Sunteți pe pagina 1din 21

Los actos

jurídicos

Derecho
Privado I

0
Los actos jurídicos
Acto jurídico
Definición. Caracteres

El artículo 259 del Código Civil y Comercial de la Nación1 (CCCN) define al


acto jurídico en los siguientes términos: “El acto jurídico es el acto
voluntario lícito que tiene por fin inmediato la adquisición, modificación o
extinción de relaciones o situaciones jurídicas”2.

Así, dentro de las clasificaciones y subclasificaciones en las que se funda


dicho código, tal como hemos señalado en el Módulo 3, el acto jurídico se
presenta como un hecho humano –acto– voluntario y lícito, que posee
además la particularidad de tener por fin inmediato la adquisición, la
modificación o la extinción de relaciones o situaciones jurídicas.

De tal definición, se advierten los caracteres que presenta el acto jurídico:

1) Es un acto voluntario: el acto jurídico es en esencia un “acto voluntario


[es decir] es el ejecutado con discernimiento, intención y libertad”3. Esta
voluntad interna debe traducirse en una acción material que la dé a
conocer.
2) Acto lícito: el acto jurídico debe ser conforme con los preceptos del
derecho, pues no podría concebirse que el ordenamiento tutelara actos
contrarios al ordenamiento mismo. De modo que, cuando aparece en sus
elementos lo contrario a la ley, al orden público o a las buenas
costumbres, la ilicitud se comunica a todo el acto que, en consecuencia,
es inválido.
3) El fin jurídico inmediato:

el fin jurídico es la realización de un interés que la ley


considera digno de tutela, característica sobresaliente del
acto jurídico porque en ella se manifiesta el aspecto
funcional del negocio jurídico como instrumento destinado a
cumplir una función económico-social. (Leyes, s. f.,
https://goo.gl/UDASeu).

1 Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
2 Art. 259, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
3 Art. 260, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

1
Este aspecto funcional es el que permite distinguir el acto jurídico de
otros que, siendo voluntarios y lícitos, no son actos jurídicos, ya que la
voluntad no está encaminada a establecer relaciones jurídicas o no tiene
por objeto inmediato la producción de efectos jurídicos (Tagle, 2002).

Elementos esenciales

En relación con el sujeto: voluntad, capacidad, parte otorgante


y representante

En la estructura del acto jurídico, se distingue el contenido que lo integra,


conformado por las reglas establecidas por los sujetos en el ejercicio de la
autonomía privada y de los elementos que concurren a formarlo. Estos
últimos son esenciales porque, por ser tales, constituyen el negocio
jurídico. Ellos son: los sujetos, el objeto, la causa y la forma.

Diferentes personas o sujetos pueden intervenir en el otorgamiento de un


acto jurídico, por lo que corresponde distinguir entre partes, otorgantes y
representantes.

Las partes: son las personas o sujetos que, con la declaración de voluntad,
ejercen una prerrogativa jurídica que les es propia, por repercutir
directamente en su esfera de interés patrimonial o extrapatrimonial. Es
decir, son los sujetos a quienes se imputan las relaciones jurídicas que el
acto tiene por fin establecer, aquellos cuyos derechos se crean, modifican,
transfieren, extinguen, etcétera.

Los otorgantes: son quienes intervienen en la celebración de un acto


emitiendo la declaración de voluntad que conforma su contenido.
Generalmente, quien otorga el acto es la parte, pero en muchas ocasiones
ocurre que quien realiza esto es otro sujeto que obra en su representación.

Los representantes: son quienes, en virtud de una autorización legal o


convencional, emiten una declaración de voluntad en nombre, por cuenta
y en interés de otra, denominada representado. Según la naturaleza de la
autorización para obrar en nombre de otro, los representantes son legales
o voluntarios.

Ahora bien, la validez del acto jurídico en relación con los sujetos depende
de dos requisitos: a) la capacidad; b) la voluntariedad.

La exigencia de la capacidad supone la aptitud para ejercer por sí mismos


actos jurídicos válidos –capacidad de ejercicio– por lo que, tratándose de

2
una persona menor de edad, el acto será válido cuando se trate de aquel
que la ley autoriza otorgar (por ejemplo, el supuesto de que el adolescente
puede decidir por sí respecto de aquellos tratamientos que no resulten
invasivos ni comprometan su salud o provoquen un riesgo grave en su vida
o integridad física).

En cuanto a la voluntariedad, esta supone que el sujeto haya obrado con


discernimiento, intención y libertad, puesto que deben concurrir los tres
elementos integrantes de la trinidad que condicionan la voluntariedad de
los actos.

Representación. Definición. Efectos

Siguiendo a Fontanarrosa (2013), la representación surge cuando un


individuo (representante, sujeto de la declaración de voluntad) ejecuta un
negocio jurídico en nombre de otro (representado, sujeto del interés), de
modo que el negocio se considera como celebrado directamente por éste
último, y los derechos y las obligaciones emergentes del acto celebrado por
el representante pasan inmediatamente al representado.

En otras palabras, la representación implica que una persona, el


representante, que se encuentra investida de poder y autorización
suficiente, actúe frente a terceros en nombre y por cuenta ajena.

La particularidad de esta actuación se ve reflejada en la circunstancia de


que los efectos de los actos jurídicos llevados a cabo por el representante
recaen en forma directa sobre la persona del representado como si este los
hubiera ejecutado.

La regla general en materia de representación es que “los actos jurídicos


entre vivos pueden ser celebrados por representante”4. Ahora bien, como
toda regla tiene una excepción y, frente a esta posibilidad de llevar a cabo
actos jurídicos por medio de representantes, la norma limita dicha facultad
a “los casos en los que la ley exige que sean otorgados por el titular del
derecho”5; por ejemplo, los actos de última voluntad, como el testamento
(artículo 2465), o los personalísimos (artículo 55), como el matrimonio
(artículo 406).

4 Art. 358, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
5 Art. 358, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

3
Requisitos

La representación como instituto jurídico reglado en nuestro derecho debe


reunir ciertos requisitos que la hacen viable.

En primer lugar, debemos contar con una persona que actúe como
representante, a quien solo se le exige el discernimiento para celebrar los
negocios en los que interviene. Ahora bien, para que su actuación sea
legítima, se requiere que tenga facultad para representar, lo que implica
que se encuentre habilitado para ello, ya sea a través de una norma que lo
disponga (representación legal) o por la voluntad del sujeto al que
representará (representación voluntaria).

En segundo lugar, es necesario que la actuación del representante sea


conocida por los terceros en esos términos. Es decir, se requiere que los
terceros conozcan que el sujeto con el que están celebrando el negocio
jurídico actúa en nombre y por cuenta ajena, en representación de otra
persona.

En este sentido, el representante no solo debe actuar en nombre de otro,


sino que también debe hacer saber a las personas con las cuales contrata
que su actuación se lleva a cabo a los fines de satisfacer un interés ajeno, el
del representado.

Por último, la actuación del representante debe sujetarse a los límites


impuestos en el poder conferido. Dichos márgenes de actuación pueden
haber sido dispuestos tanto por la ley como por la voluntad del
representado y la actuación sin poder o en exceso de las atribuciones
conferidas traerá aparejadas las consecuencias jurídicas dispuestas en el
artículo 376 del Código Civil y Comercial de la Nación.

Clases de representación

La representación puede ser legal, voluntaria u orgánica.

 Representación legal:

La representación es legal cuando resulta de una norma de derecho, esto


es, cuando tiene su origen en la ley, cuando es la propia norma la que
dispone la actuación por medio de un representante de manera necesaria y
forzosa para integrar la capacidad de aquellos que, de hecho, no la
ostentan. A modo de ejemplo, son representantes legales los curadores
(respecto a las personas incapaces o con capacidad restringida por razones
de salud mental y los inhabilitados, como se plantea en los artículos 32, 49,
101, 102 y 138 a 140 del CCCN), los tutores (en lo referido a los niños, niñas

4
o adolescentes que no han alcanzado la plenitud de su capacidad civil
cuando no haya persona que ejerza la responsabilidad parental, como se
menciona en los artículos 104 a 137 del CCCN) y los padres (en relación con
las personas por nacer y con los menores de edad no emancipados,
propuesto en el artículo 101 del CCCN).

 Representación voluntaria:

Por otro lado, la representación puede también tener su origen en la


voluntad del representado. En efecto, esta es voluntaria cuando resulta de
un acto jurídico, lo que se refiere al apoderamiento que se manifiesta a
través de la declaración unilateral de una persona que otorga a favor de
otra un poder o una autorización para que actúe frente a terceros a
nombre y por cuenta suya. De esta manera, los efectos de los actos
jurídicos celebrados por el representante recaen en forma directa sobre el
patrimonio del representado.

 Representación orgánica. La teoría del órgano:

Desde otro costado, la representación orgánica corresponde a las personas


jurídicas, las cuales, como hemos señalado, son definidas en el artículo 141
como “todos los entes a los cuales el ordenamiento jurídico les confiere
aptitud para adquirir derechos y contraer obligaciones para el
cumplimiento de su objeto y los fines de su creación”6.

En el caso de las personas jurídicas, la particularidad se centra en el hecho


de que la teoría del órgano implica que no haya un tercero (o
representante) que actúe en nombre del ente ideal, sino que es la misma
persona jurídica la que actúa a través de su órgano de representación.

Este tipo de representación es la manera a partir de la cual las personas


jurídicas pueden vincularse y obligarse frente a los terceros, en tanto se
genera una imputación directa sobre los entes ideales por lo realizado por
sus representantes.

El artículo 359 dispone: “Efectos. Los actos celebrados por el representante


en nombre del representado y en los límites de las facultades conferidas
por la ley o por el acto de apoderamiento, producen efecto directamente
para el representado”7.

Así, el artículo establece el principal efecto de este instituto jurídico. Los


actos que se hubieran llevado a cabo por medio de un representante, en

6
Art. 141, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.
7 Art. 359, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

5
cumplimiento de los requisitos propios de esta figura (es decir, siempre y
cuando se haya actuado con facultad para representar, haciendo conocer
al tercero que se actúa por otra persona y dentro de los límites de su
actuación, ya sea dispuesta por ley o por un acto de voluntad), producen
efectos directos sobre el representado, como si este último personalmente
hubiese celebrado el acto.

En relación con el objeto: requisitos de validez

En cuanto al objeto del acto jurídico, el artículo 279 del Código Civil y
Comercial dispone que:

El objeto del acto jurídico no debe ser un hecho imposible o


prohibido por la ley, contrario a la moral, a las buenas
costumbres, al orden público o lesivo de los derechos ajenos
o de la dignidad humana. Tampoco puede ser un bien que
por un motivo especial se haya prohibido que lo sea.8

De tal modo, los requisitos del objeto de los actos jurídicos son:

 Posibilidad: el objeto del acto jurídico no debe ser imposible,


requerimiento que se predica no solo de los hechos, sino también de
los bienes. La imposibilidad para causar la nulidad del acto debe ser:
originaria, es decir, debe estar presente desde que el acto se celebró,
sin perjuicio del supuesto de convalidación previsto para los actos
jurídicos sujetos a un plazo o a una condición suspensiva (artículo 280);
absoluta, cuando el objeto es imposible para todos y no solo para el
sujeto obligado. Si la imposibilidad es parcial, el acto no es
necesariamente nulo y quien pretendió adquirir un derecho sobre un
objeto parcialmente imposible puede dejar sin efecto el contrato o
demandar la parte que existiese (artículo 1130) (Rivera y Medina,
2014).
 Determinabilidad: el objeto del acto jurídico debe ser determinado o
determinable. Este requisito surge de los artículos 1005 y 1006 del
CCCN, que regulan el objeto de los contratos. Así, es determinado
cuando legal o convencionalmente se prevén los mecanismos o las
herramientas que permitan precisarlo en el momento del cumplimiento
del acto y es determinable cuando se establecen los criterios
suficientes para su individualización. En caso de que el objeto fuera
absolutamente indeterminable, el acto podrá ser declarado nulo.

8 Art. 279, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

6
 Licitud: cuando la conducta que constituye el objeto del negocio está
prohibida, el acto tiene un objeto ilícito.
 Hechos contrarios a la moral, a las buenas costumbres y al orden
público: este recaudo impone la conformidad del objeto con la moral,
las buenas costumbres y el orden público. Generalmente, el concepto
de buenas costumbres se identifica con la moral y, respecto al orden
público, se ha entendido que es lo esencial para la convivencia, que
puede variar en el tiempo y en el espacio. En estos supuestos, la
sanción será la nulidad absoluta.
 No lesivos de los derechos ajenos a la dignidad humana: serían hechos
lesivos de los derechos ajenos, por ejemplo, los actos fraudulentos, por
lo que se debe señalar que, en tal caso, el acto es inoponible y no nulo.

Por otro lado, los hechos lesivos de la dignidad humana quedan


comprendidos entre otros supuestos, tal como los actos cuyo objeto
lesione la intimidad personal o familiar, la honra, la reputación, es decir,
cualquier derecho personalísimo.

Finalmente, el precepto mencionado prevé “un bien que por un motivo


especial se haya prohibido que lo sea”. Esto hace referencia, por ejemplo, a
las cosas muebles que no pueden hipotecarse o a los inmuebles que no
pueden prendarse. Este recaudo supone la falta de idoneidad del objeto, es
decir, la imposibilidad jurídica. Asimismo, están comprendidos en este
supuesto aquellos bienes cuya comercialización está prohibida, como las
armas, algunos medicamentos, los estupefacientes, etcétera. (Rivera y
Medina, 2014, p. 644).

Por último, debe señalarse que, si el objeto del acto jurídico no cumpliera
los recaudos señalados, podrá ser declarado nulo. La nulidad absoluta o
relativa, como ya veremos, dependerá de qué tipo de interés se vea
afectado, pues, si se perturba el interés general, será absoluta y relativa si
es particular.

En relación con la causa: causa del acto jurídico

El artículo 281 del código define la causa señalando que

La causa es el fin inmediato autorizado por el ordenamiento


jurídico que ha sido determinante de la voluntad. También
integran la causa los motivos exteriorizados cuando sean
lícitos y hayan sido incorporados al acto en forma expresa, o
tácitamente si son esenciales para ambas partes.9
9 Art. 281, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

7
Como se advierte, para el Código Civil y Comercial no solo se entiende por
causa el fin inmediato que ha sido determinante de la voluntad, esto es, sin
el cual el acto no se hubiera realizado, sino que también se les reconoce a
los motivos –móviles indirectos o remotos– la misma jerarquía, en tanto
hubieran sido incorporados al acto por las partes y hubieran sido esenciales
para su celebración.

Así, el código toma en cuenta la causa en tanto fin inmediato autorizado


por el ordenamiento jurídico que ha sido determinante de la voluntad,
como así también los motivos exteriorizados cuando sean lícitos y hayan
sido incorporados al acto en forma expresa o, tácitamente, si fueran
esenciales para ambas partes (Benavente, 2014).

La causa es un elemento esencial del negocio jurídico, lo que surge de los


artículos 1013 y 1014 del código. Estos artículos reafirman los principios de
necesidad de causa, que debe existir en la formación, tiene que subsistir
durante su celebración y debe mantenerse durante la ejecución del
contrato, determinando que la falta de causa implicará, según los casos, la
nulidad, la adecuación o la extinción del contrato. Asimismo, el artículo
1014 sanciona con nulidad a todo contrato que posea una causa contraria a
la moral, al orden público o a las buenas costumbres. Esta sanción se
extiende al supuesto en que ambas partes hubieran concluido dicho
contrato por un motivo ilícito o inmoral; deja a salvo el caso en que, si solo
una de ellas hubiera obrado por un motivo ilícito o inmoral, esta carecerá
de derecho a invocarlo frente a la otra parte, pero la parte inocente podrá
reclamar lo que ha dado sin la obligación de cumplir lo que ha ofrecido.

Presunción. Acto abstracto

El artículo 282 del Código Civil y Comercial introduce el principio de


presunción de causa, según el cual el acto es válido, aunque la causa –o el
final– no esté expresada o sea falsa, pero esté fundada en otra verdadera.

Así, el precepto consagra que se presume la existencia de causa, aunque


esta no esté explicitada en el negocio, mientras no se demuestre lo
contrario.

Por otro lado, el mencionado artículo establece que el acto es válido sin
importar que la causa sea falsa si esta se funda en otra verdadera. De tal
forma, la falsedad de la causa no provoca por sí misma la invalidez del
negocio, sino que invierte la carga de la prueba. Acreditado que la causa es
falsa, quien pretende mantener el acto deberá probar que el negocio tiene
causa y que ella es lícita.

8
En relación con el acto abstracto previsto en el artículo 283 del CCCN,
debemos señalar que “es aquél en el cual la causa no está presente o
visible y, en principio, no influye en su validez o eficacia” (UniversoJus.com,
2015, https://goo.gl/DMYy4w), pero no significa que no la haya.

En los actos causados, la carencia, ilicitud o falsedad de causa determina su


invalidez; en los abstractos, esas circunstancias no juegan inicialmente
cuando el acreedor pretende el cumplimiento –es decir, el deudor no
podría invocarlas como defensas frente a la acción del acreedor–, pero una
vez que ha pagado lo que se le reclamaba, puede accionar contra el
acreedor para obtener la restitución de lo pagado… No se trata de que el
acto abstracto carezca de causa fin…, sino que lo relativo a ella no obsta al
éxito de un reclamo del acreedor fundado en un título [suficiente, lo que
será debatido con posterioridad e independientemente de aquel reclamo].

Se cita como ejemplo el caso del firmante de un título circulatorio


comercial, como un cheque, pagaré o una acción de sociedad anónima,
especialmente cuando son al portador, cuya negociación se efectúa en
instrumentos en los que no consta la causa y su circulación va a tener
eficacia con prescindencia de la causa (Marino, 2015).

En relación con la forma: noción

La forma como elemento esencial del acto jurídico es el modo de


exteriorización de la voluntad o de las voluntades jurídicas, es el elemento
exterior y sensible por el que se manifiesta el contenido inmaterial,
orientado a producir efectos jurídicos (Tagle, 2002).

La forma en sentido estricto, que puede ser impuesta o legal, es el


conjunto de las prescripciones de la ley respecto de las modalidades que
deben observarse en la celebración de ciertos actos jurídicos bajo la pena
de invalidez.

Como veremos más adelante, hay supuestos en que la ley establece el


modo en el que debe manifestarse la voluntad para la trascendencia
jurídica del acto, mientras que en otras circunstancias se admite que los
particulares elijan libremente la forma en la que han de expresar su
voluntad.

9
Elementos accidentales

Las modalidades. Enumeración

Se denominan modalidades o elementos accidentales del acto jurídico a


aquellas disposiciones accesorias introducidas por las partes que modifican
los efectos normales del tipo legal y subordinan la adquisición de un
derecho a un acontecimiento futuro o la resolución de un derecho ya
adquirido; de este modo, postergan su exigibilidad o imponen un deber
jurídico excepcional y accesorio al adquirente de un derecho.

Las modalidades que las partes pueden introducir, en conformidad con la


autonomía de la voluntad, a los actos jurídicos son: a) condición; b) plazo;
c) cargo.

La condición. Definición. Clases. Efectos

El artículo 343 del CCCN establece:

Alcance y especies. Se denomina condición a la cláusula de


los actos jurídicos, por la cual las partes subordinan su plena
eficacia o resolución a un hecho futuro e incierto.

Las disposiciones de este capítulo son aplicables, en


cuanto fueran compatibles, a la cláusula por la cual las
partes sujetan la adquisición o extinción de un derecho a
hechos presentes o pasados ignorados.10

Concepto

El artículo en comentario define la condición como la cláusula por la que


las partes subordinan su plena eficacia o resolución a un hecho futuro e
incierto. De este concepto, surgen los caracteres de la condición: a) debe
ser un hecho futuro, b) incierto.

a) El acontecimiento al que se subordina la eficacia o la resolución de un


derecho ya adquirido debe ser incierto, contingente, que puede o no

10
Art. 343, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

10
llegar a suceder, que es una característica esencial y propia de la
condición que la distingue del plazo, que es también un hecho futuro
pero necesario o fatal.
b) Además, el hecho previsto como condición ha de ser futuro, lo que le
da incertidumbre. “Si se tratara de un hecho pasado o presente no
habría incertidumbre. Aunque puede ocurrir que las partes ignoren que
el hecho ya ha ocurrido; aquél sería incierto subjetivamente, pero ello
no basta para que exista condición” (Dutti, 2011,
https://goo.gl/8RZ3Hd).

Clases de condición

El mencionado artículo refiere en su título a especies de condición,


aludiendo tanto a la condición suspensiva como a la resolutoria.

La condición suspensiva supedita la plena eficacia de la relación jurídica a la


realización de un hecho futuro e incierto previsto como condición, con lo
cual se origina un derecho eventual, ya que si la condición no se cumple, el
acto jurídico no podrá perfeccionarse. Es decir, cuando la condición es
suspensiva, el acto no produce sus efectos sino a partir del momento en
que aquella se cumple.

Por el contrario, la condición es resolutoria cuando lo que depende del


hecho incierto y futuro es la extinción del derecho ya adquirido. Ello
implica que los efectos del acto comienzan a producirse desde el momento
mismo de la celebración del acto, pero cesan si la condición no tiene lugar.

Por su parte, el artículo 344 del CCCN prevé las condiciones prohibidas,
disponiendo la nulidad del acto jurídico cuando se haya establecido sujeto
a un hecho imposible, contrario a la moral y a las buenas costumbres,
prohibido por el ordenamiento jurídico o que dependa exclusivamente de
la voluntad del obligado.

Además, establece que “la condición de no hacer una cosa imposible no


perjudica la validez de la obligación, si ella fuera pactada bajo modalidad
suspensiva”11, pues ello supone que, en definitiva, nada se ha constituido y
tal obligación se considera pura y simple, sin que nada pueda afectar su
existencia. Cabe señalar que, si se hubiera pactado una obligación de no
hacer una cosa imposible como condición resolutoria, esta anula aquella.

Finalmente, la norma prevé que se tendrán “por no escritas las condiciones


que afecten de modo grave las libertades de la persona, como la de elegir

11 Art. 344, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

11
domicilio o religión, o decidir sobre su estado civil”12. Por esto, se entiende
que el dispositivo es meramente enunciativo y, por lo tanto, comprensivo
de otros casuismos que impliquen afectar las libertades individuales.

Efectos

De acuerdo con el artículo 346 del CCCN, la regla general es que la


condición cumplida (sea esta suspensiva o resolutoria) produce efectos
hacia el futuro, lo que implica que el acto jurídico, bajo la modalidad
suspensiva, cobrará eficacia el día del suceso previsto como condición. En
el caso del negocio jurídico sujeto a la condición resolutoria, una vez
producido el acontecimiento, se extinguirán los efectos a partir de ese
momento.

La excepción es que las partes modifiquen libremente dicho efecto hacia el


futuro, dándole a la condición –suspensiva o resolutoria– efectos
retroactivos.

Conforme con el artículo 348 del código, el cumplimiento de la condición


suspensiva convierte en puro y simple el derecho del acreedor. Esa
conversión produce efectos desde el momento mismo en que se cumple la
condición.

En otras palabras, una vez acaecido el hecho futuro e incierto previsto


como condición suspensiva, el sujeto que tenía un derecho eventual pasa a
tener un derecho efectivo; por ende, podrá hacer valer las prerrogativas
que ese derecho conlleve, de acuerdo con la naturaleza, los fines y el
objeto del negocio jurídico celebrado.

En tanto, en el caso del acto sujeto a una condición resolutoria, con esta
cumplida, se produce el aniquilamiento del derecho constituido. Es decir,
desaparecen los efectos jurídicos del negocio para el futuro, en virtud del
artículo 346 de este cuerpo legal y, consecuentemente, la otra parte pasa a
ser titular de este nuevo derecho, pudiendo exigir todas las facultades que
ese derecho le genera, de acuerdo con la naturaleza, los fines y el objeto
del acto jurídico.

Ahora, si las partes hubieran pactado libremente dar un efecto retroactivo,


en el caso de la condición suspensiva, el derecho se adquiere desde la
fecha de la celebración del acto y, en el caso de la condición resolutoria, el
derecho se extingue, considerándose como si nunca hubiese existido.

12
Art. 344, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

12
El plazo. Noción. Especies. Efectos. Caducidad

Concepto de plazo y caracteres

El plazo es “la fijación en el tiempo del momento a partir del cual el acto
jurídico comenzará a producir efectos, o dejará de producirlos”
(Bustamante, 2005, p. 228).

El plazo es la modalidad de los actos jurídicos por la cual las partes


subordinan la exigibilidad o la aniquilación de los derechos a un
acontecimiento que es futuro, pero que fatalmente se ha de producir. El
hecho previsto como plazo debe reunir los siguientes caracteres: a) ha de
ser un hecho futuro; b) ha de ser un hecho fatal.

En este sentido, tanto el plazo como la condición refieren a


un hecho futuro, aunque, a diferencia de la condición, en la
que el suceso es contingente (es decir, que no se sabe si se
va a producir), en el plazo, el acontecimiento debe
fatalmente ocurrir. (Leyes, s. f., https://goo.gl/UDASeu).

Especies

El plazo puede ser: a) suspensivo o extintivo; b) cierto o incierto; c)


indeterminado.

a) El plazo suspensivo es el que produce la postergación o difiere la


exigibilidad de la obligación hasta el acaecimiento del término, por
ejemplo, la obligación de pagar una suma de dinero en el término
de noventa días; el extintivo o resolutivo es el que limita hasta
cierto momento los efectos del acto, como por ejemplo la
obligación de restituir la cosa locada al vencimiento del contrato de
arrendamiento.
b) El plazo cierto es aquel en el cual el día, el mes y el año del
vencimiento están predefinidos de antemano; por el contrario, es
incierto cuando el día del vencimiento se ignora y no se sabe
cuándo ocurrirá (por ejemplo: te pagaré cuando Pedro muera; en
algún momento Pedro morirá y, por lo tanto, el hecho va a ocurrir,
pero no se sabe cuándo).
c) El plazo es indeterminado cuando no está definido en el acto, por lo
que deberá “el juez determinar la fecha de cumplimiento en el
marco del proceso más breve que prevea la ley adjetiva local”
(Leyes, s. f., https://goo.gl/UDASeu) (arts. 2559, 871, 887 y cons. del
Código Civil y Comercial).

13
Efectos

La diferencia entre la condición y el plazo es que, mientras los derechos


condicionales son eventuales, pues su misma existencia está pendiente de
definición –condición suspensiva– o amenazada –condición resolutoria–,
los derechos sujetos a plazo son efectivos, pues no hay duda sobre su
existencia, aunque el titular deba esperar cierto tiempo para entrar en el
pleno ejercicio de sus prerrogativas o estas estén limitadas en el tiempo.

El plazo, al igual que la condición, opera sus efectos hacia el futuro a partir
de su vencimiento, por lo que deja subsistentes las consecuencias ya
producidas.

Tabla 1

Condición Plazo
Es la cláusula por la que Es la modalidad de los
las partes subordinan la actos jurídicos por la cual
plena eficacia o las partes subordinan a
resolución a un hecho un acontecimiento
Concepto futuro o incierto (no se futuro, pero que
sabe si ocurrirá). fatalmente se producirá
la exigibilidad o
aniquilación de los
derechos.
Clases La condición puede ser El plazo puede ser
suspensiva o suspensivo o extintivo;
resolutoria. cierto e incierto e
indeterminado.

Efectos Los derechos Los derechos sujetos a


condicionales son plazo son efectivos, pues
eventuales pues la no hay duda sobre su
existencia está existencia, aunque el
pendiente de titular deba esperar
definición. cierto tiempo para entrar
Opera hacia el futuro. en el pleno ejercicio de
sus prerrogativas.
Opera hacia el futuro.

Fuente: Tagle, 2002, p. 42.

El artículo 353 del CCCN establece los distintos supuestos en los que, aun
con el cumplimiento del plazo pendiente, la ley determina su decaimiento,
es decir, que el deudor no puede invocar la pendencia del plazo. Los
distintos casos son:

14
 Si se ha declarado su quiebra: ello así, pues la quiebra produce el
vencimiento de todos los plazos de las obligaciones del fallido.
 La disminución, por acto propio del deudor, de las seguridades
concedidas al acreedor para el cumplimiento de la obligación también
genera la caducidad del plazo, pues el deudor a través de estos hechos
pone en peligro el pago de la acreencia. Por ejemplo, si el deudor había
constituido caución real o personal para garantizar el cumplimiento de
la obligación y luego las revoca.
 Si el deudor no ha constituido las garantías prometidas: este supuesto
prevé, por ejemplo, la hipótesis de que si el deudor se comprometió a
otorgar una determinada garantía, sea esta personal –como una fianza
o un aval– o real –como una prenda, una hipoteca o una anticresis–, y
omite constituirlas a los fines de asegurar la acreencia.

El cargo. Definición. Efectos. Transmisibilidad

El artículo 354 dispone:

Cargo. Especies. Presunción. El cargo es una obligación


accesoria impuesta al adquirente de un derecho. No impide
los efectos del acto, excepto que su cumplimiento se haya
previsto como condición suspensiva, ni los resuelve, excepto
que su cumplimiento se haya estipulado como condición
resolutoria. En caso de duda se entiende que tal condición
no existe.13

Concepto y caracteres

“El cargo es la obligación accesoria y excepcional que se impone al


adquirente de un derecho. Por ejemplo, el legado con el cargo de
mantener a ciertos parientes del testador” (Llambías, Benegas y Sassot,
1997, p. 223).

En relación con los caracteres del cargo, es importante señalar: a) es una


obligación que grava a una de las partes interesadas; b) es una obligación
accesoria a la adquisición de un derecho, es decir, que está anexado al
derecho al cual accede, de manera tal que no es posible obtenerlo sin

13Art. 354, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

15
asumir el cargo que importa y, por ende, actúa como un límite al beneficio
del adquirente del derecho; c) es excepcional, esto es, que no deriva
ordinariamente del acto jurídico realizado, sino que es la voluntad del
enajenante quien dispone la vinculación entre el derecho principal y el
cargo (Llambías, 2004).

Efectos

El principio general es que el cargo es simple, lo que significa que el


incumplimiento del cargo faculta al respectivo acreedor para el ejercicio de
las medidas compulsivas pertinentes. Pero dicho incumplimiento no afecta
la adquisición del derecho, ya que, si esto ocurre, no se tratará de un cargo,
sino de una condición.

La excepción a dicha regla está dada para aquellos casos en los que el cargo
se hubiera estipulado como condición suspensiva o resolutoria.

En el primer caso, el incumplimiento del cargo impedirá que se puedan


cometer los efectos normales del acto jurídico hasta tanto no se cumpla
con el cargo; en el segundo, si el adquirente del derecho principal no
efectúa la obligación que le fue impuesta como accesoria, se le cancelará el
derecho adquirido.

El principio general que gobierna el instituto es que la inejecución del cargo


en nada afecta el derecho principal, salvo los casos en que se hubiere
estipulado como cargo condicional suspensivo o resolutorio. Pero, fuera de
esos casos, el cargo en su dinamismo ordinario no influye en la pérdida del
derecho al cual accede (Llambías, 2004).

La transmisibilidad del cargo

La regla es que el cargo sea transmisible a los sucesores del obligado, ya


sea por actos entre vivos o por causa de muerte; consecuentemente, el
sucesor resulta obligado a cumplir el cargo aún no ejecutado.

Sin embargo, no es transmisible si el cargo solo puede ser ejecutado por


quien fue obligado inicialmente a cumplirlo. Es decir, este es intransmisible
cuando es inherente al obligado, puesto que se han tenido en cuenta sus
calidades personales. En efecto, en el caso de que el deudor fallezca y no
hubiera cumplido el cargo, la adquisición del derecho queda revocada y los
bienes retornan al titular originario o a sus herederos. Ello significa que los
cargos intransmisibles son siempre resolutorios, habiéndose efectuado la
enajenación del derecho principal bajo la condición resolutoria de que este
no se consume (Llambías, 2004).

16
Efectos de los actos jurídicos

Noción

El acto o el negocio jurídico es el instrumento que la ley acuerda con los


particulares para establecer las relaciones de derecho adecuadas a la
reglamentación de sus intereses, en orden a satisfacer la finalidad
económico-social, según el tipo de negocio del que se trate. Las relaciones
jurídicas que se crean, se modifican o se extinguen por medio del acto
jurídico constituyen los efectos propios del negocio.

Efectos objetivos

Bajo el aspecto objetivo, los efectos propios del acto jurídico son los que
corresponden a la finalidad típica del negocio. Así, por ejemplo, es un
efecto propio de la compraventa la transmisión de la propiedad de la cosa
vendida, la obligación del vendedor de entregar la cosa y la obligación del
comprador de pagar el precio.

Dentro de los efectos, desde el punto de vista objetivo, se pueden


distinguir los efectos esenciales, los naturales y los accidentales.

Los esenciales son los que la ley establece como propios o característicos
del tipo legal realizado y no pueden ser modificados por las partes, como
ser la transmisión del dominio en la compraventa.

Los naturales son aquellos que, no obstante haber sido establecidos por
ley, pueden ser dejados sin efectos por las partes, como ser los vicios
redhibitorios en los contratos onerosos.

Los accidentales son aquellos efectos que no fueron previstos por la ley
como propios del acto, pero fueron establecidos por las partes, como ser el
pacto de retroventa, la condición, el plazo, etcétera (Tagle, 2002).

Efectos subjetivos: entre partes, sucesores universales,


singulares y terceros

Desde el aspecto subjetivo, la consideración de los efectos del acto jurídico


apunta a determinar a las personas cuyas esferas de interés quedan
comprometidas en forma activa o pasiva con la celebración del acto
jurídico, es decir, a quienes estos alcanzan.

17
El principio general es que el negocio, en principio, solo produce efectos
entre las partes y sus sucesores universales y no puede aprovechar o
perjudicar a las personas ajenas del acto, que reciben el nombre de
terceros.

Esta regla surge de los artículos 1021 y 1024 del CCCN. El primero expresa
que: “El contrato sólo tiene efecto entre las partes contratantes, no lo
tiene con respecto a terceros, excepto en los casos previstos por la ley”14.
El segundo propone:

Los efectos del contrato se extienden, activa y pasivamente,


a los sucesores universales, a no ser que las obligaciones
que de él nacen sean inherentes a la persona, o que la
transmisión sea incompatible con la naturaleza de la
obligación, o esté prohibida por una cláusula del contrato o
la ley.15

Sucesores

Se denomina sucesores a “las personas a las cuales se transmiten los


derechos de otras personas, de tal manera que en adelante pueden
ejercerlos en su propio nombre”16.

Según el origen de la transmisión, la sucesión es legal o voluntaria. La


primera deriva de la ley, que opera a favor de los herederos legítimos del
causante; la segunda, de la voluntad del individuo en cuyos derechos se
sucede.

Ahora bien, según la causa en virtud de la cual opera la transmisión, la


sucesión es mortis causa, la que tiene lugar en razón de la muerte del autor
de ella, o entre vivos, a través de un acto jurídico traslativo de derecho,
como la compraventa o la cesión de créditos.

Según la extensión del título, la sucesión es universal o singular. La primera


supone que al heredero se le transmite la universalidad o una parte
indivisa de la herencia; mientras que, si es singular, el legatario recibe un
bien particular o un conjunto de ellos (arts. 400 y 2278 del CCCN).

14 Art. 1021, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
15 Art. 1024, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.

18
En relación con los sucesores universales, estos “tienen todos los derechos
y acciones del causante de manera indivisa, con excepción de los que no
son transmisibles por sucesión”17, como por ejemplo los derechos
personalísimos y los derechos de familia, entre otros.

Respecto de los sucesores singulares, en principio, estos revisten la calidad


de terceros como regla, más allá de que se reconocen excepciones. Por
ejemplo, alcanzan al sucesor particular ciertas relaciones jurídicas
establecidas por el transmitente cuando la ley así lo dispone, como en el
caso de la locación, en el que debe respetarse el derecho del locatario a
permanecer en el uso y goce de la cosa arrendada que se transmite al
adquirente del inmueble (art. 1189 CCCN). Asimismo, a quien adquiere un
inmueble se le transmiten las cargas reales que gravan la cosa –como la
hipoteca, la prenda, el usufructo, etcétera– al sucesor particular de quien
adquiere un inmueble, con lo cual este queda obligado personalmente con
la cosa transmitida.

Situación legal de los terceros

Por su parte, el artículo 1022 establece que “El contrato no hace surgir
obligaciones a cargo de terceros, ni los terceros tienen derecho a invocarlo
para hacer recaer sobre las partes obligaciones que éstas no han
convenido, excepto disposición legal”18.

Así, los contratos tienen efectos indirectos hacia personas ajenas al


contrato, como por ejemplo los acreedores de las partes, que son terceros
interesados.

17 Art. 2280, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina.
18 Art. 1022, Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación

Argentina.

19
Referencias
Benavente, M. I. (2014). Los hechos y actos jurídicos en el Código Civil y
Comercial de la Nación. Suplemento Especial. Nuevo Código Civil y
Comercial, 19.

Bustamante, J. H. (2005). Manual de derecho civil. Córdoba, AR:


Advocatus.

Dutti, A. (2011). Tratado de derecho civil. Parte general. Tomo II.


Recuperado de https://www.monografias.com/trabajos87/tratado-
derecho-civil-parte-general-tomo-ii/tratado-derecho-civil-parte-general-
tomo-ii8.shtml

Fontanarrosa, R. O. (2013). Apuntes para una teoría general de la


representación con especial referencia a la materia comercial. DCCyE, 319.

Ley N.° 26994. (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable


Congreso de la Nación Argentina.

Leyes, A. M. (s. f.). Integración de ramas del derecho privado [Material de


estudio]. Recuperado de https://filadd.com/visor-documentos/PRIVADO-I-
(1)-Dra.-Leyes.pdf/4808

Llambías, J. (2004). Código Civil. Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

Llambías, J., Benegas, P. Y Sassot, R. (1997). Manual de derecho civil,


obligaciones (11.a ed.). Buenos Aires, AR: Abeledo Perrot.

Rivera, J. C. y Medina, G. (Eds.). (2014). Nuevo Código Civil y Comercial de


la Nación, comentado por especialistas. Buenos Aires, AR: La Ley.

Tagle, M. V. (2002). Derecho Privado. Parte general (vol. 3). Córdoba, AR:
Alveroni.

UniversoJus.com. (2015). Art. 283 del Código Civil y Comercial comentado.


Recuperado de http://universojus.com/codigo-civil-comercial-
comentado/articulo-283

20

S-ar putea să vă placă și