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El proceso creativo es un método de solución de problemas. Cuando surgen nuevos o viejos problemas que
no podemos resolver con las respuestas conocidas, se pone de manifiesto la necesidad de pensar de una
manera distinta, de reinventar, de redefinir, de crear soluciones novedosas y originales. La creatividad es una
capacidad universal e innata, que todos poseemos en diferentes grados y es una cualidad necesaria en el
desarrollo de cualquier actividad artística o científica. Sin embargo, ha sido muy poco estudiada desde la
Enfermería a pesar de que hablar de pensamiento creativo es hablar del mundo de las ideas, de progreso y
de futuro. El objetivo de este trabajo es reflexionar sobre la importancia del estilo de pensamiento en la
creatividad y la necesidad de estimularla y potenciarla desde los diferentes entornos enfermeros. Dado que la
creatividad se puede aprender, para aumentar las aportaciones creativas en el colectivo enfermero es
necesario desarrollar el pensamiento creativo individual desde el entorno educativo e institucional.
"La creatividad me permitió sobrevivir. Sólo gracias a ella logré inventar artilugios, convertirme en invisible
para no llamar la atención ni ser observada, y así salir con vida de un campo de concentración en Ucrania,
donde llegué a cavar tres veces mi propia fosa" (Erika Landau, 1987).
Introducción
Erika Landau y Victor Frankl son solo algunos ejemplos conocidos de personas que sobrevivieron a los
campos de concentración nazis gracias a sus capacidades creativas. En las ofertas de trabajo de diferentes
empresas privadas y públicas es valorada muy positivamente la capacidad de generar ideas e innovar, así
como en diferentes disciplinas entre las que se está desarrollando como una competencia transversal.
Abordar el pensamiento creativo desde la perspectiva de Enfermería (Almansa Martínez, 2011) nos permite
poner de manifiesto que erróneamente se considera la creatividad como una cualidad que posee determinado
tipo de personas dedicadas al mundo del arte y otras actividades artesanales pero que poco tiene que ver con
los cuidados enfermeros. Sin embargo, cada situación de cuidados es una oportunidad para crear. Crear es,
por antonomasia, lo que hace el artista, pero también podemos calificar de creativos a científicos, profesores y
enfermeras. Crear es inventar, imaginar e innovar. Hablamos del mundo de las ideas sin las que ninguna
actividad humana puede desarrollarse, especialmente las disciplinas que como enfermería, están emergiendo
en el mundo de las ciencias.
Por todo lo expuesto, nuestra propuesta consiste en reflexionar sobre la importancia de potenciar el
pensamiento creativo entre los profesionales enfermeros, garantizando una mayor contribución a la ciencia de
los cuidados.
El interés y la financiación de la investigación sobre la creatividad se inicia en los años 50 cuando la conquista
del espacio hace necesaria las aportaciones de los científicos más creativos en el desarrollo de nuevas ideas
para enfrentarse a este nuevo reto. Desde entonces se mantiene la controversia sobre si la creatividad debe
ser estudiada y explicada como un rasgo de la personalidad, como un proceso o como un producto, o es el
resultado del contexto.
Otro problema que afecta a la creatividad es la falta de una definición, universalmente aceptada, lo que
supone una dificultad importante a la hora de investigar el tema. Por el contrario, existe acuerdo respecto a las
características del pensamiento creativo (Cuadro 1) y respecto a considerar que un producto es creativo
cuando es nuevo, útil y valioso.
Cuadro 1. Características del pensamiento creativo
La creatividad es considerada unánimemente como el motor de toda actividad humana. Es una cualidad que
existe en todos los seres humanos en mayor o menor medida, que puede aplicarse en la solución de cualquier
situación vital y que puede ser desarrollada en diferentes grados, en todos los seres humanos, mediante la
educación y el entorno.
Todo lo que conocemos en la actualidad es el resultado de las aportaciones creativas de los que nos
precedieron, que a lo largo de la historia han hecho posible el desarrollo individual y colectivo.
En su importante obra, Landau (1987) describe la creatividad como "un diálogo entre hechos y fantasía, entre
lo real y lo posible, entre lo que es y lo que podría ser". Landau destaca la importancia de los pequeños
detalles en el desarrollo de la imaginación creativa y afirma que cuando hacemos que un niño huela una flor,
mire un árbol con detalle o acaricie la piel de un gato, estamos impulsando sus primeros pasos hacia la
creatividad porque: "Tendrá que aprender a utilizar los ojos no sólo para ver sino también para mirar, los oídos
no sólo para oír sino también para escuchar con atención, y las manos no sólo para coger sino también para
palpar y sentir" (Landau, 1987). Esta autora recomienda fomentar diversas actitudes creativas desde la
educación. Sus propuestas son:
- Romper con el conformismo, actitud considerada como el enemigo capital del desarrollo creativo y del
desarrollo individual. A pesar de ello resulta difícil encontrar entornos y procesos educativos que no sean
conformistas. Una educación que prime el conformismo induce a la adquisición de prejuicios. El pensador
conformista no se arriesga a no ser aceptado por expresar su creatividad, se adapta, se mecaniza y deja de
buscar soluciones novedosas y distintas ante el temor de perder el confort que le proporciona la seguridad de
lo conocido.
- Enseñar preguntas y no solo respuestas o hechos. Algunos de los test diseñados para medir la creatividad
consisten en que el encuestado debe redactar la mayor cantidad posible de preguntas ante una fotografía.
Parten de la idea de que la actitud más creativa consiste en hacer preguntas.
- Aportar un pensamiento interdisciplinar. Cuanto mayor es la integración de la información, mayores son las
relaciones que se establecen entre datos de diferentes campos y más creativo será el pensamiento.
- Estimular lo lúdico y no solo los métodos rígidos de trabajo. El juego fomenta la fluidez, la flexibilidad y la
elaboración de ideas. La fantasía y la imaginación necesarias para pensar en un objeto o una parte del mismo
de manera diferente a como se había hecho hasta entonces, con una finalidad completamente nueva.
Uno de los grandes teóricos de la creatividad es Csikszentmihalyi (1998), quien defiende que nuestro futuro
está estrechamente vinculado a la creatividad humana. Afirma que la capacidad creativa da sentido en
nuestras vidas porque la mayoría de las cosas que son interesantes, importantes y humanas son resultado de
la creatividad y porque cuando creamos sentimos que estamos viviendo plenamente.
Por otro lado Stenberg-Lubart (2002) entienden la creatividad como una decisión personal que debe seguir
una serie de etapas:
- Redefinir los problemas. No limitarnos a aceptar lo que se nos dice sobre cómo pensar o actuar. Poner en
tela de juicio las suposiciones tradicionales, analizar, inspeccionar los problemas, no aceptar las cosas como
ciertas porque se nos diga que lo son. Ir contracorriente.
- Buscar lo que otros no ven. Buscar nuevos modos de combinar los datos del entorno y nuestras
experiencias.
- Aprender a distinguir entre nuestras propias ideas las que son buenas de las que no lo son.
- Cultivar un estilo de pensamiento legislativo. Muchas personas tienen la capacidad de crear pero no el deseo
de crear.
- Perseverancia ante los obstáculos, asumir riesgos, estar abiertos a nuevas experiencias y tener el valor de
defender las propias convicciones.
- Descubrir las propias motivaciones endógenas. Las creativas son personas que hacen lo que les gusta.
- Encontrar los entornos creativos que nos recompensen por lo que nos gusta hacer.
- Tomar una decisión acerca del modo de vida que fomente la creatividad. El principal obstáculo a la
creatividad es el modo en que una persona contempla el mundo. Si decidimos contemplarlo creativamente,
mejorarán notablemente las posibilidades de tener ideas creativas.
El proceso creativo es un proceso de resolución de problemas que con frecuencia está limitado por obstáculos
importantes. Los más comunes son: a) la incapacidad de cambiar las respuestas estereotipadas ya
establecidas; b) la incapacidad cambiar la percepción del problema; c) la resistencia al cambio que se
evidencia en nuestro entorno con frases contrarias a la innovación (Cuadro 2); c) bloqueos emocionales,
sociales o culturales.
Algunos autores han ido más lejos en un intento por describir este complejo concepto. Así Alfonso (2000),
desarrolla la "molécula" de la creatividad que define con tres componentes esenciales:
La primera cuestión que nos planteamos en este apartado es si el estilo de pensamiento enfermero es un
estilo de pensamiento creativo, y en caso negativo, ¿qué factores pueden estar implicados en este proceso?
Para responder a estas cuestiones desde la enfermería es necesario reflexionar sobre algunas de las
aportaciones teóricas que relacionan el pensamiento creativo con los estilos de pensamiento que se fomentan
desde la educación.
El pensamiento creativo, es un producto propio y personal y es precisamente por esto por lo que resulta tan
valioso. Es una actividad que se mueve entre la lógica y la fantasía, siendo el resultado de la comunicación
intrapersonal e interpesonal, es una actitud vital, un estilo de vida y un estilo de supervivencia. (Landau,
1987). La forma en que cada uno de nosotros utiliza sus habilidades de pensamiento en la solución de
problemas es uno de los rasgos más estudiados para explicar la presencia o ausencia de creatividad. En este
sentido, una de las teorías más interesantes sobre estilos de pensamiento y su relación con la capacidad
creativa fue desarrollada por Sternberg (1999). En la teoría del Autogobierno Mental diferenció 13 estilos de
pensamiento, entendidos más que como aptitudes, como las preferencias individuales en el empleo de las
aptitudes. Asigna al estilo Ejecutivo la forma de pensar menos creativa, ya que caracteriza a las personas que
prefieren obedecer órdenes, seguir instrucciones y hacer lo que se les dice. Cuando se evalúan a sí mismas lo
hacen en función de lo bien que hacen lo que se les dice. Por el contrario, el pensamiento Legislativo es
considerado como el más propicio para la creatividad.
Tomando como punto de partida esta teoría, nos planteamos si el sistema educativo en el que están inmersos
nuestros estudiantes (universidad, hospitales, centros de salud) fomentan el pensamiento creativo o por el
contrario un estilo conformista o ejecutivo. Existen profesionales enfermeros creativos, pero son los menos. La
formación anterior a la entrada en la universidad en 1977 estaba orientada a desarrollar habilidades
manuales, no a tomar decisiones o cuestionarlas.
Bajo estas premisas iniciamos un estudio en 2007 que pretendía conocer el estilo de pensamiento de los
estudiantes de Enfermería de nuestra universidad y su relación con su potencial creativo (Almansa y López,
2010). Se llegó a la conclusión de que la creatividad medida con el test CREA, alcanza niveles calificados
como creatividad media, lo que sugiere que existe un potencial creativo entre los futuros profesionales. Uno
de los resultados más interesantes obtenidos en este trabajo era la relación entre las categorías los
estudiantes poco creativos y medio creativos con el estilo de pensamiento Ejecutivo. Aunque los menos
creativos se relacionaban con una forma de pensar observamos diferencias significativas entre los dos grupos
de la muestra, siendo los de primer curso menos Ejecutivos que los de tercero. Concluimos que estos últimos,
tras dos años de aprendizaje en instituciones sanitarias más que los primeros estaban más adaptados a la
metodología educativa que premia el aprendizaje basado en la memorización y la repetición, la obediencia y la
sumisión, de tal forma que a medida que el estudiante está más en contacto con el entorno educativo, va
perdiendo la libertad de innovar y buscar soluciones diferentes (Almansa y López, 2010).
Conclusiones
El pensamiento creativo enfermero decidirá nuestro futuro como ciencia y en consecuencia su supervivencia.
Es un futuro condicionado, en gran medida por lo capaces que seamos de estimular y desarrollar todo el
potencial creativo de las generaciones que nos sucederán desde una educación abierta y libre.
Dado que la creatividad se puede aprender, para aumentar las aportaciones creativas en el colectivo
enfermero es necesario desarrollar el pensamiento creativo individual desde el entorno educativo e
institucional. La innovación en un campo supone libertad, pensamiento independiente, curiosidad y asumir
riesgos. Supone para Enfermería dejar determinadas actitudes conformistas que nos proporcionan la
seguridad de lo ya conocido pero que bloquea el crecimiento del inmenso cuerpo de conocimientos que
encierra la ciencia del cuidado
RESUMEN
El nuevo escenario en que se desenvuelve Cuba hoy, demanda la búsqueda de soluciones creativas y viables
que garanticen el desarrollo sostenible del país. Esto conlleva un cambio paradigmático en el pensamiento
sobre nuevas formas de gestión y actuación. Las alternativas que se vienen gestando promueven el uso y
aprovechamiento óptimo de los conocimientos, del saber-hacer intrínsecos en las personas en pos de
innovaciones sociales que respondan a las necesidades del contexto y, a gran escala, contribuyan con la
sustentabilidad que requiere el nuevo modelo económico cubano. En este sentido, el presente artículo invita a
reflexionar sobre cómo el conocimiento logra convertirse en un catalizador de la innovación social y potencia
el desarrollo local en Cuba.
Introducción
Para que la producción, la distribución, y el uso efectivo del conocimiento puedan contribuir al desarrollo
económico, social, político y cultural del país, deben cumplirse una serie de requerimientos (Salas et al.,
2013), entre los que se encuentran:
1. Un adecuado patrimonio humano cuya formación es responsabilidad de toda la sociedad pero, en primer
lugar, del sistema educativo desde la enseñanza preescolar hasta los estudios universitarios y la formación
doctoral, así como la científica y tecnológica.
2. La existencia de instituciones de conocimiento sólidas: escuelas, universidades, centros de investigación.
3. La presencia de sectores productivos con interés y capacidades de absorber el conocimiento y de promover
el avance tecnológico y la innovación en todas sus expresiones.
4. La existencia de gobiernos capaces de adoptar decisiones acertadas en materia de políticas educativas,
científicas, tecnológicas y de innovación.
1. Las finalidades y propósitos de cada tipo de innovación (valores, tipo de beneficio que se genera).
2. Los sectores y agentes que participan en el proceso (público, privado, tercer sector, cuarto sector).
3. Las fuentes de conocimiento.
4. El contexto.
5. Las características inherentes al propio proceso.
6. Las competencias puestas en juego.
7. El tipo de participación en cuanto a la gobernanza.
Según la autora, las definiciones referidas coinciden en varios aspectos pero aún no se llega a un consenso
acerca del papel que desempeña la tecnología en la innovación social.
Sin embargo, cabe destacar que, en una de las posturas caribeñas, aparecen alusiones al uso de las
tecnologías en este nuevo proceso. Lo esencial en el concepto de Montalvo y Figaredo (s/f) es que el empleo
económico y socialmente útil del conocimiento y las tecnologías, en respuesta a problemáticas de un
escenario socio-económico determinado, constituye la base de esas innovaciones. Un caso concreto en Cuba
es la preocupación por la formación profesional en el campo de la gestión, tanto en el sector público como en
el privado. Esto se deriva de una necesidad práctica a partir del propio desarrollo del contexto. Por tanto, se
aboga por crear redes de conocimiento que permitan sistematizar toda la experiencia acumulada sobre el
tema, en un modelo de innovación social, y aplicarlo a un proceso eficaz de desarrollo local. (cuadro 3)
Como puede apreciarse, existen elementos comunes en cada una de estas definiciones que enmarcan el
desarrollo local como un proceso, una estrategia, o un enfoque de desarrollo, que debe contar con todos los
actores necesarios, una estructura social, un crecimiento cultural, recursos humanos preparados, habilidades
empresariales, recursos naturales y capacidades productivas.
Por otro lado, debe primar la motivación, los principios morales, la conciencia social, el dinamismo y el
aprovechamiento eficiente de recursos, en aras de lograr mejoras en los niveles y calidad de vida de la
comunidad, la creación de empleo y, en su máxima expresión, el crecimiento económico, político y social del
país. Todo esto tiene como base el conocimiento y la innovación social que, en este caso, median como
enlaces y detonantes del desarrollo esperado (figura 2).
Según García et al. (2013), para llevar a la práctica el desarrollo económico local, se requiere implementar
políticas que reconstituyan un tejido local activo, en el que los proyectos se apoyen unos con otros de forma
solidaria y donde pueda regularse el equilibrio social y económico a nivel general, y a su vez respetar a los
individuos y colectividades, la armonía del empleo, y la vida cultural y social de cada comunidad.
En Cuba, la praxis ha demostrado que aún existen obstáculos que frenan muchas de las iniciativas. Entre los
que señalan García et al. (2013) se encuentran:
Carencia de un modelo de desarrollo local que sirva de instrumento metodológico para el mayor
avance de las iniciativas locales en marcha y de las que pudieran incorporarse más adelante.
Insuficientes iniciativas en los territorios para acometer la elaboración de proyectos locales
debidamente sustentados por estudios de mercado, análisis de factibilidad y evaluación económica.
Falta de integración de los diferentes sectores enclavados en los municipios.
Todos estos elementos guardan relación con el alto grado de centralización en la toma de decisiones que ha
caracterizado al modelo económico vigente. Esta situación empieza a revertirse desde la proyección del
nuevo modelo, donde se aboga por elevar el protagonismo de los municipios, particularmente en la toma de
decisiones económicas nacionales. Sin embargo, para logralo, se hace imprescindible que cada territorio
disponga de una estrategia de desarrollo económico y social propia, que tome recursos naturales, económicos
y de la realidad sociocultural específica, de modo que los respectivos gobiernos participen de manera
fundamentada en la elaboración de los planes nacionales a largo, mediano y corto plazo.
Lo anterior argumenta la necesidad de cambiar el papel que hasta ahora han desempeñado los órganos de
gobierno en los territorios, con el propósito de que se eleve su protagonismo en la búsqueda de soluciones a
favor de las comunidades a su cargo.
El estudio realizado permitió conectar la tríada conocimiento, innovación social y desarrollo local , y descubrir
que en el contexto cubano esta experiencia ya cobra vida. Para ampliar la información se pueden consultar los
casos que se listan a continuación:
1. La gestión cultural del patrimonio: un modelo de innovación social en el Centro Histórico (Vega y Alonso,
2012).
2. Redes de cooperación entre actores locales con centros docentes e instituciones científicas del país (Boffill,
2009).
3. Innovaciones agropecuarias (Martín, 2009).
Consideraciones finales