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CEREBRO

Y PERSONA

Juan José Sanguine-
Pon-ficia Universidad de la Santa Cruz
Mendoza, agosto 2017
•  I. Introducción
•  II. Breve panorama histórico
•  III. El cerebro como órgano principal del
cuerpo personal
•  1. ¿Cómo concebir al cerebro?
•  2. El cerebro como órgano vital
•  3. Cerebro jerárquico complejo
•  4. Cerebro y mente
•  5. El cerebro como órgano del cuerpo y de la
mente. Cerebro, cuerpo total y alma
•  IV. Cerebro, yo, persona
•  1. IdenGdad corpórea humana e idenGdad
personal: papel del cerebro
•  2. IdenGdad fenomenológica del sujeto: la
subjeGvidad senGda. El yo
•  3. Yo, persona y personalidad
•  4. La trascendencia de la parte espiritual de
la persona
•  5. La persona y sus dimensiones. Aspectos
consGtuGvos u ontológicos

•  6. Subsistencia del alma espiritual fuera del
cuerpo
•  7. El cerebro no es una máquina informáGca
•  V. Conclusión
I. Introducción
•  Persona y cerebro: tema antropológico,
relacionado con la neurobiología.
•  Los problemas filosóficos: cerebro y cuerpo
humano (funciones), cerebro y psiquismo,
iden-dad cerebral y personal, relación con el
yo y el alma, cerebro y máquina informá-ca.
II. Breve nota histórica
•  Visión clásica. Alma, cuerpo, persona.
Perspec-va fenomenológica y cienNfica
(médica).
•  Corazón, cabeza, cerebro.
•  Tomás de Aquino: el cerebro como sede de la
sensibilidad superior.
•  El cerebro como órgano central “oculto”. La
parte expresiva del cuerpo.
•  Cuerpo voluntario y cuerpo fisiológico.
•  Biología moderna. Cerebro electro-químico.
Cerebro informá-co. Organo complejo e
integrador, dotado de plas-cidad, y por eso
frágil.
III. El cerebro como órgano
principal del cuerpo personal

•  1. ¿Cómo concebir al cerebro?

•  El cerebro es un órgano (parte especializada


del cuerpo) con una función global y des-
especializada (en los niveles superiores).
•  Órgano complejo, jerárquico, modular, en red,
dinámico, flexible, adaptable, potencial,
versá-l, nunca acabado (siempre se está
haciendo). Se comprende con el método
sistémico.
•  Visiones inadecuadas:
•  - sólo como sede de funciones (dualismo)
•  - como mero correlato de funciones
psíquicas (paralelismo)
•  - como hardware computacional
(funcionalismo)
•  - como conjunto de agencias (Minsky) o de
memes (Denne^) (mecanicismo, pérdida de
unidad y del yo).

2. El cerebro como órgano vital

•  Organo vital, causa material vital. Par-cipa de


las funciones vegeta-vas.
•  Controla y regula el comportamiento
fisiológico del cuerpo.
•  Organo de la sensibilidad. Elemento inmaterial
e interior (sensación, imaginación, recuerdos).
Cerebro sensiGvo y emoGvo.


• 
Sos-ene fisiológicamente
al cuerpo

 
  Suscita y regula la
  sensibilidad. Nuevo modo
  de estar en el ambiente: lo
  percibe y puede moverse en
  él de modo intencional
 

En unión con la
inteligencia y la
voluntad

•  3. Cerebro jerárquico y complejo

•  El cerebro debe considerarse en su unidad


global y a la vez en sus diferenciaciones
funcionales y anatómicas. EstraGficación
jerárquica rela-va.
•  Totalidad sistémica: todo depende de todo.
De ahí: complejidad y variabilidad.
•  Causalidad compleja. Downward, upward,
horizontal, transversal.
•  Modalidad hilemórfica de la jerarquía:
formalizaciones (unas sobre otras).
•  Hemisferios: simetría lateral y
complementariedad.
•  El cerebro tri-uno de Mac Lean y el de Sperry.
•  4. Cerebro y mente

•  Regula y controla el ciclo

Emoción,
afecto,
percepción y
cognición estados de
ánimo

Conducta
•  A eso podemos verlo como mente:

•  Lo que conocemos comúnmente como mente


es un conjunto de operaciones que el cerebro
lleva a cabo. Las acciones del cerebro no sólo
son el sustrato de conductas motoras
relaGvamente simples como caminar o comer,
sino de todas las acciones cogniGvas que
consideramos la quintaesencia de lo humano,
como pensar, hablar o crear obras de arte.
•  Como corolario, todos los trastornos de la
conducta que caracterizan las enfermedades
psiquiátricas –trastornos afecGvos (de las
emociones) y cogniGvos (del pensamiento)–
son trastornos de la función cerebral (E.
Kandel, J. H. Schwartz, Th. M. Jessel, Principios
de neurociencia, McGraw-Hill -
Interamericana, Madrid 2000, 4ª ed.).
•  Pero el cerebro no es exactamente lo mismo
que la mente. Una cosa es el cerebro como
órgano puramente material y observable, y
otra las operaciones psíquicas que emergen
naturalmente de esa base (psiquismo). Son
inmateriales. Searle: son propiedades
cerebrales naturales. No son puramente
holís-cas.
•  Para la visión naturalista o materialista esas
operaciones son un misterio. Pero la dualidad
mente-cerebro es ineliminable.
•  La unión entre la dimensión neural jsica y la
dimensión psicológica emergente puede
explicarse de un modo no dualista (pero sí
manteniendo la dualidad) con la teoría
hilemórfica aristotélica y tomista.
•  5. El cerebro como órgano del cuerpo y de la
mente. Cerebro, cuerpo total y alma

•  ¿Es el cerebro el órgano de la mente? La


respuesta requiere varios ma-ces:

•  El cerebro es órgano de una serie de


funciones que se reconducen al principio
formal del cuerpo humano: el alma. La
dualidad mente-cerebro se remite a la
dualidad alma-cuerpo.
•  El cerebro es parte del cuerpo. Debe verse en
unión con todo el cuerpo y con el ambiente en
sus dis-ntos niveles (vegeta-vo, sensi-vo,
humano).
•  Como parte central del sistema nervioso
central, incide sobre todo el cuerpo: lo hace
uno, funcional, sensibilizado.
•  Las demás partes del cuerpo se especializan
en funciones. Las macroscópicas más
expresivas son el cuerpo humano
fenomenológico: función conductual y
expresiva.
•  Al ver el conjunto del cuerpo de alguien, con
su ves-menta, gestos, andar, lenguaje,
captamos su personalidad y podemos
relacionarnos. El cerebro está al servicio de
estas funciones antropológicas.
•  1. Como órgano de funciones vegetaGvas
sos-ene la vida fisiológica del cuerpo. Tales
funciones se remiten al alma como primer
principio. Al destruirse el cuerpo, se
desvanece el alma: no puede estar presente y
muere la persona.
•  2. Como órgano de funciones sensiGvas hace
posible la vida psíquica y la conciencia
sensi-va. Las lesiones cerebrales pueden
afectar al psiquismo sin destruir el cuerpo
vegeta-vo.
•  3. ¿Es el cerebro órgano de las funciones
superiores: inteligencia, voluntad, acciones
libres? ¿Cuál es su relación con el yo?
IV. Cerebro, yo, persona
•  1. Iden-dad corpórea humana e iden-dad
personal: papel del cerebro
•  El cerebro (no la corteza), al mantener la
unidad orgánica del individuo, es responsable
de la iden-dad del cuerpo. Y esto incide sobre
la iden-dad de la misma persona. Tal cuerpo,
tal persona. Y también: tal encéfalo, tal
persona. El caso de las siamesas Hensel, con
un solo cuerpo.
•  De algún modo, yo soy mi cuerpo (pero no soy
puramente cuerpo). “Yo soy yo, sea cual sea
mi cuerpo”: esto es dualismo (el cuerpo sería
accidental, sus-tuible, cambiable:
transhumanismo).
•  El alma es “responsable formal” de la
iden-dad individual. El cerebro es responsable
“material global”. La muerte del cerebro es la
muerte de la persona, pues muere el cuerpo.
•  El problema del eventual trasplante de partes
del cerebro, o del cerebro como un todo. El
proyecto de Sergio Canavaro.

•  2. Iden-dad fenomenológica del sujeto: la


subje-vidad sen-da. El yo

•  El cerebro sensi-vo animal -ene que ver con


la sensación subje-va que -ene el animal de
ser una unidad corpórea sensibilizada (como
un self animal).
•  El animal Gene una subjeGvidad unificada,
pero no reflexiva. Lynne Rudder Baker: -ene
una perspec-va rudimentaria de primera
persona.
•  La conciencia animal Gene una base neuronal
propia: una serie de circuitos; está distribuida
y no localizada en un área.
•  El yo humano (autoconciencia, perspec-va
robusta de primera persona: Baker) se apoya
en el cerebro porque una parte básica de su
conciencia es sensi-va. Para ser personas no
hace falta estar conscientes.
•  3. Yo, persona, personalidad

•  El yo indica la persona, pero no es lo mismo


que la persona. Yo: persona auto-consciente.
Diversos grados y estados de la conciencia
(mínima, plena, narra-va, etc.).
•  Personalidad: cómo somos. Dis-nto de cómo
creemos ser. Cambian con el -empo.
•  La disolución de la persona y de la conciencia
de sí mismo. Empirismo, Metzinger.
•  4. La trascendencia de la parte espiritual de la
persona

•  La dimensión espiritual de la persona


trasciende la corporalidad. El cerebro no es
órgano adecuado del espíritu ). Intelecto y
voluntad: potencias “anorgánicas”.
•  Trascendencia: comprensión ontológica de la
realidad. Apertura al ser, a la verdad, al bien.
•  5. La persona y sus dimensiones. Aspectos
cons-tu-vos u ontológicos

•  El individuo que somos es persona. El carácter


personal procede de la dimensión espiritual,
pero afecta a todo lo que somos y hacemos:
cuerpo personal, actos personales.
•  La relación de nuestro espíritu con el cerebro
es esencial. El cerebro de algún modo es
órgano de la persona y de sus capacidades
espirituales: órgano inadecuado.
•  Nivel consGtuGvo y nivel operaGvo (el segundo
puede no estar ac-vo, salvo el nivel básico).
•  Nivel cons-tu-vo: somos un cuerpo personal;
somos una persona corpórea. No “usamos” un
cerebro, ni un cuerpo: lo somos.
•  L. Baker (Persons and Bodies, 2000; The
Metaphysics of Everyday Life, 2007): el
carácter personal sería la capacidad de
autoconciencia. La persona está consGtuida
por un cuerpo (con-ngente). Esta posición es
dualista (no acude a la noción de alma como
forma del cuerpo).
•  L. Baker: “El cuerpo que ahora me consGtuye
es esencialmente (y no-derivaGvamente) un
animal, y es conGngentemente (y
derivaGvamente) una persona; yo soy
esencialmente (y no-derivaGvamente) una
persona, y soy conGngentemente (y
derivaGvamente) un animal (…) las personas
humanas son animales humanos
derivaGvamente, en virtud de estar
consGtuidas por animales”.
•  Deriva-vamente=accidental.
•  En Tomás de Aquino, en cambio, se da una
única alma personal, con varias dimensiones
(vegeta-va, sensi-va, espiritual). La dimensión
vegetaGva es la que formaliza al cuerpo
fisiológico.
•  La dimensión espiritual no actúa si no está
sensibilizada y, por tanto, cerebralizada.
Nuestro espíritu está enraizado en el cerebro,
por compenetración esencial y no por
interacción.
•  Aunque estas dis-nciones no sean explícitas
en el conocer ordinario, y el neurocienNfico no
cuente con ellas, son necesarias si queremos
disGnguir a la persona humana de los
animales subhumanos.
•  También en una palabra como “importancia”
cabe dis-nguir entre un aspecto sensible y
otro comprensivo.
•  La persona es el individuo completo, pero su
raíz es la dimensión espiritual.
•  6. Subsistencia del alma espiritual fuera del
cuerpo

•  Desde lo visto, es argumentable.


•  Pero nos falta experiencia. No se puede decir
mucho más sin pasar a la teología.
•  Los planteamientos no materialistas que
excluyen la subsistencia del espíritu, en el
plano racional, se deben a una carencia
ontológica. El recurso a fenómenos
extraordinarios no basta.
•  7. El cerebro no es una máquina informá-ca

•  Después del auge de la inves-gación en la


inteligencia ar-ficial (años 50-80 del siglo XX),
el enacGvismo y la teoría de la mente
incorporada hicieron ver la importancia de la
base biológica de la mente. Se superó el
funcionalismo computacional.
•  La neuroingeniería computacional, en las
úl-mas décadas, ha supuesto cierta vuelta al
funcionalismo des-biologizante.
•  La robo-zación y reducción de las funciones
cogni-vas y emo-vas a procesos informáGcos
gobernados por algoritmos de red pierde la
subje-vidad o la perspec-va de primera
persona.
•  Reducción de la persona y el cerebro a
máquina informá-ca. Thomas Metzinger (El
túnel del yo): el yo no existe. Es ficción
“transparente”.
V. Conclusión
•  La neurociencia se encuentra con problemas
antropológicos como el yo, la persona, el
cuerpo.
•  Se necesita la intervención de la filosoja. Es
ú-l obtener una consideración global del
cerebro.
•  La perspecGva ontológica ayuda a comprender
la iden-dad personal en medio de los
procesos psicosomá-cos de los que el cerebro
es base material.

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