigo, Garrett, y sugirió que debía
conocerlo. Por supuesto, yo estaba jugando. Siempre estaba en el
juego de conocer a un chico nuevo. Sin embargo, Garrett no era chico.
Él tenía diecinueve años. Su edad me puso un poco nerviosa. Nunca
había salido con alguien mucho más viejo que yo, pero por supuesto, yo
estaba lista para el reto.
Shawn me invitó a su casa un día después de la escuela con la
intención de que conociera a Garrett. Una vez que llegué a la casa de
Shawn, me informó que íbamos a dar una vuelta a la casa de Garrett.
Cuando llegamos ahí su madre abrió la puerta. Ella era una pequeña
linda mujer italiana con acento. Ella nos dijo que Garrett no había
regresado a casa del trabajo todavía, pero podríamos entrar y
esperarlo. Una vez en la casa Shawn señaló una imagen de Garrett en
el refrigerador. Me acerqué para conseguir una mirada más de cerca, y
mi corazón se detuvo.
Allí estaba de pie en un dormitorio. Llevaba una camisa blanca sin
mangas y sueltos jeans rasgados. Su cabello era de un tono muy oscuro
de color marrón, casi negro y largo y desgreñado, casi como un surfista.
Su pecho y brazos tonificados y definidos, se podía decir que jugó algún
tipo de deporte o arreglándose. Su aspecto físico era precioso, pero sus
ojos eran lo que yo no podía dejar de ver, eran casi hipnóticos. Tenía un

ADD: Trastorno por déficit de atención.


3
cigarrillo colgando de su boca y una guitarra en su mano. No podía
dejar de mirar. Shawn aclaró su garganta y me saco del trance en el
que estaba.
Síp, este chico iba a ser la peor pesadilla de mis padres.
De repente, escuché la voz de Garrett—: ¿Leila?
Sacudí la cabeza y me di cuenta que estaba totalmente
espaciada. Enfoque mis ojos en los suyos.
—¿Eh?
—¿Por qué no salimos y conseguimos un poco de aire fresco?
Asentí. Garrett esperó que comenzara a caminar y puso su mano
en la parte baja de mi espalda, mientras caminamos a las puertas
dobles en la parte trasera del edificio, me di cuenta que él estaba
caminando con una leve cojera.
Me detuve y volví hacia él.
—¿Estás bien? ¿Te lastimaste? —pregunté.
—¿Qué? —respondió con una mirada de asombro en su rostro.
Baje la mirada a sus piernas.
—¿Por qué caminas con cojera? ¿Te lastimaste?
—Oh no, estoy bien. Solo empujé un musculo en mi pantorrilla en
el gimnasio. No es nada.
Sentí que mi corazón saltó y las mariposas en mi estómago se
volvieron locas, con su toque. A medida que entramos en el patio, el
aire frío golpeo mi rostro. Tomé una respiración profunda y exhalé. El aire
fresco me hacía sin duda sentir mejor. El patio estaba decorado con
hermosas linternas que colgaban sobre nuestras cabezas.
Garrett sacó un paquete de cigarrillos del interior de su chaqueta,
y le di una mirada de asombro.
—¿Empezaste a fumar de nuevo?
Puso el cigarrillo en su boca, lo encendió, aspiró y se volvió hacia
mí.
—Sí —dijo en un tono molesto.
Fumar era algo de lo que siempre habíamos peleado cuando
estábamos juntos. Odiaba el hecho de que él fumara. Odiaba la forma
en que hacia oler mal a mi cabello, la forma en que apestaba en su
coche, y le dije que me hacía sentir como si estuviera besando un
cenicero.
—Comencé de nuevo hace unos años. —dijo.
Lo miré con disgusto en la cara.
—No me des esa mirada. —Espetó con amargura. Comenzó a
caminar, sin quitar los ojos de mí—. Solo recuerda que uno de nosotros
fue detrás del otro de vuelta. —Sus palabras repentinas punzaron.
Sacudió la cabeza y exhalo. —No me voy a meter en esto contigo aquí.
Pero no iba a dejarlo conseguir lo mejor de mí. Tenía lo peor de
cuatro años de amargura para poner en él.
—¿Qué haces aquí de todas formas? ¿Te vas a casar con
Noviazilla? —espeté.
—¿Novia qué? —dijo sacudiendo la cabeza y burlándose—. No
has cambiado nada ¿verdad? El mismo viejo decir lo que piensas sin
filtrarlo. ¿Esa mierda no te ha metido en problemas aún? —preguntó
con frialdad.
—Nah. —Le contesté—. He aprendido a filtrarme a mí misma en
ciertas ocasiones.
—¿Y? —dije bruscamente.
—¿Entonces, qué? —respondió.
—Por favor dime que no te estás casando con esa mega perra
ahí dentro —dije categóricamente. Dio otra calada a su cigarrillo y dijo
alto y claro, sacudiendo la cabeza.
—¡No!
Dejé escapar un suspiro de alivio y dije en voz baja—: Joder,
gracias Dios.
—Vamos Leila. ¡Dame más crédito que eso!
Lo miré y le dije con dureza.
—Bueno, comenzaste a fumar otra vez así que pensé que tal vez
habías perdido tu mente completamente.
—Estoy aquí con… ¿cómo la llamaste? La hermana de Noviazilla,
Marie.
—Oh estás saliendo con la imbécil de honor —dije en un tono muy
frio—. ¡Guauh! Has conseguido un buen partido ahí.
—Dije que estaba aquí con ella… No saliendo con ella. —espetó.
Suspiró y apagó su cigarrillo—. Está bien, puedo ver cómo estamos
llegando a ninguna parte con esta conversación.
—Sí, tienes razón será mejor que regreses con la novia ruborizada
y su maravillosa dama de honor. Dios la libre de tener que esperar —dije
en un muy sarcástico tono.
Mientras me dirigía hacia la puerta, Garrett dijo más
calmadamente.
—Sí, definitivamente no deseas mantenerlas a las dos esperando,
sé como pueden ser.
Él sonrió y mi corazón se volcó.
—Nos vemos más tarde —contesté en voz baja.
Mientras me dirigía hacia el edificio, lo escuché decir, con voz
quebrada:
—Leila.
Volví mi cabeza para verlo. Mi corazón se rompió cuando vi la
tristeza en sus ojos.
—Fue bueno verte.
Asentí con la cabeza y dije—: Fue bueno verte también. —Salió en
un susurro, y estaba al borde de las lágrimas.
Traducido por dkct21
Corregido por MaryJane♥

Mientras me apresuraba por el vestíbulo, tratando de contener


mis emociones, casi saco la puerta del baño de sus bisagras en mi
apuro por abrirla. ¡Maldita Mierda! Grité en mi mente. Inmediatamente
corrí al cubículo de discapacitados y comencé a caminar de arriba
abajo en absoluto pánico. Trate de evitar que mis lágrimas corrieran por
mi cara. La última cosa que necesitaba era verme toda sonrojada y
manchada.
¿Cómo podría estar pasando esto? No solo estaba atrapada en
una boda con un montón de perras, sino que Garrett, el amor de mi
vida, quien rompió mi corazón en un millón de pequeñas piezas, estaba
aquí con la imbécil de honor.
Dejé de pasearme, me incliné contra la puerta del cubículo, y
comencé a tomar respiraciones profundas para calmarme.
Busqué mi teléfono celular en la bolsa de la cámara e
inmediatamente le envié un mensaje a Nicole.
Yo:
Nunca vas a creer quien está en la boda que voy a fotografiar
ahora mismo… ¡Garrett está aquí! ¿Qué rayos se supone que voy a
hacer? Me he encerrado en un cubículo del baño y te estoy
escribiendo. ¿Quieres saber que es lo mejor de todo? ¡Está aquí con la
maldita dama de honor! ¡Jodida vida!
Mi teléfono sonó casi instantáneamente.
Nicole:
¿Me estas jodiendo? ¿Él está allí? ¿Dónde ha estado? ¿Cómo se
ve? ¡Está saliendo con ella o solo como cita de la boda? ¿Por qué no
me llamaste?
Yo:
¡No te llamé porque estoy jodidamente enloqueciendo! La última
cosa que necesito es alguien entrando al baño mientras estoy hablando
mierda de Noviazilla y la imbécil de honor. Solo hablé con él
brevemente. Dice que está aquí con ella. Que no está saliendo con ella.
Estoy muy segura de que esta en la marina o algo porque está en
uniforme. ¡Por cierto se ve increíble!
Nicole:
#1 Cálmate. #2 ¡Por favor dime que te ves caliente!
Yo:
Bueno, decir que me veo bien… ¡¡RISAS!! Casi me desmayé
cuando me di cuenta que era él. O estoy segura de cómo me veo. La
mejor descripción probablemente sería Desastrosa.
Nicole:
Todo va a salir bien. Vas a estar bien. Deja de asustarte y
contrólate. Necesitas sacar tu trasero allá afuera y hablar con él.
Yo:
No puedo ir y hablar con él. Debería estarme dirigiendo a la suite
nupcial para tomar esas malditas fotos. ¿Porque esto siempre me pasa a
mí?
Nicole:
¿Tienes un descanso? ¿Cualquier oportunidad de escabullirte y
hablar con él?
Yo:
Tengo que irme. Trataré de escribirte más tarde y mantenerte
informada.
Puse mi teléfono de vuelta en mi bolsa de la cámara, me
recompuse, y dejé el cubículo del baño. Caminé hacia el espejo para
ver exactamente como me veía.
—¡Maldito Infierno! —dije en voz alta—. Qué manera de dejar una
impresión en Garrett, Leila —farfullé mientras miraba al espejo. Me
incliné sobre el tocador para tener un mejor vistazo de mi misma—.
Maldición, pareces la muerte entibiada. —Coloqué el estuche de la
cámara en el mostrador y escarbé buscando mi labial, rubor y
delineador de ojos esperando que me ayudaran en esta situación. La
única cosa que me iba a ayudar era un Milagro de Navidad, y estaba
fuera de suerte porque apenas era septiembre.
Pensamientos sobre nuestro encuentro corrían por mi cabeza.
Chico, podría haberlo manejado mejor. Había ensayado en mi cabeza
lo que le iba a decir probablemente millones de veces. Había tantas
cosas que quería decirle, tantas cosas que quería contarle.
Garrett era la última persona que habría esperado ver en una
boda en la que estaba trabajando. Él se había desvanecido de la faz
de la tierra después de nuestro rompimiento. Nuestros amigos en común
nunca mencionaron su nombre ni una vez.
Después de que Garrett se fue, me separé del mundo. Me rehusé
a dejar mi habitación por casi tres meses. Mi mamá se preocupó tanto
por mí. Había empezado a traer mi comida a la habitación y sentarse
allí a verme comer. No le hablaba a nadie, ni siquiera a Nicole.
Debió de haberme llamado y escrito cincuenta veces al día.
Algunas veces solo oprimiría el botón de ignorar en mi teléfono, mientras
que otras veces lo apagaba por completo. Estaba de suerte si dormía
tres o cuatro horas en las noches. Había perdido casi cinco kilos, y me
veía como un zombi.
Entonces un día, Nicole orquestó su propia versión de una
intervención…
Nicole se apareció en mi puerta en agosto. Estaba tirada en mi
cama mirando las fotos de Garrett y yo, como lo hacía cada día. Debía
de haber tocado el timbre unas cien veces. Eventualmente, vino por la
parte de atrás de la casa y se paró directamente debajo de mi
ventana. Empezó a gritar a toda voz: —¡Leila, si no abres esa maldita
puerta, entraré a patadas!
Fui a la ventana y la abrí: —¡Vete! —grité y cerré otra vez la
ventana.
—No, no me iré. Te has sentado en tu habitación sintiendo lastima
de ti misma por suficiente tiempo. O me dejas entrar o derrumbo la
puerta. —Me gritó de regreso.
Podía decir por su tono que hablaba en serio. Salí de mi
habitación y bajé las escaleras, preocupada de que fuera a tumbar la
puerta. También estaba preocupada de que mis vecinos llamaran a la
policía.
Abrí la puerta y ella se encontraba inclinada contra el marco de
la puerta con los brazos cruzados.
—Bueno, ya era la maldita hora. —Chasqueó.
Entró y marchó dentro de mi cocina, y la seguí. Se sentó sobre el
mostrador de la cocina. Se veía absolutamente furiosa.
—Muy bien Leila, suficiente es suficiente. Sé que el rompió tu
corazón, pero tienes que seguir adelante. ¡Se supone que empiezas en
la WSU en tres semanas!
La miré, con mi cabeza hacia abajo dije vergonzosamente:
—No voy a ir.
—¿Disculpa? Creo que podría haberte oído mal. ¿Acabas de
decir que no vas a ir?
—Sí, me oíste. ¡No voy a ir! —dije con un poco de más confianza
en mi voz.
—¡Oh, jodidamente vas a ir! —dijo mientras bajaba del mostrador,
haciendo su camino hasta mi lado en la cocina—. Si tengo que
mudarme a los dormitorios contigo y llevarte a cada una de tus clases,
lo haré.
Le di una mirada divertida y comencé a reír.
Se acercó y puso su brazo a mí alrededor. —Te quiero, Leila. Pero
en serio necesitas recomponerte. Esta no es la manera de vivir tu vida…
Un sonido proveniente del vestíbulo me despertó de mi recuerdo.
Me di una larga mirada en el espejo, me aseguré de estar presentable y
me encaminé a la suite nupcial. Sabía que tenía que ser cordial con
Susan y Marie aunque eso me matara. La reputación de Katie estaba en
la cuerda, no la mía. Toqué la puerta y asomé mi cabeza.
—Hola, Susan —dije amablemente—.¿Estas lista para colocarte el
vestido?
Miró a la puerta y espetó. —Sí.
Entré en la habitación e inmediatamente sentí la animosidad
entre Susan, Marie y yo. Cristo, ¿es que estas dos van a ser unas perras
todo el maldito día?
Traducido por dkct21
Corregido por Lexie

El resto del día fue bastante bien. Traté de ser lo más amable
posible con las gemelas imbéciles y mantuve una sonrisa falsa
estampada en mi cara todo el tiempo. También traté de mantener mi
distancia con Garrett. Aunque, él era la cita de Marie, no estaba en el
cortejo nupcial, y la mayor parte del tiempo estaba por el bar mientras
yo tomaba las fotos formales de la fiesta. El vino de vez en cuando a ver
si Marie necesitaba o quería algo. Envolvió sus brazos alrededor de ella y
susurró en su oído. Ella soltó una carcajada ruidosa y desagradable que
hizo que todo el mundo girara su atención a ellos. Miré en su dirección y
noté sus ojos en mí, rápidamente miré a otro lado.
Unas pocas veces durante el día, lo atrapé mirándome. Las
mariposas en mi estómago se volvieron locas. Me sorprendía que
después de todo este tiempo el siguiera teniendo ese efecto en mí.
Podía decir por la mirada en sus ojos y el tono de su voz que el ya
llevaba unas cuantas bebidas encima. Siempre había sido capaz de
notar cuando él había bebido, inclusive si había sido solo una. Siempre
había estado impresionado por eso y lo llamaba uno de mis muchos
talentos…
Viéndolo así me hacía pensar en la vez en que salimos a nuestra
primera cita de San Valentín.
Habíamos estado saliendo por tres meses. Garrett optó por no ir a
la universidad cuando fue contratado a tiempo completo por una
compañía local de periódicos. A pesar de que estaba a poca distancia
de su casa, ahorró suficiente dinero para comprarse un carro. No era
nada elegante. Es más, estaba un poco golpeado, pero lo llevaba del
punto A al punto B y eso era todo lo que importaba. Usualmente su
punto A era su casa y su punto B mi casa.
Me llamó y me dijo que venía en camino para buscarme, y que
tenía algo especial planeado para nosotros. De buenas a primeras,
pude decir que algo era diferente en su voz. Cuando apareció en mi
casa, olí la cerveza rancia en él. Lo empujé fuera de la puerta y le grité
que mi mamá que estaría en casa a las once. Corrí a su carro y me metí
en el asiento del conductor, aunque solo tenía mi licencia de aprendiz
en ese entonces. No iba a dejarlo ser atrapado manejando borracho,
cuando yo podía manejar perfectamente.
Me giré hacia él y comencé a gritar: ——¿Estás loco? ¿Estas
manejando después de haber estado bebiendo? ¡Es el Día de San
Valentín, sabes que los policías van a estar en toda su fuerza! ¡Y ni
siquiera eres lo suficientemente mayor para beber!
—Vamos, Babe. No estés molesta —dijo con una adorable sonrisa
en su cara. Él se estiró y agarró mi mano, la llevó a su boca y besó la
parte posterior de ella.
Lo miré. Con una gran sonrisa en mi cara, dije: —Dios, te odio…
¿Adónde me estás llevando de todas maneras?
—Es una sorpresa.
—Bueno quizás quieras decirme acerca de esta sorpresa ya que
yo soy quien está manejando.
—Está bien, conduce hasta Wales Park —replicó.
—¿Wales Park? ¿Está jodidamente congelado allá fuera y tú
quieres ir a un parque? —Le pregunté con dudas en mi voz.
—No te preocupes, Babe, te mantendré caliente —Guiñó y me
dio una enorme sonrisa que me hizo reír.
Seamos claros aquí, aunque solo tenía dieciséis años, Garrett no
era mi primer compañero sexual. La mayoría de los niños de mi edad
estaban experimentando con drogas y alcohol y entonces ahí estaba
yo, experimentando con sexo. Así que sabía exactamente a qué se
refería el con “mantenerme caliente”.
—Oh, ¿en serio? ¿Y qué te hace pensar que quiero que me
mantengas caliente? Entramos en el parque y encontré un puesto
cerca de las vías del ferrocarril. Tomó mi mano y me acerco a él. Puso su
rostro contra el mío e inspiro profundamente.
—Dios, amo el olor de tu cabello —Dijo mientras enterraba su cara
en mi cabello.
Lo empujé. —Solo estás diciendo eso para entrar en mis
pantalones —dije sonriendo de oreja a oreja.
Se inclinó hasta el asiento de atrás y sacó una bolsa de regalo. Le
di una mirada confundida.
—Feliz Día de San Valentín, Babe —dijo.
—Dijiste que nada de regalos —repliqué, golpeando su pecho.
—No, dije, que no quería que me compraras ningún regalo. No
dije nada de no conseguirte algo a ti. Además, lo hice. No me costó
nada.
Mientras metía mi mano dentro de la bolsa dijo: —Ten cuidado,
podría cortarte.
Le di una mirada confundida y busqué en la bolsa. Saqué un
corazón hecho de alambre de púas pintado de rojo.
—¿Te gusta? —preguntó con entusiasmo.
—¡Me encanta!—Envolví mis brazos alrededor de él y le di un
enorme abrazo.
Se retiró lentamente y me miró justo a los ojos. –Babe, necesito
decirte algo.
Sentí a mi corazón saltarse un latido, mis palmas comenzaron a
sudar y me estaba sintiendo ansiosa. —¿Qué? —dije mientras mi voz se
quebraba.
——¿Por qué te ves tan nerviosa? —Rió.
—Porque… ¡me estás asustando!
Pasó sus manos a través de mi cabello y exhaló. —Estos últimos
meses han sido increíbles. Nunca me he sentido de esta manera por
alguna otra chica.
Tragué duro, sin saber que decir o hacer. Mientras empezaba a
hablar el colocó sus dedos sobre mis labios.
—Shhh… Déjame terminar. Leila, nunca le he dicho esto a nadie
antes… Te amo.
De repente sentí un toque en mi hombro. Me sacudí para ver a
Tony, el DJ parado allí.
—¿Estas lista para tomar fotos? Ya casi es el momento de que el
novio y la novia sean anunciados.
—Sí, estoy lista.
—¡Genial!
Una vez que Tony reunió al cortejo nupcial y los tuvo en línea para
sus introducciones, hice mi camino al salón de recepción. Mis ojos
escanearon la habitación, buscando a Garrett. Lo encontré con un
grupo de chicos en el bar. Parecía como si estuvieran tomando tragos
de tequila. Le di una sonrisa y continué caminando. El devolvió la sonrisa
y regresó a beber. Revisé mi reloj. Eran casi las 5:30pm. Ok. Puedes hacer
esto, solo cuatro horas más. Vas bien.
El resto de la noche pasó muy rápido, el servicio de este lugar lo
tenía todo organizado. La siguiente vez que chequé mi reloj ya casi era
hora de irme. Estaba esperando el final del día. Me era difícil ver a
Garrett y Marie sobre el otro en la pista de baile. El enterró la cara en su
cabello y luego me miró, haciéndome sentir muy incómoda. Marie
parecía disfrutar haciendo alarde de su atención hacia mí. Estaban
frotándose en la pista de baile, y los ojos de ella siempre estuvieron en
mí. Era casi como si supiera que Garrett y yo teníamos historia, o solo era
una súper perra que quería mostrarme que el chico más caliente en la
habitación estaba con ella. De cualquier manera, me estaba poniendo
de nervios, y estaba más que lista para salir de ahí.
Tan pronto como mi reloj dio las 9:30 pm, reuní mis cosas y me
alisté para irme a mi auto. Primero me aseguré de que Garrett estuviera
en el patio, y luego hice mi movida. Generalmente paso a despedirme
del novio y la novia, pero en este caso, no había manera en el infierno
de que hiciera eso.
Mientras caminaba a mi auto, noté que la temperatura debía de
haber bajado unos buenos veinte grados desde la tarde. Temblé y me
dije que debería empezar a mantener una chaqueta en la parte de
atrás del carro. Cuando apenas había alcanzado mi Honda y abierto la
puerta, escuché: —¡Leila! ¡Espera!—Giré en shock para ver a Garrett
corriendo a través del estacionamiento.
Bajé mi cabeza y susurré: —Joder, estaba tan cerca de escapar.
Aparentemente, mi perfecto plan de escape falló.
—Así que, ¿ni siquiera ibas a decir adiós? —dijo mientras trotaba a
mi carro.
—Bueno, no quería molestarte a ti ni a la imbécil de honor. Estaba
sobre ti como una mosca a la mierda toda la noche. ¿Ella sabe quién
soy?
—No, ella no sabe sobre ti. Solo se volvió muy posesiva cuando
notó a una hermosa y soltera mujer mirándome. Y como te dije antes
solo estoy aquí con ella.
—¿Qué te hace pensar que estoy soltera? Y para que sepas no te
estaba mirando, así que por favor no te halagues. —Chasqueé.
Hizo una mueca de dolor ante mis palabras.
—Um… solo lo asumí porque, no vi ningún anillo en tu dedo. Aww,
mierda Leila. Eso no salió bien. Solo pensé que estabas soltera. Me
disculpo si estas saliendo con alguien —tartamudeó.
—Bueno, puedes decirle a la imbécil de honor que no se
preocupe, eres todo suyo —dije en un tono enojado y me giré
abruptamente hacia mi carro para irme.
Sus palabras me detuvieron. —Babe… yo…yo… quiero decir Leila,
lo siento. No quise molestarte. Por favor no te vayas molesta.
Dejando caer mi cabeza dije: —Garrett, no me estoy yendo
molesta, solo me estoy yendo. No quiero tener que decir adiós otra vez.
La última vez que dijimos adiós casi me mato. No es que hubieras sabido
o te haya importado la verdad. —Estaba tratando tan fuerte de detener
las lágrimas que estaban llenando mis ojos.
Sentí su cuerpo moviéndose hacia mí, llenando la brecha entre
nosotros. Las mariposas comenzaron a alzarse en mi estómago otra vez.
—¿Estás segura de que estas bien? —preguntó mientras
gentilmente tocaba mi hombro.
Me encogí fuera de su mano. —Sí, estoy bien. Estoy cansada. Ha
sido un día muy largo y solo quiero irme a casa. Todavía tengo que
manejar una hora y media por delante y me gustaría tener algo de
tiempo para relajarme donde Danny.
—¿Danny? ¿Es tu novio?—preguntó en un tono molesto.
Giré para enfrentarlo. —No, Danny es el bar donde trabajo.
Usualmente tomo un par de bebidas antes de la cama para ayudarme
a dormir. No duermo mucho.
—Oh… fue muy bueno verte, Leila. —Se inclinó para darme un
abrazo, y pude oler el alcohol en él.
—Oh, ahí estas. ¡Te he estado buscando por todas partes!—
Ambos nos congelamos. Miré sobre su hombro para ver a Marie
dándome una mirada de muerte mientras caminaba hacia nosotros.
Garrett giró abruptamente. —Solo estaba acompañando a Lei-
yo… quiero decir, a la fotógrafa a su auto. Está oscuro aquí afuera y
quería asegurarme de que llegara bien.
—Bueno, ¡obviamente está en su auto y me parece que está muy
bien! ¿Podemos entrar ahora? Es la boda de mi hermana y no deberías
ser visto con la ayuda contratada—Se burló.
Los ojos de él escanearon los míos. Asentí y dije quedamente con
un temblor en mi voz: —Estoy bien, vete.
—Fue muy bueno verte —susurró.
Mientras comenzó a caminar lejos, me metí en mi auto e
inmediatamente encendí la calefacción. Ahora estaba congelada
hasta los huesos, aunque no estaba segura si era por el aire frio. No
podía salir de allí lo suficientemente rápido. Me tomó diez segundos salir
del puesto de estacionamiento antes de que las lágrimas comenzaran a
caer.
Mientras manejaba lejos, encendí la radio para mantener mi
mente lejos de lo que acababa de pasar, pero Katy Perry estaba
cantando The One That Got Away.
—En serio, ¡de todas las canciones que tocan en la radio, esta
canción tiene que estar sonando ahora!—dije en voz alta. Lágrimas se
acumulaban en mis ojos, y apenas podía ver la carretera. Me detuve y
abrí la ventana para dejar entrar algo de aire fresco. Empecé a sentir el
inicio de una hiperventilación.
Conocía ese sentimiento demasiado bien. Después de una de
nuestras peleas, Garrett se apareció en mi puerta inesperadamente. No
habíamos hablado en unos días, y podía decir que había estado
bebiendo otra vez. Sus bebidas se habían vuelto más y más frecuentes.
Se veía atormentado. Su cabello estaba desordenado. La mirada en sus
ojos me decía que él no había dormido en días. Me rogó que tomara un
paseo con él. Nos metimos en el auto, y manejó como un murciélago
fuera del infierno. No habló ni me miró, pero sabía exactamente a
donde nos dirigíamos.
Estacionó en “nuestro” lugar en Wales Park. Habíamos pasado
tanto tiempo allí, tomando largas caminatas, festejando con nuestros
amigos y todas las veces solo vendríamos aquí para estar solos y hacer
el amor en el asiento trasero de su auto.
Las cosas no habían estado bien entre nosotros por un tiempo.
Ambos estábamos en negación, luchando por salvar nuestro amor. La
brecha entre nosotros se estaba volviendo más y más grande. Se sentía
como si ya lo hubiera perdido. Podía sentir su furia y resentimiento hacia
mí. Dijo que yo había roto su confianza, y que cuando me miraba, se
sentía enfermo del estómago. Me disculpé una y otra vez. Le rogué que
me dejara reparar las cosas entre nosotros. Lo amaba, y nuestro amor
podría sobrevivir esto.
Un flash de luz me despertó de la niebla en la que estaba. Un
oficial de policía se había detenido en mi puerta del lado del
conductor.
—¿Está bien, señorita?
—Sí, oficial estoy bien. Solo me detuve porque me estaba
durmiendo.
—Está bien. Solo quería asegurarme de que estuviera bien. No se
quede aquí mucho tiempo, no es seguro.
Se fue, y encendí la luz dentro de mi auto. Ajusté mi espejo
retrovisor para tomar un buen vistazo de mi misma.
—Jódeme —bufé—, ¿Por qué siempre dejo que Garrett tome lo
mejor de mí? —Busqué en el estuche de la cámara mi teléfono. Una vez
que lo encontré, inmediatamente le envié un texto a Nicole.
Yo:
Bueno, apenas sobreviví a esa boda. Encuéntrame donde Danny
en dos horas. Necesito como cinco tragos de tequila después del día
que tuve.

Nicole:
Estaré allí. ¿Pudiste hablar con él?
Yo:
Larga historia. Te veré pronto.
Regresé a la carretera y decidí dejar la radio apagada esta vez.
Me alabé a mí misma por llegar a casa sin más lágrimas. Lo hice en
buen tiempo y regresé a casa con veinte minutos de sobra. Me dirigí a
mi apartamento para refrescarme, solo podía imaginarme como lucía.
Aunque Danny no era un lugar elegante nadie debería verse en público
de la manera en que yo estaba. Comencé a buscar a través de mi
closet por mi par de jeans favoritos y una de mis sudaderas de WSU.
Rápidamente me cambie de ropa y fui hacia el baño.
—Urgh…—Suspiré—. Te ves como si un camión Mack te hubiera
atropellado.
Reaplique mi maquillaje, coloqué mi pelo en una coleta y puse
una gorra de beisbol sobre mi cabeza. Me detuve en el refrigerador
para tomar una lata de soda y le di a Molly un poco de comida.
Revisé la hora, apague todas las luces excepto la de la cocina y
baje las escaleras hacia Danny. Podía escuchar la música sonando y
me pregunté si algunos de los regulares estarían esta noche. Necesitaba
a mis chicas conmigo.
Mientras pasaba por la entrada de empleados, el calor me
golpeó como una pared de ladrillos. Estaba arrepintiéndome de
haberme colocado una sudadera. Se sentía como si estuviera a cien
grados en Danny’s. Todos los cuerpos en la pista de baile habían
calentado el lugar. Danny era un bar de tamaño decente. Mientras
caminabas por la entrada principal, la pista de baile estaba
directamente frente a ti con luces estroboscópicas parpadeantes en el
techo. A la derecha estaba el bar, suficientemente largo para
veinticinco taburetes de bar. La pared que estaba justo detrás del bar
albergaba espejos y estantes y estantes de licor. Directamente arriba
del bar estaba un estandarte que promocionaba Corona Beer en
amarillo brillante y azul. A lo largo de la pared frontal, al lado de la
entrada principal, había seis mesas altas con tres o cuatro asientos. A la
izquierda había una hilera de cabinas hasta la pared opuesta. En las
paredes a través del bar, había espejos que promocionaban diferentes
cervezas y licores. Los espejos se veían como si fuesen de los tardíos
ochentas o tempranos noventa.
Escaneé la pista de baile e identifique a Hillary inmediatamente.
Estaba vistiendo un par de jeans negros, con una camisa blanca
ajustada y botas negras hasta sus rodillas. Tenía un cabello liso perfecto,
rubio platino con mechones negros por debajo y su cabello colgaba
por el medio de su espalda. Nos conocimos en Danny’s y nos llevamos
bien inmediatamente porque ambas tenemos el mismo sentido del
humor sarcástico. Ella ha sido una regular desde que comencé a
trabajar aquí. Nos la pasábamos mucho en el bar y frecuentemente nos
preguntaban si éramos hermanas. Siempre reíamos porque simplemente
no lo veíamos.
Me vio entrar y comenzó a saludar. Sabía que quería que me le
uniera en la pista de baile. Le hice señas de que primero iría al bar. Me
dio una mirada preocupada e inmediatamente dejó la pista para
dirigirse a mí. Alcanzamos el bar al mismo tiempo.
—¿Estás bien, cariño? —Preguntó Hillary con una mirada
preocupada.
—Sí, estoy bien. He tenido un día rudo. Nada que un par de tragos
de tequila no puedan curar. —Suspiré mientras me subía a un taburete.
Hillary lanzó su mano para atrapar la atención de Danny. —Hey,
¿qué tienen que hacer dos hermosas damas para tener una bebida
aquí?
Danny giró y nos disparó una sonrisa.
Hillary le gritó: —¡Dos tragos de tequila! —Se giró hacia mí y vio el
semblante hosco de mi cara—. ¡Danny! ¡Mejor que sean cuatro!
—Sí, sí, sí. Mantén tus pantalones allí—respondió Danny
juguetonamente.
A través del bar vi a Nicole entrar. Era como de cinco pies y seis
pulgadas de alto, con un cabello liso y rubio de longitud mediana. Tenía
los ojos azules más azules que he visto. Usaba pantalones ajustados y un
top negro de corte bajo con tacones de aguja. Cada chico en el lugar
giró su cabeza mientras caminaba, pero ella no notó a ninguno de ellos.
Vino detrás de mí y me dio un enorme abrazo de oso. Ella es una de las
pocas personas a las que dejo abrazarme. Tengo un problema con el
espacio personal y no doy abrazos libremente.
—Oh cariño, ¿estás bien?—preguntó.
—Estoy bien. Tuve una pequeña crisis en el auto de camino a
casa, pero estoy bien ahora. Solo necesito algo de tequila en mi sistema
para hacer que el dolor se vaya.
—¿Estás segura de que quieres hacer eso? Sabes que el tequila y
tú no se llevan bien —dijo con agitación en su voz.
—Eso es por lo que estás aquí tonta, para mantenerme en la raya
—Reí golpeándola con mi hombro ligeramente.
—Sí, bueno… te he visto con tequila. Ni siquiera yo puedo
controlarte.
—¡Danny! ¡Haz seis tragos!—Vociferó Hillary.
Mientras Hillary esperaba por nuestros tragos, Nicole me llevó al
baño de damas y me pidió que le contara lo que pasó en la boda. Le
dije todo lo que paso desde el momento en que descubrí que Garrett
estaba allí. Todo el día me había enviado en picado. Ver a Garrett en la
boda con ella. Él bailando con ella pero mirándome a mí y luego
persiguiéndome. Estaba confundida por sus acciones, y en serio
necesitaba un trago. Solo quería olvidar que este día había pasado.
Hillary estaba esperando por nosotras con los tragos. Ya tenía uno
en su mano para mí para el momento en el que llegué al bar. –Aquí
tienes, cariño. En serio parece como si necesitaras uno de esto.
Tomé el chupito de ella. —Oh, no tienes ni idea —,dije sonriendo.
Miré a Nicole y estaba sacudiendo su cabeza con desaprobación.
Cerca de veinte minutos y cinco tragos después el tequila estaba
fluyendo por mis venas. El tequila siempre había sido mi bebida de
elección ya que era fuerte y me emborrachaba rápidamente. Lo había
estado usando por años como curitas para reparar mi corazón roto.
Hillary, Nicole y yo eventualmente terminamos en la pista de baile.
Estábamos riendo y pasando un buen rato como si nada nos importara.
Había un montón de universitarios en el bar, y vi a un grupo de
jugadores de futbol viéndonos bailar. Tome la mano de Hillary y
comencé a bailar seductoramente con ella. Ella también vio a los
jugadores y me siguió la corriente. Estaba moviendo su cuerpo arriba y
abajo por el mío y agarró mi trasero mientras ellos comenzaron a gritar y
silbar.
Saqué mi mano y apunté a uno de ellos señalándole que viniera a
bailar conmigo. Se levantó de su asiento haciendo su camino hacia mí.
Coloqué mis brazos alrededor de su cuello y comencé a mover mis
caderas en movimientos circulares. Colocando sus manos sobre mi
cintura comenzó a mover sus caderas de la misma manera. Girándome
empecé a restregar mi trasero sobre su entrepierna. Movió sus manos a
mi torso, y podía sentir su respiración acelerarse. Mi centro estaba
zumbando. La combinación de alcohol, música y sus manos me
estaban llevando sobre el borde.
Nuestro baile fue interrumpido por Nicole. —¿Puedo llevármela
por un minuto? —Chasqueó con un tono condescendiente en su voz.
Me sacó de la pista de baile por mi muñeca y susurró molesta en mi
oído—. Dormir con el esta noche no te hará sentir mejor. Tú crees que
estás pensando razonablemente pero no es así.
Le di una sonrisa tonta y arrastrando las palabras dije: —No voy a
dormir con él. ¿Crees que soy una puta?
—Leila, te conozco mejor que tú misma. Eres autodestructiva,
especialmente cuando se trata de Garrett —dijo airadamente.
Eché mi cabeza hacia atrás y rodé mis ojos. —No eres mi madre.
Así que puedes dejar de actuar como ella.
—Bueno, ¡cuando dejes de actuar como una niña, lo hare!—dijo
elevando la voz.
Miró a mi compañero de baile que ahora estaba bailando con
Hillary. Los ojos de Nicole se encontraron con los míos otra vez. Le di una
pequeña sonrisa.
—¡Ugh!—Exhaló ruidosamente y se fue enfurecida. Me encogí de
hombros mientras la miré caminar por la puerta principal y bailé de
regreso a donde estaban ellos.
La música paró, y él me preguntó si quería volver a su mesa, y yo
estaba feliz de complacerlo. Mientras nos ordenaba un par de bebidas,
me senté en su regazo, besando su cuello. Me dijo que su nombre era
Adam y que era la estrella quarterback en WSU.
—¿En serio? Me gradué de la WSU la primavera pasada. No
puedo creer que nunca nos encontráramos antes —dije jugado con su
cabello seductoramente.
—Sí, deberías venir a verme jugar el próximo fin de semana. —Sus
ojos se iluminaron.
Puse mi boca sobre su oreja y susurré: —En realidad no me gusta
el futbol, pero si quieres venir a mi piso, podemos jugar otra cosa.
Con una mirada de agradable sorpresa en su cara, tomó su
chaqueta sin vacilar. Se despidió de sus amigos, tomándolo de la mano
lo guié por la puerta trasera.
Sus brazos me envolvieron apretadamente, besando mi cuello
mientras subíamos por las escaleras hasta mi apartamento. Desbloqueé
mi puerta y tiré mi bolso en el mostrador de la cocina.
Giré susurrando en su oreja. —Estoy tan caliente por ti. —Arrastré
las palabras.
El apenas podía coger aliento. Besé su cuello, y puse mi mano en
el frente de sus pantalones.
—Ya estas duro para mí —Reí en su oreja.
Trató de ralentizarme, pero no había manera de detenerme. Era
autodestructiva por segundos. Esto no era nada nuevo. Era como lo
había manejado desde que Garrett se fue. Los cuatro años en WSU
consistieron en acostarme con tantos hombres como pudiera. Usaba el
alcohol y el sexo para aliviar mi dolor.
Mientras nos dirigíamos a mi habitación, ya lo tenía
prácticamente desnudo, excepto por sus boxers. Lo empujé sobre la
cama, me arrastré sobre él y me senté a horcajadas sobre sus caderas.
Me arranqué mi sudadera y mi sostén, agarré sus manos y las coloqué
en mis pechos. Empezó a jugar con mis pezones. Comencé a
retorcerme sobre él mientras desabrochaba mis jeans y colocaba sus
manos en el frente de mis pantalones.
—¿Puedes sentir cuan mojada estoy por ti? —gemí.
Movió sus dedos más abajo por mis pantalones y frotó mi clítoris.
Moviendo su mano más abajo enterró sus dedos en mi vagina. Arqueé
mi espalda para darle mejor acceso.
—Oh Adam —gemí—. Estoy tan caliente ahora. Fóllame, por
favor.
—¿Tienes algún condón? —Jadeó.
Ese comentario me detuvo en seco. Rodé mis ojos hacia él. —¿No
eres el quarterback estrella? ¿No deberías tener un suministro ilimitado
de ellos?
—Bueno, no estaba esperando tener sexo esta noche.
Me bajé de él y fui hasta mi baño. Regrese ondeando un condón
en mi mano. —Eres afortunado amigo. No voy a quedar embarazada
por un rollo de una noche —dije con una media sonrisa en mi cara.
Sabía muy dentro de mí que lo habría follado inclusive si no tenía un
condón. En realidad no tenía miedo de quedar embarazada. Había
estado tomando la pastilla desde que comencé la universidad. Prefería
tener sexo sin condón, pero trataba de estar doblemente segura en lo
que concernía al sexo. Ciertamente esta no había sido la primera vez en
la que pasaba por alto el uso del condón.
Arrojé el condón en la cama y me acosté a su lado. Tiré de sus
boxers y su pene salió libre. Comencé a besar su pecho y acariciarlo
causando que su cuerpo temblara. Lentamente corrí mi lengua abajo
por su pecho. Su cuerpo sabía a sal y colonia. Continúe abajo por su
cuerpo pasando su estómago y burlándome de su pene con mi boca,
lamiendo la cabeza. El empujó sus caderas hacia arriba mientras corría
mi lengua arriba por un lado de su pene y abajo por el otro. Me bajé y
comencé a lamer sus bolas. Tomó mi cabello y me dirigió hacia él.
—Ah… me estas volviendo loco —dijo en éxtasis.
Trató de besarme, pero giré mi cabeza.
—Vamos, déjame besarte. Necesito sentir mi lengua en tu boca.
—Hare cualquier cosa menos besar —dije. Nunca he besado a
ninguno de los hombres con los que he estado. El besar para mí era un
acto íntimo. Esto era solo sexo. Me mantenía alejada de cualquier
conexión emocional. Esto era puramente físico.
Arrancó mis pantalones y lentamente quitó mi ropa interior.
Moviéndose hacia abajo por mi cuerpo colocó su mano entre mis
piernas y comenzó a frotar mi clítoris otra vez. Mi corazón latía como si
fuese a salir de mi pecho. Quería que me follara. Necesitaba sentirlo
dentro de mí.
—Acuéstate. —Le susurré.
Agarrando el condón de mi cama, lo abrí rápidamente lo deslicé
por su tallo. Posicionándome sobre el lentamente comencé a meterlo
dentro de mí. Una vez que lo había tomado del todo, comencé a
mover mis caderas en movimientos circulares.
—Sí, nena así. Se siente tan bien —gimió con sus ojos cerrados.
Tomé sus manos y las coloqué de vuelta a mis senos. Adoraba la
sensación de mis pezones siendo tocados. Solamente eso podría
llevarme al orgasmo. Pero con la cantidad de alcohol en mi sistema,
necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir esta noche.
De repente Adam me dio la vuelta. Estaba en cuatro. Mi trasero
estaba en el aire y mi peso sobre mis brazos. Frotó sus manos sobre todo
mi cuerpo. —Eres tan malditamente caliente.
Mi cabeza comenzó a girar. Cerré mis ojos por un segundo y
peleé contra las lágrimas. Pensamientos de Garrett en la boda surgieron
en mi mente. Él pasando el rato con ella en la pista de baile. Sus ojos
viéndome. Sentí ira y celos creciendo dentro de mí. Esa maldita perra no
lo merecía. Me estiré para agarrar su pene, y con fuerza lo empujé
dentro de mí. Quería a Garrett fuera de mi cabeza.
Con el pene de Adam bien profundo en mí, esperé que pudiera
borrar cualquier pensamiento de Garrett. Empujé con fuerza contra sus
caderas enterrándolo dentro de mí. Estaba desesperada por llenar el
agujero en mi corazón. Sexo vacio y sin sentido era la única manera que
conocía para aliviarme… Bueno eso y beber.
El comenzó a penetrarme más rápido y fuerte. Tomé su mano y la
coloqué en mi clítoris. Comenzó a frotarlo en pequeños movimientos
circulares mientras yo gemía. Tiré mi cabeza hacia atrás. —Ahhhhh…
Adam, hazme llegar… Por favor… Hazme llegar.
Podía sentir mi orgasmo construyéndose. Esto era exactamente lo
que estaba buscando, ese momento de liberación y la sensación de
completa euforia donde nada más importaba a mi alrededor. Todo mi
dolor y daño desaparecerían por un rápido momento, y me sentiría
completa otra vez.
—Más fuerte, más rápido —demandé.
—Cielos, nena, cálmate. Tenemos toda la noche —dijo de vuelta.
Comencé a moverme contra él.
—Ahhhh… Si… Voy a llegar. —Su voz era un gruñido profundo.
Ambos estábamos alcanzando el clímax al mismo tiempo.
Comencé a jadear.
—Vamos fóllame duro. Más duro, Garrett, más duro —grité.
De repente, se detuvo. Salió de mí rápidamente. —¿Como me
acabas de llamar?
—¿Qué? ¿Que dije? —Jadeé, aún aturdida.
—Me acabas de llamar Garrett —dijo molesto.
Giré sobre mi espalda. —¡No! No lo hice. —Mi voz a la defensiva.
—¡Si! Lo hiciste —Su voz ahora elevada a un grito… —. Joder,
sabía que estabas borracha pero, ¡no pensé que en realidad estabas
pensando en otro tipo mientras me follabas!
—¡No! No te preocupes por eso. Es… Él es mi ex… Me encontré
con el esta noche, no estaba pensando en él… Por favor… vuelve a la
cama —lloriqueé.
Ya se estaba colocando su ropa. Estaba furioso. —¡Jódete! —dijo
mientras salía de mi habitación y un momento después escuché
cerrarse de golpe la puerta de mi apartamento.
Tiré mis manos sobre mi cara y grité a toda voz:—¡Joder! ¡Maldita
mierda! —Golpeé el colchón con mis puños.
Me desperté con el sonido de Molly ronroneando en mi cara y mi
teléfono zumbando. Alcancé el teléfono para ver un mensaje de texto
de Nicole.
Nicole:
Entonces… ¿Como estuvo tú estrella de futbol? ¿Anotó un
touchdown?
Yo:
¡¡¡No es gracioso!!!!
Nicole:
Aww… Vamos, es un poco gracioso.
Dejé mi teléfono abajo, rodé y cerré mis ojos. Me hice consciente
de lo que se sentía como una fotografía en mi cama. Tomé el objeto,
abrí mis ojos y los levanté a mi cara. Era una foto de Garrett y yo en mi
baile de graduación. Me di cuenta de que toda mi cama estaba
cubierta con fotos, cartas y tarjetas. —Que ra…— Todo comenzó a
volver. Después de que Adam salió, mi comportamiento autodestructivo
continúo. Tome algo de vodka de la alacena y continúe bebiendo.
Busqué debajo de mi cama por la caja que contenía todos mis
recuerdos de Garrett. Cada tarjeta, nota, foto, inclusive el corazón que
hizo para nuestro primer Día de San Valentín estaba guardado allí. Esto
era todo lo que tenía de el ahora y por supuesto, mi corazón roto.
La siguiente foto que levanté era de Garrett y yo besándonos.
Tenía su guitarra acústica en la mano. La foto fue tomada una noche
cuando un montón de amigos habíamos festejado en Wales Park.
Todos los chicos habían armado una fogata, y las chicas habían
traído cosas para hacer S’mores. Era una bonita tarde de octubre y
todos estábamos envueltos en frazadas, sentados cerca del fuego para
mantenernos calientes.
Garrett pensó que sería divertido traer su guitarra acústica. Dijo
que podríamos cantar alrededor de la fogata como él había hecho en
un campamento cuando era niño. Todos estábamos pasando un buen
rato. Cantamos viejas canciones de los 80 y bebimos cerveza barata.
Una vez que terminamos de cantar “Living on a Prayer,” Garrett se puso
muy serio y todos guardaron silencio. Se puso de pie y dijo: —Quiero
dedicar esta canción al amor de mi vida. —Rasgueó la guitarra y
empezó a cantar: —Leila, me tienes de rodillas. Leila, estoy suplicando,
cariño por favor, Leila. —Lo miré y sonreí de oreja a oreja. Desde el
primer día que nos conocimos, siempre me había cantado esa canción.
Dijo que no importaba si mi nombre era deletreado de manera
diferente de la canción, todavía era mi canción.
Estaba sentada en mi cama con mis rodillas hasta mi pecho y mi
cabeza descansando en mis rodillas. Mi mente estaba corriendo. ¿Qué
carajos estaba haciendo? ¿Por qué continúo haciendo esto? Esto no
está ayudando.
Mi teléfono zumbo otra vez y me arrancó de mis pensamientos.
Podía sentir lágrimas bajando por mis mejillas otra vez.
El mensaje era de Nicole:
Nicole:
Voy para allá. Necesitas otra intervención.
Yo:
¡Estoy bien! No necesitas venir.
Nicole:
Muy tarde. Estoy en tu puerta, déjame entrar.
Rápidamente me dirigí a la puerta, recordando la última vez que
amenazó con una intervención y como casi pateó abajo mi puerta.
Mientras abría la puerta, Nicole estaba inclinada contra el marco de la
puerta con los brazos cruzados. De verdad que era un déjàvu.
—Bueno, buenos días o debería decir buenas tardes. —Podía
decir por el tono de su voz que no estaba impresionada por mi
comportamiento.
Se empujó a través de la puerta y se dirigió al sofá. –Así queee…
¿Cómo estuvo el Señor Estrella de Futbol… Él fue todo lo que
esperabas? ¿Cuándo te vas a dar cuenta de que lo que te estás
haciendo no te está ayudando, solo empeorándolo?
La miré y dejé escapar un enorme suspiro. —Lo sé, lo sé…
Mi estómago gruñó, y me di cuenta que no había comido por
casi veinticuatro horas.
—¿Podemos terminar esto en Danny’s? Estoy famélica.
Nicole me observó, sus ojos escaneando mi cuerpo de arriba a
abajo. —Sí, podemos pero mejor mete tu trasero en la ducha primero
porque te ves como la mierda.
Después de una larga ducha caliente, me sentía mejor. Me
coloqué un suéter cómodo y nos dirigimos abajo. Danny, que estaba
detrás del bar, me dio una sonrisa. —¿Como estuvo tu noche, Kid? —Rió.
—Ha, ha, ha, muy gracioso, Danny —dije sarcásticamente con
una sonrisa falsa en mi cara.
Nicole y yo tomamos la cabina en la esquina. Ambas agarramos
el menú y lo miramos. Había un silencio incomodo entre nosotras.
—Está bien, tienes razón —dije con un largo suspiro—. Siento que
me estoy ahogando —Me empecé a quebrar—. Cuando vi a Garrett
ayer sentí como si me hubieran golpeado en el estómago. Todos esos
sentimientos de hace cuatro años volvieron rápidamente a mí.
Nicole se levantó y se vino a mi lado de la cabina deslizándose
junto a mí. Puso su brazo a mí alrededor. —No te va a gustar lo que
tengo que decir. Creo que deberías hablar con alguien.
—Estoy hablando con alguien. Estoy hablando contigo —Sabía
muy bien a qué se refería con “hablar con alguien.”
—Leila, hablo en serio. Creo que necesitas terapia. Tú misma dijiste
que sentías como si estuvieras ahogándote. ¿Cuánto tiempo crees que
puedas continuar así? Estoy empezando a creer que eres una adicta al
sexo y alcohólica en marcha —dijo esto con pesar en sus ojos.
—¡Oh por favor! —dije riendo. Traté de reírme en serio pero muy dentro
de mí, comenzaba a pensar la misma cosa.
—¿Has hablado con tu mama últimamente? Sé que está
preocupada por ti. Me ha escrito una docena de veces esta semana.
Sacudí mi cabeza. —Sé que ha estado llamando como loca. Pero
no puedo lidiar con ella ahora. Quiere demasiado de mí. A veces siento
como si me estuviera sofocando.
Mientras comíamos nuestro almuerzo, evité hablar más sobre la
noche pasada. Traje a colación el nuevo chico que ella había
conocido en el trabajo. Me dijo que se llamaba Michael, y era el
supervisor de uno de los departamentos en su oficina. Podía decir que
estaba enamorada por la manera que se iluminaba cuando hablaba
de él. Habíamos de haber estado hablando por una hora cuando miró
a su reloj. —Mierda. Tengo que irme. Prométeme que pensaras sobre
hablar con alguien. Tienes un montón de problemas que resolver.
Rodé mis ojos a ella levantándome y dándole un gran abrazo.
—Gracias por siempre mantenerte al tanto de mi mierda.
Dándome un gran abrazo dijo: —Bueno alguien necesita hacerlo
porque lo estás haciendo horrible por tu cuenta —Liberó su agarre—. Te
llamaré esta noche —Mientras se alejaba giró apuntando su dedo a mí
—No voy a dejar ir esta cosa de la terapia
Asentí siguiéndole el juego. Me imaginé que si no peleaba ella lo
dejaría ir. Mientras me dirigía a mi apartamento las palabras adicta al
sexo y alcohólica en marcha se reproducían en mi mente como un
disco rayado. ¿Me había dejado ponerme tan mal?
—Rayos —dije en voz alta mientras corría mis manos por mi
cabello. Caminé por mi puerta y Molly estaba esperando por mí—.
HeyMolly, ¿me extrañaste? —Le sonreí. Pensamientos de mi
conversación con Nicole corrieron por mi mente otra vez—. Pfff,
terapia—bufé.
Moví el interruptor de luz en mi habitación. Todo lo que quería
hacer era arrastrarme a mi cama y terminar este día. Las últimas
veinticuatro horas habían sido emocionalmente agotadoras. Mientras
mis ojos escaneaban mi habitación en busca de mi bata, noté que
nunca limpié mi cama.
—Ugh. —Mi cama seguía cubierta con todos los recuerdos que
me perseguían. Recogiendo las fotos las coloqué de vuelta a su caja
mientras miraba rápidamente a algunas de ellas.
Algunas, las miraba y tocaba el rostro de Garrett. Nos veíamos tan
felices. ¿Como habíamos llegado a esto? Una lágrima caía de vez en
cuando por mi mejilla. Después de que todo estuvo en su caja, decidí
colocarla en la parte posterior de mi closet en vez de debajo de mi
cama. Sentía que eso me tentaría menos. En realidad tendría que hacer
un esfuerzo para sacar la caja.
Me arrastré debajo de las sabanas recostada sobre mi espalda en
la oscuridad. Cristo, en verdad he hecho mi vida un desastre. La
palabra terapia estaba sonando en mis oídos. Giré sobre mi costado
molesta. No necesito terapia.
Traducido SOS por kristel98
Corregido por Pily

Tuve una mala noche, sacudiéndome, dando vueltas y soñando


con los últimos cuatro años, todos los hombres, fiestas, alcohol y
desenfreno que había ocurrido. Me desperté con una sensación
inquietante en el estómago. Me levanté para ir al baño cuando pasé
por el espejo vi mi reflejo con el rabillo del ojo. Deteniéndome en el
espejo me miré fijamente. Parecía casi irreconocible de la chica en esas
fotos. Yo era mucho más delgada. Mis mejillas tenían un aspecto
hundido. Divertido que nunca lo había notado antes. Por supuesto,
había oscuros círculos violáceos bajo mis ojos. Casi me había
acostumbrado a ellos. ¿No es por eso que hicieron el corrector de
maquillaje? Con la realidad de mis miradas puestas, mi estómago dio un
vuelco. Corrí rápidamente del baño hacia la cocina. Me serví un vaso
grande de Coca-Cola Light para asentar mi estómago. Me paré en el
mostrador de la cocina por unos minutos mirando al vacío.
Mi celular comenzó a sonar y me trajo de vuelta. Rápidamente
regresé a mi habitación y cogí el teléfono.
—Hola, mamá.
—Bueno, ella finalmente contesta su teléfono.—El tono de su voz
me dijo que estaba enojada conmigo. Le prometí cuando me fui a la
universidad, que la llamaría cada dos días para informarla.
Inmediatamente dije:
—Lo siento por no haber llamado, tuve una boda la noche del
sábado y me dormí casi todo el día de ayer.
Estaba tratando de arreglar las cosas con ella. Mi madre
realmente amaba llevar las cosas desmesuradamente, sobre todo
cuando se trataba de mí. Una vez más me recordó la promesa que le
había hecho cuando me fui a la universidad.
—Sí, lo sé, cada dos días. Mamá, estoy bien. —Estaba
consiguiendo fastidiarme.
Entiendo que es mi madre y ella se preocupa, pero soy una mujer
adulta por el amor de Dios. No había ninguna razón para que me tenga
que reportar a ella cada dos días. Rápidamente tratando de cambiar
de tema le dije:
—Oye, ¿quieres almorzar hoy? Si me das una hora para estar lista,
me reuniré contigo en el estacionamiento.
—Claro Cariño, me encantaría reunirme contigo para almorzar,
podemos continuar esta discusión en persona.—Casi podía imaginar la
cara de mi madre cuando me dijo estas palabras.
—Te veré en una hora, Madre.—Rápidamente colgué el teléfono
y me metí a la ducha.
Estaba lista y esperando cuando mi madre por fin llegó a
recogerme. Mi madre era una de esas personas que siempre llegaban
tarde. Detuvo su deportivo Honda Preludio negro. A pesar de que el
coche era antiguo, estaba prácticamente en perfecto estado. A ella le
encantó, y era del tamaño perfecto para ella.
Ella tenía una altura de sólo un metro cuarenta y nueve y tenía el
cabello castaño oscuro. Se veía muy joven, y con frecuencia nos
preguntaban si éramos hermanas. Por supuesto, mi madre se lo tragaba.
Solía molestarme cuando era más joven, pero ahora sólo me río y sigo el
juego.
Mientras subía a su coche, me dio un solo vistazo.
—Oye Cariño. Caramba, te ves como el infierno.
Negué. —Gracias, mamá. Es genial verte también—dije
sarcásticamente.
Extendió su mano hacia mí y frotó mi brazo.
—Oh, cariño. Sólo estaba bromeando. ¿Está todo bien?
Tomando una respiración profunda, le contesté.
—No, no en realidad.—Mi voz temblaba.
Mientras nos dirigíamos a nuestro restaurante chino favorito, le
expliqué a mi madre que me encontré con Garrett en la boda. Me di
cuenta por la mirada en su cara que estaba menos que emocionada
con la noticia. Le dije que estaba allí con una cita y las cosas no
terminaron muy bien entre nosotros. Le aseguré que nada iba a pasar
entre nosotros. Una mirada de felicidad apareció en su rostro mientras
trataba de ocultar su sonrisa.
Cuando mi madre empezó a darme casi la idéntica reprimenda
que Nicole hizo antes, la detuve abruptamente.
—Mamá, por favor ahórrame la reprimenda, ya he tenido esta
conversación con Nicole.
—Por lo que parece, creo que tienes que escuchar esto dos
veces. No te he visto tan mal desde que tú y Garrett terminaron. —Su
voz comenzaba a elevarse.
—Ugh, mamá. Por favor—dije tirando mi cabeza hacia el
reposacabezas—. No crees que sé esto...
—Leila, hablé con Nicole esta mañana. Me dijo que piensa que
necesitas terapia. No estoy segura exactamente lo que está pasando
contigo, pero mirándote en este momento y el estado en que te
encuentras, tengo que decir que estoy de acuerdo con ella.
Nos detuvimos en el aparcamiento del restaurante, y casi salgo
del coche en movimiento. Estaba furiosa. No podía creer que Nicole
había ido detrás de mi espalda y hablado con mi madre. Entré al
restaurante y me dirigí directamente hacia el baño tratando de ocultar
las lágrimas que corrían por mis mejillas. Me sentí tan traicionada. Me
encerré en una de las cabinas y en silencio lloré. Oí la puerta abrirse y
cerrarse en silencio.
—¿Leila?
—Mamá... No puedo hacer esto contigo ahora. —Me sentí
derrotada, no había más lucha en mí.
—Por favor sal. Lo siento. No quise molestarte. Estoy preocupada
por ti y no quiero que te vayas por ese camino oscuro de nuevo. Me
mató verte así... como ahora. Lo que me preocupa es... Tú no has visto o
escuchado de él en todo este tiempo y ahora a los pocos días de estar
en contacto con él, puedo verte caer a ese estado de depresión.
Pude ver sus pies bajo la puerta de la cabina, y su cuerpo estaba
apoyado contra la puerta. Poco a poco me bajé de la parte superior
del tanque del inodoro y abrí la puerta. Mi madre estaba de pie allí con
una mirada preocupada en su rostro. Era casi aterrador.
Pasó sus manos suavemente por mi pelo.
—Oh, cariño. Sólo quiero lo mejor para ti. Al verte así de nuevo me
está asustando. —Parecía que iba a empezar a llorar, lo que me hizo
sentir aún peor.
—Mamá, estoy bien, de verdad... He pensado un poco en todo el
asunto de la terapia. Voy a considerarlo. —De hecho, no había
pensado en la terapia hasta hace un momento, cuando vi la mirada de
preocupación en los ojos de mi madre.
Ella dejó escapar un gran suspiro de alivio.
—¿En serio?¿Me lo prometes? Puedo ir contigo si quieres—dijo con
entusiasmo.
Rodé los ojos y me reí.
—Ummm... No, realmente no creo que quieras escuchar lo que
tengo que decirle a un terapeuta.
Me miró y sonrió.
—Probablemente tienes razón.
Me di un rápido vistazo en el espejo para asegurarme de que no
me veía demasiado horrible y nos dirigimos a la sala de comedor del
restaurante. Tuvimos una pequeña charla general durante el almuerzo.
Traté de evitar el tema de Garrett o terapia. Le hablé de las próximas
bodas que iba a estar fotografiando. Hablamos de lo hermosa que iban
a estar con el follaje de otoño. Mi madre fue mi más grande fan cuando
se trataba de mi fotografía. Cuando sus amigos vinieron a la casa ella
inmediatamente subió en la página web y mostró mi trabajo. Me puso
cálida y difusa en el interior saber que ella estaba orgullosa de mí.
Después de haber terminado el almuerzo, me dejó de vuelta en
mi apartamento. Le prometí que iba a buscar un terapeuta. Nos
despedimos y me dirigí a mi apartamento. Molly me estaba esperando
en la puerta cuando pasé. Ella era una amiga tan leal.
—Vamos Moll... La abuela dice que necesito terapia. —Me miró y
me siguió hasta mi dormitorio.
Encontré un libro de teléfono en mi mesita de noche. No tenía ni
idea de lo viejo que era o de dónde venía. Creo que puede haber
venido con el apartamento. Cuando Molly y yo nos acostamos en mi
cama, busqué los terapeutas en las páginas amarillas. No tenía ni idea
de lo que estaba buscando. ¿Necesitaba un terapeuta o un psicólogo?
¿Cuál era la diferencia? Mientras hojeaba las páginas, encontré un
anuncio de un aspecto profesional muy agradable con licencia de
trabajadora social llamada Helen Lee. Su anuncio parecía muy legítimo
y sus especialidades eran familias, adolescentes, parejas y jóvenes con
problemas.
—Me adapta a la perfección—le dije a Molly. Ella me miró
ronroneando y luego cerró los ojos.
Nerviosamente cogí el teléfono y marqué el número. Luego de
dos timbres una mujer burbujeante con un acento australiano contestó
el teléfono. Estaba atrapada con la guardia baja por el acento,
definitivamente no es lo que esperaba.
—Ahh… Hola... Yo estaba buscando hablar con la Señora Read—
balbuceé.
—Soy la Señora Read. ¿En qué puedo ayudarte? —respondió
cortésmente.
—Mi nombre es Leila y estaba buscando a ver si usted estaba
aceptando nuevos pacientes y si podría hacer una cita—pregunté con
mi voz casi quebrándose.
—Sí, estoy aceptando nuevos pacientes y me encantaría que
programes una cita.—Su acento le hacía sonar tan real.
Después de hacer mi primera cita para el próximo miércoles,
colgué el teléfono y dejé escapar un gran suspiro de alivio. Los nudos en
mi estómago, finalmente, comenzaron a aflojarse un poco. Me dije que
estaba tomando un paso en la dirección correcta, y estaba muy
contenta con mi decisión de llamarla. Apoyé mi cabeza en la
almohada y me quedé dormida.
Traducción SOS por kristel98
Corregido por Liraz

Miércoles parecía acercarse en un abrir y cerrar de ojos. Cuando


conseguí estar lista para reunirme con mi terapeuta, me empecé a
sentir nerviosa y mi estómago era nauseabundo. Traté de matar el
tiempo leyendo la nueva revista Cosmo que había recogido en el
supermercado, pero no podía concentrarme en el artículo. Tiré la revista
de nuevo en mi mesa de noche y decidí ir de frente a terminar mi cita.
Estoy segura de que tendría que llenar algún tipo de papeleo para
llegar allí unos minutos antes en realidad era una buena idea.
La oficina del terapeuta se encuentra en el pueblo de al lado por
lo que fue un rápido viaje de quince minutos. Cuando entré en el
aparcamiento, me di cuenta de que estaba casi al límite una hora
antes. Encendí la radio y pasé por los canales en busca de una canción.
Ugh. . . cada canal individual está sonando un comercial. Frustrada, le
mostré el dedo medio a la radio y ansiosamente empecé a morderme
las uñas de los dedos. Podía oír la voz de mi madre en mi cabeza. Deja
de morderte las uñas que es un hábito repugnante. Esto era algo que
me había dicho desde que era una niña. Rodé los ojos en mi memoria.
No podía quitar la anticipación por más tiempo y me dirigí hacia
el edificio. Tan pronto como entré en el interior del edificio me di cuenta
del directorio colgando en la pared. Echando un vistazo a la lista que
encontré el nombre de Helen Lee. Su oficina estaba en el segundo piso
suite 213. Abrí la puerta y subí las escaleras justo en frente de mí. Una vez
que llegué a la cima de las escaleras me dirigí por el pasillo delante de
mí. Comencé a buscar el nombre de Helen Lee estar puesto en la
puerta de la oficina. La mayoría de las oficinas eran de médicos o
despachos de abogados. Cuando por fin llegué a su oficina, en silencio
abrí la puerta de la oficina tratando de no molestar a nadie.
La sala de espera era pequeña pero bien decorada. Fui
inmediatamente atraída hacia las tres réplicas de Ansel Adams que
colgaban en las paredes. Él era mi fotógrafo de paisajes favorito. Sus
imágenes en blanco y negro eran verdaderamente increíbles. Mientras
miraba las fotos, escuché a alguien a aclarar su garganta detrás de mí.
Rápidamente me di la vuelta.
—Hola, ¿tú debes ser Leila? —dijo una mujer muy atractiva, con
un acento australiano. Supe inmediatamente que era Helen.
—Sí, lo soy —le dije con nerviosismo acercándome a ella con la
mano extendida.
—Yo soy Helen, es un gran placer conocerte. ¿Eres una fan de
Ansel Adams? —preguntó Helen con curiosidad.
—Es un gran gusto conocerla también, Sra. Read—dije nerviosa.
Ella se echó a reír.
—¡Oh por favor llámame Helen! Read es el nombre de mi suegra.
Podía sentir mi nervios disminuir. Tenía una presencia muy
calmante sobre ella.
—No has contestado a mi pregunta.
La miré perplejo.
—¿Pregunta?
—Sí, ¿te gusta Ansel Adams? —Ella se rió.
—Oh sí, él es mi favorito. —Le contesté con una gran sonrisa en mi
cara.
Helen extendió su brazo a través de la puerta.
—Por qué no vienes a mi oficina y podemos llegar a conocernos
un poco más.
Cuando entré en su oficina, me di cuenta de que no era mucho
más grande que su sala de espera. Su escritorio estaba transversalmente
en la habitación y había dos sillones y un sofá de dos plazas colocado
alrededor de una pequeña mesa.
—Por favor, toma asiento y cuéntame un poco sobre ti. —Helen
sonrió.
Le dije a Helen brevemente sobre mi vida. Empecé con mi familia,
seguí con mis amigos y terminé con Garrett y el por qué estaba aquí
para verla.
—Ahora que me has explicado tú situación, me gustaría hacerte
un par de preguntas, —dijo Helen—. En primer lugar, ¿qué te gustaría
lograr con tus sesiones?
La miré y me encogí de hombros.
—Seguramente, tienes una idea de lo que te gustaría lograr al
venir a verme —respondió Helen.
—Para ser honesta, realmente no estoy segura de lo que quiero
lograr. Supongo que estoy aquí porque. . . —Dejé escapar un gran
suspiro.
—Leila —Su voz amable y tranquilizadora—. Cualquier cosa que
me digas no sale de esta oficina. Puedes venir aquí y decirme
absolutamente todo lo que quieras o puedes venir aquí y decirme
nada. La terapia sólo va a funcionar si tú lo quieres.
—Supongo. . . es sólo que no quiero herirme más. —Las palabras
sólo empiezan a salir corriendo de mí—. He tenido esta sensación de
vacío dentro de mí durante tanto tiempo, no sé lo que se siente estar
entera. Sigo buscando a alguien que me haga sentir como él lo hizo,
pero nadie lo hace. —Bajé mi cabeza—. Me siento tan perdida, solo
quiero mi viejo yo de nuevo y yo no sé cómo volver a ese lugar.
—No voy a mentir, esto no va a ser una solución para una noche.
¿Cuánto tiempo te ha tomado para llegar a este lugar? ¿Cuatro años?
Vas a tener que trabajar duro y despertar recuerdos que es posible que
no quieras hablar, pero es la única forma en que serás capaz de sanar
—dijo Helen amablemente—. Quiero verte una vez a la semana durante
una larga sesión de una hora.
—Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa que me digas que
hacer. —Le dije.
Por alguna razón, confiaba en Helen. Tenía muchas ganas de
seguir adelante con mi vida. Todo lo que había hecho hasta ese
momento no había ayudado. Sentí como que este podría ser mi última
oportunidad de curarme.
Cuando salí de la oficina de Helen, no pude evitar sentirme
esperanzada. Tenía esa estúpida sonrisa en mi cara que no podía quitar.
La idea de ser una vez más feliz y dejar este estilo de vida
autodestructivo detrás realmente me mareó.
Entré a mi coche y de inmediato llamé a Nicole para decirle
acerca de mi sesión. Me di cuenta por el sonido de su voz, que estaba
contenta de que yo haya seguido adelante con mi nombramiento.
—No puedo creer que hayas ido —dijo Nicole estupefacta.
—En serio, me siento mejor —exclamé—. ¿Por qué no me dijiste
para ir a la terapia hace tres años? —Me reí.
—Honestamente, no creo que me hubieras escuchado a mí hace
tres años —dijo Nicole en serio—. Estoy tan orgullosa de ti por haber ido y
no puedo esperar en conseguir a la antigua tú de vuelta.
—Te quiero. —Le dije.
—Sé que lo haces. Te llamaré mañana. Tengo una cita caliente
con Michael esta noche. Necesito una ducha, hacer mi cabello y
maquillar mi cara. —Se rió.
—No hagas nada que yo no haría. —Me reí.
—¡Ja! Eres muy graciosa. Estás fuera de mi liga.
Al colgar el teléfono lo último que Nicole me dijo corrió por mi
cabeza. Estás fuera de mi liga. Comencé a darme cuenta de que todo
este tiempo yo había estado prostituyéndome alrededor y que Nicole
realmente no había ido a citas en absoluto. Ella iría a una cita ocasional,
pero siempre me daba una excusa de por qué ella no quería salir en
una segunda cita. Ahora me di cuenta. Ella siempre había estado ahí
para mí, siendo mi niñera. Joder. No sólo había estado arruinando mi
vida durante los últimos cuatro años, sino que había estado impidiendo
que Nicole posiblemente encontrara al hombre de sus sueños.
Traducido SOS por _alial98-
Corregido por MaryJane♥

El siguiente mes y pasó medio volando. Yo había estado viendo a


Helen semanalmente. Durante nuestras sesiones hablamos de todo
desde Garrett, mi madre, trabajo, amigos, de la vida en general. Era
muy bueno hablar con alguien que no te juzgara de las decisiones que
hiciste en el pasado.
En general, todo en mi vida había estado yendo muy bien. Había
estado durmiendo sin la ayuda del alcohol y reduje mi consumo de
alcohol a casi nada. No había traído un hombre a mi casa desde
Adam. No tenía ni idea de que la terapia me ayudara tanto. Si lo
hubiera sabido, habría ido hace años.
Durante las últimas semanas, había tomado horas extras en
Danny’s. Jessie, una de las otras camareras estaba de vacaciones, y
Danny necesitaba alguien para cubrir sus turnos y mi fin de semana
también había estado ocupado. Katie y yo habíamos fotografiado
bodas cada fin de semana desde septiembre.
De acuerdo con la promesa a mi madre, la llamaba cada pocos
días. Cualquier descanso que tuviera, lo pasaba con Nicole. Al principio,
estaba furiosa con Nicole por decirle a mi madre acerca de mi
depresión. Pero después de ver a Helen, me di cuenta de lo mal que
había estado. Helen me animó solo a ir donde Danny’s cuando
estuviera programada para trabajar. Ella sentía que Danny’s era uno de
mis "desencadenantes".
Justo cuando iba a salir de la cama, mi celular sonó.
Era un texto de Nicole.
Nicole:
¡OMFG! Acabo de ganar entradas para la fiesta de Halloween de
esta noche en Sin Sity. Iremos.
Yo:
¿Sin Sity? Eso está como a un millón de millas de distancia...
Nicole:
No está a un millón de millas de distancia. ¡Es sólo cuarenta y
cinco minutos de distancia! Vamos no seas una babybitch4. No hemos
salido en años. Va a ser muy divertido. Podemos llegar a un club de los
años 80 y disfraces de rock de los años 80’.
Yo:
No estoy de humor para conducir tan lejos. No podemos ir al algo
un poco más cerca.
Nicole:
Ummm... ¡Hola! Gané boletos ¡GRATIS! Estas cosas valen $25 cada
una.
Sin Sity era un nuevo club que abrió sus puertas hace unos meses.
Nuestra estación de radio local había hecho publicidad como loco.
Eran cuatro clubes diferentes bajo un mismo techo. Uno de los clubes
tenía tema de 1980 y sólo tocaba música de los 80. El segundo era un
club de techno de alojamiento con un prometedor DJ. Oí que Pauly D
de Jersey Shore estaría ahí. El tercer club tenía bandas en vivo tocando
todas las noches y también servía como un salón de billar. El cuarto club
era un bar de martinis elegante que tocaba música de jazz y swing.
Nicole:
Vamos... No seas aguafiestas. Necesitamos esto. Necesito esto. Yo
lo haría por ti.
Yo:
¡Bien! Eres un dolor en el trasero. Voy a ir, pero... conducirás.
Para ser completamente honesta, muy en el fondo, no estaba
segura de sentirme realmente lista para salir. Había hecho tantos
progresos con mi terapia en un corto período de tiempo. Empezaba a
sentirme como mi vieja yo. Pero la idea de ir a un club extraño me hacía
pensar que no podría resistir las tentaciones que me rodeaban. Tenía
miedo de caer en mis viejos hábitos.

4Babybitch:Alguien que tiene un miedo infantil para hacer algo, y está actuando
molesto para no hacerlo.
Traducido por kristel98
Corregido por Liraz

Alrededor de una hora más tarde, Nicole se presentó en mi


apartamento. Moviéndose torpemente por mi puerta, en su forma
normal. Ella tenía cinco enormes bolsas de compras en sus manos. Me
quedé en mi cocina con una mirada de asombro en mi cara.
—¿Vas a quedarte ahí? —dijo en tono de broma.
—¿Qué demonios es todo esto?
—Nuestros disfraces de Halloween, pasé por la tienda de segunda
mano en el camino. Tenían unas grandes rebajas, así que compré algo
que parecía que se hizo en la década de los 80. —Se rió.
—Al parecer, lo hiciste.
Dejó caer las bolsas en el sofá, y empezamos a buscar entre los
montones de ropa. Nicole encontró una camisa blanca y negra
demasiado grande que tenía figuras locas por todas partes, y yo
encontré una sudadera gris demasiado grande. Tomamos un par de
tijeras para ambas camisetas, cortando uno de los hombros por lo que
colgarían. También corté la parte inferior de mi camisa para hacerlo
corto. Una vez que mi camisa era perfecta, me puse una de mis
camisolas negras por debajo de ella. Emparejándolo con un par de
pantalones vaqueros ajustados rasgados que colgaba muy bajo en mis
caderas y un par de tacones de aguja de color rojo.
Nicole dejó su larga camisa y añadió un cinturón alrededor de
ella. Se puso un par de pantalones negros ajustados de piel y tacones
de aguja negro. Con mi cabello ya ondulado, Nicole se burló de él y le
puso un montón de spray para el cabello. Nicole tenía su horquilla
derecho, así que lo rizamos y pusimos un enorme lazo negro en ella. Una
vez que terminamos, yo parecía como si hubiera salido del set de
Flashdance5, y Nicole se parecía a uno de los bailarines de Madonna de
su gira Like a Virgen. Tuve que admitir nos veíamos bastante calientes.

Flashdance: Es una película estadounidense de 1983, dirigida por AdrianLyne.


5

Fue una de las películas más taquilleras de la década de 1980.


Nos dimos un rápido vistazo en el espejo y nos dirigimos hacia el
coche de Nicole. Conecté a mi iPod en la radio y puse la música de los
años 80, y cantamos algunas canciones completas yendo a Sin Sity.
Unos cuarenta y cinco minutos después nos detuvimos en el
aparcamiento lleno.
—Maldita sea —dije con asombro—. Este lugar es enorme. —El
edificio medía cuatro pisos de altura. Tenía un enorme letrero de neón
en el techo que parpadeaba—. Sin Sity.
Mientras caminábamos hacia la puerta, podíamos oír la música a
todo volumen de los años 80. El nombre del club era Totally Rad y un
remix de Cruel Summer sonaba. Nicole y yo nos miramos y sonreímos, ya
que sabíamos que la noche iba a ser épica. Cuando Nicole se acercó
al portero, ella le dijo su nombre y que había ganado entradas para
apagar la radio. Comprobó su lista y nuestros documentos de identidad,
sellados en nuestras manos y entramos.
El lugar era enorme.
Pone a Danny’s en la vergüenza. Mientras caminábamos por la
entrada principal, estábamos a un nivel por encima de la pista de baile.
A la izquierda de nosotras contra la pared del fondo estaba el bar. Tenía
estantes y estantes de licor con luces de neón de color rosa y azul
ejecutándose en cada estante. A la derecha y a la izquierda de
nosotros había mesas que daban a la pista de baile. Las paredes eran
de tono negro y alumbrado sólo por lámparas de pared con luces rosas
y azules. Todo el lugar gritaba 1985.
Mientras admirábamos, una camarera se acercó a nosotras.
—¿Qué les gustaría beber, señoritas? —preguntó. Iba vestida
como Cyndi Lauper. Llevaba una falda de encaje abullonada y una
blusa bastante cutre que hacía que sus pechos sobresalieran. Su
cabello era una completa locura. Llevaba un montón de sombra de
ojos azul con un millón de brazaletes en sus muñecas. Nicole ordenó un
Malibu Bay Breeze y yo pedí agua. Nicole parecía aliviada por mi orden.
Tequila era mi bebida habitual de elección, pero no quería correr el
riesgo de irme por las paredes de nuevo desde que mi terapia
funcionaba tan bien. Iba a tratar de estar en mi mejor comportamiento.
La única razón por la que estaba aquí era por Nicole, y no debería tener
que cuidarme. La camarera regresó con nuestras bebidas, y nos
dirigimos por las escaleras a la pista de baile.
Cuando mi pie golpeó el último escalón, noté a una chica por el
rabillo de mi ojo. Volví la cabeza para ver mejor. Iba vestida con un
súper corto mini vestido negro, sus zapatos eran de tacón negros y su
cabello estaba recogido en un moño. Ella parecía que estaba lista para
filmar el video de Addicted to Love. La reconocí, pero no podía
averiguar de dónde.
Le di un golpecito a Nicole en el hombro y señalé a la chica para
ella.
—¿Quién es?
—No tengo idea —dijo ella encogiéndose de hombros.
Me encogí de hombros también y tomé un sorbo de agua. He
trabajado con tanta gente entre bodas y Danny’s, podría haber sido
cualquiera. Girls Just Wanna Have Fun sonó, y Nicole gritó y me arrastró
a la pista de baile. Nos quedamos en la pista de baile por seis o siete
canciones hasta que le supliqué.
—Necesito otro trago—grité sobre George Michael cantando The
Edge of Heaven.
Bailamos nuestro camino hacia el bar e hicimos una seña al
camarero. Iba vestido como Michael Jackson. Incluso vestía una
chaqueta de cuero roja y un guante de lentejuelas. Nicole y yo nos
reímos. Él se acercó con dos tragos en la mano y los puso delante de
nosotros. Le di una mirada extraña.
—Estos son de ellos. —Hizo un gesto con la cabeza hacia el otro
extremo de la barra. Nicole y yo nos miramos hacia abajo y vimos a dos
chicos que parecía que eran los miembros del reparto de un episodio
de Miami Vice6. Cada uno llevaba puesto ligeras chaquetas deportivas
de colores con lazos flacos alrededor de sus cuellos. Miré a Nicole con
una mirada escéptica. Ella asintió con la cabeza dándome el visto
bueno. Levantamos nuestras copas de trago hacia ellos y bebimos. Hice
una mueca cuando el líquido bajó por mi garganta y le grité al
camarero.
—¿Un Slippery Nipple? —Jadeé.
El camarero me miró y se rió.
—Eso es lo que pidieron.
Me volví para mirar a los chicos que habían comprado los tragos y
me di cuenta de que ellos se dirigían hacia nosotras. Una vez que nos
alcanzaron Miami Vice #1 se volvió hacia el camarero y pidió más
tragos. Levanté mi mano para detenerlo.
—Por favor, no otro Slippery Nipple. No puedo con otro de esos.
Miami Vice #1 se rió.
—Bueno, pide lo que quieras, entonces.
Hice una pausa por un momento...

Miami Vice: Es una serie de televisión estadounidense producida por Michael


6

Mann para la NBC. La serie se caracterizó por su novedosa integración de música y


efectos visuales para narrar la historia.
—Tequila —le dije al camarero.
Inmediatamente me di la vuelta para ver si Nicole había
escuchado mi pedido. Por suerte para mí, ella estaba preocupada con
Miami Vice #2. Cogí un trago, luego otro. Miami Vice #1 se presentó.
—Hola, soy Jake y mi amigo de allá es Ryan. —Él sonrió
tendiéndome su mano.
Sonreí y estreché su mano.
—Yo soy Leila y la Madonna de allá es Nicole. Gracias por los
tragos.
—No hay problema. ¿Quieres bailar? —dijo, inclinándose hacia
mí.
—Sí, en un rato, acabamos de irnos de allí por un montón de
canciones. Tengo que tomar un respiro.
Agarré el brazo de Nicole y la alejé de Ryan.
—¿Quieres ir al baño?
Ella asintió con la cabeza. Nos volvimos a Jake y Ryan.
—Discúlpenos, estaremos de vuelta ahora mismo.
Cuando entramos en el baño Me volví hacia ella.
—Entonces, tú y Miami Vice #2 están llevándose bien —dije
sonriendo.
—Oh Dios Mío. ¿Acabas de llamarlo Miami Vice? —Ella se echó a
reír histéricamente.
—Bueno, ese es su traje, ¿verdad? Jesús, por favor dime que están
usando trajes. —Me reí.
—Sí, parece buena gente —respondió Nicole.
Me sentí extremadamente sudorosa en la pista de baile, y yo
necesitaba refrescarme. Tomé algunas toallas de papel y limpié mi cara.
Tomando mi pintalabios de mi bolso, me lo volví a aplicar y ahuequé mi
cabello con mis dedos. Cuando miré al espejo, noté a la chica de la
pista de baile. Esta vez recordé exactamente quién era. Podía sentir mis
ojos casi saliendo de mi cabeza. Ella también me reconoció. Me di
cuenta por la mirada en su rostro. Tan pronto como ella salió del baño...
—¡Maldita sea! —grité.
Nicole se dio la vuelta.
—¿Qué? ¡Te ves como si hubieras visto un fantasma!
—¡Oh, cómo quisiera que fuera un fantasma. ¿Recuerdas la chica
que te señalé en la pista de baile? ¡Esa es la imbécil de honor que
estaba con Garrett en la boda! —Empecé a abanicarme la cara con
mis manos. No sólo estaba caliente de la danza y de ver a la gilipolla,
ahora podía sentir el tequila surtir efecto en su camino a mi sistema.
—¡A la mierda con ella! —dijo Nicole—.Ella no va a arruinar
nuestra noche. —Entrelazó su brazo alrededor mío—. Vamos, tenemos
Miami Vice uno y dos por ahí. Dejemos que ellos nos compren otra
copa. —Se rió.
Jake y Ryan estaban esperando por nosotras en el bar cuando
volvimos del baño. Ellos habían pedido más tragos para nosotras.
Después tomé otro trago, miré a mí alrededor por la imbécil. Por suerte,
no la vi. Dejé escapar un gran suspiro de alivio. Voy a necesitar más
tragos...
Everybody de Madonna comenzó a sonar. Nicole gritó.
—¡Están poniendo una de mis canciones! —Ella agarró la mano
de Ryan, llevándolo hacia la pista de baile. Jake y yo nos quedamos allí
de pie con torpeza.
—¿Quieres bailar? —preguntó vacilantemente.
Le sonreí. En contra de mi mejor juicio Cogí otro trago que era
parte del bar y lo tiré por mi garganta. Tomándolo de la mano lo llevé a
la pista de baile. Nos unimos a Nicole y Ryan. Los cuatro de nosotros
tuvimos un buen tiempo bailando y riendo. Ryan yJake se hicieron tronar
en el «Thriller Dance» cuando Thriller estaba sonando. Nicole y yo nos
reímos tan fuerte, que teníamos lágrimas corriendo por nuestras mejillas.
Cuando empezamos a serenarnos Careless Whisper de Wham
comenzó a sonar. Jake tomó suavemente una de mis manos entre las
suyas y puso su otra mano en mi cadera. Él me acercó a él, y sentí mi
cuerpo tensarse. Yo estaba teniendo un buen momento, y no quería
arruinarlo. Poco a poco apoyé mi cabeza en su hombro y me dejé que
relajarme. Él olía bien, a pesar de todo el baile que habíamos hecho, su
colonia había enmascarado cualquier olor a sudor. Cerré los ojos y me
perdí en la canción. El DJ puso algunas canciones lentas una tras otra,
aprovechándolas por completo. Se sentía muy bien no tener un hombre
manoseando todo mi cuerpo. En realidad me estaba sintiendo normal
otra vez. Me puse a pensar en mí misma, tal vez podía tener algún tipo
de una relación normal.
As Save a Prayer de Duran Duran estaba terminando, Jake soltó
mi mano y lentamente levantó mi barbilla.
—Eres hermosa —susurró...
Rodé mis ojos y me reí con nerviosismo. No había tenido a alguien
haciéndome un cumplido sobrio en mucho tiempo. Por lo general, era
algún idiota borracho quién quería tener suerte al decirme que yo era
hermosa para que pudiera entrar en mis pantalones. Poco sabían que
terminarían en mi cama sin importar qué.
—No, de verdad lo eres. Eres la chica más hermosa en esta sala.
—dijo tratando de convencerme.
Se inclinó y me besó suavemente. Sentí que mi cuerpo se tensaba
de nuevo cuando me agarró fuertemente alrededor de mi cintura. Él se
dio cuenta.
—Está bien, no voy a hacerte daño —dijo en voz baja.
Me besó de nuevo, introduciendo su lengua dentro de mi boca.
Poco a poco solté toda la tensión de mi cuerpo y le devolví el beso. Fue
un beso muy suave y dulce, algo que no había experimentado en
mucho tiempo y las mariposas en mi estómago de inmediato
comenzaron a revolotear.
Cuando nuestros rostros se separaron, me sentí mareada y mis ojos
recorrieron la sala por Nicole, esperando que ella no haya visto lo que
acaba de suceder. La última cosa que necesitaba de ella era otra
conferencia. Desde el otro lado de la pista de baile lo vi... Garrett. Él
estaba bailando con la imbécil de honor, pero él estaba mirándonos a
Jake y a mí. Mi corazón cayó en mi estómago, y me aparté de Jake
abruptamente.
—¿Estás bien? —preguntó con preocupación en su voz.
Un dolor agudo me atravesó, sentí como si el viento me hubiera
dejado inconsciente.
—Sí... estoy bien. Sólo tengo que salir y conseguir un poco de aire
fresco —le dije mientras caminaba lentamente hacia atrás fuera de la
pista de baile, con mis ojos fijos en Garrett.
Jake dio un paso hacia mí y tomó mi codo para llevarme fuera de
la pista de baile.
—Iré contigo.
—No, quédate aquí. Ya vuelvo. —Mentí. Ahora me estaba
enloqueciendo por completo.
Nicole me vio alejarme de la pista de baile y vio la expresión de mi
cara.
—¿Leila?
Ella volvió la cabeza para ver lo que estaba mirando.
—Oh, mierda. —La escuché decir. Nicole tomó mi mano—.
Estaremos de vuelta. —le dijo a Jake y Ryan. Empezamos a correr por las
escaleras y salir por la puerta delantera.
Cuando llegamos a la playa de estacionamiento, empecé a
gritar.
—¿En serio? ¡De todos los clubes en este maldito estado él tiene
que estar aquí! Con ella... la Imbécil Jersey de honor.
Nicole estaba yendo apresuradamente por el estacionamiento
para tomar una línea B para su coche.
—¡Mueve tu culo, Leila! —Ella gritó—. Antes de que los chicos
Miami Vice se den cuenta de que no vamos a volver y tengamos que
explicar lo que acaba de suceder.
Me quité los zapatos y comencé a correr hacia el otro extremo de
la playa de estacionamiento. Estaba maldiciendo en voz baja por el
tamaño de la zona de aparcamiento. Cuando finalmente llegamos a su
coche, me dejé caer en el asiento del pasajero. Apoyé mi cabeza en el
reposacabezas, y cerré mis ojos. Todo esto era demasiado para mí. Un
minuto estaba teniendo un buen momento y sentía que no lo había
sentido en años. Al minuto siguiente mi corazón latiendo casi fuera de mi
pecho, y yo estaba de vuelta a donde estaba hace cuatro años. Nicole
salió del estacionamiento, y nos dirigimos a casa. Conducimos en
silencio durante un buen rato.
—¿Leila?
—¿Sí? —dije con tristeza.
—¿Crees que alguna vez vas a continuar? —Ella preguntó con
sinceridad.
—Sabes...—dije con un gran suspiro—. Realmente me gustaría
poder hacerlo. Siento que cada vez que me encuentro a mí misma
sintiéndome casi normal, él se aparece de nuevo en mi vida. Necesito el
cierre… hay tantas cosas que quiero decirle. —Sentí una lágrima
deslizarse por mi mejilla y rápidamente lo limpié antes de que Nicole se
diera cuenta. El resto del trayecto nos sentamos en silencio. Nicole me
dejó en mi apartamento.
—Será más fácil, te lo prometo. —Me dijo—. Te llamaré mañana.
Traducido por Jessi16 & Cande Cooper
Corregido por Pily

Las próximas tres semanas pasaron como un borrón. Tuve una


reunión de emergencia con Helen después de todo lo que pasó en la
fiesta de Halloween.
Ella no me culpa por haber huido, aunque pensaba que
realmente debería llegar a una conclusión con Garrett. Había estado
animándome a ponerme en contacto con él. En realidad me sugirió
que viniera a su oficina y que podría actuar como una moderadora, si
era necesario. Yo había estado calentando la idea, pero no estaba
dispuesta a dar ese paso.
Ya era la noche antes de Acción de Gracias. En un principio, no
había estado en la agenda, pero Danny me había preguntado si podía
trabajar en el último minuto. A pesar de que necesitaba un descanso,
no podía decirle que no a él. Realmente me ayudó a salir dándome
horas extras porque necesitaba el dinero extra para pagar por mis
sesiones de terapia.
Danny esperaba que la barra se llenase y quería que todos
trabajasen. Estaba tan contento que me puso en primer turno, porque
eso significaba que podía pasar el rato con Nicole y Hillary y bailar
durante unas horas después de que mi turno hubiera terminado. Me
puse el uniforme del trabajo habitual, un par de pantalones vaqueros y
una camiseta. Había planeado volver a mi apartamento después de mi
turno para refrescarme y cambiarme.
Mientras caminaba por la entrada de empleados, pude sentir
que el calor ya se había acumulado en el bar. El lugar estaba animado.
Todos los taburetes de la barra en el bar estaban ocupados. ¡Guao! Esta
va a ser unagran noche para los consejos. Me abrí paso entre la
multitud y llegué detrás de la barra. Agarré mi delantal y mi cuaderno
de pedidos y lo dejé caer al suelo.
Cuando me abrí paso entre la multitud, oí a un montón de chicos
que rían en la esquina. Volví la cabeza para ver qué era tan gracioso y
vi a Garrett sentado en un rincón rodeado de cinco chicos. Mi corazón
se sentía como si fuera a explotar dentro de mi pecho. ¿Por qué estaba
aquí? A pesar del puro pánico corriendo por mi cuerpo, no podía
quitarle los ojos de encima. Parecía increíble. Tenía una enorme sonrisa
en su rostro y parecía que estaba teniendo un gran momento. Llevaba
una apretada camiseta Jimi Hendrix. Sus brazos estaban expuestos
revelando los tatuajes que los cubrían. Tenía lo que se llamaba
"mangas", no había piel expuesta sólo tinta.
No las había notado en la boda porque él había estado usando
su uniforme de marino. Me reí para mis adentros, cuando estábamos
juntos siempre le había dicho que quería que nos hicieran tatuajes a
juego. Él me dijo que era cursi y que nunca se haría uno. Obviamente,
algo lo había hecho cambiar de opinión para que esté cubierto de ellos
ahora.
Comencé a sentirme un poco mareada. No estaba segura de si
era el calor, la cantidad de gente en el bar, o el hecho de que Garrett
estaba en la misma habitación que yo de nuevo. Quería correr hacia la
puerta trasera antes de que me viera.
Cuando me volví para hacer una línea B para la cocina, oí mi
nombre. Me detuve en seco en seco.
—Maldición—dije. Me volví hacia él.
Se puso de pie caminando hacia mí.
—¿Garrett? ¿Qué estás haciendo aquí?
—Estoy aquí para verte. Me encontré con Nicole el día de hoy, y
ella me dijo que estarías trabajando esta noche.
—Oh, recuérdame darle las gracias más tarde —dije.
—No me gusta la forma en que dejamos las cosas en la boda y no
he dejado de pensar en ti desde.... —Dejó caer la cabeza ligeramente y
su voz se hizo más suave—. El Partido de Halloween. Quería asegurarme
de que estabas bien. Te fuiste con tanta prisa.
Una parte de mí se enojó, y no estaba segura de por qué.
—Bueno, ya me has visto. Estoy bien. Gracias por pasar por aquí.
—Al darme la vuelta para irme, él me agarró del brazo.
—No huyas de mí, Leila. Tengo que hablar contigo —declaró.
—Es demasiado tarde para hablar. No hay nada más que decir
así que por favor déjame ir.
Podía sentir mi ira creciendo dentro de mí. No podía creer las
palabras que salían de mi boca. Desde hace unas semanas, me había
sentado en el despacho de Helen diciéndole que había anhelado la
oportunidad de hablar con él porque necesitaba el cierre. Ahora aquí,
le estaba empujando lejos. Creo que la realidad de todo esto era
demasiado.
—¿Es eso lo que realmente quieres? Sólo di la palabra y voy a salir
por la puerta.
—Garrett, no puedo hacer esto. No aquí, no ahora. Por favor, sólo
tienes que irte. —Liberé mi brazo de su agarre.
Dejó caer la cabeza.
—Adiós Leila. —Pasó junto a mí y salió por la puerta principal.
Corrí al baño, esquivando a la multitud de personas. Mi corazón
se sentía como que iba a estallar fuera de mi pecho. Estaba furiosa.
Como yo iba y venía, empecé divagando hacia mí misma.
—Él tiene un maldito nervio. ¿Quién carajo se cree que es? Me
abandonó hace cuatro años y cree que puede volver y actuar como si
nada hubiera pasado. Me dejó cuando más lo necesitaba. Sé que lo
había lastimado, pero me dolía demasiado. Él espera que deje todo.
Puede irse a la mierda. ¿Y qué demonios es lo que me pasa? Helen me
ha estado preparando para esto. ¡Estaba de pie justo en frente de mí y
me congelo como una maldita idiota!
No podría vivir más así. Estaba tratando de establecerme en un
buen lugar, tenía que seguir adelante. Volviendo a él sería como tomar
veinte pasos hacia atrás. Fui al lavabo y me eché agua en la cara. Me
quedé mirándome en el espejo.
—Vamos Leila, tiremos de ello juntas. Puede hacer esto —dije,
tratando de convencerme. Un grupo de chicas llegaron por la puerta
riéndose, me lanzan una mirada extraña mientras me miraba a mí
misma. Les di una pequeña sonrisa y salí.
Respiré hondo y volví a la pista. Esperaba mi turno llegara
volando. Después de mi intercambio con Garrett, necesitaba
desahogarme. Hillary y Nicole se reunirían conmigo aquí a las diez, y no
iba a dejar que se arruinara mi noche.
A pesar de que el lugar estaba lleno, y estaba toda ocupada en
mi turno, la noche parecía arrastrar. Cuando llegaron las diez, me alegré
y me dirigí a Hillary y Nicole. Habían estado esperando por mí en la
mesa desde las nueve.
—Vuelvo en unos pocos minutos. Quiero ducharme y cambiarme
— dije mirando directamente a Hillary. Me volví a Nicole—. Tienes que
venir conmigo.
—¿Yo? ¿Qué he hecho? —dijo sorprendida.
—Oh, sabes exactamente lo que hiciste —espeté.
Nicole miró con inquietud a Hillary encogiéndose de hombros.
Cuando Nicole y yo nos dirigimos hacia la puerta de atrás oí a
Hillary gritar:
—Voy a tener tragos esperando por ustedes cuando regresen.
Fui saltando hasta la escalera que conducía a mi apartamento
negándome a mirar incluso a Nicole. Estaba lívida.
—¿Así que vas a decirme por qué estás tan enojada conmigo? —
preguntó Nicole.
Me detuve en seco y me volví hacia ella.
—¿En serio? ¿En serio? ¡De verdad no tienes idea de por qué estoy
tan enojada!
—¡No, yo no! —Nicole se quebró de nuevo a mí.
—¡No puedo creer que le dijeras donde trabajo!
—¿Qué? ¿A quién?
—¡A Garrett! Eso es a quién. Él apareció por aquí.
—¿Él hizo lo que? ¡Joder voy a matarlo! Me prometió que vendría.
Oh Cristo, Leila. Lo siento. No creía que en realidad iba a aparecer por
aquí —dijo Nicole con pesar en su voz
—Sí, bueno lo hizo —dije continuando por las escaleras hasta mi
apartamento.
—Joder, lo siento. Me dijo que quería hablar contigo. Le hice
prometerme que no vendría aquí mientras estabas trabajando.
Obviamente, mintió. Cabrón estúpido, voy a matarlo la próxima vez que
lo vea.
Cuando ella me siguió por las escaleras bajó la voz.
—Entonces, ¿qué pasó? ¿Has hablado con él? —dijo
pestañeando.
—No, no hablé con él. No tengo nada que decirle —espeté.
—Oh, por favor, no me vengas con esa mierda. Sabes que quieres
hablar con él. Es en lo único que piensas. Tienes que dejar de mentirte a
ti misma.
Luché con la cerradura de mi puerta.
—¿En serio? ¿Ahora me estás diciendo esto a mí?
—No veo cuál es el gran problema. Pensé que tu terapeuta
quería que hables con él.
Empujé la puerta abierta y pasé a través de mi apartamento a mi
dormitorio quitándome la ropa.
—El gran problema es... ¡Debe ser mi elección si quiero hablar con
él, no la suya! —grité y cerré la puerta del baño detrás de mí.
Abrí la ducha y entré. Oí la puerta el baño abrirse y cerrarse.
—Está bien, tienes razón. No debería haberle dicho que estaba
trabajando esta noche. Supongo que pensé que estaba tratando de
ayudar. Debería haberte advertido.
Asomé la cabeza por la cortina de la ducha.
—Acepto sus disculpas, pero todavía estoy enojada contigo.
—Así que... ¿Cómo se ve? —dijo Nicole tratando de reprimir su
sonrisa.
—Realmente tienes un conjunto de bolas ¿no? —dije cerrando la
cortina de la ducha.
Nicole rió.
—Más grande que la mayoría de los hombres.
Me eché a reír también. Nunca podría estar enojada con ella por
mucho tiempo. Sabía que no tenía la intención de hacerme daño.
Estaba tratando de ayudar.
Cerré el grifo de la ducha.
—Y para responder a tu pregunta... Se ve malditamente caliente.
—Me reí—. Ahora, ¿puedes darme una toalla y salir para que pueda
estar lista?
Me envolví una toalla alrededor de mí y encontré un cepillo para
el pelo. Cuando entré en mi habitación, Nicole estaba sentado en la
esquina de mi cama.
—Escogí algo de ropa para ti —dijo Nicole tímidamente. Situada
al lado de ella en mi cama estaba mi mini falda vaquera favorita y mi
camiseta de punto negro que tenía lentejuelas en la parte delantera y
se cortaba en una V en la espalda. Para los zapatos, eligió mis botas de
cuero negro de tacón alto.
La miré y suspiré.
—Nicole, no te preocupes por eso. Sé lo que estaba tratando de
hacer.
—Me siento tan mal. Sinceramente, no pensé que iba a aparecer.
Me encogí de hombros.
—Es lo que es. Tal vez algún día voy a conseguir el valor para
hablar con él. Era la última persona que esperaba ver en Danny’s.
Realmente me desencajó.
Nicole se levantó de la cama.
—Está bien eso es suficiente hablar de él. Vamos a prepararte,
Hillary está esperando por nosotros. ¿Quieres que te arregle el pelo?
Cuarenta minutos más tarde estaba finalmente lista, y nos
dirigimos de nuevo a Danny’s. Nicole me convenció para dejarme el
pelo suelto, y bromeó que así mis olas estaban locas. Mi estómago
estaba lleno de nervios. Estaba esperando y rezando por qué Garrett no
se mostrara mientras no estábamos. No creo que pudiera soportar otro
encuentro con él en este punto. Necesito un par de copas en mí para
resolver mis nervios. Tomé una respiración profunda mientras
caminábamos por la entrada de los empleados.
El DJ tenia Let’s Get it Started por los Black Eyed Peas a todo
volumen. Vimos a Hillary en la pista de baile. Llevaba pantalones cortos
de cuero negro que apenas cubría su culo, medias de red, y un top
negro que casi se veía a través de la parte superior con un tanque de
lentejuelas rojo debajo. Sus pies se estaban divirtiendo con unos stilettos
rojos a juego con su camiseta sin mangas. Tenía el pelo en el estilo de
una coleta alta con unos zarcillos que bajaba por la espalda. Nicole
tomó mi mano.
—Ven, bailemos.
Dudé escaneando la habitación por Garrett. Con la esperanza
de que, Dios, no estuviera aquí.
—Necesito un trago primero —grité sobre la música. Nicole me
lanzó una mirada
Nicole salió a la pista de baile para conseguir que Hillary y yo nos
dirijamos a nuestra mesa. Hice señas a Kimberly, una de las camareras.
Ella se acercó con una gran sonrisa en su rostro.
—Hey señoritas ¿Cómo —estamos haciendo esta noche?
—¡Hey Kimberly, lo estamos haciendo muy bien! —respondió
Hillary—. Necesitamos una ronda de shots —dijo con una sonrisa—. Será
mejor que lo conviertas en un doble para Leila. Se ve como que lo
necesita.
—Sí, ¿qué pasó? —dijo Kimberly mirándome directamente—.
Escuché que un tío hizo una escena.
—Eh... No fue nada. Él es mi ex. Digamos que es un ex por una
razón —dije tratando de hacer luz sobre el tema.
—Oh, yo sé sobre el drama de ex —dijo Kimberly dándome una
sonrisa tranquilizadora—. Muy bien, una ronda de shots. No te
preocupes, Leila, lo haré doble para ti —dijo con un guiño.
Mientras esperábamos por nuestras bebidas Nicole puso al día a
Hillary sobre lo que había pasado antes con Garrett. Yo estaba medio
escuchando su conversación, pero la mayor parte de mi atención
estaba en la puerta principal. Tenía la esperanza de que Garrett no
fuera a entrar por esa puerta. Kimberly volvió con nuestras bebidas.
—Aquí tienen, Señoritas. Danny dijo que iba a correr una ficha
para ti.
—Gracias, Kimberly —dijimos todas al unísono.
Cogí el vaso, pero antes de que pudiera agarrarlo, Nicole puso su
mano sobre la parte superior del mismo.
—No tan rápido, prométeme que vas a comportarse esta noche,
has estado haciéndolo tan bien. Sé que ver a Garrett esta noche te tiró
por el borde, pero realmente no me gustaría ver que vuelvas a caer en
tus viejos hábitos, por un pequeño incidente.
Rodé los ojos y puse mi mano derecha sobre mi corazón y levanté
la mano izquierda.
—Prometo que me comportaré esta noche —dije riendo. En el
interior, mi corazón estaba acelerado y estaba llena de dudas. Nicole
quitó la mano de mi vaso disparando su shot.
—¡Guao! —grité—. ¡Vamos a bailar!
Las tres estábamos en la pista de baile llena de gente pasándola
bien. Definitivamente me estaba sintiendo excitada. Estábamos
bailando con un par de tipos diferentes alrededor nuestro, y me di
cuenta de Justin en el bar. Él era un habitual de Danny’s. Habíamos
enganchado unas cuantas veces en los últimos años. Era uno de los
pocos chicos con los que había permanecido amistosa. Con Justin,
sabía exactamente lo que estaba haciendo. Ninguno de nosotros
quería una relación, por lo que una noche de sexo sin sentido cada
pocos meses era exactamente lo que hacíamos.
Justin tenía casi seis pies de alto y el pelo rubio sucio que él deja
colgar de cualquier forma. Era de estructura media y siempre llevaba
una chaqueta de motociclista de cuero negro, camiseta blanca, jeans
y zapatillas blancas. La primera noche que lo conocí le dije que era un
Jax Teller de los Hijos de Anarquía. Esto para mí fue muy, muy bueno.
Esta noche no fue la excepción.
Se paseó en la pista de baile y, por la mirada en sus ojos, supe que
quería hacer más que sólo bailar. Le hice una seña con la mano y me
molí contra él. Tonight I’m Lovin You estaba sonando mientras movía sus
manos arriba y abajo sobre mi cuerpo, subiendo mi falda en un
momento. Las cosas estaban definitivamente calentándose entre
nosotros. La música estaba bombeando y el alcohol iba rápidamente a
mi cabeza. Podía sentirme perdiendo el control. Cerré mis ojos cuando
comenzó a besar mi cuello y oído.
Sentí un repentino tirón. Abrí rápidamente mis ojos y vi a Justin en
el suelo con Garrett de pie sobre él.
—¡No la toques, joder! —gritó Garrett.
Lo empujé lejos de Justin.
—¿Qué mierda estás haciendo?
—¿Sólo vas a dejarlo tocarte así, como una puta barata? —me
gritó de vuelta, con rabia en su voz.
Justin se puso detrás de mí. Lo sentí empujándose arriba con
fuerza contra mi espalda.
—¿Cuál es tu maldito problema? —le gritó a Garrett mientras
respiraba pesadamente sobre mi cuello.
Encontrarme entre estos dos no era un lugar donde me gustaba
estar. Pero sabía que Danny llamaría a la policía en un segundo si un
golpe fuera arrojado. No toleraba ningún tipo de violencia en su bar.
Rápidamente me giré hacia Justin, poniendo mis manos en su
rostro miré directamente a sus ojos.
—Justin, por favor, déjalo ir. No quiero verte entrar en una pelea
por mí.
Cerró sus ojos apretadamente e intentó controlar su respiración.
Abrió los ojos.
—Leila, no voy a dejar que algún imbécil venga y te llame puta.
Jodidamente no va a suceder.
—Puedo manearlo —dije firmemente—. Él y yo… tenemos una
historia. Quiero que te vayas antes de que Danny llame a la policía.
Sabes cómo es acerca de pelear aquí.
—¿Estás segura de que sabes lo que haces? Joder, lo juro por
Dios, Leila, voy a golpear su jodida cabeza por ti.
Sus palabras trajeron una pequeña sonrisa a mi rostro.
—Sé que lo harás, Justin, y realmente lo aprecio, pero lo que
realmente necesito que hagas es irte.
Levantó mi barbilla con sus dedos.
—Estoy haciendo esto solamente porque lo pediste amablemente
—dijo con una sonrisa y besó mis labios gentilmente.
Justin se separó de mí lentamente y levantó su mano señalando
directamente a Garrett.
—Tienes suerte, hijo de puta.
—Justin —dije, levantando la voz.
Levantó sus manos como rindiéndose.
—Bien, me voy de aquí. Tienes mi número si me necesitas —dijo en
voz alta, mirando fijamente a Garrett—. Si la lastimas, jodidamente te
mataré.
Una vez que me aseguré de que Justin se fue giré rápidamente
para enfrentar a Garrett.
—¿Quién mierda te crees que eres? ¡No tienes derecho de
llamarme puta! —Comencé a caminar hacia él—. ¿Cómo te atreves a
venir y juzgarme? No soy tu novia. Lo dejaste perfectamente claro hace
cuatro años. Sólo recuerda que fuiste tú quien me dejó. Me
abandonaste cuando más te necesitaba. ¿Creíste que iba a ser célibe
por el resto de mi vida? ¿Qué iba a llorar por ti?
Pude notar por la mirada en su rostro que mis palabras lo hirieron.
Un grupo de gente comenzó a rodearnos. Sentí como que las paredes
se cerraban sobre mí y empecé a ver manchas. La atmósfera era
realmente densa en el bar y realmente necesitaba aire fresco. Salí por la
puerta delantera y corrí lo más rápido que pude por la acera. Las
lágrimas estaban cayendo y comencé a respirar con dificultad como si
estuviera a punto de hiperventilar. No podía recuperar el aliento. Me
doblé, mis manos en mis muslos y mi cabeza abajo, tomando
respiraciones profundas.
—¡Leila! —Oí detrás de mí. Pude notar por el tono de voz de
Garrett que estaba furioso.
—¡Vete y déjame sola! —grité—. ¿No me has herido lo suficiente?
Estuve intentando superarte, así que por favor sólo déjame ir.
—Oh, sí… ¿te tomó mucho tiempo superarme? —gritó.
—¿De qué demonios estás hablando?
—Oh, por favor, no te hagas la inocente. Dijiste que te abandoné,
¿cuánto te tomó empezar a dormir con otros chicos? —gritó.
Sus palabras me cortaron como una navaja. Traté de
abofetearlo, pero dio un paso atrás.
—¡No voy a escuchar tu mierda, Garrett! Eres el que se fue.
Probablemente no te gustó la decisión que tomé, pero fue mi elección.
Te alejaste y me dejaste aquí para tratar con todo. Espero que te hayas
divertido estos últimos años. Ten un buen vistazo de lo que has creado…
una puta borracha.
—¿Crees que he estado de vacaciones los últimos cuatro años?
Me traicionaste. Dijiste que hablaríamos sobre las cosas. En su lugar, te
fuiste a mis espaldas No podía mirarte. Estaba fuera de mi mente,
necesitaba alejarme de ti… de nosotros. La única manera de hacerlo
era irme. Así que me uní a los Marinos. Necesitaba tiempo para aclarar
mi cabeza —hizo una pausa, considerando sus próximas palabras—.
Mientras estaba en el campo de entrenamiento, me di cuenta de que
había cometido el error más grande de mi vida dejándote.
—Oh, por favor. No me des esa mierda. Sabías mi número de
teléfono. Pudiste haberme llamado —grité en respuesta. No daría
marcha atrás y estaba furiosa.
Dio un paso hacia mí y trató de tomar mi mano. Lo empujé con
toda mis fuerzas.
—¡Leila! Por favor… sólo escúchame —su voz se quebró—. Tan
pronto como mi entrenamiento básico terminó, estuve en el próximo
vuelo a casa. Manejé hasta tu casa, pero nadie estaba ahí. Llamé a
Nicole para saber dónde estabas. Me dijo que estabas en la feria. Fui a
buscarte porque necesitaba verte, abrazarte. Eras todo en lo que
pensaba mientras no estaba. Cuando te encontré en la feria estabas
con un tipo. Te estaba tocando y estabas besándolo. Casi me muero.
Quería matarlo por tocarte. Pero sabía que eso no te traería de vuelta a
mí.
Sus palabras me tiraron, y sentí como si el aire hubiera sido
golpeado fuera de mí.
—¿Estabas ahí? —dije en el más débil susurro.
Esa noche vino corriendo hacia mí.
Era mi primer año en la WSU y Amy me rogó que fuera a una cita
doble con ella y Bill. No quería ir, no estaba de ánimo. Ella empleó su
mejor caso.
—Vamos, amarás a Jonathan. Es súper agradable y ardiente —
Estaba dándome sus ojos de cachorro y haciendo pucheros.
—Está bien, iré —dije malhumorada.
Amy chilló y saltó arriba y abajo.
—Vamos a tener mucha diversión, lo prometo.
Caminamos hacia el dormitorio de Bill y Jonathan. Los dos eran
juniors y vivían en los apartamentos en el campus. Cuando entramos a
su edificio Bill nos estaba esperando en el lobby. Dijo que Jonathan no
estaba listo y que deberíamos ir por un par de cervezas. Le disparé una
mirada a Amy. Se encogió de hombros, me dio una sonrisa cursi y me
arrastró por el pasillo de la mano.
Cuando entramos al apartamento, inmediatamente me di cuenta
de cuánto espacio más tenían que nuestro dormitorio. Era como un
apartamento real. Bill y Jonathan tenían cuartos separados. Había una
cocina verdadera y una linda sala de estar. Desde que yo sólo era una
estudiante de primer año esta era la primera vez que había visto uno de
estos apartamentos. Eran sólo brindados a juniors y seniors. Estaba
impresionada por el tamaño y pensé para mis adentros que disfrutaría
vivir en el campus si en realidad tuviera mi propio cuarto.
Caminamos hacia la sala de estar, Amy y yo nos sentamos en el
sofá. Bill se acercó y nos entregó a cada una un vaso rojo. Solo. Nunca
había sido una gran bebedora, pero ¿quién era yo para estropear la
diversión de todos?
Levanté el vaso hacia mi boca y di un trago. Casi lo escupo y miré
a Bill y pregunté—: ¿Qué demonios es esto?
Me sonrió.
—Es un té helado Long Island.
—Jesús, es fuerte —hice una mueca de dolor.
—Toma otro trago —me respondió—. El segundo siempre es más
fácil.
Tomé otro trago. Él estaba en lo correcto. Fue mucho más fácil.
Después de unos pocos sorbos más pude sentir mi cuerpo empezándose
a sentir caliente y ya no estaba tan tensa. Me sentí como si tuviera una
“sensación grata”.
Jonathan finalmente salió del baño. Caminó a la sala de estar
sólo con una toalla envuelta alrededor de su cintura. Medía como cinco
pies y nueve pulgadas. Su torso era largo y flaco, y su cuerpo era
perfecto. Tenía penetrantes ojos azules y un mediano pelo rubio sucio
que tenía un poco de ondulación. En su brazo y hombro izquierdo tenía
una especie de tatuaje tribal. Me sonrojé un poco mientras él estaba
ahí.
—¡Oh, mierda! ¿Por qué no me dijeron que estaban aquí? —le dijo
a Bill. Éste lo miró y se echó a reír.
—Amigo, me imaginé que nos escucharías entrar —Jonathan
agarró un vaso Solo y se dirigió a su habitación.
Amy se inclinó hacia mí y susurró—: ¿Ves? Te dije que era ardiente.
La miré. Tenía una sonrisa gigante en la cara. Le devolví una
sonrisa pequeña. Honestamente no estaba lista para ir a una cita,
Garrett y yo habíamos roto hace unos tres meses. Mi corazón todavía
estaba roto. Me imaginé que haría lo mejor de esta noche. Sólo
estábamos yendo a pasar el rato a la feria. No era un compromiso o
algo así. Jonathan salió de su cuarto usando una camiseta de la WSU y
un par de jeans que le quedaban muy bien. Caminó hacia mí y se
presentó.
—Hola, soy Jonathan. Siento lo de antes. No salgo usualmente en
una toalla cuando hay compañía.
Lo miré y reí.
—Soy Leila —dije tímidamente.
Nos quedamos en su apartamento por otros veinte minutos
mientras terminábamos nuestras bebidas. Cuando estuvimos listos para
salir, Bill tomó mi vaso y el de Amy y los volvió a llenar.
—Aquí tienen damas, uno para el camino.
Por el momento me estaba sintiendo bastante bien y muy, muy
relajada. Amy enlazó su brazo en el mío y levantó su vaso diciendo—:
Salud —le devolví la sonrisa y seguí la corriente.
En el momento en que llegamos a la feria mi vaso estaba vacío y
me estaba sintiendo mucho mejor acerca de salir y tener diversión. Los
cuatro caminamos alrededor de la feria mirando a todas las diferentes
atracciones. Fuimos a ver al “Caballo Más Pequeño del Mundo” y a “La
Vaca Unicornio”. Nos abrimos paso a través del Midway viendo a los
niños en los paseos.
Su alegría y risa me hizo sonreír. Hacía mucho tiempo que no me
reía así.
Jonathan me acercó más a él.
—¿Estás bien? —preguntó.
—Sí, estaré bien —me encogí de hombros.
Tomó mi mano.
—Vamos, sé qué te hará feliz —me arrastró desde el Midway
hasta los juegos. Fuimos hasta el juego de dardos y señaló hacia los
peluches—.Elige un premio. Lo ganaré para ti.
Me giré hacia él y reí.
—No, no tienes que hacer eso.
—Sé que no tengo que hacerlo… quiero hacerlo. Quiero hacerte
sonreír. Tienes una sonrisa hermosa —dijo mientras frotaba gentilmente
mi brazo.
Mi cuerpo se tensó y mi corazón cayó. De repente sentí a la culpa
bañándome. No debería estar aquí. Jonathan sintió mi cambio
repentino. Tomó mi mano.
—Oye, está bien. Estamos aquí para divertirnos. ¿Quieres ese
gatito grande y rosa?
Sentí una sonrisa formándose. Tenía razón, estábamos aquí para
tener un buen rato. ¿Por qué estoy preocupándome si no estoy
haciendo nada malo?
—¡Sí, el gatito grande y rosa! —dije emocionada.
Mientras caminábamos por la feria, Jonathan se detuvo en la
tienda de cerveza y nos compró algunas. El alcohol estaba aliviando mi
culpa y estaba empezando a realmente dejarlo ir. Me giré hacia él y
dije—:¡Vamos a algunas atracciones!
Él tenía una gran sonrisa en su rostro y corrimos de vuelta al
Midway, como dos niños pequeños. Nos subimos a la montaña rusa, al
tobogán de agua, y fuimos a algunas casas divertidas. Cuando salimos
de la última atracción, me agarró y me dio la vuelta. Me soltó despacio
y quedamos cara a cara.
Me empecé a sentir un poco mareada y enrojecida. No estaba
segura si era el zumbido o el hecho de que realmente me gustaba. Su
rostro se movió hacia el mío lentamente, puse mis labios en los suyos y lo
besé duramente.
Él comenzó a devolverme el beso con apenas fuerza. Mi corazón
estaba bombeando y mi cuerpo estaba estremeciéndose. Me di
cuenta de que mi dolor se había ido, sólo así. Había encontrado algo
para quitarlo… sexo y alcohol.
Continúo explicándole a Garrett todo lo que pasó esa noche.
Jonathan no era mi novio. Solo había sido una doble cita con mi
compañera de cuarto y su novio.
—No quería ir, él no significaba nada para mí —lloré suavemente.
—Oh, Leila, yo… no lo sabía. Te vi ahí con él y me mató por
dentro. Pensé que habías seguido adelante —dijo acariciando mi
rostro—. Después de que te vi con él, me apagué. No sentía nada. Al
principio me emborraché un montón pero eso no ayudó. Estaba harto
de no sentir nada. Decidí infligirme dolor. Decidí conseguir un tatuaje.
Tan pronto como la aguja tocó mi piel pude sentir otra vez. Era como
una droga. No podía parar. Me sentiría bien por un tiempo hasta que el
dolor se iba. Entonces estaba vacío de nuevo. Tendría que ir de vuelta a
conseguir otro, sólo para sentir algo, cualquier cosa —dijo con dolor en
su voz.
Pensamientos corrían por mi cabeza. Apreté mis ojos cerrados.
Estaba tan enojada con él y conmigo. Por saber que había vuelto por
mí, y yo estaba con otro chico. Sentí náuseas. Empecé a toser y
atragantarme. Necesitaba escapar. Me di vuelta para irme, pero tomó
mi brazo.
—No te alejes de mí —dijo.
Pude oler alcohol en su aliento. Me atrajo hacia él y lo empujé
con todas mis fuerzas.
—No me toques —lloré. Mi pecho subía y bajaba.
No podía soportar estar cara a cara con él. Quería dañarlo como
él me había dañado.
—¿Por qué no vuelves con tu novia? —grité—. ¡Parecías estar
teniendo un buen momento cerniéndote sobre ella en la boda y el club!
Le di la espalda pero me agarró y dio vuelta otra vez. Intenté
abofetearlo otra vez, esta vez, me cogió por la muñeca.
—No me alejes —dijo calmadamente.
Lo miré directamente a los ojos y dije—: Te odio
Se estremeció. Entonces me empujó contra la pared y lo empujé
hacia atrás.
—¡Dije que no me toques, maldita sea! —grité.
Vino hacia mí otra vez, clavó mis brazos a la pared y me besó.
Pude probar el Jack Daniels en su lengua. Traté de luchar contra él. Sin
embargo, era demasiado fuerte. Intenté controlar mis lágrimas pero
éstas empezaron a rodar por mis mejillas.
Me empujó más cerca de él y me levantó. Envolví mis piernas a su
alrededor para intentar apretarlo para que me dejara ir, pero no
funcionó.
—Bebé, no luches contra mí —su voz fue un susurro ronco.
Me besó otra vez. Mis emociones estaban en todos lados. Lo
odiaba, pero al mismo tiempo no quería que se detuviera. Intenté
empujarlo, pero no iba a ceder. Siguió besándome con fuerza.
Finalmente me rendí y le devolví el beso. Cuando nos separamos por
aire, mi cabeza estaba dando vueltas. Su pecho subía y bajaba y
estaba intentando recuperar el aliento, y sentí que me iba a desmayar.
Cerré mis ojos apretadamente tomando una respiración profunda. ¿Esto
estaba realmente pasando?
—G —susurré sin aliento.
Me besó otra vez. Esta vez su beso era mucho más suave. Lenta y
gentilmente empujó su lengua en mi boca. Su lengua se sentía muy bien
mientras ligeramente se burlaba de la mía. Le devolví el beso
gentilmente acariciando su lengua con la mía. Envolví mis brazos
alrededor de su cuello y traté de acercarlo más. No podía tener
suficiente de él. Estaba frenética. Mi cuerpo dolía por él. Había estado
doliendo por él todos estos años. Esto era lo que había estado
buscando. Todos los hombres con los que había dormido para que me
hicieran sentir completa no lo habían hecho, solo él. Lo besé otra vez,
febrilmente. No podía parar. Era como una adicta, y él era mi droga.
Sus manos estaban apretando mi culo, y lentamente subió mi
falda. Usó su peso para sostenerme y liberó una de sus manos trabando
su camino hasta mi camisa. No estaba usando sostén, y rápidamente
encontró mi pezón y comenzó a frotarlo y después al otro. Mis pezones
se pusieron erectos por su toque. Gemí en su oído y lo sentí
estremecerse. Deslicé mis manos por su pecho y debajo de su camisa.
Su cuerpo estaba bien trabajado. Podía sentir las ondulaciones de sus
abdominales. Froté mis manos por todo su pecho tirando de él hacia mí
mientras lo volvía a besar. Estaba perdiendo el control y no me
importaba.
Lentamente, bajé mis manos por su cuerpo. Froté su pene a través
de sus jeans, los desabroché y empujé dentro mi mano para
encontrarlo. Comencé a acariciarlo dentro de sus pantalones. Dejó salir
un profundo suspiro.
—Aaaah, Leila —gimió.
Comencé a succionar y besar su cuello. Mi núcleo interno estaba
caliente y zumbando. Podía sentir que me mojaba. Lo deseaba tanto.
Saqué mis manos e intenté bajar el frente de sus calzoncillos. Tocó mi
mano y me detuvo.
—Garrett, por favor… te deseo… te necesito. Mi cuerpo te anhela
—dije sin aliento...
Me había olvidado completamente de todo lo que había
discutido con Helen. Lo deseaba y estaba obligada y determinada a
hacerlo mío otra vez.
Puso su frente contra la mía y respiró entrecortadamente. Estaba
bastante segura de que estaba llorando.
—Leila, no puedo —dijo —. No así, mereces algo mejor que esto,
mejor que yo.
Puse mis manos en su rostro suplicándole.
—Por favor, te necesito… —lentamente me bajó para que
estuviera en mis pies otra vez. No podía creer que me estuviera
rechazando.
Comencé a sentir ira hacia él.
—¿Qué… no soy lo suficientemente buena para ti? No quieres
follarte a una puta, ¿verdad? —dije fríamente—. Estoy segura de que te
follaste a la vagina de los cerebros de honor en la noche de la boda —
Se encogió ante mis palabras.
Su rechazo fue devastador. Lo deseaba tanto que dolía y cuando
me dijo que no, se sintió como si hubiera roto mi corazón otra vez.
Rápidamente giré para irme. Garrett tomó mi brazo otra vez.
—¿Dónde crees que vas? —dijo calmadamente.
Me había fijado contra la pared. Tenía un brazo a cada lado de
mí, bloqueándome el movimiento. Me miró profundamente a los ojos,
acariciando mi mejilla con su mano.
—Leila, no he dormido con nadie desde ti.
Reí.
—¡Oh, por favor! ¡Crees que voy a creer eso!
Se veía agitado.
—Eres la única… siempre has sido la única. He tenido citas con
mujeres, pero nunca he tenido sexo. El pensamiento de estar con
alguien que no seas tú me hacía sentir enfermo. No tienes idea de
cuánto te deseo ahora mismo —susurró en mi oído —. Pero mereces
algo mejor que yo.
Mis ojos se habían llenado de lágrimas otra vez. Estaban corriendo
por mis mejillas ahora, y comencé a sollozar. Me sentía tan culpable.
Después de que rompimos, dormí con todo chico que conocí, mientras
él fue célibe por cuatro años. Tenía razón al compararme con una puta
en el bar. Eso es lo que soy.
—Leila, por favor no llores. —Levantó su pulgar y enjugó mi
mejilla—. Verte llorar rompe mi corazón. Vine para decirte que te
extraño. Desde que te vi en la boda, no he sido capaz de sacarte de mi
mente. Consumes mis pensamientos. No puedo comer. No puedo
dormir. —Estaba temblando—. Tuve que convencerme de que te había
superado. Entonces, te vi otra vez. Te veías tan hermosa. Te vi en la fiesta
de Halloween… —Su voz comenzó a arrastrarse—. Estabas bailando
con ese tipo… lo besaste. —Su expresión lucía como si estuviera
padeciendo dolor—. Mi corazón se rompió. Tomó todo de mí no correr a
través de la pista de baile y golpear el infierno fuera de él. Fue ahí
cuando me di cuenta cuán vacío estaba sin ti. Te necesitaba en mi
vida.
Estaba sin palabra. Estaba anhelando estar en sus brazos otra vez,
escucharlo decirme estas palabras. Sentí que estaba soñando, y si lo
estaba, no quería despertar. Puso su mano debajo de mi barbilla y me
besó. Un beso tan gentil y suave que hizo que me derritiera en sus labios.
Podría decirme que hiciera cualquier cosa en este momento, y lo haría.
Estaba tan perdida sin él. Necesitaba que se quedara, que no me
dejara otra vez.
Puse mis manos en su rostro. Sus mejillas se sentían húmedas por las
lágrimas.
—G, por favor no llores. Necesitamos parar de herirnos el uno al
otro. Los dos estábamos sufriendo y lo manejamos muy diferente.
Intentaste sentir con agujas de tatuajes, y yo lo hice con alcohol y
hombres. Ninguno de los cuales es saludable.
—Ven a casa conmigo —susurré—. Necesito que me sostengas
esta noche. Incluso si es todo lo que hacemos, es suficiente sólo estar en
tus brazos.
Me miró a los ojos y asintió. Tomé su mano y caminamos
lentamente a Danny’s y nos dirigimos directamente a mi apartamento.
No nos dijimos ni una palabra, pero no necesitaba palabras. Lo tenía a
él.
Una vez que entramos le mostré los alrededores y fui hasta la
cocina. Necesitaba una bebida fuerte. Saqué una botella de vodka y
dos vasos de chupito. Caminó detrás de mí y envolvió sus brazos
alrededor de mi cintura. Apoyé mi cabeza en su pecho y tomó una
respiración profunda.
—Ah… ese olor… he extrañado tu olor —dijo en mi oído.
Eso era todo lo que necesitaba escuchar. Giré, envolví mis brazos
a su alrededor y lo besé. Dio unos pasos adelante y me subió al
mostrador de la cocina. Nuestro beso inocente rápidamente se tornó
apasionado. Mi lengua entró en su boca. Me moví a su oreja y
gentilmente la mordisqueé.
Alcancé sus pantalones para desabrocharlos. No podía
detenerme. No había manera de que no le hiciera el amor esta noche.
Al principio se congeló, y sentí a su cuerpo tensarse.
—Está bien, bebé —dije—. Por favor déjame.
Sentí a su cuerpo dejar ir la tensión lentamente. Me recogió del
mostrador y me llevó hasta mi habitación. Tentativamente me acostó en
la cama. Estaba siendo muy gentil y cauteloso, tratándome como si
fuera una virgen. Se sentó en el borde de la cama. Comencé a retirar
lentamente su camisa.
—No —dijo mientras una lágrima corría por su mejilla.
Me detuvo.
—Leila, hay algo que tengo que decirte —su voz estaba
temblando.
Lo miré, la expresión en su rostro era de vergüenza.
—¿Qué?
—¿Recuerdas cuando en la boda me preguntaste si me había
lastimado?
—Sí, dijiste que te desgarraste un músculo —dije.
—Bueno, eso no es exactamente lo que pasó. Tuve en accidente
bastante malo en Afganistán hace un par de años.
—¿Un accidente? ¿Qué tipo de accidente? —Rápidamente miré
abajo a su pierna—. ¿Qué tan malo? —pregunté frenéticamente.
Tomó una respiración profunda.
—Cuando estaba en Afganistán mi convoy fue enviado y el
camión que estaba conduciendo pasó por encima de un IED
enterrado, y explotó.
—¡Explotó! —jadeé.
—La bomba explotó en mi lado del camión, conseguí la peor
parte. Tuve que ser sacado por el Oficial de la Marina que viajaba con
nosotros. Mi pierna estaba gravemente herida y tuvo que resucitarme
varias veces —hizo una pausa intentando reunir sus pensamientos—. Le
debo mi vida. Me mantuvo vivo hasta que la evacuación médica vino y
me llevó por vía aérea hasta la base.
Puse mis dedos en sus labios.
—Muéstrame —dije, mi voz tembló.
Lentamente se sacó la camisa, y corrí mis manos por sus brazos.
Cuando alcancé la parte trasera de su brazo derecho, sentí cicatrices
profundas.
—Oh, G —susurré. Me moví más cerca de él y besé ligeramente
sus cicatrices. Sentí su cuerpo ponerse rígido ante mi toque—. ¿Duele?
Sacudió su cabeza.
—No. —Salió en un apenas susurro.
—¿Y tu pierna? ¿Tiene los mismos tipos de cicatrices?
Bajó su cabeza.
—El doctor tuvo que amputar una parte de mi pierna.
Ahora sentía lágrimas rodando por mis mejillas.
—¿Amputada? —dije con voz ronca tratando de ahogar las
lágrimas.
Lentamente bajé de la cama y me agaché frente a él.
Lentamente subí su pierna derecha del pantalón para ver una pierna
protésica.
—¿Cuánto tuvieron que apuntar?
—Justo hasta debajo de la rodilla.
—¿Puedo ver? —pregunté suavemente.
Vaciló por un minuto.
—Sólo mi doctor y mis padres han visto mi pierna sin la prótesis.
—Por favor —susurré.
Cerró sus ojos y exhaló. Asintiendo, subió la pierna de su pantalón.
—¿Necesitas mi ayuda?
—No —dijo.
Cuando me senté en el piso, mi mente comenzó a correr. ¿Cómo
pudo pasar esto? ¿Nadie siquiera pensó en llamarme y dejarme saber
acerca de este accidente? Siempre pensé que su madre y yo teníamos
una buena relación. Ella todavía me manda tarjetas de cumpleaños y
navidad, por el amor de Cristo. Había un millón de preguntas corriendo
por mi cabeza. Quería preguntarle todas y cada una de ellas. Pero en
vez de eso, me senté silenciosamente y miré.
Se puso de pie y deslizó abajo sus pantalones sacando primero su
pierna izquierda y sentándose de vuelta en la cama.
—Aquí, déjame ayudarte —insistí.
Tirando de la pierna derecha del pantalón y poniendo sus jeans
en la cama. Deslizó una funda de plástico grueso que subía por su muslo
hacia abajo sobre su rodilla y sacó su pierna de la prótesis. Lo miré
atentamente y me di cuenta de que sus manos estaban temblando. Me
miró sonriendo nerviosamente. Continuó quitando dos calcetines y
luego lo que llamaba un revestimiento para su piel. Estaba tratando
tanto de contener mis lágrimas. Rompió mi corazón verlo así.
Me puse de pie sosteniendo mi mano hacia él. Se levantó
intentando conseguir equilibrio. Tomó mi mano y tiró de mí hacia él
tomándome completamente desprevenida. Envolviendo sus brazos a mi
alrededor, me apretó estrechamente, presionando sus labios con fuerza
contra los míos adentrando su lengua en mi boca.
Estaba respirando con dificultad, y pude sentir su pecho subir y
bajar contra mi cuerpo. Me giró y me tiró a la cama. No podía sacar mis
ojos de él. Había visto esta mirada en sus ojos antes, era pura lujuria, y
supe exactamente lo que quería. Mi corazón empezó a correr mientras
tragaba saliva. La verdad era que estaba asustada. Esto era todo lo
que quería pero ahora que él estaba aquí no podía evitar sentirme
petrificada. El pensamiento de él yéndose otra vez me preocupaba, y
supe que mi corazón no podría soportarlo.
Me moví más arriba en la cama por lo que mi espalda estaba
descansando en mi cabecera. Se arrastró por la cama como un tigre
acosando a su presa. Me agarró de los tobillos tirando de mí hacia él.
—¿Dónde crees que vas? —dijo ásperamente. Ahora estaba
directamente sobre mí. Mi corazón se sintió como si pudiera latir justo
fuera de mi pecho. Lo deseaba tanto.
—Quítate la camisa —gruñó.
La alcancé para sacarla sobre mi cabeza, y él casi la arranca de
mí.
—No sabes cuánto he esperado para hacer esto —dijo
besándome apasionadamente. Palmeó mis pechos y pellizcó mis
pezones. Podía sentir mis pechos hinchándose, y mis pezones estaban
erectos por su toque. Solté un pequeño gemido. Se sentó sobre sus
rodillas, desabrochó mi falda y la bajó. Metió la mano entre las piernas
y me frotó a través de mi ropa interior. Me dio su sonrisa sexy.
—Estás mojada para mí.
Estaba un poco avergonzada por sus palabras. Había pasado un
tiempo desde que había tenido sexo sobria. Deslizó sus dedos en mi
ropa interior. Sentí que mis ojos rodaban a la parte posterior de mi
cabeza, y gemí otra vez.
—¿Te gusta eso, bebé? —susurró.
Tomando sus hombros con fuerza le di la vuelta sobre su espalda.
Creo que tal vez lo tomé desprevenido porque la mirada en su rostro era
de completo asombro. No podía soportarlo más. Lo necesitaba
desesperadamente.
Me moví por su cuerpo hasta llegar a su pene. Lenta y
gentilmente mi boca hizo su camino a su alrededor, burlándome de él
con mi lengua. Me estaba tomando mi tiempo. Quería saborear todo
momento que tuviera con él. Había soñado con esto un millón de
veces, y ahora estaba aquí, conmigo. Con cada succión y tirón y sus
gemidos se hicieron más fuertes.
—Leila, he extrañado tu dulce boca.
Sus palabras me dieron piel de gallina. Apreté mis labios a su
alrededor y chupé más fuerte y rápido. Quería tener hasta la última
gota, darle todo lo que se había perdido en los últimos cuatro años.
—Joder, bebé —gimió en voz alta—. Ven aquí.
Traducido por dkct21

Corregido por Lexie

Desperté a la mañana siguiente para encontrarme sola. Mi


corazón se hundió, ¿anoche fue solo un sueño? Salté de la cama
apresurándome por mi apartamento buscándolo. No había signo de él,
se había ido. Mi corazón estaba en mi garganta, mis ojos llenos de
lágrimas.
Comencé a reproducir la noche anterior en mi cabeza, y una ola
de tristeza pasó por mi cuerpo y luego quedó establecido que él se
había ido. Lo había perdido otra vez. Comencé a atragantarme. Corrí
hacia el baño y me lancé al inodoro. Era tan jodidamente estúpida por
pensar que él volvería a mi vida y todo sería como antes. Lo había
jodido todo cuatro años atrás, y lo había jodido otra vez.
Caminé a mi cocina y vi la botella de vodka y los dos chupitos
que habían estado allí desde anoche
—Joder —dije.
Llené ambos vasos de chupitos con el vodka y tomé los dos. Llené
los vasos otra vez y los vacié. Para el momento que llevaba mi sexto
vaso, estaba viendo doble y mi ira se estaba formando. Tropecé en mi
closet para tomar mi caja de recuerdos. La había metido tan adentro
en mi closet que lancé todos los zapatos que estaban en mi camino
alrededor de mi habitación. Una vez que tomé la caja me acosté en mi
cama enrollándome en una bola. Abrí la caja y comencé a sacar las
fotos una a una.
Una vez que las lágrimas iniciaron no las pude detener. Estaba
llorando incontrolablemente al punto donde no podía atrapar mi
aliento. Me senté en mi cama y sentí la habitación girar. Cerré los ojos
esperando que eso ayudara, pero no lo hizo. Me recosté de nuevo y
sentí mi estómago revolverse. Conocía esta sensación y me disparé
fuera de la cama hacia el baño. Apenas llegué al inodoro cuando
comencé a vomitar mis sesos. Mi garganta estaba en carne viva por
vomitar, mis ojos quemaban de llorar tan fuerte. Me senté apoyada en
mi bañera esperando a que se vaya la sensación de nausea. Una vez
que mi estómago comenzó a asentarse me estiré sobre la bañera y abrí
el agua. Aún sentada en el piso, dejé que la habitación se llenara con
vapor.
Lentamente, me puse de pie usando el inodoro como soporte. Me
incliné en el lavabo tomando mi cepillo dental. Añadiendo mucha
pasta dental con la esperanza de quitar el sabor a vómito de mi boca.
Cuando terminé de cepillarme, me quité mi playera y cuidadosamente
me metí en la ducha.
Permanecí debajo del agua dejando que corriera por mí.
Pensamientos de Garrett y yo vinieron rápidamente, su toque, su olor, la
manera en que me besaba. Estaba luchando contra las lágrimas
cuando volvieron las náuseas. Me senté en la bañera jalando mis rodillas
a mi pecho, moviéndome de adelante hacia atrás mientras el agua
caía sobre mí.
La próxima cosa que recuerdo es escuchar mi nombre siendo
gritado.
—¡Leila! ¡Leila! ¡Jesucristo!
Abrí mis ojos tratando de enfocarme en quién estaba
hablándome. Mientras mi visión se aclaraba, me di cuenta de que era
Garrett.
—¿Garrett?
—Sí, Babe.
Me sentí ser levantada. Estaba temblando, mi ducha en algún
momento se volvió helada.
—Jesús, estas fría. ¿Cuánto tiempo llevas allí? —dijo envolviendo
una toalla a mi alrededor.
—Volviste —dije suavemente.
—¿Volver? Babe, nunca me fui. Fui a buscarnos café y donas. Me
encontré con mi tío que me habló por casi una hora. ¿Qué rayos
estabas haciendo?
—Pensé que me habías dejado. Desperté y no estabas —dije
tristemente.
—¿Estás borracha?
—No, estoy muy segura que lo vomité todo.
—Oh Babe, ¿qué te hice? —dijo quitando mi mojado cabello de
mi cara.
—Te podría decir lo mismo a ti —repliqué mirando al piso.
—Leila, mírame —Levantó mi mentón con sus dedos—. Estoy aquí.
No me estoy yendo.
Sentí mi corazón saltarse un latido con sus palabras.
—Perdón —dije.
—¿Perdón? ¿Por qué?
—Por todo…
Me cortó antes de que pudiera decir algo más. Usando ambas
manos levanto mi cabeza y me beso. Su lengua acarició gentilmente mi
lengua. Mi corazón comenzó a martillear y sentí a mi respiración
acelerarse. Aunque seguía fría hasta los huesos, solté mi toalla y la dejé
caer al suelo. Su beso se volvió más intenso mientras me atraía a su
cuerpo. Comencé a sentir esa sensación tibia otra vez.
Tomé el borde inferior de su camisa y la pasé sobre su cabeza. Sus
tatuajes eran impresionantes. No los había notado en detalle anoche.
Ahora viéndolos a la luz del día, en verdad eran una pieza de arte.
Toqué gentilmente su pecho trazándolo con mis dedos.
—Desperté y no estabas —dije—. Creí que te había soñado
anoche.
Colocó sus manos en mis caderas y me atrajo otra vez. —No soy
un sueño, Babe. Estoy aquí de verdad.
—Porque si, lo estás —dije en un tono seductor. Estaba frotando
mis manos por su pecho y estomago absorbiendo todos y cada uno de
sus tatuajes.
—Todos son tan hermosos —dije impresionada. Mientras movía mi
mano por su caja torácica mi mano se detuvo y tomé una respiración
entrecortada—. Oh…
Me miró y cerró los ojos. Tomó una respiración profunda. –Ese fue
el primero… Es mi favorito.
Tomé mi dedo medio e índice y comencé a trazarlo. Era un
corazón idéntico al que hizo de alambre de espino para mí en nuestro
primer día de San Valentín. Dentro del corazón se leía Leila. Tomó mi
mano y la colocó en su pecho, sobre su corazón.
—Quizás me haya ido pero siempre estuviste en mi corazón.
Se inclinó y besó mi mejilla. Su rostro se sentía áspero por la barba
que tenía. Sus labios se movieron a mi boca y luego a mis senos.
Suavemente y tiernamente mordisqueó y chupó mis pezones. Mi cabeza
cayó hacia atrás con placer. Lentamente me empujó hacia atrás hasta
que alcancé el lavabo. Tomó mis muslos y levantó mi cuerpo, entonces
me sentó en el lavabo. Me estiré y desabotoné sus pantalones
bajándolos rápidamente, necesitando sentirlo dentro de mí. Me estaba
humedeciendo de solo de pensarlo. Envolví mis piernas alrededor de él
mientras entraba en mí. Gimiendo, coloqué mis brazos alrededor de su
cuello y comencé a mover mis caderas. El inclinó su cabeza hacia mí y
apoyó su barbilla en mi hombro.
—Te amo —susurró en mi oreja.
—También te amo.
Continúo moviendo sus caderas empujándose profundamente en
mí. Tomó mis muslos firmemente. Podía decir que él se estaba
acercando y yo también. Enterré mis uñas en su espalda mientras
explotábamos.
Su cálida ráfaga me llenó por dentro. Podría hacerle el amor todo
el día. Él llenaba el vacío en mi corazón.
—¿Te importaría si tomo una ducha rápida? No tomé una antes
de salir por café.
—Se mi invitado, pero no estoy segura de sí haya agua caliente —
dije sonriendo.
—Lo hare rápido —dijo guiñándome.
Mientras estaba en su ducha, frenéticamente traté de recoger
todas las fotos que estaban regadas por la habitación antes de que él
pudiera verlas. Desafortunadamente, para mí, no fui lo suficientemente
rápida.
—¿Qué es todo esto? —preguntó.
—Oh, solo algunas fotos —dije con indiferencia tratando de cerrar
la caja rápidamente.
—Olvidaste una —dijo inclinándose para recogerla.
Volteó la foto para ver que era una de nosotros. Tenía una mirada
confundida en su rostro
—Déjame ver que hay en la caja —dijo caminando hacia mí.
Di un paso hacia atrás. —Te lo dije, nada.
—Bueno si no es nada me dejarás verlo —dijo alcanzando la caja.
La retuve por mi vida, pero él era muy fuerte. La sacó de mis
manos, y cayó al piso con todas las cosas desparramándose.
—¿Leila? ¿Es esto lo que creo que es? —dijo recogiendo el
corazón de alambre de espino.
Asentí, sentí mi cara enrojecer.
—¿Aun tienes esto? —Su voz en completo shock.
No sabía cómo responder. O iba a pensar que era increíblemente
dulce o que soy una psicópata. Solo asentí.
Extendió sus brazos. —Ven aquí.
Prácticamente corrí a sus brazos y envolví los míos alrededor de él.
No podría soportar dejarlo ir.
—No puedo creer que todavía tengas esto —dijo mientras
besaba la cima de mi cabeza.
Manteniendo mi cara presionada contra su pecho dije: —Tengo
todo, cada foto, carta, tarjeta y por supuesto el corazón. No pude
botarlos, ellos son todo lo que me quedaba de ti.
Me guió hacia la cama y dijo. —Ven y recuéstate conmigo un
rato. Has tenido una mañana difícil.
Yacimos en completo silencio. Era tan calmante sentir el ritmo de
su respiración. Creo que en algún punto me he debido de quedar
dormida porque su pregunta me sobresaltó.
—Entonces, ¿Qué harás hoy? —preguntó con curiosidad.
—Tengo que ir donde mi mama —suspiré.
—¿Lo dices como si fuera una mala cosa? —contestó.
—Bueno, es Acción de Gracias… ¿Recuerdas cómo mi madre es
con las fiestas? Hey, tengo una idea. ¿Por qué no vienes conmigo? —
dije apoyándome en mis brazos y descansando en su pecho.
—Leila… No estoy seguro de si es una buena idea. Además, no
tengo ropa. Tendría que ir a casa y cambiarme. Vivo a cuarenta y cinco
minutos de aquí.
—No tengo que estar donde mi mamá hasta las cinco, eso nos da
mucho tiempo para ir hasta tu casa. Me encantaría verla. Por favor no
me hagas ir donde mi mamá sola. Sabes que me vuelve loca. —Le
rogué haciéndole un puchero con ojos de cachorro.
—Cristo, haces muy difícil el decirte que no. Te ves tan linda con
esa mirada triste en tu cara y por supuesto esa toalla que tienes
tampoco ayuda. Ven aquí —dijo seductoramente y besándome con
pasión.
Nos encaminamos al lugar de Garrett como una hora y media
después. Estaba buscando pasar tiempo con él hablando de todo de lo
que nos habíamos perdido sobre el otro los últimos años. Le dije como
me había graduado en mayo con un título en Arte. Como había estado
trabajando con Katie desde que inicié la Universidad. Me contó historias
acerca de los chicos en su pelotón y como los extrañaba. Sus historias
eran por mucho más emocionantes que las mías.
Antes de que me diera cuenta ya estábamos aparcando en su
complejo de apartamentos. Era una gran estructura de piedra que lucía
como un almacén abandonado. Vivía en el segundo piso. Una vez que
llegamos a su puerta se giró hacia mí.
—Es un desastre, no juzgues. —Sonrió.
Tomó mi mano y me guió hasta la puerta. Lucía muy industrial con
un diseño abierto. Las paredes eran ladrillos desnudos, las ventanas eran
inmensas, casi del piso al techo y había pisos de madera.
—Me encanta —dije impresionada mientras giraba en círculo
para abarcarlo todo.
—Gracias, he estado aquí por un par de meses ya. Estoy
subarrendando ahora. Es difícil encontrar un lugar con arrendamiento a
corto plazo. Sígueme, te mostraré mi habitación —Guiñó.
—Ummm… Creo que solo tendremos suficiente para que te
cambies y tomes algo de ropa para mañana —dije sonriendo.
—¿Mañana? —preguntó confundido.
—Sí, ¿no crees que te voy a dejar irte a casa esta noche, cierto?
—Me reí.
—Está bien, dame como diez minutos. —Sonrió sacudiendo su
cabeza.
Se dirigió a su closet, y comencé a mirar su habitación.
Definitivamente se podría decir que un hombre vivía aquí. No había
mucha decoración. Caminé a su vestidor y recogí una foto. Era una foto
mía de mi cumpleaños número diecisiete…
Él había sido tan críptico los últimos días. Me había estado dando
todo tipo de excusas de por qué no podía venir y verme. Lo llamaría, y
mis llamadas irían directo al buzón de mensajes. Pensé que me estaba
engañado. Me estaba poniendo muy nerviosa.
Me llamó y me dijo que me alistara porque íbamos a salir. Mi
estómago cayó. Le dije que no me estaba sintiendo bien, y quería
quedarme en casa esta noche. No le iba a dar la oportunidad de
romper conmigo. Era absolutamente ridículo pensar eso, él me podía
dejar por teléfono. Finalmente accedí y le contesté que estaría lista en
veinte minutos.
Apareció exactamente veinte minutos después. Estaba actuando
muy nervioso y distante. Ahora si estaba convencida de que me iba a
dejar. Solo quería terminar la noche. Le pregunté: ¿–A donde me llevas?
—Ya verás cuando lleguemos —dijo—. –Estaremos allí en unos
minutos.
Aparcamos en Wales Park y mientras pasábamos “nuestro” lugar
dije:
—Ummmm… Creo que lo acabas de pasar.
—No, no lo hice —dijo muy distraído.
Condujimos como un cuarto de milla por el camino y entramos en
un camino de tierra. El aparcó el auto y lo apagó. —Vamos.
—¿Esta oscuro como boca de lobo aquí! —dije con horror.
Salió del auto y comenzó a caminar. Yo estaba en pánico. ¿Me
quedo en el auto y soy asesinada por un loco con un hacha o voy con
él y lo dejo romper mi corazón?
Finalmente, salí del auto y caminé rápidamente atrás él. —¿Que
carajos Garrett? ¡Espérame! —Le grité.
—Voy lento, ¡tú eres perezosa! —dijo girando su cabeza hacia mí.
Escuché un sonido extraño en la oscuridad y comencé a correr
hacia él. Lo alcancé y tomé su mano. Me miró y sonrió.
De repente, gritó: —¡Ahora!
Un montón de luces nos alumbraron directamente y alrededor de
quince personas gritaron: —¡Sorpresa!
Casi me dio un infarto. Garrett estaba riendo histéricamente.
—Feliz cumpleaños, Babe.
Sonreí mientras observaba la foto.
Él caminó detrás de mí envolviéndome con sus brazos.
—Ves, te dije que nunca te olvidé.
Traducido por CrissViz
Corregido por Lexie

Llegamos con mi mamá unos minutos antes. Garrett tenía una


mirada de preocupación en su cara.
Toqué su mano. —No te preocupes, todo estará bien —dije en un
tono calmante y alentador.
Honestamente no tenía idea de cómo iban a ir las cosas, pero era
una mujer adulta y mi mamá tendría que entender que debo tomar mis
propias decisiones.
Tan pronto como caminamos hacia la puerta principal el aroma
del pavo y del pie de manzana inundaron mi nariz. Mi estómago
comenzó a gruñir. Garrett tomó mi mano y la apretó.
Levanté la vista hacia él y sonreí mientras apretaba su mano en
respuesta. —No estés nervioso, no es como si no conocieras a mi mama
desde antes.
—¡Mama, estamos aquí! —grité.
—¡Estoy en la cocina, cielo!
Caminamos tomados de la mano hacia la cocina. Mi mama se
dio la vuelta con los brazos abiertos para abrazarme. —Feliz…
La mirada en su cara lo dijo todo. Estaba esperanzada dentro de
mí de que ella no juzgara la situación antes de escucharme.
Obviamente, no era el caso.
—Leila…no me dijiste que traerías… un invitado —dijo aturdida,
dando una mirada rápida hacia Garrett nerviosamente.
—Lo siento, fue algo de último minuto. No pensé que tuviera que
decirte, siempre tenemos suficiente comida para alimentar a un ejército
—contesté a la defensiva.
—No, está bien, tenemos mucha comida —dijo mientras se movía
inquietamente con la sal y la pimienta que estaban sobre el mostrador.
—Vamos tomen la charola con el pavo y vamos a comer —dijo sin
saludar a Garrett.
Fuimos hacia el comedor. Mi madre había decorado el lugar
como si fuera a salir en la portada del catálogo de Pottery Barn7.
—El lugar se ve hermoso señora C —dijo Garrett nervioso.
—Gracias —Le contestó secamente.
Las situación estaba definitivamente muy incómoda. Apreté su
mano tratando de dejarle saber que todo estaría bien.
Tan pronto como nos sentamos, mi madre se concentró en
nosotros.
—Así que, exactamente, ¿desde cuándo han regresado ustedes
dos?
—Mamá, por favor. Ahora no es el momento. ¿Podemos solo
disfrutar la cena? —rogué.
—Bueno, yo solo me preguntaba que tanto tiempo me habían
guardado este secreto, Leila. Hace tres semanas, te encerraste en un
baño llorando por él y ahora está aquí. Así que, perdóname por estar un
poco confundida —dijo bruscamente viendo a Garrett con una mirada
asesina en su rostro.
—Si realmente quieres saber, madre, ayer se apareció en casa de
Danny buscándome. ¿Te gustaría conocer todos los detalles? —dije
tajantemente.
—Ahórrame los detalles —dijo levantando su mano en el aire—.
Pero tengo curiosidad sobre cuánto tiempo te llevara estar llorando y
cerca de una crisis de nervios de nuevo —Lo dijo sin quitarle los ojos de
encima a Garrett.
Ahora se dirigía directamente a él. —¿Te das cuenta de que casi
murió cuando la dejaste?, se encerró en su cuarto por casi tres meses.
De hecho tenía que llevarle comida hasta su cuarto para que comiera.
El estaba muy rojo y enojado. —Ella no fue la única que salió
lastimada. Ambos perdimos algo.
—No estoy segura de como piensas que perdiste algo. Tú eres
quien rompió su corazón y se largó quien sabe Dios a donde. —Su voz
en un tono glacial.
—¿Nunca le dijiste? —Se giró hacia me con una expresión de
sorpresa en su rostro.
Mierda. ¿Qué diablos estaba pensando al traerlo aquí?, debí
haber advertido a mi madre.
—Contéstame —dijo Garrett molesto.
—No. —Las lágrimas brotaban de mis ojos.

Pottery Barn:Tienda Americana de mucho prestigio que vende muebles y artículos


7

para el hogar.
Se levantó. —¡Por Dios! ¡Todos piensan que soy un bastardo de
corazón frío quién votó a su novia y se largó! —gritó.
—Garrett, por favor —lloré.
—Vez lo que quiero decir, Leila, no tienes ni un día con él y ya
estas llorando. Él no es bueno para ti.
Esa fue la gota que derramó el vaso. Garrett estaba saliendo por
la puerta principal en un abrir y cerrar de ojos.
—¡Por Dios mamá! —Le grité mientras corría afuera detrás de él.
Él ya estaba arriba del carro, encendiéndolo.
—¡Espera Garrett!
Brinqué al asiento del copiloto. No me miró, estaba respirando
pesadamente mientras agarraba fuertemente el volante. Salió
lentamente de la cochera de mi madre y se largó.
Estuvimos sentados en silencio como por cinco minutos mientras
que aceleraba por la carretera. Estaba tratando de encontrar las
palabras.
—Lo siento tanto, debí haberle dicho. Es solo que nunca encontré
el tiempo adecuado —lloré.
Pisó el freno. —¡No puedo jodidamente creerte!
Puse la cabeza entre mis manos. —Lo sé, lo siento…
Su enojo me recordó la noche que le dije lo que había hecho.

Habíamos ido a cenar fuera al Olive Graden, mi restaurante


favorito. Él estaba tan feliz. No podía para de hablar de “nosotros” y
“nuestra familia”. No hablé mucho durante la cena y apenas comí algo.
Tenía un dolor en la boca de mi estómago y me sentía como si fuera a
vomitar.
No había tenido el coraje para decirle qué había hecho la
semana pasada. Le había mentido, diciéndole que estaba enferma de
gripa. Él quería visitarme y llevarme sopa de pollo. Yo le había dicho que
tenía un virus en el estómago, no quería que él se contagiara y faltara al
trabajo.
Después de la cena fuimos al parque Wales a caminar. Apenas
podía mirarlo. Estaba ahogada en la culpa. Sabía cuanto había querido
esto.
Cuando nos dirigimos hacia una banca, le pedí que se sentara.
Realmente necesitaba hablar con él.
—Te sientes bien, nena, no te vez muy bien. ¿Te está molestando
tu estomago? ¿Te estas sintiendo mareada de nuevo? —Se veía tan
preocupado.
Tomó una de mis manos y puso la suya sobre mi estómago y me
hizo sentar a su lado. Sentía un enorme nudo en mi garganta. Mi saliva
se volvía espesa en mi boca. Me sentía como si fuera a vomitar. Estaba
sudando frio y comencé a ver puntos negros.
—No sé como decirte esto… —dije.
Pude ver la mirada de terror en sus ojos.
—¿Perdiste al bebé? —preguntó con franqueza.
Mi corazón cayó al piso mientras me sentaba ahí silenciosamente
tratando de encontrar las palabras correctas, sin saber cómo decirle.
Rápidamente, levanté mi mirada hacia él. Su expresión en el rostro me
rompió el corazón. ¿Qué había hecho?
—Leila… por favor habla conmigo. ¿Qué está pasando?, ¿está
todo bien con él bebe?
Su voz comenzaba a romperse y pude ver las lágrimas cayendo
de sus ojos.
Comencé a parpadear con mis propias lágrimas. Nunca imaginé
que esto sería tan difícil de decirle.
—¡Leila!, por favor, me estás asustando
—Garrett… —Hablaba en un murmullo. Bajé la mirada al suelo. No
podía verlo a la cara. Iba a matarme el confesarle lo que había hecho.
Cuando volví a mirarlo pasaba sus manos sobre su cabello. —
Cristo… Leila ¿Qué hiciste?
Volví a bajar mi mirada sacudiendo mi cabeza.
—¡Mírame! —gritó mientras se ponía de pie.
Lo miré nerviosamente y el comenzó a caminar de un lado a otro.
—¡Maldición, Leila!, ¡dime que hiciste!, no te quedes ahí parada.
—No sé cómo decírtelo —lloré. Me paré y di un paso hacia él.

Él pasó sus manos a través de su cabello de nuevo.—¡Oh, Dios!,


¡por favor dime que no es cierto!
Me paré ahí en silencio. Las palabras no podían salir de mi boca.
Puso sus manos sobre mis hombros y me sacudió. —¡Dime!,
¡necesito escucharlo, necesito que tú lo digas! —gritó.
Empujé sus manos fuera de mí y dio un paso atrás alejándome de
él. Estaba empezando a asustarme. —¡Bien! ¡Quieres escucharme
decirlo! Tuve un aborto la semana pasada. —Le grité encogiéndome
con mis palabras.
—¡Que mierda, Leila! ¡Me dijiste que hablaríamos sobre eso antes
de tomar una decisión! ¿Cómo pudiste hacerlo? ¡También era mi bebe!
—Ahora caminaba de un lado a otro como un animal enjaulado.
Caí sobre mis rodillas rogando. —Garrett, por favor…, no me grites.
Ya me siento lo suficientemente culpable. No necesito que me hagas
sentir peor —gemí—. Solo tengo diecisiete años. Quiero ir a la
universidad. No puedo hacerlo teniendo un bebe.
Puso su cabeza entre las manos. —Te dije, que cuidaría de ti y del
bebé. Estoy trabajando tiempo completo. Sé que no es mucho lo que
gano, pero podríamos salir adelante —Ahora estaba llorando—. No
puedo creer que me hayas mentido por una semana entera. ¡Lo hiciste
a mis espaldas! Jesucristo, ¿no creíste que te apoyaría con tu decisión?,
pude haberte llevado.
—No podía romperte el corazón de esa forma. Sabía lo
emocionado que estabas. Me mató hacerlo, pero era la mejor decisión
para mí. Somos tan jóvenes. No necesitas preocuparte ya por mí y un
bebé —dije tratando de consolarlo. Caminé hacia él, tomando su
mano.
Empujó mi mano lejos. —No me toques.
Traté de seguirlo. —Leila, ¡aléjate de mí, antes de que haga algo
de lo que pueda arrepentirme! —dijo con odio en su voz.
Tocó mi brazo y brinqué. —¿Leila? ¿Qué piensas? —dijo
preocupado.
—Lo siento, solo estaba recordando esa noche.
—Lo siento, no debí reaccionar de esa manera —dijo—. Es solo
que no me esperaba que tu madre no lo supiera. Pensé que le habías
dicho.
—Garrett, por favor no me odies. Debí tratar de decirle un millón
de veces. Pero después de un tiempo fue más fácil no decirle que
confesar lo que había hecho. No creo que pueda pasar por eso de
nuevo. Te acabo de recuperar. —Rogué mientras mi estómago
comenzó a revolverse.
—No te odio, nunca te odié —Tocó mi brazo—. Solo estaba tan
herido de que no pudieras venir a mí y decirme como te estabas
sintiendo. Odié que sintieras que la única salida fuera hacerlo a mis
espaldas. Sé que he manejado las cosas de una manera horrible, pero si
pudiera hacer todo de nuevo, lo haría.
—Garret, también me arrepiento de como manejé las cosas, pero
no de mi decisión —Pude ver como mis palabras lo lastimaban—. Sé en
el fondo de mi corazón, que si nos hubiéramos quedado con él bebé,
nos hubiera destruido. No estaba preparada para un bebé, ni tú
tampoco.
Me jaló a un abrazo y me apretó fuertemente. —Déjame llevarte
a casa.
Levanté mi mirada hacia él. —¿No te vas a quedar? —pregunté
decepcionada.
—No estoy seguro de que sea buena idea. Las últimas veinticuatro
horas han sido muy intensas. —Se inclinó sobre mi cabeza y me besó en
la frente.
Nos sentamos en silencio mientras manejaba de regreso a mi
departamento. Tomé su mano como si mi vida dependiera de ello, no
quería dejarlo ir. Nos estacionamos en frente de la casa de Danny. Traté
de convencerlo de que se quedara conmigo. Prometió que me llamaría
cuando llegara a casa y a primera hora mañana. Estaba renuente a
dejarlo ir.
Subí a mi departamento y me desplomé en la cama. Molly brincó
después de mí. —Hola Molly, solo somos tu y yo, chica…
Algunas semanas después del aborto, las cosas entre Garrett y yo
continuaban estando muy tensas. Estaba tratando de apoyarme, pero
podía decir que seguía herido por la decisión que había tomado. Le
llamé y le pregunté si quería ir al centro comercial y dar una vuelta.
Pensé que sería bueno para nosotros salir. Habíamos estado encerrados
en la habitación de uno o del otro por las últimas semanas.
Estábamos caminando en el centro comercial cuando llegamos a
una tienda de mascotas. En frente del aparador de la tienda había
como diez gatitos corriendo y jugando. Vi al más adorable gatito pinto
acostado en una esquina. El pelaje del gatito era rojo, blanco y negro.
Tenía unas pecas adorables en su nariz. Fuimos adentro y le pregunté a
la chica que trabajaba ahí, si podía sostenerlo. Fue al aparador y lo
sacó de ahí para mí. Tan pronto como me lo pasó, caí enamorada de
él. Se hizo una bola en mis brazos y comenzó a ronronear.
Garrett me miró y dijo impaciente: —Vamos.
—Está bien… —dije tristemente. Regresé el gatito a la chica que
me lo había pasado.
Justo cuando estaba regresando el gatito, Garrett dijo:—¿Qué
estás haciendo?
Lo miré confundida. —Estoy regresando el gatito. Dijiste que nos
fuéramos.
—Quiero decir vamos a escoger un collar.
—¿Qué?
Caminó a un lado mío hacia la chica que tenía el gatito y lo
acarició en la cabeza. —Puedo ver que te enamoraste de él. Vamos a
escoger un collar. —Su voz empezaba a suavizarse.
—¿Estás hablando en serio?
—Sí, tan en serio como un ataque al corazón —Se río.
Me giré hacia la chica. —Supongo que lo llevaremos a casa.
—De hecho, él es ella —dijo sonriéndome.
—¡Wow, es una chica! —grité—, necesita un collar rosa.
Garrett puso los ojos en blanco y sonrió.

Mi teléfono sonó sacándome de estar soñando despierta.


Esperaba que fuera Garrett llamándome en el camino, pero era mi
madre.
—Sí, madre —Mi tono era frío.
—Leila, no tenía la intención de que sucediera esto. Estaba tan
sorprendida de ver a Garrett contigo. No habías traído a nadie a casa
desde que ustedes dos rompieron.
—No madre, tu nunca tuviste la intención de que esto pasara. No
sabes toda la historia y después de lo que acaba de suceder, nunca la
sabrás —Le dije secamente—. Estoy cansada, mamá, me acostaré. Te
llamaré mañana.
—Leila, estaba cuidando de ti. Te amo. No quiero que salgas
herida —dijo con preocupación en su voz.
—Yo también te amo, mamá. Hablaré contigo mañana.
Mientras me acostaba en mi cama, mi mente comenzó a pensar,
sobre la manera en que iba a explicar todo esto a Helen. ¿Qué iba a
pensar y a decir? ¿Acababa de regresar cada paso de progreso que
había hecho en estos últimos meses?
Mi teléfono sonó y rompió mis profundos pensamientos. Era Garrett
llamando para decirme que estaba a salvo en casa. Estaba tan
emocionada de que llamara. En el fondo de mi mente, me preguntaba
si mi madre y yo lo habíamos asustado. Me dijo que estaba agotado y
que me llamaría mañana. Empecé a preocuparme de que no fuera a
escuchar de él nuevamente. Mi madre y su maldita bocota. Estuve
acostada en mi cama dando vueltas hasta que me quedé dormida en
completo agotamiento.
En la mañana el sol brillaba a través de mi ventana, y me cegaba.
Mientras giraba sobre mi estómago para bloquear el sol de mis ojos,
sentí un tibio cuerpo a mi lado. Al principio, el pánico corrió sobre mí.
Oh, Dios, ¿Qué he hecho? De hecho no sería la primera vez que no
recuerdo haber traído un hombre a casa. Me encogí ante ese
pensamiento.
Mientras abría mis ojos lentamente, escuché: —Hola, nena.
—¿Garrett? —pregunté confundida—. ¿Qué haces aquí?
Se giró para estar frente a mí. —Después de colgar, traté de
dormir y todo en lo que podía pensar era en ti. Cuando me dieron las
cuatro de la mañana dando vueltas en la cama y tú seguías dando
vueltas en mi cabeza, me subí a mi auto y vine. Necesitaba sentirte a mi
lado.
Una sonrisa cruzó mi cara. —Tampoco podía sacarte de mi mente
—murmuré—. Me alegra tanto que estés aquí.
Acurruqué mi cuerpo contra él y cerré mis ojos de nuevo. Lo sentí
envolver sus brazos a mí alrededor mientras trataba de acercarme a él.
En sus brazos me sentía a salvo y quería que nunca se terminara este
momento.
Traducido SOS por Cande Cooper
Corregido por Liraz

Desde que Garrett vivía a cuarenta y cinco minutos y su trabajo a


veces le exigía viajar fuera de la ciudad y trabajar largas horas, sólo nos
veíamos los fines de semana. Si bien hablábamos por teléfono cada
noche, no podía evitar sentir que me iba a dejar otra vez. Aunque me
dijo una y otra vez que me amaba, mis inseguridades estaban
consiguiendo lo mejor de mí. Mi insomnio había vuelto, y no podía dejar
de culparme por lo que le pasó. La mayoría de las noches me acostaba
en la cama mirando al techo. Mis pensamientos siempre regresaban a
que si no hubiera tenido el aborto, Garrett nunca se habría unido a la
marina, y no se habría lesionado.
Este era el nuevo tema que Helen y yo habíamos estado
discutiendo desde que Garrett y yo volvimos a estar juntos. Había
tomado varias de mis sesiones ahora, y Helen estaba realmente
alentándome a traer a Garrett a una de mis sesiones. Ella sentía que si
los dos tratábamos con ello, nos ayudaría con nuestra relación. Me
había dicho en numerosas ocasiones que si alguna vez queríamos llevar
adelante nuestra relación, necesitábamos tratarlo. Todavía estaba
insegura de si estaba lista para traer a Garrett en todos mis caminos
disfuncionales.
En las semanas que no estaba fotografiando bodas, tomábamos
turnos quedándonos en el lugar del otro, pero por lo general él se
quedaba en mi lugar por Molly. A veces incluso me sorprendería y
estaría esperándome cuando volvía a casa de una boda.
Volví a casa después de una boda una noche, era tarde y
después de medianoche. Tan pronto cómo entré por la puerta, olí la
esencia de pino. Cuando entré a la sala de estar, toda la habitación
estaba iluminada por un hermoso árbol de navidad con regalos debajo
de éste. Miré hacia el sofá. Garrett y Molly estaban profundamente
dormidos.
Me deslicé silenciosamente sobre él y besé la parte superior de su
cabeza. Despertó.
—Oye, nena —dijo soñoliento—. ¿Cómo estuvo el trabajo?
—Fue el trabajo... ¿Qué han estado haciendo Molly y tú? ¿Qué es
todo esto? —pregunté dirigiendo mi atención hacia el árbol.
—Es nuestro primer árbol de navidad —dijo soñoliento mientras se
enderezaba.
Me arrastré encima de él, montándome a horcajadas.
—Han estado muy ocupados —susurré en su oído
mordisqueándolo.
—Ah... amo cuando haces eso —jadeó.
Envolvió sus brazos a mí alrededor y desabrochó mi sujetador.
Descansé mi cuerpo contra su pecho desnudo, su calor era tan
reconfortante.
Moví mi boca a la suya y gentilmente corrí la punta de mi lengua
a lo largo de su labio inferior y lo mordí suavemente. Sacando mi
camiseta sobre mi cabeza y removiendo mi sujetador, se inclinó hacia
abajo a mis pechos lentamente burlándose de un pezón y luego el otro.
Su cuerpo se veía hermoso con las luces del árbol de navidad en él.
Me puse de pie lentamente, agarrándolo de las presillas del
pantalón y tirando de él para que estuviera en sus pies. Desabotoné sus
jeans y los quité junto con sus bóxers. Desabrochó mis pantalones y los
empujó hacia abajo. Di un paso fuera de ellos y lo empujé sobre el sofá.
Me senté con mi espalda en su pecho y lo dirigí a mi interior. Sentada
encima de él con mis manos en sus muslos, moví mis caderas en un
movimiento circular. Comenzó a pellizcar y empujar mis pezones.
—Sí, nena, así... —Su respiración estaba escalonada y su rostro
enterrado en mi cabello. Comencé a moverme más rápido y los círculos
se volvieron más pequeños.
Agarrando mis caderas, me empujó fuera de él y me llevó al lado
del sofá. Flexionándome sobre el brazo, guió su polla a mi coño y
empujó dentro de mí.
—Uuuuhhh —jadeé. Moviendo su mano de mi cadera, lo guié
entre mis piernas a mi clítoris. Lo frotó suavemente—. Hazme venir, bebé
—exhalé.
—Oh —gimió—. Estoy tan cerca.
Comencé a empujar mis caderas contra las suyas, deseaba tanto
que se viniera. Gimió en voz alta otra vez y se apoderó de mis caderas
con sus dedos. Sentí su orgasmo explotar dentro de mí. Una vez que lo
sentí, me dejé ir. Puse mi cabeza abajo en el sofá y su cuerpo cayó
sobre mí. Mi cuerpo tembló por las sacudidas.
—Lo tomo cómo que te gusta el árbol. —Rió.
—Me encanta.
Nos metimos en la cama y nos acurrucamos. Amaba sentirlo junto
a mí. Estábamos en la oscuridad, pero podía ver el brillo del árbol de
navidad en la sala de estar.
—Entonces, ¿cuáles son tus planes para navidad y vísperas de
año nuevo? —pregunté.
—Ummm... realmente no he pensado en eso —dijo—.
Probablemente pararé en lo de mi padre en algún momento en
navidad. ¿Supuse que estarás trabajando en vísperas de año nuevo?
—Trabajaré en vísperas de año nuevo pero sólo hasta las diez. Así
que puedes venir y pasar el rato en lo de Danny mientras trabajo o
podrías pasar el rato aquí. Quiero verte en navidad también.
—Quiero verte también, nena, pero no estoy listo para otra
confrontación con tu madre.
—¿Por qué no pasas la noche aquí en vísperas de navidad?
Podemos pasar la mañana de navidad juntos. Puedo hacernos un buen
desayuno, huevos, tocino, salchicha y panqueques. ¿Entonces
podemos ir por caminos separados por el día y encontrarnos de vuelta
aquí o en tu lugar?
—Suena cómo un plan, bebé —dijo soñolientamente. Me besó en
la parte superior de mi cabeza y nos dormimos.
Traducido por dkct21
Corregido por Liraz

Para cuando llego la mañana de navidad Garrett ya había


colocado veinte regalos distintos para mí debajo de nuestro árbol. Me
sentí tan abrumada por todo lo que había hecho. Ahora estaba
manejando hasta aquí todas las noches de la semana para pasar la
noche. Dijo que no le gustaba que viviera en un bar. Fuimos a la
ferretería local y compramos un cerrojo de seguridad para mi puerta.
Dijo que cualquier imbécil borracho podría encontrar su camino hacia
mi puerta. Los días de semana, se levantaba al amanecer y manejaba
al trabajo. Podía ver que esa rutina estaba empezando a desgastarlo.
La mañana de navidad dormimos hasta tarde. Desperté antes
que él, así que lo deje dormir. Se veía tan hermoso acostado en mi
cama. No quería que se fuera jamás. Me salí de debajo de su brazo y fui
de puntillas a la cocina. Quería hacerle un desayuno especial. Mis
ingresos eran escasos, así que no podía consentirlo con regalos cómo él
hizo conmigo. Había tomado prestada un waflera de mi madre para
hacernos waffles belgas con fresas y crema batida. También compre
ponche de huevo con sabor a café porque a diferencia de mí él era un
bebedor de café. Uno de sus regalos era una pequeña cafetera para
dejarla aquí. Él había estado saliendo todas las mañanas a comprar
café.
Una vez que tenía todo perfecto, entre silenciosamente a mi
habitación. Deslizándome en la cama tratando de no despertarlo,
gentilmente tome su brazo y lo envolví a mi alrededor presionándome
contra su pecho desnudo. Su temperatura corporal normal debía de ser
cinco grados más cálida que un humano normal. Siempre era tan
cálido, y lo amaba. Yo siempre tenía frio. Se comenzó a despertar.
—Hey, —dijo somnolientamente—. Feliz Navidad, Bebe.
—¿Te desperté? —pregunté, acariciando suavemente su rostro—.
Vuelve a dormir.
—Mmmm… ¿qué es lo que huele tan bien?—pregunto.
—Oh, es solo algo pequeño que hice para nosotros.—Sonreí.
—¿Cocinaste?—pregunto perplejo.
—Ha haha… muy gracioso. Sí, cocine. Nunca dije que no podía
cocinar. Dije que no me gustaba cocinar, hay una diferencia. —Me
senté—. ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer?
—Estoy hambriento, pero no estoy listo para comer… Aunque, —
dijo, guiñándome. Me bajo de nuevo a la cama.
—¿De nuevo? —dije jugando—. ¿No te has cansado de mí aún?
—Nunca podría cansarme de ti, —dijo volviéndose muy serio. Su
cuerpo estaba directamente sobre mí. Sus ojos trabados en los míos
haciendo que las mariposas revolotearan otra vez.
—Te amo, —susurró.
Girando a su costado, lenta y suavemente movió su mano arriba
en mi camisa hacia mis pechos. Toco un pezón y luego el otro.
Instantáneamente se endurecieron a su toque. Gemí suavemente.
Alcance sus boxers, ya estaba duro. Reí.
—No tarda mucho contigo, Bebe. Juro que solo escucho ti voz y
me pongo duro.—Rió.
—Mantén ese pensamiento, —dije mientras saltaba de la cama.
—¿A dónde vas? No puedes simplemente dejarme aquí con una
furiosa erección, —vocifero detrás de mí.
—¡Ya vuelvo!—grite desde la cocina.
Regrese a la habitación con mis brazos detrás de mí y una enorme
sonrisa.
—¿Por qué esa mirada? Te ves cómo si fueses a hacer algo
malvado,—dijo con su sonrisa sexy.
—Bueno, eso depende de lo que clasifiques cómo malvado,—dije
caminando hacia él.
Saque el envase de crema batida detrás de mí, y comencé a
agitarlo. La expresión en su rostro no tenía precio. Desearía haber tenido
mi cámara. Se levantó a una posición sentada.
—Trae tu dulce trasero con eso aquí-, dijo palmeando la cama.
Trepe a la cama a su lado y casi arranca mi camisa fuera de mí.
Tomando el envase de crema batida de mi mano comenzó a agitarlo y
retiró la tapa.
—Acuéstate y cierra los ojos, Bebe, —dijo con gruñido—. No
puedo esperar a comerme tu vagina con esto.
Sus palabras me hicieron estremecer. Lo sentí desplazarse a la
parte inferior de la cama y entonces escuche el sonido de propulsión de
la crema batida. Comenzó con mis pechos. Salte cuando toco mi piel.
Estaba fría. Sentí mis pezones endurecerse, entonces su boca estaba
chupando la crema batida de uno y luego del otro.
—Tan malditamente bien, —gimió mientras su cálida lengua
acariciaba gentilmente cada uno de mis pezones. Podía sentir que me
calentaba y humedecía entre mis piernas.
Sentí la cama sacudirse otra vez y el sonido de propulsión. De
nuevo, salte por la frialdad de la crema batida. Esta vez la estaba
colocando en mi vagina. Lo sentí esparcirla en mis pliegues y aplicar
más. Con mis ojos aún cerrados, sentí su cálido cuerpo sobre el mío.
—Voy a comerte entera, —dijo respirando ligeramente en mi
cara.
Un escalofrió corrió por mi columna, y lamí mis labios. La
anticipación me estaba matando. Quería que me hiciera venir.
Lentamente se movió hacia abajo. La primera lamida me hizo arquear
la espalda. Era ruda e inesperada pero se sentía increíble.
—Hazlo otra vez, —jadeé estirándome por su cabeza y agarrando
su cabello.
Me lamio duro otra vez. Podía sentir la barba en su cara. Se sentía
cómo papel de lija, pero me gustaba la fricción. Comencé a
retorcerme. Sentí sus manos expandir mis pliegues. Comenzó a lamerme
desde arriba hacia abajo, deteniéndose lo suficiente para tentar a mi
clítoris con la punta de su lengua en pequeños movimientos circulares.
Podía sentir mi orgasmo construyéndose, y estaba tan cerca, entonces
él se detuvo.
Tome un puño de su cabello.
—Deja de atormentarme, —rogué.
—¿Qué? ¿Cuál es el problema? ¿No te gusta eso? —dijo
dándome otra fuerte lamida.
Arquee mi espalda otra vez.
—Me encanta pero quiero correrme.—Gemí.
—¿En serio es eso lo que quieres?—Podía sentirlo sonreír contra mi
piel, mientras continuaba tentándome.
—¡Dios, sí!—Jadee.
—Cómo desees, —Rió.
Inicio con una gentil lamida, casi como si estuviera acariciando
algo. Aumento cada vez más la presión moviendo su lengua de lado a
lado. Podía sentir que se construía, casi llegaba. Tire de su cabello.
—Cielos, Bebe, podrías dejarme algo de mi cabello.—Rió.
—Lo siento, —dije sin aliento, mientras la ola de mi orgasmo corría
por mi cuerpo. Sentí todo mi cuerpo tensarse mientras me tentaba.
Estaba en el punto donde necesitaba que parara, no podía tomarlo
más. Trate de alejar su cabeza, pero no se movió.
—G, por favor para. No puedo soportarlo más, —rogué—. Es tu
turno.
Levanto su cabeza para mirarme.
—Te dije, comerte entera.
Comencé a retorcerme, tratando de alejarme de su lengua.
—Cariño, por favor. Tienes que parar.
Debió de haber oído el tono de mi voz porque se detuvo.
—Ok, Bebe—dijo con una sonrisa malvada en su rostro.
—Es tu turno. Dame esa botella, —demande, alcanzando su
mano—. Ahora, acuéstate y cierra los ojos.
—Sí señora, —dijo saludando—. Me gusta cuando eres mandona.
—Es tu turno para ser torturado. Vamos a ver cuánto te gusta.—Le
di una sonrisa malvada.
Sacudí la botella y comencé a exprimirla.
—Joder, esta fría.—Rió.
Primero la coloque en su barbilla y baje hasta su pene. Lo monte a
horcajadas y comencé a chupar su barbilla. Sentí su cuerpo tensarse y
un suave gemido abandono sus labios. Lentamente corrí mi lengua por
su cuello, todo el camino hasta que alcance su pene. Pasando mi
lengua por un lado de su pene, lamiendo la crema de él, sentí su
cuerpo estremecerse. Entonces corrí mi lengua por el otro lado de su
pene y su respiración se hizo pesada. Tome la punta de su pene en mi
boca y lentamente me moví arriba y abajo. Corriendo sus manos a
través de mí cabello, gimió.
—Así es Bebe.
Lo tome en mi boca y comencé a moverme más rápido,
gentilmente apretando sus bolas. Quería que se corriera.
—Rayos, Bebe. Tómalo con calma o me voy a correr, —dijo con su
voz gruesa.
Me detuve por un segundo.
—Eso es lo que quiero.
—Cálmate. Tenemos toda la mañana, —dijo, acariciando mi
cara.
Caí en cuenta de que estaba apresurándome. Era como si
estuviera en autopiloto, justo cómo había sido con todos esos hombres
con los que había estado. Cerré mis ojos fuertemente tratando de
contener las lágrimas.
—¿Qué sucede, Bebe? ¿Hice algo mal?
—No, no eres tu… soy yo, —dije tristemente.
Me empujó hacia él, abrazándome fuertemente.
—¿Qué está mal? Por favor dime. No quiero verte molesta.
—No puedo… es muy difícil de decir. No quiero que me veas
diferente —dije, a través de mis lágrimas.
Me sentí enferma del estómago al pensar en todos los hombre
con los que dormí tratando de confortarme a mí misma, mientras que él
yacía en una cama de hospital por meses. Todas las cosas que hice
para superar a Garrett o para hacerme olvidar. Todas esas malas
memorias corriendo por mi mente. Entonces me di cuenta de que no
había visto a Helen en unas cuantas semanas. Había estado tan
envuelta en Garrett, que me olvide completamente de todo lo demás.
—Nada de lo que me digas podría hacerme verte diferente. Por
favor dime. —Él estaba limpiando lágrimas de mi cara.
Tome un aliento profundo y exhale.
—Yo… yo solo me di cuenta de que me estaba apresurado
porque mi mente fue a otro lugar mientras te hacia sexo oral. —Incline
mi cabeza en vergüenza—. Garrett, no sé si sabrás cómo me comporte
mientras no estabas. Ha habido un montón de hombres.
Vi el dolor en su cara cuando las palabras abandonaron mis
labios.
—Leila…—Suspiro—. No me importa que hicieras o con quien
mientras no estaba. Estoy aquí ahora y no me voy a ningún lado, —dijo.
Mi estómago se sentía como si hubiera hecho un salto mortal, y
sus palabras me hicieron llorar aún más fuerte. Estaba ahí con el hombre
más maravilloso. No le importaba mi pasado. Me quería justo cómo era,
inclusive si estaba rota.
—Bebe, por favor no llores. Es Navidad, se supone que estés feliz,
—dijo besado mi mejilla.
Reí a través de mis lágrimas.
—Estoy feliz, estoy contigo. ¿Cómo no podría ser feliz? No te
merezco.
Coloco su dedo sobre mis labios.
—Shhh, no quiero hablar más, —dijo con una malvada sonrisa.
Gentilmente se posiciono frente a mí, entrelazo sus dedos con los
míos y me hizo el amor como si fuese nuestra primera vez.
Traducido por Aleja E
Corregido por Cande Cooper

La semana entre navidad y noche vieja, Garrett se quedó en su


lugar. Estaba trabajando largas horas en la base, preparándose para la
próxima sesión de entrenamiento en la que iba a correr. Me dijo que era
algo grande. Los Marines de todo el país asistirían. Lo entendía, pero lo
extrañaba como loca. Me había acostumbrado a tenerlo junto a mí
cada noche. Mi cama se sentía tan sola sin él. Me despertaba en medio
de la noche con pensamientos de él siendo reubicado. Los dos
sabíamos que iba a suceder. Simplemente no sabíamos cuándo ni
dónde. Mi ansiedad comenzó a establecerse, y me encontré tomando
uno o dos tragos en medio de la noche para calmar mis nervios. Algo
que sabía que Helen no aprobaría.
Nochevieja por fin había llegado, y aunque yo estaba
trabajando, Garrett me prometió reunirse conmigo en Danny’s. Me
había puesto a ver todo el día películas, y perdí la noción del tiempo.
Cuando me di cuenta estaba corriendo, alistándome para ir a trabajar
y tratando de poner en orden mi apartamento.
Sabía que Nicole y Hillary iban a estar ahí esta noche, y estaba
deseando ponerme al día con ellas. Nicole me había enviado un
mensaje de texto hoy y me dijo que Michael también iba a ir esta
noche. Estaba emocionada de finalmente conocerlo. Había oído
hablar tanto de él, que sentía como si ya lo hubiera conocido.
Cuando entré a Danny’s todos estaban vestidos elegantes. De
hecho, me sentí mal vestida con mis vaqueros ajustados negros con gris
y mi camiseta sin mangas de lentejuelas. Nicole y Hillary ya estaban en
la pista de baile. Nicole estaba bailando con un chico que nunca había
visto antes. Por la forma en la que él estaba bailando asumí que ese
debía ser Michael. Era de unos dos metros de altura, con el pelo
castaño claro. Llevaba pantalones de color caqui y una camiseta de
corte ceñido negra. Ver a Nicole en la pista de baile con una gran
sonrisa en la cara me hizo sentir muy feliz. Estaba tan contenta de que
hubiera encontrado a alguien. Podía ser muy exigente cuando se
trataba de hombres. Ella tenía un nivel muy alto. Hice mi camino detrás
de la barra para agarrar mi delantal.
Me detuve a saludar a Danny, y luego fui a la pista de baile.
Estaba llena, y apenas me podía mover entre la multitud de personas.
Esperaba que Garrett ya estuviera aquí, pero no lo estaba. Me sentía un
poco decepcionada, pero tal vez sólo había planeado encontrase
conmigo arriba cuando terminara de trabajar. Hoy era el cumpleaños
de su papá, e iba a pasar el rato ahí por unas horas.
Eran casi las nueve y media y aún sin Garrett. Estaba empezando
a preocuparme. Ni siquiera me había mandado un mensaje. La idea de
él en la carretera en noche vieja me asustó. Siempre he odiado
conducir en noche vieja, así que era un alivio grande vivir justo arriba. Le
envié un mensaje rápido y luego volví a las mesas.
Mientras me abría paso con dificultad entre la multitud, me
acerqué a una mesa extremadamente ruidosa llena de estudiantes de
la WSU. Mi corazón cayó cuando me di cuenta de quien estaba
sentado a mi izquierda, Adam. Él claramente estaba intoxicado.
—¡Oye! Mira quién es —dijo arrastrando las palabras.
Sentí que mi rostro se ponía rojo. —Mierda —dije en voz baja—.
Hola Adam, ¿cómo estás? —le pregunté educadamente.
Bajó del taburete y se tambaleó hacia mí. Colgó su brazo
alrededor de mi hombro. —Estoy bien, muñeca.
Olía a una fábrica de cerveza. No estaba segura de cuánto
había tomado, pero adivinaba que era el momento de acabar con
eso. Traté de dar un paso atrás, pero perdió el equilibrio y se vino
encima de mí. Movió su cara muy cerca de la mía y susurró—: ¿Te
acuerdas de la última vez que estuve encima de ti?
Justo cuando estaba a punto de empujarlo, se levantó de encima
y fue volando hacia sus amigos. —No le pongas ni una maldita mano
encima —gritó Garrett.
—Amigo, qué mierda, relájate —dijo Adam mientras trataba de
mantenerse erguido.
—Garrett, por favor, no causes una escena —le supliqué—. Está
borracho y no vale la pena.
—Oh...¿Así que eres Garrett? —Adam se rió en voz alta—. Amigo,
ella gritó tu nombre mientras me la follaba.
Pude ver la furia en el rostro de Garrett. Él tomó a Adam del
cuello y lo levantó del suelo. —No vuelvas a hablar de ella así o te mato
—gruñó mientras apretaba los dientes.
—Amigo, tu chica es una puta —dijo Adam con una sonrisa
maligna en su rostro.
Garrett le soltó el cuello y él cayó al suelo. Fue encima de él y
comenzó a golpearlo. Los amigos de Adam trataron de alejar a Garrett,
pero no había nada que lo detuviera. Era como un animal salvaje.
Pude oírlo decir—: ¡Quiero que te disculpes por lo que acabas de
decirle!
Quería detenerlo, pero tenía miedo de quedar atrapada en el
medio.
—¡Garrett! Por favor para, ¡vas a hacer que me despidan! —lloré.
De pronto se detuvo y se volvió hacia mí. Era como si se hubiera
vuelto loco y ahora estuviera lúcido.
Me agarró la mano. —¡Salgamos de aquí!
Corrimos a través del bar hasta llegar a su coche en el
estacionamiento. Tan pronto como nos metimos en el coche, puso las
manos en mi cara y me dijo—:Te llevaré a mi casa. No te quiero cerca
de ese tipo nunca más.
Giró la llave para arrancar y The Black Keys 8 comenzó a sonar a
todo volumen en la radio. Estaba tan alto que casi salí de mi piel. Cerré
los ojos y escuché la música mientras nos íbamos. Nos sentamos en
silencio durante unos quince minutos antes de que finalmente rompiera
el silencio. Me gire hacia él y le pregunté—:¿Estás bien?
—Sí, estoy bien. ¿Y tú? ¿Estás bien?
Sonriéndole, le contesté—: Sí, estoy bien, sólo un poco aturdida.
No me esperaba que él estuviera allí ni me esperaba que le patearas el
culo. Para ser honestos, fue jodidamente caliente —le dije mientras me
acomodaba hacia él y deslicé mi mano sobre su regazo. Su cuerpo se
tensó.
—¿Qué estás haciendo? —preguntó con nerviosismo.
Me acurruqué contra él y empecé a mordisquear su oreja. —Voy
a darte un adecuado agradecimiento por defender mi honor —susurré.
Me las arreglé para desabrocharle los pantalones. Se levantó
para que pudiera bajárselos. Comencé a acariciarlo. Él gimió en voz
baja.
—¿Te gusta eso? —pregunté.
Asintió, tomando una respiración profunda.
—Bueno, vas a amar esto —dije seductoramente al oído.
Me posicioné para estar acostada en el asiento del pasajero y en
el del conductor, y puse mi cabeza en su regazo. Tomé mi lengua y
jugué con su polla, lamiendo alrededor de la punta y corriendo poco a

8The Black Keys: Es un dúo de blues-rock estadounidense.


poco mi lengua de arriba hacia abajo en su eje. Él tomó una respiración
profunda, y sentí la tensión salir de su cuerpo. Tomé todo de él en mi
boca y suavemente arrastré mis dientes abajo de su eje. Gimió más
fuerte esta vez. Empecé a mover la boca hacia arriba y abajo. Él agarró
un poco de mi cabello y tiró de él.
—Sí... —Con su voz jadeante.
Entonces sentí que el coche derrapó un poco.
—¿Está bien que haga esto mientras conduces?
Sentí el coche yendo hacia la derecha, reduciendo la velocidad
y deteniéndose. Me levantó de su regazo y me empujó hacia el lado
del pasajero. Luego se deslizó hacia mí. Frenéticamente se bajó los
pantalones hasta las rodillas, y casi arrancó mis vaqueros. Me puso
encima de él, así estaba a horcajadas. Sacudió las caderas
empujándose dentro de mí. Empujé mis caderas, montándolo. Me
aferré a la cabecera y la utilicé como palanca.
Tuve una sensación primitiva de poder. —Fóllame —susurré
mientras le mordía el labio inferior.
—Nena, eres tan malditamente caliente en este momento —dijo
mordiéndome el labio de vuelta.
—Es por ti y la pelea en bar. Por más que no quiera verte
lastimado, me enciende —Le di un beso febril—. Te amo, bebé —le dije
en un gemido.
Me sacudió duro y más rápido. Podía sentir su abultamiento
dentro de mí. Tenía los ojos cerrados y su cabeza descansaba en el
respaldo. Mientras lo montaba febrilmente, lo único que podía hacer
era mirar su hermoso rostro. Me di cuenta por la mirada en su cara que
estaba cerca de venirse. Sus gemidos fueron más profundo, casi se
convirtieron en un gruñido.
Me sentí a mí misma construirme. —Vente conmigo, bebé —grité.
Agarró mis caderas clavando más duro sus dedos en mi piel.
—Sigue hablando—dijo.
—¿Qué?
—Háblame sucio.
Me detuve un segundo y me sentí avergonzada. Nunca antes
había hecho esto sobria, y me sentía extraña con él mirándome.
—¿Qué te pasa? —Se rió.
—Me siento rara —dije tímidamente.
—Déjate llevar, nena.
Cerré los ojos y respiré hondo. —Te sientes tan bien dentro de mí.
Ve más profundo —Abrí los ojos para mirarlo. Sus ojos estaban cerrados
y tenía su sonrisa de satisfacción sexual en su rostro.
—Continúa —dijo animándome.
—G.
—Está bien, nena. No te sientas avergonzada. Cierra los ojos y
relájate.
Hice lo que me dijo.
—Eso es. Ahora vamos a dejar que ese dulce coño me tome y me
exprima. Así es, nena, me gusta que me montes así. Te sientes tan bien,
tan apretada y a mojada —gimió.
Abrí los ojos para mirarlo. —Mmmm, sólo puedo imaginar cómo
sabe tu dulce coño en estos momentos. Tan dulce como el néctar —
dijo relamiéndose los labios.
Sus palabras me estaban poniendo la piel de gallina.
—Toca mis pezones. —Le dije. Todavía me sentía rara, pero lo que
me decía me volvía loca. Quería hacer lo mismo con él—. Apriétalos
duro, hazme venir. Tu polla es tan dura y se siente tan bien dentro de mí.
—Me reí—. No soy buena en esto.
—Lo estás haciendo bien —dijo frotándome la mejilla.
Cerré los ojos otra vez. —Quiero tu polla en mi boca, quiero
sentirla en la parte posterior de mi garganta y tragar hasta la última
gota.
—Eso es, nena. Tus tetas se ven jodidamente calientes mientras
rebotan cuando me estas montando —Agarró mis pechos con sus dos
manos apretándolos—. Quiero que te toques. Frota tu clítoris.
Mis ojos se abrieron de golpe. Sonrió. —Hazlo —Poco a poco
tomó mi mano del apoyacabezas la llevo hacia abajo, entre nosotros.
—Córrete tu misma—susurró lamiendo su labio inferior—. Cierra los
ojos y pretende que soy yo. Eso es todo, nena, pequeños círculos —dijo
mientras agarraba mis caderas con fuerza.
Sentí que me empezaba a sonrojar. Tomé su mano de mis
caderas y las llevé a mis pechos otra vez.
—Apriétalos. Apriétalos y tira de ellos. Ahhh. Sí, así. Quiero que te
vengas con fuerza dentro de mí. Déjalo ir, bebé —jadeé.
La combinación de sus palabras, él tirando de mis pezones, yo
jugando con mi clítoris y él follándome como un animal era lo único que
podía manejar. Podía sentirlo crecer y necesitaba venirme.
—Fóllame duro, haz que me venga —gruñó.
Empecé a frotar mi clítoris más rápido y más duro para venirme
con él. Me encantaba cuando lo hacíamos juntos. Empujó mi mano y se
hizo cargo. Su pulgar frotaba mi clítoris duro y rápido, empujé mis
caderas y arqueé mi espalda.
—Eso es nena, te ves tan hermosa —dijo.
Fue entonces cuando lo sentí explotar. Reduje la velocidad
mientras lo exprimía lentamente y tomaba cada gota de él, mientras
frotaba mi clítoris contra su pulgar. Cuando gimió incontrolablemente
sentí la construcción, todo mi cuerpo comenzó a temblar, fue tan fuerte.
Agarré sus hombros para no perder el equilibrio.
—Eso es, nena, tómame agradable y húmedo —susurró. Me
levantó de encima de él y me sentó en su regazo. Metió sus dedos
dentro de mí y luego los puso en su boca—. Hmmm... Tan dulce—dijo
con una sonrisa diabólica.
Como mi euforia comenzó a disminuir me di cuenta que todavía
estábamos un lado de la carretera, y acababa de follarlo hasta el
cerebro. Me eché a reír incontrolablemente.
—¿De qué te ríes? —preguntó.
—Te das cuenta de que estamos a un lado de la carretera.
Miró a su alrededor. —Oh, Cristo—dijo sonriéndome.
Traducido SOS CrissViz, Cande Cooper& Jazmín
Corregido por Pily

En un abrir y cerrar de ojos el invierno había llegado y se había


ido. Era difícil tener una relación a larga distancia. Quería pasar cada
momento libre juntos. Desafortunadamente, su posición en la Infantería
de Marina no lo permitía. Ser técnico en municiones le exigía ir a varias
capacitaciones durante el año y si era requerido, tenía que irse. Sin
saber a dónde iba o cuánto tiempo iba a estar lejos. Esto era algo a lo
que iba a tener que acostumbrarme.
Tratábamos de hacer especial cada momento que podíamos
pasar juntos. No lo dejaba venir a mi casa todas las noches de la
semana. Era muy cansado para él y estaba preocupada de que
manejara hasta tarde en la noche o muy temprano en la mañana. Le
prometí que pondría la cerradura de seguridad cada noche.
Garrett tuvo una larga conversación con Danny sobre Adam unos
días después de la noche de año nuevo. Se disculpó con Danny por
empezar la pelea. Le explicó lo que había pasado y que no iba a
permitir que ningún borracho idiota insultara a su novia.
Danny lo entendió completamente y estuvo de acuerdo con
Garrett. Le aseguró que si Adam trataba de entrar al bar le pediría que
se marchara. Aparentemente, Danny había echado a Adam y sus
amigos fuera del bar justo después de que nos fuimos esa noche.
Después de haberse ido por casi un mes para uno de sus cursos
de capacitación, estaba regresando a casa el viernes y prometió que
estaría en mi casa el sábado temprano por la mañana. Tenía la idea de
sorprenderlo con una tarde romántica en su casa. Llamé a Jessie, una
mesera que trabajaba con Danny y le pregunté si cubría mi turno y
podía ver si Molly estaba bien. Ella accedió. Subí a mi carro y me dirigí al
departamento de Garrett. Estuve en piloto automático durante todo el
trayecto. Estuve todo el día soñando con verlo de nuevo. Juro que
parecía un niño pequeño esperando a Santa. Cada vez que pensaba
en él, las mariposas en mi estómago se volvían locas.
Cuando llegué, llevé todas las cosas que había comprado a su
departamento. Estaba planeando pasar el fin de semana con él, pero
creo que había exagerado con las cosas que había comprado. Quería
hacer que este fin de semana fuera memorable.
Una vez que tenía todo dentro del departamento, saqué todas las
velas que había traído. Iba a tener todo el lugar iluminado con la luz de
las velas cuando él pasara por la puerta de entrada. Me había
prometido que iba a mandarme un texto tan pronto como llegara así
que eso debía darme suficiente tiempo para tener todas las velas
prendidas cuando caminara por la puerta.
Cerca de cincuenta minutos después, tenía todo listo a la
perfección. Incluso me las arreglé para usar el corpiño sexy que había
comprado en Victoria’sSecret. Garrett se iba a volver loco. Nunca
había usado lencería.
Garrett me rogó que lo dejara comprarme algunas cosas de
Victoria’sSecret, pero le dije que era un desperdicio de dinero. Quiero
decir solo lo usas por cuarenta segundos antes de que lo arranquen. Me
puse la bata de seda a juego encima y recogí mi cabello en un moño
francés desordenado.
Todas las velas estaban colocadas perfectamente, estaba
tocando suave música romántica y una botella de vino se enfriaba en
el refrigerador. Mientras miraba alrededor del departamento, admiré mi
trabajo.
Perfecto, todo lo que necesito es a Garrett. Cuando caminaba a
la cocina para tomar un vaso con agua, hubo un leve toque en la
puerta. De hecho me detuve y escuché para ver si no estaba
escuchando cosas. Luego escuché de nuevo el toque. Lentamente
caminé hasta la puerta apretando el cinto de la bata que estaba
usando. Mientras abría la puerta, Marie, la cita de Garrett para la boda,
estaba parada en frente de mí. Llevaba puesto un sexy vestido corto
color rosa que apenas cubría su ropa interior. Todo su maquillaje
bañaba su rostro y su cabello estaba todo coqueto. Casi comienzo a
reír porque en lo único que pensaba al verla era en Deena de Jersey’s
Show.
Recorrí mis ojos de arriba abajo sobre su cuerpo.
—¿Puedo ayudarte? —dije con molestia en mi voz.
—Mmm… ¿está Garrett? —preguntó confundida.
Podía decirlo por su cara que estaba completamente
sorprendida de que yo abriera la puerta.
—No. Estoy esperando que llegue a casa, dije bruscamente.
—¿A casa? —dijo con duda en su voz.
—Si, a casa. Garrett y yo estamos juntos, por si no te habías dado
cuenta. —Crucé mis brazos sobre mi pecho.
—¿Y él sabe eso?, Garrett no hace eso de estar juntos —me dijo
directamente.
—Bueno, eso es nuevo para mí, porque hemos pasado los últimos
seis meses juntos —respondí—. Me aseguraré de decirle que pasaste por
aquí —le dije mientras empezaba a cerrar la puerta.
Puso su pie para detener la puerta.
—De hecho, creo que esperaré a que regrese a casa. —Se
empujó hacia dentro y caminó entrando en el departamento. Miró
alrededor—. Vaya, parece que he interrumpido algo, dijo con una
sonrisa en su cara.
Realmente quería golpear a esta perra en la cara. Pero no
queríaarruinar mi noche con Garrett.
—Oh por favor, ¿Por qué no te sientas? ¿Te gustaría un vaso de
vino, también? —dije de forma muy sarcástica.
—No, estoy bien, dijo con una sonrisa diabólica en su cara.
Sabía exactamente lo que estaba haciendo y estaba
empezando a molestarme.
Caminé hacia la cocina y me giré hacia ella.
—Avísame si quieres que te ofrezca algo —dije dulcemente. Dos
pueden jugar este juego, perra.
Me empecé a servir una copa de vino cuando mi celular sonó.
Corrí hacia mi teléfono, era Garrett.
—¡Hey bebé! —dije alegremente—. ¿Acabas de llegar?, tengo
una sorpresa para ti —dije en voz baja dándole la espalda a Marie—.
Ven a tu departamento y lo veras.
Marie y yo nos sentamos en completo silencio por casi treinta
minutos. Fue la media hora más larga de mi vida. Cuando escuché las
llaves de Garret afuera de la puerta, brinqué y corrí hacia la puerta
para abrirla. Estaba parado ahí con una playera que decía Infante de
Marina a la altura del pecho y unos pantalones de camuflaje militar. Se
veía increíble. Envolví mis brazos sobre su cuello y lo besé duro y
largamente. Casi me olvido de nuestra invitada que estaba sentada en
la sala hasta que se aclaró la garganta.
Garrett levantó la cabeza.
—¿Hay alguien aquí?
—Oh sí, claro, casi lo olvido —dije audiblemente.
Me miró de manera extraña y empujó la puerta, para poder ver
quien estaba sentada en el sofá.
—¿Qué diablos? —lo escuché decir en voz baja.
—Sí, eso fue lo que dije yo también —le dije y sonreí.
—Marie… ¿Qué estás haciendo aquí? —preguntó asombrado.
—Bueno, tú no has regresado mis llamadas, así que pensé en
pasar a darme una vuelta —dijo sonriéndole.
—Si me disculpan, voy al tocador —dije con una sonrisa en mi
cara.
Garrett esperó hasta que saliera de la sala. Me detuve justo a la
vuelta de la esquina para poder escucharlos.
—Mmm… esto es un poco raro…Marie… siento no haberte
llamado, pero estoy saliendo con Leila, pensé que habías captado mi
indirecta. Aparentemente, me equivoqué. Tengo que pedirte que te
vayas —dijo de manera educada. Escuché que abría la puerta.
—¡No sé que es tan especial en ella! —gritó mientras pisoteaba
por el pasillo.
—No y nunca lo harás, —dijo Garrett en voz baja y luego escuché
la puerta cerrarse.
Rápidamente hice correr el agua de la bañera y prendí todas las
velas. Garrett caminó dentro poniendo sus brazos alrededor de mi
cintura.
—¿Qué estás haciendo aquí?
—Quería sorprenderte con una tarde romántica. Y luego la chica
de Jersey Shore apareció. Hombre, es una aguafiestas. —Reí.
—No vamos a dejar que arruine nuestra tarde, nena —dijo de
forma seductora.
Lentamente jaló el cinturón de mi bata para deshacer el nudo.
Empujó la bata por mis hombros y la sentí en el piso cayendo sobre mis
pies. Estaba parada ahí con un corpiño de lencería negro a juego con
una tanga y ligas.
—Jesús, nena. ¿Estás tratando de matarme? —Jadeó.
Me acerqué a él y puse mis manos sobre su pecho y murmuré:
—Te dije que tenía una sorpresa para ti.
Miré hacia la bañera y me di cuenta que tenía que cerrar la llave.
Con toda intención me giré y me incliné sobre la tina, exponiendo mi
trasero hacia él para parar el agua.
Vino detrás y se presionó sobre mí. Pude sentir su erección a través
de sus pantalones. Me incliné hacia atrás y tomé su pene y le di un
suave apretón.
Envolvió sus brazos sobre mí y me enderezó. Su respiración estaba
entrecortada y puso su cara a un lado de mi oreja.
—Eres tan hermosa, nena. Quiero follarte aquí mismo, ahora.
—Bueno, ¿Qué es lo que te detiene? —dije sin aliento, apretando
su pene de nuevo.
Dando un paso pequeño hacia atrás empezó a desabrochar el
corpiño y a quitar mis ligas lentamente haciendo correr sus dedos
lentamente hacia arriba y hacia debajo por mis piernas. Jaló mi ropa
interior hacia abajo, me dio la vuelta y cayó sobre sus rodillas.
Agarrando mi trasero, jaló mis caderas hacia él. Su boca estaba
besando mi coño y su lengua estaba buscando por mi clítoris. Mis
manos estaban sobre su cabeza, guiándolo. Mi cabeza cayó hacia
atrás. Gemí.
Me sentía como si había pasado una eternidad desde que sentí
su toque. Estaba tan encendida. Podía sentir mi propio clímax
construyéndose. Lo empujé lejos y me puse de rodillas con él. Metí mis
brazos entre los dos y jalé su camisa hacia afuera, quitándosela. Podía
mirar su cuerpo todo el día. Era tan hermoso. Desabroché su cinturón y
desabotoné su pantalón. Los dos nos pusimos de pie lentamente y se
sentó en la orilla de la tina de baño. Desabrochó sus botas y se las quitó.
Se volvió a parar y bajó sus pantalones y los aventó hacia un lado.
Sentándose de nuevo comenzó a quitarse la prótesis. Toqué su
mano con la mía.
—Déjame —dije suavemente. Pude sentir su vacilación al
principio—. Por favor —dije mirando hacia él. Asintió y lentamente se
sentó de nuevo en la tina.
Cuidadosamente, deslicé el grueso plástico de la manga que
subía por su muslo y bajaba sobre su rodilla y jalé su pierna de la prótesis.
Quité los dos calcetines y luego el revestimiento de su piel.
—Levántate.
—Me encanta cuando tomas el control, sonrió.
Alcance sus bóxer para bajarlos y sentí su erección contra mi
brazo. Miré hacia arriba rápidamente y sonreí.
—¿Qué? Tú estás de pie desnuda y ¿se supone que no deba
tener una erección?
Me reí poniendo mis ojos en blanco.
—Entra a la maldita bañera.
Se sentó en la orilla de la tina y balanceó su cuerpo lentamente
facilitándole entrar en la humeante agua caliente.
—¡Jesús, ¿estás tratando de hervirme en agua caliente? —Se río.
—Lo siento, pensé que un baño caliente seria relajante, no me di
cuenta que estuviera tan caliente. —Reí.
Me relajé en la bañera y descansé mi cuerpo contra el suyo.
—Ah... podría acostumbrarme a esto —dijo él con un suspiro.
Tomó el paño que descansaba en el lado de la bañera y
comenzó a lavar lentamente mi espalda, hombros y brazos. Empujando
mi cabello a un lado mordisqueó y besó suavemente mis hombros y
cuello.
Envolvió sus brazos a mí alrededor y comenzó a acariciar mis
pechos, mi estómago y entre mis piernas. Mi respiración se volvió
entrecortada. Arqueé mi espalda haciendo subir mi culo contra su
dureza. Mi cuerpo dolía por él. Me sentía enrojecida. No estoy segura de
si era por el agua caliente o si era el hecho de que lo quería sentir
dentro de mí.
Tomando el paño de su mano, me giré lentamente, intentando no
salpicar agua en el piso. Lavé suavemente su pecho y brazos,
examinando todos y cada uno de sus tatuajes. Lentamente, trabajé mi
camino hacia abajo en su cuerpo hasta que alcancé su pene y
lentamente comencé a acariciarlo. Sentí su cuerpo estremecerse, y
dejó salir un suave gemido.
—Vamos a tu cama —dije sin aliento.
Asintió.
Mientras se levantaba al reborde, salí de la bañera para conseguir
una toalla para cada uno. Le alcancé una toalla.
—Nos encontramos en la habitación —ronroneé.
Dejé rápidamente el baño mientras él ponía su pierna de vuelta.
Una vez que estuve en su cuarto, encendí rápidamente todas las velas y
trepé en su cama esperándolo.
Entró a la habitación con una toalla envuelta alrededor de su
cintura. Tan pronto como vio el cuarto iluminado con velas, su toalla
cayó.
—Esto es perfecto, bebé, me encanta.
Yo estaba acostada en mi lado mirándolo fijamente. Su cuerpo
era perfecto, y estaba brillante por el agua. Sostuve mi mano fuera para
que se me uniera en la cama. Trepó sobre la cama acostándose en su
lado junto a mí. Acariciando mi piel con sus dedos, hizo su camino abajo
por mi cuerpo. Sus dedos se introdujeron en mi coño, y su pulgar frotó mi
clítoris suavemente. Rodé sobre mi espalda y gemí. Llevando su boca
hacia mis pechos, besó un pezón y luego el otro. Se estaba burlando de
mí, y me estaba volviendo loca. Empujé mis caderas en el aire y dejé
salir un pequeño grito. Estaba haciendo todo en mi poder para tener sus
dedos más profundos dentro de mí.
Sacando sus dedos de mí, se posicionó en el fondo de la cama.
Ahora de pie, tomó mis tobillos, empujándome hacia él. Mi culo estaba
en el borde de la cama y levantó mis piernas a su pecho. Se empujó
dentro de mí, y grité:
—Oh, Dios
Estaba apretando la manta con mis manos. Estaba tan cerca,
pero tratando de esperar. Quería que nos viniéramos al mismo tiempo.
Después de unos pocos bombeos más de sus caderas, pude sentir su
orgasmo estallar dentro de mí. Me dejé ir.
Los dos jadeábamos como si acabáramos de correr una carrera
de cinco millas. Salió de mí y retrocedí a la cama. Garrett se acostó y se
hizo un ovillo junto a mí. Amaba que quisiera sostenerme después del
sexo. Era algo que anhelaba sólo con él.
La mañana siguiente desperté, y estaba sola. Fui al baño y
recuperé mi albornoz. Me lo puse y fui a encontrarlo.
Garrett estaba de pie en la cocina bebiendo café.
—Buenos días, hermosa —dijo mientras besaba la parte superior
de mi cabeza —. ¿Tienes hambre? ¿Quieres que te cocine algo?
—No, estoy bien.
—Bueno, necesitamos hablar, entonces. Ven aquí, vamos a
sentarnos. —Tomó mi mano y me llevó hacia el sofá.
Nos sentamos y sostuvo mis manos estrechamente. Mi corazón
comenzó a hundirse, y mi estómago empezó a dar vueltas. No tenía
idea de lo que estaba a punto de decir.
—No estoy seguro de cómo decirte esto, así que sólo voy a
decirlo. Estoy siendo colocado de vuelta en Hawái —dijo bruscamente.
Podía sentir la sangre saliendo de mi rostro. Dejé caer mi cabeza.
No sabía qué decir o cómo responder. Quería levantarme y correr al
baño y vomitar mis sesos. Pero en vez de esos me senté ahí en silencio.
—Leila... di algo —Imploró.
—No estoy segura de qué quieres que diga —dije, aturdida.
Agarró mis manos más fuerte y tomó una respiración profunda.
—Bebé, quiero que vengas conmigo.
—¿Qué...? —dije en estado de shock mientras mi cabeza se
elevaba lentamente para mirarlo.
—Dije... quiero que vengas conmigo. Hay una cosita pequeña.
Tenemos que casarnos para que seas capaz de venir conmigo. Sólo una
esposa puede vivir en una base conmigo.
Estaba aturdida y sin palabras. Fui de pasar que se estaba
mudando a Hawái y dejándome a él pidiéndome que fuera y me
casara con él.
Dejó ir una de mis manos y se deslizó fuera del sofá a sus rodillas.
—Bebé, te amo. Siempre te he amado. —Alcanzó su bolsillo y
sacó un anillo de diamantes. Tomó mi mano izquierda—. Cásate
conmigo.
Mi cabeza giraba. Estaba intentando procesar todo.
—Leila... ¿me escuchaste?
Sacudí mi cabeza y me saqué de mi aturdimiento. Una sonrisa
gigante apareció en mi rostro.
—Sí, por supuesto que me casaré contigo. —Salté a su regazo y lo
besé.
Nos acostamos en su cama por el resto de la mañana.
Descansaba mi cabeza en su pecho con mis ojos cerrados. Sus
brazos estaban envueltos a mí alrededor, y él estaba corriendo sus
dedos arriba y abajo por mi espalda desnuda. Entraba y salía del sueño,
estaba tan relajada. Me sentía como que estaba en la novena nube.
—Bebé... —La voz de Garrett me despertó de mi ensoñación.
—¿Hmmm...? —dije adormilada.
—¿Qué le vas a decir a tu mamá?
Mis ojos se abrieron de golpe y el pánico se arrastró a través de
mí. No había pensado en mi madre. La última vez que siquiera había
mencionado el nombre de Garrett, se volvió loca. Lentamente levanté
mi cabeza.
—No lo sé —susurré.
—Iré contigo a decirle si quieres —dijo, besando mi cabeza.
—No, iré a verla esta noche. Se lo diré suavemente. Necesita
darse cuenta de que ya no soy una niña.
—Si cambias de opinión, iré contigo, bebé. Vamos, preparémonos
para ir —dijo mientras golpeaba mi culo.
Mientras manejábamos de vuelta hacia mi lugar, mi estómago
estaba hecho nudos. Llamé a mi mamá cuando estábamos dejando el
apartamento de Garrett. Le dije que estaba yendo en unas pocas
horas.
Garrett me dejó ir en mi auto. Me preguntó una vez más si quería
que fuera, y le dije que no. Sabía cómo se podría poner mi madre.
Pierde los estribos, especialmente cuando se trata de Garrett.
Mientras entraba en mi coche, él se inclinó hacia mí.
—Estoy a un mensaje de distancia si me necesitas. Te amo —dijo
mientras besaba mi mejilla.
—Yo también te amo. Te mandaré un mensaje cuando esté
camino a casa. Ten una bebida lista para mí. Voy a necesitarla —dije,
sonriéndole.
Mi estómago estuvo hecho nudos todo el camino, y estaba
comenzando a sentir náuseas. Mientras manejaba, me sentí apretando
el volante. Aflojé mi agarre y tomé una respiración profunda como
Helen me había enseñado. Me había instruido para hacer esto cuando
estaba estresada. Tenía el mal hábito de mantener todo embotellado
adentro. Helen decía que yo era una bomba de tiempo y no podía
creer que aún no hubiera explotado.
Tomé otra respiración para relajarme. Creo que podría haber
tomado cincuenta respiraciones y nada hubiera ayudado. Sabía que
esto no iba a ir bien, mi madre y yo éramos demasiado iguales, ambas
testarudas mujeres independientes. Hubo varios momentos en los que
consideré girarme y volver a mi apartamento. Garrett y yo podríamos
simplemente fugarnos. Una vez que estuviéramos casados mi madre no
tendría nada que decir. Comencé a ensayar en mi mente exactamente
qué le iba a decir.
Estacioné en la entrada de mi madre aproximadamente quince
minutos más tarde. Todo el lugar estaba iluminado. Jesús, está
manteniendo a toda la compañía de electricidad por sí sola. Me senté
en mi auto por unos minutos para reunir mis pensamientos y construir
seguridad para enfrentar a mi madre.
—¡Mamá! —grité mientras entraba por la puerta frontal.
—Estoy en el despacho.
Hice mi camino por el vestíbulo, a través de la cocina y dentro del
despacho. Ella estaba sentada en su reclinable mirando Entertainment
Tonight o como lo llamaba su Smut Shows.
—Oye, mamá. ¿Qué hay de nuevo en el mundo del espectáculo?
—Oh, las mismas viejas noticias, una estrella pop joven se
enganchó en las drogas. Una actriz más vieja atrapó a su marido más
joven engañándola. Mismas noticias, diferente día parece.
Caminé al sofá que estaba a la izquierda de donde ella estaba
sentada.
—Así que, mamá, tengo algunas noticias... —dije nerviosamente,
girando mi anillo de compromiso alrededor de mi dedo.
—Oh, ¿sí? —dijo, dándome una mirada desconfiada.
Tomé una respiración profunda y lo solté bruscamente.
—Garrett, me pidió que me casara con él, y dije, sí. —Sentía como
si estuviera rasgando una Band-Aid, si lo hacía rápido dolería menos.
Me miró en completo estado de shock.
—Y hay más. Nos mudaremos a Hawái.
—¿Disculpa? —espetó—. No creo haberte oído correctamente.
Estuve a la defensiva al instante. Sabía que esto sería una pelea, y
estaba más que lista para tomarla.
—Oh, me oíste correctamente. Me casaré con Garrett y nos
mudaremos a Hawái. Haré esto contigo o sin ti. Lo amo. Sé que no lo
entiendes y no tienes que hacerlo, esta es mi vida.
—¿Realmente crees que es una buena idea? ¿Después de lo que
hizo la última vez? —preguntó alzando la voz.
—Mamá, no sabes siquiera lo que pasó la última vez.
—No necesito saber qué pasó porque vi las secuelas. ¿Te
encerraste en tu habitación por tres malditos meses, Leila? —Me encogí
ante sus palabras, y mi mente vagó hacia la noche en que mi espiral
descendente comenzó.
Garrett se había vuelto más y más distante. Yo estaba haciendo
todo en mi poder para animarlo. Planeé picnics en el parque, lo
sorprendí cocinándole la cena. Hasta le ofrecí ir a ver un concierto de
DropKick Murphy con él. Nada lo traería de vuelta hacia mí.
Todo lo que él quería era sentarse en su cuarto y fumar cigarrillos.
Yo iría y pondría excusas a su madre por su comportamiento diciéndole
que estaba teniendo un día duro en el trabajo o que habíamos tenido
una discusión. Pero él lentamente se cerró de todo el mundo,
especialmente de mí. Si no estaba sentado en su habitación, estaba
fuera bebiendo con sus amigos. Puso cada excusa en el libro para no
verme, y yo estaba muriendo por dentro.
Me detuve en su casa una noche después de mi trabajo de
niñera. No le había dicho que iba a venir porque sabía que pondría una
excusa para que no me acercara. Pero, necesitaba verlo. Cuando
entré en su habitación, él estaba acostado en su cama con los ojos
cerrados, un cigarrillo en la boca y auriculares en sus oídos. Tenía la cara
roja y los ojos hinchados, como si hubiera estado llorando. Tomé su
mano y me senté en la cama junto a él. Mientras lo observaba, noté su
labio partido y sus nudillos cortados.
Él saltó lejos.
—Jesús, no llamaste —espetó mientras limpiaba su mejilla. Podía
oler el alcohol en su aliento—. Lo siento. No pensé que tuviera que
hacerlo —dije en voz baja.
—Bueno, eso sería una cosa educada para hacer. ¿Qué pasa si
no estaba solo? —dijo fríamente.
—¿Que se supone que significa eso? —Una sensación de malestar
comenzó a caer sobre mí—. ¿Qué le pasó a tu labio y manos?
—Nada, me metí a una pelea —murmuró mientras rápidamente
alejaba su mano de la mía.
—¿Una pelea? ¿Estabas en una pelea? —dije elevando mi voz.
—Sí, estuve en una pelea —dijo mientras se sentaba bruscamente.
—¿Porqué estás aquí?
—Te extrañé —dije tristemente.
—No deberías estar aquí. No estoy de humor.
Bajé la cabeza.
—¿Alguna vez vas a perdonarme? Lo siento.
—¡Ahórratelo! No quiero oírlo. Deberías haber pensado en eso
cuando te escabulliste a mis espaldas y mataste a nuestro bebe —
espetó.
Sus palabras se sintieron como un puñetazo en el estómago. Casi
deseaba que él solo me golpeara. Al menos, el dolor eventualmente
seiría. Sus palabras dolían mucho más. Estaba enfadado y resentido por
lo que había hecho. Nicole me había llevado a la clínica y había ido a
sus espaldas. El no entendía que un bebé podría arruinar mis
posibilidades de ir a la universidad. Era muy importante para mí y para
mi mamá. Sería el primer miembro de mi familia en asistir a la
universidad.
Comencé a llorar.
—Garrett, por favor.
—¡No te pongas a llorar! ¡Hiciste tu elección! —gritó.
Entonces se volvió loco. Comenzó a golpear las paredes, arrojó
nuestras fotos que estaban en la cómoda hacia el suelo y las pisoteó.
—¡Es sobre nosotros, Leila! Estamos rotos, no podemos ser
reparados.
Estaba aterrorizada. Nunca lo había visto tan enojado antes. Sus
palabras estaban tan llenas de odio. Sentí las lágrimas deslizarse por mis
mejillas.
Cayó hacia el suelo llorando.
—Ya no puedo seguir con esto. No puedo mirarte sin odiarte. Esto
me está matando. Te amo, pero no puedo fingir que estoy bien... Que
estamos bien. —Estaba temblando.
Traté de consolarlo, pero me rechazó.
—Leila... se acabó. Terminamos. Tienes que irte.
El recuerdo me hizo estremecer. Estaba tan absorta en mis
pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta que mi madre
ahora estaba sentada junto a mí. Su mano en mi hombro me sacó de
mi recuerdo.
—¿Leila, estás bien?
Tristeza recorrió mi cuerpo, y me encogí antes su mano en mi
hombro.
—Mamá, hay algo que tengo que decirte. Algo que debería
haber dicho hace mucho tiempo. —Bajé mi cabeza con vergüenza.
—¿Qué es? Me estas asustando —suspiró mamá.
Mientras, tomo un gran respiro y exhalo.
—Realmente no hay una manera fácil de decir esto. Por favor,
déjame decirte todo antes de que pierdas el control.
—Está bien.
—La razón por la que Garrett me dejó fue porque tuve un aborto.
Apreté mis ojos cerrándolos esperando por la reacción de mi
madre. No hubo nada. Lentamente abrí mis ojos para ver su reacción,
una mirada de shock puro apareció en su rostro.
—No podía decirle a nadie... Menos a ti. No quería
decepcionarte. Tenías tantas grandes esperanzas de que fuera a la
universidad. Cómo podía tirar nuestras esperanzas y sueños lejos por
tener un bebé. —Mi voz empezó a flaquear. Estaba mirando a mis pies,
cuando sentí que mi madre tomaba mi mano entre las suyas. Levanté la
cabeza para mirarla.
—Continua —dijo en un tono muy suave y gentil.
—Nicole me llevó a una clínica. Garrett no tenía ni idea de que
iba. Le mentí y le dije que estaba enferma con gripe. Sabía que si le
decía, trataría de convencerme de disuadirme de ello. Él quería que
conservara al bebé.
Tomé otra respiración profunda y exhalé.
—Cada día que hablaba con él me sentía tan culpable por lo
que había hecho. Me fue carcomiendo. Cuando finalmente le confesé
lo que había hecho se volvió loco. Traté de explicarle acerca de la
universidad, pero él no entendió.
Sentí una lágrima deslizarse por mi mejilla, y traté de parpadear
para el que el resto de las lágrimas no se acumulara en mis ojos.
Mi madre me apretó la mano con fuerza.
—Leila... me gustaría que me lo hubieras dicho. Podríamos
habernos sentado y pensar en algo. No puedo creer que no hayas
venido a mí. Sólo el pensar en que pasaste a través de todo eso sola y
llevarte esa culpa, me rompe el corazón. No me extraña que te
encerraras en tu cuarto.
Vi una lágrima deslizarse por la mejilla de mi madre.
—Por favor, no llores, mamá. He estado trabajando a través de mi
culpa con Helen. Ahora tengo la oportunidad de corregir mis errores. Por
favor, dame tu bendición para casarme con, Garrett. Lo amo y él me
ama. Siento como que estamos recibiendo una segunda oportunidad.
Por favor... —Me detuve por un momento—. Quiero que camines
conmigo por el pasillo. —Supliqué—. No tienes que darme una respuesta
ahora mismo, piensa en ello —dije mientras me levantaba del sofá—. Te
llamaré mañana. Te quiero.
Mientras conducía a casa, mi mente estaba corriendo con los
recuerdos de esa noche. No podía quitarme sus palabras de mi cabeza.
Sabía muy dentro de mí que necesitábamos hacerle frente a esto antes
de casarnos. Esto no era algo que podíamos ignorar.
Mientras caminaba por la puerta de mi apartamento, tiré mi bolso
y llaves en el mostrador de la cocina.
—¿Garrett? —grité.
—Estoy en el dormitorio.
Caminé por la puerta de mi dormitorio y saltó de la cama. Podía
ver que estaba visiblemente perturbada.
—¿Que sucedió? ¿Fue tan mal? —preguntó.
—Bueno, podría haber ido peor —dije... Todo —medio sonreí—.
Pero, realmente tenemos que hablar.
—¿Que te sucede, nena? Te ves molesta —dijo, preocupado.
—Yo solo... mi madre sacó todo lo que pasó entre nosotros.
Despertó los recuerdos de la noche que terminaste todo. —Sostuve sus
manos fuertemente—. Necesito saber que ahora estás bien con mi
decisión y no estás tratando de parchar un agujero de tu corazón. No
quiero que te despiertes y estés resentido conmigo diez años más tarde.
—Lo siento por todo lo que dije e hice ese día. Lo manejé
horriblemente. Créeme, nena. Si pudiera hacer todo de nuevo lo haría.
Ahora entiendo por qué hiciste lo que hiciste. Sin embargo, me hubiera
gustado que me lo hubieras dicho. —Me abrazó con fuerza como si no
quisiera dejarme ir nunca—. Te amo, siempre te he amado.
—También te amo, pero siento que tenemos que seguir adelante
con esto. Quiero que vengas a ver a Helen conmigo. Ella me ha
ayudado mucho en estos últimos meses.
Apoya su frente contra la mía, besando suavemente mis labios.
—Voy a hacer lo que quieras que haga, cualquier cosa.
Traducido por Julieta9768
Corregido por Lexie’

Realicé una llamada a Helen la mañana del lunes para explicar


lo que había pasado el fin de semana. Ella estaba emocionada ya que
por fin le había dicho a mi madre sobre el aborto y estaba muy
entusiasmada por incluir a Garrett en nuestra próxima reunión.
Ella tenía que mover mi hora de la cita para acomodar el horario
al de Garrett, pero tenía todo preparado para cumplir el jueves.
La semana parecía arrastrarse, y me estaba poniendo nerviosa
porque Garrett realmente asistiera a la sesión. No estaba segura de lo
que iba a suceder o cómo se iba a sentir sobre Helen. Helen podía ser
muy contundente a veces, y ella no ocultaba nada, lo que era una de
las razones por las que me gustaba mucho ella. Realmente necesitaba
a alguien para que fuera directa y honesta conmigo.
Garrett se presentó en mi casa alrededor de las 4:30, y nos
dirigimos adonde Helen. Ninguno de nosotros dijo mucho en el viaje
hasta allí. Estaba empezando a sentir un poco de náuseas. Tomé una
respiración profunda y suavemente tomé la mano de Garrett. Lo miré
rápidamente y le di una sonrisa nerviosa.
—¿Estás bien, nena? —dijo.
—Si, estoy bien solo un poco nerviosa de que conozcas a Helen.
—¿Por qué?
—Realmente no estoy segura. Supongo que porque Helen ha sido
mi refugio seguro por los últimos meses, y puedo decirle casi cualquier
cosa y todo sin ser juzgada. Esta es la primera vez que alguien más va a
estar en nuestra sesión.
Me apretó la mano con fuerza.
—Nena, puedes decir lo que quieras delante de mí. Puedo
manejarlo.
A pesar de que me dijo esto, yo todavía no estaba segura. En
realidad, nunca habíamos hablado sobre el aborto. Sé lo mucho que lo
había herido, y yo necesitaba saber que él me había perdonado, para
así poder seguir adelante.
Helen nos recibió cuando entramos en la zona de recepción de
su oficina.
—Hola, Garrett. Soy Helen. Estoy muy feliz de conocerte —dijo
extendiendo su mano hacia él.
—Es un placer conocerte al fin, Helen. Leila me ha hablado
mucho de ti.
—Todas cosas buenas, espero —dijo con una sonrisa—. ¿Por qué
no vienen los dos a mi oficina y toman asiento. —Se puso de pie en la
puerta indicándonos el camino para entrar en su oficina.
Yo dirigí el camino con Garrett detrás de mí. Me senté en mi lugar
de siempre, acariciando el cojín junto a mí para que Garrett se sentara.
Una vez que los dos estábamos sentados Garrett tomó mi mano y la
apretó.
—No sé por qué estás tan nerviosa —dijo en voz baja.
Le di una sonrisa incómoda y miré a Helen.
—Entonces —dijo Helen mientras se sentaba en la silla justo
enfrente de nosotros—. Me gustaría saber qué es lo que a ustedes dos
les gustaría lograr en esta reunión.
Miré nerviosamente a Garrett tratando de leerlo. No parecía estar
incomodo en absoluto.
—Leila, vamos a empezar contigo primero, ya que sabes
exactamente cómo funciona esto.
—Bueno, como te dije por teléfono, realmente me gustaría hablar
de lo que pasó entre nosotros hace cuatro años. Ninguno de nosotros lo
ha discutido honestamente. —Mi estómago empezó a girar cuando las
palabras salieron de mi boca. Yo no estaba muy segura de que fuera a
ser capaz de manejar esto frente a Garrett. Simplemente me había
acostumbrado a contar a Helen todos mis oscuros secretos.
—¿Y tú Garrett? —preguntó Helen.
—Estoy de acuerdo con Leila, creo que tenemos que limpiar el
aire. Está preocupada de que yo no la haya perdonado por lo que hizo
y ella se culpa por mi accidente.

Hice una mueca ante sus palabras. Se sentían como una


bofetada en la cara. Por la forma en que lo dijo. Helen parecía darse
cuenta por la expresión de mi cara y por cómo empecé a morderme las
uñas con nerviosismo.
—¿Leila? ¿Estás bien?
Garrett volvió rápidamente su atención hacia mí.
—¿Qué te pasa, nena?
Sacudiendo la cabeza la bajé en vergüenza.
—No estoy segura de que esto fuera una buena idea.
—Leila, tengo que ser totalmente honesta contigo, si ustedes dos
quieren realmente tener un matrimonio exitoso tienen que trabajar para
pasar a través de esto. Esto no es algo que sólo puede lavarse bajo la
alfombra. Cada uno de ustedes tiene que escuchar al otro y realmente
tratar de entender cómo cada uno de ustedes se estaba sintiendo en
ese momento. —Helen hizo una breve pausa mirándonos a los dos—. No
voy a mentir, esto no va a ser fácil, pero si se pueden trabajar a través
de ello, ustedes dos serán capaces de superar cualquier cosa.
Sentí a Garrett darme en la mano un pequeño apretón y él bajó
la cabeza a mi oído.
—Babe, está bien, vamos a salir de esto juntos. Te lo prometo.
¿Recuerdas lo que te dije el otro día? Quise decir lo que dije.
Realmente quería creerle, pero todavía había dudas en el fondo
de mi mente. Él me había dejado antes. Aunque él jurara que no lo
volvería a hacer, aún no podía evitar la sensación de que lo haría.
—Así que. . . ¿Quién quiere ser el primero? —preguntó Helen.
Garrett y yo nos sentamos allí en silencio.
—Bueno, alguien va a tener que hablar o se tratara de una
completa pérdida de tiempo —dijo Helen con tono de disgusto—.
¿Quieren que les haga preguntas o les gustaría hablar?
Miré a Garrett y luego a Helen.
—Preguntas.
—Las preguntas van bien conmigo también —respondió Garrett.
—Está bien, así que vamos a empezar. Mi primera pregunta para
ambos es si pueden hacer todo de nuevo ¿verdad? Leila, ¿por qué no
empiezas?
Podía sentir mis manos comenzar a sudar. Solté la mano de
Garrett y las limpié en mis jeans.
—Sí, lo haría.
Por el rabillo de mi ojo, vi a Garrett correr sus manos sobre su
cabeza. Esta fue una señal de los nervios y del fastidio. No estaba
segura de lo que estaba sintiendo.
—¿Te gustaría ampliar tu respuesta? —preguntó Helen.
—Creo que los dos saben lo que siento por esto. Era demasiado
joven para tener un bebé. Teníamos toda la vida por delante y un bebé
habría destruido eso. ¿Me fui por el camino equivocado? Por supuesto,
pero nada de lo que diga o haga puede cambiar eso ahora.
Los tres nos sentamos en silencio durante un minuto
aproximadamente. No me atreví a mirar a Garrett, ya que tenía miedo
de ver la mirada de decepción en sus ojos.
—¿Garrett? ¿Cómo te sientes acerca de lo que acaba de decir
Leila?
Garrett se aclaró la garganta y cambió el peso lejos de mí.
—No voy a mentir, Helen, me duele oírle decir eso. Tenía la
esperanza de que fuera a tener más remordimiento.
Cerré los ojos, esperando que todo esto fuera un mal sueño. Me di
cuenta por el tono de su voz, que estaba enojado conmigo.
Lo interrumpí. —Garrett, lamento la forma en que manejé las
cosas. Sé que debería habértelo dicho. Pero sentí que si te lo decía,
habrías tratado de convencerme de lo contrario. —Cambié mi posición
en el sofá girando mi cuerpo hacia el suyo—. ¿De verdad crees que fue
una decisión fácil de tomar para mí? He tenido que vivir con mi decisión
todos los días de mi vida durante cuatro años.
—No, yo no creo que haya sido una decisión fácil, pero no creo
que debieras haber tomado una decisión por mí. Me siento como si no
hubiera tenido una opción en la materia. Nosotros hicimos el bebé
juntos.
Sus palabras escocían, y yo estaba lista para saltar y salir
corriendo de allí. No quería escuchar lo que tenía que decir. Sabía que
iba a doler. ¿Y si en realidad escuchaba lo que estaba diciendo y se
daba cuenta de que él no podía perdonarme.
—Necesito un poco de agua —dije bruscamente. Me puse de pie
para caminar a la fuente de agua que estaba sentado en la esquina de
la oficina de Helen.
—¿Garrett?—preguntó Helen.
Me puse de pie de espaldas a Garrett y a Helen, a la espera de su
respuesta. Hubo una pausa antes de responder.
—Sí, me arrepiento de todo lo que hice y dije —dijo con
remordimiento.
Miré por encima del hombro mirando en su dirección.
Volviéndose hacia mí, dijo en voz baja:
—No debería haberte hecho sentir culpable por tu decisión.
Ahora lo sé. Pero tengo que decir que todavía me duele. —Hizo una
pausa por un momento—. Ese primer año fue muy duro para mí.
Cuando veía alguna pareja con un bebé, mi corazón se rompía. No
podía dejar de pensar que podría haber sido nuestro bebé.
Sus palabras me estaban matando por dentro. Nunca me detuve
y me puse a pensar en cómo se había sentido. Sólo había pensado en
mí y en mi futuro, no tuve en cuenta lo mucho que él quería que yo
tuviera su bebé. No había nada que pudiera hacer o decir para
cambiar lo que había hecho. En ese momento me di cuenta finalmente
de que él estaba sufriendo tanto como yo.
—Garrett lo siento mucho —le dije caminando hacia él—. Debería
haberte dicho. Debería haber escuchado tus sentimientos. —Empecé a
sollozar.
Garrett rápidamente se puso de pie y puso sus brazos alrededor
de mí.
—Shhh. Está bien. Vamos a salir de esto. —Él acercó su cuerpo al
mío y me limpió las lágrimas—. Te amo y no quiero vivir sin ti —dijo
besando mis mejillas a la ligera.
—Leila, por favor, ven a sentarte, sé que esto es difícil para ti, y
más discutirlo frente a Garrett, pero siento que es necesario—dijo Helen
Sacudiendo la cabeza, sequé las lágrimas y volví a sentarme.
Helen nos miró a los dos.
—Creo que ustedes dos todavía tienen mucho que trabajar, pero
si usted puede mantener las líneas de comunicación abiertas entre
ustedes van a estar bien —dijo ella con una sonrisa tranquilizadora—. Me
gustaría verlos a los dos de nuevo la próxima semana.
Garrett y yo nos miramos el uno al otro, y ambos asentimos con
nuestras cabezas en acuerdo. Ambos dejamos la oficina de Helen
sintiéndonos optimistas sobre nuestro futuro, y sabía que iba a hacer
todo lo que estuviera a mi alcance para mantener a Garrett en mi vida.
No iba a ocultar nada más de él.
En nuestra próxima cita, estaba mucho más a gusto y muy
optimista. Helen ya estaba esperando por nosotros cuando llegamos y
enseguida nos fuimos a su oficina.
—Así que, ¿Cómo han ido las cosas entre ustedes dos desde
nuestra última sesión? —preguntó Helen.
Garrett y yo nos miramos el uno al otro y sonreímos.
—Genial —contesté—. Las cosas han estado muy bien.
—Bueno, me alegra oírlo. Ahora vamos a pasar a otro tema—dijo
dirigiéndose a Garrett—. Garrett me gustaría saber un poco más acerca
deti. Leila me ha hablado de lo que te pasó en Afganistán, pero lo que
me da curiosidad es que después de tu recuperación y de tu regreso a
los marines. ¿Qué has estado haciendo? Soy plenamente consciente
del pasado de Leila como estoy segura que tu también lo eres.
Miré nerviosamente a Garrett.
Garrett tomó mi mano.
—¿Qué quiere saber? —preguntó Garrett.
—¿Has tenido alguna novia en serio?
Garrett me apretó la mano con suavidad.
—No, no realmente.
—¿Que significa en realidad, no exactamente? —preguntó Helen.
—Sí, salí con algunas chicas. —Me apretó la mano de nuevo.
Esta conversación estaba empezando a ponerme nerviosa. Sabía
exactamente adónde Helen iba con esto. Ella y yo tuvimos esta misma
conversación cuando empecé a verla. Empecé a juguetear en mi
asiento. Estaba completamente convencida de que no se había
acostado con nadie. Realmente no quería saber nada de sus ex novias.
—¿Había alguien especial?
Garrett vaciló antes de hablar.
—Había una chica que se llamaba Amanda. Salimos durante unos
seis meses.
¿Y por qué terminó? —preguntó Helen.
—Ella me dijo que me amaba —dijo Garrett en voz baja.
—¿Y tú no la amabas también?—Helen le animó a seguir
adelante.

—Me preocupaba por ella, pero nunca pude darle mi corazón.—


Hizo una pausa—. Quería, ya que me encantaba ella y realmente traté.
. . Pero no había nada allí. Mi corazón pertenecía a otra persona.
Siempre lo había hecho. Cuando le dije que no la amaba, estaba
cabreada. Me llamó, bastardo de corazón frío y que esperaba que
algún día alguien me rompiera el corazón como lo hice yo con el de
ella. Traté de explicarle que no era nada que ella hubiera hecho, que
todo era culpa mía. Pero ella sólo se rió de mí. Nunca la volví a ver
después de eso.
Me senté en silencio sin saber qué hacer ni qué decir. Apreté su
mano con fuerza, sin querer dejarle ir.
—¿Cómo te hizo sentir eso cuando dijo eso?
—Para ser honesto, no sentía nada. Sabía que fui un cabrón con
ella. Sabía que ella se estaba enamorando de mí y supongo que
esperaba que tal vez pudiera eventualmente amarla. —Se detuvo y
respiró hondo—. La única vez que sentí algo, fue cuando la aguja
golpeó mi piel cuando me hice un tatuaje. Supongo que es por eso que
estoy cubierto de ellos ahora —dijo riendo mirando hacia abajo a sus
brazos.
—¿Por qué crees que no la amabas? ¿Era ella? ¿O eras tú?
Sentí todo el cuerpo de Garrett ponerse rígido ante la pregunta
de Helen.
—No podía poner mi corazón allí de nuevo. No estaba
preparado. Estaba todavía... —Él me miró—. Todavía estaba de duelo.
Una lágrima corrió por mi mejilla, y rápidamente la limpié, antes
de que cualquiera de ellos pudiera verla.
—¿Por qué estabas de duelo?
Se pasó la mano por el pelo.
—Por Todo. . . Mi pierna, los combates, la vida que tuve una vez,
la vida que casi tuve. —Hizo una pausa—. La vida de nuestro bebé.
—¿Y ahora? —preguntó Helen en voz baja.
—Ahora. . . Tengo mi bebé de vuelta —dijo sonriéndome—. Estoy
listo para empezar mi vida con ella. —Él llevó mi mano a su boca
besándola suavemente.
—Leila, ¿cómo te hace sentir lo que Garrett acaba de compartir
con nosotros? —preguntó Helen.
—Me rompe el corazón saber que pasó tiempo con alguien más,
alguien que lo amaba —le dije en voz baja—. Pero no tengo a nadie a
quien culpar sino a mí misma.
—Leila, tú y Garrett no están aquí para culparse el uno al otro y
eso no es lo que acaba de hacer. Ustedes están aquí para sanar y
trabajar a través de estas cosas juntas. Ya te dije que no iba a ser fácil.
—Lo sé —dije, agachando mi cabeza.
—Leila es necesario dejar de lado la culpa. Garrett ya ha dicho
que te ha perdonado, ahora es el momento para que puedas
perdonarte a ti misma. Quiero verlos a los dos de vuelta en dos
semanas.
Al salir de la oficina de Helen, sentí como si mi cabeza diera
vueltas. No estaba muy segura de lo que acaba de suceder una y otra
vez, sentía el corazón partido por sus palabras. Estaba empezando a
cuestionar si realmente íbamos a ser capaces de pasar por todo esto.
—¿Leila? ¿Qué pasa? —Me preguntó con preocupación en su
voz.
Me encogí de hombros.
—No es nada. No te preocupes por eso.
Me detuvo en el pasillo del edificio de las oficinas de Helen.
—Obviamente es algo, Leila. Por favor, dímelo.
—¿Podemos hablar cuando lleguemos a casa? Realmente no
quiero hacer esto aquí —le supliqué
Suspiró. —Claro, pero yo no voy a dejar que esto pase, voy a
recordar lo que dijo Helen. Tenemos que mantener la comunicación
entre nosotros y ahora me estás dejando fuera.
Me senté en silencio en el coche todo el camino de regreso a mi
apartamento, ensayando exactamente lo que iba a decir. Sabía que él
iba a estar sobre mí tan pronto como pusiéramos el pie en mi
apartamento. Para ser completamente honestos, ni siquiera sabía lo que
estaba mal. Sentía celos porque una chica se enamoró de él. Estaba
enojada por todo lo sucedido entre nosotros. Entonces caí en la cuenta.
¿Estaba molesta y enojada porque él hubiera caído en el amor con ella
también? Mi estómago empezó a girar, y de inmediato bajé la
ventanilla por un poco de aire fresco.
—¿Es necesario que pare de nuevo? No te ves muy bien.
—No, Estoy bien. Sólo llévame a casa.
Sentí que el coche aceleraba mientras colocaba mi mano en la
suya frotándola suavemente con el pulgar en la palma. Sólo el toque de
su mano sobre la mía hizo las mariposas en el estómago aletear. No
podía dejar de preguntarme si ella tenía la misma sensación cuando él
la tocaba. Me moví alrededor en mi asiento tratando de mantener la
calma, pero yo podía sentir mi irá creciendo en mi interior. No tenía por
qué estar enojada, pero, no podía evitarlo.
Garrett se detuvo en el estacionamiento, y salí disparada del
coche y subí corriendo las escaleras hasta mi apartamento. La única
cosa en la que podía pensar era en él estando con ella. Sosteniendo su
mano, besándola, tocándola. ¿Hasta dónde fue con ella? ¡Maldita
Helen! Cuando entramos por la puerta, de inmediato llegue hasta el
gabinete y cogí la botella de vodka. Cuando me serví un vaso, Garrett
caminó dentro.
—¿Qué mierda, Leila?
—¿Qué? —dije mientras levantaba el vaso a mi boca.
—¿Es así como vas a resolver todos tus problemas? ¿Tomando un
trago cada vez que algo te está molestando? —Su voz era cada vez
más fuerte
—No resuelvo todos mis problemas con la bebida", le solté de
nuevo.
—¿Oh, en serio? —dijo tomando el vaso de mi mano. Él se inclinó
hacia mí y me llevó al sofá—. ¿podrías hablarme? No puedo arreglar
nada o hacer que te sientas mejor, si me rechazas.
Dejé escapar un gran suspiro y seguí su camino hasta el sofá. Se
sentó y me llevó a su regazo con la cabeza apoyada en la mía. —
Dímelo.
Negué con la cabeza.
—Vas a pensar que soy la cosa más estúpida del mundo.
—¿Cómo sabes eso? —Sonrió.
—Debido a que es la cosa más estúpida del mundo.
—Voy a ser el juez de eso —dijo empujando mi cabello detrás de
mi oreja.
—Estoy celosa.
—¿Estás qué? —Él se rió.
—Estoy celosa —repetí empujándome a mí misma fuera de su
regazo.
Él se echó a reír aún más fuerte y me jaló de vuelta a él.
—¿Por qué diablos, estás celosa? Lo siento estoy riéndome, pero
es que realmente me confunde.
—Tú y esa chica. . . No puedo soportar la idea de ti, amándole —
espeté.
—¿Hablas en serio?
—Sí. Lo digo en serio. El pensamiento de ella tocándote y
besándote. ¡UGH!

—Babe, ella no era nada. Ella no significaba nada. Te lo dije en la


oficina de Helen, no pude darle mi corazón a ella, ya que todavía
estaba contigo. Por favor, dejar ir esto. —Él movió su cabeza hacia la
mía, lenta y suavemente besó mi mejilla—. Te amo —susurró en mi
oído—. Siempre lo he hecho y siempre lo haré.
Lentamente cerré los ojos y exhalé, se sentía como si el peso del
mundo se hubiera levantado de mis hombros por oírle decir esas
palabras.
—También te amo.
Traducción SOS por kristel98
Corregido por Lexie

Garrett y yo teníamos un aburrido sábado por la tarde acostados


en el sofá viendo lo que él llamó chickflicks9en Lifetime cuando mi
teléfono sonó. Miré hacia mi teléfono en la esquina de la mesa.
—Oh, es Nicole —dije con entusiasmo. No había hablado con ella
en años. Garrett había estado tomando la mayor parte de mi tiempo
libre.
—¿Oh enserio? ¿Qué está haciendo? —dijo Garrett con su
cabeza apoyada en mis piernas.
Nicole:
Perra. ¿Quieren salir esta noche? Realmente quiero que conozcas
a Michael. ¿Cenemos y luego vayamos a un club?
Yo:
Yah! Quiero ir. Vamos a ver lo que la perra aquí dice. . . Puede
que tenga que seducirlo.
Nicole:
Es mejor tomar uno para el equipo y partear su culo por mí esta
noche.
Yo:
OK. Vamos allá. BRB210
Miré de nuevo a Garrett. —Ella quiere saber si queremos salir esta
noche con ella y Michael. Cenar y bailar. . . —dije conteniendo la
respiración. Sabía que esto iba a ser como un balde de agua fría.
Garrett odiaba bailar. Bajé la vista hacia él dándole mi mejor cara
enfurruñada—. Por favor...
Dejó escapar un enorme suspiro y rodó los ojos.
—Está bien. . . Iré. Me la vas a deber —dijo, dándome un guiño.

9Chick-flick:
Término slang para un género cinematográfico principalmente
relacionado con el amor y el romance.

BRB2: Significa que se necesita salir de la conversación por un tiempo, usualmente se


10

refiere a que alguien que entra en la habitación.


Yo:
¡Estamos listos! ¿A qué hora y dónde?
Nicole:
¿Qué hay de ese nuevo lugar de carne de Texas Rodeo?
Alrededor de las 7.
Yo:
Joder sí! ¿Ese es el lugar con el toro mecánico? Estaremos ahí! No
puedo esperar para conocer a Michael. Nos vemos a las 7.
Mirando de nuevo a Garrett, le di una gran sonrisa.
—Gracias bebé. —Me incliné y le di un beso en la frente—. Estoy
muy emocionada de finalmente conocer a Michael. A ella realmente le
gusta. Él es todo lo que ella habla.
—Cualquiera es mejor que ese tipo con el que salió cuando
ustedes estaban en la escuela secundaria. Ese tipo era un idiota de
mierda. ¿Cuál era su nombre?
—Matt. Ugh, había que educarlo —me burlé.
Matt fue el primer amor de Nicole y él la trataba como a una
mierda y las cosas con Garrett y Matt no terminaron bien.
Realmente nunca supe de Matt también. Se había trasladado a
nuestra escuela en nuestro tercer año de secundaria. Puedo recordar
claramente la reacción de Nicole la primera vez que lo vio en el pasillo.
—¿Quién. . . es. . . Ese? —dijo casi babeando.
Me volví en la dirección que estaba mirando.
—Oh, ese es el chico nuevo. Está en mi clase de Bio. Creo que su
nombre es Matt.
—¿Y por qué no me dijiste de él?
—No lo sé. No estaba pensando hmmmm. . . Él sería perfecto para
Nicole, justo antes de que tomara mi prueba de Bio —dije en tono de
broma.
Me di cuenta por la mirada en sus ojos, ella estaba interesada. Si
Nicole estaba en algo, estaba decidida. Cuando ella tenía su mirada
puesta en algo o alguien ella estaba obligada y decidida a conseguirlo.
Ella lo persiguió durante más de un mes, hasta que finalmente consiguió
que le pidiera salir. No pasó mucho tiempo para que Nicole empezara a
usar su chaqueta de fútbol y su anillo de graduación. Cuanto ella más
se veía con Matt menos la veía. Empezó a llegar a ser muy posesivo con
ella, y él casi parecía celoso de nuestra amistad. Él no la dejaba pasar el
rato conmigo y Garrett porque no le gustaba el hecho de que Garrett
fuera mayor que nosotros y por eso sus amigos frecuentaban con
nosotros.
En las pocas ocasiones en que los cuatro salimos, Matt no hizo
ningún intento de llegar incluso a conocernos. Hice mi mejor esfuerzo
para entablar conversaciones con él, pero él respondía con una o dos
respuestas de una palabra. Después de un tiempo, me di por vencida y
me comporté como si no estuviera ahí. Sobra decir que nuestras citas
dobles terminaron con bastante rapidez.
Me alegré de ver a Nicole tan feliz, pero por otro lado, extrañé
mucho verla y hablar con ella todo el tiempo. Habíamos sido
inseparables desde hace tantos años que éramos más como hermanas
que amigas. Ninguna de nosotras tenía el corazón para hablar de salir
en una cita más doble. Las dos nos inventábamos excusas sobre por
qué no podíamos ir para así no herir los sentimientos de la otra.
Matt fue uno de los jugadores estrella de nuestro equipo de fútbol
del instituto, y Nicole consiguió arrastrarme a todos los partidos en casa
para verlo jugar. Un viernes por la noche, aun convencida de que
Garrett vendría al partido con nosotros, él estaba menos que
encantado, pero fue de todos modos.
Después del partido, hubo una gran fiesta en el bosque para
celebrar el próximo partido de desempate. Si nuestro equipo ganaba el
siguiente juego, ellos se dirigirían a los campeonatos estatales. Después
de que el juego terminó los tres nos dirigimos hacia el bosque. Matt
envió un mensaje a Nicole después del partido diciéndole que iba a
reunirse con ella en la fiesta. Él le dijo que los entrenadores querían ir al
partido con el equipo.
En el momento en que llegamos a la fiesta la mayoría de las
clases de tercer y cuarto año ya estaban allí. Por el aspecto de algunos
de ellos se habían saltado el juego y vinieron directamente aquí. Nos
acercamos hacia uno de mis compañeros de clase que estaba
recolectando $7,00 por persona para beber. De alguna manera alguien
se las arregló para conseguir cinco barriles de cerveza. Garrett pagó
para los tres, y nos dirigimos a los barriles.
—Hey, veo algunas de las novias de los jugadores de allí, voy a
saludar —me dijo Nicole.
—Está bien. —Me volví hacia Garrett y rodé mis ojos.
—¿Qué te pasa?
—Oh, nada, que son un montón de perras snob. Si yo hubiera
sabido que nos iba a abandonar tan pronto como llegáramos aquí, no
habría venido.
—Bueno, estamos aquí ahora, así que vamos a echar unos tragos
—Garrett me acercó a él abrazándome con fuerza.

Nos mezclamos entre la gente y hablamos con algunos de mis


compañeros de clase. Nos encontramos con Howie y Joe, un par de
chicos que Garrett había hecho amistad con otros después de asistir a
fiestas y eventos de la escuela, a los que yo lo había arrastrado.
Estuvimos alrededor con ellos durante aproximadamente una hora
antes de que los dos empezáramos a aburrirnos.
Miré alrededor de la fiesta y me di cuenta que Nicole andaba
con sus nuevos amigos, y estaba enojada. Miré desde lejos que ella
continuaba viendo su reloj con ansiedad y mirando a su alrededor. Matt
y los otros jugadores aún no habían aparecido todavía. Al parecer, la
reunión de fútbol era malditamente importante. Se celebraba esta
fiesta en honor del equipo de fútbol.
Garrett se inclinó hacia mí y me preguntó si quería irme. Me sentí
aliviada. Estaba demasiado lista para irme. Lo tomé de la mano y lo
llevé a la apertura en el bosque. Me atrajo hacia él.
—¿No quieres despedirte de Nicole?
Rodé los ojos.
—Ella parece estar muy bien sin mí.
—Leila, no seas así, tienes que decirle que nos vamos para que no
nos esté buscando. Venga vamos a ir y despedirnos —dijo llevándome
hacia Nicole y sus nuevos amigos.
Escuchamos todo tipo de vítores y dimos vuelta la cabeza hacia
donde el sonido provenía. Era Matt y el resto de los jugadores de fútbol
dirigiéndose en nuestra dirección.
—¿Quién diablos está con Matt? —dije mirando en estado de
shock.
Rápidamente miré a Nicole con la esperanza de que ella no
estuviera viendo lo que estaba viendo. Matt había llegado con una
chica. Sus dos brazos envueltos alrededor de su cintura, y ella besaba su
cuello. Matt y el resto del equipo estaba dándose cinco en alto con la
mano con todos en celebración de su victoria. Matt especialmente
parecía estar divirtiéndose riendo y pasándolo muy bien con sus
compañeros de equipo. Por la mirada en el rostro de Nicole, era obvio
que ella vio lo que estaba pasando y se fue hacia el bosque oscuro.
—¡Qué mierda! —dijo Garrett. —Sabía que no me gustaba ese
tipo por una razón.
Matt pasó junto a nosotros con una mirada de suficiencia en el
rostro.
—¿Qué carajos, Matt? —le grité. No podía mantener la boca
cerrada. No había manera que este imbécil fuera a romper el corazón
de mi mejor amiga.
Matt se detuvo justo en frente de mí.
—¿Qué dulzura. Estás celosa? ¿Quieres un pedazo de mí
también? —Él se rió.
—¡Oh, por favor, en tus putos sueños! —le grité.
Garrett le dio la cara a Matt, estaban frente a frente.
—¿Qué demonios acabas de decirle tú pedazo de mierda?
Matt tenía una jodida sonrisa hambrienta en su cara.
—Creo que tu chica me quiere —dijo, asintiendo con la cabeza
en mi dirección.
—¿Qué coño has dicho?
—Déjame decirlo de nuevo un poco más claro . . . Yo . . .Creo . .
.Que . . .Tu . . .Chica . . .Me . . Quiere —dijo Matt con condescendencia.
Garrett resopló
—Ella no se iría con un pedazo de mierda como tú.
—Oh, ¿no? Bueno, estoy un paso delante de un maldito perdedor
como tú —dijo Matt metiendo su dedo en el pecho de Garrett.
Garrett lo apartó. — ¡No me toques!
—¿Por qué? ¿Qué vas a hacer al respecto? —Una multitud estaba
empezando a formarse alrededor de Garrett y Matt. El equipo de fútbol
entero se alineó detrás de Matt como un muro.
Sabía Garrett que podría defenderse contra Matt, pero no había
manera de que pudiera luchar contra todo el equipo de fútbol. Tuve
una sensación de malestar que esto iba a terminar mal. Tiré del brazo de
Garrett.
—Vamos, no vale la pena —le dije al oído.
—Sí, adelante váyanse —Matt se echó a reír.
Garrett y yo nos dimos la vuelta para alejarnos cuando los dos
oímos a Matt decir:
—¡Calzonazos!11
Garrett se dio la vuelta y golpeó Matt en su cuadrada mandíbula.
Matt estaba completamente tomado por sorpresa y cayó de rodillas.
—Levántate hijo de puta —gruñó Garrett gruñó mientras su pecho
se agitaba.
—¡Garrett detente! ¡No vale la pena! —grité.
—Leila ve a buscar a Nicole y ve hacia el coche.

Calzonazo: En inglés Pussy-whipped, una expresión que en español vendría a ser


11

como “Calzonazos” pero en US es mucho, mucho más insultante. Decírselo a alguien


es muy grave. Que significa, hombre de carácter débil y condescendiente.
Los compañeros de Matt le estaban ayudando, y no se veían
felices. Esto no era bueno, y no tenía idea de cómo iba a Garrett salir de
allí con vida. Desesperadamente busqué a Howie y Joe. No había
manera de que esto fuera a ser una pelea justa, incluso si vinieran a la
defensa de Garrett.
En el momento en que los encontré en la multitud, Matt estaba de
vuelta sobre sus pies y caminaba hacia Garrett. Su labio partido y
sangrando, y mientras se limpiaba la sangre del labio con el dorso de la
mano, dijo:
—¡Oh, pedazo de cabrón! Desearás nunca haber hecho eso.
Se quitó la chaqueta y se la entregó a la puta que se presentó
con él. Me puse entre Garrett y Matt.
—¡Matt! ¡Solo detente! Nos vamos. —Me volví a la puta que trajo a
la fiesta—. ¡Y tú! Él tiene una novia que conoces y ella es mi mejor
amiga. O debería decir, él tenía una novia. —Miré a Matt con una
mirada de disgusto en la cara—. Nicole es demasiado buena para ti, de
todos modos.
—Oh, por favor, esa perra es toda charla y ninguna acción —se
burló fríamente. Volvió a mirar a sus compañeros de equipo, y todos
ellos se echaron a reír.
—¡Vamos, Garrett! ¡Vamos! —Lo arrastré lejos.
—Sí, Garrett escucha a tu mamá —dijo Matt en tono burlón.
Garrett dejó de caminar y sus puños cerrados se contrajeron.
—Déjalo ir. No vale la pena —dije. —Tenemos que encontrar a
Nicole. Ella está en el bosque en algún lugar.
—¡Hey Garrett! Esto no ha terminado —gritó Matt cuando
entramos en la oscuridad para encontrar Nicole.
Nos tomó unos veinte minutos encontrarla. Ella estaba sentada en
el suelo apoyada contra un árbol abrazando sus rodillas llorando.
—¡Oh, cariño! Él es un despreciable, bastardo infiel. No le des la
satisfacción de tus lágrimas —dije mientras me sentaba a su lado
envolviendo mis brazos alrededor de ella. Ella estaba helada y
temblando.
—Y pensar que iba a dormir con él después del gran partido—dijo
entre lágrimas.
—Bueno, si te hace sentir mejor, Garrett le dio un puñetazo en la
boca y el labio ensangrentado —Reí.
—¿En serio? —Ella dijo medio riéndose todavía llorando.
—Seguro como el infierno que lo hizo —dije con una gran sonrisa en mi
cara mirándolo.
—No me gusta terminar esta celebración amorosa, pero
¿podemos largarnos de aquí antes de que todo el equipo de fútbol
venga por mí —dijo Garrett.
—Jesús, esa fue una jodida noche—dijo Garrett.
—Sí, lo fue. Estoy bastante segura de que Michael no es nada
como Matt. Te digo que todo su rostro se ilumina cuando ella lo
menciona. Estoy empezando a pensar que él es el indicado para ella —
dije con una sonrisa.
—Probablemente deberíamos empezar a prepararnos para ir. Sé
el tiempo que te toma para que puedas peinar tu cabello —le dije
bromeando.
Traducción SOS por kristel98
Corregido por Pily

Los próximos meses pasaron como un torbellino. Tanto Garrett


como yo estábamos ocupados con los preparativos de la boda y el
trabajo. Katie y yo estábamos en la temporada de bodas, lo que me
mantuvo muy ocupada. Garrett y yo apenas pasábamos tiempos
juntos. Discutíamos los planes de la boda a través del teléfono. Le
enviaba un correo electrónico con fotos de las invitaciones o las flores
que me gustaban. Me dijo que eligiera lo que me gustaba, que no tenía
importancia para él. Lo único que importaba era que iba a ser la señora
Garrett Levine.
Cuando llegó el momento de elegir nuestra localización de la
ceremonia fue pan comido. "Nuestro" spot en Gales Park, teníamos
tantos recuerdos allí. Algunos eran buenos, algunos eran malos. Nos
pareció que era el lugar adecuado. Danny era lo suficientemente
bueno como para ofrecernos la barra para el sitio de recepción. Sabía
que no era nada lujoso, pero funcionaba para nosotros.
Acababa de terminar un doble turno en Danny. La cabeza me
latía con fuerza, y mis pies me dolían. Arrastré mi cansado culo por las
escaleras pensando en lo maravilloso que iba a ser en tomar una ducha
caliente y dormir. Abrí mi puerta esperando completamente ver a Molly
sentada en el mostrador esperando por mí, pero ella no estaba allí. Oí
un ruido rasgueando proviniendo de mi dormitorio. Por un segundo,
empecé a enloquecer pensando que alguien estaba en mi
apartamento, pero una vez que me detuve y escuché el sonido sabía
exactamente quién era.
Me deslicé en silencio por el pasillo a mi habitación,
deteniéndome en el umbral. Me quedé mirándolo y escuchándolo
tocar. Se veía tan sexy acostado en mi cama con sólo su bóxer tocando
la guitarra. Mi corazón empezó a latir un poco más rápido al mirar sus
dedos moverse hacia arriba y abajo en las cuerdas con tanta
elocuencia.
Recordé de nuevo la época en que trató de enseñarme a tocar
cuando empezamos a salir. Me di por vencida muy rápidamente
diciéndole que sostener las cuerdas lastima mis dedos. Se las arregló
para enseñarme un par de acordes, pero yo estaba tan feliz acostada
en su cama escuchándolo tocar. Me pareció tan relajante.
Le dejé terminar la canción que estaba tocando, entonces entré
en la habitación.
—¿G? ¿Qué estás haciendo aquí? —pregunté con una sonrisa de
oreja a oreja.
—Hola nena. No puedo venir a visitar a mi novia? —dijo en tono
de broma—. Te extrañé y quería pasar la noche con mi chica. Ven aquí
y dame un beso.
—Sin ánimo de ofender, pero ¿te importa si me doy una ducha
primero? Apesto a cerveza. Un idiota chocó contra mí mientras yo
llevaba una jarra.
—¿Quién fue? ¿Quieres que le patee el culo? —Él se rió.
—¡Por supuesto que no! Ya has causado bastantes problemas en
Danny. Sólo dame cinco minutos. Necesito sacar este hedor fuera de
mí.
—¿Puedo unirme? —dijo levantando sus cejas.
—Para ser completamente honesta, realmente sólo quiero entrar y
salir de allí.
Él puso esta cara estúpida enfurruñada.
—Bien, creo que sólo voy a sentarme aquí y pensar en ti toda
caliente y desnuda en la ducha frotándote las manos por todo tu
cuerpo.
—Sí, haz eso —dije riendo mientras salía de la habitación.
Me duché lo más rápido posible. No quería nada más que
meterme en la cama y acurrucarme junto a él. Por primera vez en
mucho tiempo, en realidad ni siquiera quería tener sexo. Estaba tan
cansada del trabajo que acabar acostándome con él me haría feliz.
Me envolví una toalla alrededor de mí y me dirigí a mi habitación. Lo
encontré en mi cama en el mismo lugar, pero había algo diferente en
él. Tenía una enorme sonrisa en su rostro. Parecía un gato que acaba de
comerse al canario.
—¿Qué es tan gracioso? —pregunté con suspicacia.
—Oh, nada.
—¿Por qué no te creo?
—No es nada. Acabo de encontrar algo que te pertenece en la
mesa de noche.
Mi cara cayó.
—No, no lo hiciste.
Él asintió y se echó a reír.
—Entonces, ¿por qué has guardado esto de mí? Podríamos
haberlo estado usando.
Sentí que mi rostro se ponía rojo brillante.
—Garrett, guárdalo por favor —supliqué.
De debajo de la manta, sacó mi conejo vibrador, y procedió a
encenderlo.
—Oh miren eso, cuenta con tres velocidades. —Se rió
histéricamente.
—¡Garrett! ¡Basta! Guarda eso! —Me reí. Podía sentir mi cara llegar
a estar aún más roja de lo que ya era.
—Por supuesto que no, nena, voy a probar esto ahora mismo. Ven
aquí y extiéndelos. Quiero ver cómo este pequeño conejito te hace
retorcer.
Empecé a caminar hacia él cruzando los brazos.
—¿Qué hacías rebuscando por mis cajones de todos formas?
—Estaba buscando un pañuelo. Acabo de tener un ataque de
estornudos. ¿Qué más tiene en tus cajones? ¿Pinzas para los pezones,
las bolas chinas o tapones anales? —Se reía tan fuerte que estaba
sosteniendo su estómago.
Cargué contra él para agarrar el vibrador, pero era demasiado
rápido para mí. Me atrapó cuando salté sobre él y me sujetó a la cama.
Me sentía molesta. Sabía que sólo estaba bromeando, pero yo estaba
realmente avergonzada de que lo hubiera encontrado.
—No hay nada de qué avergonzarse, relájate —dijo en voz baja.
Se agachó y abrió mi toalla.
—Abre las piernas.
Negué.
—No —dije con rabia.
—Vamos. No seas así. —Empezó a besar suavemente mi cuello y
mi pecho.
Sentí que me empezaba a calmar y mi excitación comenzaba a
construirse. Estaba tratando desesperadamente de luchar contra este
sentimiento. No quería ceder ante él. Todavía estaba molesta.
Pasó su lengua por mi pecho y comenzó a jugar con mis pezones.
Estaba luchando demasiado para contener un gemido. Oí el clic del
vibrador y su mano moverse por mi cuerpo. Sentí que mi cuerpo se
tensaba en su movimiento, a pesar de que lo había usado un millón de
veces en mí misma. Nunca lo había usado en compañía de otra
persona.
—Relájate nada malo va a suceder. Simplemente relajarte y
disfrútalo —dijo con calma—. Ahora abre tus piernas.
De mala gana extendí mis piernas, sintiendo mi cuerpo tenso de
nuevo. Insertó lentamente el vibrador en mí y subió la velocidad de
nuevo. Sentí que mi cuerpo se estremecía involuntariamente, maldito mi
cuerpo por desafiarme. Empezó a tirar el vibrador lentamente de mí y
luego lo empujó atrás asegurándose que mi clítoris estaba siendo
tocado por el conejito. Me mordí el labio tratando de no mostrar que lo
estaba disfrutando. Sabía que iba a tener que ceder no podía luchar
contra él mucho más tiempo, ya estaba sintiendo ese zumbido dentro
de mí.
—G —susurré.
—Esa es mi chica —sonrió—. ¿Te gusta?
Asentí.
—Muéstrame cómo lo usas —dijo rozando sus labios contra los
míos.
Cerré los ojos con vergüenza y sacudí la cabeza de nuevo.
Pasó su mano por mi mejilla.
—Quiero ver correrte, por favor —rogó.
Apreté mis ojos cerrados de nuevo con la esperanza de que todo
esto se detuviera. Conociendo a Garrett y cuán persistente era, no iba a
parar hasta que me rindiera. Abrí mis ojos y le di un visto derrotada.
Extrayendo su mano que llevaba el conejo, intervine. Inmediatamente le
di vuelta a la velocidad más alta, pensando que cuanto más rápido me
venga más pronto todo terminaría.
—¿Completa potencia? Me gusta eso —sonrió.
Volví la cara hacia él y le di una mirada sucia.
—Si no dejas de molestarme, voy a dormir en el sofá.
—Vas a detenerlo, sólo estoy tomándote el pelo.
Apoyé mi cabeza en la cama y cerré mis ojos tratando de fingir
que no estaba en la habitación. Comencé a mover el vibrador dentro y
fuera con el pequeño conejito vibrando rápidamente en contra de mi
clítoris. Una sensación de relajación empezó a apoderarse de mí, y
empecé a disfrutarlo. Oí gemir a Garret, volviendo mi cabeza, miré
hacia él. Estaba frotándose fuera de su bóxer.
—En serio, voy a estallar una carga en mi maldita ropa interior por
mirarte —se quejó.
—Ven aquí—dije sin aliento—. Quiero chuparte el pene.
Se arrastró hasta la cama y se arrodilló a mi lado tirando de sus
bóxers. Su erección estaba dura como la piedra y me lamí los labios
para humedecerlos. Sentí su respiración volverse irregular cuando puse
mis labios a su alrededor moviendo lentamente mi lengua alrededor de
su pene. Dejando ir el vibrador me relajé en mi antebrazo para darme
un mejor acceso.
Sentía el cuerpo de Garrett inclinarse hacia abajo.
—No estás consiguiendo salir de esto —dijo, extendiéndose e
insertándolo de nuevo en mí.
Debo haber perdido mi concentración.
—¿Estás bien? —Le oí decir.
La intensidad de la potencia total fue casi demasiado, y me
pareció difícil concentrarme. Sacó el vibrador lentamente de mí y
rápidamente lo empujó de nuevo en mí. Di un grito ahogado. Sentí que
podía venirme ya. Comencé a presionar mis labios con fuerza hacia
abajo sobre su eje empujándolo profundamente en mi garganta. Tomó
un puñado de mi cabello tratando de acelerar mi velocidad. Empujó un
poco demasiado fuerte, y me amordazó.
—Oh, nena, lo siento. —Se rió—. Me dejé llevar un poco. Pensé
que en realidad ya había llegado a la profundidad de la garganta.
—¿Quieres que vomite encima de ti? —dije riendo.
Presionó continuamente el conejito contra mi clítoris aplicando
presión. Me sentí que podía crecer. Levanté la vista hacia él.
—Te necesito dentro de mí —gemí.
Rápidamente me puse a cuatro patas y me puse de espaldas
hacia él. Podía oír el vibrador aun zumbando en su mano mientras
empujaba dentro de mí. Me entregó el vibrador.
—Aquí utiliza esto —gimió.
Bajé de mis antebrazos presionando el vibrador contra mi clítoris.
Se apoderó de mis caderas y me tiró con fuerza contra él.
Mi respiración se hizo fatigosa, y sentí que mis ojos rodaban atrás
en mi cabeza. Tuve que dejar el vibrador en la cama. Era demasiado
intenso, y no podía soportarlo más. Garrett seguía embistiendo en mí, y
podía sentir sus bolas rebotando contra mi culo. Apreté la sábana de la
cama ya que estaba tan cerca de venirme, pero estaba tratando de
aferrarme hasta que él se viniera. Se sentía tan bien cuando nos vinimos
a la vez. Cada parte de mi cuerpo se estremeció, y me dejé llevar. No
podía aguantar más.
A medida que empecé a llorar de placer él aminoró su paso y
salió casi completamente fuera de mí. Hizo una pausa por un momento
y luego se sumergió de nuevo dentro. Repitió esto un par de veces
hasta que le oí gemir en voz alta, y sentí su explosión dentro de mí.
Me dejé caer sobre mi estómago en total agotamiento respirando
pesadamente. Él cayó lentamente sobre mí su respiración en mi oído.
—Te amo demasiado.
Suspiré luchando por mantener los ojos abiertos. —Yo también te
amo.
Traducido SOS por dkct21
Corregido por Pily

Un mes antes de la boda Garrett se fue de nuevo para entrenar.


Nicol sugirió ir al centro comercial para encontrar un vestido. Después
de buscar por lo que parecieron cientos de tiendas, encontré el vestido
perfecto. No era el típico vestido de novia, pero era perfecto para mí.
Era de un blanco apagado, cintura imperial, y mangas de kimono. Tenía
un look muy bohemio y perfecto para una boda de verano. Para los
zapatos, escogí simples sandalias de tiras.
Mientas estábamos en los vestidores, Nicole empezó a llorar.
—No puedo creer que te estés casando y dejándome —dijo
tristemente.
Tomé sus manos.
—No llores, me vas a hacer llorar y creo que he gastado una vida
de lágrimas por ambas. —Sonreí, tratando de contener mis propias
lágrimas—. Solo estoy a una llamada de distancia y podemos hablar por
Skype todo el tiempo. —Con una gran sonrisa en mi cara dije—:
Además, ahora que me estoy yendo al paraíso puedes venir a visitarme.
¿Cuán genial sería? ¡Nosotras en una playa de Hawái! —Chillé.
—No estoy llorando porque este triste, estoy llorando porque estoy
feliz por ti. Sé cuánto se aman el uno al otro. —Se puso muy seria y bajó
su cabeza—. Nunca te dije esto, pero Garrett me llamó cada pocos
meses para mantener un ojo en ti. Quería asegurarse de que estuvieses
bien.
Me quedé en silencio y dejé escapar un suspiro de alivio.
—Entonces, eras tú de quien estuvo hablando.
—¿Qué? —dijo viéndose completamente atónita ante mis
palabras.
—La noche en la que Garrett y yo nos reconciliamos me dijo que
siempre supo lo que estuve haciendo, y solo porque estaba lejos, no
quería decir que no hablara con la gente de aquí. —Me detuve por un
minuto tratando de decidir si quería preguntar lo siguiente. Tomé un
profundo aliento—. ¿Sabías sobre su accidente?
—Leila, te juro que no lo sabía. —Su voz comenzó a alzarse—. Te lo
hubiese dicho. Cuando hablábamos, nunca habló sobre sí mismo.
Llamaba, preguntaba como estabas, hacíamos algo de conversación y
luego colgaba. Por favor no creas que te ocultaría eso —rogó.
Tragué duro. —Te creo. Solo necesitaba saber.
—Oh, cariño, siempre pensé que ustedes dos seguirían adelante y
serían felices por su cuenta. Obviamente, estaba equivocada y me
patearía a mí misma por no decirte. —Me agarró y me abrazó
fuertemente—. Te amo y no puedo esperar a verte como la Señora
Levine el próximo mes.
Hillary y Nicole me rogaron para hacer una fiesta de despedida
de soltera. Estaba por completo en contra de la idea hasta que hablé
con Garrett. Me alentó a salir y pasar la noche con mis amigas.
—Leila, es solo una noche. Me vas a ver por el resto de tu vida. Y
no olvides que nos vamos a mudar pronto. Nicole y Hillary no van a estar
esperando más por ti —dijo Garrett.
Sus palabras me entristecieron. Aun no había asimilado las cosas.
Sentí como si estuviese viviendo en un mundo de ensueño por los
pasados meses. Inclusive mientras planeaba nuestra boda, nada
parecía real.
Nicole y Hillary mantuvieron todo sobre la despedida de soltera
muy secreto. No me darían ninguna pista. La única cosa que me dijeron
fue que me vistiera para matar. Ni por mi vida podía descifrar a donde
rayos íbamos. Mientras buscaba por mi closet algo para usar me di
cuenta que no tenía nada que calificara “vestida para matar”. Llamé a
mi antigua compañera de la universidad, Amy. Le pedí que me ayudara
a encontrar un vestido. Casi rompió mi tímpano con el chillido que
produjo.
Hicimos planes para vernos en el centro comercial a las siete para
encontrarme un vestido. Amy iba a asistir a la fiesta de soltera, así que
sabía exactamente qué tipo de vestido sería adecuado. Nos
encontramos afuera de Macy’s. Amy era tan burbujeante como
siempre. Me dio un enorme abrazo y casi me levantó del piso.
—No puedo creer que te estés casando —vociferó.
Mientras recorríamos Macy’s, Amy me preguntó sobre Garrett.
Amy y Garrett no se habían conocido. Cuando Amy y yo fuimos
compañeras de cuarto, Garrett ya se había ido. Le dije la historia
completa, como nos encontramos en la boda, después en la fiesta de
Halloween. Amy estaba sin palabras durante la historia. Para cuando
terminé de hablar, habíamos estado en la sección de vestidos por diez
minutos. Amy tenía una enorme sonrisa en su cara. Colocó sus manos en
mis hombros.
—Leila, este es el destino, estabas destinada a estar con él —
dijo—. Ahora vayamos a conseguirte un vestido matador.
Amy sacó varios del perchero y me envió al vestidor. Mientras me
probaba el primer vestido, ella aún seguía buscando más vestidos.
Cuando salí con el primer vestido me miró y sacudió su cabeza.
—Creo que encontré el vestido perfecto para ti —dijo.
Me tendió un vestido negro simple que se adhería a la cintura.
Regresé al vestidor a probármelo. Me lo puse y giré al espejo. Me
quedaba como un guante. Una enorme sonrisa apareció en mi cara.
Sabía que Amy iba a enloquecer por este vestido. Casi estaba asustada
de salir.
—Muy bien, ¿estás lista para esto? —Vociferé.
—Tráelo, hermana —dijo de vuelta.
Mientras abría la puerta, me encogí un poco esperando por su
reacción.
—Oh… Dios…Mío —gritó. Sonaba como Janice de Friends12.
Rompí a reír por su reacción.
—¿Te gusta?
—¡Este es el elegido! —Exclamó—. Ahora necesitamos encontrarte
zapatos.
Rodé mis ojos.
—Tengo muchos zapatos en casa.
—¡Vas a conseguir zapatos nuevos! ¡Es tu fiesta de soltera!
Por suerte para mí, el departamento de zapatos estaba cruzando
el pasillo. Tomé mi bolso, y fuimos al departamento de zapatos. Me dejé
el vestido para ver cuales zapatos combinaban con él. Después de
probarme distintos modelos, vi unos tacones plataforma de animal print
con los dedos al descubierto. Me enamoré de ellos. Cuando los
combiné con el vestido, se veían perfectos. Pensé que Amy se iba a
desmayar de la emoción.
Después de nuestra tarde de compras y almuerzo en el centro
comercial, me dirigí a casa. Estaba muy emocionada por mi nuevo
atuendo, y no podía esperar para mostrárselo a Garrett. Iba a morir
cuando me viera. Tuve la idea de colocarme el vestido y tomar una foto
con mi celular. No lo había visto en casi un mes. Quería darle una
pequeña sorpresa. Me apresuré a mi apartamento. Me puse mi vestido
y zapatos sexys, y de alguna manera me las arreglé para tomarme una
foto.
Inmediatamente se la envié. En segundos me había respondido.

12
Friends: Serie norteamericana.
Garrett:
¡Santa mierda! ¡Te ves SEXY!
Su mensaje puso una enorme sonrisa en mi cara. Estaba feliz de
que le gustara, aunque no me iba a ver hasta que volviera.
Yo:
¿Te gusta? Lo voy a usar para mi fiesta de soltera. Iba a matar a
Nicole si me conseguía un stripper.
Garrett:
LMFAO13
Garrett:
Toma otra foto. Solo con tu ropa interior. Quiero verte.
Yo:
¡Perdiste la cabeza!
Garrett:
Es solo tu ropa interior. Es como si estuvieras usando un traje de
baño. ¡POR FAVOR! Te extraño y quiero verte.
No podía creer que me estuviera pidiendo tomarme una foto en
ropa interior. Esto era algo que nunca habría hecho antes. Una sonrisa
cruzó mi cara. Joder, voy a hacerlo. Rebusqué entre mis cajones por el
conjunto que me compró para Navidad. Me quité el vestido.
Rápidamente me cambié mi sostén y panties y me coloqué los zapatos.
Sabía que amaría los zapatos. Tomé la foto y presioné enviar antes de
cambiar de opinión.
Garrett:
¡JODER! ¡No puedo creer que lo hicieras! ¡GAH! Te dejaste los
zapatos. Voy a tener que masturbarme esta noche con esta foto.
Yo:
PMSL14 Me alegro de que te guste.
No estoy segura de que me pasó, pero tuve la loca idea de
enviarle una foto en topless. Busqué en mi armario y vi sus placas y su
gorra de los Marines. Una malvada sonrisa apareció en mi cara, y supe
exactamente qué hacer.
Esto era por lejos lo más loco que había hecho sobria en mi vida.
Me quité el sostén, puse las placas en mi cuello y la gorra en mi cabeza.
Trepando a mi cama me senté sobre mis rodillas y enganché las placas

13
LMFAO: Laughing my fuckin gass off Digamos que “muerto de risa”
14
PMSL: pissing my selflaughing “Me orine de la risa”
en mi dedo sosteniéndolas seductoramente. Tomé la foto y presioné
enviar.
Parecía como si acabara de presionar enviar cuando obtuve una
respuesta.
Garrett:
Acabas de hacer que escupiera mi cerveza. Santa mierda hay
tantas cosas que quiero hacerte justo ahora.
Sus palabras me hicieron sonrojar. Aun no me sentía cómoda con
el hablar sucio que le gustaba. Me sentía tonta.
Yo:
Me alegro de que te guste la foto.
Garrett:
Vamos cariño. Dime lo que quieres hacerme. Dame algo en lo
que pensar esta noche mientras este mirando estas fotos calientes
tuyas.
Yo:
No puedo.
Garrett:
Por favoooooooor.
Yo:
Oh Dios ayúdame.
Estaba en la cama tratando de que se me ocurriera algo sexy que
escribirle. Esta no era yo. Voy a escribirle algo y sonará completamente
ridículo. ¿Por qué le envié esas fotos? No iba a parar hasta que le
enviase algo.
Mi teléfono sonó de nuevo.
Garrett:
Amor, estoy esperando aquí con una tremenda erección. Tienes
que darme algo.
Yo:
¿Me darías un minuto? Estoy tratando de pensar en algo. No
tengo una mente sucia como tú.
Garrett:
Ok. Estaré esperando. Estoy pensando en ti bajando hacia mí. Tu
dulce boca corriendo arriba y abajo por mi pene. Se siente tan
malditamente bien.
Sus palabras me hicieron sonrojar. No podía entender como estas
cosas venían tan fácilmente para él. Busqué frenéticamente en mi
cerebro por palabras que quisiera escuchar.
Yo:
Hmmmm. Tu pene se siente tan bien en mi boca.
Presioné enviar y me sentí mortificada. Oh! ¿Por qué mande eso?
Garrett:
Tu boca es tan cálida y húmeda. Amo cuando tu lengua juega
con mis bolas.
Yo:
Me puedo sentir humedecer; te quiero sentir dentro de mí.
Lo que le acababa de enviar era la honesta verdad. Sus palabras
estaban haciendo eso mismo.
Garrett::
Oh, cariño. Tengo tantas ganas de comerte ahora mismo. El
pensamiento de ti sentada en mi cara ahorita me está poniendo al
borde. No tienes una maldita idea.
Yo:
Quiero tu cara entre mis piernas. Tu barba en mis muslos y tu
lengua en mi clítoris.
Un golpe de ansiedad me recorrió mientras enviaba eso. Aunque
en realidad quería que me hiciera eso, nunca se lo había comentado.
Siempre se había encargado de mí. Nunca fue un amante egoísta.
Siempre se aseguraba de que quedara satisfecha. Comencé a
retorcerme en la cama. Miré a mi mesa de noche pensando en The
Rabbit. Definitivamente iba a necesitar algún tipo de liberación después
de un mes sin sexo, y estábamos enviándonos mensajes sexuales.
Garrett:
¡Santo cielo! No puedo soportarlo más. Necesito liberarme ya. Me
estas matando.
Una sonrisa cruzó mi cara. Me estaba sintiendo de la misma
manera. Afortunadamente, para mí, estaba en mi casa y podía hacer
lo que quisiera. Garrett, por otro lado, estaba con un montón de
hombres. Probablemente sea un poco más difícil para él.
Pensé cuidadosamente sobre mi próximo mensaje. Quería volverlo
loco. Miré a mi mesa de noche otra vez. No podía soportarlo más. Tenía
que liberarme. Era demasiado para mí. Abrí mi cajón.
Agarré TheRabbit y le tomé una foto.
Garrett:
No puede ser. Por favor dime que los usaras.
Antes que pudiera responderle, mi teléfono sonó.
—Cariño, por favor déjame escuchar cómo te masturbas —susurró
en el teléfono.
Con una sonrisa en mi voz dije.
—Bueno, hola a ti también.
—No tienes idea de lo que me estás haciendo. Estoy encerrado
en el baño con una erección del tamaño de un bate de béisbol.
Estaba tratando de mantener su voz baja.
Me reí.
—Bueno yo también estoy excitada. —Tragué duro—. ¿De verdad
quieres escucharme?
—Más que a nada en el mundo
Cerré mis ojos por un momento pensando en lo loca que estaba
por hacer esto. Claramente había perdido la cabeza.
—Está bien, me estoy quitando mis panties.
Mi voz temblaba, estaba nerviosa.
Encendí el conejo y lo escuché jadear.
—Vas a hacer esto, ¿verdad?
Exhalé un largo aliento.
—Sip.
—Dime todo lo que vas a hacer. No dejes nada fuera —dijo
frenéticamente.
Me reí. Sabía que me deseaba, lo podía saber por su voz, y me
sentía de la misma manera. Deseaba que estuviera en casa. Saltaría a
mi auto y manejaría hasta su apartamento. Desafortunadamente,
estaba al otro lado del país y no podía hacer nada al respecto.
—Tengo el conejo en mi mano y le estoy colocando algo de
lubricante. —Apagué el conejo y puse una pequeña cantidad de
lubricante en la punta. Aunque ya estaba húmeda, había cometido el
error antes, no fue placentero.
—Estoy abriendo mis piernas.
Gemí suavemente mientras insertaba el vibrador y alineaba el
conejo con mi clítoris. Cerré mis ojos pensando que era Garrett sobre mí.
Podía escucharlo respirar pesadamente en el teléfono. Presioné el
conejo dos veces hacia la velocidad que me gustaba.
—Joder —le escuché decir.
—Quiero que también te toques —dije en apenas un suspiro.
El conejo entre mis piernas ya me estaba haciendo efecto.
—Oh, cariño —gimió—. Ya lo estoy haciendo. Estoy tan
malditamente duro. Desearía que estuvieras aquí. Quiero joderte. Daría
lo que fuera para tener mi pene en tu húmeda vagina. Solo el pensarlo
me hace agua la boca.
Sus palabras hacían maravillas enmi.
—Desearía que estuvieras aquí también. Quiero sentir tu boca en
mi, lamiéndome —gemí.
Apreté mis piernas para mantener el vibrador en su lugar mientras
corría mis manos por mis senos.
—Estoy tocando mis pezones. Te deseo —dije jadeando. Podía
sentir que me acercaba al climax—. Garrett me voy a correr —jadeé.
Rápidamente separé mis piernas y comencé a mover el vibrador
mientras aumentaba la velocidad.
—Shhh —susurró—. Déjame escucharte por favor. Quiero correrme
con tus sonidos.
Empujé el conejo una vez mas y lo sostuve firmemente contra mi
clítoris. En segundos, sentí la electricidad golpear cada centímetro de mi
cuerpo. Gemí ruidosamente.
—Garrett desearía que estuvieras aquí.
—Sigue hablando cariño.
Con mis ojos cerrados me dejé llevar, no me importaba estar
avergonzada de lo que decía. Él amaba hablar sucio y quién era yo
para negárselo.
—Garrett —susurré—. Tu pene se siente tan bien dentro de mi
mientras te monto. Toca mi clítoris —gemí en el teléfono.
Podía escuchar su respiración acelerándose. Solo el pensamiento
de el masturbándose con mi voz me encendió otra vez,
—Me estoy tocando Garrett. Desearía que fueras tú. Quiero sentir
tu boca en mis pezones mordiéndolos suavemente. —Ahí fue cuando lo
escuché gemir ruidosamente—. Oh Leila. Joder, acabo de correrme.
Maldita sea. Eso fue increíble.
No pude evitar sonreír, sabiendo que lo hice venir solo con lo que
estuve diciéndole.
—Te amo Garrett.
—También te amo —rió—. Malditamente te amo.
Traducido por Jazmín
Corregido por Lexie

Tres días más tarde, la noche de la Despedida de Soltera había


llegado. Nicole me dijo que estuviera lista a las siete en punto. Nicole,
Amy, Hillary, Katie y mi mamá todas aparecieron en mi apartamento a
las siete en punto. Todas se veían asombrosas. Estaba tan emocionada,
pero extremadamente nerviosa. El pensamiento de todas estas mujeres
en la misma habitación, al mismo tiempo, cualquier cosa podía pasar.
Nos dividimos en dos coches separados y nos dirigimos afuera. En el
camino ahí, Nicole todavía no me había dado una pista.
—Tendrás que esperar y ver —dijo ella. —Estamos casi ahí ahora.
Estaba comenzando a reconocer algunos puntos de referencia, y
sentí como si hubiera estado aquí antes.
—¿Estas llevándome al Sin Sity? —Solté abruptamente.
Una enorme sonrisa apareció en el rostro de Nicole. La sonrisa que
la delataba.
—Sin Sity... ¿En serio? ¿Recuerdas lo que pasó la última vez que
estuvimos allí no es así? —Me queje.
—¡Calma tus tetas! —espetó Nicole de vuelta. —Esto se supone
que será divertido.
Tomé una respiración profunda.
—Bien. Si tú lo dices. —Tenía mis dudas y mi estómago comenzó a
girar.
Aparcamos el coche y esperamos a que las demás llegaran. Me
puse nerviosa fuera del coche de Nicole. El coche de Amy se detuvo
junto a nosotras. A medida que nos dirigíamos hacia la entrada mi
madre me llevó a un lado.
—¿Estás bien? No te ves demasiado bien.
—Estoy bien, solo un poco nerviosa. Nunca sabes lo que Nicole
está planeando. —Sonreí nerviosamente.
Mamá me masajeó mi espalda.
—No te preocupes, ella ha cuidado muy bien de ti.
Mientras caminábamos por la entrada principal en vez de ir a la
derecha hacia Totally Rad, pasamos por esa entrada y tomamos un
tramo de escaleras hasta Swingers, el jazz y club de swing. Caminando a
través de la entrada, era como si hubiéramos retrocedido en el tiempo.
Todo parecía como si hubiera sido sacado de una película. El club era
de un profundo rojo y de mucha calidad y era mucho más pequeño
que Totally Rad. Era más bien un ambiente íntimo también.
La anfitriona nos saludó y nos enseñó nuestra mesa. Mientras
caminábamos hacia la pista de baile, tuvimos que dar unos pasos hasta
llegar a la planta principal. Contra la pared del fondo justo enfrente de
la entrada estaba un escenario con cortinas rojas y flecos de oro
sosteniéndose a los lados de las cortinas abiertas. Era algo que verías en
un antiguo teatro. Había una banda de swing tocando, y las personas
bailaban en la pista justo en frente del escenario. A lo largo de la pista
de baile había pequeñas mesas redondas. Más atrás contra las paredes
había redondas cabinas circulares. La anfitriona nos enseñó una de las
cabinas en la esquina más alejada de la derecha. Teníamos una vista
perfecta del escenario y los músicos. La música estaba en el volumen
perfecto, así podríamos hablar y no tener que gritar sobre la música.
Una vez que nos sentamos, la anfitriona le dijo a nuestra
camarera, Lisa, que sería bueno que tomara nuestra orden de tragos en
breve. Lisa llegó a nuestra mesa y Nicole les ordenó a todas una ronda
de martinis de manzana para empezar la noche. Me sentía nerviosa y
estaba deseando no haber dejado que Nicole me convenciera de esta
tonta despedida de soltera. Después de que llegaron nuestras bebidas,
rápidamente me convertí en el centro de atención y todas comenzaron
a dispararme preguntas. ¿Cómo lucía mi vestido? ¿Estaba nerviosa?
¿Cuándo no mudábamos a Hawaii? Mi cabeza empezó a dar vueltas
por todas las preguntas. Me engullí mi Martini y llamé a Lisa para otro.
Justo cuando ella trajo mi segunda copa la anfitriona que se
había sentado hizo su camino hacia el escenario.
—Buenas noches, a todos. Personalmente me gustaría darles la
bienvenida a Swingers. Tengo un par de anuncios para hacer esta
noche. Tenemos unas cuantas ocasiones especiales siendo celebradas
—dijo ella sonriendo paseando su mirada en nuestra dirección.
Inmediatamente comencé a ruborizarme y el pánico corrió por mi
cuerpo. Oh, Cristo, ¿qué diablos hizo Nicole? Será mejor que no me
haga salir al escenario y será mejor que no haya un stripper detrás de la
cortina. Me tome mi Martini y sorbí. Definitivamente iba a necesitar otro
si había un stripper detrás de ahí.
—Tenemos una Despedida de Soltera aquí esta noche —anunció
la presentadora extendiendo su brazo a nuestra mesa. Las salvajes
chicas se carcajearon y gritaron—. ¡Wow! Estas señoritas son salvajes. —
Ella se rió en el micrófono—. Y para nuestra Despedida de Soltera,
tenemos una performance muy especial. También tenemos un par de
cumpleaños aquí esta noche. Tenemos a Tania, Catherine, e Yvonne
todas aquí para celebrar su cumpleaños con nosotros. Y tenemos una
pareja aquí celebrando su aniversario, Sue y Murray. Todo el mundo por
favor, denles una ronda de aplausos y les damos las gracias por
celebrar con nosotros aquí en Swingers.
La anfitriona volvió a nuestra mesa.
—Tenemos una actuación muy especial esta noche para nuestra
novia, Leila. —Las luces se apagaron y un solo centro de atención
estaba en el escenario. Estaba parada y fuera de mi asiento en un
instante. No había manera en el infierno que dejara a algún stripper
trabajar sobre mí. Estaba molesta con Nicole por traerme y contratar a
un stripper. ¿Cómo pudo ella hacerme esto a mí? Le dije que bajo
ninguna circunstancia consiguiera un stripper. Subí corriendo las
escaleras buscando desesperadamente la salida más cercana. Cuando
llegué a la puerta y la abrí oí el rasgueo de una guitarra. Los primeros
acordes de una canción, que conocía muy bien. Me detuve en seco, y
mi cabeza se movió alrededor.
Sentado en un taburete, rasgueando su guitarra estaba Garrett.
Estaba cantando mi canción. Rápidamente me miré en dirección a
Nicole y por la expresión de su rostro, supe que ella estaba detrás de
esto.
No me podía mover. Estaba congelada. Salté cuando sentí una
mano envolviéndose alrededor de mi cintura. Era mi madre.
—Vamos, cariño. Ven a sentarte. —Todavía en shock total, mis
ojos no dejaron a Garrett. Sentí una estúpida sonrisa creciendo a través
de mi rostro. Estaba total y completamente enamorada de este
hombre.
En el momento en que estuve de vuelta en mi asiento, lágrimas de
felicidad rodaron por mis mejillas. Al mirar alrededor de mi mesa, todo el
mundo estaba llorando también. En realidad, no había un ojo seco en el
lugar. Garrett seguía rasgando su guitarra y cantando, pero ahora
estaba fuera de su taburete y se dirigía hacia mí.
Se arrodilló frente a mí apoyando su guitarra de nuevo en la
cabina. Tomo mis manos.
—Cariño no quieres aliviar mi preocupada mente —susurró.
Puso mis manos en su cara. —¿Qué estás haciendo aquí? No se
suponía que regresarías hasta mañana —grité con alegría.
—Nicole y yo hemos estado planeando esto por un tiempo —dijo
mirando en su dirección—. Sabía que no estabas cómoda teniendo
está loca Despedida de Soltera, por lo que se le ocurrió esta idea.
Le disparé a Nicole una mirada desde el otro lado de la mesa.
Levantó la copa de Martini en el aire.
—Para ti —dijo con una enorme sonrisa de Cheshire en su cara.
—Te amo, cariño —dijo él, besando mi mano—. No puedo esperar
para casarme contigo.
Traducido por Lovingtobias.

Corregido por liss-rose

Cuando el gran día llegó, me detuve frente al espejo poniendo los


toque finales de mi maquillaje. Nicole estaba de pie detrás de mí.
—Te ves hermosa. —Tenía mi vestido y mi cabello estaba recogido
a los lados y fluyendo hacia la espalda.
Mi madre no estaba muy emocionada con la idea al principio.
Ella había confiado en mí después que le dije todo lo que había
sucedido, ella se acercó a Garrett y se disculpó por su comportamiento
en Acción de Gracias. Ella le hizo prometer a Garrett que no me lo diría.
Ella quería ser la única. Estaba tan agradecida y aliviada al oírla decir
eso. Lo último con lo que quería tratar era con una madre y un esposo
que se odiaran mutuamente. Había visto ese programa de televisión
sobre parientes y esposos que se odian uno al otro, y me puso mal del
estomago de pensar en ello. Mi madre y yo éramos todo lo que
teníamos. Si no pudiéramos compartir las fiestas juntas, sería muy difícil
para las dos.
Oí un golpe en la puerta y mi madre asomó su cabeza.
—Vamos, es hora de irnos. No quieres llegar tarde a tu propia
boda. —Estaba radiante como si fuera el día de su boda.
Me volví hacia Nicole y puse los ojos en blanco.
—Ella está actuando como si fuera la que se va a casar. —sonreí.
—¿Es un error estar emocionada por llevar a mi única hija a el
altar? —dijo mi madre.
Era un día caluroso de junio. Habíamos planeado una ceremonia
en la tarde. La humedad se podía poner bastante fea en el verano. Una
vez que llegamos a Wales Park, seguimos la línea de los coches
aparcados cerca del lugar de la ceremonia. Fuimos los últimos en llegar.
Mi madre se dio la vuelta hacia mí.
—¿Estas lista, cariño?
La mire, asentí y sonreí.
—Mas que lista.
Cuando salí del coche, sentí el cálido aire de una noche de
verano golpear mi cara, y el sol lentamente estaba haciendo su camino
hacia la mitad del cielo. Los pájaros cantaban en los árboles y el suave
sonido de una guitarra acústica sonaba en el fondo.
Todo era perfecto.
Nuestros familiares y amigos estaban sentados en sillas blancas
plegables que creaban un pequeño pasillo para caminar hasta el altar.
Garrett esperaba por mí al final del pasillo. Llevaba su uniforme militar de
gala. Una hermosa chaqueta azul marino con hermosos botones
dorados en la parte delantera, pantalón blanco, sombrero militar y
guantes blancos en sus manos. Mi corazón se detuvo cuando lo vi.
Mi madre tomó mi mano y caminamos hacia el altar. Una vez que
llegamos Garrett le dio un beso en la mejilla a mi madre y le susurró:
—No se preocupe señora C, yo me encargaré de ella.
—Se que lo harás, Garrett, veo como miras a mi hija. Estoy
orgullosa de poder llamarte yerno —Mi madre lo dijo suavemente
tratando de controlar las lágrimas. Ella se inclinó y le dio un beso en la
mejilla y luego me besó a mí—. Cariño, se que tendrás tu vivieron felices
para siempre.
Él tomo suavemente mis dos manos, miró hacia mis ojos y
pronunció las palabras:
—Te amo.
Los dos nos dimos vuelta hacia el Juez de Paz.
—Nos hemos reunido aquí para la boda de Leila Rose Corbett y
Garrett Alexander Levine. La pareja ha decidido escribir sus propios
votos —dijo mirando hacia nosotros.
Sentí que me ponía nerviosa y mis manos comenzaron a temblar.
Saqué un pedazo de papel doblado y lo abrí.
—Hoy me caso con mi mejor amigo y el amor de mi vida. Mi
mundo se detuvo cuando estuvimos separados. Sentí que no tenía nada
por lo que vivir —Tuve que parar para recuperar el aliento—. Ahora
estas de vuelta y… —Sentí que empezaba a llorar—. Ahora estas de
vuelta y estoy viva de nuevo. Prometo estar a tu lado en las buenas y en
las malas. Prometo comunicarme contigo y no apartarte —dije con una
pequeña sonrisa—. Cuidaré de ti y te amaré por siempre. Tú eres mi
corazón y mi vida.
Pude ver lagrimas en sus ojos mientras apartaba las mías.
El Juez de Paz se dio vuelta hacia Garrett.
—No he escrito nada —me susurró.
—Leila, te he amado desde… bueno, no puedo recordar cuando
no te he amado —dijo con una pequeña sonrisa—. Tú eres mi mundo.
Quiero estar ahí cuando entres en la cama en la noche y cuando
despiertes y salgas de ella. Quiero tener bebés contigo y ver a nuestros
hijos tener bebés.
No podía dejar de sonreír. Todo lo que decía era tan sincero y mi
corazón estaba acelerado con sus palabras.
—Leila, eres tú. Siempre has sido tú.
Garrett se dio vuelta hacia el Juez de Paz y asintió hacia él.
—¿Puede alguien darme los anillos por favor?
Nicole se acercó con los anillos y se los entregó a él.
—Garrett, toma la mano izquierda de Leila y repite después de mí.
—Yo Garrett, tomo a Leila Rose Corbett como mi esposa.
Podía sentir como la mano de Garrett se movía mientras deslizaba
el liso y dorado anillo de bodas en mi dedo.
—Leila, toma la mano izquierda de Garrett y repite después de mí.
―Yo Leila, Tomo a Garrett Alexander Levine como mi esposo.
Una calma repentina cayó sobre mí mientras tomaba su mano
cuidadosamente y ponía el anillo en su dedo. Todo por lo que me había
preocupado desapareció… él era ahora mi esposo.
—Por el poder que me otorga la Commonwealth15, los declaro
marido y mujer. Garrett, puedes besar a la novia.
—Ya era hora —me susurró mientras me atraía hacia él.
Garrett y yo nos quedamos para que Katie nos tomara nuestra
foto de bodas. Cuando se enteró de que me estaba mudando ella tuvo
que salir a contratar a otro fotógrafo. Me sentí tan honrada en que ella
cambiara su agenda para fotografiar mi boda. Significó mucho para mí.
Después de las fotos, nos dirigimos a Danny’s para nuestra
recepción. Danny se había superado a sí mismo. El bar lucía hermoso. Él
quito todos los espejos de las paredes y bajó la pancarta de cerveza
corona que estaba en el bar. Había colocado faroles con velas en su
interior en todas las mesas para que se viera más romántico. Me quedé
sin palabras.
Mientras el DJ anunció que íbamos a bailar nuestro primer baile
como marido y mujer, Garrett tomó mi mano y me llevó hacia la pista
de baile. El DJ tocó “Gotten” no era una canción de la cual todo el
mundo hubiera oído antes pero era totalmente sobre nosotros. Garrett
me acercó y comenzó a cantar para mí, “You just get me like I've never
been gotten before”.

15Commonwealth:Commonwealth of Nations, en español Mancomunidad Británica de


Naciones.
***
Alrededor de un mes después de la boda llegó el día al cual
temía. El día que tenía que decir adiós entre lágrimas a mi madre y
Nicole. A pesar de que pasaría el resto de mi vida con Garrett, no pude
evitar sentir como si estuviera dejando un pedacito de mi corazón
detrás de ellas. Siempre ha sido sólo mi madre y yo. Nunca había salido
de mi ciudad natal y mucho menos mudado a otro estado. No podía
dejar de preocuparme por ella. Yo era todo lo que tenía y pensar en
ella estando sola trajo lágrimas llevé a mis ojos.
—¿Estas lista para irte, nena? —Me asusté a sus palabras y
rápidamente sequé las lágrimas de mis ojos.
—Sí, solo dame otro minuto —dije limpiando mis lágrimas.
—¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué estas llorando?
—No puedo creer que nos vayamos mañana —dije—. Estoy tan
contenta por irme, pero voy a extrañar a mi madre y a Nicole.
—Awww nena —dijo acariciando mi espalda—. Ellas pueden venir
y visitarnos cuando quieran, puedes hablar con ellas por Skype todos los
días —Él me sonrió tratando de animarme.
—Lo sé. . . Es que nunca he estado sin que ninguna de ellas por
más de una semana.
—Vamos, tenemos que irnos o vamos a llegar tarde a la cena —
dijo.
Traducido por _alial98-, katiliz94 & Jazmín
Corregido por liss-rose

Juro que el día del vuelo a Oahu fue el más largo de mi vida.
Nunca había puesto un pie en un avión por no hablar de volar durante
más de diez horas. Una vez que llegamos y todos nos instalamos en
nuestro nuevo lugar, Garrett había organizado una casi semana libre en
el trabajo para mostrarme los alrededores de la isla. Me llevó a Waikiki
donde pasamos el día en la playa. Caminamos por Diamond Head, e
incluso nadamos con los delfines. Él tenía razón, Oahu era hermosa. Me
sentí como si hubiera muerto e ido al cielo.
Nuestro tiempo juntos descubriendo la isla había pasado tan
rápidamente, y antes de darme cuenta, Garrett estaba de vuelta en el
trabajo y tenía que dejarlo de nuevo. Iba a extrañarlo como una loca,
pero sabía que esto era su trabajo, y tenía que aceptarlo. Mientras que
él estaba en el trabajo todo el día, empecé a aventurarme por mi
cuenta tratando de familiarizarme con mi nuevo entorno y llevando mi
cámara a todas partes.
Comencé a tomar fotografías de los niños de la zona y una
noche durante la cena, Garrett sugirió que tratara de poner en marcha
mi propio negocio de fotografía. Me dijo que no había costos grandes
ya que no había necesidad de un estudio porque vivíamos en el
paraíso. Al principio, me reí de la sugerencia diciéndole que estaba
loco, pero más tarde esa noche, mientras estaba en la cama, me puse
a pensar en ello y la idea trajo una sonrisa a mi cara.
Los últimos ocho meses pasaron como un borrón. Era difícil creer
que estábamos viviendo en Oahu. Garrett se había ido hace dos
semanas, y había tenido muchas noches sin dormir desde que estaba
lejos. Nunca duermo bien cuando él no está a mi lado. Constantemente
me preocupo de que algo le pase, a pesar de que sólo se había ido
para la formación. Soy egoísta y quiero que él este en casa, a salvo.
Mientras yacía en la cama escuchando como las olas rompían en el
océano en la distancia, podía sentir la humedad en el aire del océano,
y a veces juro que podía probar la sal en el aire. Mi mente había estado
corriendo por tantas cosas. ¿Cuándo iba a volver a casa? ¿Cómo iba a
hacer mi nuevo negocio de la fotografía? ¿Por cuánto tiempo en
realidad nos quedaríamos en esta hermosa isla?
Había días en los que en realidad tenía que pellizcarme. Sentía
como si estuviera viviendo en un sueño. Tantas cosas habían sucedido el
pasado año, hacían dar vueltas a mi cabeza. Todos estos pensamiento
me dejaban cansada, que podía sentir mis párpados pesados, y dejé
que el sueño se hiciera cargo.
Me desperté al sentir un movimiento en la cama.
—¿Garrett? —dije medio dormida.
—Hey nena, no quise despertarte. Regresamos temprano, y no
podía estar lejos. Vuelve a dormir —me susurró al oído mientras
moldeaba su cuerpo contra el mío. Él acarició mi cabeza y envolvió sus
brazos alrededor de mí. Me encantaba la forma en la que me sostenía.
Me sentía muy segura.
Me aparté de su cuerpo, por lo que podía darme la vuelta un
poco para ver su rostro.
—Te extrañé —le dije, besando suavemente sus labios.
—Yo también te extrañé —Él tomó su mano y la movió lentamente
por mi cuerpo hasta que llegó a mi vientre hinchado—. ¿Cómo están
mis chicas? —dijo con una enorme sonrisa en su rostro.
Acababa de entrar en mi sexto mes de embarazo. La noticia de
que estaba embarazada fue un shock. Nos habíamos puesto de
acuerdo para que dejara de tomar la píldora y tratara de quedar
embarazada, pero ninguno de nosotros esperó que sucediera dentro de
unos meses. Esta vez estaba lista. Tenía mi vida en orden, Garrett y yo
estábamos listos para el próximo capítulo en nuestras vidas.
Primero me di cuenta de que mi periodo llegaba tarde y me puse
nerviosa de decirle. Sabía que quería un bebé de inmediato, pero,
sinceramente, no creía que tomara solo un par de meses para que
consiguiera estar embarazada.
Era el tercer día consecutivo en el que me había despertado
sintiéndome mal del estómago. Al principio, pensé que era porque
había comido mucha fruta la noche anterior. Uno de los lujos de la vida
en Hawaii eran los productos. Era increíble. Una vez a la semana
íbamos a un pequeño mercado agricultor en la ciudad, y volvía a
gastar una pequeña fortuna en las frutas y verduras frescas. Me había
convertido en una muy buena cocinera y Garrett estaba muy
impresionado con mis habilidades.
A la tercera mañana me desperté con la sensación de querer
vomitar, traté de recordar. ¿Cuándo fue la última vez que había venido
mi periodo? Garrett ya se había ido cuando me levanté. Empezó a ir al
gimnasio todas las mañanas antes de trabajar. Sólo habíamos estado
aquí un par de meses, y ya habíamos decidido que iba a dejar la
píldora, los apetitos sexuales de Garret habían crecido aún más de los
que ya tenía. Me dijo que quería que yo estuviera descalza y
embarazada. Me reí y rodé los ojos.
Cuando había ido a mi médico y le hablé de dejar la píldora, dijo
que como había estado tomándolas desde hace casi cinco años, no
había una buena probabilidad de que quedara embarazada hasta un
año. Mi corazón se hundió un poco por sus palabras, porque sabía
cuánto Garrett quería un bebé. Esa misma noche, después de la cita
con el médico, Garrett estaba encima de mí, queriendo hacer un bebé,
y casi tuvimos relaciones sexuales en nuestra mesa de la cocina. Tuve
que convencerlo de que era insalubre que folláramos donde
comíamos. No tuve el corazón para decirle que podría tardar hasta un
año. Pensé ¿por qué no simplemente divertirse intentándolo y que
suceda? Y sucedió.
Me puse un vestido de verano y decidí ir en bicicleta a la ciudad
a comprar una prueba de embarazo. Me imaginé que probablemente
iba a ser una pérdida de dinero, ya que el médico dijo tal vez en un
año, pero que definitivamente tomaría tiempo. Mi bicicleta era
relajante, y me encantaba sentir la brisa del mar en la cara. Aparqué mi
bicicleta fuera de la pequeña tienda de comestibles y prácticamente
corrí.
Localicé el pasillo de productos femeninos y rápidamente
compré dos diferentes tipos de pruebas. Quería asegurarme de que
ambas dijeran el mismo resultado. Fui a la línea de auto-pago y me dirigí
al cuarto de baño. Tenía que saber de inmediato. No podía esperar los
veinte minutos que tardaban volver a casa. Abrí las dos casillas y leí las
instrucciones. Ambas decían lo mismo, orinar en el palo y esperar cinco
a diez minutos. Lo puse por encima del asiento del inodoro, oriné en el
palo número uno y número dos. Supé que estos serían los diez minutos
más largos de mi vida. Miré el reloj y leí 9:25 a.m. De acuerdo, Leila
puedes esperar diez minutos, no eres tan impaciente.
Me decidí a texstear a Nicole. Ella era la única que me entendería
sobre esto. Sabía que mi madre tendría la misma reacción que Garrett y
no quería escucharla tampoco.
Yo:
¡Hey! Sólo quería hacerte saber que acabo de hacer pis en los
dos palos de la prueba de embarazo. ;-)
Mientras estaba sentada en la cabina del baño a la espera de su
respuesta sonó mi teléfono. Miré hacia abajo y sonreí. Apreté el botón
de respuesta y escuché.
—¡ESTÁS EMBARAZADA!
Me eché a reír incontrolablemente.
—¡Dije que estaba tomando una prueba! No sé si estoy
embarazada o no. Tengo que sentarme aquí en el cuarto de baño del
supermercado hasta que la prueba muestre algo.
—Eeew, ¿por qué estás en el baño del supermercado? —
preguntó Nicole.
—Porque monté mi bicicleta a la ciudad y no podía esperar los
veinte minutos que tardaba volver a casa —me reí—. Mira, no te
ilusiones demasiado el doctor dijo que podría tomar hasta un año.
—Yo sé que han estado derribándose, puedo sentirlo. Garrett no
ha sido un jodido tonto ¿verdad?
Me reí.
—Digamos que no ha pasado mucho tiempo sin sexo.
—¡Oh, Dios mío! Van a ser padres. Creo que voy a llorar.
—Oh, por favor no llores. Entonces vas a hacerme llorar. —Le
supliqué.
—¿A qué hora te hiciste la prueba ? —preguntó ella.
—A las 9:25.
—¿Y qué hora es ahora?
—Son... —Miré mi reloj—. Oh Dios… ha llegado el momento. —le
dije con nerviosismo—. Nicole, tengo miedo. No quiero mirar.
—¿De qué tienes miedo? Estás casada con el hombre más
maravilloso en la faz del planeta. Bueno, además de Michael —Se rió—.
Estás viviendo en el paraíso y tienes una maldita buena vida lo que
significa que no tienes necesidad de trabajar. —Ella hizo una pausa por
un minuto esperando mi respuesta—. Así que ¿Cuál es el problema?
Ella tenía toda la razón, no había ninguna razón para estar
preocupada por tener un bebé. Tenía la vida perfecta.
—Está bien, voy a ver —le dije tomando una respiración profunda.
Cogí la primera prueba y vi un signo muy débil y mi corazón dio un
vuelco. Entonces cogí la segunda prueba y claramente tenía un signo
más—. Oh maldita sea.
—¿Qué? ¡Leila!, !Voy a enloquecer si no me lo dices! — gritó
Nicole.
—Estoy embarazada —le susurré.
Entonces oí el grito más fuerte que jamás había escuchado.
Rápidamente me alejé el teléfono de mi oído, pero todavía podía oírla
gritar como una loca. No podía dejar de reír mientras me frotaba
suavemente mi vientre. Auxilio, la emoción y el nerviosismo se
apoderaban de mí. ¿Cómo iba a decirle a Garrett? Necesitaba la
forma perfecta.
—Nicole —grité en el teléfono—. Por favor, deja de gritar.
—¡Oh, Dios mío! Simplemente no lo puedo creer —decía una y
otra vez.
—¿Vas a dejar de decir eso y escúchame. Tengo que tener una
idea de cómo decirle a Garrett. ¡Deja de gritar y piensa! —le dije con
fuerza.
—Está bien, vamos a pensar —dijo ella—. Hhmm. ¡Oh! Lo sé. Ve a
comprar una camisa del papa #1 y póntela cuando llegue a casa del
trabajo.
—¡Esa es una gran idea! Nicole, eres una maldita genio —le dije
sonriendo—. Muy bien, déjame dejarte ir para que pueda ver si puedo
encontrar un lugar que venda camisetas como esas o un lugar que
puedan hacer una. Prometo testearte más tarde después de que le
diga.
—Voy a hablarte más tarde, mamá. —Se rió.
Todavía estaba un poco sorprendida por los resultados, pero muy
emocionada. Puse las pruebas de embarazo en mi bolso y me dirigí a la
parte delantera de la tienda para pedir al cajero si sabía de alguna
tienda. Ella me dijo de una pequeña boutique a unos pocos minutos de
la carretera en la que vendían ropa de alta gama para bebés, cunas y
ropa de maternidad.
Me subí a mi bicicleta y busqué por las calle hasta que vi el cartel
de la Boutique Le Bebe. Entré y al instante la tienda tuvo un efecto
calmante. Había un leve toque de lavanda en el aire y canciones de
cuna suaves jugando en el fondo. Sin duda alguna no pertenecía a este
lugar, y estaba escéptica acerca de encontrar lo que estaba
buscando. Detrás de un estante de ropa, oí una voz.
—¡Hola, Bienvenida a la boutique Le Bebe. ¿Puedo ayudarte a
encontrar algo?
—Hola —sonreí—. En realidad, sí. Estoy buscando una camiseta de
Papá #1 o algo así. Acabo de averiguar que estoy embarazada, y
quiero sorprender a mi marido cuando llegue esta noche a casa.
—Felicidades, eso es genial —dijo la dependienta
amablemente—. En realidad solo tenemos unas pocas. El dueño ha
decidido no venderlas más.
—Oh, eso es increíble. Monté en bicicleta hasta la ciudad y no
creo que hoy pueda ir más lejos.
La dependienta me trajo el ranquin de liquidación y saqué las
pocas camisetas que le habían quedado. Miré los tamaños y ya que era
para vestirlo opté por el pequeño.
—El tamaño pequeño sería genial.
—¿Estaría interesada en comprar el libro Qué Esperar Cuando
Estás Esperando? Es uno de nuestros bestsellers.
—Sí, eso estaría bien. —Estaba sonriendo de oreja a oreja. El
hecho de que en realidad estaba embarazada, y que estaba
emocionada por estar comprando un libro de embarazo. Planeé llevar
esto a casa, arremolinarme en el sofá y leerlo.
La cajera me llamó por la camiseta y el libro dándome un par de
muestras de revistas de bebé. Le agradecí por su ayuda y me dirigí a
casa.
Una vez que llegué a casa, me hice una ensalada para comer y
me arremoliné en el sofá. Lo único que realmente estaba echando de
menos de Hawái era a Molly. Mi madre estuvo de acuerdo al
mantenerla en su casa ya que el vuelo era demasiado largo, y
estábamos inseguras, sobre cuando tiempo íbamos a estar aquí. Molly
siempre era mi diván de compañía y chico, podía usarla ahora. Mientras
hojeaba el libro, sentí mis ojos volverse pesados, y cedí a la somnolencia.
Lo siguiente que supe, es que escuché a Garret llamarme.
—¡Nena! ¿Dónde estás?
Miré alrededor en completo pánico. ¿Cuánto había estado
durmiendo? Imagino que montar en bici realmente me desgastaba,
pero recordaba leer antes de que cayese dormida que las mujeres
durante el primer trimestre solían estar muy cansadas.
—Estoy en el salón —dije de manera soñolienta.
—Oye nena, ¿está todo bien? Intenté llamarte un par de veces
pero no respondiste —dijo Garret y se sentó a mi lado en el sofá
frotándome la pierna.
Rápidamente intenté esconder el libro de él por lo que no lo vería.
—Sí, estoy bien. Hoy di una vuelta a la ciudad y creo que eso me
cansó —dije bostezando.
Suavemente sintió mi frente con la mano.
—¿Estás sintiéndote bien? Te ves realmente exhausta.
—Sí, estoy sintiéndome bien, solo que la vuelta en bicicleta
realmente me liquidó —dije dándole un pico en la mejilla—. Déjame
levantarme, tengo que ir al cuarto de baño, y después te daré una
sorpresa.
—¿Una sorpresa? —dijo él emocionado—. ¿Eso es tú desnuda en
la cama?
Me giré hacia él riendo.
—Ahora ¿cómo sería eso una sorpresa? Tienes eso casi cada día.
Porque no sigues con tus cosas del trabajo y te encontraré en el
dormitorio —dije guiñándole.
—Bien.
Esperé a que entrara en nuestro dormitorio, y entonces regresé de
puntillas fuera hacia la cocina para agarrar la bolsa que tenía la
camiseta. En silencio caminé de regreso al salón para recuperar el libro
y luego al baño de invitados para cambiarme de camiseta. Me deslicé
fuera del vestido sin mangas y me puse la camiseta. Era un poco
grande, pero no demasiado mal. Sería un camisón perfecto, eso es si
Garret me dejara mantenerlo.
Entré en nuestra habitación y escuché la ducha corriendo desde
el baño principal. Perfecto, esto me da el tiempo suficiente para
averiguar cómo decírselo. Intenté averiguar la mejor manera. ¿Me
tumbo en la cama leyendo el libro de embarazo? ¿Me tumbo
seductoramente en la cama esperando que lea la camiseta? ¿Me
siento en el borde de la cama y espero a que salga? Hombre, había
demasiadas decisiones. Escuché el agua acallarse, y supe que solo
tenía unos pocos minutos para aclararme la mente. Decidí continuar
con lo de yacer en la cama leyendo el libro.
Él salió del baño secándose el pelo con una toalla.
—Bien, entonces ¿cuál es mi sorpresa? —dijo ansiosamente. Me
notó yaciendo en la cama, leyendo—. ¿Estás segura de que estás
sintiéndote bien? Me tienes un poco preocupado ya que estás de
regreso de nuevo en la cama.
—Bueno, eso es lo primero que debo decir —dije sonriendo.
—¿Qué? —preguntó.
—Eres consciente de que estoy en la cama.
Sonrió.
—Bueno, normalmente cuando llego a casa de trabajar tienes la
cena preparándose. Hoy vine a casa y estabas despatarrada en el sofá.
¿De todas formas, qué estás leyendo? ¿Conseguiste una nueva novela
de romance?
—No, cogí esto y mi nueva camiseta en una boutique en la
ciudad.
—¿Compraste una nueva camiseta? Déjame verla.
Situé el libro a mi lado en la cama y extendí ambos lados de la
camiseta para que él pudiera leerla. Esperé unos pocos segundos para
que lo leyese y dejase filtrar la actual información.
—Papá #1 —leyó en alto—. ¡Oh dios mío! ¿Estás bromeando
conmigo?
Sacudí la cabeza.
—No, no lo estoy, —dije de nuevo, sonriendo de oreja a oreja.
Gateé sobre mis rodillas y me dirigí a través de la cama para
encontrarle en el extremo.
—Oh, nena, me has hecho el hombre más feliz sobre la tierra —
dijo frotando mi vientre—. ¿Sabes de cuánto tiempo estás? ¿Has
llamado al doctor? Quiero estar en cada una de las citas. —Estaba
tamborileando preguntas como un loco.
—G, relájate. Llamaré a la oficina del doctor mañana. Ven aquí y
acurrúcate conmigo —dije tirándole hacia mí en la cama.
Pensar en ese día siempre me hacía sonreír al recordar como de
feliz era él.
—Estamos genial —bostecé—. Ha estado moviéndose como una
loca —dije frotándome el vientre—. ¿Quieres sentir sus patadas?
Él asintió con la cabeza. Tomé su mano y suavemente la presioné
sobre mi vientre. Tan pronto como lo hice, ella pateó.
—¡Wow! —Su mano se apartó un poco. Era la primera vez que
había sentido su patada—. Maldición, es una cosita fuerte —Presionó los
labios contra los míos suavemente—. Al igual que su madre.
Le sonreí y besé.
—Te amo.
—Date la vuelta —susurró.
Yací a un lado mirando la ventana. Él se metió bajo las mantas,
cuando de repente se detuvo y me sonrió.
—¿Estás llevando mi ropa interior?
—Sí —dije sonriendo y después enterré la cara en la cama en
vergüenza. Giré levemente la cabeza—. Toda mi ropa interior es
demasiado ajustada. Se siente como que está cortándome la
circulación. En caso de que no lo hayas notado mis caderas y trasero
están volviéndose más grandes por minuto. Además, son súper
cómodos. Los llevo todo el rato cuando no estás aquí.
Frotó su erección contra mi trasero.
—Bueno, creo que es jodidamente muy sexy. —Respiró en mi
oreja—. Dios, te he extrañado como un loco —dijo mientras me quitaba
la ropa interior y me masajeaba el trasero—. Y para anotación, me
encantan tu trasero y tus caderas. Antes estabas demasiado delgada.
Ahora tienes algo a lo que agarrarse.
Dejé salir un gemido. Siempre desde que me quedé embarazada
mi impulso sexual había estado sobrecargado.
Todo parecía encenderme. Mis pechos se habían vuelto súper
sensitivos, e incluso había experimentado unos pocos orgasmos en mis
sueños. Solo escucharle hablar me había puesto húmeda. Podía
sentirme pulsar por él. Sentí mi respiración volverse más pesada ante la
idea de él tomándome desde detrás. Dios, quería que me follase la
siguiente semana.
—G, por favor, para de torturarme. Te necesito dentro de mí —
gemí.
—¿Qué es lo que pasa, nena? ¿Te bloqueaste? —dijo riendo—.
¿No usaste tu juguete mientras estaba fuera?
—¡G! para de molestarme. Pon tu jodida polla dentro de mi ahora
antes de que explote —dije, riendo.
Lo sentí desabrochándose los pantalones detrás de mí.
—Está bien, nena, ¿quieres que te folle, verdad? —dijo apretando
los dientes. Tomó un agarre de mis caderas y llegué abajo entre nosotros
para guiarle dentro de mí. Su primera embestida se sintió increíble.
Empujé la cabeza atrás contra su cuerpo.
—Oh, dios, eso se siente muy bien. Hazlo de nuevo, esta vez más
fuerte. —Estaba agarrando sus manos con anticipación por la siguiente
embestida.
Me dio unas pocas buenas embestidas más.
—Quiero que me montes. Quiero ver tu cara cuando te vengas —
dijo sin respiración.
Rodó sobre su espalda y me senté a horcajadas sobre él.
—Quítate la camiseta —susurró—. Quiero verte. —Me quité la
camiseta y la arrojé al suelo. Comencé a sentirme autoconsciente. Mi
vientre había explotado y mis pechos habían crecido demasiado. No
estaba acostumbrada a tener pechos. Crucé los brazos sobre mi pecho
para esconderlos.
—¿Qué diablos crees que estás haciendo? —preguntó.
—¿Qué? ¿Qué estoy haciendo?
—Pon los brazos abajo. Quiero verte —dijo mientras me apartaba
los brazos de los pechos—. Cristo, eres jodidamente preciosa.
De nuevo me cubrí con rapidez. No me había visto así de grande,
y no estaba cómoda con mi propia piel.
—Pon las manos abajo o voy a atarlas detrás de tu espalda —dijo
con una risa malvada—. Ahora pon mi polla en tu coño y jodidamente
móntame.
Me levanté a lo alto sobre las rodillas y lentamente lo guié dentro
de mí. Se sentía tan bien sentirlo de nuevo dentro de mí. Mis hormonas
estaban rabiosas y aunque tenía mi vibrador, no era igual que él.
Necesitaba sentir su piel sobre mi piel, el olor del sexo en el aire y sus
palabras alentándome. Todas esas cosas combinadas eran lo que me
daba una base diaria con él. Me sentía consumida cuando estaba con
él como si fuéramos las únicas dos personas en el mundo cuando
estábamos solos. La intensidad entre nosotros era casi demasiado para
que lo controlase a veces y la idea de perderle de nuevo, bueno ni
siquiera podía llevarme a pensar en eso. No había forma de que
sobreviviría sin él. Era adicta.
—Oh joder, nena, estás tan mojada —exhaló.
Se sentía tan bien dentro de mí. Podía sentir mi orgasmo ya
construyéndose. Me llevé abajo hacia él. Me agarró de las caderas
mientras yo comenzaba a frotar mi clítoris contra su piel. Mis pechos
comenzaron a ponerse más arduos.
—Eso es, nena, vente para mí. —Dejó ir mis caderas y movió la
mano por mis pechos. Justo el más leve toque de mis pezones envió
electricidad a través de mí.
—Tus tetas están grandes —rió.
—Puedes palmearte en la espalda por eso. Tu hija me está
haciendo más grande —dije con una sonrisa.
—Me encanta.
Apretó mis pezones y eso me envió sobre el borde. Mi cuerpo
empezó a temblar mientras él los pellizcaba de nuevo.
—Ahí esta —gimió el—. Móntame duro.
Puse mis manos en su pecho para hacer palanca y rebote hacia
arriba y abajo apretando los músculos de mi vagina en su pene. Él
contuvo el aliento y cerró los ojos. —Haz eso otra vez. Estoy tan cerca.
Disminuí el ritmo y lo apreté de nuevo. Empecé a sentir que mi
cuerpo empezaba a temblar de nuevo.
—G, me voy a venir de nuevo —le dije clavando mis uñas en su
pecho.
Él se estremeció.
—Hazlo de nuevo.
Apreté su polla de nuevo.
—No, rasgúñame de nuevo.
—¿En serio?
—Sí, hazlo de nuevo, por favor, nena —rogó.
Apreté y arañe su pecho de nuevo y fue entonces cuando sentí
que explotaba dentro de mí. Me agarró las caderas y me sostuvo sobre
él y empujó sus caderas en el aire.
—Mierda, te extrañé —dijo con una sonrisa.
Los próximos meses consistieron en nosotros preparando todo
para el bebé. Tuvimos un tiempo muy difícil poniéndonos de acuerdo
sobre los nombres. Garrett anhelaba el nombre Melody mientras que yo
quería el nombre Olivia. A ninguno de nosotros nos gustó el nombre del
otro, así que una noche mientras comíamos comida china nos sentamos
con nuestro libro de nombres para bebés y comenzamos con la A.
Pasamos un par de hojas cuando nos encontramos el nombre
Alexandria. Los ojos de Garrett se iluminaron.
—Su apodo puede ser Allie. —¿Cómo iba a discutir con eso?
Estábamos de acuerdo sobre Alexandria y Garrett me dejo elegir su
segundo nombre. Escogí Skye debido al hermoso cielo que miraba
todos los días desde la ventana de mi dormitorio.
Ahora que por fin habíamos elegido su nombre, arrastré a Garrett
a Le Boutique Bebe para escoger ropa de cama para la cuna. Mi
mamá nos había enviado dinero para comprar su set de cuna. Ella dijo
que ya que no iba a estar aquí para su nacimiento, quería que ella
tuviera algo adorable para dormir. Me sentía un poco abrumada por el
número de diferentes conjuntos que había para elegir. Tenían todo de
princesas y ranas a osos de peluche. Me detuve cuando llegué a los
lindos animalitos del bosque. Me recordó a casa. No llegué a ver los
animales del bosque en Hawai como en casa.
—Me gusta este —dije girándome a Garrett.
—¿Estás segura? ¿Sabes que a ella pueden gustarle mucho los
camiones monstruo? —dijo el riendo.
Le di un ligero codazo en el estómago.
—A nuestra hija no le van a gustar los camiones monstruos, puedo
prometerte eso.
—Escoge lo que quieras. No tengo problema. —Sonrió.
Después de la boutique bebé, Garrett me arrastró a la ferretería
para que pudiéramos elegir el color de pintura para el cuarto del bebé.
Queríamos que todo estuviera completamente listo para que
Alexandria viniera a casa.
El mes pasado me resultaba muy difícil dormir. No importa cómo
dormía, nunca estuve cómoda. Terminé durmiendo casi todas las
noches en el sofá y Garrett no estaba contento sobre eso. Esperaba que
él se durmiera, y luego me escapaba a la sala de estar. Ponía
almohadas debajo de mi vientre y entre mis piernas.
Con mi fecha de parto acercándose Garrett y yo estábamos
volviéndonos muy ansiosos. Empecé a preocuparme por todo el asunto
del parto. Habíamos asistido a clase Lamaze16 pero eso no alivió mi
mente. Seguí leyendo mi libro Qué Esperar una y otra vez tratando de
aprender todos los consejos o trucos para hacer más fácil el parto.
Garrett realmente había llevado adoración conmigo a un nuevo nivel.
Cada pequeño dolor o molestia el estaría mimándome y los fines de

16Clase Lamaze: Clase de preparación para el parto.


semana él insistió en servirme el desayuno en la cama. Traté de
explicarle que no era la primera mujer en el mundo que estaba
embarazada, pero no quiso oírme hablar de ello.
Como de costumbre fue otra inquieta, noche sin dormir y yo
estaba levantada al amanecer. Traté de esforzarme para conciliar el
sueño, pero nada funcionó. Finalmente me arrastré fuera del sofá y
decidí sorprender a Garrett con el desayuno en la cama.
Silenciosamente batí un omelet de jamón y queso, pan tostado y
patatas fritas caseras. Llevé los platos a nuestra habitación y las puse en
la mesita de noche. Cuidadosamente me metí en la cama susurrándole
al oído.
—G, despierta. Tengo una sorpresa para ti.
—Hey, nena —dijo adormecido. —¿Está todo bien?
Puse los ojos en blanco ante su pregunta.
—Sí, todo está bien. Quería sorprenderte a ti esta vez con el
desayuno en la cama.
Se incorporó hasta quedar sentado y le pasé su plato.
—¡Guau! Esto se ve y huele buenísimo —dijo mientras empezaba
devorar su comida.
Mirándolo negué con la cabeza y comencé a reír.
—Sabes que puedes necesitar masticar realmente tu comida
antes de tragarla.
—Lo siento, cariño, creo que no me había dado cuenta del
hambre que tenía. ¿Entonces, qué quieres hacer hoy?
—Hmm... No lo sé. Estaba pensando en tal vez un poco de
jardinería. Quiero limpiar el patio antes de que Allie venga.
—¿De verdad crees que deberías hacer jardinería a los nueve
meses de embarazo? —pregunto Garrett.
—Garrett —suspiré—. Tiene que dejar de tratarme como si yo
fuera la primera mujer en dar a luz siempre. Las mujeres antiguamente
en el día estarían fuera en el campo trabajando, tendrían su bebé y
seguirían adelante. Creo que puedo manejar un poco de jardinería.
Él puso sus brazos en el aire.
—Está bien, nena. Si piensas que puedes manejarlo, ¿quién soy yo
para detenerte?
—¿Has terminado con eso? O vas a lamer el plato limpio —me reí
poniendo mi mano para tomar su plato de él. —Voy a lavar estos platos
y me dirigiré afuera antes de que haga demasiado calor.
—Está bien, voy a ir a la ducha y me reuniré contigo afuera —dijo
golpeando mi culo.
Comencé a enjuagar los platos y ponerlos en el lavavajillas.
Estaba disfrutando mucho de mi lavavajillas. En mi viejo apartamento no
tenía uno, y odiaba lavar los platos a mano. Me quede sin aliento por lo
poco que estaba haciendo y comencé a pensar que Garrett estaba en
lo cierto, tal vez no debería trabajar en el jardín hoy. Mirando hacia
abajo y frotando mi vientre, me di cuenta de que ya no podía ver mis
pies. Oh Dios, estaba tan enorme. Mis pies estaban hinchados, y me
sentí muy incómoda. Estaba tan lista para tener a este bebé.
Mientras me secaba las manos con una toalla sentí que algo
corría por mi pierna. Oh mierda, ¿acabo de mear mis pantalones? Pero
el goteo se convirtió en un flujo constante que no se detuvo. Entonces
me di cuenta de que se rompió la fuente.
—¡GARRETT! —le grité.
Atravesó la casa como alma que se lo lleva el diablo.
—¿Qué sucede? —Podía oír la preocupación en su voz.
Sonriendo de oreja a oreja le dije:
—Creo que se me rompió la fuente.
—¿Estas jodiéndome?
Reí.
—No, no estoy jodiéndote. ¿Puedes conseguir mi bolsa? Es el
momento. —Aun cuando esas palabras salieron de mi boca, no podía
creer que estaba en realidad diciéndolas. Esto era. Íbamos a tener una
hija en un futuro muy próximo. Mi corazón empezó a correr y me sentí un
poco mareada al pensar en el parto. Oh Dios, no estoy segura de sí
puedo hacer esto. Me apoyé en el mostrador y serví un vaso de agua.
Garrett entró en la cocina y de inmediato notó la expresión de mi
cara.
—¿Qué pasa? ¿Estás adolorida?
Negué con la cabeza.
—No, no estoy adolorida, pero no estoy segura si puedo hacer
esto.

Él se echó a reír.
—Bueno nena, es un poco demasiado tarde para cambiar de
opinión ahora. Realmente no tienes opción. Vamos, vamos a llevarte al
hospital.
Casi veinticuatro horas después Alexandria SkyeLevine nació. Pesó
ocho libras y tenía veintiún pulgadas de largo. Sé que soy parcial, pero
era el bebé más hermoso del mundo. Se parecía tanto a Garrett, que
daba miedo. Tenía los mismos ojos oscuros y cabello oscuro y la piel más
perfecta. Garrett no había salido de nuestro lado desde que nació, y se
negó a volver a casa y dormir. Le dije que uno de nosotros debería tener
una buena noche de sueño, pero él insistió en quedarse en el hospital
con nosotras.
El hospital nos puso en libertad al día siguiente y para ser
completamente honesta estaba aterrada de volver a casa. Nunca
había cuidado de un bebé antes. Sí, había cuidado niños pero tuve la
oportunidad de volver a casa al final de la noche. Garrett tenía aún
menos experiencia que yo, y tuve que reír ante la idea de él cambiando
sus pañales.
Finalmente llegamos a casa después del viaje en coche más largo
conocido por el hombre. Garrett literalmente avanzo veinticinco millas
por hora durante todo el camino a casa. Yo estaba dispuesta a darle
una patada fuera del asiento del conductor así podría conducir, pero
estaba demasiado adolorida. Lentamente entramos en la casa, y me
dirigí directamente a la cama. Necesitaba descansar un rato. Garrett
me había asegurado que iba a estar bien con Allie durante unas horas.
Se describió a sí mismo como un experto de bebés porque la enfermera
se había quedado con él instruyéndolo en la alimentación y sus eructos
correctamente.
Cuando me desperté miré por la ventana para ver que el sol
empezaba a ponerse. Me incorporé lentamente mirando al reloj.
Frotando mis ojos.
—Hombre, he estado dormida durante casi cuatro horas. —La
casa estaba muy tranquila, y empecé a ponerme nerviosa. No había
oído a Allie llorar ni una sola vez. Cuidadosamente salgo de la cama,
tratando de no excederme e hice mi camino a través de la casa.
Mientras caminaba hacia la habitación de Allie, oí la voz de
Garrett.
—Tú y tu mamá son las chicas más bellas del mundo entero. —Fui
de puntillas hasta la puerta y me asomé por la entrada. Garrett estaba
sentado en la mecedora con Allie en sus brazos meciéndola. Le oí
empezar a tararear una canción de cuna para ella. Mi corazón se
derritió al instante. No estaba segura de cómo tuve suerte y me casé
con este hombre. Pensando en el último año que había sido la época
más feliz de mi vida y ahora con Allie aquí sabía que sólo iba a mejorar.
Traducido por Jazmín
Corregido por Lexie

Me siento aquí en mi patio trasero, y pienso en cómo los últimos


siete años han pasado volando. Mientras escucho a Allie reír mientras
Garrett la persigue por todo el patio trasero no puedo evitar sonreír. Allie
acaba de celebrar su séptimo cumpleaños. Va a empezar el segundo
grado en otoño. Se ha convertido en una hermosa niña con un precioso
cabello rizado, castaño y hermosos ojos marrones como su papá. Cada
vez que la miro mi corazón se derrite.
Ella se ha convertido en una hermana mayor para dos
hermanitos. Zakary, que es la viva imagen de Garrett, lo llamamos "mini
yo" Garrett, y Shane, que sin duda se parece a mi lado de la familia con
su hermoso, cabello rizado rubio decolorado. Zakary cumplió cinco años
en enero y Shane cumplió tres hace diez días. Es innecesario decir, que
tengo mis manos llenas con estos dos. Ellos definitivamente son unos
completos chicos, de camiones monstruos, planos y las mejores figuras
de acción.
Garrett dejó oficialmente el Cuerpo de Marines de los Estados
Unidos el año pasado. A pesar de que amaba ser un infante de marina,
amaba estar más con su familia. Se había cansado de tanto viaje y
eligió estar en casa con nosotros. Sé que la decisión no fue fácil para él.
En varias ocasiones, me pidió mi opinión, yo simplemente le dije te
apoyaré y estaré junto a ti en lo que elijas.
Después de que Garrett dejara a los Marines, decidimos volver a
casa para estar más cerca de nuestras familias. Compramos una casa
pequeña de estilo capa con cuatro dormitorios y un gran patio para los
niños. Había permanecido amistosa con Katie todos estos años y
cuando regresé a la región, ella inmediatamente me ofreció un trabajo
a tiempo parcial de fotografía. A Garrett le ofrecieron un puesto en
Smith &Wesson. Con toda su experiencia en armas habrían sido unos
tontos en no darle un trabajo.
Aunque, me encantó vivir en Hawaii estaba muy contenta de
haber vuelto a casa. Me había convertido en una nostálgica y quería
que mis hijos conocieran a sus abuelos. Además de estar más cerca de
nuestros padres quería que Allie estuviera cerca de mi ahijado, Dominic.
No mucho tiempo después de que me enteré que estaba
embarazada de Shane, Nicole me llamó en un completo estado de
pánico. Estaba atrasada. Ella había estado tomando siempre la píldora
y no podía imaginar cómo eso podía haber sucedido. Me había pedido
un consejo, había visto de primera mano lo que mi decisión le había
hecho a Garrett y a mí y no estaba segura de lo que debía hacer. Le
dije que confiara en su instinto. Sólo ella podía tomar esa decisión.
Ella finalmente se rompió y le dijo a Michael que estaba
embarazada. Decidió quedarse con el bebé y respetuosamente le dijo
que bien podría ayudar a criar al bebé, o podía irse. Al principio,
Michael se había ido, lejos pero, finalmente le dio la bienvenida a la
noticia de Nicole con los brazos abiertos. Ellos ahora estaban felizmente
casados y esperando a su segundo hijo.
Mirando hacia atrás a todas las decisiones que había tomado no
cambiaría nada. Tengo un marido que me ama y tres hermosos niños
sanos. Sin embargo, aún no puedo dejar de pensar en todo lo que
Garrett y yo hemos tenido que pasar. Garrett perdiendo una pierna en
Afganistán y yo viviendo una vida de autodestrucción y
automedicación que podría habernos destruido ambos, pero aquí
estamos más enamorados que nunca.
Pienso en cómo las cosas podrían haber terminado basada en
una decisión que cambió nuestras vidas para siempre. Sinceramente
creo que si yo no hubiera tomado esa decisión no me hubiera casado
con el amor de mi vida ni estar graduada de la universidad. No puedo
cambiar las decisiones que hice en el pasado, pero puedo aprender de
ellas y aprovechar al máximo la vida que estoy viviendo ahora.
Nació y se crio en Nueva
Inglaterra, Christa es casada y madre
de tres hijos. Ella comenzó a escribir su
primer libro, Broken, en octubre de 2012,
como una historia de amor a su marido,
Frank. Durante el proceso de escritura,
Christa logró mantener su libro secreto a
la mayoría de su familia y amigos,
incluyendo a su madre. Finalmente
reveló que había escrito un libro en su
página personal de Facebook sólo dos
semanas antes de que Broken fuera
publicado.

Broken fue publicado en febrero


de 2013, y dentro de las veinticuatro
horas de su lanzamiento, ya estaba en
la lista de movimientos y sacudidas de
Amazon, así como en el Top 20 Erotica. Christa lanzó su segunda novela,
On the Ropes - Libro uno de la serie Down for the Count, en febrero de
2014. On the Ropes también ha escalado en las listas de éxitos en
Amazon, sorprendiendo en el top 10 de deportes y el top 20 de ficción
Romántico-Deporte. Su Segundo Libro, Going the distance, se publicó
en julio de 2014 y obtuvo el puesto número 3 en la categoría Interracial
así como también el top 20 en Erótica en Amazon.

Christa ha comenzado una nueva serie titulada, Can't Stop Lovin'


You. Esta serie tendrá al menos cuatro libros, Dream On, What it Takes,
Sweet Emotion y Hole in my Soul. Dream On su lanzamiento está
programado para inicios del 2015.
http://dreambookside.foroactivo.mx

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