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A la comunidad educativa, familiares, amigues y conocides:

Hoy nos reencontramos para dar cierre a un ciclo muy significativo en nuestras vidas. Queremos
aprovechar esta oportunidad para hacer una puesta en valor de lo que significó nuestro paso por el
Colegio Nacional de Buenos Aires. Para ello me gustaría convocar a aquellas personas con quienes
compartimos la cotidianeidad dentro de esta institución. ¡Compañeres!

(Nos acercamos les pibis)

Somos un grupo de mujeres y disidencias egresades del turno mañana 2016. Venimos a denunciar la
violencia institucional ejercida y avalada por la comunidad educativa hacia nosotres. Les pedimos
que por un momento nos presten su atención dado que las experiencias que tenemos para contarles
fueron y siguen siendo sumamente dolorosas.

Retrocedamos un poco en el tiempo, revivamos el año 2012. Tenemos doce o trece años e
ingresamos a un establecimiento educativo que desde el primer momento nos impone normas de
comportamiento que marcan una clara diferencia entre nosotres y nuestros compañeros varones
cis, es decir, aquellos cuya identidad de género coincide con su sexo biológico. Como todas las
mañanas, llegamos al Colegio y nos recibe el regente Guillermo Belleville. Nos hace comentarios
sobre el largo de nuestras polleras, nos toca y nos besa, no nos computa los tardes si le caemos bien.
¿Es necesario detenernos a explicar por qué esto es inaceptable? Sigamos.

Año 2015. Tenemos quince o dieciséis años. Subimos las escaleras para llegar al aula y nos
encontramos con Diego Riveiro, preceptor. Nos ofrece su servicio de masajes, evalúa junto a
nuestros compañeros cuál es el mejor culo del año y les comenta “cómo se garcharía” a una de
nuestras compañeras. También hay besos y manoseos que nos incomodan. Solo comentamos estos
episodios entre nosotres en el baño durante el recreo.

Suena el timbre. Volvemos al aula y un grupo de varones toca la puerta para hacer una pasada de
cara a las elecciones del centro de estudiantes. La Roxi, La Liga, Clan+Anticlán, Remate 5, La Popi, La
Boba: año tras año, estos grupos -conformados principalmente por hombres cis-, se organizan bajo
distintos nombres pero con un mismo objetivo: hacer del odio hacia las mujeres, las gordas, los gays,
las lesbianas y disidencias, el eje de su campaña política. Estos grupos de varones recibieron los
suficientes avales de parte de les estudiantes como para consolidarse como una entidad política más
y en el proceso no hubo ni una sola norma del reglamento del Colegio que se viera quebrantada. Y
es esto último lo que queremos poner de manifiesto: hay un sistema normativo imperante en este
Colegio que da lugar a que asistamos a clases rodeades de carteles que predican, con total
impunidad, que somos putas por disfrutar libremente de nuestra sexualidad, que somos objeto de
consumo de nuestros compañeros. ¿O se atreverían a decir que no se percataron de que esto era
una constante en nuestro día a día? ¿No era lo suficientemente llamativo el mural de “Gordas y
vino” frente al Colegio? ¿No había siempre una autoridad presente en el aula mientras estos
personajes se burlaban de nosotres?

Pero… ¿quiénes son esas autoridades a las que hacemos referencia? Suena el timbre otra vez,
cambiamos de materia, tenemos matemática. Entra Jorge Blumenfarb -docente- y saluda a algunas
de nosotras con un beso, nos toca la cintura. A sus favoritas nos pide que seamos “sus secretarias” o
que le mandemos fotos de nuestras vacaciones por mail. A quienes no le agradamos nos denigra
buscando complicidad con nuestros compañeros varones y haciendo comentarios sobre lo
pronunciado de cierto escote: (ironía) ¿acaso no es evidente que nos vestimos de este modo para
provocarlos? Nos toca celebrar la aprobación del código de vestimenta al mismo tiempo que
aumenta la frecuencia e intensidad de los comentarios sobre nuestro modo de vestir.
Esta situación se nos presenta inabordable desde nuestro lugar de subordinades y en un acto
desesperado decidimos acudir a nuestra tutora. La respuesta ante nuestro pedido de ayuda es nula:
les tutores minimizan el asunto, se lavan las manos, se desligan de su responsabilidad. Nos dicen que
no es posible hacer nada al respecto porque estamos denunciando a alguien que es amigo del
vicerrector, Roberto Rodríguez –acusado de consumir pornografía infantil. Y es más, dicha tutora nos
expone ante el mismo docente sin un mínimo de interés ante posibles represalias. A quienes
estudiamos en este Colegio no nos sorprende que esto sea así: es harto conocida la inoperancia de
les tutores en general y su habilidad excepcional para desampararnos y empeorar nuestra situación.

Volvamos al día de hoy. Diego Riveiro, quien fue nuestro preceptor, ocupa actualmente el cargo de
regente y el docente Jorge Blumenfarb ahora es vicejefe del departamento de matemática. ¿Bajo
qué concepto estas personas reciben una promoción en el escalafón educativo? ¿Qué méritos
reconocidos los hicieron dignos de un ascenso? ¿Hasta cuándo van a perpetuar este sistema hostil
que sigue empoderando a acosadores de menores, misóginos, violentos, mientras nosotres somos
violentades y abusades en nuestra cotidianeidad?

El recuento de los horrores vividos a lo largo de los años excede lo que podemos poner en palabras
en esta sola instancia. Nos estremece pensar que transitamos nuestro secundario -que crecimos,
estudiamos, construimos conocimiento, desarrollamos nuestro pensamiento crítico- siendo
violentadas tanto en el ámbito de lo académico como en el de lo personal. No nos olvidamos de
Jorge Bottaro, profesor de informática, y la cosificación de la que nos hizo objeto. No nos olvidamos
de Fernando Guarnaccio, docente de historia, y sus comentarios homofóbicos y misóginos. No nos
olvidamos de Julian Lisczynsky, profesor de educación física, y sus distinciones entre rubias y
morochas en las clases. No nos olvidamos del ex vicerrector, Agustín Zbar, que hace cinco años
golpeó a una compañera en una sentada. Y NUNCA nos olvidaremos del director de esta orquesta, el
rector Gustavo Zorzoli, que además expuso ante los medios de comunicación el caso de abuso de
una compañera en el contexto de una toma con el fin de deslegitimar la medida de fuerza.

Regente, preceptores, docentes, vicerrectores, rector: ya no le tenemos miedo a sus sanciones.


¿Qué piensan de todo esto cuando se jactan de la supuesta excelencia académica que corre por
estos claustros? ¿La violencia institucional también es uno de los pilares sobre los que se asienta el
prestigio que reviste a este Aula Magna?

Es evidente que no tienen una respuesta a estas preguntas porque nunca quisieron planteárselas:
hacerlo implica cuestionar sus lugares de poder y aceptar sus falencias como educadores. No
habernos escuchado fue una decisión política que hoy ya no pueden tomar. Les arrebatamos este
espacio para brindarles esas respuestas que van a marcar el camino a seguir a partir de ahora. No
vamos a tolerar que naturalicen sus prácticas violentas ni que sean cómplices por omisión de
aquellos que las llevan a cabo. No vamos a tolerar que cuestionen nuestro modo de vestir, que nos
humillen y expongan, que desoigan y minimicen nuestros reclamos, que pongan en duda nuestra
palabra. No vamos a cargar con la responsabilidad y la culpa de las violencias que ustedes mismes
ejercieron sobre nosotres por años.

Nuestras hermanas y compañeras que hoy habitan el Colegio son un ejemplo de lucha. Están
transformando esta realidad con su rebeldía combativa. Nosotres no nos vamos a quedar atrás.
Somos parte de la ola verde que va a arrasar con este sistema machista y patriarcal y que a ustedes
los va a pasar por arriba si no son capaces de estar a la altura de nuestro movimiento.
Acá nos paramos firmes. Somos les invisibilizades de siempre, les violentades, les acosades, les
abusades, personas trans, gordas, putas, gays, lesbianas, pero por sobre todas las cosas somos
personas empoderadas.

Exigimos:

· que se imparta una educación sexual con perspectiva de género: queremos hablar de
consentimiento y de placer;
· que se aplique el Protocolo de acción institucional ante las situaciones de violencia de
género dictado en el año 2015;
· un Departamento de Orientación al Estudiante con psicólogues capacitades para
acompañarnos en nuestro desarrollo y crecimiento personal, sin juzgarnos ni discriminarnos;
· una revisión de los programas de cada materia que se ajuste a los tiempos que corren y que
incluya bibliografía feminista;
· una reforma en el Reglamento del colegio, que nos ampare, nos defienda, que fomente la
igualdad y el respeto entre pares.
· BASTA DE IMPUNIDAD ANTE LAS VIOLENCIAS. QUEREMOS QUE QUIENES HABITEN ESTAS
AULAS EN EL PRESENTE Y EN EL FUTURO NO SEAN VÍCTIMAS DE SU NEGLIGENCIA.

ABAJO EL PATRIARCADO, SE VA A CAER.

¡ARRIBA EL FEMINISMO QUE VA A VENCER!

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