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Un elemento que me interesa destacar del libro es la contundencia y claridad con que
se pone de manifiesto el debate del pensamiento económico mexicano, que como
mencioné en el párrafo precedente inicia en la era cardenista, pero no terminará ahí,
fue una pelea intelectual y práctica que no terminó hasta que se ganó la batalla, la
banca nunca quitó el dedo del renglón, debatieron y cuestionaron la política econó‑
mica de Ávila Camacho, de Miguel Alemán y con López Mateos la batalla fue brutal
hasta el punto de publicar el famoso artículo, “¿Por cuál camino señor presidente?”2
Al estudiar el origen o causa del debate, encontró la autora que la razón era la política
económica planteada por el presidente Lázaro Cárdenas, que iba en contra de los in‑
tereses sobre todo del famoso grupo de banqueros y financieros denominado BUDA,
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el cual debe su nombre a los cuatro banqueros que eran sus principales miembros:
Raúl Bailleres, Salvador Ugarte, Mario Domínguez y Ernesto J. Amescua, estando a la
cabeza de la oposición cardenista, como ya se mencionó, el liberal Luis Montes de
Oca. Este último coincidía plenamente con los planteamientos de la Escuela Austria‑
ca, en especial con la obra de Ludwigi von Mises y más tarde con la de Friederich von
Hayek. También entran como personajes mexicanos importantes Gustavo R. Velasco,
Faustino Ballvé y Aníbal de Iturbide, todos ellos contribuyeron al diseño y desarrollo
del proyecto de país desde la perspectiva del pensamiento ortodoxo.
Dentro de las coincidencias que los liberales mexicanos tienen con las obras de
Mises y Hayek destacan en primer lugar al factor de producción capital y a los
empresarios, como agentes del cambio, Romero Sotelo puntualiza esta parte del
pensamiento austriaco y lo retoma al señalarlo como los dos motores importan-
tes del proceso económico, cito textual:
La estigmatización de las políticas desarrollistas como populistas por parte de un
sector de los empresarios mexicanos tienen sus raíces en las reflexiones de von Mi‑
ses, repetidas constantemente para descalificar todo lo que se relacionara con la in‑
tervención del Estado en la economía en aras de una distribución del ingreso más
equitativa. Así mismo Von Mises vincula las políticas económicas desarrollistas del
gobierno mexicano con el sistema socialista y defiende al capitalismo como un siste‑
ma de organización social mucho más eficiente, aconsejando a los países atrasados
no seguir con las llamadas políticas ‘populares’.3
Antes de esta obra, resultaba desconocido para todos nosotros, o tal vez conocido
solo para el sector empresarial que impulsó el proyecto neoliberal en los cuarenta;
de las visitas que los personajes de la Escuela Austriaca hicieron a nuestro país
llaman la atención sus recomendaciones y diagnósticos que años más tarde se
retomarían y cumplirían. La Dra. Ma. Eugenia Romero Sotelo evidencia la relación
personal y directa que existía entre Montes de Oca, Mises y Hayek, todo enmar‑
cado dentro de un proyecto internacional. El texto clarifica cómo es esta relación
de camaradería, e incluso las participaciones a nivel internacional de los mexica‑
nos en las reuniones del grupo neoliberal de Mont Pèlerin, hasta el punto de que
México llegó a ser sede de una de sus conferencias, así como de forma constante
los simpatizantes empresarios mexicanos de la Escuela Austriaca impulsaron y di‑
vulgaron sus ideas. La divulgación a través de la cultura, conferencias, revistas,
periódicos, textos y sobre todo en la educación resultaron ser la mejor arma de
combate al pensamiento desarrollista.
3 Ibid, p. 105
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En la obra se explicita el papel que tendrá la difusión de las ideas, la cuales se im‑
pulsarán a partir del Instituto Mexicano de Cultura y del Instituto Tecnológico de
México (ITM), que más tarde se convertiría en el Instituto Tecnológico Autónomo
de México (ITAM), que tendrá una misión concreta, proporcionar una alternativa de
política económica al cardenismo, y un plan de estudios superiores alterno a lo que
ellos percibían como la ideología de izquierda en la Universidad Nacional Autóno‑
ma de México, reguladas por el Estado. Romero Sotelo ubica también la creación del
Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y la Universidad
Iberoamericana, instituciones que surgen en la época con diferentes patrocinios.
En nuestra actualidad, podemos ver lo que ha pasado desde la creación del ITM
en 1946, ciertamente lograron desplazar a los economistas de la Universidad Na‑
cional Autónoma de México. Este fue un elemento de estrategia completamente
planeado con resultados alcanzados de manera favorable, tan sólo basta mirar el
secretario de Hacienda y a sus predecesores.
Entre los socios fundadores del ITAM, Romero Sotelo señala siete de los princi‑
pales bancos mexicanos y varias empresas de Monterrey, incluidas la Compañía
Cervecera Moctezuma y la Compañía Fundidora de Hierro y Acero de Monterrey.
La asociación incluyó a empresarios, banqueros e individuos con carreras tanto
en la empresa privada como en el sector público. La lista completa con nombres
y apellidos aparece en sus páginas además de estar respaldado el texto con el
anexo de las fuentes primarias.
Existen dos capítulos clave uno de ellos titulado El sostén: los Bailleres y otros em-
presarios, además del capítulo del pensamiento único y la construcción de sus insti-
tuciones, que es el que cierra la obra. Estos capítulos son complementarios entre
4 Ibid, p. 121.
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5 Ibid, p. 266.
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