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DESPERTAR DE UN
LARGO SUEÑO

“Al Morir… Se Me Permitió


Volver A La Vida”

Alba Matwiczyk
Título: Despertar de un largo sueño
© Texto: Alba Matwiczyk
Ilustración de Portada: EXACTICAMENTE ®
Diseño de Portada y Contraportada: Pepe Bravo Díaz
Revisión de estilo y maquetación: www.escritoyhecho.com
1ª Edición
Todos los derechos reservados
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida,
redistribuida o dada en cualquier forma, sin el consentimiento
escrito previo del escritor

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AGRADECIMIENTOS

Nunca un libro es escrito por un solo autor, por ello, mi


agradecimiento está destinado a muchas personas, pero
principalmente:
¡A ti! Pues sin tu existencia, sin tus necesidades, este libro
nunca hubiese sido creado.
A mis Guías, que me otorgaron el lugar y el tiempo adecuado.
A Sento Lorente, creador del taller “Deja Huella Con Tu
Libro”, por enseñarme todo lo que aquí he plasmado. Sin su
guía y acompañamiento, no me hubiese animado a realizar
este libro.
A mis hijas Noelia, Natalia y Mariana. Sin su aliento y ayuda
no habría podido seguir. Especialmente a Natalia, por su
tiempo en crearme tan bello dibujo para la portada.
A mis dos nietos, Thiago y Emma, dos estrellitas que
iluminaron este recorrido con su sonrisa.
A mi esposo Juan Miguel, por su comprensión en mis
momentos de gran dificultad en la elaboración del libro.
A mi tía/hermana Rita, por sus opiniones acertadas.
A Pepe Bravo Díaz, un excelente diseñador y amigo, que
siempre interpretó en forma precisa mis ideas.
A mis padres y hermano Daniel, que desde el cielo me
acompañaron y guiaron.
A todos aquellos que me abrieron las puertas en la
maravillosa España y me enseñaron con su dulzura, simpatía
y paciencia a crecer en este maravilloso camino.
En Barcelona: A las primeras que me abrieron, no unas
puertas, sino unos portales enormes e inmensos, gracias
Darshana, Momo y Trini. Sin ellas nada de lo que sucedió
luego, hubiese ocurrido.
A Pilar Malo de Molina, que me hizo ver que mi trabajo
merecía un gran respeto y valor, algo de lo que yo no me
daba cuenta.
A Carmen Coll, que con su sonrisa, franqueza y amabilidad,
me dio un lugar en su casa en alguno de mis viajes y tuve la
oportunidad de acompañarla en uno de los momentos
personales más duros que esta bella mujer tuvo en su vida.
A Rosaria Simone, una Consteladora con una fuerza increíble
que me contuvo en delicadas situaciones mías y una alumna
impecable por donde se la mire.
A Cherif Chalakani, terapeuta de Renacimiento profundo, el
que me empujó a ver más adentro de mí, reconociéndome y
sacando a la luz quién era yo en realidad.
A Ercilia Orellana, maestra suprema de espiritualidad, humilde
y de gran sabiduría.
En Valencia: A Raquel Hernández Sanz, psicóloga excelente,
sensible e intuitiva.
A Linda Mira Arnau, Terapeuta, reikista y creadora por
naturaleza.
En Sevilla: A quienes me abrieron las puertas de tan calurosa
y bella ciudad, dos mujeres muy distintas en personalidad y
alma, Carmen Gago y Luz Jiménez Santos y también a sus
respectivas parejas.
Agradecer a Carmen Gago por haberme hecho encontrarme
con una madre de otras vidas.
A Antonia María Carrascal, fina escritora de poemas
maravillosos.
A Silvia Martín Montes, mi hermanita menor, como ella misma
gusta llamarse.
Galicia me trajo la más dulce de las personas que yo haya
reencontrado en este recorrido, Manuela Burgo Dutrenit y su
amorosa familia.

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En Málaga: La consteladora más acertada e intuitiva que he
conocido, Emma González Rubio.
Agradecer también a Olga García Cano, que con su trabajo
intenso en Andasol, me provocó una gran admiración su ser
espiritual.
A Gema Lora, mí adorada peluquera, que me enseñó a amar
mi cabello y aceptarlo.
A Silvana Falcón Videla, su hijo y su madre, bellísimas y
amorosas personas que llevo grabadas en el corazón por
tantas ayudas que recibí de ellos.
San Pedro de Alcántara y Estepona me regalaron a Heidi, que
gracias a su gran trabajo energético, cerró mis heridas físicas
y mejoró mi salud y a Bárbara Jiménez, la cual prestó su
cuerpo y mente para representar a una ilustre antepasada
mía y me abrió su casa de par en par para mis cursos,
confiando en mi trabajo.
En Madrid: Gracias a Carmen Mirón, por ella conocí a un
grupo de mujeres hermosas de Alcalá de Henares.
En Colombia: Doy las gracias a Lina Lamos, Comunicadora
de los animales, a través de ella a Alfredo Pérez y su amorosa
familia y a través de él, a Alberto, que se cruzó el océano para
aprender mis cursos.
En Roma: Mi primera patria es Argentina, la segunda España
y Roma es mi tercera patria, lo sé por sentir que allí he vivido
en otras circunstancias, estas puertas se abrieron con
intensísima luz, gracias a mi amiga Leticia Lucero de
Argentina.
A través de ella conocí a dos honestas, amables y grandiosas
personas, Ana y Sandro, que me hicieron sentir como de su
familia. Y a través de ellos, a sus vecinos, también aquí
desarrollé mis técnicas.
A todas las personas que nombro en el transcurso de este
hermoso libro y a aquellos que no están aquí plasmados, pero
sí en mi corazón, les digo ¡Gracias!
La vida no me alcanzará para agradecerles por todo lo que
me han brindado y enseñado. ¡Gracias, Gracias, Gracias!

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TABLA DE CONTENIDOS

Agradecimientos ..................................................................... 5
Introducción .......................................................................... 11
Antes De Comenzar, Una Aclaración ................................... 15
Capítulo Primero. Comenzando Mi Viaje .............................. 17
Capítulo Segundo. Cuando Pensé Que Todo Se Terminaba…
¡Sorpresa! ............................................................................ 31
Capítulo Tercero. Trabajando Mi Interior .............................. 49
Capítulo Cuarto. Volviendo A Empezar ................................ 65
Capítulo Quinto. Se Hace Camino Al Andar ......................... 99
Capítulo Sexto. Y Ahora Sí, Tu Caja De Herramientas ....... 129
Capítulo Séptimo. Pasa Al Siguiente Nivel ......................... 147
Conclusión ......................................................................... 167
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INTRODUCCIÓN

Hola, ¿qué tal?


¡Qué alegría encontrarte aquí! ¡Tanto tiempo sin vernos!
Gracias, por dedicar tu sagrado tiempo a leer este libro que
he escrito para ti. Sí, para ti, porque sé que estás buscando
respuestas.
Por eso te puedo asegurar, sin temor a equivocarme, que has
dado con el libro indicado.
Si has abierto estas páginas es porque, por alguna importante
razón, tu investigación ha dado con la puerta correcta para
hallar la solución a las incógnitas de tu vida y yo seré la llave
para que las recibas y te las brindaré con mucho amor.
Todavía no eres consciente del paso importante que has dado
al elegir mi libro, así que seguramente te estarás
preguntando: “¿Quién es esta mujer?” “¿Qué pretende
mostrarme?” “¿Qué sabe ella de mis procesos?”
Soy Alba Matwiczyk y permíteme decirte que yo he pasado
por lo que tú estás viviendo ahora, así que te aseguro que sé
de lo que te hablo y por eso estoy tan segura al afirmar que
puedo ayudarte a calmar tus dudas porque…

“Todas las respuestas están dentro de ti”

Seguro habrás escuchado alguna vez esta frase, que es mi


predilecta y la que me empuja a mi viaje interior, un viaje que
me ha llevado a escribirte este libro en el que te enseñaré a
entrar a tu interior a través de formas, métodos, ejercicios e
información que me transmitieron.
Te ayudaré a conocerte, recordarás quién eres en realidad,
elevaras tu conciencia y completarás el gran viaje de tu alma.

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Alba Matwiczyk

¿Por qué lo hago?


Porque quiero ayudarte, así como me ayudaron a mí en su
momento.
Es mi manera de devolver con gratitud, las grandes
bendiciones que he recibido a lo largo de esta vida y ahora
serán para ti.
Mi despertar fue imprevisto y doloroso, al principio
incomprensible, hasta que me dejé llevar por mi sentir interno
y la guía de energías benéficas que me mostraron el camino
que podía transitar desde el amor, el perdón, la gratitud, la
sanación y así lograr la unificación de mi cuerpo, alma y
espíritu.
Pero antes de que comiences ese maravilloso viaje a tu
interior, permíteme contarte a qué me dedico…
Soy maestra de Reiki, oriental y occidental, maestra de
Magnified Healing, terapeuta del Método Esencial Triunidad,
Numeróloga, Guardiana Del Método “Libro Sagrado de Vida”,
Kinesióloga Holística y creadora del método de
Reprogramación Celular “Volviendo al Origen”.
Y estarás diciendo: “¡Claro, para ti es muy fácil, pues te
dedicas a esto!”
Sí, tuve y tengo la bendición de hacer de este camino, no solo
mi misión y propósito de vida, sino de recibir abundancia a
través de él.
Pero no te equivoques, seas quien seas, hagas lo que hagas,
también puedes realizar tu camino de evolución. Es más, ¡ya
lo estás haciendo, estás en tu proceso! ¡Te has tropezado
con mi libro!
Decía Buda:

“No pienses que no pasa nada, simplemente porque no


ves tu crecimiento… Las grandes cosas crecen en
silencio”

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Despertar de un Largo Sueño

¿Será así?
¿Será que tu alma se ha sincronizado con el contenido del
mismo y por ello ahora lo estás leyendo?
¿O quizá sean ambas?
Entre las páginas de este libro que ahora tienes en tus
manos, hallarás lo que buscas, te lo aseguro, porque la
finalidad del mismo no es contar mi historia personal, aunque
deba hacerlo brevemente para entrar en el tema. La idea
primordial es que, desde mi historia, tú encuentres la manera
de comprender la tuya, que seguro es totalmente diferente o
similar a la mía.
Al entrar en tu interior se producirán cambios personales,
pues todo lo que se remueva en él hará que tu exterior tenga
un desarrollo distinto a pesar de lo que estés viviendo a nivel
sociedad, país, mundo…
Al elevar tu vibración cambiará tu manera de ver la vida y
lograrás sincronizarte con un gran engranaje.
Somos pétalos de una misma flor, unidos desde nuestra
individualidad. Lo que tú hagas en ti ayudará a que otros
despierten.
¿Sientes estremecimiento en tu pecho al leer estas palabras?
Pues prepara tu equipaje, el viaje ya comienza y tú eres el
piloto.
Nuevamente te doy la bienvenida y te agradecimiento
infinitamente por estar aquí y ahora.
Así pues…
¡Que comience tu viaje!

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ANTES DE COMENZAR, UNA
ACLARACIÓN

Todo lo que aquí escribo es real y comprobado muchos años


después cuando, tras largas búsquedas de respuestas y
duros aprendizajes, llegué a lo que tanto buscaba mi alma.
Para que puedas comprender el paso a paso de mi despertar,
narraré todas mis etapas en forma breve, mi nacimiento,
niñez, adolescencia y demás, con los detalles más
importantes. Será una manera de que no te canses con ellos.
Quizá haya momentos en los que te parezca que estoy
contándote un cuento de “Las Mil y Una Noches”, con un
toque de humor para que sea más llevadero. No es que
piense que seas un niño/a, solo es que hay temas donde no
existen palabras humanas para describirlos.
Por eso decidí explicarlo como si de un cuento se tratara, para
que recibas toda la información de una forma más agradable,
según mi experiencia.

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CAPÍTULO PRIMERO.

COMENZANDO MI VIAJE

Mi Primer Nacimiento

Mi viaje hacia la tierra comenzó en el momento en que mi


amada madre ovulaba.
Como un espía, mi alma, con pocas ganas de dejar la vida
álmica, aceptó la aventura de volver a la vida humana.
Yo estaba feliz en mi campo álmico, pero había materias
pendientes en la escuela de la Tierra, deudas que debía
cancelar para seguir evolucionando y, por más que no quería,
mi deber era volver. Para ello elegí a mi madre, lazo de amor
de otras experiencias pasadas.
Pero para mi sorpresa, se había casado con alguien con
quien yo tenía una gran deuda de otros tiempos, “mi padre”.
Ambos estaban dentro del árbol genealógico que había sido
elegido por mí, un árbol familiar que yo ya conocía por haber
estado en otras épocas dentro del mismo y al que ahora
volvía para sanarlo y equilibrarlo.
Era una parte de mi misión hacer que estos ancestros
potenciaran mis fuerzas, los dones, talentos y habilidades que
me servirían como herramienta en mi camino.

No tuve mucha Opción

Y me lancé, o me lanzaron, todavía no lo tengo muy claro.


Creo que acertaría si digo que fue más la segunda opción,
porque he sido un alma un tanto rebelde y testaruda.

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Alba Matwiczyk

Iba bajando molécula a molécula y al mirar atrás, vi cómo se


cerraban las puertas de esa ciudad de almas y una presencia
femenina se colocaba delante de la misma.
Al mirar al frente solo veía el planeta Tierra y me inundó una
gran tristeza, pues presentía que debería estar allí por mucho
tiempo. Dentro de mí supe que ese “volver” lo había hecho
muchas veces en otros momentos.

Acercándome al campo áurico de mi madre

Al traspasar la atmósfera de la Tierra en estado álmico,


sientes un sopor y entras en un estado de ensueño. Tienes
conciencia de hacia dónde te diriges, pero pierdes conciencia
de tu ser espiritual, hasta entrar en el campo áurico de la que
será tu madre y sientes su corazón, escuchas su voz y te vas
enamorando poco a poco de ella.
En mi caso, ella era amorosa y deseaba ser madre. Hay otros
casos en los que no saben que serán madres o que las
mismas no son amorosas, todo va en el aprendizaje que el
alma a encarnar traiga consigo, el ambiente que haya elegido
y por supuesto, la deuda (si la hay).
Mi madre era amorosa, pero aun así, sería mi fiel guardiana y
carcelera de esta existencia.
¿Por qué?
Porque el Universo debía asegurarse de que yo no hiciera
picardías para escaparme de esta escuela, la cual venía
evitando hace mucho tiempo y esta era su forma de hacerlo.

Introduciéndome en su Útero

Mi entrada al útero de mi madre fue extremadamente


delicada, pues debía hacerlo sin que ella lo supiera.

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Despertar de un Largo Sueño

En esos momentos ella sufría de un quiste ovárico en el


ovario derecho y el ovario sano sirvió para que un óvulo
hiciera el camino correcto hacia el útero y fuera fecundado por
el espermatozoide correcto, comenzando así la vida.
Pero nadie lo supo, pues yo debía entrar así, sin ser vista, ni
sentida, ni buscada ni esperada.
Mi madre tuvo una intervención quirúrgica y yo ya estaba
dentro de ella, se iban armando mis cuerpos energéticos
mientras mi alma la rondaba.
Tras esa intervención sufrió una gran pérdida de sangre, pero
yo seguía escondida y protegida y no fui arrastrada por esa
pérdida de sangre, lo cual hubiese sido lo lógico.
Al pasar los meses, su barriga comenzó a crecer. Los
médicos diagnosticaron que era un tumor y esto asustó
mucho a mi madre y a mi padre, pero gracias al consejo de mi
abuela Ana (madre de mi padre), cambiaron de médico y así
fue cómo descubrieron que yo estaba dentro.
¡Vaya sorpresa para ellos! A esa altura no sabían qué habría
sido mejor, si un tumor o un bebé.
Los médicos aconsejaban abortar, pues temían que al pasar
los meses y crecer el bebé, la cicatriz de la cirugía se abriera
y mi madre muriese desangrada, lo que tendría la
consecuencia de que yo tampoco viviría.
Mi madre se negó al aborto y defendió mi vida a costa de la
suya, algo por lo que siempre le estaré eternamente
agradecida.
Contaba mi madre que, al pasar los meses, ella vivía con el
miedo a que sucediera lo que los médicos habían
pronosticado y que yo dentro de su pancita, como si supiera
lo que estaba ocurriendo, ni me movía para no dañarla.
Ahora, con todo lo que he estudiado y experimentado, sé a
ciencia cierta que los bebés sienten, escuchan y graban todas
las emociones y traumas que la madre pasa en la gestación.

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Alba Matwiczyk

Faltaban pocas semanas para mi nacimiento y una noche mi


madre soñó que la tierra se abría por un terremoto y de su
interior salía la imagen de la virgen de Luján. Despertó muy
asustada y corrió a contárselo a mi abuela Ana y luego a su
madre. Ambas le dijeron lo mismo, que ese sueño era el
anuncio de que un milagro ocurriría.
Y el milagro llegó a los pocos días, mi nacimiento.
Pero no fui yo el milagro, lo fue el parto ya que fue natural,
permitiendo que las heridas de mi madre no se abrieran y que
yo naciese sana y sin ningún problema.
Mi padre no estaba presente en el hospital cuando nací, pues
para él era impensable sostener la idea de que perdería a su
esposa, ya que los médicos antes de ingresarla al paritorio, le
preguntaron a quién salvar en caso de que el parto fuese de
riesgo, a su esposa o al bebé.
Él pidió que salvaran a su esposa, pues mi hermano Daniel
tenía dos años y necesitaba a su madre, por ello, se fue a un
bar a emborracharse (según mi madre) pues no podía con su
angustia, mientras que en la puerta del paritorio se quedó una
hermana de mi madre, mi tía Olga, que me recibió en sus
brazos y me amó desde ese instante como si fuera hija suya.
Desde ese día y por muchos años tuvimos una relación muy
especial de mucho amor y respeto.
Ella fue la encargada de avisar a todo el mundo de mi
nacimiento.
Nadie quería ir a verme pues temían que yo fuera un
monstruo por el hecho de haber estado dentro de mi madre
cuando la operación y mi tía Olga fue a casa de ambas
familias a encararlos y hacerlos sentir vergüenza por aquellas
ideas tan injustas sobre mi persona.
En otras palabras, gracias a ella vinieron a conocerme.
No te relato todo esto para darte pena ni nada por el estilo,
sino para que te des cuenta de cuál fue tu proceso al decidir
encarnar en quien eres ahora mismo.

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Despertar de un Largo Sueño

Te recomiendo que detengas por un momento la lectura y


medites en lo que te acabo de revelar, para que vayas
tomando conciencia y entiendas mejor lo que vas a descubrir
a continuación.

Mi Niñez

Fui creciendo muy protegida por mis padres, tíos, abuelos, mi


hermano pequeño (que jugaba conmigo) y la hermana menor
de mi padre, mi tía Rita, que solo tenía 4 años, y que siempre
fue y será la hermana mayor que todo hermano desea.
Siempre fui un alma muy rebelde y no me gustaba mucho
estar aquí en la Tierra porque, a pesar de tanto amor y
protección, para mí era muy denso todo lo que
experimentaba.

Primer intento de escapar

A mis 4 años, viajaba en taxi con mi familia y Elena, una tía de


mi padre, por una carretera de tierra entre acantilados del sur
de Argentina, camino de una fiesta de empresa.
La tía Elena me tenía en sus brazos, pero yo estaba un tanto
inquieta y dejó que me sentara en el asiento, a su lado.
El taxi iba a 80 kilómetros por hora y no había luces en la
carretera, solo las del taxi y las de una camioneta que iba
unos pocos metros detrás de nosotros y en un instante de
descuido, la puerta del taxi se abrió y salí disparada hacia el
exterior.
Solo recuerdo la rueda del taxi girando mientras caía al suelo
y mi cuerpo rodaba hacia atrás, pasando por debajo de la
camioneta que venía detrás.
Ni las ruedas del taxi, ni las ruedas de la camioneta me
tocaron.

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Alba Matwiczyk

Mi cuerpo giró hacia un acantilado y como si alguien hubiese


puesto las manos, mi cuerpo se detuvo y deslizándose a un
pequeño hueco antes de llegar al borde del acantilado.
¡Milagrosamente estaba viva! Tan solo tenía unos pequeños
rasguños.
Recuerdo como si fuese hoy ese día.
Me llevaron urgentemente a un hospital donde, sentada en
una camilla, veía las caras de mi madre, mi hermano y la tía
Elena, llorando y escuchando al médico que les calmaba
diciendo que yo estaba bien. Para corroborarlo, comenzó a
preguntarme si reconocía a cada uno de ellos y yo fui
diciendo uno por uno sus nombres.
Por último, el médico me preguntó: “Y ese loco que está
gritando en la puerta, ¿sabes quién es?” Y yo respondí: “Mi
papá.”
Sufría tal ataque de nervios, que no lo dejaron entrar porque
gritaba mucho.
Luego hubo accidentes menores en el transcurso de mi vida,
pero igualmente, nunca me ocurrió nada grave.

Segundo intento

Ocurrió en el velatorio de mi abuela materna, cuando yo tan


solo tenía 8 años.
La familia era inmensa, imagina, 15 hijos casados todos y con
sus familias también numerosas, así que ese era el único
momento en que todos los primos nos podíamos encontrar, y
por supuesto, como no comprendíamos mucho de protocolos
y demás, nos pusimos a jugar.
El tío Cholo (así se llamaba), esposo de Olga, hermana de
mamá, era el encargado de cuidarnos, hasta que se despistó
y comenzamos a correr y a saltar trepando por bancos y
mesas. ¡Parecíamos cabritos que habían soltado de una
jaula!

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Despertar de un Largo Sueño

En uno de esos saltos, resbalé y fui a dar con la cabeza de


lleno en un banco de mármol.
Esa debería de haber sido mi muerte porque el golpe fue
tremendo y el ruido impresionante.
Corrieron todos a verme y al llegar hasta donde yo estaba,
comprobaron con sorpresa que tan solo tenía un rasguño,
mientras que el mármol se había roto en la parte donde mi
cabeza se golpeó.
¡Nadie podía creerlo!
Mi madre se puso nerviosa y tuvieron que darle un sedante
porque se asustó mucho y desde ese instante, nunca
volvieron a llevarme a un velatorio pues, según mi madre: “era
como si yo buscara irme con el muerto.”
Al pasar los años supe que, cuando un ser querido muere, por
un tiempo indeterminado las puertas del otro lado están
abiertas y esa energía tira, absorbe, y si un alma como la mía
buscaba irse, ese era el momento.
Y también comprendí que fue ese ser espiritual que estaba
entre el Cielo y la Tierra, guardando las puertas de la ciudad
de las almas, quien había puesto sus manos para que yo no
cayera por el acantilado, que no me lastimara con aquel
golpe, ni que me ahogase en mí…

Tercer y último intento de escapar

Si, casi me ahogo en el mar.


Tenía 13 años y mis padres, como todos los años, nos
enviaron a mi hermano y a mí a una colonia de vacaciones.
Ese año me tocó Bahía Blanca, un lugar frente al mar muy
bonito.
Ese día, que ahora te relataré, nos tocaba ir de campamento
a las dunas de Bahía Blanca y pasar tres días allí. El lugar era
hermoso y, junto con los profesores, nos fuimos a la playa
después de almorzar.

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Alba Matwiczyk

Había sido una comida muy ligera y la profesora avisó de que


no nos metiéramos en el mar a esa hora, no por el proceso
digestivo, sino porque en esa zona y a esa hora, el mar
comenzaba a cavar el fondo de arena realizando pozos muy
profundos y podíamos ahogarnos.
El profesor no hizo caso y nos llevó a todos al mar.
Estábamos a más de cuatro metros de la orilla y todavía el
agua nos llegaba a las rodillas, cosa extraña pues a esa
distancia ya tendríamos que tener el agua en el cuello,
cuando de repente, comenzaron a hundirse uno a uno mis
compañeros a mi alrededor sin que yo pudiera comprender
qué estaba pasando y cuando menos lo esperaba, el agua me
tapó.
Me había sumergido a dos metros de profundidad en un abrir
y cerrar de ojos, el piso de arena había desaparecido.
Sentí una mano que tomaba la mía, era el profesor, que me
indicaba que me agarrase de sus hombros y pataleara para
poder salir de ese pozo, pero mi cuerpo no respondía y yo iba
tragando agua, hecho que hizo que en mi cabeza se
presentara la idea de que moriría y me decía a mí misma:
“Ahora veré toda mi vida como si fuera una película y me iré.”
La verdad es que no sé de dónde había sacado esa idea,
pues a esa edad yo no tenía conocimiento alguno de que eso
sucedía. Era evidente que algo vivido en otras instancias se
activó en mí y por ello lo recordaba.
Finalmente, me sacaron y recuerdo que me decían: “Ya estás
a salvo, camina.” Pero yo no tenía fuerza alguna para hacerlo.
Estuve muda unos días, pues había tragado tanta agua y
estaba en tal estado de shock, que no podía reaccionar a
estímulos normales, aunque luego volví a la normalidad.
Mi alma siempre buscaba inconscientemente partir de este
mundo, pero entre ese ser espiritual y mi madre biológica, me
sostenían y cuidaban para que nada me ocurriera.
Siempre mi incógnita fue saber de ese ser espiritual, por qué
estaba ahí, por qué me protegía…

24
Despertar de un Largo Sueño

Lo supe muchos años más tarde…


¡Ella había sido una madre oriental de una vida anterior y
había prometido protegerme!
Te preguntarás cómo lo supe, ¿verdad?
Te lo contaré un poco más adelante, así que te invito a que
sigas leyendo.

Mi Adolescencia

Mi adolescencia fue tranquila y transcurrió en la provincia de


Salta, al Norte de Argentina.
Mi madre biológica, (a todo esto no te he dicho que se
llamaba Lidia, bello nombre, ¿no? Por lo menos para mí lo
era) como te iba diciendo, Lidia, mi madre, respiró tranquila
durante ese tiempo de mi adolescencia, pues ya no buscaba
accidentarme, sino todo lo contrario, era obediente, estudiaba
y me cuidaba.
Era una jovencita muy seria y tan poco revoltosa, que me
ganaba la confianza de los padres de mis amigos y amigas. Si
yo iba con ellos, sus padres estaban tranquilos, pues haría
que todos volvieran a la hora señalada y sin contratiempos.
Fue un tiempo de mucha introspección en el que, a pesar de
tener mi grupo de amigos, me gustaba sentarme en el
tejado de mi casa y estar en silencio mirando el atardecer
en las montañas. Así era cómo me sentía en contacto con mí
ser y en paz, pues el mundo, con su bullicio, me producía
miedos y ansiedades.
Fue una etapa donde recordaba las cosas que me sucederían
y me decía a mí misma: “Ahora pasará esto”, “ahora iré por
allí”, etc.
Mi gran desilusión fue no poder seguir mi carrera de piano,
quería ser concertista, pues amaba y amo el piano, pero
evidentemente no era el momento.

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Alba Matwiczyk

Solo sé que, al dejar la carrera, sentí que me partía en dos, la


Alba que seguía esa carrera y la otra Alba, más consciente de
esta vida, que seguía otro camino.
A los 13 años tuve una conversación con mi madre en la que,
ante su pregunta de cuándo iba a cambiar, le respondí:
“A los 15, saldré de la jaula en donde estoy, a los 18 sentaré
cabeza, a los 23 me casaré y a los 26 seré madre.”
Mi madre, como puedes comprender, se escandalizó y se
asustó ante tal respuesta tan clara y rotunda por mi parte,
aunque realmente no era tan extraña, pues yo tenía
consciencia de todo lo que venía, aunque después de los 15
lo olvidé o se escondió muy dentro de mí, pero todo eso
sucedió tal cual.

Madurez

¿Casamiento o Libertad?

Mi adolescencia sufrió un cambio muy brusco cuando, a mis


19 años, en la mitad de mi estudio secundario, nos
trasladamos a Buenos Aires y sentí que mis raíces habían
sido sacadas a la fuerza de esa provincia tan querida donde
había pasado mis mejores jóvenes años.
Allí comenzaron mis duros aprendizajes de desamor, dolor,
soledad, depresión…
Me había enamorado por vez primera del primo de un
compañero de secundaria, pero no te preocupes, lo haré
breve pues no vale la pena que me extienda demasiado en
este tema.
Tras un romance corto, este jovencito me abandonó por otra
persona y comencé a saltar de relación en relación tratando
de buscar consuelo sin conseguirlo.

26
Despertar de un Largo Sueño

En ese tiempo tuve la suerte de contar con mi tía Rita, ya te


he hablado de ella al principio, y de mi abuelo Pablo, su
padre, y padre del mío por supuesto.
Ellos me brindaron la protección y aprendizaje que necesitaba
en ese momento, aprender a despegarme, ser yo misma,
crecer, ser independiente…
Fue una gran suerte para mí el que mis padres y hermano
tuviesen que viajar constantemente, ya que eso hacía que
estuviese completamente sola en una ciudad que conocía
muy poco y que pudiese pasar mucho tiempo con Rita, tía,
hermana y amiga, y esta me ayudase a madurar y valerme
por mí misma.
Por otro lado, mi abuelo (como todo abuelo) me daba el
sostén y el cariño que necesitaba en esos momentos, hasta
me enseñó a cocinar, pues a mi madre entre viaje y viaje le
era imposible hacerlo y estaba totalmente abocada al cuidado
de mi padre y mi hermano, así que yo, por ser mujer, debía
madurar sola.
No creas que no sufrí.
Por las noches lloraba amargamente, pues extrañaba a mis
padres, a mi hermano y a mis amigos y ponía la música fuerte
para sentir algo de compañía, ya que mi abuelo y mi tía tenían
su casa y sus trabajos y no podían estar encima de mí todos
los días.
Fue un tiempo de mucho dolor, pero la recompensa de
aprender a ser fuerte y descubrir que esa vida en soledad me
gustaba, valió la pena.

Primer matrimonio

El tiempo fue transcurriendo y mis padres dejaron de viajar.


Fue entonces cuando les propuse que quería irme a vivir sola
a un piso, pero a mis padres les parecía una mala idea, pues
sus costumbres eran que una hija debía irse de casa solo
para casarse.

27
Alba Matwiczyk

Y llegó Rubén, la persona con la que debía casarme, que me


brindo paz y tranquilidad, así me encariñé con él, acepté su
amor y me fui de casa de mis padres creyendo que había
conseguido la libertad.
Ese fue un momento decisivo, ya que me lancé creyendo que
me iría enamorando poco a poco de él, pero no fue así.
Viví junto a él 23 largos años que, para mí, no fueron felices
en pareja aunque sí que hubo momentos importantes que lo
fueron, como los nacimientos de cada una de mis hijas,
Noelia, Natalia y Mariana. Tanto me volqué a ellas, tanto las
amé y amo, que olvidé que tenía esposo.
Disfruté el ser madre, con ellas encontré el sentido de la vida,
el arriesgarme el luchar a costa de todo, olvidando mi persona
y todo lo demás.
Pero el no tener amor para mí, dentro de la pareja, como yo
necesitaba, me fue apagando poco a poco, entrando en
terribles angustias y depresiones, yendo de un médico al otro
y pasando de una medicación a otra, sin que nada me
ayudara. Al contrario, me hundía más en la desesperación.
Por momentos creí volverme loca. Tenía arrebatos de ira,
rompía cosas, gritaba… en definitiva, sentía que mi mente se
desconectaría en cualquier instante y perdería la cabeza.
Sé que el padre de mis hijas, Rubén, no sabía ni podía hacer
nada por mí, pues esto era algo interno mío.
Él hizo todo lo que pudo hacer, ya que no podía comprender
qué me pasaba. Solo se limitaba a tener paciencia y a
arreglar todo aquello que yo rompía tras mis arrebatos de furia
y locura.
A estas alturas de mi vida y sabiendo lo que sé, he llegado a
comprender que todo esto, que en su día fue terrible, estaba
planeado y que yo debía pasar por esa oscuridad, para sanar
algo que venía de otras vidas.

28
Despertar de un Largo Sueño

Mis primeros pasos en la Metafísica

En esos tiempos no pasábamos por una buena situación


económica y como a Inés (mi cuñada) y a mí nos gustaba ir a
todo tipo de charlas sobre espiritualidad y metafísica, siempre
procurábamos que fuesen gratuitas, pues no había
posibilidades de pagar.
Así conocimos a Ernesto Diblasi, un hombre muy espiritual
que enseñaba las leyes universales basadas en el Kybalión.
Ernesto, desarrollaba un sábado de cada mes una de las
leyes, la explicaba según la historia, le agregaba su
percepción según su manera de enfocarla y por último,
realizaba una meditación aplicando dicha ley.
Cuando terminó de impartir esas charlas, nos recomendó que
siguiéramos la búsqueda con otro hombre que se llamaba
Carlos Cremasky, él nos introdujo en el tema de las profecías
Mayas y el trabajo del Telectonom, trataba del calendario
Maya, un tema muy profundo e interesante.
Y así, reunión tras reunión, conocimos a Lisandro, un hombre
que desarrolló su espiritualidad a base de experiencias
propias.
Él había abrazado las prácticas de un maestro Hindú Patánjali
y me enseñó a ver desde otro enfoque el famoso
“Apocalipsis” que la iglesia muestra como el relato del fin del
mundo. Lisandro había descubierto que esa historia relataba
el proceso evolutivo del ser humano y esa mirada eliminaba
toda la impresión que me había ofrecido hasta entonces este
apartado de la Biblia.
Lo sorprendente de este estudio es que a través de él,
leyéndolo por partes, despierta memorias antiguas de tu alma
que se presentan a través de lo que llamamos “sueños” que,
en realidad son viajes que el alma hace hacia otros planos
cuando el cuerpo descansa.
Yo escuché a cada uno de estos guías, pero como no estaba
despierta a este mundo, poco y nada comprendía.

29
Alba Matwiczyk

Para mí era chino básico (expresión muy Argentina que se


usa para cuando no comprendes en qué idioma o de qué te
están hablando) y mi mente no se abría para comprender, así
pues, ellos debían explicármelo de otra manera porque mi
mente no captaba la profundidad de dichos temas.
Ante mis dudas y preguntas solo recibía una respuesta:
“Busca dentro de ti, todo está en ti, en tu interior.” Y eso me
producía más incertidumbre.
Después de la muerte de Carlos y Lisandro, abandoné toda
lectura y práctica, pues no obtenía ningún cambio, todo
seguía igual, pero esa parte de mi vida iba llegando a su
final...
Y tú te preguntarás: “Sí Alba, muy bien, esta es la historia de
tu vida, pero ¿para qué me cuenta todas estas cosas?”
Sigue leyendo, pues cuando termine de contarte cada paso
de esta vida de forma breve, te explicaré el porqué.
¿Te animas?
¿Quieres saberlo?
Trata de leer mi historia entre líneas porque, si bien es una de
tantas, hay dentro de ella muchas respuestas que seguro que
sientes familiares.
Dime, ¿sientes que algo se remueve dentro de ti?

30
CAPÍTULO SEGUNDO.

CUANDO PENSÉ QUE TODO SE


TERMINABA… ¡SORPRESA!

Llegó un momento en el que se agolpaban las memorias y


vivencias del pasado, aquellos momentos de angustia y
soledad donde no veía ni vislumbraba el día ni la noche,
donde la palabra "futuro" no tenía cabida dentro de mi vida.
Corría el año 1997 y con 37 años, sin esperanza, aceptando
la vida que me tocaba, un matrimonio que no me hacía feliz y
con poca fuerza para decidir si seguir o terminarlo, mi amor
propio y orgullo estaban desgastados y ya todo me daba
igual.
Solo había algo que me mantenía viva, mis tres pequeñas
hijas, Noelia, Natalia y Mariana.
Por ellas sobrevivía, era lo único que me anclaba a esta tierra
ayudándome a levantarme, día tras día, esbozando una
sonrisa para ellas y animándome a seguir adelante, pero sin
deseo de saber hasta cuándo.
Realizaba en ese tiempo un tratamiento de esencias florales y
aromaterapia con una psicóloga, Laura, que supo llevarme y
comprenderme y que por momentos lograba equilibrarme,
aunque en otros me sumergía en profundas tristezas de las
que me costaba salir.
Transité, como te conté anteriormente, distintos caminos
místicos buscando salir de ese pozo emocional, Rosa Cruces,
Metafísica, Arcanos, Numerología, pero solo lograba obtener
pequeños momentos de paz, así que, desilusionada de estos
caminos, volví a mi antigua religión, abrazándome
fuertemente a ella, sintiendo que era el único camino, que ese
era mi destino, que debía dejar de buscar, pues no había

31
Alba Matwiczyk

nada fuera de mí que me guiara a esa paz y alegría tan


anheladas.
Era evidente que debía aceptar ese presente.
Esta entrega y aceptación, me llevaron a vivir sucesivas
experiencias extrañas que atribuí a mis estados depresivos y
una magnífica imaginación, aunque sabía que eran reales por
mi sentir tras volver de aquellas extrañas experiencias. ¡Algo
estaba ocurriendo!
La primera de estas experiencias sucedió una tarde de otoño,
cuando salía de mi casa rumbo a la escuela para recoger a
mis hijas.
Las hojas de los árboles secas y crujientes adornaban las
aceras y de repente, tuve un arrebato y salté sobre un
montículo de ellas, recordando esa infancia feliz que había
tenido.
Al pisarlas fui transportada mentalmente a un camino blanco,
me veía vestida con una túnica blanca, los cabellos sueltos,
largos rizados y mis pies descalzos pisaban miles de pétalos
de flores.
Al elevar mi mirada, observé el horizonte, donde se veía una
inmensa luz potente en la que me sumergía y no pude ver
nada más, en un instante, volví a mi presente "mis pies
pisando las hojas secas del otoño".
Quedé paralizada sin comprender lo que había ocurrido y
tardé unos segundos en reconocer donde estaba.
Lo sucedido no se me borró de la mente, es más, quedó tan
grabado en ella que a día de hoy recuerdo claramente las
imágenes, la sensación, el sentir…
En ese momento busqué respuestas y nadie supo dármelas,
hoy las comprendo. Mi ser superior, me decía que comenzaba
mi camino, mi propósito de vida, que ya lo adeudado estaba
finalizando.
Tiempo después tuve otra experiencia, otra señal.

32
Despertar de un Largo Sueño

Una mañana, volvía de misa recorriendo en silencio el camino


de vuelta a casa y con la mente en blanco.
La calle estaba vacía, sin personas ni coches.
Miré al frente y divisé a los lejos algo de color rojo y al
acercarme, descubrí que era un pétalo de rosa roja intacto,
como si alguien lo hubiese puesto allí para mí.
Recorrí con la mirada todo a mi alrededor buscando el origen
de este pétalo, quizás se le hubiese caído a alguien llevando
un ramo de rosas, pero no había nada, solo ese pétalo.
Me emocionó mucho, pues yo estaba pidiendo señales y
sentía que esa era una de ellas. La señal de que en alguna
parte, alguien me estaba escuchando, así que lo recogí y me
lo llevé para guardarlo en un papel de seda, dentro de un
libro.
Así, cada vez que abría ese libro para mirar el pétalo, renacía
en mí un calor dulce en mi pecho, asomando a mis ojos
lágrimas de ternura y emoción. Este era mi tesoro y lo guardé
para mí, sin compartirlo con nadie, ya que nadie me
comprendería ni tampoco deseaba que lo hicieran, las
palabras sobraban.

Mi Segundo Nacimiento

Una noche, meses antes de terminar 1998, tuve un sueño,


experiencia, vivencia, (como quieras llamarlo) muy real.
Caminaba por unas ruinas romanas acompañada por Rubén y
mi hija Natalia.
De las ruinas emanaba una luz similar a las luces de neón,
mezcla de blanco con verde en sus bordes, y de repente dejé
de sentir mi cuerpo y solo escuchaba la voz de mis
acompañantes diciendo que había muerto. Ya no había nada,
ausencia de luz, solo sentía muchas presencias a mi lado,
con un calor familiar que me brindaba paz, tranquilidad y
amor.

33
Alba Matwiczyk

En mi mente resonó una voz masculina muy suave y amable,


diciéndome: “Es el tiempo de partir, has hecho las cosas bien
y tu experiencia y aprendizaje se han completado, por ello,
tienes la opción de quedarte con "nosotros" o de volver.”
Rápidamente respondí: “Mis hijas son pequeñas y todavía me
necesitan, quiero volver.”
"Bien" —dijeron ellos—. "Te explicaremos como volver a tu
cuerpo."
Instantáneamente me vi entrando en mi cuerpo por la cabeza,
como si estuviera colocándome una funda, y a medida que
entraba, escuchaba la voz de ellos indicándome: “Despacio,
despacio, entra despacio para que no te duela.”
Mientras escuchaba sus voces, mis ojos observaban una
esfera de luz muy blanca perseguida por algo triangular
parecido a una nave. En ese momento no razonaba, solo veía
y seguía entrando en mi cuerpo hasta que encajé
completamente en él.
Abrí los ojos físicos y vi a mi hija y a su padre gritando
sorprendidos: “¡Está viva, está viva!”
Al levantarme, observé que había una bolsa negra con hielo
dentro y me explicaron que era para trasladarme a través del
desierto, como hacían con las reinas en la antigüedad.
Dicho esto, salimos los tres de las ruinas y desperté.
Me encontraba en la cama, eran casi las 10:00 de la mañana
y al moverme, sentí que el cuerpo me dolía muchísimo y me
notaba muy incómoda en él.
Además, estaba sumida en un estado de confusión total, ya
que a pesar de recordar todo lo que había vivido en ese
sueño, no alcanzaba a comprender nada.
Lo que sucedió en los días siguientes fue tan rápido que no
pude asimilar lo que ahora en la distancia veo, que era
necesario para manifestar aquí en la Tierra lo que ya había
ocurrido en otros planos.

34
Despertar de un Largo Sueño

Reencarnación

En medio de la ceremonia religiosa donde mi hija Natalia


recibía su primera comunión, mi cuerpo soltó un bulto a través
de mi cuello uterino que me asustó al sentir la velocidad con
que lo hizo.
Rápidamente miré a mi madre con cara de angustia y ella no
comprendía qué me pasaba, al comentárselo solo me dijo:
“Seguro que es prolapso” (caída de la vejiga que puede
suceder por varios factores, o que estés acostumbrada a
cargar cosas muy pesadas o por los embarazos).
Tomé cita con la ginecóloga para la semana siguiente y al
auscultarme, se quedó muy sorprendida, pues hacía unos
diez días que ella misma me había realizado un estudio y ese
bulto no estaba allí, por lo que me derivó a un cirujano pues,
según ella, no había otra solución que operar para extraer
este bulto.
Económicamente no estábamos para afrontar una cirugía y
ningún seguro de sanidad lo cubría, así que día a día el bulto
fue creciendo y presionando el nervio ciático de mi pierna
izquierda, anulándola y privándome de caminar
correctamente, por lo que el peso de mi cuerpo recayó sobre
mi pierna derecha.
Los dolores eran cada vez más intensos, llegando a sentir
que se me iba la vida segundo tras segundo y que mi cuerpo
moría lentamente.
Mi cuñada, al verme cada vez más deteriorada, consiguió una
cita con un primo suyo que era cirujano y trataba todo tipo de
hernias, pues creían que eso era el bulto.
Concurrí a la cita con él, fue muy amable y luego de realizar
una observación externa, me pidió que fuese al Hospital
Italiano para realizarme un estudio más profundo, pues de ser
algo totalmente ginecológico, me derivaría en ese mismo
instante a un amigo suyo que era especialista en el ramo.

35
Alba Matwiczyk

Y así fue, me derivó a su amigo porque lo que yo tenía no era


algo de su especialidad, así que me llevó a través de los
pasillos internos del hospital hasta el consultorio del mismo.
Al abrir la puerta me recibió un doctor muy amable y cálido,
como un papá: “Este es mi amigo, el doctor Gago, un gran
cirujano. En sus manos te dejo, sigue sus consejos, él te dirá
lo que te ocurre.”
Cuando escuché su nombre, caí en la cuenta de que este era
el cirujano al que me había derivado mi ginecóloga.
¿Casualidad? No, era una enorme CAUSALIDAD. Todo
estaba guiado desde el Universo.
Tras revisarme profundamente, puso fecha para la
intervención 27-01-1999 (nunca olvidaré esa fecha) a las 8:00
de la mañana.
Al salir del hospital solté un llanto de, entre amargura,
impotencia y soledad, un llanto que reflejaba la sensación que
me invadía de no saber ni adónde ir ni donde estaba.
Un niño de unos nueve años de edad que cuidaba los coches
aparcados, se me acercó y me preguntó si me sentía mal, si
necesitaba ayuda. Le agradecí su compañía hasta mi auto, le
di unas monedas y el niño, me dijo con una sonrisa:
“Madrecita, no se preocupe, verá cómo todo saldrá bien. El
sol brilla para todos y para usted también brillará.”
Sin duda, ese niño fue para mí un ángel que puso calidez a mi
corazón.
A partir de ese momento, tuve que realizarme una serie de
estudios que el doctor Gago me había indicado, pues
necesitaba tener bien claro qué era ese bulto y en qué
situación se encontraba.
Los estudios daban datos extraños, medía 16 cm de largo por
4 de ancho, se hallaba entre la matriz, la vejiga y los
intestinos y se había apoyado en el cuello uterino, lo cual hizo
que se dilatara y por ello salió al exterior, supuestamente
estaba encapsulado y presionaba el nervio ciático.

36
Despertar de un Largo Sueño

Ante los resultados, el médico no se quedó muy tranquilo


pues había un síntoma que a él le preocupaba, mis reglas
estaban siendo más que frecuentes, dos al mes, muy
dolorosas y me debilitaban muchísimo.
Me dijo que la operación sería rápida, como mucho una hora,
y me hizo firmar un consentimiento de que, si fuera necesario
me retiraría la matriz, pero solo si lo veía necesario.
Al llegar la fecha, todo estaba listo.
Mis padres habían viajado para cuidar a las niñas mientras
me operaban, ya que mi esposo estaría conmigo, ya que mi
madre algo intuía y no quería estar lejos de mí y se enojaba
conmigo pues yo no dejaba de hacer cosas.
Mariana, mi hija pequeña, ese año entraba al jardín de
infantes y como no teníamos dinero para comprar el uniforme,
se lo estaba cosiendo yo. Eso era lo que a mi madre le ponía
nerviosa y me decía que descansara y que tras la operación
ya seguiría haciéndolo.
Pero yo presentía que eso podía no ocurrir, que me moriría y
que mi niña pequeña no tendría su uniforme para la escuela,
así que logré terminarlo sin problemas antes de la operación,
a pesar de los nervios de mi madre.
Y el gran día llegó. Rubén me acompañó al hospital y no
tardaron mucho en prepararme y meterme al quirófano, donde
me esperaba el anestesista, un hombre muy amable que me
daba conversación mientras me colocaba las anestesias y la
morfina.
Entró el doctor Gago y tras saludarme, me durmieron
completamente.
No fueron 45 minutos ni una hora, ¡cinco horas duro la
operación! Y lo que allí ocurrió lo supe nueve meses después.
Al despertar, lo primero que vi fue la cara del doctor,
preguntándome: “¿Sabe quién soy?” A pesar de que me
sorprendió la pregunta, le contesté: “Sí, el doctor Gago.”

37
Alba Matwiczyk

Si la pregunta anterior me había sorprendido, más lo hizo


cuando el doctor comenzó a decir nervioso y preocupado:
“Está aquí, está con nosotros, pueden llevarla a la habitación
y pongan una enfermera permanente que la controle. Ah, y
saquen a la señora que está en esa habitación, quiero a esta
mujer sola. ¿Entregaron la bolsa al esposo? Bien…”
Yo no comprendía nada, me dormía y volvía a abrir los ojos, y
como todo me daba vueltas, volvía a cerrarlos.
Al salir de la sala de operaciones vi una cara familiar que se
acercaba y mi mente dijo: "¡Mi hermano! ¿Qué hace aquí?"
Aunque realmente no era mi hermano, era mi esposo.
Pero esta no fue la única confusión, cuando llegó mi padre lo
confundí con mi esposo y a mi madre la veía como una
persona ajena a mí. ¡Tenía un gran lío en mi cabeza!
Al llegar a la habitación sentí una sensación profunda de paz,
alivio y alegría como nunca había sentido antes. No había
dolor ni angustia, sino una gran liberación.
Una enfermera miraba mis signos vitales y de pronto, su cara
cambió y comenzó a correr gritando: “¡Se nos va! ¡Se nos va!”
Fue todo lo que escuché mientras yo seguía sonriendo y
diciéndole: “Estoy bien, no pasa nada, estoy bien” mientras
me sentía flotar y con más paz.
La enfermera me puso una inyección y me sentí entrar en mi
cuerpo, sentí que bajaba desde algún sitio.
Años después, me di cuenta de que eso era lo que ocurría
cuando uno se está muriendo, el alma sale, flota fuera del
cuerpo físico y uno cree que está hablando, pues el cuerpo
mental está intacto, uno ve todo a pesar de que los demás
crean que no.
Yo veía todo en ese instante, la enfermera corriendo y la cara
de espanto de mi esposo que estaba como petrificado
mirando, mientras ese sentimiento profundo de paz inmensa
me embargaba. Es algo maravilloso que no se puede explicar
con palabras.

38
Despertar de un Largo Sueño

Poco a poco me fui poniendo bien y me dieron el alta y el


doctor Gago no daba crédito de mi rápido restablecimiento.

Despertar

Una vez instalada en mi casa, tras el alta hospitalaria, los días


pasaban y las heridas internas cicatrizaban dando paso a
nuevas sensaciones, que creaban más confusiones en mi
mente.
Recibía visitas de personas que decían ser mis amigas pero
que yo no lograba recordar y eso me angustiaba y me ponía
muy nerviosa porque nadie entendía lo que me pasaba.
Buscaba recuerdos dentro de mi mente que ya no estaban y
no sentía nada por la persona que decía ser mi esposo, más
bien solo surgía en mí un gran rechazo emocional y físico
hacia él.
Sentir que no reconocía a quienes decían ser mis padres;
teniendo recuerdos muy vagos de sus presencias en mi vida,
hacía crecer día tras día un gran vacío dentro de mí, que solo
llenaba la presencia de mis tres pequeñas hijas. Esta era la
única unión más fuerte que reconocía, sentía que me debía a
ellas y que por ellas vivía.
La desazón crecía en mí. Me miraba en el espejo y no
reconocía la imagen que me devolvía, esa no era yo.
Por las noches miraba el cielo, las estrellas y lloraba, pedía
respuestas pero solo escuchaba el ruido de la ciudad en mis
oídos.
Una intensa soledad se instalaba en mi alma, sin comprender
el cambio que estaba ocurriendo y las pesadillas nocturnas se
sucedían una tras otra. En algunas era mujer, en otras,
hombre y al despertarme sentía esa sensación extraña de
estar en un cuerpo ajeno, incómoda, encerrada.
Recurrí a mi psicóloga Laura, a la que por suerte recordaba,
para comentarle lo sucedido y lo de mis pesadillas y tras

39
Alba Matwiczyk

escucharme atentamente, me realizó unas preguntas para


descartar que me hubiese vuelto lesbiana (por lo de los
sueños) y para corroborarlo me mostró una imagen de una
mujer muy bella y me dijo: “¿Que sientes al mirarla?” A lo que
yo respondí: “Es una linda mujer.”
Esta respuesta no dejó conforme a Laura y me dijo: “¡No!
¿Qué sientes en tus partes íntimas? ¿Te excita?”
“¡No!” le respondí firmemente. Así que Laura dejó la imagen y
sacó otra de un hombre y me dijo: “¿Y con esta foto qué
sientes?” Y soltando una carcajada le respondí: “Bueno, esto
es otra cosa, me encanta, sí me excita.”
Después de reírnos con mi respuesta y su ocurrencia de
mostrarme las fotos, se puso seria y me dijo: “A ti en la sala
de operación te ha ocurrido algo, pide cita con el cirujano que
te operó y dile que te dé una explicación de lo que ha
sucedido en la cirugía, pues estoy convencida que allí ha
ocurrido algo.”
Dicho esto, me miró con ojos muy abiertos y continuó
diciéndome: “No le encuentro otra explicación a tu cambio,
pero sí puedo decirte con seguridad que has sufrido un
cambio de 180 grados, ya no eres la misma que yo conocía.
Así que, si después de tener la conversación con el cirujano
fuese necesario, te realizaré una regresión para poder traer al
consciente lo que ha ocurrido en la operación.”

La llegada de la verdad

El doctor Gago debía darme ya el alta, así que pedí una cita
para ello.
Una vez allí, y después de que me dijera que todo estaba muy
bien, que me daba el alta definitiva y que solo debía volver
dentro de un año, me animé a preguntarle: “Doctor, ¿puede
decirme si ocurrió algo especial o raro en mi operación?”
Para mi sorpresa, el doctor me miró con seriedad y dijo:
“¿Está usted preparada para que le cuente que ocurrió?” Y

40
Despertar de un Largo Sueño

ante mi afirmación, comenzó a explicarme paso a paso y con


todo lujo de detalles, todo lo que me habían realizado
físicamente hasta el momento en que ¡fallecí clínicamente
15 minutos!
Y siguió contándome: “No puedo explicarle por qué falleció,
pues no había riesgo de que eso sucediera. Intentamos
reanimarla durante 7 minutos y al ver que ya no volvía, le
dimos por muerta. Yo estaba desconcertado, pero tuve que
reaccionar pues no le había cerrado la apertura abdominal,
así que me puse a realizar la sutura tratando de pensar qué le
diría a su familia acerca del porqué de su muerte.”
Y me seguía contando: “Cuando cerré el último punto, usted
se sentó en la camilla con los ojos muy abiertos, emitiendo
una respiración profunda y después, volvió a caerse en la
camilla, en ese instante, todos los aparatos que tenía
conectados comenzaron a funcionar y a marcar el pulso de su
corazón y volvió a la vida. Me quedé impresionado y no sabía
en qué estado había vuelto, pues tras 15 minutos muerta, el
cerebro ya no debería funcionar bien y podía quedar en
estado vegetativo. Por eso, al despertar bien, le pregunté si
me recordaba.”
Quedé muy impresionada ante tamaña historia, pero dentro
de mí algo me decía que era cierto y sentía paz. Algo me
decía que no era producto de mi imaginación ni me estaba
volviendo loca, que había muerto y había vuelto.
¿Cómo era posible eso?
En ese instante recordé aquel sueño que había tenido unas
semanas antes de la operación, ¿sería real lo que viví en ese
sueño? ¿Era un aviso de lo que me ocurriría luego?
El doctor terminó diciéndome: “A nivel físico usted está sana,
pero de lo otro no puedo darle guía ni respuesta, pues ni yo
mismo lo comprendo. Es la primera vez que me sucede con
una persona. Es más, cerramos la sala de cirugía donde la
operamos y pedí que revisaran todas las maquinas por si
hubiese sido un error de las mismas, pero no encontramos
nada, todo estaba normal.

41
Alba Matwiczyk

Quiero que sepa que su caso ha quedado escrito en los


anales del hospital como caso único por ahora y como
ejemplo para futuros casos, si los hubiese. Mi equipo y yo
habíamos hecho la promesa de guardar silencio y no hablarle
de esto y tan solo se lo diría si usted preguntaba, como así ha
sido.”
Tras esta impactante conversación, le agradecí mucho toda
su asistencia y me fui con una incertidumbre más grande de la
que había llegado.
Volví a Laura, mi psicóloga, para contarle lo sucedido y ella
me insistió en realizar una regresión, pues yo no recordaba
nada de ese momento, de esos 15 minutos fuera de mi
cuerpo.

Recordando

Fue toda una experiencia recordar ese instante.


Me llevó a una profunda relajación y, como si fuese una
película, me vi nuevamente en el quirófano.
Me veía desde dentro de mi cuerpo y sentí cómo me
despegaba de mi cuerpo físico y dejaba lentamente el
quirófano.
Observé a los médicos operando y sentí como si algo me
absorbiera hacia arriba, encontrándome dentro de un espacio
ausente de luz y rodeada de muchas presencias amorosas.
El sentir era como en el sueño y ellos, los seres, me
explicaron que no podía avanzar hacia la luz, pues ya había
dado mi consentimiento para estar en la vida nuevamente.
Me explicaron que ese sueño no había sido tal, que ya había
estado con ellos en ese instante y que, por los tiempos que
corrían, no podían darme ni otro cuerpo ni otra vida distinta de
esta.
Me dijeron también que, gracias a mis experiencias de vidas
pasadas y aprendizajes realizados en ellas, tenía

42
Despertar de un Largo Sueño

herramientas y sabiduría que debía utilizar para completar mi


camino aquí en la Tierra. Que ese era mi propósito y para ello
me liberaban de todo condicionamiento de vidas anteriores,
para que en esta oportunidad pudiese realizarlo todo de una
forma más fácil.
Me contaron que habría una renovación de identidad, la
misma alma renovada, y que me lo explicaban así ahora, pero
que más adelante me darían explicaciones más profundas, y
nuevamente, me dijeron como volver al cuerpo.
Y así lo hice. Fue cuando abrí los ojos y me senté en la
camilla respirando fuerte.
Esto fue lo que recordé en esa regresión en la que, al volver
de la misma, al principio había paz, pero yo quería saber más,
pues todo me producía un gran movimiento interno y mis
dudas y preguntas crecían día a día

Primeras Señales

A partir de ese momento, todo fue sucediendo a través de


señales que mi alma me hacía sentir, una fuerza invisible me
empujaba hacia donde debía ir sin que yo comprendiera, sin
que yo tuviera deseos de hacerlo.
La primera certeza que sentí en cuerpo y alma, fue que debía
divorciarme del padre de mis hijas, pues por más que lo
intentaba, no lo lograba y era imposible seguir pues ya no
había ese amor que se suponía debía existir. No lo recordaba,
no lo sentía.
No fue fácil, pues él no lo comprendía, pero estaba decidida y
convencida ante la decisión de seguir sola. Así que, al
principio, decidí quedarme en la misma ciudad para que mis
hijas no sufrieran la separación y pudieran estar en contacto
con su padre.

43
Alba Matwiczyk

Traslado a otra ciudad, nuevas señales

Al pasar los meses, esa fuerza interior y exterior me llevó a


cambiar de idea (era evidente que mi camino debía tomar otra
dirección).
Una mañana de sol fresca, mientras mis hijas dormían,
desayunaba sentada en la cocina de mi apartamento, mirando
a través de la ventana que daba a las cadenas montañosas
Cordón del Plata (siempre las montañas acompañándome)
absorta en un estado de paz y me pregunté: “¿Qué hago
aquí? ¿Qué he hecho con mi vida?”
Intentaba recordar el pasado, pero esos recuerdos no
llegaban, solo un gran vacío, una sensación de haber vivido
una pesadilla, de no haberme tenido en cuenta, de haber roto
mis límites de paciencia, de no haber priorizado el amor hacia
mi persona.
Al mirar mentalmente hacia mi futuro, también estaba vacío,
sin proyectos, sin nada y al sentir mi presente, era lo único
que tenía, estaba viva y mis tres pequeñas hijas.
En ese instante tomé la decisión de que todo debía cambiar,
por mí, por ellas, por todos. Así que ese mismo día, cuando
Rubén llegó del trabajo, sin más rodeos le dije: “Lo siento, ya
no puedo seguir con esta mentira, quiero el divorcio.”
Él se quedó asombrado, sin poder comprender lo que le
decía, tomó asiento y al bajar su cabeza me dijo: “¿No hay
solución? Déjame que lo piense, ¿no podemos hacer algo?”
“¡No!” —respondí con firmeza—. “Ya he dejado pasar mucho
tiempo y esto se acabó.”
Sé que fui muy dura en ese instante y que para él fue duro
también, pero no encontré otra manera de hacerlo, pues
nacía en mí una fuerza que, si bien la reconocía como mía, no
llegaba a controlar.
Pensaba quedarme en Mendoza para que las niñas no
sufrieran la separación del padre, pero al pasar los meses,
todo se dio la vuelta.

44
Despertar de un Largo Sueño

Una mañana, mis dos hijas mayores se despertaron temprano


y al encontrarme en la cocina llorando me dijeron: “Mamá,
¿por qué no nos vamos a vivir con los abuelos?”
Mi sorpresa fue grande, pues nunca se me había ocurrido esa
idea. Y les respondí: “Pero aquí están vuestro padre y
vuestros amigos, yo estoy aquí por vosotras.”
Sin embargo, su respuesta me rompió todos los esquemas:
“No pasa nada mami, papá puede venir a visitarnos cuando
quiera.” Esa respuesta dio paso a un cambio que sucedió de
manera vertiginosa y al poco tiempo, ya estaba organizada la
partida hacia Buenos Aires.
El día que nos marchamos sentí como si nos metieran, tanto a
mis hijas como a mí, dentro de una gran boca y nos
escupieran lejos de allí, como si nos expulsaran de la ciudad
de Mendoza, donde viví 23 años, hacia otra ciudad a 1200 km
de distancia, Buenos Aires, donde vivían mis padres.
Al principio, fue muy difícil ya que me sentía muy aturdida por
el cambio y con unos padres que se dieron cuenta de que yo
no era la hija que ellos habían traído al mundo.
No me dijeron nada apenas llegar, pero al pasar los meses y
ver y sentir quién era yo, una mañana se sentaron conmigo y
me preguntaron: “¿Quién eres? ¿Dónde está nuestra hija?
¡No te reconocemos!”
¡Perpleja me quedé ante esas preguntas tan directas! Y ante
semejante aluvión de sensaciones, tuve que contarles lo que
había sucedido en la cirugía, pues ellos tampoco lo sabían.
La convivencia fue dura y a esto hay que añadirle que con el
pasar de los meses, mi padre comenzó a enfermarse y mi
madre también.
No fue fácil, pero no te voy a contar esta parte por respeto a
ellos, mis amados padres, a los cuales honro. Así que, tanto
sus miserias como las mías, si me lo permites, las guardaré
para mí en mi corazón y con mucho amor, pues ellos me
enseñaron mucho y me brindaron en ese instante la
oportunidad de abrirme a la humildad, a la conciencia, a la

45
Alba Matwiczyk

entrega sin juicios, y poner su historia aquí sería como estar


juzgándolos, por eso no lo haré, pues son y serán dos
personas muy especiales que me dieron la vida.
Pero volvamos a mi historia.
Yo no me daba cuenta de las señales hasta que, ante tanta
insistencia, tuve que tomar conciencia de que el Universo o
alguien quería decirme algo.
Las señales eran pequeños avisos plasmados en papeles o
carteles de la calle que me invitaban a que estudiara Reiki
que yo no tomaba en cuenta, pues estaba en búsqueda de
trabajo para poder darles una vida digna a mis hijas, es decir,
comida, ropa, diversión, tenía la ilusión de alquilar un piso
para las cuatro y tener una vida un poco más organizada y al
ver estos avisos no me tenía la sensación de que fuese
momento de ponerme a estudiar, pues era un tiempo que
creía perdido.
Yo necesitaba un trabajo, pero no aparecía nada. Tenía todas
las experiencias laborales para conseguir un buen trabajo,
pero nadie me lo daba, siempre había un no por respuesta.
Me cansé de buscar trabajo y me cansé de ver estos carteles
diciéndome que estudiara Reiki, así que decidí comentárselo
a mi madre, y ella se ofreció a ayudarme económicamente
con el estudio, pues pensaba que yo debía estudiar algo, así
que aunque no supiera de qué se trataba, apoyó la idea del
Reiki.
Decidida a estudiar, busqué los supuestos carteles y, ante mi
sorpresa, no volví a ver ni uno de ellos. Ahora, en el tiempo,
veo claramente que solo era la indicación del camino a seguir
y que tocaba emprender la búsqueda de quien me enseñara.

Encontrando a mi maestra física

Pasé una semana sin comprender que pasaba, sentada en el


sillón frente al televisor, que encendía para distraerme.

46
Despertar de un Largo Sueño

Uno de estos días, al encender el televisor, comenzaba un


programa dedicado a las terapias alternativas, viajes a la India
y demás y justo ese día presentaron a ¡los maestros de Reiki
de toda la ciudad! Pero no me inmuté y lo tomé como algo
normal. En el tiempo, al recordar esa época, veo claramente
cómo me iban guiando.
Ese día no hubo suerte, pues todas las instituciones estaban
muy lejos de la casa de mis padres.
A la semana siguiente, sin pensarlo, me senté frente al
televisor a la misma hora y nuevamente comenzaba el mismo
programa, pero esta vez los maestros de Reiki eran de la
zona por donde yo vivía y justo al ver a la tercera maestra que
presentaron, sentí un golpe fuerte en mi pecho y de mi mente
salieron las palabras: "Ella es".
Su sonrisa y su manera de hablar capturaron mi atención y
tomé nota rápidamente del domicilio de su instituto que,
"casualmente", estaba a media hora en tren de donde yo
residía.
Asistí a una de sus charlas, una presentación donde, al
finalizar, te ofrecían 4 sesiones de Reiki gratuitas de las
cuales no tomé ninguna pues yo estaba interesada en la
instrucción, mi decisión era estudiar la técnica.
Sorprendida ante mi decisión, esta maestra dio orden a su
secretaria para que me diera las fechas del curso y así fue
como comencé este camino.
Desde el primer instante de la iniciación sentí que era lo que
yo tanto había estado buscando, me sentía segura, sentía la
energía en mis manos, estaba fascinada y me dediqué a darle
Reiki a mis padres, a mis hijas y a mi tía Eugenia.
Mi madre y mi tía Eugenia pasaron a ser adictas al Reiki y la
más graciosa era mi madre, que había descubierto que si se
daba una ducha y se lavaba el cabello y lo dejaba húmedo en
la sesión de Reiki, con la energía que yo emanaba de mis
manos su cabello se secaba y eso me producía mucha
ternura.

47
Alba Matwiczyk

A mis hijas les daba Reiki casi a diario, no porque estuviesen


enfermas, sino para practicar pues yo quería aprender bien la
técnica.
Noelia y Natalia se quedaban quietecitas y les gustaba, pero
Marianita era inquieta, así que a ella no podía darle la sesión
larga, por lo que le daba la corta que solo duraba 15 minutos.
Una tarde, en medio de la sesión que estaba dándole, abrió
un ojo y me dijo: “Mami, ¿estás tratando de dormirme?”
“¡Shh!” —le dije—. “No hables.”
A lo que me respondió: “Es que me voy a dormir y tengo tarea
de la escuela por hacer.”
“No te preocupes, cuando acabe estarás bien despierta y las
tareas te saldrán mejor que antes.” Y así logré que cerrara los
ojos.

48
CAPÍTULO TERCERO.

TRABAJANDO MI INTERIOR

El aprendizaje del Reiki convirtió cada día en una bocanada


de aire puro entrando en mis pulmones y en mi corazón y me
motivaba a asistir disciplinadamente a la escuela para
practicar. Los lunes eran para los alumnos y los viernes, los
ya iniciados podían asistir a ayudar a personas enfermas.
Esto era un gran aprendizaje, pues María nos explicaba el
síntoma de cada enfermo, colocaba a cada alumno, según su
nivel, en la parte correspondiente del cuerpo de la persona
acostada en la camilla y comenzábamos. Realmente ver los
resultados y aprender de esa manera era algo impagable.

Una gran bendición

Al poco tiempo de haber aprendido, un primo de mis padres


se enfermó de cáncer de pulmón. Era un hombre de 50 años,
lleno de vida, que nunca había fumado y al que, a causa de
una gripe que no terminaba de sanar, tras un estudio le
diagnosticaron cáncer de pulmón y solo tres meses de vida.
Esto me impactó tanto, que me ofrecí a ayudarle, pues él
deseaba vivir y no podía aceptar que pronto partiría, llegando
incluso, a pedirle a su médico las sesiones de quimioterapia a
pesar de que el médico le dijera que era inútil hacerlas.
Así comencé a darle Reiki todos los días. Era una suerte que
fuese invierno, pues al darle Reiki mi cuerpo se calentaba y
transpiraba muchísimo, hecho que mi maestra me dijo que era
una bendición que estaba recibiendo, pues un enfermo de
cáncer requiere de mucha energía y al poner mis manos
sobre él, mis canales debían abrirse más de lo normal para

49
Alba Matwiczyk

que pasara esta energía sanadora a través de mis manos a


su cuerpo.
Al tercer mes de estar dándole una sesión de Reiki diaria,
sentí claramente que le quedaba poco de vida, que no podría
recuperarse y eso me afectó muchísimo pues en esos meses
les había tomado mucho cariño a este hombre y a su esposa,
que tan amorosamente me recibían en su casa diariamente
para atenderlo.
Las últimas semanas tuvieron que internarlo pues tuvo una
infección importante y esos días no pude darle Reiki, así que
decidí tomar el segundo nivel donde se me enseñaba a enviar
esta energía a distancia, pero no tenía disponibilidad de
dinero para hacerlo y me animé a comentárselo a mi maestra.
Ella me llevó a su despacho y me propuso que se lo pagara
en cuotas y así, gracias a su generosidad, pude tomar ese
anhelado nivel y ayudar a este hombre.
Él falleció al poco tiempo, se fue con mucha paz y me dejó
una gran enseñanza, cuando un alma tiene pactada su
muerte, el Reiki acompaña con amor esa partida y prepara al
alma para ese viaje a casa con mucha paz y dicha.
Ese segundo nivel me abrió un sinfín de puertas pues la
información que recibí fue inmensa.

Revelaciones

Una tarde de práctica de Reiki en el instituto, vi un cartel que


antes no había visto y que, según todos me decían, siempre
había estado allí. Era evidente que antes no era tiempo de
verlo y ahora sí.
El cartel decía: “Registros Akashicos, lectura de vidas
pasadas.”
Este titular me llamó poderosamente la atención y al pedir una
cita con mi maestra de Reiki, María, que era la canalizadora.

50
Despertar de un Largo Sueño

La mañana de la cita estaba tan ansiosa y temerosa que, de


hecho, llegué antes de la hora fijada y eso me puso más
ansiosa.
Cuando me tocó el turno, comenzaron a suceder muchas
interrupciones, hasta que María, firme y seria, me dijo: “Bueno
Alba, ¡basta de nervios y ansiedades! ¿Quieres o no quieres
que te abra los archivos?”
Temerosa y sin comprender nada, le dije que sí, a lo que
María me indicó: “Pues estate tranquila, así las interrupciones
dejaran de presentarse.”
Fue una de las primeras enseñanzas que recibí acerca de
cómo una energía tan potente como la duda, la ansiedad y el
temor, retrasan los caminos.
En la sesión de Registros Akashicos, a través de mis
preguntas, se me dijo para qué había venido a esta vida, cuál
era mi camino o propósito de vida, que debía sanarme a mí
misma y a mis ancestros ("ancestros" primera vez que lo
escuchaba).
Se me habló también de mi niñez, sin que yo preguntase por
ella, de las veces que sufrí golpes o accidentes.
Estos seres me explicaban que yo no quería estar en este
mundo por lo denso que era y por el dolor que me producía
todo, por ello, una madre oriental de una vida anterior, que me
debía un favor, me lo devolvía colocándose en la puerta del
más allá, para que así yo no pudiese traspasarlo.
Decían que mi alma, después de unos años, había
comprendido que debía quedarse y que por eso mi
adolescencia fue tranquila, había puesto mis raíces en la
Tierra y decidido vivir.
Todo fluía correctamente, pregunta tras pregunta, hasta llegar
a la última donde solo consulté lo siguiente: “Quiero saber qué
pasó el 27 de enero de 1999.” Así, sin ningún dato agregado
ni comentario al respecto, pues quería corroborar de alguna
otra manera todo lo que ya sabía para ver si todo era real o
inventado por mi imaginación.

51
Alba Matwiczyk

Hubo un silencio muy prolongado y María me miró muy


extrañada pues no podía dar crédito a la respuesta que
llegaba a su mente: “Me dicen que te has reencarnado, ¿esto
es cierto?”
Estaba tan impresionada como ella, pero a la vez, algo dentro
de mí se reacomodaba y surgía paz ante las respuestas.
María recibió algo similar a lo que yo había vivido en la
regresión que me hizo mi psicóloga y solo agregó que el
cambio había sido muy fuerte y que debía tomar esta
oportunidad que me daban, como una nueva vida, pero en el
mismo cuerpo. Una reencarnación.
Pude encontrar la confirmación dentro de un estudio
numerológico, en un estudio de biorritmos y hasta en la propia
astrología.
En esta última, se me explicó que ese día estaba presente un
conjunto de planetas que anuncian la partida de la persona y
un planeta que produce la reencarnación, lamento en este
instante no recordar los nombres de los mismos, para
brindarte ese dato.
Luego también me realicé la astrología maya y de nuevo
marcaba el cambio de sello en esa fecha, había nacido como
humano amarillo y cambié a mago blanco.
Todo parecía de fábula, pero era tan real que asustaba, pues
esa que había sido ya no estaba, esa de la que me contaban
era para mí una extraña, una vida anterior distinta y la que
ahora era, el sentir, el pensar, la paz que había dentro de mí,
en mi alma, la serenidad a pesar de la gran confusión, me
gustaba y se abrían ante mí posibilidades nuevas y caminos
nunca antes transitados.
Mi camino, según mis guías, era netamente espiritual aunque
no entendía esa palabra, pues recuerda que yo vivía en ese
entonces en Argentina y allí vivir de la espiritualidad era ser
monja o vivir de la caridad ajena siendo una curandera o algo
así. Vamos, que se considera que no es un trabajo que te
proporcione una vida segura ni seguridad social, ni una
jubilación…

52
Despertar de un Largo Sueño

Esto me enojó mucho: “¿Cómo le daría de comer a mis hijas?


¿Nos sentaríamos en el campo y pediríamos maná del cielo?”
Y como alma rebelde que era, hice todo lo contrario de lo que
se me aconsejó y me dijeron: “No busques trabajo. No lo
encontrarás, tu camino es totalmente espiritual.”
¿Y qué crees que hice?
Efectivamente, me puse manos a la obra y busqué un trabajo.
Mandé muchos currículums a distintas empresas y oficinas,
pues tenía mucha experiencia en varias áreas: secretariado,
dibujo técnico, vendedora, etc. y no todos me respondieron y
los que lo hicieron fue algo así como: “no hay cupo”, “es muy
mayor”, “sabe demasiado y no podemos pagarle lo que
merece”, etc.
Finalmente, logré un puesto como vendedora de productos
ecológicos de limpieza y obtuve varias ventas a través de
reuniones en casa de familias, ya que era un buen producto y
se vendía solo, pero fue por un corto tiempo y después,
desaparecieron las ventas.
También intenté, apoyada por mi supervisora, la venta del
mismo producto en bares y restaurantes de la capital. Me
levantaba día tras día a las cinco de la mañana, dejando a
mis hijas al cuidado de mis padres, y volvía a las 8 o las 9 de
la tarde, cargada con los maletines en los que llevaba los
productos para realizar demostraciones y que me hicieran los
pedidos.
Así estuve más de tres meses, hasta que me dio un cólico
renal y un ataque de hígado que me obligaron a dejar de
vender pues mi cuerpo ya no podía llevar tanto peso.

Sintiendo el camino

En el periodo de reposo que me obligó a guardar esta nueva


dolencia, tuve tiempo de pensar nuevamente en lo que los
guías me habían dicho, pues este trabajo ya no podía seguir
haciéndolo.

53
Alba Matwiczyk

En mi cabeza se repetían una y otra vez las palabras: “Tu


camino de vida es totalmente espiritual.”
Pero ¿qué herramienta tenía para comenzar a transitar ese
camino?
El hecho de pensarlo me producía ansiedad, ya que no sabía
cómo comenzar ni por dónde. Solo tenía un primer y segundo
nivel de Reiki y me daba vergüenza decir que lo practicaba,
pues era una terapia todavía no muy aceptada y por ello,
todos los que estudiábamos Reiki, lo hacíamos para nosotros
mismos o nuestras familias, pero no para brindarlo como una
terapia y cobrar.
En esos tiempos tuve dos grandes compañeros de camino.
Una fue Claudia, que me ayudó en muchas oportunidades,
tanto en las ventas de los productos ecológicos como en
enseñarme a meterme en la computadora, internet, escribir,
etc. (cosa que nunca había hecho porque le tenía pánico).
Ella me apoyaba en todo y cuando decidí brindar Reiki a
domicilio, fue mi primer cliente para esta terapia y por
supuesto, ella siempre me pagaba y me encontraba clientes.
Nunca olvidaré que un sábado en el que Claudia me llevó a
un bar para hombres y mujeres de más de 40 años donde no
solo se tomaban bebidas, también se bailaba a partir de las
12 de la noche.
Me sentí muy incómoda porque no tenía costumbre de ir a
estos lugares, pero luego se lo agradecí pues allí conocí a un
escribano (en España se le llama Notario) al que le
interesaron mis sesiones de Reiki y fue mi primer cliente
después de Claudia.
Este hombre fue la puerta para que vinieran más y más
clientes, ya que también atendí a su familia, a sus amigos y
así me fui soltando y entusiasmando cada vez más.
Y la otra persona que estuvo en esos momentos conmigo fue
Luis, un compañero de estudio de la escuela de Reiki, donde
nos conocimos.

54
Despertar de un Largo Sueño

Luis me hacía sentir protegida, no solo porque medía 2


metros de alto, sino también porque era como un gran papá,
me llevaba una diferencia de diez años de edad.
Congeniábamos bien.
Cuando mi padre quedó postrado en cama y había que
levantarlo para asearlo, él era el que lo alzaba y colocaba en
la bañera, si no hubiese sido por él no sé qué hubiese hecho
o cómo me las hubiera arreglado.
Era mi sostén, mi árbol donde apoyarme, ofició de psicólogo y
consejero, pero como siempre, todo llega a un final y él siguió
su camino y yo el mío.
Me llena de emoción escribir estos recuerdos y estoy
inmensamente agradecida a la vida por haberme puesto en
mi camino a estas dos personas, pues fueron mis ángeles y
toda esta ayuda que me brindaron, hizo que pudiese obtener
el dinero que me permitió seguir estudiando.
No pude seguir con los niveles superiores de Reiki pues eran
muy caros, pero había otras técnicas más accesibles y que
resultaron tan buenas como el Reiki.

Magnified Healing

Esta fue una técnica maravillosa, muy hermosa.


La primera vez que escuché su nombre, no sé por qué, creí
que era una sanación indígena y por ello, no le di demasiada
importancia, pero tras pedir información acerca de qué
trataba, todo en mi mente se aclaró y decidí cursarla.
Fue y sigue siendo muy interesante el hecho de que a través
de esta técnica pude sanarme en profundidad, pues toca cada
célula de nuestro cuerpo, los órganos, los cuerpos sutiles,
nuestros chakras y el contacto con la madre Tierra.
Esto último fue muy revelador para mí, pues a pesar de estar
viviendo sobre este planeta, no había caído en la cuenta de
su presencia desde este enfoque.

55
Alba Matwiczyk

GAYA, nuestra madre Tierra

Ahí comencé a amar este planeta, algo que supe a través de


los años venideros que era una materia pendiente en mí.
Amaba los animales, las plantas, pero no había conectado
con el planeta y eso fue maravilloso, no hay palabras para
explicar lo que se siente.
Haz la prueba, es sencillo.
Ve a una plaza, a la orilla del mar o a la montaña y siéntate en
la tierra o ponte firmemente de pie sobre ella descalzo y cierra
los ojos.
Si estás sentado pon las palmas de la mano en la tierra y
lleva tu mente a ellas y si eliges estar de pie, lleva tu mente a
la planta de tus pies y ¡siente!
Solo pronuncia un saludo, a tu manera, como: “Hola madre
Tierra, te amo madre Tierra” y déjate llevar por el sentir. Verás
cómo una ola de amor te es devuelta ante tu saludo.
Recíbelo, acéptalo, dale las gracias por permitirte estar
experimentando sobre ella esta vida y quédate unos minutos
disfrutando de ese contacto.
Puedes realizarlo diariamente o cada vez que lo desees, pero
conviértelo en una costumbre.
Con esta técnica también profundicé en la sanación de mis
chakras, mis cuerpos sutiles y la relación con mí misma, con
mis padres, con mi familia, con mis vidas pasadas, con la
humanidad y con el Creador.
No te daré más explicaciones, pues en otros capítulos me
extenderé con estos temas y te brindaré simples ejercicios
para que vayas practicando y sintiendo.

56
Despertar de un Largo Sueño

Armando mi rompecabezas

Poco a poco fui armando mi rompecabezas de esta nueva


vida, intentando posicionarme día tras día con la idea y el
sentir de que esto que me estaba sucediendo era una
renovación.
Trataba de centrarme en lo que me habían dicho, aunque a
esas alturas todavía me costaba entenderlo, pero decidí
dejarme llevar por lo que la vida me presentaba.
Me entregué al estudio y la práctica de los métodos que ya
tenía, de manera más disciplinada e integrando cada paso en
mi memoria y me daba mucha alegría ver lo rápido que
memorizaba estos estudios, pues yo nunca había destacado
en mi época de estudiante por la memoria, al contrario,
siempre tuve muchos problemas para aprender y memorizar,
en cambio, estas disciplinas me eran muy familiares y fáciles
de aprender.

Nueva consulta

Todo parecía marchar bien, pero (siempre hay un pero, por lo


menos en mi vida) económicamente no lograba la estabilidad
ni la continuidad para poder vivir tranquila.
Cada vez que parecía que adquiría una pequeña cartera de
clientes para las sesiones de Reiki, cuando menos me lo
esperaba desaparecían, dejaban de venir, anulaban las citas
y tenía que volver a comenzar de cero.
Una tarde, en el instituto de Reiki, me animé a preguntarle a
mi maestra si podía volver a hacer una consulta a los
Registros Akashicos para hacer solamente una pregunta.
María me respondió que sí, que eso era muy positivo pues
estos maestros profundizarían más con una sola, que con
muchas preguntas.
Esa nueva consulta fue distinta a la anterior pues yo estaba
más tranquila para realizarla y aunque la consulta terminó

57
Alba Matwiczyk

siendo muy extensa, de tres horas, no te preocupes porque te


la contaré en mucho menos tiempo.
Se me explicó que la raíz de esto que me ocurría con el
dinero venía de mi memoria del alma de una vida muy lejana,
de una actitud y acción mala por mi parte hacia el pueblo
donde en ese momento residía y hacia el rey del mismo.
Se unía a esto una situación de robos y malversación de
dinero por parte de mis ancestros, o sea, que se juntaban
ambas corrientes como raíz, memoria ancestral y memoria del
alma, por lo que se me aconsejó que practicara durante un
tiempo la técnica de Magnified Healing para sanar esto.
Y seguro estarás pensando al leer todo esto: “Y si eso me
ocurriera a mi o fuese la raíz de lo que me pasa, ¿debo
aprender esa técnica para sanarlo?”
No es necesario, a no ser que quieras aprenderla, pues ahora
hay muchas técnicas para ello, tan solo debes encontrar la
que sientas más afín a ti.
Pueden ser Constelaciones Familiares, Biodescodificación,
EFT, Método Triunidad de Esencias Florales, Ho´oponopono,
etc. Más adelante en algún capitulo te daré alguna ayudita
con este tema.
Pero volvamos a la sesión, allí también se me anunció que
sería canalizadora y yo, sorprendida, pregunté: “¿Qué? ¿Y
eso? ¡Si yo no veo, ni escucho a nadie, además no tengo
instrucción para hablar de estos temas!”
María sonrió ante mi sorpresa y no dijo nada al respecto.
María siguió recibiendo mensajes para mí, me decía que en el
futuro haría viajes a Europa a causa de este camino espiritual
mío. Solté una carcajada, pero no verbalicé lo que pensaba
por respeto a ella, pues creí que esta mujer deliraba. ¿Viajar
yo? ¡Si apenas tenía para comer y por mi mente no se
cruzaba ni en sueños esos viajes…!
Estas últimas informaciones las dejé guardadas en algún
lugar de mi inconsciente, borrándolas de mi mente y solo me
centré en sanar el presente que para mí era ya demasiado.

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Despertar de un Largo Sueño

Realmente fueron preciosos los momentos de sanación, pues


sentía mucha paz y liviandad y mis relaciones con mis padres,
hijas y ex esposo comenzaron a encauzarse correctamente,
de hecho, todo comenzó a encauzarse poco a poco en mi
vida.

Mis Tesoros

¿Recuerdas que te dije que te daría unos ejercicios?


Aquí te regalo unas meditaciones que siempre fueron y serán
mis herramientas más preciadas y que a día de hoy las
entrego con mucha alegría a alumnos y personas, por la
eficacia que me dieron a mí. Por eso las llamo tesoros.

Primer Tesoro

¿Cómo parar tu mente o poner la mente en blanco?


Para ello se requiere de disciplina, constancia y no abandonar
a la primera.
Los tibetanos utilizaban esta técnica de meditación serena y
quieta, observando un mandala o estando en contacto con la
naturaleza, esto lograba y logra calmar la mente y te conecta
con el ser interno para desarrollar la paz, la armonía, el sentir
y por ende, la sanación, pues en esa quietud las células,
chakras, órganos y meridianos se reorganizan.
Por supuesto, no se hace en un día ni en una hora, se debe
comenzar haciéndolo durante 3 minutos al día la primera
semana, ya que debes reeducar tu mente.
La segunda semana podrás estirarlo a 5 minutos y así
sucesivamente hasta llegar a 20 minutos, no pongas la idea
en tu mente de que sea una hora, pues eso es para los
especialistas en la materia, los tibetanos.

59
Alba Matwiczyk

El mandala que te recomiendo para ello, si eliges esa opción,


es el Sri Yantra. Lo puedes encontrar en Google y lo tienes
del color que te agrade.
Saca una copia del que te guste y ponla a 50 cm de distancia,
un poco más bajo de la altura de tus ojos.
A continuación, pon una música de fondo y prepárate de la
siguiente manera:

Baja la luz, toma asiento y mantén una postura cómoda y


erguida.
Cierra los ojos, realiza tres respiraciones profundas y relaja
el cuerpo.
Luego abre tus ojos y observa fijamente el símbolo, debes
posar tu mirada amorosamente en él, y deja que el
mandala haga su trabajo.

Tu mente estará alborotada al principio, pues si no tiene


costumbre de parar te dará trabajo. Eso es rebeldía, pero no
te molestes, deja que los pensamientos se sucedan uno tras
otro y si resulta que, sin darte cuenta, te quedas enganchado
a un pensamiento, no te preocupes, vuelve a la respiración y
a la observación.
Volver a la respiración no es otra cosa que llevar tu mente y
conciencia a tu nariz y al aire que entra y sale por ella.
Cuando haces eso, tu mente no sabe qué hacer, se
sorprende y se queda quieta por unos instantes para luego
volver al ataque, pero no te angusties, poco a poco lo
lograrás. Si yo lo logré, ¿por qué tú no?
A pesar de que al principio te cueste, nos cuesta a todos,
hasta a los tibetanos, a medida de que vayas haciendo este
ejercicio, la sanación comenzará a actuar y producirá desde el
primer momento una intensa limpieza de tus campos áuricos y
de los chakras, limpiará tus esferas mentales y elevará tu
vibración. En consecuencia, te sanarás.

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Despertar de un Largo Sueño

Segundo Tesoro

Si tienes la bendición de vivir en la naturaleza, siéntate en la


tierra, apoya tu columna en un árbol, puede ser un pino o un
olivo, déjate sentir en la elección o sobre una piedra debajo
de unos árboles.
A continuación, cierra los ojos y respira profundamente tres
veces.
Mientras vayas calmando la respiración, escucha los sonidos,
desde el más lejano al más cercano, y lleva luego tu mente al
contacto con la tierra, siente la energía de la madre Tierra
debajo de tu cuerpo.
Si es necesario o te apetece, posa las palmas de tus manos
en la tierra y mentalmente salúdala, como si saludaras a una
vieja amiga, ella te conoce, nuestro cuerpo viene de ella,
déjate unos minutos sintiéndola y luego pídele al árbol que te
dé su energía, que recorra toda tu columna, desde el coxis a
la cabeza.
Por último, abre tus ojos y mira el cielo, las nubes, siéntete
vivo/a y quédate allí, sintiendo el tiempo que necesites y luego
bendice y agradece ese momento.

Tercer Tesoro

Si vives frente al mar o cerca de él, puedes hacerlo


metiéndote en el agua del mar o sentado en la orilla con los
ojos entreabiertos mirando cómo se mueve el agua, cómo las
olas van y vienen. Así lograrás que tu mente deje de
parlotear.
Quédate así unos instantes y acompaña esto con tres
respiraciones profundas.
Después cierra los ojos y escucha el murmullo de las olas, la
brisa fresca y siente...

61
Alba Matwiczyk

Conéctate con tus emociones pero tan solo siendo un simple


observador y suelta todo dolor, cansancio y preocupación.
Por unos instantes, solo sois el mar y tú, el mundo deja de
existir, las preocupaciones dejan de existir, permite que tu
mente se relaje, se vacíe, si salen lágrimas déjalas salir, trata
de no meterte en el pensamiento, solo obsérvalo, tú no eres el
pensamiento, tú no eres el problema, solo lo observas.
Tómate el tiempo que necesites y cuando retomes tu vida no
olvides agradecer.
Verás que estos ejercicios, no solo te quitarán el cansancio, el
estrés o comenzará una sanación, también puedes utilizarlos
para buscar la solución a un problema que te aqueja, pues en
el momento que te vacías, permites que las nuevas ideas
ingresen a tu mente.
No te quedes con las palabras, practícalo, experimenta y
verás los resultados.

Cuarto Tesoro

Puede que te hayas preguntado qué es eso de “respira


profundo tres veces”.
No es ni más ni menos que el ejercicio más valioso e
importante, ya que nos hemos olvidado de respirar
correctamente y solo lo hacemos con la parte superior de los
pulmones, no con todo el pulmón y abdomen.
Esto que te voy a explicar me lo enseñó un maestro de Yoga
y después de probarlo, nunca más lo olvidé. De hecho, sigo
utilizándolo y dándolo en los talleres o meditaciones que dirijo.
Pero vayamos con lo que debes hacer para practicarlo:
Toma asiento (no te acuestes, por lo menos en principio,
cuando tengas práctica ya podrás hacerlo) y observa que
tengas la espalda bien derecha y apoyada cómodamente en
la silla.

62
Despertar de un Largo Sueño

Haz dos o tres respiraciones normales a tu ritmo y luego


inspira profundamente tomando todo el aire que puedas, pero
desde el abdomen, y ¡retenlo unos instantes! (Ayuda contar
mentalmente hasta tres).
Suelta el aire muy despacio por la boca, hasta que no quede
ni una gota en tus pulmones y vuelve a retener el deseo de
volver a respirar (vuelve a contar hasta tres).
Ahora inspira por la nariz también lentamente y vuelve a
repetir el ciclo. Debes hacer el ciclo completo por tres veces.
Este tipo de inspiración equilibra tus chakras y te prepara para
cualquier ejercicio.
También, haciendo solo esto, tu mente se oxigena, suelta las
preocupaciones y podrás pensar mejor.
Estos son unos de los tantos ejercicios que considero tesoros
y que aconsejo a alumnos y pacientes para realizar sanación,
relajación y quitar estrés de esta vida tan agitada que nos ha
hecho olvidarnos de nosotros mismos. Anímate a realizarlos.
¿No puedes hacerlo y leer al mismo tiempo?
No te preocupes, te voy a dar estas meditaciones en audio.
Más adelante te diré dónde vas a recibirlos gratuitamente.

63
CAPÍTULO CUARTO.

VOLVIENDO A EMPEZAR

Sorpresa inesperada

Tras la sanación que había comenzado con todas esas


técnicas energéticas, todo comenzó a fluir como si se hubiese
levantado una gran losa de encima de mí cabeza y sentí
fuertemente en mi interior, que debía volver a Mendoza, pues
mis hijas necesitaban estar también con su padre y lo nuestro
no había concluido correctamente.
Hablando con Rubén, nos dimos cuenta de que ambos
sentíamos todavía esas ganas de intentar estar juntos como
una familia y darnos una nueva oportunidad.
Y así fue cómo comenzó la vuelta.
Pero yo quería irme con el máximo número de herramientas
para poder trabajar con ellas, brindarlas, enseñarlas y a la
vez, seguir aprendiendo.
Hasta ese momento solo tenía dos niveles de Reiki y la
técnica de Magnified Healing en la que, por suerte, te
enseñaban primer nivel y maestría, por lo que sí podría
enseñarla. Pero Reiki todavía no, pues el dinero había
comenzado a fluir, pero no tanto como para hacer el tercer
nivel y ni pensar en la maestría.
Cuando me animé a comunicarle a mi maestra de Reiki mi
decisión de volver a Mendoza fue muy emotivo, pues se
acercaba su cumpleaños y yo quería regalarle algo especial,
pero por más que miraba su escuela no hallaba qué regalarle.
Tenía de todo, incluso cosas mejores y más costosas de las
que yo le podía regalar, así que volví a casa de mis padres un

65
Alba Matwiczyk

poco triste y aproveché que mis padres dormían siesta y mis


hijas estaban en el colegio, para encerrarme en mi dormitorio.
Había montado allí un pequeño altar con unas figurillas de
cerámica y una velita de color violeta, la encendí, cerré los
ojos, hice mis tres respiraciones profundas y pedí guía a mi
ser interno.
Tras unos minutos, abrí los ojos y miré una de mis estatuillas,
muy simple y humilde, que me había acompañado durante
muchos años. Era una mujer india sentada en posición de loto
con los ojos cerrados, que me había brindado muchas horas
de tranquilidad y me daba paz con solo mirarla.
Sentí en mi corazón que ese era el regalo que debía darle a
mi maestra y así lo hice. Preparé un paquetito y le escribí una
carta expresándome desde el corazón y explicándole todo, lo
de la estatuilla, mi vuelta a Mendoza, etc.
Al leerla, se emocionó muchísimo, me dio las gracias y me
dijo que esa estatuilla la pondría en un altar que tenía en su
casa, pues era un gran regalo y quería tenerlo cerca de ella.
Y justo después me dijo: “Yo también quiero que te lleves un
recuerdo mío y te voy a regalar…” No pude escuchar cuál era
su regalo debido al bullicio de los demás alumnos hablando,
pero respondí con un “gracias”, como si hubiese comprendido.
Salí de la escuela de Reiki creyendo que lo que me iba a
regalar eran las técnicas japonesas del Dr. Usui, pues iba
detrás de ellas hacía tiempo, pero para mi sorpresa, ese no
era mi regalo.
La fecha para recibir ese tan esperado regalo fue el 22 de
diciembre por la tarde.
Yo iba muy entusiasmada hacia la escuela y cuando llegué,
María estaba terminando de dar otro curso. La espera se hizo
interminable y cuando comenzamos, me dijo; “¿Estás lista
para recibir el tercer nivel de Reiki?”
Me quedé helada, seria, sin saber qué decir. Así que le
respondí tímidamente que sí, ella se dio cuenta de que algo

66
Despertar de un Largo Sueño

pasaba y me preguntó: “¿Qué te pasa? ¿No quieres el tercer


nivel de Reiki?”
Y llena de dudas, tan solo acerté a decirle: “Pues sí. Pero es
que creí que iban a ser las técnicas japonesas.”
María soltó una gran carcajada y me respondió: “Esas las
recibirás en cualquier momento, no te preocupes, pero este
tercer nivel te va a ayudar a avanzar y decidir si vas a tomar la
maestría o no y podrías ayudar a muchas personas en
Mendoza.” (Como siempre, esta mujer me leyó la mente).
Ese curso fue un peldaño muy importante en la técnica, ya
que aprendí herramientas que ni había imaginado que
existían y que utilicé muchísimo en adelante.
Así fue cómo volví a Mendoza con una caja llenita de
herramientas valiosísimas y decidida a tomar la maestría. No
sabía cómo lo haría, pero estaba segura de sentirla dentro de
mí.

Todo fluye cuando estamos en el camino

Mi vuelta a Mendoza fue sorprendente.


Apenas llegar, todo se organizó y pusimos en venta el
apartamento donde vivimos antes de separarnos, (pues los
recuerdos que nos traía no eran muy buenos) con la idea de
comprar una casa para nuestras hijas y así estar más
cómodos viviendo una nueva vida, una nueva oportunidad en
nuestro matrimonio y en nuestra familia.
Mis hijas estaban muy felices de haber vuelto a su Mendoza
natal, ya que ellas habían nacido allí y lo tenían todo, sus
amigas, sus recuerdos… Todo era felicidad.
Además, mi hija mayor, Noelia, cumplía 15 años, algo que en
Argentina es una fiesta importante, un momento muy especial
para las jovencitas, y estábamos con todos los preparativos
pues la fecha estaba muy cercana.

67
Alba Matwiczyk

Fue una noche preciosa en la que mi hija parecía una


princesa de cuentos de hadas.
A los pocos días, contacté con una amiga que tenía la
consulta en su casa y quería transformarla en una escuela y
me propuso unirme a ella con mis herramientas, ya que ella
también tenía dos niveles de Reiki.
Esta amiga logró reunir a un grupo de personas que querían
aprender Reiki, pero ni ella ni yo teníamos la maestría para
iniciar, por lo que se me ocurrió llamar a María (mi maestra de
Buenos Aires) y preguntarle si se animaba a viajar hacia
Mendoza para iniciar a estos alumnos.
Me contestó afirmativamente y con mucha felicidad, pero puso
una condición, ella vendría a ayudar a iniciar si yo tomaba la
maestría, puesto que no podía estar viajando constantemente
a enseñar.
Me parecía correcto lo que me pedía, así que acepté aunque
no sabía de dónde sacaría el dinero, puesto que las maestrías
eran carísimas y eran dos maestrías en una, la maestría
occidental y la Oriental, lo que significaba entre tres y cuatro
meses de estudio.
Pero no me importó en absoluto, me embarqué en el proyecto
teniendo confianza en que de algún lado saldría el dinero.
María llegó a Mendoza e inició a estas personas, que yo
conocía por vez primera pues eran pacientes de mi amiga, y
me encantó el grupo.
Poco a poco fui expresándoles mi experiencia aprendida con
mi maestra a cada uno de ellos, ya que mi amiga no tenía esa
capacidad de enseñanza y por ello me dejaba explicar los
temas de cada nivel.
Antes de irse, María me comentó que percibía que ese grupo
era más mío que de mi amiga y que pusiera mucha fuerza en
el estudio de mi maestría, ya que mi camino estaba
comenzando.
A partir de ese momento, todo fluyó rápidamente.

68
Despertar de un Largo Sueño

Al poco tiempo, tuve una gran discusión con mi amiga que


terminó con nuestra amistad de una manera muy negativa,
muy abrupta. No voy a entrar en detalles, no vale la pena, tan
solo te diré que me puse a sanar esa relación rápidamente,
pues no quería crear situaciones negativas en mi vida, le
agradecí su presencia en mi vida y marché.
Todo el grupo decidió seguirme, pero como todavía no tenía
la maestría, solo podía brindarles la práctica de Reiki, así que,
apenas tuve la casa nueva, la habitación más grande fue
preparada para esas reuniones.
Al principio, cada uno se traía su almohada para poder
sentarse en el suelo y solo teníamos una camilla para las
prácticas de Reiki que compró Raúl, uno de los alumnos del
que no me olvidaré nunca y que tenía más posibilidades
económicas.
Así fue como comenzó todo.
Enseñaba solamente Magnified Healing, puesto que era la
única maestría que tenía y fue una técnica muy bien aceptada
por todos, y dado que el grupo creció empleé el dinero que
sacaba de Magnified Healing para continuar estudiando mi
maestría de Reiki.

Mi afirmación en mi camino espiritual

Una mañana me desperté muy pensativa y mientras estaba


recostada mirando el techo, me entraron mil dudas sobre lo
que estaba haciendo: “¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué estoy
estudiando la maestría? ¿Seré capaz de llevar adelante una
pequeña escuela de Reiki, ser madre, esposa y a la vez vivir?
Le voy a decir a María que abandonaré el estudio, seguiré
enseñando la técnica que tengo y ya veré más adelante de
seguir con esto porque no creo que esté capacitada para ser
maestra de Reiki.”
¿Y qué crees que pasó?
Mientras preparaba el desayuno, sonó el teléfono de mi casa
y al levantar el auricular escuché la voz de mi maestra desde

69
Alba Matwiczyk

Buenos Aires: “Hola Alba, ¿qué tal? ¿Cómo estás? Esta


mañana me levanté y en la meditación que realizo todas las
mañanas, los maestros me dijeron que estabas dudando de
continuar el estudio de la maestría porque no sabías si ibas a
poder con la escuela, con tus hijas, con tu esposo, con la
vida…”
Me quedé tan sorprendida que lo único que acerté a decir fue:
“¿Y esto? ¿Hay un micrófono en mi casa? ¿Son tan fuertes
mis pensamientos?”
Evidentemente, mi pensamiento había llegado muy claro a las
alturas y estos guías tenían la preocupación de que yo
abandonase lo que había comenzado. Por ello, María me dijo:
“Junta dinero y vente, que te voy a dar la maestría de primero,
segundo y tercer nivel y ya dejaremos el nivel final para
cuando puedas. Los maestros guías me dicen que debes
tener la maestría para poder sentir esta energía, enseñar a
otros y afirmar tu camino.”
Y así fue.
Surgieron nuevos alumnos para Magnified Healing y esto hizo
que tuviera el dinero justo para viajar, para la estancia de 3
días en Buenos Aires y para dejar dinero a mis hijas y que no
les faltase nada, estaba su padre con ellas, pero yo siempre
les dejaba dinero porque el sueldo de Rubén no era tan
abundante como para poder sostener todo solo.
Esa maestría de primero, segundo y tercer nivel fue… No
existe una palabra humana para expresar esto que viví.

Media Maestría

Ya en Buenos Aires, en la escuela de Reiki, y tras dos días


intensos de aprendizaje sobre cómo enseñar a primeros,
segundos y terceros niveles, llegó el momento de recibir la
iniciación. La habíamos dejado para el minuto final porque
una vez terminada, tomaría mis maletas y partiría de vuelta a
Mendoza.

70
Despertar de un Largo Sueño

Estaba sola con María. Ella preparó el salón, me hizo tomar


asiento y comenzamos la meditación, que fue una experiencia
muy profunda y muy larga, en la que fui literalmente
elevándome de vibración, sin que me diera cuenta de que eso
estaba sucediendo.
Pensé que me estaba quedando dormida y que por eso
notaba como empujones hacia arriba, muy parecidos a
cuando te vas quedando dormido, cabeceas y te despiertas
abruptamente. Pero era todo lo contrario, me estaba elevando
en vibración, no tengo otra forma de explicarlo.

Contacto con el otro plano

De pronto, todo se volvió nítido.


Me encontraba en un espacio muy luminoso, un espacio que
yo nunca hubiese imaginado, donde emanaba luz de todo
lugar que yo observara.
Había mucha naturaleza: árboles, agua, ríos… Pero todo con
un color y una luz que no es de este planeta, es otro lugar,
otra vibración, otra dimensión, como le quieras llamar.
Caminaba por un sendero muy luminoso, valga la
redundancia, y a mí derecha estaba Usui (el creador del
método Reiki) y a mi izquierda Kwan Yin (maestra china de
una época anterior a Usui) y mi sensación era de entrar y salir
de un cuerpo que no era este que hoy habito, un cuerpo que
medía más de 3 metros, una altura impresionante.
Nos dirigíamos hacia un edificio muy extraño, nunca había
visto ese tipo de construcción, era de cristal y en él se
superponían pisos en forma de cúpula.
Al entrar en ese edificio o templo, había un sillón en medio de
un amplio salón y mi maestra María estaba allí, toda vestida
de Violeta, muy joven y radiante, bellísima.

71
Alba Matwiczyk

Me hicieron tomar asiento en el sillón y vi a lo lejos, a mi


izquierda, un palco donde había muchísimos seres (digo
seres porque lo único que veía eran siluetas y no caras).
Observé a 3 personas que se acercaban poco a poco y pude
distinguir sus caras, eran los tres maestros de metafísica y
energías espirituales que tuve en esta vida, Ernesto Di Blasi,
Carlos Cremaschi y Lisandro. Los tres me miraban con gran
cariño y eso me emocionó muchísimo.
Todo cambiaba rápidamente en esa visión y mi maestra de
Reiki comenzó a girar alrededor mío en sentido contrario al de
las agujas del reloj y supuse que me estaba iniciando.
Solo escuché su voz física cuando me dijo: “Ya hemos
terminado, puedes volver.”
Y aunque no lograba volver ni tomar conciencia, no me
asusté, sino que me quedé tranquila y me dije a mí misma:
“Ya volveré a mi cuerpo.”
En ese instante, una luz muy fuerte comenzó a surgir de la
parte superior de ese edificio o templo y unos seres flotaban
alrededor de esa luz que no puedo decirte si eran ángeles o
solamente energía que se movía a alrededor de esa luz tan
potente, ya que estas visiones muchas veces se presentan
con lo que uno ya tiene en la mente como imagen
preconcebida,.
Poco a poco, desde el centro de esa luz se fue manifestando
una imagen, una silueta que yo reconocí como la madre
María (un ser espiritual que, sin yo conocer demasiado, me
acompañó siempre desde mi nacimiento primero y allí volví a
verla después de mucho tiempo).
Su silueta se hizo de mí tamaño y sentí cómo tomaba mis
manos, era impresionante sentir el calor de esas manos, y me
dijo: “Deja de pedir irte de este mundo, porque si sigues
haciéndolo te retirarán y no podrás concluir lo que has venido
a hacer.”
Hago un pequeño paréntesis para explicarte por qué este ser,
esta Madre María, me estaba pidiendo eso.

72
Despertar de un Largo Sueño

Después de mi segundo nacimiento ya no tenía miedo a morir


y había momentos, especialmente en los días de lluvia, en los
que deseaba partir.
Quería irme, pero no quería que nadie sufriera por mi partida,
no estaba triste, era porque deseaba nuevamente el contacto
que había tenido con mi muerte y resurrección. Extrañaba ese
otro lugar, que nosotros llamamos “el más allá”, porque esa es
la verdadera vida del alma.
Pero volvamos al momento de la visión…
Este ser, está Madre María, esperó mi respuesta y con mucha
congoja por mi parte, pero decidida a completar lo que se
suponía que tenía que hacer, contesté: “Está bien, prometo
no volver a pedirlo más y quedarme aquí en la Tierra para
realizar lo que me comprometí a hacer y aprender a amar este
planeta como el mío propio.”
En ese instante, ella soltó mis manos y sentí cómo tomaba
rápidamente conciencia plena mientras entraba en mi cuerpo.
La entrada fue muy potente y al abrir los ojos observé que mi
maestra de Reiki estaba arrodillada en el piso llorando. La
levanté, nos abrazamos y lloramos juntas un largo rato en el
que yo no podía tomar conciencia del todo, no podía hablar,
pues me había quedado en un estado de desconexión entre
el cielo y la Tierra. No estaba ni allí ni aquí, fue una sensación
muy extraña.
Al terminar la iniciación de esta maestría, tomé mis maletas y
bajé a llamar un taxi porque debía ir hasta la terminal de
autobuses para regresar a Mendoza y no había tiempo para
conversar.
Solo recuerdo que fui en el taxi totalmente en silencio, hasta
la estación donde tomaría el tren que me llevaría a tomar el
autobús.
En el tren iba totalmente sola y no tomaba conciencia de
dónde estaba ni qué estaba haciendo, así que me aferré a
mis maletas intentando poder estar aquí en este plano y no
irme porque tenía la sensación de despegarme del cuerpo.

73
Alba Matwiczyk

Al llegar, ya estaba el autobús esperando, así que dejé las


maletas para que el maletero las guardara y subí, me senté
en la butaca que me correspondía, llamé a Rubén y en el
momento en que escuché su voz, solté el llanto. Por suerte
percibió perfectamente lo que me pasaba, pues no podía
expresar nada más que llanto.
Me preguntó si estaba bien y le contesté que sí, me
tranquilizó y me dijo que las nenas estaban bien y que irían a
la estación de Mendoza a recogerme, a lo que tan solo pude
decir un breve: “Gracias” y después corté la llamada y cerré
los ojos.
Los viajes desde Buenos Aires a Mendoza duran entre 12 y
14 horas, más o menos, así que dormí toda la noche y ni
siquiera me desperté para cenar (estos autobuses te brindan
cena y desayuno).
Mi compañera de viaje se preocupó mucho al ver que no
despertaba y no durmió porque estuvo cuidándome toda la
noche.
De esto me enteré al día siguiente, cuando me preguntó cómo
estaba y me contó lo que había hecho por mí, algo que le
agradecí enormemente.
Al bajar del autobús me abracé inmediatamente a mis hijas y
a Rubén, pero no pude hablar ni expresar nada y así estuve
un mes en el que solamente dormía, me despertaba,
desayunaba, almorzaba y cenaba, pues todavía estaba entre
cielo y Tierra, como en un puente.

Tocando Tierra

Un mes después, pude expresar y explicar lo que me había


ocurrido y a partir de ese momento comencé a enseñar cada
vez más a la enorme cantidad de alumnos que llegaban a mi
sencilla escuela, porque era una escuela muy sencilla,
aunque solamente fue un primer paso.

74
Despertar de un Largo Sueño

Pero volvamos a lo que te estaba contando, que me voy del


tema.
Unos meses después de recibir ese adelanto de la maestría,
estaba preocupada porque todavía le debía una parte del
dinero de la misma a María y Raúl, uno de mis alumnos, a
pesar de que María fue la que lo inició en los tres primeros
niveles, sintió que yo debía darle su maestría y al pagármela
al contado, pude terminar de abonar esa deuda.
En estos momentos, él ya está en el más allá y sé que
encontró la paz y la felicidad que necesitaba, le agradezco su
presencia en mi vida y me da mucho placer ponerlo en estas
líneas para que sepa, allí donde esté, que no me he olvidado
de él.
Poco a poco mi escuelita comenzó a funcionar y a atraer
personas invitadas por el primer grupo de Reiki y así fue cómo
encontré amigas incomparables: Beba, Viveka, Marcela,
Sandra, Cristina, Andrea, Pili (esposa de Ernesto Diblasi) y
muchísimas más… Todas maravillosas y con las que hoy en
día sigo estando en contacto como si el tiempo no hubiese
transcurrido.
Y llegó el momento en el que tuve que viajar para recibir la
iniciación final de mi maestría de Reiki…

Maestría final y algo más

Era un fin de semana y María iba a dar varios cursos, entre


ellos, por vez primera iniciaba en archivos Akashicos.
Dirás: “¿Qué es esto?”
Bueno, a ver cómo te lo explico…
Ella era canalizadora de los Akashicos desde hace tiempo,
pero nunca había recibido la maestría, pues para ello debía
viajar a Estados Unidos, donde residía la maestra que daba
ese curso.

75
Alba Matwiczyk

A ella, como alma rebelde que también es, le parecía un


despropósito ese viaje pues se había enterado que tan solo
era para recibir el título y no había aprendizaje alguno, ni
siquiera una humilde iniciación.
Entonces tuvo una infección en la boca que le obligó a hacer
reposo y arreglarse los dientes, lo que la llevó a tener mucho
tiempo libre, y como ella todas las mañanas se conectaba con
sus guías espirituales, estos comenzaron a bajarle un sistema
totalmente nuevo y distinto al que había aprendido y lo llamó
“Archivos Akashicos”, para no tener problema de nombres con
el sistema anterior.
Como te iba contando, justo ese fin de semana yo había
viajado a tomar mi maestría de Reiki. Todos los alumnos que
la querían y confiaban en ella se habían inscrito y a mí
también se me invitó.
A esas alturas, María y yo nos habíamos convertido en muy
buenas amigas y me sentía en deuda con ella pues, mientras
yo estudiaba mi maestría, viajó a Mendoza varias veces
durante un año para iniciar a mis alumnos, eso era impagable
y por ello, ¿cómo no iba a hacer ese primer nivel de Archivos
Akashicos?
Pensé: “Lo hago y luego guardo la carpeta en algún cajón de
mi casa, total, sé que no serviré para canalizar.”
Estoy segura de que alguien, en otro plano, soltaría una gran
carcajada al ver mi pensamiento, pues no tenía ni idea de lo
que ocurriría en ese curso.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida.

Éramos 25 personas, había mucha ansiedad y apenas entró


María al recinto, se produjo un silencio respetuoso.
Estábamos sentados sobre cojines y apoyados en la pared,
formando un gran círculo y a medida que María explicaba,
todos se ponían más ansiosos por recibir la iniciación y poder
ver cómo era eso de canalizar. Bueno, todos menos yo.

76
Despertar de un Largo Sueño

¿Qué quieres que te diga?


Ya has leído que lo tomé para hacerle el favor a María, no
estaba allí por deseo de aprender a canalizar, pues no me
consideraba preparada para ello ya que nunca había
escuchado nada, así que estaba muy tranquila, sin
expectativas.
Pasamos de 10 en 10 a la sala contigua, donde se realizaba
la iniciación.
Las sillas estaban preparadas en torno a un altar en el que
había una hermosa estatua de 70 cm de Kuan Yin. Este ser
es una bodisatva, o sea, un buda femenino que aprendió de
su maestro, el Buda Sakyamuni, el Reiki que se enseñaba en
el Tíbet y que no tenía nada que ver con el que aprendemos
en nuestros días. Luego del Tíbet, se trasladó esta gran
sabiduría a Japón, donde el Dr. Usui la redescubrió.
Ya me fui de nuevo por las ramas…
Volviendo a lo que estaba pasando en la sala de iniciación,
cuando nos tocó a nuestro grupo, tomamos asiento y la
iniciación comenzó.
Eran iniciaciones individuales, así que a pesar de que
estábamos en grupo, ella comenzaba con el primero y hasta
que no terminaba con él no continuaba con el siguiente, por lo
que debíamos tener paciencia y permanecer con los ojos
cerrados y las manos sobre las piernas pues iba a tardar.
Cuando me tocó el turno y comencé a iniciarme, lo primero
que sentí fue un gran mareo, pero supuse que era cansancio
pues por la mañana había recibido la maestría final y no había
podido descansar ni un instante hasta el curso de Akashico.
Entré en una profunda relajación y cuando puso sus manos
cerca de mis sienes, sin tocarlas, se activó algo parecido a
una pantalla de cine en la que me vi dentro de un templo muy
extraño con tallados antiguos en sus paredes.
El templo tenía la forma de una pirámide hueca y desde su
parte superior entraba una luz muy tenue que iluminaba
suavemente el lugar.

77
Alba Matwiczyk

Rápidamente, la imagen cambió y como si estuviese


suspendida en el espacio, se presentó ante mí la imagen de
un planeta y dos lunas que no tenía que ver con el que
conocía, tenía otra distribución.
Nuevamente, la imagen cambió y me vi otra vez suspendida
en el espacio, como dentro de una esfera energética y
descendiendo al planeta Tierra.
Me sorprendió la sensación de tristeza que sentí en ese
momento, a pesar de la gran belleza que veía de este
planeta, pero la sensación era que no quería venir aquí pues
sentía que no lo iba a pasar bien.
Inesperadamente, todas estas imágenes desaparecieron
repentinamente, tal y como aparecieron, y estaba
nuevamente en mi cuerpo escuchando la voz de María
diciendo: “La iniciación ha terminado, vayan abriendo los ojos
y en la medida que puedan moverse, vuelvan a sus cojines en
silencio hasta que termine con el siguiente grupo.”
Salí del recinto con la mente en blanco y sin ganas de
entablar conversación, así que me quedé en profundo
silencio, meditando lo que había experimentado y que no
comprendía. Solo acertaba a saber que todo lo observado no
podía estar en mi cabeza como una mera imaginación, pues
nunca había visto nada de eso.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que María terminó de iniciar
y pidió que, uno a uno, contásemos lo que habíamos vivido.
Comenzamos a contar nuestras experiencias y con gran
sorpresa, caímos en la cuenta de que todos habíamos visto
ese templo y la explicación que nos dio fue que, a través de la
canalización que realizaba ella, nos habíamos trasladado a
ese sitio, que ese lugar existía, pero en otro plano.
“¿Otro plano? ¡Wow! ¿Eso qué es?” —Dije yo mentalmente. Y
en ese instante, como si hubiese escuchado mi pregunta,
María me miró y me dijo: “Ya te explicarán en su momento
sobre ese tema.” Y me quedé más impactada y sonrojada
todavía.

78
Despertar de un Largo Sueño

Cuando llegó mi turno y expliqué rápidamente lo mío, no me


animé a detallar demasiado lo visto. No me preguntes por
qué, quizá vergüenza, quizá que no me terminaba de creer
que había visto algo. Siempre he sido una persona de ver
para creer y esto me tenía un poco nerviosa, así que fui muy
escueta y terminé rápido mi explicación.
María se dio cuenta y solo me respondió: “Ellos dicen que
cuando comencemos a practicar te dirán y explicarán todo.”
Pensé: “¿Ellos?” Aunque no me asusté, pues a esas alturas
ya nada me asustaba, solo me intrigaba si yo iba a ser capaz
de escucharlos.

Comenzó la práctica

Luego de un pequeño descanso donde aprovechamos para


comer algo frugal, comenzó la práctica.
Repetimos una oración tres veces y comenzamos a hacer
preguntas mentales observando fijamente un punto para que
la mente no interviniese y las respuestas llegaran.
Ante mi primera pregunta acerca de qué era lo primero que
había visualizado en la iniciación, recibí la respuesta en mi
mente en una sola palabra: “Templo”.
La escribí, pero no le di demasiada importancia pues en la
rueda de explicación ya habíamos tocado el tema de que
todos estuvimos en un templo.
La segunda pregunta fue sobre ese planeta con dos lunas
que no se parecía en nada al planeta Tierra.
Hubo un gran silencio en mi mente y recibí una sola palabra
nuevamente: “Hogar”.
En mi pecho nació una sensación cálida y amorosa y de
añoranza, mientras una lágrima resbaló por mi mejilla. Algo se
había movido dentro de mí, pero no acertaba a saber más
sobre eso y por más que preguntaba, ya nada llegaba a mi
mente.

79
Alba Matwiczyk

La presencia de mi abuela materna

En ese instante en que estaba tan concentrada esperando


respuestas, me venía a la mente mi abuela Olga, y aunque la
quitaba de mi mente, pasados unos minutos la imagen volvía
a mi mente.
Este proceso se repitió varias veces, hasta que no la quité
más y le dije mentalmente: “Abuela, ¿qué quieres?”
Sé que esta situación te puede parecer algo loca, pero te
aseguro que en ese espacio todo era posible, hasta que ella
estuviera presente.
Y antes de continuar, aquí debo aclarar algo…
Aunque soy nieta de rusos y polacos, mi madre nunca quiso
enseñarme el idioma de sus padres, nunca supe el porqué
pues todas sus hermanas lo hablan y han enseñado a sus
hijos a hablarlo, pero mi hermano y yo nos quedamos sin
saber ni escribirlo ni hablarlo.
¿Por qué te cuento esto?
Porque cuando mi abuela se apareció en mi mente por
tercera vez y dejé que se quedara para preguntarle la razón
de su aparición, sentí claramente que me hablaba en ruso:
“YA noshu tebya na latskane, kak brilliantovaya brosh', s
gordost'yu.”
Yo quedé perpleja ante lo que me decía y mentalmente
contesté: “Abuela, si estás del otro lado, ¿puedes hablarme
en mi idioma? No me hables en el tuyo, pues no te
comprendo.”
Como ella volvía a repetirme las mismas palabras cada vez
que le preguntaba, lo escribí sin comprender qué me estaba
diciendo.
La práctica terminó y las dudas eran más grandes que antes,
ya que las respuestas que me daba María no me convencían
y lo de mi abuela me inquietó bastante pues no tuve una gran
relación con ella.

80
Despertar de un Largo Sueño

Yo era muy pequeña cuando ella falleció y el hecho de no


saber ruso hacía nuestra relación imposible, por lo tanto, solo
tengo vagos recuerdos de ella hablando en su idioma y mi
madre traduciéndomelo para que yo comprendiera.
Si además de que yo era muy pequeña, le añades que
muchas cosas de mi infancia se habían borrado tras mi
muerte y mi vuelta, te puedes imaginar lo complicado que se
me hacía comprenderla.
Cuando llegué a casa de mis padres, le pedí a mi madre si
podía decirme algo sobre ese escrito, pero ella no recordaba
mucho el ruso y me envió a casa de mi tía Eugenia, así que
no perdí tiempo y me fui a visitarla, pero antes mi madre me
dijo: “No le digas que recibiste eso de tu abuela por
canalización, pues tu tía no te creerá, dile que lo has soñado.”
Así lo hice.
A mi tía le dio mucha alegría verme y rápidamente saqué el
papel, contándole brevemente el “sueño”.
Ella se sorprendió al leerlo, y me dijo: “¿Cuándo aprendiste a
escribir ruso?”
Y mi respuesta aún le sorprendió más: “Tía, yo no sé ruso, lo
transcribí como pude, pero no sé si lo hice bien.”
Mi tía me dijo que estaba perfectamente transcrito y ante mi
desespero evidente por saber qué significaban aquellas
palabras, me lo tradujo: “Te llevo en la solapa, como un
broche de diamantes, con orgullo. ¡Felicidades Alushita !
Tu abuela te reconoce y te ama, te muestra en la otra vida
como su preciado tesoro.” (Alushita, nombre cariñoso con el
que mi tía Eugenia me llamaba )
Me quedé atónita, pues como comenté antes, no habíamos
tenido oportunidad de tener una relación normal de abuela-
nieta.
Mi tía Eugenia me contó que mi abuela también sanaba
personas con energía y hablaba lenguas (esto significaba que
recibía mensajes del Espíritu Santo, según las costumbres de
su religión).

81
Alba Matwiczyk

Aquella revelación me dejó aún más impactada pues mi


madre nunca me lo había contado, es más, siempre hubo un
halo de misterio alrededor de esta abuela. Pero no toca aquí
contar su historia, que por cierto fue muy triste, será para otro
momento, en otro libro quizás.
Me fui a mi casa muy emocionada, realmente no me lo podía
creer y mis sentimientos eran una mezcla de alegría y tristeza.
A los pocos días volví a Mendoza para continuar con la
práctica de estas canalizaciones en las que no recibía mucho
por parte de mis maestros ascendidos, solo palabras y a
veces nada, pero poco a poco el canal se fue abriendo y me
mostraban imágenes o sonidos con los que diariamente me
ponía a practicar y los volvía locos con mis preguntas, parecía
una niña chica con juguete nuevo.
Según la técnica, la práctica debía durar 21 días, pero a los
11 días y ante mis preguntas, solo escuché: “¡BASTA DE
PREGUNTAS!” Y respondí: “¿Cómo que basta de preguntas?
¡Si todavía me quedan 10 días de práctica!” Y solo me llegó
un gran silencio.
Desesperada llamé a María, pero no estaba disponible, así
que le escribí un correo electrónico contándole lo que había
ocurrido y si ella me podía ayudar con esto, si había
escuchado bien o qué.
A los días mi maestra me respondió: “Dicen los maestros que
ya no más preguntas, que te quedes los diez días con tus
canales abiertos y en silencio. Parece que los cansaste.” Y se
echó a reír.
Así que tuve que sentarme en silencio todos los días durante
una hora, sin hacer preguntas, imagínate qué panorama, pues
no soy calladita precisamente, como ya habrás descubierto.
Había días en los que me dormía, otros me aburría, pues no
sentía nada, ni un triste “¡Hola!”
Unos días antes de terminar, les pedí por favor que me
mostrasen qué era lo que más me gustaba hacer en ese

82
Despertar de un Largo Sueño

antiguo Japón, vida que me había relatado María en mi


primera apertura de vidas pasadas.
Automáticamente me vi sentada sobre el techo de una
pagoda mirando las montañas en el atardecer y me quedé
impactada, pues eso era lo que de adolescente hacía, me
subía al techo de mi casa a mirar las montañas en la caída del
sol.
No pude aguantarme y pregunté cómo eran mis ojos en esa
vida y me los mostraron.
Todo esto me abrió un panorama increíble y me impactó
enormemente y hoy, a mis casi 60 años, sé que si
mentalmente dirigimos y enfocamos correctamente la
pregunta, la memoria se abre y nos conecta con esos
instantes.
Si bien estos seres existen, supe luego que no eran ellos los
que me mostraban eso que yo pedía, eran mis memorias
dentro del núcleo de mis células que se activaban pues era el
momento de recordar, pero en ese instante, no podía ni
imaginar nada de todo lo que hoy sé.
Todo se movió rápidamente desde ese momento.
Mis amigas, que ya eran alumnas mías, me incitaban a que
tomara el segundo nivel de Akashico porque querían que les
canalizara, algo que me parecía una locura pues no me sentía
preparada para semejante responsabilidad, ya que para mí
todavía era un juego y muchas cosas casi que no me las creía
porque suponía que formaban parte de mi imaginación, pero
poco a poco me fueron mostrando que no era así.
Pero eso te lo contaré más adelante, no te inquietes, no falta
mucho para ello.

¡Y el segundo nivel llegó señores!

Yo quería esperar, pero mis amigas me empujaban, ¿o no


eran ellas en realidad?

83
Alba Matwiczyk

Llamé a mi maestra y le conté que cinco amigas inconscientes


querían que tomase el segundo nivel, esperando una
respuesta negativa como que no era tiempo o cualquier otra
cosa parecida, pero lo que escuché de la boca de mi maestra
fue: “Recuerda Alba que, tal y como enseña Usui, si los
alumnos aparecen pidiendo que se les enseñe, quiere decir
que el maestro está preparado para el siguiente nivel.”
Y como ovejita guiada por el pastor, tomé mi maleta y viajé a
Buenos Aires para tomar ese segundo nivel.
Fue una experiencia muy agradable en la que ya no hubo una
iniciación tan rara, por así decirlo, fue normalita y sin
presencias ni imágenes extrañas, mientras que la práctica fue
muy esclarecedora y parecía que la recibía en forma correcta.
María estaba contenta conmigo, pues tenía puestas muchas
esperanzas en mí, bueno, a decir verdad las tenía todo el
mundo menos yo porque esto me daba un poco de miedo.

Y por si fuera poco ¡Otra Maestría!

Como te dije al principio, esto tomó una velocidad que no


podía frenar y después de este segundo nivel vino la
maestría, pues aquellas personas que sentían que estaban
preparadas para canalizar, deseaban que yo les enseñara,
así que otra vez rumbo a Buenos Aires a tomar la maestría.
Entre el segundo nivel y la maestría solo pasaron siete meses
en los cuales canalicé a tanta gente que ni me lo creía, pues
nunca imaginé que esas cinco amigas difundirían lo que yo
hacía, y parece que lo hacía bien, pues todos decían que se
cumplía lo que yo canalizaba.
Tras tomar esa maestría, volví más asustada de lo que me fui
porque en poco tiempo se habían juntado 25 personas para
que las iniciara. ¡Todavía no me había aprendido lo que me
había enseñado María y ya tenía que enseñar!
Mientras iban llegando las personas para el curso, yo estaba
en el patio charlando con Rubén (padre de mis hijas)

84
Despertar de un Largo Sueño

comentándole lo nerviosa que estaba y mis dudas acerca de


si lo haría bien porque no me sentía segura.
Él me dijo: “Todo va a salir bien, no dudes. Presiento que
tendrás mucho más éxito con esto que con Reiki.” Le di las
gracias por el aliento, aunque no calmaba mis nervios.
Nunca en mi vida pasé tantos nervios, pues dudaba de
hacerlo bien y había gente que no conocía y que habían
traído otros que sí conocía. Así que, dividí a esas 25 personas
en dos grupos y comencé la iniciación.
A continuación, seguí con la práctica. Todos estaban en
silencio y un muchacho, que no conocía de nada, me dijo:
“Perdón, ¿puedo decir algo? ¿Quién es Alba, además de
Usted?”
Miré a todos y nadie dijo llamarse como yo, así que le
respondí: “Por lo visto nadie, ¿qué es lo que quieres decir?”
Su respuesta me dejó helada: “Es que estoy tratando de
hacer mis preguntas y constantemente me llega esto: DILE A
ALBA QUE DEJE DE DUDAR. ¿Es correcto lo que recibí?”
Titubeando le dije que sí y me preguntó de qué dudaba, por lo
que tuve que responder: “Nada importante, es algo personal,
gracias.”
Sé que podía haberme extendido en la respuesta, pero si en
ese momento le hubiese dicho que dudaba de lo que estaba
haciendo, todos se habrían levantado y marchado, así que fue
el secreto entre los guías y yo.
Y así siguió mi vida entre canalizaciones, alumnos de Reiki,
alumnos de Magnified Healing, Técnicas puras Japonesas,
Karuna, Jinkei Do y Buddo.
Cada una de las técnicas profundizaba en mi apertura y
sanación interna, y sin embargo, te cuento un secreto: ¡No
tomaba consciencia de ello para nada!
Yo vivía en una especie de limbo, entre nubes, feliz como una
lombriz, iba de un lado a otro de mi país enseñando fielmente

85
Alba Matwiczyk

lo que me había aprendido, pero no tomaba consciencia de lo


que estaba sucediendo, aunque creía que sí.
Un buen día toqué tierra y sentí que todo era una gran
mentira que me estaba inventando y que nada de lo que vivía
era real, lo que me llevó a una crisis tan fuerte que dejé de
trabajar durante varias semanas.
Tal y como me dijeron personas que conocí luego de muchos
años y que pasaron por mí misma situación, entrar en esa
crisis era mi resistencia al camino y algo normal que es
necesario pasar para poder ver dónde estás parado y poder
integrar.
¿Cómo se solucionó?
Pues estos buenos guías hablaron a María y ella nuevamente
me llamó por teléfono (¡Vaya por Dios! ¿No podían quedarse
calladitos? Parece que no) y me dijo: “Ellos dicen que estés
tranquila, que todo se acomodará.”
¿Qué era eso de que se “acomodará”? ¿Un rompecabezas en
el que no encajaban las piezas y que ya encajarían?
Sin saber qué hacer dejé pasar los días, no podía hacer otra
cosa, y una mañana antes de despertarme, sentí en mi mente
claramente: “Prepara la maleta, en una hora te pasarán a
buscar para ir a San Juan, allí te necesitan.”
Yo me dije: “Bah, esta soy yo, que me gusta viajar y me estoy
inventando esto” y como supondrás, no hice la maleta.
A la hora justa, sonó el timbre de mi casa, era Marisol:
“Prepara la maleta que nos vamos a San Juan. Andrés nos
necesita para ayudarle con unas personas con Reiki.”
Quedé boquiabierta. ¡Todo era real, nada era inventado!
Poco a poco comenzaron a suceder este tipo de cosas cada
vez de forma más asidua, así que ya no podía dejar de creer,
ellos existían y me hablaban a su manera y así fue cómo volví
a trabajar en lo que había dejado aparcado.

86
Despertar de un Largo Sueño

Cada canalización era un aprendizaje continuo, no solo las


canalizaciones para otras personas, también las mías
personales.
Se me habló de cómo estaba conformado el otro lado, allí
donde vivían las almas: Si las plantas tenían alma, si los
animales tenían alma, de dónde vienen plantas y animales y
cómo llegó el agua a nuestro planeta.
También se me habló acerca de si solo hay un planeta
habitado o hay otros como el nuestro, de por qué estamos
viviendo estas vidas, de los seres que hay en cada dimensión,
etc.
No te preocupes, con gusto te narraré más adelante todo esto
y más.

Los años pasaron

Cada canalización me enseñaba algo nuevo y también


profundicé en mis sesiones privadas de Reiki. Pero allí no me
hablaba nadie, todo era concentración y percepción, sentía
que mis manos tomaban vida propia y me animé a dejarme
llevar por ellas y salir de la estructura que se me había
enseñado. Aprendí a conectarme mentalmente con los
órganos y me sorprendía cómo se me presentaban imágenes
de lo que esa persona había vivido.
Fue el caso de una de mis alumnas, que me pidió una sesión
de Reiki para equilibrarse, nada especial pues no tenía
dolencia alguna.
Comencé por su cabeza y rápidamente mis manos me
guiaron hacia sus caderas, pero al intentar tocarlas, una
energía muy fuerte quitaba mis manos del lugar, me las
rechazaba. Insistí varias veces, hasta que mentalmente
pregunté qué pasaba allí y apareció una imagen muy real en
mi mente de un intento de violación. Fue solo un instante,
pero quedé muy impactada, aunque continué con la sesión
hasta terminarla.

87
Alba Matwiczyk

Al finalizar la sesión, le pedí que se sentara en la camilla y me


animé a preguntarle con mucha delicadeza si recordaba qué
había sucedido en su niñez. Nunca imaginé que dentro de
esta mujer tan amorosa se escondiera un recuerdo tan
doloroso.
Me detalló entre llantos todo y más de lo que yo había
recibido en esa imagen y le propuse una serie de sesiones y
trabajos para poder sanar a esa pequeña niña que todavía
estaba allí, dentro de ella, muy herida. Y juntas lo logramos.
El momento que me dio mayor placer, fue iniciar a mis tres
hijas, mis tesoros, mis haditas y a su padre, que también
aceptó estar presente e iniciarse a través de mí.
Noelia y Natalia eran niñas muy tranquilas y hacían todo lo
que les indicaba en la iniciación de Reiki, pero Mariana era un
duendecillo travieso e inquieto que miraba por el rabillo del ojo
o se daba la vuelta cuando sentía que yo estaba detrás para
ver qué era lo que hacía y sus eternas preguntas: “¿Por qué
debo cerrar los ojos? ¿Ya está? ¿Ya terminaste mamá? ¡Me
aburro!”
Y cuando escuchaba la voz de Rubén diciéndole: “Relájate
Marianita, enseguida mamá termina”, mi corazón se llenaba
de ternura y amor. Me divertía mucho, pero trataba de no
dejarlo traslucir para no perder la concentración.
Era lógico su comportamiento, pues solo tenía 7 añitos y ella
misma me había pedido que la iniciara para curar a los
animalitos, tanto es así que pensé que sería veterinaria.

Experiencias

Tuve el caso de un matrimonio joven que no lograban traer un


hijo al mundo.
Atendí a los dos a través de canalizaciones, aunque la única
que debía trabajar la sanación, según los seres de luz, era
ella, María Graciela Cataudela.

88
Despertar de un Largo Sueño

Le indicaron en la sesión que realizará unos ejercicios de


corte de lazos y perdón durante un tiempo y así lo hizo, luego
se le recomendaron sesiones de Reiki (en ese entonces yo ya
tenía los niveles de Reiki Karuna que son más precisos).
Su esposo, Fernando Oubiña, trabajaba en medicina china
así que nos habíamos puesto de acuerdo en trabajar en
conjunto con ella, él por su lado con la acupuntura y yo por el
mío con Reiki.
Fue un trabajo muy intenso de sesiones casi diarias, en las
que yo trabajaba sus emociones y Fernando la parte física y
al cabo de un año, mientras paseaba por San Luis con un
amigo, recibí la llamada de ambos y antes de atenderla pensé
que era una mala noticia o que necesitaba algo, pero cuando
me contaron que ya estaba de un mes, salté de alegría y lloré
agradeciendo a todo el Universo y a estos seres de luz por su
guía, me sentía parte de ese bebé que ya se estaba
gestando.
Cuando nació me la trajeron y te puedo asegurar que era el
bebé y es la niña más bella que había visto en mi vida y de la
que emanaba una luz muy especial.
Le pusieron el nombre de Pilar Magali y cuando abrió los ojos
y me miró, sentí que me había reconocido desde algún lugar.
Esta experiencia me llenó el corazón de amor y de esperanza,
una alegría inmensa de haber podido ayudar y que lo mío
servía para otros, por lo que sentí muy bendecida.

Cuando nos dimos cuenta, ¡caminaba sin andador!

Este fue el caso de un matrimonio mayor que venía los


viernes a que el grupo le diera Reiki. Como teníamos dos
camillas, en una se recostaba la mujer y en la otra el hombre.
Él era poco hablador, pero ella hablaba por los dos y por ello,
él solo pidió que la ayudásemos con sus dolores y que la
hicieran callar un poquito, algo que nos hizo soltar una sonora
carcajada.

89
Alba Matwiczyk

Él era el que estaba más afectado pues ya no podía caminar


si no era con un andador, pero no se quejaba.
Recuerdo que vinieron durante cuatro semanas y no había
cambios, aunque he de decirte que tampoco los
esperábamos, pues eran dos personas muy mayores.
Hasta que un día, justo después de darle la sesión, él se
levantó y sin que nos diéramos cuenta comenzó a caminar
¡sin el andador!
La mujer soltó un grito de sorpresa y todo el grupo se quedó
paralizado mirándolo… Llegó a la puerta y al darse vuelta a
mirarnos, sonrió como un niño y gritó: “¡Lo logré! ¡Lo logré!”
Comenzamos a aplaudir emocionados y no hubo nadie a
quien le faltara la lágrima en las mejillas, no lo podíamos
creer.
Salió del salón caminando sin necesidad del andador, bajó los
escalones que lo llevaban a la calle y siguió caminando hasta
el coche con su esposa corriendo detrás de él gritando:
“¡Viejo loco! ¿Adónde vas?”
Y mientras caminaba, levantaba la mano a modo de saludo y
le decía: “Me voy a bailar vieja, ¿quieres seguirme?”
La imagen fue muy graciosa y quedó grabada en la retina y el
corazón de cada uno de los alumnos y por supuesto, en el
mío.

Que deje de probarnos

Recuerdo a Roberto, un maestro de Pakua de la ciudad de


Tucumán, provincia de Argentina, que me pidió una sesión de
archivos Akashicos.
Yo vivía sorprendida con estos temas pues no tenía idea de
cómo se enteraban de mi existencia y de que, tal y como me
dijeron estos seres de luz, no me haría falta hacer
propaganda de mis trabajos pues ellos se encargarían de
traerme a la gente.

90
Despertar de un Largo Sueño

Llegó puntual a la cita y me dio respeto su presencia, muy


seria y caballerosa.
Se quitó el calzado antes de pisar el lugar alfombrado, tomó
asiento en uno de los cojines y luego de explicarle el
funcionamiento de la sesión, comenzamos con la meditación
de apertura y una vez que logramos el permiso para leer sus
archivos, comenzó a preguntar.
Conforme hacía sus preguntas, a mí me llegaban las
respuestas rápidamente y de forma muy clara y precisa y
después de haber hecho unas seis preguntas, se quedó en
silencio y yo recibí lo siguiente: “Dile que deje de probarnos o
dejaremos de responder a sus preguntas.”
Yo me sorprendí de esta comunicación y pregunté
mentalmente: “¿Qué?”
A lo que me repitieron de manera aún más fuerte: “Dile que
deje de probarnos, o dejaremos de responder a sus
preguntas.”
Levanté la mirada hacia él y le dije: “¿Usted está probando a
los maestros?”
Me miró sorprendido y un poco asustado y avergonzado me
dijo: “¡No! ¡No! Yo solo estaba probándola a Usted. Yo, como
maestro de Pakua, sé una técnica para descubrir si un
canalizador está inventando o mintiendo, pero juro que no era
a ellos a los que probaba, por eso le estaba haciendo
preguntas a las cuales yo sabía su respuesta.”
Y al decirle que ellos habían interpretado lo que le acababa
de decir, me respondió: “Pues que me disculpen, prometo de
ahora en adelante preguntar lo correcto.”
Fue una sesión entre graciosa y seria, de mucho aprendizaje
para ambos y terminaré contándote que este hombre,
Roberto, a raíz de esta sesión, tomó los niveles y maestría de
archivos Akashicos e hizo en su vida un giro de 180 grados
muy positivo.

91
Alba Matwiczyk

Cierre de una antigua promesa

A pesar de tener experiencias maravillosas, en este camino


espiritual también están aquellas que no lo son tanto y en las
que hay que tomar decisiones que no son agradables en pos
de ese camino de libertad.
Recuerdo una mañana la visita de dos de mis alumnos, Isabel
y Pablo. Ella era una señora mayor y Pablo, un hombre joven
amigo de muchos años de Isabel.
Llegaron a mi casa con la propuesta de llevarme a conocer a
un Chamán que vivía en las montañas de Mendoza, en la
bella Uspallata, para que corroborara que este hombre era
honesto en sus canalizaciones.
El Chamán se llamaba Emilio, (y digo bien, “se llamaba” pues
ya se marchó con sus hermanos del cielo, como él decía).
Yo quedé sorprendida ante semejante propuesta, pues no me
consideraba una erudita en la materia como para percibir si
este hombre era real o no, así que mi contrapropuesta fue ir
con mis canales abiertos y que mis guías me indicasen si este
hombre decía la verdad en sus mensajes. Ellos aceptaron y
pactamos el viaje para ese fin de semana.

Un placer habernos encontrado

Ese domingo marchamos hacia Uspallata por un camino


rodeado de álamos y al final de ese camino, giramos a la
derecha hacia un sendero de tierra hasta llegar a la entrada
de una casa humilde donde Pablo paró la camioneta y
bajamos.
No parecía que hubiese gente, hicimos ruido y llamamos a la
puerta, pero nadie respondía, hasta que apareció un perro
que amorosamente se acercó hasta nuestros pies, olfateó,
nos miró muy serenamente y se fue nuevamente a la casa.

92
Despertar de un Largo Sueño

Se me ocurrió decir: “Ese es el Chamán, dicen que tienen el


poder de transformarse en lo que desean” y solté una risa.
Isabel me preguntó asustada si era cierto y le respondí
sonriendo: “No creo, es lo que se dice.” Pero por raro que
parezca, por donde desapareció el perro apareció Emilio y se
acercó a saludarnos y a invitarnos a pasar.
¿Casualidad? Todo es posible.
Esa no fue la única vez que fuimos a ver a Emilio, ya que se
trataba de un hombre real y honesto y cada visita nos
sorprendía más y más.
En una de las últimas visitas que le hicimos, nos invitó a que
nos quedáramos a pasar el día con él y así participaríamos en
una de las meditaciones que realizaba, lo que aceptamos de
muy buen grado.
Nos llevó a todos a una casa que tenía a pocos metros de
donde estábamos, una casa muy bien hecha, con tejas rojas
pero… REDONDA. Era la primera vez que veía una de ese
tamaño y de esa forma.
Por dentro estaba totalmente vacía, solo había sacos de
dormir y sillas. Esos sacos de dormir estaban allí porque todo
el que quería quedarse unos días a vivir en ese lugar era
bienvenido y el pago, por así decirlo, era ayudar en la faena
del campo, el cuidado de unos animales que tenían y cocinar
o limpiar lo que tocaba.
Ahora volvamos a lo que te iba diciendo… ¿Qué era? ¡Ah, sí!
Las sillas estaban puestas en forma de círculo, como la casa,
y nos invitó a que tomáramos asiento, pero debíamos
sentarnos de la siguiente manera, hombre, mujer, hombre,
mujer...
Lamentablemente no había tantos hombres, así que los
distribuyó como se pudo para que las energías estuvieran
equilibradas.

93
Alba Matwiczyk

Cuando sentí el contacto de mi Ser Espiritual

Emilio guió la meditación.


Primero hizo una relajación y nos conectó a nuestro ser
Espiritual.
Comencé a sentir unas caricias muy sutiles que rozaban mi
cabeza y luego mis brazos, me asusté creyendo que alguien
físico me tocaba y ¡abrí los ojos!
Mi sorpresa fue que no había nadie detrás de los que
estábamos sentados, hasta Emilio estaba con los ojos
cerrados, y avergonzada, cerré nuevamente los ojos y me
dediqué a disfrutar de la meditación y esa experiencia tan
bonita y amorosa.
Pero no todo terminó ahí, después de eso nos hizo jugar a ser
ángeles. Nos ponía frente a frente y nos tocábamos con las
manos y movíamos los brazos como si fuesen las alas, fue
muy divertido y reímos como niños.
Y por último, nos hizo sentar nuevamente y volvernos a
conectar a nuestro ser y nos permitió hacer una pregunta,
obviamente mental.
Yo pregunté: “¿Conoceré el amor de pareja?”
Quizá te extrañes de por qué hice esta pregunta, ya que
había vuelto con el padre de mis hijas. Permíteme continuar,
pues todo este relato tiene que ver con esa historia.
Yo seguía con mis ojos cerrados al realizar esa pregunta y vi
una luz dorada muy potente encima de mi cabeza, era tal el
resplandor, que parecía que el sol estuviese dándome en la
cara y nuevamente abrí los ojos creyendo que el sol estaba
entrando por alguna de las ventanas de la casa.
Pero descubrí que no había ventanas frente a mí y que el sol
había caído detrás de las montañas y ni siquiera una bombilla
de luz alumbraba el lugar.
Cuando volví a cerrar los ojos, nuevamente vi y sentí esa luz.

94
Despertar de un Largo Sueño

Como no había comprendido si esa luz me respondía sí o no,


le propuse que si era un sí, se intensificara su brillo o si era un
no, se apagara.
Entonces volví a hacer la misma pregunta: “¿Conoceré el
amor de pareja, tendré un hombre que me ame y me
acompañe en este camino?”
Y la Luz brilló más potentemente que al principio, por lo que lo
tomé como un SÍ y sentí una gran paz y serenidad.
Así finalizó la meditación y Emilio nos invitó a tomar un té
antes de nuestra partida, pues ya se acercaba la hora de
irnos a nuestros hogares.
Sentados en la mesa alrededor de Emilio, sin darme cuenta
me había acomodado a su izquierda. Nos sirvieron el té y algo
dulce para comer y Emilio comenzó a preguntarnos uno por
uno cómo nos encontrábamos y qué habíamos sentido en la
meditación.
Cada uno contó su experiencia, hasta llegar a mí, que fui la
última en relatar.
Tras escucharme atentamente, me dijo: “¿Cuándo te decidirás
a cortar el bacalao? ¿Todavía no te has dado cuenta de que
ese hombre que vive contigo no es tu pareja?”
Yo lo miré perpleja, entendía y no entendía lo que me estaba
diciendo y continuó diciéndome: “Tú eres un águila y él es un
ciervo. El águila necesita el cielo para volar, tiene su camino
en las alturas y debe ser libre. Por su parte, el ciervo necesita
la tierra para vivir, su territorio y sus costumbres. A tu esposo
le gusta su Scalextric, su música, su televisión, sus
costumbres… Y tú debes volar, tu camino no está aquí en la
Tierra.”
Se me saltaron las lágrimas y le respondí: “¿Y por qué debo
ser siempre yo la que deba tomar las decisiones? ¿No puede
él hacerlo en estas circunstancias?”
Su respuesta fue contundente: “¡No! Porque la que ha tomado
el camino de la conciencia eres tú. Y no puedes arrastrarlo
contigo, él tiene su camino.”

95
Alba Matwiczyk

Yo seguía siendo un mar de dudas y volví a preguntar: “¿Y si


no tomo ninguna decisión y dejo que las cosas fluyan?”
Y si la respuesta anterior había sido contundente, esta aún lo
fue tres veces más: “Pues lamentablemente te sopapearán el
corazón para que lo hagas.”
Sus ojos me miraban con mucho cariño, ya no había más
nada que decir, así que le di las gracias.
Al terminar esa hermosa merienda, luego de una calurosa
despedida nos fuimos.
En el camino a casa, yo iba en silencio mientras Pablo y el
resto conversaban animadamente. En mi mente resonaban
las palabras del Chamán, pues eran totalmente ciertas ya que
hacía unos meses que había percibido que mi historia con
Rubén debía terminar, pero me resistía a ello y no sabía por
qué. Ahora ya estaba claro.
Pero como alma rebelde que era, no hice nada y me
sopapearon el corazón, pues Rubén tomó la decisión sin
decirme nada, sin conversarlo, comenzó a salir por las noches
y conoció otras mujeres. En una palabra, se rebeló.

El tiempo de cerrar, el ciclo llegaba a su fin

Yo no acababa de comprender por qué me dolía tanto y por


qué me costaba soltarlo, así que, pidiendo guía al Universo,
llegó a mis manos un libro del famoso psicólogo Brian Weiss
sobre regresiones que, al final del libro, traía un CD con una
regresión guiada para que practicar.
Siempre me habían dado miedo las regresiones, pero
necesitaba poder comprender por qué no soltaba a Rubén,
así que me animé, me fui a mi sala, previo aviso a mis hijas
de que no me molestaran por una hora, preparé el
reproductor de música, coloqué el CD, coloqué la camilla al
lado de donde se hallaba el reproductor, me acosté en la
misma y accioné el botón…

96
Despertar de un Largo Sueño

Al principio estaba muy nerviosa, hasta que logré calmarme y,


guiada por el mismo autor, fui entrando en estado alfa (donde
estás en estado de relajación, medio dormida pero
consciente, entre dormida y despierta) y la pantalla de mi
tercer ojo se activó.
Evidentemente, era el momento exacto de realizar esta
regresión porque mi inconsciente estaba abierto a ese tema y
por eso lo vi tan rápido.
Todo fue muy real.
Me vi en unos jardines, que no conozco, de una suntuosa
mansión de Francia y al mirarme desde fuera, veía que yo era
una mujer de unos 40 y pocos años que vestía un vestido del
siglo XIV de color negro y a mi derecha, en una pared, había
un tallado del año 1345.
Sentía tristeza en mi corazón porque mis padres de esa vida
habían fallecido y volvíamos de su entierro. A mi lado, de mi
mano, iba un niño muy rubio y de cabello muy rizado en el
que reconocí al Rubén de esta vida, no me preguntes cómo,
pero lo reconocí. Solo sé que era él.
Al mirarme este niño, me dijo en tono angustiado: “¿Tú no me
abandonarás también?”
Sorprendida, le pregunté por qué me decía eso y me
respondió: “Nuestros padres ya fallecieron y solo me quedas
tú, mi hermana mayor. ¡Por favor, prométeme que no te irás
también, que no me dejarás solo!”
Ante esta desgarradora petición no pude más que prometerle
que siempre estaría a su lado y rápidamente, la imagen fue
hacia un futuro próximo en esa misma vida.
Me vi en la cama con una fiebre altísima y rodeada de
mujeres que me cuidaban.
Supe que estaba muriendo, pues escuchaba cuchichear a
esas mujeres sobre que mi enfermedad era la peste bubónica
y que me quedaba poco tiempo.

97
Alba Matwiczyk

Al mirar hacia mi izquierda, vi entrar al que era mi hermano


llorando, tomó mi mano y me dijo desconsolado: “¡Me
prometiste que no te irías y que estarías conmigo siempre!
¡Me lo prometiste!”
Y para mi sorpresa, me escuché responderle: “Tranquilo,
siempre estaré a tu lado. Te acompañaré hasta que madures.”
Luego las imágenes se cortaron y vino a mi mente un flash,
de una mujer vestida como del lejano oeste abrazando a su
hijo y me reconocí en ella y a Rubén en el niño y rápidamente
volví a mi cuerpo.
Las visiones se desvanecieron y al abrir los ojos sentí mucha
paz. ¡Ahora comprendía, Rubén ya había crecido y yo había
cumplido con la promesa!
No creas que me quedé tan tranquila con semejante
experiencia, pues necesitaba corroborar esos datos.
No sabía nada de esas fechas ni de esa peste, así que me
metí en Internet y con gran asombro, pude ver que las fechas
y los síntomas de la enfermedad con lo que yo sentía en esa
vivencia coincidían y por fin pude soltarlo.
Así fue como cerramos nuestra historia y nos divorciamos
legalmente, quedando una eterna amistad, hermandad y
eterno agradecimiento de habernos encontrado, para poder
así completar lo que faltaba.

98
CAPÍTULO QUINTO.

SE HACE CAMINO AL ANDAR

Además de trabajar con el grupo de Mendoza: Beba, Viveka,


Sandra, Marcela, Marisol, Leticia, Pili, Pablo, Loli, Andrea, y
muchas más… (No es que los quiera obviar pero nombrarlos
uno por uno sería interminable, así que quiero que sepan que,
los nombre o no, todos están en mi corazón) Comencé a
viajar por Argentina.

Primera parada: Viedma

Mi primer viaje fue a Viedma, Capital de Río Negro, a casa de


mi entrañable amiga Bertha.
Esta mujer fue un ser muy importante en mi vida, pues gracias
a ella conocí a Laura, la psicóloga que me ayudó antes y
después de mi reencarnación.
Bertha es uno de esos Ángeles que aparecen cuando hay
tormenta y tú no puedes ver el horizonte, no logras saber
dónde está tu norte, y entonces ella aparece y amorosamente
te guía.
La conocí en Mendoza, pero con los años se fue a vivir a
Viedma pues allí vivían sus hijas y nietos, y convocada por
ella viajé a llevarle las herramientas que necesitaba en ese
momento y a la vez hacer sesiones a sus personas
conocidas.
Fueron tres viajes en los que conocí a sus maravillosas y
valientes hijas. A una de ellas, Graciela, excelente e
impresionante canalizadora, le entregué la herramienta de
registro Akashico, pues lo que más me impactó de ella fue la
fuerza interior que tiene.

99
Alba Matwiczyk

Conocí a un ramillete de personas muy especiales a las que


siempre estaré agradecida por su presencia en mi vida, ya
que aprendí muchísimo en esos viajes a través de ellas y de
las personas que conocí en esos lugares. El Propósito de vida
de Bertha y sus hijas es importantísimo en ese lugar.

Salta: la linda

Luego tocó volver a Salta, pero en un principio no fue para


trabajar, sino para ver a una mujer maravillosa que fue mi
madre espiritual en mi niñez y adolescencia y a sus tres hijas,
a las que he amado y amo como si fueran mis hermanas
pequeñas, mi tía Marisa y mis hermanas Aurelia, Rosa y
Gabriela (yo le decía tía cariñosamente pues no era familia de
sangre, era familia del corazón y ese lazo es más poderoso
que el de sangre).
Como te contaba, viajé a verla pues supe que sufría de
cáncer de hígado.
Su esposo, tío Antonio, había fallecido de la misma
enfermedad hacía un año y ella estaba ahora en la misma
situación.
Fui recibida en la estación de autobuses por Aurelia y Rosa,
de más está decirte lo emotivo que fue para las tres ya que
hacía más de 25 años que no nos veíamos y que yo no
pisaba suelo Salteño, así que la emoción me embargaba por
varias cosas.
Cuando llegamos a la casa, entraron ellas primero pues mi tía
Marisa no sabía de mi viaje y no querían que se pusiera
nerviosa y al cruzar nuestras miradas, tanto los ojos de mi tía,
viejita, canosa, como los míos se llenaron de lágrimas.
Ese abrazo inmenso que nos dimos, un abrazo muy
esperado, revivió en mi mente muchos recuerdos de sus
manos morenas acariciando mi cara diciéndome: “¡Mi rubita!”
Todavía se me nubla la vista al contarlo aquí.

100
Despertar de un Largo Sueño

El amor de esa mujer era inmenso, la paz que tenía, la


aceptación de su enfermedad sin quejas… Yo la amaba
intensamente y la sigo amando.
Fueron días preciosos a su lado, llenos de recuerdos de risas
y aproveché para iniciarlas en Reiki y que se dieran entre
ellas.
Viajé tres años seguidos para estar con ella y sus hijas y fue
maravilloso para mí recorrer Salta en su compañía y ver los
lugares que recordaba ella y en los que yo había estado.
Maravilloso.
En el último viaje que hice para verla, pidió a sus hijas que
nos dejaran a solas. Ya no se levantaba de la cama, así que
se acurrucó en mis brazos como una niña y comenzó a
hablarme.
Me pidió que ayudara a Aurelia, pues sería la que más la
echaría en falta, ya que siempre estuvo pegada a ella y a su
padre, cuidándolos.
Me dijo muchas cosas más que ya no recuerdo, pues la
emoción me embargaba, pero sé que esas palabras se han
quedado en mi corazón y mi alma.
Y así fue la despedida, falleció meses después de ese Adiós,
un 8 de Diciembre, se elevó a los cielos.
Ese mismo día estaba yo en Mendoza realizando una
Celebración de Magnified Healing y la noticia me llegó en
medio de la preparación, así que tuve que contener la tristeza
y las lágrimas y seguir pues era la directora de esa
Celebración, una intensa sanación abierta a todo público, muy
potente y sé que ella, mi Adorada tía Marisa, estuvo allí
presente asistiendo a la misma y sosteniéndome con su amor.

San Miguel de Tucumán

Aquí también tuve el honor de viajar para llevar mis


herramientas de canalización y sanación en casa de Sandra y

10
Alba Matwiczyk

trabajamos muy profundamente con sus alumnos y con ella


misma, a la vez que con Roberto Lamarque, el profesor de
Pakua.
Ambos, tanto Sandra como Roberto, grandes personas de las
cuales aprendí muchísimo, y enseñé también.

Canalizamos un nuevo Método

Una tarde, en que nos reunimos a practicar Archivo Akashico,


nos esperaba una sorpresa.
Comenzamos con la relajación acostumbrada y al realizar la
meditación y empezar a pedir guía, la sorpresa fue que todos
recibieron que el método era muy largo y que debía ser otro y
asombrados, me preguntaron: “¿Cuándo canalizarás tu propio
sistema?”
Los miré extrañada y al preguntarles para qué canalizar otro
sistema si este estaba correcto, su respuesta fue: “Sí, pero es
muy largo y sentimos que nos están queriendo decir que hay
que hacer un cambio.”
“Bueno, ya veré.” -Contesté sin más. Y la práctica continuó.
Al cabo de una hora, cuando todos se habían marchado, me
quedé pensando en lo que me habían dicho mis alumnos,
pues a decir verdad, también sentía que nos estaban
indicando un cambio, pero tuve que dejar de lado el
pensamiento pues llegó una paciente de Reiki con la que
tenía cita.
Pasaron unos días, hasta que una mañana tocaron temprano
el timbre y al abrir la puerta me encontré a Viveka que, entre
ansiosa y alegre, me dijo: “He recibido esto” y me entregó un
papel
Le pregunté qué era y me dijo: “No sé. Tan solo me dijeron
que te lo diera, que tú sabrías qué hacer con eso.”
Al leerlo, la sorpresa fue mayúscula…

102
Despertar de un Largo Sueño

¡Era una nueva forma de abrir archivos!


Rápidamente hice entrar a Viveka y nos pusimos a conversar
sobre el tema, pero como en ese momento no nos llegaba
nada, decidimos esperar a ver si nos indicaban alguna
manera o forma para realizar el trabajo.
Y así fue.
Una mañana en que yo estaba dando una sesión de Reiki, de
pronto, en mi visión interior se presentó un anciano del que
claramente escuché su voz diciéndome: “¡Atenta, escucha!
Así será la iniciación del método…” Y movía las manos
armando un corazón normal y otro invertido.
Automáticamente recordé ese símbolo, pues lo había recibido
Rubén hacía unos años atrás, pero nunca supimos para qué.
Ahora lo sabía.
Al terminar de indicarme, me preguntó si había comprendido,
a lo que asentí con la cabeza. (Recuerda que estaba dando
una sesión de Reiki y no podía hablar porque el paciente no
hubiese comprendido por qué yo decía sí o no).
Me repitió todo tres veces, ya que sabía que si no me lo
repetía se me olvidaría, y después de tantas repeticiones, tal
y como apareció, desapareció.
Yo tomé conciencia de dónde estaba y al abrir mis ojos, vi
que la persona que estaba en la camilla se había puesto de
espaldas sin yo darme cuenta ni tan siquiera, de si en algún
momento le había dicho que se diera la vuelta.
Al despertar, la persona me dijo que me había sentido
ausente, como si no hubiese estado dándole la sesión, lo que
me hizo quedarme aún más sorprendida. ¿Adónde me
trasladaría?
Cuando se marchó, rápidamente busqué papel y lápiz y anoté
todo lo que el ser me había indicado.
Me dijo también que debíamos estar juntas Viveka y yo para
poder canalizar el nuevo método y así lo hicimos.

10
Alba Matwiczyk

Durante varias semanas trabajamos todas las tardes en la


canalización del mismo y cada vez que nos conectábamos,
sentíamos la presencia amorosa de Kuan Yin, sus
canalizaciones eran limpias, claras y precisas.
Pasado el tiempo necesario para tal trabajo, se nos comunicó
que este nuevo método se llamaría “LIBRO SAGRADO DE
VIDA.”
Y aquí he de confesarte un secreto, aunque ambas
confiábamos en nuestras canalizaciones, teníamos la
incertidumbre de si ese método resultaría o no.
Obviamente, todos los integrantes del grupo querían probarlo,
querían ser iniciados, pero el problema radicaba en que ellos
ya estaban iniciados en el otro sistema y ya tenían sus
canales abiertos, así que tuvimos que preguntar quién sería el
o la futuro/a iniciado/a en probar este sistema y a ambas nos
llegó a la mente una persona, Marcela Juárez.
Esta mujer era abogada y conmigo había tomado únicamente
el curso de Magnified Healing, así que no sabíamos si
aceptaría, pero no perdíamos nada con preguntarle.
Ella aceptó gustosa y se sintió muy honrada de ser la elegida
para tal trabajo, aunque le producía una gran responsabilidad
el ser la primera del sistema.
Así fue cómo nos pusimos manos a la obra para preparar el
evento donde presentábamos el nuevo sistema. Peeero
(siempre hay alguno, ya sabes) me quedaba decirle a María
que ya no usaríamos su herramienta.
Viveka me preguntó cuándo lo haría y justo cuando le estaba
respondiendo que me daba pena decírselo y que no sabía
cómo se lo iba a tomar, sonó mi teléfono, ¡era María!
No sabía cómo responderle y me quedé entrecortada, pero
María hizo el trabajo por mí al decirme con voz alegre: “Me
dicen mis maestros que has recibido una nueva forma de abrir
archivos.”
Le respondí tímidamente que sí, mientras Viveka se partía de
risa y María continuó:

104
Despertar de un Largo Sueño

“¡Felicitaciones! Yo ya sabía que algún día lo harías. Si


quieres, envíamelo y te ayudo a corroborar si está todo
correcto.”
¡Wow! Eso fue como un soplo de aire fresco para mí, así que
se lo agradecí enormemente y esa misma noche se lo envié
para que lo revisara.
A los pocos días recibí noticias de María diciéndome que
estaba todo correcto, pero que no entendía por qué me
habían bajado algo similar a lo de ella, incluso más completo.
No sabía qué responderle. ¿Similar? ¿Más completo?
Ante la duda pregunté a mis seres y me comunicaron que
había sido así para que yo fuese tomando confianza poco a
poco, pero que luego habría cambios hasta llegar al método
preciso, pulido y que el “más completo” era una cláusula que
había sido agregada en mi método y que ella no tenía.
Me sentí un poco mal por esto, así que le ofrecí que tomara lo
que necesitase de mi método para aplicarlo en el suyo. Pero
ya no hubo respuesta.
Quizá yo malinterpreté y solo era una observación por su
parte y no significaba que estuviese molesta por ello.
Entusiasmadas, hicimos la reunión y realizamos esa tan
esperada iniciación.
Está de más decir que todo salió perfecto y que Marcela ha
sido, es y será una excelente canalizadora.
Al comprobar que el nuevo sistema funcionaba, abandoné por
completo el método de mi maestra y tomé con fuerza el mío,
que fue adquiriendo mayor aceptación en cada uno de los
alumnos aunque, por supuesto, aquellos que querían seguir
con el método anterior podían hacerlo, pues no presentaba
trabas ante la hora de practicar.

10
Alba Matwiczyk

Una materia sin aprobar

Era el año 2006 cuando Pablo, uno de mis alumnos de Reiki y


también de registro Akashico, me pidió conversar conmigo
porque decía que tenía un mensaje de los seres espirituales
para mí.
Intrigada por lo que me decía, lo invité a que se acercara a la
escuela esa misma tarde.
Él traía entre sus manos un cuaderno y su cara llena de
felicidad, lo que me hizo pensar que no era nada grave lo que
debía decirme.
Me comentó que estos seres le indicaron que debía hacerme
el test que tenía en ese cuaderno, pues debía ver por mí
misma algo.
Me comentó también, que no hacía falta que lo hiciera yo
solamente, también podía invitar a mis alumnas y así se
beneficiaban otras personas.
Por supuesto, las invitadas fueron Beba, Viveka y sé que
había alguien más, pero ya no recuerdo.
El test consistía en tres partes y cada una de ellas contenía
preguntas que Pablo haría y debíamos escribir rápidamente lo
que se nos venía a la cabeza.
La primera parte fue bien, pues tenía muy claro lo que me
preguntaba, la segunda parte también y la tercera es la que
más recuerdo, pues me impactaron las preguntas:

“¿Dónde vivirás en el año 2010?”


“¿Qué estarás haciendo en el año 2020?”

En la primera pregunta, apareció en mi pantalla interna un


paisaje nocturno.

106
Despertar de un Largo Sueño

Estaba sentada en un sillón, sosteniendo en una de mis


manos una copa, que contenía un líquido del color del té,
mientras miraba a través de un ventanal, algo que, por la
inmensidad, sentí que era el mar o un río muy ancho, y veía
las luces de la otra orilla. Hasta que desapareció sin más.
En la segunda pregunta, me vi dando conferencias en un
lugar muy verde y había mucha gente, pero no supe de qué
estaba hablando.
Cuando la visión se desvaneció, miré a Pablo sin entender
demasiado aquello.
Me pregunto qué había visto y cuando le narré lo visualizado
me dijo: “¡Bien, prepara el pasaporte, porque te vas del país!”
Mil dudas me surgieron en un instante: “¿Qué? ¿Para qué?
¡Si yo estoy bien aquí!”
A lo que Pablo me respondió que debía marcharme para
crecer, para avanzar.
Yo estaba desconcertada: “¿Avanzar? ¿Dónde? ¡Si yo aquí
en Argentina estoy bien con mi escuela, mis hijas, mi vida…!”
Pablo me contó que ellos le habían dicho que yo debía
abrirme al amor, algo que aún me sorprendió todavía más,
pues Reiki es amor y yo estaba trabajando desde el amor.
Pero no, Pablo me explicó que ellos no hablaban de ese
amor, sino del amor de pareja y al ver que mi cara se sonrojó,
pues yo consideraba que era un tema algo íntimo como para
tratarlo en público, me dijo: “Tranquila, cuando tengas un
momento conéctate con ellos y seguro que te lo aclararán.”
Tardé unos cuantos días en conectarme, de hecho, creo que
me lo dijeron sin que yo interrogara, pues ellos sabían que no
me animaría a hacerlo.
Se me dijo, que debía abrirme al amor, que ya había
aprendido a dar el amor de madre, el amor de hija, el amor de
hermana, pero no había aprendido a dar amor de mujer en la
pareja. Sentí dentro de mí todo aquello que me dijeron, pero
en mi mente no lograba descodificarlo.

10
Alba Matwiczyk

Respondí que lo haría, aunque no tenía deseos de otra


pareja, pues sola me encontraba bien. Tampoco comprendía
eso de que tenía que viajar lejos, no se me había aclarado
dónde ni cuándo, pero como siempre, lo dejé que fluyera.

Llegó el hombre, allen de los mares

Al pasar los días, recibí la llamada de Rosa, una mujer de


Mendoza que me contó que no la conocía y que le había dado
mi teléfono una de mis alumnas.
Me dijo que tenía una hermana, Darshana, que vivía en
España y que en unos días estaría por Mendoza y ambas
querían que las atendiera.
Estipulamos un día y una hora y no se habló nada más.
Ese día, al abrir la puerta, encontré dos hermosas mujeres
muy amables y simpáticas, con las cuales entablé relación
rápidamente, como si nos conociéramos desde hace tiempo.
Comenzamos la terapia, que trascurrió dentro de un cuadro
muy armónico y sin demasiados sobresaltos, y al finalizar,
Darshana, me dijo: “Muchas gracias por tu atención, qué
hermoso trabajo el que haces. Cuando vengas a España
avísame, por favor, porque allí tengo muchas amigas que
querrán hacer tu terapia.”
Sorprendida le dije: “¿España? No tengo previsto viajar a
España.”
A lo que Darshana me respondió: “Sí, España. ¿No irás
pronto por allí? ¡Qué extraño…! Juraría haber sentido que
estabas preparando un viaje a ese país.”
Y cuando le conté que mis guías me dijeron que viajaría a
Europa, pero nunca a qué lugar, me respondió con una
amplia sonrisa: “Pues ahora ya lo sabes.”
Quedé más que asombrada y al cerrar la puerta tras la salida
de estas mujeres, volví a mi salón notando que el corazón me

108
Despertar de un Largo Sueño

vibraba y sintiendo una mezcla entre emoción y miedo.


¡España!
Fui a la habitación donde se hallaban mis hijas para
comentarles lo sucedido y aunque se quedaron sorprendidas
también, no hicieron comentario alguno, así que me recluí en
el jardín de la parte trasera de la casa.
Tomé asiento en un tronco que habíamos ubicado al lado de
un olivo y allí me quedé pensativa mirando el césped hasta
que el vuelo de un colibrí, que había descendido hacia el
jazmín que se encontraba a pocos metros míos, me sacó de
mis pensamientos.
El colibrí parecía observarme, quieto, aleteando velozmente
sus pequeñas alas, sorbió el néctar del jazmín y retomó su
vuelo. Lo seguí con la mirada y al desaparecer, quedé
extasiada con una nube que despedía los últimos rayos del
sol de la tarde.
Bellísimo instante, toda la naturaleza me respondía con paz y
armonía, ¡qué mejor meditación que esa! Así que, dando
infinitas gracias a tan bello regalo, me retiré al interior de la
casa para continuar con mis labores.
Una tarde llegó Rubén, el padre de mis hijas, muy parlanchín.
Me comentó que estaba chateando en varias páginas con
gente que ni conocía, pero que eran muy agradables.
Al notar que yo lo miraba como se mira a un bicho raro, me
dijo: “¿Por qué no te anotas a una de estas páginas?”
Puse cara como si me hablara en otro idioma y le dije:
“¿Chatear? ¿Para qué? Yo estoy bien así, además no tengo
tiempo para chatear y menos, poniéndome frente a una
computadora, me aburro y me da sueño.”
Rubén insistió: “¿Cómo que para qué? Para que conozcas
gente. Si no sales, ni tienes amigos. Además, es fácil. Déjame
que te apunte en una donde puedes poner con qué tipo de
persona quieres que te contacten. Ya que estás con esto de
Reiki y demás, podrías conectarte con gente que haga lo
mismo e intercambiar experiencias.”

10
Alba Matwiczyk

Al decirle que esa idea me gustaba más, ni corto ni perezoso,


tomó asiento frente a la computadora y en quince minutos me
dijo: “¡Listo, ya está! Solo falta que indiques con quién deseas
conectarte.”
Así que tomé asiento y puse: “Quiero conectarme con
personas que practiquen Reiki, Magnified Healing, no deseo
búsqueda de pareja, solo amistad”.
Ya me había olvidado de esa tarde, cuando un día recibí en
mi correo el aviso de que entrase a esa página, pues tenía un
mensaje de una persona.
Intrigada, fui al apartado que se me indicaba y al abrirlo, me
encontré con un mensaje de una escuela de Reiki de Perú.
Fue una experiencia muy rica, ya que aprendí mucho con
ellos de una técnica que yo no sabía, pues practicaban el
Reiki puro japonés y varias formas más que no conocía.
Y así estuve conectada con ellos varios meses, hasta que la
conexión se cortó.
El segundo mensaje fue un maestro de Filosofía de España
que me pedía consejo sobre qué lugares eran buenos para
conocer en Argentina, ya que estaba a punto de viajar, junto a
su esposa, a mi país y qué mejor que alguien que viviese allí
para indicarles algún lugar bonito.
Y por último, se conectó conmigo un muchacho de España
que era coaching, primera vez que yo escuchaba esa palabra,
y ayudaba de manera gratuita por Internet a quien lo
necesitara. También fue muy interesante intercambiar
opiniones y formas de trabajo con él, aunque de nuevo, al
poco tiempo se cortó la comunicación.
Y tú me dirás: “Pero Alba, ¿cómo es eso de que se cortaba?”
Cuando te digo que se cortaba, es que era así, desaparecían
sin más.
Yo suponía que ya no deseaban conversar, aunque tampoco
yo era de insistir, recuerda que no tenía paciencia para estar
frente a la computadora. Ni tenía ni tengo, y no sabes los
años que he tardado en ponerme, como ahora, frente al

110
Despertar de un Largo Sueño

teclado para escribir, pero como esto lo hago para ti, la fuerza
del Universo y mis ganas de ayudarte fueron más fuertes que
mi agobio.
Pero no nos salgamos del tema, volvamos a lo que te estaba
contando.
Preparaba un viaje a mi Salta querida para dar una maestría a
Roberto, el profesor de Pakua, y Mónica, mi amiga –
hermana, me había avisado de que si no iba a su casa se
enojaría conmigo, así que no me quedaba otra cosa que
aceptar.
Tras dar el curso, me instalé en su casa y me dediqué a
disfrutar con ella de paseos, charlas, de sus hijos maravillosos
que me hacían reír mucho con sus ocurrencias y con Pablo,
su esposo, con el que tenía interesantes charlas de
metafísica, ovnis, Reiki, y demás.
Una tarde, la casa estaba en silencio y Mónica veía la
televisión con su esposo en la habitación y al verme
merodear, me dijo: “Ahí tienes libre la computadora, por si
quieres ver tus mails.” Le hice señas de haberle comprendido
y me senté frente al teclado.
Al abrir mi correo me encontré un aviso bastante atrasado de
esa página de contactos, con el siguiente título: “Didie2000
desea contactarse contigo”
“Lo lamento, no me interesa” – me respondí y
automáticamente lo borré.
A la semana siguiente sucedió más de lo mismo, con la
diferencia que ahora Mónica se había sentado a mi lado.
Al abrir mi correo, otra vez encontré el mismo título en un
nuevo mensaje: “Didie2000 desea contactarse contigo”
“¡Otra vez!” – solté
Mónica me preguntó qué me pasaba y le expliqué que era la
segunda vez que me llegaba ese mensaje y que seguramente
se tratara de algún pícaro o un gay que me quería molestar y
que no le iba a responder.

11
Alba Matwiczyk

A Mónica le extrañó que dijera eso y me pidió que le mostrase


el mensaje y al leerlo, me dijo que si yo tenía oportunidad de
saber quién era.
Le respondí: “Sí, debo meterme en la página de contactos y
allí me dirán sus datos y de dónde es.”
A lo que me dijo: “Pues entonces, ¿a qué esperas?”
Era lógico lo que me planteaba, a mí no se me había ocurrido.
Al abrirlo vi que era una persona que me estaba enviando ese
mensaje de contacto desde España, así que decidí
responderle porque nunca le iba a conocer, ya que vivía al
otro lado del charco (forma lingüística que usamos en
Argentina para decir que está muy lejos, cruzando el mar).
Y así fue.
Le respondí, pero de forma muy cortante: “Hola, gracias por
escribirme. En estos momentos no me encuentro en mi casa
porque estoy de vacaciones en otra provincia. En unos días
estaré en mi lugar de residencia, pero desde ya te aviso de
que no soy de estar mucho frente a la computadora, pues
tengo mucho trabajo. Si me llegas a encontrar solo podré
atenderte 10 minutos.”
Mónica me reprochó mi frialdad y me dijo: “¿Te imaginas que
es el amor de tu vida y te lleva a vivir a su país?”
Solté una carcajada y respondí: “¡Eso es imposible! No va a
pasar y no iré a ningún lado. Solo me gustaría viajar al Machu
Pichu, pero de vacaciones.”
Terminé mis vacaciones y volví a Mendoza sobre las dos de
la tarde y antes de sentarme a almorzar con mis hijas,
encendí el Messenger para decirle a mi amiga que había
llegado bien a Mendoza y que estuviese tranquila. Los viajes
en Argentina son muy largos y de Salta a Mendoza eran 16
horas de viaje, por ello se preocupaba Mónica.
Abrí la ventanilla del Messenger y saltó un cartelito diciendo:
“Juan Miguel quiere conectarse contigo, ¿accedes?”

112
Despertar de un Largo Sueño

Me asusté porque no recordaba ese nombre de nada, pero mi


intriga era superior y acepté.
El primer mensaje que vi me hizo pegar un brinco en la silla,
pues decía: “¡Hola! ¿Ya, has llegado a tu casa?”
Mi cabeza empezó a funcionar a mil por hora: “¿Y esto?
¿Cómo sabe que acabo de llegar?” Y medio asustada
pregunté quién era.
—Soy el que te contactó a través de la página, ¿recuerdas?
Tú me respondiste que en estos días estarías en tu casa, que
estabas de vacaciones.
—¡Ah sí, pero tu nombre era otro, por eso no te ubiqué —a
decir verdad ni recordaba cuál era ese otro nombre.
—Ese es un nombre de fantasía, yo me llamo Juan Miguel.
—Bueno, comencemos, mucho gusto. Deberás disculparme,
pues acabo de llegar de viaje, estoy cansada y mis hijas me
están esperando para almorzar.
—Yo también acabo de llegar del trabajo, ¿quedamos para
más tarde u otro día?
—No sé qué decirte, trabajo mucho y no tengo tiempos libres.
Si me encuentras conectada conversamos, si no, lo siento.
—No pasa nada, ya habrá tiempo. Te dejo que vayas a
comer, buen provecho.
—Gracias.
Rápidamente le dejé mensaje a Mónica y me retiré a
almorzar.
Así comenzó nuestra historia.
Al pasar los días nos encontramos varias veces frente a la
pantalla de la computadora y la amistad se transformó en
mariposas en el estómago, cada vez nos sentíamos más
atraídos y muy a gusto y pasé de estar diez minutos a estar
horas charlando con él.

11
Alba Matwiczyk

Me propuso una relación seria y me reí al escucharlo,


pensando que ese hombre estaba loco, pero terminé
respondiéndole que aceptaba. Yo estaba tan loca como él.
Él cruzó el mar un 23 de enero de 2008 para conocernos
personalmente, maravillosos días los que disfrutamos juntos,
nos comprometimos el 27 de enero y el 30 partió nuevamente
hacia España, entusiasmado y con la promesa de volver para
vivir juntos en ¡Argentina!
Y me dirás: “Pero ¿no era que debías irte a vivir a España?”
Sí, eso fue lo que te conté y yo también me hice la misma
pregunta que tú y pensé que los planes habían cambiado.
Pero no, todo estaba rigurosamente planeado, el mapa con su
recorrido tenía paradas y situaciones que debían cumplirse.
La fecha de vuelta se planeó para el 26 de junio de ese año.
¡Vaya año!
En mayo tuve un pre infarto, quedé muy débil y debí cerrar
muchos cursos y grupos de mi escuela.
Todas mis alumnas me ayudaron dándome Reiki y terapias
que cada una tenía, para que me repusiera rápido.
Y así fue cómo pude reponerme con tanto cariño que me
dieron cada una de ellas, en especial Beba, que siempre
estaba a mi lado, Viveka y una nueva alumna que llegaba a
mi vida, Leticia, a través de ella pude ser asistida por los
médicos donde Leticia trabajaba y a partir de ese momento se
convirtió en una gran amiga que me acompañó en este año
tan especial.

La vida conlleva despedidas dolorosas

Se acercaba la fecha tan esperada, 26 de junio, y mi corazón


saltaba de alegría, un hombre se la estaba jugando por mí,
¿alguna vez te ha pasado eso o viceversa?

114
Despertar de un Largo Sueño

Juan Miguel estaba cerrando todos sus asuntos para venirse


a vivir conmigo en Mendoza y yo tocaba el cielo con las
manos.
El 22 de junio, sonó el teléfono y al atenderlo, escuché la voz
de mi hermano Daniel diciéndome: “Mamá está en el hospital,
deja todo y ven, no creo que se salve.”
Me quedé en estado de shock y en mi mente resonaron las
palabras de los seres de luz: “¡Es la hora!”
Estos seres, meses antes en una canalización, me habían
anunciado que mi madre partiría y que yo no podría estar a su
lado en ese preciso instante, así que cuando recibí ese
mensaje no supe cómo reaccionar y mi mente lo borró.
Mis hijas, al ver que estaba paralizada, hicieron mis maletas y
Rubén, que justamente se encontraba allí ese día, me sacó
un pasaje en autobús, pues no había ya vuelos disponibles.
Subida en el autobús, y pocas horas después de estar en la
carretera, tuve la experiencia más maravillosa y a la vez
dolorosa. La voz de mi madre retumbó en mi cabeza de
manera tan clara, que no hubo duda de que era ella la que me
hablaba.
No recuerdo sus palabras exactas, pero sé que me pedía
perdón y me decía que ella estaba bien, que era su tiempo de
partir, que estaba feliz y que yo lo estuviese por ella, que me
amaba y que me amaría por siempre.
Ya no recuerdo que más me dijo, pues yo no paraba de llorar
y en ese instante, sonó mi móvil, era mi hermano avisándome
de que mamá había fallecido y solo atiné a decirle: “Lo sé” y
lloré desconsoladamente hasta que me quedé profundamente
dormida.
Al llegar a Buenos Aires, me esperaban en la estación mi
hermano, Rita y Gabriela, mi ahijada monja franciscana e hija
de mi tía Marisa.
Corrí hacia mi hermano y nos fundimos en un fuerte abrazo,
estábamos quebrados por dentro pues para ambos nuestra
madre era nuestro pilar y el amor que sentíamos por ella era

11
Alba Matwiczyk

inmenso. Ahora mismo, al escribirte y contarte esto, las


lágrimas corren por mis mejillas recordándola. Todavía la
extraño.
De más está decir que mi padre estaba peor que nosotros,
para él, ella también lo era todo, era su princesa y ya no
estaba.
Después del sepelio, ya no había necesidad de que volviese a
Mendoza, pues Juan Miguel estaba al llegar, debía hacerlo el
26, pero por problemas en el vuelo llegó el 28.
Conoció por primera vez a mi familia, y aunque tuvo que ser
en circunstancias dolorosas, todos lo recibieron con los
brazos abiertos, especialmente mi padre, que al conocerlo me
dijo: “¡Por fin un HOMBRE a tu lado!”
Eso me dejó asombrada, pues para mi padre ningún hombre
había sido bueno para mí, ni siquiera el padre de mis hijas.
Pocos días después nos fuimos a Mendoza y al mes y medio,
mi padre también falleció. Él estaba muy enfermo, pero
estable y la tristeza de perder a mi madre, su amada esposa,
hizo que empeorara su enfermedad y partió dejándonos más
tristes que al principio, pues en tres meses había perdido a
mis progenitores.
Juan Miguel tenía un hijo en España, Alejandro, de la misma
edad que mi hija menor y antes de venirse había dejado todo
arreglado para que le llegara la mensualidad sin problemas,
ya que todavía era menor de edad y vivía con su madre.
¿Por qué te cuento todo esto?
Porque así comprenderás mejor lo que viene ahora.
Esa mensualidad se trabó y no supimos por qué.
Hubo un problema en el banco, que en la distancia no se
podía solucionar, y Juan Miguel emprendió la vuelta a España
un 16 de septiembre.
Solo pudimos estar juntos tres meses y en ese momento supe
que se venía mi viaje al viejo continente.

116
Despertar de un Largo Sueño

Yo no podía irme antes del cumpleaños de mi hija Mariana,


pues eran sus quince años y en Argentina ese festejo es muy
importante para las jovencitas, es la presentación en
sociedad.
Y a pesar de que mis padres no estaban ya, en honor a ellos
lo hicimos y fue la fiesta más hermosa que hubiera podido
darle a mis tres hijas, pues las mayores disfrutaron de los
preparativos de ese cumpleaños como si hubiese sido el suyo
propio y sé que mis padres estuvieron presentes en ese
festejo.
Todo se fue calmando y una tarde en que estaba meditando
en mi salón, recibí este anuncio de mis guías: “Debes estar en
España el 11 de diciembre de este año.”
Me sorprendió el mensaje, y me entró un estado de angustia
que me hizo decir: “Mis hijas…”
A lo que me respondieron: “No te preocupes, habla con ellas,
estarán bien, nada les pasará, además tú en pocos meses
volverás y así será siempre hasta que nuevamente estés
aquí.”
No comprendí el largo alcance de esa respuesta porque
pensaba en el momento presente y el futuro me llegaba lejano
e incierto, así que las invité a cenar a un restaurante para
hablar con ellas de esto.
No sabía cómo abordar el tema hasta que me animé y me
sorprendieron sus respuestas, esperaba una negativa ante
semejante viaje, pero fue todo lo contrario, me animaron a
que lo hiciera: “Ya es hora de que pienses en ti, mereces ser
feliz” fueron las palabras que me dijeron.
Le pregunté a Mariana, mi hija pequeña, si quería venirse
conmigo y me dijo sorprendida: “¿Te tengo que contestar
ahora?” Le dije que se lo pensara, pero no mucho porque
debía comprar los pasajes.
A los días me comunicó que prefería quedarse con sus
hermanas, ya que tenía su grupo de amigas y amigos y le
costaba la idea de cambiar de país.

11
Alba Matwiczyk

Respeté su decisión, aunque me dio tristeza su respuesta,


pero si algo tenía en claro dentro de mí, era que no empujaría
más a mis hijas a ningún lado sin su consentimiento, ya
habían sufrido bastante y aunque yo no estaría diariamente
presente, ellas iban a estar bien, pues estaría conectándome
por Internet cuantas veces fuera necesario.

Viajar o no viajar, esa es la cuestión

A pesar de ya tener el consentimiento de mis hijas, retrasaba


la compra del pasaje, me costaba la idea, era como que
esperaba un milagro o algo así, pero en mi interior sentía que
una gran energía me empujaba y yo peleaba con ella por no
irme.
Una mañana, recibí en mi escuelita a una mujer joven, ya no
recuerdo su nombre, que me había pedido un turno para una
terapia.
Al terminar, me comentó que pronto viajaría a España y
Alemania para presentar su taller de danza y le contesté que
yo también, según mis guías, debía ir a España.
Al contarle que aún no tenía el pasaje, me dijo: “Aquí tienes el
número de teléfono de un amigo mío que trabaja en una
agencia de viajes, llámalo. No, mira, mejor le llamo ya mismo
y hablas con él. Estas cosas hay que hacerlas en el momento.
Hola Andrés, te paso una amiga mía, que necesita un pasaje
a España.”
No me dio tiempo ni a reaccionar y ya me estaba preguntando
Andrés para cuándo necesitaba ese pasaje a lo que respondí
temerosa: “Diciembre, Enero, febrero…”
A la semana entrante, Adrián me volvió a llamar: “Te encontré
el mejor de los vuelos, Sales de Buenos Aires el 10 de
diciembre y el 11 de Diciembre a las 6 de la mañana estarás
allí. No hay otro vuelo que se acomode a tus necesidades.”

118
Despertar de un Largo Sueño

Quedé más que sorprendida, no podía creerlo, ¡era la fecha


que me habían indicado mis guías!
A partir de ese momento, como todo en mi vida desde mi
segundo nacimiento, todo fue a gran velocidad, mi pasaporte,
preparativos, despedidas…
Fue una mezcla de emociones que no podía catalogar, ni en
mi mente ni en mi corazón.

Hacia nuevos rumbos

El día del viaje, la despedida con mis hijas y mis queridas


amigas Beba, Viveka y Leticia fue muy emotiva, mi corazón
comenzaba a partirse y un pedacito quedaba con ellas.
Mis niñas eran las que más me preocupaban, las hubiese
hecho pequeñas y metido en la maleta, pero debían vivir su
vida.
Al llegar a Buenos Aires me esperaban mi querido hermano y
mi querida tía y hermana Rita, pasamos una mañana muy
linda llena de bellos recuerdos y luego me acercaron al
aeropuerto internacional donde, tras los trámites pertinentes,
tocaba otra despedida llena de abrazos llenos de lágrimas y
alegrías, muy sentidos.
El viaje fue maravilloso, llegué antes de las seis de la mañana
y Juan Miguel me estaba esperando. Pasé la aduana
rápidamente, sentía que me llevaban en una nube, y al salir y
abrazarme a él, me escuché diciendo: “¡Por fin en casa!”
Me sorprendió decir eso, pero con el tiempo supe que España
había sido mi casa en muchas y maravillosas vidas.

Y ahora… ¿Qué debo hacer?

Pasaron las fiestas navideñas, que no fueron ni felices ni


tristes, y tenía una gran mezcla dentro de mí, por un lado

11
Alba Matwiczyk

extrañaba a mis hijas y por otro sentía la necesidad de hablar


con mi madre y cuando, sin pensarlo, tomaba el teléfono con
la intención de llamarla, caía en la cuenta de que ya no
estaba sobre esta tierra.
Aquí en España fue donde toqué tierra con respecto a la
muerte de mis padres y viví el duelo intensamente,
Juan Miguel salía todas las mañanas a trabajar y yo a pasear
y conocer Marbella, precioso lugar turístico, pero muy frío, le
faltaba la calidez a la que estaba acostumbrada en mi país.
Caminaba por sus calles, sus playas, disfruté de muchos
atardeceres sentada frente al Mediterráneo, divisaba desde
allí el peñón de Gibraltar y me parecía un sueño estar
viviendo eso, pero miraba a mi alrededor y no tenía con quién
compartirlo, ni quién comprendiera lo que yo sentía dentro de
mí.
Y te preguntarás; “¿Y tu pareja, Juan Miguel? ¿Con él no
dialogabas, no compartías?”
Sí, por supuesto, pero él volvía tarde de su trabajo y todo lo
bien que nos llevábamos en Argentina, aquí no fue ni tan
bien, ni tan color de rosa.
El amor existía, pero nuestras personalidades y vivencias se
descubrieron y tardamos en acomodarnos.
Es más, al mes y medio yo quería volverme porque me daba
la impresión de que nuestra relación no iría a buen puerto,
pero mis guías me decían que debía darme y darle tiempo,
para que ambos pudiésemos acomodarnos porque para los
dos, el cambio había sido muy fuerte y nos esperaban
tormentas futuras que pondrían a prueba nuestra pareja y el
deseo de estar o no juntos.
En febrero de 2009 tuve mi primer viaje de trabajo a
Barcelona.
¿Recuerdas a Darshana?
Pues ella organizó junto a dos amigas Momo y Trini, diez días
de sesiones y un curso donde conocí personas maravillosas,

120
Despertar de un Largo Sueño

preciosas, las cuales ayudaron a que mi trabajo fuera


creciendo y a partir de ese viaje no dejé de ir a Barcelona
todos los meses.
Luego surgió Valencia, una amiga de Momo, Raquel, fue la
que me abrió las puertas de esa ciudad. Después Madrid,
dentro de un grupo Sufí, realmente aprendí muchísimo con
ellas.
Les siguieron Alcalá de Henares, Cádiz, Tarifa, Estepona…,
pero siempre volvía a Barcelona.
Entre tanto viaje, Juan Miguel y yo, un poco más asentados
en nuestra pareja, decidimos casarnos.
Fue una preciosa boda, lamenté no haber podido tener a mis
hijas presentes, pues no había dinero para traerlas, pero me
conformé con conectarme por Internet ese mismo día y estar
de alguna manera disfrutando con mis niñas esto que me
pasaba.
Al llegar 2011, una mañana en Barcelona me apeteció hacer
una pequeña meditación y conexión con mis guías y el
mensaje que recibí sin haber preguntado nada fue: “Harás
contacto con unas esencias florales que trabajan sanando
enfermedades de todo tipo, emociones del pasado, de los
ancestros, etc.”
Pregunté si las tenía que buscar y la respuesta fue: “¡No! Ellas
vendrán a ti.”
No hubo ninguna palabra más, solo una imagen de un
triángulo dorado y desde su centro emergía una gran luz que
irradiaba el entorno.
Un día antes de volver a mi casa tenía que dar sesión a una
chica que no conocía. Cuando sonó el timbre, al abrir, me
encontré con una pelirroja muy sonriente llamada Lola que me
preguntó si yo era Alba.
Le dije que sí sorprendida, le indique el despacho donde yo
atendía, realizamos la meditación de apertura de sus Libros y
comenzó a preguntar: “Mira, iré al grano, solo quiero que se
me respondan tres preguntas. Primero, si lo que se presentó

12
Alba Matwiczyk

en una reunión que he ido este fin de semana es verdad,


segundo, si el producto que se presentó es real y tercero,
¿quién es Carmen Romanelli ?”
Una a una fui respondiendo sus preguntas según lo que iba
recibiendo de los seres de luz. Mi sorpresa fue que al decirle
quién era Carmen, surgió en mi pantalla mental la imagen que
mis guías me habían transmitido hacía unos días, el triángulo
dorado con la luz que emanaba desde su centro.
Pero aquí no terminó todo, al concluir con mi canalización,
Lola me dijo que todo eso ella ya lo sabía, que solo me había
venido a probar puesto que le habían hablado muy bien de mí
(no me comentó quién) y cansada de canalizadoras que eran
un fraude, vino decidida a corroborarlo.
Me pidió disculpas por si me había ofendido y le respondí que
todo lo contrario, que me ayudaba a afirmar que estaba
haciendo bien mi trabajo, pues mi cometido final era ese.
Lola se levantó de la silla dispuesta a retirarse y la paré en
seco y le dije: “No, tú no te vas, hasta que me des el teléfono
o contacto de esta mujer de las esencias florales, pues mis
guías me dijeron que yo debía aprender a usarlas.”
Complacida, sacó el móvil y la llamó para que conversara con
ella y así conocí a la canalizadora de las esencias florales,
Triunidad.
Llegaron en el momento justo, pues mi hija Mariana, a raíz de
mi alejamiento, despertó un principio de esquizofrenia y
escuchaba voces dentro de su cabeza que la incitaban a
realizar acciones negativas contra sus hermanas.
Abracé con tanta desesperación y esperanza esas esencias
florales, que desde ese instante fueron y siguen siendo mis
guías en todo momento y circunstancia. Volé a Argentina y
apenas llegué, comencé a darle estas esencias a mi hija y en
una semana, sí, lees bien, en una semana se curó.
Y estoy segurísima de que ahora te estarás preguntando:
“¿Acaso tú, como canalizadora, no escuchabas voces en tu
mente?”

122
Despertar de un Largo Sueño

Y puedo tranquilamente contestarte que no porque una cosa


es escuchar voces y otra canalizar, puesto que cuando
canalizas, a tu mente llegan pensamientos muy claros, no
escuchas ningún tipo de voz, es telepatía cósmica la que
usan los seres de luz, sientes en tu pecho una gran paz y
alegría al recibir esos pensamientos y reconoces que no son
tuyos, pues no tienes de donde sacar información de ningún
tipo por más que seas muy imaginativo/a.
A partir de ahí, mis canalizaciones comenzaron a cambiar de
vibración, pues para aprender a usar estas esencias también
tuve que pasar por el proceso de sanación y aprendí a
encontrar las memorias más recónditas de mi alma, mi
espíritu, mi cuerpo. (La diferencia entre cuerpo alma y
espíritu, se llama unificación, no te lo explicaré aquí, pues la
misma está detallada en el siguiente capítulo, donde te
narraré mis canalizaciones y herramientas).
Comencé a elevar de vibración, para una mayor toma de
conciencia con estas esencias, guiada por supuesto por
Carmen, y no tenía idea de dónde llegaría esa toma de
conciencia.

¿Qué me está pasando? ¿Otra vez moriré?

Estábamos en el curso de las esencias y tocaba que yo me


recostara en la camilla para que Carmen me testara. Lo que
ocurrió allí no sé realmente cómo explicártelo, pero trataré de
ser lo más clara posible.
En el Testaje, Carmen halló algo en mi memoria espiritual que
faltaba anclar, o sea, introducir dentro de mí. Era la palabra
UNIFICADA y nunca olvidaré lo que ocurrió a continuación.
Todo mi cuerpo comenzó a vibrar, sé que Carmen percibió
eso, pues ella comenzó a emitir un mantra con su voz de una
manera que yo nunca había escuchado, pero que a la vez me
resultaba familiar.

12
Alba Matwiczyk

La vibración de mi cuerpo fue en aumento cada vez más, al


punto de sentir que mi corazón latía fuertemente y tuve un
instante de temor, pues en el pasado había tenido un pre
infarto, pero no sé por qué, confié en lo que ella estaba
haciendo y me entregué.
Mi cuerpo, energéticamente, estalló en millones de partículas,
y digo energéticamente pues físicamente no aparentaba estar
sucediendo nada.
Escuché, todavía con mis ojos cerrados, que Carmen enviaba
con un Biotensor (instrumento de Testaje similar al péndulo,
pero más preciso) desde la calle, a una distancia de más de
cinco metros de mi cuerpo. Desde allí, se podía medir la
energía que despedía mi Unificación. Pude entreabrir mis
ojos, para mirar impresionada, cómo se movía ese Biotensor y
vi que hacía un giro completo sobre su eje, daba la sensación
que se quebraría.
Poco a poco, mi energía se reunió dentro de mi cuerpo (no
tengo otra manera de expresarlo) y pude volver en mí.
Al levantarme de la camilla, me abracé a cada una de mis
compañeras, sintiendo en mi pecho un amor, solo comparable
al sentir que tuve cuando volví de mi reencarnación aquel 27
de enero de 1999.
A partir de ese momento, las canalizaciones cambiaron
totalmente, las personas que llegaban a mí eran también de
mayor vibración y solo abrían y consultaban sus archivos para
obtener guía para esta vida, ya no se tocaba el tema de vidas
pasadas, a no ser que fuese necesario para comprender lo de
hoy.
No solo cambió la canalización, también la manera de mirar la
vida, mi sentir, la capacidad de captar el exterior y por
supuesto, seguí trabajándome interiormente, pues me di
cuenta de que esa es la única manera de poder sanar y
caminar por esta vida, sanar, sanar y sanar hasta el último día
de tu vida, sembrar mejores semillas en tu jardín que es tu
mente y tu corazón y seguir los designios de tu alma y tu
espíritu.

124
Despertar de un Largo Sueño

Descubrí que no solo era tomar las esencias florales, también


mirar tu sentir, pulir tu orgullo, tu soberbia, tus enojos, tu
critica a los demás y hacia uno mismo.
Todo esto me ha llevado hasta el día de hoy.
Comprendí por qué debí dejar a mis hijas para poder avanzar
y a la vez seguir ayudándolas.
Aprendí por fin a ser mujer y a no depender de nadie pero a la
vez aprender a caminar al lado de alguien sin juzgarlo,
aceptándolo, respetándolo.
¿Cómo lo hice?
Respetándome, amándome, cuidándome, viendo por mí, pues
nadie lo haría si no lo hacía yo primero y así mi vida junto a mi
esposo fue más enriquecedora, cada uno teníamos nuestro
camino, pero a pesar de las diferencias podíamos caminar
juntos y disfrutar compartiendo.
Me perdoné a mí misma por sentir que abandonaba a mis
hijas, para volver a tener esa unión única que se tiene con los
hijos. Ahora ya soy abuela, de dos seres maravillosos, Thiago
de casi tres años, hijo de Natalia, y Emma de dos añitos hija
de Noelia, y de cuatro bellos perros, una gata parlanchina y
una coneja que brinca feliz en el fondo de la casa de mis
hijas.

Llegaron otras herramientas

Pasaron los meses y los años, y un buen día canalicé diez


códigos de luz que sin pedirlos me enviaron uno a uno.
(quiero aclararte que no son códigos numéricos son
geométricos parecidos a mandalas)
Sufría terribles dolores de cabeza con cada bajada de esos
códigos y al terminar semejante trabajo pregunté por qué y
para qué eran esos códigos.

12
Alba Matwiczyk

Se me indicó que cinco eran para el curso de “Libro Sagrado


De Vida” y se colocarían en cada iniciación, para que al futuro
canalizador no le costase tanto recibir mensajes y por última
vez, pulieron el sistema para que solo se invocaran las
energías, sin nombrar a ningún ser de ningún tipo de religión
o creencia.
El resto de los códigos de luz eran para sanación en el
momento de dar una sesión de esencias florales o Reiki.
Pero en mi interior sentía que me pedían algo más, pero no
acertaba a descodificarlo claramente, ya que al elevarme en
vibración, los guías habían cambiado, estos eran más
elevados y me soltaban para que yo, unida a mi alma y
espíritu, aprendiese a utilizar mi creatividad y dejara de
depender de ellos. Ya debía solo conectarme con mi ser.
¡Vaya tarea!
No creas que fue fácil, pues extrañaba a los maestros de
antaño que me hablaban como a una niña y ahora tocaba
crecer y cambiar de profesores y estos ya eran de una
Universidad muy exigente, donde se te enseñaba a
desapegarte de esas formas antiguas. Ya debía caminar
solita.
Solo llegaba a mi mente la palabra “Reprogramadora” y no
entendía lo que eso significaba, hasta que cursé Kinesiología
Holística, ahí comencé a comprender, pero solo un poquito.
Luego llegó el curso de ADN de una maestra francesa, Kishori
Aird, con ella comprendí en profundidad lo que Carmen nos
había explicado del ADN lumínico y me introduje
profundamente en el estudio de la célula, como estaba
conformada y demás.
Era evidente que necesité de todas estas explicaciones y
estudios para armar un taller que finalmente se llamó
“Reprogramación Celular, Volviendo al Origen”, donde plasmé
todos mis conocimientos y herramientas adquiridas, para
ayudar a otros a comprender que si no miran en su interior y
aprenden a sacar las cargas energéticas, emocionales y
físicas negativas, ningún cambio ocurrirá en sus vidas.

126
Despertar de un Largo Sueño

Y allí recordé lo que mi primer maestro de metafísica me


decía: “Todo está en tu interior”. (Luego supe que no era una
frase de ese maestro de mi juventud, sino una enseñanza de
Buda).
Ahí pude comprender por fin mi recorrido desde mi más tierna
edad a esta actual.
Comprendí más profundamente que el perdón, la gratitud, el
amor hacia la madre Tierra y hacia todo ser vivo y el
agradecer estar cada día viva a pesar de las tristezas y
amarguras que puede darte la vida, son parte de este
aprendizaje.

¿Ya está?

No, la vida continúa y seguirá habiendo muchas más


herramientas y aprendizajes, tanto para mí como para ti.
El relato de mi vida termina aquí, solo por hoy.
Ahora sigue leyendo, pues te esperan los siguientes capítulos
que te brindarán más claridad.
¿Te ha gustado?
Te habrá parecido que estuve obviando temas o detalles
dolorosos de mi relato.
¡Es verdad! Pero tiene un porqué…
El mundo ya tiene demasiado dolor y tristeza y ese
sentimiento es el que nos ancla aquí en este mundo,
volviendo una y otra vez.
Muchas veces, no vemos la salida de tanto sufrimiento, y nos
preguntamos por qué y para qué tanto dolor.
Todo ello es producto de los programas que te comenté: el
que nos produce amnesia para así no recordar las
experiencias pasadas, programas de parir con dolor, trabajar
con sacrificio, sufrir para aprender…

12
Alba Matwiczyk

Si esos programas no se hubiesen descontrolado, todo en la


vida se podría haber presentado con pautas naturales para el
correcto aprendizaje, pero no ha sido así, el odio está
exacerbado, el sufrimiento, la muerte, las guerras, una gran
manipulación que todos llevamos dentro sin saber de su
existencia…
Todo, desde el dolor de tu primera encarnación hasta la
actual, está guardado en el cuerpo del dolor y allí has de
introducirte para poder sacar y limpiar.
Por supuesto que no es fácil, pues hay resistencias, debes
poner fuerza y valor para entrar en tu propio infierno sin echar
la culpa a nadie, solo entrar y limpiar.
Se puede hacer, pasito a paso, con amor, con mucho amor y
paciencia. El amor es la única llave para lograr crecer,
evolucionar.
Por ello, en este libro he tratado de poner un poco de humor y
te he narrado sutilmente las tristezas para que no aniden en ti.
Este libro tiene el gran cometido de sembrar esperanza,
anclar la alegría, despertarte a la belleza de un atardecer, de
acercarte a la gratitud de estar en este maravilloso planeta en
el que no todo es negro ni gris ni blanco… Siempre hay luz
detrás de cada tormenta.
Espero estar haciéndolo correctamente y que la semilla que
estoy dejando dentro de tu jardín, se convierta en la llave para
Despertar de tu Largo Sueño.

128
CAPÍTULO SEXTO.

Y AHORA SÍ, TU CAJA DE


HERRAMIENTAS

¡Ha llegado el momento que tanto esperabas!


A continuación te voy a detallar cada canalización y ejercicio
que me fue entregado por estos seres de luz y por maestros
humanos, que me sirvieron para crecer y comprender este
camino maravilloso cada vez más y que utilicé y sigo
utilizando, tanto en mí como en mis pacientes y alumnos.
¿Y por qué te la entrego ahora y no antes?
Porque sin conocer todo el contenido que te he revelado
anteriormente, no podrías sacarle todo el potencial a estas
herramientas tan Poderosas que estoy a punto de entregarte.
En otras palabras, antes de pilotar tu Ferrari has tenido que
sacarte el carnet de conducir.

Canalizaciones y Herramientas

Proceso de Unificación

La primera vez que se me explicó por qué deben unificarse o


fusionarse cuerpo y alma o espíritu, fue cuando llegaron a mi
vida las esencias florales correctas que ayudaron a ese
proceso. Mis canalizaciones cambiaron por completo de línea
temporal y al elevar mi vibración, comenzó una gran aventura
en mi vida, tal y como te narré en el quinto capítulo.
Se me explicó que a través de la limpieza de cargas
emocionales negativas o memorias negativas que nos

129
Alba Matwiczyk

mantienen en la dualidad, el cuerpo se convertía en una tierra


más orgánica, limpia y renovada.
Mientras no despertamos a la realidad, no trabajamos nuestro
interior y no vemos todo lo que hay que limpiar para lograr esa
tierra prometida y nuestra alma (o nosotros como almas)
reencarna continuamente repitiendo situaciones y vivencias.
Transitamos una y otra vez los aprendizajes y errores sin
poder ver la salida y la vida nos mantiene dentro del sistema y
pasamos a formar parte del alimento de aquellos que lo
crearon y mantienen. A esto se le llama condicionamiento,
que puede ser de dos maneras, Ancestral o Personal:

Condicionamientos Ancestrales: corresponde a todo lo


que han hecho y vivido nuestros ancestros. Por Ley de
Vibración y sintonía en nuestro interior los heredamos y por
fidelidad inconsciente los revivimos como propios.
Condicionamientos Personales: son aquellas
experiencias vividas por nuestra alma en distintas épocas,
líneas temporales o vidas anteriores. Al no superarlas,
volvemos a revivirlas como una materia de física,
matemáticas o lengua que no hayamos aprobado al 100%
en la escuela de la vida. Por ello, el alma no evolucionada
debe volver continuamente. En alguna oportunidad de
cambio de vibración o salto cuántico, dejará de hacerlo y se
fusionará con el espíritu.

Cuando despertamos a la toma de conciencia, recibimos los


primeros rayos de información lumínica sin entender por
completo qué está pasando, pero el alma lo sabe. Ahí
comienza la integración paulatina para su completación.
El alma transita niveles evolutivos de conciencia comenzando
a unificarse con el espíritu y luego, alma y espíritu unificados,
transitan cada uno de los niveles más superiores en distintas
vibraciones o etapas individualmente.

130
Despertar de un Largo Sueño

Cuando este proceso concluye, surge el propósito de vida y


se activan las cualidades espirituales de sabiduría, apertura,
receptividad.
Todo este proceso, da lugar a la manifestación, ya sea para
crear nueva vida trayendo las partículas lumínicas adecuadas,
para crear un nuevo ser o para traer la manifestación de una
nueva técnica sanadora, Códigos de Luz sanadores,
uniéndose a la maravillosa energía de la Madre Tierra, bello
planeta orgánico que está en constante evolución, lográndose
la unión del cielo y de la Tierra.
Cuando trabajes en tu unificación, surgirán los miedos sobre
si estás haciéndolo bien o no, sobre si estás en el camino
correcto y es normal. Ten en cuenta que ha estado mucho
tiempo repitiendo viejos programas y condicionamientos
negativos que actuaron en tu interior. Por ello, tienes
resistencia a seguir.
Cuando surja ese miedo, deberás decir: “A pesar del miedo o
dudas sobre lo que estoy haciendo, elijo seguir hacia mi
unificación, integración o fusionamiento de mi cuerpo alma y
espíritu”.
Ante todo, debes tener claro que somos seres espirituales en
un cuerpo físico, para un propósito de vida, evolucionar hacia
la dicha y el amor, y por ello debes limpiar de tu cuerpo y
alma, todas las memorias negativas para llegar a la plenitud.

El más Allá

Esta fue otra consulta que realicé a estos seres de Luz que
me guiaban y enseñaban, ¿cómo era el más allá?
Para hablarte de este tema de manera que lo entiendas
perfectamente, primero te quiero explicar cómo está
conformada la Tierra a niveles energéticos, pues tiene mucho
que ver.
Así como el cuerpo donde habita el alma tiene 7 cuerpos
energéticos, la Tierra también los tiene.

131
Alba Matwiczyk

Les pondremos nombres para definirlos de alguna manera,


pero estos nombres para los seres espirituales de luz no
tienen valor, ya que para nosotros solamente son vibraciones,
bandas vibracionales.

Primero: Plano Etérico.


Segundo: Emocional o Astral.
Tercero: Plano Mental.
Cuarto: Plano Espiritual.
Quinto: Plano Átmico.
Sexto: Plano Monádico.
Séptimo: Plano Ádico o Divino.

Esta es la forma en que está compuesta la Tierra.


Este planeta, también es un vehículo que contiene un ser, un
alma llamada Gaya.
El planeta donde resides es un planeta orgánico, lo que
significa que tiene un alma que también evoluciona y tiene un
proceso similar al humano.
Si recuerdas la historia, los antiguos indígenas la llamaban
“Madre Tierra” pues ella es el invernadero donde las semillas
del cosmos llegaron y evolucionaron, tanto plantas como
animales.
Ella brindó las sustancias, vitaminas y minerales necesarios
para el crecimiento de todo y no solo fue la receptora de las
semillas, también lo fue del agua que llegó desde el exterior
para enfriarla, después de eones de tiempo. Todo esto
preparó las capas terrestres necesarias para sostener
semejante Alma.
Trata de imaginar al planeta como un óvulo que se prepara
dentro de las trompas de Falopio. El óvulo pasa por distintas

132
Despertar de un Largo Sueño

etapas antes de ser fecundado y cuando está listo, se suelta y


viaja hasta la matriz.
¿Me vas siguiendo?
Visualiza ahora la Tierra.
Cuando el óvulo se situó en la matriz (Sistema Solar en el
Universo) estuvo listo para esperar la fecundación de los
espermatozoides, qué fueron la lluvia de semillas que bajaron
desde el Universo.
Ahí comenzó el movimiento evolutivo, el sol le brindaba el
calor, el amor, y se fue formando capa sobre capa, desde el
plano Divino hasta el etérico. (Ya conoces las edades
evolutivas de la Tierra, de cómo se fue materializando la vida
sobre la misma, no hace falta que te lo cuente).
Bien, ahora que ya sabes cómo está conformada
energéticamente la Tierra hablaremos de ese famoso “más
allá”, pues tiene mucho que ver.
Cuando un alma deja su cuerpo, fallece, se instala en sus
cuerpos etérico emocional y mental, cuerpos energéticos de
su cuerpo y a la vez, del planeta Tierra. Parece extraño, pero
no lo es.
Esa alma pasa por distintas etapas, primero confusión porque
no comprende qué le pasó, ni por qué.
Cuándo el alma va tomando conciencia de que ya no está en
su cuerpo físico, recorre su casa y ve a sus seres queridos, ha
dejado de sentir dolor y dentro de ella disfruta solo paz y
mucho amor.
Poco a poco, el cuerpo emocional se disuelve, pero sigue en
el mental. En ese preciso instante revive sus creencias, sean
religiosas o no.
Esto sucede hasta que ese cuerpo mental se disuelve y pasa
al estado espiritual, donde comienza a tener conciencia plena
de quién es en realidad y puede observar todas sus
experiencias de esta vida y de vidas anteriores, teniendo

133
Alba Matwiczyk

conciencia plena de lo que ha hecho, ya sea correcto e


incorrecto, y de lo que ha faltado por concluir o aprender.
En ese instante decide si va a seguir subiendo de vibración
porque su evolución lo requiere o vuelve a encarnar porque
su aprendizaje no ha terminado.
¿Cuánto tarda este proceso?
Depende. Cada alma tiene su tiempo, así que no hay un
tiempo estipulado, pues también el alma descansa y entra en
un plano donde se restablece antes de decidir qué hacer.
A veces, ese plano mental no se disuelve pues esa alma,
cuando fue humana, fue muy mental, manipuladora o
materialista y la mente creada en ese tiempo no quiere dejar
de trabajar, no quiere soltar esa alma y desea estar aquí,
entonces quedan atrapados en un plano astral el tiempo
necesario hasta que toman conciencia y vuelven a encarnar,
pero sin demasiada evolución, para revivir nuevamente las
etapas que no han logrado comprender ni solucionar.

Ahora te lo cuento al revés

En esta oportunidad, mi pregunta fue: “Maestros, comprendí


cómo es el proceso cuando el alma deja el cuerpo, pero ¿de
dónde nace? Quizás sea una pregunta un poco tonta, pero
siento que algo se me escapa en todo este viaje.”
A lo que me respondieron con mucha tranquilidad: “La
Energía Universal (Padre) está siempre creando planetas,
estrellas, sistemas, etc. y expandiéndose. Vosotros sois uno
de los frutos de esa Energía Universal, que llamaremos
Fuente o Dios, sois polvo de estrellas o almas estelares.”
A través del proceso creativo de la Fuente o Dios, se despega
de la misma un Ser espiritual, Supra Alma o Logos, como
desees llamarlo.
Este ser Espiritual contiene todos los elementos de la Fuente
y después de completar su desarrollo y experiencia en su

134
Despertar de un Largo Sueño

plano, surge en su interior la necesidad de seguir


experimentando, por lo que crea y expulsa hacia planos
inferiores a un Ser Superior.
Este Ser Superior es como un disco duro donde están
grabadas todas las experiencias y sabidurías del Ser
Espiritual y la Fuente, pero también se grabaran en él las
futuras experiencias y sabidurías. ¿Me sigues?
Luego de un tiempo adecuado, este Ser superior experimenta
el llamado a seguir aprendiendo y como él por sí solo no
puede seguir bajando de plano por su alta vibración, genera
dentro de sí y suelta lo que llamamos “el espíritu”.
Este último queda instalado en un quinto plano o vibración,
todavía muy elevado como para acceder al plano Tierra y
crear un cuerpo humano. Por ello suelta desde su interior un
Alma totalmente equipada para soportar las energías de
dualidad de este planeta y así ponerse en contacto con la
energía de la madre Tierra, acceder a la creación de un
cuerpo humano y experimentar nuevas posibilidades o
aprendizajes.
Esta alma pasa por distintos procesos antes de tomar cuerpo,
pues ya sabes que para que un cuerpo se cree deben pasar
nueve lunas, aunque te cuento algo que pocos conocen…
Son más de nueve lunas.
¡Sí, son once y cada luna es parte de un proceso de
planificación!
Te lo explico mejor para que me comprendas.

Primera Luna:
El alma comienza a estudiar los distintos lugares o escuelas
donde seguir aprendiendo. Es parecido a cuando terminas la
escuela secundaria, quieres seguir una carrera y tienes que
mirar bien a qué universidad irás, qué tipo de temas te
ofrecen, cuánto tiempo dura, dinero, etc.

135
Alba Matwiczyk

Esa es la primera luna, cuando miras las universidades y


según el aprendizaje que traes y hacia dónde quieres seguir
para perfeccionarte, eliges una que es en este caso, tu futura
madre y su familia, qué puede darte, en qué podrá ayudarte,
qué beneficios te dará ser su hijo o que límites o trabas te
ofrecerá serlo.
En este instante, tu futura madre está ovulando.

Segunda Luna: Comienzas en ese estado álmico a perder


conciencia del lugar de las almas. En la Tierra, papá y mamá
ya te han concebido y todavía no se enteran de tu presencia,
pero ya se forma una matriz energética entre tu madre y tú.

A partir de la tercera luna: La noticia llega, ¡tú estás allí! Es


el momento en que se crea una relación energética con el
óvulo fecundado y luna tras luna se van creando tus distintos
cuerpos energéticos.
El primero en formarse es el Cuerpo Divino: es el más
importante, pues sostendrá a los demás cuerpos energéticos,
incluido el físico. Su forma se asemeja a una red de luz
dorada de forma ovoide. Asociado al Chakra Corona, contiene
la información sobre lo que hemos venido a hacer en esta
vida.
El segundo es el Cuerpo Celestial: tiene colores brillantes,
predominando los tonos lilas, dorado y azul. Asociado al
Chakra del tercer ojo, en él se desarrolla el amor incondicional
a través de nuestros más elevados pensamientos y con él nos
conectamos a nuestro ser Espiritual en las meditaciones.
El tercero es el Cuerpo Cetérico: de color azul cobalto. Está
compuesto, de sonidos creadores que se hacen materia a
través del habla y nos impulsa al desarrollo personal y se
asocia al Chakra de la garganta.
El cuarto Cuerpo es el Astral: compuesto por nueves de
colores. Aquí se incluye la información del árbol familiar, de
tus ancestros. También es el que contiene el cuerpo de los

136
Despertar de un Largo Sueño

deseos, del amor y de los sentimientos y está asociado con el


Chakra del corazón.
El quinto Cuerpo es el Mental: es de color amarillo y está
relacionado con los procesos mentales y pensamientos.
Asociado con el Chakra del Plexo solar.
El sexto Cuerpo es el Emocional: está formado por nubes
coloreadas de una sustancia fina y en movimiento
permanente. Sus colores pueden variar según nuestras
emociones. Aquí está el cuerpo del dolor y se asocia al
Chakra Sacro o sexual.
El séptimo es el Cuerpo Etérico: tiene la misma forma que el
cuerpo humano e incluye los órganos. Su color es de un azul
grisáceo y es el que realiza las funciones automáticas del
cuerpo. Se asocia con el Chakra base o raíz.
Y por último, se termina de formar el cuerpo físico y llega la
hora de nacer.
Cuando tu cabeza sale por el conducto uterino de tu madre y
toma la primera inspiración, se instala y ancla tu alma y ya no
saldrá del cuerpo hasta que llegue tu momento de partir.
Y mientras se iba armando tu cuerpo, ¿dónde estaba el alma?
Girando en torno a tu madre y solo entraba de tanto en tanto
a su cuerpo.
Créeme. Cuando recibí esta información, quedé muy
impactada por lo precisa y detallada que había sido.

Cómo tomar energía solar

Hubo un tiempo a mis treinta y pocos años, en el que estuve


bastante depresiva, sin encontrar mi camino. ¿Recuerdas que
te lo conté?
En ese tiempo conocí a una mujer Licenciada en
bioenergética, que me enseñó a tomar energía del sol y con

137
Alba Matwiczyk

mucho gusto te describo este ejercicio que a día de hoy, sigo


practicando:

Debes realizarlo por la mañana, desde las 8:00 am a las


11:00 am, luego no sirve para este cometido.
Te pones de frente al sol, descalzo o con unos calcetines
livianos.
Abres un poco tus piernas para sostenerte correctamente,
levantas tus brazos y pones las palmas de las manos de
cara al sol.
Cierras los ojos y realizas de 7 a 11 respiraciones
profundas (pránicas).

Sentirás como si el sol se metiera profundamente en tu


interior, no te asustes, deja que la energía penetre y te
revitalice.
Si lo deseas, puedes ir pidiendo o dirigiendo esa energía a
cada parte de tu cuerpo con tu mente o diciéndole
mentalmente a tus células que se abran para recibir esta
energía sanadora.
Practícalo, experiméntalo y verás cómo luego no dejarás de
hacerlo.

Respiración Pránica

Toma aire por la nariz, llena tus pulmones y retén unos


instantes el aire (puedes contar mentalmente hasta 3), luego
exhala lentamente por la boca hasta vaciar los pulmones.
Retén nuevamente sin inspirar contando hasta 3 y vuelve a
inspirar lentamente por la nariz.
Repite este ciclo hasta la cantidad de veces que te he
indicado en la técnica anterior.

138
Despertar de un Largo Sueño

Sí, ya sé que este ejercicio te lo expliqué en el apartado de


“Mis Tesoros”, pero para que te vayas acostumbrando y no te
olvides, te lo he vuelto a explicar aquí.
Puedes hacerlo cada mañana en un período de 7 días,
descansas 7 días y vuelve a realizarlo.
Es muy bueno cuando estés cansado/a, estresado/a, bajo/a
de energía, triste, depresivo/a o con cualquier otra dolencia o
enfermedad. El sol es una energía muy sanadora.
También puedes agregar a este ejercicio una música, te
recomiendo las melodías Solfeggio, música clásica, cantos
gregorianos o música de Reiki, la que te apetezca.

Ancestros

Tus ancestros son una parte muy importante de tu sistema


porque dentro de tus células, precisamente en el ADN
nucleico y en el ADN mitocondrial, se encuentran ellos, tus
ancestros, tu árbol familiar materno y paterno y todo lo que
ellos fueron, vivieron y sufrieron, te afecta.
¿De qué manera?
Todo lo que ellos sintieron, se ha grabado en ese entramado
que recubre el núcleo de tus células y esas cargas
emocionales llegan hasta ti haciendo que vivas vidas que no
son la tuya, repitiendo patrones, decisiones y gustos, llegando
incluso a hasta ser iguales a ellos físicamente.
¿Cómo puedes darte cuenta?
Obsérvate, observa las áreas de tu vida: Carrera profesional,
Familia, Negocio, Negociaciones, Hogar, Pareja, Ocio, Hijos,
Prosperidad, Propósito de Vida, Salud, Amistades,
Comunicación, Creencias, Conocimiento, etc.
Mira cuáles tienen bloqueos y cuáles no, puesto que no solo
heredamos emociones negativas sino también las positivas y

139
Alba Matwiczyk

por supuesto enfermedades, que en su trasfondo albergan


alguna emoción negativa.
Estas emociones pueden ser conscientes, estar en el
inconsciente o en la memoria celular.
Por ejemplo, si alguno de ellos fue un insensato, un
inadaptado, sintió que no fue merecedor, estuvo furioso, fue
maltratado, estaba atormentado, ignorado, aterrorizado, fue
engañado o dominado, si estuvo melancólico o fue
destructivo, cada una de estas emociones (que son solo un
ejemplo porque podría seguir y seguir enumerando más), al
ser reiterativas, han quedado grabadas en tu ADN y por ello,
puedes heredarlas y repetirlas.
Se repiten, pues son como bolitas negras (solo es una
analogía pues no hay bolita alguna dentro de ti) que emiten
una vibración y esa vibración atrae circunstancias a tu vida
para que las sufras y para que esas bolitas o emociones
negativas se alimenten.
El lugar donde se encuentran estas emociones negativas se
llama “Cuerpo del Dolor”.
Por ello, los grandes seres que pisaron esta Tierra, seres
sabios que venían a dejar un mensaje, dijeron: “Todo está en
tu interior. Cambia tu interior y cambiará tu vida.”
Al decir esta frase hablaban de esto que acabo de explicarte.
Si vas limpiando esas cargas, tu vida comenzará a cambiar y
sacarás los bloqueos que no te permiten vivir plenamente y
para ello, puedes realizar una Constelación Familiar,
Biodecodificación o Kinesiología Emocional o el Método de
Unidad Esencial.
Estas últimas son las que utilizo porque son las que me llegan
más y tras realizar un estudio profundo a través de estas
herramientas, si es necesario, recurro a la Constelación
Familiar para darle un cierre a todo problema que haya
encontrado.
Puedo decirte con certeza que, a través de estas prácticas,
sané en mí una diabetes heredada de mi abuela materna, un

140
Despertar de un Largo Sueño

colesterol elevado y ácido úrico que venía de mi abuelo


paterno.
Trabajé emociones de mi niñez, de mi adolescencia, de mi
momento dentro de la pancita de mi madre, etc. Y sigo
trabajándome, pues el trabajo de limpieza nunca termina. Al
principio es muy arduo, pero luego se vuelve más simple.
¿Para qué te sirve?
Para evolucionar, para tener una toma de conciencia más
amplia y ver la vida desde otro punto, para vivir experiencias
nuevas y para dejar de repetir patrones y liberarte.

Condicionamientos personales o memoria del


Alma

Te acabo de explicar que los ancestros se encuentran en el


núcleo celular y en la mitocondria ¿recuerdas? Pero no solo
están ellos en el núcleo, también están nuestros propios
condicionamientos o cargas que traemos de otras épocas. A
esto se le llama “Memoria del Alma.”
En esta memoria está todo lo vivido y todo lo aprendido, no
solo en esta vida, también en otras.
No hay necesidad de ver dónde estuvimos, ni qué papel
hemos desarrollado en distintas oportunidades, pues eso ya
pasó y saberlo solo retrasa el camino. El alma solo busca
liberarse de lo negativo e integrar lo positivo para así poder
seguir, puesto que tiene niveles evolutivos que transita y vive,
a medida que va quitando esas cargas.
Por eso es importante que limpies tus bloqueos y para ello,
debes conectar con el Cuerpo del Dolor, pues allí es donde se
encuentran estas emociones, energías y programas que no te
permiten cambiar de vibración para liberarte de viejos papeles
o personalidades.
Según Eckhart Tolle:

141
Alba Matwiczyk

“El cuerpo del dolor es una forma semiautónoma de energía,


hecha de emociones, que vive en el interior de los seres
humanos. Tiene su propia inteligencia primitiva, muy parecida
a la de un animal astuto, y el principal objetivo de esa
inteligencia es la supervivencia.
Al igual que todas las formas de vida, necesita alimentarse
periódicamente (absorber nueva energía) y su alimento es la
energía compatible con la suya propia, es decir, la energía
que vibra en una frecuencia semejante.”

¿Recuerdas la explicación que te di de la bolita negra? Pues


es lo mismo.
¿Te va encajando el rompecabezas? Me alegro mucho.

Importancia del Agua

Poca importancia le damos a tomar agua en cantidad, sin


darnos cuenta que la mayoría o todo tipo de enfermedad,
tiene que ver con que no tomamos la suficiente.
El agua es un excelente lubricante, sobre todo en la digestión,
que lubrica nuestras articulaciones para que nos movamos sin
rigidez y también es un lubricante de nuestros ojos.
Además, es un regulador de temperatura corporal. Elimina las
toxinas del cuerpo a través de los intestinos y vejiga,
transporta nuestros nutrientes a las células y las oxigena.
Debes tomar tanta conciencia del agua, como lo haces de la
respiración, pues esta última interviene en los procesos de
oxidación y reducción.
Cada célula de tu cuerpo depende de la sangre para su
previsión de oxígeno y es la cantidad de oxígeno en la sangre
la que determina la vitalidad y salud de tus células. Es decir, si
tu respiración es defectuosa, no se oxigena bien la sangre.

142
Despertar de un Largo Sueño

La respiración Pránica que te he enseñado, es una forma de


tomar energía pura para tu cuerpo porque si respiras bien, te
relajas y a través de ella sueltas toda carga y toda tensión.
El agua también es importante a la hora de buscar tus
memorias internas puesto que es el vehículo por donde
viajarán las esencias florales o remedios naturales que
ocasionalmente debas tomar.
En definitiva, y para no olvidar, el sol, el agua y la buena
respiración son importantes para toda la vida. De más está
decir que también lo son la gimnasia y la meditación.
No voy a darte ejercicios de gimnasia, pues no soy profesora
de ello, yo puedo hablarte de la parte energética, emocional y
física, pero esa parte física es a nivel cuerpo.

Aura

¿Te gustaría ver la parte energética de tu cuerpo o de las


plantas o animales?
Pues te voy a dar un ejercicio sencillo para que tu tercer ojo
se active y puedas ver esa parte energética.
Hay muchas personas que nacen con esa facultad de ver,
pero también se puede aprender, eso sí, hay que practicar,
mágico no es.
¿Te apetece conocerlo?
Allá va:

Toma una vela y colócala a 50 cm de ti, siéntate y enciende


la vela. (Trata de estar sin luces externas, solo la vela).
Fija la vista en la llama y quédate en silencio mirándola.
(Puede que tus ojos lagrimeen o te piquen, no te
preocupes, parpadea unas cuantas veces y sigue).

143
Alba Matwiczyk

Al principio hazlo solo unos pocos minutos, así todos los


días hasta que logres estar mirándola unos 15 o 20
minutos. Comenzarás a ver un halo alrededor de la llama,
al principio sin color hasta que, de pronto, verás un arcoíris.
Ya estás preparado para ver el aura.

Para comprobarlo, en el atardecer o con una luz tenue, coloca


tus manos delante de tus ojos, a una distancia de 20 a 25 cm,
y mira tus dedos, tratando de desenfocar la mirada, (esto
significa mirar y ver el entorno). Comenzarás a ver una réplica
de tus manos, pero invisible, energética, ese es tu primer
cuerpo el etérico.
También en un atardecer, mira la copa de algún árbol o planta
que tengas en tu casa o cerca de ella y fija la vista en su copa
o sus hojas desenfocando la mirada y verás la energía que
emana de ellos, así te irás acostumbrando a ver la energía en
cada cosa.
Este ejercicio es para que experimentes y veas que lo que te
contado a lo largo de este libro es real, somos energía.

Códigos para atraer la abundancia

Estos Códigos me fueron dados por canalización, pero no los


hagas hasta que no limpies los bloqueos en tu área de
abundancia material porque si no, no se activarán.
Una vez que te hayas quitado las cargas emocionales
negativas, deberás leer estos códigos diariamente, como el
Padre Nuestro, para que se activen correctamente, durante
dos meses como mínimo.
Ten en cuenta que si tu abundancia está obstruida es por
viejos programas colocados hace mucho tiempo y que se
actualizan constantemente debido a tus programas de
miedos, ideas de escasez y sentimientos de no merecimiento.

144
Despertar de un Largo Sueño

Al limpiarlos o cambiarles la vibración a través de la repetición


de los nuevos programas, lograrás que los viejos programas
no se activen nuevamente.

Código Primero

“Me perdono y pido perdón, a todo ser vivo al que haya


lastimado con mí actuar o mi pensar, en esta y en todas mis
vidas anteriores.
Libero todas las percepciones que no estén alineadas con mi
bien mayor.
Inspiro, suelto y creo dentro de mí un espacio para lo nuevo.
Agradezco a mi Ser Divino, a mi Espíritu, a mi Alma y a mi
Cuerpo, por lo que soy, por quién soy, por la Abundancia
Espiritual y Económica, por mi Salud, y por todas las personas
cercanas y lejanas con las que la vida me ha conectado.
Agradezco la vida que se me ha dado.
Me abro a recibir AHORA todo lo bueno para mí: Amor,
Fuerza Interior, Voluntad, Humildad, Liberación, Paz, Dicha…
Permito que esto suceda, lo acepto y lo recibo.
Gracias, ¡que así es!”

Código Segundo

“Me enfoco en la dicha de estar viva/o, de actuar y pensar en


positivo, sin juicios hacia otros, sin juicios hacia mi persona,
respetando para ser respetado/a y así, genero Abundancia en
mi Vida, Abundancia de Amigos, Abundancia Económica,
Abundancia de Salud y Abundancia de Oportunidades para mi
Evolución.
Permito que esto suceda, lo acepto y lo recibo.
Gracias, ¡que así es!”

145
CAPÍTULO SÉPTIMO.

PASA AL SIGUIENTE NIVEL

Cómo hallar tus memorias

Toma un péndulo o un Biotensor, con lo que estés


acostumbrado/a a trabajar. (Si no has utilizado ninguno de
estos instrumentos, te recomiendo que comiences con un
péndulo).
Si eliges uno de cuarzo, observa el que más te llame la
atención, puesto que el péndulo te elegirá a ti.
Si eliges uno de madera o de metal, escoge el que tú desees.

Cómo Programar tu Péndulo

Sí es un péndulo de cuarzo, primero, debes sumergirlo en


agua con sal, dejándolo 24 horas y luego secarlo con un
paño. Así ya estará listo para programarlo.
No hace falta que lo pongas al sol ni a la luna, simplemente
tómalo con tu mano dominante y colócalo sobre la palma de
tu mano libre y en un tono de voz natural preguntas: “¿Cuál
es mi sí?”
Espera el movimiento, puede ser circular hacia la derecha o
hacia la izquierda, puede ser vertical hacia arriba o hacia
abajo u horizontal de derecha a izquierda, toma nota o
recuerda qué te respondió.
Luego, vuelve a preguntar: “¿Cuál es mi no?” y también anota
el movimiento. Puede que sea nuevamente circular, en una
dirección distinta al sí o puede ser vertical u horizontal.

147
Alba Matwiczyk

Estas preguntas del sí y del no, programarán tu péndulo.

Comienza la Práctica

El péndulo, en su movimiento, lee, percibe tu energía y


determina cuál es la respuesta, positiva o negativa.
¡Pero OJO!
Para que el Testaje te salga correcto, cuando pongas el
péndulo sobre la palma de tu mano y preguntes, debes tratar
de no poner mente.
¿Qué significa “no poner mente”?
Que no estés pensando la respuesta, ni esperando que la
respuesta sea la que tú deseas, tienes que desapegarte para
poder ser lo más imparcial posible.
Si no lo logras, gira la mirada hacia otro lado, no mires el
péndulo mientras preguntas. Luego, obviamente, lo puedes
mirar para saber cuál es el movimiento.
Debes ser precisa/so con las preguntas y no debes hacer
preguntas ni demasiado extensas ni complicadas.
Comienza a practicar con preguntas del tipo: “¿Mi nombre es
tal? ¿Mi madre se llama tal?” y a ver qué te contesta.
Hacer estas preguntas tan simples con respuestas tan
concretas te vendrán bien para ir soltándote y que el péndulo
se acostumbre a tu energía.

Comienza a buscar tus Memorias

Una vez que hayas practicado y quieras comenzar a buscar


tus memorias, te recomiendo que sigas los siguientes pasos:

148
Despertar de un Largo Sueño

Primer Paso: toma abundante agua.


¿Por Qué?
Porque para que el Testaje salga bien, debes estar
hidratada/o, ya te lo expliqué aunque por ser tú, te lo repito
nuevamente.
El agua es el vehículo que recorre las carreteras internas
de tu cuerpo y se encarga de ponerlo en funcionamiento.
Esas carreteras son tu sistema nervioso, tu sistema
sanguíneo, el sistema linfático, los meridianos…

Segundo Paso: coloca tu dedo pulgar de cualquiera de


tus manos, sobre la parte superior de una de tus
orejas.
Recorre la distancia entre una oreja y otra tocando tu
cabeza, esto hará que tus hemisferios, se equilibren y se
conecten, repítelo tres o cuatro veces con eso será
suficiente.

Tercer Paso: pasa nuevamente tu dedo pulgar, desde el


coronario a la base de la nuca.
Varias veces también, esto equilibrará tu hemisferio
psíquico.

Por último: mira unos 3 minutos la siguiente imagen

_ _ __

_ _ __

149
Alba Matwiczyk

Es un registro que tu cerebro reconoce y que limpiará toda


obstrucción, creada por aparatos electrónicos que tengas
cerca, ya sean portátiles, ordenadores, móviles o
electrodomésticos.

¡Ya puedes comenzar!


Pon el péndulo sobre tu mano disponible, sosteniéndolo con
tu mano dominante y di las siguientes preguntas:

¿Carga emocional negativa?


Tu péndulo dirá sí o no (recuerda cuales eran los movimientos
que grabaste en el mismo).
Si te responde positivamente pregunta: “¿Es física?” y anota
la respuesta.
Si responde negativamente sigue con la siguiente pregunta,
¿es energética? anotar respuesta.
¿Es emocional? Anota la respuesta.
Si te ha respondido que es física, recorre tu cuerpo
preguntando: “¿Algún órgano? ¿Sistema nervioso?
¿Meridianos?”, etc.
Por cada pregunta hecha, detén el péndulo antes de seguir
con la siguiente, debes darle tiempo porque si no, se
perturbará y no te responderá correctamente.
Si es emocional, deberás buscar tus emociones: miedo,
depresión, terror, enojo, desprecio, desamparado,
desatendido, falto de amor, no merecimiento, infravalorado,
etc.
Anímate a buscar en tu interior lo que tú reconoces como
carga emocional negativa. Observa qué sientes, qué
emociones surgen de tu interior y anímate a crear una
pequeña tabla con esos bloqueos.
Si es energético, pregunta si son tus Chakras, meridianos,
tantiens, cuerpos áuricos o energéticos.

150
Despertar de un Largo Sueño

Una vez que lo hayas encontrado, la siguiente pregunta es…

¿Esta carga emocional negativa es mía?


Si te dice que sí, busca la raíz en tu adolescencia, niñez,
nacimiento, los nueve meses de gestación, cuando mamá se
enteró de que iba a ser madre…
Si responde que no es tuya, ve directamente a tu memoria
ancestral preguntado: “¿Es por parte de madre? ¿Las mujeres
por parte de madre? ¿Los hombres por parte de madre? ¿Es
por parte de padre? ¿Los hombres por parte de padre? ¿Las
mujeres por parte de madre?”
Una vez encontrada la carga negativa, deberás ingresar y
anclar en tu interior una carga emocional positiva para
modificar la anterior. En una palabra, colocaras un antivirus
dentro de tu disco duro y un limpiador y actualizarás el
sistema colocando un nuevo programa útil.
¿Cómo lo harás?
Pues ahora, testarás en qué punto energético deberás
hacerlo.
Yo normalmente utilizo dos, son puntos conocidos por los
acupunturistas y son el Vaso Gobernador y el Vaso
Concepción.

Vaso Gobernador: es el punto de un meridiano que


recorre el cuerpo y activa la energía en el mismo, se sitúa
entre la nariz y el labio superior de la boca, en el hueco que
se forma allí.
Vaso Concepción: es el punto de otro meridiano que
también recorre el cuerpo y que, unido al vaso gobernador,
pone en marcha un circuito energético llamado, Órbita
Microcósmica. El punto se encuentra entre el mentón y el
labio inferior de la boca.

151
Alba Matwiczyk

Dando pequeños golpecitos en esos puntos, y repitiendo la


palabra positiva en voz alta, lograrás introducir dicha carga en
tu interior, en el lugar donde tú indiques.
Por ejemplo, si has encontrado que debes anclar o introducir
la palabra positiva MERECEDOR en la memoria del alma,
harás lo siguiente:

Tomarás asiento.
Abrirás las piernas una distancia más o menos del ancho
de tus caderas, (esto hace entender al cuerpo que
grabarás algo en su interior).
Y una vez en posición dirás: “Desde mi memoria del alma
anclo MERECEDOR” y repites durante unos minutos esa
palabra, golpeando suavemente en el punto energético.
Cuando hayas terminado, dejas de golpear el punto y
cierras las piernas.

No lograrás el cambio, a no ser que lo hagas varias veces al


día, durante un cierto tiempo. El tiempo que debas realizarlo,
también puedes testarlo con el péndulo, un día, dos, una
semana, etc.
En este apartado no te puedo brindar todo lo que conlleva
sacar o solucionar estas cargas, pero sí te ofrezco una forma
simple y sencilla para que comiences a practicar.
Peeero, si deseas profundizar en el tema, te puedo ayudar y
lo voy a hacer, a través del regalo que te haré un poco más
adelante.
¡Sí, estás leyendo bien!
¿O creías que no te daría un regalo?
Pero todavía no hemos terminado, así que no puedo decirte
cuál es el regalo. Frena tu curiosidad y te invito a continuar,
más adelante te explicaré en qué consiste y sé que te gustará
mucho.

152
Despertar de un Largo Sueño

Mis terapias actuales

Ante tanta información, seguro que te estarás preguntando


qué tipo de terapia realizo en mi consulta.
¿Te cuento un secreto?
No hay una terapia definida. Todo depende de la persona.
Cuando la persona está frente a mí, percibo, según lo que me
comenta, el tipo de terapia que necesita. (Puede que solo sea
Kinesiología Holística, donde aplico las esencias florales o
remedios naturales).
También dictamino si necesita una sesión de energía. (Mi
terapia puede durar entre una hora a hora y media, según la
necesidad del paciente, solo puedo decirte que hasta no
agotar todas las formas para lograr que el paciente se sienta
tranquilo, no lo suelto).
De mi consulta sale con una toma de conciencia, sabiendo de
dónde le viene el problema, cómo solucionarlo y las
herramientas que deberá utilizar para tal fin, ya sea anclaje o
como te he dicho, esencias florales o remedios naturales.
Y por supuesto, reservamos fecha para una nueva consulta,
pues con una sola no es suficiente, y tiene a su favor que
puede conectarse conmigo por vía telefónica o por mail, si me
necesita antes de la nueva consulta.

El jardinero

Llegado este momento del libro, pienso que ya tienes el


conocimiento necesario para comprender lo que quiero
explicarte, el transitar de un alma hacia su despertar.
Como no tengo palabras científicas para ello y quiero ser lo
más explícita posible para que te sea más sencillo recibir e
interiorizar esta información valiosísima, utilizaré esta historia.
¡Disfrútala!

153
Alba Matwiczyk

¡Es tu historia, la mía y la de todos los que estamos en este


maravilloso camino!
Allá vamos…

La Tierra aparece blanca, cubierta de un grueso manto de


nieve, no hay ni una brizna de hierba ni un árbol ni flores, que
permitan al viajero sentir que la naturaleza existe. Todo el
horizonte está desierto y cubierto por la nieve.
Imaginemos lo que siente este viajero en la inmensidad de
ese paisaje. ¡Tan solo un alma valiente puede enfrentar tanta
soledad y desolación!
Ahora, escuchemos lo que piensa:
“Dame fuerzas Dios mío, pues llevo muchos días en este
sendero, buscando lo que mi alma me ha indicado.
¿Habré escuchado bien?
¿Habrá sido mi alma la que me empujo a esto?
¿O es un juego de mi mente para que me pierda en el
camino?
Mi determinación es encontrar lo que busco, si no lo hago,
aquí me quedaré, en mi largo caminar.
¡He visto en un instante la luz y cuando eso ocurre, ya no se
puede vivir sin ella!”
Esto es lo que pensaba el viajero, pero su paso se hacía débil
y difícil.
Al pasar las horas, una tormenta no esperada lo envolvió en
una niebla y por momentos, surgía un viento potente que
parecía querer detenerlo para que no llegara a su meta.
Cansado de caminar, se detuvo unos instantes y percibió que
el aire cambiaba y que la niebla comenzaba a retirarse. A lo
lejos, divisó un contorno borroso y se dirigió hacia él aquella
silueta borrosa que surgía ante él.

154
Despertar de un Largo Sueño

Olvidando el cansancio y las dudas, avanzó descubriendo una


alta muralla que se perdía hacia ambos lados y un portal de
gruesas maderas que se elevaba frente a él.
El viajero se acercó cauteloso, dudando, pero a pesar de ello
tomó la decisión y golpeó el portal mientras pensaba: “¿Vivirá
alguien aquí? ¿Me abrirán?”
Intentó golpear nuevamente, cuando oyó un leve crujido y a
través del portal se abrió un pequeño mirador por el que le
observaban atentamente unos ojos.
Sin cruzar palabra, se volvió a cerrar y la gran puerta se
entreabrió, pesada y lenta, parecía que hacía mucho tiempo
que nadie la cruzaba.
En el interior, el sol brillaba tan intensamente que le costaba
ver.
Poco a poco sus ojos se acostumbraron a tanta luz y
descubrió bellos jardines en los que se podían oler las
magníficas flores, escuchar el canto de los pájaros y el sonido
claro de un arroyo de agua cristalina que corría a lo lejos.
Todos los jardines estaban rodeados de caminos a lo largo de
los cuales había, estratégicamente colocados, bancos que
servían para el reposo de los habitantes de ese lugar.
Observó también casas blancas, con galerías y pudo
distinguir que a través de ellas iban y venían habitantes
dedicados a sus tareas.
Tanta belleza hizo que el viajero se recuperara rápidamente y
buscó alrededor a quien le abriese el portal, pero no lo halló,
no había nadie a quien preguntar, así que se animó a entrar.
Cautelosamente, caminó unos pocos metros y en el recodo
del camino descubrió a un anciano trabajando la tierra de uno
de los jardines. Se acercó a él y tratando que este hombre se
percatara de su presencia, carraspeó, pero el anciano no se
dio la vuelta.
Entonces, se animó a hablar:

155
Alba Matwiczyk

—Buen hombre ¿puedo interrumpirlo un momento? —el


anciano se dio la vuelta lentamente, apoyando su herramienta
sobre uno de los árboles cercanos.
—Disculpa hermano, no te había oído llegar —respondió
dulcemente—. Ocurre que cuando cuido mi jardín, me
concentro tanto en el trabajo, que olvido todo lo que me
rodea, discúlpame, te lo ruego.
—No, por favor, soy yo quien le pide disculpas —dijo el
viajero—. Es que soy nuevo aquí y estoy desorientado.
—Sí, ya veo que eres nuevo aquí.
—Acabo de llegar, o al menos es lo que creo, porque
comienzo a dudar de lo que veo y respiro.
—¡Tienes razón! Mira esos muros, ellos separan dos mundos.
Aquí dentro la realidad es distinta a lo que comúnmente
conocemos de ella, aquí es una realidad, allí solo es
apariencia. Pero dime, ¿qué buscas por estos lejanos sitios?
—Busco sabiduría, busco a Dios. Busco la Perfección.
—¡Pues sí que te has propuesto algo difícil!
—¿Usted podría ayudarme? Soy un extranjero en estas
tierras.
—Aquí nadie es extranjero, todos somos hermanos, todos
somos uno en nuestra aparente individualidad, todos sufrimos
y nos alegramos con todos.
—Sus palabras, me traen grandes consuelos porque mi
corazón está herido de tantas luchas y sinsabores que he
dejado detrás que esos muros.
—Debes tener presente que todo ese dolor que tú dices es
indispensable, es parte de la enseñanza de la vida. Sin esas
experiencias, no hubieses tenido la fuerza para llegar hasta
aquí, ni el guardián del portal te hubiese permitido entrar —le
dijo el anciano—. No te atormentes hermano, yo también he
luchado y me he caído mil veces.
—¡No lo puedo creer! ¡No se le ven heridas!

156
Despertar de un Largo Sueño

—Lo que ocurre es que cuando se trabaja duro y en el sentido


correcto, las heridas desaparecen, te puedo asegurar que he
sufrido mucho. Existen dos caminos por los cuales
transitamos las enseñanzas de la vida, uno de ellos es el
dolor, que purifica, pero es muy lento, es el camino que
transita la mayoría de los seres humanos. El otro camino es
más difícil de explicar, cuesta más comprender, es el camino
de la conciencia despierta.
—¿La conciencia despierta? ¿Y cómo es eso?
—Es difícil ponerlo en palabras, pero te puedo asegurar que
el que encuentra ese camino, despierta su conciencia y ya no
necesita sufrir más, el dolor deja de ser su maestro y en su
lugar comienza el aprendizaje de la comprensión, la humildad,
la gratitud, el respeto, el amor, la esperanza y la paz.
Admirado por todo lo que escuchaba, el viajero deseó
ansiosamente aprender todo lo que este anciano le explicaba
y pensó en cuánta sabiduría podría obtener de los maestros
que allí enseñaban, si un simple jardinero sabía tanto.
Suspirando profundamente, el anciano le dijo:
—Querido hermano ¿te gusta la jardinería? Porque yo
solamente puedo enseñarte a trabajar la tierra para cultivar un
jardín, a trabajar con los elementos de la naturaleza,
¿comprendes?
—La verdad es que debo serle sincero, venerable anciano, yo
he afrontado verdaderos peligros para llegar hasta aquí, para
adquirir elevados conocimientos. Perdóneme, pero esa es la
misión que me impuse y no quiero ser grosero, pero
comprendo que cada uno tiene una misión especial en esta
vida y la mía es esa.
—Así es, así es —respondió el anciano.
—He visto en este monasterio —continuó diciendo el viajero—
muchas personas meditando, concentradas en encontrar
resultados sobre distintos problemas y eso es lo que busco,
deseo adquirir la sabiduría que esas personas han adquirido.
¡La sabiduría al más alto nivel!

157
Alba Matwiczyk

—Tienes razón —respondió el anciano mirándolo


dulcemente—, por ahora ese es tu camino, tal vez más
adelante te interese trabajar el jardín.
—Me informaron de que aquí estaban guardadas las más
altas sabidurías —continuó el viajero sin tomar en cuenta
nada de lo que el anciano le decía—, los más grandiosos
secretos y eso es lo que he venido a buscar, ese es el camino
que entiendo que debo hacer para llegar a Dios.
—Tienes razón nuevamente. ¡Ese es tu camino! Mira, ¿ves
esas casas blancas en la colina? Bien, ve allí, tal vez entre
sus paredes encuentres aquello que has venido a buscar. Hay
muchos maestros dedicados a esos estudios, ellos te pueden
enseñar y tal vez así, puedas llegar a encontrar esa sabiduría
que buscas.
—¡Gracias hermano!
—Recuerda, aquí estaré para lo que necesites, yo solo soy el
jardinero y si algún día deseas aprender esta labor, con gusto
te la enseñaré.
—Le prometo que si algún día tengo tiempo vendré para que
me enseñe a cuidar el jardín y adornarlo con lindas flores.
—Eso espero, trata de hacerte un lugar, da mucha
satisfacción trabajar la tierra, plantar semillas, ver las plantas
crecer y ver cómo sus capullos se convierten en flores y en
árboles.
El forastero se despidió amablemente del anciano y siguió su
camino colina arriba, hacia las casas blancas.
Era un monasterio donde lo recibieron con gran alegría y allí
se instaló.
Muchos meses pasó el viajero estudiando y profundizando en
cada una de las ciencias que los distintos maestros le
presentaban.
Aprendió a dominar cada una de ellas y descubrió el
significado oculto de las mismas y participó en innumerables
foros, conferencias y reuniones, alcanzando gran sabiduría.

158
Despertar de un Largo Sueño

Una vez concluidos todos los aprendizajes, el viajero pidió


presentarse al último examen. Uno de sus maestros, se
presentó presuroso ante su llamada.
—Maestro, siento que ha llegado el momento tan ansiado de
ese examen final. Creo estar preparado.
—Bien, pero antes te haré una pregunta importante que
necesito que me respondas con absoluta sinceridad.
—Pregunta lo que quieras, responderé con toda mi
sinceridad.
—Dime hermano, ¿cómo te sientes con respecto a tu interior?
—No entiendo lo que me preguntas —respondió extrañado.
—Es así de sencillo, ¿cómo te sientes? ¿Qué sientes dentro
de ti? ¿Has logrado conectarte con tu ser interno? ¿Sentir
quién eres en realidad?
El rostro del viajero se ensombreció, ya no irradiada tanta
seguridad como en un principio.
Miró al maestro guía, que lo miraba con amor y comprensión,
y descubrió con gran desconsuelo, que había tocado con sus
palabras lo profundo de su corazón.
El guía, al ver su reacción, retomó la palabra:
—Sí hermano, ¿cuál es tu gran propósito? ¿Para qué y hacia
dónde transitas?
—Comprendo lo que me dices, te responderé con total
sinceridad. Pensé que aprendiendo lo que enseñaban entre
estas sagradas paredes, me iba a ser suficiente, pero me he
dado cuenta de que todavía siento un gran vacío en mi
interior.
—¡Muy bien! —contestó el guía.
—¿Muy bien? ¿Te ríes de mí? —dijo el forastero con
asombro.
—En absoluto, digo muy bien porque significa que te has
dado cuenta de que todavía no has terminado. Ahora toca lo
más importante, penetrar en tu interior y trabajarlo, limpiarlo.

159
Alba Matwiczyk

Si tu respuesta hubiese sido otra, si te hubieses manifestado


conforme con todo lo que has recibido, ya nada podríamos
hacer por ti. Pero en cambio, si realmente te sientes vacío con
el camino seguido o con los resultados obtenidos, entonces sí
que podremos empezar a trabajar seriamente.
—¿A trabajar seriamente? ¿Y todo lo que hasta ahora he
estudiado no sirve?
—Eso fue solo la preparación. Ahora, es cuando comienza el
verdadero trabajo. Aquello preparó la tierra para recibir las
semillas.
—¿Quiere decir que todavía no estoy listo para conectarme
con mi interior?
—Exacto, todavía falta.
—¿Cómo lo hago? ¡Guíame por favor, es lo que deseo
fervientemente!
—Pues ahora, deberás trabajar la jardinería —le respondió
sonriente.
—¿Cómo?
—¡Pues sí! Deberás pedirle al jardinero que te enseñe a
trabajar la tierra.
—No comprendo. Pensé que eso no era una materia
indispensable.
—¡Por supuesto que lo es!
—Está bien, si eso es lo que debo hacer, lo haré.
—Preséntate mañana a primera hora ante el jardinero que
está en el portal y él te dirá qué debes hacer.
—Gracias, así lo haré.
Al alejarse el maestro guía, nuestro amigo el viajero se quedó
pensativo ante la nueva prueba.
La tarde comenzaba a declinar y era la hora propicia para la
meditación y en ese momento la necesitaba más que nunca.

160
Despertar de un Largo Sueño

Al terminar, preparó y comió una cena muy frugal y se retiró a


dormir.
Su sueño no fue muy relajante, pues su mente trabajaba
arrebatadamente y la mañana le pilló por sorpresa porque
apenas había dormido. Aun Así, se levantó presuroso y se
dirigió hacia los jardines donde estaba el anciano jardinero.
—Buenos días hermano jardinero, he venido a decirle que he
encontrado tiempo para cultivar mi jardín.
Ante estas palabras el anciano jardinero se quedó estático,
dio la vuelta y dijo:
—¡Bienvenido! Me alegro de que hayas encontrado tiempo
para aprender este trabajo.
—Pero maestro, ¿usted no descansa nunca?
—No. Una vez que comienzas a cultivar la tierra del jardín, no
puedes descansar jamás. Debes dedicarle todas las horas del
día y más. Ya comprenderás el porqué. Ocurre que la tierra se
vuelve fuerte y no solo las plantas buenas crecen allí.
—Realmente no comprendo todo esto. ¿Para qué me servirá
aprender a cultivar la tierra?
—Primero debemos saber cuál es la tierra que vamos a
cultivar, eso es fundamental, y después debes aprender a
defender tu jardín de las extrañas malezas.
—Pero no entiendo, ¡no veo nada!
—Claro, porque ahora son muy pequeñas, pero si las dejas
crecer, pronto se transformarán en cizañas, crecerán y
sofocarán a las más hermosas flores del jardín. Hay que
arrancarlas de raíz, porque esta maleza es muy peligrosa.
—¿Y cómo se llama esta maleza?
—Está hierba, arruina muchísimos jardines, se llama Orgullo.
—¡Oh! ¡Qué ciego he estado todo este tiempo!
—No te reproches, las enseñanzas llegan a su debido tiempo.
Antes no hubieses comprendido nada. Es como dice el refrán:
“Cuando el alumno está listo, el maestro aparece.” Sin

161
Alba Matwiczyk

embargo, si eres buen observador, podrás apreciar que el


maestro siempre está presente, lo que pasa es que no lo
vemos, pasamos a su lado y no lo reconocemos.
—¡Tiene razón! —respondió apenado y luego agregó— Si mal
no recuerdo, hace un tiempo atrás usted me habló de dos
caminos, uno era el camino del dolor y el otro el despertar de
la conciencia, ¿podría hablarme un poco más de este último?
—Simplemente se trata de eso, ¡Despertar, estar alerta!
—¡Sí! Pero ¿alerta a qué?
—Ahí está la clave. Recuerda que yo soy el jardinero de mi
jardín y tú serás el jardinero de tu jardín. Nadie puede cultivar
la tierra ajena y ya te has dado cuenta de qué jardín y de qué
tierras estamos hablando. Debemos estar muy atentos para
seleccionar las semillas que plantamos en nuestro jardín, en
nuestra mente, pues esta tierra es muy fértil y cualquier
semilla, ya sea que las traiga el viento o las arroje un
malintencionado, crecerá fuerte y lozana. Por eso hay que
vigilar.
—Comprendo tus palabras hermano jardinero, es sin duda
una labor difícil, pero es la clave para conocernos
profundamente y llegar a nuestro interior para luego crecer en
conciencia y evolucionar correctamente.
—¡Exacto! Debemos cultivar nuestro jardín interior, nuestra
mente, pues de allí saldrán las flores maravillosas para
completar nuestro aprendizaje.
Tras esta hermosa charla, el viajero se retiró a sus
habitaciones a meditar y tomó conciencia del amplio
panorama que se abría ante él.
Esa noche, en sueños, se vio trabajando afanosamente la
tierra, era dura y reseca y estaba empapado y sudoroso por el
esfuerzo porque no dejó de dar golpes con su azadón.
Cuando despertó, el cuerpo le dolía de tal manera que
comenzó a dudar de que todo hubiese sido un sueño o una
pesadilla.

162
Despertar de un Largo Sueño

Ya despierto, se apresuró a salir para encontrarse con el


jardinero y lo encontró muy pensativo.
—Buenos días maestro.
—Buenos días hermano.
—Me extrañó no escuchar el golpe de su azadón.
—De vez en cuando es muy necesario parar y ver los
resultados del trabajo, apartarse un poco del escenario para
observar los resultados, como si fuéramos extraños, analizar
las plantas que han crecido, ver los colores de las flores,
analizar y meditar sobre todo lo que se ha estado haciendo.
—¡No sabe la noche que he pasado maestro! Me he
levantado con todo el cuerpo dolorido, soñé que trabajaba
incesantemente.
—Pues así debe ser, no solo debemos trabajar durante el día,
por la noche también se trabaja y es ahí donde podemos
recibir guía o información de nuestro Ser Superior. La labor es
inmensa, pero también la ayuda que recibimos es grande.
Nuestros guías y maestros jamás nos abandonan.
—¡Cada vez estoy más maravillado!
—Bueno, tranquilo. Ahora acompáñame, quiero mostrarte un
jardín.
Juntos, cruzaron el inmenso parque y atravesaron senderos
bordeados de hermosos árboles mientras se escuchaba el
canto de los pájaros que volaban de rama en rama, hasta que
se detuvieron ante un hermoso jardín.
—Mira este jardín, ¿te gusta?
—¡Sí! Tiene flores preciosas y una distribución muy
armoniosa.
—¡Este es tu jardín! ¡Aquí trabajarás!
—¿Mi jardín?
—¡Sí! —señaló alegremente el jardinero— Aquí se reflejará el
trabajo que hagas en tu mente para que tu trabajo interior se
refleje afuera.

163
Alba Matwiczyk

Emocionado, el viajero tomó las manos del anciano y las


besó. El jardinero también se emocionó ante semejante
actitud.
—No olvides que el trabajo lo debes hacer tú solo —le dijo—.
Yo te indicaré las técnicas y el resto es tuyo, la creatividad
debe salir de tu interior —y tocando el pecho del viajero dijo—
¡Aquí está tu verdadero maestro, ese sí que es un gran
jardinero!
—Indíqueme, por favor, por dónde comenzar —contestó
turbado el viajero.
—Dime, ¿qué es lo que ves en el jardín?
—Veo bellas flores distribuidas por todas partes —dijo el
viajero lanzando un gran suspiro para poder recomponerse.
—¿Sabes qué significan esas flores? Son tus conocimientos,
pero hay algunas cuyos colores no son tan relucientes. ¿Ves
aquellos claveles de color rojo encarnado? Esos representan
una pasión dominante que afea la armonía del conjunto.
Debes trabajar hasta que esa planta dé flores de un color
blanco o un rojo más suave. ¿De qué te sirve cultivar la mente
con sabidurías externas si toda tu obra la empequeñeces con
tus pasiones mundanas, de orgullo, vanidad o egoísmo? Esos
son los colores que tienen algunas de tus flores, colores de
envidia y duda, por eso, se puede tener mucho conocimiento
y estar sin embargo, lejos de la Sabiduría Divina.
—Cuánta pena me da el no haberme dado cuenta de todo lo
que usted me está enseñando en este momento.
—No te preocupes, si trabajas duro y embelleces tu jardín,
entonces estarás en el camino correcto. Para eso estamos
aquí en la Tierra. La mayoría de las veces, no nos damos
cuenta de la maleza que ahoga nuestras rosas porque son
tan propias del jardín, que nos tropezamos con ellas y no las
vemos. ¿Quién se llama a sí mismo orgulloso y egoísta o
cruel? ¡Nadie! Todos se justifican diciendo: “¡No soy orgulloso!
Yo realmente valgo más que los demás ¡No soy egoísta,
puesto que esto lo gané y es mío! ¡No soy cruel solo justo!”
Son defectos que se ocultan muy hábilmente.

164
Despertar de un Largo Sueño

—Cuánta sabiduría en tus palabras


—Mucha más sabiduría, encontrarás en tu interior —le
respondió mirándolo fijamente a los ojos—. ¡Vamos!
¡Comienza! La tarea es inmensa.
El viajero se disponía a comenzar el trabajo, pero el maestro
jardinero le dijo:
—Creo que por hoy es bastante, retírate a la naturaleza y
medita sobre todo esto, pero antes permíteme decirte estas
palabras. No son mías, las dijo un gran maestro Jardinero,
que transitó hace mucho tiempo estas tierras:
“Hay muchos árboles y no todos dan fruto, hay muchos frutos
y no todos se pueden comer. Muchas también son las clases
de conocimiento que ofrece la vida, pero no todas tienen valor
para los hombres.”

Como dijo este gran jardinero, medita en tu interior esta


historia y ¡siente!
¡Reconócela como propia!
¡Recuerda!

165
CONCLUSIÓN

Estamos llegando al final de este libro, ¿recuerdas el


principio?
Comencé contándolo a modo de cuento y también así lo
finalizo.
Para mí ha sido un gran placer escribirlo, pues tantos
recuerdos y tantas herramientas no cabían ya en mi corazón y
encontré la forma de plasmarlo, para que te llegara en el
momento en que tú quisieras encontrarlo.
En él te he brindado todo mi despertar y te he guiado paso a
paso, de la misma manera que mis seres de luz y mi ser
interno lo han hecho conmigo.
También he querido entregarte las mismas herramientas que
me fueron dadas.
Por eso, con mucho amor te digo…

¡Este es mi legado para ti!

Ahora el balón está sobre tu tejado, es hora de que lo tomes y


te hagas responsable de tu vida y de tu progreso.
A través de estas páginas he despertado la fuerza interior que
habitaba en ti para que, con esa fuerza, traspases la puerta y
pongas en marcha los mecanismos para la UNIFICACIÓN de
tu cuerpo, alma y espíritu y para lograr tu propósito de vida.
Permíteme que te pregunte:
¿Qué sientes en este momento?
“Piénsalo” antes de continuar.
Habrás observado que, poco a poco, a través de la lectura
fuiste tomando conciencia de quién eres y cómo has venido a
esta vida, de cómo estás conformado/a energéticamente y

167
Alba Matwiczyk

físicamente, teniendo en cuenta una realidad que quizá


intuías, pero que no acertabas a explicar con tus palabras.
Te he enseñado cómo entrar en tu interior, que si bien no es
fácil, tampoco es imposible, tan solo tenías que dar con la
puerta correcta.
Te he hecho ver que tus abuelos y bisabuelos forman más
parte de tu vida de lo que tú suponías y que tienes una
memoria de tu alma.
Y además, te he regalado algo importantísimo, el saber que
puedes hacer cambios, sanaciones y equilibrios en tu vida.
Si llegado este momento sientes que todo esto te ha aclarado
conceptos, es que has ¡Despertado de tu largo sueño!
¡Ahora es tu momento para tomar acción!
Pon en práctica cada uno de los ejercicios que te he brindado
y realiza tu propia búsqueda interior, a través del protocolo
que te he enseñado o creando uno propio.
Por supuesto que te surgirán dudas, pero ¿sabes una cosa?
No estarás solo/a en esta búsqueda.
Yo estaré acompañándote y apoyándote para eliminarlas, ya
que podrás conectarte conmigo:
A través de mi correo electrónico elunreiki@gmail.com
O buscándome por Facebook con mi nombre Alba Matwiczyk.
Como sé que mi apellido no es muy sencillo de escribir que
digamos, te lo voy a poner fácil, aquí tienes el link:
https://www.facebook.com/alba.matwiczyk.1
Allí, no solo podrás comunicarte conmigo, sino que también
encontrarás las meditaciones guiadas que te prometí en el
quinto capítulo.
Recuerda, todo lo que te he entregado es real, tú despertar
está ahí, en tus manos, así que…
¡Ponte en marcha!
Yo estaré encantada de saber de ti y de tu avance.

168
Despertar de un Largo Sueño

Pero antes de despedirme, y en agradecimiento a que hayas


leído mi libro…
¡Te voy a hacer un regalo!
¡Sí, has leído bien!
El regalo es una sesión, totalmente gratuita, de un Testaje de
tus cargas emocionales negativas y de dónde vienen y cómo
sanarlas, en algún área de tu vida que estés necesitando
transformar y así confirmar lo ya practicado por ti mismo/a.
Para ello, me debes enviar al correo que te he puesto
anteriormente el pedido de un turno y te haré una sesión
totalmente gratuita en el día y hora que convengamos. Puede
ser por videoconferencia o por el mismo correo electrónico, ya
nos pondremos de acuerdo.
Si luego quieres aprender más profundamente, te puedo
enseñar en mi taller “Reprogramación Celular, Volviendo Al
Origen”.
En él, he volcado todos mis conocimientos acumulados
durante 18 largos e intensos años, conocimientos como la
sanación, el equilibrio, la voluntad, el poder de decisión, la
creatividad y la abundancia en todos sus aspectos.
Es un taller intensivo de 9 meses de duración que consta de
tres módulos y cada módulo contiene tres clases mensuales
en las cuales te voy a entregar, no solo el informe, también
todas las herramientas necesarias para que te transformes en
tu propio Reprogramador/a, teniendo mi apoyo incondicional
durante todo el aprendizaje.
En el primer módulo aprenderás sobre los sistemas
energéticos, emocionales y físicos, que están en tu cuerpo.
En el segundo módulo conocerás profundamente tu ADN
celular y Mitocondrial.
Y el tercer módulo es para zambullirte en el núcleo de tu
célula maestra y saber quién eres, de dónde vienes y algunos
secretitos más, que descubrirás.

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Alba Matwiczyk

Una cosa más:

Te pido que si encuentras o conoces a otras personas que


puedan beneficiarse con este libro, les hables de él y así
activaremos una cadena de favores muy positiva, logrando
que cada uno despierte de su largo sueño encendiendo la
llama de su corazón y así poder hacer cambios en este bello
planeta, pues lo que cambiemos en nuestro interior hará que
cambie también nuestro exterior.
¡Ahora sí!
Te agradezco inmensamente, tu presencia en mi vida y por
haber leído este libro que fue escrito exclusivamente para ti,
con mucho amor.
Será una gran alegría poder conectarme contigo, en el
momento en que tú lo necesites

En amor
Alba Matwiczyk

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