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HACIA UNA MEJOR IMAGEN DE LA FORMACIÓN POLICIAL EN LA

SOCIEDAD COLOMBIANA

NOMBRE COMPLETO DEL AUTOR

POLICIA NACIONAL
¿?
¿?
MEDELLÍN
2012
HACIA UNA MEJOR IMAGEN DE LA FORMACIÓN POLICIAL EN LA
SOCIEDAD COLOMBIANA

Parece mentira que aun en nuestros días persista en la mayor parte de nuestra
sociedad una imagen equivocada de lo que significa la formación policial y su
objeto de conocimiento. Es normal que las personas piensen que la formación
de un policía contrastado con la de otros profesionales, carezca de rigurosidad
y los elementos normativos y pedagógicos propios de cualquier proceso
educativo.

¿A qué se deberá esta imagen equivocada? ¿Es acaso un problema de


percepción de unos cuantos enemigos del orden público, que no contentos con
sus conductas inadecuadas, se empeñan en desvirtuar la formación integral
promovida por nuestra institución? ¿Se tratara de un problema de
desinformación, que mantiene al margen los adelantos educativos que practica
la policía del conocimiento popular?

¿O será más bien, que dicho mal entendido obedece al proceder poco
profesional de algunos policías irresponsables e indisciplinados que con sus
comportamientos desleales a la formación impartida en nuestra institución
manchan su imagen? ¿a un par de manzanitas podridas que es necesario
arrojar antes que terminen afectando el resto?

Estas y muchas otras preguntas nos asaltan la cabeza cuando pensamos en


esto. Y la verdad es que no están lejos de conducirnos a las reflexiones que
necesita plantearse el componente educativo de nuestra institución, ya que es
indispensable dentro de los lineamientos de su política educativa otro que se
ocupe de la trivialización de sus componentes desde el punto de vista de la
sociedad.

Y entonces, se preguntará quien lea este ensayo, qué importancia puede tener
esto, cuando se cuenta con una Proyecto Educativo Institucioal sólido y bien
sustentando. Yo diría que mucho, especialmente porque de la imagen que
tenga la institución depende en gran medida que tipo de personas quiera hacer
parte de ella.

Explicándolo de forma más clara, si la formación policial goza de mal prestigio,


son muchos los mediocres que van a querer llenar las filas de la institución y
muchos los buenos estudiantes, por decirlo de alguna manera, los que
perdería. Dudo mucho que una persona muy buena en su vida académica, no
se desanime de ingresar a la institución si percibe que en esta, la formación es
vaga, aunque no lo sea, y es algo meramente práctico, aunque tampoco lo sea.

Cuando pienso en esto, me acuerdo del caso concreto de un compañero de


colegio que querían ser policía. Él sin exagerar era un excelente estudiante y
se destacaba por sus cualidades físicas y su inteligencia. Yo diría que era un
policía ideal en potencia y que de este tipo de individuos debería estar repleta
nuestra institución.

¿Pero qué sucedió? por muchas razones que aún no entiendo claramente pero
que intuyo, él opto a pesar de su fuerte convicción inicial, por escoger otra
profesión. Y no sobra decir que no se trataba de una persona de esas que no
sabe lo que quiere y un día dicen una cosa y al otro salen con una diferente,
no.

Lo que sucedió es que como él alguna vez me lo dijo, quería seguir estudiando.
¿Cómo? ¿Quería seguir estudiando? ¿Acaso ser policía no implica una
formación rigurosa e integral? ¿Qué le hizo pensar a mi amigo que ser policía
implicaba el fin de sus estudios?

Por otro lado, es típico que a las filas de la policía lleguen personas que
piensan exactamente lo mismo, pero del otro bando, y convencidas de que sus
estudios, que para ellos son un martirio, han llegado por fin a su final, cuando
realmente se han reanudado en un nuevo camino lleno de retos y saberes por
adquirir.

El problema aquí es entonces que abundan los estudiantes mediocres y poco


juiciosos en los salones de clase donde se quisieran solo policías ejemplares e
íntegros. Y si bien, que sean mediocres o indisciplinados como estudiantes no
garantiza que vayan a ser malos policías, porque ante todo hablamos de una
formación completa impartida por la institución que puede incidir positivamente
en cualquier ser humano, es verdaderamente preocupante que la idea de que
en la policía la formación es algo liviano, siga atrayendo gente incompetente,
perezosa mientras sigue alejando otras personas que podrían ser más valiosas
para la institución en todo sentido.

Lo sorprendente de todo el caso, es que todo este problema se funda en una


falsa imagen, y basta con leer los documentos que sustentan el quehacer de la
policía nacional en cuanto a su formación, la concepción que se tiene de
educación policial, su enfoque humanista, el modelo pedagógico policial, su
pretensión de potenciar el conocimiento y alcanzar una formación integral entre
otros, para darse cuenta de los equivocados que están todos los que
desconocen estos elementos que al parecer siempre han estado presentes y
contemplados en la policía.

Porque ante todo en la policía se habla de un sistema educativo como


cualquier otro, y más complejo aun, porque no solo atiende a los requisitos del
ministerio de educación nacional, sino que también debe ser coherente con la
misión de la institución y las políticas del ministerio de defensa, tarea que si se
piensa bien y contemplando su totalidad, no es nada fácil de cumplir, en el
sentido de que es difícil mantener una armonía continua con cada una de las
partes.

Siendo así, el sistema educativo policial, que además cuanta con una historia
de continua evolución y desarrollo, reúne sus planteamientos en un Proyecto
Educativo Institucional como cualquier otro ente educativo de nuestro país y
dicho PEI en el conjunto de sus planteamientos, habla de la institución que se
desea, delinea el tipo de policía que se quiere formar, y la nación que se anhela
construir.

Y este proyecto educativo institucional se asume a su vez como un proceso en


permanente revisión, siempre en busca de una mejor calidad y una identidad
institucional. Se puede decir que su construcción es permanente, repito, como
en cualquier institución educativa. Y lo repito por el simple hecho de que
algunas personas a pesar de la evidencia siguen negando estos hechos que
parecen tan palpables y transparentes.

Es aquí donde vuelvo a preguntarme por el problema señalado desde el


comienzo del texto, y no es difícil imaginar el desconcierto que sentirían todas
las personas que alguna vez han errado en su idea de la educación en la
policía, puesto que se hace evidente con todo lo que he nombrado también,
que el sistema educativo policial está lejos de ser una ilusión y es más bien un
hecho latente.

Resuelta esta primera inquietud surge entonces otra pregunta que se hace
necesaria para superar el problema plateado y es que si bien la policía nacional
cuenta con un sistema educativo completo y dinámico que no se puede negar
bajo ninguna situación o excusa ¿de qué forma impulsaremos una imagen
renovada y atractiva de la formación policial que deje atrás el estigma señalado
durante el desarrollo de este texto?

Pueden ensayarse aquí múltiples estrategias tanto a nivel individual como a


nivel institucional. Es decir, que la solución podría estar en cada uno de las
personas que pertenecen a nuestra institución o participan de su ente
universitario, podría estar en el sentido de un cambio de actitud frente a los
saberes impartidos en las aulas de la policía, en su desempeño ejemplar en las
cuestiones referentes a su educación, en la representación impecable de los
principios de su formación, en el interés permanente por superar sus
conocimientos.

En segundo lugar, esta solución también podría ser fomentada por diferentes
gestiones y campañas impulsadas institucionalmente. Dicho de otra manera,
desde las directivas de la institución se podría trabajar sobre la imagen de su
componente educativo, haciendo un esfuerzo por volver más visible todos los
elementos valiosos de su sistema educativa que sin lugar a dudas serian
atractivos ante los ojos de muchas personas y funcionarían además como un
contra-discurso de las calumnias que se tejen ante la institución frente a estos
aspectos tan delicados.

Del aspecto individual podría agregarse para redondear un poco la idea


anterior, que reside en cada integrante de la institución la imagen de la misma,
y por lo tanto, de su actitud y su comportamiento depende la imagen de la
institución. Por ello es indispensable una conciencia individual que conduzca a
una colectiva sobre el problema aquí señalado, que aunque parece poco
importante, puede representar grandes cambios de ser atendido con la
importancia que se merece.

En cuanto a las medidas institucionales que deberían ser implementadas con


urgencia, basta agregar que las directivas deberían promocionar el concepto de
ciencia policial que parece tan olvidado e irrisorio para algunos ignorantes, y a
su vez resaltar los principios de la educación policial que hacen de la misma
algo significativo y más complejo de lo que aparenta. Me refiero con todo esto
al arduo entrenamiento, la formación de calidad y humanista, las
especializaciones, las múltiples capacitaciones, las continuas actualizaciones
de las que disponen cualquier policía.

Pero sobre todo se debe resaltar la educación humanista integral que se


desarrolla dentro del sistema educativo policial y se contempla de forma
impecable dentro de su proyecto educativo institucional y cuyo
desconocimiento es el fundamento en muchos casos de las especulaciones, de
la negación y descalificaciones frente a la formación policial desde el ámbito
social.

Es una lástima que las personas del común desconozcan todo lo que implica
formarse como policía en Colombia y en cualquier parte del mundo que posea
una estructura policial y educativa como la nuestra, el hecho por ejemplo, de
que un hombre o una mujer que pertenece a la policía ha tenido
necesariamente que desarrollar sus cualidades sociales, cognitivas, físicas,
éticas, espirituales, comunicativas entre otras.

Y es aún más lastimoso que dichas personas no alcancen a vislumbrar a la


policía misma como un ente educativo tan serio y capaz, que no solo brinda
una completa educación sino que también contribuye socialmente con su
proyección social y la producción de conocimiento, puesto que dentro de la
formación policial se contempla como en cualquier ámbito universitario la
investigación de carácter científico.

Finalmente, y teniendo en cuenta todo lo que se ha planteado hasta el


momento, a la hora de pensar en una mejor imagen de la formación policial se
hace necesario pequeños cambios en todos los niveles comprometidos con la
formación dentro del sistema educativo policial. Pues solamente mediante la
acción colectiva y simultanea de todas las partes en pro de hacer visibles las
virtudes educativas de la institución será posible una ruptura de la idea
aberrante de que el que entra a participar de la formación humanista e integral
de la policía, como si se tratara de un chiste, se conduce al fin de su vida
académica. La idea nueva será que todo aquel que escoja ser policía dará una
paso más en la escala de los saberes universales de la humanidad y de allí
nunca descenderá, al contrario solo nuevos horizontes los aguardaran.

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