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Semiótica: Tempo

Breve diálogo (de whatsapp) con Andrés Telesca

Artículo disparador

Es difícil si no imposible pensar la afectividad sin referirse al tempo, “aquello que


sobreviene”, cualquiera sea su nombre.
“Admiración” para Descartes, “lo insólito” para Baudelaire, “sorpresa” para Valery,
“situación” para M. Jacob, “lo súbito” para Greimas en “de la imperfección”, “suceso”
que el Micro-Robert define como “aquello que acontece y que tiene importancia para el
hombre”; tiene como motor más, que tal o cual tempo, una variación progresiva o
brusca de ese tempo. La correspondencia, siempre bien vista, entre la música y la
afectividad descansa en esa analogía estructural y tiene derecho a su lugar en una
semiótica fundada en la reciprocidad de las figuras y de la subjetividad.
Nos vemos así obligados a postular la existencia de un complejo tempo - duración -
espacio que consideramos como un crisol estructural, puesto que el tempo controla la
duración y el espacio, y fija precisamente sus valores. Efectivamente el incremento o
la disminución del tempo, es decir la aceleración o desaceleración, producen valores
inversos en la duración y el espacio: la rapidez sofoca la duración y el espacio,
mientras que la lentitud los restaura...

Edgar:
Que interesante!
Que es?
Pienso en la Pachamama, esa realidad espacio - temporal que abarca también lo
inmaterial.
Y ahora que lo releo también pienso en el habitar poético al que invita Hugo Mujica en
“La Palabra Inicial”

Andres Telesca:
Hola!
Es de un libro que se llama Semiótica Tensiva, de Claude Zilberberg.
El párrafo es muy rico, yo había puesto el foco el el ritmo como constructor de sentido,
y constructor de un sentido emotivo.

Dado que el tiempo y el espacio son dos dimensiones que constituyen nuestra vida,
nuestro ser-estar en el mundo (vivimos en el devenir del tiempo y en la ocupación de
un espacio), es interesante notar cómo el ritmo que se le da a las cosas modifica la
percepción y vivencia de ellos, alterando el sentido que vamos construyendo de cada
cosa o evento.

Y que esos "efectos" son primariamente "afectos" del sentido, nos afectan en el doble
sentido de la palabra: nos modifican y nos nutren de emotividad.

La música tiene al ritmo como una herramienta articuladora fundamental; quizás algo
de lo más característico de la música, es cómo modifica nuestros estados de ánimo.
La música es capaz de levantar a un muerto!

La aceleración o desaceleración de los procesos es un articulador fundamental en la


producción de sentido, sobre todo en la dimensión sensible y emotiva, que siempre
está presente en toda producción de sentido, sea mediante un discurso perceptible,
sea mediante nuestra propia interioridad pensante.

Como semiólogo, en aras de comprender cómo se produce, construye y circula el


sentido, esta comprensión para mí es fundamental, sobre todo tratando de
comprender cómo se engendra la dimensión emotiva propia de toda producción de
sentido. Intervienen muchos factores, el tempo es uno de ellos, y es fundamental.

Dicho todo esto, los músicos no solo son creadores de música, sino potentes
creadores de sentido, y cumplen un rol social fundamental: enriquecer de emotividad y
sensibilidad el sentido de la vida.

Quizás, para que no parezca algo idealista, podríamos modificar la última frase
diciendo: los sentidos que vamos construyendo y van construyendo nuestra
cotidianeidad.

Chan chan.

E
Gracias querido, me encanta lo que compartis.
A propósito de tempo, sentido, emotividad, desde hace un tiempo estamos haciendo
un experimento catártico con varios colegas músicos, basado en la fuerza de los
gestos, aún por encima de las notas musicales en sí -finalmente meros significantes-
con un componente importante de improvisación grupal. Desde mí, pongo el acento
en experimentar para comprender mejor lo que llamamos las gestualidades de algunas
formas musicales.
Está resultando apasionante!
Cuando nos veamos, te cuento.

AT
Dale!

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