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El 19 de abril el MRM organizó una marcha del monumento a la revolución hasta la Plaza
de la Constitución, exigiendo, además de su aumento salarial, castigo a las autoridades
culpables. Ese mismo día, los maestros de la sección novena suspendieron labores y los
dirigentes del MRM desconocieron a los líderes sindicales y entregaron el pliego petitorio a
laSEP que intentó evadir el conflicto y cerrar las puertas. La respuesta de la SEP, fue
simple, una provocación, ya que decían que la solución magisterial tendría que hacerse
por conducto del sindicato, pues no se podían resolver los problemas con movimientos
ilegales.
Othón llegó a la normal de Oaxtepec en 1942. Allí, “los maestros veían los últimos
relámpagos de la revolución. Eran maestros y maestras todos con inquietudes
sociales”.
Cursó sólo el primer año en Oaxtepec. El segundo lo hizo en Ayotzinapa y el tercero
en la Escuela Nacional de Maestros. Después ingresó a la Normal Superior, donde
estudió cuatro años, especializándose en ciencias sociales para la enseñanza del
civismo. En 1954 sería importante dirigente de la primera huelga de la Normal
Superior.
Cuando, en 1956, los líderes oficiales del SNTE negociaron un incremento salarial
que no llegaba ni a la mitad de la demanda inicial, Othón decidió convocar a un
mitin de protesta. Poco después, una asamblea independiente lo eligió
representante, formando las bases para el Movimiento Revolucionario del
Magisterio (MRM) que se constituiría a finales de 1957 y cuya presencia en las
escuelas primarias del Distrito Federal se iría expandiendo. En el siguiente año el
MRM estaría al frente de una de las luchas magisteriales más importantes. Las
movilizaciones a las que convocaba eran atendidas por un amplio sector social, y el
gobierno, al reprimirlas, como hizo con la marcha del 12 de abril de 1958,
fomentaba un descontento social que llevaba años gestándose. Mientras las
autoridades rehusaban reconocer al MRM, éste tenía cada vez más capacidad de
convocatoria y el 30 de abril los maestros tomaron las oficinas de la SEP y
obligando al gobierno a negociar.
Efervescencia laboral
El año de 1958 fue de gran efervescencia laboral y los maestros del MRM
estuvieron entre sus principales protagonistas. Ese mismo año las movilizaciones de
los telegrafistas, petroleros y ferrocarrileros conmovieron al país. Las luchas tenían
sus orígenes en demandas económicas, pero su aspiración por la democracia
sindical tenía implicaciones mucho más amplias, que sacudirían las estructuras
mismas del PRI. A una década del charrazo y en pleno milagro mexicano, los
trabajadores mostraban con su inconformidad las condiciones laborales que las
estadísticas del milagroso crecimiento económico ocultaban. Su presencia
desmentía otro mito, el de la llamadapaxpriísta. La represión del gobierno sería un
presagio de la brutalidad oficial que se cometería 10 años después en la plaza de
Tlatelolco.
Con mano dura el gobierno lograría derrotar estos movimientos que se proponían
democratizar al sistema. Pero no pudo silenciar a los participantes, que seguían
empeñados en mantener vivas las causas populares. Othón continuaría su lucha en
el magisterio y en 1960 participaría en otra huelga en la Escuela Nacional de
Maestros. Pero esta toma de la normal por la corriente democrática de la sección 9
del SNTE fue reprimida y en represalia Othón fue cesado, una condición que padece
hasta el presente. Desde entonces ha vivido una situación económica precaria,
agraviada ahora por su avanzada edad. Sin embargo, sigue regresando a
Alcozauca, su natal pueblo en Guerrero, y recorre la región de la Montaña
escuchando y asesorando a los que allí se organizan.
De las filas de los normalistas han salido un notable número de luchadores sociales,
importante indicio del poder que tiene la educación para crear conciencia. Junto con
el reparto agrario, los derechos laborales, y la afirmación que las riquezas del
subsuelo eran propiedad de la nación, el proyecto educativo fue uno de los más
importantes legados de la revolución. Ante gobernantes que se han propuesto
desmantelar estas conquistas revolucionarias, han salido a las calles aquellos que
no se resignan ante justificaciones indignas. Othón Salazar es un símbolo de este
proceso y su ejemplo un caso de la dignidad revolucionaria que, por más que los
gobernantes han querido tratar de ignorar o reprimir, sigue recorriendo el territorio
mexicano.