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Localización
Esta composición lírica es una de las mejores y más conocidas del poeta
toledano Garcilaso de la Vega (1501-1536), introductor, junto con Boscán, de la
lírica renacentista de influencia italiana y máximo exponente de este
movimiento poético durante la primera mitad del siglo XVI. Garcilaso representa
al perfecto cortesano renacentista del que hablaba Castiglione, pues conjuga
en su persona “armas y letras”. Considerado como el primer poeta moderno por
su tratamiento del tema amorso, cultivó una poesía intimista, melancólica, cuyo
estilo se caracteriza por la claridad, la naturalidad y el buen gusto.
Tema
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aproveche su juventud y su belleza. Para ello realiza una descripción de ciertos
aspectos de su físico (color del rostro, mirada, cabello, cuello) resaltando su
hermosura juvenil y advirtiéndole metafóricamente que viva intensamente antes
de que el paso inexorable del tiempo la conduzca al invierno de su vida.
Finalmente concluye destacando la acción destructora del tiempo y su
vertiginosidad.
Estructura
Modelo A
Los dos primeros cuartetos, conectados por subordinación sintáctica
temporal al primer terceto, en el que aparece la idea central del poema,
muestran la descripción física de una mujer (2ª persona a la que se dirige el
poema) en su presente de juventud. Para remarcar precisamente la
importancia del paso del tiempo y su fugacidad, utiliza Garcilaso desde el
primer momento proposiciones temporales: el nexo “En tanto que” (repetido en
tres ocasiones: dos de forma expresa y una mediante elipsis) introduce el
presente y éste implica hermosura y juventud.
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La “descriptio puellae” ubicada en los cuartetos no presenta una
ordenación estricta (color del rostro, mirada, cabello, cuello); predomina en ella
la prosopografía (descripción física), si bien aparecen ciertos rasgos de
etopeya (descripción psíquica o moral). Mediante hipérbaton (“de rosa y
azucena/se muestra la color en vuestro gesto”) destaca el semblante pálido y
sonrosado en los pómulos, expresado mediante metáforas coloristas: “de rosa
y azucena” (identificación con elementos de la naturaleza: dos flores). Da la
sensación de que el poeta no quiere fijar unos rasgos puramente físicos, sino
trascenderlos: con la metonimia “vuestro gesto”, se refiere al semblante, al
rostro, dando así una impresión de fugacidad. De la misma manera elude
hablar de los ojos para hacerlo de la forma en que éstos miran, de nuevo lo
expresa mediante lo que podríamos considerar otra metonimia: el infinitivo con
función nominal: “vuestro mirar”, que posee como el color del semblante dos
términos adjetivadores: “ardiente, honesto” (que aparecen en anítesis). El fuego
es, en la terminología poética renacentista, un símbolo del amor apasionado, y
la mirada de la dama es a la vez “amorosa” (ardiente) e inocente, pura
(honesto). Recordemos el idealismo típico del Renacimiento en el tratamiento
del amor. En consonancia con lo anterior, en el v.4 se nos da la explicación:
“enciende el corazón y lo refrena”, metafóricamente su mirada puede “encender
pasiones”, sin embargo su inocencia serena la exaltación que suscita al ser
contemplada su belleza. De nuevo aparece la antítesis en relación cruzada con
el verso anterior: ardiente-enciende/ honesto-refrena.
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La adjetivación, muy abundante, posee connotaciones positivas: “mirar ardiente, honesto”, “vuelo
presto”, “hermoso cuello blanco enhiesto”.
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En el primer terceto se formula o presenta la idea central. Se inicia con
una forma verbal en imperativo (siguiendo la tradición del “carpe diem”); a la
vez que el poeta se dirige a la mujer concreta, puede hacer una exhortación
extensiva a los lectores. Se ha producido una ruptura dentro del sistema de las
formas verbales del texto. El hipérbaton del verso 9: “coged de vuestra alegre
primavera/el dulce fruto” tiende a remarcar mediante la metáfora de la juventud
el aprovechamiento de ésta y, por otra parte, introduce un nuevo tópico que
seguirá desarrollando, en forma de alegoría, a lo largo de los dos tercetos, nos
referimos a la identificación de las estaciones del año con las edades del
hombre. El esquema epíteto+metáfora natural: “alegre primavera” se repite en
“dulce fruto”. Si la primavera se identifica con la juventud, el “dulce fruto”, como
producto de ésta, podría entenderse como el amor. De nuevo se impone la idea
del tiempo y la advertencia del poeta, que se vale de un nuevo conector
temporal (“antes que”) dependiente del imperativo “coged” y de un presente de
subjuntivo con valor de futuro próximo para recalcar las consecuencias
negativas del paso del tiempo e incidir nuevamente en el aviso propio del
“carpe diem”: “antes que el tiempo airado” (personificación, metáfora del
invierno), “cubra de nieve la hermosa cumbre”. Siguiendo idéntico esquema
que en los versos 9 y 10, se evoca, mediante metáforas, el invierno de la vida,
representado por el cabello blanco (“nieve”), mientras que “la hermosa cumbre”
hace referencia a la cabeza de la dama. La antítesis es otro recurso
destacable. El contraste entre el presente (=belleza y juventud) y el futuro
(=ajamiento y vejez) se manifiesta en términos de connotaciones positivas y
negativas: dulce fruto/tiempo airado, alegre primavera/viento helado, etc.
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Modelo B3
Plano fónico
Destacaremos el ritmo tonal de las estructuras oracionales: todas ellas
enunciativas afirmativas, excepto en el caso de la proposición donde se formula
el tema del “carpe diem” (“coged de vuestra alegre primavera…”) que adopta
una modalidad exhortativa; al ser la única gana en fuerza, en importancia, y se
reafirma como núcleo de la idea principal.
Plano morfosintáctico
La adjetivación adquiere una gran relevancia. Debido a su carácter
descriptivo en los dos cuartetos domina el estilo nominal, en ellos realiza la
descripción de una mujer concreta a la que el poeta se dirige, la utilización de
los determinantes adjetivos posesivos (“vuestro gesto”, “vuestro mirar”) así
nos lo indican. La adjetivación, muy abundante, posee connotaciones
positivas : “mirar ardiente, honesto”, “clara luz”. “vuelo presto”, hermoso
cuello blanco, enhiesto”; en el primer terceto los adjetivos son epítetos:
“alegre primavera”, “dulce fruto”, “hermosa cumbre”, también con
connotaciones positivas. La excepción dentro del primer terceto la constituye:
“tiempo airado”, que anticipa la acción destructora del devenir temporal.
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Este comentario refleja una variante del verso 4 “con clara luz la tempestad serena” en lugar de
“enciende el corazón y lo refrena”.
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(coged, como verbo principal y los conectores temporales “en tanto que”, que
se presentan de forma anafórica ), para realzar la importancia del paso del
tiempo y su fugacidad. En el primer terceto encontramos un nuevo conector
temporal dependiente del mismo imperativo (“antes que”) , introductor de un
presente de subjuntivo con valor de futuro próximo, que recalca las
consecuencias negativas del paso del tiempo.
Plano léxico-semántico
La tópica descripción ubicada en los cuartetos no presenta una
ordenación estricta (color del rostro, mirada, cabello, cuello); en ella predomina
la prosopografía (descripción física), si bien aparecen ciertos rasgos de
etopeya (descripción psíquica o moral).
En el primer cuarteto:
Los dos primeros elementos descritos dan la sensación de que el poeta
no quiere fijar unos rasgos simplemente físicos, sino trascenderlos: utiliza
metonimias (“vuestro gesto”, para indicar el rostro ; “vuestro mirar” al referirse a
sus ojos). Se destaca el semblante pálido y sonrosado en los pómulos,
mediante metáforas coloristas extraídas del medio natural (“de rosa y
azucena”). Su mirada posee dos términos adjetivadores que aparecen en
antítesis (“ardiente, honesto”). El fuego es, en la terminología poética
renacentista, símbolo de la pasión y la mirada de la dama es a la vez
“amorosa” e inocente, pura. En consonancia con lo anterior en el v.4 nos da la
explicación: metafóricamente su mirada puede encender pasiones
(desencadenar la tempestad) y a la vez con su honestidad, su inocencia
(“clara luz”) serenarlas. De nuevo aparece la antítesis en relación con el verso
anterior: ardiente-tempestad/ honesto-serena.
Segundo cuarteto:
Del cabello se pondera el color rubio, ideal renacentista, sublimado
mediante una metáfora hiperbólica (“que en la vena del oro se escogió”),
seleccionado entre el oro más puro. La imagen del cabello en movimiento
(metáfora: “con vuelo presto”), debido a la acción del viento, elemento natural,
incide en caracterizar el cabello con sensación de viveza y suavidad. Muestra
la acción del viento sobre la cabellera de la muchacha: “mueve, esparce y
desordena”, gradación climática en tres términos (simetría renacentista) por “el
hermoso cuello blanco, enhiesto”. No utiliza en la descripción del cuello
ninguna metáfora, es suficiente la presentación de tres adjetivos en simetría
con los tres verbos que aparecerán en el verso siguiente. Todo lo relacionado
con el sentido de la vista cobra realce en la poesía garcilasiana.
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tópico desarrollado en los tercetos, es decir, la identificación de las estaciones
del año con las edades del hombre.
Primer terceto:
Pasando a los tercetos encontramos el tópico ya señalado (estaciones
del año=edades del hombre). El hipérbaton del verso 9: “coged de vuestra
alegre primavera/el dulce fruto” tiende a remarcar mediante la metáfora de la
juventud el aprovechamiento de ésta y, por otra parte, introduce el nuevo tópico
que seguirá desarrollando en alegoría a lo largo de los dos tercetos. El
esquema: epíteto+metáfora extraída de la naturaleza (“alegre primavera”), se
repite en “dulce fruto”. Si la primavera se identifica con la juventud, el dulce
fruto, como producto de ésta, puede entenderse como el amor. De nuevo se
impone la idea del tiempo y la advertencia del poeta: “antes que el tiempo
airado” (metáfora del invierno), “cubra de nieve la hermosa cumbre” siguiendo
idéntico esquema que en los vv. 9 y 10, se evoca el invierno de la vida,
representado por el cabello blanco. La antítesis es otro recurso que debemos
destacar. El contraste entre el presente (=belleza y juventud) y el futuro
(=ajamiento y vejez) se manifiesta en téminos de connotaciones positivas y
negativas: dulce fruto/ tiempo airado, alegre primavera/ viento helado, etc.
Segundo terceto:
Se inicia remarcando mediante hipérbaton la acción destructora del
tiempo: “Marchitará la rosa el viento helado”, continúa la alegoría del terceto
anterior al hablarnos, mediante términos metafóricos extraídos de la naturaleza,
del invierno y sus inclemencias, “el viento helado” connota ya la idea de la
¿muerte?. Por otra parte, aparece también la “rosa” como símbolo y metáfora
de la vida y su fugacidad, la juventud posee idéntica duración que el esplendor
de una rosa. El políptoton mudará/mudanza refuerza la idea de los cambios
que produce el paso del tiempo.
Conclusión