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Hace poquito calló en mis manos un libro muy interesante de Soledad Santiago López: “Tratando…
inestabilidad emocional”.
Me ha parecido tan importante lo que en él se habla que quería compartir contigo su visión sobre
la inestabilidad emocional y la personalidad inestable, dado que son aspectos esenciales de un
trastorno todavía poco conocido: el trastorno límite de la personalidad (TLP).
Si te interesa esta temática, te animo a que le eches un vistazo a su libro. Puedes adquirirlo
directamente
Todos podemos alterarnos emocionalmente ante una situación determinada de mucho estrés.
En una situación en la que uno que se cruza y otro no mira, algunos reaccionan pitando de forma
descontrolada, otros insultan o golpean su volante, y otros simplemente conservan la calma.
En función de lo que nos desestabilicemos ante acontecimientos estresantes, podremos decir que
nuestras emociones son firmes y estables o, por el contrario, volátiles e inestables.
¿Quiere esto decir que los que no sabemos conservar la calma en un momento determinado
somos personas inestables emocionalmente?
No.
Todos en un momento dado podemos reaccionar ante la frustración con emociones negativas. Sin
embargo, algunos pueden recuperarse de estos pequeños baches más fácilmente y les suceden
con menos frecuencia que a otros. Esto es, hay personas con más o menos resiliencia.
Así, podría decirse que la estabilidad emocional es una cuestión de grados, medible a lo largo de
un continuo.
Avanzando por el mismo continuo, irían a continuación aquellas personas capaces de recuperarse
fácilmente en caso de perder la calma y reaccionar así de una forma adaptada.
Así, si continuamos avanzando a lo largo del continuo nos iremos acercando a distintos grados de
gravedad.
En el último extremo, estarían las personas altamente inestables, cuya respuesta ante la
frustración interfiere y deteriora considerablemente su vida.
Pero, ¿por qué esta inestabilidad emocional?, ¿por qué estas conductas inestables?
Siguiendo la terapia icónica propuesta por la psicóloga Soledad Santiago López, las personas con
TLP se caracterizan por 3 aspectos:
La baja autoestima, el pensamiento dicotómico, o la baja habilidad para analizar la realidad desde
distintas perspectivas son, entre otros factores, aspectos que pueden hacernos más vulnerables a
la frustración.
Debido a la baja tolerancia a la frustración, y la falta de habilidades, las reacciones ante las
dificultades serán primarias.
Autoagresiones: van desde insultos a uno mismo del tipo “soy tonto”, “soy un inútil”, hasta, en los
casos más graves (TLP) autolesiones o intentos de suicidio.
Como es lógico, estas conductas inadaptadas primarias, llevan a nuevos problemas que, a su vez,
generan nuevas frustraciones. Se convierten así en la pescadilla que se muerde la cola.
La persona intenta salir de este círculo cerrado y para ello, comienza a realizar conductas
compensatorias o secundarias.
Las respuestas secundarias tratan de “compensar” de algún modo el daño sufrido o causado a
otros. Por eso, suelen aparecer conductas de manipulación o idealización.
Así, la manipulación trataría de compensar o evitar una nueva frustración (pongo la tirita para
evitar hacerme daño).
En la misma línea, la idealización serviría para intentar disfrutar de la realidad, aunque esta sea
imaginaria e irreal.
El problema de estas conductas compensatorias es que sólo funcionan a corto plazo, y a largo
plazo llevan de nuevo a la frustración y al inicio del proceso.
Si bien, como decía al principio, la inestabilidad emocional es algo que nos puede afectar a todos
en un momento dado, es importante recordar que es una cuestión de grados, yendo desde algo
superfluo y poco importante, hasta convertirse en un problema grave que puede ocasionar incluso
la muerte.
Es por eso que, en ocasiones, el pedir ayuda profesional para tratar la inestabilidad emocional es
algo sumamente importante.
Si ves que interfiere en tu día a día, que te provoca más inconvenientes de los que quieres, te
animo a acudir a terapia.
La inestabilidad emocional puede ser algo bastante grave que afecta tanto a quien la padece como
a sus allegados.
Es posible que te hayas visto envuelto en múltiples disputas, que te hayas sentido decepcionado
con mucha frecuencia, que te asuste sentirte abandonado constantemente, que no tengas claro ni
quien eres, que te veas como alguien extremadamente impulsivo o caprichoso…
Si ves estos síntomas, probablemente sea tu inestabilidad emocional la que te está jugando una
mala pasada.
No esperes a que tus relaciones se deterioren y tu calidad de vida decaiga. Ponte en manos de un
profesional de la psicología.
En terapia podrás aprender distintas técnicas y estrategias que te ayudarán a fortalecerte y
sentirte más estable emocionalmente.
Sobre la autora:
“Soy Ana Hidalgo, psicóloga de profesión y persona como tú, con grandes experiencias tanto a
nivel personal como profesional.
Si quieres recibir semanalmente artículos sobre amor, desamor y relaciones en general, suscríbete
gratis a mi blog en terapiaconAna.com”
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