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Sinopsis

La madre de Rose y el padre de Joshua han desaparecido. Las investigaciones


policiales no han ido a ninguna parte y el caso, al parecer, está cerrado: Rose y
Joshua han estado diciendo que la policía cree que sus padres están muertos. Pero
mantienen la esperanza de que aún estén vivos.

Joshua está determinado a seguir su propia investigación, que incluye trabajar


tratando de descifrar el significado de los crípticos Cuadernos, los Cuadernos de
Asesinatos, que han descubierto. Entonces Rose se distrae por los extraños,
desesperados mensajes que recibe de Rachel, su ex mejor amiga de la escuela,
seguido de las terribles noticias de que Rachel está muerta. Pero quizás la muerte
de Rachel proporcionará una pieza más en el rompecabezas de lo que le ha pasado
a los padres de Rose y Joshua…

Un thriller tenso y veloz en la serie The Murder Notebooks, de una aclamada


escritora para adolescentes.

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Índice
Sinopsis Doce Veinticuatro

Uno Trece Veinticinco

Dos Catorce Veintiséis

Tres Quince Veintisiete

Cuatro Dieciséis Veintiocho

Cinco Diecisiete Veintinueve

Seis Dieciocho Treinta

Siete Diecinueve Sobre la autora

Ocho Veinte Otros libros de la


saga
Nueve Veintiuno
Staffs
Diez Veintidós

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Créditos

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Once Veintitrés
Uno
Traducido por Btaalejandra.

Corregido por Bibliotecaria70

Rose se estaba escondiendo. Estaba oscuro, fresco y se encontraba en la entrada de


un negocio observando fijamente a dos personas del otro lado de la calle. La calle
estaba atestada y una corriente de personas pasaba sin notarla, envueltas en contra
del aire frío de la noche. Podía ver nubes blancas de aliento saliendo de sus bocas y
escuchar sus charlas excitantes mientras hablaban de sus planes para la noche.

Mantuvo sus ojos en la pareja.

El chico era su hermanastro, Joshua. Estaba parado afuera de una puerta junto a
una cafetería llamada “Lechuga y otras cosas”. Frente a él estaba una chica que
Rose jamás había visto. Era más baja que Joshua y vestía una especie de abrigo de
lana con la capucha baja. Su cabello rubio caía sobre sus hombros, y lo estaba
mirando fijamente, aparentemente embelesada. Ver eso le dio a Rose un dolor de
garganta.

Acababan de irse a las siete y ella se dirigía hacia el apartamento de Joshua. Lo


había arreglado para comer con él y Skeggsie, su compañero. Lo había estado
esperando con ansías y se apuró para llegar a tiempo. Era temprano de hecho, pero
sabía que no importaría. A Joshua y Skeggsie no les molestaría a qué hora llegaba.

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Se sentaría en la mesa de la cocina mientras ellos cocinaban y hablaban. Cuando
Joshua la había invitado había dicho que quitarían un tema específico. Iban a
intentar con todas sus fuerzas no hablar sobre Los Cuadernos. Los cuadernos los
habían consumido, pero ahora era tiempo de que sus vidas volvieran a la
normalidad después de lo que habían sido unas dramáticas semanas.

Caminando por Camden High Street había estado contenta de ver a Joshua en la
calle fuera de su departamento. Era casi como si él hubiera tenido la sensación de
que ella estaba llegando. Estaba lista para sonreír y apurar el paso, pero una
extraña había salido por la puerta delantera.
Una chica.

Rose se detuvo de golpe y observó cómo unos segundos después Joshua se unía
a la chica. Rose cruzó la calle al otro lado y siguió caminando hasta que vio el
descanso de la entrada de un negocio. Se paró encima y los miró hablar.

Cinco minutos pasaron y aún continuaban hablando.

Se enojó consigo misma por no caminar directo hasta Joshua y decir, Hola Josh, y
Hola a la chica y luego subir las escaleras para ver a Skeggsie. Ahora se sentiría
avergonzada. Levantó la vista al primer piso del edificio. Medio que esperaba ver
el rostro de Skeggsie en una de las ventanas mirándola. No había nada, en
realidad; tan solo la luz cálida amarilla de la cocina. Debería estar ahí arriba ahora.

Metió sus manos en los bolsillos airadamente. En uno de ellos sintió el borde de
un sobre presionando contra su piel. Era una carta que había estado acarreando
encima todo el día. Su abuela, Anna, se la había entregado cuando se fue a la
universidad. Cuando se dio cuenta que era una carta de su antigua escuela,
Instituto Mary Linton, se había sentido inquieta de inmediato. La había metido en
el bolsillo de su chaqueta con la intención de abrirla más tarde cuando tuviera
tiempo, cuando estuviera lista. La había dejado allí todo el día. No la había olvidado
del todo. Estuvo zumbando dentro de sus pensamientos todo el día, una presencia
molesta y persistente. Fue solo cuando partió hacia lo de Joshua que se esfumó de
su cabeza.

Ahora estaba en su bolsillo sin abrir, silenciosa, portando algún tipo de mensaje

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que particularmente no quería oír. Reconocía la escritura por lo que sabía

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exactamente quien la había enviado.

Dejó que sus dedos vagaran por ella y sintió el papel de lino que el Instituto
Mary Linton utilizaba de papelería. Le hizo recordar de repente las oficinas de la
escuela, el lugar donde ibas si tenías consultas sobre las visitas de tus padres o si
fuiste elegido para un viaje fuera de los límites de la escuela. Las mesas en la sala
de espera tenían papeles secantes gruesos y pequeños soportes de madera para
cartas con membretes y sobres. El papel era de color celeste y parecía lujoso. Los
sobres eran finos y largos y con un borde abierto. Tenían que cerrase lamiendo el
pegamento. La papelería era como el Internado: fuera de estilo y costosa.
Rose se dio cuenta que la chica hablando con Joshua estaba parada más cerca de
él. No había espacio en absoluto entre ellos. Se veía como si fuera a besarlo. Le
llevaría un segundo ponerse de puntillas y posicionar su cabeza a la de él. O él tan
solo bajaría su cabeza y pondría sus labios sobre los de ella. Rose mantuvo el
aliento. El tráfico se detuvo y aunque la gente continuaba pasando frente a ella
desdibujada, estaba demasiado compenetrada en las dos personas del otro lado de
la calle.

Sintió su corazón retorcerse. ¿Se iban a besar?

No lo hicieron. Segundos después la chica se separó y se fue caminando y Rose


sintió una oleada de alivio. Sus ojos siguieron a la chica mientras zigzagueaba
entre otros peatones y finalmente desapareció. Del otro lado de la calle, la puerta
del apartamento de Joshua y Skeggsie se estaba cerrando. Movió sus hombros,
relajando sus tensos músculos.

Rose, Rose, pensó, ¡que te sucede!

Joshua abrió la puerta y le sonrió.

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—Justo a tiempo —dijo.

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Entró y sintió el calor del apartamento. Frente a ella había una escalera
empinada y siguió a Joshua hasta que alcanzó un pequeño rellano. El olor a
comida estaba en el aire.

Skeggsie apareció. Tenía un delantal sobre su camisa, corbata y pantalones. Sus


gafas de marco negro lo hacían parecerse a un científico, pero era un estudiante de
arte, aunque no se parecía a cualquier otro artista que jamás se hubiera imaginado.
Su rostro estaba rojo y en una mano tenía un inhalador para el asma y en la otra
una espátula. No dijo hola, ni la llamó por su nombre, simplemente dijo:
—La comida está lista.

Cuando Rose y Joshua lo pasaron, uso el inhalador.

—No mezcles esos, Skeggs —dijo Joshua.

Skeggsie sonrió. Rose miró a Joshua. Que Skeggsie disfrutara una broma no era
algo que se viera con regularidad.

Comieron con hambre. Nadie mencionó los cuadernos. Era la primera vez en
semanas que no había sido el tema principal de conversación entre ellos. Hacía
calor en la angosta cocina y Rose se quitó su jersey, colgándolo detrás de su silla. El
tatuaje de mariposa en su antebrazo resaltaba y se concentró en él por un
momento. Se había curado por completo y se veía como si hubiera estado allí todo
el tiempo. Una mariposa Morpho azul. Un recuerdo de su madre, a quien no veía
desde hace cinco años.

Skeggsie estaba hablando sobre el curso de animación que estaba haciendo en la


universidad y de los planes que tenía de hacer una película corta. Joshua asentía y
agarraba su pollo con los dedos. Tenía sus mangas remangadas y su camisa
desabotonada mostrando una camiseta gris. Observó su pecho. Allí, debajo de la
camiseta, en el lado izquierdo de sus costillas estaba su tatuaje de mariposa. La
primera vez que se lo había mostrado, lo había recorrido con sus dedos, sintiendo
el delineado de la imagen. Se preguntó si él se sentaba frente al espejo y miraba el
delicado dibujo impreso en su piel; más largo y más dramático que el de ella. Se lo
imaginó observándolo y pensando en su padre Brendan, quien no había visto en

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cinco años.

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La voz de Skeggsie interrumpió sus pensamientos.

—¡Así que este tipo en la Universidad va a colaborar conmigo en la película! —


dijo.

Rose y Joshua se miraron inmediatamente. Skeggsie tenía un amigo. Alguien en


la universidad que le caía bien y en quien confiaba lo suficiente para trabajar
juntos. Joshua leyó sorpresa en el rostro de Rose e hizo un leve encogimiento de
hombros como si dijera, es la primera vez que escucho sobre esto, mientras Skeggsie
continuaba hablando acerca de Pixar y las técnicas de animación clásicas de Disney
y las francesas.

Más tarde comieron porciones de pastel de queso y parecía como si la


conversación se hubiera apagado. Este era el momento en el que tal vez hubieran
caído en las idas y vueltas de los cuadernos como habían hecho durante semanas.
En su lugar se sentaron en silencio y Rose comió su tarta de queso, una cucharada
a la vez.

—¿Quién era la chica que vi antes, saliendo por la puerta delantera?

Se odiaba a si misma por preguntar.

—Esa era Clara, de la uni.

¿Es tu novia?

—¿Está en tu curso?

Joshua asintió.

—Clara es un nombre raro —dijo Rose a la ligera—. ¿Es la abreviatura de qué?

—Ni idea —dijo Joshua, recostándose y poniendo ambas manos sobre su


estómago, como si estuviera lleno.

Cuando terminaron de comer ayudó a Skeggsie a lavar los platos y los puso en
sus lugares asignados. Luego decidió regresar a casa de su abuela.

—Grandiosa comida, Skeggsie —dijo, agarrando su chaqueta y su cartera.

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—Te acompaño a la estación —dijo Joshua.

—No es necesario.

—No me importa.

—Soy una chica grande. ¡Puedo caminar por las calles de Londres por mí
misma!

Habló un poco más brusca de lo que había querido y Joshua lanzó sus manos al
aire a la defensiva.
—Lo lamento —dijo, bajando las escaleras.

La puerta delantera no estaba cerrada. Se estaba acostumbrando a esto. Skeggsie


quien antes había estado paranoico acerca de tener la puerta cerrada cada vez que
alguien entraba, se había relajado de alguna manera.

—¿Skeggsie está mejor con la puerta? —dijo, su voz un poco más baja en caso de
que pudiera oírla.

Joshua asintió.

—Además tiene este amigo nuevo en la Universidad. Parece que finalmente está
saliendo de su caparazón.

—Ah.

Le había llevado a Rose un tiempo acostumbrarse a Skeggsie y aún no estaba del


todo segura sobre él. Pero era amigo de Joshua, y tenía que aceptarlo como era.

—¿Vas a algún lado este fin de semana? —dijo Joshua.

—Tengo que ponerme al día con un montón de trabajo, ¿tú?

—Hay una cosa en la uni a la que tal vez vaya.

¿Iba a ir con Clara?

—Te mandaré un mail. Tal vez pase el domingo o algo así.

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Se detuvo un momento.

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—Nos la arreglamos para no hablar sobre los cuadernos.

Él asintió.

—No significa que no estuviéramos pensando en ellos.

—No —dijo.

Él agarró su mano y la apretó. Ella sonrió y luego salió a la calle saludándolo


con la mano. Caminando cerró sus dedos, imaginando por un instante como
hubiera sido devolverle el apretón. Sacudió la cabeza ante su propia estupidez y se
dirigió hacia la estación.

Abrió la puerta de la casa de su abuela y entró al vestíbulo. Llamó, sin esperar


respuesta. Anna había estado fuera bastante tiempo en el último par de semanas y
significaba que Rose tenía la casa para sí misma. Subió directa las escaleras hacia
su habitación y dejó la chaqueta en una silla como si nada. Luego recordó la carta
del Instituto Mary Linton que aún tenía que abrir.

Buscó en el bolsillo de su chaqueta y la sacó.

Era de parte de Rachel Bliss.

Querida Rose,

Te sorprenderá recibir esta carta de mi parte, pero no tengo a nadie más a quien recurrir.
Tuvimos nuestros malos momentos en el pasado, pero ahora soy una persona diferente y
quiero que sepas que lamento cualquier daño que te haya causado.

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Estoy escribiendo porque algo horrible me está sucediendo. Es difícil de explicar. No lo
comprendo ni yo. Eres la única persona a quien puedo recurrir, la única persona en quien

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confiar.

Esto no es un llamado de atención, te lo prometo. Tengo esta terrible sensación de que


algo malo va a suceder.

Por favor llámame.

Te caí bien una vez. Por favor no me decepciones.

Rachel.
Rose la releyó tres veces.

Frunció el ceño y arrugó la carta en una pelota ajustada.

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Página
DOS
Traducido por PrisAlvS

Corregido por Pily

Rose pasó la mañana del sábado en su computadora portátil. Intentaba ponerse al


día con el trabajo. Semanas atrás pasó un tiempo sin ir a clases y se perdió algunas
fechas de entrega. Era importante que retomara el paso. Tenía tareas de inglés por
terminar y algo de preparación para arte. Además, debía leer y tomar notas para
historia y leyes. Todo se había quedado atrás y, en lugar de ser una de las mejores
estudiantes, era molestada por trabajos sin entregar.

Cuando escuchó la puerta delantera, salió al descanso en la escalera. Su abuela


estaba en el pasillo, estaba sonrojada y parecía complacida consigo misma. Le
sonrió a Rose.

—¿Quieres un café? —preguntó.

—Bien —contestó Rose.

Rose volvió a su habitación y cerró el documento en el que estaba trabajando.


Miró rápidamente su correo electrónico, pero no había nada. Luego bajó a la
cocina. Realmente no quería un café. Aceptó la oferta porque su abuela había

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cambiado en las últimas semanas y este cambio involucraba hacerle café a Rose
tres o cuatro veces por semana. Había empezado de forma rara una noche cuando

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Rose estaba trabajando en la pequeña habitación que usaba como estudio contigua
a su cuarto. Anna llamó a la puerta y entró con una pequeña bandeja en la que
había una taza blanca y un paquete de celofán de galletitas. La taza era brillante
con una agarradera angular. Era parte del juego que Anna tenía en exposición en la
cocina. Ella bebió el café y comió las galletas, y se preguntó por qué su abuela
estaba siendo mucho más sociable. En los siguientes días, Anna la llamó a la cocina
en varias ocasiones, le preparó una bebida y se sentó con ella. Habían conversado y
fue claro para Rose que Anna estaba haciendo un esfuerzo.

—¿Negro está bien? —inquirió su abuela.


Rose asintió.

Había sido diferente en el pasado. Habían tenido fuertes discusiones en las que
Anna había dicho cosas molestas sobre su madre y Brendan, el padre de Joshua.
Hubo días en los que Rose había querido salir de la casa de Anna y nunca volver.

Ahora parecía como si Anna estuviera intentando conocer a Rose por primera
vez aunque, de hecho, llevaba cinco años cuidándola. Cuando la madre de Rose y
el padre de Joshua desaparecieron, Rose conoció a su abuela por primera vez y se
mudó con ella. Luego pasó unos años en la escuela Mary Linton, un internado en
los que pasó cortos ratos con su abuela. No eran cercanas, pero ahora parecía que
su abuela intentaba ser diferente. Así que aunque Rose no siempre quería un café,
se obligaba a sentarse y beberlo.

—Puede que me vaya por unos días —declaró su abuela luego de algo de
conversación sobre los cursos de Rose.

—¿Oh?

—Me gustaría ir a unos conciertos en Snape Maltings. Pensé que podía irme el
viernes en la mañana y pasar un fin de semana largo con un amigo.

—Bien —dijo Rose, asintiendo.

Su abuela se tomó un momento para abrir el paquete de celofán con las galletas
de chocolate oscuro. Rose miró las uñas de su abuela, perfectamente arregladas y

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pintadas, cada uñas tenía un medio círculo de brillo en la punta. Sus uñas siempre
estaban así. Su ropa era conservadora, comprada en la calle Bond, pero sus uñas

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podía hacérselas en el Mercado Camden y rivalizaban con esas brillantes y
llamativas de las chicas en la escuela.

—Solía ir mucho durante los fines de semana cuando estabas en Mary Linton,
pero desde que regresaste no he ido.

—Deberías ir —dijo Rose.

Hubo silencio por un segundo y los labios de su abuela se torcieron a un lado


como si estuviera dudando lo que iba a decir.
—Me pregunto —empezó lentamente, eligiendo cada palabra con cuidado—,
cuando no esté, si no te importa, preferiría que ese chico, ese Joshua Johnson, no
venga a esta casa.

Rose se tensó.

—Es mi hermanastro…

—No tu hermanastro como tal…

—Vivimos juntos como una familia…

—Pero tu madre no se casó con su padre, por lo que no estás relacionada a él. Ni
por ley o sangre.

—Lo considero mi familia…

—Lo sé. Y sé que lo ves y lo visitas en tu estudio y tengo que aceptar, pero
realmente no lo quiero aquí en mi casa. Solo no me parece correcto…

Rose apartó su taza.

—No te molestes, Rose —dijo su abuela—. Hace unas semanas dijiste que
deberíamos ser honestas sobre las cosas y solo intento decirte cómo me siento.

—Que me moleste significa que estoy siendo honesta —dijo Rose.

—Entonces ambas estamos diciendo lo que sentimos. ¿Tal vez eso es algo

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bueno? ¿Qué seamos honestas? ¿No era eso lo que querías?

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Luego en su habitación, Rose pensó en lo que Anna dijo. La actitud de su abuela
hacia Joshua había estado molestando a Rose por semanas. Anna siempre había
sido antagonista hacia él. Sabía que Anna tenía fuertes sentimientos sobre el padre
de Joshua y estos habían coloreado su vista sobre este chico a quien nunca había
conocido. Deseaba que Anna pudiera ver lo genial que era Joshua. Cuán
considerado y amable era. Cuán enfocado estada con descubrir lo que le había
sucedido a su mamá y Brendan. Deseaba que Anna pudiera ver a Joshua como ella
lo hacía.

Pero esos pensamientos no la hacían sentir mejor.


Últimamente las emociones de Rose hacia Joshua se habían vuelto en algo que la
hacía sentir profundamente incómoda. Cuando había escuchado sobre él seis
meses atrás, había estado sobrecogida por la felicidad al pensar en tener una parte
de su familia de regreso en su vida. Cuando lo vio de nuevo por primera vez en
cinco años, había parecido tan natural, tan predeterminado. Ella le había hecho
falta en su vida, y luego él regresó y formaron un equipo. Hermanastro y
hermanastra en busca de sus padres.

Pero Anna tenía razón. No era su hermanastro.

Era Joshua y sus sentimientos por él se habían mezclado. Sus emociones habían
adquirido un tipo de añoranza por él que no podía controlar. Había empezado
unas semanas atrás, cuando pasaron unos momentos difíciles. Habían estado ahí el
uno para el otro y Rose se había apoyado en Joshua. Pero un día, sintió esos
sentimientos moverse a terreno peligroso. Incluso hubo un momento en el que
estuvo tentada a besarlo. Aunque se apartó justo a tiempo, de regreso a un lugar
seguro.

Eran familia.

No tenía derecho a tener ningún tipo de conexión emocional con Joshua. Al


estar cerca de él mientras hacían fila en la cafetería o el cine, podía sentir el calor
saliendo de él, oler el aroma a chicle de menta y champú, y a veces no quería nada
más que enterrar el rostro en su piel. Era en esos momentos en los que se
encontraba pensando más y más en el hecho de que no estaban relacionados.

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Pero era impensable y tenía que reprimir esos sentimientos.

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Por eso era mejor mantenerse ocupada, terminar su tarea a tiempo. Abrió un
documento en su computadora y revisó las notas que había tomado antes. Luego
de un momento, escuchó pisadas en las escaleras y un leve golpe en la puerta.

—Correo —anunció su abuela.

Rose exhaló lentamente. Era otra carta de Rachel Bliss.

—Creía que los jóvenes ya no se mandaban mensajes de esta forma —opinó su


abuela, entregándosela.
Rose esperó a que la puerta se cerrara detrás de Anna antes de abrir la carta.

Querida Rose,

Noté, luego de enviar mi carta ayer, que puedes pensar que he enloquecido. Tal vez lo he
hecho.

Me están pasando cosas extrañas, inexplicables.

He estado pensando mucho en Juliet Baker. No puedo sacarla de mi mente. Necesito


hablar con alguien sobre esto y eres la única en quien creo que puedo confiar.

Por favor escríbeme y envíame tu número telefónico… así puedo llamar. Te lo ruego.

Rachel.

Juliet Baker. Ese era un nombre en el que no había pensado en mucho tiempo.
Bajó la carta y se quedó inmóvil, recordando la última vez que había visto a Rachel
Bliss.

En Mary Linton, la campana sonaba para el cambio de lecciones. Rose la escuchó


ausentemente. Ya que se iba, esta no resonaba con ella. El sonido de pisadas se
podía escuchar desde el corredor por debajo de su habitación. Las filas de chicas
moviéndose en silencio de salón a salón. Luego de un momento, el sonido subsidió

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y continuó empacando sus pertenencias en grandes maletas. Ya había llenado dos

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e iba por la tercera. Botaría muchas de las cosas que estaba empacando tan pronto
como volviera a casa de su abuela: su uniforme, mucha de la estúpida ropa
femenina que había comprado, peluches que había acumulado, libros y revistas y
montañas de tarjetas y cartas y fotografías que había coleccionado con sus años
como una chica de Mary Linton.

Escuchó la puerta abrirse por detrás. Se giró y vio a Martha Harewood, su jefa
de dormitorio.

—¿Lista, Rose?

—Casi.
Martha caminó por la habitación y se sentó en el borde de la cama de Rose.

—Lamento tanto que te vayas. Sé que estabas molesta hace unos meses, pero
creí que se había solucionado…

—Estoy bien, en serio. Solo quiero volver a la casa de mi abuela. Supongo que
estoy cansada del internado.

—Al menos ya tomaste tus CGES1.

Rose asintió. Había tomado los doce las semanas anteriores. Ahora ya habían
acabado y no había nada que la mantuviera en la escuela.

—Aún creo que esto está relacionado con Rachel Bliss.

Rose sacudió la cabeza.

—Solíamos ser amigas, pero no hemos sido cercanas por un tiempo. No tiene
nada que ver con que me vaya.

Martha se levantó.

—Bueno, es bueno ver que has crecido, así que bueno. No como la triste chica
que llegó aquí.

Rose se tomó un momento para acomodar la orilla de una blusa doblada. Triste
chica. Martha se refería a los meses luego de su llegada a Mary Linton. Los días en
los que el dolor por su madre pérdida era como una enfermedad. Martha había

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estado ahí, siempre con una caja de pañuelos a mano y un chocolate caliente el cual

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hacía solo para las dos en sus habitaciones. Martha había estado lista con un
abrazo amable y palabras relajantes. Martha solo había estado ahí.

—¿Vendrás a verme antes de irte?

Rose asintió.

La puerta se cerró detrás de Martha y Rose quedó sola. Terminó de empacar,


luego le quitó la sábana a la cama y dobló la colada y la dejó en una esquina de la

1CGES: Certificado General de Educación Secundaria, rigoroso grado académico otorgado en cada
materia específica.
habitación. Eran las 12:15 y su taxi debía llegar a la una. En un lado de sus maletas
había enormes etiquetas: Rose Smith, c/o Anna Christie, 17 Avenida Andover, Belsize
Park, Londres. Iba a vivir a tiempo completo con su abuela. En el otoño sería una
estudiante de la universidad local y ella y Anna se verían cada día. Se preguntó
cómo sería así, cómo se molestarían.

Su puerta se abrió repentinamente y Rachel Bliss estaba ahí. Ella no habló, solo
miró la habitación de Rose, sus ojos fijos en cada maleta. Rose la miró. El cabello de
Rachel estaba suelto, meciéndose sobre sus hombros. Se veía blanco y hacía que su
rostro se viera más pálido de lo usual. Sus ojos azules miraron toda la habitación
como si nunca la hubiera visto antes. Estaba usando pantalones recortados y
sandalias, ropa de fin de semana. Alrededor de su cuello llevaba un medallón con
forma de corazón en una cadena. Rose se tensó. Ella se lo había comprado a Rachel
el año anterior.

—¿En serio te vas? —dijo Rachel.

—Sí.

Rachel sonrió un poco. Seguía en la puerta como si no quisiera entrar a la


habitación de Rose, como si hubiera una barrera invisible manteniéndola afuera.
Levantó sus brazos, sus manos en su nuca.

—Quería regresarte esto —soltó.

Abrió la cadena y la sostuvo en la mano.

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Rose no se movió.

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—No lo quiero.

—Yo tampoco —confesó Rachel y lo tiró en su dirección.

Rose lo vio caer en la alfombra mientras Rachel se alejaba, sus sandalias


producían sonidos de golpes en el suelo del corredor. Luego lo tomó y lo apretó
con fuerza. Sus ojos se sentían hinchados, pero no lloraría. No más. Se acercó al
basurero y tiró el collar en este.
Ahora, cinco meses después, se sentía como si Rachel Bliss estuviera en el umbral
de su estudio en Belsize Park, observándola con fríos ojos azules. Volvió a leer la
última línea.

Te lo ruego.

Rachel.

Dobló la carta una y otra vez. Luego la volvió a doblar.

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Página
Tres
Traducido por belisrose

Corregido por Bibliotecaria70

Rose y Joshua estaban en el estudio en el fondo del jardín de Anna. Una vez había
sido un garaje de clases. Era una construcción de ladrillo y descuidado, pero
cuando Rose dejó el internado para bien, lo había restaurado y convertido en un
lugar propio. Mantuvo su equipo de arte allí y también era lo suficientemente
grande para un viejo sofá, una silla de mimbre y varios grandes cojines. Era
domingo por la noche, justo después de las siete. Joshua estaba tendido en todo el
sofá, sus grandes botas colgando fuera en el extremo. Rose estaba sentada en el
suelo, apoyando la espalda contra la tapicería maltratada. En el suelo estaban dos
platos y los restos de fideos de comida para llevar. Había una revista enrollada por
los platos, y una lata de cerveza y una botella de Coca-Cola. Música estaba tocando
en el fondo, una de sus bandas favoritas. Después de comer y beber le había dicho
a Joshua sobre las cartas que había recibido de Rachel Bliss.

—¿Esta es la chica que te molesta en Norfolk?

Ella asintió.

—¿Y te quiere para ayudarla?

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Rose no dijo nada. En realidad no era una pregunta. Le había dicho a Joshua

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algunas cosas acerca de Rachel en los correos electrónicos que había enviado meses
antes.

—Bueno, no voy a responder… —Empezó diciendo.

—¡Oh! Tengo esta carta —dijo, interrumpiendo, sentándose y luchando para


sacar un sobre doblado de su bolsillo trasero—. Mi tío Stu me la remitió. ¿De los
abogados? ¿Myers y Goodwood?

Los abogados que actuaban a favor de sus padres.

—Mira lo que dice.


Le pasó la carta. Ella leyó un párrafo corto.

Estimado Joshua,

Estoy enviando esto a tu tío ya que no tengo tu dirección actual de Londres. Espero que
estés bien y que estés disfrutando de tu carrera universitaria.

Algunos elementos de propiedad de tu padre nos han sido enviados. Si me llamas (tienes
mi número de teléfono) y me das tu dirección de Londres, te los remitiría a ti.

Te saluda

Robert Myers

—Oh —dijo ella.

—Lo llamé ayer —dijo—. Ellos tienen algo de papá desde hace siete años,
cuando trabajaba en la sede de la zona en Chelmsford. ¿Recuerdas? ¿Estuvo allí
durante tres meses? ¿Tenía que quedarse algunas noches?

Rose sacudió la cabeza. Honestamente no lo recordaba. Tanto su madre como el


padre de Joshua habían estado en la fuerza policial. Rose sabía eso, pero no tenía
idea de donde habían trabajado.

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—Residió allí durante tres meses. Ahora ellos están reorganizando y las oficinas
se van a utilizar para otra cosa. Necesitaban limpiar cosas y encontraron un

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archivo de papá. Se lo enviaron a los abogados.

—¿No hay nada de mi madre?

Joshua negó.

—No, solo era papá quien fue a Chelmsford. Kathy seguía trabajando en el
centro de Londres.

—No me acuerdo.

—Solo tenías diez.


Eso era cierto. A los diez no había pensado mucho en el trabajo de su madre.
Sabía que su madre era una policía, pero no salía a caminar por las calles como los
agentes de policía que fueron a su escuela. A menudo se sintió un poco engañada
por esto. Su madre iba a trabajar con un traje oscuro con zapatos de tacón alto. Se
veía como cualquier empresaria yendo a trabajar.

—¿Me pregunto qué es?

—¿Quién sabe? Les di mi nueva dirección y me lo van a enviar. Tal vez sea algo
que nos ayudará a encontrarlos.

Encontrar a sus padres.

Se había convertido en lo más importante para los dos. Siempre había sido la
pasión de Joshua pero Rose había pasado cinco años aglomerando sus emociones y
tratando de seguir adelante con su vida. Había estado tan segura de que su madre
y Brendan habían muerto, asesinados a causa de alguna investigación del caso frío
del que estaban trabajando.

Le habían dicho esto por una policía senior semanas después de que
desaparecieron. Recordó la visita como si fuera ayer.

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El Inspector Jefe Munroe había llegado después de que ella había estado viviendo
en la casa de su abuela durante unas semanas. Era un hombre importante y
ocupado, pero esta vez era algo personal, algo que tenía que hacer.

—He trabajado con tu madre y Brendan. Es por eso que tuve que venir a verte
cara a cara —dijo.

Iba de uniforme y se sentó frente a ella en la sala. Puso su sombrero sobre la


mesa de café entre ellos. Su rostro estaba bronceado como si acabara de regresar de
unas vacaciones. Tiró de su cuello un par de veces, dándole una sonrisa
alentadora. Parecía incómodo. Sin duda, deseaba estar de nuevo en la playa. Su
abuela se movía en silencio detrás de ella y podía oír el tintineo de las tazas y
platos sobre una bandeja. Rose esperó al Inspector Munroe para darle un poco de
información, algunas noticias sobre su madre desaparecida. Su abuela colocó dos
tazas y platos en la mesa. En cada uno de ellos había una cuchara de plata.

—Voy a estar en la otra habitación si me necesitas.

Su abuela habló en voz baja y Rose no estaba segura de si se dirigía a ella o al


policía.

—¿Cuántos años tienes, Rose? —dijo él, momentos más tarde, su voz suave.

—Tengo doce.

—Vas a tener que ser una chica muy adulta porque tengo muy malas noticias
para darte.

Rose lo miró a los ojos. Su garganta se sentía caliente como si estuviera en


llamas. El policía continuó en voz baja y triste.

—Había cuatro investigaciones en curso en el Equipo de Operaciones Caso Frío.


Hemos mirado en aquellos en los que tu madre y Brendan Johnson eran los
oficiales principales y hemos llegado a la conclusión de que tocaron un nervio en
alguna parte. Es nuestro punto de vista, después de revisar todas las evidencias,
ellos están sin duda muertos, asesinados por un asesino, pagado por el crimen

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organizado.

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Se detuvo y la miró como si esperara que dijera algo.

—¿Han encontrado sus cuerpos? —dijo Rose, imaginando el rostro de su madre


todavía y pálida, con sus párpados bien cerrados.

—No. Dudo que alguna vez los encontremos.

—Entonces, ¿cómo puedes estar seguro...?

—Todas las evidencias apuntan en esa dirección. Las cosas que hemos
descubierto que todavía no somos capaces de hacer público. Si lo hiciéramos
podría perjudicar a otras investigaciones. Tu madre era una excelente oficial de
policía, Rose. Yo la conocía. La conocía hace años cuando comenzó a trabajar para
la fuerza. Era muy profesional. Hubiera entendido esto. Eres una chica joven, pero
debes entenderlo ahora.

Rose bajó su rostro y dio un sorbo al té caliente ardiendo. Mantuvo sus ojos en el
hombre bronceado frente a ella. Él jugueteó con su taza y se movió en su asiento.
El Inspector Jefe Munroe. Nunca había oído a su madre mencionarlo antes.

—¿Cuál es tu nombre? —dijo Rose.

Pareció sorprendido.

—Mi nombre es James. James Munroe —dijo, sacando algo de su bolsillo—.


Aquí está mi tarjeta. No dudes en llamarme en cualquier momento. Y añadiría que
voy a seguir esta investigación durante el tiempo que se necesite para determinar
qué pasó con tu madre y Brendan Johnson.

Tomó la tarjeta y la miró mientras el Inspector Jefe Munroe se puso de pie. Su


abuela había vuelto a aparecer como por arte de magia y sus voces se
desvanecieron en sus oídos mientras se centró duro en las palabras en frente de
ella. El Inspector Jefe James Munroe. Se preguntó si Joshua estaba sentado en la
casa de su tío en Newcastle con otro buen policía sentado cerca diciendo, voy a
seguir esta investigación durante el tiempo que sea necesario para determinar lo que le pasó
a tu padre y a Katherine Smith. . .

24
Página
Ahora Rose sabía que no era cierto. El policía se había equivocado. El pasado en
ese entonces había sido un lugar de oscuridad, un agujero negro que había
aspirado a sus padres hacia abajo. Ahora había un poco de luz. Se habían enterado
de que su madre y Brendan estaban vivos. No los habían visto ni sabían dónde
estaban, pero habían dicho que estaban a salvo y Rose y Joshua estaban
determinados a encontrarlos. Se sentía emocional, de repente, y se volvió para
decirle algo a Joshua al respecto, pero tenía los ojos cerrados.

Más tarde, cuando ya era hora de que Joshua se fuera, ordenó los platos y cogió
la lata y botella. Sus rodillas estaban rígidas y estiró sus brazos. Se sentía como si
fuera ya tarde en la noche. Joshua estaba diciéndole algo.

—No estás pensando en esa chica de la escuela, ¿verdad?

—¿Rachel? No.

—Ella realmente te molesta, ¿verdad?

Rose asintió.

—¡Que suerte que tienes mejores amigos ahora, que entonces!

—¿Amigos? ¿Pensé que éramos familia?

—Lo somos, pero somos amigos, también —dijo, lanzando un brazo alrededor
de su hombro y dándole un abrazo rápido.

Salió por la puerta al fondo del jardín y Rose hizo un gesto con su mano hacia su
espalda desapareciendo. Eran las siete y cuarenta y cinco minutos. Se preguntó si
iba a volver al apartamento o si se dirigía a otra parte. La chica rubia, Clara, le vino
a la cabeza. Era una amiga de la uni, había dicho. ¿Estaba Joshua yendo a verla? La
idea hizo a su garganta secarse.

25
La música seguía tocando en el estudio y se dejó caer por un momento en el sofá

Página
donde Joshua había estado sentado. En el suelo vio el sobre de la carta que le había
llegado. Lo recogió. Su nombre y dirección de su tío estaban en el frente. En la
parte inferior derecha del sobre, en cursiva, estaba el nombre de los abogados,
Myers y Goodwood.

No era exactamente un nombre inolvidable y sin embargo uno que Rose había
oído muchas veces en los últimos años. Myers y Goodwood. Tenían un testamento
que su madre y el padre de Joshua habían hecho. Esto se le había explicado a Rose
en los primeros días de vivir con su abuela. Dos años más o menos antes de que
desapareciera su madre y Brendan habían hecho uno en caso de contingencia. Eso
afirmaba que, si algo les pasaba, entonces los asuntos financieros y el bienestar de
sus hijos serían tratados por los abogados. No era inusual, un abogado le había
dicho a Rose, para los oficiales involucrados en trabajos peligrosos, hacer
provisiones para sus familias en caso de que algo inesperado sucediera.

Y algo había sucedido. Se habían desvanecido en el aire.

Había habido una niñera esa noche, una chica de la calle, Sandy Nicholls. A
Rose se le permitió quedarse y esperar el regreso de su madre y se sentó junto a
Sandy en el sofá, entrelazando el brazo de Sandy mientras miraban un programa
tras otro. De vez en cuando Sandy presionaba el botón Silencio y le decía a Rose
algunos chismes de su universidad y una historia acerca de un chico que amaba
quien la estaba tratando mal. Sandy también pasó una buena parte de la noche
tecleando textos en su teléfono. Eventualmente, mientras la noche se hacía tarde y
más tarde, Sandy llamó al teléfono de la madre de Rose, pero simplemente fue al
buzón de voz. Rose recordó el mensaje que dejó. ¡Hola, señora Smith! Soy yo, Sandy.
No pasa nada aquí. Me preguntaba cuando estaba planeando volver. ¿Solo son las 11:15
ahora y es un poco más tarde de lo que usted suele llegar?

Joshua bajó de su habitación donde había estado la mayor parte de la noche.


Evitó hacer contacto visual con Sandy y bruscamente le preguntó:

—¿Dónde están?

Rose miró a Sandy yendo de ida y vuelta por la ventana, tirando de la cortina a
un lado y mirando hacia afuera. Joshua estaba sentado en una silla en la esquina

26
mirando a su teléfono y mirando de vez en cuando, con su rostro volverse hacia la
puerta con expectación.

Página
Después de la medianoche Sandy llamó a sus padres. A la una el padre de
Sandy llegó. El Sr. Nicholls tenía un estómago tambaleante, una gran voz y envió a
casa a Sandy y les dijo a Rose y Joshua que fueran a la cama. Dijo que él esperaría
por sus padres.

No había nada más que hacer que ir a la cama. Rose se puso en su edredón y
llamó a Joshua. Él vino a su habitación.

—¿Crees que están bien?

—Sí.
—¿No crees que han estado en un accidente?

—Nope. El auto está roto abajo lo más probable.

—¿Por qué no han llamado?

—Probablemente sus teléfonos se han quedado sin batería. Saben que estaremos
bien. Tienes que dormir. Cuando te despiertes ellos van a estar aquí.

Se fue a dormir casi de inmediato. Cuando se despertó era temprano por la


mañana, todavía oscuro. El reloj de su mesita de noche mostró la hora, eran las
6:27. Desde la planta baja podía escuchar susurros. Una baja conversación tenía
lugar en la sala debajo de ella. Se levantó y fue a la puerta de su habitación. La
abrió y vio a Joshua sentado en el escalón más alto vestido con lo mismo que había
estado usando la noche anterior.

—¿Regresaron? —dijo.

No miró a su alrededor. Él se limitó a sacudir su cabeza.

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Rose se encontró agarrando el borde del viejo sofá, sus ojos empañados. Ahora no,
pensó, no iba a llorar ahora, cuando les habían dado una nueva esperanza. Se puso

Página
de pie y tomó algunas respiraciones profundas. Puso la basura en una bolsa de
plástico, apagó el calentador, la música y salió de su estudio y cerró firmemente la
puerta detrás de ella. Caminó alrededor de un seto de laurel y hacia la casa. La luz
estaba encendida en el salón de Anna. Tenía amigos alrededor. Rose asintió
educadamente a ellos cuando llegó.

Fue a la cocina y lavó los platos. La puerta de la sala debió abrirse porque el
sonido de la gente hablando y riendo se hizo más fuerte. Anna entró en la cocina.
—Hay un mensaje para ti en el contestador. De una de tus amigas en Mary
Linton. Suena como un buen tipo de chica, aunque un poco herida por algo. Fue
una sorpresa, debo decir. Usualmente no tienes llamadas aquí.

Rose frunció el ceño. Una llamada telefónica de Mary Linton.

Secó los dos platos como un sentimiento de ansiedad se apoderó de ella. Rachel
sabía su número de casa desde el momento en que habían sido amigas. Cuando
guardó los platos en el armario se fue al otro lado del teléfono y pulsó el botón de
mensaje. Reconoció la voz inmediatamente.

Rose, espero que hayas recibido mis cartas. Espero oír de ti pronto. No me defraudes,
¿sí? Estoy dependiendo de ti.

Rose se quedó muy quieta por un momento.

¿Cuántas veces esta chica iba va a tratar de ponerse en contacto con ella?
Presionó con su dedo el botón Borrar y subió a su habitación.

28
Página
Cuatro
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por Bibliotecaria70

Rose no tenía clase hasta tarde en la mañana así que decidió trabajar en casa por un
par de horas. Su abuela se había ido temprano y la casa estaba silenciosa.

El sonido del correo llegando vino desde el primer piso. Salió al rellano y miró
al pasillo. Había una pila de cartas en la alfombra del pasillo. La vista de ellas le
dio un cosquilleo de aprensión. Por debajo, en el borde, pudo ver una esquina azul
sobresaliendo. Bajó las escaleras y recogió el correo. Podía sentir el pesado papel
de lino bajo la pila de cartas y cuando las colocó en la mesa del pasillo sacó el
delgado sobre azul. Irritada, volvió a subir las escaleras y abrió la primera gaveta
de su escritorio. Las otras dos cartas estaban allí. Por alguna razón las había alisado
y guardado. Lanzó el sobre sin abrir de la tercera carta adentro y cerró la gaveta.

Decidió continuar en su blog, Morpho. En las últimas semanas no había


posteado mucho pero ya que los eventos recientes le habían dado a ella y Joshua
alguna nueva esperanza sobre sus padres, había tomado la decisión de usar su
blog para documentar los que estaba pasando. El blog era solo Invitados y hasta el
momento era la única persona que tenía acceso a él. Pensó que quizás, un día, lo
compartiría con Joshua.

29
Página
Al inicio del post escribió las palabras Los Cuadernos. Luego se echó hacia atrás
y tiró de su manga izquierda para ver su tatuaje de mariposa. Lo había terminado
semanas antes, mintiéndole al hombre en el salón de tatuajes sobre su edad. Había
dolido; pequeños movimientos de escozor mientras dibujaba en su piel. ¿Estas
segura que estas bien? dijo él unas pocas veces, viéndose consternado. La sangre
había rezumbado en burbujas por los pinchazos. Le había asentido para que
continuara, mirando cada movimiento con fascinación. Había estado llena de
alegría al descubrir que Joshua tenía un tatuaje similar en su pecho, pero cuando
descubrió que Brendan tenía uno al igual que su madre pareció irreal. Había sido
un extraño vínculo entre ellos. Todo ellos habían derramado sangre para tener esta
imagen en sus cuerpos, como algún tipo de ritual secreto.

Ella pensó por un momento antes de comenzar a escribir. El blog era una forma
de explicar lo que estaba pasando, tal vez incluso para explicárselo a sí misma.
Comenzó a recordar los eventos después de que se volviera claro que sus padres se
habían ido.

Cuando nuestros padres desaparecieron perdí contacto con Josh. Aunque


habíamos vivido juntos como familia por tres años, él fue enviado para vivir con su
tío en Newcastle y yo viví con mi abuela en Londres. Luego un día, hace seis
meses, recibí un e-mail de él. Fue el momento más asombroso. Intercambiamos
correos por meses y eventualmente nos reunimos en Londres. Pasamos juntos
nuestras primeras semanas tratando de encontrar información sobre mamá y
Brendan y un día encontramos un hombre que nos dijo lo más asombroso.

Nuestros padres estaban vivos.

Rose se imaginó a este hombre, Frank Richards, de la última vez que lo vio.

Era alto y delgado. Viajaba ligero con solo un maletín sobre ruedas y una bolsa
de viaje. También era un policía y habían sido amigos con el padre de Joshua, pero
había sido despedido. Ni Rose o Joshua sabían por qué. Esto era una de las muchas
cosas que no sabían sobre Frank Richards. Ni siquiera sabían si Richards era su
verdadero nombre. Estar frente a frente con él había sido completamente

30
inesperado. Más asombroso fue el hecho de que también tenía una mariposa
tatuada en su brazo. Cuando lo interrogaron (desesperada, intensamente) había

Página
retenido cosas, se había rehusado a responder diciendo Ya he dicho mucho.

Y lo había hecho. Les dijo lo único que querían saber. Katy y Brendan estaban
vivos. En una sola oración había resucitado a su madre y al padre de Joshua y
cambiado sus vidas para siempre.

Frank Richards había estado ansioso de alejarse de ellos. Lo siguieron fuera de


su piso hacia la calle donde trataba de conseguir un taxi que lo llevara al
aeropuerto. Le dio a Rose un número telefónico para que lo marcara en caso de
emergencias, en caso de que alguna vez estuviera en peligro. ¿Por qué estaría en
peligro? Había querido preguntar, pero él había saltado al taxi, arrastrando su
maletín con ruedas detrás de él y se fue. Ella ingresó el número en su móvil si bien
no estaba segura de por qué alguna vez querría ponerse en contacto con Frank
Richards.

Joshua había estado jubiloso por su encuentro.

Y entusiasmado con los cuadernos.

Robamos algo de Frank Richards. En su piso tenía una pila de cuadernos junto a
su maleta. Había cerca de seis, como libros de ejercicios. Dentro había fotografías,
mapas y diagramas. Era un montón de escritura, pero estaba toda en código.
También había una copia deformada de un viejo libro de tapa dura llamado El
Proyecto Mariposa. Mientras Frank estaba empacando sus cosas, Josh escondió dos
de los cuadernos en su chaqueta. No podemos entender el código, pero estamos
intentándolo. Nuestro amigo, Skeggsie, trató de resolverlo, pero llegó a la
conclusión de que el código estaba vinculado a una fuente “desconocida”. Tal vez
un libro que fue sostenido por todos los participantes del código. Inmediatamente
pensamos en El Proyecto Mariposa.

Un par de semanas después de que se hubieran reunido con Frank Richards


había ido a rondar el piso y encontró a Joshua y Skeggsie en un estado de
excitación. En la mesa de la cocina, expuesto en frente de ellos, estaban los dos
cuadernos. Miró a los cuadernos por centésima vez, dejando a sus dedos jugar con
los bordes. Un cuaderno estaba cerrado pero el otro estaba abierto mostrando una
fotocopia de una fotografía. El rostro era de un hombre de aproximadamente

31
cincuenta años. Era delgado, tenía cabello gris muy corto y estaba mirando a la

Página
cámara más que posando para ella. Sus ojos eran negros y sus cejas pobladas.
Tenía puesta una camisa blanca, corbata oscura y una chaqueta de traje como si
estuviera de camino a algún evento formal.

No tenían idea de quién era este hombre. Skeggsie había usado su ordenador
para acceder a los sistemas de reconocimiento facial pero su hardware no tenía el
alcance para unirse con sitios más grandes y no encontró nada.

—Dile, Skeggs —dijo Joshua emocionadamente.

—¿Este tipo de la universidad? Tenía acceso al hardware de la universidad.


Trabaja medio tiempo allí, bla, bla…
Rose frunció las cejas. Skeggsie había comenzado a usar las palabras bla, bla
cuando fuera que no le apeteciera explicar algo.

—Así que le pedí si podía poner la foto en las computadoras de la universidad.

—¿Y?

—Encontró una coincidencia.

—Guao. ¿Quién es? —dijo, observando el rostro del hombre en el cuaderno.

—Su nombre es Viktor Baranski. Es ruso —dijo Joshua y continuó—, lo hemos


googleado. Era un antiguo marino ruso. Vino a Londres en el 2000 como un
hombre de negocios. Compró una propiedad en Mayfair y Kensington y se mezcló
con personas en lugares lujosos. Skeggsie miró unos archivos de periódicos rusos
del tiempo en que llegó a Bretaña y había alguna sugerencia de que vendió
información al gobierno británico. Información sobre la marina rusa.

—¿Skeggsie puede leer Ruso? —dijo, impresionada.

—Lo conseguí traducido —dijo Skeggsie desdeñosamente.

—La cosa es —siguió Joshua—, fue asesinado en 2006. Se lo encontró


hipertónico en la costa de Norfolk. Skeggsie leyó que podría haber sido asesinado
por los servicios secretos rusos como algún tipo de venganza por darle
información al oeste.

32
Rose sopló aire a través de sus dientes. Era demasiado complicado.

Página
—¿Qué tiene esto que ver con mamá y Brendan?

—Bueno, ¿ellos podrían haber estado involucrados con el servicio secreto?


¿MI52?

—¿James Bond? Es un poco muy rebuscado.

—Solo todo lo que tiene relación con esto es muy rebuscado —dijo Joshua, su
voz decayendo—. ¿Por qué esto debería ser algo más irreal?

2 M15: servicio secreto británico.


—Como sea —dijo, tratando de ser positiva—, es genial que descubrieras quien
es el tipo. Es un comienzo.

—No a mí. Skeggsie.

Skeggsie subió la mirada hacia Rose. Le dio una sonrisa resentida.

—Muchas gracias, Sr. Darren Skeggs, bla, bla —dijo, usando su nombre
completo por primera vez.

—De nada, Señorita Rose Smith, tcc3 un dolor en el trasero.

—Eso es lo que me gusta ver —dijo Joshua—. Ustedes chicos se llegaran a


gustar.

Joshua ahora piensa que nuestros padres podrían haber trabajado para el
gobierno. Suena raro decirlo, pero cree que podrían ser espías o anzuelos, como sea
que los llaman ahora (no 007).

Paró de escribir porque el teléfono de la casa estaba sonando.

33
Se echó hacia atrás en su silla. Debería responder, pero no quería en caso de que

Página
fuera Rachel Bliss nuevamente. Cualquiera que quisiera ponerse en contacto con
ella usaría su móvil o correo. Podría ser solo para Anna y quienquiera que fuera
dejaría un mensaje. Esperó hasta que el teléfono dejó de sonar y miró otra vez lo
que estaba escribiendo en el blog.

No creo que nuestros padres sean espías. Creo que es algo ridículo que decir,
pero no puedo explicarle eso a Josh porque está muy encaminado, tan apasionado
en encontrar la verdad. Realmente fue por él que hemos encontrado tanto. Fue por

3 Tcc: También conocido como. (En el texto original: aka.)


él que encontramos a Frank Richards, en su mayoría. Fue por él que teníamos los
cuadernos.

El teléfono sonó otra vez.

Rose se tensó. Simplemente sabía que era Rachel Bliss. Miró alrededor y se
preguntó qué hacer. Si respondía quizás le podía decir que la dejara sola y eso sería
todo. Por otro lado Rachel, si era Rachel, podría empujarla en algo, podría decir
algo que Rose no sería capaz de ignorar. Mejor si lo dejaba sonar y luego
simplemente podría borrar los mensajes tan pronto como escuchara la voz de
Rachel.

Miró nuevamente el blog, echando una mirada al último par de párrafos, ahora
distraída, sin recordar realmente donde estaba en esta historia.

Joshua piensa que los cuadernos son todo. Son la llave para descubrir más. Yo
no estoy tan segura. Hay un número de razones de por qué creo que los cuadernos
no son tan importantes.

1) ¿Quién usa cuadernos para cosas importantes? Cuando hay portátiles y


tarjetas de memoria, correo y otras más.
2) Frank Richards era un hombre raro. Quizás los cuadernos son
específicamente para hacer lo que se hace con ellos. Quizás no vinculan a
mamá y Brendan para nada.
3) ¿Quién usa códigos? ¿En este día y época?

34
Quizás los cuadernos son una pista falsa y estamos gastando tiempo tratando de

Página
descubrir que significan.

Repasando lo que había escrito la hizo sentir culpable, como si se estuviera


burlando de las cosas que Joshua dijo, las teorías que él tenía. Debería ser menos
negativa. Si no hubiera sido por él aun creerían que sus padres estaban muertos,
asesinados debido a algún caso frío en el que estaban trabajando. Ella terminó su
blog.

Estamos seguros que encontraremos más a cerca de esos cuadernos.

La frase Los Cuadernos se había vuelto, para Joshua, taquigrafía para hallar más
sobre nuestros padres.
El sonido del teléfono sonando nuevamente la sobresaltó. Parecía más fuerte
esta vez como si la persona llamando estuviera determinada a ser escuchada. Rose
hizo pequeños puños con sus manos y luego se enderezó y bajó tiesamente las
escaleras. Recogió el auricular y lo puso en su oreja. El timbre se detuvo. El silencio
era suave y envolvente y no habló, solo escuchó. La voz de Rachel Bliss era ronca
como si hubiera estado llorando.

—¿Rose? ¿Eres tú, Rose? Oh, Rose, tienes que hablarme. Me siento como que
voy a hacer…

Rose recolocó el auricular.

Subió las escaleras sintiéndose melancólica. No tenía idea de cómo iba a detener
a esta chica de acosarla. Ninguna idea.

35
Página
Cinco
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por Bibliotecaria70

La mañana del jueves Rose abrió la puerta de su armario y miró sus ropas. Una
línea de pantalones negros, jeans y faldas colgando de la barandilla. Junto a ellas
había camisas blancas y tops con varias sudaderas, chaquetas de punto y jerséis
doblados por debajo. Después de que dejara la Universidad Mary Linton había
comenzado a vestirse de esta penosa forma. Le gustaba la claridad de lo
monocromático, la agudeza y limpieza de la forma en que se veían juntos. Anna lo
odiaba y trataba de persuadirla para comprar colores. Incluso Joshua lo comentaba
de vez en cuando, pero ella era firme sobre ello. Se vestía como quería vestirse y
nadie tenía el derecho de decirle lo que debería usar.

Aunque de vez en cuando veía algo en una tienda, un suave rosado o turquesa y
se sentía arrastrada a ellos, imaginándose usándolos, pintados contra su piel. Una
vez incluso había llevado una blusa rosa de seda tan lejos como a la caja
registradora, pero había cambiado de opinión y la colocó de regreso en la
barandilla y dejó la tienda sintiéndose tonta.

Ahora tocaba con sus dedos los pantalones, jeans y se preguntaba que usar. Sacó
un par de pantalones y una camisa blanca y una ancha chaqueta de punto. Recogió

36
sus botas del suelo, abrió su cajón y tomó un par de calcetines púrpura. Podían ser

Página
cálidos, pero no vistos.

Tal vez algún día usaría colores abiertamente.

Antes de irse a la universidad, Rose abrió el cajón de su escritorio y tomó la


carta sin abrir de Rachel Bliss. Las llamadas la habían inquietado. Era lo
suficientemente malo escuchar mensajes que habían sido dejados, pero era peor
levantar el teléfono y escuchar a Rachel hablándole. No hablándole, suplicándole.
La carta se asentó en su mano. Sería justo como las otras dos. Palabras sin
sentido tratando de atraerla, de hacer que le importe, de conseguir tomar la oferta
de Rachel.

La abrió hastiada.

Querida Rose,

Las cosas están mal para mí, muy mal.

En las pasadas semanas he visto a Juliet Baker cuatro veces.

Realmente lo he hecho.

Rose se detuvo. Esta era solo otra de las mentiras de Rachel. Suspiró
fuertemente y siguió leyendo.

Ya te conté que ella ha estado en mi mente un montón últimamente. De todas formas,


era tarde en la noche y estaba mirando desde mi cuarto hacia el lago, observando la
oscuridad y repentinamente estaba allí bajo los árboles, solo más allá del estacionamiento.
Estaba tan asustada. Su rostro parecía brillar en la oscuridad. Ella estaba de pie allí.
Mantuve mis ojos en ella, temerosa de alejar la mirada, y seguía ahí, como una estatua. Su

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rostro era blanco contra su cabello, como si no hubiera sangre en ella para nada. Parecía

Página
observarme y al final tuve que apartar la vista y cuando giré de regreso no estaba.

Espantó la vida en mí. No pude dormir.

Luego ayer estaba en el patio tratando de leer un libro y subí la mirada hacia la ventana
de mi cuarto. Juliet estaba allí. Su rostro estaba allí mirándome. ¡Estaba en mi ventana,
Rose! Estaba en mi cuarto. Yo estaba histérica. Corrí para allá. Simplemente arremetí
contra cualquiera y corrí como una loca. Cuando llegué allí la puerta estaba cerrada. La abrí
y el cuarto estaba vacío.

Así que ahora pensaras que me volví loca.


Ves por qué necesito tu ayuda.

Por favor contáctame, Rose.

Rachel

Rose bajó el papel, su rostro arrugado. Juliet Baker. ¿Cómo en la tierra Rachel
pudo haberla visto? Juliet Baker estaba muerta. Había estado muerta mucho antes
de que Rose pusiera sus ojos en Rachel Bliss. ¿Qué estaba diciendo Rachel?

¿Qué había visto un fantasma?

Ridículo.

Rose sacó su portátil de la mochila y lo abrió, registrándose rápidamente. Fue a


Google y puso las palabras Juliet Baker Universidad Mary Linton. Después de unos
pocos segundos un número de entradas salieron. Hizo clic en North Norfolk Gazette.

Alumna Comete Suicido

Una alumna en un internado privado de mujeres fue encontrada muerta por su


hermano ayer. La chica, Juliet Baker, de quince años, había asistido al colegio
desde que tenía once. El padre de la chica, Philip Baker, era un jardinero en la
escuela recientemente. La directora, Sra. Harriet Abbott, dijo que el personal y
estudiantes estaban terriblemente molestos y que esto era una tragedia para la

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escuela y familia.

Página
El cuerpo de la chica fue encontrado en el garaje de la casa de sus padres.

Sus padres y hermanos están siendo consolados por familiares.

Rose miró la pequeña fotografía en la esquina de la página. Mostraba a una


sonriente estudiante. Tenía piel pálida y cabello negro que colgaba en sus
hombros. Tenía un flequillo que lanzaba una sombra sobre sus ojos. Sus dientes se
veían bastante blancos.

Rose nunca conoció a esta chica. Juliet Baker había estado en la Casa Brontë y
aunque debió haberla visto por ahí, no podía haber estado en cualquiera de sus
clases. Sabia de ella, por supuesto. Cuando pasó el suicidio, toda la escuela se
había estropeado. Había fotos de ella en todas partes. Su pálido rostro y cabello
oscuro le daban una imagen de melancolía, como si de alguna manera supiera que
iba a morir joven. Cada vez que Rose caminaba por una esquina le parecía ver el
rostro de la chica mirándola. La muerte trastornó a todos. Los profesores se
paseaban cerrando ligeramente los ojos, los rostros rojos, sus voces ásperas.
Muchos de los estudiantes se pusieron histéricos y si bien Rose se sentía mal por lo
que había pasado, no tenía conexiones con esta chica y se mantuvo así mientras
continuaba la melé.

Eventualmente las cosas volvieron a la normalidad.

Entonces, un poco después, Rachel Bliss se mudó de la Casa Brontë y se unió a


la Casa Eliot, Rose y ella se volvieron amigas. Sabía que Rachel había sido una de
las amigas de Juliet Baker; ellas hablaban de ella. Era una trágica historia y oír de
ella le había dado a Rose la confianza para decirle a Rachel sobre su propio pasado.
Rachel se había sentado imperturbable mientras Rose le explicaba sobre la
desaparición de su madre y Brendan. Al principio había estado llena de simpatía,
pero luego Rose la había encontrado rebuscando en internet, fascinada por
cualquier detalle que había encontrado. Recordó a Rachel llamándola a su cuarto,
sus ojos brillando con emoción, para mostrarle varios reportes de periódicos en su
portátil; Oficiales de Policía Superiores Desaparecidos; Caso Congelado de
Oficiales Desaparece; Misteriosa Ausencia de Pareja de Policías; Sin Pistas de la
Desaparición de Pareja de Policías. Rose había estado asombrada. Era la primera
vez que había visto esos viejos artículos de los periódicos. Ni siquiera había sabido,

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en ese tiempo, que la prensa estaba reporteándolo. Ella y Joshua habían vivido con

Página
padres adoptivos desde el primer par de semanas después de la desaparición de
sus padres y luego ella se había ido donde su abuela. Había tenido doce años,
dolida por la perdida, sin estar interesada en la televisión o los periódicos.
Viéndolo allí, años después, había estado maravillada y horrorizada de ver el
nombre de su madre, Inspectora Katherine Smith, impreso. Luego, después de ver
nuevas cosas día tras día con Rachel, se había sentido sobrepasada por la
información.

—No quiero ver nada de esto —le dijo a Rachel un día—. Es demasiado molesto.
—Seguro —había dicho Rachel, viéndose consternada—. No encontraré nada
más. No sabía que te molestaría. Solo lo dejaré.

—Gracias. Está en el pasado. No quiero seguir pensando en ello.

—Lo sé. Fue insensible por mi parte.

—Oye, sé que lo hacías por las razones correctas. Lo sé. Pero solo ya no más,
¿OK?

—No hay problema.

Pero Rachel si siguió buscando. Semanas después Rose fue a su cuarto cuando
no estaba y vio su portátil abierta y una búsqueda en Google para Katherine Smith y
Brendan Johnson.

—¿Por qué sigues rebuscando en esto? —le demandó cuando Rachel regresó al
cuarto.

Rachel se tensó, mirando a la pantalla y luego de regreso a Rose. Tomó una


goma de su bolsillo y empujó su cabello lejos de su rostro. Se encogió de hombros
como si no importara, como si fuera intrascendente.

—Esta es mi familia…

—Sí, seguro. No buscaré más —dijo Rachel, cerrando la tapa del portátil.

—Lo entiendes, ¿no? —dijo Rose.

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—Como sea —dijo Rachel, caminando fuera del cuarto.

Página
Luego Rachel había encontrado otros dramas de los que hablar así que dejó el
pasado de Rose en paz.

Rose recogió la carta nuevamente.

Ahora Rachel tenía un nuevo drama. Estaba siendo cazada por el fantasma de
su amiga fallecida.

Más tarde, en la universidad, Rose hizo una incómoda llamada a su abuela.

—¿Hola?
—Hola, Anna…

—¿Rose? ¿Hay algo mal?

—No, no, solo estaba llamando porque me preguntaba ¿si harías algo por mí?

Las palabras no salieron fácilmente. Rose no estaba acostumbrada a pedirle a


Anna un favor.

—Por supuesto.

—Tengo un problema.

—¿Un problema?

—¿Esta chica con la que solía ser amiga en Mary Linton? ¿Su nombre era Rachel
Bliss?

—Si…

—Bueno, ha estado escribiéndome y llamándome. Suena molesta. Sigue


pidiendo mi ayuda y…

—¿Te envió las cartas?

—Sí. La cosa es que estoy un poco preocupada por ella. Siento como que podría
estar teniendo algún tipo de quiebre. No siento que de hecho pueda ayudarla
desde aquí.

41
—¿Te gustaría que yo hable con ella?

Página
—No, no. ¿Me preguntaba si llamarías a la escuela y hablarías con su directora,
Martha Harewood? Simplemente puedes decir que yo estaba preocupada porque
algo le estuviera pasando y pedirle si hablaría con ella. No quiero hacerlo yo
misma…

—Entiendo perfectamente. Lo haré ahora.

—Gracias.

Rose terminó la llamada. Su abuela iba a solucionarlo. La podía imaginar


haciendo la llamada. Pónganme con la directora Martha Harewood. Ah, Señorita
Harewood, estoy llamando por parte de mi nieta Rose Smith… Debería haberse sentido
aliviada, pero en cambio se sentía un poco avergonzada. Había empujado sus
problemas en alguien más. ¿Aunque qué más podía hacer? No quería estar
involucrada con Rachel Bliss nuevamente.

42
Página
Seis
Traducido por belisrose

Corregido por Pily

Rose fue directamente al piso de Joshua después de la universidad. Había recibido


un texto de él temprano en la tarde. ¡Las cosas de papá han llegado de los
abogados! Ven lo antes posible.

Joshua abrió la puerta.

—Entra—dijo, sonando impaciente.

Lo siguió por las escaleras, quitándose el abrigo mientras caminaba.

Estaba en la mesa de la cocina. Era un archivo foliado de color amarillento. Se


veía viejo, sus esquinas maltratadas. Una etiqueta se había pegado a la solapa
delantera, pero había sido arrancada, dejando trozos de blanco. En una esquina
estaba escrito a mano -B. Johnson. Operaciones de Casos Fríos del Norte de Londres.

—Ya desempaqué, pero quería que lo hicieras también. Para obtener una gran
sorpresa.

Se veía un poco escéptico.

43
—¡Vamos, míralo!

Página
Ella puso su bolso en una de las sillas y recogió el archivo. Era pesado. Levantó
la tapa y podía ver los bordes de un libro de tapa dura. Cuando lo sacó vio
exactamente por qué Joshua había estado tan emocionado. Era El Proyecto Mariposa.

—¡Oh, guao! —dijo, sorprendida.

Era la misma edición como ellos habían visto en el apartamento de Frank


Richards. Era viejo, sus páginas manoseadas, algunas terminadas.

—Y hay otras cosas, mira —dijo Joshua, tomando el archivo de ella y


desembalando en la mesa.
Había seis cosas. La primera, el libro, puesto al fondo. Los otros estaban
alineados y los ojos de Rose se posaron sobre cada uno de ellos. Había una gran
fotografía de Joshua y su padre, del tipo que podría haberse puesto en un marco.
Joshua era muy joven, cinco o seis, y estaba sentado en las rodillas de Brendan. Era
una foto de Navidad, porque había un árbol al lado y Brendan tenía un gorro de
papel encima. Había un llavero de cuero con una “B” y una llave Chubb adjunta en
él. Un cuaderno era la siguiente cosa. Era muy diferente a los otros cuadernos que
tenían. Era de la mitad del tamaño y tenía la escritura de Brendan en el, ningún
código. Escrito estaban los nombres de lugares en el Norte de Norfolk. Algunos de
ellos le eran familiares a Rose. Estaba un CD de Bruce Springsteen. La última cosa
era un mapa de Ordnance Survey de la costa Norte de Norfolk.

Joshua levantó el mapa.

—¡Mira las marcas en esto!

Se lo tendió a Rose para que viera. Ella esperaba ver Xs aquí y allá, pero no
había ninguna.

—Mira, pequeños puntos, en rotulador. Ves, ¿verde y rojo?

Entonces los vio. Los puntos a lo largo de la costa cerca de un pueblo llamado
Stiffkey.

—¿Qué significa eso?

44
—No lo sé. Papá dejó estas cosas atrás cuando terminó de trabajar en
Chelmsford. Alguien probablemente empacó estas cosas juntas pensando que papá

Página
iba a recogerlas, pero nunca lo hizo.

—¿Reconoces alguna de las cosas?

—Nunca lo vi con el libro. Tampoco el cuaderno. Pero el llavero lo conozco. Lo


compré para él. Y el CD… Papá amaba a Bruce Springsteen. Tenía todos sus CDs.
Había estado para verlo en concierto. Sabía las letras de todas sus canciones de
memoria y las usaba realmente fuerte cuando íbamos en auto a lo largo y
cantando. Era vergonzoso.

—¡No recuerdo eso!


—No, él no lo hacía frente a Kathy. Ella odiaba la música rock a todo volumen y
siempre le decía que lo bajara.

—Oh.

Era una cosa extraña, pero el comentario perturbó a Rose. No le gustaba pensar
en su madre y Brendan enfrentados sobre cualquier cosa. En su mente habían sido
perfectos el uno para el otro. Lo recordaba así. Estaba segura de ello. Miró a su
alrededor para ver a Joshua sosteniendo el llavero de cuero. Él estaba mirándolo
fijamente.

Estaba molesto, se dio cuenta. Estas cosas eran de algún interés para ella, pero
para Joshua era más importante. Los pedazos de la vida de su padre apareciendo
de la nada, como las algas varadas en una orilla.

Ella tomó El Proyecto Mariposa. Lo abrió en la primera página.

—No sabía que había tantas especies de mariposas.

—Um.

Joshua estaba muy quieto. Tenía el llavero en la palma de su mano y lo miraba


de manera extraña.

—¿Estas bien?

¿Iba a llorar? Dijo que había comprado el llavero para su papá. ¿Estaba pensando

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en un momento feliz cuando él se lo dio? Ella sabía lo que era. Clasificar a través de sus
cajones en casa ella podría esperar en una vieja bufanda de su madre y encontrarse

Página
a sí misma al instante entre lágrimas.

—¿Josh, estás bien?

Él se echó hacia atrás con el llavero intercalado entre sus palmas.

—Algo raro está pasándome.

Ella dejó el libro y caminó hacia él. Estaba encorvado y mirando distraído.
Alargó la mano y la puso suavemente en el hombro. Podía sentir la tensión allí.

—¿Qué pasa?
—Es demasiado embarazoso para incluso hablar.

—¿Qué? ¿Tiene que ver con esto? —dijo ella, haciendo un gesto hacia las
pertenencias del padre de Joshua.

—Si te digo te reirás.

—No lo haré.

—Compré esto para papá, ¿verdad?

Miró el llavero que él sostenía en el aire.

—Un regalo de cumpleaños. Él ya tenía un llavero y dijo que iba a utilizarlo


para sus llaves de trabajo.

Rose esperó a ver qué más tenía que decir.

—No sé si lo hizo o no, y eso no es realmente lo que estoy tratando de decirte…

Joshua parecía incómodo.

—Empezaría mejor por el principio. Ven conmigo. Hay algo que quiero
mostrarte.

La llevó a su dormitorio. La pequeña habitación estaba ordenada, pero el


edredón estaba en un ángulo, una esquina sumergiéndose hacia abajo sobre la
alfombra. Algunas de las ropas de Joshua estaban colocadas a través de su barra de

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colgar en lugar de en perchas. Él caminó directamente a una pequeña cómoda de
su cama y abrió el cajón de abajo. Se sentó en la cama y sacó un puente. Lo sostuvo

Página
hacia Rose.

—Esto era de papá. Lo llevé conmigo antes de salir de la casa. Lo he tenido


conmigo desde entonces. No lo uso. Son millas muy grandes, pero lo tengo cerca
de mí, donde yo vivo. Hace años… y esta es la parte de la que te reirás… Dormí
con esto.

Él apartó la mirada y ella sintió que su corazón se ablandaba. Dio un paso al


otro lado y se sentó en la cama junto a él. Quería darle un abrazo. Levantó las
manos por un segundo, pero luego las dejó caer. Le dolía verlo molesto pero sus
sentimientos confusos hacia él la hicieron tentativa e insegura de cómo actuar a su
alrededor.

El puente de Brendan yacía en el regazo de Joshua. Lo tomó de él. Era enorme y


Rose recordó el tamaño de Brendan. Un hombre alto, que parecía inclinarse al
entrar en las habitaciones. Tenía un vientre redondeado y siempre estaba de pie de
lado frente al espejo en el dormitorio y acariciándolo. Ella lo vio de pie y fuera de
las básculas en el baño varias veces solo para comprobar que tenían razón. Recordó
algo que él le decía regularmente. Dieta, Lunes, Pétalo. Le guiñaba un ojo mientras
lo decía, lo que la había avergonzado la primera vez pero se había acostumbrado a
eso durante los tres años que habían vivido juntos.

El puente era marrón y tenía un cuello en V. Era viejo y parecía como si hubiera
sido lavado frecuentemente, aunque tal vez no en los últimos cinco años. En la lana
se había formado pequeños adornos y había un tirón en la parte inferior.

—Eso no es nada de qué avergonzarse —dijo ella.

—Hay más, sin embargo.

—¿Qué?

Joshua no habló por un minuto. Parecía estar debatiendo algo dentro de su


cabeza.

—Si te digo esto nunca debes decirle a nadie. ¡Dios! Esto es ridículo. Se supone

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que debo ser un hombre de ciencia. Creo en las matemáticas, en la lógica. Creo que el
mundo está hecho de cosas explicables. Quiero construir puentes. En lugar de ello

Página
estoy…

—¿Qué?

—Este puente. A veces, cuando lo sostengo cerca de mi cara, cuando estaba en la


cama o simplemente tomando una siesta…

Rose miró el puente con perplejidad. No tenía idea de adonde Joshua quería
llegar.

—Bueno, veo este lugar. No, eso está mal. No lo veo como tal. Es algo como que
lo huelo, lo escucho, lo saboreo. No todo el tiempo. Solo de vez en cuando. Tomo
conciencia de este lugar y estoy seguro, estoy convencido de que tiene algo que ver
con mi padre.

—No entiendo…

—Yo no lo he hecho desde hace mucho tiempo, pero cuando lo hice tenía estas
sensaciones. Había un olor, un sabor. Escuché cosas. Cerré los ojos y pensé que
podía ver a papá allí.

—¿Dónde?

—No lo sé. En el lugar.

Rose no respondió. No lo entendía. Entonces lo hizo.

—¿Te refieres a una segunda vista? —dijo ella, incrédula.

—No lo sé. Nunca le he dicho a nadie y no te lo habría mencionado, pero


cuando tomé el llavero tuve la misma sensación. Solo por unos segundos.

—No creo en la segunda vista.

—¡Yo tampoco! Soy la última persona en creer algo así. No he tocado este
puente durante mucho tiempo porque he estado tratando de sacarlo de mi cabeza.

—Probablemente es un recuerdo que se desencadenó por un olor o algo así.

—El llavero no tiene un olor.

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—¿Pero lo compraste para él? ¿Cierto? Así que probablemente hay algún

Página
vínculo inconsciente entre la compra del llavero, el puente y este lugar, donde
quiera que esté.

—No debería habértelo dicho. Piensas que soy ridículo.

—No. Solo creo que tiene que haber una explicación lógica.

Los dos estaban en silencio. Era la segunda vez en el día que ella había estado
frente a un tipo de fenómeno sobrenatural. Primero el fantasma de Juliet Baker en
la carta de Rachel Bliss y ahora esto. Era estúpido. No creía en eso. Ella debió haber
tenido una expresión despectiva en su rostro porque Joshua sacudió su cabeza y
luego se dio la vuelta. La hacía sentir mal. Él había confiado en ella y lo había
golpeado lejos, hace poco.

—Este lugar. ¿Dónde está? ¿Qué es? —dijo ella.

Se mantuvo de espaldas a ella.

—Vamos, dime. Si se trata de esta segunda vista o solo algún profundo recuerdo
de los tuyos, valdría la pena explorar.

Él se encogió de hombros, pero luego empezó a hablar.

—Tenía esta sensación de que era una vieja cabaña, o bungalow. De todos
modos, era baja y muy vieja, desmoronándose. Y siempre estaba frío y sin masas
de cielo. Como el cielo está en todas partes, enorme. Y había un olor a mar, pero el
mar no estaba allí. Estaba muy lejos. Y escuché gaviotas.

—No hay gaviotas en Camden High Street —dijo Rose.

—Lo sé pero parece que están destinadas a estar allí. No solo algunas aves
carroñeras4. Es como si sus sonidos fueran lo más importante. No hay ruido de
tráfico o sirenas ni nada. Solo gaviotas.

—Y ¿estás ahí? ¿Con tu papá?

—No, ese es el punto. Si yo estuve allí, entonces sería un recuerdo de algún tipo.
Pero es un lugar en el que nunca he estado. Por eso parece que es una señal de

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algún tipo. ¿Una señal?

Página
—No puedes saber nunca si has estado allí. Yo no recuerdo un montón de cosas
de cuando era pequeña.

—Lo sé, lo sé. Solo tengo la sensación de que fue un lugar importante para Papá.
No es fácil de explicar.

—No creo en lo sobrenatural.

—Ni yo —dijo Joshua, miserablemente.

4También llamados necrófagos; son aves que se alimentan de carroña, carne en descomposición,
como el buitre o el cóndor, entre otros.
Rose fue a la cocina y tomó el llavero. Era sólido y la letra "B" era grande y
pesada. La llave que colgaba de él era de un color bronce mate. La sostuvo por un
momento y sintió el frío metal. Detrás de ella oyó pasos.

—Solo olvida que he dicho algo.

Él se acercó a la mesa de la cocina y recogió los objetos del archivo. Sabía que
había herido sus sentimientos. Dio un paso hacia él, pero estaba de espaldas a ella.
En cualquier caso, ¿qué podía decir?

—Mejor me voy —dijo ella—. ¿Te mandaré un correo más tarde?

Él asintió con la cabeza sin decir nada. Ella tomó su abrigo y se fue.

Rose se dirigió directamente a la casa de su abuela. El autobús llegó rápidamente y


ella saltó en su parada sintiéndose extraña y agitada. La historia de Joshua le había
inquietado. La historia en sí era rara, pero estaba segura de que la respuesta estaba
en la mente de Joshua en lugar de algún fenómeno sobrenatural. Él le había
confiado con sus pensamientos privados y debería haber sido menos escéptica.

50
Tomó sus llaves pero la puerta principal se abrió antes de que pudiera llegar a la

Página
cerradura.

Su abuela estaba allí de pie. Tenía una expresión seria en su rostro.

—Rose —dijo, de pie y manteniendo la puerta abierta.

—Hola —dijo Rose.

—Pasa.

—¿Algo está mal?

—Rose, hice lo que me pediste. . .


Rose sacó su abrigo, poniéndolo encima de su brazo. Su abuela cerró la puerta.

—Llamé al Colegio Mary Linton. Bueno, lo intenté y luego llamé más tarde hoy.
Acabo de conseguirlo a través de Martha Harewood hace una hora.

Rose recordó que ella le había pedido hablar con la housemistress 5 sobre Rachel
Bliss. Había salido de su mente. Por primera vez en días no había pensado en esas
letras irritantes y llamadas telefónicas.

—¿Estaba bien al respecto? Ella sabe como es Rachel. Rachel ha tenido


problemas en varias ocasiones…

—Hablé con ella.

—¿Que dijo?

Su abuela la miraba dolida. ¿Martha había sido brusca con ella? ¿Le dijo que se
mantendrá alejada?

—Rose, no sé cómo decirte esto, así que simplemente te lo diré. Esta chica,
Rachel Bliss, que solía ser tu amiga, bueno, ha habido un terrible accidente. Fue
encontrada muerta esta mañana.

—¿Qué?

—La encontraron en el lago navegable. Ahogada.

Rose no dijo una palabra. Se quedó mirando a su abuela.

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—Me temo que sí. Martha Harewood me dijo…

Página
—Eso no puede estar bien.

—Puedo ver que estás molesta.

—Pero ella me escribió. Debe haber un error.

—Me temo que es ella —dijo su abuela—. No hay ningún error.

Rose sintió sus rodillas debilitarse. Su abuela puso su mano para sostenerla.
Casi no podía creerlo.

5 Profesora a cargo de una residencia en una escuela o universidad.


Rachel Bliss estaba muerta.

52
Página
Siete
Traducido por Btaalejandra.

Corregido por Bibliotecaria70

Rose estaba sentada con las piernas cruzadas en el estudio. Su bloc de bosquejos
estaba abierto frente a ella y estaba dibujando furiosamente. En la hoja había tres
dibujos de un ojo. Uno desde el frente, otro desde el perfil y el tercero estaba
cerrado. Era parte de una tarea en la que estaba trabajando, Ventanas. Tenía hojas
de bosquejos de ventanas reales, cámaras, pantallas de computadora y ojos de
cerraduras. Estaba cerca de unir sus ideas y entregar su tarea. Esta era la semana
para terminarla.

Observó fijamente el ojo de perfil y luego hizo algunas modificaciones con su


lápiz. Era basura. Garabateó encima. Luego dibujó fuerte líneas rectas cruzando las
otras. Arrancó la hoja, la arrugó y la tiró al suelo junto a ella.

Le dolía la espalda y quería reclinarse contra algo. El sofá estaba demasiado


lejos, sin embargo, y era mucho esfuerzo moverse.

¡Rachel Bliss muerta! ¿Cómo podía ser?

Eran pasadas las nueve de la noche. Había pasado un tiempo antes con Anna,

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quien le había dado las noticias acerca de Rachel Bliss como si le estuviera
contando sobre la muerte de un familiar cercano. Su abuela había estado muy

Página
compasiva y preocupada y le había pedido a Rose que le contara sobre su amistad
con Rachel. Rose la había resumido en unas pocas oraciones.

Vino a nuestra Casa a mitad del trimestre. No tenía amigos así que Martha Harewood
me pidió a mí y a otras chicas que cuidáramos de ella.

Tenía la habitación contigua a la mía por lo que la veía mucho.

No fuimos muy amigas al principio, pero después de un tiempo pasamos ratos juntas.

Nos peleamos en Pascua. No éramos más amigas para ese entonces.


Anna había hecho un plato de tostadas para Rose. Habló despacio y con respeto
como si Rose estuviera de luto. No lo estaba, sin embargo. Lejos de eso. Estaba
simplemente conmocionada hasta la médula de que Rachel estuviera muerta.
Anna, quien tenía previsto salir por la noche, dio vueltas en la puerta indecisa.

Puedo quedarme, si tú quieres.

No tengo que irme. No me importa hacerte compañía…

Cancelaré mi fin de semana fuera. No quiero que estés por tu cuenta en un momento
como este…

Rose le aseguró que debería irse.

Ahora estaba sola, pretendiendo trabajar en una tarea de la Universidad. Estiró


sus piernas y se levantó. Cruzó la habitación y se sentó en el sofá, manteniendo su
espalda recta.

Rachel Bliss estaba muerta.

Era difícil de creer.

¿Cuánto tiempo habían sido amigas? ¿Un año? ¿Más?

Hubo momentos, durante ese año, en los que Rose se preguntaba si su relación
podía llamarse amistad incluso.

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Página
Unas semanas antes de Pascua, en décimo año, Martha Harewood envió una nota
para que Rose fuera a verla. Cuando ella llegó había otras dos chicas que conocía,
Amanda Larkin y Molly Wallace. Esto la deprimió inmediatamente. Amanda y
Molly eran chicas amables que ayudaban a los profesores, dirigían clubes, que
siempre hacían amistad con chicos que estaban enfermos o en problemas. Esperaba
que Martha no estuviera intentando atraerla a una especie de grupo de amigas con
ellas.

Las dos chicas estaban sentadas en el sofá de Martha. Rose se sentó en el sillón
floral, escuchando las patas crujir como solía suceder. Martha Harewood señaló la
jarra de zumo en la mesa de café, pero Rose negó con la cabeza.

Usualmente era un obsequio estar en las habitaciones de Martha. En los


primeros días, cuando llegó por primera vez al internado, Martha había estado
pendiente de ella. Era enero, el período de invierno, y su madre se había ido por
dos meses y medio. En esos días, siendo de séptimo grado, tuvo que compartir su
cuarto con otras dos chicas, pero no le había importado.

Martha la había invitado cada semana para asegurarse de que estuviera bien. La
dejaba sentarse en el sillón floral y hablaba con ella acerca de las cosas que estaban
sucediendo en la escuela. A menudo comenzaba con No debería decirte esto pero…
Hacía sentir a Rose especial como si fuera una amiga de Martha. Un día Martha la
sorprendió cuando señaló una foto de una joven niña de cinco años sentada en un
aparador. Esta era mi hija dijo ella. Murió de cáncer. Por lo que sí sé cómo te sientes. Sé
lo que es perder a alguien. Había sido un momento sorprendente y Rose se había
dado cuenta de que no era la única persona que acarreaba una enorme angustia
encima.

La hacía sentirse más cercana a Martha y no le importaba, a medida que los


meses pasaban, que las visitas fueran cada vez menos regulares. Se adaptó y

55
comenzó a sentirse cómoda alrededor del viejo edificio de la escuela y de

Página
deambular por sus terrenos. Hizo amigos; no cercanos, pero sí personas con
quienes pasar el tiempo.

Para décimo año era una chica “vieja”, alguien que se guardaba las cosas para sí
misma pero que tenía un número de chicas con las cuales pasar el rato. Ya no
necesitaba un hombro sobre el cual llorar. Por eso es que se sorprendió cuando la
encargada del Internado pidió que fuera a verla.

Martha se sentó y se sirvió un vaso de zumo.

—Chicas, las he llamado con la esperanza de que me ayuden. Tenemos una


nueva estudiante uniéndose a la Casa Eliot. Su nombre es Rachel Bliss. Ha estado
en la Casa Brönte desde septiembre y era amiga de la pobre Juliet Baker. No se ha
acomodado desde la tragedia por lo que se decidió que debería mudarse de Casa y
unirse a nuestra pequeña familia.

Martha observó a cada una por turnos. Rose no reconoció el nombre Rachel
Bliss. No estaba en ninguno de sus grupos GCSE.

—Lo que espero es que ustedes tres, chicas, puedan cuidar de Rachel. Mostrarle
donde queda cada cosa, asegurarse de que sepa sobre los horarios de las comidas,
las normas para bañarse, horarios de tareas y esas cosas. Podrían presentarla en
sus grupos de amigos.

Amanda y Molly estaban sonriendo ampliamente.

—La he puesto en la habitación Bluebell.

Rose levantó la mirada. Bluebell era la habitación al lado de la suya. Había sido
usada por un tiempo por una muchacha de China quien había regresado a casa
justo antes de Navidad.

—¿Están de acuerdo con esto?

—Sí —dijo Molly—. No es ningún problema. La cuidaremos, ¿no es así,


Amanda?

Amanda asintió contenta.

56
—¿Rose?

Página
No respondí en seguida. Odiaba este tipo de situación. Recordó cuando recién
empezaba en Mary Linton que había un par de chicas a las que claramente les
habían pedido que cuidaran de ella. Siempre parecían estar alrededor, en la clase,
en el pasillo, en la sala común, en la fila de la comida. Eran amables, pero Rose no
conectó con ellas de ninguna forma. Estaba contenta cuando finalmente la dejaron
sola.

—¿Rose?

Pero Martha era la amiga de Rose y había pedido un favor.

—Claro, la cuidaré.
—Bien, excelente —dijo Martha.

Rachel Bliss llegó tarde por la noche. Rose había abandonado la sala común con
un dolor de cabeza y se había acostado en su cama para leer. Escuchó ruidos
saliendo de la habitación de al lado justo después de las diez. La puerta se abrió y
cerró varias veces y pudo oír la voz de Martha amortiguada. Hubo silencio
después y Rose se acercó y se puso a escuchar a través de la pared. Podía oír
música sonando suavemente. Estaba permitido hasta las once. Después de eso se
alentaba a las personas a ir a la cama, pero los audifonos se podían seguir usando.
Rose algunas veces se había quedado dormida con el sonido de su banda favorita
tocando en sus oídos.

A la mañana siguiente salió de su habitación, Daisy, exactamente en el mismo


momento en que Rachel Bliss salió de Blueball.

—¡Hola! —dijo Rose—. Soy Rose Smith. Si hay algo que quieras saber puedes
preguntarme.

Rachel Bliss parecía dormida. Tenía el cabello rubio a la altura de los hombros y
piel pálida. Sus ojos se veían un poco hinchados como si no hubiera tenido una
buena noche de sueño.

—Claro, gracias —dijo Rachel.

Justo en ese momento Amanda y Molly aparecieron al final del pasillo. Molly
soltó un grito y corrió hacia Rachel. Rose se alejó, contenta de salir de ahí. Después

57
de eso vio a Rachel Bliss en las clases y en las comidas. Estaba invariablemente con

Página
Amanda o con Molly o algunos de sus amigos.

Una noche, unas semanas después de que Rachel hubiera llegado, hubo un
golpe en su puerta. La abrió y encontró a Rachel parada allí.

—¿Está bien si entro unos cinco minutos?

Rose frunció el ceño. Nadie entraba a su habitación. Era su lugar privado donde
podía alejarse del constante murmullo. Sostuvo la puerta firme.

—Verdaderamente no, está un poco desordenado…

—No preguntaría, pero realmente es algo importante.


Rose abrió la puerta y Rachel entró en su habitación.

—No está para nada desordenada. ¡Deberías ver el mío! ¡Oh por Dios! ¡Tocas el
violín! Eso es difícil. Yo intenté la guitarra una vez, pero me salieron ampollas.

Rose no respondió. Su portátil estaba abierto en el escritorio y mostraba su


página de Facebook.

—¡Estoy harta de Facebook! —dijo Rachel—. Tengo cerca de cuatrocientos


amigos y me estaba volviendo loca.

—¿Qué es lo que quieres? —dijo Rose, sintiéndose incómoda y sin gustarle que
ella estuviera ahí.

—Espera —dijo Rachel, con un dedo en el aire—. Todo se explicará.

Justo en ese momento, hubo ruido de pisadas en el pasillo y voces conversando


rápidamente. Rose las reconoció como las de Molly y Amanda. Se detuvieron
cuando llegaron más cerca. Rose escuchó un golpe en la puerta de la habitación de
al lado. Estaba desconcertada. Miró a Rachel, pero Rachel tenía su dedo índice
sobre los labios.

—¿Rachel? —llamó Amanda, golpeando de nuevo.

—La puerta está abierta, ¡mira! —dijo Molly.

—¿Rachel estás bien?

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—Definitivamente dijo que viniéramos a las siete.

Página
—¿Rachel?

—Empuja la puerta —dijo Molly.

Rose iba a ir a hablarles. No le gustaba ser parte de esta estúpida situación, pero
Rachel sacudió su cabeza firmemente.

—No hay nadie aquí —dijo Amanda.

—No.

Por un minuto hubo silencio.


—¿Deberíamos esperar? Sí dijo que tenía algo importante que decirnos.

—No, vámonos. Tal vez esté en la sala común.

—Sí, probemos ahí.

Se escucharon las pisadas alejándose por el pasillo. Las voces de las chicas
disminuyeron. Cuando estuvo completamente en silencio Rose se giró hacia
Rachel.

—¿Qué fue todo eso?

—Esas dos, son realmente dulces y amables, pero me están volviendo loca.

—Deberías decírselo.

—Lo he intentado… pero sabes son tan…

—¿Incorregibles?

—Implacables, iba a decir. Son como cachorritos. Amorosas, buenas, pero ¡OH!
Solo quiero que me dejen sola.

Rachel fue hacia la manija de la puerta. Pero luego pareció que notó algo. Cruzó
la habitación de Rose y levantó un libro.

—Me encantó este libro. ¿Has leído los otros? Me encantan las historias de
vampiros. ¿No es una idea brillante? ¿Qué puedas tener la misma edad por

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siempre? Tengo más de esta serie. ¿Te gustaría que te los preste?

Página
Rose sonrió indecisa.

—Oh, ¡espera! ¿Estoy siendo un cachorro molesto, no?

—No, no seas tonta.

—Te dejaré. Ahora que tengo un poco de espacio.

—Claro… —dijo Rose.

—Grandioso, te veo después.


Al otro día Rose se sentó enfrente de Rachel en el desayuno. Más tarde
caminaron hasta sus respectivas clases. Esa noche Rachel le mostró a Rose sus
libros, docenas de ellos apilados en el suelo. Rose sonrió ante el desorden y luego
se sentó con las piernas cruzadas en la alfombra para revisarlos en caso de que
hubiera alguno que no hubiera leído.

Ese fue el principio.

El estudio estaba tranquilo y Rose miró su cuaderno de bosquejos y vio una página
blanca. Recordó a Rachel Bliss parada en su habitación diciendo: Me encantan las
historias de vampiros. Su cabello era de color oro y sus ojos del celeste más claro. Un
vampiro. Esa era Rachel. Absorbía a la gente hasta dejarla seca.

60
Página
Ocho
Traducido por PrisAlvS

Corregido por Pily

—Eso es tan raro —dijo Joshua—. Ella se ahogó en el lago de la escuela.

—¿Tu escuela tenía un lago? —preguntó Skeggsie y empezó a toser.

Rose frunció el ceño hacia Skeggsie. ¿Eso era todo lo que podía decir?

Ella estaba en el estudio de Joshua, junto a su habitación. Era un cuarto grande


con montones de equipo de computadora. Una de las mesas había sido limpiada,
sin embargo, y en esta estaba El Proyecto Mariposa. Junto a este había una libreta de
notas como si alguien lo hubiera leído para hacer un ensayo. Rose vio algunas
hojas impresas de sitios web: Rompe Códigos, Código Morse, Descifrar, Rompe
Códigos Bletchley. Al otro lado de la mesa había uno de los cuadernos que Joshua
tomó de Frank Richards. Estaba abierto en una fotografía de un hombre ruso.

—¿Cómo lo supiste? ¿Por qué no me enviaste un mensaje? —inquirió Joshua.

—¡Un lago!

Rose observó a Skeggsie molesta.

61
Eran las 5:30 y llamó para verlos en su camino hacia su casa de la escuela.

Página
Aunque conoció a Rachel solo por veinticuatro horas, no se lo comunicó a Joshua.
Dejaron las cosas sin finalizar con una nota el día anterior con toda su charla sobre
sentimientos especiales y segunda vista. Se había sentido incómodo y no parecía
correcto descargarse más con él. Ahora, mientras miraba alrededor del estudio
lleno de parafernalia por hacer sobre sus padres perdidos, deseó no haberlo
mencionado para nada.

—Cuéntanos todo. Siéntate.

Había dos sillas en la habitación y ambas estaban cubiertas del equipo que fue
quitado de la mesa. Ninguno pareció notarlo, por lo que ella se quedó de pie y
empezó a contar lo que pasó, a explicarle a Skeggsie sobre las cartas y las llamadas
que recibió de Rachel Bliss. Luego describió las cosas que Rachel escribió. Cuando
contó sobre haber visto el fantasma de Juliet Baker, apartó la mirada de Joshua,
consciente de que era un tema incómodo entre ellos. Finalmente reportó lo que
Anna le dijo.

—¡Así es! —dijo—. Está muerta. La encontraron en el lago.

Ella se apoyó en la mesa, su mano junto a El Proyecto Mariposa.

—Eso es terrible. Quiero decir, sé que no te agradaba mucho esa chica, pero…

—¿Por qué no te agradaba? —preguntó Skeggsie y sacó un inhalador azul de un


bolsillo de su camisa.

—Ella la atacaba —explicó Joshua.

—No —declaró Rose—. No exactamente…

—¿Violencia?

—No.

—¿Intimidación?

—No, no realmente…

—¿Entonces?

62
—No puedo explicarlo.

Página
Skeggsie bufó y puso los ojos en blanco.

—¿Qué? —demandó.

—Cosas de chicas, sentimientos heridos.

—¿Qué sabes de eso? —inquirió ella, instantáneamente molesta.

—Sé sobre los matones —dijo Skeggsie lentamente, luego se movió hacia la
mesa para acomodar algunas páginas ahí.

—Solo porque lo pasaste mal no significa que eres alguna clase de experto.
—No dije que lo fuera…

—No tienes idea de cómo fue —atacó Rose.

—Tuve algunas experiencias horribles…

—¡Pero no como las mías!

—Claro. Estaba en una escuela de chicos.

—No digas que la pasaste peor que yo. No lo digas.

—Rosie —empezó Joshua—. Sabes que Skeggsie tuvo una mala experiencia.

—Pero no debería hablar como si fuese algún tipo de competencia.

—No lo hago.

—Las personas pueden resultar heridas de diferentes maneras.

—Lo sé.

—¡No tienes el monopolio de ser herido! —ella replicó, su voz fuerte y rasposa.

Skeggsie se dio la vuelta y empezó a juguetear con el teclado de Joshua. Rose


cerró sus ojos mientras una lágrima se deslizaba.

—Lo lamento —dijo ella—. Sé que fuiste herido. Joshua me contó. Estoy molesta
por mi amiga. Solo me estaba descargando en ti. No me refería a ese tipo de

63
matonismo. Lo siento. Es difícil de explicar.

Página
—Hagamos algo de té —exclamó Joshua, tomó el codo de Rose y la guió a la
otra habitación.

La mesa de la cocina estaba llena de cosas. Rose se sentó y apartó montones de


impresiones. El nombre Viktor Baranski estaba resaltado en una página, pero no la
vio. Su garganta estaba cerrada y estaba a punto de llorar. ¿Por qué explotó contra
Skeggsie? ¿De todas las personas? Skeggsie, quien fue atacado en la escuela. Luego,
mientras estaba en la universidad, algunos estudiantes entraron a su apartamento,
donde ellos habían vivido antes. Skeggsie sabía sobre la crueldad de las personas…
era solo que parecía que él cargaba con ese conocimiento con gran ego.
¿Por qué era tan difícil para que a ella le agradara?

Joshua puso una taza de té frente a ella.

—No te molestes. Sabes cómo es Skeggsie. En cualquier caso, su asma lo está


afectando.

—No debí haberle gritado…

—Fue mi culpa. Mencioné la temida palabra.

—Él cree que soy estúpida.

—Le agradas. Créeme, lo sabría si no fuera así. ¿Quieres discutirlo? Perdón por
decirlo, pero crees que todas esas emociones realmente eran por alguien más… no
Skeggsie. ¿Es por esta chica que dijiste que “odiabas”?

Joshua dibujo comillas en el aire con sus dedos.

—Estás usando el psicoanálisis conmigo.

—Alguien tiene que hacerlo.

—¿Cobras?

—Cien libras por hora.

Ella sonrió y bebió de su té.

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—Pero hay algunos casos tan fascinantes que lo hago gratis.

Página
—¿Sabes qué? Es simple. Ella no me agradaba y ahora está muerta. La parte
complicada es que intentó ayudarme y la ignoré.

Él no habló.

—Sabes, si ella hubiera estado en el agua y me hubiera llamado, habría corrido a


ayudarla. No importa cuánto hirió mis sentimientos. Pero, como sus gritos en
busca de ayuda vinieron desde la distancia, como cartas y llamadas, pude
ignorarlos. ¡Dios! ¡Solo hace unas semanas estaba cerca de donde una chica fue
asesinada! ¿Qué clase de persona soy?
—Oye, eres una muy buena persona.

La puerta detrás de ella se abrió y sintió a Skeggsie entrar.

—Lo siento, Skeggs, de nuevo —dijo sin mirar alrededor.

—Está bien. ¿Hay algo de té?

Se sentaron a beber té y Joshua sacó algo de comida, la cual devoraron poco a


poco. Luego de un rato, cuando se sintió mejor, Rose se concentró en las
impresiones sobre la mesa. El nombre Viktor Baranski estaba resaltado en la
mayoría.

—¿Qué es todo esto? Parece que tú y Skeggsie planean algo.

—Sí, bueno, después… Bueno, creí que era momento de continuar al lado
práctico de las cosas. Dile lo que descubrimos, Skeggs.

Skeggsie respiró hondo y reunió las páginas sobre la mesa.

—Hemos estado estudiando a este tipo cuya foto tenemos en el cuaderno.


Viktor Baranski. Solía estar en la guardia naval. Pudo haberle dado información a
los servicios secretos británicos.

Rose intentó parecer interesada.

—Baranski fue asesinado en el 2006 y hubo una pista de que la policía secreta
rusa estuvo involucrada, blablablá. Su compañía cayó aunque su hijo sigue en

65
Londres. Lev Baranski. Treinta y un años. Tiene un restaurante en Kensington Sur.

Página
—Entonces —continuó Joshua con dramatismo—, Skeggsie y yo vamos a ir
mañana.

—¿Para qué?

—A ver a Lev Baranski.

—Ah.

—Él es el único vínculo que tenemos con Frank Richards y por ende con papá y
Kathy. La fotografía de su papá está en el cuaderno.
—¿Qué le dirán?

—No sabemos. Inventaremos alguna historia cuando lleguemos.

—¿Van encubiertos? —exclamó Rose con una sonrisa.

—Algo así —admitió Joshua—. Pero eso no es todo. Vamos a ir a Norfolk el fin
de semana. Vamos a buscar los lugares marcados en el mapa de papá.

—¿Los dos? —inquirió Rose mientras los miraba.

—Sí. Skeggs va a manejar.

Rose no dijo nada. No le habían pedido que los acompañara al restaurante o a


Norfolk. No la habían incluido en estas aventuras. Se debía sentir herida, pero no
era así. Solo se sentía cansada.

—¡Puedes venir! —soltó Joshua como si le leyera la mente.

Ella negó con la cabeza.

—Tengo cosas que hacer. Trabajos atrasados de la escuela. Tal vez necesite pasar
algo de tiempo sola.

—Bien —aceptó Joshua—. Llevaré mi computadora y mi teléfono, suficientes


formas para estar en contacto.

—Claro, ¡pueden informarme sobre su escapada!

66
—No es una escapada, Rosie. Esto es serio —replicó Joshua, quien parecía un

Página
poco herido.

—Claro que lo es —admitió Rose.

—Y —empezó Skeggsie—, ya empezamos a intentar descubrir el código en el


libro.

Rose se levantó. Códigos y escapadas secretas. Era como algo sacado de una
vieja historia de aventura. Mientras ellos jugaban por ahí, ella tenía todo el peso de
saber que alguien había pedido su ayuda y que no había hecho nada. Incluso si era
Rachel Bliss.
Salió al pasillo para buscar su abrigo y bolso.

—Nos vemos, chicos —gritó y se dirigió hacia las escaleras.

El jueves en la mañana, antes de prepararse para ir a la escuela, llamó a Martha


Harewood. Luego llamó a Joshua. Él contestó inmediatamente.

—¿Cuándo se van a Norfolk? —preguntó directamente.

—Mañana en la mañana. Pero hubo un ligero cambio de planes. Skeggsie no


puede venir. Su asma lo está afectando. Está ardiendo de fiebre. Está en la cama
aspirando de su nebulizador.

—Oh. ¿Qué tan malo es?

—A veces se pone así. Solo tiene que descansar, tomar esteroides y antibióticos
y esperar hasta que su flujo máximo mejore. Debería estar bien en unos días.

—¿Flujo máximo?

—Es una cosa del asma. Algo desconocido para las personas normales con

67
pulmones funcionales como nosotros.

Página
—Claro.

—Lo he visto así muchas veces. Créeme, estará bien.

—¿Qué hay de Norfolk?

—Iré solo.

—¿Cómo llegarás?

—Skeggsie dijo que puedo llevarme su auto.


—¿Sabes conducir?

—Sí, Rosie, sé conducir.

—No lo sabía.

—Hay mucho que no sabes de mí.

—¿Puedo ir? Quiero volver a mi vieja escuela. La busqué en Google Maps. Está
como a diecinueve kilómetros de Stiffkey. Ahí es a dónde vas, ¿no? Podrías pasar y
dejarme. Hablé con mi antigua jefa de casa y dijo que puedo quedarme un par de
noches. Puedes volver por mí el domingo.

—¿Qué hay de tu abuela?

—Se irá de viaje por el fin de semana.

—¿Por qué irás a tu antigua escuela?

—Quiero averiguar lo que le pasó a Rachel. También quiero darle a la policía


algunas cartas que me escribió. Siento que quiero estar ahí, donde pasó, aunque
sea por un corto tiempo.

—¿Para sacarlo de tu sistema?

—Tal vez.

—Bien, pasaré por ti como a las nueve.

68
—Gracias.

Página
Se acomodó en su cama, las cartas de Rachel estaban a su lado. El viaje
significaría no ir a clases al día siguiente, pero no se podía evitar. Finalmente iba a
volver a Mary Linton.

Aunque era muy tarde como para arreglar algo.


Nueve
Traducido por belisrose

Corregido por PrisAlvS

Rose se sentó en la parte delantera de la Mini de Skeggsie. Su mochila estaba en el


asiento trasero. Ella había tomado el mínimo de cosas que iba a necesitar: un
cambio de ropa y su portátil. Su móvil estaba en su rodilla.

Fueron a un ritmo constante, Rose viendo a Joshua conducir el auto de forma


competente. ¿Cómo podía no haber sabido que él conducía? Ella debió haber
tenido el asombro escrito en toda su cara porque él la miró y comenzó a explicar.

—Mi tío Stu me enseñó a conducir —aclaró—, cuando tenía dieciséis años. Él
solía llevarme a este aeródromo en desuso que conocía. Y me dejaba conducir el
auto en vueltas y vueltas. Él se sentaba atrás, sacaba su tarro de tabaco y hacía diez
rollos mientras yo conducía. Luego, cuando tenía diecisiete años, me enseñó la
teoría y me hizo hacer el examen, pasé a la primera vez.

Rose imaginó Joshua sentado nerviosamente al volante del auto de su tío,


conduciendo en círculos alrededor de un aeródromo.

—Él está loco por los autos. Tiene este MG Roadster6 en su garaje que ha estado

69
renovando durante años.

Página
—¿Ha estado en contacto últimamente?

—Sí, por fin consiguió una novia. Su nombre es Susie. Creo que es amor. Él la
menciona mucho en sus correos electrónicos.

Se dirigían fuera de la M25 hacia la M11; Joshua maldijo entre dientes al ver la
cola de tráfico.

6MG Roadster: auto deportivo de dos puertas diseñado por British Motor Corporation (BMC) entre
1962 y 1980.
Rose había visto un par de fotos de Stuart en el estudio de Joshua. Él no se
parecía mucho a su hermano, Brendan. Era más delgado en la cara y tenía el
cabello corto.

—¿Sabe que estás buscando a tu papá?

—No.

—¿Por qué?

—En realidad no le gusta mucho hablar de papá. La primera vez que fui a vivir
con él, era todo simpático y trató de animarme, pero al pasar el tiempo, era difícil
mantener una conversación. Solo hay tantas veces que puedes preguntarle a
alguien cómo son los recuerdos de la infancia de su hermano. Yo diría algo así
como: ¿Cuando tú y papá eran adolescentes salían juntos? Y él me decía: Bren y yo
salimos un par de veces. O podría decir: ¿Cómo era papá cuando tenía mi edad? Y él me
decía: Nuestro Bren estaba bien. Stu no es hablador, es el tipo silencioso. La verdad
es que si yo me hubiera quedado con él, no estaría buscando a papá. Es estar con
Skeggsie que me hizo mirar correctamente a papá.

—¿Por qué?

—Porque estoy lejos. Nada que pueda hacer puede herir los sentimientos de Stu.
Y luego está todo el material web que yo nunca podría haber conseguido sin
Skeggs.

70
—¿Cómo está él hoy?

Página
—Más o menos. Tose mucho. Está tomando los esteroides. Tomará un par de
días para que entre al juego.

—No lo hagas. Me haces sentir lástima por Skeggsie y no quiero hacer eso.

—¿Todavía no te gusta?

—Lo estoy intentando.

—¿Tal vez es porque es un poco como tú? Tal vez por eso te resulta difícil
llevarte bien con él.

—¡No! —exclamó ella—. Él no es nada como yo. ¡Nada de nada!


—De acuerdo.

Condujeron, la conversación estancada, siguiendo las indicaciones de


Cambridge. Joshua intentó la radio, pasando entre estaciones. Rose sacó una pila
de CDs del compartimiento de la puerta y empezó revisarlos. Estuvo gratamente
sorprendida. El gusto de Skeggsie en la música no era tan malo como temía.

—¿Sabes que el restaurante pertenece al hijo de Viktor Baranski? ¿Al sur de


Kensington? Fui a él.

—¿Sí? —dudó ella.

A pesar de que Skeggsie no estaba bien, Joshua había ido.

—Está cerca de la estación del sur de Ken, en el camino a los museos. Es una
calle que está llena de bares y cafeterías. Este restaurante se llama Easterm Fare.

—¿Es un restaurante ruso?

Joshua se dirigió a la autopista en un giro marcado hacia Norwich.

—En realidad no. Tiene signos rusos por todas partes, pero solo sirve café y
emparedados y almuerzos calientes. Parece un poco deteriorado. Comimos un
emparedado y un café.

Ella frunció el ceño.

—¿Pensé que fuiste por tu cuenta?

71
—No, alguien de la universidad vino conmigo. Esa chica que viste la semana

Página
pasada, Clara.

Rose miró hacia delante. Clara, la chica con el cabello rubio.

—¡Llegué a hablar con Lev Baranski! Fue mucho más fácil de lo que esperaba.
Al final solo le pregunté por un trabajo.

—¿Un trabajo? —preguntó ella con tranquilidad.

—Sí. Vi a este chico en una mesa en la parte de atrás de la cafetería trabajando


en un ordenador portátil, así que solo me acerqué a él y le dije: Disculpe, ¿es usted el
señor Baranski? Y él miró hacia arriba y dijo: ¿Quién quiere saberlo? Yo dije: Estoy
buscando un trabajo como camarero y alguien por la calle me dijo que debería probar aquí.
Él pensó que podría necesitar ayuda. Soy estudiante y estoy en busca de trabajo a tiempo
parcial. Hubo un largo silencio sin que pudiera decir lo que él estaba pensando. Su
rostro era completamente plano, sin asomo de expresión. Era bastante joven, pero
parecía mayor vestido con un traje y corbata. Él llamó a este otro tipo, Mikey, y
dijo: Este muchacho está buscando un trabajo. Mikey dijo con un fuerte acento ruso:
No tenemos puestos de trabajo ahora. Lev luego le dijo: Deja tu información con Mikey y
te avisaremos si surge algo. Así que dejé un nombre falso, y luego Clara y yo nos
fuimos.

Rose tenía una imagen de Joshua y Clara saliendo del restaurante. Joshua estaba
sosteniendo la puerta para Clara y ella reía hacia él, ambos encantados con su
pequeño plan. Rose podía ver el cabello de Clara serpenteando sobre sus hombros.
En su mente era más largo y más grueso que antes, el tipo de cabello que podría
recogerse en una banda para el cabello y amarrarlo en la parte posterior de la
cabeza. Rose agarró un mechón de su propio cabello y tiró de el a lo largo de su
barbilla. Ella se giró y apoyó la cabeza contra el cristal.

—Es un comienzo, ver a Lev Baranski. No sé si es importante o no, pero cada


pequeño trozo de información tiene que ser seguida —agregó Joshua.

—Uhm.

Pasaron junto a un letrero de Mildenhall. Ella estaba empezando a reconocer el


camino. Había hecho el viaje varias veces con Anna al principio y al final de cada

72
trimestre. Habría una rotonda y ellos se irían a la segunda a la izquierda hasta más

Página
allá de la Base Aérea de Lakenheath. Era un viaje que normalmente hacía con
gusto, con ganas de volver a la escuela después de pasar mucho tiempo a solas con
Anna. La última vez que lo hizo, justo después de Pascua, lo había hecho con el
corazón encogido. Ella no era amiga de Rachel Bliss y solo se había arrastrado a sí
misma de nuevo a la escuela para sentarse en sus GCSE7.

Ahora ella estaba lúgubre porque Joshua tenía una nueva amiga o tal vez
incluso una novia. Sus sentimientos por él estaban confundiendo sus pensamientos.

7GCSE: General Certificate of Secondary Education, por sus siglas en inglés, es el nombre de un
grupo de títulos británicos obtenidos a través de exámenes que se llevan a cabo a estudiantes de
entre 14 y 16 años en las escuelas secundarias de Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte.
—Podría cerrar los ojos por un rato. No dormí muy bien anoche —indicó ella sin
querer hablar más.

—Utiliza mi chaqueta como almohada.

Ella se inclinó sobre el asiento de atrás y cogió la chaqueta de Joshua, la dobló


por la mitad de modo que fuera voluminosa. Ella la encajó entre su cara y la
ventana y cerró los ojos. Oyó la música encenderse y después de un rato oyó a
Joshua cantar en voz baja.

No durmió, sin embargo; seguía con sus ojos cerrados, cruzándose con su
reacción ante la mención de Clara. Con todo lo que estaba pasando, ¿cómo podría
la existencia de esta chica hacerla sentir peor? Rachel Bliss estaba muerta. ¿No era
eso en lo que debería estar pensando?

Condujeron durante lo que pareció un largo tiempo. Se detuvieron una vez en


una estación de gasolina y Rose salió para usar el baño. Cuando volvió, Joshua
estaba de pie junto al auto con bebidas y donas. Comieron y bebieron y luego
siguieron su camino. El pesado tráfico se disparó y ella vio un cartel de King’s
Lynn. Poco después de eso pasaron Fakenham y ella supo entonces que no era el
momento para irse. Se sentó, haciendo gala de que estiraba sus brazos como si
hubiera caído al sueño de nuevo.

—Casi llegamos, Rosie —anunció Joshua animado.

—¿Dónde te quedarás? —preguntó.

73
—Hay un pub en Stiffkey. He reservado una habitación para dos noches. Dará

Página
tiempo suficiente para explorar alrededor, hablar con algunas personas.

Pero, ¿qué crees que vas a lograr? ¿Qué estás buscando realmente? ¿Hay algún punto
en seguir las marcas en un mapa que probablemente no tienen nada que ver con nada?

Rose quería decir estas cosas, pero no lo hizo.

—¿Qué pasa contigo? ¿Dónde dormirás?

—Siempre hay habitaciones libres en la escuela. Oh, mira. La entrada está como
a un kilómetro y medio. Solo déjame en la puerta. Voy a caminar por el sendero yo
misma. A ver si estiro las piernas.
—Vendré por ti después del almuerzo el domingo, puede ser a las dos.

—Recógeme en el mismo lugar. No te molestes en entrar a la escuela.

—¿Por qué? ¿Te avergüenzas de mí?

—Por supuesto que no —replicó ella mientras el auto se detenía en el borde del
césped justo antes de las puertas de entrada del Colegio Mary Linton.

—¿Tienes tu portátil? ¿Y el teléfono? Te enviaré mensajes. Te haré saber lo que


estoy haciendo. Me puedes enviar mensajes, así me cuentas lo que está sucediendo
acerca de la muerte de tu amiga.

Ella asintió. Abrió la puerta del copiloto y se bajó. Joshua hizo lo mismo. Ella se
puso su abrigo y, empujando el asiento hacia adelante, se inclinó para sacar su
mochila de la parte de atrás. Cuando estuvo de pie junto al auto, Joshua se acercó a
su lado.

—Ten cuidado —pidió, inclinándose para besarla en la mejilla.

Ella sintió sus labios sobre su piel y cerró los ojos por una fracción de segundo.

Luego él se marchó y ella se giró y atravesó las puertas del Colegio Mary Linton,
el sonido de la Mini alejándose detrás de ella.

74
Página
Diez
Traducido por belisrose

Corregido por PrisAlvS

El edificio de la escuela entró a la vista después de que ella había estado


caminando durante unos diez minutos. Era el color del otoño, rojo óxido y con
cuatro pisos de altura, parecía una gran casa de campo. Había nuevos edificios
conectados a los lados y atrás, pero estos eran velados en su mayoría por los
árboles. Las ventanas en los tres pisos inferiores eran imponentes, casi del suelo al
techo, pero en el cuarto piso, donde estaban algunas áreas de dormir, había
tragaluces.

Miró a la derecha. En la distancia, podía ver el lago y el cobertizo. Ella aceleró su


paso. Su bolso se sentía pesado y, aunque era un frío día gris, ella estaba caliente.
Se detuvo por un momento y se quitó el abrigo, doblándolo sobre su brazo.

No había nadie alrededor a pesar de que era justo antes de la una. A la 1:15, la
campana del almuerzo sonaría y entonces el lugar estaría ocupado. Ella estaba
sintiendo hambre, pero sería extraño entrar en el comedor de nuevo, hacer cola con
una bandeja en la mano y caminar a lo largo del mostrador seleccionando su
almuerzo. Ella pensó que había terminado con todo eso. Durante esas últimas
semanas en la escuela cuando había estado sentada para sus GCSE mientras

75
contaba los días hasta poder empacar sus cosas e ir a vivir a la casa de Anna. De

Página
pie frente a la barra de ensaladas, sus ojos parpadearon a través de los cuencos
gigantes de ensalada de col, ensalada de frijoles y lechuga, ella se había imaginado
preparar una sola porción de comida para ella. Usaría pequeñas ollas y sartenes,
picaría pequeños manojos de hierbas, cortaría media cebolla y un par de tomates.
Recogería un puñado de pasta seca. Solo lo suficiente para ella; sería de lujo.

Pero justo ahora estaba hambrienta y disfrutaría un poco de ensalada y lasaña o


quiche, una porción de pan de ajo como acompañamiento.

Atravesó el estacionamiento principal de la escuela y fue al patio, una pequeña


zona de bancos, arbustos altos y grava donde los estudiantes tenían permitido
sentarse en silencio y hablar o leer o escuchar música. Se detuvo un segundo y
miró hacia las ventanas en la parte superior del edificio. En la esquina estaba su
antigua habitación, Daisy. A la izquierda estaba la habitación de Rachel, Bluebell.

Fue aquí donde Rachel dijo que levantó la vista y vio el rostro de Juliet Baker en
su habitación. Rose se quedó mirando la ventana por un momento, luego se giró y
miró en la dirección opuesta a la línea de árboles que bordeaba el estacionamiento.
Ahí fue donde Rachel había visto el fantasma de noche, la cara luminosa en medio
de la oscuridad.

Ella hizo un sonido de tsk y continuó. ¿Qué fue lo que Rachel había visto? ¿Algo
real? ¿O algo evocado por su propia imaginación?

Rose siguió caminando. Dio un paso dentro del edificio y fue a la recepcionista.
Era alguien que no conocía, alguien nuevo. Dio su nombre y la mujer miró a una
copia impresa, luego le dio un pase de visitante. Diez minutos más tarde, Rose
había caminado los cuatro tramos de escaleras y estaba de pie en el rellano junto a
un letrero que leía Casa Eliot.

La campana sonó entonces para el receso del almuerzo.

A lo lejos, las puertas comenzaron a abrirse y cerrarse y hubo sonido de


estudiantes moviéndose alrededor en los pisos inferiores. No había conversación,
solo el sonido de pies arrastrándose, pisando, deslizándose a lo largo de los pisos
de madera, moviéndose hacia el exterior del edificio, donde los estudiantes se

76
dirigían al comedor.

Página
Ella fue más allá del letrero de Casa Eliot.

Era parte del cuarto piso del edificio y albergaba a los estudiantes que eran
miembros de la casa con el nombre George Eliot. Los estudiantes de Casa Eliot
eran los únicos que dormían y vivían en el edificio de la escuela original. Consistía
en dormitorios y habitaciones compartidas e individuales. Tenía baños, un bloque
de duchas y dos cocinas pequeñas. Había una gran sala común llena de sillones y
pufs con unas grandes mesas de televisión y mesas de ping pong.

Cuando Rose era estudiante en la escuela podía reconocer todas las chicas de la
Casa Eliot y no solo debido a las pequeñas insignias que llevaban. Conocía a unas
veinte o menos con quienes hablar y un par que eran personas con las que ella
pasaba el tiempo. Su mejor amiga durante cuatro años y medio había sido Rachel
Bliss.

Caminó por el pasillo principal y se dirigió a la habitación de Martha Harewood


cuando oyó pasos subiendo las escaleras de atrás. Se detuvo y esperó. Amanda
Larkin entró al pasillo y rompió en una sonrisa cuando la vio.

—¡Rose! Es bueno verte. ¡Oh! ¿Apuesto a que has vuelto a causa de Rachel Bliss?
Qué horrible.

Rose asintió.

—Horrible. Ella me escribió algunas cartas…

—¿Lo hizo?

—Las traje para dárselas a la policía.

—Estaban aquí hoy.

—¿Dónde está Molly?

—En alguna parte.

—Solo iba a ver a Martha.

—Yo no lo haría —indicó ella—. Ella está en mal estado. Parece como si fuera a

77
estallar en lágrimas cada vez que sale de sus habitaciones.

Página
—Oh…

Amanda puso su mano suavemente en el hombro de Rose.

—Solo busco algo de mi habitación, entonces voy a almorzar. Ven conmigo.


Saluda a los demás. Tienes que comer algo. Luego busca a Martha.

—Mi bolso… —empezó Rose.

—Déjalo en mi habitación. Y tú abrigo. Puedes recogerlos al final del almuerzo.


Rose entregó sus cosas y se dejó guiar por las escaleras y fuera del edificio hacia
la cafetería. Después de saludar a muchas chicas y después de algunos codazos y
algo de espera, se encontró sentada en una de las mesas junto a la ventana
utilizadas por los mayores. La gente estaba mirándola. La chica vestida de blanco y
negro entre los diferentes tonos de verde. Desde que se fue, había estado en
contacto con algunas de estas chicas en Facebook, pero siempre había sido charla
general, nada personal. Hacía calor y ella se arremangó su camiseta y las chicas
más cercanas a ella jadearon ante su tatuaje de mariposa azul. Ella ignoró sus
miradas y se concentró en su plato con su lasaña y ensalada. Sabían muy bien y
comer lentamente le daba la oportunidad de sentarse y escuchar la conversación a
su alrededor. Su presencia había desatado discusiones acerca de la muerte de
Rachel Bliss.

—Fue terrible, Rose. Me levanté temprano y escuché unos gritos viniendo de


afuera. Miré por la ventana. Mi habitación tiene una buena vista del lago. Vi el
jardinero corriendo a través del césped por los gritos.

—Él la descubrió. ¡Ese debió haber sido un susto! Él iba a comprobar el


cobertizo y la vio flotando en el agua por el muelle. ¡Boca abajo!

—Oí que se metió en el agua y la sacó.

—No, no, no era él, fue uno de los jardineros. Estaba tratando de traerla de
vuelta a la vida.

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—Boca a boca. Sabes, cuando respiran en los pulmones de alguien.
¿Reanimación?

Página
—La gente ha vivido en el agua durante horas. Oh, Dios mío, he visto eso. Su
cuerpo se apagó. Fue en un programa de televisión. Podrías estar muerto durante
horas, entonces pueden traerte de vuelta a la vida.

—¡No seas patética!

—De todos modos, él la sacó y trató de salvar su vida, pero no funcionó.

—Su ropa estaba pesada. Llevaba abrigo, botas, el conjunto.

—Estaba en medio de la noche. ¡Helada!


—Escuché que encontraron una botella de vodka en el agua.

Rose las escuchaba. Las chicas que había conocido durante tres años y medio.
Hablaban de una manera sorprendida, pero también había un matiz de emoción.
Algo dramático había sucedido. Era algo de qué hablar, de interpretar.

—Si resulta que Rachel estaba borracha será mala publicidad para la escuela.

—¡No digas eso! ¿Qué tiene eso que ver con nada?

—Me agradaba Rachel.

—Eres una de las pocas.

—Eso no es cierto. Ella fue amiga de Rose por un tiempo.

—Rose vio a través de ella. Todo el mundo lo hizo finalmente.

—Aparte de Molly.

Rose apartó su plato y se puso de pie. ¿Rachel estaba borracha?

—Me alegro de verte, Rose. Gran tatuaje. Me haré uno después de mis
exámenes…

Amanda la siguió mientras caminaba a través del comedor hacia la salida.

—No estás molesta, ¿verdad, Rose? —preguntó Amanda.

79
—No. Aunque no conocía los detalles, así que no tenía ninguna imagen en mi
cabeza. Ahora lo tengo.

Página
—Nadie sabe lo que realmente sucedió. Todo eso son solo chismes.

—Voy a ver a Martha y a dejar mis cosas en mi habitación.

Justo entonces, Molly apareció en la puerta. Ella dio una media sonrisa cuando
vio a Rose y se dirigió hacia ellas.

—He oído que volvías. Te ves muy bien, Rose, ¿no es así, Amanda?

—Solo vamos a mi habitación para recoger las cosas de Rose. ¿Te sientes un
poco mejor?
Molly asintió.

—Ella ha estado muy afectada por Rachel. Ellas fueron bastante unidas este
último trimestre.

Rose se sorprendió. Ella nunca habría pensado en Molly como amiga de Rachel.

—Pasamos mucho tiempo juntas. Me agradaba… —La voz de Molly se rompió,


y sacó un gran pañuelo de su manga.

—Oh, Molly —la calmó Amanda.

—Estoy bien —afirmó ella, soplando su nariz—. Te veo luego.

Molly caminó hacia las mesas.

—¡Ven a mi habitación después de la cena si quieres! —Amanda llamó detrás de


ella.

—¿Estará bien? —inquirió Rose.

—Ha estado así desde lo que sucedió. Desconsolada.

Caminaron por el césped. Más a la izquierda estaba el lago. Rose se detuvo,


también Amanda. El lago ocupaba una gran parte de los terrenos y, algunos años
antes, algunos de ellos habían sido reclamados para que los terrenos de juego
fueran más grandes. Al mismo tiempo estaban renovaron el lago y el cobertizo.
Rose recordó las excavadoras y tuberías y los obreros que habían existido durante

80
meses cuando llegó por primera vez a Mary Linton. Hasta que un día el lago era

Página
más pequeño, pero más profundo y con varias características ornamentales, una
pequeña isla y un número de ensenadas en la periferia. El cobertizo había sido
reconstruido con un embarcadero de ramificación hacia fuera en el agua. Era lo
suficientemente largo como para amarrar una docena o más de botes de remos y
canoas que las chicas utilizan en los meses de primavera y verano. A un lado del
muelle, había una pared de pizarra que significaba que las chicas podían hacer cola
y esperar a los botes sin temor a caerse.

Rose tuvo un recuerdo repentino. Rachel y ella en el muelle una noche de


verano, sus piernas colgando, sus dedos tocando la superficie del agua. Rachel
sacó una lata de repelente de insectos y lo roció sobre ambas.
—¿Saben cuándo ella entró en el agua? —preguntó Rose, frunciendo el ceño.

—¿En la noche en algún momento? ¿O en la mañana temprano? Nadie nos ha


dicho. Yo no la vi salir. Solo un puñado de chicas la vio y, tan pronto como el
personal supo, marcharon de vuelta al edificio.

—¿Por qué iba a salir al lago? ¿En la noche?

—La gente lo hacía. Ellos lo hacen. Está prohibido salir del edificio después de
apagar las luces, pero la gente lo hace.

—Está bien en junio. ¿Pero en noviembre?

Amanda se encogió de hombros.

—Las chicas tienen razón en una cosa. Será horrible publicidad para la escuela.
Primero Juliet Baker. Ahora esto.

Rose asintió. Mientras caminaban de vuelta en la dirección de la escuela


principal, ella pensó en Juliet Baker y recordó las cosas que Rachel había dicho en
su carta acerca de ver su fantasma. La hizo sentirse incómoda por un momento
porque ella misma había pensado que había visto a su madre tres veces después de
que desapareció. Dos veces en el estacionamiento de la escuela y una vez en la
enfermería. En ese momento ella nunca había dicho la palabra fantasma para sí,
pero tal vez había estado allí, en su inconsciente. Ahora que ella había descubierto
que su madre aún vivía, se preguntó si esos avistamientos habían sido, de hecho,

81
reales. Su madre comprobándola; asegurándose, desde la distancia, que se
encontraba bien. A Rose le gustaba este pensamiento.

Página
Subieron las escaleras de vuelta a Casa Eliot.

—¿Cómo es que Molly se hizo amiga de Rachel?

—Ellas solo empezaron a pasar el tiempo juntas.

—Pero creí que tú y ella eran las mejores amigas.

—No por mucho tiempo, Rose. No desde el comienzo del undécimo año. Nos
distanciamos algo.

—No lo sabía. Nunca me había fijado.


—No, estabas siempre demasiado colgada con Rachel como para notar a
cualquier otra persona.

Rose sintió el reproche. Trató de pensar en una respuesta, pero no pudo.


Caminó en silencio hasta que llegaron a la habitación de Amanda. Cogió su abrigo
y su bolso.

—Iré al Holt en la mañana. Creo que llevaré a Molly. Trato de animarla un poco.
¿Por qué no vienes?

—Podría. Te lo haré saber.

Oyó los pasos de Amanda desvaneciéndose por la escalera.

Demasiada colgada con Rachel como para notar a cualquier otra persona.

Las palabras picaban y se preguntó si tal vez Amanda estaba en lo cierto. Otra
chica, unas semanas antes, había dicho que Rose era distante, no estaba interesada
en otras personas. Ella había sido una estudiante en su nuevo colegio en Londres.
¿Había sido cierto también en Mary Linton?

Ella caminó en dirección de las habitaciones de Martha Harewood. Tocó a la


puerta como lo había hecho tantas veces. En el pasado siempre había habido un
par de segundos de espera y luego escucharía la voz de Martha cantando la
palabra “¡Adelante!” Pero esta vez no hubo más que silencio, por lo que volvió a
tocar y luego, momentos después, la puerta se abrió y Martha apareció.

82
—Rose —saludó ella con una sonrisa temblorosa—. Adelante.

Página
Siguió a Martha en su sala de estar. Martha se dirigió a su escritorio. Estaba
atestado de cosas y ella parecía estar barajando de una hoja de papel a la siguiente
de forma distraída. Sus hombros eran redondeados y su voz un poco confusa.

—Te he puesto en tu antigua habitación. No ha sido utilizada desde que te


fuiste. De hecho, un buen número de camas no se han utilizado debido a la crisis
financiera. ¡No tanta gente está enviando a sus hijas a una escuela privada en estos
días!

Ella se dio la vuelta.


—Siéntate, Rose.

Rose se sentó.

—Hemos tenido un tiempo muy terrible aquí. Perder una chica joven como esto.
Es simplemente terrible —murmuró Martha.

—¿Sabes que Rachel me escribió? —preguntó Rose después de unos momentos.

Martha asintió.

—Tu abuela mencionó algo cuando llamó.

—He traído las cartas conmigo. Pensé que la policía podría querer verlas.
¿Quieres verlas? Están aquí en mi bolso.

Martha Harewood negó con la cabeza.

—Lo mejor es dárselas a la policía. La señora Abbott se pondrá en contacto con


ellos. Creo que estarán en la escuela de nuevo mañana.

—¿Cómo era Rachel? Cómo era desde…

—¿Desde qué te fuiste? Ella parecía un poco perdida. Su comportamiento


mejoró durante un tiempo, pero luego encontré alcohol en su habitación un par de
veces y tuve que escribir a su casa. Eso fue difícil.

—He oído que era amiga de Molly Larkin.

83
—Sí. Una extraña combinación. Creo que probablemente no era la primera

Página
opción para cualquiera de ellas. Por otro lado, he visto todo tipo de chicas hacer
buenas amistades duraderas en circunstancias poco prometedoras. Tenía mis
esperanzas…

—En las cartas ella parecía muy deprimida. Seguía mencionando a Juliet Baker.

—Pobre Juliet.

Martha negó con la cabeza. Comenzó a hablar, pero la campana para el final de
la hora del almuerzo sonó y ella apartó la mirada de Rose, hacia el sonido.

—Clases de la tarde —indicó.


—Me iré —anunció Rose.

—¿Sabes dónde está tu habitación? —inquirió Marta con una media sonrisa.

Rose asintió. En la puerta oyó la voz de Martha detrás de ella.

—Sabes, Rose, Rachel era una chica difícil, pero todavía me preocupaba por ella
tanto como me preocupaba por cualquiera de ustedes.

Rose se giró y se sorprendió al ver que los ojos de Martha brillaban con
lágrimas. La mano de Rose se movió como para ofrecer consuelo, pero Martha la
alejó. Sacó un pañuelo del bolsillo, lo dobló por la mitad y luego lo apretó contra
sus párpados.

—Te veré más tarde —se despidió Rose.

Caminó por el pasillo sintiéndose infeliz, sus pasos pesados. Al llegar a la


habitación, Daisy, se detuvo. Al lado estaba Bluebell, la habitación de Rachel.
Arrastró sus ojos y abrió su propia puerta. La habitación estaba exactamente igual
a como estaba el día que se fue. La cama contra la pared, el escritorio y una
cómoda opuesta. Por encima de la cabecera de la cama estaba un tablero de corcho.
Había sido el lugar para fijar las imágenes de bandas o estrellas de cine que le
gustaban. En algún lugar puso notas y folletos, artículos recortados de revistas.
Otras chicas tenían fotografías de su familia allí, puestas al azar, una imagen
superponiéndose a otra, algunas fotos cubriendo literalmente a otras, una especie
de palimpsesto pictórico. Rose no había tenido fotos. Las imágenes que tenía de su

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madre las había guardado en un cajón.

Página
Ahora el tablero de corcho estaba en blanco, salvo por un pequeño agujero.

Ella puso su mochila en la cama y se sentó al lado.

Todo era lo mismo.

Era como si hubiera retrocedido en el tiempo.


Once
Traducido SOS por Btaalejandra

Corregido por belisrose

Después de entregar las cartas de Rachel a la Sra. Abbott, la directora, Rose salió
afuera a caminar por los terrenos de la escuela. Eligió un sendero que quedaba
fuera de la vista del edificio principal. Se dirigió lejos del lago hacia Ravenswood.
El pequeño bosque estaba en la periferia de la propiedad de Mary Linton. Apuró
sus pasos. Cinco minutos después estaba rodeada de árboles y arbustos.

Era un lugar muy usado por las chicas en sus tiempos libres. Había señales de
ellas por todos lados. Nombres e iniciales habían sido tallados en los árboles aun
cuando estaba mal visto. Había sogas para colgarse y guaridas que se habían
armado y luego descartado. Había claros donde la tierra se había aplastado y se
habían arrastrado troncos en conjunto para formar bancos. El bosque era lo
suficientemente grande como para tener espacios tranquilos con sombra donde era
posible encontrar un poco de privacidad.

Rose caminó por un par de minutos en dirección al extremo norte del bosque
donde había un grupo de abedules y un gigante roble. Más allá de eso había setos
y campos. En el suelo había un pedazo de tronco viejo. El primer verano que
Rachel y ella se hicieron amigas, fue allí. Se sentaban en el tronco y hablaban

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tranquilas, sus voces suaves, como en la iglesia. Ya no leían los libros de vampiros

Página
pero el bosque, aún durante el día, parecía un lugar escalofriante. A veces el
silencio explotaba en ruido cuando unos cuervos negros graznaban. Sorprendidas,
estallaban en pequeñas risas de susto. La mayoría de las veces, sin embargo, la
tranquilidad era interrumpida por jóvenes estudiantes que jugaban haciendo
mucho ruido, en esos casos ellas los echaban de regreso a sus lugares en el bosque
hasta que estaban solas de nuevo.

Durante estos momentos ellas hablaban. Rachel le contó a Rose sobre su vida.

—Mamá y papá se separaron un par de años atrás. Papá tiene una nueva esposa,
Melanie, ¡quien es tan solo unos pocos años mayor que yo! Ella siempre está
dándome cosas y después tengo que mentir sobre eso. Papá tiene este nuevo
apartamento por el Thames. Él y Melanie siempre están teniendo fiestas en la cena.
Ayudo a Melanie con la comida y me da un billete de cincuenta libras. No bromeo.
Un billete de cincuenta libras. Cuando llego a casa tengo que pretender que la pasé
horrible y lo peor es, y esto es realmente malo, que mi mamá empezó a salir con
este hombre, ¿Robert? Y él siempre está dando vueltas y tiene esta forma de
mirarme, como, si estuviera más interesado en mí que en mi mamá.

—¡Tienes que decirle!

—El problema es que ella está tan satisfecha de ella misma. No sabes cuánto
lloró cuando mi papá se fue. Por ejemplo, yo llamaba cada noche y ella no podía
hablar porque estaba llorando demasiado. Semana tras semana. Me rendí y dejé de
llamarla al final. Estoy contenta de que tenga a Robert. Y no es como si yo estuviera
allí un montón. En las vacaciones solo me aseguro que mi puerta esté cerrada en la
noche y el baño.

—Pobre Rachel —dijo Rose.

Otro día Rachel le contó sobre Juliet Baker.

—Éramos amigas. Juliet, Tania y yo. Nos la pasábamos juntas. Fue realmente
grandioso tenerla como amiga. Ella no era pupila, por lo que Tania y yo solíamos ir
a su casa los fines de semana. Su mamá nos hacía té y la pasábamos en su
habitación. Hacía magdalenas. Eran espectaculares, con pelotitas plateadas y

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decoraciones encima. Y Juliet tenía un hermano. Y Tania se enamoró totalmente de
él. Estaba tan enamorada que cada vez que él entraba en la habitación se ponía

Página
toda colorada. Era muy gracioso.

Rose no sonrió porque la voz de Rachel se estaba quebrando.

—Lo lamento mucho. Que perdieras a tu amiga así.

—Tania lloró por días. Nuestra profesora a cargo, Joan, llamó al doctor dos
veces, después Tania tuvo que irse a casa por un par de semanas para superarlo.
Fue el peor momento de todos.

—¿Cómo te enteraste?
—Joan vino a mi habitación y me contó. Dijo que había habido un terrible
accidente y que la pobre Juliet estaba muerta.

—¿Un accidente?

—Dijeron accidente porque ella no dejó una nota, así que no estaba tan claro cuál
fue su intención. Pero la encontraron colgando de una viga en el garaje, así que yo
creo que su intención estaba bastante clara.

—Debió ser terrible.

—Lo fue.

Eventualmente Rose le contó a Rachel sobre su madre. Ninguno de los


estudiantes en la escuela sabía de su pasado. Todos creían que Rose había quedado
huérfana y vivía con su abuela. Era la verdad pero no era la historia completa. Una
tarde, después que habían sido amigas por un par de semanas, Rose comenzó a
hablar sobre eso.

—No sabe nadie —dijo, luego de explicarle sobre la desaparición de su madre y


Brendan—. Quiero decir, los empleados saben pero no quería que ninguno de los
estudiantes supiera por lo que no digas nada.

—No lo haré —dijo Rachel, sacudiendo la cabeza.

—Han estado fuera por tres años y medio. El cuatro de Noviembre. El día
anterior a la noche de Guy Fawkes. Simplemente desaparecieron. Nadie sabe

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realmente que les sucedió.

Página
—Entonces podrían estar vivos —dijo Rachel, apoyando su mano en el brazo de
Rose, y acariciándola de manera reconfortante.

Rose asintió. Quería muchísimo que estuvieran con vida.

—Podría haber una buena razón por la que tuvieron que esconderse. ¿Tal vez
sus vidas habían sido amenazadas?

—¿Pero por qué nos dejarían? ¿Sin una palabra?

—No lo sé. Que feo para ti.


—¿No le dirás nada a nadie? Es solo que no quiero que sea de público
conocimiento. No quiero a todo el mundo hablando sobre mí.

—Por supuesto que no. No lo haría. De todas formas, tú eres mi mejor amiga
ahora. ¿A quién más se lo diría?

Eran mejores amigas. Rose estaba feliz por primera vez en años.

Ahora, en el invierno, el bosque no era tan privado. Los árboles habían perdido sus
hojas y Rose podía ver a través de ellos. Cruzando los terrenos de la escuela estaba
el borde del lago y la casa de botes.

Salió del bosque y se dirigió hacia ellos. Era otro lugar a donde Rose y Rachel
iban y se sentaban. Muchas chicas iban allí en las tardes y los fines de semana. Ni
Rose ni Rachel usaban los botes nunca, aunque se acomodaban envueltas sobre el
embarcadero o se sentaban en pequeños recovecos alrededor de la orilla del lago.
Rodaban los ojos cuando veían chicas luchar con los remos. Ellas preferían usar el
lugar como fondo para sus conversaciones. Incluso cuando hacía frío y los botes
eran guardados durante el invierno, ellas y un par de otras chicas aún los usaban.

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La pared que franqueaba un lado del embarcadero actuaba como una especie de

Página
rompevientos.

Rose se mantuvo en los perímetros de la propiedad y se tomó su tiempo.


Recordó la noche cerca del cobertizo cuando Rachel le dijo por primera vez sobre
su hermanastra, Megan.

Rose y Rachel habían sido amigas durante la temporada de verano y solo faltaba
una semana hasta que rompieran para las vacaciones. Las cosas se habían vuelto
un poco frías entre ellas. Habían discutido porque Rose le había pedido a Rachel
que dejara de investigar sobre la desaparición de su madre. Durante los días y
semanas posteriores Rachel se había vuelto introvertida y malhumorada. No
siempre estaba donde decía que iba a estar y Rose la solía encontrar hablando con
chicas que apenas conocían o sentada sola observando a la nada. Coordinaban para
encontrarse luego de las lecciones de violín de Rose o de bádminton pero Rachel a
menudo no aparecía. Rose comenzaba a sentir que había hecho algo mal.

Que se acercaran las vacaciones ponía a Rose más ansiosa. No se verían por
siglos. En tan solo una semana ella iría a la casa de su abuela para el verano. Rachel
iba a ir a Francia con su padre y Melanie por dos semanas y el resto se iría lejos con
su madre. Podría contactarla por email pero igual era una pausa larga.

Rose se preguntaba si Rachel quería acabar la amistad. Ahora que Rose no


quería hablar más sobre su trágico pasado pensó que tal vez Rachel se aburría con
ella.

Eran pasadas las nueve de la noche y una de las películas de Harry Potter estaba
siendo exhibida en la sala principal y chicas de todas las casas estaban mirándola.
Rose no podía ver a Rachel por ningún lado y se escapó de la película para
encontrarla. Después de buscarla en la sala común y regresar hasta la habitación de
Rachel y encontrarla vacía, se detuvo frente a la ventana y vio a un par de chicas
paradas cerca del cobertizo. Una de ellas era Tania Miller, la vieja amiga de Rachel
de la Casa Brönte. Rose bajó las escaleras y se dirigió hacia el lago. Yendo para allá
vio a Tania caminando hacia ella.

La muchacha tenia cabello largo castaño con una raya al medio perfecta que
hacía caer su cabello a ambos lados de su cara. Brillaba como si alguien realmente

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lo hubiera pulido. Esta noche había trenzado un mechón y se lo había ajustado

Página
hacia atrás.

—¿Estás buscando a Rachel? —dijo Tania—. Está en la parte de atrás.

Rose observó a Tania alejarse. Se preguntó que hacía Rachel con ella. No habían
pasado nada de tiempo juntas de lo que ella estuviera al tanto, no desde que
Rachel se unió a la Casa Eliot. Rodeó el cobertizo hasta el lado que quedaba oculto
del edificio principal. Rachel estaba sentada, apoyada contra la pared, con un
cigarrillo en su mano. Rose estaba sorprendida. Rachel había dicho que dejó de
fumar meses atrás.

—¿Dónde has estado? Te estuve buscando.


—Aquí.

—No dijiste que venías aquí. ¿Cómo es que Tania Miller estaba aquí?

—¿Qué es esto? ¿Tercer grado? ¿Tengo que pedirte permiso para hablar con
Tania?

—No, no era esa mi intención.

—Bueno, ¿entonces qué?

—Solo me preguntaba dónde estabas. Eso es todo.

—Siéntate —dijo, dando palmadas al césped junto a ella.

—¿Por qué estás fumando?

—Tengo muchas cosas en mi mente en este momento.

—¿Qué?

De repente se le ocurrió que tal vez Rachel estaba preocupada por las
vacaciones. Tendría que pasar tiempo con el nuevo novio de su mamá. Una cosa
era evitarlo de vez en cuando pero tres semanas era mucho tiempo para que ella
mantuviera la puerta de su habitación cerrada. Tal vez esto era exactamente lo que
había estado haciendo a Rachel sentirse un poco fuera de lugar. Cuanto más cerca
estaban de las vacaciones más malhumorada se ponía. Estaba a punto de decirlo
cuando Rachel dijo algo que la sorprendió.

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—Mi hermanastra tiene leucemia.

Página
—¿Qué?

—La hija de Melanie, Megan. Tiene leucemia. Ha estado recibiendo todo el


tratamiento y su cabello se cayó. Ha estado muy enferma y…

—No sabía que tenías una media hermana. ¡Nunca lo dijiste!

—Si, bueno, es algo doloroso para contar.

—¡Lo lamento!
—No va a morir ni nada de eso. Hay un montón de tratamientos que pueden
usar, drogas y esas cosas.

Rachel sacudió su cigarrillo en el suelo. Rose se movió un poco más cerca de


ella. Puso su brazo sobre su hombro.

—Que cosa tan terrible. ¿Cuántos años tiene?

—Seis, casi siete. Siete en Septiembre.

—Pobre enana.

—Si, bueno. Es solo una de esas cosas y nada que pueda hacer o decir va a
cambiar eso.

—Deberías habérmelo dicho.

Rachel se encogió de hombros. Se quedaron sentadas por un rato, luego Rachel


se paró, limpiando el pasto de sus piernas. Inhaló una última bocanada del
cigarrillo y luego lo arrojó al lago.

—Vayamos a ver el final de Harry Potter —dijo ella—. Quitaría mi mente de…

—Si, vayamos.

Cinco minutos después se deslizaron al final de la sala y miraron la última


media hora de la película. Cada tanto Rose se giraba y veía el perfil de Rachel. Su
rostro no mostraba emoción alguna. Se preguntó cómo se sintió al saber que su

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hermanastra estaba tan enferma. ¿Por qué no le había contado?

Página
¿Era por qué Rose estaba tan llena de sus propios problemas que Rachel no
había tenido tiempo para cargarla con sus preocupaciones sobre su pequeña
hermana?

Unos días después Rose se fue en un viaje de compras de último momento a


Holt con otras chicas.

Mientras estuvo ahí, le llegó un mensaje de texto de Rachel. Tuve que irme a
casa un par de días antes. No tuve tiempo para decir adiós. Nos vemos en
Septiembre. XXX Rachel.
Ella chistó los dientes. Al regresar a la escuela corrió directo a la Casa Eliot y
encontró la habitación de Rachel silenciosa. La mayoría de sus cosas seguían ahí
pero algunas cosas se habían ido. La mesita de luz donde guardaba su maquillaje,
teléfono, iPod y otras cosas personales estaba vacía. Rose estaba perpleja.

En su cartera tenía un regalo que había comprado para Rachel. Las noticias de
su hermanastra habían hecho a Rose darse cuenta que Rachel se iba a casa a una
infeliz situación y quería levantarle el ánimo. Le había comprado una cadena con
un relicario de plata. La había encontrado en un negocio de antigüedades en Holt.
Le había costado veinte libras y era liviana y bonita. Rose estaba segura que a
Rachel le iba a gustar pero ahora que se había ido ella no había tenido la
oportunidad de dársela. Se preguntó que habría pasado.

Lo más común es que su papá o mamá hubieran aparecido sin anunciar y


dijeran que Rachel se tenía que ir ahora.

Seguramente tuvieron que pagar extra para que las cosas de Rachel fueran
guardadas por los empleados domésticos y se las enviaran al final del trimestre.

Más tarde, en el comedor, cuando había terminado de comer, pensó en algo.


¿Rachel se había ido a casa antes por Megan? ¿Había empeorado su condición?
¿Era una emergencia familiar?

Era la única cosa que explicaba su repentina salida.

Justo en ese momento Tania Miller pasó y llamó su atención.

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—Tania —la llamó.

Página
Tania se dio vuelta. Enganchó su cabello detrás de las orejas y caminó hacia la
mesa de Rose.

—¿Sabías que Rachel se fue a casa más temprano?

Tania encogió los hombros.

—Es novedad para mí.

—Sí, se fue. Creo que podría ser a causa de su hermanastra, Megan. ¿Te
mencionó sobre ella?
—¿Qué? ¿Su hermanastra? —El rostro de Tania se transformó en una enorme
sonrisa.

—Pensé que, tal vez, se fue porque su enfermedad había empeorado.

Tania estaba sacudiendo su cabeza, su cara marcada con una sonrisa no


placentera. Sacó una silla y se sentó.

—¿Rose, no es así? —dijo, apuntándole con un dedo.

Rose asintió.

—Rachel no tiene una hermanastra.

—Ella me dijo…

—No puedes creer siempre lo que dice Rachel. Inventa algunas cosas.

Alguien llamó del otro extremo de la sala. Tania se dio vuelta y saludó a
alguien.

—Mira, Rachel está bien pero no creas todas las cosas que dice —dijo, se levantó
y alejó caminando.

Rose sintió su rostro arder. Metió su mano en su bolsillo para agarrar su


teléfono y sintió la bolsa de papel. La sacó. Dentro estaba el collar que había
comprado para Rachel. El papel estaba todo arruinado e intentó alisarlo con la
mano. Miró a Tania Miller, quien estaba parada hablando con un grupo de chicas.

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Una de ellas miró en su dirección y la hizo preguntarse si Tania estaba contándoles

Página
sobre como Rachel le había mentido a su nueva amiga.

Rose se levantó, su garganta quemaba mientras regresaba a su habitación. Entró


y se sentó en su cama. Dejó caer la bolsa con el collar sobre el edredón. No puedes
creer siempre lo que dice Rachel. ¿Pudo haber alguna forma en que ella hubiera
malinterpretado a Rachel? No la hubo. Sabía lo que Rachel le dijo, podía recordar
las palabras claramente. Mi hermanastra tiene leucemia.

¿Por qué dijo eso?

¿Por qué?
Rose se recostó. Había un sentimiento de dolor originándose en su pecho.
Rachel le había mentido, deliberadamente. La había engañado, la hizo quedar
como una tonta enfrente de Tania Miller. No solo eso, sino también obtuvo su
simpatía por algo que no existía. Rose, quien tenía el peso de una angustia por su
cuenta, se había tomado el tiempo para sentir algo por Rachel.

Y era todo una mentira.

Rose se levantó, demasiado enojada para quedarse donde estaba. Caminó de


aquí para allá en su habitación, su garganta apretada con mal humor. Se había
acabado. Su amistad con Rachel Bliss había terminado.

No tendría nada más que ver con ella.

Rose llegó al cobertizo. Lo rodeo hasta alcanzar el embarcadero. Este se estiraba


hacia el agua como un dedo extenso. Caminó sobre él, sus pasos sonando en la
madera a medida que avanzaba. Siempre tenía una apariencia desolada en los
meses de invierno; sin botes encallados junto a él; solo un par de chicas en
sobreros, bufandas y guantes, escapando de la calefacción central y del lío de los

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edificios. Llegó al final del embarcadero y se quedó quieta por un momento,

Página
observando fijamente el agua. Ondeaba con la brisa, la hierba en la orilla volaba en
una misma dirección.

El cuerpo de Rachel había sido encontrado aquí. Uno de los jardineros se metió
e intentó sacarla pero sus ropas estaban saturadas. Necesitaba ayuda para liberarla
del agua. Una imagen vino a su cabeza. Dos hombres luchando con el cuerpo
inerte, agua chorreando de él, tela mojada y pesada sobre la madera, un peso
muerto.

Era demasiado tarde para resucitación.

Rachel había estado muerta probablemente por horas.


Rose suspiró. Rachel había estado muerta para ella por mucho más tiempo.

95
Página
Doce
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por belisrose

El sábado por la mañana Rose decidió que debería ir al Holt con Amanda y Molly.

Revisó su portátil y encontró que tenía dos e-mails de Joshua. El primero había
sido enviado a las seis del día anterior.

Estoy en el hotel, el White Rose. He tenido una rápida mirada alrededor de la villa y
tratado de encontrar algunos de los lugares en el mapa. Mañana haré un nuevo comienzo.
Espero que las cosas estén OK en tu vieja escuela. Josh XXX.

El segundo llegó después justo antes de las once.

Acabo de haber hablado con algunos tipos en el bar. Les mostré el mapa de papá. Me
dijeron que los lugares marcados por papá están lejos de la villa hacia el océano, por las
marismas. Hay un sendero que se extiende por la costa desde King’s Lynn hasta Cromer.
Estas marismas llegan de entre el mar y las ciudades. Son tan amplios que en la mayoría de
los lugares de hecho no puedes ver el mar. ¿Recuerdas que te dije sobre ese raro sentimiento
que tenía? ¿Qué el lugar que veía en mi cabeza olía al mar pero no estaba cerca del él? Sé
que estabas escéptica pero quizás este es el lugar. Te lo haré saber mañana. Josh XXX.

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Ella envió una respuesta.

Página
Se unos pocos detalles más acerca de lo que le pasó a Rachel. Fue al lago en algún
momento entrado el anochecer del lunes. Algunas de las chicas dicen que había estado
bebiendo así que pudo haber sido solo un accidente. La Sra. Abbott, mi vieja profesora jefe,
vino a verme anoche y dijo que la policía estaba complacida de que hubiera llevado las cartas
y que estas mostraron el estado mental de Rachel en los días antes de que muriera. Esta
tarde, la policía quiere hablar conmigo (al igual que con otros estudiantes). Me mantendré
en contacto xxxx. Rose
Holt era un pueblo cerca de 8 kilómetros de la escuela. Llegar allí requería una
de cerca de 2 kilómetros y medio hasta la parada de buses. Luego era un viaje de
cinco minutos.

Amanda estaba muy habladora pero Molly permanecía callada. Miraba por la
ventana, un largo pañuelo blanco amontonado en su mano. Amanda hablaba de
cómo habían estado las cosas en la escuela este trimestre. Rose escuchaba y asentía
pero realmente su mente no podía dar conocimiento de la pequeña charla. Observó
a Molly por un tranquilo momento. Molly siempre parecía más joven que su edad.
Cuando Rose por primera vez la conoció tenía un carácter emocionable, un poco
fastidioso pero bondadoso. Amanda también había sido así pero ahora parecía
años más madura que Molly. Era como si Molly se hubiera quedado en los Ocho
Años, siempre precipitándose de aquí para allá, su mano la primera en levantarse
en la clase para responder una pregunta. Incluso su forma de vestirse era juvenil,
usando extrañas cosas en su cabello y una mezcla pasada de moda de infantiles
jardineras y blusas. Hoy tenía una pluma de un vivido rosado deslizada en su
cabello lo que parecía un poco bizarro. No que Rose fuera uno de los que comenta
la ropa de otras personas pero todo se agregó al hecho de que Molly aún no había
crecido. Tenía perfecto sentido que Amanda y ella se hubieran separado. El hecho
de que Rachel se hubiera hecho su amiga le dio a Rose un incómodo sentimiento.
Rachel la había llamado un cachorrito y Rose recordaba a Rachel rodándole los
ojos a Molly en muchas ocasiones.

El bus se detuvo en el pueblo y Rose se bajó, observando los alrededores para

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ver la familiaridad del pueblo Giordiano con su antigua High Street, su memorial

Página
de guerra y numerosas tiendas de té y tiendas de antigüedades para veraneantes y
domingueros. Siempre le había gustado ir al Holt. Muchas de las otras chicas
preferían ir a la estación más cercana de Little Radleigh y pasar su tiempo libre en
Norwich. Ella había ido un par de veces en Décimo Año pero en el Onceavo Año,
después de que ella y Rachel se hubieran vuelto amigas otra vez, las dos
prefirieron Holt. Vagaron por las tiendas echando un vistazo interminablemente;
antigüedades, coleccionables, boutiques de moda y tiendas benéficas. A nadie
parecía importarle y allí había una brillante área de artesanías por detrás de High
Street donde amaba comprar blocs de bocetos.

—¿Van a algún lugar en especial? —dijo Rose.


—Librería —dijo Amanda—. Y Molly va a venir conmigo para ver algunas de
las tiendas de ropa vintage.

—Mándenme un mensaje cuando terminen y podremos conseguir una bebida.

—Si —dijo Amanda.

Rose las observó marcharse, Molly un poco por delante de Amanda. Cuando se
hubieron ido miró alrededor. Estaba ocupado. Holt estaba siempre lleno de
personas en los fines de semana. Incluso en invierno las familias de Londres
llegaban y se quedaban en segundas casas y compraban en las pintorescas tiendas
de comestibles y panaderías. Ella y Rachel solían burlarse de ellos.

Estaba helado así que Rose caminó hacia la parte trasera del pueblo en la
dirección del Emporio de Antigüedades y Coleccionables, un desvencijado viejo
edificio que cubría dos pisos. Arriba había un gran cuarto lleno de mesas de
madera a tiras y sillas y una variedad de baterías de cocina datadas desde los
tiempos Victorianos justo hasta los 1960. Abajo había un número de pequeños
cuartos, todos llenos hasta el borde con joyería, loza, cristalería y ropas. Era una
cueva de Aladín y ella y Rachel habían pasado montones de ocasiones allí. Siempre
habían llegado con un pequeño artículo; un joyero, un bonito tarro, una bufanda
de encaje, un anillo, un brazalete, una vez incluso un par de guantes hasta el codo.

Rose permaneció en el primer piso, oliendo el olor humedecido que recordaba


de su última visita hace meses y meses antes. Observó las filas y filas de copas de

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vino. Repentinamente pensó en Anna y se preguntó si le gustaría este lugar.
Probablemente no. Anna compraba en Harrods y Bond Street. Este lugar

Página
probablemente la horrorizaría. A Joshua le gustaría, aun así. Había un cuarto por
detrás lleno a rebosar de herramientas para trabajadores. Recordó la pequeña
habitación que él usaba en la casa donde habían vivido en Brewster Road. Siempre
estuvo atiborrada con piezas de bicicletas y herramientas.

Y luego estaba su madre. Ella habría amado este emporio. Su madre adoraba las
cosas viejas y recorrer tiendas de caridad en busca de viejos vasos, floreros o
vajilla. Compraba blusas y chaquetas de ventas benéficas y sitios de internet. Al ir
a trabajar su madre era otra persona; traje inteligente, zapatos y maletín. Los fines
de semana y días festivos usaba su mezcla ecléctica; una falda floral, una chaqueta
tweed, botas de gamuza y alrededor de su cuello una bufanda de encaje que
Brendan le había comprado como regalo de Navidad. Era vieja, había dicho ella, el
frágil encaje; una fuerte brisa podría haber hecho un agujero en ella. Su madre era
como dos personas diferentes.

Aunque ahora Rose pensaba que su madre, Kathy Smith, era como tres personas
diferentes; policía, madre y… ¿Quién era la tercera persona? ¿La mujer que había
planeado su propia desaparición, quien había dejado que su hija viviera una vida
solitaria?

Rose recogió una pulsera de cuentas de un estante de brillante joyería. Rachel le


había comprado una justo como esa, las cuentas turquesas e irregulares como
pequeñas piedras pulidas. Se la había dado después de las vacaciones de verano
cuando Rose se había peleado con ella. Había vuelto a la escuela un día antes que
Rose. Cuando Rose llegó vio una pequeña caja café en su almohada con las
palabras ¡Lo siento! escritas en el frente. Dentro estaba el regalo. Rose volvió a
colocar la pulsera en el estante con el resto de la joyería. Luego caminó fuera del
emporio y siguió por la calle hasta que llegó a un pequeño patio que tenía
pequeños bancos en el centro. Se sentó y observó a la gente que caminaba cerca.

Las vacaciones de verano después de la mentira de Rachel habían visto correos


volando de ida y vuelta entre ellas. Rachel lo sentía. Rachel se sintió apenada todo
el verano.

Estaba depresiva; el verano estaba llegando; no quería ir a casa: estaba preocupada por el

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novio de mamá, Robert, así que hice que la historia continuara; no me preguntes por qué;

Página
solo soy una idiota.

A veces pienso que mi vida es simplemente tan sombría que tengo que inventar cosas.

Tú habías tenido dramáticas cosas pasando en tu vida. No sabes lo que es ser normal.

Lo único que alguna vez me pasó fue la muerte de Juliet y eso no es algo que quiera
recordar. Quizás es por eso que lo inventé. Algo por lo que sentirme mal que de hecho no
había pasado.

Prometo que nunca mentiré sobre algo otra vez.


Rose se suavizó. Rachel había admitido que había mentido, incluso trató de
analizarlo. Tal vez este era un nuevo comienzo para ella. En cualquier caso, los
primeros días de las vacaciones cuando Rose estaba decidida a terminar con su
amiga fueron deprimentes. Caminar por la casa de su abuela fue como si fuera la
niña-de-doce-años que se había mudado allí en un principio. Había regresado tres
años en el tiempo, sola, sin amigos. Todo lo que había tenido que esperar era un
solitario tiempo en el colegio. Rachel encontraría nuevas amigas y ella, quien no
conectaba fácilmente con las personas, estaría sola.

La hizo sentir despojada.

Cuando los e-mails llegaron los ignoró por unos días pero eventualmente
respondió, cortadamente y mostrando lo herida que se había sentido con la
mentira de Rachel. Luego sus respuestas se volvieron más largas e incluso trató de
simpatizar con Rachel, animándola, preguntándole sobre el terrible Robert y cómo
estaban yendo las cosas con la nueva esposa de su papá, Melissa.

Rose usó el brazalete y le dio el relicario de plata que había comprado a Rachel.
La amistad era fuerte nuevamente por las primeras semanas del final del otoño. El
frío clima las detuvo de ir al bosque y pasaron la mayor cantidad de su tiempo en
el interior. Había trabajo que hacer; los GCSEs8 eran a final de año y la escuela
estaba preparándose para obtener altos resultados de todos sus estudiantes. Había
clases extras y exámenes regulares. Había reuniones pastorales y objetivos y los
trabajos de dibujo eran examinados y comentados. Las chicas fueron puestas en

100
aviso. Este era el año de revisiones y ellas tenían que ponerse manos a la obra.

Página
Rose hizo todo lo que le fue pedido. Trató de entrar a la universidad en el
periodo de tres años. Quería una carrera y una vida lejos de Anna y la
independencia era la única forma en que iba a tenerla.

Rachel estaba menos motivada y Rose lo vio mientras se ocupaba de acosarla, de


regañarla por las tareas, asegurarse que estaba cumpliendo con las asignaciones.
Rachel fácilmente se aburría, aun así, y no le gustaba hacer la tarea. Durante el
tiempo de estudio privado Rose la vio sentándose en el comedor o en el patio
charlando con otras chicas. Sus notas eran pobres y Rose trató de explicarle como

8 GCSE: Certificado General de Educación Secundaria (en Reino Unido)


es que necesitaba hacer más investigaciones o pasar más tiempo haciendo nuevos
borradores de sus ensayos pero Rachel le dijo, bromeando, “¡Dame un respiro! o
“¡Déjame sola!”.

Se pelearon amargamente justo antes de las vacaciones de semestre en octubre.

Rachel había dicho que la vería en la biblioteca después de la última clase. Iba a
hacer algo de investigación por un proyecto del Budismo y Rose dijo que la
ayudaría. Rose fue a la biblioteca y la esperó. Sacó su libro y leyó por un tiempo.
Fue hacia uno de los ordenadores y buscó sitios en internet que le gustaban.
Eventualmente, se rindió y fue a buscar a Rachel. Una chica a la que le preguntó
dijo que había visto a Rachel ir a la Casa Brontë. Un sentimiento de indignación se
apoderó de ella. Rachel no tenía derecho de estar en la Casa Brontë cuando había
acordado encontrarse con Rose en la biblioteca. Marchó por la casa y encontró a
Rachel sentada en una pequeña cocina con otras dos chicas, una de ellas Tania
Miller. Caminó derecho hacia ella y se paró tiesamente en medio de ellas. Estaban
sentadas en altos taburetes en la barra de desayuno. Le dio a Rachel un vistazo
pero todo lo que Rachel dijo fue “¡Oh, hola!” y siguió hablando. Ella se quedó de
pie insegura. Eventualmente sacó una silla de una mesa y se sentó en ella
sintiéndose ignorada. Estaba en un nivel más bajo que las otras tres y mientras
miraba el rostro sonriente de Rachel, sus manos gesticulando, sintió un caliente
destello de celos.

Cuan fácil Rachel estaba con otras personas.

101
Tania estaba escuchando la historia de Rachel con los comienzos de una sonrisa

Página
en su rostro. Cuando Rachel terminó, Tania aplaudió con regocijo.

Así era como Rachel pasaba su tiempo en vez de trabajar, en vez de estar con
Rose. Se levantó repentinamente y caminó fuera de la cocina. Fue lo más lejos de la
puerta de la Casa Brontë y se detuvo.

¿Qué estaba mal con ella?

¡Rachel solo estaba hablando con otras chicas! Dio media vuelta y caminó de
regreso hacia la pequeña cocina y escuchó un tintineo de risa llegando desde el
cuarto. Cuando estuvo más cerca escuchó la voz de Rachel fuerte y clara.
—¡Dios! No hagan caso de Rose. ¡Es tan posesiva y necesitada! Me está
volviendo completamente chiflada.

Entró en el cuarto y observó a su amiga. Sus ojos aburridos en el rostro de


Rachel. ¿Cómo podía decir eso? Sin ninguna palabra volvió a salir.

Momentos después escuchó a Rachel siguiéndola por el sendero.

—Rose, no seas tonta. Solo estaba bromeando —exclamó ella.

Rose mantuvo su cabeza gacha y caminó rápidamente. Alcanzó su propio cuarto


y cerró la puerta desde adentro e ignoró a Rachel tocando y llamándola. Al día
siguiente se levantó temprano y empacó su mochila para las vacaciones de medio
semestre. Luego caminó hacia la parada de buses y fue al Holt por su cuenta. No
estaba permitido pero no le importó y se quedó allí todo el día hasta que estuvo
segura de que Rachel se habría ido por las vacaciones de medio semestre.

La amistad debería haber terminado en ese entonces.

Pero después del receso, Rachel había regresado a la escuela sin


arrepentimientos.

No había habido e-mails pidiendo por perdón y cuando Rose la vio yendo y
viniendo, Rachel estaba fría y distante. La vio un montón con Tania Miller y las
chicas de la Casa Brontë. Fue como si ella hubiera sido la que había ofendido a
Rachel y no de la otra forma. Rose estaba siendo castigada y en vez de volverla

102
resuelta y distante, la hizo miserable y triste.

Página
Quería su amistad de regreso.

Había ido hasta el límite y sido muy posesiva. Quizás el hecho de que estuviera
sola en el mundo significaba que se apoyaba mucho en su amiga. Ella podía
cambiar. Podía ser menos necesitada.

Escribió una carta. Dijo que lo sentía y que había sido muy mano-dura e
interferido demasiado en el trabajo de Rachel. Quería que fueran amigas
nuevamente y esta vez no sería posesiva. Esta vez la amistad sería diferente. Puso
el sobre bajo la puerta de Rachel tarde una noche y luego esperó. Cinco minutos
después el sobre apareció bajo su puerta. Encantada, la recogió. Dentro Rachel
había garabateado las palabras, ¡Te he extrañado! ¡Seamos amigas otra vez! Te veo en el
desayuno. Luv Rachel. Se veía melancólica en la pared colindante. Rachel estaba solo
a tres metros. ¿Por qué no había venido y golpeado la puerta, invitándola a su
cuarto? ¿Por qué no había estado entusiasmada por ponerse al día, hablar sobre lo
que había pasado, darle un abrazo? Se recostó en la cama. No podía ir al otro
cuarto ahora. Tendría que esperar hasta la mañana.

En el desayuno Rachel estaba alegre de verla y amigable. Aunque en vez de


esperarla a que terminara su comida, se levantó y se dirigió a clases diciendo, “Te
veo después”. Y Rose había sonreído y visto irse. Tarde ese día la vio con Tania
Miller cerca del lago de botes. Las dos estaban caminando por ahí juntas. Se quedó
viendo a Rachel quien estaba hablando y riendo. Cada movimiento, cada sacudida
de cabeza, cada gesticulación enviaba un dolor sordo a través de Rose y dio media
vuelta. Se preguntó si realmente eran amigas otra vez o si Rachel estaba jugando
algún tipo de juego.

El sonido de un mensaje sobresaltó a Rose. Rompió su ensueño. Registró la


luminosidad del día y el hecho de que estaba en Holt. No era hace un año cuando
estaba desesperadamente tratando de ser amiga de Rachel nuevamente. Sintió la
tensión caer mientras leía el mensaje de texto. Era de Amanda. Nos encontraremos
en el Café Cosy en 5 min.

103
Hizo su camino hacia un café y por una charcutería en el medio del pueblo.
Amanda y Molly ya estaban adentro sentadas. Rose tuvo un té de menta y se sentó

Página
con ellas. Sopló el vapor de la cima de la taza y lo revolvió con una larga cuchara.
Molly estaba codeando a Amanda y asintiendo hacia el mostrador de dulces donde
un joven con un delantal blanco estaba sirviendo a los clientes.

—Es Tim Baker —dijo Amanda, explicando—. ¿Me pregunto si él sabe de


Rachel?

Rose lo examinó, interesada.

—Obvio que lo hace —dijo Molly.

—No se ve muy molesto.


—¿El hermano de Juliet Baker? —dijo Rose, recordando vagamente a Rachel
contándole sobre él.

Amanda asintió, su boca llena con pastel.

—¿Por qué debería estar molesto por Rachel?

—Él salió con Rachel. Era su novio —dijo Molly.

—No era su novio como tal —dijo Amanda.

—Lo era.

—¡Por un par de semanas! Rachel lo vio por un par de semanas. Eso difícilmente
se traduce como novio/novia.

Rose miraba de Amanda a Molly y viceversa.

—Fueron más que un par de semanas. En mi caso fue un mes completo. Él solía
llegar a la escuela en su BMW por la noche y ella se colaba por la puerta trasera.
Solía mandarme un mensaje y yo bajaría y se la abriría cuando regresaba —dijo
Molly.

—Salir del edificio en la noche es una suspensión automática —dijo Amanda.

—Rachel estaba enamorada.

—No, no lo estaba. Solo duró un par de semanas.

104
Amanda captó los ojos de Rose. Tenía una mirada de exasperación en su rostro.

Página
Molly estaba jugueteando con un clip rosa de pluma. Su mano la desprendió
sosteniendo una de las plumas. Colocó la pluma en el borde de la mesa.

—¿Cuándo pasó esto? —dijo Rose.

—Septiembre. Tan pronto como regresamos —dijo Molly, con una mirada
desconfiada hacia Amanda como si esperara que la interrumpiera—. De todas
formas ella lo conocía de cuando era amiga de Juliet.

—¿Estaba molesta cuando terminaron? —dijo Rose, mirando de regreso a Molly.

—Mucho. Ella lo amaba…


—No te enamoras de alguien en dos semanas —dijo Amanda suavemente, como
si estuviera hablándole a un niño pequeño.

—Fue más largo que dos semanas —dijo Molly con mala cara.

Rose comió su pastel. Las dos chicas se quedaron en silencio. Amanda estaba
mirando su teléfono pero Molly estaba jugueteando con su pluma rosada,
arrastrándola de ida y vuelta por el mantel de la mesa.

Fueron a la parada de buses un poco después. Molly y Amanda estaban


hablando nuevamente pero Rose se quedó atrás. Pensaba en la conversación que
acababan de tener en el Café Cosy. Rachel había tenido un novio. No solo
cualquier novio sino que el hermano de su vieja amiga que se había suicidado. En
el año en que fueron amigas habían estado hablando de chicos pero eso fue todo.
No habían conocido a ningún chico. Rachel tenía un par de primos a los que a veces
se refería y estaban los famosos chicos de Nelson College algunos kilómetros más
allá y ocasionalmente vislumbraban uno en Holt.

¿Cómo habían terminado juntos?

El bus estaba girando en la esquina dirigiéndose hacia su parada. Rose tomó


una decisión.

—Ustedes sigan —dijo ella, apoyando su mano en el brazo de Amanda—.


Acabo de recordar algo que necesito comprar. Tomare el siguiente bus.

105
Se alejó en dirección al Café Cosy.

Página
Trece
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por belisrose

Tim Baker era un tipo apuesto.

Rose lo observó mientras pretendía mirar a través de los paquetes de pasta


orgánica. Él era alto y tenía hombros anchos y brazos musculosos como si jugara
un deporte. Su cabello estaba cortado muy corto pero sus patillas estaban
cuidadosamente formadas como si se tomara algún interés en su apariencia. Tenía
una amplia sonrisa, mostrando unos derechos blancos dientes, y un fácil trato con
los clientes, charlando amablemente con cada uno.

Ella no tenía idea de si se parecía a su hermana, Juliet. Rose solo había visto
fotos de ella esparcidas por la escuela. Recordó que la primera vez que escuchó su
nombre fue en la mañana del anuncio de la muerte de Juliet. Había sido en una
asamblea especial. Al final de las clases de la mañana las chicas habían sido
llamadas en el salón principal, todas quejándose, conscientes de los preciados
minutos siendo descontados de sus horas de almuerzo. La Sra. Abbott estaba en
frente, parada rígidamente y viéndose mortalmente seria. Después de que informó
a la escuela, hubieron oraciones y un minuto de silencio pero Rose no había tenido

106
idea de que pensar sobre ello. Juliet Baker era solo un nombre para ella. No
pertenecía nadie que conociera o pudiera imaginarse. Juliet estaba en la Casa

Página
Brontë e incluso aunque algunas de esas chicas estaban en sus clases, ella nunca
había llegado a estar cara a cara con la chica fallecida.

La Sra. Abbott no dijo nada sobre la forma de morir de Juliet. Dijo que había
habido un terrible accidente y de que debíamos rezar por Juliet y su familia. No dijo
que Juliet Baker se había colgado. Esa pieza de información emergió en los pocos
días siguientes. No fue hasta meses después, cuando ella era amiga con Rachel,
que escuchó toda la historia.

Cuán raro que Rachel hubiera salido con Tim Baker.


El mostrador estaba vacío ahora y Tim Baker estaba mirando en su dirección,
probablemente preguntándose por qué le estaba tomando a esta chica tanto tiempo
escoger el tipo de pasta que quería comprar. Rose caminó por el mostrador con las
manos vacías.

—Discúlpame, ¿eres Tim Baker?

Él asintió, frunciendo el ceño.

—Mi nombre es Rose Smith. Solía ser una estudiante en el Colegio Mary Linton.
Soy una amiga… ¿Al menos era amiga de Rachel Bliss? Me pregunto si tendrías
unos pocos minutos para hablar.

—¿Por qué? —dijo él, mirándola con hostilidad.

—No es nada malo. Es solo que no la he visto por meses y ¿quería hablar con
alguien que la había visto más recientemente? ¿Solo cinco o diez minutos?

Él se la quedo viendo de una forma tan desconcertante que ella tuvo que romper
el contacto visual. Cuando volvió a mirar él se había suavizado.

—Tengo un descanso en media hora. Estaré en el King’s Head.

—OK. Te veré entonces.

El King’s Head estaba lleno y Rose se las arregló para conseguir un par de
asientos al final de la mesa. Había un fuego estruendoso en la parte alejada del bar

107
pero donde ella se sentó estaba completamente ventosa. Sujetó los bordes de su
chaqueta juntándolos. Bajando la mirada vio sus DMs negras firmemente atadas,

Página
un borde rosa mostrándose del calcetín por debajo. Estaba agradecida de haberse
vestido abrigadamente esta mañana. Sorbió su bebida haciendo muecas ante su
frialdad. Tim Baker llegó momentos después y fue directamente a la barra sin nada
más que un saludo en su dirección. Después de pagar por su bebida, se dirigió a su
mesa y se sentó enfrente de ella. Finalmente, después de tomar un trago de su
cerveza, él la miró.

—¿Qué puedo hacer por ti? —dijo él, en una burlona voz de mostrador.

Había ruido por todos lados, una docena de conversaciones pasando de una
vez. Ella levantó la voz.
—Rachel y yo fuimos amigas por un año más o menos pero nosotras… Nos
separamos y no la he visto por meses. Una de las chicas en la escuela dijo que tu y
ella salían. Solo me preguntaba cómo estaba. ¿Si pensabas que ella era infeliz?

—Estuvimos juntos por un par de semanas, finales de septiembre, principios de


octubre. La vi por ahí y terminamos hablando sobre Juliet. De hecho, me siento un
poco apenado por ella. Parecía muy solitaria. Sé que ella siempre estaba disponible,
si sabes a lo que me refiero.

Rose no respondió.

—Dos, tres semanas. Pasábamos juntos un poco de tiempo. Eso era todo.

—¿Tu lo terminaste?

—Nadie realmente lo terminó. Dije que la llamaría y no lo hice. Tú sabes, me


sentí mal por ella y al principio era lindo tener a alguien con quien hablar sobre
Juliet pero después de un tiempo trajo de regreso muchos recuerdos. No iba a ir a
ningún lado. Mira, era una chica atractiva y…

—¿Qué?

—Era una venida rápida, si sabes a lo que me refiero.

Rose frunció el ceño. Tim Baker estaba sonriendo satisfactoriamente.

—No había romance. Era solo pasar un buen rato. Y ella estaba dispuesta.

108
—¿Solo era por el sexo?

Página
—No te veas tan impactada. En segundos pensamientos, entiendo por qué estas
impactada. No te ves como el tipo de chica que…

Él la miró de arriba abajo, sus ojos persistiendo en sus pesadas botas.

—¿No estas interesada en chicos?

Rose estaba instantáneamente indignada.

—Tú no me conoces —contestó bruscamente, metiendo sus botas de regreso


bajo el asiento.
Tim Baker se encogió de hombros y miró alrededor del pub. No se veía tan
guapo ahora. Su piel estaba roja y su nariz un poco torcida. Rose tragó duramente
y se obligó a hablarle.

—¿Solo quería preguntarte si pensabas, durante esas semanas, que ella parecía
un poco depresiva? Me escribió solo hace una semana pidiendo mi ayuda y lo raro
es que seguía mencionando a tu hermana, Juliet…

—Ella no estaba depresiva cuando estaba conmigo. Parecía muy feliz, créeme.

Él era tan machista. Le disgustó intensamente.

—¿No estas siquiera triste de que este muerta? —dijo Rose miserablemente.

—Escucha —dijo él, empujando su cerveza lejos como si no tuviera intención de


beber otra gota de ella—, cuando mi hermana se mató…

Él la miró incapaz de terminar la oración. Sus ojos estaban pesados y ella sintió
una tristeza real detrás de las buenas apariencias y confianza.

—¿Cómo era ella? Nunca la conocí cuando estuve en el Mary Linton.

Él sacó su billetera de su bolsillo y la abrió. Ahí, en una pequeña bolsa de


plástico, estaba la fotografía de una sonriente chica. Juliet Baker. Esta foto era
diferente de las que había visto en los alrededores de la escuela. Esas eran tomas
formales, usualmente con el uniforme escolar. Ella tomó la billetera de Tim Baker y

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observó de cerca la imagen enfrente de ella. Un pálido rostro rodeado por un negro
cabello hasta la mandíbula, el flequillo peinado hacia un lado. Estaba sonriendo

Página
abiertamente, sus dientes blancos incluso justo como los de su hermano. Era bonita
y había un destello de algo alegre en ella.

—¿Cuándo fue tomada?

—Unos meses antes de…

—Lo siento.

—¡Ni siquiera la conocías!

—No, pero sé lo que es perder a alguien.


Él sacudió su cabeza y se puso de pie.

—Terminé de hablar sobre Rachel —dijo él—. Sé que dijiste que era tu amiga
pero ella no era una buena persona. No tuve ningún sentimiento cuando escuché
que había muerto. No lo siento. Ni un poco.

Ella lo vio salir del bar. La puerta se abrió y dejó entrar una ráfaga de aire frío y
acunó su bebida por unos momentos antes de levantarse y dejar el pub.

En el bus pensó en lo que él había dicho de Rachel. Ella era una venida fácil. ¿Eso
había sido todo de lo que se había tratado? ¿Era el por qué Rachel estuvo tan
deprimida? ¿Porque el chico con quien se había acostado la había dejado sin
siquiera un adiós? ¿Eran los supuestos vislumbres de Juliet Baker solo una de las
pequeñas fantasías de Rachel cuando, de hecho, lo que tenía era un normal y
cotidiano corazón roto?

Pensó en Joshua. Cuan diferente era de Tim Baker. Nunca podría imaginarlo
hablando de una chica como lo había hecho Tim Baker. Joshua había perdido a su
padre pero no tenía amargura hacia él. No lo tomaría contra otras personas.

Eso era por lo que se preocupaba tanto por Joshua.

Se quedó mirando por la ventana al paisaje pasando rápidamente. ¿Por qué


estaba allí, en el bus, gastando el tiempo en su vida antigua? Rachel estaba muerta.
Había traído las cartas. ¿Por qué no solo dejarlo así? ¿Por qué debería importarle

110
en qué estado mental estaba Rachel? Tal vez debería empacar y dirigirse a Stiffkey
y estar con Joshua.

Página
Caminó desde la parada de buses de regreso hasta la escuela. Puso sus manos
en sus bolsillos, sintiendo el frío aire pellizcándola. Un par de autos pasaron y
cuando llegó a la entrada del colegio, observó el bordeado de césped a lo largo de
esta donde Joshua había detenido el Mini de Skeggsie para botarla. Estaba rodada
con marcas de neumáticos en diez metros o más, como si un número de autos se
hubieran detenido allí para dejar o recoger personas. Posiblemente el BMW de Tim
Baker se había situado allí algunas noches esperando a que Rachel saliera
sigilosamente a través del cuarto de lavandería para salir de la escuela.
Dio vuelta en la autopista y caminó lentamente, no queriendo realmente llegar a
la escuela nuevamente. Se preguntó cómo le estaba yendo a Joshua y sacó su
teléfono de su bolsillo para ver si tenía algún mensaje. No había llamadas perdidas
o mensajes. Quizás debería contactarlo y decirle que quería regresar a Londres. La
casa de Anna parecía acogedora después de estar de regreso en la escuela. Deseó
estar de vuelta en su estudio, escuchando música, dibujando o trabajando en su
laptop. ¿Por qué no llamarlo? Si se iban pronto, podían estar en Londres para la
hora del té.

Luego tomó una profunda respiración. Sería injusto hacer eso, Joshua había
venido para explorar las áreas en el mapa de su padre. Era importante para él.
Había sonado emocionado en sus e-mails. Ella solo lo arrastraría de regreso antes
de que hubiera encontrado lo que fuera que estaba buscando. En cualquier caso,
había dicho que hablaría con la policía. En menos de 24 horas estaría terminando
con la escuela y en su camino a casa.

Apresuró sus pasos.

Cerca del edificio principal vio grupos de chicas en uniformes caminando o


corriendo por los campos. Era sábado por la tarde. Siempre había una variedad de
actividades deportivas, coro, practica musical y clubs de drama. Además de eso,
era tiempo para solo escapar y explorar los campos y encontrar algún lugar
privado para estar lejos del edificio y los amistosos pero entrometidos ojos de las
jefas de dormitorio. Llegó lo más lejos del patio y se detuvo. Eran las 2:30. La

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policía estaría llegando a la escuela a las tres para hablar con algunos de los
trabajadores y las chicas. Estaba acalorada después de la caminata así que decidió

Página
sentarse por un momento en vez de regresar a su cuarto.

Miró relajadamente por los grupos de chicas. Una gran risotada hizo erupción
desde un grupo de jóvenes chicas en jeans y chaquetas afelpadas con mangas de
brillantes colores. Ella bajó la mirada a sus propias prendas. Sudadera blanca,
pantalones negros, abrigo gris. Tim Baker la había encontrado sosa y no
interesante. No te vez como el tipo de chica que… ¿Qué quiso decir? ¿No del tipo de
chica que le gustaban los chicos? ¿Qué les gustaba a los chicos? ¿No una venida
fácil?

¿Le importaba?
Seguramente nunca estaría interesada en alguien como Tim Baker. Machista y
arrogante, le recordaba a algunos de los chicos en su colegio de Londres.
Caminaban por ahí mirando sus propios reflejos en las ventanas de las tiendas,
constantemente conociendo sus habilidades para atraer a las chicas. Joshua no era
así. Él parecía completamente inconsciente de sí mismo. Desinteresado en cómo se
veía o parecía para las otras personas. Era atractivo, ella sabía eso. La chica, Clara,
llegó a su cabeza y sintió angustia por un momento. La Clara que había visitado el
piso y acompañado a Joshua cuando él fue al Café Ruso en Kensington Sur. ¿Ella
era su novia?

¡No pienses en eso, Rose! Se dijo a sí misma.

Subió la mirada hacia el edificio del colegio, sus ojos inevitablemente se


arrastraron hasta el piso más alto y la ventana de su antiguo cuarto. Luego siguió
mirando hacia el cuarto contiguo, el cuarto de Rachel. Había un rostro mirando al
exterior.

La sobresaltó. Se sentó derecha y se quedó mirándolo. Era una chica mirando


hacia los campos. Recordó la carta de Rachel y cómo había descrito ver el rostro de
Juliet Baker en su cuarto. Rachel pensó que había visto a un fantasma.

¿Quién era? ¿Por qué esta persona estaba en el cuarto de Rachel?

Se puso de pie y caminó resueltamente hacia la entrada del edificio.

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No era ningún fantasma pero Rose quería saber quien era.

Página
Catorce
Traducido por belisrose

Corregido por Pily

—¿Qué estás haciendo aquí? —dijo Rose.

La puerta de la habitación de Rachel estaba abierta. Una chica se dio la vuelta y


la miró fijamente. Tenía el cabello corto, bien cortado. Parecía familiar y tomó unos
segundos para que Rose la reconociera.

—¡Tania! —dijo.

Era Tania Miller, la chica de la Casa Brontë con quien Rachel había tenido una
amistad de sube y baja.

—Lo siento, no te había reconocido…

Tania se veía tan diferente. Su cabello brillante se había ido y ahora su rostro era
redondo y su boca parecía más completa. El cabello que Rose había admirado
dominaba su cara y ahora parecía más fresca, agradable de alguna manera.

—Me gusta el cabello.

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Tania se encogió de hombros.

—¿Cuándo regresaste?

Página
—Ayer. Vine porque… bueno, me enteré de Rachel.

La mención del nombre de Rachel hizo estremecer a Tania. Rose miró


torpemente alrededor de la habitación.

—Solo vine a dar un vistazo… —dijo Tania, respondiendo a la pregunta no


formulada—. Tenía curiosidad. Resulta que es solo una habitación vacía.

Rose asintió. Tania parecía a punto de decir algo, pero entonces sacudió su
cabeza.
—Lo siento por ella —dijo Rose—. Sabes que habíamos dejado de ser amigas
pero no habría querido que le pasara nada.

Tania asintió. Parecía al borde de las lágrimas.

—Pero tú y ella, ustedes eran amigas en Brontë y después.

—Sube y baja.

—Así era con Rachel. Sube y baja.

Tania consiguió esbozar una sonrisa, pero sus labios parecían tensos.

—Te veré por ahí —dijo ella y pasó junto a Rose y fuera de la habitación de
Rachel.

Rose iba a seguirla, pero luego cambió de opinión. Entró en la habitación de


Rachel y cerró la puerta detrás de ella. Se sentó en el borde de la cama y miró a su
alrededor. No había nada de Rachel allí. La cama fue desnudada y toda la
parafernalia de una adolescente había sido empacada.

¿Quién había hecho esto?, se preguntó. ¿Uno de los empleados de limpieza o tal vez
Martha Harewood? Se imaginó a la housemistress por un segundo, moviéndose en
silencio alrededor de la habitación de Rachel, doblando la ropa, cubriendo fotos y
ornamentos con plástico de burbujas, ordenando artículos de tocador en una caja o
bolsa. Los libros habrían ido en una de las cajas de cartón resistentes que se les dio

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a las chicas al final de cada período de verano. Todo tenía que ser limpiado para
permitir que la habitación fuera limpiada a fondo para el nuevo plazo.

Página
¿Dónde estaban las cosas de Rachel? ¿En el sótano? ¿Encerrados en algún armario?
Rose suspiró. Qué diferente estaba la habitación sin los posters y libros y
ornamentos que Rachel tenía. Se veía desnuda, vacía; como si hubiera sido robada.
Rose había querido pasar el tiempo en la habitación de Rachel. En los primeros
días que habían pasado una parte de todas las noches allí. Era un lugar para leer
fragmentos de libros en voz alta, para escuchar música, para usar las laptops lado a
lado.

A menudo hablaban de cosas importantes. Aquí fue donde primero Rose le


habló a Rachel sobre el trabajo de su madre, como ella y Brendan Johnson se
conocieron mientras trabajaba en el mismo sector de la policía. Cómo siguieron
hasta casos fríos para ver si podían encontrar pistas que capturaran a los
delincuentes. Le dijo que esto era muy probablemente la razón por la que fueron
asesinados. Le mostró a Rachel las fotos que tenía de su madre y Rachel se quedó
sin aliento.

—¡Ella es tan joven y guapa! ¡Es tan linda!

Rachel describió la nueva casa de su padre y le dijo cómo Melissa había


habilitado una habitación para que ella se quedara cada vez que visitara. ¡Melissa es
un dolor, pero me gusta! ¿Qué puedo hacer? No le dije a mi madre sobre ello. También
habló sobre el novio de su mamá, Robert. Él puso su mano en mi pierna debajo de la
mesa durante la cena. Mi madre estaba a mi lado, hablando. ¡Me levanté y le dije que no
tenía ganas de comer mi cena! Rose estaba consternada. ¡Tienes que decirle a alguien!
Pero Rachel sacudió su cabeza. No puedo herir los sentimientos de mi madre. Tengo que
aguantar.

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Cuando se habían agotado todos los temas, yacieron sobre la cama individual,
Rose levantó un extremo, Rachel el otro, y escucharon música.

Página
Luego estaban las Uñas.

Rachel tenía una gran variedad de barnices y equipos para la manicura y


pedicura. Arregló las uñas de Rose en una noche de viernes, cuando se permitió el
esmalte de uñas y un poco de maquillaje el fin de semana. Haría a Rose sentarse
frente a ella con las manos descansando sobre una almohada. Levantaría cada
mano y masajearía y daría forma a cada uña antes de pintarla violeta o turquesa o
incluso negro. Durante la semana era las uñas de los pies, fácil de ocultar debajo de
los calcetines y los zapatos. Rose amaba el ritual. Sintió el calor de las manos de su
amiga masajeando su piel o tirando de sus dedos, utilizando cremas para cutícula
y limas de uñas. Cotilleaban y parecía diferente estar cara a cara en lugar de
encorvarse por la escuela o susurrando en las esquinas. Como si todas fueran
adultas, no alumnas en absoluto.

A Rose le gustaba cuando Rachel se preocupaba por ella.

Pero después del medio-plazo las cosas cambiaron. El tiempo en la habitación


de Rachel era limitado y solo ocurría si Rachel quería. Después que Rachel
respondió a su carta y dijo que serían amigas de nuevo, Rose tuvo que esperar una
invitación para ir a su habitación. A veces llegaba y otras no. Rose podría mentir en
su cama entrada la noche y preguntarse qué estaba haciendo Rachel. Una o dos
veces oyó susurros y se fue al otro lado de la pared para escuchar. Estaba segura de
que Rachel tenía a Tania Miller allí a pesar de que estaba en contra de las reglas
para la gente de otras Casas visitar pasada las nueve. Hubo murmullos y risitas y
Rose sintió su garganta secarse como papel mientras se imaginaba a Rachel y Tania
allí; quizá Tania sentada frente a Rachel mientras Rachel tomaba su mano y
arreglaba cada uña con cuidado, frotando loción alrededor de las cutículas.

Entonces, un día, todo cambió.

Rose fue al refectorio y vio a Raquel por su cuenta. Ella llevó su bandeja y se
sentó junto a ella, sorprendida de verla mirando molesta.

—¿Qué pasa? —dijo—. ¿Dónde está Tania?

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—No somos más amigas.

—Oh.

Página
Rachel se encogió de hombros.

—Es una vaca tonta. No sé por qué me molesto con ella.

Rose no sabía qué decir. Dentro de ella sintió un arrebato de alegría. Quería
sonreír, ir a sentarse al lado de Rachel y poner su brazo alrededor de su hombro,
para consolarla y ser las mejores amigas de nuevo, pero sintió que esto era lo peor
que podía hacer así que terminó su comida lentamente.

—Anímate. Te buscaré más tarde —dijo ella, tomando su bandeja y alejándose.


Dejando el refectorio no pudo evitar una sonrisa. Esa noche, justo después de las
ocho, recibió un texto de Rachel. Ven al lado y escucha mi nuevo CD. Rose esperó
cinco minutos antes de enviar una respuesta. Terminando algún trabajo. Te veo
en media hora??? Treinta largos minutos más tarde ella se levantó y fue al lado.
Rachel estaba sentada con las piernas cruzadas en el suelo y le dio unas palmaditas
al cojín a su lado.

Eran amigas de nuevo.

Rose fue a ver a la policía.

Se presentó como WPC9 Lauren Clarke. La entrevista fue en una sala de


conferencias que estaba vinculada a la oficina de la Sra. Abbott. La directora las
dejó solas y hubo tranquilidad a pocos instantes. Las cartas de Rachel estaban en la
mesa entre ellas. Cada una estaba en un sobre de plástico. La WPC estaba leyendo
sobre las cartas.

—¿Así qué, eras amiga cercana de Rachel Bliss?

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—Bueno —dijo Rose, soplando a través de sus dientes—, por alrededor de un
año y luego no lo fuimos. Es por eso que no hice nada cuando recibí estas cartas.

Página
—¿No vistes como gritaban por ayuda?

—No al principio. Al principio estaba molesta por ellas, pero cuando siguieron
llegando le pedí a mi abuela que llamara a la escuela. Especialmente después de
que Rachel me llamó por teléfono y dejó mensajes. Sabía que algo pasó con ella.
Quiero decir, siempre fue un poco dramática, pero esto…

9 Por sus siglas en ingles, significa Woman Police Constable.


Rose señaló las cartas. La policía le sonrió y luego miró al otro lado hacia un
BlackBerry que estaba en la mesa a su lado. Leyó algo allí, luego se volvió hacia
Rose.

—Estas referencias a Juliet Baker. ¿Qué piensas de eso?

Rose se encogió de hombros. Estaba empezando a sentirse incómoda. Había


traído las cartas a la escuela como prueba de algo, pero ella misma no había
hablado o puesto los ojos en Rachel durante cinco meses. ¿Cuál era el punto de
preguntarle algo?

—No creo realmente nada de eso. Rachel tiene, o tenía, una imaginación salvaje.
Supuse que era algo que estaba diciendo para…

—¿Quieres decir que lo estaba inventando?

—Posiblemente. Hizo cosas cuando yo era su amiga.

La policía asintió. Cogió su BlackBerry y frunció el ceño. Rose tuvo la sensación


de que ella estaba a punto de salir.

—¿Puedo preguntarle cómo murió? ¿Fue un accidente?

—Dependerá de la investigación para determinar eso…

—Las chicas están diciendo que había alcohol. ¿Había alguien más involucrado?

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—Me temo que no puedo decirlo. Es confidencial. La investigación hará…

—He venido todo el camino desde Londres para traer estas cartas —dijo Rose—.

Página
Y sé que usted no me puede decir nada con certeza. Sé que no está permitido. Mi
madre fue un oficial de policía, así que sé cómo funciona, ¿pero no puede decirme
solo lo extraoficial? No le diré nada a nadie. Volveré a casa mañana.

—¿Su madre era un oficial de policía?

—Sí. Trabajó en Casos Fríos.

—¿Dónde? ¿Por aquí? ¿Podría haberla conocido?

—Desapareció hace cinco años —dijo Rose, sacudiendo su cabeza—. La policía


me ha dicho que es muy probable que esté muerta.
—Oh, eso es horrible. No sé qué decir. Eso es terrible.

—Fue hace cinco años.

—Aun así.

—Sé que no puede dar información pero no soy una estudiante aquí.

—Estamos destinados a mantener la información fuera del dominio público.

—Lo extraoficial.

—Bueno…

—No le diré a nadie.

Pareció pensar en ello durante un minuto.

—Los informes preliminares indican que llevaba muerta unas seis a siete horas
cuando la encontraron. Sabremos más después de la autopsia esta tarde. Hubo
indicios de alcohol en el lugar. Podría haber sido un accidente. Una adolescente
que bebe demasiado y cae en el agua. Tenemos casos como este de vez en cuando
pero son por lo general en los meses de verano.

—Rachel no bebía cuando la conocí. Fumaba pero…

—Sabemos que recientemente rompió con su novio. Tim Baker. Tal vez estaba
languideciendo. Todavía tengo que hablar con él. Posiblemente arrojará algo de luz

119
sobre esto.

Página
Rose frunció el ceño. No podía ver a Tim Baker dando cualquier ayuda en
absoluto.

—Ella era muy amable con una chica llamada Molly Wallace.

—He hablado con Molly. Está muy molesta. Dice que Rachel le dijo que se fuera
esa noche. Quería estar sola.

—¿Pero, por qué ir al lago? En este clima frío. ¿No crees que fue allí con la
intención de…?

—¿Qué?
—¿Suicidarse?

Rose dijo las palabras en voz alta. Había estado tratando de no pensar en ellas
desde que había oído que Raquel estaba muerta. Miró a la policía con optimismo,
esperando que le dijera: Oh, no. Definitivamente fue un accidente.

—Es una posibilidad que estamos considerando.

—¿Dejó una nota?

—No, pero no todo el mundo deja una nota. Su amiga Juliet Baker no lo hizo.
Puede ser que la forma de su muerte afectó profundamente a Rachel.

—Eso fue hace mucho tiempo.

—Tus cartas mencionan los avistamientos de la chica muerta, la hermana del


novio. Esta chica estuvo sin duda en la mente de Rachel constantemente.

—¿Así qué, en realidad no está claro si fue un suicidio o un accidente?

La policía suspiró y tocó la “L” que colgaba en su cadena.

—Como digo, tenemos que esperar y ver lo que trae el informe de la autopsia.
Tus cartas, por supuesto, muestran su estado de ánimo y algunas de las otras
chicas han dado declaraciones que sugieren que estaba actuando de manera
errática en las últimas semanas.

120
—Cierto.

—Sé que dijiste que no eras nunca más amiga de ella pero aún así es un golpe

Página
duro, ¿verdad? Y encima lo de tu madre desaparecida. Mira, aquí está mi tarjeta.
Mi número de teléfono móvil y mi dirección de correo electrónico están ahí. Ponte
en contacto conmigo si te acuerdas de algo. Tengo el BlackBerry. Reviso mensajes
todo el tiempo.

—Iré a casa mañana.

—Bien. Nos pondremos en contacto contigo si es necesario. Y, una vez más,


siento mucho lo de tu madre. No solo lo digo por cortesía. La policía local odia
perder uno de los suyos. Es la peor cosa.
—Gracias.

Cuando Rose salió de la habitación la Sra. Abbott la llamó.

—Rose —dijo—, ¿te importaría muchísimo venir a conocer al Sr. y la Sra Bliss
mañana a las doce? Vienen a recoger las cosas de Rachel y han dicho que les
gustaría conocer a algunos de sus amigos.

Rose frunció el ceño. No quería conocer a nadie de la familia de Rachel.

—Estoy por volver a Londres —dijo.

—Solo sería de diez, a quince minutos. Pensé que sería bueno para ellos para
conocerte. Una amiga que estaba con Rachel en tiempos más felices.

No respondió.

—Rose, la Srta. Harewood me dijo que te habías peleado con Rachel, pero, ahora
que se ha ido, ese tipo de pequeños desacuerdos no deberían importar. Solo quince
minutos. En mi oficina a las doce. Dejaré que tomes tu propia decisión si vienes o
no. Eres una chica Mary Linton. Sé que harás lo correcto.

Rose se alejó, sintiendo los ojos de la directora en su espalda.

De vuelta en su habitación se dirigió a su laptop y encontró un mensaje de


Joshua.

121
¡Rose! No podrás creer esto, pero he encontrado el lugar que estaba buscando. Y está
marcado en el mapa de Papá. Es una cabaña y está en el borde de las marismas a un par de

Página
kilómetros fuera de Stiffkey. ¿La ruta costera de la que te hablé? Va a lo largo del borde de
los campos y helechos y todo lo que puedes ver es el cielo por millas alrededor. Hay un
arroyo cruzando y solo a lo largo hay un camino que va hacia la izquierda. Bajé y encontré
esta cabaña desierta. Sus ventanas están cubiertas de madera y las puertas están cerradas
con candados. Hay una dependencia con un bote. El lugar está cubierto de telarañas y
parece que nadie ha estado cerca durante años.

Quiero que vengas y veas conmigo. Mañana por la mañana. Usa zapatos cómodos. No
tomará mucho tiempo, pero hay que verlo de manera que no pienses que estoy loco. Podría
recogerte en las puertas de la escuela a las ocho. Tomarían treinta minutos llegar hasta aquí
y luego podría llevarte de vuelta a la escuela para que puedas terminar con lo que sea que
has estado haciendo allí.

Esta noche, estoy viendo a este chico local, Colin Crabtree, quien sabe mucho sobre
Stiffkey y las casas alrededor. Es un historiador y recoge datos sobre el pueblo y sus
alrededores. Las habitaciones del comité parroquial tienen viejos mapas y detalles de los
inquilinos anteriores y me los va a mostrar más tarde mañana por la mañana. Después de
que yo pudiera venir a recoger y que podía volver a Londres.

¿Te suena bien? ¿Te da tiempo suficiente para terminar las cosas en la escuela? Josh
XXXX

Rose se sentó. En realidad, había terminado con lo que había venido a hacer en
la escuela ahora. Le gustaría llamar un taxi e ir a Stiffkey y quedarse con Joshua
hasta que él terminara con lo que estaba haciendo. Pero sonaba ocupado y ella
probablemente solo lo arrastraría. Y sintió la presión de ir a ver a los padres de
Rachel a las doce.

Escribió una respuesta.

Josh, nos vemos en la mañana a las ocho. Rose XXXX

122
Página
Quince
Traducido por Btaalejandra

Corregido por PrisAlvS

Rose no tuvo una buena noche. Dio vueltas en su vieja cama, se despertó a las 0:48,
2:37 y 5:44. A diez minutos de las seis, se levantó y fue al baño. Cuando regresó,
observó la cama desecha y decidió que no tenía sentido intentar volver a dormirse.
Sacó su laptop y abrió su blog Morpho. Leyó las cosas que había escrito
recientemente y luego anotó la fecha y hora de hoy y comenzó a escribir.

¿Rachel se suicidó? Eso es lo que me pregunto. ¿Fue a la tarde al lago, segura de que no
habría nadie alrededor, se emborrachó y se metió en el agua? ¿Fue esta su forma de acabar
con su propia vida?

¿Si la hubiera llamado y escuchado su historia de dolor, las cosas habrían sido
diferentes? ¿O fue al lago porque ahí es donde pensó que vio al fantasma de Juliet Baker?
¿Estaba deprimida y se llevó el alcohol y, cuando no vio ningún fantasma, se sentó y se
emborrachó? ¿Y al levantarse para regresar a la escuela, perdió el equilibrio y cayó al agua?

Si la hubiera llamado, ¿habría logrado levantarle el ánimo, hacerla sentirse mejor?

Después de que terminó, cerró la computadora y se sintió perturbada. Descargar

123
sus problemas en esa máquina imparcial solía hacerla sentirse un poco mejor. Esta
vez no.

Página
Fue en puntas de pie hasta la cocina, hizo una taza de té y se la llevó de regreso
a la habitación. En lugar de volver a la cama, empujó la silla del escritorio hacia la
ventana y se sentó a tomarlo mientras observaba afuera hacia los jardines. La luna
estaba borrosa, pero daba la luz suficiente para que ella pudiera ver el lago y el
cobertizo para botes. Unos segundos después, sus ojos se movieron hacia los
árboles que bordeaban el aparcamiento. Miró cuidadosamente entre ellos. Ahí fue
donde Rachel había visto un fantasma.

Rose tembló. La habitación estaba fría, la calefacción central aún no se había


encendido. Terminó su bebida y se vistió rápidamente, luego decidió empacar.
Para cuando terminó eran las siete menos veinte. No era tan temprano como para
prepararse el desayuno. Luego sería la hora de salir caminando y encontrarse con
Joshua.

LA Mini de Skeggsie estaba estacionada en el mismo lugar cuando llegó a la


puerta de la escuela. Había entrado en calor con la caminata, cruzó la calle y se
metió en el auto.

—Hola —saludó.

Joshua sonrió y encendió el motor del auto. Estaba encantada de verlo e hizo lo
imposible para no extender su mano y tocar su pelo con puro placer.

—¿Estás bien? —preguntó él.

Ella asintió. Él alzó la vista al espejo retrovisor justo cuando un auto apareció
acelerando por el carril detrás de él, pasó la Mini y giró enfrente de ellos
estacionando al costado unos pocos metros más adelante. Sus frenos hicieron un
fuerte ruido que sacudió la calma rural de esa mañana de domingo. Era un BMW
azul.

—¿Me pregunto quién será? —comentó Rose.

Joshua cambió de carril y lentamente sobrepasó al auto estacionado. Rose se giró


para mirarlo. El conductor era Tim Baker. En ese momento alguien apareció por el
camino de la escuela. Reconoció a Tania Miller inmediatamente aún cuando su

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corto cabello estaba cubierto por un gorro de lana. Tania saltó al otro lado de la
calle y se metió en el BMW.

Página
Bueno, imagínate eso, se dijo Rose a sí misma. Tania Miller y Tim Baker.

La travesía fue más corta de lo que esperaba. Manejaron hasta el pequeño


pueblo de Stiffkey, pasando el White Rose donde se hospedaba Joshua. Unos
segundos después vieron una salida a la derecha con un cartel que leía “Playa”.

—¿Hay una playa?

—No. Bueno, hay una, pero está a veinte minutos de caminata cruzando los
pantanos. Si conoces los caminos, está bien. De otra forma es meterte hasta los
tobillos en agua de mar.
Rose arrugó su nariz y bajó la vista hacia sus botas militares. Ponte zapatos
cómodos, decía el mensaje de Joshua. Eso era todo lo que Rose tenía, botas o zapatos
cómodos y planos. ¿No se había dado cuenta? Se preguntó cuán lejos tendrían que
caminar para llegar hasta el lugar. El auto avanzaba despacio por la carretera, las
casas eran menos y más alejadas. A la derecha había un campamento lleno de
carpas, caravanas y casas rodantes. Enfrente de ella, Rose podía ver el horizonte,
alargado de punta a punta como si alguien hubiera dibujado una línea estrecha en
el cielo; los pantanos eran una extensión plana de pastizales, juncos y arbustos.

—¿Qué le sucedió al mar?

—Está por allí. Puedes olerlo. Puedes sentirlo en el aire, pero no verlo.

—Ah.

—Me sorprende que no sepas. ¿No fuiste a la escuela por aquí varios años?

Estacionaron el auto en una pequeña área de asfalto.

—Nunca vinimos a un lugar como este.

Bajaron del auto. El cerrar de las puertas sonó muy fuerte.

—¿Tenemos que caminar hasta allá? —preguntó Rose, apuntando en dirección


hacia el mar.

—No, el camino costero corre por acá. Está seco, en algunos lugares

125
embarrados. Es una caminata de casi quince minutos.

Página
Caminaron en silencio por un rato; Joshua, adelante; Rose, unos pasos más atrás.
El sendero era suficientemente amplio como para que pasase un auto y tenía
marcas de llantas en ambos lados que generaban surcos de barro que ella trataba
de no pisar. Algunos de los senderos se desviaban y parecían dirigirse hacia los
pantanos. Joshua se dio la vuelta y la vio mirándolos.

—Hay playas por allá, partes donde el mar entra y zonas de arena y rocas donde
la gente se baña. Tienes que conocer los senderos, eso sí. Es lo que me dijo Colin
Crabtree.
Rose observó los pantanos, verdes sucios fundiéndose en marrones,
escurriéndose más allá de donde el ojo llegaba a ver. No podía ver ninguna
ensenada o agua azul, aunque podía sentir la presencia del mar, un olor fuerte a sal
o salmuera en el aire. En el cielo, el sol estaba alto y borroso. Hacía frío y una
molesta brisa soplaba en su cuello.

—Colin Crabtree fue una mina de información —aclaró Joshua, esperándola a


que lo alcanzara y caminara junto a él—. Dijo que este lugar, lo llamaba la Cabaña
del Pescador, ha estado vacío 30 años o más, pero que la gente del pueblo pensaba
que alguien lo había comprado hace 15 años y empezó a renovarlo, pero que
después el trabajo se detuvo y se cerró otra vez. Dijo que la gente que vive en las
casas cercanas dice que a veces ven un Land Rover manejando hacia allí, pero que
luego no ven nada durante meses.

—¿Cómo sabes que este es el lugar indicado?

—Solo lo sé —replicó misteriosamente, uniendo sus brazos y atrayéndola, como


si ella deliberadamente se estuviera conteniendo.

El camino llegó a una bifurcación. Más allá pudo ver algo de agua en la
distancia, una ensenada.

—Ese es el arroyo, pero bajamos por acá.

El sendero continuaba, pero los bordes eran más gruesos y puntiagudos. Rose

126
tuvo que maniobrar con cuidado, agachándose cada tanto para evitar ser cortada
por ramas espinosas. Luego, de repente, estaban en la intemperie y, frente a ellos,

Página
había una pequeña cabaña de tejas con tablas de madera clavadas sobre las
ventanas y una puerta delantera pesada. Junto a ella había una construcción anexa
y, enfrente, un jardín que había quedado desatendido. Parecía como si hubiera sido
abandonado.

—No era así como me lo describiste —indicó Rose—. Dijiste que era blanco.

—Lo sé. Creo que solo tenía como una sensación sobre este lugar. Sabía que era
una casa y yo proporcioné el perfil de una casa. Tenía una esencia de eso más que
una imagen real.
Rose frunció los labios. No quería pelear con Joshua, pero, realmente, ¿acababa
de descubrir lo que quería descubrir? Un mapa con un pueblo marcado en él. Una
cabaña abandonada. La sensación que obtuvo de un objeto de la ropa de su papá.
¿Significaba más que eso?

—Ven y mira el bote —indicó, caminando hacia la construcción anexa.

Estaba entusiasmado, su rostro salpicado con una sonrisa. Ella lo siguió a


regañadientes.

—Esta puerta tenía un candado, pero simplemente se desarmó cuando lo toqué,


como si estuviera solo de muestra.

Empujó la puerta y entraron a un espacio grande y oscuro. Tenía un olor


húmedo y rancio. Contra la pared del fondo había un bote. Estaba cubierto por una
lona y ubicado alto sobre unos soportes de madera. Rose podía ver el casco
doblándose bajo la cubierta de goma y, por un segundo, se acordó del violín que
poseía que estaba sentado en su cajón en la casa de Anna, sin usar por meses.

Joshua estaba en la puerta.

—Mira la casa.

Él caminó hasta el frente de la cabaña. La puerta era de madera sólida y tenía


dos candados, uno arriba de todo y otro a tres cuartos del suelo.

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—Uno de estos es más nuevo que el otro —aclaró.

Sostuvo el candado de abajo con su mano. Era metálico y parecía como si

Página
hubiera sido enganchado recientemente. Rose miró hacia otro lado, detrás del
terreno. Pudo ver campos y una arboleda. El ruido de un auto se podía oír en la
distancia, pero no pudo ver ningún movimiento. Era un lugar privado sin otros
edificios como vecinos. ¿Pero entonces qué?

—¿Cómo puedes estar seguro de que esto tiene algo que ver con Brendan?
Probablemente haya docena de edificios como este por toda la costa.

—Sabía que no me creerías.

—¿No estás solo desesperado?


Él sacudió la cabeza.

—Tan solo lo sé. Este lugar estaba marcado en el mapa de papá. Se siente como
el sitio correcto. De cualquier forma…

Ella suspiró y se dio la vuelta. La brisa ondeaba su cabello. ¿Qué estaba


haciendo aquí? ¿En el medio de la nada? No era como ninguna costa que hubiera
visitado y, hasta donde podía recordar, nunca había estado en ningún lugar como
este con su madre o con Brendan y Joshua cuando habían vivido juntos.

—Sabía que te pondrías así —continuó Joshua—. No te hubiera traído aquí a


menos que estuviera seguro. Mira.

Sacó algo del bolsillo de su chaqueta. Era el llavero que había sacado del archivo
de las pertenencias de su papá. Lo extendió hacia ella. Colgaba en el aire entre
ambos.

—¿Qué?

—Agárralo —pidió.

Ella se lo quitó, observándolo desconcertada.

—Abre el candado de arriba.

Ella se giró observando la puerta.

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—¿Esto abre la cerradura? ¿Ya lo has hecho?

—Tan solo ábrelo Rosie. Para complacerte a ti misma —ordenó más duro.

Página
Ella caminó hacia la puerta y alcanzó el mugriento candado plateado sin lustrar.
La llave en contraste era brillante y resplandeciente. La deslizó en la cerradura e
intentó girarla. No cedía por lo que se puso en puntas de pie e intentó de nuevo y
sí giró, el candado se abrió como la pinza de un cangrejo.

—Oh.

—Esto es, Rosie. Este lugar tiene algo que ver con papá y Kathy y lo que les
sucedió. Si tuviera una palanca podría quitar el otro candado y mirar adentro.

—¿Forzar la entrada?
—Hoy no. Pero voy a ver a Colin Crabtree otra vez esta, por lo que debería
obtener más información. También voy a contactar a nuestros abogados. Si este
lugar es de papá, entonces debería pertenecerme a mí ahora. Entonces podría
meterme legalmente.

Si este lugar es de papá. Cuando Joshua se entusiasmaba por haber descubierto


algo siempre se lo asignaba a Brendan. Parecía olvidarse de que su madre también
desapareció.

—Debemos volver —comentó ella temblando.

—¿No podrías al menos pretender estar interesada?

—¿En qué? ¿Un edificio abandonado? Tal vez es de tu papá. Tal vez sí es dueño
de esto, pero mira, nadie ha estado aquí en años. ¡Eso no nos dice nada!

Joshua resopló y se alejó en dirección a la costa. ¿Qué había esperado? Ella lo


siguió y pensó en semanas atrás, cuando recién acababan de descubrir cosas
alarmantes sobre la desaparición de sus padres. Había sido escéptica, pero él la
había metido en esto y ella había esperado que algo surgiera de su búsqueda.

Entonces él había tenido razón en insistir.

—Josh —lo llamó, pero él no se giró.

Corrió detrás de él.

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Ella era escéptica. La cabaña parecía no tener nada que ver con nada. Como algo
de Joshua y Brendan. Posiblemente una casa de vacaciones que Brendan había

Página
comprado e intentó renovar por un tiempo. Tal vez fue cuando Joshua era un bebé
o de dos años y tenía profundos recuerdos de él. ¿Entonces qué si la llave estaba
entre las cosas de Brendan junto a un lugar marcado en un mapa? ¿No tendría
Brendan acaso una llave del lugar si fuera su casa para vacacionar?

Pero, geográficamente, este lugar no parecía importante en lo absoluto. Su


madre y Brendan desaparecieron después de una comida en un restaurante en
Islington, en el corazón de Londres. Rose y Joshua ahora sabían que habían
tomado un avión a Warsaw. Después de eso no había más información.
Excepto por los cuadernos y la foto de Viktor Baranski, el ruso que había sido
encontrado muerto en la costa norte de Norfolk. Pero Rose no tenía idea de si los
cuadernos tenían algo que ver con su madre y Brendan o si tan solo eran una
extraña posesión de Frank Richards, el hombre que les había dicho que sus padres
estaban vivos.

Frank Richards. Había pensado en él justo la tarde anterior. Se lo imaginó


semanas atrás, cuando había salido caminando de su apartamento, arrastrando
una maleta con rueditas. Había extendido su brazo para llamar un taxi y luego le
dio su número de teléfono. Era su trabajo, le había dicho Frank Richards, cuidar de
ella mientras su madre estaba fuera de su vida.

¿Era verdad? ¿O solo una fantasía de un hombre demente? Había demostrado,


por otras cosas que hizo, que era peligroso e impredecible. Pero Rose había
guardado el número telefónico de todas formas. Lo había ingresado en su celular
bajo el nombre de Frank Richards como si fuera otro contacto más. Cada tanto
sacaba el celular, accedía al número y tan solo se quedaba observándolo. Los
números se mantenían firmemente en la pequeña pantalla, pero para ella las letras
eran indistintas y frágiles.

—Vamos, Rose.

Joshua la estaba llamando Rose. Esto generalmente significaba que estaba


molesto. El auto estaba más adelante y ella estuvo contenta de subirse, lejos de la

130
fría brisa.

—Lo lamento —musitó cuando se sentaron en el auto—. Debí haber sido más

Página
positiva. Parece que no logro tomar esto en serio.

—¿Por lo que te dije del suéter de mi papá? ¿La idea de algo sobrenatural?

Ella se encogió de hombros. Pensó en Juliet Baker supuestamente apareciendo


en la escuela casi dos años después de suicidarse.

—No todo puede ser explicado con la ciencia —presionó él.

—Esa es la última cosa que jamás pensé que escucharía de ti.


—Años atrás, la gente decía que los esquizofrénicos estaban poseídos por el
diablo. Ahora comprenden la enfermedad y saben que las personas realmente oyen
voces. No hay nada sobrenatural sobre eso.

—¿Entonces?

—Que tal vez ese sentimiento que tuve no tiene nada que ver con fantasmas, tal
vez es una especie de energía física. No lo comprendemos ahora, pero en los
próximos años…

Rose no podía dejar de sacudir la cabeza.

—Claro —replicó Joshua con la voz entrecortada, encendiendo el auto y dando


una vuelta en reversa por el estacionamiento pequeño—. No debí haber dicho
nada.

Condujo fuera del estacionamiento hacia la carretera. Una vez en la calle, aceleró
y se quedaron sentados en silencio todo el regreso a la escuela. Cuando llegaron a
la puerta, ella se dio cuenta, con sorpresa, que eran casi las 10:30.

—Tengo que ir a buscar mis cosas al bar, ver a Colin Crabtree y luego vendré y
te recogeré. ¿Diría una en punto? ¿Aquí o adentro de la escuela? —preguntó con
voz plana.

—En la escuela —respondió.

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Se bajó del auto. Él se alejó manejando sin despedirse. Ella se enojó. Estaba
molesta consigo misma. ¿Por qué no había podido fingir que creía en eso? ¿Qué

Página
diferencia hubiera hecho? Cruzando la calle hacia la entrada de la escuela, se
acordó de Tania Miller subiéndose al BMW de Tim Baker. Se preguntó si era
importante o tan solo otro hecho al azar que no tenía que ver con nada más.
Dieciséis
Traducido por Btaalejandra

Corregido por PrisAlvS

Estaba de regreso en Mary Linton y faltaba una hora para salir a encontrarse con
los padres de Rachel. Decidió conseguir un café y un emparedado del comedor.
Vio a Molly sentada sola y, después de que pagó, cruzó el lugar y se sentó enfrente
de ella.

—Hola —saludó.

—Hola, Rose.

—¿Cómo te sientes?

—Bien.

—¿Dónde está Amanda?

—No estoy segura.

Hubo un silencio incómodo. Rose habló:

—Así que tú y Rachel se hicieron amigas —comentó suavemente, quitando el

132
papel celofán del emparedado.

Página
—Sí.

—¿Cómo sucedió eso? Es decir, ¿cómo se juntaron?

—Estábamos juntas en algunas clases. Ella estaba un poco harta de todas en la


sala común, así que pasábamos mucho tiempo en su habitación.

Rose no comentó. Sonaba como a Rachel.

—Sé que a Amanda no le gustaba Rachel y sé que tú te peleaste con ella, pero a
mí me caía bien.
—¿Sabías que Rachel pensó que había visto un fantasma?

Molly asintió.

—Me escribió y me contó sobre eso. Estaba bastante preocupada…

—¿Te escribió?

—Tres cartas. Las traje conmigo y se las di a la policía.

—Ella no dijo nada.

—Obviamente estaba pasando por un mal momento. Fue bueno que ella te
tuviera.

Molly parecía estar incómoda. Estaba jugando con el pasador de su cabello,


quitándolo y volviéndolo a poner.

—Rachel me hizo jurar que no le diría a nadie sobre el fantasma. Tenía miedo de
que las personas creyeran que había enloquecido. Lo vio una vez en su habitación
y luego una noche cerca del estacionamiento. Dijo que se parecía a Juliet Baker.

—¿No lo estaba inventando?

—No. Realmente parecía como si lo creyera.

—Pero con Rachel era casi siempre difícil distinguir cuándo estaba diciendo la
verdad. Era una chica extraña.

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Molly parecía pensativa.

Página
—Sí se deprimió. Cuando empezó esta cosa del fantasma, le pregunté si pensaba
que tal vez tenía algo que ver con un sentimiento de culpa por la muerte de Juliet
Baker. ¿Tú sabes que dicen que cuando las personas se suicidan, sus familiares y
amigos sufren de culpa porque creen que debieron haber hecho algo? Ahí se puso
realmente mal. ¿De qué tengo que sentir culpa yo?, dijo. No tengo nada por qué sentir
culpa. Juliet Baker se suicidó por culpa de su padre. ¡Nada que ver conmigo!

—¿Su padre?

—Era un jardinero aquí en la escuela. Perdió su trabajo. No estuvo mucho


tiempo aquí y luego lo despidieron.
—Eso es. Era un jardinero. Recuerdo a Rachel diciéndomelo cuando apenas la
conocí —musitó Rose, intentando imaginarse a los varios hombres que habían
aparecido alrededor de los jardines esos años.

—Que lo despidieran la molestó mucho, eso es lo que me dijo Rachel.

—¿Qué tiene que ver eso con el suicidio de Juliet?

—Fue un tiempo después de eso que ella murió.

Rose mordió su labio. La segunda mitad de su emparedado estaba sin comer.

—Ahí está Amanda—anunció Molly.

Molly saludó con la mano y Rose levantó la vista hacia la puerta giratoria y vio a
Amanda entrando al comedor. Fue directo hacia ellas. Tenía su computadora
portátil bajo el brazo y algunos libros en su mano. Alcanzó la mesa y los depositó.
Parecía cansada.

—¿Terminaste el ensayo? —preguntó Molly.

—El primer borrador. ¡Hola, Rose!

Empezó a golpear sus bolsillos y chasqueó la lengua.

—¿Qué sucede? —inquirió Molly.

—¡Debo haber dejado mi teléfono en la biblioteca!

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—Lo iré a buscar —ofreció Molly, levantándose—. Tú quédate aquí sentada. Te

Página
ves cansada. ¿Dónde te sentaste?

—En el cubículo junto al vitral.

—¡Regreso en un minuto!

Rose observó a Molly abandonar el comedor caminando, esquivando mesas y


cruzando rápido la puerta. Quería rodar los ojos ante Amanda, pero Amanda
estaba mirando a Molly con preocupación.

—Un minuto ella está bien, al otro ella está llena de lágrimas. Creo que debería
irse a casa para descansar.
—Parece genuinamente preocupada por esto.

—Le caía bien Rachel. Una de las pocas que lo hacía. Yo creo que Rachel tan solo
la usaba. Necesitaba a alguien que la dejara entrar de nuevo al edificio cuando
pasaba la noche con Tim Baker.

—¿Cuándo salían en el BMW?

—No solo eso —agregó Amanda, mirando alrededor y bajando la voz—. Molly
me dijo que solían ir al cobertizo de los botes. Su padre tenía una llave de cuando
trabajaba en la escuela. Tim la solía usar cuando quería…

—¿El cobertizo de botes? —inquirió, imaginándose a Tim Baker con su elegante


ropa y bien arreglado a través de las ventanas mugrientas de la casa. La única cosa
que ella siempre había visto ahí eran botes y telarañas.

—Hay una pequeña habitación en la parte de atrás.

Rose se habría sorprendido de no ser porque ya había hablado con Tim Baker.
Amanda se veía rígida.

—Molly estaba paralizada cuando Rachel le dijo lo que tenían planeado. Yo creo
que probablemente exageró mostrando cuán madura creía que era.

—Hablé con Tim Baker ayer. No tenía ninguna cosa buena para decir sobre
Rachel. Luego lo vi esta mañana, esperando en su BMW afuera de las puertas de la

135
escuela y, un minuto después, Tania Miller salió y se metió junto a él.

—Sabía eso. Vi a Tania con él en Holt el sábado pasado.

Página
—Rachel no puede aferrarse a las personas. Se dan cuentan cómo es realmente…

—Te cayó bien una vez —interrumpió Amanda—. Debía haber algo sobre ella…

—Sí, al principio. En la superficie. Pero por debajo era un desastre.

—Molly tal vez lo vio como un desafío. Le gusta ayudar a las personas. Y con
Rachel por su cuenta…

—Como yo. Yo estaba por mi cuenta, luego Rachel apareció.


—Las personas intentaron ser tus amigos, Rose, pero tú eras demasiado
distante. Siempre caminabas por la escuela como si no necesitaras a nadie. Luego,
una vez que tuviste a Rachel, difícilmente le hablabas a alguien. Tú y ella pasaron
demasiado tiempo juntas.

Rose se molestó. Era la segunda vez en dos días que Amanda la hacía enojar.

—Lo lamento, solo estoy siendo sincera.

Molly estaba regresando.

—¡Aquí tienes! —murmuró agitada, alcanzándole a Amanda su teléfono.

Molly se sentó. Estaba más alegre y hablaba con Amanda sobre algunas chicas
que conocían, Rose miró el resto de su emparedado y decidió que no lo quería.
Dijo adiós y subió las escaleras hacia la Casa Eliot, de regreso a su vieja habitación.

Una vez dentro, se sentó en la cama. Se sentía humillada por la conversación. Y


tenía que admitir que Amanda tenía razón. En esos últimos meses, ella y Rachel
habían pasado demasiado tiempo juntas.

Después de que Rose se peleara con Tania, Rose y Rachel se volvieron más
unidas. Rose recordaba las semanas cuando Rachel la había despreciado. No
quería que fuera así de nuevo. Atesoraba el afecto que Rachel le había dado y,
después de su horrible pelea, estaba determinada a hacer las cosas diferentes.

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Cuando regresó de las vacaciones de Navidad, prácticamente levantó a Rachel y
le dio vueltas, estaba muy contenta de verla.

Página
Pero no duró. Los viejos problemas surgieron.

Las tareas eran difíciles, había exámenes semanales y revisiones extra de las
asignaciones. Rose hizo todo, su habitación volviéndose una enorme sala de
archivado para las doce materias diferentes que estaba tomando en GCSE. Rachel
se atrasó, su habitación parecía destrozada con hojas A4 por todos lados y libros
desparramados. Rose no comentó ni molestó. Esta vez iba a dejar que Rachel
hiciera lo quisiera.

En febrero, Rachel tuvo que ir a casa por una semana porque su madre estaba
enferma. Cuando regresó, estaba deprimida y de mal humor. Un par de veces,
después de que Rose terminara de repasar por la tarde, golpeaba la puerta de
Rachel y nadie respondía. Se quedaba despierta hasta pasadas las once y escuchaba
a Rachel regresar, abriendo su puerta suavemente. Sin dudas había estado en
algún cuchitril fumando con una ventana abierta cerca para dejar salir el humo.

Rose no se entrometió, pero sí le preguntó sobre su viaje a casa.

—Mamá y Robert se van a casar —había anunciado Rachel miserablemente—.


¡No puedo creer que lo vaya a tener viviendo en casa todo el tiempo!

—¿Por qué no le dices a alguien sobre eso?

—No puedo. ¡Molestaría a mamá! De todas formas, no quiero hablar de ello.


¿Por qué no mejor hago tus uñas?

—Hazlo —aceptó Rose—. Que sea el color perlado claro. Nadie lo notará.

Rachel se tomó su tiempo, pintando cada uña cuidadosamente. Se sentaban en


el suelo cara a cara, Rose con la espalda contra la cama. Rachel estaba
aparentemente concentrándose en las uñas, pero Rose estaba segura de que su
amiga estaba pensando en algo más. Casi podía sentir el peso en los hombros de
Rachel.

—¿Sucedió algo? —preguntó Rose—. ¿La semana pasada, cuando estuviste en


casa?

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Rachel estaba mirando hacia abajo a las uñas. Sacudió su cabeza firmemente,
pero no habló. Rose quitó su mano y forzó a Rachel a que la mirara.

Página
—Algo pasó, ¿no es así? ¿Qué fue?

Los ojos de Rachel brillaban con lágrimas. Se alejó de Rose y agarró la caja de
pañuelos y se sopló la nariz.

—¿Qué sucedió, Rachel?

—Robert vino a mi habitación.

Rose se tensó.
—No puedo dejar mi puerta cerrada todo el tiempo. No puedo. ¡Mi mamá se
daría cuenta de que algo está mal! De todos modos, mamá ya se había acostado,
dejé a Robert mirando una película en la televisión, me metí en la cama y apagué la
luz, debo haber dormitado, porque luego sentí un peso en un lado de mi cama.
Abrí los ojos y él estaba sentado allí. Estaba oscuro. Toda la casa estaba oscura y él
estaba ahí sentado observándome.

—Oh.

—Dije: ¡Qué estás haciendo!, en un fuerte susurro, él estaba solo observándome.

Rose sintió su cuello endurecer.

—Estiró su mano y me tocó la cara y dijo: Eres tan hermosa. Eso es lo que dijo.
¡Eres tan hermosa!

—¿Qué hiciste?

—Me aparté y me senté. Prendí la luz y arrastré el cobertor hasta mi cuello.


Después él se levantó y salió caminando de vuelta a la habitación de mi mamá. A
la mañana siguiente, cuando mamá estaba en la cocina y yo en la sala de estar, él
vino y acercó su boca hasta mi oreja y susurró, No olvidaré lo de anoche. Y después se
fue a trabajar.

Rose extendió su mano y agarró el brazo de Rachel. Su piel se sentía fría y


húmeda.

138
—Me está asustando. Cerré mi puerta después de eso, pero si él y mamá se

Página
casan… ¡no sé qué voy a hacer!

—¿No puedes hablar con tu padre?

—Sí puedo, ¿Pero qué sucedería? Mi papá iría y lo dejaría inconsciente y luego
mi mamá se enteraría. ¡Simplemente no sé qué hacer!

Rachel no estaba llorando, pero parecía perdida. Rose giró y se sentó junto a ella
y la abrazó. Sintió una ola de afecto por esta chica afligida. Ella tenía sus propios
problemas, pero lo de Rachel parecía más urgente. Si algo no se hacía, tendría que
vivir bajo el mismo techo que ese hombre.
—¿No puedes escribirle una carta a tu mamá o algo? Tu mamá estaría
horrorizada si supiera lo que está sucediendo. No quieres que se case con un
pervertido, ¿o sí? Le estarías haciendo un enorme favor.

—Tienes razón. Tienes razón. Lo haré. Le escribiré. Mañana. Te mostraré la


carta.

Rose sonrió. Tal vez sí había una salida fácil de esta situación para su amiga. Al
otro día esperó a ver la carta, pero no apareció.

—¿Qué paso con la carta? —preguntó Rose.

—La voy a hacer esta noche —contestó Rachel, pero aun así no apareció. Una
semana después, Rose encontró a Rachel bañada en lágrimas en el comedor.
Acababa de recibir un castigo por no tener su tarea de historia al día y se la veía
contrariada, su pelo sin lavar y atado. Sus párpados parecían un poco hinchados
como si hubiera estado llorando.

—¿Qué sucede? —preguntó Rose con miedo—. ¿Tiene algo que ver con Robert?

—Nos llevará a mí y a mi mamá a París en Pascuas. Solo los tres. No quiero ir,
pero ¿cómo puedo decir que no?

—¡Tienes que decirle a alguien sobre esto! —replicó Rose, un toque de enojo en
su voz.

139
—Hablé con él por teléfono. Mamá dijo: Habla con Rachel, ¡cuéntale sobre el viaje!
Apareció al teléfono y parecía como si mamá hubiera salido a algún lado porque él

Página
dijo: Te compré una linda ropa interior.

Rose la miró fijamente. Rachel parecía desolada y sin esperanza. Alguien tenía
que detener esto. Este hombre no podía meterse en la vida de Rachel sin
importarle. Alguien tenía que informar a las autoridades. Rachel estaba muy
asustada como para hacerlo.

Dependía de Rose. Tenía que hacer algo.

Ahora Rose empacaba sus cosas. Después de que terminó, quitó las sábanas de
la cama y las tiró en la esquina.
Abandonó su habitación y se detuvo en la puerta de Rachel. Estaba sin cerrar,
por lo que la abrió. Dio un paso adentro y caminó hacia la ventana. Miró el
cobertizo de botes. Pensó en lo que Amanda había dicho y se imaginó a Tim Baker
y Rachel escabulléndose en el edificio a la noche. Tim Baker con su actitud
arrogante. Cuando conoció a Rachel, ninguna de ellas había besado a un chico antes.
¿Cómo había cambiado en unos pocos meses? ¿O era, como dijo Molly, que se
había enamorado?

Tal vez esa era la respuesta. Rachel se había entregado a Tim Baker y luego él la
había dejado. Todo sobre el fantasma de Juliet Baker era tan solo otra de sus
historias.

Tenía un corazón roto. Bebió mucho alcohol y cayó al lago.

Un accidente.

No era responsabilidad de Rose. Quería creer eso desesperadamente.

Salió de la habitación y bajó las escaleras al área de recepción, dejó su mochila


en la esquina y, a regañadientes, fue hasta la habitación de la Sra. Abbott para
conocer a los padres de Rachel.

140
Página
Diecisiete
Traducido por belisrose

Corregido por Pily

Rose se sentó en el pasillo. Podía escuchar las voces desde la oficina de la directora.
Una voz estaba más cerca de la puerta que las otras. Era Martha Harewood. Ella,
por supuesto, sería parte de cualquier grupo de personal que hablaría con la
familia. Era la housemistress de Rachel, posiblemente el miembro de personal que
había estado más cerca de Rachel para el período de tiempo que había estado en
Casa Eliot.

Era el miembro de personal que sabía más sobre los antecedentes de la familia
de Rachel. Por eso, cuando Rose había decidido decirle a alguien sobre el posible
abuso que Rachel estaba enfrentando por el nuevo novio de su madre, vino a
Martha Harewood.

141
Rose vino a ver a la encargada inmediatamente después de su última clase cuando

Página
sabía que Rachel se había ido a su habitación para cambiarse.

—Entra, Rose. ¿Qué puedo hacer por ti?

—Quería decirle algo y es bastante difícil porque estoy traicionando la


confianza, pero si no pensara que era lo correcto a hacer, si no era lo mejor para la
persona en cuestión, no estaría diciéndoselo.

Rose se detuvo. Sentía como si todas las palabras en su boca estuvieran en un


revoltijo.

—Sabes que cualquier cosa que me diga será confidencial.


—¿Pero si se está cometiendo un crimen? ¿No sería confidencial, entonces?

—Ah, no. Entonces no puedo mantener una confianza. Pero si algo delictivo está
involucrado entonces tal vez deberías decirlo.

Rose vaciló.

—¿Qué pasa, Rose? ¿Es obvio que está molestándote y supongo que te refieres a
tu amiga Rachel Bliss?

Rose asintió. Martha esperó. Finalmente Rose habló.

—Se trata del novio de su madre. Creo que está abusando de ella. O, al menos,
tiene la intención de abusar de ella. Está realmente molesta por eso y no quiere
hacerle daño a su madre. Su nombre es Robert y están pensando en casarse y hasta
ahora Rachel solo ha tenido que aguantar con él durante el extraño fin de semana y
parte de las vacaciones, pero si se casan entonces él va a ser parte de su vida y ella
no puede soportar la idea de eso…

—Ve más despacio. Ve más despacio. Dime lentamente, todo eso y se clara
acerca de lo que estás diciendo.

Rose comenzó de nuevo. Martha escuchó. Explicó todas las cosas que Rachel le
había contado. Describió cómo Rachel tuvo que cerrar su puerta. Dijo cómo en los
últimos meses había empeorado. Finalmente, le dijo a Marta acerca de la visita a la
casa cuando su madre estaba enferma y cómo Robert había entrado en su

142
habitación y luego cómo él le había dicho que le había comprado un poco de ropa
interior nueva. Martha mantuvo sus ojos en Rose y un tipo de tristeza pareció

Página
registrarse en su expresión.

—Oh, Rose —dijo Martha, y se estiró para acariciar su mano.

—¿Qué hará? —dijo Rose, de repente temerosa de lo que había dicho.

Martha se levantó y se dirigió a un archivador. Abrió el cajón superior y Rose


podía ver que decía Año Once en él. Ordenó a través de los archivos por un
momento antes de sacar uno. Luego movió la silla en la que había estado sentada
un poco más cerca de Rose. Tenía el archivo de Raquel en frente de ella. Estaba
mirándolo de una manera conflictiva.
—Rose —dijo—. Voy a enseñarte esto. En realidad, no tengo que compartir la
información con nadie, pero creo que es importante que veas lo que está aquí.

Rose frunció el ceño. ¿Este tipo de cosas le pasó a Rachel antes? ¿Había sido víctima
de algún tipo de abuso en el pasado? ¿Estaba Martha mostrándoselo para que no tuviera
por qué sentirse mal por romper una confidencia?

Martha soltó una etiqueta de plástico y retiró la hoja superior del archivo de
Rachel. Se lo entregó a Rose. Rose miró a lo que estaba escrito allí. Vio el nombre y
dirección de Raquel y luego abajo, los nombres de Margaret Bliss y Anthony Bliss.
Junto a ellos, decía Abuelos Maternos.

—No entiendo —dijo.

No había nada más en la hoja.

—Rachel vive con sus abuelos. Su madre la tuvo cuando tenía diecisiete años y
quería darla en adopción. Sus abuelos la adoptaron y la madre se fue y no ha visto
a Rachel o a sus propios padres desde entonces. Creo que ellos escucharon a través
de un amigo de un amigo que la madre de Rachel está casada y tiene una familia
propia en el norte. Los abuelos de Rachel son buenas personas y aman a Rachel a
pesar de que no siempre ha sido una niña fácil de criar.

Rose no podía creer lo que estaba oyendo.

—Durante los primeros diez años de su vida, Rachel pensó que el Sr. y la Sra.

143
Bliss eran sus padres, pero luego ellos le dijeron la verdad y eso le molestó mucho.
Tal vez se equivocaron al hacer eso, pero aún… A partir de entonces, ella luchó con

Página
sus abuelos. Ella ha estado en muchas escuelas y pensamos que se había
establecido cuando vino aquí. Luego vino el suicidio terrible de la pobre Juliet
Baker. Cuando hizo amistad contigo, pensé que había caído en sus pies. Una buena
amiga sólida era lo que necesitaba.

Rose no podía hablar. Sus labios se sentían como si quisieran romperse si los
movía.

—Puedo ver que estás molesta, pero sentí que era importante que supieras la
verdad. Ella no es una mala persona, Rose, y va a salir de esta fase de
Cuentacuentos.
Fase de Cuentacuentos. Lo había hecho antes. Por supuesto, lo había hecho. Lo
había hecho el verano pasado, cuando le dijo a Rose que su media hermana tenía
leucemia. Rose le había perdonado entonces, y ella había prometido no volver a
hacerlo de nuevo.

—Pensamos que ha estado consiguiendo ESTAR BIEN en estos últimos meses.


Su trabajo, por supuesto, Podría mejorarla, pero estábamos tan contentos de ver
que estaba en una amistad constante contigo.

Rose se puso de pie. Marta miró preocupada.

—No te enfades con ella, Rose. Ve y háblalo con ella. Tal vez se abrirá a ti. Tú y
ella tiene algunas cosas en común…

Martha había tropezado con las últimas palabras y parecía como si deseara no
haberlas dicho.

—¿Qué quieres decir? ¿Qué tenemos en común?

Y entonces vino a Rose. Ambas habían sido abandonadas por sus madres.

—No —dijo Rose, sacudiendo la cabeza—. No, no hay comparación. Mi madre


está muy probablemente muerta a causa de su trabajo de la policía. Ella es un
héroe. Nunca me ha dejado por su propia voluntad. Ella fue secuestrada. ¡Cómo
puede comparar eso a una chica de diecisiete años de edad que no quiere a su
bebé!

144
—Lo que quería decir era que ambas están sin madres. Eso es todo…

Página
Pero Rose se dio la vuelta y salió de la oficina de Martha. Fue directamente por
el pasillo hasta que llegó a la puerta de Rachel. No tocó, irrumpió adentro. Rachel
estaba en sus jeans y sudadera y parecía que estaba empezando a hacer algún
trabajo. En su escritorio Rose podía ver los pequeños frascos de esmalte de uñas en
fila, sus colores llamativos y asquerosos.

—¿Qué pasa? —dijo Rachel.

—Me mentiste. Tú vives con tu abuela y abuelo. Todas esas cosas sobre el
apartamento de papá y el nuevo novio de tu mamá, todo era una mentira.
Rachel miró hacia otro lado.

—¿Por qué? —dijo Rose.

Rachel se encogió de hombros.

—¿Cómo pudiste? ¿Tras el verano pasado cuando me dijiste acerca de tu


supuesta hermana? Dijiste entonces que nunca lo harías de nuevo. ¿Por qué me
mentiste?

Rachel hizo una demostración de elegir un frasco de esmalte. Entonces se tomó


su tiempo desenroscando la tapa. Rose esperó a que ella dijera algo. No lo hizo.

Exasperada Rose salió. Se dirigió a las escaleras y salió del edificio, pasando el
Año Siete quienes estaban teniendo un juego improvisado de ronda. Caminó hasta
el último rincón del patio y se sentó en un banco y puso su rostro entre sus manos.

Estaba demasiado enojada para llorar.

Habían sido amigas durante más de un año. Rose había sido leal y había
pensado que Rachel era su verdadero amiga. Habían tenido sus problemas, pero
aún por debajo de todo eso, sentía este extraordinario afecto por ella. ¿Era
demasiado decir que la quería? Estaba muy quieta. Ella lo hacía, la quería, pero
todo el tiempo que Rachel había estado mintiendo en su cara, creando una ficción
de su vida. ¿Qué clase de persona era?

145
Las lágrimas vinieron entonces, lo suficientemente calientes como para quemar
la piel.

Página
Estaba terminado. Se había acabado.

Ignoró a Rachel. Continuó con su trabajo y le escribió una carta a su abuela


preguntando si podía salir de la escuela al final del año. Los días eran largos y
solitarios pero mantuvo la cabeza alta y no hizo contacto visual con Rachel, aunque
estaba a menudo dando vueltas en el mismo sitio del patio como Rose o en una
mesa de comedor cerca.

Entonces un día, semanas más tarde, cuando ella estaba teniendo un momento
de baja, se giró a su portátil para encontrar las palabras Nuevo Mensaje.
Era de Joshua Johnson.

Estoy tratando de contactar con Rose Smith, quien vivía en la Calle Brewster en Bethnal
Green. Si eres esta persona, ¿podrías ponerte en contacto conmigo? Si no es así, siento
haberte molestado.

Se quedó mirando el correo con incredulidad.

—¿Joshua? —dijo su nombre en voz alta, llena de una sensación de euforia.


Joshua Johnson, su hermanastro. Respondió al instante.

Estimado Joshua, sí, soy yo. Ahora tu pequeña hermanastra, Rose. ¿Cómo estás? ¡Es
genial saber de ti!

Minutos después, recibió un mensaje más largo.

Hola Rosie, conseguí tu dirección de correo electrónico, por fin (no me preguntes
cuántos correos he enviado a “Rose Smith”). Ha pasado un largo tiempo desde que
hablamos, pero pensé en contactar contigo para decirte que me voy a Londres en septiembre
para ir a la universidad. Voy a estar viviendo en Camden y ¿supongo que eso no es tan lejos
de donde vives con tu abuela? No sé si estarás alrededor o si vas a querer reunirte y charlar
sobre los viejos tiempos. Durante años he pensado que fue una lástima que perdiéramos el
contacto. Ahora podría ser una buena oportunidad de llegar a conocernos de nuevo. Joshua.

PD y no hace falta decir que podríamos intercambiar historias sobre papá y Kathy.
XXXX

146
Lo leyó otra vez, dos, tres veces. Entonces respondió.

Página
Se sentía como un nuevo comienzo.

La puerta de la directora se abrió.

—Puede entrar ahora, Rose —dijo la señora Abbott.


Martha la pasó, dándole a su brazo un apretón. En la oficina de la directora, una
pareja de ancianos estaban sentados en los sillones. Había una bandeja de té y
galletas en la mesa de café. La señora Abbott los presentó.

—¿Eres Rose? —dijo la mujer—. Hemos escuchado mucho sobre ti de Rachel.


Gracias. Eras una muy buena amiga.

La Sra. Bliss tenía un sólido bolso cuadrado sobre su regazo y sus dos manos
agarraban la correa. El Sr. Bliss se levantó y le tendió la mano para una sacudida.

—Cada vez que Rachel volvía a casa para las fiestas, hablaba de ti sin parar, ¿no
lo hacía, Tony?

—Nos volvía locos. ¡Rose Smith esto, Rose Smith eso!

Rose frunció el ceño. No tenía ni idea de qué decirles. Estaban sonriéndole de


una manera alentadora.

—Lo siento mucho por su muerte —dijo Rose.

La palabra muerte se asentó incómodamente en la habitación.

—Es una cosa terrible —dijo la señora Bliss, eventualmente, y luego se volvió
hacia su esposo—. Ella dijo que lo sentía sobre el accidente de Rachel.

—Horrible —dijo el señor Bliss.

147
—La señorita Harewood nos dijo que sabías que Raquel era nuestra hija
adoptiva.

Página
—Sí —dijo Rose.

—Era nuestro orgullo y alegría —dijo el señor Bliss, sentado erguido, rozando
sus pantalones abajo con el costado de la mano.

—Incluso si no siempre creía que ese era el caso —dijo la señora Bliss,
acariciando la mano de su esposo brevemente antes de agarrar la correa de la bolsa
una vez más.

—Rachel estaba tan molesta cuando te fuiste. Hablaba de ti todo el verano


pasado.
Rose no sabía qué decir. Cómo responder. Cómo hacerlos sentirse mejor.

—Deja que la chica se vaya, cariño —dijo el señor Bliss.

Él se levantó y le dio un fuerte apretón de manos y la señora Bliss agarró la otra


mano y se la apretó brevemente antes de volver a sentarse, abrazando el bolso y
suspirando ruidosamente.

Afuera, Rose se quedó un momento sintiendo el aire frío en su cara. Luego fue
al área de recepción y recogió su bolso. Le había dicho a Joshua que la llevara y la
recogiera en la entrada pero ahora no quería esperar. Quería estar lejos de la
atmósfera sombría del edificio y los recuerdos que traía consigo. Salió por la puerta
y a lo largo del camino. Encontraría a Joshua mientras él conducía hacia ella.

Quería ir a casa, a Londres.

148
Página
Dieciocho
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por Celesmg

Joshua estaba atrasado. Ella alcanzó el final de la carretera y esperó verlo ahí pero
la calle estaba vacía. Miró a cada lado para ver al Mini aparecer pero no lo hizo.
Revisó la hora; 08:01. Llamó a su celular pero pasó directamente al buzón de voz.
Trató de recordar lo que había dicho que estaba haciendo antes de que la fuera a
dejar más temprano. ¿Había estado retrasado?

Sabía por cual dirección debía llegar así que comenzó a caminar enérgicamente
por el sendero. Mientras avanzaba, pensó en los abuelos de Rachel Bliss. Se veían
como si estuvieran en sus sesentas. ¿Habían sabido de las mentiras que ella dijo?
¿Habían estado ofendidos porque ella inventar historias sobre su familia o se
habían culpado a sí mismos porque habían esperado demasiado para decirle la
verdad? Rachel había vivido una mentira con ellos durante diez años. ¿Había
estado ella castigándolos al inventar a una familia completamente nueva?

¿Pero por qué la había castigado a ella al mentirle?

Llegó hasta el final del sendero donde estaba a parada de buses. Miró hacia el

149
norte de la carretera costera por el Mini. Sacó su teléfono para ver si había llegado
un mensaje pero no había nada. Eran las 01:35. ¿Dónde estaba Joshua? Su mochila

Página
se sentía más pesada ahora y la tiró por la carretera hacia la parada de buses y se
sentó en los pequeños asientos de madera, sus bordes rasgándose, sus fibras
sobresaliendo. Desde donde estaba podía ver el sendero y una considerable
distancia a lo largo de la carretera. Sería capaz de ver el Mini cuando llegara.

Luego se podría largar de aquí y sacar a Rachel Bliss de su mente de una vez por
todas.

Después de que su amistad terminara, Rose y Rachel se evitaban entre sí. Rachel
pasaba su tiempo con otras chicas pero Rose pasaba su tiempo sola. Había tres
cosas en su mente. Tener las mejores notas en sus GCSEs. Persuadir a su abuela
para que le permitiera dejar Mary Linton y asistir a un colegio local. Volverse más
cercana a Joshua.

En medio de toda la revisión estuvo asombrada y encantada cuando hubo un


mensaje de él. Muchos eran largos y detallados, contándole lo que le había pasado
en el tiempo que habían estado separados. Ella respondía, poniéndolo al tanto de
su vida aunque sus e-mails parecían más cortos y bruscos que lo de él.

La mantenía en marcha.

Su abuela a regañadientes aceptó que se fuera después de sus exámenes y


buscara colegios locales para sacar sus notas “A”. Rose estaba encantada con esto.
Significaba que podía escapar de la escuela y Rachel Bliss y ella estarían en
Londres cuando Joshua se mudara para asistir a la universidad.

Quizás podrían reunirse pronto. El pensamiento le dio un escalofrió.

Pero primero tenía que sacar sus exámenes del camino y luego empacar sus
cosas y dejar al Colegio Mary Linton atrás.

Al salir de su último examen se sintió eufórica. Su muñeca dolía por el fervor


con que había escrito sus respuestas. Difícilmente se había detenido para mirar a
los otros estudiantes o al reloj en la pared. Simplemente siguió escribiendo, un
párrafo después de otro hasta que terminó y entonces seguía con la siguiente
pregunta. Cuando una voz dijo, Tienen quince minutos, ella había subido la mirada

150
alarmada y luego metió la cabeza de regreso a su trabajo una vez más antes de que
se terminara.

Página
Era un día caluroso y fue y se sentó en el patio sintiendo el sol de la tarde
golpeando en su rostro. Miró hacia el edificio y supo que en unos pocos días desde
ese momento ella estaría dejándolo para siempre.

Estaba agradecida.

Luego vio a Rachel llegando por la esquina. Mantuvo sus ojos en un punto del
edificio así no tenía que hacer contacto visual o reconocerla. Peor Rachel caminó
directamente hacia ella y se sentó a su lado. Rose se tensó. No quería tener una
conversación con Rachel pero difícilmente podía ignorarla en tales patios tan
pequeños.
—¿Terminaste? —dijo Rachel.

Ella asintió.

—Aún tengo otro ensayo de Literatura Clásica.

Rose no respondió.

—Hay algo que quería decirte —dijo Rachel, bajando el tono de su voz un
poco—. No sé si pasó o no pero el sábado pasado estaba en Cromer y creo que vi a
tu madre.

Rose se volteó lentamente y se quedó mirando a Rachel. Los momentos pasaron


y no pronunció ni una palabra. Luego los ojos de Rachel cayeron e hizo un sonido
aclarándose la garganta.

—Estaba en el paseo marítimo con algunas chicas de Brontë. Uno de sus padres
nos sacó. Estábamos bromeando y vi a esta pareja de pie en la esquina. La mujer
estaba mirándome. Estábamos con nuestra ropa informal pero aun así estaba
mirando, no solo a mí sino que también a las otras chicas y se veía muy familiar.
Pensé que la conocía, sabes; tal vez trabajaba en la escuela o en una de las tiendas
en Holt o algo. No presté mucha atención después de eso, estaba demasiado
ocupada con las otras chicas pero mientras me alejaba me percaté de donde la
conocía.

Rose sintió un hueco por dentro. Como si no tuviera ningún sentimiento.

151
—Así que dejé que las otras continuaran caminando y regresé hacia ellos. El

Página
hombre y la mujer estaban en la barandilla mirando al océano. Estaban de espaldas
a mí así que fingí atar mis cintas y escuché al hombre decir, ¿Estas bien? ¿Crees que
una de esas chicas era Rose? —continuó Rachel sin aliento. —Ahí fue cuando lo supe.
Quiero decir, tú me mostraste las fotos suficientes de tu madre y, con el hombre
diciendo el nombre Rose, bueno, ¡simplemente disparó el recuerdo de esas fotos!

Rose frunció el ceño.

—Mi madre está muerta —dijo ella, dándole la espalda, tratando de terminar la
conversación.
—¡No! Dijiste que nunca estuviste segura. Nadie estuvo realmente seguro,
dijiste eso una y otra vez y entonces el sábado la vi. Tu madre. En el paseo
marítimo en Cromer. ¿No lo ves? Por eso estaba mirando de cerca a las
adolescentes. ¡Estaba buscándote, Rose!

Rachel estaba sonriendo, sus ojos encendidos con emoción. Rose apenas podía
obligarse a hablar. Su boca estaba seca, su lengua áspera.

—¿Entonces por qué esperaste hasta ahora para decirme?

Rachel cambió de posición en la banca.

—No te iba a decir nada. Porque, obviamente, no quería molestarte. Pero hoy
escuché que te ibas y quería que lo supieras antes de que te fueras. La cosa es, sé
que no debería haberlo hecho, pero esperé por ahí un rato y seguí a la pareja.
Caminaron por la derecha del Cromer y ¿luego fueron a uno de los apartamentos?
¿Cómo los que se alquilan por las festividades?

—¿Quieres decir que mi madre estuvo en Cromer por las fiestas? —dijo Rose,
incrédula.

—No lo sé. Solo te digo que estaba allí. La reconocí y escuché al hombre decir
¿Crees que una de esas chicas era Rose? Estas dos cosas juntas me hicieron pensar que
debería contarte.

Rose apartó la mirada de Rachel. De todas las mentiras que Rachel podía decir

152
¿por qué elegiría esta? Habían muchas formas de herir a Rose pero esta era como
enterrar un cuchillo en el corazón de Rose.

Página
—¿Bueno? —dijo Rachel.

—No te creo.

—No estoy mintiendo. Digo, ¡sé que nunca he dicho completamente la verdad
en el pasado pero no estoy mintiendo sobre esto!

—Déjame sola.

—Solo estoy tratando de ayudarte.

—Vete, Rachel.
Hubo un silencio y Rose se giró. Los ojos de Rachel estaban reluciendo con
lágrimas.

—Es verdad —susurró.

—Fuera de mi vista —dijo Rose y cerró sus ojos.

Después de unos pocos momentos escuchó movimientos y pisadas y cuando


abrió sus ojos otra vez Rachel se había ido y solo el sol estaba golpeando,
chamuscando su piel. En ese punto Rose sintió un torrente de angustia, su pecho
contrayéndose, su garganta inundada.

Su madre en Cromer, al alcance de un brazo, a un susurro de distancia.

Cuanto deseaba que fuera verdad.

Ahora eran las dos y no había señales de Joshua. Un bus había llegado e ido,
algunas chicas de Mary Linton bromeando y riéndose mientras bajaban y se
dirigían a través del sendero de regreso hacia la escuela. El chofer descansó en la
parada para ver si alguien quería subirse. Ella sacudió su cabeza y se preguntó qué
hacer.

No era como si Joshua no fuera a aparecer. No sin llamarla o enviarle un e-mail.


No había señal aquí así que tendría que caminar de regreso al edificio de la escuela

153
y ver si tenía un e-mail de él. Si no era así, entonces podría encontrar el número del
White Rose y llamar para ver si Joshua estaba allí. Era más probable que él hubiera

Página
perdido su teléfono. Esa podría ser la razón rotunda de su retraso. Durante sus
viajes para ver al tipo del concejo parisino debió haberlo dejado en algún lugar y
en ese mismo momento él estaba retrocediendo en sus pasos y buscándolo. No
había nada que hacer más que regresar a la escuela.

De vuelta en la recepción de la escuela, revisó el área de espera y sacó su


portátil. Esperó a que cargara, luego buscó el número del White Rose y llamó pero
le dijeron que él había registrado la salida de su cuarto pasada las once.

Rose no sabía qué hacer. Miró la hora. Eran las 02:35. Le daría a Joshua hasta las
tres y entonces decidiría que hacer.
A las tres envió un e-mail.

Josh, no sé por qué te retrasaste. Supongo que has perdido tu teléfono y estás buscándolo.
Esperaré hasta las 03:30, luego iré a conseguir un taxi a Stiffkey y te buscaré. Si no nos
vemos ahí es donde estaré. Rose xxxx

Esperó hasta las 03:30 y luego llamó un taxi. Un par de chicas que conocía de la
Casa Eliot iban pasando y le pidió a una de ella que llevara su mochila y portátil a
los cuartos de Martha Harewoods para mantenerlos a salvo. No quería llevarlos
consigo. Iría al White Rose y vería que le había pasado a Joshua. Aunque él había
registrado su salida, aun podría estar de regreso allí. Quizás el auto se había
averiado en algún lugar.

Él aparecería, estaba segura. Luego ellos podrían recoger sus cosas y conducir
de regreso a Londres. Pensó en esto una y otra vez pero en el interior había un dejo
de preocupación.

Joshua era tan confiable. ¿Dónde estaba?

154
Página
Diecinueve
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por Celesmg

El conductor giró en el estacionamiento de White Rose y Rose bajó y le pagó. Se


dirigió derecho al pub. Era justo después de las cuatro pero aun había personas
comiendo el almuerzo del domingo. El bar estaba lleno y el lugar caliente, el olor
de comida cocinada era fuerte, invitante. El barman fue brusco cuando preguntó
por Joshua. Él no lo había visto desde cuando saldó las cuentas. Señaló a un
hombre sentado en la esquina alejada del bar. Estaba aturdida pero fue y dijo
quién era ella. Era Colin Crabtree, el hombre que Joshua se las había arreglado
para ver. —Él nunca apareció, querida. Alrededor de la doce dijo. Tenía mis
documentos listos pero él nunca llegó —dijo él.

Ella se dirigió a la salida.

Afuera estaba oscureciendo, el cielo de color gris marengo. Se alejó del pub en la
dirección en la que ellos habían viajado en el auto esa mañana. Había algunas luces
encendidas en las casas pero estaban situadas atrás y más allá de ellas solo había
extensiones de sombrías granjas. Ella había estado viviendo en Londres por meses
ahora. Estaba acostumbrada al ruido constante y luz y movimiento por todas

155
partes así que la profundidad del silencio parecía innatural. Tenía un horrible
presentimiento en su interior. Joshua la había dejado al término de la escuela de

Página
conducir cerca de las 10:30. Eso le daba tiempo de sobra para regresar al pub,
juntar sus cosas e irse y ver al hombre del consejo parroquial.

Él terminó sus asuntos del pub justo después de las once.

¿Dónde había ido luego?

No sabía qué hacer. La estrecha carretera se extendía en la oscuridad. Siguió


caminando, manteniéndose a un lado. No había tráfico. Cuando pasó la última luz
de la villa la carretera por delante era casi negra. Continuó, deteniéndose
cuidadosamente una vez para enderezarse de llano contra el lado de la carretera
cuando las luces de un auto aparecieron. Iluminó las barreras de contención y la
carretera y por un momento pudo ver todo. Luego se fue y parecía más oscuro que
antes. Caminó lentamente y alcanzó el camino que tenía la señal de Playa.

¿Él había regresado aquí? ¿De vuelta a la casita de campo?

Caminaría hasta el estacionamiento de la playa. Si no había señales de su auto


entonces regresaría al pub y decidiría que hacer. Se giró y sintió una ráfaga de aire
frío llegando desde las marismas. El camino por delante estaba silencioso y se
sintió inquieta al caminar por él. Aunque había luz por la luna, y ella podía ver los
altos setos que separaban los autos de los ojos entrometidos. Se hizo andar
enérgicamente por él, viendo de lado a lado, escuchando cualquier sonido de
personas o autos o animales extraviados. Por delante ella podía ver donde
terminaban las casas y comenzaba el camping.

El estacionamiento estuvo a la vista y ella pudo ver la Mini. Sintió un arranque


de alivio. Al último. Apresuró sus pasos. Las marismas más allá eran vastas y
silenciosas así que el auto se veía pequeño, amarrado en el borde de un plano más
marrón. Esperó más que nada que Joshua estuviera sentado dentro. Aun cuando
las luces estaban apagadas y se veía abandonado, esperó que Joshua de alguna
forma se hubiera dormido en él y así podría despertarlo y ellos podrían reírse,
recoger sus cosas de la escuela y dirigirse de regreso a Londres.

Pero cuando llegó al auto pudo ver que este estaba vacío.

156
Y bloqueado.

Página
Miró por los alrededores, con alguna vaga esperanza de ver a Joshua aparecer
desde el sendero costero en el que habían estado esa mañana, pero no había nada.
El lugar estaba completamente desierto, solo ella y la Mini.

El viento se arrastró en ella y se estremeció.

Había un solo lugar al que Joshua podría haber ido. De regreso a la casa de
campo. Lo recordó esa mañana abriendo el candado superior y diciendo. Si tuviera
una palanca podría conseguir sacar el otro candado y mirar adentro. Ella había sido hosca
sobre todo el asunto y lo había enojado por lo que él estuvo callado y esquivo en el
camino de regreso a Mary Linton. ¿Había estado tan enojado con ella por su
rechazo a la casa de campo que había regresado allí para probarle algo a ella? ¿Y a
sí mismo?

¿Qué pudo haberle pasado? ¿Estaba herido? ¿Había tenido algún tipo de
accidente? El pensamiento de ello la hizo morder ansiosamente su labio.

Frotó sus manos juntas. Sus guantes estaban de regreso en su mochila. Miró al
camino que conducía a la villa, preguntándose el pedir ayuda. Sería algo sensible
de hacer. Dio un vistazo por el sendero costero que ellos habían usado esa mañana.
Estaba absolutamente oscuro y ella no tenía una antorcha. ¿Qué debería hacer?

Debería regresar al pub.

¿Pero si Joshua estaba herido? ¿Yaciendo en el suelo? ¿Congelándose? ¿No


había gastado ya suficiente tiempo?

Caminó hacia el sendero costero. Iría y lo encontraría. Era una caminata de diez
o quince minutos. Tenía su teléfono para llamar a emergencias si lo necesitaba.
Metió sus manos bien adentro de sus bolsillos y siguió caminando. Miró arriba,
agradecida de la luz de la luna, y pisó cuidadosamente por el sendero surcado, sus
ojos acostumbrándose a la oscuridad. Después de unos pocos momentos se sintió
un poco más segura de sí misma. No era tan malo. No era tan salvaje como lo
había pensado. Solo era un sendero en el país temprano por la tarde. Contó los
pasos, veinte, cuarenta, sesenta y seis, ciento veinte.

157
Escuchó un ruido por delante. Era el sonido de un motor encendiéndose. Se
detuvo y escuchó. De alguna parte en frente pudo escuchar a un auto. No sabía

Página
que tan lejos estaba. Observó dentro de la oscuridad tan lejos como pudo. Agudizó
sus ojos para ver si había movimiento pero todo lo que pudo ver fueron
extensiones de azul oscuro y gris interrumpidos por formas de arbustos o árboles.
Si había un auto en el camino entonces ella debería ver las luces sin importar cuán
lejos estaba.

Pero no había luces, solo el bajo retumbar del motor mientras parecía acercarse
más. No tenía razón para estar asustada de eso y aun así había una punzada de
miedo. Sintió sus hombros encorvarse así que estaba agachándose en vez de
caminar derechamente. Era ridículo. Se enderezó y trató de dominarse. Era la
oscuridad que estaba embrujándola. Se forzó a si misma a caminar, un paso
después de otro. El ruido del auto estaba llegando por algún lugar a su izquierda,
hacia la tierra no a las marismas. Esperaba verlo a cualquier minuto pero el sonido
retumbó como si girara y doblara.

Podría estar a kilómetros. El lugar era tan silencioso que cualquier ruido podría
sonar como si estuviera cerca.

Llegó al punto donde había doblado hacia la cabaña y observó severamente. El


ruido se volvió más fuerte. El auto estaba viniendo por esa dirección, desde algún
lugar cerca de la cabaña. No podía verlo aun pero se estaba acercando. Se paseó
por detrás de un grupo de arbustos y esperó. El sonido llegaba desde más cerca y
cuando echó una mirada pudo ver la forma de este, plateado, la luz de la luna
desenfocándolo mientras se acercaba.

¿Por qué no tenía las luces encendidas?

Avanzó más lejos en los arbustos. Sintió el follaje pinchando su cuello mientras
esperaba a que el auto la alcanzara y girara hacia el sendero costero y de regreso
hacia Stiffkey. Miró nuevamente y vio que el auto era, de hecho, un SUV. Iba
lentamente, metiéndose arriba y abajo en las rutas del camino. Eventualmente se
acercó más allá de ella. Vio a un solo hombre en el asiento del conductor. Eso fue
todo.

Tan pronto como estuvo fuera de vista se dirigió por el sendero hacia la cabaña.
Se mantuvo en un lado del camino, caminando cuidadosamente, casi aguantando

158
la respiración.

Página
¿Quién era el hombre en el SUV? ¿Y por qué estaba visitando la cabaña
exactamente la misma semana que ella y Joshua? ¿Había visto a Joshua en la
cabaña? ¿Alguien más en la villa había visto a Joshua e informó al propietario? ¿Él
pensaba que Joshua estaba entrando sin permiso? ¿Había venido para revisar su
propiedad?

Rose se enderezó completamente ya que algo se le había ocurrido. ¿Había


estado Joshua en la cabaña cuando el SUV había llegado? Quizás Joshua se había
escondido para mantenerse lejos del camino del propietario y había tenido que
quedarse allí hasta que el dueño se fuera. Posiblemente ese era el por qué no la
había recogido pero era confuso de cierta forma, esconderse del hombre en el SUV.
Realmente no tenía mucho sentido pero era algún tipo de explicación.

Siguió cuidadosa y lentamente por el camino. Cuando este se abrió y ella pudo
ver la forma de la cabaña comenzó a sentirse ansiosa nuevamente.

Se detuvo en sus huellas.

Podía ver una pequeña luz en la oscuridad.

Era a un lado de la cabaña y solo le tomó un momento el resolver lo que era. Un


cigarro encendido. Un hombre estaba de pie fumando. Estaba a un lado y ella
pudo distinguir su forma pero no pudo ver su rostro. Se quedó muy quieta, no
queriendo que la viera allí. Unos segundos después, él tosió y el cigarro fue
lanzado lejos. Podía verlo quemándose en el suelo.

El hombre dijo algo. Sonó como si estuviera jurando. Se alejó de la cabaña hacia
el extremo alejado de la parcela y dio la espalda. Parecía estar estático en frente del
seto y luego ella se percató de que estaba orinando. Ella se movió sigilosamente
hacia la cabaña y bordeó la pared. Se quedó cerca de uno de las ventanas cubiertas
con madera.

¿Ahora qué?

Miró la ventana. Talas de maderas estaban clavadas sobre ella. Entonces vio una
franja de luz brillando entre medio.

159
Había una luz dentro de la cabaña.

Página
Trató de observar a través del espacio entre las tablas pero era demasiado
estrecho.

Luego llegó el tintineante sonido de un tono de llamada. Por un segundo se


congeló, completamente quieta, porque pensó que era el suyo. Pero era un tono
diferente y venía desde el otro lado de la cabaña. Escuchó mientras el hombre
contestaba. Su voz era baja y ella trató de descifrar lo que estaba diciendo. Se
deslizó sigilosamente de regreso a la esquina del edificio y observó. Él estaba
hablando y gesticulando pero sus palabras eran incomprensibles. Entonces
escuchó algo.
—Estoy perdiendo señal —dijo él fuertemente, pero sus palabras se
desvanecieron otra vez y ella se dio cuenta de que él estaba hablando en otro
idioma. Escuchó atentamente. Sonaba del este Europeo. Habló rápidamente y
luego se detuvo repentinamente y juró en inglés y dijo—. ¡No hay señal! —Ella se
alejó mientras él marchaba por el camino. Estaba tratando de obtener algo de señal.
Ella lo escuchó decir—: ¡Lev! ¡Lev! —, como si la otra persona en el otro extremo de
la línea no pudiera escuchar.

El nombre Lev hizo sonar una campana. Ella pensó por un momento.

Lev Baranski, el hijo de Viktor Baranski, el hombre cuya foto estaba en el


cuaderno que obtuvieron de Frank Richards. Joshua había ido a su restaurante al
Sur de Kensington un par de días antes. Lev. ¿Eso fue lo que escuchó? ¿O lo estaba
imaginado?

Él pudo haber dicho Les.

Observó mientras él se alejaba de la cabaña. Él se fusionó en la oscuridad pero


ella aun podía oír su voz. Tal vez él había encontrado la recepción suficiente y
estaba quedándose sintonizado.

Ella dio unos pequeños pasos por el lado de la cabaña hasta que llegó a la
esquina y se dirigió por detrás. Allí había otra ventana entablada y una puerta más
allá pero al igual que la puerta principal, tenía candados en ella.

160
Fue de regreso a la ventana. Sintió por las tablas. Estaban clavadas firmemente
pero el extremo de una estaba capeado y seco y cuando agarró la madera, astillas

Página
de esta se despegaron en su mano. Recogió una teja rota del suelo y la usó para
sacar la tabla hasta que se soltara. Luego fue capaz de insertar el extremo de la teja
entre la tabla y la ventana. Apalancó la teja de atrás hacia delante hasta que sintió
la madera moverse unos pocos centímetros.

Se detuvo, temerosa de que alguien la hubiera escuchado o notado algo desde


dentro de la cabaña. Cuando ningún sonido llegó, continuó trabajando la teja
detrás de la madera hasta que un trozo se salió y un pequeño agujero del porte de
una pelota de golf apareció.
Escuchó cuidadosamente por cualquier sonido desde el frente de la cabaña. No
había nada. Ni siquiera podía escuchar al hombre hablando en su teléfono. Muy
probablemente habría regresado por el camino y estaba de pie afuera nuevamente.
¿Estaba esperando a que el hombre en el SUV regresara? ¿Ese hombre era Lev?

Caminó hacia el agujero en las tablas y miró a través de ellas. Había una mesa,
un par de sillas, un taburete. En las desnudas tablas del suelo, cerca de la puerta,
había una poderosa antorcha que le daba al cuarto una luz misteriosa que se
desvanecía en las esquinas.

Solo entonces se abrió la puerta principal y el hombre entró al cuarto. Rose saltó
hacia atrás desde la mirilla. Cuando le escuchó hablar, miró otra vez. Él estaba
hablándole a alguien que ella no podía ver.

—¿Crees que es gracioso venir al restaurante de Lev y hacer una broma? ¿Crees
que Lev Baranski no sabe quién eres? Crees que él se quedara sentado mientras tú
le faltas el respeto a su padre. Espera a que esté aquí. Entonces veras. Entonces
obsérvate faltándole el respeto.

Rose respiró agudamente. Él tenía que estarle hablando a Joshua.

El hombre dio un par de pasos y luego se inclinó.

—Tu, niño Johnson. ¿Hiciste una broma? ¡Ríete de esto!

Rose apretó sus manos mientras veía la hombre agarrar algo y tirarlo a través

161
del piso. Luego apuntó su pie y pateó. Ella cerró sus ojos con conmoción. Hubo un
sonido gimiente y ella miró nuevamente para ver la puerta frontal cerrarse y en el

Página
medio del cuarto, yaciendo en el piso, estaba Joshua.

Su estómago cayó ante la vista de él.

Joshua estaba atado, sus manos detrás de su espalda. Había una cinta de
embalaje en su boca pero ella aun podía ver su rostro retorciéndose con dolor.
Veinte
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por Celesmg

Su cabeza estaba dando vueltas. Rose miró a Joshua yaciendo en el piso de la


cabaña. El hombre ruso sabía quién era él. Sabía que su nombre era Johnson. Un
sentimiento nauseabundo la invadió y se dobló como si estuviera enferma. Cuando
se volteó nuevamente hacia la mirilla, Joshua se había movido hasta voltearse por
lo que lo único que podía ver era su espalda. El ruso no había regresado. Debía de
estar de pie afuera en el frente.

Ella tiró de la madera para ver si podía agrandar el agujero. Recogió la teja que
había estado usando y comenzó a clavarla furiosamente en la madera nuevamente.
Luego se detuvo, percatándose de lo estúpido de ello. ¿Qué iba a hacer? ¿Astillar la
madera hasta lograr entrar en la cabaña? E incluso si se las arreglaba para
apalancar la madera lo suficiente, ¿qué haría luego?

Un sentimiento de debilidad la abrumó.

Joshua había estado en lo cierto. Sobre la cabaña y Viktor Baranski. Ella había
descartado la idea e incluso comenzado a pensar que los cuadernos de Frank

162
Richards eran algún proyecto fantasioso que no tenía nada que ver con su madre y
Brendan. Pero estaba equivocada. En alguna inexplicable forma todo estaba

Página
vinculado a sus desapariciones.

Joshua había ido al restaurante en Kensington y ahora el hombre de Vicktor


Baranski estaba en la cabaña en Stiffkey. Había atado a Joshua y lo había atacado.
Lev Baranski estaba de camino para mostrarle a Joshua que no podía faltarle el
respeto a su padre.

Ella tenía que hacer algo.

Sacó su móvil de su bolsillo. Quería llamar al 999 pero entonces tendría que
hablar. El hombre ruso solo estaba a la vuelta del edificio. La escucharía, estaba
segura. ¿Era posible enviar un mensaje al 999? No, estúpida. Y en cualquier caso,
¿qué diría? ¿Cómo explicaría en donde estaban? ¿Una cabaña en algún lugar cerca
de Stiffkey?

Se deslizó sigilosamente por detrás del edificio. ¿Había alguna otra forma de
entrar? La puerta trasera estaba fuertemente bloqueada digitalmente y la ventana
más allá de ella estaba cubierta con tablas. La única entrada parecía ser la puerta
frontal. Pero mientras el hombre ruso estuviera allí afuera, ¿cómo llegaría a
Joshua?

¿Y qué pasaría cuando Lev Baranski llegara?

Un deprimente sentimiento se asentó en su pecho. Skaggsie había dicho que el


padre de Lev Baranski había sido asesinado seis años antes por el servicio secreto
Ruso. ¿Cómo se relacionaba esto con su mamá y Brendan? Ahora Lev, su hijo,
había reconocido a Joshua en el restaurante en Kensington. ¿Pero cómo? A menos
que hubiera tenido algún interés en Joshua, fotografías de él. ¿Por qué lo habría
hecho? ¿Y por qué estaba viniendo a Stiffkey hacia la misma cabaña que había sido
marcada en el mapa de Brendan?

Había demasiadas preguntas que no podía contestar. Lo más importante era


llegar a Joshua y liberarlo. ¿Posiblemente el SUV iba a recoger a Lev Baranski? ¿No
todo el camino hasta Kensington? Algún lugar cercano quizás. Posiblemente estaba
sentado en un hotel de lujo mientras las demás personas hacían su trabajo sucio.

Estaba agarrando fuertemente su teléfono.

163
Haz algo, Rose, pensó, ¡haz algo!

Página
Bajó la mirada a la pantalla para ver las palabras Baja Batería. Cerró sus ojos con
desesperación. ¿Cómo pudo haber dejado que la batería se agotara tanto? ¿Cómo
pudo? Tal vez tenía la energía suficiente para hacer runa llamada de emergencia.
¿Pero a quién? Podía textear a Skeggsie. Él podía llamar a la policía por ellos. Pero
qué si seguía en cama enfermo, o trabajando en alguna animación, inmerso en
crear algo. ¿Qué si él no respondía a su mensaje por horas? No podía arriesgarse.

Miró su móvil y recordó a Frank Richards.


Cuando él le dio su número telefónico, garabateado en la parte de atrás de un
sobre, había dicho, Nunca responderé a ese número pero puedes dejarme un mensaje y yo
lo recibiré.

Él dijo que la ayudaría. Ahora ella lo necesitaba.

Se paró cerca de la ventana y lo puso a la luz de la mirilla para escribir


rápidamente un mensaje.

Estoy en problemas. Baranski tiene a Joshua en la cabaña Stiffkey. Ayúdame.

Si Joshua tenía razón, si los cuadernos se vinculaban con su mamá y Brendan, si


la cabaña Stiffkey tenía algo que ver con eso, entonces Frank Richards (cual sea que
fuera su nombre real) sabría a los que ella se refería. Presionó Enviar. Las palabras
Sin servicio aparecieron inmediatamente y ella juró silenciosamente, recordando al
hombre ruso caminando por el sendero para usar su móvil.

El mensaje que necesitaba enviar estaba atascado en el limbo y no iría a ningún


lugar hasta que hubiera una señal.

Observó a través de la mirilla nuevamente. Joshua estaba recostado en el mismo


lugar. El hombre no había regresado. Si solo pudiera dejarle saber a Joshua que ella
estaba allí. Dio un paso atrás y buscó con su pie. Recogió tres piedras pequeñas y
colocó una en la mirilla y luego le dio un empujón. Cayó hasta el piso de la cabaña.
Esperó pero Joshua no volteó a mirar. Luego dejó caer la segunda. Él debió haberla

164
escuchado porque movió su hombro y trató de mirar hacia atrás. Empujó la tercera
piedra por ahí e hizo un sonido más fuerte que las otras dos. Ella observó,

Página
aguantando la respiración, mientras Joshua se movía mas cerca de la parte trasera
del cuarto y con un esfuerzo sobrehumano se volteaba para quedar enfrentando las
piedras y la ventana.

¿Podía verla?

Consiguió otra piedra y la metió por el agujero.

Él comenzó a asentir con su cabeza como si enviara una señal.

Sabía que alguien estaba en la ventana. Quizás presentía que era ella. Ahora ella
tenía que hacer algo para sacarlo y tenía que hacerlo antes de que Lev Baranski
llegara. Caminó rápida y silenciosamente hasta la esquina de la cabaña y luego por
el lado. Observó y vio al hombre ruso más lejos por el sendero. Un tono de llamada
distante sonó y él respondió su teléfono. Ella escuchó por unos momentos. Su tono
de voz era diferente; sonaba como si estuviera hablándole a un amigo más que a su
jefe. Él comenzó a caminar hacia delante. Estaba tratando de afirmarse a la señal.

Ella lo instó a seguir avanzando, a llegar tan lejos por el sendero como fuera
posible. Él se detuvo pero la conversación siguió y ella se percató de que esta era la
única oportunidad que iba a tener para adentrarse en la cabaña.

Salió de su escondite y caminó de lado con su espalda hacia la pared hasta que
llegó a la puerta frontal, previamente bloqueada digitalmente arriba y abajo pero
ahora abierta. Puso su mano en la puerta y empujó. Dio un paso dentro de la
cabaña y cerró la puerta nuevamente.

Dio media vuelta y allí estaba Joshua en el piso.

No habló, solo se precipitó por el cuarto y se arrodilló junto a él. Sus manos y
pies habían sido atados con cinta de embalaje y su boca amordazada. Sus manos
estaban gélidas. Ella tiró de toda la cosa alrededor de sus muñecas pero esta se
quedó ahí firmemente. Él giró su cabeza hacia ella y estaba inclinando su mentón
hacia arriba. Ella miró la tira de cinta a través de su boca y sintió debilitarse. Si
tiraba de ella, lo heriría seriamente. Él vio su desgana y asintió con su cabeza más
decisivamente. Levantó el borde de la esquina de la cinta y lo sostuvo firmemente.

165
Joshua cerró sus ojos y ella inspiró profundamente y arrancó la cinta de su boca.
Pareció estremecerse con el dolor pero no emitió sonido. Con lágrimas en sus ojos,

Página
ella tocó ligeramente la adolorida piel con su mano. Él sacudió su cabeza,
retrocediendo.

Él susurró —Mi mochila, navaja, bolsillo delantero.

Ella miró por alrededor y vio, en la esquina cerca de un armario, la mochila de


Joshua yaciendo en un ángulo como si hubiera sido pateada allí. Fue a través de la
habitación hasta ella y sacó una navaja de la Armada Suiza. Con dedos
temblorosos la abrió para sacar una hoja y una serie de otros accesorios filosos
salieron también. Aislando la hoja comenzó a cortar la cinta de embalaje en las
manos de Joshua. Luego comenzó a deslizarla por la cinta alrededor de sus pies.
Todo este tiempo ninguno de los dos dijo algo.

Finalmente Joshua era libre y él se puso de pie y recogió su mochila. Luego dio
unos pasos hacia ella y la tiró en un feroz abrazo.

—Rosie —susurró en su oído.

Besó un lado de su rostro y ella cerró sus ojos, el alivio de haberlo liberado la
hacía sentirse mareada. Él se apartó de ella y la miró de arriba a abajo.

—¿Todo OK? ¿Ninguna herida?

Ella asintió y él fue hacia la puerta y la abrió unos pocos centímetros. El ruso
todavía estaba al teléfono en el sendero. Tenía su espalda hacia ellos.

Se deslizaron fuera de la cabaña y cerraron la puerta tras ellos. Joshua se dirigió


en dirección hacia la construcción exterior donde estaba el bote. Rose lo siguió,
dando un vistazo por los alrededores para asegurarse de que el ruso seguía
hablando. Joshua apuntó a un grupo de árboles a través del suelo a plena vista. Era
una distancia considerable, quizás un kilómetro, pero el único lugar para
esconderse en la tierra por otro lado plano. Rose asintió en acuerdo. Todo el
tiempo pudieron escuchar al hombre hablando en su móvil en una forma amistosa.
Llegaron al edificio exterior y se detuvieron. Había la suficiente luz lunar para ver
un camino por entre los campos. Joshua fue primero y esperó hasta que Rose
estuvo junto a él antes de ponerse a escalar la escalerilla.

166
Pero Rose lo empujó hacia atrás.

Página
En la distancia estaba el bajo retumbar de un motor de auto. El hombre ruso
debió haberlo escuchado también porque paró de hablar abruptamente y había un
silencio absoluto a excepción del motor acercándose por el camino costero.

Rose miró atemorizadamente a Joshua.

¿Cuánto tiempo antes de que el auto llegara y ellos regresaran a la cabaña y la


encontraran vacía? ¿Habría tiempo para que ella y Joshua corrieran por los campos
hacia el matorral? ¿No serian vistos a la luz de la luna?

Agarró a Joshua y lo acercó a ella y le susurró en el oído —Detrás del bote.


Él asintió y se escabulleron por el edificio exterior. Aun no había señal del ruso.
Quizás había caminado más lejos por el sendero para encontrarse con el auto.
Joshua avanzó por el bote. La lona alquitranada estaba colgando bajo, casi
cubriendo las riostras de madera que mantenían al bote en su lugar. En la esquina
había unas cajas de madera y él las movió una por una lo que formó un espacio
para que pudieran deslizarse bajo el casco y por el otro lado contra la pared.
Empujó a Rose para que fuera primero y luego la siguió. El espacio en la esquina
era pequeño pero cuando Joshua bajó la lona alquitranada estuvieron cubiertos.
Rose se orilló tanto como pudo en la esquina.

Estaba aterrorizada.

Podía sentí la respiración de Joshua como fuego en su cuello. Sus brazos estaban
en frente de él y ella pudo buscar y encontrar una de sus manos y sostenerla. Él
colocó su otra mano por encima de la suya y le dio un gentil apretón.

Juntos se sentaron quietos y silenciosamente y esperaron.

167
Página
Veintiuno
Traducido por analuteca

Corregido por Celesmg

El barco olía a agua salada y pescado y humedad. La pintura estaba pelándose y la


madera, a centímetros de su cara, estaba cargada de moho.

El pecho de Rose se levantaba y bajaba, se levantaba y bajaba.

Sí solo pudieran quedarse allí, así. La pared detrás de ellos, el barco


camuflajeándolos. Posiblemente los rusos podrían pensar que, de alguna manera,
Joshua había conseguido liberarse y había corrido tan lejos como pudo. Incluso
podrían hasta darse por vencidos y dejarlo.

El ruido del motor de la camioneta se acercó hasta que pareció estar afuera, a
metros de donde estaban sentados. Entonces se detuvo. Por pocos segundos no
hubo ningún sonido, entonces las puertas del vehículo se abrieron. Ella oyó voces,
sobre todo en ruso, y el sonido de caminar hasta la puerta principal de la cabaña.

Entonces se oyó un grito y un montón de ruido; pasos pesados caminando con


rapidez aquí y allá y golpes de puertas desde el interior de la cabaña. Momentos
más tarde alguien volvió a arrancar el motor del auto y lo giró alrededor,

168
levantando las piedritas debajo de ello. Hubo gritos y gente corriendo más allá del
edificio anexo y de regreso. Una voz vino desde lejos, tal vez desde la dirección de

Página
los campos donde ellos se había dirigido. Luego regresó como sí quienquiera que
había corrido hasta el momento y estaba ahora en su camino de regreso.

Rose estaba más quieta de lo que nunca había estado en su vida. La única cosa
que se movía era el latido de su corazón. Estaba muy al centro y latía rápidamente
mientras su cuerpo estaba tan inmóvil como un cadáver. Entonces, de repente todo
afuera fue silencio y escuchó con fuerza. Joshua se tensó a su lado. ¿Habría sido
mejor tomar sus oportunidades y correr a través del campo?

El silencio estaba lleno de intención.


Oyó unos pasos fuera del edificio. Una sola pisada. Como si alguien estuviera
moviéndose sigilosamente hacía ellos. El olor del bote hacía que Rose se sintiera
enferma. Sintió la bilis atrás de su garganta.

La puerta del edificio se abrió.

Podrían ser solo minutos antes de que los encontraran.

Se atragantó en silencio, soltando la mano de Joshua para cubrirse la boca. Ella


lo sintió tenso, sus músculos endurecidos. Su mano se dejó caer y tocó el suelo.
Estaba viscoso y húmedo y sus dedos sintieron algo en la esquina de la pared. Era
una cadena de algún tipo y se agarró a ella, cerrando la mano sobre ella.

El sonido de las voces comenzó, hablando rápidamente. A través de la lona ella


vio la luz de una antorcha en movimiento a través de las paredes del edificio.

¿Había alguna posibilidad de que pudieran solo echar un vistazo dentro del
edificio? ¿Qué ellos podrían descontar el embalaje del bote? Pero este pensamiento
fue desestimado cuando ella vio manos sobre la lona y entonces sintió un silbido
de aire, habían tirado bruscamente la lona a un lado, dejándolos expuestos a la luz
de las linternas y además de las caras.

Una carcajada vino de los hombres.

—¡Qué olor! —dijo uno de ellos en inglés.

169
Otra voz, más tranquila, más calmada, habló:

—Sáquenlos de allí.

Página
Entonces había manos tirando de sus pies y piernas, deslizándola fuera de su
escondite y dejándola caer sin ceremonia alguna sobre el suelo del edificio. Joshua
siguió pero el inmediatamente se levantó y cuadró sus hombros. El hombre que lo
había pateado antes sonrió como si estuviera a la espera de algo. Eso hizo que la
cabeza de Rose se sintiera débil.

—Mikey, llévenlos fuera.

Había tres hombres. Uno de ellos había salido por delante de los otros. Rose
sintió a un hombre agarrarla del brazo y obligarla a ponerse de pie y llevarla fuera
dentro del aire de la noche. El otro sacó a Joshua. La camioneta estaba frente a la
cabaña, sus faros prendidos, iluminando toda el área. El hombre la empujó hacia la
cabaña y la soltó. Ella se recargó en la pared, agradecida por tener algo a su
espalda. Se miró a sí misma. En la luz podía ver sus jeans que estaban húmedos
desde el piso del edificio. Una de sus manos estaba apretada. Aún sostenía la
cadena que había encontrado en el bote. Su puño parecía fundido, como si nunca
lo abriera.

Los hombres quedaron en silencio.

—Tengo un mensaje para ti.

El hombre en la camioneta habló con autoridad y Rose pensó que él era


probablemente Lev Baranski, el hijo del hombre en la foto.

—Dile a tú padre que nunca dejaré de buscarlo.

Todos los hombres estaban mirándolos.

—Mi padre está muerto —dijo Joshua.

Lev Baranski, sacudió su cabeza.

—Yo sabía, todos estos años, que él no estaba muerto. Sabía dónde estabas, que
estabas haciendo. Hice mi negocio el saber. Esperé. Un día tú vendrías a mí.
Entonces supe que era el momento de encontrarte, y hablar contigo. Porque sabía

170
que sería solo cuestión de tiempo antes de que me mostrarás donde está tú padre.
Él no está aquí, eso puedo verlo. Así que te daré un mensaje a ti y a tú novia. Dile

Página
que iré por él.

—No le puedo decir nada. No lo he visto desde hace cinco años.

—Tú lo verás. Un día. Asegúrate de hacerle saber que no he olvidado la muerte


de mi padre y que nunca lo haré.

Se hizo el silencio. La mención de Viktor Baranski pareció tranquilizar a los


hombres quienes miraban el suelo como si estuviera en una especie de funeral.
Entonces, después de lo que pareció un momento de reflexión, el hombre que
había golpeado a Joshua antes sacó algo de su bolsillo y lo apuntó hacia él. Un
cuchillo fue lo que sacó, sobresaltando a Rose.

—¿Quieres que sea rudo con él, podría lastimarlo? —le dijo a Lev Baranski.

Joshua se movió hacia Rose. Poniendo un brazo como si pudiera apartarla de lo


que estaba sucediendo.

—¿Solo un pequeño mensaje para papá?, ¿Un ojo?, ¿Una oreja?

Lev Baranski miró a ambos. Parecía estar considerando algo. Las piernas de
Rose se sentía líquidas como sí ellas pudieran desaparecer en cualquier momento.

—No —él dijo—. No esta vez. Esta vez quiero que vayas con tu padre y le digas
que Lev Baranski quiere verlo. No más, no menos. Sin embargo la próxima
ocasión…

Él hizo una pausa y miro a Rose por primera vez. Ella le sostuvo la mirada.

—La próxima ocasión no tendrán tanta suerte.

Él se dio la vuelta y se metió en la camioneta. Los hombres que estaban con él se


detuvieron por un momento y miraron amenazadoramente a Rose y a Joshua y
entonces ellos se metieron al auto. El otro metió una mano en su bolsillo y sacó
algo y se lo aventó a Joshua. Se deslizó en el suelo y aterrizó en el pie. Era un

171
celular. Joshua se tiró y lo recogió. El hombre se metió en la camioneta, se echó de
reversa y se dio la vuelta. Manteniendo las luces todo ese tiempo, se hizo camino

Página
demasiado rápido por el terreno accidentado.

Rose y Joshua se quedaron muy quietos viéndolos partir. Solo cuando las luces
desaparecieron Rose se deslizó por la pared golpeando el suelo y rompiendo en
sollozos.

—Rosie, Rosie —susurró Joshua, sentándose a su lado.

Ella lo miró. En la oscuridad no podía ver su expresión pero levantó sus brazos
y lo abrazó. Él la abrazó por la espalda, haciendo sonidos tranquilizadores y
después de unos pocos minutos ella paró de llorar y volvió a recargar su espalda
en la pared, exhausta.
—Deberíamos irnos de aquí —dijo él, su voz aún susurraba.

—¿En caso de que puedan cambiar de opinión?

—No creo que ellos regresen. Pero te estás congelando y yo también.

Ella asintió e hizo el intento de ponerse en pie, frotándose los ojos con el dorso
de la mano. Él la ayudó y sostuvo su mano que estaba cerrada con fuerza.

—¿Qué es eso?

Ella abrió su palma y mostró la cadena que había recogido en el bote. Era burdo,
un brazalete de identidad, la mitad de la cadena hacía falta. Parecía anticuado y
tenía algo gravado en el, pero ella no podía distinguir la palabra.

—Lo encontré —dijo ella.

—Mi bolsa está en el garaje para botes —dijo él—. Tú espera aquí y yo iré a
recogerla.

—No, ¡voy contigo! Y entonces nos vamos, ¿verdad? ¿Lejos de aquí?

El asintió y ella lo siguió al garaje de botes. Se aseguró de que la puerta se


mantenía abierta y se quedó en ella, no quería volver adentro una vez más. Seguía
mirando a camino y escuchando con atención por cualquier sonido de motor de
algún auto que pudiese volver. Joshua se puso de rodillas y se acercó bajo el casco
de la embarcación donde habían estado escondidos. Ella esperó, ajustando sus ojos

172
al interior. Una luz gris claro se colaba dentro del bote. Joshua estaba
retrocediendo debajo del casco cuando ella levantó la vista y vio al lado del bote,

Página
visible ahora porque los rusos habían retirado la lona.

—¿Oh, mi…! —dijo ella, era increíble lo que vio.

—¿Qué? —dijo Joshua.

Los dos estaban de pie frente al bote y miraban los restos de la pintura del
nombre que habían dado.

La palabra “Mariposa” estaba frente a ellos.


Joshua se quedó sin aliento y caminó hacia delante, poniendo su mano mientras
trazaba las letras como sí él no pudiese creer lo que estaba viendo. Sacó su teléfono
y presionó las teclas para que pudiese alumbrar por un segundo, iluminando el
nombre y Rose podía ver que el barco había sido de color azul oscuro y las letras
amarillas.

—No creo esto —dijo Joshua.

Tampoco ella. El barco, el garaje, los cuadernos. Todo era demasiado para ella.
Sintió la cadena todavía en la mano y saco su propio móvil para conseguir un poco
de luz y recordó que la batería se estaba agotando. Sostuvo la placa debajo de la
cadena y la presionó para conseguir un poco de luz. Las palabras “mensaje
enviado” llegó a la pantalla.

Por un momento ella estaba desconcertada y entonces ella recordó el mensaje


que le había escrito a Frank Richards. Le había escrito pidiéndole ayuda pero el
mensaje no se había mandado. Ahora que había conseguido señal el mensaje había
salido. Demasiado tarde para ser de alguna utilidad para ellos.

Sostuvo la cadena frente a la pantalla y presionó, esperando tener suficiente


batería para ver la inscripción de la placa. Se iluminó por un segundo y luego se
apagó. Apretó un par de veces más, pero su batería se había agotado por completo.
No importaba, aunque ella había vislumbrado la inscripción.

El nombre de la placa era “Βайктор”.

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Un nombre ruso.

Página
Se metieron rápidamente en el auto y cerraron la puerta al aire frío de la noche.
Rose estaba temblando y Joshua estaba soplándose las manos.

—Vámonos de aquí —dijo él y arrancó el auto.

Unos momentos después ellos estaban alejándose conduciendo, girando fuera


del camino con la señal que decía “Playa”. Joshua pasó la “Rosa Blanca” y siguió
su camino. Él manejo sin decir una palabra. La calefacción funcionaba pero el aire
parecía tibio. Rose miró la hora 18:07 ¿Habían pasado solo dos horas después de
que la habían dejado en el pub para buscar a Joshua?
Mientras conducían, ella pensaba acerca de las cosas que les había pasado. Lev
Baranski pensaba que Brendan tenía algo que ver con la muerte de su padre. ¿No
había dicho Skeggsie que el servicio secreto ruso había asesinado a Viktor
Baranski? ¿Podría ser que sus padres estaban involucrados en un asunto de
seguridad nacional? ¿Había dado información al servicio secreto ruso que les
permitió matar a Viktor? ¿Era por eso que Lev Baranski quería ver a Brendan?

Algo se le ocurrió mientras pensaba en esto. Lev dijo que el quería ver a
Brendan. Lev solo se había interesado en Joshua. ¿Sería posible que solo Brendan
estuviese involucrado en un asunto de seguridad nacional y que su madre fue
absorbida dentro de algo que ella no tenía nada que ver?

Cuando la carretera se hizo más ancha Joshua aparcó el auto en la orilla. Se


quitó su cinturón de seguridad y también el de ella. Se sentó muy quieto como si
tratará de calmarse. El auto seguía encendido, la temperatura dentro del carro
finalmente calentaba.

—Después de que te dejé, volví y comprobé fuera del pub. Estaba cargando mis
cosas en la cajuela del auto de Skeggsie cuando vi esta palanca allí. Tú conoces a
Skeggsie. Él probablemente la tenía en su auto como protección o algo así. Y tomé
la decisión rápidamente de ir y averiguar lo que había en la cabaña. Llegué allí,
abrí el candado superior y desbloqueé la puerta. Y entré. Eché un vistazo
alrededor. Podías ver por ti mismo que no había mucho que ver y mientras salía,
esta camioneta se acercaba por el camino y me pregunté si se trataba de algunas

174
personas locales. Les iba a hacer algunas preguntas pero entonces el chico del
restaurante en South Kensigton salió de la puerta del pasajero. Me tomó unos

Página
minutos darme cuenta de quién se trataba.

—¿Te ha estado siguiendo hasta aquí todo el camino desde Londres?

—No lo sé, creo que podría ser. Ellos debieron de reconocerme en el restaurante
y tal vez estuvo dando vueltas fuera del apartamento. Me vio entrar en el auto y
me siguió, sin saber que iba a ir lejos. Él y otro chico. De todos modos, los dos solo
se acercaron y me tomaron por sorpresa. Intenté dar pelea pero él me dio un
puñetazo y me tiró al piso. Entonces ellos me amarraron las manos y pies y me
amordazaron.
—Debiste de haber estado allí por horas.

—Ellos llamaron a Lev y él tuvo que venir desde Norfolk. Uno de ellos se alejó
en un auto antes de que tú vinieras, probablemente él fue a recoger a Lev y lo llevó
allí.

—¿Qué hacemos con todo esto? —dijo ella.

—No lo sé, necesito hablar con Skeggs.

Ella sintió un escozor por un momento. ¿Por qué no podía hablar con ella?

Joshua parecía reflexionar sobre lo que había dicho.

—Solo necesito su computadora y conocimiento. Después de esto nosotros


tenemos mucha nueva información que explorar.

Ellos estaban tranquilos, el calentador hacía un ligero ruido dentro del auto.
Fuera estaba oscuro. Ningún otro auto había pasado en mucho tiempo. Joshua
acercó su mano a los labios. Rose tiró de su brazo y le hizo darse la vuelta para
mirarla. Al otro lado de su boca estaba una marca de color rojo intenso.

—Eso parece doler.

Él hizo un gesto con la mano para restarle importancia.

Ella levantó sus dedos y cuando iba a tocarle la cara él se echó hacia atrás. Ella lo

175
atrajo jalándolo de la sudadera.

—Cuando te vi atado no sabía lo que iba a suceder. Y pensé… no sé lo que

Página
pensé, estaba tan asustada.

—Estaba preocupado, Rosie. No quería involucrarte en nada peligroso…

Él puso su mano en su nuca. Ella se volvió hacia él. Su tacto era cálido, sus
dedos acariciando su piel bajo su cabello. ¿Si algo le hubiese pasado a él que podría
haber hecho ella? Ella lo miró, su expresión preocupada y una explosión de
emoción la recorrió. Ella quería besar su boca magullada suavemente, sin hacerle
daño. La simple idea le hacía sentir una punzada en la boca del estómago.
Él atrapó su mirada y comenzaron a mirarse el uno al otro por lo que pareció un
largo tiempo. Él comenzó a decir algo pero se detuvo.

—¿Qué? —susurró ella.

Él negó con la cabeza.

Sus ojos se alejaron y él retiró su mano.

—Siempre y cuando tú estés bien Rosie —dijo él.

Ella asintió, con su cuello frío donde había estado su mano.

Ella se recostó en el asiento del pasajero, aturdida.

—¿Qué deberíamos hacer ahora?

—¿Ir a casa?

Ella asintió.

—Mis cosas están en la escuela, sin embargo tenemos que ir a recogerlas.

Puso en marcha el auto y se dirigieron nuevamente hacia “Mary Linton”. Puso


un CD y la música lleno el auto. Por lo que general, la habría animado pero ella
sentía que golpeaba sus oídos y anhelaba la tranquilidad del barrizal. Tan pronto
como pasaron las puertas de la escuela, Rose se llevó los dedos a la boca. Allí sintió
el beso que no había ocurrido.

176
Cuando se detuvieron frente a la entrada principal ella vio como Joshua se

Página
tocaba su boca con cautela nuevamente.

—Ven dentro. Hay primero auxilios y puedo conseguirte un par de analgésicos.


Podemos tener un sándwich o algo antes de irnos a casa.

Él asintió, apagó el motor y salió y ambos caminaron hacia la entrada. Él tenía


un aspecto terrible, golpeado y tembloroso. Él se quedó detrás de ella y después de
esperar un minuto, lo tomó del brazo y lo empujó dentro del edificio.
Veintidós
Traducido por belisrose

Corregido por Pily

Martha Harewood no los dejaría conducir de vuelta a Londres.

Ella chasqueó y se preocupó por ellos. Consiguió el botiquín de primeros


auxilios y trató de limpiar la cara de Joshua. Hizo cientos de preguntas, pero Rose
simplemente le dijo que habían estado caminando en la ruta costera y calculó mal
el tiempo, eventualmente tropezando en la oscuridad. Martha los llevó a una de las
pequeñas cocinas pequeñas e hizo huevos revueltos y pan tostado. Echó fuera a las
chicas curiosas quienes se arremolinaban alrededor preguntándose qué había
sucedido. Arregló para que Joshua se alojara en los cuartos de personal y le dijo a
Rose que volviera a su antigua habitación y se acostara temprano. Rose observó
como Martha llevó a Joshua por el pasillo. No había sido capaz de discutir con ella
y se alegró de que Martha hubiera tomado la decisión por ellos.

Ella quería ir a la cama.

Regresó a la habitación que había dejado esa mañana. Puso su teléfono a cargar
y recordó por un momento el mensaje que había enviado a Frank Richards. La

177
hacía sentir tonta ahora y se preguntó si iba a conseguirlo y preguntarse de qué
diablos se trataba.

Página
Sus sábanas estaban todavía en el suelo donde las había empujado. No se
molestó en rehacer la cama o incluso desnudarse. Reemplazó las almohadas y se
metió bajo el edredón. Su cadera estaba adolorida. Debió haberse golpeado en el
suelo mientras estaba siendo lanzada alrededor por el hombre ruso, Mikey. Apagó
las luces. No había ruido en los pasillos, sonido de pies pasando, chicas hablando,
riendo.

Nada le molestaba.

Estaba demasiado cansada para preocuparse.


Se hundió en un profundo sueño.

Cuando se despertó, la habitación estaba en silencio y oscura, salvo por un haz


de la luz gris que se asomaba a través de las cortinas. Miró el reloj. Eran las 0.07
Había dormido durante cuatro o más horas. Estaba somnolienta y una sensación
de pesadez se apoderó de ella cuando los acontecimientos de la noche anterior
volvieron a surgir. Sintió miedo por un momento de lo que podría haber sucedido
en la cabaña. Era como si hubieran sido tambaleados al borde de un agujero
oscuro. Recordó a Mikey de pie con su cuchillo. ¿Solo un pequeño mensaje para tu
padre? ¿Un ojo? ¿Una oreja? Y por un segundo se sintió enferma de nuevo. Se sentó
y se obligó a respirar lentamente.

Trató de acostarse de nuevo, pero sintió que algo golpeaba en su lado. Puso su
mano en el bolsillo y sacó el brazalete de identidad que había encontrado. Dejó que
sus dedos trazaran las letras Βайктор.

¿Por qué estaba eso allí a un lado del barco, Mariposa?

¿El barco pertenece a Brendan? ¿La casa le pertenecía? Joshua había estado
seguro de que lo hacía. ¿También tuvo razón en que su madre y Brendan habían
sido transferidos de Casos Fríos para la seguridad nacional? ¿En lugar de
investigar viejos asesinatos sin resolver, ahora trabajaban para el Servicio Secreto
Británico? ¿Fue por eso que Lev Baranski culpó a Brendan por la muerte de su
padre? Dile a tu padre que nunca voy a dejar de buscarlo.

178
Estas cosas seguían dando vueltas y vueltas en su cabeza.

Página
No iba a dormir. Se puso de pie y caminó por la habitación oscura, estirando sus
brazos, sintiendo que sus articulaciones sonaban. Se acercó a la ventana y miró a
través de la brecha en las cortinas. Miró hacia la noche. La oscuridad había borrado
la vista usual, la hierba, el patio, el lago. Fue a correr las cortinas, pero algo estaba
molestándole. Se asomó, no muy segura de lo que era.

Entonces lo vio; una pequeña luz moviéndose a través de los jardines. Parpadeó,
pero se había ido y pensó que lo había imaginado. Segundos más tarde, sin
embargo, estaba allí de nuevo, un tenue resplandor en la oscuridad. Observó
durante unos segundos y sus ojos comenzaron a poner un poco de sentido de ello.
Era una antorcha. Alguien estaba caminando por los jardines.
En dirección al cobertizo.

Observó con atención, la luz creciendo más tenue y más tenue y luego en algún
lugar alrededor del cobertizo se fue.

Alguien fue al cobertizo. Justo después de la medianoche.

Se sentó en la cama.

No tenía nada que ver con ella si algunas chicas estaban en el medio de la noche.
Después de cinco minutos mirando fijamente en la habitación oscura, sin embargo,
suspiró y se levantó. No era su asunto, pero tal vez si alguien hubiera seguido a
Rachel Bliss en ese entonces ella no podría haber muerto. Se puso el abrigo y salió
en silencio de su habitación y bajó las escaleras, con cuidado de no hacer ningún
sonido. La planta baja de la escuela estaba completamente inmóvil. Salpicadas aquí
y allá estaban las luces nocturnas. Se oyó el ruido de una radio o un televisor más
allá de un pasillo, muy probablemente una de las housemistresses en un turno de
noche. Se giró de vuelta hacia las aulas y caminó rápidamente pasando los
laboratorios de idiomas y el bloque de ciencia y luego hizo un giro por un pasillo
que decía Solo Personal.

Pasó el bloque de lavado y se dirigió a la puerta lateral que daba a una de las
zonas de recogida y entrega. Abrió la puerta. El frío la golpeó. Chasqueó la traba
en la cerradura para que la puerta no se cerrara detrás de ella. Se preguntó por qué
Rachel había necesitado a Molly para abrir la puerta para ella cuando podría haber

179
hecho eso. Tal vez solo quería a Molly como espectador para su historia de amor.

Página
Hacía frío y abrazó su abrigo de modo que estuvo apretado alrededor de ella. Se
mantuvo hasta el borde del edificio y no paró por los terrenos hasta que llegó al
patio, que tenía algunos árboles y bancos para dar a su cubierta. Una vez en la
hierba, corrió hacia el lago, frenando mientras se acercaba.

Seis noches antes, Rachel había hecho este mismo viaje.

Al acercarse al cobertizo, Rose se detuvo junto a un árbol y miró detenidamente


al edificio. Vio una nube de luz proviniendo de una de las ventanas. No se oía
nada, sin embargo. Se preguntó si alguna de las chicas estaba tratando de dormir
toda la noche en el cobertizo. Había oído hablar de que esto ocurría en el verano.
Cruzó hacia la pared y luego se movió lentamente a lo largo de ella. Cuando
llegó a la ventana se detuvo. Luego, inclinándose hacia adelante, miró dentro.

Sentada en el piso del cobertizo, rodeada de velas, estaba una chica que parecía
idéntica a Juliet Baker.

Rose se agachó detrás de la ventana en estado de shock.

¿Quién era ella?

Se cruzó de brazos y se abrazó a sí misma. Sopló en sus manos para calentarlas y


miró a un lado. El muelle sobresalía en el lago. No podía ver el agua desde donde
estaba, pero imaginó aún, como el cristal, una fina capa de hielo formándose se
rompería y desaparecería en el primer indicio de luz solar y calor.

Se inclinó de nuevo hacia delante. En la luz de las velas parpadeantes Rose


podía ver que la chica estaba envuelta en ropas; un abrigo largo y un chal o una
banda de algún tipo sobre sus hombros. Su rostro estaba en sombras, pero aun así
había algo familiar en ella.

Rose dio un paso atrás de nuevo, porque no quería ser vista.

Una de las chicas se vestía para parecerse a Juliet Baker. Era la explicación obvia.
¿Pero por qué? ¿Cuál era el punto de un juego tan desagradable?

Oyó un ruido; pasos, el susurro de arbustos y hierbas. Retrocedió de vuelta a la

180
esquina del cobertizo cuando los pasos se hicieron más fuertes. Oyó una voz
masculina jurando, y mirando hacia fuera, vio a Tim Baker, entrando en el

Página
cobertizo. La puerta se cerró detrás de él.

El hermano de Juliet Baker.

Cuando estaba segura de que él no estaba saliendo de nuevo se acercó a lo largo


de la pared y miró por la ventana. La chica estaba de pie. Esta vez, se veía
diferente. El cabello negro de la chica se había ido. Estaba en el suelo a su lado.
Una peluca.

Tania Miller estaba abrazando a Tim Baker. Tenía sus brazos fuertemente
alrededor de él pero los suyos estaban colgando a su lado. Él parecía enojado y
estaba hablando con ella. Rose no podía oír lo que decían, pero el tono era uno de
reproche. Tania Miller, vieja amiga de Rachel. Disfrazada para parecerse a la
hermana muerta de Tim Baker. Tim Baker, ex novio de Rachel, parte del engaño.
Rose se apartó de la ventana, un sentimiento de repulsión llenándola. No quería
perder el tiempo viéndolos.

Comenzó a alejarse cuando la puerta del cobertizo se abrió de repente. Se quedó


rígida. Quien saliera la vería allí y ella se mortificaría, sobre todo delante del vil
Tim Baker.

Pero nadie salió.

Las voces se hicieron más fuertes y se deslizó de nuevo a la ventana. Tim Baker,
estaba de pie junto a la puerta, como si estuviera a punto de salir.

—¡No me quieres!

—¡Nunca dije que lo hiciera!

—¡Me hiciste disfrazarme y causaste que alguien muriera y ni siquiera me amas!

—Yo no hice que hicieras nada. ¡Y nosotros no causamos que alguien muriera!

—Solo lo hice porque dijiste…

—Sabías lo que estabas haciendo…

Hubo un resoplido y nariz sonada.

181
—Ella era mi amiga…

Página
—No habían sido amigas durante años. Me dijiste que no podías soportarla…

—No quise decir que quería matarla…

—No la mataste. Nadie la mató. Ella cayó al lago. Eso no es culpa nuestra. De
todos modos, no me siento mal por ella. Llevó a mi hermana a su muerte.

Rose se tensó.

—No puedo dejar de pensar en ella…

—¡Bueno, trata!
—Y hay esta mujer policía en la escuela. ¡Ha estado hablando con amigos de
Rachel y me temo que querrá hablar conmigo!

—¿Por qué? ¡No eras su amiga!

—¡Ella me arrestará!

—No has cometido un crimen. Te vestiste un poco. Era una broma. Nadie es
arrestado por jugar una broma.

—No te importa…

—Dale descanso, T. Me estás volviendo loco.

—Ojalá que no lo hubiéramos hecho.

—Oh, vamos, T. Te encantó. No podías tener suficiente de ello.

—Era una idiota. Solo traté de complacerte y ni siquiera me amas.

—Crece, T. No voy a decirte te amo cada vez que nos reunamos. No voy a
hacerlo.

Esto no estaba tranquilo. Rose sintió su boca sacudirse a un lado, esperando el


siguiente intercambio. Tal vez habían terminado la discusión. Posiblemente Tim
Baker estaba tratando de eludir a Tania, tratando de aplacarla. Ella no quería ni
imaginar la escena.

182
—¡Tim! No te vayas.

Página
—Estoy congelando mi trasero aquí afuera. Te llamaré. Será mejor que vuelvas a
la escuela. Y cierra la puerta antes de irte.

Tim Baker, salió rápidamente. Rose se quedó helada. Él solo tenía que echarle
un vistazo a ella pero no se volvió, solo cortó a través de los árboles en dirección al
camino y luego desapareció. Desde el interior del cobertizo Rose podía escuchar el
llanto. A continuación, la débil luz de la ventana salió y estaba completamente
oscuro. Rose se agachó de vuelta en la esquina. Oyó un sonido como arrastrando
pies como si Tania se moviera alrededor y luego, a través de la oscuridad, la forma
de Tania apareció en la puerta. Ella cerró y Rose oyó el sonido de una llave girarse.
Con un último sollozo Tania salió y corrió del cobertizo. Rose le dio unos segundos
antes de ella fusionarse con los árboles y la oscuridad.

Se dirigía de vuelta a la Casa Brontë. Sin duda había alguna puerta abierta que
le permitiera volver al edificio sin ser detectada. Rose caminó tras ella, haciendo
una pausa para recoger algo del suelo que Tania había dejado caer en su prisa por
escapar. La peluca negra.

Rose se puso de pie sosteniéndola por un momento.

¿Cómo fue que Tim Baker había dicho? Llevó a mi hermana a su muerte. Los
hombros de Rose bajaron y empezó a caminar hacia el edificio principal. Se
preguntó qué significaba, pero en realidad no necesitaba preguntar. Rachel
probablemente había tratado a Juliet de la misma forma en que había tratado a
Rose. Las circunstancias hubieran sido diferentes; las burlas, las heridas, las
crueldades. Rachel no le había parecido ver la amistad como algo a valorar. Tan
pronto como consiguió dedicarse a su desmantelamiento, destruyéndola. Rose se
había alejado; quizá Juliet Baker no había sido capaz de hacerlo.

Así que Tim Baker y Tania decidieron tratar de asustar a Rachel.

¿Y eso había causado su muerte?

¿Habían estado aquí afuera en el lago la noche del lunes pretendiendo acosar a
Rachel? ¿Ella vino aquí en busca de un fantasma y se encontró a su ex amiga

183
disfrazada? ¿Además de eso, Tania estaba con su ex-novio? ¿Eso fue la última
gota? ¿Encontrar que Tim había tomado a otra persona y que juntos iban a salir de

Página
su camino para tratar de asustarla?

Diez minutos más tarde, Rose estaba de vuelta en su habitación. Arrojó la peluca
en el escritorio. Sacó su portátil de su bolso y lo abrió. A pesar de que estaba
cargándose se sentó en la cama y terminó el edredón alrededor de su cintura,
sintiendo el calor volver a sus manos. Entonces jugueteó con las almohadas para
que pudiera inclinarse hacia atrás y sentirse cómoda.

Escribió un correo electrónico.

Querida Lauren Clarke, creo que deberías hablar con Tania Miller y Tim Baker y
preguntarles por qué trataron de asustar a Rachel Bliss en los días/semanas antes de morir.
Tania llevaba una peluca negra (que tengo) para que a una distancia se pareciera a Juliet
Baker. Creo que Tania y Tim estaban allí la noche en que murió Raquel. Es por eso que
Rachel fue al lago. La razón por la que sé todo esto, se debe a que los oí hablar. Voy a volver
a Londres en la mañana, pero siempre puedes contactar conmigo por correo electrónico.
Rose Smith.

Lo leyó durante un par de veces y lo envió.

Colocó la portátil en el suelo junto a la cama y reorganizó el edredón para que la


cubriera hasta arriba. Todavía estaba vestida, todavía con sus botas y abrigo, pero
no le importaba. Apoyó su cabeza en la almohada y entró y salió del sueño.

184
Página
Veintitrés
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por Bibliotecaria70

Cuando Rose despertó eran exactamente las 08:46 de la mañana del lunes. Las
chicas se estaban preparando para comenzar las clases de la semana. Debió haberse
hundido en un sueño profundo porque durmió durante la llamada del despertador
y la lucha por las duchas y el desayuno. Apartó el edredón. Su abrigo se había
enrollado a su alrededor. Balanceó sus pies fuera de la cama y en el suelo y
desabotonó su abrigo. Se enderezó y miró su teléfono. No había mensajes de
Joshua. ¿Podía ser que aún seguía dormido? Su ordenador estaba a un lado de la
cama. Tenía un nuevo mensaje.

Gracias, Rose. Estaré llegando a la escuela al medio día. Si puedes retrasar tu partido me
gustaría hablar contigo. Lauren Clarke.

Rose resopló. Ahora tendría que esperar por ahí y ver al oficial. Rose, Rose, ¡por
qué simplemente no te mantienes callada al respecto!

Rebuscó en su mochila. Sacó sus artículos de aseo. No tenía ropas limpias que
usar, pero al menos podría tener una ducha antes de ir a desayunar. Quizás para

185
esa hora Joshua estaría despierto.

Después de bañarse se consiguió un poco de té y tostadas y se sentó en la

Página
pequeña cocina. Joshua entró. Levantó la mirada de su té, agradecida de verlo. Su
cabello estaba húmedo como si no hubiera salido hace mucho de la ducha. Su
rostro lucía limpio, pero aún había rojez por su boca donde había estado la cinta.

—Buenas —dijo él desganadamente.

—¿Estas bien? —dijo, estirando su mano y tocando su brazo.

Él asintió.

—Hambriento.
—Hay cereales, leche, huevos y pan allí. ¿Puedes hacer algo?

—Seguro.

—Tenemos un ligero problema para irnos —dijo.

Él estaba en los armarios sacando la comida y buscando tazones. Ella le mostró


donde estaban las cosas y al mismo tiempo le explicó lo que había pasado a mitad
de la noche. La observó con consternación.

—¿Saliste por la noche después de todo por lo que hemos atravesado en


Stiffkey? ¿Por qué no simplemente llamaste a alguien del personal? ¿Tu antigua
profesora del dormitorio?

Se encogió de hombros, pero luego se preguntó por qué no lo había hecho.


¿Porque en su corazón aún seguía siendo una estudiante? ¿Y los estudiantes no
llamaban al personal por ayuda en caso de que metieran a otro estudiante en
problemas?

Joshua estaba batiendo huevos en un tazón.

—Es algo bueno que no estemos regresando apresurados a Londres —dijo él.

—¿Por qué?

—Me gustaría regresar a la cabaña. Para echar un vistazo a la luz del día.

186
—¿Regresar? —Rose estaba estupefacta.

—Estábamos en cierto estado la otra noche. Quiero ver si hay alguna otra

Página
evidencia que podríamos haber pasado por alto.

Rose no tenía deseos de regresar a esa cabaña ahora o nunca.

—Rosie —dijo Joshua, viendo su expresión—. La puerta está abierta. Podemos


entrar, echar un vistazo. Quizás hay algo que pueda ayudarnos. Quiero tomar
algunas fotos de ella. Necesito enviarle algunas cosas a Skeggsie para que pueda
continuar. Comenzar a buscar vínculos. Esta es la ocasión perfecta para hacerlo.
Podemos pasar veinte minutos allí y entonces seguir nuestro camino.
Rose plegó sus hombros a través de su pecho. No quería regresar a la cabaña.
Pero Joshua estaba en los fogones, haciendo una tortilla y observaba su espalda.

—Iré solo si quieres.

—Oh no —dijo—. No iras allí solo. Iré. Pero serán veinte minutos máximo.
Entonces puedo regresar a tiempo para ver a la oficial.

—Oh —dijo él—. ¿Tienes el brazalete?

Lo sacó de su bolsillo.

—Skeggsie quiere una foto.

Se lo dio y él regresó a su comida.

—Solo comeré esto, empacaré y te veré, ¿en qué? ¿En el auto en treinta minutos?

Ella murmuró algo y se fue.

De regreso en su cuarto escuchó a personas moviéndose. Era el final del primer


periodo y miró por la ventana y vio a algunos estudiantes dirigiéndose fuera del
edificio por diferentes partes del colegio. Mientras los grupos se dispersaban vio a
dos figuras solitarias atrás. Una era Molly Wallace sentada en un banco en el patio.
Tenía su abrigo y sombrero puesto. Se veía infeliz. Tania Miller era la otra figura.
Estaba caminado a través del césped y dirigiéndose por la Casa Brontë. El corto
cabello de Tania hacía ver su cabeza pequeña. No estaba usando un abrigo, solo un

187
largo cárdigan sobre su uniforme. Tenía sus manos en los bolsillos y estaba
mirando al suelo. Rose se preguntó a dónde iba.

Página
Rose le dio la espalda a la ventana y empacó sus cosas y por segundo día
consecutivo lanzó las mantas de la cama en una esquina. Definitivamente no
estaba regresando aquí para dormir nuevamente. Antes de irse observó la peluca
desparramada en el escritorio donde la había arrojado la noche anterior. Se colocó
su abrigo y empujó la peluca en su bolsillo.

Tal vez Tania estaba enferma o demasiado molesta por sus clases.

Rose bajó sus cosas y, dejando su mochila en recepción, salió hacia el frío. Molly
Wallace se había ido y Rose se dirigió a la Casa Brontë. Una vez dentro se detuvo.
No conocía el cuarto de Tania, pero no iba a ser difícil encontrarlo. El bloque era
cuadrado con un pequeño patio con jardín en el medio. Los dormitorios estaban en
un pasillo en la planta baja. Rose caminó a lo largo de este y miró a la etiqueta de
nombre en cada una. El de Tania Miller estaba al final del pasillo. Tocó. No hubo
respuesta por lo que tocó más fuerte. Un sonido quejumbroso llegó desde dentro y
la puerta se abrió toscamente. Tania estaba de pie allí con un ceño en su rostro.

—¿Qué quieres?

—Dejaste caer algo anoche.

—¿Qué?

Rose sacó la peluca de su bolsillo. Tania la observó y pareció desinflarse. Dio


media vuelta y se desplomó en su cama. Rose entró y cerró la puerta detrás suyo.
Le lanzó la peluca a Tania.

—¿No la quieres? Es tuya.

—¿Dónde fue? —preguntó Tania cautelosamente.

—Fuera del cobertizo. La recogí después de que te fueras. Bueno, después de


que tú y tu novio se fueran.

Tania corrió sus dedos por su cabello y ellos parecieron continuar como si
tuvieran un recuerdo del cabello más largo, la pesada, brillante masa que Rose

188
había envidiado.

Hizo que Rose se percatara de algo inmediatamente.

Página
—¡Él hizo que te cortaras el cabello! ¿No? Así podrías ponerte y sacarte la peluca
más fácilmente.

Tania recogió la peluca y la lanzó a una esquina del cuarto.

—¿Estabas escuchándonos, anoche? ¿Oíste la forma en que me trata? Al


principio cuando nos juntamos él era tan amoroso, tan lindo y ahora es diferente.
Si soy honesta, creo que la única razón por la que me prestó atención fue para que
pudiera ir con su pequeño plan para enfadar a Rachel.

—Tú fuiste su amiga una vez.


Tania fue a hablar, pero se detuvo. Luego pareció trazar un largo suspiro.

—Fue una broma al principio. Sabes cómo era Rachel. Sabes cuan mala era. Tim
dijo que trataba a su hermana muy mal. Estaba convencido de que era la causa del
suicidio de su hermana. Así que quería tomar venganza. Eso fue todo. Estaba
destinado a ser un tipo de broma. Esperé hasta tarde en la noche y luego me quedé
bajo los árboles e hice brillar una antorcha en mi rostro. Unas pocas veces.
Cualquiera con medio cerebro habría sabido que era alguien jugándole una broma.

—Molly dijo que ella lo creyó. Rachel me escribió y ella absolutamente lo creía.
También me dijo que vio a Juliet Baker en su cuarto una vez.

—Solo una vez. Fui allí con la peluca puesta solo una vez. Vamos, Rose, sabes
cómo era. Era una vaca horrible.

—Eso no justifica lo que has estado haciendo. Mi Dios, Tania, ¡ella está muerta!

—Eso no tiene nada que ver con nosotros. Nada. La última vez que lo hicimos
fue el viernes por la noche. Tres noches antes de que muriera. Eso fue todo. Nos
detuvimos.

—Así que no estabas vestida como un fantasma el lunes cuando murió.

—No, pero…

—¿Qué?

189
—Nosotros estábamos en el cobertizo y nos atrapó. No estábamos haciendo nada.
Estábamos bebiendo vodka y Tim estaba fumando droga. Ella simplemente

Página
irrumpió allí. Se enfadó con Tim. Seguía diciendo, ¿Cómo pudiste traerla aquí? Así
que supuse que Tim y ella debían pasar tiempo allí también. Él solo se rió de ella.
Fue como si esto fuera lo que él había esperado. Simplemente le dijo que se
perdiera y entonces ella recogió la botella de vodka y dijo que se la llevaba a la Sra.
Abbott y los dos estaríamos en muchos problemas. Luego salió echa una furia. Tim
estaba furioso. Regresó a su auto y me dijo que corriera de regreso a mi cuarto
antes de que Rachel le dijera a cualquiera. Entonces sería su palabra contra la de
nosotros. Así que cerré y corrí de regreso a la Casa Brontë. No la vi. Lo siguiente
que escuché el martes por la mañana fue que estaba en el lago…
La voz de Tania se rompía.

—Eso no tiene nada que ver con nosotros. Por lo que nos concernía Rachel se fue
al edificio principal para despertar a la Sra. Abbott. Se llevó nuestro vodka con ella.
Esperaba que la Sra. Abbott fuera a mi cuarto por el resto de la noche y cuando no
lo hizo simplemente pensé que Rachel se le había congelado los pies. Ella no era un
ángel y únicamente sabía del cobertizo porque había estado con él allí semanas
antes.

—¿Por qué no lo dijiste a la policía sobre esto?

—Oh, Señorita Rosie Santurrona. Realmente voy a ir y confesaré el ver a un tipo


en el cobertizo en mitad de la noche. ¿Puedes imaginar el rostro de mi madre?

Rose observó a Tania con disgusto. Rachel estaba muerta y todo en lo que ella
podía pensar era en estar en problemas con su madre.

—Bueno —dijo Rose, recogiendo la peluca del suelo del cuarto de Tania―,
supongo que tu madre no se verá muy contenta cuando escuche que te estuviste
vistiendo como una chica muerta y estuviste en los jardines hasta tarde por la
noche para espantar a alguien de su ingenio.

—¿Cómo?

—Le conté a la oficial sobre que te encontré la otra noche. Supongo que hablará
contigo hoy en algún momento.

190
Rose salió del cuarto de Tania.

Página
Momentos después escuchó la puerta de Tania estrellarse fuertemente detrás
suyo.

Dejó la Casa Brontë y vio a Molly Wallace paseando por la entrada.

—Hola, Molly —dijo.

Más allá de Molly vio a Joshua esperando cerca del Mini de Skeggsie.

—Rose, ¿sabes que hablamos sobre el fantasma?


—De hecho, no tengo tiempo para charlar ahora, Molly. Voy de salida.
Regresaré en una hora más o menos.

Molly puso sus manos en la manga de Rose.

—Todo lo que dije era verdad. Rachel estaba realmente molesta por ello, pero el
domingo por la tarde llegó a mi cuarto y estaba en un estado real. Solo había
estado caminando pasada la Casa Brontë y dijo que tuvo un terrible sobresalto.
Echó un vistazo en el cuarto de Tania y la vio de pie en frente del espejo usando
una peluca y viéndose igual a Juliet. Supo entonces lo que había pasado. Sabía que
alguien había estado perdiendo el tiempo con ella.

Joshua estaba ondeando una mano a Rose. Rose le dio una sacudida distraída de
regreso.

—¿Ella sabía que Tania se estaba vistiendo como Juliet?

Molly asintió.

—¿Le dijiste esto a la policía?

—No.

—¡Molly! —dijo Rose, exasperada—. Estos detalles son importantes. Mira, la


oficial vendrá aquí a las doce. Asegúrate de verla. Dile lo que acabas de contarme.

—Solo estaba guardando una confidencia. Rachel me dijo que no se lo contara a

191
nadie. Me dijo que se sentía lo suficientemente tonta.

Página
—Rachel está muerta, Molly —dijo lacónicamente—. Habla con la oficial cuando
venga. Mira, tengo que irme.

Se alejó caminando hacia Joshua. A medio camino por el césped se detuvo.


¿Había sido demasiado severa con Molly? Dio media vuelta, pero no había señales
de ella. Se había ido.

Rose siguió caminando, apresurando sus pasos para llegar al auto.


Veinticuatro
Traducido SOS por Celesmg

Corregido por Pily

En el auto le contó a Joshua sobre su visita a Tania. Él le hizo un par de preguntas


pero sintió que su corazón no estaba realmente en eso. Él estaba pensando en
visitar la cabaña. Dio reversa con el auto rápidamente e hizo su camino por el carril
en silencio. Ella miró su perfil. Su cara estaba tensa y había un leve ceño fruncido.
La noche anterior había sido horrible, peor para él pero aún estaba decidido a
continuar lo que había empezado. Su visita a Kensington había revuelto un nido de
víboras pero no le importaba, quería continuar con su búsqueda.

Cuán diferente era ella. Solo quería ir a casa y tratar de olvidar todo en absoluto.
No importaba que todo estuviera de alguna manera conectado a su madre y
Brendan.

Y sin embargo acababa de ir a ver a Tania sin haber necesidad. Le había dado la
información a Lauren Clarke quien sin duda vería a Tania cuando fuera a la
escuela al día siguiente. ¿Por qué Rose hizo eso? ¿Para ver por sí misma lo que
Tania tenía que decir? ¿Para tener idea de si Tania lo lamentaba? Subió el elástico
de sus soquetes rosas, asegurándose de que estuvieran derechos. Quizás no era tan

192
diferente a Joshua después de todo.

Página
Condujeron a través de Stiffkey y Rose miraba hacia las cabañas y la White Rose
mientras pasaban. Se giraron a lo largo de la playa y aparcaron en un pequeño
estacionamiento, desierto como lo había estado las veces anteriores. Joshua puso el
freno de mano el cual hizo un doloroso chirrido.

—¿Tenemos que hacer esto? —dijo ella—. ¿Por qué no vamos a la policía? Lo
que pasó aquí, es real. Tenemos el nombre del ruso. Podemos identificar al hombre
que te ató. Puede ser posible que descubramos algo a través de los canales
policiales.

Joshua sacudió su cabeza.


—Rosie —dijo suavemente, tomando su mano en la de él—, tengo que hacer
esto. Lev mencionó el nombre de mi papá. Lo amenazó. Su padre es la llave de
esto. No puedo detenerme ahora y pasarle todo a la policía. Solo lo pondrán en sus
archivos y nunca oiremos otra palabra sobre eso.

Rose no respondió. Joshua estaba acariciando su mano distraídamente. Ella


sentada muy tranquila sentía sus dedos haciendo círculos en su piel. Enviando
ondas por su brazo y a través de su pecho. Pensó en la tarde anterior, en el auto,
cuando quiso besarlo.

—¿Cómo está tu boca? —dijo.

Él levantó su mano y la llevó por su cara. Corrió sus dedos a través de su piel.

—Se siente un poco mejor —dijo él.

Su garganta se sentía seca. Su piel estaba erizada y áspera, su cara caliente. Miró
hacia afuera a la marisma que estaba perfectamente tranquila y se preguntó si algo
estaba pasando entre ellos.

—Deberíamos ir —murmuró ella.

Momentos más tarde él abrió la puerta, dejando una helada ráfaga en el auto.
Rose salió y se abrazó sí misma. El aire de la mañana era fresco y se aferraba a su
piel. Había dejado sus guantes atrás de nuevo. Bajó sus mangas sobre sus muñecas
y comenzó a caminar.

193
Joshua le preguntó más sobre Rachel Bliss mientras caminaba hacia el sendero.

Página
Rose respondía mientras miraba la vastedad del cielo, y la bandada de pájaros
girando alrededor, metiéndose y zambulléndose, flotando en la corriente de aire.
En un punto se detuvo inmóvil inclinándose hacia atrás para ver un avión millas
arriba, dejando una estela de vapor. Joshua la miró.

—Bombarderos. Muchos de los objetivos de la RAF10 vuelan alrededor de aquí.

No había nadie más para verlo. Las marismas se extendían en la distancia.


Pensó en la noche anterior, el sonido del auto viniendo hacia ella desde lejos, el
inquietante retumbar del motor mientras reptaba en la oscuridad.

10 RAF: Royal Air Force. Fuerza aérea de Gran Bretaña.


—La corazonada de Skeggsie es mejor —dijo Joshua—. Le hablé por Skype esta
mañana. Lucía un poco hostil pero estaba dispuesto a seguir adelante. Me dijo que
tiene una idea acerca del código de El Proyecto Mariposa. Puede tener algo que
mostrarnos esta tarde.

Código, espías y el servicio secreto ruso. Rose está comenzando a sentir como si
hubiera vuelto en el tiempo a alguna película de James Bond cuando la gente tenía
palabras clave y cuchillos en sus zapatos. Un poco de ella quería reír, para burlarse
de todo, pero sintió que a Joshua no le gustaría eso. Él estaba serio, como nunca.
Ella solo tenía que aguardar su momento y esperar que toda la cosa del servicio
nacional crepitara. Quizás había alguna otra explicación para que Lev Baranski
siguier a Joshua a Norfolk.

—Veremos la casa primero, luego el cobertizo de lanchas… —dijo Joshua—,


tomaré un montón de fotografías.

Se giraron fuera del sendero y se dirigieron carril abajo hacia la cabaña. Bajando
la vista, Rose notó las huellas frescas de los neumáticos del SUV. Había varios
surcos y se preguntó exactamente cuántas veces había ido y venido de la cabaña.
Entonces algo horrible se le ocurrió.

—¿No crees que Lev Baranski esté en la cabaña ahora? Algunas de esas huellas
de neumáticos lucen frescas.

—No, lo hubiera dicho. Me dio su mensaje. Si quería hacer algo más lo hubiera

194
hecho anoche.

Página
—Aún no recuerdo mucho.

—Estaba oscuro.

Ella asintió. Probablemente no había estado mirando el suelo en absoluto, solo


sintiendo el desnivel bajo sus pies. Siguiendo adelante pudo ver un destello blanco.
La cabaña estaba a la vista y segundos más tarde estaba aliviada de que no hubiera
una SUV aparcada en frente de ella. Lucía justo del modo que lo había hecho el día
anterior. Desierta.

Joshua apresuró su paso. Fue adelante y luego se detuvo repentinamente como


si lo detuviera una pared invisible.
—¿Qué pasa? —dijo ella.

—No lo sé. Se siente raro, diferente.

—¿A qué te refieres?

Rose se paró junto a él y miró alrededor. La cabaña parecía igual, la puerta en el


ángulo donde había sido abierta a la fuerza la tarde anterior. Rose miró la tierra de
atrás. Estaba en silencio, un pájaro cantaba melódicamente desde algún árbol
distante.

Y aun así había algo diferente.

Bajó la mirada al suelo. Los baches del sendero habían sido alisados; era más
plano de lo que recordaba. Joshua se alejó mientras ella se enfocaba en el piso
frente a la cabaña, como si alguien lo hubiera aplanado con la mano, como arena
que había sido nivelada.

—Mira.

Caminó, siguiendo a Joshua dentro de la cabaña.

Él estaba parado en medio de la sala de estar.

Estaba vacía. No había ni un solo mueble.

—Oh, Dios —dijo ella.

195
—Alguien limpió esto.

Página
Ambos miraban incrédulos.

En la parte trasera de la cabaña había una ventana donde ella había cavado un
agujero en la madera. Ahora la madera no estaba, era solo un espacio, el vidrio
roto dejaba entrar el frío. Se acercó y vio que las tablas habían sido arrancadas y
lanzadas a lo que una vez había sido el jardín trasero.

—¿Quién hizo esto?

—¿Baranski?

Joshua sacudió su cabeza,


—Esto tiene que haber sido hecho anoche o esta mañana. No lo entiendo —dijo
Rose.

—¿El bote? —dijo Joshua.

Fue a zancadas en dirección a la dependencia externa. Rose fue tras él, a través
del alisado patio delantero y lo siguió hacia el oscuro interior. Se detuvo inmóvil,
mirando a lo que parecía un espacio vacío.

El bote no estaba.

El edificio estaba vacío, como si nunca hubiera habido un bote allí. El bote, los
puntales que había puestos en la lona, la cubierta, todo había desaparecido.
Caminó hacia el espacio donde había estado amarrado, a la pared contra la que se
había apoyado, la esquina en la cual había arañado y encontrado el brazalete de
identidad. No había señal de eso, ni rasguños, ni madera desmoronada, ni polvo.
No había siquiera el fuerte olor a salmuera que se había aferrado a sus fosas
nasales la noche anterior.

—Alguien ha estado aquí y limpiado el lugar. Deben haberlo hecho en la noche


o en la mañana temprano. ¿Quién?

Rose pensó en la noche anterior, el texto que había enviado a su móvil.

—Contacté a Frank Richards.

196
—¿Qué?

—Llamé al número que me dio. Se me olvidó cuando todo lo demás pasó. Entré

Página
en pánico y solo tenía un poco de carga en mi celular y no sabía a quien llamar.

—¿Hablaste con él?

—Le envié un texto.

—¿Qué decía?

Ella sacó su teléfono de su bolsillo y miró el último texto que envió. Estoy en
problemas. Baranski tiene a Josh en la cabaña Stiffkey. Ayúdame.
—Traté de enviarlo pero no había señal así que lo olvidé y fue solo después de
irnos que el mensaje se envió. Solo pensé, Oh, muy tarde para ser de alguna utilidad.

Joshua tenía el teléfono de Rose en sus manos y comenzó a caminar hacia


adelante y atrás, un resorte en sus pasos.

—¿No lo ves? —dijo, su voz alta con emoción—. Esto significa que este lugar es
importante. Tan importante que alguien, no solo una persona, algún equipo ha
estado aquí para limpiarlo, desmantelándolo. Saben que estuvimos aquí. Lo saben
a través de ese teléfono, a través de Frank Richards. Esto no es sobre papá, Kathy y
Frank Richards. Es más que eso. Debe tener algo que ver con la seguridad nacional.
Ninguna otra organización hubiera tenido recursos inmediatos para limpiar este
lugar. Estamos cerca de algo, Rose.

Rose sintió inquietud. Algo importante había pasado. Ella sostuvo su teléfono
en su mano y leyó de nuevo el mensaje. Al principio eran su madre y Brendan los
desaparecidos. Ahora Frank Richards estaba conectado a eso. Luego los rusos.
Ahora imaginaba hombres en trajes oscuros, Vans, camiones, remolques de barcos,
todo marchando a través de la marisma en el medio de la noche para limpiar la
cabaña en caso de que dos adolescentes regresaran y descubrieran algo más sobre
eso. Habían aplanado el suelo en frente de la cabaña para cubrir las huellas de las
camionetas.

Se llevaron el bote que era llamado Mariposa antes de que ella y Joshua hubieran

197
tenido oportunidad de mirar dentro. Rose dejó la dependencia externa y se paró
frente a la cabaña. Miró alrededor y luego al aire. Alguien de algún modo había

Página
sabido que habían estado allí y se había precipitado y arrebatado cualquier
evidencia que pudiera haber estado allí para ellos.

Joshua tenía razón. Algo estaba pasando que era más grande que su madre y
Brendan.

Un pitido sonó. Joshua sacó su móvil. Era un texto.

—Skeggsie —dijo y lo leyó.

—¿Qué? —dijo ella, viendo la amplia sonrisa en su rostro.


—No creerás esto. El nombre en el brazalete de identidad. Es una
impronunciable palabra rusa. En inglés es Viktor.

Viktor Baranski, cuyo cuerpo fue encontrado justo fuera del embarcadero en
Cromer.

—¿Qué vamos a hacer? —dijo ella.

—Vamos a encontrar a papá y a Kathy.

Ella asintió. Realmente creía que lo harían.

198
Página
Veinticinco
Traducido SOS por Celesmg

Corregido por Pily

—Solo tengo que ver a la mujer policía—dijo Rose, dejando a Joshua en el área de
recepción—. Luego tomaré mis cosas y nos iremos.

Joshua asintió pero ya había abierto su laptop.

—Estaré aquí. Le enviaré esas fotos a Skeggsie.

Rose sonrió. Se alejó sintiéndose más brillante de lo que lo había hecho en días.
No pasaría mucho hasta que se pusieran en marcha hacia Londres. Una vez de
regreso podrían continuar con su búsqueda. Skeggsie había dicho que él podía
tener la solución al código en El Proyecto Mariposa. Por primera vez se sentía
realmente interesada en el polvoriento y viejo libro y las notas de Frank Richards.
Y Joshua tenía razón. Algo estaba pasando más grande que su madre y Brendan.
Ellos eran parte de algo. ¿Podía tener que ver con la seguridad nacional? ¿Brendan
y su madre tropezaron con algo que tenía que ver con la muerte de Viktor Baranski
por lo que tuvieron que huir?

Se dirigió a la oficina de la Sra. Abbott. Era como si fuera estudiante de nuevo,

199
acostumbraba a ir y venir, la escuela era una especie de segunda familia para ella.
Pensó en Anna que estaba volviendo a Belsize Park más tarde ese día. Se preguntó

Página
si después de sus respectivas semanas alejadas, podrían tomar un café en la cocina.
Se sentía mejor y mejor sobre eso porque si realmente iban a encontrar un camino a
la verdad, entonces Anna tendría que arrepentirse de los comentarios que hizo
sobre Brendan.

Quizás las cosas mejorarían.

Llegando a la oficina de la Sra. Abott sintió su humor flaquear. El suicidio de


Rachel Bliss había pasado. La vida de una chica había terminado.
La mujer policía Lauren Clarke estaba en conferencia con la Sra. Abbott de
nuevo.

—Rose, gracias por esperar para verme —dijo ella rápidamente, como si
estuviera demasiado apresurada—. Debo decir que pareces tener la habilidad de
descubrir cosas. ¿No has pensado en unirte a la policía?

—No.

—Deberías. Hay un buen número de cursos postgrado…

Rose sacó la peluca negra de su bolsillo y la apoyó sobre la mesa. Lauren Clarke
agarró una bolsa plástica y puso la peluca dentro.

—Gracias.

—He hablado con Tania Miller. Dijo que la idea de Tim Baker era aterrorizar a
Rachel.

—Pensé que yo haría las preguntas —dijo Lauren Clarke, una fina sonrisa en su
cara.

—Estaba allí. La vi fuera de clases sola. Era una muy buena oportunidad que no
podía perder. También me dijo que ella y Tim estaban en el cobertizo el lunes por
la noche cuando Rachel los encontró juntos…

Lauren Clarke lucía irritada pero Rose continuó.

200
—Tim Baker tenía una llave de cuando su padre trabajaba allí y usaba el

Página
cobertizo. Aparentemente cuando Rachel era su novia iban a allí también.

—Gracias, Rose. Somos capaces de verificar esos detalles cuando nosotros


continuemos con nuestra investigación.

Rose chasqueó fuerte la lengua. Las palabras de la mujer policía la irritaron. Le


recordaba las veces que había oído frases similares: Continuaremos nuestra
investigación. Las investigaciones se llevan a cabo. Nuestras investigaciones están en
curso.

—Tienes actitud, Rose, si no te molesta que lo diga.


—Si hice esto es porque he hablado con oficiales de policía como tú varias veces.
Lo que sea que les preguntara sobre mi madre nunca tenía una respuesta directa. Y
no sé lo que sea peor —dijo Rose, sus pensamientos comenzaban a direccionarse,
como si esa mujer representara a cada policía con el que había hablado—. Si ellos
cubrían lo que sabían, en otras palabras, mentían, o si genuinamente no tenía ni
una pista.

Lauren Clarke la estaba mirando sorprendida ahora.

—Hablé con Tania Miller porque no quería esperar a preguntarle lo que le había
dicho y ser evadida con, Estamos siguiendo nuestra investigación.

—Ya veo. ¿Eso fue lo que pasó el sábado? ¿Te evadí entonces?

—No, pero he trabajado duro para conseguir algunas respuestas.

—ESTÁ BIEN, deja eso. Me has hecho un servicio incluso aunque le ponemos
mala cara a los miembros del público que hacen cosas por sí mismos pero
apreciaría que tan pronto como consigas información me la pases directo a mí.
Ahora compartiré algo de información contigo en la base de que es confidencial.

—Por supuesto —dijo Rose, tan amable como pudo.

—Y como un punto de hecho Tim Baker me dijo que él y su novia estaban en el


cobertizo cuando Rachel los encontró. Eso ya lo sabes. La nueva información es
que Tim Baker tenía una razón particular para no agradarle Rachel. Él la culpaba

201
del suicidio de su hermana.

Página
—Lo sé…

Lauren Clarke puso un dedo en el aire para silenciar a Rose.

—Parece que Tim Baker estaba ayudando a limpiar la habitación de su hermana


en el verano cuando encontró un cuaderno, una especie de diario a medida que
Juliet tenía. Ella había escrito cosas que Rachel Bliss había dicho sobre su padre que
había perdido su trabajo en la escuela. Fue el jardinero aquí por siete meses,
entonces se volvió innecesario. Aparentemente Rachel había sugerido que su padre
había sido despedido porque había tocado a una de las chicas inapropiadamente.
Falta de ética sexual. No era cierto, por supuesto. Lo comprobé con la Sra. Abbott.
Pero Juliet creía eso.

Rose sopló a través de sus dientes. ¿Qué estaba mal con Rachel Bliss? ¿Por qué
había dicho tantas mentiras? Posiblemente eso la había puesto en el centro de
cualquier drama; haciéndola parecer como si supiera todo lo que había que saber.
Y no habría importado un ápice si no hubiera sido siempre a costa de otras
personas.

—Lo segundo que supe por el reporte de la autopsia. Ha sido confirmado que
Rachel tenía altos niveles de alcohol en su sangre. Te mencioné esto el otro día.
También se ha confirmado, y es un poco de lo que no te dije, que Rachel tenía una
lesión en la cabeza.

—¿Eh? ¿Alguien la hirió?

Rose estaba sorprendida por esta información. Todas las veces que había
pensado en ello jamás había considerado la posibilidad de que alguien
deliberadamente hubiera matado a Rachel.

—No necesariamente. El golpe en su cabeza pudo haber sido causado por un


arma o un accidente. Fue hallada cerca del muelle. Vamos a suponer que ella lo
hizo, de hecho, cayó del muelle. Pudo haberse golpeado con el borde del puente
peatonal y luego caer al agua. O alguien pudo haberla golpeado con un objeto. Una
botella quizás. Se desprende de la autopsia que no fue el golpe lo que la mató.

202
Ciertamente se ahogó pero la lesión puede haber significado, junto al alcohol, que
no estuviera en buen estado para nadar o sostenerse de los escalones del muelle y

Página
ayudarse a sí misma de algún modo.

—Quizás Tim Baker… Quizás después de que Tania se fue a la escuela él estaba
cerca y encontró a Rachel con el vodka. Quizás tomó la botella de su mano y la
golpeó con ella.

Rose se encontró a sí misma exaltada. Tenía sentido. Era también una


interesante idea que el malvado Tim Baker pudiera haber sido responsable de la
muerte de Rachel.
—Él lo negó. Me contó haber visto a Rachel el lunes a la noche tan pronto como
lo vi. Me dio un informe completo e insistió en que una vez que ella dejó el
cobertizo él se fue a su auto y jamás la vio de nuevo.

—¡Él odiaba a Rachel!

—Lo sé. Voy a entrevistarlo de nuevo y a Tania y, quien sabe, quizás su


declaración pueda cambiar. Y no lo olvides, cuando todo está dicho y hecho puede
haber sido solo un accidente.

Rose se sentó. Se sentía cansada; la noche anterior fue pesada para ella. La
euforia que había sentido en la cabaña y en el camino de regreso a la escuela la
había dejado exhausta.

—Pero gracias por ayudar. Tu intervención esclareció un número de cosas por lo


cual sugerí que deberías pensar en una carrera en la policía. Tu madre creía que era
una buena profesión.

—Fue porque mi madre era una policía que la perdí. Y a mi padrastro.

—Brendan Johnson.

Rose asintió.

—¿Sabías qué, por cierto, Rachel Bliss había hecho un gran trabajo de
investigación acerca de tu madre y su compañero? Hay archivos completos de

203
cosas en su computadora.

Rose asintió.

Página
—Cuando nos hicimos amigas ella estaba fascinada con eso.

—Sí, hizo un poco entonces, pero también paso mucho tiempo revisando el caso
hace seis meses. Como si hubiera tenido un renovado interés. Me pregunto por qué
fue.

Rose no respondió. Recordaba a Rachel acercándose a ella en el almuerzo


después de un examen anunciando haber visto a la madre de Rose en el muelle
Cromer. Incluso ahora esto le daba un suave dolor en el pecho. Rachel utilizaba
cualquier mentira que pudiera para atraer a Rose. Ahora todo lo que quedaba de
Rachel eran sus pasos virtuales, vagando de sitio en sitio. No le diría más mentiras
a nadie.

—Su investigación me puso al corriente de los detalles del caso.

—¿No estaba en los archivos policiales?

—Los miré el sábado después de que hablamos pero es información clasificada.


Deben haber sido personas importantes, Rose. Si los archivos son clasificados
significa que han tenido la más alta atención por lo que no necesitas preocuparte
de que tu madre y tu padrastro hayan sido olvidados.

Archivos clasificados. Ocultos. Solo para los ojos de varias personas.

—De todos modos, voy a dejarte seguir tu camino. Ten un viaje a salvo a
Londres.

Rose se puso de pie.

—Gracias. Lo siento si fui un poco…

—¿Un sufrimiento?

—Gracias, de todos modos.

—Un placer. Cuídate, Rose.

La Sra. Abbott estaba esperando fuera. La directora tenía una ansiosa mirada en

204
su cara. Guió a Rose a su oficina.

Página
—Oí que te quedabas una noche extra, Rose. Espero que tu amigo se haya
recuperado de su caída.

Rose tuvo que pensar por un momento. Luego recordó la historia que le había
contado a Martha Harewood.

—Sí, sí. Aprecio que me haya permitido quedar. Y a mi amigo.

—Tengo algo para ti. El Sr. y la Sra. Bliss me lo dieron. Lo encontraron entre las
cosas de Rachel.
La Sra. Abbott sostenía un inflado sobre. Era de tamaño A4. Rose lo tomó. En el
frente estaba su nombre y su dirección en Belsize Park. Era en la caligrafía de
Rachel. Había varias estampillas en ella.

—Imagino que Rachel intentaba escribirte. No lo hizo pero esa es tu dirección y


el Sr. y la Sra. Bliss especialmente querían que la tengas.

—Gracias.

—¿Volverás a Londres ahora?

—Sí. Gracias de nuevo por dejar que me quede.

—Ha sido un momento horrible. Deberías volver alguna vez para una visita
cuando las cosas se calmen. Ya sabes, Rose, eras una chica triste cuando llegaste
aquí. Con buenas razones, por supuesto. Espero que hayamos sido capaces de
ayudarte de alguna manera.

Rose repentinamente se sintió al borde de las lágrimas. Por supuesto que la


habían ayudado. Habían sido como una especie de familia para ella cuando no
tenía ninguna. Le habían dado calor, afecto y apoyo cuando más lo necesitaba.
Quería decirle eso a la Sra. Abbott pero no podía confiar en ella misma para hablar.
En su lugar asintió firmemente, avergonzada ante sus emociones.

—¡Bien! Ten cuidado en la carretera, especialmente mientras esté oscuro.

205
Cerrando la puerta de la oficina de la Sra. Abbott, puso el sobre bajo su brazo y
se dirigió a encontrarse con Joshua en el área de recepción.

Página
Veintiséis
Traducido SOS por Celesmg

Corregido por Bibliotecaria70

Rose y Joshua llevaron sus mochilas al auto. Eran casi las dos en punto. El día
había desaparecido y aún tenían un largo camino por delante. Mientras empacaban
sus cosas atrás, Rose vio a Amanda dirigiéndose hacia ella.

—¿Te vas? —dijo Amanda.

—Sí.

—Vi a Tania. Dice que la policía tiene que entrevistar a Tim Baker. Dice que
alguien golpeó a Rachel en la cabeza con una botella y que la policía estaba
preguntándole a Tim por ello.

—Oí algo sobre eso, pero no es seguro. Pudo haber sido un accidente —dijo
Rose débilmente, sin querer darle mucha importancia—. Independientemente,
parece que Tim Baker no es una buena persona. Sin duda terminará con Tania,
luego buscará a alguien nuevo. Asegúrate de que no sea alguien que conozcas.

Un par de otras chicas estaban dirigiéndose en su dirección. Ellas llamaron a

206
Rose y Amanda.

—¿Vienes, Rose? —dijo Joshua cordialmente.

Página
—Puedes presentarme, Rose.

Amanda miraba a Joshua con abierta admiración. Rose se resistía.

—Este es mi… mi amigo Josh.

—¿Estás en la universidad? —dijo Amanda.

Joshua asintió.

—Ingeniería, Universidad Queen Mary.


—Puedo aplicar para la Universidad de Londres. Oí que la vida nocturna es
muy buena allí.

Rose interrumpió.

—¿Dónde está Molly? Estuve con ella un poco antes.

—No la he visto en todo el día. No estaba en Francés o Historia. La buena


noticia es que su madre la recogerá hoy.

Las otras chicas las alcanzaron. Eran Moira y Sandy, dos chicas con las que Rose
pasaba el rato. Ambas tenían tontas miradas en sus rostros, mirando de arriba
abajo a Joshua.

—¿Han visto a Molly? —les dijo Amanda.

—La vimos hace media hora, después del almuerzo. Estaba yendo al lago. No
estoy segura de por qué iría allí de nuevo después de lo de Rachel.

Lo de Rachel. ¿Es así como terminará?, se preguntó Rose. Esas palabras, lo de Rachel,
cubren los eventos de la semana pasada. El cuerpo de una chica fue sacado del lago
de la escuela. Un pálido cadáver tumbado en el muelle mientras el encargado y el
jardinero trataban de resucitarla. Una triste chica que esparció su miseria a otra
gente. Ahora se había ido y sería recordada como lo de Rachel.

—¿Vamos a movernos? —gritó Joshua.

207
—Nos vemos, chicas.

Página
Cada una de ellas dio un paso adelante para besar a Rose. Avergonzada por su
muestra de simpatía, Rose sostuvo su mejilla hacia afuera.

—Recuerda lo que dije acerca de Tim Baker —gritó, entrando al auto y


poniéndose su cinturón.

Joshua dio marcha atrás, se alejaron del edificio de la escuela y fueron a lo largo
de una sinuosa carretera, yendo sobre badenes, deteniéndose para dejar a algunas
estudiantes pasar frente a ellos. Unos metros más adelante Rose miró alrededor y
las chicas se habían ido. Se giró hacia atrás sobre su izquierda y vio el lago y el
cobertizo. Molly había ido allí, dijo una de las chicas. Recordaba cuán brusca había
sido con ella. Eso le hizo sentir horrible. Molly había sido la única persona a la que
parecía importarle la muerte de Rachel. Molly, había perdido una amiga. ¿Por qué
en la tierra Rose no había sido cariñosa con ella, dándole algunos minutos extra de
su tiempo?

—¿Joshua?

—¿Sí?

—¿Te importaría darte la vuelta en el próximo carril y solo ir al cobertizo? Hay


alguien a quien quiero decirle adiós.

—¡Otro retraso!

—Vamos. Volví a la cabaña contigo. Serán diez minutos. No más. La chica con la
que quiero hablar puede que ni siquiera esté allí, pero al menos voy a intentarlo.

Estaban llegando al carril y Rose sonrió cuando vio a Joshua indicar.

—Gracias —dijo.

Molly estaba al final del muelle. Rose la vio tan pronto como giró en la esquina
del cobertizo. Estaba sentada en el suelo, su espalda contra la pared, mirando
fijamente al lago. Rose la saludo y sonrió, pero Molly no respondió. Por un
momento Rose se preguntó si Molly no la había visto o si estaba molesta por como
Rose había sido de cortante con ella antes.

208
Miró atrás a Joshua sentado en el asiento delantero del auto. Había aparcado al
lado de uno de los minibuses de Mary Linton. Estaba hablando por su teléfono. Sin

Página
duda otra conversación con Skeggsie sobre lo que había sucedido y lo que estaban
haciendo.

Rodeó el cobertizo y fue hacia el muelle. El lago estaba tranquilo y frío con una
leve capa de niebla formándose en la superficie. Sus pies hicieron ruido en la
madera y mantuvo la sonrisa en su rostro, esperando que Molly la saludara
cuando la viera acercarse.

—Hola —dijo Rose, cuando la alcanzó.

—Oh, hola —dijo Molly como si hubiera notado que Rose estaba allí.
Molly tenía el cabello ajustado en un moño y vestía una chaqueta oscura sobre
su uniforme. Tenía sus gruesos muslos apoyados en botas de caña alta. Por una
vez no tenía esos tontos pasadores en el cabello.

—¿Tomando un respiro aquí fuera? —dijo Rose, bajando la mirada hacia ella.

Molly asintió.

—¿Escapando de todos los que hablan de Rachel?

Asintió de nuevo.

Rose se sentía incómoda parada. Se quitó su chaqueta y la bajó para cubrir su


trasero cómodamente y se sentó sobre los tablones, cruzando sus piernas y
apoyándose contra la pared. Se sintió fría inmediatamente y se preguntó cuánto
tiempo llevaba Molly sentada allí.

—Mira, Molly, fui un poco ruda antes cuando me contabas sobre Rachel viendo
a Tania vestirse…

Rose se dio cuenta de que no le había contado esa pieza de información a


Lauren Clarke. A la vista de todas las cosas nuevas que había oído lo había
olvidado completamente. Quizás era de poca importancia.

—Está bien, Rose. Sé que no lo hiciste queriendo.

—Creo que la policía está empezando a unir las piezas de lo que pasó. Saben

209
que Rachel vino aquí tarde la noche del lunes y encontró a Tim y Tania juntos en el
cobertizo. Hubo una discusión y Rachel se fue enojada con su botella de vodka.

Página
Amenazó con contárselo a la Sra. Abbott, pero luego creo que vino aquí sola y se
sentó a beber su vodka.

Molly asintió.

―Por lo que esto acabará pronto —dijo Rose, usando una voz dulce y
palmeando el brazo de Molly.

—No soy una niña, Rose, no me trates como una —dijo Molly, quitando su
brazo.

—No estaba…
—Todos me tratan como si fuera una niña. No lo soy. Tengo cerebro. Tengo
sentimientos. Es por eso que me gustaba ser amiga de Rachel. Nunca me trató
como una niña.

—Aunque ella era difícil.

—Sabía todo eso. Sabía cómo era ella. La vi por años. Cuando nosotras
estábamos juntas parecía diferente. Acostumbrábamos a pasar mucho tiempo en su
habitación y hablábamos, me preguntaba sobre mi vida y luego me contaba sobre
la suya.

Rose se preguntó si Rachel le contó a Molly la verdad o simplemente fabricó


otra vida, nuevos padres, nuevos hermanos, nuevos problemas. Tembló por el frío.
Ahora no era momento de perforar los recuerdos de Molly de su amiga muerta.

—¿No tienes frío?

Molly sacudió la cabeza.

—Ayudaba a Rachel. Era una buena amiga para ella.

—Lo sé.

—Cuando necesitaba a alguien sabía que podía confiar en mí. Cuando estaba
viendo a Tim Baker y escabulléndose por la noche sabía que dependía de mí
traerla de regreso a la escuela. Mantenía mi teléfono bajo mi almohada y cuando

210
enviaba un texto yo bajaba las escaleras y abría la puerta para dejarla entrar.
Nunca fue atrapada y eso era por mí.

Página
Rose recordó salir de la lavandería muy temprano esa mañana. Había dejado la
puerta trabada para evitar que se cierre.

—Pero las últimas semanas ella había sido diferente. Triste. Decía que estaba
siendo poseída y eso la había hecho irritable y horrible. Sentía lástima por ella.
Traté de convencerla de ello. No pensé ni por un minuto que hubiera un fantasma,
pero ella sí. Por eso era por lo que estaba furiosa cuando vio a Tania vistiéndose y
lucir como Juliet Baker. Fue a mi habitación. ¡Esa fue la primera vez! Entró a mi
habitación y se volvió loca.
Rose instintivamente iba a palmear el brazo de Molly pero retrocedió. Molly
estaba cansada, hablando sin parar. Los ojos de Rose se dirigieron al cobertizo y al
auto aparcado detrás de él. ¿Joshua se estaba poniendo impaciente? Tendría que
esperar.

—Se quedó en mi habitación toda la noche y fue como si fuera la Rachel que era
mi amiga al principio. Pero al día siguiente se puso furiosa de nuevo. Continuaba
diciéndome que me fuera. Me dijo algunas cosas crueles. Eres solo una niña. Crece.
Déjame sola. Deja de seguirme. Dijo que yo era como un cachorrito.

Rose sintió un destello de culpa. Había sido parte de eso esta vez.

—Nunca respondió mis textos y no la vi rondando. Porque solo fui a mi


habitación después de la cena. Fui a la cama y cerca de medianoche recibí este
texto. Mira, lo conservé.

Molly sacó su teléfono del bolsillo de su abrigo. Lo manipuló. Rose restregó sus
manos juntas. Molly le pasó su móvil. Rose leyó el texto de Rachel. Acabo de ver a
Tania saliendo con una linterna. ¿Se trata de la rutina del fantasma de nuevo? Voy a
seguirla. Te enviaré un texto cuando necesite que abras la puerta.

—Incluso aunque no me había dado importancia en todo el día aún quería que
le abriera la puerta.

Molly tenía miseria escrita en todo su rostro.

211
—Molly, mi amigo está en su auto allí. ¿Por qué no entras y te llevamos de
regreso a la casa Eliot? Tu madre puede haber llegado.

Página
—¡No quiero!

—Mira —Rose se encontró a sí misma irritándose—, Rachel Bliss fue realmente


un caso difícil. No puedo empezar a contarte cuan desastrosa fue conmigo cuando
éramos amigas. Como ella… me quebró, me mintió e hirió mis sentimientos. Jamás
fue una verdadera amiga para mí y la verdad no hubiera sido buena amiga de
nadie.

Rose vio los ojos de Molly llenarse de lágrimas.

—¿Pero para morir en el agua?


—Es horrible —dijo Rose—. Pero eso no justifica el modo en que te trató, o a mí.
O a Juliet Baker. Y quizás fue un accidente o tal vez volvió loco a Tim Baker y él
simplemente se lanzó sobre ella…

Molly sacudió la cabeza.

—No, Tim Baker ni siquiera estaba aquí.

—¿Qué?

—Tim Baker no estaba cerca. Cuando llegué aquí Rachel estaba sola.

—¿Estabas aquí? ¿Un lunes por la noche?

—Estaba esperando su texto. Para abrir la puerta. Cuando dio la una y no me


contactó estaba preocupada. Por lo que me vestí y salí. Tuve que trabar la puerta
con una caja. Estando en ese estado. Estaba segura de que alguien podría pasar la
lavandería y seríamos atrapadas. Me dirigí al cobertizo. Estaba oscuro cuando
llegué allí y no sabía que había pasado. Por lo que caminé al muelle y allí estaba
ella sentada. Bebiendo directamente de la botella.

Rose contuvo su aliento.

—Se levantó cuando me vio. Vino hacia mí. Estaba tambaleándose por todo el
lugar. Borracha. Podía oler el alcohol en ella. Era amargamente frío y tenía su
abrigo colgando abierto. Agarré su mano y dije que debía volver y dormir.

212
Comenzó a hablar de Tim y Tania, llamando a Tania con horribles nombres. Traté
de calmarla, pero estaba como loca y entonces se giró hacia mí. Dijo, ¿qué estás

Página
haciendo aquí? Déjame sola. Estoy enferma de verte. Estaba tambaleándose por todo el
lugar. Dije, ten cuidado, vas a caerte y solo se rió de mí. Regresa adentro niñita, dijo.

Rose escuchaba en total silencio. Una terrible sensación estaba inundándola.


Quería poner sus manos en sus oídos así no podría oírla más.

—Vino como loca hacia mí y empujó la botella hacia mí. Toma un trago, dijo. Oh
no, se me olvidaba que eres solo una niñita. No puedes beber…

Rose agarró la mano de Molly firmemente, lista para vencer su resistencia si lo


necesitaba. Pero la mano de Molly estaba suave, blanda y fría.
—La empujé. Cayó y perdió su punto de apoyo, lo siguiente que oí fue el
salpicar del agua y ella se había ido.

—Oh, Molly.

—Bajé los escalones, grité. Esperaba verla chapotear, pero no había sonido. Era
todo negro y no había movimiento, nada.

—¿Por qué no llamaste a alguien?

—Solo corrí de regreso a la escuela y fui a mi habitación. Pensé que de alguna


manera podría salir. Sabes, estar quieta para asustarme y una vez que me fui
emerger de un costado y salir, medio esperaba verla la siguiente mañana.

Rose pudo ver a Joshua en la entrada del muelle. Empujó a Molly para ponerla
de pie.

—Ven y siéntate en el auto. Voy a llamar a Lauren Clarke, la mujer policía.


Necesitas contarle todo esto. Lo sabes, ¿no es así, Molly?

—No soy una niña. Sé lo que tengo que hacer.

Rose tomó el brazo de Molly y comenzó a caminar hacia el cobertizo.

213
Página
Veintisiete
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por Celesmg

El viaje de regreso a Londres comenzó casi una hora después de lo que habían
planeado. La primera parte del viaje vio a Rose mirando por la ventana, la
carretera pasando en un borrón. Estaba soleado pero queriendo llover, puntos
golpeando el vidrio, haciendo relucir antes de desvanecerse en el sol de la tarde. Se
veía frío. Pasaron a personas que estaban apretando sus chaquetas. Dentro del auto
se sentía caluroso. Rose ya se había sacado su chaqueta.

Después de que Lauren Clarke hubiera llegado al estacionamiento del cobertizo


y se llevara a Molly Wallace, Rose y Joshua se habían sentado en el auto mientras
ella explicaba. Él había estado sorprendido. Había hecho varias preguntas pero
ninguna de ellas era fácil de responder porque él no había conocido a Molly como
ella y no conoció a Rachel. Un desgasto se posó en ella y dijo que ya no quería
hablar de ello. Solo quería regresar a Londres.

Así que salieron por los caminos del país y luego continuaron hacia la carretera
principal. Joshua mantuvo un ritmo constante y no pasó mucho antes de que
hubiera señales de Swaffman. El tráfico se ralentizó y Rose vio diferentes

214
uniformes escolares mientras padres e hijos charlaban en el pavimento. Los
adolescentes rondaban en grupos y vio sus bocas abrirse y cerrarse; un chisme del

Página
día saliendo, una historia tras otra sobre esta lección y esa amistad. Luego ellos
desaparecerían en el bus y se dirigirían a casa.

En el Mary Linton la mayoría de las personas no se dirigían a casa. Las alegrías


y tristezas del día se mantendrían hasta la tarde. Julie Baker había llevado sus
problemas a casa con ella. ¿Por qué nunca le había dicho a su familia sobre lo que
Rachel había dicho a cerca de su padre? Lo había mantenido escondido en su
interior hasta que se volvió contra ella, una pieza de ametralladora alojada allí por
Rachel para causas el mayor daño después. Molly también había sido aislada y sus
heridos sentimientos habían crecido hasta que explotaron en el embarcadero ese
anochecer que Rachel fue empujada al lago.

Molly había dicho que estuvo silencioso cuando ella entró al agua. ¿Había
Rachel golpeado su cabeza en el embarcadero y se hundió en el lago inconsciente?
¿Era ese el por qué se había hundido sin luchar? Un objeto inerte que cae en picado
hasta el fondo del lago y flota de regreso a la superficie más tarde para ser
encontrado por el jardinero cuando irrumpió la luz del día. Ella cerró sus ojos. Se
sentía pesada con cansancio o tristeza o ambos. Rachel Bliss, una chica dañada y
peligrosa quien se había estrellado en la vida de las personas. Molly Wallace, una
chica solitaria que era largamente ignorada por la gente debido a su supuesta
inmadurez. La vida de Molly nunca sería la misma.

Que desastre.

Una vez fuera del pueblo, la carretera estatal era como una pálida cinta
ondeándose a través de los campos. Se dirigieron hacia el crepúsculo y los ojos de
Rose buscaron hasta encontrar la débil luz. Pronto estaría oscuro. Había hecho este
recorrido varias veces con Anna pero su auto era más grande y ella había estado
más alta. El Mini de Skeggsie era bajo hasta el suelo y cada vez que otro auto los
pasaba ella sentía como si estuviera retumbando con la pista de aterrizaje. No
había notado esta incomodidad en el viaje hasta la escuela hace tres días. Cuanto
tiempo atrás parecía.

215
Joshua puso algo de música y mientras se reproducía ella lo sintió alcanzar su
mano y darle un apretón. Miró su perfil y se preguntó sobre la cercanía que habían

Página
tenido por el pasado par de días. ¿Había sido solo el afecto de un hermano
sustituto? ¿O algo más había estado pasando? ¿Podían sus sentimientos por ella
estar cambiando? ¿O estaba leyendo demasiado entre líneas? Proyectando el deseo
que sentía por él, porque así era como ella quería que fuera.

No lo sabía y no iba a preguntar.

Mientras se oscurecía, la lluvia comenzó apropiadamente. Parecía lanzarse


contra el parabrisas y hacer borrosa la vista por medio segundo antes que el
limpiaparabrisas la barriera. Otros autos venían hacia ellos con un halo de luz que
deslumbraba por un momento, luego se disminuía mientras pasaban. Rose cerró
sus ojos. Podía escuchar la música, el forcejeo del motor y las salpicaduras de agua
mientras conducían por las empapadas carreteras.

En Brandon se enderezó cuando el auto se detuvo en un cruce. Un tren pasó


estrepitosamente; solo un vagón, iluminado como un parque de atracciones.
Fueron a través del centro parando y mirando, el pesado tráfico de la tarde. Miró
por sobre de su hombro a Joshua, quien se veía cansado.

—¿Estas bien conduciendo?

Rose se giró para agarrar algo de agua de su mochila en el asiento trasero del
auto. Se percató del sobre acolchado y lo recogió.

—Estoy bien —dijo Joshua, dándole un vistazo—. ¿Qué es eso?

El sobre se veía viejo, las esquinas arrugadas como si hubiera estado asentado
en algún lugar por un tiempo.

—La Sra. Abbott me lo dio. Aparentemente los padres de Rachel lo tenían. Lo


encontraron entre las cosas de Rachel. Debería haberme sido enviado pero nunca
lo fue.

—¿Lo abriste?

—No. No hasta ahora —dijo ella—. Quizás cuando llegue a casa.

Ella volvió a colocarlo en el asiento trasero.

216
—¿Te sientes algo mejor?

Página
—Un poco. Mientras más lejos consigamos estar de la escuela, mejor me sentiré.

—Otra hora o más. Entonces estaremos de regreso en Londres.

Continuaron a lo largo de los caminos oscuros como boca de lobo del país.
Después de un tiempo se unieron a un carril doble donde el tráfico era más pesado
y luego a la autopista dirigiéndose a Londres. La lluvia era torrencial y el rocío se
levantaba hacia ellos por los vehículos que pasaban. Rose estiró sus brazos hacia
afuera, moviendo su cabeza de lado a lado para evitar entumecerse.

—No falta mucho ahora —dijo Joshua—. ¿Cuándo va a regresar tu abue?


Rose se encontró sonriéndole a Joshua por su uso de la palabra abue. Evocaba a
una persona completamente diferente de Anna. Alguien cariñoso, fácil, alguien
que hacia reír a las personas y que llamaba a su nieta por un apodo amoroso;
Cariño o Dulzura o Amor o incluso solo Rosie, como Joshua lo hacía.

—Está regresando esta tarde. Supongo que la veré entonces. ¿Puedo regresar a
tu lugar por un tiempo?

—Seguro. Consigamos un restaurante de comida rápida. Tenemos demasiado


de que hablarle a Skeggsie. ¿Estas segura que quieres hacerlo esta noche? ¿Después
de todo lo que está pasando?

—Necesito hacerlo esta noche. Necesito sacar todas estas otras cosas de mi
cabeza.

—Bueno.

Joshua estaba buscando algún lugar donde estacionar. Después de un tiempo


encontraron un punto en una pequeña caminata más allá del estacionamiento y
bajaron, recogiendo sus mochilas. Caminaron por las concurridas calles,
desembocando en una sola fila mientras doblaban hacia la Calle Camden High y se
dirigían por Lettuce y Stuff y la puerta hacia el piso.

—Nos instalaremos y luego iremos por algo rápido.

Rose asintió, de pie en frente de la puerta de Joshua, mirando hacia delante para

217
ver a Skeggsie con sus gruesos lentes con bordes negros y ropas abotonadas y el
cuarto lleno de computadoras. Tenían información que intercambiar y cosas que

Página
hacer. Después de estar atascados en los detalles de las últimas horas de Rachel,
Rose estuvo agradecida de estar lejos, sumergida en el ruido y publico de Camden,
y entusiasmada de estar más envuelta en el proyecto de El Cuaderno. La puerta
hacia el piso se abrió. Rose esperaba escuchar los pernos siendo retirados pero
luego recordó que Skeggsie había dejado de encerrarse.

Él se puso de pie en frente de ellos. Tenía una extraña expresión en su rostro.

—¿Qué pasa, Skeggs? —dijo Joshua, empujando por delante de él, haciendo su
camino hacia las escaleras de a dos escalones.
—Hola, Skeggsie —dijo Rose, dando unos pasos dentro del pasillo.

Joshua ya estaba en la cima.

—Tienes un visitante —dijo Skeggsie—. Pero no te preocupes. Todos los


cuadernos estaban bajo llave.

—¿Visitante?

Rose comenzó a subir las escaleras. Podía escuchar la voz de Joshua por encima.
Cuando llegó arriba vio a un hombre de pie en medio de la entrada. Estaba usando
una chaqueta Crombie. Se veía familiar y aun no podía ubicarlo.

—Rose Smith. Ha sido un largo tiempo. Cinco años creo.

Ella estrechó sus ojos. Su cadera aún se sentía adolorida por la paliza que habían
tenido la tarde del domingo. Y estaba rígida después de estar sentada tanto tiempo
en el auto. Ella conocía a este hombre. Había algo sobre él. Entonces le llegó.

—Inspector en jefe Munroe.

Él sonrió.

—Ex-inspector en jefe. Dejé la fuerza hace un par de años. Soy un servidor civil
ahora. Por eso las ropas urbanas.

Tenía una expresión alegre en su rostro como si fuera un vendedor de ventanas

218
polarizadas. Ella lo recordó sentándose a través de la mesa de café en el cuarto de
dibujo de Anna, diciéndole que la policía no dejaría de buscar la verdad, que

Página
descubrirían lo que le había pasado a su madre y Brendan. Ella se volteó hacia
Joshua. Él se veía confuso. No conocía al Inspector en jefe Monroe.

—¿Qué quiere? —dijo abruptamente Joshua.

—¿Hay algún lugar donde podamos sentarnos y hablar? Tu compañero de piso


me ha retenido en el pasillo por los últimos diez minutos.

Joshua abrió la puerta de la cocina. James Munroe caminó por delante de ellos.
Desabotonó la Crumbie pero no se la sacó. Se sentó, su chaqueta hundiéndose en el
suelo.
—¿Qué quiere? —dijo Joshua.

Skeggsie estaba de pie en la entrada. James Munroe se volteó para mirarlo.

—Este es un asunto confidencial.

—Él se queda —dijo Joshua—. Es familia.

—Cierto.

Skeggsie ingresó al cuarto y sacó una silla y se sentó. James Munroe lo ignoró,
mirando a Joshua y luego Rose y entonces de regreso a Joshua.

—Entiendo que acabas de llegar desde Norfolk. En particular desde Stiffkey y


mientras tanto estuvieron en la cabaña. Sin duda no están sorprendidos de que
supiera donde han estado. Parece que hay una horrible cantidad que necesito
explicarles, lo cual es por qué estoy aquí. Necesito que vengan conmigo mañana.
Estaremos dirigiéndonos por Childerley Waters en Cambridgeshire donde hay una
Operación de Expedientes de Casos Fríos.

—¿Por qué?

—Creo que es tiempo de que los dos conozcan un poco más sobre lo que les
pasó a sus respectivos padres. Si estuvieron al corriente de todos los hechos
entonces la escena en Stiffkey pudo haber sido evitada.

—¿Quieres decir con Lev Baranski?

219
—Lev Baranski es un joven que ha perdido a su padre. Tú has perdido a tu

Página
padre. Debe estar destinado a haber algún tipo de punto muerto.

Rose estrechó sus ojos hacia James Munroe. Él estaba hablando como si solo
Brendan estuviera involucrado. ¿Qué había sobre su madre, Kathy Smith? ¿No le
había dicho James Munroe que había conocido a su madre de la primera vez que se
había unido a la fuerza policiaca? ¿No tenía nada que decir de ella?

—¿Era tu gente los que limpiaron la cabaña? —dijo Joshua. —¿Los que
movieron el bote?

—No podemos tener nada como esto pasando nuevamente. Ambos necesitan
saber toda la verdad y por eso van a venir conmigo mañana a Childerley Waters.
Ya le he hablado a tu abuela, Rose. Enviaré a un auto por ti y luego recogerá a
Joshua.

—No —dijo Joshua—. Iremos en nuestro auto. ¿Eso está bien, Skeggs?

Skeggsie asintió. James Munroe suspiró.

—¿Tienen navegación satelital? Puedo darles coordenadas.

Él sacó un bloc de su bolsillo y escribió un código postal.

—Denle un vistazo en Google Maps. Es un lugar fuera del camino pero más
efectivo que tener un centro de investigación. Deberíamos encontrarnos ahí, diría,
¿a las once en punto? Es cerca de una hora conduciendo desde aquí, más o menos
del tráfico. Aquí está mi tarjeta. Mi número móvil está ahí. Yo ya tengo el tuyo,
Rose.

—¿Tu recibiste mi mensaje? ¿Qué hay de Frank Richards?

—Ah, Frank. Ese es otro pedazo de la historia. Se enterarán de todo mañana.


Habrá documentación. Al final, Rose, Joshua, estamos en posición de decirles lo
que sabemos. Once en punto.

Él se puso de pie.

—Hasta mañana. Encontraré la salida.

220
Él salió de la cocina. Rose permaneció de pie. Joshua lo siguió.

—Él llegó aquí como diez minutos antes que ustedes —dijo Skeggsie—. Como si

Página
supiera que estaban a punto de llegar. Lo dejé en el pasillo. Alejé todas nuestras
cosas. Él nunca vio algo. Ni siquiera una.

La puerta frontal se cerró de golpe y luego estuvo el sonido de Joshua


regresando por las escaleras.

—¿Qué hay de eso? Definitivamente estamos llegando a algún lugar. Un oficial


mayor va a contarnos la verdad.

—Yo no estaría tan seguro de eso —dijo Skeggsie.


Pero el rostro de Joshua estaba absorto. Rose vio emoción ahí. Rose no se sentía
igual. Se sentía un tipo de presentimiento. Cinco años antes el Inspector en Jefe
James Munroe le había dicho la verdad. Tus padres están más probablemente muertos,
sin vida por un asesino, en pago por un crimen organizado.

Ni siquiera aunque ya no trabajaba como policía, él probablemente tenía algo


más que contarles. Una nueva verdad.

Ella no confiaba en él.

221
Página
Veintiocho
Traducido por Girls-&-Peace

Corregido por Celesmg

El viaje a Childerley Waters solo tomó un poco más de una hora. Llegaron
temprano y se encontraron a un par de kilómetros fuera de la villa, sentados en la
cerca perimetral de un lugar llamado El Centro Cambridge. Era un edificio
cuadrado de ladrillo de un piso casi del tamaño de una cancha de tenis. En frente
de él había un área de estacionamiento, las líneas de cada espacio pintadas
claramente. El asfalto era liso, sin malas hierbas o roderas. Se veía prístino, como si
nada nunca hubiera conducido por allí. Las ventanas del edificio tenían persianas
verticales que parecían crisparse y elegantes. Las puertas de la entrada estaban
cerradas.

No había ninguna señal de vida.

La cerca era sólida y la única forma de entrar era vía una compuerta en la cima
que era una cámara CCTV. A un lado de la compuerta, cerca de la altura de un
conductor, había un altavoz. Una luz roja parpadeó encendida y apagada. Era la
única señal de actividad en todo el lugar.

222
Se estacionaron a través del camino y se sentaron y esperaron. Había tensión en
el auto. La mezcla de ansiedad y excitación que habían sentido la tarde anterior se

Página
había aplanado en el viaje. Skeggsie había conducido y la navegación satelital los
había guiado ahí. Skeggsie tosió de vez en cuando entre la monótona voz
diciéndoles Siga derecho, Únase a la autopista o Tome la tercera salida en la rotonda.
Joshua era el único que tenía un montón que decir. Dijo que había pasado toda la
noche anterior pensando en los cuadernos por lo que hablaba de seguridad
nacional, espías, y terrorismo internacional. El hecho de que James Munroe ya no
era un oficial le había dado gasolina a sus teorías. —¡Es un servidor civil! —dijo
una y otra vez—. Ese es un código para los servicios secretos. Espías.

Rose había pasado la mayoría de la tarde anterior pensando en su madre y


Brendan y la repentina aparición del ex-oficial. De vez en cuando sus
pensamientos habían sido interrumpidos por los eventos circundantes a la muerte
de Rachel Bliss. Había imaginado a todas las chicas en el almuerzo como habían
estado el viernes anterior cuando ella había llegado por primera vez. Las noticias
de Molly Wallace serian el tema principal de conversación. Todos verían a Molly
de una nueva manera, en temor por lo que había hecho y escandalizados por los
resultados de sus acciones.

Su abuela, Anna, había pasado algo de tiempo con ella, contándole sobre la
llamada del Ex-Inspector en Jefe Munroe y su deseo de informarles a todos sobre lo
que había pasado con Kathy Smith y Brendan Johnson. Rose y Joshua iban a ser
informados primero. Luego Munroe le había dicho a Anna que él la visitaría en la
tarde y le daría información relevante sobre su hija. Anna estaba ligeramente
ofendida de no ser incluida en el viaje a Childerley Waters pero dijo que tenía
paciencia y esperaría. Al final ella sabría lo que le había pasado a Kathy.

Rose era aprensiva en cuanto a los que James Munroe diría.

Esa mañana, cuando ella estaba esperando a que Skeggsie llegara y la recogiera,
se echó atrás. No quería ir. Los pocos días anteriores la habían agotado y no sabía
si quería cualquier otra confusión emocional. Cuando el auto arrancó, le dijo adiós
a Anna y se fue, tirando su abrigo gris a su alrededor y poniéndose un gorro negro
de lana en su cabeza.

Ahora, sentada en el Mini esperando a James Munroe, Joshua y Skeggsie se

223
habían quedado en silencio. Tenían diez minutos o más hasta la hora de la reunión.
Rose estaba atrás y miraba por fuera de la ventana al Centro Cambridge y se

Página
preguntaba qué historia estaban por descubrir aquí. Lo último que había
escuchado por parte de Frank Richards era que su madre y el padre de Joshua
estaban vivos. Rose tenía un terrible presentimiento en su interior de que esto no
sería confirmado hoy. Se quedó viendo al edificio, sus ojos tratando de ponerle
algún sentido a ello. Había una quietud en él, como si nada nunca hubiera pasado
ahí. El camino estaba silencioso, ningún auto había pasado desde que se habían
estacionado. Los árboles estaban estáticos, ningún aliento de viento por ningún
lado. Había un humor fúnebre. Incluso Joshua se veía melancólico.

Skeggsie estaba usando inhalador azul succionando alguna droga en sus


pulmones mientras un auto negro se acercaba lentamente por el camino.
—Aquí llegó —dijo Joshua, enderezándose.

El auto negro los pasó y Rose esperó que girara en la entrada de El Centro
Cambridge. En cambio entró enfrente de ellos y James Munroe salió del asiento del
conductor y caminó hacia su auto. Él ignoró a Skeggsie y fue por la ventana del
pasajero que Joshua había abierto.

—Necesitan seguirme. Es un viaje de cinco minutos. Entonces hablaremos.

James Munroe no esperó una respuesta. Caminó de regreso a su auto y entró.


Luego lentamente se alejó. Skeggsie lo siguió.

Había anticipación en el auto. Rose estaba estirando su cuello para ver a donde
estaban yendo. Desabrochó su cinturón de seguridad y se movió hacia el centro del
asiento trasero para poder ver con más facilidad. Un sobre acolchado estaba en el
camino y la recogió. Era la carta que había recibido de parte de los abuelos de
Rachel Bliss. Se había olvidado de sacarla del auto la tarde anterior. Lo empujó a
un lado y se inclinó entre Joshua y Skeggsie, mirando directo al frente para ver a lo
que se estaban dirigiendo.

A pesar de sus anteriores pensamientos melancólicos había excitación en su


pecho. Puso una mano en el hombro de Joshua y le dio un apretón. Joshua colocó
la suya por encima de la de ella y la sostuvo allí, su apretón fuerte y cálido.
Mirando al retrovisor se encontró con la mirada de Skeggsie. Él le sostuvo la
mirada por unos pocos segundos. Había algo sabelotodo en Skeggsie. Como si

224
hubiera leído sus emociones y sabido que sus sentimientos por Joshua se habían
salido de su control. Ella retiró su mano consciente que el auto negro tenía su

Página
indicador encendido y estaba desviándose del camino a una pista.

—Recuerda lo que dijimos anoche. Lo que sea que nos diga no mencionaremos
El Proyecto Mariposa ni los cuadernos. Podemos hablar sobre Frank Richards y los
Rusos porque probablemente ya sabe sobre eso pero el resto lo mantendremos
entre nosotros.

Nadie habló. Nadie tenía la necesidad de hacerlo. Habían repasado esto la tarde
anterior.
Giraron hacia el camino y pasaron una señal de sendero público y otra que decía
Childerley Waters. Por debajo estaban las palabras Servicios de Hidratación Sureste.
Por favor manténgase en el sendero.

—¿Nos dirigimos por el deposito? —dijo Joshua.

—No —dijo Skeggsie—. Esos son viejos pozos de tiza que han sido rellenados.
Son usados para algunos sistemas hidráulicos pero mayoritariamente son
facilitadas no oficiales deportivas y de navegación. Hay unas pocas compañías que
lo usan como un lugar para practicar submarinismo. Lo investigué.

Rose vio el auto en frente y giró nuevamente, avanzando lentamente, hasta un


camino incluso más estrecho, follaje denso, las ramas de los árboles golpeando el
auto.

Viejos pozos de tiza que habían sido rellenados con agua. Rose sintió un terrible
presentimiento se apoderó de ella. No le gustaba la idea de que este lugar estaba
de alguna forma asociado con su madre y Brendan. Se echó hacia atrás en su
asiento, no más entusiasmada de ver hacia donde iban. Una gran piscina parecía
formarse en la parte de atrás de su garganta y ella tragó unas cuantas veces.

El auto negro se detuvo.

El Mini se acercó y estacionó.

Ellos salieron, Rose esperó hasta que Skeggsie tiró su asiento hacia delante. Una

225
vez fuera del auto los tres miraron hacia la derecha. Una vasta piscina de agua se
asentaba allí, como una laguna. Los bordes eran rocosos y gris y no había nada del

Página
verde follaje que rodeaba el lago para botes en Mary Linton. Se veía desolado, el
agua quieta y oscura. Muy lejos, atravesando hasta el otro lado, podía distinguir
algunas canoas y botes de motores más grandes tirando a un esquiador acuático.

—¿Qué es esto? —dijo Joshua.

James Munroe estaba de pie sosteniendo un archivo café. Rose miró a ambos
lados y pudo ver la palabra Clasificado en él. Estaba recordando las palabras de
Lauren Clarke en día anterior. Ellos deben de haber sido personas importantes, Rose.
Solo ahora registró que él oficial había usado el tiempo pasado. Haber sido, en el
pasado, ya no más.
—¿Por qué no entran a mi auto? Esta más cálido allí.

—Skeggs está llegando —dijo Joshua, enganchando su pulgar a Skeggsie.

James Munroe asintió.

De alguna forma Rose terminó en frente junto al Ex-Inspector en Jefe. Se sentó


de lado para poder ver a Joshua y Skeggsie. Cuando miró de regreso al frente todo
lo que vio fue una llanura de agua extendiéndose más allá hasta el horizonte. En
las marismas de Norfolk no habían visto nada de agua aun cuando había estado
cerca del mar. Aquí, en medio del país, había agua hasta donde los ojos podían ver.

—Sé que por los pasados meses tú y Joshua y tu amigo han estado investigando
la desaparición de sus padres. En efecto, todo esto es más bien una coincidencia.
Recientemente ciertos misterios sobre su desaparición han sido resueltos. No había
forma de que quisiera informarles de esto hasta que estuviera completamente
seguro.

—¿Por qué algo de esto tiene que ver contigo? —dijo Joshua. —Pensé que ya no
estaban en la policía.

—No en el lado operacional, no. Soy un funcionario público con


responsabilidades en ciertos aspectos policíacos.

—¿Seguridad nacional? ¿Relaciones exteriores? ¿Espías?

226
Joshua simplemente no podía esperar. Tenía que desplegar todas sus cartas en
la mesa. De una vez.

Página
James Munroe sacudió su cabeza.

—Si me dejan hablar les diré lo que hemos descubierto. Los verdaderos detalles
de ello están en este documento. Esto es para que lo examinen en su propio
tiempo. Mi número en el Ministerio de Interior está ahí por si quisieran
contactarme. Estaré disponible para ustedes. Esta es una línea directa hacia mí.

Joshua se veía como si quisiera decir algo más pero no lo hizo. Rose miró
pasando a James Munroe al agua más allá. Yacía como seda, como si pudiera ser
cortada con un par de tijeras.
—Sus padres estaban mirando a un viejo caso de cinco adolescentes que habían
sido sofocadas en la parte trasera de un camión contenedor en 2003. Fueron parte
de alguna trata de personas que habían estado teniendo lugar. Estas chicas iban de
13 a 16 años. Venían de Kyrgyztan, Uzbekistan, Belarus. Dos de ella nunca fueron
denunciadas. Ningún padre se presentó, nadie estaba conectado a ellas. Esas dos
fueron eventualmente enterradas en un cementerio de Whitechapel.

Rose escuchó con atención. Estaba tensándose para el final de la historia.

—Sus padres vincularon este caso con Viktor Baranski, un tan llamado
empresario que vive en Kensington con su familia. Respetable. Ex-marino ruso,
rumoreado de haber vendido secretos al gobierno Británico. Todos disparates
pensamos. Una portada. Él era un gánster que traficaba con jóvenes y los vendía
alrededor de UK y Europa por tanto como pudiera conseguir. En 2006 se vio como
si tuviéramos un gran caso en contra de Baranski. Ciertamente, un montón de ello
estaba descansando con la Fiscalía de la Corona. Teníamos que estar seguros que
podíamos atraparlo y luego, inesperadamente, él desapareció y días después fue
encontrado en el mar en Cromer.

No había ni un sonido en el auto.

—El problema era que Baranski le debía dinero a algunos gángsteres más
grandes. Alemania. Dos millones de libras. Cuando el cuerpo de Baranski fue
encontrado en la bahía los alemanes pensaron que Kathy y Brendan habían

227
informado deliberadamente al servicio secreto Ruso para que pudieran poner sus
manos en el dinero de Baranski. Los alemanes querían su dinero de regreso.

Página
Querían a Kathy y Brendan.

Dos millones de libras. Sonaba como un juego de Monopolio. Rose los imaginó
apilados en la mesa, junto a la tabla.

—Así que tuvieron que desaparecer. Verse como si hubieran salido del país.
Tenía que verse como si ellos hubieran escapado con dinero. Es por qué tenía que
dejarlos a los dos atrás. Nadie pensaría que era un trabajo planeado si dejaban a
sus hijos. Tres o cuatro semanas, eso es lo que pensamos que tomaría para
despistar a los gángsteres. Era realmente un caso importante. La vida de sus
padres estaban en peligro y de hecho también las suyas lo hubieran estado si no
hubiéramos dado con la gente a la que Baranski les debía dinero. Nos pusimos en
contacto con la policía en Alemania y allí había trampas instaladas para intentar y
atrapar a la gente en la organización. Entre tanto Brendan y Kathy regresaban de
Warsaw bajo nombres falsos y se quedaban en la cabaña en Stiffkey. Eran
apoyados por nosotros. Tres semanas pasaron y la operación Alemana concluyó
con éxito. Estábamos a punto de sacarlos del escondite cuando…

—¿Qué?

—Se desvanecieron.

Rose hizo un sonido en su garganta. Un tipo de exclamación infantil. Escuchar


que ellos habían desaparecido por segunda vez fue demasiado. Demasiado para
que una hija lo soportara.

—Los buscamos en todas partes. Buscamos en cada lugar que pudimos. No


quedaba nada del imperio Baranski, solo el hijo y su familia y el restaurante. El
final Alemán había sido concluido y teníamos una cabaña vacía y dos niños que no
tenían madre o padre. Fue un día lúgubre.

—¿Entonces no saben dónde están o qué les pasó? —dijo Joshua, mirando abajo
a sus nudillos.

—Ellos tenían acceso a un auto, un Audi plateado. No estaba en la cabaña;


estaba estacionado en un garaje en Holt. Cuando fuimos a revisar se había ido.

228
Hemos continuado con la búsqueda. Nunca nos hemos detenido.

—Frank Richards dice que están vivos.

Página
James Munroe sacudió su cabeza con irritación.

—Frank era la persona de apoyo en Stiffkey. Él los buscó por tres semanas.
Nunca los ha visto desde entonces. Es una bala perdida, un disidente. No sabe de
lo que está hablando.

—¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué no has traído a este lugar?

—Quiero mostrarles algo. Vengan conmigo. Aquí, pongan esto en su auto, por
seguridad.
É le ofreció el documento Clasificado a Skeggsie. Salieron del auto y esperaron
mientras él ponía el documento en el Mini. Luego todos caminaron por la pista
hacia el borde del agua. Tomó cinco minutos o más. Había marcas de neumáticos
bajando por el borde del agua. Joshua las estaba mirando.

—Las personas traen sus veleros aquí. En un día ventoso —dijo James Munroe,
como si anticipara la pregunta—. Y pueden ver que tan cerca esta esté lugar de El
Centro Cambridge, el centro de Casos Fríos. Cualquier cosa que pase aquí puede
ser un mensaje directo del equipo de Casos Viejos. Miren, podemos hacer esto, incluso
en tu peldaño.

Algo estaba apretando el brazo de Rose. Bajó la mirada para ver que era su
propia mano.

Llegaron al borde del agua y se quedó viéndola. La plana superficie negra se


veía sólida, como un gel. Rose se preguntó qué tan profundo era. Iba a preguntar
pero inesperadamente no podía hablar porque sabía que iba a llorar.

—Cuatro semanas atrás un conductor situó un auto al fondo de la cantera. Era


un Audi plateado y coincidía el número de registro del auto al cual sus padres
tenían acceso. Ahí estaban los restos de dos cuerpos dentro del auto. Hombre y
mujer. Las pruebas de ADN aún tienen lugar en identificar positivamente a las
personas afectadas y descubrir la causa de sus muertes.

Rose le dio la espalda. Sintió el suelo moverse debajo de sus pies.

229
En su corazón había sabido que estaban muertos hace cinco años. Pero las

Página
semanas recientes habían lanzado reales dudas y había empezado a tener
esperanzas nuevamente. Ahora era como si ella fuera esa chica de doce años otra
vez y James Munroe estaba en el cuarto de dibujo de Anna sentado a través de la
mesa de café frente a ella y diciéndole que sea una chica valiente.

Había perdido a su madre una vez. Había roto su corazón.

Ahora iba a pasar todo nuevamente.


Veintinueve
Traducido por Kypchy

Corregido por Pily

El apartamento en Camden parecía frío y vacío. Por primera vez desde que reavivó
su relación con Joshua quería levantarse e irse a su hogar en la casa de Anna. No
podía, aunque, James Monroe iba a ver a Anna y ella no quería estar ahí cuando la
visitará. Lo visualizaba vestido de negro con un sombrero de copa; el doliente
principal. En su mente él siempre estaría asociado a la muerte. Cinco años antes él
le había dicho que tomara las noticias como un adulto. Ahora que ella era un
adulto lo tomó como si fuera una niña de cinco años.

Anna se sentaría en uno de sus sillones con reposabrazos de su cuarto de dibujo


y escucharía una repetición de lo que él les había dicho más temprano. Tendría sus
piernas perfectamente cruzadas y sus dedos de las manos entrelazados, sus uñas
manicuradas, brillantes como joyas.

Quizá Anna lloraría. Rose no quería estar allí para eso.

En el auto, en el viaje de regreso desde Childerley Waters, Joshua estaba


fríamente silencioso. Rose lloraba ruidosamente. Sorbía por la nariz y se sonaba, y

230
aclaraba su garganta. Cuando se secó se quedó mirando hacia afuera hacia el
campo que pasaba. De vez en cuando su cuerpo daba una pequeña sacudida, una

Página
réplica de tanto molestar.

—No le creas solo porque una vez fue policía —dijo Skeggsie, tosiendo de vez
en cuando.

Pero la percepción de Skeggie sobre los policías estaba manchada. Su padre


había estado en la fuerza policiaca y Skeggie estaba escéptico por todas las
historias que oyó.

Así que Rose lloró de nuevo. Su piel estaba húmeda, sus ojos hinchados y
seguía y seguía. Cuando alcanzaron Camden su cabeza se sentía más grande de su
tamaño normal, sus parpados irritados. Se dirigió directamente al baño y dejó
correr algo de agua fría en el lavabo. Se sentó a la orilla de la bañera y ahuecó sus
manos hacia arriba para tapar sus ojos. Cuando se secó los ojos encontró a Skeggie
y Joshua sentados en la mesa de la cocina. En medio de la mesa se encontraba el
expediente marcado Clasificado. Se parecía a los que ella utilizaba en sus trabajos de
la universidad. Dentro estaba la simple verdad, la que había querido por cinco
años. Si solo supiéramos la verdad, decían una y otra vez. Solo queremos saber qué es lo
que pasó, decían.

Ahora lo sabían y les daba poco consuelo.

Los médicos forenses no podían dar un tiempo exacto en el que el Audi plateado
había estado en el agua. La mejor estimación era de cuatro a cinco años. La
investigación aun estaba abierta y terminada pero era la visión de James Munroe
de que Kathy y Brendan habían sido tomados de la cabaña en Stifkey y sido
asesinados poco después.

El expediente contenía las notas detalladas, y aun así estaba sobre la mesa sin
tocar. Joshua quién había sido el primero en moverse e investigar sobre la muerte
de sus padres no lo tomó, no lo había abierto, no estaba interesado. Skeggie se veía
como si le gustara abrirlo pero se contuvo. Fue Rose quien tuvo que alcanzar por
él. Rose, quien había estado reacia a verse involucrada en la búsqueda de sus
padres, quien ha tratado con su dolor y quien quería que los muertos descansaran
en paz. Pero había sido seducida por el fervor de Joshua. Había sido arrastrada a
pesar de su reticencia solo para descubrir que tenía que pasar por el proceso de

231
duelo nuevamente. Abrió la tapa del expediente y sacó un fajo de papeles. En la
parte superior había una fotografía del auto. Su respiración se atoró en la garganta

Página
cuando la vio. Había sido tomada en el lugar donde habían parado horas antes,
Chiderley Waters.

El disparo había sido echo desde la distancia. El auto plateado había sido sacado
del agua. Ella pensó en Rachel Bliss siendo sacada del lago por el jardinero y el
encargado del jardín. La fotografía en su mano mostraba una gran grúa. Había
poleas atadas a la parte trasera del Audi y lo estaba arrastrando de donde se había
asentado en las profundidades por tanto tiempo. Había gente a su alrededor, un
buzo, un oficial de policía, el hombre que estaba manejando la maquinaria.

Puso la fotografía en la mesa a plena vista pero Joshua no la tomó.


—¿Habrá un funeral? —preguntó sorpresivamente.

Nadie respondió.

Quería regresar a casa de Anna. Quería estar en cualquier parte menos ahí.

—Saldré y traeré algo de comida —dijo Skeggie, parándose—. También


podríamos comer.

—Iré contigo —dijo.

Joshua se levantó y caminó fuera de la cocina. Ella escuchó la puerta del cuarto
de él cerrarse. Frunció el ceño y estaba a punto de seguirlo cuando Skeggie le tocó
el brazo.

—Déjalo lidiarlo por su cuenta.

Ellos compraron, caminando alrededor de las calles de Camden. Compraron


pan y ensalada y un pollo cocinado. Skeggie escogió algo de fruta y unas papas
fritas y una bolsa de donas.

—Comida reconfortante —dijo.

—¿Realmente piensas que la historia del policía no es cierta? —dijo Rose


mientras cargaban las cosas de vuelta.

—No lo sé —dijo Skeggie—. Solo sé por lo que dijo mi papá que hay mucha

232
información sobre la que el público no sabe nada. Este James Munroe, ¿Por qué ya
no es policía? ¿Cómo es que él no se acercó a Joshua o a ti con esta información

Página
hasta que ustedes fueron a la cabaña? Hay un montón de preguntas sin respuesta.

—¿Pero están ellos muertos? Brendan y mi mamá. ¿Piensas eso ahora?

—Tal vez. No responde ninguna de las preguntas principales. La única cosa en


la que estoy interesada es en sí mi mamá está viva. Y Brendan.

—¿Qué hay acerca de Frank Richards y los cuadernillos? Sabes que encontré
uno de los códigos. Es el número de una página, el número de una línea, el número
de una letra. Así que si el código es 892 es la página 8, línea 9, letra 2. Asá que tal
vez esa letra es “A”. El problema es la próxima vez que haya una “A” será un
número diferente. ¿Lo ves? Tengo a la computadora haciéndolo pero cada unas
pocas palabras se traduce en incomprensible así que eso significa que el orden ha
cambiado. Así que 892 se convierte en la página 2, línea 9, letra 8 lo que resulta
convertirse en una “P” o algo así. Hasta ahora he descifrado cerca de media página
y es todo acerca de Stiffkey y lazos, blah, blah…

Estaban caminando de regreso al apartamento y Rose resopló a través de sus


dientes. ¿Realmente pensaba Skeggie que quería escuchar estas cosas en este
momento? ¿Tenía alguna sensibilidad de lo que Joshua y ella estaban sintiendo? El
problema era su envolvimiento con los cuadernos el cual siempre había sido
académico nunca emocional. El veía toda la cosa como una especie de
rompecabezas matemático. Eso a ella le sorprendía porque él era un estudiante de
arte. Pensó que tal vez él podía estar más afectado, Joshua era su amigo más cercano
y sin embargo parecía experimentar las cosas de una forma desapasionada. El arte
de Skeggie era un poco como eso. No había esculturas ni pinturas alrededor. El
arte de Skeggie estaba en su computadora; animación, filmes, fotografía,
instalaciones.

Pasaron el Mini donde habían aparcado más temprano.

—Me importa, sabes —dijo Skeggie, como si leyera su mente.

Ella movió sus hombros. Skeggie se detuvo en el auto.

—¿Qué es eso? —dijo, sacando las llaves, abriendo la puerta del Mini con un
pop.

233
Él se inclinó dentro de la parte trasera de auto y sacó un sobre acolchado que

Página
Rose había dejado el día anterior. Rose chasqueó la lengua al verlo. Ella lo había
olvidado nuevamente. Lo tomó de Skeggie, lo dobló a la mitad y lo metió a una de
las bolsas de compra.

Regresaron al apartamento. La cocina aún estaba vacía. Rose caminó hacia la


puerta del cuarto de Joshua y la abrió un poco. Él estaba acostado sobre su costado
en la cama. Sus ojos estaban cerrados.

—Vayamos por el almuerzo. Él despertara pronto —dijo Skeggie desde el


pasillo.
Ellos se movían silenciosamente alrededor de la cocina. Skeggie puso el pollo en
una charola para el horno y la cubrió con un pedazo de papel de aluminio y lo
metió al horno. Rose arregló una ensalada y cortó un poco de pan. Abrió la bolsa
de papas fritas y las puso en un cuenco en el medio de la mesa y colocó unos
platos. Esa actividad la hacía sentir mejor. Cuando escuchó movimiento desde el
otro cuarto se alegró un poco. Una vez que Joshua se levantara podrían comer.
Quizá pudieran comenzar de nuevo y dejar esta cosa horrible detrás de ellos.
Seguir adelante con sus vidas. Por supuesto, Rose deseaba que su madre estuviera
viva pero si realmente no lo estaba entonces tendría que seguir adelante, tendría
que alejarse de este profundo sufrimiento que cargaba durante todos estos años.
Ese punto luminoso de esperanza que tenían en este momento parecía como una
mala broma. Frank Richards había sido una sirena jalándolos hacia las rocas.

Recogió el expediente Clasificado y lo metió en el cuarto de Skeggie. Lo puso


sobre la mesa donde usualmente mantenían las cosas de los cuadernos, aunque
ahora estaba despejada, los cuadernos y las impresiones escondidas por Skeggie
después de que James Munroe llegara.

Regresó a la cocina y recogió el sobre de Rachel Bliss. No lo quería abrir pero


sabía que lo haría. Si tomaba en serio las otras cartas entonces talvez sería capaz de
ayudar a Rachel. En cambio el odio por la muchacha había significado que
ignorara sus llamadas. Si realmente iba a seguir con su vida desde lo que pasó
estos últimos meses tenía que ver cuál era el mensaje de Rachel. Jaló en la parte de

234
la abertura y la solapa se separó del sobre. Metió su mano y sacó algunas
fotografías. Ahí había una nota también y movió sus ojos sobre ella.

Página
Querida Rose, tomé estas el día de hoy para demostrarte que estaba
diciéndote la verdad. Rachel

Era breve, para Rachel, ninguno de los histrionismos a los que ella estaba
acostumbrada. Miró hacia las fotografías. A primera vista parecían de alguien que
estuviera sosteniendo un periódico. Tres fotografías tamaño A4 de la parte
superior o en la esquina de un periódico con la gente en el fondo.

¿Qué era?

—Esto es raro —dijo en voz alta.


Entonces miró de nuevo la nota y vio una fecha en la parte superior. Junio 10.

—Esto fue escrito para mí el 10 de Junio. Hace cinco meses. ¿Qué es? No lo
entiendo.

Joshua había llegado a la cocina. Estaba estirando sus brazos en el aire. Su


cabello estaba apuntando hacia afuera en el costado. Se veía un poco mejor, más
suave por la siesta que tuvo.

—Rachel Bliss quería mandarme esto hace siete meses pero nunca lo envió. Son
unas fotografías extrañas de gente en la playa y está este periódico en la parte
inferior de cada una como si ella no estuviera enfocando la toma adecuadamente.

—Echemos un vistazo —dijo Skeggie.

Skeggie tomó las fotos. Rose miró brevemente la carta de nuevo. Tomé estas el día
de hoy para demostrarte que estaba diciéndote la verdad. Junio 10. Justo después de los
exámenes, un par de días antes de que ella dejara Mary Linton para bien. Rose
recordó el día en que Rachel vino y se sentó a su lado en el patio y le dijo que había
visto a su madre y a su padrastro en el muelle de Cromer. Había sido otra más de
las mentiras de Rachel y Rose le había prestado poca atención.

—Quizá el periódico haya sido puesto en la fotografía deliberadamente para dar


la fecha. Tú sabes, como lo hacen en los videos de rescate. Para probar que la
persona secuestrada esta aún viva en cierta fecha. ¿Prueba de vida? —dijo Skeggie.

235
—Videos de rescate. Haz estado viendo muchas películas últimamente —dijo
Joshua sombríamente.

Página
Rose arrebató las fotos de Skeggie. Las puso todas sobre la mesa en la cocina.
Puso los platos y la ensalada y las papas fritas fuera del camino.

—¿Tienes una lupa? —dijo ella.

Skeggie asintió con la cabeza.

—¿Me la puedes prestar? —dijo estridentemente.

—Un por favor sería bueno —murmuró Skeggie.


Ella miró fuertemente a la primera fotografía. Después las otras. Su aliento se
atoró en su garganta mientras las veía. Ellos estaban en camastros, por los
escalones que subían desde la playa hacia el paseo marítimo. El hombre estaba
sentado leyendo el periódico. Tenía puesto lentes oscuros y un sombrero para el
sol pero aun así, Rose, lo conocía.

—Dame la lupa, rápido.

—¿Qué estás haciendo Rosie? —dijo Joshua.

La sostuvo sobre la cara del hombre y dejó escapar un jadeo en reconocimiento.

La cara de la mujer era mucho más clara en la primera fotografía, se estaba


amarrando el cabello en una coleta. En la segunda se estaba parando, sacudiéndose
la arena de enfrente. En la tercera estaba mirando hacia el mar, su cara pensativa.
Rose no necesitaba la lupa para saber quien era pero la utilizó de todas maneras.
La cara de su madre parecía salir fuera de la fotografía hacia ella. Su madre,
sentada con Brendan en la playa de Cromer cinco meses antes.

—¿Rosie, estas llorando? ¿Qué es? —dijo Joshua sonando preocupado.

Se hizo hacia atrás y le entregó a Joshua la lupa. Sus lágrimas se mezclaban con
la más grande sonrisa que ella podía manejar.

—Ve —dijo—. ¡Mira por ti mismo!

236
Skeggie parecía perplejo. Joshua tomó la lupa. Después de unos momentos él
parecía hablar directamente a las fotografías, sus dedos corriendo sobre las

Página
imágenes como si él pudiera tocar de hecho a las personas en ellas.

—Papá —dijo.

Después de todas las mentiras que Rachel le había dicho finalmente había dicho
la verdad. Rose cerró sus ojos.

—Gracias —dijo suavemente.


Treinta
Traducido por Kypchy

Corregido por Pily

No hubo funeral, solo un servicio memorial.

Fue en una pequeña iglesia en Hampstead. Lo arregló Anna y Rose tenía que
atender. Sería una cosa sencilla, solo unos amigos cercanos y una oportunidad para
Anna de despedirse formalmente de su hija Katherine. Anna tentativamente
preguntó a Rose si estaría bien si ella tuviera una fotografía y flores dedicadas a
Khaterine Christie ya que ese era el nombre por el que Anna había conocido que le
llamaban a su hija. Rose no lo objetó. Rose era de apoyo. Joshua había
argumentado que era lo correcto por hacer dadas las circunstancias presentes.

James Munroe había ayudado a Anna con los arreglos. Le había dicho él que
debería de ser de bajo perfil ya que las investigaciones aún se estaban realizando.
Había explicado que los cuerpos no podían ser liberados porque aún eran parte de
la investigación.

Anna había parecido animada por el evento y había hablado con Rose algunas
veces sobre su hija. En el pasado había dicho cosas hirientes sobre como Katherine

237
había abandonado la casa, cambiado su nombre, ser una mujer con carrera y tener
un bebé. Como rechazaba la forma de vivir de Anna y hacer lo que ella quería

Página
hacer. Anna había visto esto como una traición y parecía más molesta por eso que
por el hecho de que Katherine se había ido extraviada cinco años antes.

Incluso había culpado a Brendan Johnson, sugiriendo que él había asesinado a


Katherine y después se había escondido. Rose jamás le había dicho a Joshua esto
así que fue un shock cuando Anna había venido por el jardín hacia el estudio de
Rose y tocado en la puerta cuando Joshua estaba ahí con ella, unos días después de
la visita a Childerley Waters.

Ella estrechó la mano de Joshua y dijo, Siento tu pena.

También le dijo a Rose que lo invitara a la casa en cualquier momento.


La aceptación de la historia de Munroe acerca de la muerte de Kathy y Brendan
quería decir que Joshua no era más el hijo de un asesino.

Pero todos eran aliados. La historia acerca del auto y la gente de su interior era
incierta. Rose había batallado con eso en los días posteriores después de ver las
fotografías de Rachel Bliss. Había tenido un duro momento creyendo que el Ex-Jefe
Inspector James Munroe en realidad había mentido.

—¿Pudo haber sido un error?

—ADN —respondió secamente Skeggsie.

No se han cometido errores. Era una historia inventada. Rose y Joshua lo sabían
porque ellos habían visto tres fotografías de sus padres en la playa en Cromer
cinco meses antes, cuatro y medio años después de que suponía que había sido
hundidos en un auto en Childerley Waters. Munroe era un mentiroso.

En la mañana del servicio memorial Joshua vino al frente de la casa de Anna y


Rose lo dejó pasar, conduciéndolo a su estudio.

—Simplemente no creo que debería haber dejado que esto siguiera adelante —
dijo Rose.

Joshua se sentó en el reposabrazos de la silla. Vio alrededor del cuarto


admirativamente.

238
—Debí haberle dicho la verdad a Anna. Está atravesando esto y es una charada.

—Recuerda lo que dijimos. Tenemos que hacer que Munroe piense que creemos

Página
cada palabra que dijo. Él es la clave para esto.

—Pero Anna está de luto por mí madre…

—Rosie, tenemos que mantener nuestras cabezas aquí. Nos tropezamos con algo
realmente importante para Munroe, algo que tiene que ver con nuestros padres y
Viktor Baranski y la policía británica. Encontramos la cabaña, el bote, tenemos a
Lev Baranski involucrado. Frank Richards te estaba buscando —dijo—, y te dio el
número telefónico y lo usaste y sacudió todo. ¿El archivo Clasificado? Era un trabajo
de ficción. Pero al menos ahora lo sabemos. Esto no tiene que ver con el Servicio
Secreto o seguridad nacional. Esto tiene que ver con la policía. Si le dices a tu
abuela hará un escándalo y Munroe sabrá. Se esconderá y nunca encontraremos
ninguna otra cosa sobre lo que les pasó.

Estaban sosteniéndolo todo por un delgado hilo. Un libro de mariposas que


sostenían la llave para los cuadernos que habían tomado de Frank Richards. Cada
cuaderno concernía a un asesinato; un adolescente llamado Ricky Harris y un
hombre de negocios ruso, Viktor baranski.

—Tenemos que mantener nuestro nervio aquí, Rosie.

Rose asintió. Era lo correcto por hacer pero se sentía equivocado.

Había una docena más o menos de los amigos de Anna en la pequeña iglesia.
Rose y Joshua se sentaron un par de bancas más atrás. Al frente estaba una foto de
su madre que no había visto antes. Era de cuando era una adolescente, no más
grande que Rose. Su cabello estaba lleno y estilizado y tenía labial puesto y se veía
un poco como la misma Anna. Rose se preguntaba si estaba usando ropa de la calle
Bond. Poco después de esa fotografía de Katherine dejó a su madre y se convertiría
en Kathy Smith.

La puerta de la iglesia se abrió y, Rose y Joshua miraron alrededor. Era James


Munroe, vistiendo su Crombie, cargando un pequeño bonche de flores. Rose sintió
que Joshua se paralizaba a su lado. Munroe caminó hacia el frente del pasillo y
asintió en su dirección. Entonces fue hacia un banco de la iglesia del otro lado.

239
El servicio fue corto con una mezcla de oraciones y lecturas de la Biblia y
Shakespeare. Algunas veces Rose sentía una picazón en sus ojos como si pensara

Página
que estaba a punto de llorar. Entonces se hacía mirar la foto de su madre en el
comulgatorio. Katherine Christie era alguien a quien nunca conoció. En su bolsa
Rose tenía una fotografía cuadrada cortada de una más grande. Su madre, Kathy
Smith, mirando hacia el océano en la playa en Cromer cinco meses antes. Viva.

Mientras el servicio se terminaba se dio cuenta que Munroe se acercaba hacia la


orilla de la banca de la iglesia y haciendo su camino hasta el otro lado de la iglesia.
Viéndolo robar a su paso, sintió la mano de Joshua agarrar las suyas. Él apretó con
fuerza, se inclinó a su oído y le susurró.

—Los encontraremos.
Ella se volteó a verlo asintiendo, los inicios de un sollozo saliendo de su boca.
Lanzó su brazo alrededor de su cuello y lo abrazó con fuerza. Él estaba en lo
correcto. Seguirían buscando hasta encontrarlos.

FIN

240
Página
Sobre la autora
Anne Cassidy

Anne Cassidy nació en Londres en 1952, y


trabajó durante algunos años como maestra,
antes de convertirse en escritora a tiempo
completo.

Se especializa en historias de crímenes y


thrillers para adolescentes, y ha escrito una serie
de libros del East End Murder: A Family Affair
(1995); Accidental Death (1996); End of the Line
(1996); No Through Road (1996); Brotherly Love
(1997); Death by Drowning (1999); Killing Time
(1999); and Dead Quiet (2000).

Sus libros incluyen también Judy Missing


(2002), la historia de Kim, cuya hermana Judy
ha estado desaparecida durante seis años, y en busca de JJ (2004). JJ es Jennifer
Jones, una chica que está en libertad tras cumplir una condena por homicidio

241
involuntario por un crimen que cometió cuando tenía diez años de edad. Este libro
fue nominado para el Premio Whitbread Children’s Book Award 2004 y ganó el

Página
Premio Booktrust Teenage Prize.

Así como novela negra, Anne Cassidy también ha escrito libros para niños más
jóvenes, con el objetivo de conseguir atraerlos a la lectura. Estos incluyen la gama
Tadpoles Range, por ejemplo, de Ben Rocket (2015) y The Must Know Stories
Range, incluidos clásicos como Cinderella (2014).

Sus libros más recientes incluyen The Story of my Life (2007), the Story of Kevin,
un adolescente que se adentra en la delincuencia; Forget Me Not (2008); Just
Jealous (2009); and Heart Burn (2011).
OTROS LIBROS DE LA SAGA
Butterfly Grave (The Murder Notebooks
#3)
El tío de Joshua ha sobrevivido a un accidente
casi fatal y Rose y Joshua conducen a Newcastle
a visitarlo, junto con su amigo Skeggs.

Joshua está convencido de que los están


siguiendo.

¿Puede ser cierto, o es solo su paranoia?

Rose y Joshua no saben en quién confiar,


incluso el tío de Joshua tiene un pasado oscuro,
tocado por asesinatos. Y a continuación, los
preciosos Cuadernos de Asesinatos son robados
y es Skeggs quien paga el precio por la llamada
intromisión de Rose y Joshua.

242
Alguien por ahí realmente no quiere que Rose
y Joshua encuentren a sus padres.

Página
¿Pero quién? ¿Y por qué?

Un thriller tenso y veloz, ideal para adolescentes.


Staffs
Moderadoras de Traducción

Celesmg belisrose

Traducción

Celesmg Girls-&-Peace Btaalejandra

Analuteca PrisAlvS Kypchy

Belisrose

Recopilación y Revisión

Pily Celesmg

Corrección

243
PrisAlvS Bibliotecaria70

Página
Celesmg Pily

Diseño

Celesmg
Traducido, corregido y diseñado en:

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244
Página

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