La responsabilidad social es un término que se refiere a la carga, compromiso u

obligación, de los miembros de una sociedad ya sea como individuos o como miembros
de algún grupo, tanto entre sí como para la sociedad en su conjunto. El concepto introduce
una valoración positiva o negativa al impacto que una decisión tiene en la sociedad. Esa
valorización puede ser tanto ética como legal, etc.

El uso que la gente hace de los medios de comunicación social puede producir efectos
positivos o negativos. Aunque se dice comúnmente y lo diremos a menudo aquí que en
los medios de comunicación social “cabe de todo” no son fuerzas ciegas de la naturaleza
fuera del control del hombre. Porque aun cuando los actos de comunicación tienen a
menudo consecuencias no pretendidas, la gente elige usar los medios de comunicación
con fines buenos o malos, de un modo bueno o malo.

Los valores éticos son guías de comportamientos que regulan la conducta de un individuo
y que adquieren durante el desarrollo individual de cada ser humano con experiencia en
el entorno familiar, social, escolar e inclusive medios de comunicación.

La responsabilidad es un valor arraigado en la vida personal, que conlleva la capacidad y

madurez suficiente para responder ante nuestros actos asumiendo sus consecuencias,
llevando a cabo las normas y deberes que se deben cumplir porque libremente se quiere
y no porque sin impuestos. Lo contrario sería excusas, la falta de compromiso y el eludir
las obligaciones; también ser responsable implica comunicar a la sociedad los impactos
positivos y negativos generados por su actividad, poniendo en práctica el ejercicio de la
transparencia y dando valor a las actuaciones de las organizaciones en esta materia.